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jueves, enero 16, 2025

Tregua en Gaza

Ayer se hizo público el acuerdo alcanzado por Israel y Hamas que pone, por fin, un punto y a parte a la guerra de Gaza, declarando un alto el fuego que entrará en vigor a partir de este domingo 19 de enero. El acuerdo recoge la entrega de los rehenes que Hamas mantiene en la franja, en tres fases, y la excarcelación de cientos de presos palestinos que están detenidos en Israel, además de la retirada de las IDF del territorio de la franja, con vistas a que sea la Autoridad Nacional Palestina la que pueda ir haciéndose con el control de la zona, con vistas a su administración futura.

Transcurridos quince meses desde los atentados salvajes de Hamas, que causaron una conmoción absoluta en la sociedad israelí, la situación en el vecindario de Israel nada tiene que ver a como era el día anterior a la ejecución de esa matanza yihadista. Israel ha emprendido una política militar despiadada contra todas las terminales chiíes comandada por Irán y, a lo largo de estos meses, las ha convertido en una sombra de lo que eran. En Gaza, la situación es horrenda. Más de un año de guerra abierta han arrasado por completo el territorio, convirtiéndolo en una escombrera. El número de víctimas de palestinas se cifra en casi cinco decenas de miles, aunque puede ser más alto, y la situación del resto de habitantes, entorno a los dos millones, es de indigencia absoluta y de imposibilidad de volver como tal a una residencia dado el nivel de destrucción alcanzado. Hamas, como fuerza militar, se encuentra sumamente devaluada y es mucho más inofensiva que antes. La inmensa mayoría de sus arsenales militares están destruidos y, pese a que la actuación israelí haya podido crear un sentimiento favorable a la resistencia palestina, es obvio que el mundo del miliciano en la franja ha desaparecido como tal. Es casi seguro que la mayor parte de sus fuerzas paramilitares de élite yacen ahora bajo toneladas de escombros y no hay nadie capacitado para montar una resistencia militar activa. Otro factor, trascendental, que va a hacer que Hamas no pueda recuperarse a corto y medio plazo es la situación de debilidad en la que ha quedado irán, su valedor, financiador y suministrador de armas. El régimen de Teherán es uno de los grandes perdedores de toda esta guerra, habiendo sido derrotado de manera indirecta en Gaza, Líbano y Siria, perdiendo en los tres territorios la gran parte de sus capacidades militares y viendo diezmadas las fuerzas que alimentaba en cada uno de ellos y le servían para mantener bajo control. En definitiva, la guerra de Gaza ha arrasado el territorio y destruido al enemigo de Israel, pero deja muchas preguntas sobre cuál va a ser el futuro de ese territorio y de sus habitantes. La actitud israelí hacia los palestinos durante esta guerra, tanto en Cisjordania como en Gaza, ha sido de desprecio profundo, y la posibilidad de crear dos estados viables se ha casi deshecho dados los daños causados en Gaza y el asedio constante al que los colonos han sometido a las poblaciones de Cisjordania, el único territorio viable a partir del que se podía construir una nación palestina como tal. La acción de Hamas desquició a la población israelí y ha hecho que muchos de los más radicales se hayan colocado al frente no sólo del gobierno, sino de gran parte de los centros de influencia. El expansionismo israelí, reforzado por la dimensión de sus victorias militares, ha hecho del país una fuerza hegemónica en la zona, y ha mostrado a todos sus enemigos que su capacidad militar de respuesta, y el deseo de usarla, está mucho más allá de lo que nadie hubiera imaginado. Volver a embridar a Israel en una política de colaboración con el resto de fuerzas de la zona va a ser complicado, y eso es un factor nuevo que antes no existía. El sionismo es poderoso en el país, y el saldo de las guerras le ha otorgado un prestigio del que carecía. La división política en el país se mantiene, se ha profundizado si me apuran, pero el poder ahora mismo lo llevan los halcones.

¿Es el acuerdo anunciado ayer el primer fruto de la llegada de Trump al poder? En parte creo que sí. Cierto es que el texto pactado no deja de ser una versión muy similar a la que Biden propuso ya en mayo de 2024, pero creo que ha sido la presión de Trump sobre Netanyahu la que ha forzado a Israel a acordar ahora lo que ha rechazado durante meses. Trump es el aliado más fiel con el que puede contar el sionismo israelí y, también por ello, al que más caso va a hacer, aunque le sugiera cosas que no le gusten. Me da que Trump quiere que la zona deje de ser noticias, avalará a un Israel dominante, y se centrará en conflictos que considere de primera división (léase Rusia y China). No olvidemos que el pacto empieza a regir un día antes de su jura presidencial.

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