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jueves, septiembre 12, 2024

El debate Harris Trump, y los gatos

Había mucha expectación sobre el primer debate electoral entre Kamala Harris y Trump, sobre todo tras el desastre vivido con Biden en junio. Para Kamala era la primera vez que se enfrentaba a una prueba similar, ya que el debate que tuvo entre vicepresidentes con Pence en 2020 fue realmente un soso duelo de segundones. La mayor parte de los comentaristas, cierto que poseen un evidente sesgo demócrata, consideran que ella lo hizo mejor que él, y que logró sacar a Trump de sus casillas, siendo esta una de las formas por las que se puede lograr derrotar a un mentiroso patológico como el magnate. Veremos qué efecto tiene en los sondeos en estados decisivos.

Lo más comentado del debate tiene que ver con perros y gatos, y eso es una buena muestra de hasta qué punto la política, allí y aquí, se ha convertido en lodazal en el que las bobadas de las redes sociales son las que determinan de qué se habla. En estos tiempos de complejidad creciente, de retos abundantes, de necesidad de consensos, y con un panorama internacional caótico y hostil, otra sarta de estupideces que enfangan la agenda pública y lo llenan todo de ruido. Un par de días antes del debate, JD Vance, el candidato a vicepresidente de Trump, dijo en algún mitin, y luego lo difundió en sus cuentas de redes, que muchos de los inmigrantes que llegan a EEUU, especialmente los haitianos, raptan los perros y gatos de los norteamericanos, sus mascotas, para comérselos. Así, con un par. Si hubiera dicho que eran alienígenas los que hacían eso la sandez no hubiera aumentado en exceso. Esto generó una enorme polvareda en X y otras redes, y reconozco que, cuando lo vi en inglés, dado mi precario dominio de la lengua, no entendía el significado de la frase, o traduciéndola directamente, no era capaz de saber qué estaba diciendo, si era eso literalmente u otra cosa. Pues no, era eso, eso, eso, lo que quería decir. Y va el jefe de Vance, el desquiciado Trump, y lo repite en el debate, acusando a Harris y a los demócratas de alentar la invasión de inmigrantes que llegan al país y se comen nuestras mascotas. Ante esto lo mejor que uno puede hacer es lo que hizo Kamala, reírse y poco más, porque muestra el tipo de personaje y “argumentario” que está utilizando. Ya no es que las noticias falsas o tergiversadas sean un elemento de toxicidad electoral que se usa para desorientar al electorado, no, es que estamos ante el lanzamiento de burdas mentiras de tamaño estelar a las que nadie con dos dedos de frente haría el menor caso, y que en tiempos de redes sociales son capaces de expandirse como el calor en verano. En España también vemos casos similares, como el del pseudoprograma de actualidad de los sábados por la noche de una cadena de número verde y par que lleva a actores que se hacen pasar por profesionales de sectores afectados por problemas y ahí suelan discursos ideologizados que interpretan con estimable convicción, sobre todo por lo que van a cobrar gracias a ello. Estas porquerías están en todas partes y, dado lo copiones que somos de todo lo que pase en EEUU, no faltará mucho para que alguien que se tache de progresista acuse a los del PP de cenar gatitos a la plancha y desde algún atril de Génova se diga que Sánchez es autófago, cuando la necia maldad de nuestro actual gobernante y la incapacidad de la oposición se pueden argumentar con hechos y decisiones ciertas, sin recurrir a chorradas. En fin, que si lo más comentado del debate fue eso la llevamos clara. La degradación de la política no parece tener fin.

Lo más positivo para Kamala vino, curiosamente, después del encuentro con Trump, porque recibió el apoyo explícito de Taylor Swift, quizás la mujer que ahora cuenta con la mayor influencia en el mundo. En sus redes, y frente al subliminal apoyo demócrata de 2020, manifestó su adhesión a Kamala. Este espaldarazo puede mover voto joven, tradicionalmente más pasivo, y ser vital en aquellos estados decisivos. Recuerden que las encuestas que miden allí la diferencia entre candidatos por voto nacional agregado sirven de poco. Será presidente el que gane estados bisagra como Ohio, Pensilvania y otros pocos más. ¿Decidirán los swifties el resultado final?

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