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viernes, septiembre 20, 2024

¿Empieza la guerra del Líbano?

Las esperadas declaraciones de ayer del líder de Hezbollah, en las que no estallaron ni las cámaras ni los micrófonos, parecen preludiar el inicio de la guerra abierta y extensa entre Israel y la milicia chií, con el Líbano como campo de enfrentamiento. El intercambio de cohetes y bombardeos durante esta noche ha sido intenso y habrá que ver a lo largo de los próximos días si se producen ofensivas terrestres o de algún otro tipo que permitan decir que este 20 de septiembre, a apenas dos semanas del aniversario de los ataques del 7 de octubre, marca el inicio de una segunda guerra regional y la apertura del frente norte.

Hezbollah no es Hamas, ni mucho menos. A pesar de la violencia atroz exhibida por los yihadistas palestinos, la capacidad de ataque de esa fuerza era bastante escasa frente al potencial del ejército israelí. Su principal poder residía en el control del exiguo territorio de Gaza y, sobre todo, de su subsuelo, en el que una red de túneles le permitía moverse, transportar tanto munición como abastecimiento, y la posibilidad de golpear con fuerza y esconderse rápidamente. La mayor parte de ese potencial ha sido arrasado por la invasión israelí de la franja, convertida en la práctica en una escombrera. Milicianos de Hamas y palestinos inocentes han muerto a miles, y lo que queda de ese territorio es un lugar difícilmente habitable y convertido en un extenso campo de refugiados. Hamas como organización está muy debilitada, pero no derrotada como idea, y esa será la esperanza a la que se agarren los yihadistas que quedan y el régimen iraní que los patrocina. En el norte las cosas son distinta. Hezbollah es una milicia armada, un ejército informal de miles de miembros que, en la práctica, supone el poder fáctico que controla un estado, el libanés, sometido a grandes tensiones étnicas y religiosas, y en las que muchos de los grupos se han ido convirtiendo en minorías a medida que la preponderancia de Hezbollah ha ido conquistándolo todo. Posee muchos hombres bien entrenados y pertrechados, y el país libanés en su conjunto como lugar de esparcimiento y retaguardia. Su armamento incluye misiles modernos, vehículos y todo tipo de material militar no precisamente obsoleto, que le da un potencial enorme. En caso de guerra abierta la capacidad de las IDF es superior, pero frente al paseo con bulldozers que ha supuesto la mayor parte de la invasión de Gaza, los propios militares israelíes saben que una ofensiva en el Líbano es otra cosa, y que ahí sí se arriesgan a sufrir bajas propias de manera significativa. Creo que son apenas unos cientos los soldados israelíes que han muerto en las operaciones en Gaza, frente al balance de cerca de cuarenta mil palestinos muertos, lo que permite hacer una simple proporción de lo, valga la redundancia, desproporcionado que ha sido la operación. En el norte las fuerzas israelíes se enfrentan a una situación más peligrosa, de mucho mayor desgaste, en la que su superioridad les otorga una evidente ventaja, sí, pero que no sería un paseo en ningún caso. Además, ahora mismo Siria también sirve como base de retaguardia para las milicias de Hezbollah, y por ello Israel no ha dudado en atacar algunas instalaciones en ese país que pudieran servir a los milicianos chiís en su labor de acopio y entrenamiento, pero no es menos cierto que la extensión del territorio desde el que operan esas fuerzas es mucho mayor que la que las IDF son capaces de controlar por sus propios medios, empezando por la disponibilidad de tropas en un país de la población de Israel, por lo que la estrategia de batalla que esté manejando el alto mando hebreo puede pasar más por una secuencia de golpes duros y significativos, que noqueen al adversario, antes que por una invasión terrestre del territorio libanés y adyacentes. La operación asombrosa de los buscas y walkies explosivos es una manera de “ablandar” el terreno antes de un ataque duro, contando con la ventaja del shock y paranoia en la que habitan ahora mismo las fuerzas de la milicia iraní.

Por esa zona de combate anda una fuerza de interposición de la ONU, que se encuentra allí desde el final de la anterior guerra entre ambos contendientes, en la que la presencia de soldados españoles es abundante. Si las hostilidades se desatan habría que intentar salvar a todo ese contingente y evacuar sus bases de la manera más rápida posible, porque se encontrarían en un grave peligro en medio de un fuego cruzado sin demasiadas contemplaciones. A lo largo de estos años ha habido incidentes crecientes entre esa fuerza de interposición y las posiciones de Hezbollah, y me da que, desde hace un tiempo, la autoprotección es prioritaria para ese contingente. Confiemos en que no haya que lamentar desgracia alguna.

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