Páginas

martes, diciembre 23, 2025

Final de 2025. Resumen internacional

Este año ha estado completamente marcado por lo que pasó el 20 de enero. Como se esperaba, Trump juró su cargo como presidente de EEUU, en una ceremonia interior por las gélidas temperaturas que se registraban en Washington, y a partir de ahí ya nada fue previsible. La llamada Trump II, su segunda presidencia tras el periodo 2016 – 2020, es un acelerón obsceno y despiadado de todas sus fobias, una trituradora de realidades y todo lo que uno soñó como pesadillesco. En el cuarenta aniversario del estreno de Regreso al futuro ya estamos en el 1985 alternativo de la segunda parte con Beef como obsceno potentado y dueño de todo.

Trump ve el mundo como un negocio transaccional, no cooperativo, de suma cero, en el que él encarna la fuerza al dirigir el país más poderoso, y eso le permite imponer condiciones a todo el mundo. No busca alianzas, sino sumisiones, no cree en la cooperación, sino en el sometimiento, y el enriquecimiento de EEUU y, por encima de todo, el suyo propio, está por delante de todo lo demás. Le da igual el régimen político de la nación que sea si consigue hacer un trato que le reporte beneficios, y su admiración por los líderes autoritarios es más que descarada, despreciando a los que rigen naciones en las que la ley y los contrapoderes suponen freno a las ambiciones personales de sus regentes. Trump quiere relacionarse de tú a tú con mandatarios que no tengan cortapisas, que no se vean frenados por nada, y su máximo objetivo sería ese mismo, el de permanecer en el poder sin tener que recurrir a elecciones y otro tipo de trámites que considera propios de naciones débiles. Trump es la ley, su voluntad es la ley. En este marco mental, todo lo que suponíamos que era estable y consolidado va saltando por los aires de manera estrepitosa. EEUU ha dejado de ser el garante de la seguridad global y el defensor del llamado mundo libre, de la idea que domina la geopolítica de occidente como un espacio de normas, derechos, libertades y prosperidad. EEUU ha roto, en la práctica, el pacto trasatlántico y dejado a Europa de un lado, tanto por declaraciones altisonantes como por los hechos, siendo aquella infame reunión con Zelensky en la Casa Blanca, todo un ejercicio de matonismo, la perfecta imagen de cómo se rompe una relación con los que han sido los socios desde hace ochenta y cinco años. Trump no respeta las alianzas suscritas por EEUU en otras áreas globales, como Asia Pacífico o AUKUS, porque todo se supedita al interés personal del mandatario. La seguridad de los acuerdos que se suscriben con Washington ya no existe, porque lo que hoy se firma con pompa y boato mañana puede ser reescrito de arriba abajo porque a Donald se le ha ocurrido. EEUU deja de ser el socio fiable, y dado que, en este mundo, su papel como el socio fundamental para casi todo sigue siendo determinante, el factor de desorden que eso genera es enorme. El caos ha ido creciendo en este año en el que Rusia ha seguido devastando Ucrania, con avances escasos en el frente, Israel ha destruido Gaza y a no pocos de sus habitantes, a la vez que ha realizado ataques de todo tipo en su entorno, incluida una breve “guerra de salvas” con Irán, la guerra civil de Sudán ha registrado episodios de una intensidad atroz que apenas han trascendido, India y Pakistán se han enfrentado en breves conatos militares que casi acaban en guerra abierta, Thailandi y Camboya han comenzado dos veces una guerra fronteriza a la que se le presta menos caso del debido, en el Sahel africano los golpes de estado se han sucedido y la región se sume cada vez más en un desorden en el que el islamismo puede ser el gran vencedor final…. El panorama global se revuelve, y el papel de las instituciones internacionales, como pudiera ser la ONU, se evapora, porque las reglas globales bajo las que actúan y consiguen imponer su autoridad se basan en que alguien poderoso, EEUU, las impone a un resto que, más o menos, las acata. Las cosas ya no son así, la gobernanza global declina a toda velocidad.

En un mundo de esferas de influencia al que paree que nos dirigimos China, la otra gran potencia, contempla encantada como EEUU se pega tiros en los pies y destruye su poder blando global, mientras que ella ocupa espacios en África, Ásia o Latinoamérica que el gran poder va dejando libre. Europa, nosotros, hemos asistido como espectadores a nuestro desprecio por parte del garante de nuestra seguridad, y terminamos el año en una posición mucho peor de la que nadie hubiera imaginado. El miedo empieza a calar en las capitales de la UE al verse desnudos ante un escenario global de depredadores carentes de escrúpulos, que nos ven como lo que somos, un lugar privilegiado en lo económico y de una pasmosa debilidad en lo que atañe a seguridad colectiva. No imponemos nada en un mundo que comienza a dominarnos. Así comienza el ocaso de occidente.

Subo a Elorrio a pasar las navidades, y cojo vacaciones algo más largas de lo habitual. Si no pasa nada raro nos leemos el jueves 8 de enero. Pásenlo genial, abríguense y mis mejores deseos para estas fiestas y el nuevo año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario