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lunes, mayo 13, 2024

Gran victoria del PSC en Cataluña

Hay alguna cosa segura tras el resultado de las elecciones de ayer en Cataluña. La obvia es que la victoria del PSC es incontestable, siendo la primera fuerza en votos y escaños. La segunda es que el independentismo no suma mayoría en la cámara, ni en votos ni en escaños, y que dentro de él, el sedicioso Puigdemont se ha convertido en líder al mejorar sus resultados, mientras que Esquerra, que ha disfrutado del Govern durante estos años, sale como la formación derrotada de la noche. Aragonés, Junqueras y compañía van a tener que hacer frente a una cruel digestión de los resultados y sus opciones tras ellos.

Lo que no queda nada claro es quién va a gobernar en Cataluña ni cómo, ni las consecuencias a nivel nacional. A priori, con estos dos resultados, hay dos opciones. Una es que el tripartito PSC Esquerra Comunes, que suma justo los 68 que dan la mayoría absoluta, lidere investidura y gobierno, lo que requiere el apoyo obvio de Esquerra, que no parece estar de momento por la labor. Sus manifestaciones de ayer de que los votos le han mandado a la oposición es una muestra de que no quiere participar en un nuevo gobierno, aunque podría apoyarlo desde fuera y chantajearlo de una manera u otra. Esa alternativa está en manos de ellos. La otra suma es la de PSC Junts, un pacto contra natura, pero es lo que ocurre en la práctica en el Congreso de los diputados. Puigdemont ha sacado un buen resultado, pero insuficiente para presentarse a una investidura. Sin embargo, cuenta el traidor con un arma que todo el mundo conoce, el chantaje que pueda hacer a Sánchez en Madrid, de tal manera que, si le retira su apoyo, el gobierno central quedaría en minoría en el Congreso y, en la práctica, la legislatura embarrancaría. Este escenario ha sobrevolado por la mente de muchos analistas, que ven a Puchi extorsionado y a Sánchez forzando al PSC a que se abstenga para permitir una investidura del sedicioso. Los números dan para ese escenario, pero se me antoja muy difícil que el PSC tragase con una idea semejante tras el resultado que ha logrado. Lo cierto es que si Illa logra gobernar en Cataluña es poco probable que Sánchez logre mantenerse en Madrid, por lo que las opciones de un adelanto electoral general crecen, aunque sólo lo veo posible si Sánchez estima que electoralmente le va a ir bien, en el sentido de poder reeditar una investidura válida. Ya en este 2024 estamos sin presupuestos y la perspectiva de que así sigamos bastante tiempo no es descartable, y es sabida la habilidad del inquilino de Moncloa para permanecer en el poder aunque, en la práctica, no pueda ejercerlo. Una vez que, a finales de mayo, se apruebe en el Congreso la infame ley de amnistía, si no hay nada que lo impida, nada obliga ya a Puigdemont a sostener el gobierno, y todos los escenarios se abren. Los plazos a corto están bastante tasados, porque dentro de dos semanas, el viernes 24, se abre la campaña de las elecciones europeas, y es casi seguro que antes del domingo 9 no va a haber acuerdo de ningún tipo, aunque creo que la mesa del Parlament se constituye justo antes del fin de semana electoral. Sea quien sea el presidente de la mesa, y ahí ya veremos que acuerdos se están negociando a escondidas, es casi seguro que Illa acudirá a la investidura, por lo que empezaría a contar el reloj de cara al plazo máximo de una investidura viable, que son dos meses. Si en ese tiempo no se logra, ya saben, repetición electoral, escenario que a día de hoy nadie quiere, y menos una Esquerra que, si es vista como la causante de volver a votar, puede ser completamente triturada. Así que durante estas semanas estaremos atentos a rumores de uno u otro tipo sobre qué conversaciones existen entre los partidos y qué se rumorea desde Moncloa al respecto, porque desde hoy la negociación pasa tanto por ese lugar como por el Parlament de Barcelona.

El resto de partidos pintan poco y hay resultados dispares. Los Comunes bajan, siguiendo la senda de todas las elecciones en las que Yolanda lidera su marca, pero pueden entrar dentro del tripartito, salvando así la cara. Vox mantiene sus 11 escaños y no se ve favorecido por el ambiente indepe y el PP sube a 15 escaños desde sus ridículos 3, una ganancia evidente pero que no le sirve para decidir nada. En todo caso, pueden estar más que satisfechos al conseguir en Cataluña un resultado presentable. El Vox catalán entra en el Parlament con dos escaños, que pudieron ser más si hubiera alcanzado el 3% de voto en Barcelona, que rozó. Y Ciudadanos, ay, no debió presentarse para así tener un funeral digno.

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