miércoles, julio 16, 2025

El caso Epstein y los muy MAGA

El caso Epstein es uno de los mayores escándalos de los tiempos modernos y una fuente de constantes bulos, rumores, conspiraciones y demás. Epstein era un millonario de Nueva York con contactos en las más altas esferas de la economía, política y sociedad del mundo, y un adicto a algunas sustancias y, sobre todo, al sexo con menores. Organizaba fiestas en islas privadas del caribe en las que el suministro de menores estaba garantizado para los asistentes. Allí jugaba un papel trascendental Ghislaine Maxwell, su mejor amiga, hija del magnate británico Robert Maxwell (fallecido en Canarias en extrañas circunstancias) como organizadora de todo. Epstein acabó detenido y se suicidó en la cárcel. Ese es el discurso oficial

Hay grabaciones públicas de Epstein con todo quisqui, empezando por el propio Donald Trump en los noventa en una actitud de compadreo absoluto. Lo que no se sabe con certeza es la lista de los que acompañaban a Epstein en sus repugnantes fiestas, y esa ha sido una de las mayores fuentes de rumores de todo el caso. Los republicanos muy duros siempre han acusado a los líderes demócratas de haber sido invitados a esas reuniones y de que allí cometían todo tipo de delitos. Trump ha enarbolado la “lista Epstein” como uno de sus lemas en todas las campañas electorales que ha desarrollado, y ha dicho que la iba a hacer pública para escarnio de los pedófilos que en ella figuran. La llegada al poder del Donal en febrero reactivo este asunto y, desde las posiciones más ultras del movimiento MAGA, comenzaron las peticiones para que se desclasificasen todos los documentos al respecto. Trump, al principio, dijo que sí, que sin problemas, pero luego ha empezado a dar largas, y eso ha mosqueado a muchos. El acabose en este asunto llegó tras la bronca en redes de Musk y Trump, la escenificación de su divorcio, cuando Musk dijo que Trump figuraba en esa lista, acusándole públicamente de haber sido uno de los abusadores. Trump lo negó categóricamente, pero no ha querido saber nada más del asunto Epstein, y cada vez que los periodistas le preguntan sobre el tema monta en cólera y se niega a responder. De hecho empieza a decir públicamente que esa famosa lista que él ha alardeado en hacer pública no existe, y que todo eso es un viejo asunto que debe ser olvidado. Una mentira tipo Sánchez de reescribir lo que dije en el pasado que puede colar para algunos, pero en EEUU los más recalcitrantes del movimiento MAGA, que son los que han elevado al poder a Trump, no olvidan este asunto y llevan unos cuantos días encolerizados. Más allá de vídeos en las redes de sujetos quemando gorras de MAGA como desprecio a su líder, por lo que consideran una traición, y que puede notarse en el respaldo electoral el año que viene, lo relevante es que pesos pesados de la opinión ultraconservadora en EEUU están lanzando acusaciones contra Trump sobre este tema. No sólo le tachan de mentiroso al incumplir la promesa electoral que hizo de transparencia sobre el tema, sino que, tras los tuits de Musk, empiezan a exigirle que cuente lo que sepa no como presidente de EEUU, sino como antiguo amigo del pederasta. Este asunto, turbio donde los haya, ha escalado muy alto en el organigrama del poder de aquel país. La fiscal general, a las órdenes de Trump (que guay, eh, Sánchez?) se ha unido al discurso de su jefe y, cuando le mentan a Epstein, echa balones fuera y pasa del tema, pero en el FBI hay una bronca monumental, porque los dirigentes puestos por Trump no están siguiendo la línea oficial y exigen transparencia sobre el asunto. Esta semana se ha llegado a rumorear incluso la posible dimisión del máximo responsable de ese organismo en protesta por la negativa de Trump a aclarar el caso. Por ahora no se ha producido, al parecer porque Trump lo ha evitado, pero la marejada es intensa.

¿Qué hay de cierto en todo lo que rodea a la lista Epstein? A saber. La defenestración pública del príncipe Andrés de Inglaterra viene de ahí, porque Epstein era un muy buen amigo suyo, y se da por sentado que el príncipe cometió con el pederasta oficial actos deleznables, pero no hay constancia de otros nombres, aunque la rumorología ha puesto a muchos en el disparadero. Ghislaine Maxwell, condenada a varios años de cárcel por colaboración con Epstein es, probablemente, la fuente más autorizada para saber realmente quiénes estuvieron en esas fiestas y qué hicieron. Por ahora calla, como una auténtica profesional. Las evasivas de Trump aumentan la rumorología del escándalo y las teorías de todo tipo, sin que se les vea freno alguno.

martes, julio 15, 2025

Singulares injusticias

Aunque hay bastante poca concreción en el texto, lo ayer firmado entre el desgobierno central y la Generalitat de Cataluña plasma, en un documento oficial, la esencia de lo apalabrado en Waterloo entre el sedicioso Puigdemont y el ahora en prisión preventiva Santos Cerdán. Dos delincuentes repartiéndose como si fuera un botín, de hecho así lo ven, la Agencia Tributaria y la recaudación fiscal, con el objeto de que uno de ellos se quede con una de las partes más sustanciosas, quitándoselo a los demás. Un acto de absoluta injusticia, insolidaridad y desprecio hacia el resto que, en su momento, fue un acuerdo entre partidos y ahora lo es entre administraciones.

A partir de hoy, toda la artillería mediática de Moncloa, pública y privada subvencionada, se dedicará sin descanso a vender las ventajas “progresistas” de este acuerdo como si fuera el mayor avancen de derechos sociales jamás registrado en nuestro país, cuando se trata de justamente lo contrario. La mal llamada financiación singular, el cupo catalán sería una denominación mucho más ajustada, no es sino el intento de plasmar en ley la segregación de Cataluña de la caja común de la recaudación tributaria nacional, de la que ya están exentas las tres diputaciones vascas y Navarra a cuenta del cupo, muy injusto, pero reconocido constitucionalmente. La aspiración del nacionalismo catalán, recuerden, dominado por facciones de derechas o muy de derechas, y representando a los intereses de las clases altas catalanas, las que por renta pagan más impuestos allí, es que ese dinero que ellos pagan como tributo se lo queden ellos, a ver si de esa manera logran pagar menos y, desde luego, no aportar nada a la financiación del conjunto del país. Cataluña no paga impuestos, Asturias no paga impuestos. Las personas físicas y jurídicas que residen en cualquier parte del país y que generan rentas sujetas a tributo pagan impuestos, y si sumamos lo que aportan los que radican en un territorio averiguaremos lo que de ese territorio se recauda, pero no lo que EL territorio paga. Un rico en Extremadura paga más impuestos que un pobre en Cataluña. Es el hecho de que haya más ricos en Cataluña que en Extremadura el que hace que las cuantías obtenidas mediante residentes que miran al Mediterráneo superen a las que se perciben agregando lo que vive en las vegas del Guadiana. Así de simple. Lo que ocurre es que el nacionalismo catalán, ese sector extractivo de la población que se inventa agravios con tal de sacar pecho y, a través de la victimización, conseguir prebendas, ha decidido que rompe las reglas del juego y que se quiere quedar con todo el dinero que los ricos de Cataluña aportan a la caja nacional, y que se traduce en que si se realiza una obra de Alta Velocidad en Extremadura, de coste millonario, sea la tributación nacional quien la pague, de tal manera que, si sumamos territorios, sean Cataluña o Madrid los que más hayan cofinanciado de los costes de esa obra. Subidos a una ola de mentiras y agravios inventados digna de la mejor de las estrategias trumpistas, y sabiendo que ante ellos tienen a un gobierno débil, presidido por un sujeto al que nada le importa más allá de su posición de poder, los nacionalistas han pisado el acelerador y quieren elevar a rango de ley un privilegio cantonal propio de la edad media, en la que las naciones modernas sujetas a derecho no existían, en la que los ciudadanos no tenían arte ni parte en la gobernación, y menos derechos, y los caciques locales eran los que determinaban que sucedía. El populismo catalán nunca se ha visto más fuerte, a pesar de la debilidad electoral de sus últimos resultados, y el acuerdo de ayer no es sino un intento de plasmar, de manera legal, la infame cesión a la que Cerdán llegó con el sedicioso a cambio de siete votos en la investidura. En ese acuerdo de cesión también se incluía la asquerosa ley de amnistía, que este desgobierno ha llevado a la práctica, por lo que no duden, si el ambicioso Sánchez ve que su posición depende de cometer la mayor injusticia fiscal que se haya propuesto en occidente en las últimas décadas, la ejecutará con total orgullo.

El resto de Comunidades Autónomas de régimen común, tanto las gobernadas por el PP como por el PSOE, han salido en tromba en contra de este acuerdo, por motivos fiscales y políticos. De llevarse a cabo, el nivel de inversión global del estado se reduciría muy notablemente por la evidente pérdida de ingresos que supondría. Además, obviamente, este acuerdo supone una discriminación política al resto del país, ya que se le dice que es de segundas, que es menor de edad, inferior, y que debe acatar lo que otros, los que se creen superiores a ellos, les imponen. Sí, así es el nacionalismo, en este caso el catalán, una máquina de discriminar sin freno, y con medios potentes que venden su discurso. Indigno en grado sumo, pero con este desgobierno lo pueden lograr. Ojalá no sea así.

lunes, julio 14, 2025

Disturbios en Torre Pacheco

La presencia bastante más numerosa de fuerzas de la Guardia Civil ha logrado impedir enfrentamientos entre personas en Torre Pacheco, Murcia, pero por tercera noche consecutiva se han dado incidentes, que en este caso han consistido en actos de “kale borroka” por parte de violentos contra las fuerzas del orden. Ya saben, arrojamiento de objetos, quema de contenedores, cruce de los mismos, destrozo de mobiliario urbano, etc. No se si hay nuevos detenidos que sumar a los que ya se han producido, pero al menos no consta que haya heridos ni agresiones personales. Tarde, demasiado tarde, pero la calma se irá imponiendo en las calles.

Lo de Torre Pacheco es un tema complicado, en el que la demagogia hace que se expandan las posiciones simplistas y se llegue a justificar la violencia de manera absurda, cuando bien saben ustedes que la violencia no tiene justificación alguna, y quien al esgrime pierde toda la razón o argumentos que pudiera tener en un momento dado. Hace cuatro días un jubilado de la localidad sufrió una agresión que le dejó mal herido. Al parecer los autores eran un grupo de chavales, de origen magrebí, que estaban desarrollando un reto viral, una de esas estupideces que tan de moda se ponen a cuenta de las redes sociales y que no logro entender qué valor pueden tener para quienes las llevan a cabo. Tras ese incidente, serio, se produjo una primera noche de incidentes en la que nacionales, nacidos en el pueblo de familias de allí, se dedicaron a buscar a hijos de inmigrantes, tan nacidos en Torre Pacheco como los primeros, para llevar a cabo un ajuste de cuentas. Venganza con tintes racistas. Esa noche ya hubo altercados significativos, sin respuesta de las fuerzas y cuerpos de seguridad, cuyos mandos debían estar viendo algo más interesante en sus despachos que lo que sucedía a pie de calle en un pueblo de Murcia. La segunda noche fue aún más violenta, con grupos de origen magrebí y vecinos y llamados a través de las redes sociales por grupos de extrema derecha enfrentándose de manera más violenta y organizada. Esa noche los disturbios superaron cualquier límite tolerable y ya había en la calle más periodistas que fuerzas de seguridad. Tras ello se decidió movilizar a la Guardia Civil y esta tercera noche, al menos, se han evitado las agresiones mutuas. Al parecer, según dicen los vecinos, no son pocos los hijos de inmigrantes que residen en la localidad que no tienen trabajo ni ocupación y causan problemas de manera regular, cosa que ha hartado a mucho de los residentes y llevado la tensión en las calles a un punto en el que la acción contra el jubilado ha desatado los ánimos. Al calor de esta situación se han sumado profesionales de la algarada, en este caso de la extrema derecha, que se han movilizado por redes y han llamado a acudir a Torre Pacheco a algo así como “la caza del inmigrante” en un movimiento de tintes xenófobos que echa para atrás y que debe ser perseguido de raíz. Los autores de la paliza al jubilado que ha servido como excusa para que se den todos estos incidentes deben ser detenidos y puestos a disposición judicial, al igual que todos aquellos que se han enfrentado y agredido a otras personas, sean o no de las fuerzas de seguridad, por agresión a la autoridad. Me da igual el origen de los que se dedican a pegar a otros o queman contenedores por la calle, son una panda de indeseables y deben ser detenidos, y castigados. Que en sus apellidos aparezcan nombres de tradición hispana o magrebí sólo señala quiénes eran sus padres, no la excusa de sus innobles actos, y por ellos deben pagar. Así mismo, se deben rastrear las redes para detectar quiénes alientan, amparados en la seguridad del anonimato seguramente, actos de violencia organizada, cacerías y semejantes disparates. Deben ser detenidos de igual manera que los que arrojan cosas, porque ellos han arrojado odio organizado.

Que haya un problema de integración de ciertas comunidades en pueblos y comarcas del país, que es cierto, no es excusa para alentar comportamiento violento alguno. El mantenimiento de la seguridad pública es una de las principales labores de un estado digno de llamarse como tal, y eso también significa que si el delincuente es de origen inmigrante debe ser tratado con la misma severidad como cualquier otro. La visión buenista ante el delito en función de la procedencia de quien lo cometa sólo origina problemas mayores y, por cierto, no le hace ningún favor alguno al delincuente, que no es consciente de la gravedad de lo que ha hecho. Cabeza fría, intensa presencia policial y represión ante cualquier conato violento hasta que las noches en Torre Pacheco vuelvan a ser sólo un lugar en el que el calor del verano afloja algo.

viernes, julio 11, 2025

Treinta años de Srebrenica

Hoy se cumplen treinta años de la masacre de Srebrenica, localidad bosnia que fue masacrada por las tropas serbias durante la cruel guerra sucesiva que vivieron los territorios de la antigua Yugoslavia durante la década de los noventa del siglo pasado. Los serbios, ortodoxos, asesinaron de manera genocida a unos 13.000 residentes de esa localidad, de religión musulmana, en apenas un par de días, con el consentimiento de las tropas de pacificación de la ONU, que ya estaban sobre el terreno, principalmente integradas por contingentes europeos, sobre todo de los países bajos. La orden de eliminar a los habitantes de esa localidad se ejecutó con frialdad y eficacia. Fue el primer acto genocida en Europa desde el fin de la IIGM.

Hoy, tres décadas después, asistimos a una repetición a escala de lo que pasó en Srebrenica en muchas de las localidades del este de Ucrania, donde las tropas rusas asesinan sin piedad ni organización a civiles y a todo lo que se mueva de una manera burda, chapucera, pero efectiva. No existe una planificación estructurada de limpiar las poblaciones como sucedió en el pasado, o al menos no ha trascendido un plan consistente al respecto, pero el resultado es similar. Asesinatos fríos, indiscriminados, generalizados, en los que se busca reducir hasta la nada la población que en un momento dado ocupaba el asentamiento, para que sea sustituida por nuevos vecinos, provenientes de allí donde la raza es la correcta, serbia entonces, rusa ahora. Los testimonios de los supervivientes de Bucha, localidad al norte de Kiev, en su extrarradio, que estuvo bajo control ruso durante las primeras semanas de la invasión putinesca de Ucrania, y que son el testimonio más fiel de lo que sabemos que ocurre en las zonas sometidas al yugo del invasor, relatan unas primeras semanas de ocupación fría, de soldados algo perdidos, de episodios de violencia aislados, absurdos, crueles, pero esporádicos. No se cortaban los rusos en matar a civiles en Bucha, por las causas más peregrinas posibles, pero no lo hacían de manera generalizada. El miedo entre todos los residentes era enorme, porque no sabías qué es lo que te podía salvar la vida o hacerla perder en medio de aquella situación, totalmente inesperada. Muchos optaron por salir lo menos posible de sus casas, hacer como que allí no había nadie y no pisar el exterior para no encontrarse con soldados que pudieran hacer preguntas para las que no hubiera respuesta. Cuando las tropas rusas empiezan a perder posiciones en el entorno de la población la cosa cambia, y entonces sí se desata un proceso de asesinato generalizado. Nuevamente, a lo ruso: desorganizado, improvisado, desestructurado, ejecutado por críos o personajes que van vestido de militar pero que carecen de instrucción ni de tablas. Eso sí, saben que disparar es fácil y les sale gratis. Grupos improvisados de soldados empiezan a entrar en las casas, a sacar a sus moradores y a tirotearlos por la espalda, dejando sus cadáveres abandonados en jardines, aceras o calles, así, sin más. Algunos aún están vivos después de ser abatidos, pero mueren en medio del asfalto desangrados en medio de la indolencia de sus captores, que les dejan ahí tirados de camino a otra casa. Cientos y cientos de personas fueron asesinadas de una manera tan irracional como esta durante los días en los que la soldadesca de Putin tuvo que abandonar el enclave al fracasar la toma de Kiev, en las primeras semanas de la guerra. Las imágenes de lo que allí sucedió dieron la vuelta al mundo, y fueron negadas por sus ejecutores y por aquellos que, a sueldo o por creencia, defienden la visión imperialista de Putin. También muchos negaron las matanzas de Srebrenica. Allí, como en Bucha, fue decisivo el papel de los periodistas, los corresponsales de guerra, que actuaron como notarios para atestiguar un horror que escapaba a la comprensión y que requería pruebas sólidas para ser asimilado y que, en un futuro, alguna condena cayese sobre los autores intelectuales y ejecutores de aquel crimen.

Karadzic y Milosevic, cada uno en su papel, fueron juzgados y condenados por las atrocidades cometidas en Bosnia, pero eso no sirvió para que ninguno de sus actos se revertiera. Hoy, la posibilidad de juzgar a Putin o a cualquiera de los dirigentes civiles y militares rusos que ejecutan la carnicería de Ucrania se antoja como una fantasía. Sus crímenes permanecen impunes, y su número crece a cada ataque masivo que lanzan sobre el país, a cada pequeña aldea que conquistan y arrasan. No, no parece que hayamos aprendido mucho en el tiempo transcurrido. Las tierras de sangre, como las denomina Timothy Snyder, siguen chorreando.

jueves, julio 10, 2025

Agonizar en Gaza

Ahora ya no, pero durante los meses del curso escolar no han sido pocas las veces en las que, al subir al metro de la parada de mi barrio para venir al trabajo, he coincidido con una chica joven que llevaba dos colgantes metálicos en su cuello con sendas placas. En una se podía leer “bring them back” que es el lema con el que los israelíes se manifiestan para reclamar la vuelta de los secuestrados tras los atentados del Hamas del 7 de octubre de 2023. La otra placa, ilegible para mi, estaba escrita en caracteres hebreos. Supongo que será el mismo lema en su propia lengua.

A tres meses de cumplirse los dos años de aquella salvajada islamista, la situación en Gaza y aledaños es, simplemente, desoladora. El número de palestinos que mueren cada día a manos de las tropas de Israel se cuenta por docenas, el nivel de destrucción de la franja la ha convertido en poco más que un erial lleno de escombros y la superioridad aplastante de las tropas del IDF respecto a los milicianos de Hamas se ha traducido en un constante abuso de la fuerza, siendo incontables los casos denunciados de violaciones de los derechos humanos cometidos en la franja por parte de las tropas israelíes. Hace tiempo que la guerra de Gaza dejó de ser un ejercicio de legítima defensa para convertirse en una venganza largamente rumiada por parte de la sociedad israelí, y las acciones que allí se han desarrollado han estado marcadas, sobre todo, por ese deseo de resarcimiento, de devolver el dolor sufrido una y mil veces, hasta la extenuación. El destino de los secuestrados, desde que empezaron las operaciones, ha sido la menor de las preocupaciones del gobierno de Netanyahu, que ha visto en esta guerra la oportunidad de oro no sólo de mostrar a las claras la extensión de su ideología extremista, sino, sobre todo, la vía para paralizar los procesos judiciales que le acosaban en casa por denuncias de corrupción. Bibi se ha envuelto en la bandera y subido al tanque para eludir a los jueces que le empezaban a cercar. Esta guerra, también por la actitud comentada de su gobierno, ha supuesto una partición profunda en la sociedad israelí, completamente unida respecto a la necesidad de rescatar con vida a los rehenes y traerlos de vuelta, el lema que lleva la chica del metro colgado al cuello, pero totalmente dividida en todo lo demás. Los sectores liberales de Israel contemplan con miedo como los más radicales de entre los suyos se han hecho con el control del gobierno y no han dudado ni un segundo en lanzar ofensivas militares a diestro y siniestro para asegurarse el control del territorio y, también, de la sociedad. Se repiten cada fin de semana en Tel Aviv las manifestaciones de ciudadanos que reclaman la vuelta de los rehenes y acusan al gobierno de Netanyahu de prorrogar la guerra de Gaza sin sentido, pero no es menos cierto que en el conjunto del país se ha instalado una especie de mantra de olvido respecto al sufrimiento de la población palestina de Gaza. Hay una especie de sensación, vista desde fuera, de que se están mereciendo lo que les pasa tras años y años de hostigamiento terrorista, y es muy difícil realmente saber hasta qué punto el país asume que lo que está cometiendo en Gaza no es un genocidio, no, pero sí una guerra de dimensiones injustas y llena de actos de absurda crueldad. Con su acción terrorista, Hamas ha provocado la destrucción de Gaza, la muerte de decenas de miles de palestinos y una especie de corrupción moral en el seno de Israel que está dejando herida a la sociedad civil, y que ha arrasado la imagen del país en el mundo. Para muchas sociedades y naciones Israel es culpable de cometer crímenes de guerra y su bandera el símbolo de un estado agresor. Esa nación, que se fundó como respuesta al mayor crimen colectivo del siglo XX, está ahora mancillada por la actitud de su gobierno y el silencio, en parte cómplice, en parte muestra de miedo, también de conmoción, de una parte significativa de su sociedad. Desde el 7 de octubre de 20213 el mal ha anidado de una manera nunca vista en aquella parte del mundo. Si ese era el plan de los estrategas islamistas de Hamas, enhorabuena, sus peores deseos se han hecho realidad.

Cuando coincidía con esa chica, que se quedaba en mi línea tras bajar yo de ella en busca de un intercambio que me acercase a la oficina, me quedaba con muchas ganas de preguntarle sobre todo esto, sobre si tenía vinculación con alguno de los secuestrados, sobre cómo ve la situación de su país y la actitud de su gobierno, sobre si apoya a los manifestantes sabatinos de Tel Aviv, sobre cómo valora lo que está pasando allí y cómo se observa desde las sociedades occidentales, tradicionales valedores de Israel, ahora en gran parte hostiles por la oposición de sus opiniones públicas a lo que ven que pasa cada día en Gaza. Muchas preguntas, que no formularé y para las que, al menos yo, no encuentro respuestas satisfactorias. Sólo una sensación profunda de dolor y pena. Nada más.

miércoles, julio 09, 2025

Inundaciones en Texas

Ya el excelente guitarrista Stevie Ray Vaughan titulo uno de sus álbumes más conocidos como “Texas Flood” inundación en Texas, porque, aunque asociamos a este estado la aridez, no son infrecuentes las grandes tormentas que convierten a modestos ríos en corrientes impetuosas de gran peligro. Texas es un estado de dimensiones espectaculares, similar a toda España, y de la costa de Galveston hasta la frontera con Nuevo México hay tanta distancia como de Barcelona a Cádiz, un mundo. La meteorología en ese lugar es menos cambiante de lo que pueda parecer dado su tamaño, pero en verano es relativamente normal que fenómenos ciclónicos le asalten desde el mar o que frentes tormentosos del interior le golpeen con fuerza.

Eso es lo que ha pasado esta vez, un frente de tormentas de esos que se desarrollan en el interior de EEUU, que puede adquirir dimensiones inimaginables para nosotros y que no ha azotado ninguna de las grandes ciudades del estado, como Dallas o Houston, pero que se ha cebado en el curso medio del río Guadalupe, relativamente cerca de la capital, Austin. En pocas horas ese frente de tormenta convirtió el caudal apacible de ese río en un torrente descontrolado, que multiplicó por mucho su anchura y volumen, y arrasó todo lo que tenía cerca. El número de muertos ha ido creciendo a lo largo de los días, y ya el lunes se confirmó que superaban el centenar, pero en una comparecencia de ayer del gobernador del estado, el republicano duro George Abbott, se hizo saber que los desaparecidos, que se cifraban en poco más de una decena, escalaban de manera dramática hasta superar con creces el centenar, por lo que el balance del desastre puede subir mucho más de lo que ya lo ha hecho, hasta situarse en dimensiones equivalentes a la DANA de Valencia, nuestra gran desgracia del año pasado. Curiosamente, puede que ese trágico recuento de víctimas no sea lo único que la asocia con lo sucedido en el levante español. Desde el principio se ha instalado una intensa polémica en EEUU sobre el estado de la gestión de catástrofes, con dos vertientes distintas pero importantes. Una, la de la falta de avisos (¿les suena?) donde numerosos residentes de las zonas afectadas denuncian que las llamadas de alerta de las autoridades se produjeron tarde, y a unas horas de la madrugada en las que muchos de ellos dormían, por lo que la efectividad fue bastante escasa. Eso pudo, como pasó en el caso de Valencia, aumentar el balance de víctimas, porque el que te avisen de que viene un desastre no impedirá que se produzca, pero si puede lograr que no te pille y te salves, y eso es lo más importante. La otra denuncia tiene relación con los recortes impuestos por la administración Trump tanto en los servicios federales de gestión de catástrofes, allí denominados FEMA como en los organismos encargados del seguimiento y previsión meteorológica. Muchos son los que llevan meses insistiendo que los recortes en la NOAA, el gran organismo meteorológico de EEUU, empiezan a afectar a la calidad de las previsiones que realiza esta institución y a su capacidad de comunicar alertas, avisos y demás informaciones de relevancia. La predicción meteorológica es cara, requiere profesionales de primera, innumerables aparatos de medición dispersos por el territorio que aportan datos y potentísimos sistemas informáticos que realizan modelado y predicción para tratar de saber lo que va a pasar en los plazos cortos y medios de tiempo. En zonas de EEUU donde los desastres meteorológicos son tan frecuentes, pensemos en el corredor de los tornados o las costas azotadas por los huracanes, esas previsiones, como antes señalaba, permiten a la gente planificar la huida y salvar sus vidas ante fenómenos que escapan a cualquier capacidad de contención. En estos casos recortar inversiones supone aumentar los peligros.

Es pronto para saber si la dimensión de la catástrofe de Texas se hubiera podido reducir sin esos recortes, pero lo cierto es que ese peligro existe, y es probable que vaya a más. La tragedia allí ha sido especialmente dramática porque entre los fallecidos se encuentran muchos menores que se alojaban en un campamento juvenil cristiano de verano, que en parte fue arrasado por las aguas. En las imágenes de muertos y desaparecidos los rostros infantiles abundan sobremanera. Aún queda mucho para acotar por completo la dimensión de lo sucedido, ni les cuento para reconstruir. Lo único seguro es que la tragedia es absoluta.

martes, julio 08, 2025

El matonismo trumpista de Óscar Puente

Qué remanso de paz son las formaciones políticas, qué entrañable reunión de amigos unidos por unos ideales que se escuchan y aprenden conjuntamente. Qué envidia. El que se graben las conversaciones de lo que son reuniones a puerta cerrada y se filtren al cabo de un par de días es muestra de la vileza a la que ha llegado una organización podrida en la que el odio es el dominante y sólo las migajas de poder que caen desde lo alto son capaces de mantener unidas unas siglas que hace tiempo que dejaron de significar lo que pretendían. Supongo que todas las ruinas son similares, pero es cierto que el estrépito de algunas al caer es bastante más llamativo.

De lo que hemos escuchado del comité federal del PSOE lo que más me llama la atención es cómo un sujeto como Óscar Puente puede seguir ahí, en posiciones de mando, y sobre todo, cómo el resto de los que le rodean son capaces de mantenerse a su lado, siendo la personalidad tóxica que muestra a cada paso que da y rebuzno que pronuncia. Puente es el típico matón de barrio, el chulo de la esquina que alardea de lo duro que es y que no duda en insultarte o pegarte una cuando menos te lo esperaras. Es ese personaje de instituto que abusaba de los que podía, porque siempre había alguno más débil, y que se creía superior a todos ellos. Una muestra de lo injusta que es la vida es que ese sujeto a llegado a Ministro y muchos de aquellos a los que ha maltratado, en todos los sentidos, ahora ocupan puestos profesionales de menor relevancia y, a buen seguro, mucha menor nómina. Puente es el típico jefe capullo que grita, que maltrata, que desprecia a los que no le siguen la corriente o le hacen la pelota, el sujeto que se deja llevar por las malas maneras, que no duda en cortar en las conversaciones, en amenazar, en elevar el tono de voz. En definitiva, Puente es un sujeto indeseable del que hay que permanecer lo más lejos posible si uno quiere mantenerse con un cierto grado de cordura. Un jefe de este tipo, o peor aún, convivir en pareja con alguien así, es la receta perfecta para el desastre profesional y personal. Ahora que las estanterías están llenas de libros de autoayuda barata sobre quererse, personas vitamina y demás, Puente es el típico ejemplo de personaje siniestro que chupa la energía y ganas de vivir de los que le rodean, que hace imposible las relaciones, que lo entiende todo como una lucha en la que él es el que debe prevalecer y el resto están condenados a callarse o a darle la razón de la manera más servil posible. Este tipo de personajes son capaces de medrar en las estructuras profesionales porque exprimen equipos, los destruyen, pero logran alcanzar algunos de los objetivos a los que se habían comprometido ante sus superiores, a costa de la salud de no pocos de los subordinados. Van ascendiendo y dejando cadáveres a su paso, y labrándose una cierta fama de eficientes a la vez que duros, en medio del silencio de los que han sido destruidos, el acojone general de los que les rodean en cada punto y el peloteo de unos pocos que ven que si se suben al carro del capullo van a poder medrar a la vez que él, ocultando sus propias incapacidades. El caso de Puente tiene algo de particular, porque este tipo de comportamientos repugnantes se producen habitualmente en la intimidad, en reuniones de trabajo que se convierten en comités inquisitoriales, en encuentros de despacho donde la amenaza, insultos y malas maneras son dominantes, pero no se llevan a la luz pública, no se suelen exhibir ante todo el mundo de una manera tan descarada. Sin embargo, quizás como una nueva muestra de la nueva era en la que vivimos, Puente ha decidido desde hace ya tiempo dejarse de medias tintas y usar el insulto y el tono matonista como un distintivo personal. Al menos no engaña, es tan indeseable como lo muestran sus formas. Que su jefe, un psicótico narcisista, lo mantenga, es una muestra más de lo que ha degenerado la política en general y ese partido en particular. Mi consejo es claro. Ante este tipo de sujetos, ante los Puente que se encuentren en la vida, mejor no enfrentarse a ellos. Huyan a la primera oportunidad, abandónenlos, déjenles lo más lejos posible de sus vidas. Son tan indeseables como incorregibles.

Lo cierto es que lo que les comentaba de la era en la que vivimos me ha hecho pensar que Puente es un perfecto exponente del trumpismo, en versión local. Trump presume de ser un tipo directo, de no ser diplomático. Insulta, abusa de su posición de poder, no guarda las formas, es mal educado, soez, patán, abusón, deslenguado, impresentable…. Si lo piensan, alguien como puente llegaría muy lejos en el gabinete de Trump, que a buen seguro vería al vallisoletano como una curiosa reencarnación latina de su estilo. El magnate naranja lo miraría con desprecio, dada su componente racista, pero, sin lugar a duda, con cariño. Reconocería en los ladridos de Óscar el mismo sonido que se le hace familiar cuando se escucha con arrobo.