lunes, mayo 05, 2025

Apagón gubernamental

Aunque vamos a tardar en saber cuáles han sido las causas concretas que motivaron el apagón del pasado lunes, concretamente el por qué de las fluctuaciones que empezaron media hora antes del momento fatídico y que ya estuvieron a punto de tirar la red algo antes de lo que sucedió, sí resulta evidente que el imprudente mix que Red Eléctrica llevaba combinando desde hace tiempo le dejó sin posibilidades de reacción ante un caso que varios expertos habían estado señalando desde hace tiempo, y que por lo visto había generado situaciones de riesgo en numerosas ocasiones en el pasado. Entonces hubo suerte y no se llegó al colapso, pero el pasado lunes la suerte nos abandono y, en el juego, perdimos.

Esto, que no hay experto al que se le consulte que lo reitere una y otra vez, le entra por una oreja y le sale por la otra al inepto desgobierno, atrapado en un discurso buenista respecto a las energías renovables, que no es capaz de asumir que el fallo del sistema ha sido provocado por la arriesgada acción del operador, Red Eléctrica, REE, el único operador, y que lleva ya varios días fabricando uno de sus argumentarios chatarra para desviar la culpa de su tejado y repartirla lo más posible entre todos. Entre la complejidad del asunto (cierto, lo es) el gobierno ha lanzado una cortina de humo con dos patas falsas. Una, la de implicación en el problema de todos los “operadores privados” del sistema, lo que es una falacia total en cada una de sus partes. Sólo hay un operador, REE, que tiene el monopolio de la red y de su gestión, que cotiza parcialmente en bolsa y es controlado por el gobierno, del tal manera que su presidente suele ser un exministro ajeno al sector, que no suele conocer de él, y está ahí como recompensa por favores anteriores, llevándose a casa un suelo de entorno a medio millón de euros por figurar. Esto pasaba con el PP y pasa con el PSOE. El resto de los intervinientes en el mercado son productores y distribuidores, empresas privadas con intereses particulares que ofertan producción y venden a particulares y empresas, y es REE quien se encarga que el resultado de la subasta del mix celebrado el día N se distribuya correctamente el día N+1 y hace frente a posibles incidencias de la red. Así, la expresión que utiliza el gobierno es falsa y confusa a conciencia, como siempre. La otra pata falsa tiene que ver con el tema de las renovables. Esto no es un juego simplista entre renovables sí o no, y si eres de “izquierda” renovable siempre y si eres de “derecha” renovables nunca. No, no, y no. El tema es mucho más profundo. Las renovables ya son y deben ser una pata fundamental en el sistema de producción de energía del país, eso no lo discute nadie, y el ecosistema empresarial organizado en torno a ellas es un puntal de crecimiento, inversión y creación de empleo, pero como los técnicos señalan, las renovables, como toda fuente, tiene sus características y sus problemas. Uno de ellos, muy conocido, es su intermitencia, dependen de la meteorología, y una noche sin viento supone que la producción de solar y eólica es nula. La potencia instalada puede ser enorme, pero la producción no, en función del tiempo, por lo que es necesaria una fuente de respaldo sí o sí. El otro problema es el de la llamada falta de inercia, que tiene que ver con el hecho de que las centrales convencionales siempre tienen asociada una enorme turbina que gira a gran velocidad y con enorme peso, que cada vez que aumenta el consumo eléctrico supone un freno a su giro, y la inercia de la turbina es una manera de responder, de manera mecánica, ante subidas de consumo, o bajadas de producción. Esto no pasa en los parques renovables, que vuelcan electricidad a la red sin sistemas físicos equivalentes. Las plantas fotovoltaicas más modernas si poseen elementos tecnológicos capaces de “fabricar” inercia, pero son sistemas caros, que elevan el precio de la inversión y, lógicamente, del de la energía generada, por lo que la renovable ya no es tan competitiva. Muchos de los parques de energía renovable carecen de esa inercia, y los técnicos señalan que mantener por parte de REE un mix con muy poca inercia le dejaba vendida, sin capacidad de respuesta, ante sucesos imprevistos, como por ejemplo que una central dada en un punto del país se pare.

Se han corrido demasiados riesgos en la gestión del mix durante muchas ocasiones, en las que ha habido suerte y no se ha llegado al incidente insuperable, pero cuantos más riesgos se corren más inevitable se vuelve que se produzca el accidente. Quizás con el objeto de mantener muy bajos los precios, o para vender titulares sobre el porcentaje de renovable producido en un día o semana. No lo se, pero intuyo que REE tenía presiones de su jefe, el gobierno, para jugársela, y el pasado lunes la apuesta salió mal y nos estrellamos. Ahora Moncloa y el equipo de opinión sincronizada que trabaja a su servicio trata de crear un relato que le salve, o que dilate en el tiempo las explicaciones hasta que otro suceso haga olvidar lo pasado. Vamos, lo de siempre. Sea listo y cómprese pilas para la radio.

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