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jueves, octubre 31, 2024

Un desastre inmanejable

Aún es pronto para cerrar el recuento de víctimas que ha dejado la DANA, especialmente en Valencia, pero es de prever que el centenar de fallecidos se supere con amplitud. Algunas localidades aún no han sido inspeccionadas por los servicios de emergencia, que siguen con enormes dificultades para moverse por una zona de estado similar a una bombardeada en una guerra, y es de esperar que haya desagradables sorpresas en bajos, garajes y otros lugares no visitados en los que algunos buscaron refugio ante lo que se les venía o, simplemente, fueron sorprendidos por el desastre sin que fueran conscientes del mismo. La tragedia es enorme.

Hay que señalar algunos puntos relevantes sobre lo sucedido para evitar algunas de las cosas que se escuchan por ahí, dado que el tertulianismo barato se ha extendido por todas partes. Esta DANA estaba perfectamente prevista. Ya desde el Domingo AEMET y un montón de aficionados y expertos meteorológicos indicaban que el riesgo de un episodio violento en el Mediterráneo era cierto, y que potencialmente podía tener dimensiones catastróficas. Las alertas empezaron a marcarse en toda la costa, desde Tarragona hasta Málaga, y es ahí donde se han producido las mayores incidencias, el lunes en la parte andaluza y el martes en la levantina. Lo que no se puede prever, ni con la tecnología que tenemos ni por cuestiones técnicas (dinámica atmosférica caótica) en que zona concreta, que localización precisa, va a tener un episodio de tormenta excepcional como el que se vivió el martes por la tarde en la provincia de Valencia. La configuración local de vientos, orografía, carga de humedad, frío en altura y otro montón de variables que no dejan de evolucionar en el tiempo dieron como resultado que en esa zona se produjo la combinación perfecta para generar el desastre. Y pudo no ser ahí, y pudo no ser, pero fue, y fue allí. No es posible determinar en una tormenta si se va a dar un tornado y, una vez creado, cuál va a ser su trayectoria. No es posible en una DANA precisar dónde se puede crear un tren convectivo de tormentas y, en su caso, cuándo y cuánto va a caer. Ante situaciones como estas lo único posible es seguirlas con la mayor precisión posible y, si se dan, avisar lo más rápido posible y salir corriendo para que no te pille. En el caso de los tornados en EEUU, donde el seguimiento meteorológico está a otra dimensión respecto a lo nuestro, la mejor táctica sigue siendo la huida cuando el monstruo se acerca a la población, porque nada se puede hacer ante su fuerza. Lo que ha sucedido en la comarca valenciana arrasada es algo mucho más extenso en dimensión que un tornado y de una mayor dificultad de control. Es probable que los sistemas de aviso a los móviles, que tanto impresentable critica cuando se usan, se hubieran tenido que disparar antes, pero también creo que, en una zona tan densamente poblada, y en un día laborable como el que era, y no siendo de noche, estaríamos ante un balance de víctimas igualmente aterrador. Hay que aprender de lo sucedido y, especialmente, de los sistemas de aviso, vigilancia y seguimiento, y de la acción coordinada de una serie de administraciones que deben ser las primeras en creerse que cuando los meteorólogos dicen que puede venir algo serio el riesgo mayor es no hacerles caso. Hemos visto hace semanas en Florida cómo se decretaron evacuaciones masivas frente a la llegada de un huracán enorme. Las DANAS son más capullas, por erráticas y acción mucho más restringida en el terreno, pero habría que empezar a pensar en diseñar protocolos para que, cuando se de la siguiente gran DANA, que la habrá, el mayor número de personas no esté en la carretera, o en el trabajo, o de ocio, o de lo que sea. Y contar con la suerte necesaria, sí, la suerte, algo incontrolable, para que el balance de víctimas sea el menor posible. Pero tengamos presente una cosa, podremos reducir el impacto de estos eventos, pero no eliminarlo. Tenemos que aprender a convivir con estas desgracias, que se escapan de nuestra capacidad de previsión y respuesta.

Se pueden replantear reformas urbanísticas y adecuación de ramblas, y bien vendrán, pero no quiero engañarles. Con precipitaciones monzónicas de 300 a 400 litros por metro cuadrado en una tarde, como lo que pasó el martes, no hay cauce ni infraestructura ni nada que soporte el embate que se puede generar. Nada. La única opción es subirse a lo más alto y cruzar los dedos. Un tercio de la lluvia que cae en un pueblo del Cantábrico como Elorrio (1.200 de media anuales) en una tarde es una bomba que lo arrasa todo, caiga donde caiga. No hay planificación posible ante eso. Genera impotencia, pero debemos asumirlo. Es lo que hay.

miércoles, octubre 30, 2024

DANA destructiva en levante

Ya el lunes por la tarde noche la DANA empezó a dejar un rastro de destrucción en las zonas en las que empezó a materializar su fuerza. Las provincias andaluzas de Málaga, Granada y Almería fueron las más azotadas, con inundaciones locales y fenómenos puntualmente muy severos, como la granizada que afectó a El Ejido y que, con bolas del tamaño de pelotas de tenis, destrozó todo lo que estuviera en el suelo, fuese coche, invernadero o cualquier otro enser. Sin embargo, todo esto no fue sino el anticipo de lo que sucedió ayer, cuando el centro de la depresión se colocó en Marruecos, cerca de Marraquesh, y las bandas de precipitación de gran convección empezaron a llegar a la península.

Dentro de las muchas zonas afectadas, destacan dos. Una es la localidad albaceteña de Letur, en la zona montañosa que separa la Mancha y Murcia, lugar en el que vientos como los de ayer, por la orografía montañosa, generan una gran capacidad convectiva, alimentada en este caso más que de sobra por el aire frío que estaba en las capas altas. El pueblo, en el que no he estado, está en una zona abrupta, llena de cortantes y barrancos, tiene cuestas abundantes y es el acceso a unos parajes naturales conocidos por su belleza. Las trombas de agua que cayeron ayer no tuvieron otra que seguir la bajada de las montañas y se encontraron a su paso con el pueblo, que se transformó en una especie de espigón en medio de un mar embravecido. Las imágenes en redes no dejan lugar a dudas sobre la violencia de las cataratas que han asolado la localidad y dejado varios desaparecidos, a los que se les sigue buscando. La otra zona afectada, mucho mayor en dimensión y, me temo, destrozos y vidas perdidas, es Valencia, su provincia, y en concreto el conjunto de localidades que desde Utiel Requena llegan hasta los aledaños de la propia capital. Durante gran parte del día de ayer un frente tormentoso estuvo prácticamente estacionario sobre esa zona, aumentando de tamaño, degenerando en algo que se llama sistema convectivo de mesoescala (huyan de eso si les sale al paso) que reciclaba constantemente el aporte de humedad que le llegaba a través del viento de levante en cortinas de precipitación que eran imposibles de evacuar, ni allí ni en ninguna parte. Hay registros de varias localidades en los que se superan los trescientos litros por metro cuadrado, y en algunos casos se alcanzan los cuatrocientos, dimensiones difíciles de imaginar y que son propias de fenómenos estilo huracán o lluvias monzónicas. Son niveles de precipitación inasumibles ante los que da igual el terreno, la infraestructura o lo que se pueda haber previsto, nada es capaz de contenerlos. Las dimensiones de la inundación, por su extensión y destrozos, pueden ser realmente históricas. A lo largo de la tarde noche de ayer se iban conociendo vídeos y testimonios de particulares que relataban como el mar de agua y lodo en el que se había transformado su comarca iba engulléndolo todo, dejando las calles de sus pueblos llenas de coches flotando, que se movían al ritmo de una corriente impetuosa que no daba tregua. Subirse a lo más alto de las viviendas, para los afortunados que estaban en casa, era la opción más segura, pero muchas personas se vieron atrapadas en sus vehículos volviendo del trabajo, yendo de un lado a otro haciendo lo que tenían previsto, las miles de contingencias del día a día que uno pueda ser capaz de imaginar. Varios millares quedaron atrapados en transportes públicos, como el caso del tren, o en grandes carreteras como la A3, cortadas en numerosos puntos, perdidas en medio del mar de lodo que iba anegándolo todo. Muchos de ellos han pasado la noche allí, en el punto donde el agua no les dejó seguir, y los servicios de emergencia, que no han parado en toda la noche han sido incapaces de atender todas las llamadas de socorro en una zona tan extensa y poblada, en la que muchos miles de habitantes han podido verse afectados de manera seria.

Con el inicio del día podremos hacernos a la idea de la magnitud del desastre que se ha causado, de la dimensión de las zonas afectadas y, me temo, de las víctimas que se han podido dar. Mazón, el presidente de la Generalitat, ya ha confirmado que hay fallecidos, pero a esta hora no se sabe ni cuántos ni quienes. Vienen horas y días duros en los que las labores de búsqueda van a estar llenas de angustia y mierda arrastrada por la riada. Las administraciones y especialistas de rescate van a tener mucho trabajo para que esas labores sean lo más rápidas posible, pero aún hay zonas a las que el mismo acceso resulta casi imposible. Sobre los daños materiales, que pueden ser inmensos, tardaremos bastante en saber su magnitud precisa. Ahora eso es lo de menos.

martes, octubre 29, 2024

El fracaso de una generación

Ayer comparecieron, por separado, algunas dirigentes de Mas Madrid y Yolanda Díaz, como no queriendo saber unas de la otra y viceversa, aparentando una distancia orgánica que no es sino teatral. En ambos casos el resultado fue el mismo. Pedida de disculpas, reconocimiento de errores, revelación de que las denuncias contra Errejón llevaban mucho tiempo ahí pero no se hizo nada, nula asunción de responsabilidades políticas, ninguna decisión sobre ceses y menos de dimisiones, intento de extender la culpa a la sociedad, infantil manera de afrontar la gravedad del asunto y ceguera ante la destrucción política de las formaciones en las que militan todas ellas.

El 15M tuvo lugar durante el año 2011, y arrancó con casi el final de la campaña electoral de las municipales de entonces, en mayo. De aquella protesta derivada de la crisis económica que, a partir de 2008, cambiaría occidente, nació un propósito regeneracionista que buscaba luchar contra la corrupción y el problema político que asediaba a la sociedad española, inmersa en una devaluación interna que se acrecentaría aun más en los siguientes dos o tres años. Vivíamos a crédito y nos negábamos a creerlo, y se acabó. Varias formaciones surgieron para recoger ese espíritu de protesta, e ideológicamente fueron dos las que acabaron cuajando. Por un lado Ciudadanos, de corte liberal, tanto en lo económico como social, fue el experimento más interesante de todos, el que pudo llegar más lejos y el que antes se estrelló, por la ceguera de quien fue su líder y fundador, Albert Rivera, que acertó y acertó hasta que cometió algunos de los mayores errores políticos vistos hasta entonces. Por otro lado, en las antípodas ideológicas, surgió Podemos, un movimiento que se autoproclamaba transversal, pero que no era sino la versión más cruda y estalinista del comunismo trasnochado de toda la vida, pero vestido con ropajes jóvenes. Tres personas lideraron el movimiento; Monedero, Errejón e Iglesias, siendo este último el que acaparaba mayor atención mediática, y el que acabaría llegando más alto en la escalera del poder, siento en 2020 nombrado vicepresidente primero del gobierno de Pedro Sánchez (habrá que jurar que lo vivimos para que se crea que semejante disparate pudo suceder). Como suele ser habitual en todos esos movimientos de izquierdas, el dogmatismo de sus líderes, su obsesión dictatorial y los odios internos empezaron a devastar la formación, y las purgas se fueron sucediendo. La fábrica de marcas que ha supuesto estos años de izquierda descontrolada ha sido enorme, realmente imaginativa en algunos casos, pero siempre tratando de crear un grupo separado del original en el que el segundón busca ser el líder. Errejón, que parecía el más pringado de todos, acabó siendo el cofundador y colíder de la última de las marcas, ese Sumar que ya ha muerto, y sin llegar al gobierno, cosa que ha hecho Yolanda Díaz a través de esa plataforma y con la ayuda de Errejón, logró ser el muñidor de una enseña que llegó a desbancar por completo al arcaico invento de un Iglesias al que ya todo el mundo veía como el cutre dictador que aspiraba a ser. Nombres, enseñas, logos, idas y vueltas para aburrir, generando el mayor de los caos en torno a unas ideas fuerza tan grandiosas como vacías, que tan pronto generaban ilusión en su electorado potencial como unos resultados electorales decepcionantes, mostrando hasta qué punto muchas de esas marcas apenas eran sino meros experimentos de marketing bien organizados en despachos y alimentados por presuntos periodistas, así se hacen llamar, que les daban todo el bombo posible, esperando sin duda conseguir prebendas públicas por parte de aquellos a los que inflaban, una vez que estos hubieran alcanzado cotas de poder y acceso a la posibilidad de nombrar y gastar a dedo. Los cero escaños que sacó Sumar en las elecciones gallegas, de donde es Yolanda Díaz, fueron el preaviso de su defunción política.

Tras lo de Errejón ya la patética huida hacia delante de toda la dirigencia de las formaciones en las que él participó, y desarrolló sus comportamientos, se puede dar por oficialmente terminado el ciclo político que empezó el 15M. El resultado es lamentable, el mayor de los fracasos posibles. La política hoy es un lugar polarizado, insoportable, en el que la mentira vuela baja, se compra a los medios para que difundan eslóganes y todos los que allí se encuentran sólo buscan hacer carrera, conseguir un cargo, un sueldo, y lo demás les da igual. Nadie lo ha contado mejor que González Ferríz en “La Ruptura”. El sueño de la regeneración ha creado el monstruo en el que ahora vivimos. El fracaso de esta generación política es absoluto, total.

lunes, octubre 28, 2024

Restar se va a acabar

Era imposible que Restar, lo que aún oficialmente se llama Sumar, no compareciera púbicamente para dar explicaciones sobre el escándalo de Errejón, el número dos de su organización. Bueno, maticemos lo de imposible, porque a estas horas del lunes la vicepresidenta que cobra como tal en nombre de dicha organización no ha dado aún la cara. Se espera que lo haga hoy, aunque conociéndola habrá pasado este tiempo fabricando excusas baratas para quitarse toda responsabilidad de encima. La cosa es que la organización que ella y Errejón crearon tenía que dar explicaciones, y para eso convocaron a los medios el sábado.

El resultado de la comparecencia fue lisérgico. Caras largas, acto de contrición público, muchas declaraciones de propósito de enmienda, pero ninguna explicación ni asunción de responsabilidades. Los comparecientes se dedicaron a echar balones fuera sobre lo sucedido, negando que supieran nada, cosa que fuentes y fuentes no dejan de repetir que es falso, y por supuesto, ni se anunciaron dimisiones ni renuncias. Todos los cargos orgánicos de la formación seguirán en sus puestos, cobrando, y desempeñando las labores que tienen nominalmente atribuidas en el desgobierno de coalición, hubo un ministro en la rueda de prensa del sábado, cobrando de todas ellas también. Sí anunciaron como gran medida que salvará todos los problemas la instauración de unos cursos obligatorios de igualdad para todos los dirigentes de la formación, en lo que se puede interpretar directamente como un insulto a los que seguían en directo la comparecencia y a todos aquellos que esperaban una mínima respuesta. A punto estuvieron los comparecientes de deslizarse por el peligroso tobogán auto exculpatorio por el que Errejón trato, en su lamentable carta de despedida, de hacerse la falsa víctima frente a las reales que él sí había causado. Ese argumento de que “el neoliberalismo me forzó a actuar así” o “el heteropatriarcado se comió mis deberes” que ha sido comprado por algunos de los más adictos a la monserga oficialista estuvo a punto de salir en la rueda de prensa, pero finalmente no afloró del todo. Los periodistas que allí estaban, estupefactos ante la desvergüenza de los comparecientes, hicieron algunas preguntas sobre si esas eran las únicas explicaciones que iban a dar a la militancia de su partido y a la sociedad en su conjunto. Una de ellas les recordó que la patética idea de los cursos ya estaba en su programa fundacional, y que estaban anunciando una nada que encima no era novedosa, a lo que la responsable de igualdad del partido respondió que era cierto, pero que no habían sido capaz de ponerlos en marcha por la tensión creada por el ciclo electoral que se ha vivido en estos dos años. Supongo que tras no responder a varias de las cuestiones los comparecientes se dieron cuenta de que estaban haciendo un ridículo espantoso, y dieron por concluida un acto que, por momentos, me recordaba a las ruedas de prensa de Cospedal cuando empezó la Gürtel y estalló lo de Bárcenas. A ella le pagaban por mentir a la prensa y a la sociedad y los que acudían a Génova a las convocatorias de prensa sabían que todo era mentira, que nada de lo que la portavoz anunciaba era cierto y que sus preguntas jamás serían contestadas. En aquel caso se trataba de una corrupción económica y política, en lo de Restar estamos ante una corrupción sexual y que viola por completo uno de los fundamentos ideológicos de la marca, el de la lucha contra la igualdad. El daño reputacional que lo de Bárcenas provocó al PP fue grande, y le acabó costando el poder. Y no podía ser menos dada la gravedad de aquello. El destrozo para Restar del caso Errejón es absoluto, el hundimiento de su imagen de marca en medio de balbuceos ante el estallido de la hipocresía que existía en su interior respecto al abusador comportamiento de uno de sus máximos dirigentes los condena al desastre electoral y a la irrelevancia política. Como en “Los Otros” Restar ya está muerto, pero aún no lo sabe.

Un pequeño apunte estético sobre “los comparecientes” del sábado. Ante un caso de abusos sexuales, subieron al estrado a dar explicaciones cuatro mujeres silentes que escoltaban a un hombre, Urtasun, Ministro de Cultura, dejando bien claro cómo se reparte el poder en la formación, cómo las mujeres se utilizan como banderín ideológico y florero estético, y recalcando que toda organización política es un juego de egos en el que los hombres siempre van a querer luchar por tenerla más grande que todos los demás, y ni les cuento cuál es el papel subordinado de ellas. Seguro que el estalinista Iglesias, que debe estar disfrutando de lo lindo con lo sucedido, puede contar experiencias al respecto. Bueno, mejor que las cuenten otras.

viernes, octubre 25, 2024

La caída de Errejón

Ahora resulta que empiezan a salir voces autorizadas diciendo que lo de Errejón era muy conocido, que desde hace tiempo, en su partido y aledaños, se sabía de sus comportamientos y que le habían dado más de un toque al respecto. Eso debe ser lo de la tolerancia cero ante los abusos y el creer a las víctimas. Pues sepan ustedes que yo no tenía ni idea de nada, no me había llegado rumor alguno y para mi fue una sorpresa descubrir, a lo largo de la tarde, el pastel que se destapaba en torno a los comportamientos privados de Errejón, presuntamente delictivos, que por la noche ya incluían el anuncio de la presentación de una denuncia por parte de una de las víctimas ante la policía. Asombroso.

No merece ni un minuto detenerse en el comunicado difundido por Errejón, un texto lleno de farfolla, pedantería y palabras huecas en las que, sobre todo, el autor intenta aparecer como una víctima de lo que ha hecho, y le echa la culpa de todo a conceptos de sociología como el patriarcado, el neoliberalismo y otras cosas por el estilo que no son sino recursos baratos de una presunta inteligencia que trata de ocultar lo que, parece, ser un comportamiento de abusador de toda la vida. A pesar de su apariencia de no haber roto un plato, Errejón parece que destrozaba vajillas, en forma de mujeres a las que accedía por su posición, por el poder, por la relevancia pública de su cargo y vida, y que el consumía y trataba como si fueran objetos. Es un caso clásico de uso de la posición de poder para conseguir lo que no es posible de otra manera. Algunos, a lo Aldama, se forran, y otros, a lo Errejón o Ábalos, se ven sometidos por su entrepierna, todo ello con las presunciones debidas. En casi todos los casos de abuso sexual se da una posición de poder, una dominación, alguien que ocupa un puesto de mayor relevancia económica y social y el abusado, que está en inferioridad, que cuando es consciente y quiere negarse a lo que está pasando sabe que debe renunciar a una vida, ingresos, seguridad, y caer en el pozo de la pobreza en no pocos casos. Eso da al abusador toda la ventaja del mundo, y de ahí al horror apenas queda un paso. En el entorno de trabajo en el que ambos elementos se mueven las tornas suelen estar claras, y el que detenta la posición de poder tiene toda la ventaja posible para enmascararse, conseguir coartadas, recabar apoyos de los suyos, que no suelen ser los últimos de la clase precisamente, y así mantener la ficción de que nada hace, de que es inocente, de que esos rumores no son sino maledicencias. En este caso las explicaciones que deben dar todos los que pertenecen a ese invento mal llamado Sumar y a lo que queda de Pablemos son amplias, porque la trayectoria de un sujeto de este tipo no se crea con un caso ocasional, con un desliz no deseado que es un borrón, sino con reiteraciones, con abusos continuados, con un reguero de víctimas que se suceden en el tiempo, que viven experiencias similares y que han sido engañadas de una forma parecida (cada uno de estos sujetos posee una táctica propia que le caracteriza y reitera, porque aunque sea incomprensible, les funciona) por lo que será amplio el tiempo en el que estos sucesos se han dado, y numerosas las personas que lo conocían, tanto en los partidos como en sus proximidades. ¿Cuántas de esas voces tan gritonas sobre los derechos de la mujer sabían algo y no han dicho nada? El mismo Errejón era un baluarte en lo que se refiere a feminismo y parece que resultaba ser todo lo contrario. Ante el depredador confeso, ¿cuántos han sido los silencios cómplices necesarios para que ejerciera su labor destructiva? ¿quiénes, sabiendo, miraban hacia otro lado y, con toda la desvergüenza del mundo, proclamaban discursos que eran vejados en el despacho de al lado? Si la formación de Yolanda Díaz ya ha demostrado desde su inicio ser un fracaso político, este caso puede ser su puntilla. Por parte de Pablemos, se sentirá encantado al ver como uno de sus odiados, uno de los que le traicionó, se hunde entre las sombras. Pero también debiera explicar lo que sabía, desde cuándo, y si calló, por qué.

En lo ideológico Errejón era el típico hipócrita que vive como un rico en occidente y proclama que el paraíso es una dictadura comunista latinoamericana, de esas a las que visitaba para ser agasajado y cobrar. Rodeado de una pátina de intelectual, fabricante de frases tan pomposas como vacías e incomprensibles, Errejón era la cara amable del estalinismo moderno encarnado por Pablo Iglesias. Ambos comenzaron su aventura ideológica juntos, y el ansia de poder les separó. Ahora Errejón se enfrenta a posibles cargos penales y el ostracismo social, y se convertirá en fácil objetivo de los que quieran hacerse los puros, pero que probablemente esconden en sus armarios mierdas similares a las que nos ocupan. Cuánta hipocresía.

jueves, octubre 24, 2024

Norcoreanos en Ucrania

A un ritmo lento, desesperante, las tropas rusas avanzan en el frente del Donbas y conquistas localidades pequeñas, aldeas, que ya están más que arrasadas. El ejército ucraniano anda escaso de munición, pese a los suministros que recibe de occidente, y sobre todo falto de reservas, de tropa. Las levas no están siendo muy numerosas dada la demografía del país, la fuga de personas a otras naciones y la sensación de que la guerra, eternizada, come la moral y carcome a la sociedad, dejándola exhausta y sin esperanza. A las puertas de un nuevo y cruel invierno, Rusia no acaba de ganar pero Ucrania empieza a perder.

Estos días se ha confirmado lo que, al principio, parecía un rumor disparatado. Es muy conocida la colaboración de otros regímenes enemigos de la libertad con Putin para prestarle ayuda militar. Drones iraníes o armamento norcoreano hace tiempo que son empleados por las tropas rusas en sus ataques sobre Ucrania, y de hecho Rusia ya ha creado fábricas en las que produce drones a la iraní en grandes cantidades, siendo estos los principales medios empleados en sus, cada vez, más efectivos ataques aéreos, con el objeto de saturar las defensas y destruir infraestructuras básicas del país, y de paso asesinar lo que caiga. Pues bien, hace unos días empezaron a filtrarse rumores sobre la presencia de tropas norcoreanas, de soldados, en zonas próximas al frente. Las primeras fuentes eran del gobierno de Kiev, y poco a poco otras más alejadas de los contendientes han ido confirmando la presencia de algunos miles de soldados de la nación oprimida por los Kim en la zona. Las cifras son confusas, pero se habla de un rango que oscila entre los mil quinientos a diez mil. Han salido a la luz vídeos en los que se los ve pertrechándose de material militar en barracones donde parecen estar residiendo, se supone que en territorio ruso o en lo que antaño fueron zonas ucranianas, ahora ocupadas. Algunas de las fuentes afirman que el objetivo de estas tropas es entrar en combate en la región de Kursk, en la zona de territorio ruso que Ucrania ocupó por sorpresa en verano, con el objetivo de reconquistarla, por lo que minimizan el efecto de este factor a una especie de ayuda externa a Moscú para recuperar lo que era su territorio de origen, pero, en general, se da por sentado que si esos soldados están ahí, tarde o temprano acabarán acudiendo al autentico frente de guerra, esa línea de unos mil kilómetros de longitud que delimita la zona ocupada por Rusia del resto de territorio ucraniano. No se sabe mucho sobre estas tropas, sobre su entrenamiento, capacidad de combate, estrategias, quiénes son sus comandantes, cómo se establecen las comunicaciones entre ellas y los mandos rusos (el ruso y el norcoreano son bastante distintos). Se supone que habrá enlaces entre ambos contingentes para las cuestiones de idioma y otros aspectos distintos, pero pocos detalles se tienen al respecto. En todo caso, si esos soldados dan un solo tiro sobre el terreno tendremos ya a tres países que se están enfrentando en suelo europeo, siendo Corea del Norte el primero que realmente manda soldados a reforzar a una de las partes. Evidentemente esta es una noticia de impacto, de gran impacto, y ha alarmado a todo el mundo, sobre todo porque deja bien a las claras los nexos que unen a las dictaduras de Putin y Kim, y en lo que hace al eterno misterio norcoreano, muestra que las bravatas del gordito Kim Yong Un no son sólo ejercicios sonoros de un bocazas, sino una muestra de que la agresividad de su discurso se respalda con hechos consumados, y violentos. En Corea del Sur la alarma es obvia. Durante estos meses el discurso que ha salido de Pyongyang es, cada vez, más agresivo, y se han volado, literalmente, las carreteras que aún quedaban que unían las dos naciones. ¿Planea el norte un ataque al sur? ¿Están estas tropas preparándose para una acción militar real en su propio país? ¿Son esto unas maniobras militares norcoreanas con fuego real con vistas a acciones propias? Muchas preguntas sin respuesta.

Algo nos dice también este movimiento sobre la situación sobre el terreno de Rusia. La capacidad de su ejército para asesinar a los propios, una constante de la historia, hace que los relevos de tropa también sean cada vez más difíciles, y recurrir a soldados ajenos es una muestra clara de escasez de los propios. Por otro lado, también es una señal al mundo de hasta qué punto dos naciones sometidas a regímenes tan hostiles a lo que entendemos como libertad y derecho pueden ser capaces de colaborar en lo más sucio, en la agresión a un tercer país y en el asesinato de su población. La imagen que se obtiene de todo esto es gris, sobre un fondo muy negro.

miércoles, octubre 23, 2024

Un héroe en ADIF

A medida que se conocen más detalles sobre lo que pasó el sábado en el túnel de alta velocidad que conecta Chamartín y Atocha crece la sensación de que, por los pelos, hemos evitado una enorme tragedia. La mala fortuna, la impericia, los errores, la incompetencia, a saber cuáles han sido las causas y en qué proporción, que han generado una situación absurda y de altísimo riesgo, que pudo poner en peligro la vida de cientos de personas que viajaban en otro tren que estaba entrando en ese mismo túnel en sentido inverso. Ha sido, por lo que parece, la decisión valiente y de un empleado de ADIF que, en segundos, tuvo que escoger entre lo malo y lo peor, y actuar.

Como mínimo hay dos enormes fallos que exigen una profunda explicación. El primero es cómo, en el camino al segundo intento de subida de la rampa del túnel en su parte final, se suelta de la cabecera que lo arrastraba el tren que estaba averiado. Los enganches ferroviarios son algo más que un celo y una cuerda atada, son un sistema mecánico sencillo pero muy eficiente, que se puede lograr por impacto de un convoy contra otro, pero que en la práctica requiere una decisión e intervención para revertir, para desacoplar. Que dos unidades enganchadas se suelten es algo rarísimo. El segundo problemón es la total ausencia de un sistema de frenado en el tren remolcado que, una vez suelto, no hace otra cosa que empezar a bajar por la pendiente del túnel, sostenida un 2% - 3% a lo largo de sus siete kilómetros, salvando la cota de más de cien metros de altura que separa Chamartín de Atocha. En caída libre, y con el peso que tiene un tren y su ínfimo rozamiento, la velocidad que se puede alcanzar es enorme, y es casi seguro que los cien kilómetros por hora se cogieron sin gran dificultad. A bordo de la unidad remolcada iban dos mecánicos, cuyo testimonio será decisivo, y que van a poder contarlo porque han sobrevivido a la que puede que haya sido la experiencia más peligrosa de sus vidas. Al parecer la unidad remolcada estaba averiada, no se sabe qué tipo de avería, y el remolque buscaba trasladarla a las cocheras de Fuencarral para repararla. Es normal que, teniendo una avería, no arrancase y que, por ello, tuviera que recurrir a un tractor para avanzar, pero se me antoja asombroso que no tuviese ningún sistema de frenado de emergencia, nada que los mecánicos pudieran accionar en el vehículo cuando se ven desacoplados y que impidiese su loca carrera de descenso. Al menos, ya les digo, hay que explicar estos dos factores, y muy bien. Lo cierto es que, tras el fallo múltiple, la unidad suelta cae por la pendiente y acelera. En la parte final del tramo visto desde Chamartín, el acceso a Atocha, la vía se convierte en única y lleva hasta algo más allá de la playa de salida de la alta velocidad convencional, uniéndose al ramal principal. Antes de eso hay un cambiador de agujas bajo el jardín botánico, que permite que los convoyes puedan usar las dos vías que tiene el túnel una vez superado el cuello de botella del paso de Atocha. El tren alocado corre sin control por el túnel acercándose a todos esos puntos y hay un convoy de Iryo, uno de los operadores, que ha salido de Alicante y ha dejado Atocha con destino Chamartín. En no muchos segundos es casi seguro que el que está fuera de control acceda a la zona de vía única y pueda impactar con el tren que lleva pasajeros. La situación es crítica. En el centro de mando de ADIF cunde el pánico ante lo que parece un accidente casi seguro, y entonces un operario lleva a cabo, de manera remota, el cambio de agujas para que el tren sin control pase de la vía por la que va a la otra. A esa velocidad el cambio de vía es imposible (siempre es una operación que fuerza a los ejes y a la estructura del tren) y la unidad descarrila, se sale de la vía y se estrella contra el lateral del túnel, quedando ladeada y bloqueando por completo una de las dos vías. Los dos mecánicos que van en el interior sufren el impacto pero salen ilesos. Se ordena al Iryo, y a todas las composiciones que están en las proximidades del túnel que se detengan, y lo más grave se ha evitado. El miedo debe seguir vivo en todos los que han vivido ese momento durante horas y horas.

La decisión de ejecutar el cambio de vía era, visto lo visto, la única posible para evitar la colisión entre las dos unidades. Se decidió en segundos en una situación real de máxima tensión y de riesgos enormes para la seguridad de la infraestructura y vida de los pasajeros del tren que iba en sentido contrario. El operario que la ejecutó, decidió o lo que fuera, es un héroe. Su acción ha permitido que estemos tratando este incidente como la concatenación de una serie de fallos chapuceros y no como la enorme catástrofe que podría haber sido. No se quien será la persona que accionó esa orden de cambio de vías, pero ha salvado muchas muchas vidas. Se merece homenajes sentidos y la admiración de todos.

martes, octubre 22, 2024

Política zafia

Hoy en dos semanas tendrá lugar el día electoral en EEUU, aunque cada vez sean más los estados que permiten el voto anticipado, y por ello millones de ciudadanos ya ha acudido a las urnas a dejar su decisión. La campaña, sucia, empeora. Este fin de semana Trump ha dicho en un mitin que Kamala ha sido una vicepresidenta de mierda, literalmente, con esas palabras, sin tapujo alguno. Lo curioso, o ya no, es que eso ha sido jaleado con gozo por los asistentes al encuentro, y es probable que le de más votos de los que le pueda quitar, lo que define muy bien la degeneración a la que ha llegado la política allí, y aquí, y en todas partes.

Hace tiempo que los políticos, exclusivamente preocupados por ser reelegidos y sacar tajada del tiempo que puedan disfrutar de sus cargos, descubrieron que las nuevas formas de comunicación, especialmente las redes sociales, premian el exabrupto, la estupidez, la palabra malsonante, el escándalo. Proponer y trabajar no genera “me gustas” y lanzar insultos y mentir hace que el ruido sea el alimento de los algoritmos para progresar y captar la audiencia. Sí, no todo son redes sociales, pero lo que en ellas sucede cada vez condiciona más la vida real, y el estruendo que de ellas emana se contagia a los medios de comunicación tradicionales, que ven como sus audiencias declinan y deben sumarse al circo de la bronca para conseguir espectadores, porque nada engancha más que las malas formas. Lo que se ha llamado el “sálvame” de la política se ha convertido en un bucle constante de mamporreros, creadores de lemas, ideólogos de lo sucio, mentirosos, insultadores profesionales y todo tipo de sujetos de baja estopa subidos a los aledaños del poder establecido o del que pretende suplirle, todos ellos con unas formas odiosas que, a mi, sólo me generan repulsión. Hace tiempo que la política dejó de ser una manera imperfecta pero posible de tratar de encontrar respuesta a las disputas sociales para convertirse en una mera generadora de disputas. Y esa fábrica de broncas ha conseguido avinagrar relaciones y todo aquello a lo que toca. Ahora resulta que es política ver una televisión u otra, comprarse un coche u otro, coger o no una bici, y soplapolleces por el estilo. Todo se quiere ver desde una óptica política para así conseguir que esas máquinas de ruido se realimenten lo más posible, consiguiendo más y mas relevancia en las redes. Se crean polémicas inmensas por asuntos de estupidez colosal que obligan a todo el mundo a posicionarse, a estar indisociablemente unido a uno u otro bando, bandos artificiales diseñados en una sala de marketing, y de cada una de esas segmentaciones se obtienen resultados sobre la pureza ideológica de los que son los fieles a mi idea, a mi partido, a mi líder. Todo es una cutrez y banalidad insoportable, y claro que los que denunciamos esta deriva, que somos pocos, se nos tacha de todo desde los que las fabrican, porque el tibio es lo peor de cara a un algoritmo que necesita sesgos para retroalimentarse. La degeneración de los perfiles que acceden a los altos cargos de la administración y la gestión política es tal que, sinceramente, ninguno de ellos sería capaz de pasar ningún proceso de selección para trabajar en empresa alguna, dada su inutilidad, pero son válidos como convencidos repetidores de consignas, y eso es lo que les otorga el prestigio, al fe de los suyos, los miles y miles de seguidores, algunos reales, otros falaces, que les jalean a diario en el absurdo en el que se ha convertido la crónica política. Esto pasa en todas las naciones occidentales. En España, y dada la incultura generalizada de nuestra sociedad, las falacias y basuras a las que uno se exponen son aún de un calibre superior a las que se dan en otros países, pero no tienen una excepcionalidad muy grande. Las opciones de que Trump sean reelegido son altas, y eso nos dice mucho del momento que estamos viviendo.

Vi el otro día, referido al proceso electoral norteamericano, que un número creciente de estadounidenses ha decidido reducir su exposición a las noticias para evitar la bronca política y, así, poder establecer un cortafuegos en sus vidas privadas respecto a lo que de ahí emana. Es lógico. Desde hace tres meses no compro prensa los fines de semana, por decisión consciente, para no tener que pagar por argumentarios escritos desde un despacho de poder que son de una estupidez indigna, de un valor muy inferior al papel en el que se han impreso. Si la única manera de sobrevivir al ruido es escapar del ruido, sólo esos necios quedarán en su charca de lemas falaces. ¿Qué hacer? ¿Cómo soportarlo? ¿Es posible revertir la situación? ¿Quedará algo de vergüenza entre tanto indeseable e interesados a sueldo?

lunes, octubre 21, 2024

Caos en los trenes (otra vez)

Esto es lo que se denomina un artículo atemporal, da igual cuando uno lo lea porque refleja una realidad que se mantiene a lo largo del tiempo, no pierde su vigencia, y eso es malo, no para el texto, sino para lo que sucede que se denuncia, que es nefasto. Resulta triste, a la par que asombroso, comprobar como un servicio se puede ir degradando delante de los ojos de uno sin que nadie haga algo para evitarlo, estando todo el mundo de acuerdo en que no es posible que eso suceda y hay que actuar. No, el proceso de declive se agrava y empieza a fallar en puntos estructurales que lo van condenando poco a poco a no ser ya un servicio, sino un problema.

En España el sistema ferroviario siempre ha sido un poco de chiste. El tren llegó tarde, como todo lo relacionado con la revolución industrial, y la orografía del país, bella para el paisajismo, de pesadilla para el ingeniero, hizo que todo avanzase despacio y que los resultados no permitieran correr mucho. Antes de la llegada de la Alta Velocidad, el tren era un método de transporte residual, y exceptuando los núcleos de cercanías, su relevancia era muy escasa. El AVE y sus inversiones inmensas cambiaron esto, creándose el inicio de una red alternativa, fiable y moderna, que corría y llegaba a su hora, lo que lo convertía en un método de transporte competitivo. A medida que las ciudades conectadas con AVE han ido creciendo se han generado sinergias económicas, sociales y de todo tipo. En paralelo a estas inversiones, el resto de la red ferroviaria, de ancho nacional, distinto al europeo del AVE, se ha ido dejando de la mano, lo que ha supuesto el cierre de varias de las líneas regionales, que sólo generaban pérdidas, sometidas a su propio abandono. En los núcleos de cercanías las inversiones también han sido las mínimas, poco más allá de remodelar alguna estación. Las redes apenas han crecido y, frente a los entornos urbanos que se han expandido en espacio y población, se han quedado muy pequeñas. Saturadas y sobreexplotadas, sus limitaciones hace tiempo que son evidentes y basta con que se den pequeñas incidencias para que los colapsos se extiendan mucho más allá de la línea en la que se ha producido. De un tiempo a esta parte rara es la semana en la que no se estropea una línea completa en las cercanías de Madrid o Barcelona (los famosos rodalíes) y ahora, a ese desastre, se han ido uniendo las líneas de AVE, que empiezan a dar problemas propios de la alta explotación y la dejadez. Más de un cese se ha producido en la gerencia de ADIF, el operador de la infraestructura, pero la cosa no se arregla, y cada viernes quienes acuden a las estaciones en busca de su fin de semana lo hacen con los dedos cruzados por si esta vez serán ellos los perjudicados por la avería de turno. En los puentes o inicios de las operaciones vacacionales ya es un clásico el reportero que está en las grandes estaciones de tren relatando que por causas técnicas no se qué línea a no se qué ciudad no funcional, y que el número de pasajeros abandonados a su suerte llena los espacios de unos edificios colapsados en los que la ira y la incertidumbre dominan por completo. A veces es por mala suerte, otras por desidia, la mayoría de los casos por dejadez, pero si no falla una cosa lo hace otra, y el viajero de turno, que ha sobrevivido a la odisea que supone acceder a la web de RENFE (otro desastre infinito que jamás se arregla) se las ve y desea para poder llegar a su destino. Si viajaba por vacaciones es probable que estas acaben recortadas o, desde luego, en parte amargadas, pero si lo hacía por una necesidad personal, el daño puede ser realmente grave, y sólo imaginar que se deben hacer las reclamaciones pertinentes a través de los sistemas de RENFE o de las operadoras implicadas conlleva una depresión específica. Sin información, colgados, agraviados, con la sensación de volver a ser estafados, viajar en tren se está empezando a convertir en una desagradable aventura en la que las probabilidades de que todo vaya mal para el cliente son, cada vez, más altas.

Este fin de semana el caos en Madrid se desató el sábado por un descarrilamiento en el túnel de AVE que enlaza Atocha y Chamartín, de un convoy vacío que estaba siendo remolcado, y la presencia de un suicida en un paso elevado en Atocha, lo que obligó a cortar el servicio eléctrico en la estación y llevar a todo el sistema de trenes de la capital, fuera cual fuese su tipología, al desmadre. El número de afectados es enorme, contabilizable en AVE, imposible de cuantificar en cercanías, y hoy lunes sigue parte del lío, con reestructuraciones de servicios y cambios de cabecera, a la espera de que se retire el tren descarrilado el fin de semana. Pagamos impuestos, hay un montón de altos cargos, y las cosas cada vez funcionan peor. Esa es la sensación general.

viernes, octubre 18, 2024

Israel sigue eliminando objetivos

Ayer, en una operación desarrollada en Gaza, en la que murieron cerca de una veintena de palestinos, fue ejecutado Yahia Sinwar, el actual líder de Hamas, que ascendió al cargo tras el asesinato por parte de las tropas israelíes de los que le precedieron en el cargo. Hay escenas impactantes tomadas por drones del interior de la vivienda en la que se refugia el islamista, ya golpeado, que intenta arrojar algo a la cámara que le observa, todo cubierto de polvo de escombros, pero no es capaz de ni de acercarse a su objetivo. Posteriormente comandos especializados accederían al lugar y procederían a rematar el trabajo, nunca mejor dicho. Las fotos del resultado son esclarecedoras.

La bíblica frase de ojo por ojo, diente por diente, se está ejecutando en aquel lugar del mundo con un grado de vigencia difícil de concebir. Sinwar fue el autor intelectual de los atentados del 7 de octubre, de esa matanza indiscriminada de israelitas que soliviantó al mundo y cambió para siempre la zona. De él partió no se sabe seguro si la idea, pero sí el permiso para planearla y ejecutarla. Al parecer era consciente de que con esa decisión iba a desencadenar una guerra de la que no saldría vivo, y así ha sido. De paso, miles y miles de palestinos, a los que sin duda el fanatismo de Sinwar consideraba prescindibles, han fallecido en esa batalla que él inicio. Las consecuencias de aquellos actos de hace apenas un año reverberan en la región y en todo el mundo, y han mostrado a un Israel dolido, vengativo, fiero, inasequible y sin piedad, que muestra un poderío militar frente al que sus vecinos apenas pueden hacer nada. Todos los grupos proxies que atacaban a Israel, dominados por Irán, van camino de ser diezmados y convertidos en poco más que sombras de lo que fueron, al precio de reducir el vecindario de Israel a una montaña de escombros y a miles y miles de víctimas inocentes que han sido atrapadas entre las represalias de la acción de Sinwar. La situación de los palestinos comunes, los que no pertenecen ni apoyan a las milicias islamistas, es desoladora. Se encuentren donde se encuentren, una bomba habrá caído en sus proximidades o algún familiar habrá fallecido en combates o ataques contra civiles. Gaza es ya un lugar inhabitable, convertido en un campamento de refugiados que subsisten bajo el sol protegidos por tiendas de campaña y poco más, dependientes por completo de una ayuda externa que entra con cuentagotas, sometida al control del ejército israelí. La destrucción física de la franja es casi total y la posibilidad de que allí los supervivientes vuelvan a vivir de una manera razonable es muy escasa. El sur del Líbano va por el mismo camino, siendo ahora el lugar en el que se centran las ofensivas militares. Beirut sigue siendo golpeada por las bombas casi a diario, especialmente en los barrios que se encuentran más al sur, que ya lucen cráteres y escombros en abundancia. Una gran cantidad de los habitantes de la capital libanesa, y del resto del país, han optado directamente por escapar para salvar su vida y las pocas pertenencias que hayan podido reunir y transportar en sus propios medios. El balance de destrucción y muertos en Líbano supera ampliamente ya a lo que pasó en la guerra de 2006, y las operaciones están aún lejos de finalizar, dada la extensión de aquel territorio y la enorme fuerza, tanto militar como humana, con la que contaba Hezbollah, ahora ya bastante disminuida en ambos conceptos. Las acciones militares israelíes encuentran resistencia en su avance, y ocasionalmente se producen bajas, pero la sensación que está dando por ahora la operación es de una superioridad aplastante de las IDF frente al enemigo islamista, que está siendo doblegado y, en cierto modo, exterminado. Si las cosas siguen así es probable que Israel gane esta guerra, en lo militar, de una manera rotunda, incontestable.

Quedan un centenar de rehenes secuestrados en Gaza, en ese montón de ruinas, de los que poco se sabe. La probabilidad de que sigan vivos es baja, dado lo que ha pasado sobre sus cabezas, pero sus familiares mantienen la esperanza y exigen sin cesar a Netanyahu que los libere, que sea ese, y sólo ese, su objetivo. El primer ministro ya ha demostrado que los rehenes son una prioridad menor frente al hecho de mantenerse en el poder, y una guerra triunfante, según muestran las encuestas, puede ser la mejor manera de consolidar su posición. Sobre la sangre de los indeseables que mataron a los suyos, y sobre la de otros muchos miles inocentes, Netanyahu puede salir consolidado de todo este desastre. E Israel rodeado de escombros y odio, pero victorioso.

jueves, octubre 17, 2024

El plan de la victoria en la guerra de Ucrania

Ayer Zelensky presentó ante la Rada, el parlamento nacional ucraniano, lo que ha denominado el plan de la victoria, una serie de puntos que ha ido presentando al gobierno de EEUU y a la secretaría general de la OTAN con el objetivo de que el año que viene sea el último de la guerra. No es exactamente un plan, sino una serie de puntos no muy claros que se basan en la no cesión de terrenos, la entrada del país en la Alianza Atlántico y el incremento de la cooperación militar mutua entre los aliados occidentales y Kiev, con el objetivo de que esa nación sea el bastión militar del este que impida el avance futuro de tropas rusas en ese flanco europeo.

De hecho, quizás lo más llamativo de la propuesta es que Kiev se compromete a que, a cambio de que occidente suministre material y tecnología, sean sus hombres los que formen las unidades de defensas europeas, y que suplan a las tropas norteamericanas que se encuentran desplazadas en las bases del viejo continente, especialmente las situadas en el centro y este. Soldados ucranianos a cambio de soldados americanos, con material de estos últimos, de tal manera que los riesgos para los ciudadanos de EEUU se reduzcan a casi nada y la necesidad de enviarlos a unas posiciones que se han vuelto belicosas disminuya notablemente. EEUU se ahorra botas sobre el terreno y mantiene la inversión en tecnología y armamento. No suena mal a medio y largo plazo, pero para que algo así se pueda llegar a dar existe un necesario paso previo, y es que, en efecto, la guerra se acabe y las tropas ucranianas dejen de ser necesarias en su frente, no tengan que estar acantonadas allí y, sobre todo, no mueran o resulten heridas. Y me da que para que eso suceda aún queda un tiempo, y una perspectiva que es algo más sombría de lo que pintas las declaraciones de Zelensky. En efecto, sobre el terreno, de una manera rastrera y lenta, las tropas rusas avanzan, y los frentes ucranianos no son capaces de mantener sus líneas. Con unos suministros de armamento por parte de occidente que se mantienen, pero no con la frescura de antaño, y una soldadesca con baja moral, las bajas en el campo de batalla, numerosas, son más costosas para Kiev que para Moscú. En Ucrania la vida de los suyos es importante, no son tantos y cada vez es más difícil cubrir los reemplazos necesarios para sostener el esfuerzo bélico. En Rusia la vida de los que están combatiendo en suelo ucraniano les importa a sus familiares, pero al gobierno de Putin se la trae al fresco, le da igual. Si mueren decenas cada día sobre aquel terreno son repuestos con nueva carne conseguida con mordidas económicas o, simplemente, reclutada a golpe de amenazas. Las últimas noticias indican que se han visto los primeros soldados norcoreanos en el frente, lo que supondría que Pyongyang no sólo está suministrando cohetería y munición a Moscú, sino también tropas, lo que sería un hecho más que relevante. El país más paria y oscurantista de la tierra está implicado, de verdad, en una guerra abierta en suelo extranjero, lo que resulta alarmante, dado el errático comportamiento de su líder y los cada vez más agresivos mensajes dirigidos hacia su vecino del sur. En todo caso, Rusia está logrando avanzar, y la porción de terreno del Donbas que se mantiene en manos de Kiev no hace sino reducirse. La infraestructura energética de Ucrania ha quedado muy dañada tras los ataques aéreos rusos del verano y, con la llegada del nuevo invierno, los padecimientos de la población en todo el país van a ser muy elevados. La situación económica de la nación es desoladora, y la ilusión que produjo el arriesgado movimiento que permitió a Kiev lograr conquistar terreno en Rusia, en la provincia de Kursk, ha derivado en un nuevo frente estancado en el que los pocos movimientos que se dan son de regresión ucraniana. Ese movimiento, en su día visto como audaz y sorprendente, lo era, no parecer haberse convertido en baza alguna de cara a una negociación.

En las próximas semanas, lo más determinante para el curso de la guerra no se va a producir sobre el terreno europeo, sino en EEUU, en su recuento electoral. Si gana Trump, cuyas posibilidades de victoria están creciendo estos días, la perspectiva para Kiev será sombría, y Putin tendrá un gran as en la manga de cara a forzar a ucrania a una negociación en la que todo lo que exija tenga visos de ser conseguido. La UE no es capaz de sostener el apoyo militar a Kiev sin EEUU, simplemente por incapacidad de producción, y con Trump es muy probable que la guerra no durase demasiado, saldándose con una clara derrota de Ucrania. Ojalá no sea así.

miércoles, octubre 16, 2024

Éxitos espaciales con SpaceX

Este fin de semana y lunes han sido días importantes para la carrera espacial, tanto en lo que hace a la investigación avanzada como para el desarrollo de proyectos y, por qué no decirlo, ilusiones. El lunes despegaba, en un Falcon Heavy, la misión Europa Clipper, una enorme sonda que va a explorar esa luna de Júpiter. Tardará varios años en llegar allí, con varias asistencias gravitatorias de por medio, y su objetivo es analizar todo lo que pueda de ese satélite, acercándose mucho, buscando trazas de vida o restos de actividad orgánica en uno de los mundos más interesantes que tenemos en nuestras proximidades.

Pero lo que más revuelo mediático ha conseguido, y de manera justificada, es el último lanzamiento de la nave StarShip de la empresa SpaceX, del multimillonario Elon Musk. Ese enorme cohete está formado por dos partes, un lanzador que mide algo más de sesenta metros de altura, impulsado por treinta y dos motores raptor, y una nave adosada en parte superior, denominada así mismo StarShip (sí, todo el mundo se lía con el hecho de que la nave y el conjunto se llamen igual) de unos cincuenta metros de altura, que sería lo que se pondría en órbita de todo el conjunto, una vez que la primera fase la eleve hasta el punto en el que los motores de la nave le permitan alcanzar la posición deseada. En la prueba del domingo el objetivo era doble, colocar la nave en posición suborbital, ligeramente por encima de los doscientos kilómetros de altura, testando su comportamiento y la vuelta a la tierra, donde se preveía su amerizaje, destructivo o no (finalmente sí reventó una vez llegada al agua). El otro objetivo era el de recuperar la primera fase, el lanzador. SpaceX ha logrado, con los Falcon, convertir en rutina la asombrosa imagen de ver cómo la fase de lanzamiento de los cohetes no se destruye, sino que vuelve a la tierra, logra posarse en vertical en el punto deseado y, tras unas revisiones, puede volver a utilizarse, convirtiéndose así en una pieza de uso constante, lo que abarata de una manera tremenda los costes de cada lanzamiento. Antes la carga útil, el satélite o nave tripulada, que está en lo más alto del cohete y es lo más pequeño, era lo único que sobrevivía, quedando destruido todo lo demás. Era como si una furgoneta de reparto se volatilizara cada vez que un paquete llega a su destino, ruinoso. Las dimensiones del proyecto StarShip son gigantescas, porque es capaz de sitúa, agárrense, ciento cincuenta toneladas en órbita, algo apenas visto, pero su rentabilidad se basa en la recuperación, del propulsor, como en los Falcon. La idea de los ingenieros de la empresa es que esa primera fase retornara a la torre de lanzamiento y que quedase atrapada entre los brazos móviles de la inmensa construcción que Musk ha desarrollado en su base de Bocachica, en la frontera costera de Texas y Méjico. El del domingo era el primer intento real de recuperar un aparto de tales dimensiones, y desde la empresa y los expertos se señalaba que las probabilidades eran bajas, así que todos los que veíamos los acontecimientos en directo teníamos mucha ilusión, pero, también, temor a que sucediera algo. El contemplar como el propulsor bajaba a miles de kilómetros por hora era inquietante, pero algunos de los motores se rearrancaron cuando estaba previsto y la telemetría mostraba un intenso frenazo en la caída a medida que se aproximaba al complejo. A pocos cientos de metros de su destino la velocidad de caída se derrumbaba y, con una oscilación peligrosa pero no extrema, el propulsor se iba acercando a la torre con determinación. En pocos segundos la alcanzó, extendió unas aletas superiores, los brazos de la torre se cerraron y el enorme cilindro, de más de sesenta metros de largo, quedó colgado de las agarraderas situadas en lo más alto de la torre de lanzamiento. Los motores se apagaron y la euforia se desató en todo el mundo.

El domingo SpaceX prácticamente jubiló los sistemas de lanzamiento masivo que existen en el mundo, tanto los de la NASA como los de las agencias rusas y chinas, y mostró que está mucho más allá de todos ellos, tanto en precisión como, sobre todo, en rentabilidad. La posibilidad de que se puedan subir enormes cargas y grandes tripulaciones a la órbita con la frecuencia y coste a la que ahora mismo SpaceX realiza lanzamientos de satélites abre la puerta a posibles misiones en las que las estaciones espaciales orbitales lunares tipo Gateway o mismamente en la superficie de nuestro satélite, no son una quimera, sino algo técnica, y reitero, económicamente, viable. El domingo SpaceX revolucionó la carrera espacial.

martes, octubre 15, 2024

Corruptelas a lo Sánchez

Parafraseando a Tolstoi, se puede decir que todas las tramas de corrupción son igualmente delictivas, pero cada una lo es sórdida a su manera. Tras la cima alcanzada por la trama de Bárcenas en el PP y su galería de personajes chuscos pensaría uno que los malos aprenderían y se esconderían mejor, usarían la tecnología para disimular sus robos y tratarían de esconder lo más posible los vínculos que los unen, pero no, no. Se ve que el dinero y la codicia forman esa pareja irresistible que, desde el mundo es mundo, enloquece a los humanos y les lleva a cometer todo tipo de actos, brillantes algunos, zafios en tantas ocasiones, para satisfacer sus instintos. Y esta vez no ha sido diferente

De los personajes que acaben componiendo esta trama tenemos ya a los tres principales que se dan en todas, que son los que la permiten. El político corrupto, el conseguidor que actúa de nexo y el que financia a todos y se lleva la mayor cantidad de dinero. Este tercero es el más importante, porque la corrupción no es nada sin dinero, cuando no hay papelitos de colores de por medio no se puede corromper a nadie, es la gasolina del delito. Este papel lo ocupa, en este caso, un señor llamado Víctor de Aldama, que para estar involucrado en una trama corrupta del PSOE ha decidido vivir con una estética más propia de uno de los implicados en la Gürtel que en otra cosa, quizás porque todos los corruptos son iguales en lo ajeno a la ideología, sólo creen en el dinero. Aldama untaba, sobornaba, repartía dinero y se lo llevaba. Koldo, el matón que pone nombre al caso de momento, era una pieza necesaria, pero menor, importante, pero no vital. Era el corre ve y dile de turno, el chulo de barrio que impone y enlaza a unos con otros, hace de recadero, conoce a casi todos, se convierte en la puerta que hay que tocar para acceder, pero no es más que un peón, una pieza de la que se hubiera podido prescindir si llega a fallar. Dadas las pocas luces que ha mostrado hasta ahora es probable que se creyese que era tan valioso como grande su cuerpo, pero estaba en un error. Ábalos es el político corrupto, ya saben, con el presunto delante, el que tenía acceso al poder, a determinar el resultado de contratos y adjudicaciones, el que se podía saltar las normas para que quien la trama deseaba se llevase dinero a espuertas en base a contratos públicos, esas poderosas herramientas por las que medio mundo empresarial y político mataría si supiera cómo esconder los cadáveres para siempre. Por lo que se sabe Ábalos ha sido un político bastante barato a la hora de ser comprado, es un hombre que, nada más verle y oírle, intuye uno que está acostumbrado a la vida callejera, al lumpen. No es de gustos caros, no le va el arte y la sofisticación, es más de “amiguitas” con las que “pasar el rato” y chalets, es el típico sujeto cutre de una peli de serie B, al que se le van los ojos con las tetas de las putillas que desfilan a su lado, un sujeto de los más chusco y torrentiano, que llega a ser Ministro de Fomento y secretario de organización del PSOE, el cargo más importante del partido que gobierna, que amasa una enorme cantidad de poder y que, en todas sus apariciones, ofrece una imagen propia de secundario en una serie cutre de mafiosos napolitanos. El deje de su voz, su pose, su mirada, nada en Ábalos tiene un solo gramo de apostura, de interés, de atractivo. Supongo que su éxito con las féminas se debe a la erótica del poder y, sobre todo, a lo que puede llegar a pagar para conseguirlas, todo muy en el marco de la doctrina feminista que envuelve el discurso de lo que antaño se llamó el PSOE, hoy sanchismo. El cese de Ábalos en 2021, de una manera abrupta, nunca fue explicado, y con lo que se va sabiendo ahora uno puede imaginar que, o bien la mierda llegó a tal nivel que algo había que hacer para cortarla o hubo alguno que decidió cortar por lo sano cuando se enteró de las cosas que pasaban al otro lado de su puerta, antes de que le salpicasen. En ambos casos la responsabilidad de que los presuntos delitos se hubieran cometido es equivalente.

Eso nos lleva a la figura de Sánchez, el número uno para Ábalos y cia, el jefe, el mayor de los mentirosos que han ocupado la Moncloa desde que su inquilino es elegido mediante elecciones democráticas. Ni una sola explicación ha salido de él o de su entorno de todo lo que se está publicando. Agarrado al soniquete de que bulo es todo lo que le perjudique, Sánchez sigue viviendo en su burbuja de soberbia autoalimentada por el presupuesto púbico, y sostenida por lo que antaño fueron periodistas y medios de comunicación, hoy empresas casi quebradas dependientes por completo de la inyección del dinero del gobierno para poder subsistir. El camino del mentiroso acaba mal, normalmente, pero puede tardar mucho en hacerlo. Es la esperanza de Sánchez, es lo que me temo.

lunes, octubre 14, 2024

Enfrentarse a Gaudí en Barcelona

Gracias a un jefe de un amigo del trabajo, este sábado tuve la oportunidad de asistir a un acto relacionado con la Copa América de vela, y con ese motivo, mi amigo, un tercero y yo nos pegamos un viaje relámpago a Barcelona, en lo que ha sido mi primera visita a la ciudad y la segunda vez que, en mi vida, veo el Mediterráneo. Puede que no se lo crean, pero como decía Borges, mi vida es mucho más lo que he leído que lo que he experimentado, y aunque uno sea, entre otras cosas, amante de los clásicos y de todo lo relacionado con Grecia y Roma, el Mediterráneo como realidad física me es casi tan desconocido como la Antártida. Así son las cosas.

Ir a Barcelona es, sobre todo, llegar al centro del modernismo y el Art Nouveau en España y, desde luego, es encontrarse con Gaudí, al que nunca he visitado en obra alguna. Y sí, hay creaciones suyas no sólo en Barcelona, pero recuerden lo que les decía en el anterior párrafo sobre lo que conozco de haberlo visitado. Aunque el horario del día era ajustado, se podían ver algunas cosas relevantes de la urbe, y la más obligada es la Sagrada Familia, un templo como no hay otro en el mundo, y que requiere un ejercicio de introspección para contemplarlo que resulta imposible dada la cantidad de gente y vida comercial que lo rodea. La primera impresión, al verlo, es contradictoria. Se me hizo un poco más pequeño de lo que esperaba, pero al ir recorriéndolo en su perímetro, iba creciendo con volúmenes impropios y desatados, hasta alcanzar una majestuosidad propia de las catedrales que, sin duda, inspiraron a su creador. No pudimos entrar en el interior, por lo que sólo puedo contarles sensaciones de lo que la obra muestra a la calle. Y lo cierto es que consigue ser lo que pretende, un templo grandioso. Gaudí era un artista visionario, no tanto por el futuro, sino por una concepción muy propia de la arquitectura y el arte, una visión propia, en la que la religión ocupaba un papel fundamental. Creyente profundo, la fe era una motivación constante en su obra, y no son pocas las capillas que diseña y construye a lo largo de su carrera, pero planea esa Sagrada Familia como el culmen de toda su creación, como el no va más de lo que es capaz de hacer su ingenio y la técnica en la que se basa. Obsesionado con las curvas catenarias, esas que se forman cuando, por ejemplo, un cable se cuelga de dos extremos y es atraído por la gravedad en todos sus puntos, construye con ellas bóvedas y torres autosostenidas que no necesitan contrafuertes ni apoyos externos, lo que permite levantar naves altísimas sin nada que las esconda ni tape su rotundidad. La profusión de torres, representando apóstoles, evangelistas, Maria y Jesús, se suceden y agolpan, ofreciendo una imagen abigarrada, no de amontonamiento, pero sí de multitud congregada, y generan un acusado perfil vertical que, a medida que la construcción avanza, transforma el aspecto de la iglesia que había sido el más reconocible durante décadas. Las torres terminadas ya hace años que muchos identificaban como las de las portadas no lo son, sino que se encuentran en los laterales del transepto, y a medida que el proyecto avanza quedan convertidas en lo que fueron imaginadas, en acompañantes de la grandiosidad del cimborrio de Jesús, que cuando esté concluido, con unos 170 metros de altura, se convertirá en el techo de la arquitectura religiosa católica del mundo, superando la neogótica torre de la catedral de Ulm. El amasijo de grúas y andamios, que llevan viviendo con la obra desde sus inicios, no impiden hacerse una imagen del conjunto del templo, y los parques del tamaño de una manzana que se encuentran en sus laterales ayudan a imaginarse cómo es la iglesia en su totalidad. Otra cosa es lo que pasa en la calle Menorca, el lugar en el que debe erigirse lo que Gaudí soñó como la entrada principal que está apenas a un par o tres de carriles de una manzana de pisos que, creo, tendrá que ser eliminada para que la construcción, cuando se produzca, proceda a su invasión, no se si física, pero desde luego sí visual. Entonces la imagen del templo cambiará bastante respecto a la actual.

Inmersa en polémicas profundas por el resultado estético de las intervenciones modernas en la obra, sometida al problema de la pérdida de muchos de los diseños que Gaudí dejó hechos, y levantada en una época en la que la religión y fe, la fuente de su origen, han dejado de manar en la sociedad, el templo se convierte tanto en un museo al aire libre como en un lugar de experimentación, en el que cada añadido supone una aportación desde el tiempo en el que es insertado. Resulta inevitable desvirtuar el proyecto original del genio, que hace tiempo que no está, y no me opongo a que la obra siga y se concluya, y me parecen absurdas muchas de las discusiones al respecto. Cuando se acabe, si es que lo hace algún día, será grandiosa. Ya lo es. Ya lo era cuando nació en la mente de quien la soñó.

viernes, octubre 11, 2024

Rafa Nadal como estilo y ejemplo

Creo que habrá días de sobra para comentar las andanzas de Koldo, Aldama, Ábalos y demás presuntos corruptos de este desgobierno, así que vayamos hoy con Nadal, que anunció ayer su retirada. Probablemente sea uno de los españoles más famosos del mundo, su apellido es reconocible en todas partes y, en la historia del deporte, quizás sea el de nuestro país que más alto ha llegado. Ayer, la conocerse la noticia, anunciada por el mismo, los medios de comunicación de todo el planeta la difundían como si fuera un hecho de relevancia global, y en un mundo como el nuestro, obsesionado de manera absurda con el deporte, lo es.

No se si he llegado a ver más de una hora a Nadal jugando al tenis, apenas he seguido su carrera profesional, de la que obviamente me he enterado, porque es imposible no hacerlo, pero su trabajo, el tenis, me es ajeno y nada estimulante, como prácticamente el resto de deportes. No me interesa Nadal como tenista, me interesa como persona y como estilo de comportamiento. Agraciado con el éxito en su tarea, en este caso pegar raquetazos a una pelota, Nadal llegó muy deprisa a lo más alto y, seguramente, se vio tentado por todo eso que rodea a los que se llaman triunfadores, en forma de todo tipo de excesos y derroches, tanto económicos como personales. Te crees que por ser de los mejores en lo tuyo eres de los mejores en todo, y la corte de aduladores que surge a tu alrededor actúa para alentar esa idea, y de paso quedarse con algo del dinero que caiga desde lo alto. Nadal no ha sido así. Desde el principio su carrera ha estado dirigida por personas con cabeza, con estilo, con ideas asentadas, con la filosofía de que el tenis, como todo deporte, es un juego, no es nada importante, en el que uno se esfuerza lo más que pueda, se comporta con educación e inteligencia y obtiene el furto que su trabajo, el de sus oponentes, y la suerte, le otorguen. Nadal nunca se ha creído nada porque quienes le asesoran le han metido en la cabeza que nada debe creerse por el hecho de ganar partidos de tenis. Han sido esas mentes, especialmente la de su tío Tony, las que han forjado la personalidad de un luchador en su especialidad, alguien que se ha ido reponiendo de los problemas y adversidades, y que ha llegado a ser el mejor en lo suyo durante un tiempo, pero sobre todo alguien que sabe que las cosas importantes de la vida no son el tenis, los torneos o los títulos ganados. Nadal no discutía en los partidos, no se enfrentaba a los árbitros o al público. Si algo le salía bien lo festejaba, si algo le salía mal se callaba, rabiaba por dentro, aguantaba el dolor y seguía. Nunca ha echado las culpas a otros por lo que no ha sido capaz de hacer, ha reconocido el mérito de los adversarios y ha soportado derrotas que le han dolido con el estoicismo no de los manuales de autoayuda, sino con el que aporta la serenidad de haberlo hecho lo mejor posible y no haber sido capaz, porque el rival lo ha superado. Frente al comportamiento macarra que es habitual en el mundo del deporte profesional, reflejo en parte de la sociedad en la que vivimos, Nadal ha sido un ser extraño, que ha logrado forjar una profunda amistad y admiración con uno de sus mayores rivales, al que le ha dedicado elogios sin límites, en un gesto que es impensable en especialidades como esa en la que se pegan patadas a un balón o en muchas otras disciplinas deportivas, o de la vida. ¿Cuántos conocemos que alaben a un rival en lo profesional, le reconozcan méritos que el que los relata admite no poseer y lo considera superior? ¿En nuestros trabajos se dan comportamientos de ese tipo? ¿En nuestras familias? Seguramente la respuesta más frecuente sea que no, y eso es algo que hace a Nadal muy especial en nuestro mundo.

Ahora mismo, en medio de la epidemia de egocentrismo tan fortalecida por las redes sociales, en las que la apariencia lo es todo, la mediocridad se fomenta tanto como premia y la incultura ya no produce sonrojo sino orgullo, el comportamiento de Nadal se convierte en un extraño referente que suscita admiraciones declaradas, pero no tanto por lo que es sino por lo que ha conseguido en su deporte. A mi sus títulos me dan igual, lo que me importa es que Nadal, si se hubiera dedicado a cualquier otra profesión, sería igualmente excelente, entregado y generoso. Y, totalmente desconocido por todos, sería igualmente admirable. Ese es su máximo valor.

jueves, octubre 10, 2024

Los Nobel y la IA

Esta es la semana en la que se conceden los premios Nobel, por lo que es probable que hoy se entregue el de literatura alguien que no conozca en absoluto y me haga pasar por iletrado. Es lo que lleva pasando desde hace algunos años de manera reiterada. El lunes se concedió el de medicina a unos avances en el uso del ARN, que todo el mundo entendió como meritorio y premiable, pero ayer con el de física se produjo una gran discusión, porque no se premió ninguna investigación teórica sobre los temas habituales en la materia, no, sino que se premió la tecnología de redes neuronales y el machine learning, que ha hecho posible la actual IA.

Las redes neuronales son una técnica conocida desde hace bastante tiempo. Se trata de combinar una serie de capas de neuronas artificiales, operadores sencillos que pueden hacer un cálculo muy básico con la información que reciben, y la reenvían a otra capa de operadores similares. Las múltiples relaciones que existen entre todos los operadores capa a capa, y las ponderaciones que definimos a la hora de que algunos de esos vínculos sean más importantes y otros menos, genera una complejidad creciente con un número de neuronas no muy elevado, y modelos de este tipo son capaces de realizar predicciones que compiten desde hace tiempo con técnicas econométricas clásicas en el mundo de la economía. Lo que ha revolucionado el mundo de estas redes es la capacidad de proceso que las nuevas tecnologías permiten a la hora de manejar millones de neuronas y miles de millones de vinculaciones entre ellas, y el llamado machine learning, o autoaprendizaje, que no es sino el recálculo constante de las ponderaciones de los vínculos que existen en el modelo de neuronas, de los miles de millones que componen todo el modelo. Así, diseñamos un modelo neuronal complejísimo para, por ejemplo, identificar imágenes, pongamos de gatitos. Entrenar al modelo consiste en suministrarle miles y miles de ejemplos de imágenes en las que pueden salir gatitos, o no, y el modelo irá ajustando sus vínculos y ponderaciones en función de sus aciertos y errores, consolidando cuando acierta y haciendo cambios cuando falla, de tal manera que su precisión se irá haciendo cada vez mayor. Todos los modelos de IA funcionan así, aunque esta sea una manera muy burda de explicarlo. La tecnología que hay en ellos, el trabajo de programación y la necesidad de personal cualificado, datos y energía que consumen son enormes, y cada uno de ellos se especializa en lo que aquellos que los han creado considera es lo más relevante. Chat GPT, el más famoso de todos, utiliza este procedimiento para entender texto y generarlo, bien escrito y hablado. Es un “loro estocástico” en el que, cada palabra que escribe, es el resultado de una gigantesca cantidad de cálculos que otorgan a esa palabra que se nos muestra la mayor de las probabilidades para ser lo que debía en función de lo que se le ha preguntado. Chat GPT no sabe ni leer ni escribir, no entiende lo que pone, y ni falta que le hace. Está entrenado para que sus objetos de cálculo, el texto, se genere cumplido las reglas de probabilidad que ha aprendido. Las IA que detectan tumores observando mamografías hacen lo mismo, generar resultado probabilísticamente lo más ajustados posibles a la secuencia de miles y miles de mamografías, con o sin cáncer, que se les han suministrado. Y aprenden, y logra ser más efectivos en el diagnóstico de lo que lo sería un doctor experto en la materia. Recordemos, no entienden la imagen, no saben lo que se les muestra, no viven en un mundo de conocimiento de conceptos y realidades como el nuestro, sino en otro de ajustes de probabilidad, algo tan abstracto como extraño, pero que acaba por generar resultados fascinantes. Con el uso y abuso de la fuerza bruta computacional, pero es evidente que funciona.

El avance tecnológico de estos modelos es incuestionable, pero la pregunta que se hacen muchos desde el martes es si eso es merecedor de un Nobel de física. Para echar más leña al fuego, el Nobel de química de ayer se otorgó a los desarrolladores de AlphaFold, la IA de Google que logró, por un sistema idéntico al anterior, descubrir todas las posibilidades de plegamiento que puede desarrollar una proteína, una de las bases de la vida biológica, compuesta por cadenas de aminoácidos que adoptan formas espaciales muy complicadas que, en gran parte, son las que determinan sus propiedades y usos. AlphaFold permitirá sintetizar nuevas proteínas, todas las que sean capaces de existir de hecho, pero es el segundo Nobel a la IA en una semana.

jueves, octubre 03, 2024

La huida

Cuando Israel comenzó sus bombardeos en el Líbano, y especialmente en Beirut, se vieron en la ciudad escenas que eran casi idénticas a las registradas en Kiev el 22 de febrero de 2022. Riadas de coches atestando las autopistas que circundan la ciudad y que llevan a su salida, buscando una vía de escape que permita salir del peligro en el que la urbe se ha convertido para millones de civiles, ajenos a la refriega, sometidos a la dictadura de Hezbollah y, ahora, objetivo probable de escombros, fragmentos y restos de explosivos que saltan por los aires en los barrios donde antaño vivían.

¿Cómo huiría usted de su ciudad en caso de guerra? ¿Qué se llevaría? ¿Cómo lo haría yo? Son preguntas que a veces uno se plantea de manera retórica, en tardes de poco hacer y menos pensar, y las ve como algo lejano, supuestos similares a pensar sobre la llegada de los extraterrestres o el placer del amor verdadero. La principal diferencia de este tema es que sí, llega a suceder. Desde la IIGM, y su demo previa de nuestra guerra civil, los frentes militares de batalla se dan en los puntos en los que los soldados de cada bando combaten y, también, en las ciudades de cada lado, que no se pueden mover, pero sí ser atacadas. La búsqueda de víctimas civiles en las urbes es una obsesión de todo ejército atacante, por el impacto que produce en mero número de fallecidos y por el miedo atroz que logra inocular a la población, que se cree segura a distancia del frente, pero que comprueba que es el frente el que llama a su puerta. En los pueblos la huida es relativamente sencilla dado que son estructuras pequeñas, las salidas pueden estar cerca y, aunque sea andando, uno puede emprender la fuga de una manera u otra. En una ciudad grande las cosas son distintas, las distancias son inabordables sin un medio de transporte que te desplace, y los volúmenes de gente, que provocan atascos significativos en una operación salida de fin de semana, se convierten en inmanejables en caso de pánico. En el 11S vimos como miles y miles de personas se ponían a andar tratando de salir del bajo Manhattan, y llenaban puentes como el de Brooklyn o Manhattan, riadas humanas de personas que habían llegado a sus oficinas en transporte público y que no tenían medios propios para salir de allí una vez que metro y autobuses dejaron de funcionar tras el derrumbe de las torres. En ese caso la fuga tenía el pánico de la guerra y la incertidumbre absoluta sobre lo que estaba sucediendo, y el objetivo principal era alejarse del lugar en el que el infierno se había desatado. En casos como el del Kiev o Beirut hay una mayor certidumbre sobre lo que sucede, pero la sensación de miedo es la misma, agravada por su situación, porque el concepto de guerra destruye la sensación de seguridad que otorgamos al entorno que, hasta hace nada, era conocido y familiar. Uno no sabe de dónde puede llegar un ataque, si afectará al edificio en el que vivo o al de los vecinos, o a uno que veo desde la ventana, o todo será un rumor de fondo en un barrio alejado. El campo abierto se convierte en la única seguridad posible, y allí nada está hecho para proteger a quien escapa. El ciudadano, el urbanita, pasa a ser refugiado en apenas minutos, abandonando seguridad y enseres a cambio de no se sabe muy bien qué, dejando atrás no sólo objetos y recuerdos, sino las certezas de lo que fue una vida que no hay manera de garantizar de que vuelva. El pasado es un lugar seguro, porque ya hemos estado en él y hemos sobrevivido para poder contarlo. El futuro es incierto, no sabemos lo que nos pasará ni si seremos capaces de relatarlo llegado el momento. La guerra es la suspensión de todas las seguridades, la presencia de un enemigo que busca destruirnos y la eliminación de lo que entendemos como la sociedad, las reglas de comportamiento habituales, lo que nos hace convivir juntos en las urbes masificadas en las que habitamos, los que nos da certezas sobre que nada nos pasará cuando nos crucemos con otro en una calle, camino o recodo. La guerra apaga la luz que consideramos natural y nos sumerge en sombras en las que nada es certero, todo puede ser hostil.

Supongo que documentación, fotos de recuerdo y poco más es lo que uno se debiera llevar si tiene que escapar apresuradamente del hogar. En estos tiempos el cable cargador del móvil puede ser lo más valioso del mundo, pero, ay, a saber si la electricidad seguirá funcionando cuando la batería diga basta y el mundo analógico del pasado esté esperando tras ella. No quiero saber qué se experimenta en esos momentos, no tengo ganas de pasar por ese trauman, la guerra es un horror, el fracaso absoluto, y sus daños se prolongan en el espacio y el tiempo mucho más allá de lo que indican la historia sobre sus inicios, finales y lugares de desarrollo. Soy cobarde, huiría de los primeros, no tendría demasiadas opciones de supervivencia. No quiero vivir nada así.

Subo a Elorrio unos días de ocio. Si todo va bien, el siguiente artículo será el jueves 10, intentaré que a la hora de publicación habitual.

miércoles, octubre 02, 2024

Irán contraataca

Una de las grandes preguntas que suscitaban los acontecimientos de esta semana es la posible respuesta de Irán. Las opciones que debatían los expertos eran dos. O no lo hacía porque estaba realmente asustado ante el despliegue efectuado por Israel o lo hacía porque era la única manera de seguir manteniendo el estandarte de su presunto poderío militar y de lo que llaman la resistencia frente al sionismo. Ambas alternativas eran peligrosas para Irán, ninguna era buena, pero una de ellas iba a ser la que se iba a dar, con todas las consecuencias posibles. Finalmente, Irán optó ayer por la tarde por la primera, un ataque directo con misiles contra Israel, intenso en volumen, pero no en carga explosiva.

Fue una manera de decir “aquí estoy” pero sin cargar las tintas, pese a que supuso una ruptura de la brecha de seguridad aérea israelí y la constatación de que no hay sistema antiaéreo que pueda sostener un ataque de saturación. Con casi doscientos misiles lanzados, los tres niveles de defensa aérea israelí se emplearon al máximo, pero o lograron evitar que bastantes proyectiles impactasen sobre la nación hebrea, causando daños menores, que se sepa hasta el momento. En sus declaraciones, el gobierno de Teherán anunció que esta era la venganza ante la eliminación de los dirigentes de Hamas y Hezbollah, uniéndolo todo en un pack, de tal manera que quisiera anunciar que considera saldado el golpe recibido con una acción que, a todas luces, es de bastante menor intensidad de lo que se esperaría. Esto puede indicar varias cosas. El miedo que antes señalaba en el régimen de los Ayatolás ante la potencia y precisión demostrada por las IDF y la inteligencia israelí, quizás incluso, si me apuran, que el potencial militar iraní no es el que se presuponía, y que parte de la fuerza que exhibe sea un farol. Lo cierto es que la situación pareciera encontrarse en tablas, pero no es así, porque Israel considera que el ataque recibido ayer requiere respuesta, y que Teherán debe saber que no sólo sus proxies, sino el propio régimen chií debe entender que la impunidad de sus actos respecto a Israel ha terminado. Esto nos mete de lleno en una espiral de respuesta, de acción y reacción, que puede descontrolarse rápidamente. En abril las cosas se pararon en este punto, con una salva de misiles iraníes de menor entidad y efecto, y luego se instauró una calma tensa entre ambas naciones. Los esfuerzos que EEUU trata de hacer desde ayer se dirigen precisamente a una repetición del escenario de abril de un toma y daca y que las cosas no vayan a más, pero espoleado por los éxitos logrados a lo largo de las últimas semanas, y con la sensación de que la ventaja tecnológica y militar está de su lado, Netanyahu puede estar tentado a lanzar un golpe directo contra el patrocinador de todos esos movimientos que buscan destruir Israel, y que ahora se encuentran sumidos en del desconcierto. Si se fijan, parece haber un patrón en el proceso de gestión de Israel de esta guerra. Desde que se produjeron los salvajes atentados del 7 de octubre, primer aniversario el lunes que viene, nada es ya igual. El gobierno israelí determinó que ya no hay límite ni freno a sus actos, que los más de mil ciudadanos hebreos asesinados en esa jornada son la causa que justifica la acción militar sin contemplación alguna frente a aquellos que amenazan la seguridad del país, y que no habrá paz para nadie que busque el enfrentamiento con Israel. Primero Gaza, el feudo directo de Hamas, el atacante primordial, y el más débil de la ecuación. Desde hace unas semanas Líbano y Hezbollah, la milicia más poderosa y activa de todas, y ahora Irán, el patrocinador de todas ellas, junto con golpes intermitentes a las milicias hutíes del Yemen, que hasta ahora, curiosamente, se han mostrado como las más ofensivas y dañinas para la seguridad Israelí desde que comenzó la guerra. Si la secuencia es la que parece, Irán va a recibir un serio ataque por parte del ejército de Israel, y eso nos pondría ante una tesitura muy muy peligrosa. Ayer el miedo empezó a cotizar en los mercados.

¿Opciones de ataque israelí? Una, la más obvia, es Natzan, el complejo donde Irán desarrolla su programa nuclear, un lugar que intuyo más que enterrado y protegido, y que Israel habrá tenido desde hace tiempo sobre la mesa a la hora de planificar un ataque que lo arrase. Otro objetivo puede ser la destrucción de infraestructuras petroleras iraníes, refinerías y lugares de embarque de crudo en el golfo pérsico, por donde exporta la mayor parte de su petróleo (su gran fuente de ingresos). Sin ellas la economía del país se hundiría y el régimen lo iba a pasar muy mal. Si quieren imaginar, pueden hacerlo con un golpe a la cúpula del país, que imagino atrinchera en un búnker desde ayer por la tarde. No se, puede pasar cualquier cosa.

martes, octubre 01, 2024

Israel inicia la invasión del Líbano

Anoche, como sospechaban muchos que acabaría sucediendo, Israel comenzó en serio sus operaciones terrestres al otro lado de su frontera norte, introduciendo tropas y material en el Líbano y comenzando así una incursión de duración e intensidad desconocidas. Las fuentes hebreas hablan de unas operaciones quirúrgicas, destinadas a acabar con la infraestructura de Hezbollah, cuyo alcance sería limitado en el tiempo y espacio, pero ya se sabe que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Subido al éxito de las últimas tácticas contra la milicia, la tentación israelí para entrar sin contemplaciones y hasta donde desee son muy elevadas.

Es de suponer que ahora sí se producirán enfrentamientos entre las tropas israelíes y las milicias chiíes, que tienen la ventaja de conocer el territorio, su armamento y número. Frente a ello, la moral de ese contingente debe estar por los suelos tras los golpes recibidos y no queda naca claro que haya una cadena de mando efectiva que logre reorganizar y volver a hacer operativos los efectivos que ahora deben estar medio descabezados. Así mismo, la paranoia a la infiltración israelí debe de estar en su grado más alto, y a la primera sospecha es de suponer que se celebren juicios sumarios y ejecuciones por parte de unas fuerzas adoctrinadas en el fanatismo. Para los soldados israelíes esto no es Gaza, territorio en el que sólo los escrúpulos morales actuaban de freno ante las operaciones militares, y ya se ha visto lo que han servido para amortiguarlas. Aquí se enfrentan a algo que conocen desde la última incursión de 2006, y que saben puede ser mucho más peligroso. Parten con una enorme ventaja, eso es obvio, tras lo sucedido estas semanas, pero en el desarrollo de los combates puede suceder cualquier cosa, y es sabido que para Israel el valor de las vidas de sus soldados es muy superior al de la de los oponentes para los propios, por lo que un resultado muy asimétrico de bajas puede suponer una especie de empate de dolor entre ambas sociedades. Para la población libanesa, su pesadilla no acaba. Lo que antaño fue un país con un relativo grado de prosperidad, laico y abierto, lleva tiempo siendo una nación desmadejada, sumida en cruentos enfrentamientos internos entre las distintas facciones sociales y religiosas que la componen. Su estado está prácticamente descompuesto, la economía hecha un desastre y muchas de las infraestructuras de la capital, Beirut, aún dañadas por la enorme explosión accidental que se produjo en el puerto hace unos años y que lo arrasó por completo. Lo más parecido a un estado en ese país es la propia milicia de Hezbollah, que actúa como tal para la población chií, una de las más numerosas del país, y que somete al resto a una especie de dictadura caracterizada por el rigorismo religioso y el sometimiento a los dictados de Irán. Durante los últimos años, con la creciente descomposición del estado libanés, el poder ha ido basculando hacia los chiíes y por ello no es de extrañar que los libaneses que no pertenecen a esa creencia hayan visto con buenos ojos la muerte de Nasrallah, el auténtico hombre fuerte del país, y el destrozo que Israel ha generado en la estructura militar que el clérigo comandaba. Esta guerra que ahora empieza puede suponer la ruptura total del estatus actual del Líbano si Hezbollah pierde y es destruida, y la llegada al poder de esa nación de otras fuerzas que la controlen, pero eso es ir muy acelerado en el desarrollo de una historia que acaba de empezar. Pero es verdad que, como parteaguas de la historia, como aceleradores y alteradores de lo existente, nada hay como las guerras, y sus efectos resuenan a lo largo del tiempo. Líbano se enfrenta ahora a otra, que le causará daños, muerte y destrucción. Eso es lo único seguro de lo que va a suceder.

En medio de este lío sigue la fuerza de interposición de la ONU, en la misión FINUL, creada tras la guerra de 2006, con un buen contingente de militares, entre los que se encuentran seiscientos españoles, que llevan ya varios días encerrados en sus bases y, sospecho, desde anoche en sus búnkeres. Con el inicio de la invasión la misión ONU deja de tener sentido y creo que ya es hora de plantearse la evacuación de los que allí se encuentran, para sacarlos de un avispero en el que pueden ser objeto de fuego cruzado por parte de los contendientes y salir muy mal parados. Las declaraciones tranquilizadoras del gobierno de poco sirven frente a la escala de los acontecimientos. Espero que les rescaten ya, a todos.