jueves, marzo 20, 2025

Moncloa tiene prisa con PRISA

Una de las novedades que ha supuesto el mandato de Sánchez ha sido el descaro absoluto respecto al control de los medios de comunicación que considera deben ser afines, y su obsesión con aquellos que destapan sus escándalos, renuncios y traiciones. Quizás sea el mejor ejemplo de una época en la que la obsesión por comunicar es la que lo llena todo, el maldito relato que ocupa todo el tiempo la cabeza de los políticos y los pelotas que de ellos viven. Ya saben, corazoncitos en redes sociales, “me gusta” y cosas por el estilo. Trabajar es de pringados y comunicar es lo único que importa. El vacío sanchista es tan inmenso como su ego. Sí, es un buen definidor de estos tiempos.

PRISA siempre ha estado en la órbita del PSOE y tanto El País como la cadena SER, sus buques insignias, han trabajado intensamente a favor de ese partido desde el inicio de la democracia, con mayor o menor descaro, pero siempre manteniendo un cierto nivel de profesionalidad que, sesgos aparte, daba consistencia al producto fabricado. Más o menos lo mismo se puede decir de la COPE y el ABC sobre el Partido Popular, con mayores altibajos en esos casos en lo que a calidad periodística se refiere. Uno compraba El País y sabía por dónde iban a ir los tiros, pero se encontraba con artículos de fondo que merecía la pena leer, y la mejor sección de internacional de toda la prensa española. Desde que el sanchismo se hizo con el poder la deriva del periódico ha sido espectacular, convirtiéndose casi siempre en un mero redactor de las notas que le llegaban de Moncloa, traduciéndolas de “politiqués” a prensa, pero manteniendo en todo momento un discurso de prietas las filas con Sánchez hasta llegar al ridículo. En paralelo se ha producido una notable pérdida de calidad de las firmas de la cabecera, y el alineamiento forzado de todas ellas a una estrategia tan burda como vacía, en la que una serie de argumentarios de base infantiles hasta el extremo lo condicionan todo. La presencia de personajes como Idafe Martín fue el síntoma de la decadencia total, actuando éste como un mero comisionado político del gobierno para, desde las páginas del diario, dictar sentencias de condena a todo aquel que osara, en cualquier medio, a no adorar a Sánchez como es debido. El que Idafe ahora haya sido fichado como parte del gabinete de presidencia en Moncloa no es sino la muestra perfecta de cómo El País ha dejado hace tiempo de hacer periodismo para convertirse en un vulgar aparato de propaganda. Eso le garantiza el apoyo del gobierno y el sostén de sus cuentas, ruinosas, y por ende la nómina de los que allí escriben. A cambio, han dejado de ser periodistas para convertirse en vulgares propagandistas. Viven bien, pero ya sin credibilidad. En estas estábamos cuando el gobierno decidió que necesitaba otra televisión (no le debe bastar con una TVE sometida) en abierto y privada para que le diera más coba aún. Esa tele debía ser para PRISA y debía organizarse durante el primer semestre de este 2025, para lo cual trabajaron intensamente el dúo de los migueles, Contreras y Barroso, poderosos en la empresa y con inmensos contactos gubernamentales. La muerte sorpresiva de Barroso el año pasado supuso un grave inconveniente para este proyecto, ya que era, con diferencia, el más inteligente de los dos. A partir de ahí, Contreras y el resto de amiguetes han ido perfilando la creación de ese canal, y con el paso del tiempo llamó la atención como desde la dirección de PRISA, con su principal accionista a la cabeza, el franco armenio Joseph Oughourlian, se iban lanzando mensajes cada vez más críticos contra la propuesta televisiva, no tanto por lo político como por lo económico. PRISA está de camino a la ruina, Santillana es su única fuente real de ingresos y si no quiebra es porque el gobierno no lo permite. Oughourlian fue, a lo largo de 2024, poniéndose en una postura cada vez más enfrentada a las directrices de Moncloa y ha sido en este 2025 cuando ha estallado la guerra total en la empresa y con el títere que la quiere manejar. En un consejo de administración extraordinario Oughourlian dio carpetazo al proyecto televisivo y cortó cabezas, eliminando directivos afines al gobierno y que presionaban para sacar adelante esa televisión. La bronca fue monumental, como el impacto en todo el mundo mediático y político.

Tras este movimiento, en Moncloa no se han cortado un pelo. Enfadados, han decidido que un presunto ministro como es Óscar López no tiene otra cosa que hacer que ir a París a presionar a Vivendi, otro de los accionistas de PRISA, para que descabale a Oughourlian y le de a Moncloa el control total sobre la empresa y sus marcar. La respuesta de Oughourlian en forma de artículo en El País ha sido tremenda. Ahora mismo la guerra soterrada entre el gobierno y el medio de comunicación es total, a pesar de que no se ha movido un ápice la línea editorial tendenciosa pro Sánchez. Se ve que al que duerme en Moncloa le importa más la lealtad de quienes le rinden pleitesía que todo lo demás. Narcisista comportamiento que se extiende por amplias capas del gobierno y aledaños. Todo un espectáculo. Sí, así muere un medio, y el periodismo en general.

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