jueves, marzo 13, 2025

¿Va EEUU a la recesión?

Aunque ayer hubo un suave rebote, los índices de la bolsa americana llevan dos semanas cayendo con fuerza, cierto que desde máximos, y alcanza ya una corrección del entorno del 10%, que no es poco. El tecnológico Nasdaq cae más que el SP, pero la gráfica que dibujan es similar. Un desplome a escala que ha borrado todas las ganancias acumuladas desde que se produjo la elección de Trump como presidente, el 4 de noviembre del año pasado. En la práctica hemos hecho un viaje de ida y vuelta y estamos como hace cuatro meses. Todo lo subido, perdido.

¿Es cierto que EEUU va a una recesión? Esta es una pregunta tan importante como difícil de contestar, y mirando las bolsas uno podría pensar que, claramente, es el escenario que se descuenta, pero ya saben que en el parqué manda muchas veces el nerviosismo y se anticipan cosas que no tiene por qué suceder. El debate sobre este asunto se ha disparado desde que el índice GDPNow de la FED de Atlana se puso en negativo. Ese índice es una elaboración estadística que trata de seguir en tiempo real la economía norteamericana, y que ha pasado de un avance del PIB suave y estable ligeramente superior al 2% al derrumbarse hasta el -2,5%. Este índice no es la verdad revelada, y puede cometer errores, y la volatilidad creciente de los datos aumenta la probabilidad de que se equivoque en sus predicciones, pero ¿a qué puede ser debido ese brusco comportamiento de la gráfica? Hay una explicación que ha circulado estos días que tiene mucho que ver con la política arancelaria de Trump. Ante las crecientes amenazas de imponer gravámenes, llevadas a la realidad en algunos casos, desmentidas, rectificadas y puestas nuevamente en práctica, numerosas empresas y agentes de EEUU han disparado sus importaciones para prever una subida futura de precios con motivo del arancel. Algo así como “compra hoy tres a precio barato mejor que mañana de uno en uno a precio caro”. Las importaciones restan en el cálculo del PIB (las exportaciones suman) y un incremento de las compras en el exterior para evitar estos problemas supondría una reducción del PIB significativa, pero a priori temporal, una especie de shock que no tendría por qué marcar tendencia. Tendremos que esperar un tiempo para ver si esta explicación es cierta y si eso se refleja en otras estadísticas y si realmente estamos hablando de un bache pasajero, de una visión errónea o algo más serio. En todo caso, el miedo a que algo se rompa en la economía americana está creciendo entre los analistas simplemente por el nivel de incertidumbre que está causando la errática política de Trump. Esa ida y vuelta de amenazas que tan pronto como se ponen se quitan y se reafirman puede estar bien para una partida de cartas entre tahúres o para una negociación con vistas a hacerse con un solar disputado entre promotores inmobiliarios, pero es algo impensable desde la gerencia de la economía de un país. Los bandazos, las indecisiones, las idas y vueltas pueden ser incluso peor que las malas decisiones. Los agentes forman sus expectativas en función de lo que ven y cómo actúan el resto, incluido por supuesto el comportamiento del gobierno. La seguridad jurídica y la certidumbre es un enorme valor, intangible, que como el aire que se respira, no se percibe que está ahí, pero se echa en falta con angustia cuando desaparece. No hay forma de que importadores, productores, logísticas y cualquier otro sector involucrado en los intercambios comerciales desde y con destino EEUU tenga claro qué hacer cuando no sabe si mañana sus costes van a subir un 20% o no en función de lo enrabietado que esté el presidente que lo decide. Todo este ruido es, por así decirlo, arena, piedrecillas que uno arroja a una máquina en la que giran muchos engranajes, que se ralentiza al encontrase con los obstáculos. La seguridad y la certidumbre son engrase que facilita las cosas, lo de ahora sólo perjudica, y el efecto no puede ser bueno en ningún caso.

Una derivada peligrosa de todo esto es el efecto en las expectativas de inflación. Tras el subidón post covid, una de las principales causas de la derrota demócrata, los precios han moderado su ascenso en todo occidente, volviendo a la senda del 2%, pero estos movimientos arancelarios y sus guerras comerciales amenazan con futuras subidas de precios que pueden hacer retraer algunos consumos, adelantar otros y, en definitiva, trastocar las expectativas y el comportamiento de los consumidores. Si el consumo se frena en EEUU, donde supone más o menos el 65% del PIB; entonces sí que la economía de aquel país empezaría a sufrir. Esta es una de las variables básicas a seguir para ver si realmente entran en problemas.

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