lunes, junio 02, 2025

Ucrania ejecuta un Pearl Harbor sobre Rusia

El que lo más relevante de la actualidad nacional de este fin de semana sea la creación de un bulo por medios afines al gobierno, algunos pagados por él, y que tres ministros se dediquen a propagarlo sin vergüenza alguna dice casi todo sobre cómo estamos y lo que nos pasa. Saliendo del estercolero de quienes nos gobiernan, a los que mejor no prestar atención alguna, es evidente que lo que sucedió ayer en la guerra de Ucrania merece toda la atención posible, y que resulta asombroso, tanto por la manera en la que Kiev ha planeado la operación como por las consecuencias de la misma, devastadoras para la flota estratégica rusa. Es un golpe maestro.

Al parecer, ha llevado más de un año el proceso de planificación de este golpe, lo que hace que me recuerde a la acción israelí que atacó a Hezbollah mediante la manipulación de sus busas. Un trabajo concienzudo, meticuloso, lento, lleno de esfuerzo e inteligencia y que, favorecido por la suerte, ha alcanzado sus objetivos. En este caso Ucrania logró introducir en Rusia un grupo de contenedores que, como carga útil, llevaban maderas para la construcción de cabañas. Grises y estandarizados, cargados en camiones, esos contenedores atravesaron las fronteras de la federación y se adentraron en el territorio de Putin sin levantar sospechas. Los destinos eran las proximidades de bases en las que se estacionan los bombarderos estratégicos rusos, aviones de gran porte capaces de cargar armamento nuclear y que pueden volar a enormes alturas y recorrer grandes distancias. Junto con los submarinos y los silos, son la joya de la capacidad de disuasión rusa, y más si me apuran, porque permiten localizar de manera más precisa el posible ataque disuasorio que los misiles convencionales. Esos contenedores tenían trampa. En el techo falso de cada uno de ellos se encontraba un enjambre de drones, una buena colección por cada uno de ellos. Drones baratos, de unos 500 euros cada uno, que operaban en parejas. Uno de ellos iba cargado con explosivos y otro con cámara para poder registrar lo sucedido. Aparcados en las proximidades de las bases, la trampa, el caballo de troya, esperaba su momento, y ese fue ayer. A un conjunto de señales, transmitidos al parecer por móvil, sin usar codificación de gran complejidad, el programa instalado en el equipamiento se puso en marcha, se abrió la tapa de los contenedores, y los drones empezaron a surgir de ellos de una manera sorprendente. A mu baja altura, indetectables para los sistemas de seguridad de las bases, fue mínimo el tiempo entre su arranque y llegada a los objetivos. Las flotas de aviones que se encontraban en las pistas eran un blanco perfecto, sencillo, casi de juguete, y ahí fue cayendo uno tras otro, en varias de las bases rusas, alguna de ellas a unos 4.000 kilómetros de la frontera occidental del país. Rusia ha reconocido el ataque, lo que es una buena muestra del éxito logrado. Las estimaciones de lo sucedido varían, pero el daño es inmenso. Kiev informa que ha logrado eliminar cuarenta aeronaves, lo que supone cerca de la mitad de la flota rusa disponible. Entre ellos se encuentran modelos Tupolev de enorme envergadura y coste. Se estima en miles de millones de dólares las pérdidas infringidas a la aviación rusa en lo que ha sido el mayor golpe que ha sufrido en la historia moderna, y el daño causado a la capacidad de despliegue nuclear del país resulta significativo. En el corazón de la nación, Rusia ha sufrido un golpe tan intenso como humillante, y todo con una operación en la que, si se miran las cifras, se ha invertido una cantidad ridícula de dinero. Aviones de decenas, cientos de millones de dólares de coste, destruidos por drones de unos 500 euros. La asimetría entre el coste y el efecto de la operación resulta tan salvaje que todo el mundo está asombrado y, también, admirado, por lo que Ucrania ha logrado.

¿Es este el Pearl Harbor de Rusia? No lo se. Varios han sido los golpes sufridos por el que se vendía como el segundo mejor ejército del mundo que han podido ser decisivos en el curso de la guerra, pero ello no ha frenado los planes asesinos de Putin. El de ayer es un golpe de una escala hasta ahora no vista y que, además de ser estudiado en todas las escuelas militares, supone nuevamente la defenestración de las grandes y caras plataformas a costa de la tecnología de los drones y las armas de precisión. Ayer Ucrania revolucionó el arte de la guerra y dio un golpe asombroso. A ver cómo responde el asesino que reina en el Kremlin.

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