A un ritmo lento, desesperante, las tropas rusas avanzan en el frente del Donbas y conquistas localidades pequeñas, aldeas, que ya están más que arrasadas. El ejército ucraniano anda escaso de munición, pese a los suministros que recibe de occidente, y sobre todo falto de reservas, de tropa. Las levas no están siendo muy numerosas dada la demografía del país, la fuga de personas a otras naciones y la sensación de que la guerra, eternizada, come la moral y carcome a la sociedad, dejándola exhausta y sin esperanza. A las puertas de un nuevo y cruel invierno, Rusia no acaba de ganar pero Ucrania empieza a perder.
Estos días se ha confirmado lo que, al principio, parecía un rumor disparatado. Es muy conocida la colaboración de otros regímenes enemigos de la libertad con Putin para prestarle ayuda militar. Drones iraníes o armamento norcoreano hace tiempo que son empleados por las tropas rusas en sus ataques sobre Ucrania, y de hecho Rusia ya ha creado fábricas en las que produce drones a la iraní en grandes cantidades, siendo estos los principales medios empleados en sus, cada vez, más efectivos ataques aéreos, con el objeto de saturar las defensas y destruir infraestructuras básicas del país, y de paso asesinar lo que caiga. Pues bien, hace unos días empezaron a filtrarse rumores sobre la presencia de tropas norcoreanas, de soldados, en zonas próximas al frente. Las primeras fuentes eran del gobierno de Kiev, y poco a poco otras más alejadas de los contendientes han ido confirmando la presencia de algunos miles de soldados de la nación oprimida por los Kim en la zona. Las cifras son confusas, pero se habla de un rango que oscila entre los mil quinientos a diez mil. Han salido a la luz vídeos en los que se los ve pertrechándose de material militar en barracones donde parecen estar residiendo, se supone que en territorio ruso o en lo que antaño fueron zonas ucranianas, ahora ocupadas. Algunas de las fuentes afirman que el objetivo de estas tropas es entrar en combate en la región de Kursk, en la zona de territorio ruso que Ucrania ocupó por sorpresa en verano, con el objetivo de reconquistarla, por lo que minimizan el efecto de este factor a una especie de ayuda externa a Moscú para recuperar lo que era su territorio de origen, pero, en general, se da por sentado que si esos soldados están ahí, tarde o temprano acabarán acudiendo al autentico frente de guerra, esa línea de unos mil kilómetros de longitud que delimita la zona ocupada por Rusia del resto de territorio ucraniano. No se sabe mucho sobre estas tropas, sobre su entrenamiento, capacidad de combate, estrategias, quiénes son sus comandantes, cómo se establecen las comunicaciones entre ellas y los mandos rusos (el ruso y el norcoreano son bastante distintos). Se supone que habrá enlaces entre ambos contingentes para las cuestiones de idioma y otros aspectos distintos, pero pocos detalles se tienen al respecto. En todo caso, si esos soldados dan un solo tiro sobre el terreno tendremos ya a tres países que se están enfrentando en suelo europeo, siendo Corea del Norte el primero que realmente manda soldados a reforzar a una de las partes. Evidentemente esta es una noticia de impacto, de gran impacto, y ha alarmado a todo el mundo, sobre todo porque deja bien a las claras los nexos que unen a las dictaduras de Putin y Kim, y en lo que hace al eterno misterio norcoreano, muestra que las bravatas del gordito Kim Yong Un no son sólo ejercicios sonoros de un bocazas, sino una muestra de que la agresividad de su discurso se respalda con hechos consumados, y violentos. En Corea del Sur la alarma es obvia. Durante estos meses el discurso que ha salido de Pyongyang es, cada vez, más agresivo, y se han volado, literalmente, las carreteras que aún quedaban que unían las dos naciones. ¿Planea el norte un ataque al sur? ¿Están estas tropas preparándose para una acción militar real en su propio país? ¿Son esto unas maniobras militares norcoreanas con fuego real con vistas a acciones propias? Muchas preguntas sin respuesta.
Algo nos dice también este movimiento sobre la situación sobre el terreno de Rusia. La capacidad de su ejército para asesinar a los propios, una constante de la historia, hace que los relevos de tropa también sean cada vez más difíciles, y recurrir a soldados ajenos es una muestra clara de escasez de los propios. Por otro lado, también es una señal al mundo de hasta qué punto dos naciones sometidas a regímenes tan hostiles a lo que entendemos como libertad y derecho pueden ser capaces de colaborar en lo más sucio, en la agresión a un tercer país y en el asesinato de su población. La imagen que se obtiene de todo esto es gris, sobre un fondo muy negro.
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