martes, octubre 14, 2008

El monotema

El personal empieza a hartarse de encender la radio, o escuchar las sintonías aburridas y vacías de gusto de los telediarios y volver a oír cosas como planes de rescate, inyecciones de liquidez, préstamos interbancarios, derivados, swaps, cotizaciones y demás argot. Casi desea el público que surja algún escándalo político, y hasta divierte más el conchabeo entre UPN y el PSOE con el PP de convidado de piedra que las gráficas enloquecidas de los índices bursátiles. No se entiende ni lo uno ni lo otro, pero al menos a Miguel Sanz puedes ponerle cara, mientras que el Ibex... qué rostro tiene el Ibex???

Pues seguimos con las mismas, aunque hoy toca verlo todo desde un plano nacional. Esta tarde se reúnen en la Moncloa Zapatero y Rajoy para consensuar una política económica conjunta ante la crisis. Para hacerse una idea de cómo se aprecian mutuamente estos personajes baste decir que ha sido más sencillo reunir al G8 en Washington y a los líderes de la Unión Europea en París que a nuestros dos líderes (perdón por el mal y desprestigiante uso del término líder, pero es que ahora no se me ocurre otro). Zapatero ha impulsado un plan de rescate financiero que oscila ente los 30.000 y 50.000 millones, según que día leamos el periódico, será porque al diferencia es poca. No se sabe muy bien como funciona, que es lo que va a hacer ni que control existe sobre ese dinero, que surge de la nada tendrá un coste 0 para el contribuyente, lo que demuestra que la ingeniería financiera ha alcanzado cotas de ilusionismo inimaginables. Además, el plan pretende rescatar ese sistema financiero tan sólido y estable que poseemos, envidia del mundo mundial, por lo que aún no se para que necesitamos rescatarlo, salvo que todo lo anterior sea una mentira tan grande como la desaceleración que no era crisis o la llegada al pleno empleo, mediante más de un millón de nuevos parados, se entiende. Por su parte Rajoy, que sabe tanto de economía como ZP, nada, llega a la reunión tras su desliz ante un micrófono calificando de coñazo el desfile de las fuerzas armadas del 12 de octubre que tanto ensalzó el año pasado. Obligado a un trágala a la propuesta del gobierno, so pena de ser calificado de antipatriota, su posición es débil, ambigua y nada clara. Lo más probable es que el resultado de la reunión sea una foto en la que ambos dirigentes se congratulen de haber llegado a un acuerdo de mínimos para sostener y fortalecer la salud de la economía española, expresado ello en unos discursos huecos, grandilocuentes y vacíos de contenido. Para seguir el guión previsto, a las pocas horas saldrá Pepiño Blanco atizando a Rajoy con lo más duro que tenga en su cocina, acusándole de llevar a occidente al precipicio y de ser un asesino de la riqueza familiar, a lo que Esteban González Pons responderá con unos chiste sobre Blanco, lanzará acusaciones sobre la mentiras e improvisaciones del gobierno, y todos contentos a casa, o mejor, a un caro restaurante a cenar mientras que el consumidor español de a pie paga el gas un 10% más caro, ve su hipoteca disparada y no logra entender como la mayor bajada de la historia del Ibex es seguida del mayor alza, y lo que es peor, no se ha forrado con ella, como sí hicieron ayer unos pocos en el parqué.

Y para rematar la faena, ayer se concedió el
premio Nóbel........... de Economía!!!. El galardonado ha sido el norteamericano Paul Krugman, experto mundialmente reconocido en macroeconomía y, especialmente, comercio internacional, prolífico articulista del New York Times, aquí los textos los publica El País, y significado opositor a la política económica (y también la otra) de George Bush. Algunos han calificado a Krugman de antiliberal, lo que demuestra a la claras la ignorancia hispánica respecto a lo que significan esos términos al otro lado del atlántico, ya que hasta el más intervencionista de los economistas norteamericanos se escandalizaría del sistema económico clientelar y politicista (otro palabro que me he inventado) que aquí estilamos. Felicidades a Krugman, y a los que ayer se subieron al Ibex, claro.

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