viernes, septiembre 20, 2024

¿Empieza la guerra del Líbano?

Las esperadas declaraciones de ayer del líder de Hezbollah, en las que no estallaron ni las cámaras ni los micrófonos, parecen preludiar el inicio de la guerra abierta y extensa entre Israel y la milicia chií, con el Líbano como campo de enfrentamiento. El intercambio de cohetes y bombardeos durante esta noche ha sido intenso y habrá que ver a lo largo de los próximos días si se producen ofensivas terrestres o de algún otro tipo que permitan decir que este 20 de septiembre, a apenas dos semanas del aniversario de los ataques del 7 de octubre, marca el inicio de una segunda guerra regional y la apertura del frente norte.

Hezbollah no es Hamas, ni mucho menos. A pesar de la violencia atroz exhibida por los yihadistas palestinos, la capacidad de ataque de esa fuerza era bastante escasa frente al potencial del ejército israelí. Su principal poder residía en el control del exiguo territorio de Gaza y, sobre todo, de su subsuelo, en el que una red de túneles le permitía moverse, transportar tanto munición como abastecimiento, y la posibilidad de golpear con fuerza y esconderse rápidamente. La mayor parte de ese potencial ha sido arrasado por la invasión israelí de la franja, convertida en la práctica en una escombrera. Milicianos de Hamas y palestinos inocentes han muerto a miles, y lo que queda de ese territorio es un lugar difícilmente habitable y convertido en un extenso campo de refugiados. Hamas como organización está muy debilitada, pero no derrotada como idea, y esa será la esperanza a la que se agarren los yihadistas que quedan y el régimen iraní que los patrocina. En el norte las cosas son distinta. Hezbollah es una milicia armada, un ejército informal de miles de miembros que, en la práctica, supone el poder fáctico que controla un estado, el libanés, sometido a grandes tensiones étnicas y religiosas, y en las que muchos de los grupos se han ido convirtiendo en minorías a medida que la preponderancia de Hezbollah ha ido conquistándolo todo. Posee muchos hombres bien entrenados y pertrechados, y el país libanés en su conjunto como lugar de esparcimiento y retaguardia. Su armamento incluye misiles modernos, vehículos y todo tipo de material militar no precisamente obsoleto, que le da un potencial enorme. En caso de guerra abierta la capacidad de las IDF es superior, pero frente al paseo con bulldozers que ha supuesto la mayor parte de la invasión de Gaza, los propios militares israelíes saben que una ofensiva en el Líbano es otra cosa, y que ahí sí se arriesgan a sufrir bajas propias de manera significativa. Creo que son apenas unos cientos los soldados israelíes que han muerto en las operaciones en Gaza, frente al balance de cerca de cuarenta mil palestinos muertos, lo que permite hacer una simple proporción de lo, valga la redundancia, desproporcionado que ha sido la operación. En el norte las fuerzas israelíes se enfrentan a una situación más peligrosa, de mucho mayor desgaste, en la que su superioridad les otorga una evidente ventaja, sí, pero que no sería un paseo en ningún caso. Además, ahora mismo Siria también sirve como base de retaguardia para las milicias de Hezbollah, y por ello Israel no ha dudado en atacar algunas instalaciones en ese país que pudieran servir a los milicianos chiís en su labor de acopio y entrenamiento, pero no es menos cierto que la extensión del territorio desde el que operan esas fuerzas es mucho mayor que la que las IDF son capaces de controlar por sus propios medios, empezando por la disponibilidad de tropas en un país de la población de Israel, por lo que la estrategia de batalla que esté manejando el alto mando hebreo puede pasar más por una secuencia de golpes duros y significativos, que noqueen al adversario, antes que por una invasión terrestre del territorio libanés y adyacentes. La operación asombrosa de los buscas y walkies explosivos es una manera de “ablandar” el terreno antes de un ataque duro, contando con la ventaja del shock y paranoia en la que habitan ahora mismo las fuerzas de la milicia iraní.

Por esa zona de combate anda una fuerza de interposición de la ONU, que se encuentra allí desde el final de la anterior guerra entre ambos contendientes, en la que la presencia de soldados españoles es abundante. Si las hostilidades se desatan habría que intentar salvar a todo ese contingente y evacuar sus bases de la manera más rápida posible, porque se encontrarían en un grave peligro en medio de un fuego cruzado sin demasiadas contemplaciones. A lo largo de estos años ha habido incidentes crecientes entre esa fuerza de interposición y las posiciones de Hezbollah, y me da que, desde hace un tiempo, la autoprotección es prioritaria para ese contingente. Confiemos en que no haya que lamentar desgracia alguna.

jueves, septiembre 19, 2024

Primero buscas, luego walkies, después…

Aún no recuperados del impacto que ha supuesto el ingenioso ataque israelí a Hezbollah del pasado martes, ayer miércoles por la tarde, casi un día después de la oleada de explosiones de los buscas, se produjo otra secuencia constante de estallidos, esta vez en dispositivos walkie talkie, intercomunicadores personales de tecnología antigua, pero eficaz. Como su uso es menos extendido que el de los buscas menos han sido los afectados, que se miden en unos cuatro centenares, pero como son dispositivos más grandes, y permiten alojar mayor carga, los daños son mayores, con cerca de una veintena de muertos y heridas mucho más graves y extensas.

Ahora mismo la milicia chií está en un estado de paranoia absoluto. No sabe qué es lo próximo que puede estallar en la proximidad de sus militantes (microondas, televisores, despertadores….) y la comunicación entre sus miembros es inexistente. Miles de ellos están heridos de mayor o menor consideración, con amputaciones en manos y rostros deshechos en muchos casos, lo que les incapacita totalmente para ejercer su labro militar. El golpe es de una intensidad y extensión profunda, y esa paranoia que citaba al principio está en todos sus miembros y dirigentes, no sólo entre los directamente golpeados. La operatividad a muy corto plazo del grupo es casi nula. No está desarticulado ni derrotado, ni mucho menos, pero como un mal boxeador de película, camina medio grogui por un ring sin saber dónde se encuentra tras recibir un directo de su oponente. Tiempo habrá para saber los detalles de cómo se ha llevado a cabo esta operación, que pasará a los anales de la estrategia y el contraespionaje, y que a buen seguro inspirará películas y libros, porque es alucinante, pero los siguientes pasos en la región se van a producir mucho antes de que sepamos cómo se las ha arreglado la inteligencia israelí para lograrlo. Ahora mismo el gobierno de Tel Aviv tiene dos opciones sobre la mesa. O lanzar una ofensiva a gran escala sobre el sur del Líbano, y desarbolar a la milicia en la zona, o recuperar el terreno abandonado tras los primeros ataques de Hezbollah y volver a las fronteras anteriores. Y todo con el mensaje claramente lanzado a la milicia del daño que son capaces de hacerle si se lo proponen, con el miedo en el cuerpo inoculado en forma de explosivo plástico camuflado en miles y miles de sus combatientes. En este momento la posición de Israel es de fuerza y la de Hezbollah de derrota. ¿Qué va a pasar? Una de las opciones es que Hezbollah admita que ha sufrido el daño que todos hemos visto y, sin reconocerlo, ofrezca una tregua a Israel y la guerra abierta no se de, y durante un tiempo largo se dedique a recomponerse, a curar a los suyos ya a descubrir cómo les han engañado de una manera tan profunda. Otra opción es la de la ira, la de la rabia, que ante lo que ha pasado Hezbollah decida por eso de “de perdidos al río” y lance una ofensiva de venganza en busca de piezas de caza que le sirvan para volver a ser reconocido entre los suyos, y eso abriría las puertas a una nueva guerra de alta intensidad en la zona, con un Líbano convertido en campo de batalla y unas tropas internacionales apostadas en la región, con un elevado contingente español entre ellas, sometidas a un fuego cruzado en el que tienen todas las de perder. Doy por sentado que el gobierno de Netanyahu tiene pensados planes de contingencia para estos y otros escenarios que uno puede imaginar, y sospecho que ahora mismo Hezbollah no es capaz ni de organizarse para emitir una respuesta coordinada. Si no me equivoco hoy su líder, Hassan Nasrallah, va a dar un discurso a los suyos, no descarten que con un megáfono recién comprado por miedo a que en un micrófono se esconda otra carga explosiva, en el que es probable que hable con ira, deseos de venganza y toda la retórica islamista habitual, pero hay serias dudas sobre qué tipo de iniciativa puede ordenar a los suyos, muchos de los cuales no podrán verle ni oírle, empezando por los que se han quedado ciegos. Que se sepa, él no ha sido afectado por esta oleada, y eso también puede que sea un mensaje que Israel le ha lanzado. Esta vez te has salvado, porque así lo hemos querido, puede que la siguiente no.

Desde que comenzó la guerra en Gaza, tras los crueles atentados de Hamas del 7 de octubre, hace ya casi un año, en la zona se han roto todos los débiles equilibrios que permitían sostener acuerdos, conversaciones y, en general, un escenario de previsión. El caos y la violencia lo dominan todo. Y he mantenido el miedo soterrado a que alguna inteligencia islamista esté planeando una venganza sonada, allí y en occidente, ante lo que está sucediendo. Por ahora ese factor sorpresa lo ha ejecutado Israel de una manera prácticamente inimaginable. Se me antoja muy difícil saber lo que sucederá a partir de, pongamos, hoy mismo.

miércoles, septiembre 18, 2024

Asombroso golpe de Israel a Hezbollah

Es conocida la capacidad de los servicios secretos israelíes, el Mosad, para hacer operaciones arriesgadas e impactantes, que combinan riesgo y un sentido de la inteligencia tan avanzado como, muchas veces, sorprendente. Suya fue la idea y desarrollo de Stuxnet, el virus informático que lograron infiltrar en los sistemas iraníes de enriquecimiento de uranio y que provocó la destrucción física de muchas de las centrifugadoras que los ayatolás usaban para su búsqueda del componente enriquecido para la bomba. Eso retrasó varios años el programa nuclear iraní. Con acciones de este tipo, o de comandos, se ha ganado un prestigio más que merecido.

Pero lo de ayer es, directamente, propio de una película mezcla de acción y ciencia ficción. Por la tarde saltó la noticia en todo el mundo de la explosión de miles de buscas en Libano y Siria, que eran portados por milicianos de Hamas. Los buscas son algo que, a buen seguro, los milenials y demás jovencitos no conocen, pero eran unos dispositivos inalámbricos algo más pequeños que los actuales móviles, que respondían ante frecuencias de radio, y que servían para avisar a quien lo portaba que le estaban buscando, que se pusiera en contacto por teléfono, fijo en aquellos momentos, con los números que sabía eran de interés. Era un avisador, más que nada. Su tecnología es básica y no tiene nada que ver con la de los móviles nuestros, y eso lo hace más difícilmente manipulable. De hecho, Hezbollah ordenó a sus miembros que dejaran de usar los móviles para sus acciones y comunicaciones porque eran mucho más accesibles tanto a interceptación de mensajes como a la instalación de software espía, ofreciendo así una puerta a que Israel los infectara. Y recurrieron a los buscas, en una especie de salto tecnológico hacia atrás tratando de encontrar una mayor seguridad. No les ha salido bien. Un busca no tiene baterías de litio ni componentes que puedan explotar… ¿qué ha pasado entonces? Se disparan las hipótesis, y una de las más alucinantes es que Israel se enteró de este movimiento de Hezbollah y trató de sacarle partido. Las partidas de buscas solicitados por la milicia iraní fueron fabricadas en Taiwán, pero Israel fue capaz de interceptar físicamente los dispositivos y alterarlo, introduciendo una muy pequeña carga explosiva en ellos, 6 a 8 gramos de componente plástico, y un minisistema electrónico que activara la carga en el caso de recibir una señal predeterminada. Esos pocos gramos parecen poca cosa, de hecho lo son, pero como el dispositivo se porta encima, adosado al cuerpo, a veces en el bolsillo, o enganchado al cinturón, está en permanente contacto con la piel y eso hace que la explosión pueda generar efectos intensos. Ni les cuento en caso de que el miliciano esté, en ese momento, con el busca en su mano o mirándolo. Esa carga es suficiente para volar varios dedos y dejar convertida en un muñón inservible cualquier extremidad humana. De hecho, el balance de la acción de ayer es espectacular. A esta hora de la mañana se habla de nueve fallecidos y cerca de tres mil heridos, tres mil, siendo cientos de ellos los que se encuentran en estado grave. Con la emisión de una simple orden desde una de las sedes de la inteligencia israelí, el gobierno de Netanyahu ha infringido a Hezbollah el que puede que haya sido el golpe más duro que ha sufrido en toda su historia. El número de afectados, tanto milicianos, altos cargos, responsables de inteligencia, miembros de la cúpula y, también, personas ajenas a la organización que se encontraban junto a los dispositivos, es enorme. La escena se parece a la ejecución de la orden 69 en el episodio III de Star Wars, cuando los clones se rebelan y pasan de ser el ejército de la república a siervos de Palpatine. Asombroso.

Además del golpe físico y la muestra de audacia, lo sucedido debe haber dejado temblando a la milicia y al propio régimen iraní. ¿Hasta dónde estamos infiltrados? ¿Qué nos tienen intervenidos? ¿Qué de lo nuestro puede Israel usar contra nosotros? La sensación de fracaso, de usurpación, de haber sido violados será enorme en las organizaciones de la constelación iraní y en el régimen que las controla. Su rabia será grande, y el miedo a que la respuesta sea cruda y cruel existe. Desde el 7 de octubre del año pasado el guion de lo que sucede en la zona está roto, y la violencia audaz lo supera todo. Lo de ayer es digno de estudio profundo, es de película.

martes, septiembre 17, 2024

Segundo intento de asesinato contra Trump

Este domingo noche, hora española, se conoció la detención de un hombre apostado en las afueras del club de golf de Donald Trump en Florida. Esa noticia iba acompañada de la decisión del servicio secreto de proteger al expresidente y la sensación, confusa en un principio, de estar ante otro altercado serio en el entorno de la seguridad del candidato presidencial. Después del atentado que casi lo mata en julio cualquier precaución es poca, y el miedo a un incidente similar se disparó. Dos días después sabemos que la situación de seguridad no era tan grave como en Pensilvania en verano, pero sí que era otro intento de magnicidio, afortunadamente frustrado.

Al detenido se le incautó un fusil automático, mira telescópica, bolsas con munición y una cámara con la que, probablemente, pensaba grabar su fechoría y lucirse como un héroe. No llegó a disparar, pero con el arma que llevaba la distancia de algunos centenares de metros que le separaba de su objetivo era algo fácilmente superable. El sujeto es un viejo conocido de la policía, con antecedentes múltiples y que ya hace bastantes años protagonizó un encierro con armas en el que la intervención de las fuerzas de seguridad fue necesaria. Muy involucrado en todo lo que pasa en Ucrania, parece que quiso enrolarse como voluntario en esa guerra a favor de Kiev, pero no se sabe si llegó a lograrlo y si, de hacerlo, participó en combates. Está detenido e ileso, por lo que, frente a lo que sucedió con el abatido tirador de julio, este sí va a poder ser interrogado y sabremos, se supone, las causas que le han llevado a tratar de cometer ese asesinato, y si ha contado con algún tipo de colaboración o ayuda. Una vez sofocada la emergencia, y a expensas de lo que se vaya sabiendo de las motivaciones del personaje, vuelve a la palestra el papel de los servicios secretos de seguridad, que esta vez han abortado un nuevo intento de ataque antes de que se produzca, pero que siguen en entredicho tras el clamoroso fallo de Pensilvania y, sobre todo, ofrecen una imagen de escasa seguridad en el entorno del expresidente y candidato Trump. Dos intentos de asesinato en dos meses no es ninguna tontería, y a dos meses escasos de las elecciones la tensión no deja de subir, y es probable que, visto lo visto, alguno más quiera probar suerte para ver si él lo logra y pasa a la historia. Trump, que ha pasado una mala semana electoral tras el debate en el que perdió (sin admitirlo) y los bulos sobre los perros y gatos, ha visto como una nueva oportunidad este ataque fallido, y desde su red social no ha dejado de gritar en defensa de sí mismo, de los suyos, de su campaña, de que no dejará de intentarlo, que se mantiene fuerte, y que, lo más importante y grave, todos estos ataques se deben al clima sembrado por Biden y Harris. Es evidente que el nivel de violencia política que está mostrando esta campaña norteamericana es anómalo, grave y muy peligroso. Si se considera como normal que cualquier concentración política, en este caso de Trump, pueda ser objeto de un atentado, nos estamos deslizando por una pendiente peligrosa que puede restar valor al resultado electoral. ¿Qué ocurriría si, perdiendo las elecciones, Trump no lo admite y cree que estamos ante un atentado de otro tipo? ¿Hasta qué punto sus fieles serían capaces de responder con violencia ante una llamada de su líder? Hay ciertas preguntas que casi es mejor no hacerse, pero la verdad, el desarrollo de esta contienda electoral muestra tintes muy preocupantes sobre la salud no ya del sistema electoral norteamericano, sino sobre la propia cohesión de su sociedad. Estos atentados pueden acabar consolidando la idea de que el poder no se conquista con los votos, sino con la violencia, y pueden ser la excusa para acciones muy graves. Y Trump no necesita muchas excusas para subvertir el poder establecido, las convicciones sociales y la seguridad pública.

Tenemos en mente el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, unas imágenes horrendas en las que el legislativo de aquel país es invadido por una turba golpista alentada desde la Casa blanca por quien iba camino de ser expresidente. No se lo que va a pasar de aquí al 5 de noviembre, ni quién será presidente electo el 6. A día de hoy kamala tiene algo más de probabilidad de ganar, pero está todo muy muy reñido, pero lo que suceda a partir de entonces puede ser tan delicado como inimaginable. La violencia jamás es un argumento válido en política, ni aquí ni allí ni en ninguna parte. Eso, que EEUU lo ha tenido claro durante siglos, puede empezar a debilitarse.

lunes, septiembre 16, 2024

La dictadura venezolana aprieta

Es triste que, de todo nuestro desgobierno, sólo Margarita Robles, ministra de defensa, se haya atrevido a decir una verdad tan clara y evidente respecto al régimen de Maduro. Al calificarlo como lo que es, dictadura, ha roto una especie de tabú en la tontería ideológica que se mantiene en gran parte del ejecutivo y, desde luego, en sus socios de investidura. La contemplativa actuación de Albares, que hace tiempo que superó el ridículo, ha sido puesta totalmente en evidencia por Robles, que tiene bastantes más arrestos y capacidad para saber a lo que se enfrenta que un segundón cuyo futuro depende sólo de la rosca que le haga al que, es un decir, preside el gobierno de España.

Ayer Borrell, que ya está de salida, lo volvió a reiterar y dejarlo muy claro. Antes de las elecciones fraudulentas Venezuela estaba en manos de una dictadura, después del amaño, el régimen es aún más represivo y cerrado. Es así de sencillo. En el mundo existen dictaduras de derechas y de izquierdas, o que al menos pretenden vestirse de esos ropajes ideológicos, dado que en todas partes son lo mismo, un grupo de sujetos e intereses que se han hecho con el poder absoluto, político y económico, y reprimen con dureza a todo aquel que ose discutir su preminencia. Todas las dictaduras son malas, y todas debe ser vistas con el mismo desprecio moral, pero para gran parte del pensamiento dominante en nuestro país, que vive como millonarios en una sociedad de libre mercado, dictaduras como las de Cuba o Venezuela no lo son. En fin, no se dejen engañar por semejantes falsos. La cuestión es que, tras las declaraciones de Robles el régimen de Maduro ha aumentado la presión sobre España y nuestro desgobierno ya no puede recurrir al cansino comodín del PP para echarle las culpas de todo lo que pasa en el universo conocido. Este fin de semana se ha sabido que aquella dictadura mantiene detenidos a varios occidentales, entre ellos a dos de Bilbao, a los que acusa, sin pruebas, de formar parte de una conspiración para atentar contra la vida de Maduro. Diosdado Cabello, el responsable de las fuerzas armadas y hombre muy fuerte del régimen, ha salido en la televisión anunciándolo, acusando a los españoles de pertenecer al CNI y contando toda una historia que más parece fruto de una buena cortina de huno que otra cosa. Nuestro desgobierno ha salido rápidamente a desmentir que los ciudadanos españoles pertenezcan al CNI o a cualquier otra institución pública, y sus familias, que no han comparecido públicamente, sólo han confirmado que estaban de turismo por la zona y a principios de la semana pasada pusieron una denuncia por desaparición, porque habían perdido el contacto con ellos. Ahora sabemos que se encontraban detenidos por el régimen y que nadie de allí había informado ni a las autoridades españolas, y menos a las familias, que sus seres queridos no habían sufrido un accidente o algo así, sino que estaban entre rejas. Junto a ellos hay ciudadanos norteamericanos y de alguna otra nacionalidad europea, por lo que me da que Maduro y sus chicos acaban de conseguir un botín en forma de rehenes para presionar a las autoridades de estas naciones con el objeto de conseguir que la presión contra ellos disminuya. Supongo que a lo largo de la semana se mostrarán imágenes por parte del régimen de los capturados, con rótulos enormes en los que se indique que reconocen todos los cargos de los que se les acusa, y se empezarán a organizar pantomimas de juicio, de trámites previos, en los que se anticiparán sentencias muy duras. La actitud mafiosa de toda dictadura, que se extiende más allá de su propia población, y que no duda en restringir derechos a todo aquel que ose acercarse al país sometido al arbitrio del tirano.

Es de esperar que la UE avance en el procedimiento para reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, e intensifique las sanciones al sátrapa Maduro y a su camarilla cómplice, lo que pondrá en más aprietos al desgobierno que tenemos, carente de toda ética, cegado por ideologías trasnochadas y muy perjudiciales, y lleno de necedad. La situación de estos rehenes que ahora se encuentran en Caracas es un problema añadido, no menor, pero que no puede condicionar el desarrollo de las decisiones políticas y sociales que deben ser tomadas por nuestras autoridades. Menos mal que estamos en la UE.

viernes, septiembre 13, 2024

Vistas al mundo

Me da que es realmente imposible imaginarlo, pero bueno, hagamos un intento. Piense usted que está en un camarote, en esas buhardillas que en ocasiones coronan los edificios. Coloca una escalera apoyada en la claraboya de lo alto y comienza a subir los peldaños hasta que llega al cristal. Acciona la palanca correspondiente y el ventanal se abre, permitiéndole sacar hasta medio cuerpo por encima del tejado y pudiendo, desde allí, contemplar todo lo que la vista le permite alcanzar, hasta la línea de horizonte que se extiende al fondo. Y todo está bajo sus pies, todo está a su alcance, y tiene la sensación de volar sobre ello.

Algo similar sí lo hemos experimentado muchos desde lo alto de un edificio, de viviendas o de otro tipo, y puede llegar a ser embriagador. Ayer, Jared Isaacman y Sarah Gillis hicieron algo similar, con mucha parsimonia y procedimiento, pero desde una claraboya situada a setecientos kilómetros de altura sobre la superficie de la Tierra. En lo alto de la cápsula Dragon de la misión Polaris Dawn de SpaceX, él, millonario financiador del viaje, y ella, ingeniera del equipo de la empresa y formadora de astronautas, fueron las dos personas que más alto se han posicionado de fuera de su nave, en el espacio, desde las misiones lunares, ya que orbitaban casi trescientos kilómetros más arriba de lo que lo hace la Estación Espacial Internacional. El paseo espacial de ayer pasará la historia por muchas razones. Por la altura comentada, por ser el primero de carácter privado, por ser el primero que se desarrolla desde una empresa comercial, y no desde una agencia estatal, y por ser la primera vez que dos no astronautas, dos personas no dedicadas en su carrera y seleccionadas por agencias nacionales, realizan una maniobra de este tipo. La misión Polaris Dawn tenía dos principales objetivos, además de una serie de labores técnicas algo menos vendibles pero igualmente importantes. Uno era el paseo de ayer, que ha conseguido colarse en los informativos de todo el mundo tanto por el hecho en sí como por la enorme potencia estética de las imágenes logradas. El otro, conseguido el día anterior, fue el de alcanzar una altura sobre la Tierra de unos 1.700 kilómetros, de tal manera que los cuatro tripulantes de esa nave han sido los humanos que más lejos han viajado fuera de nuestro mundo desde los pasajeros del Apollo XVII, la última misión lunar, en 1972. De paso, y es significativo, dado que la misión es mixta, ellas han sido las dos mujeres que más lejos han viajado en el espacio en la historia, porque hasta ahora todas las astronautas lo han sido en órbita baja. La cantidad de marcas batidas en este viaje lo convierte en memorable, y en todo un exitazo para SpaceX, la empresa que lo ha desarrollado, otra de las que pertenece a Elon Musk, que vuelve a demostrar que en lo que hace a lanzamientos en órbita baja y a viajes tripulados en este contorno está en un estadio de desarrollo equivalente al de cualquier agencia estatal. Su programa de viajes tripulados ya es una seria competencia al de la propia NASA, y no digamos el mercado de lanzamientos de satélites, donde ostenta una posición de privilegio absoluto y, gracias a su tecnología de reutilizamiento, unos costes operativos mucho más bajos que los de cualquier otra empresa de la competencia. Simplemente, está más allá. La financiación de este vuelo correspondía al millonario Isaacman, el primero que ayer, enfundado en su traje, de diseño propio de la empresa, se asomó a contemplar el mundo, por lo que en este caso se da un matrimonio casi perfecto entre tecnología puntera y demanda de altísima gama, una de las combinaciones que puede hacer explotar la industria espacial y convertirla en lo que no ha llegado a ser nunca, rentable. SpaceX está rompiendo todo tipo de barreras en ese mundo.

Para los espaciotrastornados Musk está siendo el hombre capaz de volver a insuflar la llama de la ilusión, en medio de desesperantes retrasos en los programas tripulados y de investigación nacionales. Con una NASA de presupuestos menguantes y un proyecto como el SLS convertido en un sumidero de dinero sin fines claros, empieza a ser más probable que sea SpaceX o China quienes logren antes el objetivo de volver a poner un humano orbitando la Luna, y con serias posibilidades de que se pueda llegar nuevamente hasta su superficie. Volver sería el hito de nuestro tiempo. Ir más allá se me antoja, ahora mismo, imposible, pero la visión de Musk, y su inmensa fortuna, pueden ser el combustible perfecto para lograrlo. ¿Por qué no soñar?

jueves, septiembre 12, 2024

El debate Harris Trump, y los gatos

Había mucha expectación sobre el primer debate electoral entre Kamala Harris y Trump, sobre todo tras el desastre vivido con Biden en junio. Para Kamala era la primera vez que se enfrentaba a una prueba similar, ya que el debate que tuvo entre vicepresidentes con Pence en 2020 fue realmente un soso duelo de segundones. La mayor parte de los comentaristas, cierto que poseen un evidente sesgo demócrata, consideran que ella lo hizo mejor que él, y que logró sacar a Trump de sus casillas, siendo esta una de las formas por las que se puede lograr derrotar a un mentiroso patológico como el magnate. Veremos qué efecto tiene en los sondeos en estados decisivos.

Lo más comentado del debate tiene que ver con perros y gatos, y eso es una buena muestra de hasta qué punto la política, allí y aquí, se ha convertido en lodazal en el que las bobadas de las redes sociales son las que determinan de qué se habla. En estos tiempos de complejidad creciente, de retos abundantes, de necesidad de consensos, y con un panorama internacional caótico y hostil, otra sarta de estupideces que enfangan la agenda pública y lo llenan todo de ruido. Un par de días antes del debate, JD Vance, el candidato a vicepresidente de Trump, dijo en algún mitin, y luego lo difundió en sus cuentas de redes, que muchos de los inmigrantes que llegan a EEUU, especialmente los haitianos, raptan los perros y gatos de los norteamericanos, sus mascotas, para comérselos. Así, con un par. Si hubiera dicho que eran alienígenas los que hacían eso la sandez no hubiera aumentado en exceso. Esto generó una enorme polvareda en X y otras redes, y reconozco que, cuando lo vi en inglés, dado mi precario dominio de la lengua, no entendía el significado de la frase, o traduciéndola directamente, no era capaz de saber qué estaba diciendo, si era eso literalmente u otra cosa. Pues no, era eso, eso, eso, lo que quería decir. Y va el jefe de Vance, el desquiciado Trump, y lo repite en el debate, acusando a Harris y a los demócratas de alentar la invasión de inmigrantes que llegan al país y se comen nuestras mascotas. Ante esto lo mejor que uno puede hacer es lo que hizo Kamala, reírse y poco más, porque muestra el tipo de personaje y “argumentario” que está utilizando. Ya no es que las noticias falsas o tergiversadas sean un elemento de toxicidad electoral que se usa para desorientar al electorado, no, es que estamos ante el lanzamiento de burdas mentiras de tamaño estelar a las que nadie con dos dedos de frente haría el menor caso, y que en tiempos de redes sociales son capaces de expandirse como el calor en verano. En España también vemos casos similares, como el del pseudoprograma de actualidad de los sábados por la noche de una cadena de número verde y par que lleva a actores que se hacen pasar por profesionales de sectores afectados por problemas y ahí suelan discursos ideologizados que interpretan con estimable convicción, sobre todo por lo que van a cobrar gracias a ello. Estas porquerías están en todas partes y, dado lo copiones que somos de todo lo que pase en EEUU, no faltará mucho para que alguien que se tache de progresista acuse a los del PP de cenar gatitos a la plancha y desde algún atril de Génova se diga que Sánchez es autófago, cuando la necia maldad de nuestro actual gobernante y la incapacidad de la oposición se pueden argumentar con hechos y decisiones ciertas, sin recurrir a chorradas. En fin, que si lo más comentado del debate fue eso la llevamos clara. La degradación de la política no parece tener fin.

Lo más positivo para Kamala vino, curiosamente, después del encuentro con Trump, porque recibió el apoyo explícito de Taylor Swift, quizás la mujer que ahora cuenta con la mayor influencia en el mundo. En sus redes, y frente al subliminal apoyo demócrata de 2020, manifestó su adhesión a Kamala. Este espaldarazo puede mover voto joven, tradicionalmente más pasivo, y ser vital en aquellos estados decisivos. Recuerden que las encuestas que miden allí la diferencia entre candidatos por voto nacional agregado sirven de poco. Será presidente el que gane estados bisagra como Ohio, Pensilvania y otros pocos más. ¿Decidirán los swifties el resultado final?

miércoles, septiembre 11, 2024

11S, veintitrés años después

Hoy es 11 de septiembre, se cumplen veintitrés años desde el salvaje atentado de las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono. Miles de personas fueron asesinadas en un instante y los iconos de una ciudad y un tiempo desaparecieron en un instante, gracias a la planificada acción de unas inteligencias humanas, como la suya o la mía, no ajenas a nuestro mundo. Hoy es un día de recuerdo a todas esas víctimas, y las causadas por el terrorismo en el mundo, y de repudio a los causantes de semejantes atrocidades, de rechazo frontal a sus cómplices, de mostrar con quién estamos, si con las víctimas o con sus asesinos. Ayer y hoy, en Nueva York, aquí y en cualquier otra parte del mundo.

martes, septiembre 10, 2024

Draghi ante el declive europeo

Ayer se presentó en Bruselas uno de los informes más esperados de los últimos tiempos, el elaborado por el ex presidente del BCE Mario Draghi. El encargo de la comisión era que este prestigioso técnico estudiara la situación en la que se encuentra la economía europea y diera algunas ideas sobre cómo hacer que la UE vuelva a ser un espacio dinámico e innovador, lo que permita fomentar el crecimiento económico y, con él, llevar a cabo las políticas que las naciones europeas desean en el campo del bienestar de sus ciudadanos. Sin crecimiento no hay nada que hacer.

No me he leído el informe, a ver si lo hago en breve. Lo pueden descargar en este enlace. Lo más relevante es la necesidad de hacerlo, y la asunción de que la UE se ha quedado muy atrás respecto a las dos grandes potencias económicas globales, EEUU y China, que son las que ahora mismo deciden lo que sucede en el mundo en facetas tan relevantes como la investigación, la competitividad o el desarrollo de nuevas tecnologías o mercados. Durante las últimas décadas hemos visto como China ha ido creciendo sin cesar en el tablero global, achicando el espacio al resto de naciones, que han gestionado este movimiento de una manera u otra. EEUU, la potencia hegemónica, ya no lo es tanto, pero ha logrado reinventar su economía con una capacidad de innovación tecnológica que es realmente asombrosa. De allí siguen llegando técnicas, dispositivos y software que son utilizados en todo el mundo. China, que basó su crecimiento exponencial en la mano de obra barata y en convertirse en la subcontrata global ha ido mutando, de tal manera que, aun siendo una economía muy dependiente de la inversión y las exportaciones de manufacturas al resto del mundo, posee ya sectores tecnológicos avanzados que se encuentran a la vanguardia, y sólo mirar su programa espacial y éxitos como los de las sondas lunares demuestran de lo que es capaz. Está por detrás de EEUU en tecnología punta, pero le sigue a buen ritmo. ¿Y Europa? La pregunta nos lleva a la melancolía. El peso de la economía de la UE ha ido disminuyendo en el mundo, la presencia de sus empresas en los sectores punteros se ha convertido en residual y, aunque sigue siendo un fabuloso mercado de consumo, ya no lo es de producción. El control del mundo ha pasado de estar en manos de europeos a estarlo en manos norteamericanas y asiáticas, y empezamos a ser un mero espectador, y sufridor, de las disputas entre ambas potencias. El dinamismo inversor europeo se ha frenado en estos años y los sectores disruptivos, como puede ser el de los chips, con sus aplicaciones infinitas, o la biotecnología, están representados de una manera muy inferior a lo que lo hacen en las dos naciones de referencia. Se ha perdido impulso, atractivo, ganas… el continente se encuentra en un proceso de declive relativo respecto a una nación, EEUU, cuyos niveles de renta per cápita siguen subiendo sin cesar y una China que ha pasado en un cuarto de siglo de la pobreza relativa a ser colíder del mundo. La sociedad europea empieza a ser temerosa respecto a un mundo que no controla. Envejecida, con la sensación de tener más pasado que futuro, asustada por la llegada de inmigrantes que encuentran aquí el paraíso teniendo en cuenta de donde vienen, con la disyuntiva de rechazar a los de fuera a la vez que darse cuenta de que los necesita para prosperar, las naciones europeas navegan sin mucho rumbo por unas aguas que, en su momento, fueron suyas, pero hace tiempo que dejaron de serlo. Y esta sensación de decadencia de parte de la sociedad convive, en algunas naciones, con el absurdo deseo de volver a pasados remotos que ya son sólo historia, y eso en el mejor de los casos, lo que supone aumentar frustraciones y gastar energías en proyectos absurdos. El Brexit, o el surgimiento de las formaciones nacionalistas extremas en los países del continente son un perfecto ejemplo de esta tendencia autodestructiva, que en el fondo surge de ese miedo a un futuro en el que nos vemos menos ricos y poderosos de lo que éramos. Sí es probable que ese sea nuestro destino.

El hecho de que la Comisión haya pedido a Draghi, anteriormente lo hizo a Enrico Letta, que elaboren un estudio sobre dónde estamos y cómo podemos salir de este marasmo es un avance, porque reconocer que vivimos una situación complicada es el primer paso de los muchos que hay que dar para superarla. ¿Hay posibilidades reales de que Europa vuelva a ser un espacio de competitividad y de atractivo inversor global? ¿De que nuestras empresas sean líderes globales en sus sectores? ¿De que la prosperidad generalizada redunde en el sostenimiento seguro de nuestros estados del bienestar? Créanme, lo veo muy difícil, pero ya saben, la única batalla que seguro está perdida es la que no se combate. Nos jugamos el futuro, nuestro futuro, en esto.

lunes, septiembre 09, 2024

Edmundo González, asilado en España

Ayer se supo que Edmundo González, el candidato opositor en Venezuela, ganador de las elecciones presidenciales a las que Maduro decidió no hacer caso, se hallaba en viaje rumbo a Madrid para ser acogido como refugiado político. Desde que se celebraron los comicios, su figura ha sufrido todo tipo de acosos por parte del chavismo, y la seguridad de su persona empezaba a estar en entredicho. A los cerca de 75 años de edad, y con un aspecto frágil, el ex diplomático no estaba en condiciones de afrontar las formas que una dictadura otorga a aquellos a los que reprime. Su marcha del país era lo mejor para él.

Pero, ay, esa marcha vuelve a ser una forma de consolidar el reino de terror de Maduro en la nación venezolana. A estas elecciones presidenciales la oposición, sometida a todo tipo de presiones y amenazas, logró acudir unida, pero ante la fuerza de su candidata, María Corina Machado, el régimen hizo de todo para apartarla de la carrera electoral, buscando descabezar el cartel opositor. Machado vio que era inútil dar la batalla contra la dictadura y sus instituciones y renunció a presentarse, y propuso a Edmundo, un hombre veterano, alejado de la política, de perfil bajo y talante tranquilo. En los mítines ella jaleaba y Edmundo era la cara y el cartel. Con esta improvisación, en las elecciones, los resultados es muy probable que hayan sido los que la oposición proclama y el gobierno esconde. Las actas electorales probablemente nunca sean mostradas por la dictadura, que ya no las necesita, para ejercer el poder. Le bastan las porras y las prisiones. El acoso a todos los líderes opositores se intensificó desde que Maduro se proclamó ganador de los comicios y ayer se supo que, desde entonces, Edmundo González se refugió en la embajada de Países Bajos, desde donde enviaba vídeos reclamando el reconocimiento del régimen de su derrota y el fin de la represión. Como respuesta, la fiscalía y tribunales venezolanos, vulgares apéndices del madurirsmo, intensificaron sus pesquisas de manera inquisitorial, y la presión se empezó a convertir en insoportable. Salir del país es, la verdad, la opción más razonable para garantizar la supervivencia de Edmundo González, pero la pregunta que queda es cómo se las va a arreglar la oposición venezolana para sobrevivir, tras haber perdido a un nuevo líder. Machado ha anunciado que se queda en el país, pero evidentemente en la clandestinidad más absoluta, y las posibilidades de que un régimen atrincherado se prolongue durante el tiempo son elevadas. A Maduro y sus secuaces bien poco les importa que otras naciones sudamericanas, algunas de ellas gobernadas por dirigentes ideológicamente cercanos, le hayan quitado todo el reconocimiento y, tras haber pedido las actas y no haberlas conseguido, den por hecho que el fraude denunciado por la oposición se ha consumado. Maduro cuenta con pocos apoyos en el exterior, empezando por el dictador nicaragüense Noriega, que son ridículos, pero no lo es el de la Rusia de Putin, que desde el principio salió en defensa del régimen y felicitó al dictador sudamericano. Rusia es, por tanto, no sólo el principal apoyo político, sino también económico. China también ha reconocido al régimen, pero luego no ha hecho demasiadas declaraciones ni ha mostrado postura alguna sobre todo los que ha sucedido desde el día de los comicios. Para el aparato represor, muy ocupado deteniendo y torturando a los que pilla, todo el apoyo o condena internacional le preocupa bien poco, y puede aguantar durante muchos años en pie. El proceso de degradación económica del país es total, pero los jefes del régimen y el ejército, auténticos dueños de todo, ya han rapiñado lo suficiente para vivir de manera holgada durante mucho tiempo, mientras que los venezolanos que no pueden huir del país van a seguir subsistiendo en medio de la mayor de las pobrezas. Para un venezolano los próximos años, como los pasados, sólo ofrecen una disyuntiva. Sometimiento y miseria o huida. Los venezolanos han votado “con los pies” y son legión los que han escapado de su país.

Mención aparte requiere el papel de nuestro desgobierno en todo el asunto venezolano. España ha tenido una posición ambigua en todo momento dado que parte del actual ejecutivo se apoya, directamente, en una formación, Sumar, que en parte hereda los dictados de Pablemos sobre la defensa a ultranza de Chaves Maduro, lo que es tan infame como suena. El papel ejercido por ese sujeto siniestro apellidado Monedero y ese otro melifluo apodado como ZP dejan clara cuál ha sido uno de los factores que más han pesado a la hora de que nuestro país no apoyase como es debido a la oposición venezolana. Acertada ha sido la decisión del ejecutivo de acoger a Edmundo, pero ni mucho menos lava las manchas de lo que antes ha hecho.

viernes, septiembre 06, 2024

Un piñazo en Mercadona

Si ha habido alguna historia divertida, en este verano de infamias gubernamentales y actualidad internacional desatada, es la de las piñas y el Mercadona. Creo que empezó como una broma en un poadcast o en una cuenta de una red social de una red social de un grupo de humoristas, pero por cosas de la viralidad, el verano y, claro está, la necesidad, se ha convertido en uno de los temas de conversación más recurridos en cafés del trabajo y de cualquier otro entorno. Esta semana la BBC lo trataba en un artículo en el que el “pinnapple-gate” se mencionaba como causa de revolución en los supermercados más frecuentados de España. Como ven, la broma tiene recorrido.

Lo de ligar en el supermercado es algo que, sin duda, algunos intentarán, sea cual sea el producto que lleven y la hora a la que vayan. Cuando uno quiere y necesita cualquier oportunidad es buena para intentar echar las redes, aunque sospeche que sólo va a conseguir arrastrarlas por el fondo. A priori este que les escribe cumple todas las condiciones necesarias para ser objeto de la broma. Soltero, sin compromiso, acudo a los supermercados de la cadena normalmente en el intervalo horario en el que los colgados podemos, de 19 a 20 horas, tras salir del trabajo. A partir de ahí incumplo algunos parámetros, porque llevo un carro extraño, en el sentido de los productos que cojo, no muy acordes a la idea del soltero habitual. No cargo ni cervezas ni patatas fritas, aunque no hace falta ser un lince para darse cuenta de que vivo solo al ver lo que voy depositando en la cinta de la caja para ser cobrado. ¿Me fijo en algunas de las clientas mientras hago la compra? Sí, claro, como lo hacemos casi todos los chicos, los desparejados desde luego, en casi todos los ámbitos de la vida, pero ya casi por una costumbre, no por plantearme nada, y menos por imaginarme una historia con ribetes pasionales al lado de los congelados, como medio para aliviar calores súbitos. Se puede uno hacer ideas sobre las personas que van solas y sus pedidos, y deducir, eso suele ser relativamente sencillo, si tienen hijos o no, pero a partir de ahí probablemente cualquier intento de inferencia sobre sus vidas esté condenado al fracaso. No descarto que haya alguno que viva con su pareja gracias a un encuentro casual en el pasillo de droguería, o que de ser atendido frecuentemente por una cajera haya acabado pidiendo algo más que la cuenta y los vales de descuento, pero mi experiencia en la compra no tiene nada de sentimental, ni momentos memorables en los que he sentido que el choque de un carrito era una señal de flecha cupido portada por cuatro ruedas. No, no ha habido nada de eso. Quizás la noticia se pudiera complementar de manera adecuada con algún reportaje en el que, en efecto, se muestra alguna pareja nacida del último pan de molde que quedaba en la estantería y que fue requerido por ambos, suponiendo así el inicio de su vida en común, que rememoran cada vez que untan rebanadas y las saborean. O de otros que eran pioneros en eso que ahora se llama poliamor, que se apuntaban al dos por uno mucho antes de que alguno quisiera ponerlo de moda, y que empezaban con las conservas para acabar manteniendo la estabilidad de su relación hogareña y la que surgía entre lata y lata, abiertas todas ellas con algo de desenfreno y poco cuidado. Cada pasillo del super puede llegar a contar historias mucho más sugerentes que las relacionadas con la estudiada disposición de los objetos y con voces bastante más melosas e incitantes que esa que, cada cierto tiempo, llama a no se quién para que limpie el pasillo cuatro o acuda a su caja. Acudir a caja como metáfora de llegar a donde se consigue alcanzar lo deseado, a cubrir la necesidad, a ser atendido en el cariño.

En parte, también, esta historia de la piña muestra que estamos necesitados de amor, que la soledad en la que vivimos crece, que las parejas en nuestro entorno se rompen cada vez con mayor frecuencia y que no está nada claro que el dominio de las aplicaciones de ligue hayan conseguido cubrir el agujero sentimental en el que viven muchos. Por mi parte, no lo duden, he hecho en el super lo mismo que fuera de él, nada en este aspecto, y obviamente nada he conseguido, pero a ver si sale alguien que cuenta cómo conoció a su mujer, u hombre, mientras trataba de hacer la fastidiosa lista de la compra. Sería una buena historia, seguro.

jueves, septiembre 05, 2024

Semana nefasta para Ucrania

Comenzaba ayer Cristian Segura su crónica de la guerra en El País con una muy buena frase: ““No es necesario avanzar donde es posible, sino donde es necesario”. Es de Valeri Zaluzhni, exjefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, y se puede aplicar tanto al campo de batalla de aquel país como a muchas otras facetas, de la actualidad y la vida personal. En el contexto en el que se encuentra la batalla ahora mismo se puede ver como una crítica no velada a la estrategia seguida por Zelensky de golpear en suelo ruso para tratar de conseguir una pieza con la que poder negociar ante las ansias militares rusas, en una futura mesa de negociación. Como idea no es mala, pero la realidad puede hacer que se quede sólo en eso, en una idea.

Mientras que ese avance en territorio ruso está más o menos estancado, las tropas de Moscú sí están logrando ganar posiciones en el Donbás y amenazan varias localidades significativas, entre ellas Pokrovsk, un importante centro logístico desde el que se distribuye material de todo tipo a las tropas ucranianas que defienden el frente. Los civiles de dicha localidad ya han sido evacuados, dado que los combates cada vez se acercan más, y si el ritmo de avance ruso se mantiene es probable que en no muchas semanas la localidad quede cercada. En paralelo, Moscú ha dado la orden de hacer daño no sólo en el frente del este, sino en todo el país, y varias andanadas de cohetes han golpeado localidades de toda la nación, incluyendo Lviv, la mayor de las que se encuentran más al oeste, causando destrozos y numerosas víctimas civiles. Especial daño ha supuesto el ataque a un centro de reclutamiento y formación militar que ha provocado, que se sepa, medio centenar de muertos y más de doscientos heridos, en un golpe duro a unas instalaciones militares de élite. Durante esta semana Rusia está matando en Ucrania con pocas restricciones, sin limitación, y Kiev misma está siendo sometida a bombardeos que no se veían desde hace meses. En este contexto, ¿tiene valor y sentido el esfuerzo militar realizado para conquistar la porción de territorio ruso que ahora mismo controla Kiev? Es una pregunta difícil de contestar, y más desde mi posición de mero observador de lo que sucede. Si Rusia fuera otra nación, con otro gobierno, es probable que una acción así le hubiera supuesto un daño y señal significativa, pero no es el caso. Al efectismo de la acción, y al ridículo que eso genera sobre el todopoderoso estado ruso, le ha seguido el estancamiento y la sensación de que hay recursos derivados en esa operación que, quizás, serían más efectivos en la defensa del frente del este. Kiev tiene menos capacidad de movilización de tropas y armamento que Rusia, empezando porque tiene mucha menos población y mantiene una idea básica de no sacrificarla de manera estúpida, cosa que en Moscú ni se plantean. Por ello, Ucrania está obligada a optimizar sus recursos mucho más y a sacarles todo el partido que sea posible de una manera lo más eficiente y sensata. Cada decisión de ataque y defensa debe ser valorada con mucho cuidado, y en la ecuación de coste beneficio asociada a todo movimiento el coste debe contemplarse, en la mayor parte de las ocasiones, como irrecuperable. Quizás por todo esto hay algunas disensiones visibles entre la cúpula del gobierno de Kiev, que esta semana se han traducido en ceses y renuncias, siendo la más relevante la del Ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, el rostro del gobierno más conocido, aparte del propio presidente, y persona de aparición casi diaria en los medios y reuniones con mandatarios. Kiev no se puede permitir crisis internas de calado en medio de una guerra que, pasados los dos años y medio desde su inicio, está dejando el país en la ruina y con una capacidad de respuesta menguada. Lo prioritario es el frente, pero lo que sucede en el gobierno de Kiev también es determinante para atisbar qué opciones le quedan a Ucrania y cuáles serán sus movimientos futuros.

Mientras eso pasaba allí, el dictador Putin era recibido en Mongolia como si fuera un emperador. En medio de los fastos resultaban cómicas las voces que reclamaban al gobierno mongol que aplicase la orden de la corte penal internacional y procediera a la detención de Putin, acusado de crímenes de lesa humanidad. Siendo Rusia el mayor suministrador de gas y petróleo de esa nación, donde los inviernos son rigurosísimos, es un sueño que alguien no ose siquiera a no sonreír ante los chistes malos que pueda ser capaz de expresar el frío sujeto que comanda el Kremlin. A las puertas del otoño, la situación en Ucrania se mueve poco, pero no lo hace a favor de Kiev, y sí a favor del tirano moscovita.

miércoles, septiembre 04, 2024

El odio en redes

Decisiones controvertidas como las de un tribunal brasileño, que ha decretado el cierre de X, la antigua Twitter, en el país, por no respetar mandatos legales sobre la responsabilidad de lo que en la red se cuenta, o la detención del responsable de Telegram en Francia, o los bulos suscitados a raíz de algunos graves sucesos acaecidos en verano, han vuelto a poner el foco en el papel de las redes sociales en la convivencia general, la actitud de los usuarios y la responsabilidad que las plataformas tienen sobre lo que en ellas se dice o cuelga, debate que es bastante complicado y que ofrece aristas para todos los gustos, justo lo que no tienen muchos de los usuarios de las redes.

Es obvio que estas redes se han convertido, en determinados momentos, en inmensos pozos de mierda de los que hay que huir como de la peste. La actitud de las personas es lo que determina que lo que ellas hagan genere resultados y cómo sean, y en las redes existen alicientes para que uno se comporte de manera desmadrada y haga cosas que en el mundo real no haría. El anonimato, que permite que aquellos que son perseguidos por causas políticas en sus naciones puedan expresarse, o que bien usado se convierte en una fuente de ingenio a veces insuperable, permite a mastuerzos con dedos en las manos vomitar basura e insultos a diestro y siniestro, amparados en una identidad que no tiene por qué ser la suya. El anonimato también es positivo si nos deja acceder a cosas que, con nuestra identidad, nos daría reparo o vergüenza, piense usted en las fantasías sexuales sin ir más lejos, pero nuevamente estimula el descontrol y el riesgo de que, como no se sabe quién soy, puedo hacer lo que me de la gana, sin respeto alguno a normas, convenciones o lo que sea. Otro gran problema de las redes es el propio diseño del algoritmo, que fomenta el ruido, porque el ruido genera interacción y tráfico, y eso es monetizable. En eso se nota que el algoritmo está diseñado por humanos que nos conocen. Cuando hay un accidente se arremolina gente a verlo, mientras que si no pasa nada el personal deambula por la calle sin más. Broncas, discusiones, insultos, siempre provocan que las personas se arremolinen y vean, y en redes sucede lo mismo. Eso fomenta que la visibilidad de las cuentas aumente si uno se comporta de manera grosera, soez, maleducada y faltona, en plan ministro Óscar Puente, mientras que el uso sosegado y amable de la red no recibe un premio de mayor visibilidad o tráfico. Como en todo, hay excepciones, pero es lo que sucede en la mayoría de los casos, y eso permite que esos comportamientos se alienten y exacerben. Sujetos faltones y basura los ha habido toda la vida, en el mundo real, pero sus zafiedades apenas pasaban de la esquina de la barra del bar en la que se apoyaban. Ahora esas personas, que también pueden llegar a ser ministro o tertuliano, tienen el mismo altavoz global que el resto de los ciudadanos, el filtro social que antes los confinaba a su nicho ya no existe. Es más, su comportamiento se ve recompensado, por lo que uno tiene la tentación de sumarse a las formas zafias si lo que quiere es obtener un éxito rápido en redes, y recordemos que, en el corto plazo, un éxito en redes es tener un alto número de interacciones, destacar. Todos estos comportamientos nauseabundos se ven fomentados especialmente en X, donde la interacción político social es mucho más elevada que en otras plataformas. En el caso de Instagram o Tik Tok, más enfocadas en el egocentrismo y la venta de una falsa realidad de éxito, los problemas son de otro tipo, y no precisamente menores, pero las situaciones de acoso e insulto sí son menos intensas. X es un lugar en el que la mentira y el insulto alcanza grandes dosis de relevancia porque gran parte de los personajes de la política global están en ella, y se nutre de la actualidad diaria mucho más que el otro tipo de redes. Cada una, aunque sirva para todo, tiene un nicho muy específico en el que se ha acabado especializando y posee ventajas y problemas que deben ser tratados de manera muy particular.

No tengo la solución a este problema. Lo único que se me ocurre es hacer lo que hago en el uso diario de mi cuenta en X, la red social que más utilizo. En ella estoy con mi nombre real, y como en la vida real, no insulto a la gente, no pongo zancadillas al paso de otros ni apedreo coches o escaparates. Como no me gusta la bronca, huyo cuando se produce y dejo de interaccionar con quienes son proclives a ella. Hago un uso intenso en recursos y tiempo, pero nada apasionado, y si un tema general se desmadra y se convierte en ponzoña, no se accede durante un tiempo y ya está. Cribo a seguidores y perfiles, y huyo de los que generan ruido, dogma y mentira. Como en la carretera, si se conduce con prudencia se minimizan las posibilidades de accidente.

martes, septiembre 03, 2024

Canarias no puede gestionar la inmigración

Se quejan las Islas Canarias y Ceuta de abandono ante el gobierno central y el resto de administraciones autonómicas, de haberlas dejado solas ante oleadas de inmigración ilegal marítima que desborda sus centros de acogida y todo tipo de instalaciones. Y tienen razón. Por su ubicación, estas regiones están en primera línea de la llegada de embarcaciones ilegales, de los inmigrantes que más sufren y que llegan en peores condiciones, y el resto de la nación se aprovecha de ellas. No son, ni mucho menos, la mayor fuente de entrada de inmigrantes, puesto que le corresponde a Barajas y el Prat, pero sí la cara más visible y cruel del fenómeno.

Cientos de inmigrantes están llegando todas las semanas a unas Islas canarias que, hace tiempo, dejaron de ser capaces de gestionarlos. Ante la avalancha, la prioridad se centra en los menores no acompañados, léase niños, y mujeres, dejando a los adultos varones en una segunda línea, buscando que se apañen como puedan. No hay instalaciones allí para simplemente guarecer a toda esa cantidad de gente que llega día tras día, aprovechando las corrientes favorables y la bonanza meteorológica. En las costas africanas son centenares las embarcaciones que esperan y miles y miles los que buscan huir de sus naciones, bien porque la guerra les amenaza o porque la pobreza les impide ser lo que quieren. El sueño es Europa, pero Canarias es la primera etapa, y ahí se despliega toda la enorme hipocresía con la que nosotros tratamos este asunto. No podemos acoger a millones de inmigrantes de golpe sin que nuestras estructuras sociales colapsen, en lo económico y en lo meramente conceptual, pero sabemos que necesitamos a la inmigración para hacer el trabajo que muchos de los nacidos aquí no quieren efectuar. También sabemos que, de estar en su pellejo, muchos de nosotros haríamos lo mismo, dejar nuestra casa a la búsqueda de un nuevo destino, de un futuro en otro lugar, dado que en el que estamos no nos ofrece nada, sólo miseria y miedo. Cada uno de nosotros, fríamente, entiende perfectamente a todas esas personas que, día a día, aparecen exhaustas y son desembarcadas en los muelles canarios, pero, en conjunto, no queremos que lleguen a nuestras ciudades, pueblos, colegios, centros de salud, residencias, barrios, etc. Los hay que mantienen un discurso buenista de fronteras abiertas sin límite, muchos de los cuales residen en zonas muy acomodadas, donde la inmigración ya les hace muchas de las labores de casa y cuentan con servicios privados de educación y sanidad que les permite escapar de la masificación de lo público. En muchos casos esos discursos son el colmo de la hipocresía, de la mentira dicha para sentirse uno muy a gusto y moralmente superior al resto. En el otro presunto extremo ideológico se encuentran los que, disfrutando de comodidades similares y de igual acceso a servicios sociales privados, utilizan a la inmigración como el chivo expiatorio de todos los males, propagan discursos de odio y gritan, en la realidad y las redes, denunciando invasiones, conspiraciones y demás tonterías. Muchos de ellos mantienen sin regularizar a las asistentas de sus casas y a las cuidadoras de sus familiares mayores, la inmensa mayoría mujeres inmigrantes, que son las que les permiten dedicarse a sus trabajos y labores de propaganda. En medio, el conjunto de la sociedad, que no sabe cómo afrontar el tema más allá del hecho de que no quiere ver oleadas en su casa. Por eso Canarias está abandonada, y se queja con razón. Se ha convertido en la primera de las vallas del paraíso europeo en ser saltadas y el resto de España, y del continente, destino deseado por la mayoría de los que han arribado a las costas del Hierro y demás islas, miran hacia otro lado aliviadas por el hecho de que ese territorio insular tan alejado sea el lugar del que no puedan seguir viaje los inmigrantes. Tarde o temprano va a suceder algo muy desagradable en Canarias, porque el nivel de hacinamiento que se está alcanzando no puede sostenerse muchos más. Entonces muchos, con letras de hipocresía absoluta lo lamentarán, pero, en el fondo, lo harán aliviados, porque ha sucedido allí, no en su barrio.

Sólo hay una vía más o menos rápida para que estas oleadas de cayucos se frenen en su llegada a las islas, y es pagar dinero, mucho dinero, muchísimo dinero, a los pseudogobiernos que controlan los países de donde parten esas barcazas para que lo impidan, para que hagan de gendarmes, para que no se corten a la hora de detener, golpear, maltratar y acosar. Así de simple y cruel. Es lo que en la UE hacemos con Turquía y, supongo, es lo que ha ido a ofrecer Sánchez en su gira por Senegal y otras naciones. Comprar el freno del flujo, con un coste que esos gobiernos suelen ir subiendo, según sus apetencias, abriendo o cerrando el paso a los que desean huir. Es así de perverso y cínico. Pagando el problema ya no se ve, y entonces es como si no existiera.

lunes, septiembre 02, 2024

La situación en Israel empeora

Este fin de semana las IDF descubrieron, en un túnel, los cadáveres de seis de los secuestrados que permanecen retenidos por Hamas en Gaza. Habían sido asesinados por sus captores horas antes de que el ejército israelí pudiera llegar a ellos. Jóvenes, cuatro fueron secuestrados en el escenario de guerra del festival musical del 7 de octubre. Uno, de nacionalidad norteamericana, era famoso en EEUU porque los padres han aparecido en varios actos demandando su liberación, el último en la convención demócrata de hace un par de semanas. Esto ha causado un gran impacto en Washington y, como se imaginarán, mucho más en la propia Israel.

Ese impacto se está traduciendo en frustración y protesta, porque la guerra se acerca peligrosamente a su primer año y el balance de la misma es desolador. Pocos son los secuestrados que han sido recuperados con vida, bastantes más fallecidos, y de los noventa que quedan retenidos las esperanzas de que vuelvan a casa con vida decaen día a día. Gaza es un infierno, arrasado por las IDF, con cerca de cuarenta mil víctimas palestinas y ningún sitio en el que los dos millones de habitantes que quedan puedan vivir, más allá de escombreras. En Cisjordania los brotes de violencia van a más y las incursiones militares israelíes han causado decenas de muertos entre los palestinos y destrozos significativos en varias de sus infraestructuras. La disputa en el norte del país sigue en un juego de amenazas y amagos entre las IDF y Hezbollah, con muchos de los residentes de esa zona evacuados y con el miedo a que una guerra abierta se pueda declarar en la zona, convirtiéndola en otro erial. Las relaciones de Israel con toda su vecindad, que se estaban normalizando gracias a los acuerdos de Abraham, están en su punto más bajo, con los gobiernos árabes no haciendo nada a favor de los palestinos, pero sin colaborar en lo más mínimo con las autoridades hebras. La imagen de Israel en el mundo se ha deteriorado de forma notable, y el apoyo que las potencias occidentales han mantenido tradicionalmente a esa nación se está convirtiendo en algo tóxico para las formaciones que las llevan a cabo, con electorados y bases sociales que cada vez protestan con mayor intensidad. En EEUU el interés en que se acabe la guerra es máximo, sobre todo para los demócratas, que son los que tienen el corazón más partido entre las afinidades israelitas y la solidaridad palestina, y saben que cada día que siga la guerra tienen un frente de voto que se les puede escapar. En medio de todo este desastre, en la propia Israel, la división social no hace sino crecer sin freno. El gobierno de Netanyahu, asociado a los más extremistas, no hace sino ahondar su separación de la mayoría laica del país, y las manifestaciones que todas las semanas se suceden, principalmente en Tel Aviv, aumentan de intensidad y convocatoria. Esas protestas, organizadas periódicamente para exigir la vuelta de los rehenes, se han convertido en un movimiento organizado en contra del gobierno de Netanyahu. Parte de la sociedad israelí cree, y me da que con cierta razón, que de mientras dure la guerra Netanyahu seguirá en el poder sin dar explicaciones sobre su gestión y sus corruptelas. Indirectamente se beneficia de la misma, y sus incentivos para que termine son escasos. Si eso se junta a que su gobierno se sustenta en grupos extremistas que tienen odio a todo lo que no sea sionismo, y están encantados con las acciones militares contra los palestinos, tenemos a una nación embarcada en una contienda de rumbo confuso, final incierto y daños reales. El hartazgo se está transformando, como les comentaba, en frustración. Y en división. Ahora mismo el país está totalmente partido entre los partidarios de Netanyahu y sus políticas y los que le odian, o lo que es similar, entre el ultranacionalismo y el liberalismo.

Para hoy está convocada una huelga general en el país para paralizar la economía como protesta contra el gobierno. El aeropuerto internacional de Tel Aviv, el de más tráfico, estará cerrado, y el sector tecnológico, uno de los puntales de la economía nacional, se ha unido a la convocatoria que aúna a movimientos sindicalistas con muchas otras facciones, ideológicamente opuestas, pero comúnmente unidas frente a lo que consideran traición de su gobierno a los secuestrados y rumbo de hundimiento de la nación. Nada iba a ser igual en Israel tras los atentados de Hamas del 7 de octubre, eso era obvio, pero era difícil imaginar un escenario peor para los palestinos y la nación israelí apenas una decena de meses después de la masacre.