jueves, marzo 27, 2025

Aranceles, hoy a los coches

No es necesario seguir en directo en un chat de incompetentes, siendo agregado por error, la evolución de la guerra arancelaria desatada desde la Casa Blanca. El mismo jefe supremo del tinglado se encarga de anunciar cada una de sus patadas a la confianza económica y al crecimiento global en forma de tarifas de quita y pon, que no dejan de alterar los mercados e introducen ineficiencias de manera salvaje. Ayer por la noche, hora europea, Trump anunció un gravamen de un 25% a los coches de fuera de EEUU. Habrá que ver qué se entiende por fabricados allí o no, pero el mensaje es claro. Y nefasto.

Las marcas no norteamericanas se pueden dividir, simplificando las cosas, en tres grupos. Por un lado están las europeas, antaño dominantes de los mercados globales, que controlaban todos los nichos, desde el utilitario básico hasta la berlina o deportivo de alta gama y de lujo ostentoso. La llegada de los recortes a las emisiones de CO2 supusieron un duro golpe a su tecnología base, el motor de combustión, y no han sabido reinventarse en el mundo digital. Consorcios como Stellantis, Volkswagen, Renault, Mercedes, Audi o BMW atraviesan problemas muy serios en todos sus mercados y pierden cuota de manera sostenida. Para ellos EEUU era un mercado no principal, si exceptuamos las marcas de lujo alemanas, y esta medida les hará daño, pero no más que otras. Otro grupo de fabricantes son los japones coreanos. Sus coches tuvieron un momento de auge en el pasado y luego sufrieron un estancamiento tecnológico y de ventas, pero la llega de las tecnologías híbridas les vino a ver en forma de maná, y se han ido haciendo fuertes en todas partes. Marcas como Hunday, Kia, Suzuki y, sobre todo, Toyota, reinan ahora en muchos países, y sus modelos lideran ventas de manera clara. Lo del fabricante de los dos óvalos es digno de estudio. Madrid, por ejemplo, es una ciudad en la que Toyota se ha hecho omnipresente, y pese a ser coches caros y estéticamente no muy agraciados (eso me parece a mi, pero es cuestión de gustos) su fiabilidad y economía de uso los convierte en líderes sin discusión. El tercer grupo de fabricantes, los últimos en llegar a la fiesta, son los chinos. No existían hace pocos años y, de repente, con la tecnología eléctrica, se están haciendo con ese mercado sin apenas discusión. Hay muchas marcas que no conozco, pero MG y, especialmente, BYD, tienen cuotas de ventas crecientes, modelos estéticamente espectaculares y una filosofía de coche como lugar de entretenimiento y conectividad a la que los fabricantes europeos no logran acceder de ninguna manera. ¿Podríamos decir que esa secuencia de fabricantes, Europa, Japón Corea y China, establece el pasado, presente y futuro de la automoción? No es tan sencillo, pero algo de eso ahí. Las marcas tratan de invertir en tecnología en un momento en el que no está claro cuál va a ser la supervivencia de los motores de combustión, ni si el eléctrico será el estándar del futuro. Las chinas, que cuentan con un mercado nativo enorme, apuestan al eléctrico con el objetivo de saltarse el paso térmico y optimizar costes, minimizando las tecnologías en las que trabajan, y eso les puede llevar a adelantos como los conocidos hace pocos días, respecto a recargas de baterías en pocos minutos que las pueden hacer plenamente competitivas frente a los tiempos de repostaje a los que se acostumbra en las gasolineras. Frente a todo este ecosistema, tenemos a las marcas americanas, que se pueden a su vez dividir en dos grupos. Por un lado, las de toda la vida, Ford y General Motors, por ejemplo, que se encuentran en una situación muy similar a las europeas, de dilema tecnológico y ventas menguantes. Por otro lado, Tesla, que es la que ha abierto el mercado de los eléctricos allí y en Europa, que hasta hace bien poco era un emblema de modernidad y de, si me apuran, buen rollo, y avanzaba a paso firme en todas partes con coches tecnológicamente muy avanzados y con numerosas pegas en otros aspectos. Tesla parecía la marca global a batir y el gran enemigo para el resto de fabricantes.

Pues bien, las traicioneras políticas de Trump y el desquiciado comportamiento de Musk como su lugarteniente están destrozando la imagen de marca de la automovilística, y es bastante creíble que las caídas de las ventas que registra en todo el mundo se deban a un movimiento en contra del posicionamiento político de un Musk desatado. Se han registrado ataques a concesionarios y circulan por todas partes vídeos de propietarios de Teslas que abjuran de ellos y se ciscan en sus ruedas y en Elon. Los aranceles de Trump no creo que sirvan para mejorar la industria automovilística norteamericana, pero es probable que acaben haciendo daño a todo el sector, allí y en el resto del mundo.

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