viernes, mayo 17, 2024

Guerra de clarisas

Con la creación de la figura literaria del esperpento, Valle Inclán daba forma de relato a acontecimientos que se escapaban de lo normal, empezando por su propia vida y actos, llenos de sorpresa, irracionalidad y, también, carcajada. Lo esperpéntico se ha convertido en una denominación de origen, y la actualidad española siempre ha estado bastante dispuesta a ofrecer historias con las que llenar ese tipo de crónicas. Si no fuera por su importancia y gravedad, casi todo lo que pasa en nuestra política entra de lleno en esa categoría, donde el ridículo que provocan los personajes y las tramas que crean sólo inducen a pensar en un teatro irracional.

Lo de las clarisas de Belorado, Burgos, entra de lleno en la definición, y hasta el mismo Valle Inclán hubiera disfrutado de lo lindo con el tema. Unas monjas de clausura que, en un momento dado, se dicen poseídas por la verdad religiosa y abjuran del catolicismo del último medio siglo, o un poco más, en busca de pureza espiritual que no encuentran. Un convento en la localidad vizcaína de Derio, que las clarisas burgalesas pretenden vender para, con ese dinero, hacerse con otra propiedad monástica en Orduña, Vizacaya, en el linde con Burgos, y formar allí su comunidad de religión verdadera. Una operación inmobiliaria de compra venta en la que hay bastante dinero en juego, al que se suma el que las monjas obtienen por los dulces que fabrican, que les ha llevado a ser famosas en medio mundo y a aparecer en congresos tipo Madrid Fusión junto a restauradores de varias estrellas Michelín. Una madre superiora que actúa como tal, gestionando las redes sociales del convento (lo de clausura con Instagram debe ser como una de esas recetas modernas con maridaje de los cocineros estrellados) y se erige en portavoz de todas ellas. Y, desde luego, la presencia de un personaje estrafalario, un sujeto que se hace pasar por Obispo, un tal Pablo de Rojas, alguien que ni es cura ni obispo ni nada, que reside en un pisazo de la Gran Vía de Bilbao decorado con el mal gusto típico de Donald Trump, que se dice preconciliar, admirador de Franco, encarnado de las virtudes teologales y mundanas, con un señor adjunto que actúa de portavoz que va de serio pero no puede ser más ridículo, y que se convierte en el faro de pureza teológica al que las clarisas, que reniegan del pecado en el que han vivido tantos años, se ofrecen como servidoras. El Pablo ese las acoge en su seno, a ellas y a todas las propiedades materiales e inmobiliarias de las que sean titulares, y les ofrece crear una iglesia cierta, donde refulja la luz de Cristo y el pecado de los impíos se consuma en zarzas siempre ardientes, siempre bajo la protección del invicto caudillo. Uno junta todos estos elementos, sin copas de alcohol de por medio, y obtiene una ensalada mental de alta graduación capaz de volver lisérgico a cualquiera. Los medios de comunicación, en este caso tan asombrados como el resto del mundo por una historia sin pies ni cabeza, han intentado hablar con las monjas, con el renacido Papa bilbaíno y con las autoridades de la iglesia católica, que por ahora no salen tampoco de su asombro y ven como su institución es objeto de cierta mofa ante el desarrollo de un guion más loco que cualquier comedia imaginada. Las similitudes de lo que se puede estar cociendo aquí son altas con la historia del Palmar de Troya, de aquella secta que organizó el autodenominado Papa Clemente en las marismas de Doñana, y que era una de las historias más cachondas que se podían leer en sus tiempos, con toda la parafernalia del mundo al servicio de una estafa organizada, que lograba generar ingresos más que sustanciales para mantener una basílica, empleados y demás. En sus tiempos hubo bastante turisteo por los alrededores de aquel tinglado, hoy casi olvidado.

¿Es esto un cisma? Más bien me parece una mezcla de chaladura y estafa a partes iguales. Creo que el Pablo ese ha visto que las clarisas tienen bastante más dinero que él y ha decidido hacerles una OPA de absorción, sin descartar que haya convencido por su parte a la madre superiora de una u otra manera. Los familiares de las monjas de clausura están preocupados por las decisiones que se puedan tomar por parte de esta banda sobre sus allegadas, pero lo cierto es que, por ahora, domina el cachondeo absoluto en un serial del que aún quedan por escribir varios capítulos, sin guion alguno. ¿Cuánto tardará alguna de esas ávidas plataformas en hacer la serie? El tal Pablo de Rojas da para mucho pero, eso sí, con el compromiso de que los beneficios los done a los pobres y necesitados, sin que un solo euro llegue a sus bolsillos.

jueves, mayo 16, 2024

Intento de magnicidio en Eslovaquia

Ayer Robet Fico, el primer ministro de Eslovaquia, sufrió un atentado que le sigue teniendo a estas horas entre la vida y la muerte. Tras la celebración de un consejo de ministros en una ciudad mediana lejos de Bratislava, la capital, salió a la calle, donde se concentraba un número de ciudadanos, a los que se acercó a saludar. De repente, uno de ellos sacó una pistola y efectuó cinco disparos, alcanzando al político en varias extremidades y, uno de ellos, en el abdomen, donde se localizan las heridas más graves. Trasladado a toda prisa a un hospital, las últimas informaciones señalan que podrá salvar la vida, pero su estado sigue siendo muy grave.

Eslovaquia es uno de esos pequeños países europeos en los que no suele pasar nada que trascienda sus fronteras y se convierta en noticioso para el resto de la UE; menos para el mundo global. De hecho el propio Fico, quizás el político más famoso de aquel país, no es sino un desconocido para la mayor parte de nosotros. Su trayectoria en la política eslovaca lo ha llevado a ser prácticamente de todo, a entrar y dejar el poder en varias ocasiones, y a dar varios giros ideológicos, que le han llevado desde unas posiciones de social democracia clásica a la versión del populismo identitario que asociamos a personajes como el húngaro Víctor Orban. De hecho, tras la derrota de Ley y Justicia en Polonia, Fico era el mayor socio que le quedaba a Orban en su cruzada en contra de muchas de las decisiones de la UE y en sus coqueteos con el Kremlin, que es visto por ambos como un aliado más que como un enemigo. La oposición a la ayuda a Ucrania también está entre las posturas que ambos mandatarios defienden sin cesar. Por lo tanto, y como es casi seguro que estamos ante un acto de motivaciones políticas, no nos encontramos en este caso ante el sencillo y fácil supuesto de un político de centro izquierda que es atacado por un reaccionario de la extrema derecha, como ha pasado con algún candidato alemán en estas últimas semanas, sino puede que lo contrario, o en todo caso el atacado está en el grupo de los populistas que van a ser un gran quebradero de cabeza en el próximo parlamento de la UE. Lo más relevante del atentado de ayer, sin embargo, no es la ideología del atacado ni las presuntas motivaciones de su atacante, sino el hecho mismo de que se haya producido un ataque terrorista de cariz político contra un dirigente de la UE, y a tres semanas de los comicios europeos. El caldo de división, de enfrentamiento, de incomunicación creciente que se ha asentado en nuestras sociedades motivado por el sectarismo político empieza a hacer más probable que sujetos individuales decidan acabar con lo que consideran un problema político asesinando al que ven como fuente de su desgracia. Este pensamiento, irracional, estúpido, delictivo, es algo que durante décadas proliferó en nuestro continente de manera organizada, con bandas terroristas que enarbolaban supuestos argumentarios ideológicos para excusar el hecho de que deseaban alcanzar el poder. Años de persecución policial y deslegitimación social contribuyeron a acabar con esos movimientos, y llevar a la cárcel a sus integrantes, que es donde debían estar, pero tras décadas de tranquilidad, un nuevo germen de violencia parece estar anidando entre nosotros. Y esta vez es algo diferente. Es difuso, no se engancha a una corriente ideológica extremista, no es algo tan minoritario, sino que parece extenderse de manera liviana pero generalizada por amplias capas de la sociedad, donde no se ve con desagrado que un político pueda ser eliminado, dado que es el causante de todos los malos que nos atenazan. Como suele ser habitual, EEUU es el caso en el que todos nos miramos y de donde surgen muchas de estas modas, y el asalto del Capitolio del 6 de enero de 2021 es el inicio de la legitimación de la violencia política en aquella nación. Trump, que alentó aquel golpe, quiere volver a la presidencia para, entre otras cosas, amnistiar (vaya vaya) a los insurrectos de aquella fatídica jornada. Suena irreal, pero no lo es para un enorme porcentaje del votante norteamericano, puede que mayoritario en las elecciones del próximo noviembre.

La condena al atentado que ha sufrido Fico ha sido unánime y ha venido de todo el espectro ideológico europeo, lo que es de agradecer, pero es obvio que, con las elecciones europeas ya aquí, el miedo a que actos de violencia marquen la campaña se está disparando. La seguridad de las autoridades tendrá que ser reforzada tras este intento de magnicidio, y la sensación de que hay gente partidaria del uso de la violencia para arreglar problemas políticos nos debe reafirmar en que ese nunca, nunca, nunca, es el camino para arreglar nada. Supongo que acabaremos conociendo el ideario y motivaciones del atacante de Fico, pero eso no justificará su acto, sólo servirá de marco a un acto criminal que, esperemos, no llegue a sus últimas consecuencias.

martes, mayo 14, 2024

Contrataque ruso

De mientras aquí damos vueltas y vueltas a los resultados de las elecciones catalanas y las infinitas posibilidades que se abren para el desgobierno, los rusos han estado bastante ocupados abriendo un nuevo frente en el norte de Ucrania. A través de la provincia de Berlgorod, tropas y material acorazado han penetrado en territorio ucraniano y han conquistado algunas localidades cercanas a la frontera. Lo más relevante de este movimiento es que, a penas a una veintena de kilómetros de ahí, está Jarkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, con más de un millón de habitantes antes del inicio de la guerra. Una pieza de caza mayor.

Este movimiento, que muestra la iniciativa que ahora poseen las tropas del Kremlin y los apuros de la defensa ucraniana, se da en medio de un movimiento de peso en la cúpula del poder ruso. Ya investido para su nuevo de zar, Putin ha destituido a Shergei Shoigú como ministro de defensa, cargo que ocupaba desde hace bastantes años. Putin y Shoigú son íntimos desde hace mucho tiempo, y las críticas que, desde muchos estamentos, militares y no, se han hecho contra el ministro por su ineficacia en tiempos de guerra, y el fracaso de sus promesas de modernización, a las que supuestamente había destinado cantidades enormes de dinero, hasta ahora no habían hecho mella en su posición de poder. Ni siquiera la asonada de Wagner y los insultos que su cabecilla Prigozhyn le dedicaba día sí y día también supusieron el más leve cambio en la posición de poder que ha ocupado Shoigú. Hasta el domingo. Su papel va a ser ahora ocupado por Andrei Belousov, un civil, Shoigú es militar, y economista. El mensaje que se ha transmitido desde el Kremlin es el de continuidad, y los analistas han visto en este movimiento una manera de reforzar lo que se ha llamado la economía de guerra. Se estima que, en estos momentos, Rusia dedica en torno al 6% de su PIB al esfuerzo militar en Ucrania, y esa cifra no tiene pinta sino de ir creciendo. La estructura productiva del país se va amoldando a unas sanciones poco operativas y al desvío de recursos destinados a la vida civil hacia el suministro militar. La industria logra construir en torno al millar de tanques al año, los drones iraníes que tan buen resultado han dado a las ofensivas rusas ya se pueden producir desde plantas situadas en territorio ruso, y, en definitiva, la nación está virando su economía desde una visión más comercial y civil, convencional, a una en la que el ejército y las necesidades de guerra sean lo básico. ¿Busca Putin que Belousov sea su Albert Speer? En tiempos de guerra la eficacia de la producción militar, la logística y sostener el coste que ello supone para las arcas públicas es una de las bases que pueden permitir mantener un esfuerzo bélico en el tiempo. Los recursos que obtiene Rusia, principalmente de la venta de hidrocarburos y otras materias primas, se destinan cada vez más a ese esfuerzo militar, y es probable que lo que recibe la población en forma de servicios en las ciudades rusas sea cada vez más escaso, descontando el hecho de que ya antes de la guerra la precariedad social en aquella nación era alta. Desde ese punto de vista el nombramiento de Belousov puede tener sentido. Desde otra óptica, la de la inefable corrupción rusa, quizás también. Si Shoigú prometió maravillas con el dinero gastado y el rendimiento militar mostrado en estos años por el ejército ruso ha sido tan deplorable parece obvio deducir que muchas de las inversiones prometidas para modernizar materiales y tácticas se han ido por el desagüe de las mordidas, así que quizás Belousov llegue con órdenes de limpiar la casa y hacer, en efecto, un proceso de modernización en las formas y los procedimientos, tanto de gasto como de gestión. Es pronto para saberlo, pero es un perfil bastante distinto al de Shoigú, así que es probable que cambien cosas, y nombres.

De momento el exministro no ha sido desahuciado a la manera putinesca, sino ascendido a un cargo en un consejo de representación federal que no se si es un ascenso formal o el preludio de un misterioso y mortal accidente. Gerasimov, segundo de Shoigú, y jefe de las operaciones militares en Ucrania, continúa, pero se rumorea que por poco. Coge fuerza la vuelta a primeras posiciones en la cadena de mando de Surovikin, general que fue defenestrado durante la revuelta Wagner por su presunto apoyo al cabecilla levantado en armas. Habrá que ir viendo qué cambios se producen y cómo afectan al curso de la guerra. En el frente, de momento, despacio, pero sin pausa, Rusia avanza y Ucrania retrocede. Las cosas van mal para Kiev. Van mal para nosotros.

Mañana es fiesta local en Madrid, San Isidro. Nos leemos el jueves 16.

lunes, mayo 13, 2024

Gran victoria del PSC en Cataluña

Hay alguna cosa segura tras el resultado de las elecciones de ayer en Cataluña. La obvia es que la victoria del PSC es incontestable, siendo la primera fuerza en votos y escaños. La segunda es que el independentismo no suma mayoría en la cámara, ni en votos ni en escaños, y que dentro de él, el sedicioso Puigdemont se ha convertido en líder al mejorar sus resultados, mientras que Esquerra, que ha disfrutado del Govern durante estos años, sale como la formación derrotada de la noche. Aragonés, Junqueras y compañía van a tener que hacer frente a una cruel digestión de los resultados y sus opciones tras ellos.

Lo que no queda nada claro es quién va a gobernar en Cataluña ni cómo, ni las consecuencias a nivel nacional. A priori, con estos dos resultados, hay dos opciones. Una es que el tripartito PSC Esquerra Comunes, que suma justo los 68 que dan la mayoría absoluta, lidere investidura y gobierno, lo que requiere el apoyo obvio de Esquerra, que no parece estar de momento por la labor. Sus manifestaciones de ayer de que los votos le han mandado a la oposición es una muestra de que no quiere participar en un nuevo gobierno, aunque podría apoyarlo desde fuera y chantajearlo de una manera u otra. Esa alternativa está en manos de ellos. La otra suma es la de PSC Junts, un pacto contra natura, pero es lo que ocurre en la práctica en el Congreso de los diputados. Puigdemont ha sacado un buen resultado, pero insuficiente para presentarse a una investidura. Sin embargo, cuenta el traidor con un arma que todo el mundo conoce, el chantaje que pueda hacer a Sánchez en Madrid, de tal manera que, si le retira su apoyo, el gobierno central quedaría en minoría en el Congreso y, en la práctica, la legislatura embarrancaría. Este escenario ha sobrevolado por la mente de muchos analistas, que ven a Puchi extorsionado y a Sánchez forzando al PSC a que se abstenga para permitir una investidura del sedicioso. Los números dan para ese escenario, pero se me antoja muy difícil que el PSC tragase con una idea semejante tras el resultado que ha logrado. Lo cierto es que si Illa logra gobernar en Cataluña es poco probable que Sánchez logre mantenerse en Madrid, por lo que las opciones de un adelanto electoral general crecen, aunque sólo lo veo posible si Sánchez estima que electoralmente le va a ir bien, en el sentido de poder reeditar una investidura válida. Ya en este 2024 estamos sin presupuestos y la perspectiva de que así sigamos bastante tiempo no es descartable, y es sabida la habilidad del inquilino de Moncloa para permanecer en el poder aunque, en la práctica, no pueda ejercerlo. Una vez que, a finales de mayo, se apruebe en el Congreso la infame ley de amnistía, si no hay nada que lo impida, nada obliga ya a Puigdemont a sostener el gobierno, y todos los escenarios se abren. Los plazos a corto están bastante tasados, porque dentro de dos semanas, el viernes 24, se abre la campaña de las elecciones europeas, y es casi seguro que antes del domingo 9 no va a haber acuerdo de ningún tipo, aunque creo que la mesa del Parlament se constituye justo antes del fin de semana electoral. Sea quien sea el presidente de la mesa, y ahí ya veremos que acuerdos se están negociando a escondidas, es casi seguro que Illa acudirá a la investidura, por lo que empezaría a contar el reloj de cara al plazo máximo de una investidura viable, que son dos meses. Si en ese tiempo no se logra, ya saben, repetición electoral, escenario que a día de hoy nadie quiere, y menos una Esquerra que, si es vista como la causante de volver a votar, puede ser completamente triturada. Así que durante estas semanas estaremos atentos a rumores de uno u otro tipo sobre qué conversaciones existen entre los partidos y qué se rumorea desde Moncloa al respecto, porque desde hoy la negociación pasa tanto por ese lugar como por el Parlament de Barcelona.

El resto de partidos pintan poco y hay resultados dispares. Los Comunes bajan, siguiendo la senda de todas las elecciones en las que Yolanda lidera su marca, pero pueden entrar dentro del tripartito, salvando así la cara. Vox mantiene sus 11 escaños y no se ve favorecido por el ambiente indepe y el PP sube a 15 escaños desde sus ridículos 3, una ganancia evidente pero que no le sirve para decidir nada. En todo caso, pueden estar más que satisfechos al conseguir en Cataluña un resultado presentable. El Vox catalán entra en el Parlament con dos escaños, que pudieron ser más si hubiera alcanzado el 3% de voto en Barcelona, que rozó. Y Ciudadanos, ay, no debió presentarse para así tener un funeral digno.

viernes, mayo 10, 2024

BBVA y Sabadell, segundo asalto

El otro día puse un tuit que resultó ser gracioso. Comentaba cómo el BBVA había recibido nuevamente calabazas por parte del Sabadell, lo que demostraba lo difícil que es ligar para un vasco, sea cual sea el contexto. Y sí, son dos veces las que el banco vasco, aunque en gran parte ya sólo lo sea de nombre y sede social, ha intentado una operación de fusión con el Sabadell, y en todas las ocasiones la cúpula de la entidad catalana se ha negado. Lo que ocurre es que algo tonto habita en los genes norteños que nos lanza a obtener calabazas una y otra vez por mucho que nos cierren la puerta. No aprendemos, somos tontos.

La oferta lanzada por BBVA se basaba, sobre todo, en un canje de acciones, y una incorporación de la directiva del Sabadell al consejo de administración de la nueva entidad fusionada, con dos sedes operativas, Madrid y Alicante, y una social, Bilbao. La junta del Sabadell consideró que la oferta era escasa, y basada principalmente en papelitos, léase acciones, y dijo que si no se ponía mucho más efectivo encima de la mesa no habría nada que hacer. Tras la ruptura de las negociaciones entre los directivos, y unos días de espera sin noticias, el BBVA ha decidido lanzarse a una OPA directamente al accionariado, con las mismas condiciones que las que presentó a la directiva. El canje es de una acción de BBVA por cada cuatro y poco del Sabadell, y ahora se abre el plazo para que los inversores del banco catalán escojan y muestren si aceptan la oferta. Entre su accionariado hay miles de minoristas de todas las procedencias posibles, inversores institucionales y fondos de inversión que también aparecen en el listado inversor del BBVA. Si la mitad más uno de la masa accionarial acepta la oferta la OPA se lleva adelante sea cual sea la opinión de la junta directiva. Creo que no existe lo que se llama un núcleo duro en el Sabadell, es decir, un paquete accionarial de referencia con peso capaz de decidir en caso de que el porcentaje de accionistas que acudan a la OPA sea elevado, pero no alcance un punto crítico. Desde todas las instituciones públicas la opinión mostrada ha sido coincidente, y contraria, quizás también porque estamos en plena campaña de las elecciones catalanas y defender la pérdida de la titularidad de un banco en pleno mitin debe ser una buena razón para perder votos. La contundencia ha sido curiosa, y veremos si tras el escrutinio se mantiene. El único que ve con buenos ojos la operación es el BCE, el supervisor, que desea que las entidades europeas se refuercen y sabe que un banco grande y saneado es más sencillo de inspeccionar que dos, uno de ellos pequeño y más sujeto a los avatares del mercado. Desde el BCE y el resto de reguladores se repite que la operación deberá respetar las leyes de competencia entre entidades y con los consumidores, y se mira de reojo la segura pérdida de empleos que supondrá. Esto último es una excusa cogida por los pelos, porque las plantillas de banca van a seguir disminuyendo en todas las entidades en paralelo a un proceso de digitalización incesante que es ajeno a las operaciones corporativas. Pregunte en su entorno cuántos tienen instaladas apps de fintech o la última vez que visitaron una entidad para un trámite. Lo ideal para el BCE, y para mi, es que estuviéramos ante una operación intraeuropea, es decir, que el BBVA comprase otra entidad de otra nación o que una de otro país comprase Sabadell, porque eso supondría una integración financiera real en el marco de la UE y la creación de nexos entre nuestras naciones. Sería una operación deseable, pero en este caso la oposición de los gobiernos nacionales sería aún más rotunda, como ha sucedido en ocasiones pasadas, y eso es un escollo enorme para este tipo de operaciones.

¿Qué va a suceder? La historia de las OPAs hostiles, hostiles para la entidad que puede ser comida, no es muy halagüeña en España, con el recuerdo de lo que se vivió en el mundo de la banca en la época de Mario Conde y el culebrón de Endesa. Sin descartar la presencia de un caballero blanco, el tercero que aparece al rescate del que está en riesgo para ser él el devorador, el mercado por ahora castiga claramente a BBVA y revaloriza Sabadell, en una valoración de urgencia, de meros costes de la operación, que no tiene mucho que ver con lo que pudiera ser el comportamiento de una entidad unificada. No lo tiene fácil el BBVA para lograrlo y que las autoridades políticas se lo permitan, pero la historia, que puede ser larga, merecerá seguirse.

jueves, mayo 09, 2024

Tercer día de Europa en guerra

Hoy es 9 de mayo, día de Europa, festividad oficiosa de la UE en conmemoración de la llamada declaración Schumann, que es la que puso los cimientos de lo que llegaron a ser las Comunidades Europeas, surgidas de las ruinas de la IIGM. Es una fiesta extraña, que conmemora algo importante, pero que no es festivo como tal en ninguna ciudad ni país de la UE, que sólo supone un día feriado para los que trabajan en las instituciones europeas, y que es celebrado de manera institucional por varios organismos públicos a lo largo del continente, pero desde luego sin la relevancia que la fecha tiene, y merece, para todos nosotros.

Surgida para evitar guerras que nos destruyeran nuevamente, la UE celebra su tercer día de Europa con la guerra de Ucrania activa, y con sensaciones encontradas. Si la primera celebración en guerra, la de 2022, estuvo marcada por el shock de la invasión, el horror de las matanzas rusas y la supervivencia de Ucrania, y el segundo festivo, el de 2023, lo estuvo por la esperanza en una anunciada contraofensiva ucraniana que consolidara los avances logrados en el otoño anterior, la sensación que se palpa en esta primavera de 2024 es más deprimente. La famosa contraofensiva del año pasado se estrelló en la línea defensiva construida por el ejército ruso y, desde entonces, y gracias también a la desidia occidental a la hora de entregar armamento a Kiev, se producen pequeños pero constantes avances de las tropas del kremlin en toda la línea del frente. Son pocos kilómetros cuadrados cada mes, pero constantes, y la imagen que ofrecen los combates es la de un ejército ucraniano que cubre con dificultad sus bajas y anda muy escaso de armamento y un ejército ruso que ha aprendido de sus errores pasados y lucha de una manera más efectiva, con suministros militares abundantes tanto de fabricación propia como entregados por sus aliados iraníes y norcoreanos. Las nuevas levas anunciadas en Kiev se han encontrado con protestas entre su población y escasez de efectivos, mientras que en Moscú se ha decretado una nueva movilización contra la que no consta que haya habido grandes protestas, más que nada porque todo el que se oponga sería detenido sin muchos miramientos. Los bombardeos rusos y las oleadas de misiles y drones siguen golpeando puntos más allá del frente, especialmente en las zonas de Jarkov y Odesa, y la escasez de armamento antiaéreo ucraniano está haciendo que, aunque aún son bastantes los proyectiles interceptados, cada vez sean más los que, en cada oleada, llegan a su objetivo, aumentando día a día los daños en infraestructuras vitales como las energéticas o las logísticas. El aprovisionamiento en el frente por parte de Ucrania se debilita y, pese a sus audaces ataques con drones a instalaciones rusas situadas muy al interior del país, como ha sucedido con varias refinerías, los golpes que propicia al enemigo están siendo contados y sin capacidad para desbaratarlo, como sucedía antaño. Desde hace unos meses, en definitiva, Rusia está ganando la guerra y Ucrania perdiéndola. El reciente desbloqueo de la ayuda militar norteamericana, retenida de manera irresponsable por los republicanos en el Congreso, puede aliviar algo la penuria de Kiev, pero está por ver cómo responderá ante la previsible ofensiva rusa de verano, que debiera empezar en breve, a medida que las llanuras del este dejan de ser el barrizal de primavera y se convierten en polvorientas pistas en las que desplazarse a alta velocidad es posible. Cada kilómetro que avanza Rusia nos acerca a su mandíbula, y el temor entre las naciones de la UE que se encuentran al este crece y crece, por motivos más que obvios. Sí, en Ucrania no hay mucho que festejar este 9 de mayo.

Rusia, por su parte, usa este día para conmemorar la victoria de las tropas soviéticas sobre los nazis en la IIGM, con un alarde militar que llena la plaza roja de Moscú de tropas y vehículos, a mayor gloria del caudillo Putin, que esta semana ha jurado la constitución, que manipula a su antojo, para un nuevo mandato de seis años, sin oposición alguna. Convertido en un apéndice económico de China, subido a una economía de guerra a la que destina recursos ingentes, el caudillo de Moscú se relame la sangre que cada día se cobra en el frente y mira con odio a una atribulada y postmoderna Europa, que no sabe muy bien cómo hacer frente a lo que puede venir si, de una manera u otra, la guerra acaba siendo favorable a los intereses rusos.

miércoles, mayo 08, 2024

Paul Auster, escritor

Más de una vez contó Paul Auster una anécdota referida a su infancia que le marcó para el resto de su vida. Era un crío y, junto al resto de compañeros del cole, estaba en una excursión por el campo. De repente, se desató una tormenta y el grupo, alumnos y profesores, empezaron a correr por el descampado en el que se encontraban en busca de refugio. En ese momento cayó un rayo e impacto en el chico que estaba más cerca de Auster, matándole en ese mismo instante. La conmoción para todos fue enorme, y para Auster dejó un poso para siempre, por el trauma de lo vivido y, sobre todo, por su absurdo, por el puro azar que había supuesto esa muerte, que perfectamente podía haber sido la suya.

Eso le animó a llevar una vida activa que le hizo trabajar de casi todo y residir en varios países, especialmente en Francia, durante años en los que perfeccionó su estilo, porque escribir siempre estuvo entre sus amores más profundos. Afincado definitivamente en Brooklyn, un barrio que en sus tiempos no era ni mucho menos la zona residencial de lujo que es hoy en día. Perteneciente a Nueva York, situado en el lado este de la ciudad, tiene a Manhattan en frente, aunque gran parte de la historia lo ha tenido de espaldas. Auster situó gran parte de sus historias ahí, en el entorno urbano que conocía, en el que hizo deambular a sus personajes a la búsqueda de destinos esquivos en los que la suerte y las casualidades realizaban la mayor parte del trabajo que era propio del narrador. Sus novelas son fáciles de leer, pero eso se debe a que Paul era un escritor excelente, que conseguía narrar con una naturalidad asombrosa lo que quería. Sin frases alambicadas, trazo corto, toque ligeramente poético pero nada almibarado, sus textos son una delicia para el lector y, para el que gusta de la escritura, un reto, porque aunque no lo parezca, escribir sencillo y claro es una de las cosas más difíciles del mundo. En esa sencillez Auster planteaba a sus personajes problemas profundos, los ponía en tesituras difíciles, y no eludía dilemas morales de gran dimensión, pero eran perfectamente accesibles para el lector, que no tenía que enfrentarse a muros en forma de párrafos densos e inabarcables. Su técnica era tan depurada como transparente, llegando a lograr ser liviano en la descripción de situaciones de gran complejidad. Quizás por ello, y porque era casi imposible saber cómo se iban a resolver sus tramas hasta que el azar empezaba a jugar, disfrutó de un gran éxito comercial, que le convirtió en uno de los escritores más famosos de su generación. Ha sido raro el caso de Auster porque en él se ha dado una gran calidad literaria y un nivel de ventas propio de las estrellas. Su rostro era famoso en medio mundo, y las incursiones que hizo en otros géneros como el ensayo o el mundo del cine contribuyeron a darle fama global. Durante los ochenta y noventa los lanzamientos de novelas de Auster se convirtieron en fenómenos editoriales que trascendían por mucho el mundo de las letras. Sin embargo, no dejó que la fama le volviera loco, sabía que se debía a sus escritos y lectores, y que la vanidad inevitable que se asocia al éxito no es sino otra muestra del azar que tanto le gustaba, que a veces no tiene nada de merecimiento, y que con la misma fuerza con la que llega se puede ir. Estudioso de la literatura norteamericana, publicó algunos ensayos al respecto, demostrando que el bagaje de lecturas que tenía era enorme, y que en su campo, el de las letras, era todo un intelectual además de un creador. Su producción se fue espaciando a partir de la década de los dos mil, a medida que su vida personal se fue enrevesando. Su segundo matrimonio, con la escritora Siri Hustvedt, convirtió a ambos en una especie de pareja real de las letras norteamericanas. En todo momento ella siguió una carrera literaria propia, separada de la de su marido, y él no se inmiscuyó para nada en las novelas y ensayos de su mujer. Trabajaban juntos, pero cada uno en lo suyo.

El cáncer de pulmón que se le detectó hace unos años fue el inicio de una época de amargura total en su vida. Su hijo y nieto fallecieron hace poco, ambos por problemas relacionados con las drogas, en una serie de episodios truculentos hasta más no poder. Eso, y el tratamiento médico, le fueron debilitando y, finalmente, la semana pasada, el autor fallecía en su casa de su barrio de su ciudad. Deja una obra enorme cuya vigencia está más allá de las modas, una manera de escribir inimitable y apenas sucesores en el estilo y tramas. Su pérdida es enorme. Otro Nobel que la academia sueca decidió perderse, y que, esta vez sí, los Príncipes de Asturias supieron premiar.

martes, mayo 07, 2024

Confusión en Gaza

Siete de mayo, y se cumplen siete meses desde los atentados de Hamas que provocaron el estallido de la guerra de Gaza. En todo este tiempo, todo lo que podía haber ido mal, lo ha hecho. A lo largo del fin de semana se han sucedido los rumores de un posible acuerdo de alto el fuego como fruto de las conversaciones que delegaciones de Hamas y el gobierno israelí han trasladado a El Cairo, donde habitualmente se ejecutan estos procesos de negociación. De hecho ayer por la noche Hamas anunció que acordaba los términos de un posible acuerdo de canje de rehenes por prisioneros y una tregua de cuarenta días, creo.

Pero, en la práctica, la situación sobre el terreno dista mucho de la tregua. Hamás atacó el domingo un puesto militar fronterizo israelí, causando algunas bajas, y las alertas aéreas han vuelto a sonar en varias ciudades del sur de Israel ante posibles lanzamientos de cohetes. Por su parte, el gobierno de Netanyahu sigue haciendo oídos sordos a todos los llamamientos que le llegan y mantiene su plan de atacar la ciudad de Rafah, el principal asentamiento al sur de la franja y refugio de más de un millón de palestinos, que han huido de las localidades del norte a medida que eran arrasadas por las IDF. Alega el gobierno de Jerusalén que en Rafah se esconden varios batallones de Hamas y cientos de sus milicianos, lo que es posible dada la cantidad de gente que allí se encuentra, pero precisamente por esto último, y por la no existencia de alternativas de huida para la población civil, el intento de asalto militar a la ciudad es imposible que no acabe con un balance de víctimas civiles insoportablemente alto, y eso es lo que temen todos los gobiernos del mundo, expuestos ante la realidad incesante de una guerra que deja escenas de violencia duras a la hora de los informativos y solivianta a parte de la opinión pública. Ahora mismo los incentivos de Israel, mejor dicho, del Netanyahu, para detener la guerra son escasos, porque una tregua le pondría en la tesitura de tener que responder ante su sociedad por la gestión de la crisis de los rehenes, la sorpresa del ataque de Hamas, el fallo de seguridad de su gobierno y otras muchas cuestiones para las que, probablemente, no tenga respuestas. Así mismo una tregua hará que las causas que, antes del inicio de la guerra, acosaban a la figura del primer ministro (corrupción, intento de control de la justicia, etc) vuelvan al primer plano de la vida política israelí, y ahí Netanyahu carece de defensa. Por su propio interés, y por la presión del ala radical de su gobierno, que casi aspira a eliminar a los palestinos de todos los territorios en los que puedan, no hay incentivos para que ordene a las IDF parar la guerra. Por el lado de Hamas la situación es distinta, pero tampoco una paz puede venirles bien a corto plazo. La guerra ha destrozado gran parte de su infraestructura y acabado con un número muy elevado de los suyos, pero ha conseguido poner al conflicto palestino, otra vez, en el centro de la actualidad global, y lo ha gestionado de tal manera que su propia atrocidad del 7 de octubre ha quedado sepultada por la actuación de las tropas hebreas. Hoy en día el clamor que se escucha en muchas protestas en occidente no hace referencia a la liberación de los rehenes capturados por Hamás, no, sino a la actuación del gobierno israelí, a las continuas masacres que se dan día tras día en la franja. En su empeño por utilizar a los palestinos para su propia causa, Hamas no duda en sacrificarlos, y que ahora aparezca como el “bueno” ante los ojos de parte del mundo es todo un éxito para su propaganda, y supone también la derrota moral de Israel. Que Hamas quede más o menos arrasada tiene su importancia para Netanyahu, pero por cada escena de violencia desatada en Gaza sospecho que surgirán nuevos yihadistas en otras partes del mundo dispuestos a exigir venganza. Los dirigentes de Hamas, y sus jefes lo saben.

¿El desastre que pueda ocasionar Israel en Rafah es valioso para Hamas? No como entidad, pero quizás sí como ideología, como palanca para seguir movilizando a las sociedades musulmanas, a franjas cada vez mayores en ellas, para que se adhieran a su causa y rechacen las vías pacíficas de negociación. En un futuro escenario de dos estados en la zona, el único que puede garantizar una paz estable, forzado por terceros países, el peso de Hamas, su filosofía, será abrumador, una vez que vendan que su sacrificio es el que ha propiciado la victoria. Que todo esto suponga la muerte de miles de palestinos inocentes no parece importar nada a ninguno de los combatientes.