jueves, agosto 31, 2023

El PP y PSOE no acordarán nunca

Es una buena noticia que Sánchez y Feijóo se hayan reunido, aunque nada haya salido de ese encuentro. Sólo una hora de reunión, pero es más que media. No creo que lleguemos a saber qué se han comentado más allá de lo que ellos o sus portavoces quieran hacer creer, pero lo cierto es que son las dos únicas personas que pueden presidir el gobierno y la suma de sus votos la única combinación capaz de lograr mayorías aplastantes que puedan aprobar medidas y reformas que son cada vez más necesarias, tanto en lo político como en lo económico. Que sea extraordinario que los líderes de los dos principales partidos se reúnan es una medida de la anormalidad que vivimos.

Es bastante probable que Sánchez consiga ser investido cediendo ante los independentistas todo lo posible, humillando al estado y dejando claro que el poder es lo único que le interesa. Eso no sería ninguna sorpresa, dado que todos los que se presentan a las elecciones aspiran a alcanzar ese poder por encima de cualquier cosa. Sigo pensando que la mejor estrategia para Sánchez es no pasarse en sus ofrecimientos a los sediciosos y ponerles en la tesitura de apoyar o provocar una repetición, en la que, de darse, Sánchez acudiría siendo aquel que no cedió lo que no podía. Ya veremos. En todo caso lo mejor, que sería un acuerdo PP PSOE, no se va a dar. Y no sucederá porque los electorados de ambos partidos no lo perdonarían. En esto se produce algo muy similar a lo que pasa cuando la gente es preguntada sobre lo que ve en la tele. Ante el interrogador se quiere dar una imagen buena y se declara sinceramente que todas las tardes La 2 reina en los hogares, pero luego, en casa, en privado, sin dar cuentas a nadie, la inmensa mayoría ve mierdas del corazón o descuartizamientos, y la audiencia de La 2 es la que realmente es. A la pregunta de si un partido debe pactar con su contrario para garantizar estabilidad al país y ofrecerle consensos, casi todos contestan con un sí rotundo, lleno de espíritu de la transición, pero a la hora de la verdad, en un pacto contra natura, el electorado del partido se revuelve y decide castigar al líder que ha firmado un papel con su oponente. Y eso en el caso del votante templado de ambas formaciones, porque el exaltado que tiene acceso a Twitter (lo de llamarlo X es absurdo) tardará dos nanosegundos en ponerse a escribir insultos, quejas, gritos y todo tipo de amenazas con adjetivos soeces hacia el cobarde traidor que ha tirado las esencias del partido para acordar algo con su enemigo. El peso de esta banda de descerebrados es menor del que parece y, sobre todo, inferior al insoportable ruido que generan, pero son una fuerza de presión determinante para los partidos, porque su forofismo es total y eso les permite a las organizaciones tener movilizados en todo momento y lugar para lo que haga falta. Las redes sociales han permitido que los “ultras” se hagan con el control mediático de los partidos, o que directamente los formen o dirijan, de tal manera que no hay forma de que la razón se asiente en las formaciones políticas. Por eso, y pese a que es la solución obvia, PP y PSOE no van a pactar nada. Si lo hicieran, los sediciosos, batasunos y ultras populistas de izquierda y derecha quedarían relegados a lo que son, extremos molestos, ruidosos, peligrosos pero incapaces de lograr nada. La inmensa mayoría de votantes del país ha escogido formaciones moderadas, reflejando lo que es la sociedad, un conjunto de personas que no viven el día a día a la manera crispada y rencorosa que desarrollan sus representantes políticos. Afortunadamente la inquina de ellos no se ha logrado trasladar plenamente a nuestra sociedad, que está partida por muchos ejes, pero que no se encuentra enfrentada. En general, esa bronca política se ha traducido, en el día a día de la calle, en desapego y hartazgo, y es lo mejor que ha podido pasar.

Los endiablados resultados del 23J ofrecen un parlamento con una posible mayoría sanchista tan ajustada que no sólo el insoportable coste de las cesiones, sino cualquier avatar que pueda suceder una vez lograda la investidura, puede dar al traste con un gobierno que estaría a merced de cualquiera de los muchos grupos que lo apoyan. Las primeras encuestas que han surgido, más lo harán en otoño, muestran un panorama casi inmóvil, abocado a la parálisis y el tedio, en el que la política y el gobierno se convierten en un problema y no en una fuente de solución. Ni si quiera en un mínimo sistema de gestión diaria. Eso es lo que tenemos. Deprimente, pero es lo que hay.

miércoles, agosto 30, 2023

China y sus problemas económicos

En su excelente artículo de este lunes, Judith Arnal disecciona la economía china en unas pocas páginas y gráficos, y muestra perfectamente el problema al que se enfrenta el gigante asiático. Lo que se suponía que iba a ser un fuerte arranque tras decretarse el fin de la pandemia allí por parte del gobierno ha devenido en una preocupante tendencia a la contracción, en la que la deuda privada, el crédito promotor y el reventón de una burbuja inmobiliaria han gripado el modelo de crecimiento del gigante asiático, basado en inversión y exportaciones. A escala, Martinsa Fadesa en España se puede traducir por Evergrande en China para entender a lo que nos enfrentamos.

El gobierno de Xi lleva un tiempo tratando de cambiar el modelo de crecimiento del país, haciéndolo más dependiente de factores internos como el consumo privado o la innovación, y no tanto de la inversión en infraestructuras, cuyos rendimientos son decrecientes, o la exportación, en un contexto de creciente proteccionismo global y de marcha de empresas de China en busca de terceros países en los que los sueldos no crezcan tanto como allí, pero se está encontrando con graves problemas que no es capaz de atajar. El consumidor chino es bastante retraído, tendente al ahorro, entre otras cosas porque sabe que poco puede esperar de su gobierno en materias como la protección social. Eso, unido al miedo que dejó el Covid en aquella sociedad, sometida a una esquizofrenia total que pasó del cierre total a decidir que ya no había virus, ha dejado su poso en una demanda interna que no carbura. Las tasas de paro juvenil han escalado lo suficiente como para que dejen de publicarse y las proyecciones de crecimiento de la nación bajan a cada actualización que hacen los organismos económicos internacionales. ¿Cómo salir de una burbuja inmobiliaria y una demanda asustada? En España sabemos lo duro y cruel que puede ser algo así. A priori China cuenta con dos ventajas que no tuvimos nosotros y que le pueden servir para que este trance pase más rápido. Una es la soberanía monetaria, que, aunque no es convertible, permite al gobierno emitir yuanes y jugar con los tipos de interés para hacer lo que le convenga. El yuan ahora mismo está en una de sus cotas más bajas respecto a las monedas occidentales, y eso da algo de gasolina a las alicaídas exportaciones chinas, pudiendo compensar algunas de las barreras levantadas por economías importadoras y por la competencia creciente de otras naciones que también son ya fábricas globales. La otra herramienta es que, al contrario de lo que nos pasaba a nosotros, la deuda pública del gobierno chino es baja. Tienen el mismo problema de endeudamiento privado, pero con una opción de política fiscal con la que no contábamos. Se está diciendo día sí y día también que Xi y los suyos pueden aprobar en cualquier momento un paquete de estímulo fiscal, vía indirecta o, directamente, con la transferencia de dinero a los ciudadanos, para estimular el consumo. Medidas de ese tipo, que parecieran ficción, son las que vimos puestas en marcha por gobiernos como el del EEUU cuando se dio el Covid, con la entrega de cheques a sus ciudadanos, lo que generó en parte el enorme ahorro embalsado que, al ir terminando la pandemia, se tradujo en una demanda exacerbada a la que la oferta, por cuellos logísticos y pura incapacidad, no pudo hacer frente y disparó la inflación. Los datos de China muestran un riesgo de deflación que nos pone en el polo opuesto, y muestra que hay margen para políticas heterodoxas de estímulo de demanda. En todo caso, si Xi decide hacer algo así sería la prueba definitiva de los enormes problemas por los que atraviesa la economía local, y un reconocimiento público, ante el mundo entero, de que la segunda potencia económica está gripada. ¿Quiere el todopoderoso Xi aparecer como el que reconoce este problema? Una de las necesidades del régimen de Beijing es ocultar gran parte de lo que realmente sucede en esa nación, que el mundo no sepa lo que pasa en China, por la necesidad de mantener el control. Esto, que cuando las cosas marchan bien, es complicado, se vuelve prácticamente imposible cuando el camino se tuerce y embarra.

Hay otro factor, muy ligado a esto último, que diferencia notablemente las opciones del gobierno chino y las que tuvieron los españoles ante la burbuja. Nuestro país es una democracia liberal y aquello es una dictadura con un régimen cada vez más opresor. Eso le permite hacer cosas que aquí no se pueden ni pensar, pero no le garantiza, ni mucho menos, el éxito. El endurecimiento del régimen está, en gran parte, también detrás de la retirada de inversiones extranjeras, de la creciente mala imagen de la nación en el mundo, de la inseguridad jurídica de los negocios y de factores intangibles que son difíciles de medir, pero que aportan crecimiento, o lo frenan cuando se dan a la contra. Los problemas económicos chinos serán una de las grandes noticias de esta temporada.

martes, agosto 29, 2023

Putin le envía sus sentidas condolencias

Elevando a su más alto grado el cinismo, Putin ha dicho que no va a poder acudir al funeral de Prigozhin porque tiene la agenda muy ocupada. Es difícil que un escritor fuera capaz de componer una imagen semejante en la que el asesino se muestra tan comprensivo y, a la vez, tan cruel con aquel al que se ha cargado. La profesionalidad mafiosa de Putin está más allá de toda duda. Ha prometido que se realizará una investigación sobre las causas del desplome del avión, pesquisas que tendrán como gran debate de fondo si fue la mano izquierda o la derecha de Putin la que ordenó que, probablemente, una bomba estallase en pleno vuelo.

En la presentación de un libro suyo sobre los años de corresponsal en Moscú, que coincidieron con la caída de Yeltsin y la llegada de un desconocido Putin, Anna Bosch comentaba que el poder en Rusia es algo que no tiene nada que ver con la idea de poder que tenemos en occidente. Aquí los gobernantes, mandan, deciden, pero sobre todo lo hacen en temas administrativos, y no pocas veces con escaso éxito o nulo respeto por parte de la sociedad. El gobierno de un país occidental es importante, claro, pero no controla muchos de los aspectos de la sociedad que, de alguna manera, va por su lado, en lo que es una de las más profundas e importantes distinciones que separan a nuestras sociedades de las de los regímenes totalitarios. En Rusia las cosas no son así. El poder es viscoso, palabra que creo recordar ella utilizó. Se introduce por todas partes y es imposible escapar de él, deja rastros, marcas. No tiene límites, no tiene frenos, no tiene escrúpulos. La gestión del poder por parte de quien ocupa el Kremlin es tan absoluta que resulta inconcebible para los ingenuos occidentales, amarrados como estamos a leyes, cortapisas, contrapoderes y equilibrios. Allí no. Si se determina que algo o alguien debe ser eliminado lo es, y si la ley dicta otra cosa no importa, se hace lo que el poder designe que debe hacerse y luego se hará aparentar que es legal. Dirá usted que esto se parece a las marrullerías que hace Sánchez con sus socios sediciosos, y aunque en la forma se parezca, nada tiene que ver en el fondo. En Rusia la vida individual vale lo que en cada momento el régimen dictamine que vale, y si es necesario hacer una leva y llevarse a cientos de miles de chavales a sacrificarlos al frente ucraniano se hace, sin conmiseración alguna. Si un opositor se mantiene en sus trece de no doblegarse se le puede ir retorciendo, social y hasta físicamente, hasta eliminarle cuando el que dicta en el Kremlin lo considere oportuno, con la misma frialdad con la que se decide hacer una limpieza en el baño de casa. La ley, cuando el occidental vive allí, se demuestra papel mojado, mero formalismo que el poder no necesita cumplir para sí mismo, y que determina si debe ser respetado o no para los demás en función de sus intereses. Esta manera de gestionar, aunque no sea el término adecuado, no es nueva allí, existe desde hace varios siglos, es más asiática que occidental, y se remonta a los zares y a su concepción de Rusia como una finca privada en la que el capataz es dueño de tierras, enseres y empleados. A lo largo del siglo XX el capataz ruso se ha disfrazado de varias formas, en algunos casos vistiendo modernos y científicos disfraces de lucha de clases, pero la crueldad y el absolutismo han pervivido en la nación, de tal manera que la sociedad de aquel país ve esta forma de actuar como la única conocida y la única que permite mantener la unidad de una nación tan enorme en lo geográfico y dispersa en lo demográfico. Los experimentos democráticos en Rusia apenas han sido balbuceos, ahogados en corrupción y en el surgimiento de ese poder que siempre está ahí, encarnado por zares, soviets o mafiosos. Distintas maneras de describir a un único sistema que se perpetúa por centurias.

El asesinato de Prigozhin y sus lugartenientes puede ser visto como una muestra de fortaleza o de debilidad de Putin, hay argumentos para ambas opiniones, pero deja clara un par de cosas. Una es que Putin morirá matando, nunca abandonará el poder por sí mismo a sabiendas de lo que eso supondrá. Otra, obvia para los que aspiren a sucederle, es que el siguiente que planifique un golpe contra Vladimiro debe saber que, o va hasta el final y mata al inquilino del Kremlin o, tarde o temprano, morirá a manos de él. Como decía Yoda en “El imperio contraataca” hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. Lección práctica para aquellos que deseen alcanzar ese poder ruso tan vil y, sí, viscoso.

lunes, agosto 28, 2023

Rubiales, o los que huyen cuando el poder se va

Nada sucedió el viernes como estaba previsto, o como se anunció por parte de todos los medios de comunicación que iba a suceder, lo que nos vuelve a recordar que la vida tiene sorpresas y que el futuro no existe hasta que se produce. Curiosamente, menos el título, el contenido del artículo de ese día se mantiene plenamente en vigor, porque es cierto que Rubiales no dimitió, pero sí que hizo gala de todos los atributos negativos con los que le definí. Es más, decidió enarbolarlos a todo el mundo con el mayor de los megáfonos posibles, y ahora en gran parte del planeta conocen el rostro del personaje y la calaña la que pertenece. Impagable campaña de destrucción de imagen propia la que ha elaborado el solo.

Lo que me parece más interesante del patético espectáculo propiciado por Rubiales el viernes no es ya su contenido, escenificación y consecuencias, que dan para varias tesis, sino cómo funciona la gestión del poder y la lealtad de quienes rodean al que lo detenta, lealtad que es absoluta hasta que ese poder decae. Mientras Rubiales encadena improperios, gritos y expresiones de chulería propia de matón de barrio, la mayoría de quienes le escuchan aplauden, y no pocos terminan el discurso levantándose y mostrando apoyo sin fisuras a lo que acaba de hacer su jefe. Todos son personajes del mundo del balón, por lo que no se puede esperar ni decencia ni nada por el estilo entre ellos, por lo que no debiera sorprendernos. En un momento dado Rubiales, mostrando que manda y que tiene la capacidad de comprar voluntades, anuncia la renovación de uno de los cargos que lo es gracias a él, y le oferta un sueldo de medio millón al año, quizás el precio que él considera suficiente para mantener a sueldo la voluntad del cargo. El interpelado asiente y aplaude con fuerza, pensando ya quizás en lo que va a comprarse con ese estratosférico ingreso. Los que asienten y aplauden están ahí porque Rubiales les ha puesto y les paga, y se deben a su jefe. A partir de lo del viernes empieza un rosario de consecuencias que obligan a todos los que están metidos en eso del balón a posicionarse, y salvo unos pocos, que tienen claro que su deber es agredir a Jennie Hermoso, el resto calla con una cobardía casi tan inmensa como sus ingresos. Pero hete aquí que pasa una cosa el fin de semana, que es la decisión de la FIFA, una de las instituciones más corruptas y vergonzosas del planeta, de suspender a Rubiales de sus funciones y empezar a castigarle de una manera como no lo ha hecho nadie aún en España. Se empieza a sentir frío entre los que aplaudieron a rabiar el viernes. Si Rubiales es suspendido de funciones no podrá determinar en qué gastar el presupuesto, a quienes ascender y a quienes no, cómo repartir dádivas en función de quién se le muestre más leal o, mejor dicho, servil. Y empiezan a surgir comunicados de algunos de los aplaudidores en los que manifiestan su rechazo a la actitud de Rubiales y que ellos no son así, y que bla bla bla. Como se suele decir siempre en estos casos, las ratas son las primeras que abandonan un barco que se hunde, y tras la decisión de la FIFA se produjo la conversión de muchos, entre los que se incluye el que recibió la oferta de renovación en directo, delante de todo el mundo, por ese medio millón de euros, que el viernes apenas podía contener las lágrimas de emoción, con logos de euro titilando en sus ojos, y ni cuarenta y ocho horas después incluía en su comunicado la repulsa ante las declaraciones de su jefe. ¿Es cobardía? Sí. ¿Es hipocresía? Mucha. ¿Es repugnante? Por completo. ¿Es humano? Totalmente. La falta de valores y moral que exhiben cada día estos sujetos del balón, que llegan incluso a elevar en comparación a ciertos políticos a la altura de hombres de palabra, es tan enorme que se les ve en directo cómo se desdicen y hacen lo que sea sólo por mantener cargo, sueldo, privilegios, lujos… nada les importa la agresión, la presunta víctima, los hechos que han motivado todo esto, las consecuencias de sus actos… sólo tienen ojos para su cuenta corriente y su estatus de seres superiores, que es lo que se creen que son.

Es bastante difícil que un sujeto como Rubiales acabe manteniéndose en el puesto después de lo que ha sucedido, aunque no duden de que se agarrará a lo que pueda con tal de seguir, pero la masa que le aplaudió el viernes empieza a virar para mantener los privilegios que tuvo con él, en previsión de que llegue otro y tenga ideas distintas. Y hay que hacerse amigo del que manda para seguir compartiendo algo de poder y del dinero que se trapichea. En definitiva, una reunión de sujetos siniestros, podridos, repugnantes, que harán lo que sea por mantenerse en donde están. Qué edificante todo, cuánta deportividad, qué ejemplaridad más absoluta.

viernes, agosto 25, 2023

Rubiales se va, otro igual vendrá

Una de las muchas cosas que no entiendo de la sociedad en la que vivimos es la adoración que se da a los deportistas, la pleitesía de todo ante los que juegan o hacen un deporte y consiguen victorias. Nada veo de relevante en ello, son profesionales que dedican horas sin límite a correr, saltar, pegar patadas a un balón o lo que sea. Haberlos endiosado como lo hemos hecho los convierte en intocables, y les hace comportarse de una manera, por lo general, infame, que sería intolerable si la desarrollase alguien en cualquier otro aspecto de la vida, pero que es perdonada sin límites por los seguidores del deportista o del equipo en el que se encuadra. Es absurdo, pero así funciona.

Luis Rubiales es el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, un organismo continuamente envuelto en la sospecha por todo tipo de prácticas presuntamente corruptas desarrolladas por sus directivos. Rubiales sucedió a Ángel María Villar, que llevaba un porrón de años al frente de la institución y poseía un expediente judicial digno de Donald Trump. Al poco de ser elegido Rubiales empezaron a conocerse sus emolumentos, las dietas que cobraba por residencia alguien que está empadronado en Madrid y que las destinaba a la compra de un pisazo que hasta es difícil de imaginar. Los escándalos en forma de amaños, corruptelas y demás se han ido sucediendo a medida que decisiones como trasladar algunos campeonatos al extranjero o el reparto de los derechos televisivos generaba enfrentamientos entre los miembros de la federación y los clubes que conforma la liga. En todos ellos encontramos personajes siniestros, que han hecho del fútbol el mejor de los negocios para poder esconder sus presuntas corruptelas, y expandirlas mucho más allá. En el negocio del balón se dan todos los tipos de fraude que uno pueda imaginar, pero el respaldo de la afición es la excusa perfecta para seguir con ellos y que no se detengan. Uno mira a Rubiales, el conjunto de los presidentes de los equipos de fútbol y todos los que en ese mundo se mueven y difícilmente encontrará más casos de chanchullo y comportamiento directamente mafioso en otro estamento profesional. Súmenle a ello una misoginia que viene de fábrica, o si se quiere, un comportamiento salido y abusón, en el que los “huevos” están presentes en todo momento, en el que la chulería de estos sujetos se expresa día tras día en los estadios en forma de gestos soeces que avergonzarían a cualquiera, pero que son aplaudidos por la afición y los que les ríen las gracias sin cesar, con tal de que la pelotita de marras entre en la portería. Por eso lo que vimos el otro día tras la victoria de la selección femenina en el mundial no tiene nada de extraño. Mucho de baboso, indignante y denunciable, pero nada de extraño. Rubiales es un macarra, como todos los demás, que cree que las chicas están para lo que él piensa que están, y besa como le da la gana y a la que le da la gana porque quiere y puede. De hecho lo explicó perfectamente creo que esa misma noche en uno de esos lamentables programas de deportes que invaden las radios y televisiones, en el que tachó de pringados y gilipollas a los que le estaban criticando. De aquellas declaraciones lo más relevante es el uso del término pringados, que denota perfectamente cómo funciona la mente de todos estos sujetos que se mueven en el entorno del balón. Se saben protegidos, se saben privilegiados, adorados, consentidos hasta el extremo, y así actúan, no como los pringados, como yo o los millones de personas que tenemos que cumplir las leyes, que pensamos que las mujeres y el resto de personas que nos rodean tienen los mismos derechos y deberes que nosotros, que nos regimos en una sociedad en la que los excesos de uno suponen pérdidas y abusos sobre otros…. No, en el mundo de Rubiales las cosas no son así. Si él quiere robarle un beso a una jugadora lo hace, porque es su jefe, porque él manda y ella está para obedecer, porque él puede hacer lo que le de la gana y nadie del resto de pringados mortales le va a decir nada que sea relevante. Así es Rubiales y los que le rodean en el mundo del balón.

Hermoso, la jugadora que sufrió el abuso de poder delante de todo el planeta, ha sido muy presionada por la Federación para que se callase y no hiciera ruido, porque es una pringada, pero no ha resultado serlo tanto. Apenas ninguna voz directiva del mundo del fútbol o de las estrellas que alardean sin cesar los millones que cobran sin merecerlos ha salido en su defensa, y sólo cuando la posición de Rubiales ha empezado a tambalearse algunos han salido a criticarle, con un nivel de hipocresía tirando a aprobado en la muy exigente escala de Putin. Si Rubiales dimite otro, que seguirá considerándonos a todos como pringados, le sucederá, y quizás cuide algo más la formas, pero en el fondo seguirá representando el soez y mafioso mundo del fútbol.

jueves, agosto 24, 2023

Prigozhin, muerto

Hace pocos días podíamos ver nuevamente a Sergei Prigozhin en un vídeo de su empresa de mercenarios, Wagner. En él volvía a aparecer parapetado tras un uniforme militar lleno de objetos que lo convertían en una extraña bola acorazada, y con un rifle automático en las manos. El tono del camuflaje no era verde, sino amarillo, y la escena se decía estar rodada en Níger. El jefe de los paramilitares llamaba a reclutar para ayudar al nuevo gobierno golpista de aquel país, que cuenta con el pleno apoyo de la mafia rusa. Esta escena generaba montones de preguntas, entre otras cómo el hombre que se exilió en Bielorrusia estaba por África pegando tiros.

Lo cierto es que Prigozhin ya no nos va a responder a ninguna de las dudas que nos puedan surgir, porque ayer se convirtió en otro de los ejecutados por un kremlin que ni perdona ni olvida. El avión privado en el que él y otros dirigentes de Wagner viajaban de Moscú a San Petersburgo (no, Moscú no es territorio de exilio bielorruso) se cayó ayer a las afueras de la capital rusa, más que probablemente tras ser alcanzado por un misil disparado desde tierra. Los siete pasajeros y tres tripulantes fueron convertidos en nada y del avión quedan restos que pueden ayudar, en caso de que se quisiera hacer una investigación, a saber qué es lo que ha pasado, pero no creo que haga falta averiguarlo. Ayer, justo ayer, se cumplieron dos meses del alzamiento de las tropas de Wagner contra el ejército ruso y hoy serán dos meses exactos del sábado en el que las columnas de mercenario se dirigían a Moscú en un intento de asonada que acabó con las negociaciones bielorrusas que nunca tuvieron sentido. Desde entonces, sin que supiéramos qué es lo que había pasado en esas jornadas de infarto, poco hemos sabido del propio Prigozhin, aunque se daba por sentado que su seguridad era escasa a sabiendas de cómo se las gasta el amigo Putin cuando alguien le traiciona. Pasaban los días desde el golpe y se escuchaban rumores de que los Wagner ya estaban en Bielorrusia, y se acercaban a las fronteras polacas y bálticas, y se sospechaba que su jefe estaba entre ellos, pero no había pruebas. Extrañaba que Putin no hubiera ordenado ya una ejecución y alguno empezaba a sugerir que ese supuesto de maldad extrema por parte de quien rige el Kremlin no se iba a dar. Ay, los buenos deseos. Las últimas décadas demuestran que quine se ha enfrentado a Putin ha tenido un destino aciago, y quien él considera que lo ha traicionado es ejecutado sin remordimiento alguno, como mandan los cánones de la mafia de la que es líder Vladimiro, una mafia muy real, que no se ensucia cocinando platos de pasta, sino que la amasa en forma de fortuna y asesina sin piedad. Ayer por la tarde empezó a saltar la noticia del avión caído en las afueras de Moscú y, a los pocos minutos, la información de alcance de que en la lista de pasajeros figuraba Prigozhin, y entonces el accidente aéreo local pasó a convertirse en una noticia global. Al instante todos sospechamos que no estábamos ante un accidente, sino ante un derribo o un atentado, pero desde luego ante algo premeditado, planificado, buscado. En el pasaje no se encontraba sólo Prigozhin, sino que le acompañaban algunos de los segundos escalones de Wagner, por lo que en el suceso de ayer ha quedado decapitada la cúpula de la organización. Por la noche se comentaba que en los canales privados de Telegram de los milicianos la ira era incontenible y se amenazaba con repetir el intento de toma de Moscú de principios de junio, el de hace dos meses, para vengar al líder caído por lo que se denominaba traidores a Rusia. Es difícil que se de un movimiento así, pero no es descartable.

Y una de las causas que lo hacen difícil es que lo de ayer demostró a propios y extraños que Putin mata cuando quiere, y que si se le quiere derrocar del poder se le debe matar lo antes posible. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes, parafraseando a Yoda. Ayer el miedo en forma de venganza se extendió nuevamente por toda la nación rusa, y todos vieron lo que les pasa a los que se oponen o cambian de bando. Ese miedo es uno de los mayores poderes de los que dispone Putin, y se refuerza ejerciéndolo. ¿Espero el momento preciso para vengarse? La estela del avión cayendo desde el cielo es lo que les espera a aquellos que no sean capaces de exterminar a quien gobierna desde el Kremlin. Esto, también, es comunicación política.

miércoles, agosto 23, 2023

Vacaciones de “poquita fe”

Desde hace tiempo lo de irse de vacaciones se ha convertido en otro ámbito de competencia entre las personas. Se hacen planes, conjuntos o individuales, en los que prima conocer algo de lo que interesa, visitar y, desde luego, tratar de epatar a los demás con lo que se ha hecho. No le encuentro sentido, pero así es. El estallido de las redes sociales ha disparado este fenómeno hasta límites inimaginables, de tal manera que ya son un grupo muy significativo el que escoge sus destinos de ocio en función de lo que ve en las redes y en cómo creen que quedan en ellas las imágenes del lugar buscado. Es una búsqueda del trofeo en toda regla.

De hecho, muchas de esas vacaciones son la caza de los lugares que se señalaron como obligatorios en el tiempo de la preparación. Como si fueran metas volantes, el turista acude a cada uno de los hitos que su prescriptor en redes le ha señalado como obligatorios y los va cosechando, con la imagen de rigor (bueno, las cientos de ellas) y así de escala en escala. La caza de la pose se convierte en un objeto en sí mismo, y no hay caza real se no se publica en la red el triunfo logrado. Se dedica bastante más tiempo a la selección y edición de la imagen que a la estancia en el lugar y la toma de la misma, y las vacaciones de no pocos se acaban convirtiendo en un agotador trabajo de autopromoción personal que no deja lugar al descanso, imaginación o disfrute. Pensará usted que estoy exagerando, pero créanme que esto que describo es una realidad, no mayoritaria, pero sí muy presente. El postureo, palabra que encaja como un guante en este comportamiento, es un término que define perfectamente esta forma de vivir las vacaciones y, también, la vida. ¿Existía este fenómeno antes de la eclosión de las redes? Sí, y todos tenemos en mente aquellos chistes de Forges en los que el cuñado llegaba con los álbumes de fotos de su estancia en Matalascañas y amenazaba a toda la familia con una amena sesión de visionado. Los había incluso que usaban carretes de diapositivas y se compraron el carro para poder proyectarlas, en un ejercicio de presunción vacacional que dejaba muchas preguntas en el aire sobre el estado mental de quien organizaba aquellas sesiones. Claro que el fenómeno existía, pero su alcance era mucho más limitado, y para escaquearse de ello bastaba con aducir una indigestión en la tarde en la que todos estaban citados en el salón donde se proyectaban las vacaciones de la vida de Hermenegildo, y así dejar que el momento se consumiera. El que portaba los álbumes y los sacaba varios días por si acaso para pillar hasta el último de los familiares o amigos era más difícil de evitar, pero bueno, un rato de evasión con él el trance pasaba. Ahora no. Salvo que uno no esté metido en el mundo de las redes, las posibilidades de encontrarte con el relato fotográfico de las aventuras de todos aquellos a los que conoces, y a los que no, son elevadísimas. Hay redes, como Instagram, en la que no estoy, que si en su uso convencional son el sumun de la presunción y postureo en verano alcanzan cotas dignas de estudio psiquiátrico. Uno puede darse una vuelta por ellas y contemplar miles y miles de imágenes colgadas por miles de personas que se sitúan frente al mismo monumento, pongamos la romana Fontana di Trevi. Hay escenas en el agua, frente a los chorros, junto al vaso que contiene el agua, tirando la moneda, metiendo la mano en la lámina de agua… todas las posibles interacciones entre humanos y el monumento que usted pueda ser capaz de imaginar están retratadas una y mil veces, por miles de personas distintas de todas partes del mundo. Es imposible ser original. Pero, pese a ello, son cientos los que cada día lo intentan, inmortalizan y publican. No acabo de entenderlo, pero el fenómeno existe.

En las dos semanas de vacaciones que he tenido, partidas justo por la mitad por un accidente doméstico de mi madre, el plan inicial era escaso, y el resultado ha estado acorde a lo previsto. Huno un día de playa en una jornada radiante desde el orto hasta el ocaso, que no han abundado. Mucho paseo para ver obras de la Alta Velocidad en los alrededores del pueblo, y, en general, por caminos cercanos. Cafés contemplativos y charlas con algún buen amigo, de los pocos que se han quedado en el pueblo en un agosto de desalojo completo de los locales y de marcada presencia de turistas. No hay escenas en estas semanas dignas de Instagram, ni falta que las hace, añado.

martes, agosto 08, 2023

La guerra va a más

Era previsible que el verano fuera la época de mayor actividad en los frentes de Ucrania, dado cómo se porta la meteorología en aquella zona en el invierno y sus aledaños. La famosa contraofensiva de las tropas de Kiev se dio por empezada a mediados de junio, tras rumores varios, y por ahora los logros conseguidos son escasos. Las tropas y equipamiento ucraniano se han encontrado con las duras barreras defensivas levantadas por los rusos a lo largo del perímetro conquistado por Moscú, consistentes en varias líneas de obstáculos, zanjas, empalizadas y demás, y las posiciones mutuas no registran movimientos relevantes. Muertes sí.

La ruptura del acuerdo de exportación de grano ha sido la espoleta que Putin buscaba para incrementar la intensidad de sus ataques aéreos, en los que la aviación sigue prácticamente desaparecida, señal de la falta de control de Rusia de los cielos del país que pretende invadir. Oleadas de misiles sacuden todas las semanas distintas ciudades del este y sur de Ucrania, siendo las instalaciones de carga y trasiego de cereal en el puerto de Odesa algunas de las más relevantes entre las destruidas. Las defensas antiaéreas ucranianas logran derribar muchos de estos misiles, según sus informes, pero no son pocos los que acaban cayendo sobre objetivos, destruyendo y matando gente en un goteo salvaje y que no cesa. La situación de la población civil empeora día a día y las perspectivas de una cosecha que no se va a poder exportar en su totalidad hunde las finanzas de muchas de las empresas agrarias ucranianas y siembra, qué paradoja de polisemia, la incertidumbre sobre cómo va a ser la plantación y cosecha del año que viene, con un mayor porcentaje de tierras arrasadas por los combates y con menor disponibilidad de mano de obra dado que se requiere su presencia en el frente. Ante esta situación Ucrania tira de ingenio, y vía drones aéreos y navales realiza ataques llamativos tanto a algunos edificios de Moscú como a barcos militares o petroleros rusos que se encuentran en las proximidades de Crimea. Estos golpes no son tan efectivos como parecen en el plano militar, pero sí en el de la imagen, tanto como herramienta para dar moral a los propios como muestra de la ridícula capacidad de protección que poseen las tropas rusas, tanto de los territorios que han ocupado como del espacio que es propio de la federación. No va a ganar Kiev esta guerra con el uso de drones, pero sí está demostrando que puede resistirla, y eso ya es una baza. Lamentablemente, creo, el tiempo juega en contra de las aspiraciones de Ucrania. En menos de dos meses las lluvias de otoño empezarán a dejar impracticables gran parte de los caminos de la zona de combate, y el invierno, que allí es tempranero, volverá a congelar gran parte de las posiciones. En una guerra de desgaste a largo plazo, planteada como una situación estática en tierra al estilo de la IGM y con oleadas de ataques aéreos las posibilidades de Rusia de aguantar son mucho más altas, sobre todo teniendo siempre en cuenta de que a Putin no le importan sus soldados, si mueren o no, y a los ucranianos sí. El apoyo occidental a Kiev, que es lo que militar y económicamente le mantiene en pie, depende de la evolución de la guerra, y si la actual contraofensiva, para la que se han destinado muchos recursos, no logra ganancias territoriales o estratégicas significativas, empezarán a crecer las voces que ya se escuchan criticando el dispendio que supone el apoyo. Ahí Putin también busca alargar la batalla y que populistas como Trump le hagan el trabajo sucio y frenen el suministro de armas a Kiev. Es difícil hacer pronósticos, lo único seguro es que este invierno puede ser muy crudo para los ucranianos, más que el pasado.

Me cojo un par de semanas de vacaciones y hoy me subo a Elorrio. Para cuando vuelva a escribirles, miércoles 23 si no pasa nada raro, ya se habrán constituido las Cortes, el Rey habrá hecho una ronda de consultas y sabremos si Feijóo, sin opciones, o Sánchez, aún sin ellas si no pacta con el de Waterloo, acuden a una sesión de investidura que corre alto riesgo de ser fallida. En medio del ruido de la política nacional y sus miserias, cada día, decenas de ucranianos morirán en un frente ruin, apestoso, sádico, en el que nosotros apenas duraríamos horas, y lo harán, entre otras cosas, para que los occidentales podamos disfrutar de nuestras vacaciones y discutir con saña por cutreces políticas. Así de injusta y cruel es la vida.

lunes, agosto 07, 2023

Fitch rebaja la deuda de EEUU

¿Se acuerdan de las agencias de calificación de riesgos? Se hicieron muy famosas durante la crisis de 2008 – 2012 para luego ir abandonando los titulares de los medios, pero siguen ahí, haciendo su trabajo, y no descarten que nos den nuevos sustos a medio plazo. Esta semana una de las tres grandes, Fitch, ha anunciado que rebaja la calificación de la deuda de EEUU de su triple A incólume a AA+, en un movimiento que ha sorprendido a muchos y ha provocado bastantes preguntas. Casualidad, o no, tras este anuncio las bolsas de allí y de aquí han empezado a caer, en lo que ya es el típico mal inicio de agosto en los mercados.

¿Qué consecuencia tiene esta decisión de Fitch? Realmente pocas. EEUU es la única nación del mundo que puede endeudarse todo lo que quiera porque su moneda es al de reserva global, vivimos en el patrón dólar, y siempre habrá demanda de ella y de los títulos de deuda que se emitan en esa divisa. Eso otorga a la nación norteamericana un privilegio del que carecemos todos los demás, y le permite jugar, si me dejan usar la expresión, con cartas marcadas. Su enorme déficit comercial y fiscal sería insostenible para cualquier otra nación, pero no para ellos, por el no menor detalle de que el dólar nos sirve para comerciar en todo el mundo y es la divisa en la que cotizan casi todas las materias primas de interés. Para los compradores de deuda, especialmente para los fondos de inversión y de pensiones, esta decisión puede suponer que reducirán su demanda de títulos de deuda norteamericana si en sus contratos con los clientes se indica que sólo pueden invertir en títulos de la más alta graduación posible, la AAA, pero aún con la rebaja la deuda de EEUU sigue siendo la más fiable y la que posee el mercado más profundo y líquido del mundo. Todos los agentes económicos del planeta tienen carteras en las que figuran títulos de deuda del tío Sam, por lo que el efecto de una medida así no se traduce en caídas en esas carteras como sí pasaba en los tiempos en los que era nuestra deuda la que se degradaba de categoría, deuda nuestra que debemos colocar en un mercado competitivo en el que otras naciones tratan de hacer lo mismo. Las razones que ha esgrimido Fitch para su decisión se basan en el creciente endeudamiento público del país y su cada vez mayor volumen de emisiones. Tras el acuerdo de eliminación del techo de deuda que se alcanzó en el Congreso antes del inicio del verano, el Tesoro se ha puesto a emitir deuda como loco, colocándola y haciendo bajar el precio de los nuevos títulos, lo que se ha traducido en rentabilidades crecientes. Cierto es que EEUU puede emitir y colocar deuda sin freno, pero también lo es que unas finanzas saneadas otorgan mayor credibilidad y capacidad de cara a problemas futuros. La economía norteamericana lleva un par de años sorprendiendo al mundo por la manera en la que ha salido de la recesión pandémica, con elevada inflación, pero menos que el resto de occidente, y una enorme creación de empleo, que la coloca actualmente en el pleno empleo técnico, el de verdad, no el que nos quieren vender falsamente aquí. Varios son los factores que están detrás de este buen hacer, entre ellos el de las normativas proteccionistas del gobierno Biden que están estimulando que inversiones de todo el mundo se trasladen allí gracias a los créditos fiscales que pueden obtener. La famosa ley IRA está siendo determinante en este aspecto, y gran parte de los cientos de miles de millones de dólares que suponen las medidas que se contienen en esa norma se van a financiar con emisiones de deuda, por lo que puede resultar rentable endeudarse, aun a tipos altos como los de ahora, si eso se traduce en una productiva cosecha de inversiones y empresas que se acomodan en el país. El problema que puede surgir es que el gasto en emisiones de deuda se hace muy al principio y la rentabilidad de esas inversiones captadas tarda bastante más en llegar, siendo alguna de ellas inevitablemente fallida. El agujero fiscal se garantiza, la cobertura del mismo, no.

Otro problema que puede haber es si llaga la anunciada recesión que no se presenta desde hace más o menos un año. Con tasas de crecimiento elevadas todo es sostenible, pero si se da una contracción del PIB la ratio de la deuda respecto al PIB se dispara sin hacer nada, y eso es negativo. Por tanto, la decisión de Fitch es más un aviso al gobierno federal para que se controle y no expanda su deuda a lo loco más que una señal de alerta. Más miedo que el abultado déficit de allí me da el de aquí, el de nuestro país, o el de otros de la UE, que no conseguimos embridar ni el déficit ni la deuda tras la pandemia. El exceso de gasto público sostiene empleos y parte de nuestro crecimiento, pero eso no es sostenible a corto plazo. Cuidado con estas curvas.

viernes, agosto 04, 2023

Un chino, ministro, desaparecido

Les comentaba ayer el peligro que suponen para nuestras democracias autócratas como Trump y sus intenciones de dominar el sistema para ponerlo a su servicio. Afortunadamente podemos denunciarlo y combatirlo, y eso sólo ya es muestra del lujo que tenemos de vivir en sociedades libres, prósperas y que son la aspiración del resto del mundo. Se que este párrafo queda mal en tiempos de corrección política extrema como los que vivimos, pero la gente en los países podrá votar en urnas o no, pero siempre tiene pies para poder ir a otra parte, y los flujos migratorios globales muestran cuáles son los lugares de destino, a dónde quiere la gente ir. Y sí, vienen aquí.

En naciones como China, que se han desarrollado de una manera fulgurante en las últimas décadas, la emigración es escasa, pero los derechos lo son aún más. La dictadura de partido único que allí rige, vestida en este caso de comunismo marxista, es opresiva en grado creciente, y no pierde oportunidad alguna para aleccionar a toda la sociedad de quién es el que manda y quiénes, el resto, obedecen. Que un alto cargo del partido y gobierno desaparezca de un día para otro y no se vuelva a saber de él es algo que nos suena a novela histórica, a relato de la época de los emperadores romanos, donde las venganzas crueles estaban a la orden del día, pero no, pasa allí, en 2023, a la vez que uno desde su Smartphone puede estar bailando con el último vídeo de moda. Qin gang es el nombre del que, hasta hace algo más de un mes, era el ministro de asuntos exteriores de China, un cargo muy relevante en cualquier gobierno, más en el de una potencia global como es aquella nación. Qin provenía directamente del entorno de Xi, era relativamente poco conocido pero había ascendido con fuerza de la mano del líder absoluto. Hace más de un mes, de repente, se dejó de verle. Un ministro de exteriores no está todo el día delante de los medios de comunicación, pero tras varios días en los que su departamento es fuente de noticias y no se le ha visto en reunión o declaración alguna empiezan los mosqueos. Pasan los días y nada de nada, Qin no aparece por ningún lado y empiezan a surgir preguntas a la representante del ministerio, que sí comparece casi a diario, que son tratadas de manera evasiva. No se le vuelve a ver, no se le menciona en ninguna de las fuentes oficiales de información, y en poco más de dos semanas es como si a Qin se lo hubiera tragado la tierra. Nada. Al cabo de un mes la desaparición es noticia global y todos los medios del mundo se preguntan dónde está el hombre, no tanto el representante del cargo, porque las opciones de que le haya pasado algo realmente malo son cada vez más elevadas. En medio de la confusión, el ministerio de exteriores de Beijing se limita a un comunicado en el que menciona el cese del titular, el desaparecido, y su relevo por Wang Yi, que ya ocupó ese cargo en una ocasión anterior. El relevo muestra la caída en desgracia de Qin, pero no hay información alguna sobre la causa del cese, el dónde se encuentra el hombre y las causas que han motivado esta extraña ausencia. Cero, ni una sola explicación. Pero sí un movimiento que revela hasta qué punto es tenebrosa la situación de las personas en ese régimen. De un día para otro, en la web del ministerio desaparece toda la información del pasado titular. Se borran sus imágenes, discursos, comparecencias, fotos, enlaces, currículum… todo. En la época de los romanos esto se llama “damnatio memoriae” la eliminación del anterior ocupante del poder. Se hacía con cincel y maza sobre mármol. Se rompían estatuas, se desfiguraban, se arrasaban las placas en las que se relataban hechos acaecidos bajo su mandato, se trataba de borrar el pasado para que el caído ya no ocupase el hueco que se hizo en ese tiempo. Ahora eso se hace desde un teclado de ordenador, no es necesario pico y maza, pero la idea es la misma. Cruel, despótica, pero cierta.

Si esto le pasa a alguien que es ministro, imagínense lo que le puede suceder al ciudadano de a pie que protesta, que pide ejercer sus derechos, que se manifiesta en contra del régimen. China está llevando a la perfección tecnológica todas las argucias que las dictaduras han ido poniendo en práctica a lo largo de la historia para someter a la ciudadanía y garantizarse el poder absoluto. Eso que dijo Orwell en 1984 de que quien controla el pasado controla el futuro trasladado desde la rotura de estatuas o la manipulación fotográfica estalinista a la era digital y la IA en su versión china. Si ese régimen es el futuro que le espera a una gran parte de la humanidad no saben cuánto me alegro de vivir en un decadente país occidental.

jueves, agosto 03, 2023

Trump, otra vez en el juzgado

Es muy difícil seguir la carrera judicial de Donald Trump, los casos se acumulan unos sobre otros y se solapan, confundiéndose el espectador entre abusos sexuales a la democracia o sustracción de secretos sobre con qué chicas podía hacer cosas y con cuáles. A medida que las causas se van sucediendo la imagen del expresidente, que debiera quedar cada vez más asociada a la delincuencia, se engrandece entre sus seguidores y el papel de víctima que le encanta interpretar, falsamente desde luego, le viene de perlas para una carrera política que, ni mucho menos, está terminada. Es el mundo al revés. Desquicia y deprime a cualquiera.

Esta tarde hora local, noche en España, Trump tendrá que comparecer en una corte de Washington ante la imputación de delitos federales por su participación en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y el intento de alterar el resultado de las elecciones de 2020. Los casos anteriores no eran menores, pero sí lo son en comparación a este, que llega hasta el punto neurálgico de la participación del presidente en el intento de golpe de estado que se produjo ese día en la capital federal. Todavía estremece contemplar aquella turba de salvajes, exaltados, fanáticos, asaltando la sede de la soberanía de aquella nación mientras el presidente, desde la Casa Blanca, reiteraba que eran buenos chicos y patriotas de corazón. Será complicado para cualquier fiscal demostrar con pruebas indubitables que Trump alentó, permitió, organizó, colaboró o tuvo un papel activo en aquella vergonzosa tarde de enero, pero lo cierto es que los que vimos aquello y contemplábamos la actitud del todavía presidente sentíamos un escalofrío al ver cómo las instituciones del país más poderoso del mundo se pueden ir al garete si, desde dentro, se conspira contra ellas. De todos los presidentes que en EEUU ha habido desde su independencia en 1776 es Trump el que más cerca ha estado de dar un golpe que derribe a la democracia y el equilibrio de poderes que esa nación ha sabido mantener durante más de dos siglos y medio. Todos los días vemos, en países vecinos de EEUU, como los regímenes republicanos presidencialistas pueden caer por la pendiente del autoritarismo vía golpe interno, sin que se pueda hacer mucha cosa dada la debilidad de las sociedades en las que esos regímenes actúan. La sociedad de EEUU es fuerte, y lleva la democracia en su interior mucho más arraiga que, por ejemplo, nosotros, que damos lecciones a todo el mundo y sólo nos podemos expresar con libertad desde 1976, pero aun así los hechos del 6 de enero demostraron que lo que consideramos sólido no lo es, recordando el famoso y certero ensayo de Muñoz Molina. Damos por sentado que las instituciones siguen ahí día tras día pero lo cierto es que eso es así si los que las ocupan creen en ellas, si la sociedad también se las cree y las defiende y los que luchan por derribarlas, siempre los hay, son pocos y saben que tienen en frente a todos los demás. Si todo eso no se da es probable que llegue un día en el que la democracia corra realmente el riesgo de ser superada por un régimen autocrático que nunca se definirá como tal, pero que apenas engañará por la vileza de sus actos. Lo último en golpes de estado postmodernos es usar las propias instituciones para derogarse a sí mismas y dictar normas ilegales e injustas, como se intentó por parte de los sediciosos catalanes en 2017, los mismos que ahora tienen la llave de la gobernabilidad. No vimos ahí a salvajes con cuernos sentados en los escaños, sino a señores trajeados que trataban de excluir a gran parte de la población que representaban para imponer un régimen de partido único, de visión única, de única idea y sentimiento nacional. Una dictadura, la suya. Aquello fracasó, lo mismo que el intento de asalto al Capitolio, pero se intentó, y por ello tuvo alguna opción real de prosperar. Y por eso este tipo de hechos son tan graves.

Ojalá Trump pasase el resto de su vida en la cárcel, sea por el delito que sea. Para mi, su principal falta es haber traicionado la constitución de su país y tratar de convertirse en un dictador populista. Como antes indicaba, tiene pinta de que a corto plazo no le van a enchironar como debiera ser, y podrá optar el año que viene a volver a ser presidente, dado que arrasa en las primarias de un partido republicano convertido en un asustado títere al servicio del infame magnate. Lo peor es que las encuestas anticipan un empate virtual entre el sedicioso Trump y el decrépito Biden, en lo que sería una elección entre figuras muy menores para una nación que requiere rumbo, decisión y medidas para hacer frente a sus problemas. Así pinta la política en EEUU.

miércoles, agosto 02, 2023

Apagón en La Gomera

Este fin de semana se produjo un apagón en la isla canaria de La Gomera. No me refiero a ninguna metáfora del tipo “apagón informativo” o similar, sino literalmente a que se fue la luz. Se produjo una avería grave en la central de ciclo combinado que abastece a la isla y tuvo que parar. Los servicios y empresas que cuentan con grupos electrógenos propios soportaron la situación más o menos, o durante un tiempo, pero esas instalaciones de emergencia no están, normalmente, destinadas a soportar varios días de falta de corriente, sirven para parchear caídas puntuales, o de horas. Salvo el hospital general de la isla, el resto de sistemas fueron cayendo poco a poco.

En poco más de un día sólo los que tenían placas solares instaladas en sus viviendas disponían de corriente en la isla, y eso de día, claro está. Las baterías de los móviles se agotaron en unas cuantas horas, extenuadas de un sobreuso derivado de la necesidad de saber qué pasaba, de búsquedas recurrentes y de llamadas y mensajes a conocidos de la isla y de fuera por si el problema era local o no. Al cabo de un día sin luz toda la tecnología portátil que nos distingue de los siglos pasados se había convertido en curiosos artefactos que pesan y ocupan sitio, pero no sirven para mucha cosa. La economía, enganchada a dispositivos, terminales de pago, cajas registradoras, Excel, programas de contabilidad, pasarelas bancarias, cajeros y otro tipo de enseres, colapsó en un par de días, y los establecimientos que seguían abiertos operaban sólo con efectivo y hacían las cuentas a mano, anotando en un cuaderno lo que se les había pagado, las vueltas y demás transacciones. Las cámaras frigoríficas de los supermercados se descongelaban poco a poco y el género que en ellas se acumulaba empezaba, de manera inexorable, su camino a la podredumbre. Sin la protección del frío el aire natural y sus bacterias atacan sin piedad a helados, pescados, carnes y demás viandas que apenas pueden soportar horas a temperatura ambiente antes de convertirse en algo nada deseable. El oscuro objeto de deseo del verano, una bebida fría, se convertía en imposible porque hace falta electricidad para refrigerar, y sin ella no hay manera de conseguirlo, salvo usando botijos y otros artilugios que en épocas pasadas otorgaban frescor por vía natural a lo que en ellos se depositaba. Todas esas bebidas que se contienen en latas de aluminio en seguida alcanzan, si no están refrigeradas, a temperatura ambiente, y su envase metálico tiende a calentarse más aún, por lo que el refresco puede acabar convirtiéndose en caramelo en no mucho tiempo. Al tercer día sin luz la vida de siempre es ya un mero recuerdo, nada se puede hacer cuando se pone el Sol porque la iluminación nocturna se convierte en algo que está tan lejos de producirse como en la época de las cavernas, y el día a día tampoco es muy agradable. Las bombas de agua que permiten drenar pozos y abastecer a los pisos altos funcionan con electricidad, y tras un buen tiempo paradas la presión del agua se derrumba en muchas de las viviendas, por lo que los grifos empiezan más a eructar que manar. Lo mismo le pasa a los surtidores de gasolina, que elevan el líquido desde los depósitos que están bajo las estaciones de servicio gracias a la corriente eléctrica, por lo que a no muy tardar las gasolineras empiezan a ser sitios poco útiles, de los que empieza a costar obtener un combustible que sirva para que los vehículos circulen. En esto la tecnología no ayuda, y sin fluido son los nuevos eléctricos los primeros coches que se convierten en inútiles tras haber agotado su batería y ser imposible realizar recarga alguna de unos enganches que no proporcionan nada. Con internet caído y sin que los dispositivos de conexión a la red puedan funcionar, la isla se convierte en un museo de cómo era el mundo en el pasado, en un acelerado viaje al desastre, a una era oscura y llena de problemas.

Esta descripción que he hecho no pretende, para nada, ser poética, sino todo lo contrario, infundir temor. Nuestra dependencia de la electricidad es tan alta que apenas somos conscientes de hasta qué punto su fallo es uno de los grandes problemas que nuestras sociedades tienen en frente, siendo escasas las horas que permiten que una avería se convierta en una catástrofe. Cada isla canaria debe ser autosuficiente, dada su lejanía de la península, y el riesgo de que allí se produzca algo como lo que ha pasado en La Gomera no es ínfimo. Si usted desea destruir a una sociedad, a un enemigo, prívele de electricidad durante tres o cuatro días. Le devolverá al pasado, allí donde no hay nada que funcione.

martes, agosto 01, 2023

Cartas y desgobierno

No parece que el intercambio epistolar entre Feijóo y Sánchez vaya a dar para una novela romántica, ni para algo más que un par de reseñas. Escribió el líder del PP al del PSOE para que se reunieran y explorasen formas de acuerdo y vías para investir a la opción más votada, los populares, y respondió el del PSOE sabedor de que su rival carece de apoyos parlamentarios con algo de cortesía pero cierto toque altanero, el que otorga contemplar las cosas desde una posición más cómoda que la de su rival. No consta que haya nuevos escritos cruzados, y sospecho que no los habrá, así que, ahora sí, Correos puede descansar plenamente.

La investidura, cuyo juego real empezaremos a conocer cuando, tras el 17 de este mes, se tenga que votar la mesa y la presidencia de las cámaras, ofrece pocas alternativas posibles y todas ellas arriesgadas para el conjunto del país. El PP puede que quiera intentarlo, pero no es seguro que lo vaya a hacer si Sánchez tiene ya amarrado un preacuerdo para el momento en el que se den las consultas con el Rey. Recuerdo como muchos insultaron a Inés Arrimadas después de haber ganado las elecciones catalanas y no haberse presentado a la investidura, cuando ya existía un acuerdo independentista que hubiera frustrado su candidatura y otorgaba la mayoría a la lista secesionista. Arrimadas era la líder del primer grupo de la cámara, sí, pero nada más que eso, no podía conseguir una mayoría de votos a favor, y ahí empezó su declive. Feijóo está en una situación muy similar. Quiere presentarse para ser investido, a sabiendas de que cosechará una derrota, pero sólo podrá hacerlo si en esa ronda de consultas Sánchez no tiene un pacto amarrado. El Rey está obligado a proponer a un candidato viable, y si no hay ninguno, entonces sí, empezaría por el más votado. La estrategia del PSOE es que el acuerdo de investidura es posible y que se está trabajando en ello, sean ambas cosas ciertas o no. En mi fuero interno le doy más opciones a que, en efecto, haya una investidura viable de Sánchez que a la repetición electoral, pero va a depender mucho del pragmatismo de Puigdemont, lo que es algo contradictorio en sí mismo, y en lo que esté dispuesto a ceder el PSOE. ¿Cuánto cedería Sánchez para volver a ser presidente? Todo lo que haga falta y mucho más, no tengo dudas al respecto. La cuestión es hasta qué punto le interesa vender las joyas para una investidura ahora o plantarse y jugar a una repetición electoral en la que puede tener más bazas ganadoras que hace una semana. El resultado, mucho mejor de lo esperado para el PSOE que para el PP, mantiene en shock a los populares, y una posible repetición les pillaría en pleno marasmo sobre lo que han hecho mal en una campaña en la que parecían tener todo a favor. Y eso sin contar con que, debilitados, los exaltados de Vox siguen subidos a un discurso paranoico que destruye todas las opciones de pacto sensato entre la derecha. Sánchez abrirá negociaciones con Puchi y verá qué le pide el prófugo. Supongo que no le haría ministro en caso de solicitarlo, pero tampoco lo descarto del todo. Sopesará lo que cede y lo que le beneficia, a sabiendas de que, una vez investido, cada votación pasará por un agónico trámite de negociación entre todas las partes, por lo que la inestabilidad del gobierno está garantizada. ¿Compensa jugar a repetir escenificando que no cedo ante los independentistas lo que no puedo dar? ¿Me daría eso votos en una segunda vuelta y se los quitaría a un PP noqueado? ¿Soportaría la exhausta sociedad española un nuevo proceso de campaña electoral y votaciones? El año que viene, en mayo, tenemos europeas, de ámbito nacional, y locales en País Vasco y Galicia (y como siempre no descartables en Cataluña) por lo que bien pudiera darse una investidura viable ahora y una segunda vuelta a mediados del año que viene si el gobierno que surge carece de la mínima estabilidad.

En definitiva, ni idea. La primera quincena de agosto en este país es un tiempo muerto, de tardes vacías, mañanas lentas y noches pesadas. Si los políticos habitualmente trabajan poco, en estas jornadas su holganza es total, uniéndose a la de muchos de sus votantes. Tras el 17 podremos empezar a ver qué movimientos se dan, qué de lo que ahora publican los propagandistas del gobierno es cierto y qué no lo es, y si el agasajo que se le haga a Puigdemont en su vuelta incluirá una rúa con autobús descapotable y a Sánchez y resto de palmeros bailando estilo batucada a la cola del cortejo. El delincuente de Waterloo sería capaz de pedirlo. La pregunta es si se le otorgaría o no.