martes, enero 31, 2023

Escribir en tiempos de ChatGPT

La puesta a disposición al público de ChatGPT ha revolucionado nuestra percepción de lo que puede hacer una Inteligencia Artificial (IA) en un campo abstracto como el lenguaje, que se suponía coto vedado a los desarrollos tecnológicos, y algo reservado a la inteligencia humana. Ahora mismo, cada día, más de un millón de usuarios dialoga con ChatGPT en diversos idiomas y llega a conclusiones similares, en las que un cierto escalofrío ante lo que parece presenciar resulta dominante. El que nos caiga bien o mal un software que emula que habla significa, sencillamente, que esa emulación nos resulta poco distinguible de una persona real.

Una pregunta obvia que me surgió cuando jugué con él es qué sentido tiene que las personas, y yo entre ellas, dediquemos tiempo diariamente a lo que estoy haciendo ahora, escribir una columna de opinión sobre un tema. ChatGPT es capaz de escribir un artículo sobre lo que sea que se le haya suministrado información con la longitud, estructura y, casi, estilo deseado. Cierto es que, como ha sido alimentado con información hasta 2021 y no está conectado a internet para actualizarse es probable que conteste mal a cosas que sucedieron ayer, pero eso sería tan sencillo de solucionar como que la IA se mantuviera actualizada en tiempo real, cosa que a buen seguro el equipo que la ha diseñado ya está probando. Bien, entonces, ¿para qué escribir? El estilo general de ChatGPT es neutro, frío, suena algo distante, y saturado de corrección política, pero su capacidad para explicar hechos sucedidos o temas relacionados con la ciencia, historia o cosas por el estilo es, simplemente, pasmosa, y lo hace de tal manera que es realmente difícil no enterarse del contenido. No recurre a expresiones alambicadas, como por ejemplo, con el uso de términos como “expresiones alambicadas” y los párrafos resultan claros, sencillos y transparentes. Si uno tiene una duda sobre cómo funciona cualquier cosa que tenemos en casa ChatGPT nos lo va a explicar de una forma insuperable, por lo que no necesitaríamos a nadie que nos lo contara. En el caso de los temas sociales, donde la disparidad de puntos de vista es natural y las soluciones propuestas a los problemas, si es que existen, son variadas, ChatGPT opta normalmente por no mojarse, siendo aséptico a la hora de describir el problema y mostrando un abanico de posibles propuestas ante él fruto de distintas corrientes de pensamiento, ideología o visión de la vida, haciendo que el lector sea el responsable de tener que escoger. Es obvio que de los sesgos de los materiales con los que la IA haya sido entrenada se obtendrán sesgos en las respuestas, pero esa es una crítica, a mi modo de ver, débil, porque todos los humanos tenemos sesgos, inherentes y aprendidos, y no existe el opinador omnisciente que actúa más allá del bien y del mal. Bueno, sí, muchos creen que son ese ser, y cobran por ello, pero no, no existe tal cosa. Así, ChatGPT también valdría como comentarista de la rabiosa actualidad una vez que actúe conectado a la red en tiempo real y se lea, en todo momento, las noticias de todos los medios de comunicación sobre lo que sucede. En ese instante podrá escribir columnas sobre la ley del sólo sí es sí, los papeles clasificados que todo alto cargo norteamericano esconde en su casa, las infidelidades en pareja y las repuestas que algunas despechadas proponen vía temas musicales y cualquier otro asunto por el que se le pregunte. Y lo hará de manera eficiente, instantánea, firme y a coste ridículo. ¿Es ChatGPT la puntilla a los medios de comunicación? No lo se, pero tendrá su público u canal no confeccionado por humanos, sino por una IA que sea, en promedio, bastante menos sesgada de lo que ahora es la oferta mediática que nos rodea. Sinceramente, ese es un objetivo muy fácil de conseguir. Como para todo, habrá quienes contemplen con cierto horror un panorama como este, y quienes lo vean como una salvación al marasmo y ruido en el que vivimos. Y en medio, bastantes escépticos y pasotas, como sucede casi siempre.

Verán que he dado algunas vueltas en torno a los posibles efectos de ChatGPT pero no he contestado a la pregunta del principio ¿Para qué escribir? En mi caso hago esta columna como entretenimiento, como algo que me gusta y que me agrada, que me otorga un disfrute por ello, a sabiendas de que cometo errores en lo que escribo, en cómo lo hago, y que vierto opiniones que pueden ser discutibles, a veces erradas, sin duda criticables, siempre mejorables. No es un trabajo, porque no recibo remuneración alguna al respecto, y supone un cierto coste en tiempo, dedos y recursos, pero pequeño en todo caso. Mi respuesta a la pregunta es, más o menos, “porque me gusta hacerlo” pero, ¿es una respuesta inteligente? ¿es válida? ¿es útil? ¿tiene sentido?

lunes, enero 30, 2023

Adiós a La Central de Callao

Hoy lunes 30 de enero, ya está cerrada la librería de La Central, ubicada en pleno centro de Madrid, en la calle Postigo de San Martín 8, al lado de la plaza del Callao. La librería ocupaba un palacete restaurado, con planta baja y dos superiores organizadas en torno a un diáfano patio interior. Tenía secciones de todo tipo, destacando la de ensayos del segundo piso, y el buen gusto con el que estaba organizada la zona infantil a la entrada. En su cafetería, instalada en el patio, se servía un café aceptable, lo que es meritorio en una ciudad en la que, por lo general, está malo. Era, a mi entender, la librería más bonita de toda la ciudad.

Quizás tocaría hacer ahora el típico artículo sobre el enfado que produce la decadencia y el cierre de un establecimiento así, y no les voy a engañar si les digo que algo de eso anida en mi interior desde que hace un par de meses me enteré de que este cierre era inevitable. Más me cabrearé cuando el edificio reabra con otro destino, el que sus propietarios hayan escogido para rentabilizar los casi doce millones de euros que han pagado por él. Podemos ir haciendo apuestas sobre si será hotel, apartamentos de lujo, alquileres turísticos u otra tienda de ropa más. Si me dejaran escoger, elegiría esta última opción, que me daría una rabia inmensa, pero al menos volvería a permitir que se entrase en el interior del edificio y poder así contemplar sus artesonados y frescos, un lujo que hasta ahora estaba al alcance de todos y que era el marco perfecto para el bibliófilo adicto. Pero no, no quiero ir por la melancolía. Las cosas suceden, los negocios abren y cierran porque deben ser rentables, en un mundo en el que usted, yo y todos los demás vivimos de lo que ingresamos y nos pagan (iba a añadir “generamos” pero mejor lo oculto) y la venta de libros es un negocio más que deja unos márgenes dados y unos ingresos que son los que son, mayores que los de otras empresas y menores que otras más. Es absurdo escuchar mensajes sobre la necesidad de que la cultura sea gratuita, porque salvo las musas, si es que existen, los creadores y los demás que participan en el mundo cultural tienen el extraño rito de comer cada día y de necesitar objetos que sirvan para su desempeño vital, como usted y yo. No se alimentan del aire ni viven en parnasos divinos, sino que duermen en camas ubicadas en habitaciones de viviendas y necesitan luz y agua corriente, y calefacción en días horrendamente fríos como estos. Al creador se le remunera por el éxito de su creación y la industria cultural es eso, una industria más, que satisface necesidades al público que las demanda. El apoyo de las instituciones es decisivo para que determinadas iniciativas culturales sigan en marcha, sí, pero ese apoyo se hace con dinero que sale de unos presupuestos que se financian con impuestos o deuda. El mundo del libro, concretamente, es uno de los sectores de la industria cultural que, curioso, mejor ha resistido los avatares de la tecnología y el shock pandémico. Se pensaba que el libro electrónico iba a desbancar al editado de toda la vida, pero no ha sido así, las ventas se mantuvieron mientras que la tecnología devoraba los soportes del cine y la música, convirtiendo sus ventas en algo residual. Con la pandemia volvió el miedo a qué es lo que pasaría con los libros, y su éxito de ventas fue una de las pocas sorpresas positivas que nos dejó aquel tiempo de oscuridad. El ecosistema librero se mantiene y Madrid, como otras ciudades, es un lugar bien abastecido de librerías en las que uno puede pasar el rato ojeando novedades y revisando repisas en busca de títulos que le interesan o sorpresas que le salgan al paso. Afortunadamente leer sigue siendo algo que está bien visto y el negocio editorial funciona de manera bastante autónoma de la subvención y el apoyo institucional. Se podrá discrepar de la calidad de mucho de lo que se publica, y ahí les daré la razón a los que lo critican, pero tampoco esos escandalizados pueden eludir el que muchas de las grandes ventas, que a veces no son literarias (y a veces sí) son las que permiten editar el resto de títulos, cargando con los costes de un negocio que no podría vivir sólo de lo excelso. Como en toda industria, hay más y menos calidad. Es lo normal.

Sí, me duele el cierre de La Central, pero no se puede vivir de la melancolía. La empresa catalana ha alquilado un local justo en frente, mucho más pequeño, la cuarta parte de lo que tenía en el palacete, y ahí llevará su sección de novela, la más rentable de todas, relegando ensayo y demás a la sede principal que tiene en el Museo Reina Sofía. Será una versión de la Central con c minúscula, con vistas a lo que fue la gran librería. Y sin cafetería, que no hay sitio para ello. Pero se podrán seguir comprando libros, allí y en otros muchos lugares. La ciudad pierde un espacio espacial, un sitio de gran belleza que la hacía diferente, mejor. Los tiempos son así, no paran.

viernes, enero 27, 2023

Ataque yihadista en Algeciras

Afortunadamente, y dentro de la desgracia que supone todo lo que ha pasado, el ataque yihadista que tuvo lugar el miércoles por la noche en Algeciras y que ha causado un muerto y varios heridos no parece ser obra de un grupo organizado, sino de un individuo aislado, eso que se denomina “lobo solitario” aunque en este caso estemos más ante la acción de un desquiciado al que el mensaje yihadista ha trastornado del todo. La ausencia de estructura en el ataque es el consuelo que queda a los que lo relatamos, pero de nada sirve a los familiares del sacristán asesinado.

Asesinato que, por lo demás, tuvo el componente de sangre fría y obstinación típico de este tipo de ataques, en los que los terroristas involucrados no dudan ni frente a víctimas heridas, corriendo a darles un remate lo más eficaz posible. El autor del ataque, provisto de una especie de katana, atacó a varias iglesias cercanas entre sí en el centro de la localidad, parece que en busca de los sacerdotes de las mismas, y fue en la segunda en la que encontró a un religioso, no el cura de la parroquia, y contra él fue. Su víctima, herida, huyó del templo pero encontró la muerte en una plaza que debe estar casi en frente del lugar de culto. Cuando el atacante quiso asediar un nuevo templo, que afortunadamente se encontraba cerrado, las fuerzas de seguridad ya pudieron hacerle frente, reducirlo y detenerlo. Se trata de un marroquí que vivía en un chamizo de mala muerte compartido por otras dos personas, que han relatado cómo en los últimos tiempos se había vuelto un desquiciado en el tema de la religión, en la devoción, en el deber del musulmán, en un proceso habitual en todos estos trámites de radicalización que se dan en los que abrazan el yihadismo. No tenía trabajo, no tenía ingresos conocidos, vivía en la marginalidad. Su acto ha vuelto a poner de relieve el peligro del yihadismo, que teníamos algo olvidado, afortunadamente, por su falta de acción en nuestro país. Pese a ello, y aunque ahora no ocupe titulares, de vez en cuando se registra la noticia de una intervención policial que desarticula una célula, o intento de creación de la misma, con la detención de algunas personas, sin que luego la atención mediática, volátil como ella sola, permita saber cómo han evolucionado las pesquisas posteriores. Es cierto que tras la caída del desgraciado DAESH el islamismo salafista ha perdido fuerza. El reino del terror que creo el mal llamado estado islámico atrajo la atención de desquiciados en todo el mundo y sus medios, físicos y financieros, permitían la proliferación y abastecimiento de células yihadistas por gran parte de occidente, en las que jugaban un papel importante los retornados, personas que habían ido a la guerra santa para defender el califato y, con un entrenamiento militar sobre el terreno, volvían a nuestras naciones dispuestas a atacar con conocimiento de causa y capacidad de crear gran daño. Esto, unido a una red de mezquitas que trabajaban en colaboración con DAESH, y al efecto imitación que surgía tras algunos de los más mediáticos atentados, nos llevó a situaciones horrendas, siendo Francia el país más atacado en nuestro entorno. Poco a poco la amenaza ha ido a menos, gracias como antes señalaba a la victoria militar sobre DESH y a la eliminación de sus componentes, pero también a la callada y muy profesional acción de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que en España, después del desastre del 11M, se pusieron las pilas y son capaces de actuar de manera preventiva desarticulando tramas y realizando detenciones. Cada célula disuelta es una potencial tragedia evitada, que no aparece en las noticias. Las que logran huir del radar policial pueden llegar a ser letales, como la de Alcanar, causante de los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017. El trabajo de vigilancia no descansa, no puede hacerlo.

Ha sido la figura del lobo solitario la que, en los últimos años, ha cogido el protagonismo yihadista, y realizado acciones, o al menos intentonas. De las últimas, la más cruel fue el atentado contra Salman Rushdie en agosto del pasado año, que dejó al amenazado escritor en un estado grave. Charlie Hebdo, el semanario satírico parisino, ha vuelto a ser objeto de amenazas, esta vez por parte de la teocrática dictadura iraní, tras publicar unas viñetas en las que ridiculizaba a su sanguinario Ayatola, líder supremo de la represión. La vigilancia policial ante sus sedes y para sus miembros se ha reforzado, en el temor de un futuro ataque integrista. Esa pesadilla que no cesa, que parece dormida, pero que ahí sigue.

jueves, enero 26, 2023

Ione Belarra, en pleno desgobierno

La decisión alemana de ayer de aceptar el envío de sus tanques al frente ucraniano abrió, otra vez, la disensión en el seno de nuestro extraño gobierno de coalición, que en el fono nunca ha sido tal. Desde que comenzó esta legislatura ha habido dos gobiernos, uno vestido de socialista que loa a Sánchez y otro que rige Iglesias, en presencia o en la sombra. Todos los ministros han jurado su cargo y prometido someterse a lo que mande el presidente pero, en la práctica, los de Podemos hacen lo que les da la gana y Sánchez no parece tener permiso para tocarlos. Es una situación absurda, que lo sería menos si estuviéramos ante profesionales competentes, pero mire, precisamente no es ese el caso.

La respuesta de Ione Belarra, ministra de este gobierno, con sueldo de ministra de gobierno y con derecho a indemnización de ministra de gobierno cuando deje de serlo, a la decisión del ala socialista de unirse al esfuerzo occidental frente a Rusia fue de risa, tenebrosa, pero de risa. Criticó con dureza esa posición de la “parte socialista” y dijo que lo que debe hacer España es estar en la negociación para que la guerra se acabe. Nunca ha salido de su boca una crítica al Kremlin, a Putin o a nada de lo que las tropas rusas hayan perpetrado en estos once meses de guerra. Ni un solo mensaje de apoyo y condolencia a las víctimas ucranianas, residentes en una nación soberana brutalmente invadida por un vecino mucho más poderoso. No. Belarra, que cobra como ministra, ha dedicado insultos y amenazas a muchas personas, la última de ellas Juan Roig, dueño de la cadena Mercadona, y en su nombre a todos los responsables de las empresas de distribución alimentaria. Contra ellos ha dirigido expresiones y tonos de una dureza inusitada, en la que el rencor se junta con la ignorancia para generar un discurso vacío, populista y tan equivocado como peligroso, pero es sorprendente (o no) que ni el 2% de la intensidad con la que la ministra Belarra ha sacudido a Roig se la haya dedicado al sátrapa que desde Moscú dirige la carnicería en el este. Y eh añadido el “o no” porque, en el fondo, todos sabemos con quién simpatiza Belarra, y su auténtico jefe. Es inconcebible que en esta situación en la que las democracias europeas estamos siendo atacadas por la dictadura de Putin en el cuerpo y territorio de Ucrania haya representantes en un gobierno europeo que no oculten su admiración ante el personaje que rige en Moscú, que vean con buenos ojos las posiciones rusas y que compren sin rechistar el discurso que, desde las cloacas del poder ruso, se elabora para justificar la infamia que vemos cada día. Ayer Belarra volvió a ser la voz de su amo en el tema de la guerra, y dejó claro, como desde hace once meses, que si fuera por ella y los suyos no se hubiera movido un dedo en defensa de los ucranianos desde el momento en el que empezó la guerra. Si me apuran, quizás en la intimidad, sería ella una de las que celebraría la posible victoria rusa en la guerra. Cierto es que en esa fiesta no estaría sola, porque no son pocos los que, tristemente, viven en una burbuja de ensoñación respecto al papel de Moscú en el mundo. Algunos de ellos tienen el aliciente de ser convenientemente engrasados a través de sus cuentas corrientes, donde a buen seguro exigen el pago en euros o dólares, no en rublos, porque serán sectarios, pero no imbéciles, y usan los altavoces mediáticos de los que disponen para mantener un discurso que, si al inicio de la guerra era sonrojante, ahora es simplemente un delirio cruel. Belarra no está sola en sus opiniones y discursos, probablemente eso sea lo más inquietante, pero sí es de las pocas que los dicen desde las alfombras oficiales de un gobierno occidental. Es un caso inaudito, y resulta por ello obvio que en las reuniones y llamadas oficiales que se hacen para decidir el rumbo de los acontecimientos y la participación occidental en el desastre ucraniano a España ni se le consulte. Conocida es la postura prorrusa de parte de nuestro gobierno y, obviamente, como para contarle confidencias están los aliados. Es un nivel de ridículo el que se alcanza cada vez que se repiten declaraciones de este tipo que ya se han superado todos los límites inimaginables.

¿Consecuencias? Ninguna para el salario de Belarra, que es lo que más le importa. Su jefe, Sánchez, sigue haciendo como si oyera llover cada vez que alguno de sus ministros morados, que son sus subordinados, sale a la palestra a decir cosas que sonrojan a cualquiera. ¿Por qué? No lo se, no lo entiendo. Pensará el doctor que da igual, que todo es pose y que no supone problema alguno de cara a las expectativas electorales del ala socialista, pero sea así o no, que lo dudo, el cargo de ministro en España, que ya llevaba tiempo devaluado, se ha convertido en algo carente de todo prestigio. Pruebe usted en su trabajo hoy a cagarla y delante de su jefe y a ver qué tal se lo toma. Seguro que le cae una bronca seria y, quizás, la última. En todo caso, sepa que Belarra seguirá cobrando, lo haga usted o no

miércoles, enero 25, 2023

Tanques occidentales a Ucrania

Parece que hoy, por fin, el reticente canciller alemán Scholtz anunciará que su país va a ceder tanques Leopard al ejército ucraniano. Semanas de presión incesante por parte de un montón de países y los estragos diarios que realiza el despiadado ejército ruso en Ucrania han acabado por vencer las resistencias de un gobernante muy superado por la realidad a la que se enfrenta, y que ha conseguido enfadar tanto al resto de naciones aliadas como a parte de sus socios de gobierno. La sociedad alemana, muy dividida en este asunto, se muestra temerosa, y no asume el enorme fracaso estratégico que ha resultado ser su política hacia Rusia.

En la decisión de Scholtz parece haber pesado también el que EEUU haya anunciado que enviará algunas unidades de sus Abrams, en un movimiento que era negado por Washington desde hace semanas, y que está por ver si es realmente un anuncio efectivo o una medida de cara a la galería, cosmética, con el objeto de convencer al aliado alemán para luego concretarse en poca cosa. El traslado de las unidades norteamericanas hasta el frente ucraniano es bastante complicado, y el verlos operar allí puede ser algo digno de ser narrado si finalmente se produce. La gran pregunta es, ¿Van a cambiar el curso de la guerra este aporte de carros occidentales? Pues sí y no. Sí, porque evidentemente todo refuerzo es para bien, y la superioridad técnica de los vehículos occidentales sobre los rusos es más que conocida, así que es de esperar que en enfrentamientos en campo abierto el carro alemán gané al de origen soviético. Así mismo, si Ucrania pretende romper las líneas defensivas que Rusia ha fortificado en los frentes que controla sólo puede hacerlo con una ofensiva mecanizada en condiciones, y para ello la participación de los carros es decisiva. ¿Cuáles son los problemas? Varios, y no pequeños. El primero es el tiempo, porque va a transcurrir un tiempo no corto entre que los ucranianos aprenden a usar estos vehículos y les puedan llegar a sacar partido hasta que los lancen al frente del este, y ese tiempo es un margen que Rusia tiene, si es capaz de aprovecharlo, para intensificar ataques en donde considere conveniente. Ahora mismo la sensación de estancamiento con ligeros avances rusos parece ser la dominante. No creo que Ucrania pueda lanzar divisiones blindadas con estos nuevos vehículos de manera efectiva antes de la primavera avanzada, y eso nos pone varios meses por delante. El otro problema, más profundo y complicado, es el de la logística. Estos vehículos occidentales tienen incompatibilidades entre sí (los Leopard alemanes y Challenger británicos usan motores diésel, los Abram turbinas de gas) y, por supuesto, no comparten nada de la mecánica de las unidades T-XX rusas y ucranianas. Hasta ahora el principal suministrador de carros para Ucrania ha sido el necio ejército ruso, tanto con unidades operativas que eran abandonas como con vehículos parcialmente destruidos, pero que podían canibalizarse para obtener repuestos o munición que fuera útil para las unidades de Kiev. Si, pongamos, una oruga de un tanque ucraniano se rompía, los restos de un tanque ruso roto servían para desmontar piezas de sus orugas e insertarlas en la unidad ucraniana. Esto ya no es así en los vehículos occidentales. Si un Leopard se estropea los ucranianos no tienen piezas de repuesto para arreglarlo, deben suministrarlas en Alemania, y algo parecido pasa con la munición de disparo, tanto del cañón principal como de las ametralladoras auxiliares que portan estas unidades. Esto supone que el ejército ucraniano debe, en la práctica, crear dos líneas logísticas de suministro y mantenimiento para sus unidades acorazadas, realmente tres si hay Abrams sobre el terreno, que son diferentes de todos los demás, y eso complica notablemente las cosas, y ofrece un punto débil que los rusos, si tienen algo en la cabeza, pueden explotar con facilidad. La logística es clave en todo proceso, y más en el militar. De hecho, Rusia ha mostrado lo nefasta que es la suya y la oportunidad que ello ha suministrado a Kiev, y los ucranianos han demostrado ser bastante más efectivos, sacando ahí una ventaja profunda.

Por ello, la llegada de estos carros es una buena noticia para Kiev, algo que era obligado por parte de las naciones que estamos apoyando a la democracia ucraniana frente a la salvaje invasión rusa, pero como se lleva demostrando desde hace ya casi un año, lo que se venden como cartas ganadoras resultan ser más piezas dispuestas en un tablero en el que la sangría no cesa. Ojalá la efectividad de estos carros supla a los problemas de suministro y permitan arrasar las líneas rusas, brindo por ello, pero lo celebraré cuando se produzca, nunca antes. A esta horrenda guerra le quedan aún muchos capítulos, y no están escritos.

martes, enero 24, 2023

Que va a pasar en China este año

Esta semana es festivo en China, es su primera del año, tal y como se cuenta allí. En el formato lunar, comienza el ejercicio del conejo de agua, otro de esos animales curiosos con los que los chinos denominan a sus años. Se ha producido el mayor éxodo de población del mundo, que es cuando los chinos urbanos vuelven a los pueblos para reencontrarse con sus familias. Cientos de millones de personas se mueven por todo el país, atestan cualquier medio de transporte disponible y, tras tres años de restricciones, lo hacen completamente libres, llevando el covid a las zonas del país que, por ahora, estaban libres de infecciones.

2023 es, para China, una incógnita, y de cómo se comporte el país sabremos hasta qué punto el año es bueno o no para nosotros. Me explico. Dos son las grandes incógnitas; la evolución del Covid y el rendimiento económico del país tras el fin de las restricciones. De lo primero estamos ciegos gracias a la labor de censura del gobierno de Beijing, que ya recomendó a la OMS y a todos que no es bueno obsesionarse con el recuento de víctimas de la pandemia. Sólo le faltó al cínico portavoz gubernamental añadir que eso genera estrés y es malo para la salud. Las estimaciones elaboradas por entidades que se dedican a ello, véase esta de Airfinity, indican que el país debe estar atravesando lo más intenso del pico de contagio, y que la cima de la mortalidad se puede alcanzar a finales de esta semana en el entorno de los 36.000 fallecidos diarios, un número disparatado, pero que no lo es tanto si lo comparamos con los 1.411 millones de ciudadanos chinos. Sospecho que nunca sabremos a ciencia cierta cuántos fallecerán por esta maldita enfermedad allí, pero una vez que pase la ola y la mortalidad vaya cayendo, China es probable que de por finalizada la pandemia, y con ello instaure la vuelta a la normalidad en el país. El muerto al hoyo y el vivo al arroz tres delicias, por decirlo con tono oriental. Los millones de muertos, en su mayoría ancianos, eran una carga para el régimen de Beijing y entre sus jerarcas no se va a producir señal de pena alguna por haberse librado de un cierto exceso de población improductiva. Es lo que tienen las dictaduras, desprecian a todos, empezando por los propios. Tras esta limpia, le urge al régimen que la economía se levante a toda velocidad para volver a tasas de crecimiento elevadas que apacigüen los intentos de protesta por parte de la población, que pueden surgir si el régimen no es capaz de otorgar la prosperidad que promete a la población a la que somete a base de restringirle las libertades. Si China despega económicamente puede hacer que el mundo no caiga en una recesión global, volviendo a ser un motor de crecimiento, pero también un auge chino supondrá un elemento de tensión en mercados muy sensibles, como el energético. Petróleo y gas llevan un tiempo viendo como la demanda china estaba contenida debido al efecto de los confinamientos parciales de la política de covid zero. Una vuelta a la normalidad allí puede suponer un tirón de demanda a un mercado tensionado en el que el efecto de la guerra de Ucrania ni mucho menos se ha disparado. En Europa sobrevivimos al invierno gracias a nuestras importaciones de gas natural licuado porque, entre otras cosas, la demanda china de este tipo de gas lleva un par de años aletargada, pero como se recupere el suministro se nos puede encarecer, por lo existe un riesgo real de que asistamos a una segunda ronda de aumento de precios de las materias primas energéticas en el caso de que, pongamos, con la primavera, China se reanime. Esta es una de las grandes incertidumbres del año, dado que, además de los problemas del covid, la economía china tiene otros motivos de preocupación internos, siendo el pinchazo inmobiliario que vive todo el país uno de los más serios y difíciles de tratar. Seguramente aquí sí que estará el régimen de Beijing obseso para lograr que las deudas de promotoras, financieras y particulares no generen un problema mucho más grave.

La vuelta de China también puede suponer la reactivación de los flujos turísticos de aquel país hacia el resto del mundo, cosa que a la economía española le puede venir bien, y la aclaración de ciertas controversias globales en las que el gobierno chino es decisivo; su apoyo tácito a Rusia en la guerra de Ucrania, sus aspiraciones sobre Taiwán, su respuesta a los planes de inversión norteamericanos, que suponen un impulso proteccionista muy intenso, sus relaciones con una UE que cada vez ve más a Beijing como lo que es, un peligroso rival, que un socio fiable… el que China sea la segunda economía del mundo supone, sobre todo, que lo que allí pase nos afecta muy directamente, querámoslo o no.

lunes, enero 23, 2023

La última montaña (para JAA y amigos)

Mi piso en Madrid da al este. Tengo una cierta altura y, aun así, veo edificios que delimitan el horizonte pero, si los superase, tendría el llano que acaba en el Mediterráneo como paisaje infinito de fondo. Si la orientación fuera norte u oeste intuiría que la sierra está presente en todo momento, con sus montañas ahora heladas, cubiertas de nieve, peladas hasta hace bien poco. En Elorrio, o en cualquier otro pueblo del norte, resulta imposible evadir la sensación de estar rodeado de montañas. Vivas donde vivas, da igual a dónde se oriente tu casa, un pico más o menos agreste aparecerá en tu campo de visión, allí, por encima de ti, dominándote.

Quizás sea por eso, no lo se, por el que subir al monte allí es casi como una religión, un credo militante que se practica sin cesar a la más mínima oportunidad por miles de personas que hacen de conquistar las cumbres una de sus grandes pasiones. Como en otras tantas religiones, soy bastante agnóstico de esta, pero reconozco mi papel de minoría. Los que la practican reconocen que engancha, que es duro, que agota, pero recompensa. Que al llegar a la cumbre ves el mundo desde otra perspectiva y tienes la sensación de haber ganado al gigante que, desde el inicio de la ascensión, te miraba con cara amenazante, como queriendo indicar que tu insignificancia no llegaría hasta lo más alto. Una vez conquistadas las montañas locales los retos crecen, y en estos tiempos todo el mundo está disponible para que el que quiera ascenderlo, o recorrerlo, o lo que le plazca. El catálogo de cumbres es inmenso, y los que a ellas dedican su pasión conocen perfectamente los nombres de los pioneros que, hace tiempo, lograron ascenderlas por rutas que llevan sus nombres, refugios en los que descansar y avituallarse que antaño fueron edificados por otros que, enganchados por la misma pasión, supieron dónde reposar para coger fuerzas y servir así de ayuda a los que en el futuro se encontrasen con la fatiga y necesidad de alivio. Y sí, también conocen los nombres de los caídos, de aquellos que una vez comenzaron la ascensión y, por lo que fuera, no lograron volver. La montaña está llena de historias de heroísmo y tragedia, de momentos de suerte asombrosa que impide la desgracia y de accidentes que llevan el dolor a los valles, dejando una marca imborrable en las cumbres. Cada gran montaña tiene un catálogo de conquistadores y caídos, que se suma a su propio nombre y la engrandece ante los ojos de los que, cada día, tratan de ganarla. Es imposible que para muchos esa montaña dada, que para el nuevo explorador supone sólo un reto, no sea también sino el lugar en el que reposan sus seres queridos, el espacio mítico y, también, maldito, en el que un día esa persona amada dejó su vida en un collado, un risco, un punto concreto de la ascensión o el descenso. Para sus allegados esa montaña pasará a ser, para siempre, un lugar de duelo, un camposanto, el espacio inaccesible en el que reposan quienes un día fueron parte de la vida compartida y, una mañana, o una tarde, se convirtieron en extraños para siempre por una llamada de teléfono que trajo la noticia nunca deseada. El aviso de un accidente, una desgracia, un susto. Siempre existe ese riesgo, la posibilidad crece con la altura, la dificultad, la meteorología adversa, y el profesional sabe que el entorno en el que se mueve es hostil. Como dice Pérez Reverte de la navegación, nunca se puede uno relajar, porque en cualquier momento puede surgir algo que nos ponga en dificultades y nos lleve al extremo. Normalmente no sucede, pero a veces sí. Amaia e Iker son los últimos nombres que se suman a la lista de los caídos en la montaña. Su final se haya lejos, en el Fitz Roy, Patagonia, un macizo espectacular, precioso, difícil, que está al otro lado de nuestro mundo, y que es donde sus cuerpos se quedarán, quizás, para siempre.

JAA y sus amigos volverán a escalar montañas, sospecho que no dejarán de hacerlo porque lo llevan en la sangre y no renunciarán a ello. En cada ascensión, sea cual sea el grupo que formen, habrá dos personas que nunca estarán en su cordada, no pesarán en el grupo, pero siempre les acompañarán en sus pensamientos. Cada nueva cumbre que asciendan, sea muy lejos o en las laderas de cualquier loma de Abadiano, les recordará a ellos, y la memoria de los caídos, los suyos, no se deshará como nieve arrastrada por la ventisca. Seguirá firme. Sus familias y las cumbres siempre les tendrán presente, allá donde estén.

viernes, enero 20, 2023

Los papeles de Biden

Una de las miles de causas judiciales en las que está envuelto Trump hacen referencia a haberse quedado con papeles confidenciales que son propiedad del gobierno, del estado, pero no del presidente. Los rumores de que se había quedado con documentación que no debía fueron creciendo y, si recuerdan, el año pasado tuvo lugar un allanamiento de su mansión de Florida, en la que, en efecto, se encontró documentación confidencial tirada por el suelo como si fueran los restos de una fiesta adolescente. Trump negó que la tuviera y, tras descubrirse que sí, arremetió contra el FBI y el gobierno por entrar en su casa. Biden y los suyos le pusieron de vuelta y media, y con toda la razón.

Como la vida da muchas vueltas, al menos una al día, es ahora Biden el que se expone a un caso similar, con algunas diferencias sustanciales, pero que en el fondo se parece demasiado. Los abogados del actual presidente encontraron en su casa de Delaware documentos oficiales de la época en la que era vicepresidente con Obama, que tampoco le pertenecían, y que no debían estar allí. El presidente se hizo el extrañado ante el descubrimiento y repitió muchas veces que no sabía cómo habían llegado esos documentos hasta su hogar. La cuestión es que una vez descubiertos unos, se empezó a investigar y aparecieron más en el garaje de la casa, por lo que la hipótesis del descuido involuntario, que nadie se la creyó, quedó convertida en chiste malo. La oposición a Biden cargó con fuerza contra el presidente por lo que consideraba, con razón, un ejercicio de hipocresía mayúsculo el que antaño se hubiera acusado a los republicanos de lo que ahora se descubre como falta demócrata, y Trump no tardó nada en escribir poniendo a parir a Biden y todo su entorno, siendo él el menos indicado para dar lecciones, sobre esto y sobre cualquier otra cosa. ¿Cuáles son las diferencias entre ambos casos? Principalmente dos, el volumen de la documentación encontrada y que, una vez hallada, Biden sí va a colaborar con la justicia para devolver los documentos, pero la falta es idéntica en ambos casos, y el daño político para la imagen presidencial es alto en el caso demócrata. Pillados en un delito con el que has acusado a otros, los medios pro demócratas empezaron dando poco bombo al caso, pero finalmente no han podido evitarlo y critican duramente la torpeza de una casa Blanca que elaboró un arma política de un asunto que ahora se vuelve contra ellos. En esto hay que reconocer que, al menos allí, la prensa y los medios son sesgados como aquí pero no hasta el punto de ocultar las miserias de los propios en el habitual ejercicio de servilismo a la causa que vemos todos los días entre nuestras cabeceras. Lo cierto es que lo que parecía un inicio de año tranquilo, amparado en la no ola roja que se dio en las elecciones de medio mandato de noviembre y el ridículo republicano a la hora de elegir al presidente de la Cámara de Representantes se ha convertido en un momento de bajón demócrata bastante serio. No hace falta ser muy espabilado para deducir que la cámara que ahora está en manos republicanas va a hacer todo lo posible para mantener vivo este asunto e investigar a Biden hasta donde pueda, y en este caso con el respaldo de la sociedad, porque la pillada al poder en renuncio ha sido de las gordas. El año en el que Biden debe anunciar si se va a presentar a la reelección, que empezaba tranquilo, se ha torcido bastante y deja a una presidencia noqueada, sumida en argumentarios baratos y con muy poca fuerza para impulsar políticas propias. La sensación de parálisis a la que se ve abocado el gobierno federal aumenta, y todo ello con urgencias como las de elevar los techos de gasto y déficit en el horizonte inmediato.

¿Lecciones prácticas para la política de este caso? Que el dicho clásico de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio sigue más vivo que nunca, y que si uno es paciente y espabilado sólo tendrá que esperar un poco y trabajar algo para encontrar que los graves hechos por los que una fuerza política demoniza a la otra y le acusa de lo peor son rebatido con la misma firmeza por hechos nuevos de una simetría casi exacta. Por ello, asirse del argumentario cerrado de una formación política sin ninguna discusión es la mejor manera de quedarse colgado, cuando no de ser ahorcado por la realidad. Los editorialistas pro Biden de hace dos meses ahora deben estar acordándose de sí mismos y lo que escribieron contra otros. Bueno, al menos allí se sentirán defraudados con aquel al que apoyaron en este asunto. Aquí, les reitero, no hay ni memoria ni reflexión ni vergüenza.

jueves, enero 19, 2023

Tanques y helicópteros en Ucrania

No están claras las causas de lo sucedido ayer en Kiev. En una mañana de niebla, el helicóptero que transportaba al ministro de interior y a gran parte de su equipo cayó sobre una zona habitada del extrarradio de la capital, impactando en una guardería. Todos los ocupantes del aparato fallecieron y en tierra también hubo varios muertos, entre ellos un par de niños. Se investigan todas las posibilidades, siendo la del accidente o el fallo mecánico la más probable, pero no pudiéndose descartar otras, dada la guerra que se vive en el país y lo bonito que sería para el enemigo ruso asestar golpes de esta entidad contra el ejecutivo de Zelensky. Tragedia en todo caso, con un balance que supera ampliamente la decena de fallecidos.

Todo esto tuvo lugar mientras siguen las conversaciones entre potencias occidentales sobre el envío de blindados a Kiev para que sean utilizados por las tropas ucranianas en su enfrentamiento con Rusia. En origen, las fuerzas militares de Kiev tenían un stock de carros de combate no precisamente valioso, ni por número ni por tecnología, siendo casi todo él una herencia de la época soviética. En el desarrollo de los combates, la ineficacia rusa ha convertido al atacante en el principal suministrador de carros a Ucrania, tanto operativos como inutilizados, pero útiles para ser canibalizados como fuente de repuestos para reparar los otros. En todo caso las fuerzas de tierra rusa son superiores y, hasta ahora, Ucrania ha eliminado muchos de los vehículos atacantes gracias a su valor y al inteligente uso de la tecnología y medios suministrados por occidente, pero si quiere realizar una contraofensiva que rompa las líneas que el Kremlin ha fortificado en la franja conquistada necesita carros nuevos, y mejores, es decir, occidentales. Reino Unido y Polonia ya han dicho que están dispuestos a dejarles algunos de los suyos, y EEUU va a enviar unidades de Bradley, que no es exactamente un tanque, sino un híbrido entre vehículo de transporte y de ataque, con artillería media (los Abraham, que son los grandes tanques norteamericanos, de momento no) y todas las miradas se dirigen a Alemania, que tiene el modelo Leopard, uno de los más utilizados por las fuerzas europeas, entre ellas las españolas. El gobierno alemán, sumido en un pozo depresivo desde que empezó la guerra, no se muestra nada receptivo a la idea de suministrarlos. Ha ido poniendo excusa tras excusa para negarse, y la realidad le ha desmontado cada uno de sus argumentos. En el fondo, lo que hay en Berlín es miedo a que nada vuelva a ser como antes y que la relación comercial y energética que ha unido durante décadas a Berlín y Moscú, y que ha sido tan beneficiosa para ambos, se rompa para siempre. Esa ruptura es inevitable, y dolorosa, pero en Berlín no parecen querer asumirlo. Enviar esos tanques sería una escalada más en una guerra que no deja de intensificarse, pero que responde a una agresión por parte de Rusia, no a una decisión unilateral ucraniana. Las influencias rusas en Alemania siguen siendo numerosas y poderosas, y eso se nota. Si Alemania se liega, el resto de naciones que tienen los Leopard podrían enviar algunas de sus unidades, porque como país fabricante, los contratos de exportación firmados por Berlín prohíben expresamente que ese material sea destinado a terceras naciones. Una de las excusas más interesantes que Berlín ha puesto sobre la mesa en este asunto es que, operativos, son pocos los tanques que posee, y que poner el resto a punto para ser usados requeriría mucho trabajo industrial y, con ello, retrasos. Es decir, que la defensa alemana, como le pasaba a las UCIs españolas, tiene pintado en un papel que posee no se cuantos tanques pero luego, realmente, son muchos menos, y los que debieran estar no existen. Si eso es así, y dada la desidia en políticas de defensa que se vive en nuestras naciones no es descartable, el ridículo alemán es esta historia sería épico. Uno más a sumar al fracaso que vive el país desde el inicio de la contienda.

En todo caso, si se produce la cesión de unidades de distintos países a Ucrania, podremos ver algunos intentos de contraofensiva, pero cuidado, con problemas logísticos de fondo. Carros con diferente plataforma y origen tienen piezas propias, quizás calibres y municiones específicas, y si algo se estropea o resulta dañado en combate las reparaciones se pueden complicar mucho. Acumular material novedoso de distinta procedencia aumenta notablemente los riesgos de incompatibilidades y eso, en un frente vivo y cruel como el ucraniano, es un gran problema. Y no hemos hablado del tiempo de formación necesario para sacarle rendimiento al material. En definitiva, que no todo es oro en la reluciente idea de ceder tanques occidentales, pero mejor esos problemas que los derivados de no tener con qué responder a los rusos.

miércoles, enero 18, 2023

La población china empieza a bajar

Se abusa tanto del término que da pereza usarlo, pero es realmente histórico que, tras sesenta años, la población china haya experimentado un descenso. En 2022 su crecimiento vegetativo (nacimientos menos defunciones) fue negativo, en el entorno de los 850.000. Dado que el país seguía cerrado por completo por la política de Covid cero no había flujos migratorios, por lo que el saldo demográfico general es sólo el vegetativo. La población estimada del país es de 1.411 millones de personas, un disparate. Se espera que, de manera oficial, India le supere este año y se convierta en el país más poblado del mundo, por lo que entre los dos sumarán, en la práctica, un tercio del total de la población mundial.

El gran problema de la demografía china ha sido su crecimiento desatado, lo que ha llevado al régimen de Beijing a imponer medidas que sólo las dictaduras son capaces de aplicar, como la política de hijo único, que estuvo en vigor varias décadas. Eso frenó el crecimiento de la población, sí, pero al coste de crear generaciones enteras de vástagos solitarios, y casi todos ellos varones. El infanticidio femenino que se produjo en esas décadas fue tan salvaje como inmenso, y ahora tenemos cohortes enteras de chinos que carecen de un equilibro sexual dado que en ellas la presencia femenina es muy escasa. A todo esto debemos añadirle un factor más importante aún, que es el explosivo crecimiento económico que se ha dado en el país en estas últimas décadas, habiendo pasado en poco más de tres de ser una nación pobre a la segunda economía del planeta. Está muy demostrado que el incremento en los niveles de renta conlleva una caída de la natalidad, por factores diversos. Las mejoras sanitarias hacen que la probabilidad de supervivencia de los hijos que nacen sea prácticamente del 100%. El coste de la crianza de los niños se dispara porque sus necesidades lo hacen y la educación, cada vez más prolongada, los convierte en un objeto absorbente de caras inversiones. Y uno de los factores fundamentales, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y a la sociedad como miembro de pleno derecho hace que se replantee la maternidad y que, en general, tenga muchos menos hijos. En España hemos vivido ese proceso de manera más acelerada que en los países de nuestro entorno, y hemos pasado de las familias numerosas y abundantes de los sesenta setenta a liderar, junto con Corea del Sur e Italia, las tasas de natalidad más bajas del mundo, en el entorno del 1,1 1,3 hijos por mujer. La tasa de 2,1 es la que garantiza el reemplazo de la población, siempre en términos vegetativos (nacimientos menos muertes). China ha visto como su tasa de natalidad lleva ya varios años por debajo de ese 2,1 y era cuestión de tiempo de que surgiera un dato demográfico como el conocido ayer. Es cierto que el Covid ha “ayudado” a alcanzarlo, al aumentar las cifras de fallecidos, y es probable que este 2023 sea la fuerza principal que haga que el saldo negativo crezca aún más, pero lo cierto es que la demografía china se ha “oocidentalizado” a toda velocidad y ya se encuentra sumida en el proceso de envejecimiento que vivimos aquí desde hace tiempo. En nuestras sociedades la población crece porque llegan inmigrantes, y cubren el saldo de bajas, pero España, por ejemplo, tiene crecimiento vegetativo negativo desde antes del Covid, fruto del derrumbe de nacimientos. Las cohortes fértiles son cada vez más pequeñas, como consecuencia de la reducción de nacimientos que se produjo hace ya algunas décadas, por lo que el proceso de reducción de la población se realimenta, aquí y allí, y dado que la esperanza de vida crece, la población envejece poco a poco, no muy deprisa, pero sin parar. Eso tensiona sistemas como el de las pensiones y, en general, todo el sector productivo, donde la mano de obra empieza a escasear en ciertos sectores, porque no hay profesionales preparados en muchos de ellos o porque, directamente, no hay gente.

Para China, que carece de sistemas de Seguridad Social y jubilación como los nuestros, el envejecimiento es algo nuevo que deberá afrontar sin experiencia previa. Su vecino Japón lleva en esta dinámica desde hace tiempo, perdiendo en torno al millón de habitantes cada año desde hace unos cuantos, y Corea del Sur parece que les va a superar a todos en decrecimiento dada su natalidad, la más baja del mundo. El régimen chino se enfrenta a un problema que, dada la inercia que tienen las tendencias demográficas, ha venido para quedarse y que será determinante para el país en los próximos años, tanto para sus objetivos económicos como, también, a perspectivas que la sociedad, envejeciendo, tenga de sí misma. Leí ayer por ahí que China puede hacerse vieja antes que rica. Quizás.

martes, enero 17, 2023

La necedad de Vox

Es el aborto uno de los temas más vidriosos que conozco, y sobre el que menos considero que pueda emitir una opinión juiciosa. Me baso en una serie de ideas en las que fundamento mi opinión, pero trato de no discutir sobre ello. Creo que todo aborto es una tragedia, sea natural o provocado, creo que no es un método anticonceptivo y creo que la gestante es la única que puede decidir sobre ello. Es un hecho que se da en todas las clases sociales y rentas, y la experiencia demuestra que una ley de plazos es la mejor manera para evitar discriminaciones y requisitos que, cuando se tiene dinero, se pueden saltar sin miramientos. Utilizarlo como arma política me repugna.

A partir de ahí, entran los necios de Vox en el avispero y se dedican a remover todo lo posible para conseguir no se muy bien qué. La que ha organizado el cero a la izquierda que es Juan García Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León al respecto es digna de estudio, y sinceramente no debiera haber ido tan lejos, porque el personaje ha demostrado no ay tener pocas luces, sino simplemente ser un absoluto ignorante sobre todas las materias sobre las que se le ha pedido su opinión en todo el tiempo que lleva en la vida pública. Es el típico ejemplo de incompetente absoluto que cobra de un sueldo público y que demuestra cada día que no está capacitado para nada que no sea el gesto soez y la desvergüenza (ven, igualito que los de Podemos, me reitero, esas dos formaciones son la cara y cruz de la misma inutilidad política). Gallardo salió el otro día a anunciar un protocolo nuevo en la región ante solicitudes de aborto por parte de las madres gestantes que, como siempre, mostraba titubeos cuando lo leía, probablemente porque leer es, en sí mismo, algo que no es capaz de hacer con fluidez. Se le veía atorado con algunas palabras de más de tres sílabas y sin tener ni idea de lo que significaban. Ante algunas de las preguntas, el sujeto contestó con el manual de tres ideas vagas que tiene él y su grupo al respecto, que se basan en el hecho de que la mujer no es más que una vasija para poder reproducir en ella a brillantes personajes como Gallardo. Ante semejante actuación, la oportunidad que se le abrió al gobierno y sus socios para entrar a degüello contra el gobierno regional y el PP era tan obvia como rentable. Menudo favor les hizo el tonto de Gallardo a las de Podemos para tapar sus excarcelaciones de delincuentes sexuales o a la mismísima Moncloa para ocultar el texto del auto de Llarena que dejaba por los suelos la intención indultante del gobierno respecto a los sediciosos, aunque obviamente acataba la reforma legal, como no le quedaba otra. En fin, que nuevamente las declaraciones esquizoides de uno de esos personajes pertenecientes a la extrema derecha patria sirven para que el bando contrario se realimente y pueda sacar pecho, lo que es algo tan absurdo como obvio. Más o menos sucede lo mismo cuando, pongamos, una secretaria de estado de igualdad de Podemos se dedica a hacer chistes sobre abusos sexuales, regalando oro puro a la oposición y disparando con fuerza contra el gobierno al que pertenece. Las formaciones mayoritarias de cada uno de los bandos ideológicos, PSOE y PP, sometidas a la fragmentación política, se ven arrastradas al fango por las bobadas que no dejan de salir de los portavoces de las formaciones extremistas de sus ideologías, y resulta deprimente comprobar cómo en los grandes partidos no existe el valor necesario para salir a todo correr y propinar los correctivos necesarios ante semejantes desastres. La secretaria de estado de Podemos debió ser cesada al día siguiente de sus declaraciones, y Gallardo también debió ser cesado tras las suyas. Es así de fácil. Si a estos sujetos, inútiles e incompetentes donde los haya, se les hace saber que si hacen o dicen bobadas dejan de cobrar a buen seguro que se lo piensan un poco, aunque es cierto que pensar no es lo que estos personajes hacen en su vida.

Dada como funciona nuestra actualidad, y más en año multielectoral como este, esta estúpida polémica será suplica, en breve, por otra igual de estúpida en la que se volverán a decir tonterías de grueso calibre, los medios afines a cada partido la esgrimirán como el último recurso disponible en su enfrentamiento y loa al líder del que dependen (y hundimiento en la sima de la irrelevancia) y así hasta que otra supere a esa, y el ruido eterno no cese, aturdiendo y avergonzando a cualquiera que tenga un mínimo de seriedad. La nueva política, que se llamó, que ha generado dos monstruitos fanáticos y maleducados, es de lo peor que le ha pasado a este país en décadas. No sucede sólo aquí, cierto, pero esas dos siglas son responsabilidad propia. Ojalá los electores reflexionasen y se quedaran sin ningún voto. Ojalá.

lunes, enero 16, 2023

Masacre en Soledar

Aunque el Word en el que escribo me la marque en rojo, no hay errata en el título, y no quiero escribir Soledad, sino el topónimo Soledar, correspondiente al nombre de una localidad ucraniana que, casi seguro, ninguno conocíamos hasta la semana pasada. Yo al menos no era consciente de su existencia. En ella se encuentra una gran mina de sal y cientos de galerías subterráneas. Se encuentra a pocos kilómetros de Bakhmut y es clave para lograr el control de esta última ciudad, que abriría la puerta a todo el territorio occidental de la provincia de Donetsk. Hay confusión, pero es probable que el anuncio ruso de que Soledar ha sido conquistado sea cierto.

En estas semanas las iniciativas rusas sobre el terreno de batalla han hecho retroceder a las tropas ucranianas, y el frente, aunque sigue bastante estabilizado, lleva un tiempo sin ver avances de las tropas de Kiev. El uso intensivo de la artillería está devastando las posiciones de defensa ucraniana y parece que la línea a la que ha llegado hasta ahora el ejército ruso se puede considerar como un punto de no retorno. En la guerra hay muchas idas y venidas, sensaciones de ganancia y derrota, y del “momentum” que se vivió cuando Ucrania reconquistó Jersón se ha pasado a esta situación de espera en la que las tropas de Kiev aguantan el frente sur pero no logran avances en el norte. Por su parte, los rusos, con una de las estrategias más caóticas, derrochonas e ineptas que se hayan visto en décadas, logran mantener sus posiciones en el frente norte y Soledar puede ser el preludio de nuevos avances, con la citada Bahkmut a tiro. Si esa ciudad cae Rusia sí puede tener opciones de ampliar seriamente la zona conquistada y hacerse con toda la provincia de Donetsk, o más bien con sus ruinas. En los combates, que están siendo de una dureza inimaginable, las bajas de ambos bandos se pueden contar por cientos cada pocos días, y el reguero de destrucción alcanzado logra que la población conquistada sea más bien un cruce de carreteras rodeado de lo que antaño fueron edificios, hoy ruinas. Los civiles de esas zonas o han huido o se han escondido muy bajo tierra o, directamente, están muertos. Las imágenes que llegan de esos frentes son de una dureza y crueldad absoluta. Zonas nevadas, en las que el frío se ha hecho con todo, donde parte de la maquinaria de guerra empieza a no funcionar bajo esas temperaturas, y soldados que se guarecen como pueden en trincheras de hace un siglo, con la única diferencia de sus móviles en la mano. Es desolador. En la conquista de Soledar ha jugado un papel importante el grupo paramilitar Wagner, un ejército privado dirigido por un oligarca amigo de Putin, que fue su jefe de catering, y que se ha convertido en uno de los principales brazos armados de los intereses rusos no sólo en Ucrania, sino allá donde el capullo de Vladimiro lo considere necesario. Amplia es la presencia de Wagner y su soldadesca en África, donde se está haciendo con áreas de influencia en las que antaño Francia tuvo un peso relevante. Wagner se compone de milicias profesionalizadas, mercenarios a sueldo que matan y no preguntan de manera uniformada, y también de miles de incautos, prisioneros de cárceles rusas a los que se les ha obligado a ir al frente prometiéndoles la amnistía si cumplen con su labor militar. Las crónicas hablan de cómo los milicianos expertos usan a estos prisioneros forzados como carne de cañón para las primeras avanzadillas, siendo su exterminio una valiosa información para determinar dónde se encuentran las posiciones ucranianas y su alcance. El desprecio a la vida de los propios es algo que siempre ha estado presente en la “cultura” militar rusa, y ahora se ha convertido en una herramienta más de ataque. Alfombrada de cadáveres, el área de Soledar ya debe pertenecer a esa milicia siniestra, que usa la manida calavera como emblema.

Y de mientras en los frentes no hay descanso, la balística rusa sigue golpeando infraestructuras energéticas y edificios residenciales, donde los civiles las pasan canutas, como ni usted ni yo podríamos imaginar, hasta que un regalo del cielo de Vladimiro destruye su edificio y los mata por docenas. El sábado fue en Dnipro, cada día en otra ciudad que nos puede sonar o no, los bombardeos son incesantes, en medio del frío, y la resistencia inaudita que muestra la población ucraniana es puesta a prueba sin cesar por el despiadado asesino que rige en el Kremlin y su camarilla de secuaces, que día tras día planean nuevos ataques. Si a los que decidieron esta guerra no les importa la vida de sus propios soldados, menos las de los ucranianos. Si pudieran los matarían a todos. En ello están.

viernes, enero 13, 2023

La corrupción perfecta del PNV

La verdad es que es un chollo ser un delincuente y que gobiernen los tuyos. Delinques de formas variadas y, aunque te condenen, ahí van los que mandan y se encargan de rebajarte las penas impuestas para que salgas de la trena o, simplemente, se te amnistíe por ausencia de delito. Da igual que hayas robado, mentido, manipulado, incitado a la insurrección civil, sembrado de mentiras la vida política y social, malversado, engañado, actuado como el dirigente de una panda de xenófobos, discriminado, dilapidado… todo queda convertido en nada por obra y gracia de tus amigos en el poder. La vida real no es como las películas, en ella los malos ganan muchas más veces.

Pero reconozco que frente a los sediciosos independentistas catalanes y los vergonzosos gobernantes que tenemos que actúan a su dictado existe todavía un grado superior de cinismo, latrocinio y caradura, que es el encarnado por el PNV, el sacrosanto partido nacionalista vasco, sin lugar a dudas el que mejor trinca en toda España, más consigue a cambio y menos reproche se lleva. Esta semana el Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de condena del caso De Miguel, rebajando algunas penas pero confirmando los hechos que en su día estudió el tribunal de rango inferior a los encausados. Si el caso De Miguel no le suena de nada es porque no habrá visto dedicación alguna en los medios nacionales al respecto, porque el PNV logra que ni siquiera la pena de Telediario le sea impuesta. Estamos ante la típica trama en la que el cargo público ofrece ventajas a terceros en contratos y otro tipo de decisiones a cambio del pago de la mordida a la caja del partido, beneficiándose él, los suyos y, desde luego, las sagradas siglas que le amparan. De Miguel llegó muy alto en el escalafón del PNV de Álava, en medio de constantes rumores sobre las prácticas en las que se desenvolvía, pero sin que ninguna denuncia llegase a puerto, ni siquiera a un juzgado local. Cómo debió ser el nivel de corrupción alcanzado en torno a su persona que, finalmente, sí se lanzaron acusaciones y denuncias, que dieron lugar a investigaciones y condenas que iban siendo ratificadas una a una en cada instancia a la que el PNV… esto, De Miguel, recurría. Cuando la Audiencia Provincial de Álava condenó los hechos no le quedó más remedio a los burukides (dirigentes nacionalistas) que retirar a De Miguel de sus listas y hacer como si no le conocieran de nada, en un barato ejercicio de hipocresía que, en eso no son originales, se da en todas las formaciones políticas cuando han pillado a uno de los suyos sin posibilidad de huida. Pese a ello el PNV siguió recurriendo y, en medio del silencio mediático decretado por el poder, nadie supo nada más de ese asunto, hasta que hace unas semanas saltó la noticia de que el ex alto cargo peneuvista no se dedicaba precisamente a dar vueltas en bici por Bilbao como repartidor de Globo, no, sino que estaba sueldo de fundaciones en las que el partido tiene un poder de decisión casi absoluto y que, incluso, había ejercido labores de representación institucional del Gobierno Vasco ante otros entes autonómicos. Vamos, que los suyos no le habían abandonado, ni mucho menos, seguramente gracias al buen “recuerdo” que dejaron sus “donaciones” a la caja común, y le habían buscado un lugar cómodo, de esos en los que no falta calefacción ni aire acondicionado sea cual sea la evolución del frente ucraniano, y remunerado con un sueldazo público, pagado por los impuestos de todos los vasquitos y vasquitas. Cierto es que, gracias a la cuasi independencia fiscal que rige en el País Vasco ese sueldo al corrupto supone un robo sólo a los contribuyentes locales, pero dado que el PNV saca tajada en cada acuerdo que llega con el gobierno nacional, ese que perdona a los malversadores de otro partido, a buen seguro algo del sueldo de De Miguel también está financiado con impuestos del resto de los españoles. El pobre corrupto tiene sus necesidades, y son amplias, deben entenderse, ¿verdad?.

Escándalo local al saberse que De Miguel no es un fijo discontinuo, sino un sinvergüenza continuado y subvencionado, y el PSOE, que gobierna en coalición con el PNV en el gobierno vasco, critica, con la boca más pequeña posible, a sus socios de gobierno para que De Miguel deje ese puesto. Y el gobierno vasco lo despide, haciéndose el ignorante de lo que pasaba, pero seguro que con indemnización de indefinido de primera, y con la garantía de que no se irá a ocupar una plaza de barrendero. Y todo ello sin que ningún medio nacional, ningún periodista mediático que persigue a los corruptos, sin que ningún “objetivo” ni otro emblema diga una sola palabra. Por la cuenta que les trae. Sólo El Correo habla de ello. Y sólo algunos pringados lo seguimos. Y sí, en esta historia también ganarán los malos. Y el OPNV, que nunca pierde.

jueves, enero 12, 2023

Cuando la tecnología falla

Ayer, durante varias horas, se vivió un caos aéreo en EEUU como no se recordaba desde el 11S. Un fallo informático en el sistema nacional de seguimiento aéreo impedía comunicar a los vuelos nacionales mensajes de seguridad o advertencia, tanto ante problemas meteorológicos en ruta como otras advertencias. Viendo que la cosa no se arreglaba, las autoridades ordenaron el aterrizaje de todos los vuelos nacionales que estaban en curso en ese momento e impidieron los despegues. El fallo se pudo arreglar tras varias horas de intentos y tras ello, se reanudaron las operaciones. Se imaginarán que el caos y los enormes retrasos acumulados van a tardar días en absorberse.

No están claras las causas de qué es lo que ha fallado, y lo primero que han hecho las autoridades federales es advertir de que no estamos ante un ciberataque o similar, sino a un error propio, de origen desconocido, que debe ser investigado. La idea de desmentir la posibilidad de que estemos ante un ataque informático ha sido en lo que más énfasis han puesto los que han respondido ante los medios, seguramente por la sensación de que pudiéramos estar ante una respuesta de háckers rusos en el contexto de la guerra de Ucrania, y es más alarmante ser atacado que fallar por causa propia. No se lo que habrá detrás de lo sucedido, pero no es, a mi modo de ver, lo más significativo. Lo relevante del hecho es constatar, nuevamente, que vivimos en un mundo en el que la tecnología de lo virtual se ha hecho por completo con el control de todo, y es la que permite que la tecnología real y el mundo real asociado funcionen. No estábamos ayer ante un problema meteorológico, como sucedió en navidades en gran parte de EEUU, que obliga a dejar en tierra muchos aviones porque todo está nevado, o a un fallo material en un elemento o pieza, como pasó con los 737 MAX de Boeing, sino ante un problema de un software de los sistemas de control de la autoridad aérea. Como en todo sistema que se precie, la estabilidad y vulnerabilidad del mismo depende de cada uno de sus componentes y de las interacciones que se den entre ellos, y está cada vez más claro que el software y, en general, todo lo relacionado con la informática, es ya la base de nuestra vida diaria, lo que la hace posible y nos permite realizar cada una de las tareas que consideramos normales. El proceso de digitalización exponencial al que está sometido la sociedad convierte, a cada día que pasa, procesos que antes eran meramente analógicos en extensiones de lo digital. A veces de manera absurda y sin que suponga avances reales, como las infinitas funciones de seguimiento del cuerpo que ofrece un reloj inteligente, que si dejan de proporcionarnos no pasa nada, pero en la mayoría de los casos estamos ante cosas mucho más serias. La disrupción de la sociedad que pueden suponer averías o ataques intencionados contra infraestructuras críticas es algo que ha pasado de ser tema de estudio por parte de los expertos en seguridad física al pleno dominio de los informáticos. No es necesario poner una bomba que inutilice una gran cañería para causar un problema de abastecimiento de agua en una ciudad. Si inserto un código malicioso en el software que controla los sensores y bombas de la red y me hago con su control puedo, literalmente, cortar el grifo de toda una urbe sin una sola explosión ni reventón. Y así miles y miles de ejemplos en los que la vulnerabilidad más crítica se sitúa no tanto en el mundo de los repuestos y la operación física como en el control del software que determina cómo se comportan esas infraestructuras.

¿Es malo que dependamos tanto de lo digital? No, ni mucho menos. Es la evolución natural de una tecnología que ofrece enormes posibilidades, pero que, como todo, no está exento de riesgos y problemas. La capacidad de gestionar y optimizar la red de agua que antes comentábamos sólo es posible mediante de la digitalización de sus sistemas, lo que permite ahorros en el consumo de recursos y aumentar la vida útil de los componentes que trabajan físicamente para dar servicio día a día, pero a cambio introduce una nueva vía de fragilidad que antes no estaba. Las inversiones en ciberseguridad son algo que no deja de crecer en nuestro mundo y están en primera línea de un frente, casi de batalla, que no cesa. Le guste o no, nuestra existencia depende de los ordenadores.

miércoles, enero 11, 2023

Asesinatos machistas abaratados

Ya son más de cien los condenados por violencia machista que se han beneficiado por las rebajas de penas de la nefasta ley del “sólo sí es sí”, llegándose en algún caso a la excarcelación del delincuente porque entre lo cumplido y lo rebajado se cubría lo necesario para acceder a esa ventaja. Es un saldo desastroso y ya no se puede corregir, porque aunque la ley se reformara, los beneficiados que lo han sido no dejarán de disfrutar de esa ganancia, al ser posible la retroactividad a favor del condenado pero no en contra. El único culpable de este desastre es el inepto gobierno que tenemos, repartido el dogmatismo inútil de la ministra de igualdad y la renuncia necia del presidente, su jefe.

En paralelo, diciembre ha sido un mes de crueldad extrema en lo que hace al recuento de víctimas. En torno a diez mujeres han sido asesinadas en ese mes, siendo, con diferencia, el más mortífero del año pasado. Los casos se sucedían a partir de un momento dado y se enlazaban uno con otro en una secuencia macabra en la que cambiaba el escenario local, el aspecto del edificio que se situaba tras el reportero que narraba la noticia, pero que mantenía en todo momento la crueldad extrema de un asesinato. Es normal, entiéndase la expresión, que este tipo de crímenes crezcan en los momentos en los que la convivencia se intensifica, y la Navidad es una de esas épocas en las que más estamos con la familia y en la que, también, más discusiones se propician, pero las cifras del mes pasado son horrendas. En este caso la culpabilidad de lo sucedido también es única y sencilla. El asesino lo es. Pero es verdad que en no pocos casos los protocolos establecidos para tratar de mejorar la protección de las mujeres no han funcionado bien. En cerca de la mitad de los casos no existían denuncias, por lo que las autoridades y todos los posibles capacitados en actuar para detener el crimen estaban ciegos. En los casos con denuncia había órdenes de alejamiento y no, y la casuística era variada, pero en general la sensación es que algo ha fallado, o se pudo hacer más. Se han organizado varias reuniones en las que el Ministerio de Interior ha actuado como eje de coordinación, para ver cómo mejorar las cosas, pero lo cierto es que no es sencillo. El crimen machista no se acaba con concienciación, porque no estamos ante una banda organizada que capta adeptos para sus crueles fines, sino ante algo mucho más complicado e íntimo. Es necesario desburocratizar los procesos de denuncia, ponérselo más fácil a las mujeres para que, al acudir a un centro de seguridad sepan que no van a entrar en un caos de procedimientos, formularios y demás. Los medios telemáticos de control de acosadores han mostrado su eficacia y quizás haya que explorar su extensión hasta donde la ley lo permita, pero algunas medidas sugeridas, como el informar a las mujeres de los antecedentes de sus parejas chocan con principios legislativos profundos y, seguramente, serían derrumbadas por cualquier tribunal de alta instancia. En este tipo de crímenes, crueldad añadida, es la víctima la que tiene que dar la voz de alarma lo antes posible para que la maquinaria de seguridad se ponga en marcha. Muchas veces el asesino lo intenta, o va aumentando la graduación de su acoso. Hay que detenerlo nada más empezar, impedir que ese proceso ocurra, y la denuncia debe ser interpuesta por la víctima al primer maltrato, al primer abuso, para minimizar la probabilidad de que esa conducta se reitere y agrave. El entorno personal de la víctima, sus familiares y amigos, pueden jugar aquí un papel determinante, porque pueden ver lo que la víctima ve pero acudir a pedir una ayuda que, en demasiadas ocasiones, la víctima no solicita, por miedo, por temor, por creencia en que las cosas no irán a más, por dependencia económica, por mil causas posibles.

Pero, ay, debemos ser conscientes de que, por muy bien que lo hagamos todos, será casi imposible evitar algunos casos, porque esta horrible violencia, aunque tenga sesgos de renta y de otro tipo, se da en todos los estratos sociales, en la ciudad y en los pueblos, en los pisos acomodados o en las barriadas humildes. Estudiar los casos de asesinatos machistas es deprimente, porque no aparecen patrones claros, sólo una violencia ciega y cruel amparada en un maldito amor que no existe, por mucho que se proclame. Hagamos todo lo posible para que los asesinatos machistas se acaben, aunque sepamos que sea imposible lograr la exterminación de este crimen. Y sí, también, reformulemos la maldita ley esa para que no haya más indeseables condenados que se beneficien. Que se pudran en la cárcel el máximo tiempo posible.

martes, enero 10, 2023

Ridículo republicano en EEUU

El sembrar las semillas del populismo en la política tiene efectos muy llamativos, como el que vimos el domingo en Brasilia, o su antecesor, el asalto de Washington de 2021, pero también trae otros, más sibilinos, quizás igualmente letales. En nuestro país el gobierno se sostiene en una formación de extrema izquierda populista que no deja de cometer errores de bulto, hacer declaraciones sonrojantes y comportarse, en el mejor de los casos, como una cutre asamblea universitaria. En la derecha, el PP está asediado por unos sujetos que se organizan en torno a algo llamado Vox que no dejan de decir disparates, hacer poses de tipos duros y ser unos absolutos incapaces para todo lo que sea gestión. El populismo socaba los consensos

Por eso, el espectáculo lamentable que se ha visto estos días en Washington en torno a la elección del “spaekaer” o presidente de la Cámara de Representantes, el Congreso de allí, ha vuelto a poner sobre la mesa el letal efecto que ese populismo sin frenos tiene y cómo el extremismo conocido siempre podrá ser superado por un extremismo aún más disparatado por venir, que acusará a todos los demás de no ser lo suficientemente puros. Los republicanos ganaron las elecciones legislativas de medio mandato de noviembre, con menos margen del previsto, lo que hizo que no recuperasen el Senado, pero sí la citada Cámara de Representantes, aunque por un margen bastante más estrecho de lo que se esperaba. Muchos candidatos a representante fueron decididos por Trump, entre lo más granado de sus desquiciados fans, y varios fracasaron en la elección, pero otros no. Como resultado, la mayoría republicana de la cámara tiene un subgrupo de unos veinte congresistas que son la creme de la creme del trumpismo, que se proclaman poseedores de la verdad y que no aceptan que el resto, tampoco sus presuntos compañeros de partido, les digan lo que tienen que hacer. A la hora de escoger el presidente de la cámara, que allí tiene más capacidad y poder que aquí, el candidato republicano era McCarthy, trumpista de la vieja escuela, por así decirlo, y se presentó ufano a la votación, pero su sorpresa fue enorme al ver que salía derrotado porque el grupo de los puros voto a un candidato propio. La escasa mayoría republicana se perdió y ninguno de los candidatos presentados alcanzó los votos requeridos. Fracaso. Bronca. Sorpresa. McCarthy, asombrado, escuchaba a los de su propia bancada, a esos inmaculados, acusarle de ser un blando, un vendido, de no estar con Trump hasta el fondo como ellos, de ser un cobarde (¿les suena?). Creyendo que todo era una pesadilla, se volvió a solicitar una votación, y el resultado fue idéntico. Tras varias votaciones en ese día, el 2, McCarthy no resultó elegido en ninguna de ellas. El desastre era ya monumental. Así han transcurrido los primeros días legislativos en EEUU. El ala mayoritaria republicana, que controla el 90% de los escaños de la formación, ha estado plenamente sometida al chantaje que han planteado los limpios entre los sucios y han ido haciéndoles concesiones de todo tipo hasta lograr que el día 5, tras quince votaciones, McCarthy fuera finalmente escogido, gracias a la abstención de algunos de los seres iluminados, previa conversación de cada uno de ellos con el patriarca Donald. Las concesiones que se han alcanzado le han permitido al candidato acceder al cargo, pero con menos poder, porque ahora puede ser recusado en cada momento si alguno de los congresistas así lo considera y someterse a una moción de confianza de la cámara, por lo que el grupo de veinte mantiene, en la práctica, un derecho de veto sobre la figura del presidente de la cámara. Cada normativa que los republicanos presenten, o cuenta con apoyo demócrata, muy difícil, o es respaldada por los que viven en el Valhalla de la verdad, por lo que la posibilidad de parálisis de la cámara es casi más una realidad que un temor.

En la práctica, el partido republicano se ha escindido en la cámara en dos formaciones, una conservadora clásica con aires trumpistas y otra radical, sometida no ya a los designios de Donald, sino a la visión inmaculada de la arcadia soñada, al paraíso al que aspiran los elegidos. El disparate es absoluto. Con un Congreso que puede caer en el bloqueo no es ya que estos dos años próximos sean una pesadilla para la administración del demócrata Biden, que también, sino que podemos estar ante un empantanamiento total del legislativo norteamericano, lo que puede afectar a su gestión presupuestaria, el mercado mundial de bonos, el apoyo a Ucrania y muchas cosas más. Y todo por el maldito populismo y sus voces extremistas.

lunes, enero 09, 2023

Asalto al Congreso en Brasil

El día de reyes recordábamos el segundo aniversario del asalto que tuvo lugar en Washington al Capitolio de EEU por parte de una turba de exaltados trumpistas, arengados desde la distancia por su líder, que aún se sentaba en la Casa Blanca. Escenas que mezclaban lo cómico con lo trágico, que suponían el primer intento serio de golpe de estado en la historia norteamericana y que se saldaron con varios muertos entre el personal de seguridad del complejo legislativo, daños materiales abundantes y la sensación de que la fragilidad de lo que consideramos seguro es mucho mayor de lo que sospechábamos. Aún hoy el proceso federal contra los líderes de aquella marabunta sigue y han caído ya algunas de las muchas condenas que acabarán dictándose.

Por ello resulta triste comprobar que, tras ese grave ejemplo, la masa populista no aprende y reitera sus embestidas. De una manera muy similar, hordas de bolsonaristas, enfundados en los colores de la bandera brasileña, realizaron ayer un ejercicio casi idéntico de asalto al poder en Brasilia, la capital administrativa del país. En el diseño moderno de la urbe, fruto de Oscar Neymeyer, la plaza de los tres poderes aglutina las sedes del ejecutivo, legislativo y judicial, y eso permitió a los manifestantes hacerse con los tres de golpe. El dispositivo de seguridad existente, reforzado desde antes de la toma de posesión de Lula de este uno de enero en previsión de que pasase “algo” se reveló completamente insuficiente y, sin que se tenga noticia de fallecidos, los antidisturbios fueron claramente superados por la masa, que asaltó los edificios y se dedicó a vandalizarlos. ¿Con qué objetivo? Chapuceramente, sí, pero con el de dar un golpe y derrocar al poder establecido que se ejerce desde ese lugar. En ese momento Lula no se encontraba en sus oficinas, por lo que su integridad no corrió peligro en ningún momento, pero la experiencia de Washington demostró que el cargo de los legisladores que se encontraban en el lugar asaltado no les sirvió de protección, más bien al contrario. Hay algunas diferencias entre los dos asaltos, más allá de la ausencia de personajes vestidos con cornamentas en uno y no en otro. La principal es el papel pasivo adoptado por el líder de la marabunta en el caso brasileño. Bolsonaro, que está en Florida desde antes de la toma de posesión de Lula, no ha arengado a los suyos a hacer eso, aunque ha creado el caldo de cultivo para que el evento se produzca. Su no presencia en el acto de transmisión del poder es una anormalidad, y un mensaje de no reconocimiento pleno de la legitimidad de su adversario y el nuevo poder que se constituye. En todo caso, las semejanzas entre ambos movimientos son tan obvias que no tiene sentido minimizarlas, y también es enorme la gravedad de los hechos. Fracasados ambos, afortunadamente, son intentos de golpe de estado, de subversión del orden constitucional por la fuerza frente al procedimiento democrático. Son intentos violentos de hacerse con el poder amparándose en “el pueblo” al que el líder de turno no deja de invocar. Son marejadas de fanáticos movidas y alentadas desde las tribunas de quienes actúan como salvadores de la patria que buscan destruir no ya al adversario, que también, sino al propio sistema constitucional que allí, y aquí, garantiza la pluralidad y la legalidad, es decir, el respeto a la ley, la limitación del poder y el procedimiento para ser traspasado. El que estos intentos hayan fracasado, como lo hizo también entre nosotros el golpe del 23 de febrero de 1981 o el golpe independentista catalán de octubre de 2017, limita sus consecuencias, pero no reduce en lo más mínimo su gravedad. Cuando desde el poder se plantea la rebelión frente a la norma se está ante el más grave de los males posibles, porque desde ese poder que se resiste a caer se manejan estructuras y medios que pueden hacer mucho daño a la legalidad vigente y, desde luego, a ciudadanos individuales, que pueden morir en tumultos y algaradas provocadas por los violentos que ese poder alienta. El golpe de estado busca romper la convivencia para imponerse sobre la ley, y siempre debe ser condenado.

El Capitolio, el complejo de Planalto, el Congreso de los Diputados… esos lugares recogen algo que es consustancial a los templos, el acoger un hecho trascendente, un ritual asociado a algo más grande que los individuos que los ocupan. Deben, por ello, ser tratados con el respeto debido por sus ocupantes legales y por todos los demás. El populista ansía convertirlos en papel mojado, en teatro, porque la legitimidad que ahí se recoge como resultado de unas elecciones es suplantado por la voluntad del líder, su camarilla y la masa que, enardecida, se postra a sus pies. Todos los populismos, se vistan con la presunta ideología que quieran, son iguales. Sólo buscan un caudillismo totalitario. El populismo es una de las mayores amenazas de nuestras democracias. Siempre tendremos que estar vigilantes ante él. Siempre.

jueves, enero 05, 2023

El adiós a Benedicto XVI

Hoy, a las nueve de la mañana, comenzará en Roma la ceremonia funeral por Benedicto XVI, fallecido el último día de 2022. A los que elaboran los resúmenes del año no hay cosa que les pueda fastidiar más que justo en ese postrero día suceda algo importante. Y la muerte de un Papa lo es, y más cuando fallece sin estar al cargo del puesto para el que fue elegido por un cónclave. Por su renuncia, la segunda en la historia papal, la primera en siete siglos, es por lo que pasará a la historia Joseph Ratzinger, por un gesto inusual que, en cierto modo, esconde una derrota del hombre ante su misión, o la asunción de no ser capaz de llevar a cabo lo que deseaba. Hay muchos silencios en esta historia.

Todo el mundo ha destacado, y con razón, la enorme altura intelectual de Ratzinger, que fue en sus escritos teológicos hasta donde muy otros pocos pudieron, pero es precisamente esa brillantez intelectual su tara, su reverso, lo que creo que le hizo fracasar en su desempeño papal. Siempre a la sombra de Juan Pablo II, como prefecto para la congregación de la doctrina de la fe Ratzinger se encargó de sujetar el dogma y actuar como el poli malo de la sociedad papal, frente a un Juan Pablo II dotado del carisma y el carácter necesario para encandilar a las masas. El papa polaco era un excelente actor, disfrutaba en el escenario del mundo. Ratzinger no, vivía recluido en sus lecturas y pensamientos. Mientras Juan Pablo II se elevaba a los altares de la fama global, luego lo haría literalmente en el santoral católico, la gobernanza de la iglesia se desmadró por completo, con escándalos crecientes que empezaban a ser imposibles de ocultar. El llegar a la silla de San Pedro Ratzinger tenía unas finanzas quebradas y corruptas, acusaciones de pederastia creciente en todas las diócesis y prelaturas como la de los Legionarios de Cristo envueltas en rumores de corrupción moral que, con el tiempo, se demostraron mucho más graves de lo que incluso se pensaba. El nuevo Papa tenía que meter en vereda muchos asuntos en casa, en una casa descuidada, y era mayor, y era inteligente, pero no tenía el don de gentes ni la fuerza personal para hacer lo debido. A medida que avanzaba el papado la sensación que me daba Ratzinger era la de un hombre aprisionado en una estructura que le devoraba. Su salud era débil, y sin tener achaques graves, daba una imagen de poca fortaleza. Sus viajes al extranjero trataban de emular el contacto con las masas y la elocuencia de la que hacía gala Wojtyla, pero era evidente que se le veía incómodo representando un papel, el de estrella mediática, que ni entendía ni era capaz de usurpar. Fue el primer Papa que se tomó en serio el tema de los abusos en la iglesia y empezó a imponer medidas disciplinarias, pero, como sucede en esa institución, y en todas aquellas en las que esos repugnantes fenómenos se dan, la protección con la que cuentan los abusadores en el interior por parte de los que los encubren es bastante mayor de lo que pudiera parecer. Trató de reorganizar las finanzas vaticanas, pero no pudo evitar que el caso Vatileaks le estallase en las manos y todos viéramos los dispendios que se daban entre la curia cardenalicia. Apartó de su prelatura a Marcial Maciel, el jefe de los legionarios, y tras ello se vio como el mejicano realmente se había montado un harén tras una fachada de fariseísmo extremo. Eran incontables los problemas que le surgían a un Ratzinger que trataba de arreglar lo que durante décadas se había ido destruyendo, o consolidando en su podredumbre, pero la sensación que daba era de estar sobrepasado, superado. Y en cierto modo aterrado por lo que iba viendo. En cierto modo Ratzinger fue una especie de Gorbachov, un creyente de un sistema que trató de eliminar lo que en él estaba deshecho pero que fue arrasado por las fallas de lo que se había llegado a convertir la idea a la que su vida dedicó. Su renuncia, que a todos sorprendió, fue la admisión de su incapacidad de hacer frente al desastre que tenía ante sí.

Aunque esa sensación de derrota es inevitable, y marca su figura, la renuncia lo eleva. No quiso seguir siendo cómplice de lo que veía y no soportaba, y estando en lo más alto del poder, renunció, lo dejó. El valor que demostró al hacer eso es inmenso, impropio de una figura fría y racional como la suya. Desde que se retiró ha vivido en un monasterio en el Vaticano, encerrado, entre sus paredes y sus pensamientos. Se ha ido apagando sin ejercer tutela ni tratar de influir en el devenir de la iglesia. Ha estado en silencio, preparándose para la llegada de su último día, el último de 2022. Creo que su figura irá ganando muchos enteros con el tiempo, pese a ser una figura difícil de comprender por el gran público. En cierto modo, este tiempo no era el suyo.

miércoles, enero 04, 2023

Desastre Covid en China

Algunas preguntas y respuestas rápidas sobre el tema. ¿Es grave lo que está pasando en China? Sí, para ellos. ¿Lo puede ser para nosotros? Casi seguro que no. ¿Va a tener consecuencias sanitarias globales? Casi seguro que no. ¿Va a matar a millones de chinos? Muy probablemente sí, a varios. ¿Va a tener consecuencias económicas? Sí, pero es bastante más difícil precisar cuándo y en qué sentido. ¿China podría haberse ahorrado este desastre? Sí. ¿Las dictaduras gestionan mejor que las democracias? Otra vez se demuestra que no.

Lo de que probablemente vayan a morir varios millones de chinos es lo más grave y cruel de todo lo que ahora mismo se vive en aquella nación, donde surgió el covid y donde, muy probablemente, termine la pandemia global. Numerosos errores en la gestión de la pandemia por parte del gobierno chino han llevado a la situación actual, todos ellos evitables. Resulta absurdo que, dos años después, el tsunami descontrolado de casos que se vivió en nuestras naciones en 2020 se repita en las megaurbes chinas cuando hemos aprendido todos cómo funciona el virus y, sobre todo, que las vacunas disponibles son de una altísima eficacia para moderar la dolencia causada y gripalizarla. La obsesión del gobierno chino por el covid cero pudo tener un cierto sentido durante ese año 2020 y con la variante original, pero la explosión de ómicron y las vacunas de ARN mensajero demostraron que, por un lado, los contagios masivos eran inevitables y que, por otro, el pinchazo era la vía certera para hundir la mortalidad del virus y relegarlo a un problema muy menor. Antes estas evidencias, globales, el gobierno chino decidió ignorar la realidad, y cerrarse. Quizás porque le convenía, como buena dictadura, mantener el asunto del virus vivo para intensificar sus ya absolutistas controles sobre la población, digitalizados y sofisticados hasta el extremo tras la llegada del covid. Desde luego, por un motivo de orgullo nacionalista, emperrado como ha estado desde un principio en despreciar las vacunas occidentales y centrarse en el suero de tecnología propia, mejor que nada, pero de una eficacia bastante menor que las vacunas que usted y yo nos hemos puesto (la china Sinovac Sinofarm no está reconocida por la agencia europea del medicamento). Y sobre todo, por un error estratégico incomprensible, que es el de no hacer obligatorios los pinchazos entre la población china. La vacuna se recomendaba, pero en ningún caso se alentaba su uso de forma masiva ni se pedía como requisito para acceder a lugares públicos ni nada por el estilo. Cuando el covid empezaba a ser historia en occidente, tras la ola de ómciron y la alta vacunación, la población china seguía envuelta en el mundo de las PCR y los test, y los pinchazos eran testimoniales. Se jugaba a la carta de que la vacuna no es necesaria si las restricciones de confinamiento son estrictas cuando hay brotes, pero eso es inviable con la capacidad de expansión de ómicron. Por ello la población china se enfrenta ahora a esa variante con un nivel de vacunación bajo, de una vacuna menos efectiva que la nuestra, y con casi nula inmunidad natural dado que no ha habido contagios en la población en olas pasadas, que por los encierros allí no se dieron. Sumen a eso una población que ha envejecido en estos últimos años y un sistema sanitario bastante más débil que el occidental y tendrán un cóctel perfecto para que las muertes se disparen.

Es cuestión de semanas de que el conjunto de la población del país se contagie, al menos la urbana, sufra el impacto de unas variantes que aquí ya están más que domesticadas y sus efectos se midan en incineraciones tumultuosas. Cuando llegue el año nuevo chino, el lunar, a finales de este enero, y se den las migraciones de la ciudad a los pueblos, la ola impactará en el mundo rural, aún menos vacunado, causando allí los daños que sean, y tras ello es bastante probable que, para inicios de marzo, dos años después, y con un balance de muertos oficial ridículamente bajo, el covid empiece a ser totalmente historia en nuestro mundo. Y la dictadura china habrá fracasado en su gestión. Poco le importará si Xi y los suyos siguen en el poder.

martes, enero 03, 2023

Luz de regalo

Desde ayer, 2 de enero, el precio de la luz volvió a superar el centenar de euros por megavatio, colocándose hoy en el entorno de los 140, que no parece mucho frente a los cuatrocientos o más que llegó a alcanzar en algunos tramos de 2022, pero que es un precio carísimo. Por contraste, y durante la semana navideña. Hasta el 1 de enero inclusive, se registraron precios maravillosos que, por poco, superaban la decena de euros. Hubo alguna jornada que ni eso, siendo el coste de la producción eléctrica casi nulo, en algunos tramos horarios incluso negativo, por el exceso de lo que se generaba y no se podía consumir. Menudo regalo

¿Por qué se ha dado esto? Bueno, hay varias explicaciones, y la principal es la meteorológica, por dos vertientes. Una es la bonanza de días que hemos tenido, en España y en toda Europa, con temperaturas mucho más altas de lo habitual, por lo que la demanda de energía para calefacción ha sido muy reducida. El buen tiempo ha sido, en sí mismo, un regalo, que ha llenado calles en todas partes y dejado estampas más propias de la primavera de que de la Navidad. No hemos llegado al extremo australiano donde, dada su posición en el hemisferio sur, celebran estas fechas en la playa empezando su verano, pero casi. El calor de estos días ha venido por la entrada en el continente de borrascas atlánticas, que debieron haberlo hecho antes, llevando ríos de humedad mucho más templada que lo que corresponde a unas temperaturas de finales de año, y en esos ríos el viento soplaba con ganas. Un viento que ha hecho girar los aerogeneradores de todo el continente a lo loco, por lo que su producción se ha disparado, hasta acercarse bastante al potencial de la capacidad instalada. Esta producción eólica entra a coste cero en el sistema, por lo que acaba arrastrando los precios a la baja, que siempre son determinados por el más caro, el gas. Menos demanda de gas para electricidad y menos en estos días para unas calefacciones que incluso podían estar apagadas ha hecho caer el precio del gas en el mercado mayorista y, con ello, el resultado es que la oferta eléctrica de estos días se ha dado a unos precios de derribo. Por el lado de la demanda tampoco ha habido mucha presión. En estas jornadas en España se han dado picos de demanda un 3% – 4% por debajo de las registradas en otros años, seguramente motivadas por la necesidad de ahorro de muchos de los consumidores, pero con las industrias de vacaciones, estos días suelen registrar niveles bajos de consumo. Además, sospecho, empezará a notarse cada vez más el efecto de autoconsumo de todas las placas solares que muchos han instalado en sus casas, porque kilovatio que se produce por la placa para el consumo en ese hogar es kilovatio que no se demanda a la red, por lo que no debe ser producido. Puede que este verano, con insolación en sus máximos, veamos curvas de demanda más bajas de las registradas en años precedentes, aunque es cierto que eso dependerá de lo cálido y agobiante que sea. En estas fechas navideñas se alcanza el mínimo de insolación y, aunque esté despejado, como ha sido el caso, las placas producen menos, simplemente por el hecho de las pocas horas diurnas que hay. A medida que avancen los días el papel de la solar fotovoltaica irá subiendo porque el día crece desde el 22 de diciembre, y eso aportará al sistema producción a coste nulo. Nuevamente, dependeremos del tiempo, porque si enfría y no hace viento, como va a pasar esta semana sin ir más lejos, la producción renovable caerá, la demanda subirá y con ello el precio, y por eso hemos saltado nuevamente de la barrera de los cien euros.

En todo caso, el efecto de la rebaja de los costes eléctricos durante el mes de diciembre supondrá que las tarifas que lleguen referidas a esas fechas tendrán un aguinaldo para todos los consumidores, mayor o menor en función de lo consumido y la selva de tarifas contratadas que existen en el mercado, pero generalizado. Un alivio real en forma de euros que no habrá que pagar. ¿Tendremos ese alivio en la cuesta de enero? Sí lo disfrutamos el veraniego día 1, pero desde ayer 2 el chollo se ha acabado. Toca mantener una política personal de ahorro energético y sentir que, cada vez que el sol y el viento nos rodeen vamos a tener un aguinaldo, a destiempo, pero bien recibido, en forma de ahorro de la factura.