viernes, enero 31, 2014

Ben Bernanke deja la FED


Esta semana hemos asistido a las primeras convulsiones violentas en los mercados emergentes, que se llevaban anunciando desde hace bastante tiempo. Las monedas de Turquía, Argentina, Brasil y otras naciones de ese grupo se han debilitado y sus gobiernos han comenzado a subir tipos. Recalentamientos de sus economías, problemas estructurales, y la retirada de estímulos de la FED están detrás de todos estos movimientos, que perdurarán en el tiempo. Es en este preciso momento cuando, concretamente mañana, 1 de Febrero, Ben Bernanke deja la presidencia de la FED, el Banco Central de EEUU, y es sustituido por Janet Yellen, primera mujer en ese cargo en su siglo de existencia.

Independientemente de cómo sea juzgada su labor, que hay voces para todo, Bernanke pasará a la historia por el mero hecho de haber estado al mando de la FED en medio de la mayor crisis económica desde la depresión de 1929. Hombre afable, de voz suave, profesor universitario con aspecto de serlo, rechoncho, calvo y con una barba que ha blanqueado bastante a lo largo de estos años, su presencia en la FED viene de antaño, y ya Greenspan, antes en los altares, ahora en los infiernos, lo escogió como vicepresidente en los años de la bonanza y cuando parecía que todos los jardines eran floridos rosales. Su llegada en 2008 se produce cuando el mercado hipotecaria norteamericano empieza a dar grandes señales de flaqueza y, aunque hay voces que avisan de que se acerca tormenta, las autoridades, Bernanke entre ellas, tratan de acallarlas con mensajes de calma. Su experiencia como historiados, centrado en los efecto de la crisis del 29, le hacía ser cauto, y sobre todo temer como un nublado que algo así, tan improbable, ocurriera delante de sus narices. La realidad, como sabemos, fue mucho más dura de lo que se nos anunció, y desde su puesto en la FED Bernanke tuvo que desmontar toda la doctrina que Greenspan había llevado a cabo durante sus eternos y exitosos mandatos, basada en la autorregulación de las entidades financieras y la no intervención de la FED en los mercados. Con valor Bernanke se puso al frente de las tropas que luchaban contra la crisis. Escarmentado de la actitud que tuvieron los banqueros centrales en los años treinta, que sólo lograron acrecentar el problema gracias a sus egoísmos y recelos (les recomiendo que lean el magnífico libro “los señores de las finanzas” al respecto) buscó que las intervenciones de la FED, el BCE europeo, el BoJ japonés y los bancos centrales de otras naciones influyentes como Canada y Australia fueran coordinadas, complementarias y coherentes, tratando de mandar un mensaje de firmeza y un aviso a navegantes “Aquí estamos para salvaros” pudiera ser el lema que puso en marcha. Desde entonces la autoridad moral y académica de Bernanke no ha dejado de crecer. Fue el primero en hundir los tipos de interés oficiales para contener la tormenta, y aún los tienen en el 0 – 0,25% y ha sido el más activo a la hora de desarrollar políticas poco ortodoxas, basadas en enormes estímulos monetarios, en eso que se ha dado en llamar el QE, siglas de Quantitative Easing, mediante las que la FED ha estado inyectando del orden de 85.000 millones de dólares al mes al sistema financiero norteamericano para otorgarle la liquidez de que carecía. Son esos estímulos los que, probablemente, actuando como un chute de adrenalina, han conseguido salvar a la economía norteamericana de la depresión, pero evidentemente han generado efectos secundarios no deseados, como las más que probables burbujas que se viven en los mercados de activos, y la entrada de muchos de esos capitales en mercados emergentes de manera brusca. Originando revaluaciones pasadas que ahora comienzan a revertir.

Precisamente la gestión de esos estímulos, o más bien el proceso de retirada de los mismos, es la mayor de las papeletas con las que se encuentra ahora mismo Yellen, su sucesora. Cómo hacer que la economía vuelva a la senda de la normalidad sin ese apoyo inmenso, sin esas muletas, sin ese chute que la FED le proporciona, y lograrlo sin grandes convulsiones, es un reto inmenso, que no está nada claro que pueda llevarse a cabo sin generar daños de diverso tipo. Bernanke verá todo esto desde la barrera universitaria, y en función de cómo se desarrollen los acontecimientos será juzgado. En mi modesta opinión, creo que ha hecho lo que ha debido y podido frente a una crisis que ha desbordado a todos, y ha mostrado el valor que les ha faltado a muchos.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo Lunes y Martes festivos. Hasta el Miércoles 5 si no pasa nada raro. Abríguense y sean felices.

jueves, enero 30, 2014

El fin de Pedro Jota en El Mundo


Era un secreto a voces desde hace unos días, intermitente a lo largo de estos años, pero que hasta ayer nunca se había hecho realidad. La noche de este Miércoles se convirtió en un hervidero en twitter a medida que se confirmaba la marcha de Pedro Jota de la dirección de El Mundo, presionado por motivos económicos y políticos, logrando el curioso efecto de que fuera noticia de las gordas no lo que un periódico publicase sino el papel de su director. Y es que era tanta la unión que existía entre Pedro Jota y El Mundo, desde que él mismo lo fundara en los ochenta, que su marcha supone quizás el cambio más profundo que ha sufrido el rotativo desde el primer día que salió a la venta.

No es para mi Pedro Jota el periodista de referencia, ni mucho menos. Personaje poliédrico, complejo y de aristas oscuras, presenta un bagaje personal y profesional indudable, enorme en lo que hace al periodismo, pero trufado de escándalos y relaciones con el poder de toda índole, que han acabado por derrumbarle, al menos de momento. Todavía media España le recuerda por aquel famoso video pornográfico en el que, en compañía de una nigeriana, fue pillado haciendo prácticas muy íntimas y curiosas en un apartamento de una calle, que cosas, muy cercana al lugar en el que trabajo. Uno de los adalides de la derecha clásica española haciendo “cositas” a espaldas de su mediático matrimonio, parecía aquello el guion de alguna película política de Hollywood, y en parte marcó su trayectoria. Con el tiempo ese episodio se ha ido diluyendo y la imagen de Pedro Jota se ha asociado con los escándalos que, desde su periódico, se han ido destapando, y los cadáveres políticos que ha cosechado. Ha sido en este ejercicio de cosecha cuando Pedro Jota ha desplegado todas sus artes, tanto las del periodista de raza, que escribe con pluma recta renglones muy afilados, como la del cortesano que corteja al poder, establecido o no, para que le sirva a sus intereses. Se alió con Garzón cuando éste estaba resentido con Felipe González para, entre los dos, atacar con saña al terminal gobierno del PSOE a mediados de los noventa. Tuvo en el GAL el primero de sus casos estrella, y no lo soltó hasta que logró su objetivo. Luego se enemistaría con Garzón porque ya no le era útil, y le acusaba de todo mientras el juez iba de banquillo en banquillo acusado de graves delitos. Los años de Aznar en la Moncloa fueron tranquilos, sobre todo porque Pedro Jota tenía acceso directo a aquellos jardines de poder y pastaba en ellos sin problemas. La caída del PP en el 11M supuso para El Mundo un vuelco inesperado y la apertura de lo que creyeron un filón, la historia de las mochilas bomba y el Titadine, que durante meses, años, siguió en portada suscitando cada vez menos interés. Ahí el instinto del cazador le falló a nuestro protagonista. Enemistado profundamente con ZP, alabó a Rajoy sin límite hasta que el registrador accedió a la Moncloa, y entonces El Mundo viró, cuando vió, como otros medios que habían apoyado con fuerza la campaña del PP, que los esfuerzos no eran recompensados. El trato de favor que Moncloa ofrece a LA Razón y ABC encabritó notablemente a Pedro Jota, que ya había visto coartada su independencia económica al tener que consentir la entrada del grupo italiano Rizzoli en el capital del periódico, al llevar ya varios ejercicios registrando pérdidas, y decidió ir contra Rajoy para conseguir audiencia y vengarse de los favores, a su juicio, debidos. Bárcenas acudió en auxilio de Pedro Jota y, aunque El País comenzó la historia, fueron las portadas de los SMS de Rajoy al preso de Soto del Real los que supusieron el episodio más cruento de esa guerra.

Ahora, según algunos, Pedro Jota cae porque desde Moncloa se ha presionado para que se vaya, hartos desde el poder de sus intromisiones contra ellos. No se si eso será así o no, aunque sería horrible que fuera verdad. Lo cierto es que la cabecera pierde dinero a chorros y las cifras no cuadran, y en todo caso no interesa que, como se vió en la fiesta que organizó el periódico hace unos meses, el gobierno decidiera boicotearla, colgando el cartel de apestados a Pedro Jota y su equipo. Se rumorea que se va con una indemnización de 20 millones de euros y el compromiso de no crear medio de comunicación alguno en dos años. Le sustituye su adjunto, Casimiro García Abadillo, y está por ver qué línea adoptará el periódico a partir de ahora. Pero seguro que Pedro Jota no estará mucho tiempo quieto y callado. Seguro que no.

miércoles, enero 29, 2014

Obama ante su sexto año de mandato


Esta noche, hora española, Obama ha pronunciado su sexto Discurso del Estado de la Unión, SOTU en su acrónimo anglosajón, que no se parece en nada a lo que aquí llamamos el debate sobre el Estado de la Nación. En el SOTU el presidente norteamericano no es replicado por nadie, habla ante las dos cámaras juntas, Senado y Cámara de Representantes, y expone lo que van a ser las líneas maestras de su política para el año en curso. El balance del pasado no es lo fundamental, sino las ideas para el futuro. Supone el inicio oficial del curso político en EEUU y es uno de los actos más importantes del año para el Presidente.

2013 fue un año malo, muy malo, para Obama. Tras su reelección en Noviembre de 2012, libre de la presión electoral para siempre, se esperaba un Obama más activo, que se dedicase a la política de verdad, que ejerciera el liderazgo que de el se espera, demanda y, muchos, necesitan. Sin embargo nada de eso ha sucedido. Empantanado en unas cámaras donde no posee mayoría y la obstrucción ha sido su forma de actuación más recurrente, Obama se ha ido menguando a lo largo del año, tocando fondo en mi opinión ene l surrealista episodio de las armas químicas de Asad, donde transformó un ultimátum de una superpotencia en una declaración vacía, donde mostró que su poder es mucho menor del que se cree y donde, para solucionar el entuerto, regalo a Putin una vitoria diplomática de enorme relevancia. En el plano interior dos son los asuntos que han enturbiado notablemente su imagen., Por el lado económico las cifras macro de EEUU son, vistas desde esta orilla del Atlántico, envidiables, con crecimientos de PIB, empleo, precios y ventas de viviendas y carrera alcista en los mercados de activos. Sin embargo es evidente que la economía norteamericana de hoy es muy diferente a la que se vivía en los años previos al derrumbe. El paro de larga duración ha aumentado como pocas veces se ha visto a lo largo de su historia, la brecha de desigualdad entre los más ricos y los menos se agranda a pasos agigantados y en “main streeet” la calle común ha calado la percepción de que la recuperación es sobre todo para “Wall Street” el mundo de las finanzas y las corporaciones, mientras que la clase media americana se encuentra mucho más débil y acosada. El otro frente interno de difícil gestión ha sido el reguero de revelaciones que el exanalista Snowden ha ido desvelando sobre el funcionamiento y alcance de los servicios de seguridad y espionaje de la NSA, lo que ha dado lugar a numerosos chistes textuales y gráficos en los que Obama aparece como el Gran hermano orwelliano que todo lo sabe, que inducen inicialmente a la risa pero que, al poco, dan paso a una lógica preocupación. Constatar lo que es un secreto a voces, que los países espían, y que el más poderoso y rico es el que espía más ha sido muy traumático para mucha gente, que ha sentido como su intimidad era violada entre otras cosas, mediante el uso de dispositivos como smartphones o cualquier artefacto conectado a internet, que ha pasado a ser visto no sólo como la panacea de un mundo digital de infinitas posibilidades, sino también como el retorcido tentáculo de un gobierno omnipotente que todo lo controla y sabe, y que no está nada claro para que fines va a utilizar el inmenso poder que le otorga toda esa información. Unido a todo esto se ha producido el cierre federal de la administración por luchas políticas intestinas, la web de la reforma sanitaria, el Obamacare, ha sido un desastre y, en general, no ha habido muchas alegrías en la Casa Blanca y sus aledaños.

Con este panorama Obama lo tiene muy fácil para que 2014 le resulte algo mejor. Se enfrenta al reto, de la mano de Yellen, sustituta de Bernanke, desmontar los estímulos de la FED y devolver a la normalidad a la economía financiera sin que eso suponga que la economía real entre nuevamente en recesión (está por ver si eso es posible). Las relaciones con China y la tensión que ha surgido en las aguas del pacífico oriental entre todos los vecinos asiáticos, junto a la relación con Rusia y la distensión con Irán parecen los principales retos exteriores. En casa la reforma migratoria, el desarrollo de Obamacare y la gestión de los cada vez más productivos yacimientos petrolíferos del norte del país pueden ser los temas más candentes para este año. Y recordemos que en Noviembre están las elecciones de mitad de mandato para renovar parte de las cámaras. Obama empieza a tener un pie de pato cojo. Debe espabilarse en 2014.

martes, enero 28, 2014

Un día horrible para el PP


Seguro que cuando se levantaron ayer por la mañana los dirigentes del PP ni en el recuerdo de sus peores pesadillas podrían pensar que el día que amanecía sería nefasto para su formación. Un frío ventoso lunes de finales de Enero, sin grandes hechos en la agenda, que se torció por completo y en el que todo salió mal para el partido, tanto a nivel local, concretamente en Madrid, como en lo que hace a los cuadros dirigentes, donde la marcha de Vidal Cuadras y el “paso atrás” de Mayor Oreja evidenciaron que la disensión existe en el seno del partido debido a las políticas que está llevando, no sólo en el ámbito terrorista, pero también en él, desde luego.

Quizás lo de la Comunidad de Madrid, aunque acapare titulares, sea lo menos importante visto desde el conjunto de España, pero tiene su aquel, no porque sea el último de los proyectos fracasados de un gobierno regional que, es evidente, camina grogui, sin rumbo y a la espera de unas elecciones que lo finiquiten, sino porque vuelve a demostrar que el PP no sabe vender ideas, ideas que en el fondo no son malas, pero que la desastrosa gestión ante la opinión pública y su cerrazón las convierte en blancos muy fáciles para ser atacados y derribados desde todos los frentes. La iniciativa del gobierno regional de externalizar la gestión de ciertos hospitales es buena o mala según cómo se desarrolle dicha externalización, así de simple y a la vez complejo. Introducir criterios de eficiencia económica en la gestión de lo público es necesario, normal e indiscutible, y debiera ser una demanda por parte de los ciudadanos, que somos los que financiamos esos servicios públicos mediante los impuestos (recuerden que nada es gratis). Esta idea de fondo pronto se vio enmarañada por los supuestos intereses de empresas asociadas a dirigentes locales del PP para hacerse con el control de las entidades, y la total oposición de todos los estamentos interesados en el proceso. Me parecía cuando menos curioso que el PP hubiera logrado poner de acuerdo tanto a los manifestantes de base, que se apuntan a todas mientras sea contra el PP, como a los médicos y gerentes, señores de sueldos muy elevados y, seguro que en gran número, votantes del partido en la Comunidad. Era necesario que, para realizar un cambio tan profundo en la gestión de entidades tan sensibles para la sociedad las cosas se hicieran bien, de manera transparente, con diálogo entre las partes y con postura conciliadora por parte del gobierno, para que quedase claro que se trataba de un proyecto importante, para venderlo como tal, para concienciar a la sociedad de sus ventajas. En vez de eso se ha optado por la bronca, el ir para adelante teniendo en frente a todo el mundo, lo que era una garantía de que este proyecto jamás llegaría a buen puerto. Por así decirlo, el estilo Wert se asentó en la Comunidad de Madrid, y es capaz de producir normas, pero que nunca se pondrán en vigor porque nadie de las que las debe cumplir lo hará. La marea blanca de protestas ha tenido mucho eco mediático, pero lo que realmente ha prado el proceso ha sido el procedimiento judicial iniciado por abogados que, pertenecientes a esa marea, encontraron los puntos débiles por donde poder atacar al único proyecto que le quedaba a Ignacio González, el presidente de la Comunidad, para tratar de salvar su gestión. Esos inteligentes recursos junto a la proverbial lentitud de la justicia han sido las causas profundas que motivaron la comparecencia ayer de González, tan derrotado que no era ni capaz de asumirlo, y la dimisión de su consejero de Sanidad, Fernandez-Lasquetty, escenificando así una derrota absoluta, una más. El PP en Madrid está, a día de hoy, destrozado.

Quizás lo que le pedía el cuerpo a González, Lasquetty, Oreja, Vidal Cuadras, Rajoy y todo el PP ayer era soltar varias veces y en alto el exabrupto que le pillaron a Luis de Guindos a la entrada de la reunión del ecofin, y que no voy a reproducir aquí porque cada mes le llevo esto impreso a mi madre para que lo lea y me echaría la bronca. Guindos, el más listo de todo el gobierno, se dio cuenta de la metedura de pata y tardó apenas unas horas en disculparse públicamente, dejando lo que hubiera sido un incidente desafortunado en una anécdota sin contenido. Esa actitud es la que necesitaría el PP en todos sus niveles. Su ausencia es la que le está provocando jornadas como las de ayer.

lunes, enero 27, 2014

No nos hagas llorar otra vez, Argentina


Les comentaba hace unos días que el inicio del año, en lo económico, ha sido positivo, pero que no había que bajar la guardia, porque sorpresas internas o externas podían aparecer en cualquier momento y debilitar la frágil recuperación que observamos. Pues bien, ya tenemos aquí el primer envite serio de 2013, en forma de rabioso tango porteño, procedente de un Buenos Aires desde la que casi siempre llegan males brisas económicas. La devaluación descontrolada del peso argentino frente al dólar fue la excusa para que el viernes el Ibex cayera más de un 3% y la prima volviera a dispararse por encima de los 210 puntos básicos.

Aunque en todo esto lo que no debiéramos usar en ningún caso es el término de sorpresa. Las debilidades de la economía argentina son conocidas por todos. Se basa en el monocultivo exportador de materias primas a China y otros países emergentes, tiene un absoluto descontrol de sus finanzas públicas, una moneda muy débil y una inflación descontrolada que nadie es capaz de situar en una cifra concreta, empezando por el incompetente gobierno local. Los analistas hablan de entorno al 30% anual, lo que es un disparate, pero no tanto dada la situación del país. A todos estos factores, que sólo generan inestabilidad y pobreza para el ciudadano argentino, se suman otras causas que viene a ser como patadas en la entrepierna del río de la plata. La progresiva retirada de estímulos de la FED norteamericana va a suponer una marcha de capitales de las economías emergentes, y una debilitación de sus monedas, como vemos que viene sucediendo desde hace semanas con el peso argentino, la lira turca o el real brasileño. Dado que Argentina importa casi todos los bienes de consumo manufacturados y de tecnología, eso implica una aún mayor inflación interna. También le perjudica el que China, su principal socio comercial, empieza a frenar un poco, no se sabe cuánto, pero sí está desacelerando su vertiginoso crecimiento, bien por agotamiento, por cambio de modelo o por recalentamiento de una burbuja que amenaza con reventar (ojo, que este será uno de los temas candentes de este 2014, el futuro de la economía china y sus problemas). Si China compra un poco menos Argentina vende un poco menos, y se reduce su capacidad de hacerse con divisas para sostener la moneda en los mercados. A todos estos golpes económicos se suma una inestabilidad política que no ayuda nada, con un gobierno desnortado dirigida por una presidenta, CFK, recientemente operada, de cuya salud todo son rumores y de cuya cordura apenas se discute, dada la falta de la misma. La seguridad jurídica del país, que nunca ha sido ejemplar, está bajo mínimos, no sólo por el tema de la expropiación de REPSOL, sino por muchos otros casos en los que el gobierno de la Casa Rosada muestra una capacidad de injerencia y arbitrariedad que espanta a cualquier inversor razonable, justo cuando la afluencia de capitales debiera ser uno de los objetivos fundamentales de las autoridades locales. Como ven todos los factores se juntan para que el peso argentino cada vez valga menos, el mercado negro de dólares se dispare, así como su cotización, y el ciudadano de a pie de calle asita a un empobrecimiento acelerado de sus condiciones de vida. Estas últimas semanas, de intenso calor en el verano austral, hemos visto, en medio de los continuos apagones, escenas de pillaje y violencia urbana descontrolada en un Buenos Aires que asiste asustado al desplome de su economía y de la capacidad de los ciudadanos de hacerse con los bienes más básicos. Lo del viernes no fue sino un reflejo en nuestro mercado de ese descontento bonaerense.

¿Y qué va a pasar ahora? No está nada claro. El gobierno de CFK, con objeto de parar la cotización paralela del peso, ha decretado la libertad de adquisición de dólares a partir de hoy, lo que puede tanto hundir del todo la cotización de la moneda local como darle un respiro. Las empresas españolas que tienen intereses en Argentina, muchas y variadas, ven como los beneficios procedentes de ese destino van a ser mucho menores de lo esperado, por lo que otro borrón se asoma a sus cuentas, siendo difícil precisar de qué tamaño. Y los países emergentes asisten, algo asustados, a lo que puede ser su primera crisis seria desde hace más de una década. En fin, agarren con fuerza a su pareja de baile, que, mientras suena el bandoneón, las curvas se agudizan…

viernes, enero 24, 2014

Ucrania se desgarra entre Europa y Rusia


Parece que esta ha sido una noche tranquila en Kiev, plácida si me apuran al compararla con las vividas a lo largo de la semana. Los manifestantes que siguen en la plaza de la independencia han aprovechado las horas de calma para reforzar las barricadas que los protegen del probable asalto que sufrirán por parte de la policía y los grupos extremistas parecen haberse tomado un descanso, quien sabe si para volver a la carga con fuerza o para cambiar de estrategia. La situación es tensa, volátil, y las conversaciones mantenidas entre los opositores y el gobierno de Yanukovich no parecen estar sirviendo para nada.

Ucrania se vuelve a enfrentar a los demonios de su pasado que tanta riqueza y tragedia le han proporcionado a lo largo de su historia. Enorme país sito en Centroeuropa, fronterizo con Polonia y Rusia, posee las dos almas que, ahora en las calles de Kiev, se enfrentan a cara de perro para tratar de inclinar la balanza a su favor. Su idioma es cirílico, gran parte de su cultura es eslava y posee afinidades innegables con Rusia, reforzadas a sangre y fuego tras décadas de dominio soviético, en los que Ucrania era una de las repúblicas que conformaban la URSS, aunque ese título era decorativo, porque ninguna de esas supuestas repúblicas tenia poder alguno en una federación virtual que servía para enmascarar el poder implacable de una Rusia encabezada por Moscú. Granero del continente, las relaciones entre Kiev y las capitales de centro Europa y los países del norte han sido siempre fluidas y constantes, favorecido todo ello por una orografía sencilla que ha posibilitado relaciones comerciales a bajo coste durante siglos, y también pasillos naturales para que los invasores occidentales lo tuvieran más fácil. Desde su independencia como país, tras la caída de la URSS, Ucrania ha tratado de encontrar su sitio, pero de momento no lo ha logrado. Escapando del modelo dictatorial que rige en Bielorrusia, su vecino del norte, la revolución ucraniana de 2004, conocida internacionalmente como revolución naranja, logró evitar que Víktor Yanukóvich, candidato oficialista pro ruso, se hiciera con el poder tras unas elecciones en las que las denuncias de fraude fueron constantes. Los protagonistas de aquellas revueltas, encabezados por el candidato proeuropeo Víktor Yúshchenko y la líder opositora Julia Tymoshenko, lograron hacerse con el poder, pero poco duro el impulso reformista. Grietas entre los opositores, el presunto envenenamiento que sufrió Yúshchenko, que le dejó marcas en la cara de por vida, y la dimisión de Tymoshenko y su marcha del gobierno precipitaron la derrota del movimiento, y la vuelta al poder del pro ruso Yanukóvich, que es quien gobierna ahora mismo el país. Por tanto, se ve que esto de la tensión entre Europa y Rusia sobre Kiev viene de lejos y es, con mucho, el mayor problema que afronta el país. El vecino ruso ofrece gas y otros recursos naturales a bajo precio a cambio de asociarse con un Putin autoritario y crecido, poco amigo de elecciones libres y de todo lo que suene a democracia. La Unión Europea, occidente, ofrece promesas y palabras, poca cosa concreta, pero sobre todo da esperanzas de democracia y libertad, de elecciones libres y respeto a los derechos humanos. Simplificándolo mucho, el puño eslavo y la paloma occidental. Ucrania lleva varios meses negociando con la UE un Acuerdo de Asociación, un tratado para reforzar sus relaciones comerciales y acordar una serie de compromisos en materia de reformas económicas y de libertades públicas, pero el gobierno de Yanukóvich decidió romper estas negociaciones de manera brusca, probablemente porque Moscú tenía celos de ese acuerdo y así se lo ordenó. Y esa fue la chispa que desencadenó las protestas de estos últimos meses.

Estas protestas han entrado en una espiral de violencia y descontrol muy peligrosa. Grupos muy violentos, nacionalismos extremos, venganzas… la aparición de cadáveres de opositores a lo largo de esta semana ha hecho que el conflicto de Ucrania adquiera tintes siniestros muy alarmantes. De hecho está por ver que la oposición proeuropea sea la que, ahora mismo, esté en condiciones de liderar las protestas callejeras, que muy probablemente han escapado a su control, sirviendo de excusa al gobierno de Yanukóvich para imponer una mano dura aún más rígida. Debemos tener puesto un ojo en Kiev. Lo que allí está pasando es muy importante y su futuro, ahora mismo, es oscuro.

jueves, enero 23, 2014

España sigue perdida en Davos


Seguimos viajando por la autopista en la que se ha convertido el mundo con luces cortas. Acostumbrados a no salir de nuestros rediles, no nos damos cuenta de que la globalización, más allá de un bonito término para discutir sobre él en charlas de café, está aquí, en su plenitud, con sus cosas buenas y malas, y que no podemos seguir viviendo de espaldas a un mundo que nos condiciona, promociona, condena y ensalza en función de nuestras actitudes y las percepciones que proporcionamos, además de por las modas y los intereses creados. Debemos cambiar de actitud y ponernos a trabajar de una vez. Cada minuto que perdemos es un error.

Davos, la cumbre que cada año se organiza por estas fechas en la montaña suiza, que es casi tan mágica como la describía Thomas Mann, es el perfecto ejemplo de cómo hacemos las cosas y no debemos. Nos podrá gustar el formato más o menos, o podemos tener una impresión positiva o negativa de lo que allí se hace, dice y decide, pero es donde se debe estar, y donde se debe trabajar y hacer presencia. Año tras año España envía a esta cumbre representaciones que, o bien no saben dónde ponerse o, simplemente, no tienen la mínima talla necesaria para ese encuentro. Fue muy comentado en su momento el error que supuso no la presencia de ZP en la cumbre, sino su inserción en un debate que le juntaba con el entonces presidente griego Georgios Papandreu, situando así a España y a sus problemas, que ya por entonces eran considerables, en la órbita de los griegos. Aquella imagen fue muy negativa para nosotros, y fruto de la incompetencia, la imprudencia o vaya usted a saber qué, supuso un grave error. Pudiera uno pensar que se aprende de los errores, y es cierto, aunque Davos demuestra que hay excepciones. La delegación enviada este año es una muestra de que todo se puede hacer aún peor. De un peso político casi nulo, la particular troika española, con formada por el Ministro de Industria Jose Manuel Soria, el alcalde de Barcelona Javier Trias y la inefable y “descurriculada” Ana Botella es para enmarcarla, y frente a la troika originaria, que mete miedo a los países a los que visita por su dureza y rigidez, esta da miedo por lo que puedan ser capaces de decir (o incluso balbucear). Sin peso, carentes de influencia dentro y fuera del país, la selección es difícilmente empeorable. Sumida la alcaldesa de Madrid en el descrédito internacional tras su actuación en los actos de elección de la sede olímpica del año 2020, el mayor morbo de su intervención está en cómo pronunciará las frases en inglés y si volverá a convertirse en trending topic mundial. Trias, alcalde de Barcelona, es un personaje gris, que ni siquiera en el conjunto de España ha alcanzado gran relevancia, y del que poco se y puedo afirmar, y el Ministro Soria, que tiene entre sus manos todo el carajal eléctrico, tendrá que andarse con cuidado por si en un momento de despiste un grupo de fondos de inversión extranjeros, empantanados en el desmadre de la reforma eléctrica, no deciden correrle a bolazos de nieve o sepultarlo en el fondo de un blanquecino e inaccesible collado. Visto con perspectiva, la delegación española no infunde ni presencia, ni seriedad ni empaque. Sinceramente para acudir con este equipo es casi mejor no ir, y sembrar las dudas sobre nuestra incompetencia antes de despejarlas por mucho tiempo. No es culpa de los asistentes, que son unos mandados, sino de los que los han enviado, que o bien no se toman en serio estas reuniones, gran error, o piensan que son meros trámites en los que lo importante es cumplir el expediente, pasar de largo y si te he visto no me acuerdo. Y esa actitud de, en el fondo, desprecio, es aún peor. Son las luces cortas, pueblerinas, que antes mencionaba.

En un mundo global las relaciones personales son fundamentales, y ya no se van a dar con Bárcenas o cualquier otro cacique local, que en eso somos expertos, sino con presidentes de países, multinacionales y organismos extranjeros, que hablan inglés (o lenguas aún más complejas como el chino) y que no se ponen al teléfono cuando se les llama desde Madrid u otras capitales. Y estos encuentros son ocasiones privilegiadas para contactar con ellos. Si no nos tomamos esto en serio tampoco nos tomarán en serio a nosotros. Este año hemos vuelto a fracasar en esta cumbre. ¿Hasta cuándo seguiremos con esta actitud que sólo nos lleva a la irrelevancia? ¿Nadie se da cuenta de ello?

miércoles, enero 22, 2014

Ginebra II y la gran infamia siria


Empiezan hoy en Suiza dos reuniones muy diferentes, pero que tratan de perfilar el mundo que, bajo sus auspicios, se estudia. Davos, en la montaña, junta a los poderosos en la economía y política de todo el mundo (y sí, también a Ana Botella) y en Ginebra, en la ciudad, se reúnen representantes del gobierno y algunos opositores sirios, auspiciados por los gobiernos de EEUU y Rusia, para tratar de llegar a algún acuerdo que frene, o limite, la masacre que día a día se produce en Siria, tras tres años de guerra. Pocas son las esperanzas puestas en esta cumbre y muchos los actores que no asisten a ella.

Dicho en pocas palabras, Siria es ahora mismo uno de los lugares más infames y nauseabundos del mundo. La guerra es total, de todos contra todos, no se respeta a nada ni a nadie, las atrocidades se suceden, en forma de matanzas, torturas y destrozos, y la orgía de sangre y sufrimiento que se inició hace ya tres años continúa en medio del silencio y olvido de una comunidad internacional que, siempre lo repito, es el más cobarde e inexistente de los actores en este y otros conflictos similares. A nadie le importa lo más mínimo si mueren decenas de personas cada día en Alepo, Homs, Damasco o cualquier otra ciudad siria, nos trae sin cuidado. Y en medio de estas sombras, la muerte no cesa. Actualmente hay, por resumirlo de alguna manera, y cometiendo enormes errores, tres grupos enfrentados. Por un lado está el régimen de Al Asad, el tirano, una especie de Geoffrey Baratheon crecidito (los que conozcan la serie de Juego de Tronos captarán muy rápido lo repulsivo que puede resultar el personaje) que controla el ejército regular y cuenta con el apoyo de las milicias libanesas de Hezbola, y el soporte internacional de Irán y Rusia. Frente a él son dos los enemigos que desean su caída. Por una parte están un conjunto de grupos opositores, más bien desorganizados, que funcionan de manera irregular, que poseen fortaleza en determinadas zonas del país y casi no existen en otras. Son, por así llamarlos, los rebeldes, en origen opositores civiles sirios al régimen de Asad. Poseen el control de algunas ciudades del país pero no logran vencer al ejército sirio Cuentan con el apoyo disimulado de EEUU y Turquía, y con el respaldo expreso de Qatar y el resto de monarquías del golfo pérsico. Y el tercer actor son los grupos islamistas radicales vinculados a Al Queda, milicias que en principio eran poco numerosas pero que, poco a poco, han ido cogiendo enorme fuerza y se han decidido a emprender la guerra por su cuenta, tanto contra Asad como contra los rebeldes. Aspiran a unirse al denominado Estado Islámico de Irak y Levante, entidad fantasmagórica que han creado los grupos yijadistas que operan, cada vez con más fuerza, en Irak, y que controlan ahora mismo parte del territorio central de aquel país, con Faluya como principal enclave estratégico. Así, Asad se enfrenta a ambos grupos, que se enfrentan también entre sí. Tremendo. En medio de todo este desastre está la población siria, millones de personas que han debido optar entre la muerte o la huida hacia la nada, convirtiéndose muchas de ellas en refugiados que atestan inmensos campos de miseria y horror en las zonas limítrofes con las fronteras del país. Es difícil hacer cálculos, pero se estima en varios millones el número de sirios que han escapado del infierno en el que se ha convertido su país. El desarrollo de la guerra es incierto, aunque parece que en estos últimos meses Asad avanza en sus posiciones, dado que el apoyo occidental a los rebeldes se ha difuminado al crecer el riesgo de los grupos islamistas, potenciales beneficiarios del armamento y adiestramiento occidental. De hecho se empieza a oír que Asad podría ser apoyado por terceros países como mal menor frente al avance islamista. En definitiva, un horrendo catálogo de repugnancias y miserias.

En la reunión de Ginebra II no están los islamistas ni parte de los grupos rebeldes, y a Irán se la ha invitado y, posteriormente, retirado la invitación. Es poco probable que se alcance un acuerdo y, de producirse, aún menores son las posibilidades de que sea respetado por parte alguna. En este contexto ayer se hizo público, con el apoyo de Qatar, un catálogo de miles de imágenes que documentan las torturas y crímenes contra la humanidad que practica el régimen de Asad, que recuerdan demasiado a las vistas en la Europa occidental en los años de la II Guerra Mundial, pero que no debieran sorprender a nadie, porque son sólo un testimonio de lo que, día a día, sucede en Siria. En ese país destruido, arrasado por la guerra, y que no nos importa nada.

martes, enero 21, 2014

El Lobo de Wall Street: La economía


Si ayer les comenté algunos aspectos de “El lobo de Wall Street” desde el plano cinematográfico, hoy quiero centrarme en la parte económica, que existe, pero de una manera, creo yo, más retorcida de lo que pudiera parecer. Pese a lo que indica su nombre, esta no es una película de bolsa, o de gestión financiera. Vemos algunos destellos sobre cómo funcionan los operadores y mercados, pero son componentes secundarios de la trama. El argumento económico sobre todo, se basa en la refutación de las teorías de los mercados eficientes y en el mal que anida en el exceso de codicia humana, que puede ser insaciable.

La crisis financiera que hemos vivido, y que no ha terminado, ha dejado para el arrastre algunos paradigmas de la teoría económica de finales del siglo XX que se erigieron como estandartes de la misma, especialmente todo lo relacionado con la existencia de la racionalidad en las expectativas, mercados y agentes. Bajo esta hipótesis, y cumpliéndose muchos supuestos, los mercados son eficientes, maximizan ganancias para todos sus participantes y logran satisfacer las preferencias de los diferentes agentes que en ellos participan. En aras de la racionalidad se derivan numerosas derivadas, como la autorregulación de los operadores, sin que por lo tanto sea necesaria la intervención de organismos externos de control, y la necesidad de la desregulación general de los mercados. Durante un tiempo estas teorías se llevaron a la práctica y, en apariencia, funcionaban. Sin embargo en los últimos años han surgido dos frentes intelectuales que atacan duramente este paradigma. Uno por la constatación de que los supuestos básicos para que la eficiencia funcione no se dan, especialmente por la asimetría de la información de los agentes, que genera enormes errores e incentivos perversos a la hora de la actuación en el mercado, y otro frente basado en lo que se denomina economía conductual, que afirma que los humanos estamos muy lejos del ansiado “homo economicus” racional. Profundos sesgos conductuales, biológicos y de muchos tipos nos incapacitan para discriminar ofertas y mantener una estabilidad en las preferencias que sea acorde con la teoría racionalista. Así, la perfecta construcción teórica puede derrumbarse en la práctica, que es lo que sucedió en la realidad a partir de 2008. El impagable monólogo inciial de Matthew McConaughey's es demoledor en este aspecto. En la película, sita en una época temporal anterior, observamos a agentes que juegan con la información y manipulan el mercado a su antojo, engañan a los clientes azuzando la codicia que se esconde en cada uno de nosotros, y mediante prácticas obscenas, que a muchos les recordarán a lo que ha sucedido en España con las preferentes, venden basura a incautos inversores para embolsarse ganancias a su costa. Además, y esto es lo fundamental, las sumas de dinero amasadas por los protagonistas, lejos de saciarles, les generan aún más deseo de poder y dinero. Nunca es suficiente. Los millones deben ser más, las drogas mejores, las chicas más guapas y neumáticas, las casas más grandes. Espoleados por una codicia sin fin que se retroalimenta hasta el absurdo, Belfort y su tropa se convierten no sólo en adictos a múltiples drogas y escarceos sexuales, sino al mismo poder del dinero. Así, ven el mundo desde una posición en la que las personas que lo poseen son superiores a las que no, en el que su patrón moral es el volumen de su cuenta corriente, y los que no son ricos son menos, no son ni personas llegado el caso. Son el fracaso, la escoria, la plebe. El discurso que muchas veces dirige el protagonista a sus acólitos no se diferencia en exceso del que pronunciaría un caballero medieval a otros nobles, recalcando su superioridad sobre los siervos que se pudren en el campo. Si entonces era la espada y la sangre, para Belfort, y muchos otros, es la cuenta nada corriente la que los separa del mundo.

Creo que la gran lección económica y moral de la película, aunque por lo que leo hay discusión sobre esto, es que la codicia sin límites destruye a las personas, y que los que en el film se presentan como héroes no son sino sujetos degenerados y patéticos. Pudiera parecer que todo es una película que, aunque basada en una biografía, exagera el tono y carga las tintas. Pero no. Artículos como este, publicado en el New York Times sobre un adicto al dinero desvelan comportamientos que en nuestra sociedad son más comunes de lo que parecen y que se ven exacerbados por una competencia y un afán de lucro, que, ausente de todo límite, puede llevar al desastre personal y colectivo.

lunes, enero 20, 2014

El Lobo de Wall Street: La película


Este frío y desapacible fin de semana he pasado más de tres horas en el cine viendo “El Lobo de Wall Street”, la última película del dúo formado Martin Scorsesse y Leonardo DiCaprio. Basada en las memorias del operador de la bolsa de Nueva Yok Jordan Belfort, cuenta el ascenso del personaje prácticamente desde la nada hasta el sumun de la riqueza y la ostentación, todo ello envuelto en prácticas delictivas de distinto tipo que, finalmente, acaban por hundir al protagonista, destrozar su carrera y arruinar su vida. Una historia bastante típica pero con ciertas particularidades.

La verdad es que la película me ha gustado, me ha parecido muy buena, pero requiere un estómago y una completa falta de escrúpulos para verla en su plenitud. Como ha descrito algún crítico, nos muestra escenas de una dureza difícil de describir, que si no fuera porque está realizada con una total profesionalidad y relata las confidencias del tal Belfort, podría decirse que roza el “torrentismo” para que nos entendamos. Torrentes de imágenes crudas de sexo, violencia y droga en las que el término orgía se queda a veces corta para describirlas. Para establecer un paralelismo, la película que más se le parece es otra del mismo autor, la titulada “Casino” una obra maestra en la que se relata la vida, obra y milagros de uno de los capos del juego de la ciudad de Las Vegas, encarnado con toda la fuerza del mundo por Robert de Niro (quién te ha visto y quién te ve Robert) que no dudaba en matar, sobornar y hacer todo lo que fuera necesario (y todo es TODO) para mantener su estatus y poder. Los personajes que interpretaban De Niro, Joe Pesci y Sharon Stone conformaban un reparto de seres amorales, destructivos consigo mismo y con los que les rodeaban, y que hacían lo que fuera por ganar, sobrevivir, en la selva en la que se movían. De la misma manera, Belfort y sus amigos luchan despiadadamente por ganar en la guerra que se libra cada día en los mercados financieros, y para ello usarán todas las armas posibles. El reparto, de actores no muy conocidos, al menos para mi, se luce en todo momento, y logra hacer verosímiles comportamientos completamente enajenados. Tanto ellos como ellas hacen que sus personajes cobren sus repelentes vidas y llenen la pantalla. El peso fundamental de la actuación lo lleva DiCaprio, y lo cierto es que lo borda. Sigue teniendo una cara demasiado juvenil para ciertas escenas, pero aun así, cuando se pone salvaje, que es gran parte del metraje, se desata como pocos actores son capaces. Su caracterización va más allá que la del típico tiburón financiero, porque Belfort no es exactamente eso, sino que compone un personaje oscuro, poliédrico, que vive para ganar dinero, que se droga para ganar dinero, y que no tiene límites a la hora de conseguir el dinero, pero frente a otras películas en las que las escenas de bolsa son las fundamentales, en este caso asistimos a la vida fuera del negocio de Belfort, a lo que el dinero es capaz de proporcionarle, de ofrecerle, y de quitarle. Belfort no es el Gordon Gekko de Wall Street, aunque en el fondo se parezcan mucho. No, es mucho más. Su papel es mucho más rico que el que ya elaboró Michael Douglas. Aquí no hay monitores de ordenador ni pantallas de Bloomberg escupiendo datos a cada minuto, y al adrenalina no la proporcionan las operaciones en el parqué. La adrenalina, directamente, se esnifa, se inyecta en vena, se disfruta corriéndose sobre los pechos de la striper de turno en medio de una fiesta de relumbrón. El exceso absoluto de la vida de Belfort aparece ante nosotros desnudo, sin eufemismos. De ahí que la cinta deba ser vista con ciertas precauciones, y con la incredulidad controlada, a sabiendas de que lo que nos están contando es… cierto!!!

Las tres horas pasan en un suspiro, la acción es imparable y el desquiciamiento que alcanzan todos los integrantes de la trama supera con creces lo que yo pueda contarles. Se nota que Scorsesse ha dispuesto de todo el presupuesto que necesitaba para recrear esa alocada vida, y el resultado es, simplemente, brutal, y deja al espectador noqueado tras someterlo a un viaje alucinógeno por lo más profundo y oscuro del alma humana. Pudiera decirse que, parafraseando a Tom Wolfe, esta película sí que retrata la hoguera de las vanidades que se vive en ese mundo que llamamos Wall Street, que está mucho más cerca de nosotros de lo que nos creemos.

Mañana, si el ordenador me deja (hoy casi no puedo escribir, perdón por el retraso) las implicaciones económicas que trasluce la película

viernes, enero 17, 2014

Imposible saber hoy si nevará el Domingo en Madrid


¿Qué tiempo va a hacer este fin de semana? Esta es una de las preguntas más típicas de todos los viernes, que levante la mano quine no la ha hecho o escuchado en su entorno cercano. Muchos planes, escapadas, excursiones, acontecimientos y demás dependen de que en esos dos días de liberación del trabajo, para los que curramos sólo los cinco laborables, se puedan llevar a cabo. Lo normal es que el viernes se pueda hacer un pronóstico muy certero de qué va a pasar en las próximas dos jornadas, pero esta vez no va a ser así. La cosa está mucho más complicada.

En días como hoy descubre uno hasta qué punto es enorme el desconocimiento que tenemos del mundo que nos rodea y que, pese a todo lo que hemos avanzado, en ciencia y tecnología, la realidad en mucho más complicada de lo que podemos siquiera llegar a imaginar. Bueno, complicada no es la palabra adecuada, compleja es mucho más precisa. Complejidad que día a día se observa en sistemas dinámicos, poseedores de componentes caóticos o no, y que hace que nuestra capacidad predictiva sobre esos sistemas sea realmente deficiente. Hay especialmente dos sistemas complejos que condicionan nuestra vida y nos vuelven locos. Uno es la economía y otro la meteorología. Fíjense que no pueden ser más distintos uno del otro. La economía la creamos las personas y las entidades (empresas, gobiernos, etc) que conformamos. No existe sin nosotros, y depende básicamente de nuestros gustos, comportamientos y decisiones, y saber cómo se va a comportar de aquí a seis meses es un juego en el que pierde casi todo el mundo. Predecir lo que va a hacer la bolsa es un ejercicio cabalístico, en el que los relatos predictivos de los sabios del mercado recuerdan mucho más a los textos de alquimistas medievales que a sesudos y razonados tratados científicos. Figuras de media vuelta, tendencias de base, hombro cabeza hombro…. Descripciones que parecen más la descripción de un bestiario medieval que otra cosa. Y por supuesto, con una capacidad de acierto que la realidad revela como escasa, siendo muy generosos. Frente a ello, la meteorología es el reino de los físicos. Las dinámicas de fluidos y toda la termodinámica acuden a nuestro auxilio para tratar de averiguar cómo se va a comportar un sistema en el que la influencia humana no existe (recuerden, una cosa es el tiempo y otra el clima y, aunque relacionadas, tienen muy poco que ver). Pues bien, en este reino de la ciencia pura, en el que los ordenadores y la creciente capacidad de cálculo han convertido a las pantallas de televisión en proyectores de dibujos animados en los que borrascas, anticiclones y demás masas de aire se enroscan y bailan en función de las salidas generadas por los modelos, nos encontramos con días como el de hoy, Viernes 17 de Diciembre, en el que lo más seguro que podemos decir es que va a hacer un fin de semana muy revuelto, con una elevada probabilidad de lluvia en casi toda España, y con un acusado descenso de las temperaturas. No es poca información, pero vean hasta qué punto es genérica. Los diferentes modelos de predicción que manejan los institutos meteorológicos y los aficionados a estos temas, que adoptan siglas del tipo GFS, ECMWF, NOGAPS, HIRLAM, y que son tanto de origen europeo, de diferentes países, como norteamericano, no se ponen de acuerdo sobre qué trayectoria va a seguir sobre la península la borrasca que a estas horas se encuentra sobre Portugal, y qué intensidad va a alcanzar. En función de ello las precipitaciones serían mayores o menores, más o menos generalizadas, y la cota de nieve bajaría lo suficiente para que pudiera nevar, por ejemplo, en Madrid.

Si eso llega a producirse finalmente, sería el Domingo, pero en este momento es imposible precisarlo. Me imagino a los meteorólogos disfrutando como enanos, porque es en estos momentos de duda en los que más se aprende, o se descubre que lo que se pensaba cierto no lo es, que es otra manera de aprender. Enfrentados a sus modelos, datos y conocimientos, tratan de desentrañar el comportamiento de las nubes y, seguro, desean como casi todos, que la cota logre bajar, el aire frío entre como es debido y que nieve sobre la capital. De momento es sólo un deseo, con una probabilidad dada, cambiante a cada momento. A ver si finalmente se convierte en realidad. Ojalá!!

jueves, enero 16, 2014

Izpisúa se va y a nadie parece importarle


Quizás la noticia de la que más se hable hoy en Cataluña, y el resto de España, sea la de la votación en el parlamento catalán para pedir al gobierno central la competencia de organizar referéndums, para así dar carta legal a la consulta soberanista de Noviembre. Las divisiones en el PSC, la posible ruptura de la disciplina de voto, el frente soberanista trabajando en común… cada gesto de la votación será analizado con detalle y cientos de páginas y artículos escudriñarán hasta el absurdo todo lo que allí pase, considerándolo como trascendente.

Gran error. La noticia más relevante del día de ayer, de hoy y de mucho tiempo en Cataluña, y en el conjunto de España, es la marcha del científico Juan Carlos Izpisúa, hasta ayer mismo director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, uno de los centros mundiales de referencia en la materia, puntero en el uso de tecnologías y métodos experimentales, y núcleo internacional de primer orden en todo lo que hace a la investigación médica. Izpisúa se va porque no le dan ni la atención ni los recursos ni los medios necesarios. Se va porque, supongo, está harto de comprobar como en el día a día la ciencia y la investigación en España no son tratadas como se merecen, siendo en muchas ocasiones directamente despreciadas por las autoridades, que las ven como algo interesante si poseen un carácter “inaugurable” pero se convierten en una rémora en el momento en el en esos centros se investiga y no se obtienen titulares. Ante la marcha del científico, y para acallar voces, las administraciones, tanto catalana como nacional, con un acuerdo presto y completo que brilla por su ausencia en el resto de temas de interés, acusan a Ispizúa de haber dedicado más tiempo al centro de Salk, California, líder mundial en la materia, y del que en cierto modo depende el centro barcelonés. El argumentario público es débil, infantil y, sobre todo, revelador de lo mucho, todo, que desconocen las administraciones españolas sobre la gestión de la ciencia en un mundo interconectado, globalizado, donde los equipos tienen unas sedes teóricas pero trabajan con personal de todo el mundo, donde el conocimiento se busca allá donde surja, hable el idioma que hable, y se traslada por todo el mundo. Pensar que contratar a un científico puntero para un centro dado va a significar que el señor no se va a mover de su despacho y que todo lo va a hacer en la ciudad en la que se encuentra dicho centro es absurdo, y revela una mentalidad nacionalista, mejor dicho paleta, que anida en el fondo del gobierno catalán, y de cualquier otro gobierno que exista en España, que piensa que innovar y crear ciencia es fichar a algunas lumbreras para salir en los medios y dejar que luego se pudran en organismos infradotados, que deben luchar día a día para conseguir unos recursos que se les niegan por definición y que ven como, frente a centros de otros países, no logran relevancia alguna en la sociedad en la que se encuentran. Más bien lo contrario. Haga usted una encuesta por la calle y pregunte a ver quién conoce a Izpisúa. Pongámoslo más fácil. Vayamos a Barcelona y pregunte usted por el Centro de Medicina Regenerativa. Sería interesante, probablemente descorazonador, descubrir el resultado de ese estudio que, sin duda reflejaría datos muy similares si lo realizáramos en otras ciudades españolas en las que se encuentren centros de investigación de relevancia. Esa relevancia para nosotros, simplemente, no existe.

Porque creo que este es el problema de fondo de la ciencia y la innovación en España. No lo es la incapacidad de las administraciones al respecto, no, sino la indiferencia y el desprecio social con el que el ciudadano observa estos temas. Los futbolistas son héroes para el país y cada uno de sus miembros, los niños quieren ser futbolistas. La televisión se llena de sujetos zafios y despreciables que, día tras día, cosechan inmensas audiencias y obtienen enormes sumas de dinero con querellas, libros basura y demás porquerías. E Ispizúa y los científicos viven en las sombras sin que a nadie, sector público, privado o social, le importe mucho. Pocos llorarán al marcha del científico. Esa es nuestra tragedia.

miércoles, enero 15, 2014

Hollande, en su laberinto femenino


En ciertos aspectos, el François Hollande me recuerda a mi. Es poca cosa en apariencia, tiene gafas, poco pelo, porte escaso y presencia nada apabullante. Muy normalito, para no decir términos peyorativos. De hecho parte de su campaña política se ha centrado a lo largo de los años en la figura del francés común, el hombre normal alejado de las élites del poder y la imagen. Como todas las campañas, esta es una idea bastante artificial. Hollande y yo, sin embargo, tenemos dos diferencias mucho más profunda. Él preside Francia, yo no, y él liga muchísimo, mientras que yo….

Para ser un hombre que no se ha casado nunca la vida sentimental de Hollande es apasionante. Su primera pareja pública, porque a saber cuántas hubo antes, y madre de sus hijos, Segolene Royal, fue también un animal político que en la época de ZP se postuló como alternativa a Sarkozy encabezando las listas del PS francés. Perdió las elecciones, y luego se supo que también perdió a su pareja, el modesto François, que le fue infiel con una periodista del Paris Match de nombre suave y apellido complejo, Valerie Trierweiler, de una belleza, a mi modo de ver, muy atrayente y dura. Hollande, a lomos de esa campaña de hombre normal frente a la figura desnortada de un Sarkozy abrumado por su ego y prepotencia, venció las elecciones presidenciales de Mayo de 2012 y accedió al poder del Eliseo entre dudas sobre cuáles serían los objetivos de su mandato y problemas protocolarios, dado que Trierweiler no era su esposa y, en ciertos actos públicos y, sobre todo, algunos viajes internacionales, era difícil de encajar en los actos oficiales conjuntos El incidente de los SMS en los que Trierweiler, al poco de llegar al Eliseo, se burlaba de Segolene, dejó clara la fortaleza del personaje y que daría tardes de gloria mediática. A lo largo de los casi dos años de presidencia que lleva, Hollande ha despejado la primera duda y ha ensanchado la segunda. Su política no tiene rumbo, su gestión económica resulta como mínimo decepcionante y las encuestas lo sitúan en el fondo de la popularidad, con el apoyo confeso de apenas uno de cada cinco franceses. Ahora mismo el gobierno Hollande bordea el fracaso y su ministro de interior, el duro Manuel Valls, es mucho más popular y apreciado por la ciudadanía que el presidente. Muchas encuestas señalan que hoy en día el partido más votado en Francia sería el frente Nacional de Marine Le Pen, lo que da muchos motivos para tener pesadillas nocturnas y ejemplifica hasta qué punto Hollande y el PS están deshechos. Si esto se ha aclarado, para peor, la vida sentimental del presidente se ha enturbiado, para gozo de periodistas, comentaristas y tertulias de café. Hace apenas unos días un semanario francés, controlado por Berlusconi (que de esto sí que es un experto) publicaba unas fotos en las que pillaba a Hollande acudiendo a su nidito de amor en el que disfrutaba de la compañía de una joven actriz, de poco más de cuarenta años, de belleza innegable, mucho más dulce que la de su pareja oficial. Vamos, que Hollande le ponía los cuernos a la mujer con la que le puso los cuernos a su primera mujer. Tremebundo. Hundido en las encuestas, desnortado y sin rumbo, Hollande cura su triste presidencia retozando en cama ajena y con unos dulces cruasanes para desayunar. Es innegable el atractivo del plan, porque ya saben ustedes que la bollería francesa es de una dulzura y calidad exquisita, pero creo que no es la mejor manera de regir los destinos del país.

Ayer, en su tradicional rueda de prensa de inicio de año, Hollande presentó las líneas de un ambicioso plan económico que trata de modernizar la economía francesa, anquilosada y que va camino de reproducir la senda de dolor por la que España lleva un tiempo transitando, pero los más de quinientos periodistas acreditados querían saber, sobre todo, si la relación del presidente con la supuesta Primera Dama sigue en pie o no. Desde el hospital, donde lleva algunos días tras sufrir un ataque de angustia, Trierweiler asiste a un nuevo espectáculo en el que, como la tradición manda, el presidente francés puede ser el más machista del mundo, el que se acueste con quien desee y tenga hijos por doquier, sin que nadie se lo reproche. Me imagino que la amargura de sus lágrimas no se podrá compensar con ningún brioche…

martes, enero 14, 2014

El dilema entre el columnista y el medio en el que escribe


Todos los que escribimos tenemos una ideología y una opinión dada sobre las cosas que suceden. Esto es una obviedad, pero siempre hay que tenerla presente. El opinador, si se me permite ese palabro, posee un bagaje, una experiencia y un conocimiento aprendido que, más o menos, condicionará sus afirmaciones sobre el tema de que se trate. Si uno es un profesional, debe tratar de leer y estudiar lo más posible para conocer lo más posible todos matices de las cosas, pero un sesgo existirá siempre. Pretender alcanzar la neutralidad absoluta es tan iluso como lograr la felicidad perpetua. Sólo conduce a la frustración.

Pero todo opinador que trabaja para un medio tiene el dilema de hacer compatible su postura con la del medio en el que trabaja. Se supone que existe una concordancia previa entre ambos para limitar los roces y discrepancias, pero a veces se dan, y cuando la realidad es cambiante la situación puede volverse muy tensa. Esta reflexión viene a cuento del viraje que han tenido que dar varios medios tras el anuncio de la Infanta Cristina de renunciar al recurso para comparecer (no voluntariamente, sino como se lo exigía el juez) en relación al cao Noos. Hasta el Sábado la Infanta no quería colaborar y los medios que la defendían a ultranza, y que atacaron con fuerza el escrito de alegaciones del juez que la imputaba, consideraban que esa era la postura correcta. Y hete aquí que el Sábado por la mañana Cristina, en una decisión acertada, aunque muy tardía, decide no recurrir al auto de imputación y comparecencia, solicitándola incluso, aunque la inclusión del término “voluntaria” haya sido más una fuente de chistes y despendole que un acierto jurídico. La cuestión es que los citados medios se encontraron a la hora de los postres del sábado con un grave dilema. Si todo lo que hemos defendido hasta ahora resulta que ya no es válido, ¿qué hacemos? Solución: Hacemos como que no hemos defendido nada hasta ahora y la nueva decisión de Cristina es la correcta, aunque sea exactamente la contraria a la que mantenía, y apoyábamos, hasta ayer. Así, me imagino al editorialista de, por ejemplo, el ABC, recibiendo la orden de que escribiera para el Domingo un texto en el que tenía que desdecirse de todo lo argumentado durante los últimos meses, en los que la línea editorial se basaba, además de en el obvio respeto a la figura de la Infanta, en desacreditar las acusaciones e indicios que, de forma cada vez más sólida, hacían inevitable la imputación. Y me imagino a ese editorialista en su particular noche de sábado, no se si en casa con su familia, o apoyado en la barra de un bar con un Gin-tonic muy cargado, maldiciéndose a sí mismo por ser, en el fondo, un instrumento del medio en el que trabaja, como lo son todos. A veces esa sensación es más liviana y soportable, pero otras, como esta, puede ser agobiante e insufrible. El problema de fondo es que una línea editorial no puede ser dogmática nunca, aunque exista como tal (ya he dicho que siempre habrá una) y debe tener cintura para adaptarse a las circunstancias, capacidad crítica para separarse de los dictados de esa citada ideología si las realidad va por otro camino, y propósito de enmienda y contrición, aunque esto suene a catolicismo trasnochado, para admitir una equivocación y pedir excusas por ello. Sin embargo, al menos en España, las líneas de los medios suelen mantenerse mucho más allá de lo razonable, aunque la realidad se empeñe en llevarlos al borde del ridículo. Basta recordar como El Mundo casi se inmola con el asunto de las mochilas del 11M cuando ya todo estaba sabido o El País seguía creyendo en la palabra de ZP a la vez que la EPA y el resto de indicadores macro señalaban, todos los días, el catastrófico derrumbe de la economía.

¿Es por ello que el columnista más honesto es el que es fiel sólo a sí mismo y no depende de nadie? Pues no tiene porqué ser así, porque también tiene sus sesgos personales, que a veces pueden ser más difíciles de detectar y de evitar. Mi consejo es que lean, y lean a muchos. Cómprense varios periódicos, lean a articulistas de medios dispares, nacionales y extranjeros, contrasten sus opiniones con las de todos ellos y constrúyanse un juicio personal que también tendrá sesgos, pero pulidos por la información y opinión que les llegará de varias fuentes. Aun así, se equivocarán, como nos pasa a todos, pero al menos en menor cuantía y frecuencia de los que sólo viajan por el único carril que conocen y desean transitar.

lunes, enero 13, 2014

Escenas de Kale Borroka en Burgos


Las noticias son curiosas. A veces puedes preverlas con muchísimo tiempo y acaban sucediendo como esperabas, en otros casos (más frecuente que lo anterior) esa previsión se va al garete porque ha pasado algo imprevisto que descarrila la senda inicial, y en muchas ocasiones, la noticia surge, así, de golpe. En medio de la nada emerge una noticia, donde nadie se la esperaba, que empieza a ocupar titulares y deja desconcertados a propios y ajenos. Algo así es lo que está pasando con la revuelta vecinal que se inició la noche del viernes en Burgos y que ya es un serio problema de orden público.

Burgos, ciudad del norte de Castilla, menos de 200.000 habitantes y un frío helador, y una nula presencia en los medios de comunicación a lo largo del año si no es para el dueto que conforman los accidentes y la lotería. Nada pasa en Burgos, como nada pasa en otras tantas poblaciones de las que nunca oímos hablar. De repente unas obras en una calle transforman el apacible poblacho castellano en una reedición de las calles de Rentería, con la decoración de la policía y los manifestantes algo distinta, pero las mismas escenas de fuego, cargas y violencia. ¿Por qué? Si uno empieza a rastrear en la web va descubriendo poco a poco la realidad social de Gamonal, el barrio en el que se desarrolla todo este conflicto, con altas tasas de paro y escasas expectativas de abandonarlo. Un lugar de rentas medias y bajas, que ve como el Ayuntamiento va a desarrollar una obra que lo beneficia, la conversión de una avenida de varios carriles por sentido que atraviesa el barrio como una cicatriz en un boulevard de árboles, carriles bicis y aceras anchas, junto con un parque subterráneo. El coste del proyecto, más de 10 millones de euros, el que la obra la realice una empresa a la que se acusa de prácticas corruptas, y la demanda vecinal de que el dinero se destine a crear empleos y no a al ladrillo en su versión acera parecen ser los argumentos esgrimidos por los contrarios a la obra para oponerse a ella, y por lo visto desde hace semanas funcionaba una plataforma vecinal, pacífica, que estaba en contra del proyecto. Ahora la violencia ha desarbolado esa plataforma y ha conseguido en una noche colocar a ese barrio de Gamonal en el centro de la actualidad informativa. No conozco en detalle ni la situación del barrio ni el problema que se denuncia, ni la vida local de Burgos, aparte de tener una buena amiga que vive allí, AIR, que trabajó unos años conmigo, por lo que no estoy en condiciones de valorar si la protesta es justificada o no, pero en todo caso la violencia que hemos visto este fin de semana no tiene pase alguno. Intimidación, amedrentamiento, hostigamiento a los medios de comunicación y sus trabajadores, destrozos de gran dimensión y aparatosidad, no sólo de mobiliario urbano, sino también de sucursales bancarias y escaparates variados.. todo esto ya lo hemos visto a lo largo de muchos años en localidades del País Vasco o en las calles de Barcelona, y aunque las causas no tienen nada que ver, la técnica es la misma. Violencia por sí misma, puramente destructiva. La mayoría de los vecinos de Gamonal han rechazado estos comportamientos y, continuando con su oposición a las obras, desean hacerlo de manera pacífica. Es a ellos a quienes hay que escuchar, y no a los que queman contenedores o arrojan artefactos. Esa violencia sólo destruye a quienes la practican y a las ideas y proyectos que dicen defender.

Pero la pregunta más profunda, para la que no tengo respuesta, es por qué en Burgos. Barrios con problemas sociales los hay en todas las ciudades españolas, desgraciadamente, y movimientos vecinales contrarios a obras o medidas municipales no faltan. ¿Por qué allí y no en otra parte? Ni idea. Quizás haya llegado un punto de hartazgo o desesperación que hace que las conductas violentas, que hasta hora por fortuna no existían en España, empiecen a mostrar su fea cara, o sea sólo un brote puntual de origen incierto y que se diluya en el tiempo. No lo se. Habrá que estudiarlo con cuidado y prestar mucha atención a lo que allí suceda.

viernes, enero 10, 2014

2014 empieza de cine en los mercados


Siguiendo con la tendencia que ya se apuntaba en el tramo final de 2013, el inicio de 2014 ha sido muy potente en los mercados financieros de medio mundo, y más aún en España, si me apuran. El Ibex lleva instalado varias jornadas por encima de la cota de los 10.000 puntos, que hace unos meses se antojaba imposible, y la prima de riesgo ha empezado el año bajando del nivel de los 200. Aún está muy alta a los 188 a los que cerró ayer, pero dado lo que hemos vivido es un dato esperanzador. Y las incesantes subastas de deuda pública han comenzado el año colocando mucho papel a precios bajos, evitando las tensiones de los últimos años.

Todas estas son buenas, muy buenas noticias, que más allá de las causas que las han generado, son positivas para el conjunto del país. Suponen un respiro respecto a la situación de asfixia financiera que vivimos hasta mediados del año pasado, y recurriendo a símiles médicos, muestran una estabilización de las constantes vitales del paciente, que a punto estuvo de morir infartado, y ahora muestra una tensión arterial y un ritmo cardiaco más saludable. Sin embargo, no lo olvidemos, el “paciente” sigue entubado en la UCI, monitorizado y en un estado muy débil. Sus analíticas de empleo son desastrosas y apenas es capaz de moverse y alimentarse por sí mismo. Pese a ello, salir de una situación crítica es el primer paso para alcanzar la mejoría necesaria que permita recuperar tono muscular para que, algún día, pueda levantarse de la cama y pasear por la habitación, preludio de la salida al pasillo y la futura vuelta a casa. Aún queda mucho para eso y está por ver cuándo y de qué manera se producirá. Quizás, más que estos datos puntuales, que son buenos y tranquilizan a la familia (europea) del paciente, debiéramos hacernos algunas preguntas sobre qué es lo que hemos hecho hasta ahora y qué es lo que va a pasar en el futuro. En primer lugar, hay que determinar en la medida de lo posible hasta qué punto ha sido el propio paciente, nosotros como sociedad, y sus médicos de cabecera, el gobierno, los que han sido capaces de revertir la situación agónica, o ha tenido una mayor influencia la intervención del equipo médico venido del extranjero, encabezado por el doctor Draghi, a la hora de ofrecer el tratamiento adecuado y la dosis médica lo suficientemente fuerte como para evitar la muerte en la sala de operaciones (creo que si no es por la morfina monetaria y las palabras de Draghi nos morimos). En segundo lugar es muy importante saber si esta mejora de las constantes refleja una mejoría real de la situación del paciente o es una fase de remisión de la enfermedad previa a una nueva recaída. No olvidemos que los datos siguen siendo malos, la demanda interna está bajo mínimos, el ahorro de las familias sigue cayendo, el endeudamiento público no cesa y el mercado de trabajo está colapsado, por lo que la debilidad de la recuperación es grande. Quizás, si todos actuamos de manera proactiva y no se produce ningún susto proveniente del exterior, en forma de reventón monetario en EEUU, o descalabro de crédito e inmobiliario en China, las cosas vuelvan poco a poco a su cauce. Como no podemos controlar todas las variables, en la práctica apenas tenemos una mera capacidad de influencia en unas pocas, habrá que seguir con mucho cuidado la evolución, y estar atentos a las señales que puedan indicar una recaída o disminución ene l ritmo de mejora, aquí y fuera, que todo nos afecta.

Y como después de toda grave crisis médica, debemos ser conscientes de que la recuperación NO nos va a hacer volver al estadio anterior del que veníamos. Hemos sufrido un infarto financiero producto de una burbuja cancerosa que ha afectado a numerosos órganos vitales. Durante muchos años, décadas, seremos un país enfermo, con necesidad de tratamiento continuado, sesiones de “quimio” económica que nos va a dejar débiles, y no volveremos a correr como locos por los prados con la fortaleza con la que lo hacíamos cuando nos creíamos sanos e invulnerables, y el mal, agazapado, crecía en nuestro interior. Debemos tener eso muy claro. Quizás junto al doctor Draghi nos vendría bien la visita de un psicólogo para que afrontemos el trauma del superviviente con entereza.

jueves, enero 09, 2014

SACYR, abierta en canal


Da para muchos juegos de palabras, pero tiene muy poca gracia todo lo que está pasando desde el 1 de Enero en Panamá en relación a las obras de ampliación del canal, uno de los proyectos de ingeniería más complejos de los que se están llevando a cabo ahora mismo en todo el mundo y, quizás, el de mayor relevancia comercial y económica, siendo el canal uno de los pasos fundamentales que permiten que las rutas navales, sobre las que se asienta la logística que nos permite vivir como lo hacemos, funcione correctamente. Desde principios de este año está claro, es lo único, que la ampliación no se terminará en este 201, como estaba previsto.

Sacyr, empresa española líder del consorcio internacional que ganó el concurso, denunció que los costes se habían disparado al ejecutar la obra debido a que habían surgido problemas que no habían sido advertidos por los adjudicatarios, el canal, el gobierno de Panamá. Estos costes, cifrados en unos 1.300 millones de dólares,  no estaban cubiertos por el presupuesto con el que se adjudicó la obra, bastante más de dos mil millones, y anunció que de no abonársele esta cantidad paralizaría las obras a partir del 20 de este mes de enero. Bombazo. El nerviosismo surge en las empresas y el gobierno, y a ello contribuye notablemente la destemplada, y en cierto modo lógica, intervención del presidente de Panamá., que tacha de ridículas esas alegaciones de Sacyr y convierte de facto el problema económico en una crisis diplomática de primer orden. Moncloa ordena que Ana Pastor, ministra de Fomento acuda rauda a Panamá para negociar con el gobierno local y las empresas, y tras el viaje de estos días se ha anunciado que se está en camino para llegar a un acuerdo sobre las compensaciones de los sobrecostestes, lo que traducido viene a querer decir que las empresas y el canal siguen enfrentadas y que las pujas están en todo lo alto. ¿Qué es lo que está pasando aquí? Es difícil saberlo, porque aunque de repente los tertulianos de los medios de comunicación se han convertido en expertos en contratación internacional y en ingeniería de gran escala yo, modestamente, tengo poca información para saber quién tiene razón en este asunto, si las empresas o el adjudicatario. Sí se, por el trabajo que desempeño, que es una vieja tradición de la contrata pública en España acudir a lo que se denominan los modificados. El gobierno central, o el de una Comunidad Autónoma, saca a contrato la construcción de una carretera por X euros, y se presentan varias ofertas, en general por un importe menor a la cifra de referencia. Se adjudica a una de ellas, quizás a la más barata, o no, y mediada la obra el contratista alega que han surgido problemas y que hay que aumentar el presupuesto. Las partes acuerdan realizar una modificación del contrato original y, al final, la obra licitada por X que se adjudicó por menos de X acaba costando fácilmente 2X o más, todo ello con dinero público, y habitualmente con retrasos en los pagos de entrega. LA UE, que financia todas y controla muchas de las obras que se ejecutan con el FEDER, los fondos estructurales, con los que yo trabajo, está harta de este tipo de procedimiento, y ha penalizado muchas veces a España por esta causa, alegando que en el fondo los modificados suponen violar la ley de contratos, dado que lo que finalmente se ha financiado difiere tanto de lo estipulado en un principio que resulta ser una cosa muy distinta. Ligeras desviaciones son comprensibles, y las obras pueden complicarse por motivos variados, muchos de ellos ajenos a las partes implicadas, pero recurrir sistemáticamente al modificado para elevar los costes es una práctica muy típica en nuestro país, y me queda la duda sobre si no la estaremos exportando, en nuestro afán por internacionalizarnos.

De hecho, esta es la tesis que defendía la semana pasada McCoy en el confidencial, con el aval de que él emitió esa opinión en 2009, cuando la adjudicación se produjo, y mientras muchos brindaban con champán este analista compraba nolotiles por el dolor que iba a producir este contrato en el futuro. Sumen a ello que Sacyr es una empresa de trayectoria oscura, cuanto menos, en todo lo relativo a las relaciones con el poder político, que vivió su momento de gloria con aquella burda operación orquestada para hacerse con el BBVA para satisfacer las venganzas personales de quien llegó a ser Ministro de Industria, y que en estos días apenas ha dicho una palabra, dejando que sean unos ingenieros los que expongan sus argumentos. Los ejecutivos de Sacyr, tan bien pagados, deben comparecer, explicarse y defenderse. Cosas como estas son las que empañan y deslucen la marca España.

miércoles, enero 08, 2014

La imputación de la infanta Cristina y la marca España


Es inevitable referirse a ello. Hoy toda la prensa española, y buena parte de la extranjera, lleva a portada la nueva imputación que el juez José Castro ha decretado sobre la Infanta Cristina en relación a los negocios de las empresas en las que compartía titularidad con su marido Iñaki Urdangarín. El tono general es de respeto y espera, hasta comprobar si esta vez la imputación saldrá adelante o, como sucedió hace un año, se queda en nada. Ya saben ustedes que los procesos judiciales son complejos, enmarañados y, al menos en España, tediosamente largos, por lo que poco voy a poder añadir sobre el fondo del asunto.

Además, como podrán imaginarse, no me he leído el auto de más de doscientas páginas que ha emitido el juez. Imagino que ayer debió ser un duro día de vuelta tras las vacaciones para los que tuvieron que enfrentarse a ese mamotreto para extraer de él la información con la que llenar páginas y titulares. Por ello no estoy en condiciones de decir si la acusación del juez es consistente o no, está basada en hecho o conjeturas, y es suficiente para enjuiciar a Cristina o no. Como en casi todos estos casos, me basta la profesionalidad del juez para dar por supuesto que si así lo considera, algo habrá que le obligue a ello. Por tanto, creo que debemos esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos y, en todo caso, actuar con mucha naturalidad en este asunto, naturalidad que no ha existido en casi ningún momento y que nos haría mucha falta a todos, empezando por la familia del Rey hasta el último periodista. Hay que recordar que el único miembro de la familia Borbón que tiene un papel constitucional es el Rey. Ni si quiera el Príncipe heredero posee una norma que regule su estatus y condición, y desde luego no es el caso de las infantas, que a todos los efectos legales y constitucionales son lo mismo que cualquiera de ustedes o yo a ojos del estado y la ley: Meros contribuyentes a los que extraer impuestos. Si la infanta Cristina y su marido cometieron delitos, deben ser juzgados por ellos y, en su caso, condenados. El apego familiar que existe ante todo miembro de la estirpe que se ve sometido a un problema relacionado con la ley es comprensible, y que levante la mano el primero que no ha ayudado a un amigo o familiar en un trance de este tipo. Sólo al Rey se le puede exigir, dado su papel constitucional, y la relevancia de la ejemplaridad que transmiten sus actos, una total separación de la figura de su hija y marido, para evitar ser contaminado por la misma, y en función de cómo se desarrollen los acontecimientos, sanciones de tipo personal e institucional, de corte más bien simbólico, como el despojamiento de los títulos en caso de condena o la exigencia de renuncia de Cristina a unos derechos sucesorios que sólo tendrían relevancia en caso de una tragedia familiar en Zarzuela de proporciones colosales. Por lo demás, la actitud del juez en el procedimiento demuestra que la justicia, lenta, torpe y coja, avanza en la misma dirección para todos, y que en España no se libra del acoso de la misma ni la hija del Rey ni el frutero de la esquina. Eso, y el hecho de que la corrupción no se esconda, aunque no lo parezca, son dos de las grandes diferencias que hacen que un país pueda ser considerado como democrático. Romperse las vestiduras por la imputación a Cristina es, además de un ejercicio inútil, algo propio de sociedades infantiles, necesitadas de un manto protector de poder que las dirija. Vemos muchas veces en España comportamientos de este tipo ante el encausamiento de políticos y autoridades, que suscitan el apoyo de ciudadanos “anónimos” que los escoltan a los juzgados, ofreciendo una imagen propia de épocas cuasi medievales.

Uno de los puntos más complejos de este asunto es cómo esta noticia y proceso afecta a la ya muy famosa marca España, por la que todo se hace y en nada se protege y promueve. A corto puede ser dañina, empezando por el hecho de que medios extranjeros no distinguen la diferencia entre infanta y princesa (Sólo Letizia lo es) pero a largo la sensación de igualdad ante la justicia será positiva. Lo que realmente destroza nuestra imagen como país son hechos como los de Sacyr en Panamá o el desastre eléctrico y de primas renovables, por poner dos ejemplos de actualidad, que lastran mucho más nuestro país de cara a inversores extranjeros que lo que le pueda suceder a una mujer a la que, fuera de España, conoce muy poca gente.

martes, enero 07, 2014

Navidades de viento sur


Es asombrosa la velocidad a la que avanza el tiempo. El año 2014 ya está aquí y cada vez que lo pronuncio, como me pasa con todos los que suenan a “dos mil algo” me entra un vértigo futurista, quizás por haber vivido la infancia y adolescencia en los ahora míticos ochenta, y para entonces el año dos mil y sus sucesores eran la tierra de la promisión, el futuro inalcanzable. Pues ese futuro ya está aquí. A alguno le sabrá a poco, o le decepcionará. Tendremos que trabajar todos para que mejore, para que nuestros sueños se cumplan, para hacer de este y el resto de años merecedores de la ilusión con la que los mirábamos de pequeñitos.

Esta vez mis vacaciones navideñas han sido más largas de lo habitual, y en medio de un tiempo extraño, curioso, poco navideño para lo que mandan los cánones televisivos. Con total ausencia de nieve en mi pueblo y alrededores, a excepción de un raro día del final de diciembre, que amaneció con las montañas nevadas, que tan rápido como se cubrieron se limpiaron, con chubascos dispersos, no muy intensos en general, aunque con un par de días realmente lluviosos y desapacibles, y con sobre todo viento, mucho viento, muchísimo viento, de componente sur, que casi todos los días ha golpeado con ganas, ha dejado alguna racha muy ruidosa y ha removido todo lo imaginable. Estaba la noche tranquila y quieta, relajada, y, de repente, aparecía un ramalazo de viento sur que indicaba que la calma se había terminado y volvían a agitarse las persianas, retorcerse los árboles y bailar como unas posesas las hojas y papeles que seguían estando en la calle. Tardes y noches de vientos sostenidos que revolvían el pelo a quienes disponían de él, columpiaban los adornos navideños que colgaban de farolas y balcones, y dejaban una sensación desapacible por doquier. Mañanas de viento en las que me levantaba para subir la persiana, abrir la ventana y comprobar que el ruido que durante toda la noche había estado importunándome me recibía con los brazos abiertos para zarandear mi cabeza como si fuera una farola más. Nubes altas esculpidas en el cielo por el viento, con formas caprichosas, pero casi siempre alargadas, finas y estrechas, con rebordes suaves y con apariencia modernos, a merced de vientos que en las alturas eran aún más intensos que a ras de suelo. Y acompañados de ese viento, temperaturas altas, muy altas para la época, con mínimas que holgadamente superaban los diez grados y máximas que trataban de escalar hasta los veinte, y a punto han estado de lograrlo en más de una ocasión. Alguna noche parecía que iba a helar. Despejada, quieta, con el frío aumentando y la humedad de los coches condensándose, preludio de la escarcha de la mañana, pero en un momento dado, entre la oscuridad y las sombras, aparecía la ráfaga de viento de rigor y la incipiente escarcha salía despedida, los termómetros empezaban a remontar y la hierba, que se preparaba para una noche fría y quieta, volvía a comenzar su sesión de baile intensivo, de zumba, que es lo que se lleva ahora, al implacable ritmo que le mercaba un viento sur que no ha dejado de estar presente en las dos semanas navideñas.

Podía haber sido peor, dados los efectos del viento y oleaje, con personas desaparecidas, y árboles caídos, naturales y de los otros, pero ha sido intenso, y con caídas de ramas, tejas e incluso algún tejado volado, aunque afortunadamente sin lamentar víctimas ni heridos. Metafóricamente el viento tiene mucho juego, podemos pensar que se lleva lo malo y trae lo bueno, puede ser así, o no, pero es mejor pensar en que sea eso lo que suceda. Ayer, cuando llegué a mi piso de Madrid y abrí el buzón, y encontré alguna tarjeta navideña que no esperaba ni por asomo, pensé en ese viento, y en que quizás, sí, algo bueno traía, y a mi me lo depositó en forma de crisma navideño. Que les traiga a ustedes todo lo bueno del mundo. Feliz año nuevo.