jueves, enero 30, 2014

El fin de Pedro Jota en El Mundo


Era un secreto a voces desde hace unos días, intermitente a lo largo de estos años, pero que hasta ayer nunca se había hecho realidad. La noche de este Miércoles se convirtió en un hervidero en twitter a medida que se confirmaba la marcha de Pedro Jota de la dirección de El Mundo, presionado por motivos económicos y políticos, logrando el curioso efecto de que fuera noticia de las gordas no lo que un periódico publicase sino el papel de su director. Y es que era tanta la unión que existía entre Pedro Jota y El Mundo, desde que él mismo lo fundara en los ochenta, que su marcha supone quizás el cambio más profundo que ha sufrido el rotativo desde el primer día que salió a la venta.

No es para mi Pedro Jota el periodista de referencia, ni mucho menos. Personaje poliédrico, complejo y de aristas oscuras, presenta un bagaje personal y profesional indudable, enorme en lo que hace al periodismo, pero trufado de escándalos y relaciones con el poder de toda índole, que han acabado por derrumbarle, al menos de momento. Todavía media España le recuerda por aquel famoso video pornográfico en el que, en compañía de una nigeriana, fue pillado haciendo prácticas muy íntimas y curiosas en un apartamento de una calle, que cosas, muy cercana al lugar en el que trabajo. Uno de los adalides de la derecha clásica española haciendo “cositas” a espaldas de su mediático matrimonio, parecía aquello el guion de alguna película política de Hollywood, y en parte marcó su trayectoria. Con el tiempo ese episodio se ha ido diluyendo y la imagen de Pedro Jota se ha asociado con los escándalos que, desde su periódico, se han ido destapando, y los cadáveres políticos que ha cosechado. Ha sido en este ejercicio de cosecha cuando Pedro Jota ha desplegado todas sus artes, tanto las del periodista de raza, que escribe con pluma recta renglones muy afilados, como la del cortesano que corteja al poder, establecido o no, para que le sirva a sus intereses. Se alió con Garzón cuando éste estaba resentido con Felipe González para, entre los dos, atacar con saña al terminal gobierno del PSOE a mediados de los noventa. Tuvo en el GAL el primero de sus casos estrella, y no lo soltó hasta que logró su objetivo. Luego se enemistaría con Garzón porque ya no le era útil, y le acusaba de todo mientras el juez iba de banquillo en banquillo acusado de graves delitos. Los años de Aznar en la Moncloa fueron tranquilos, sobre todo porque Pedro Jota tenía acceso directo a aquellos jardines de poder y pastaba en ellos sin problemas. La caída del PP en el 11M supuso para El Mundo un vuelco inesperado y la apertura de lo que creyeron un filón, la historia de las mochilas bomba y el Titadine, que durante meses, años, siguió en portada suscitando cada vez menos interés. Ahí el instinto del cazador le falló a nuestro protagonista. Enemistado profundamente con ZP, alabó a Rajoy sin límite hasta que el registrador accedió a la Moncloa, y entonces El Mundo viró, cuando vió, como otros medios que habían apoyado con fuerza la campaña del PP, que los esfuerzos no eran recompensados. El trato de favor que Moncloa ofrece a LA Razón y ABC encabritó notablemente a Pedro Jota, que ya había visto coartada su independencia económica al tener que consentir la entrada del grupo italiano Rizzoli en el capital del periódico, al llevar ya varios ejercicios registrando pérdidas, y decidió ir contra Rajoy para conseguir audiencia y vengarse de los favores, a su juicio, debidos. Bárcenas acudió en auxilio de Pedro Jota y, aunque El País comenzó la historia, fueron las portadas de los SMS de Rajoy al preso de Soto del Real los que supusieron el episodio más cruento de esa guerra.

Ahora, según algunos, Pedro Jota cae porque desde Moncloa se ha presionado para que se vaya, hartos desde el poder de sus intromisiones contra ellos. No se si eso será así o no, aunque sería horrible que fuera verdad. Lo cierto es que la cabecera pierde dinero a chorros y las cifras no cuadran, y en todo caso no interesa que, como se vió en la fiesta que organizó el periódico hace unos meses, el gobierno decidiera boicotearla, colgando el cartel de apestados a Pedro Jota y su equipo. Se rumorea que se va con una indemnización de 20 millones de euros y el compromiso de no crear medio de comunicación alguno en dos años. Le sustituye su adjunto, Casimiro García Abadillo, y está por ver qué línea adoptará el periódico a partir de ahora. Pero seguro que Pedro Jota no estará mucho tiempo quieto y callado. Seguro que no.

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