viernes, junio 29, 2018

Europa se “orbaniza”


Hemos vivido en Europa otra de esas noches decisivas en las que las reuniones del consejo se eternizan y las horas de la madrugada caen sin que el acuerdo llegue, lográndose un apaño de mínimo poco antes de que salga el sol. Es casi tradición bruselense que así sea, y casi todos los acuerdos comunitarios, trascendentes o no, se han alcanzado de esta manera. El de esta madrugada es de los importantes, por lo que supone e implica, por el reparto de poder que representa en las instituciones comunitarias y, también, porque salva a Angela Merkel y a su gobierno de un amenazado abandono de los socios bávaros de la CSU. Y Merkel encarna Europa.

El acuerdo de mínimos sobre inmigración supone un punto de partida, no una meta, hacia una gestión distinta del problema de la que se ha ensayado hasta ahora. Se ha decidido establecer centros de acogida en los países europeos que hacemos de frontera sur, sin que esté muy claro cómo se crearan, cómo se gestionarán y qué destino se de a las personas que a ellos acudan. Como esto va a ser una responsabilidad de varios países Italia logra uno de sus grandes objetivos, que es el de no estar sola en la acogida de la avalancha migratoria. El desborde de sus instalaciones y poblaciones costeras por oleadas de inmigrantes llegadas desde que Libia no existe como tal se tradujo, entre otras cosas, en un ascenso imparable del voto antiinmigrante, y la llegada al poder de personajes racistas como Salvini, que han condicionado mucho esta cumbre. Su actitud chulesca y desafiante obtiene réditos y se puede considerar como uno de los ganadores de esta noche. El que la responsabilidad de acogida recaiga en los países frontera también es una victoria de los países del este, encabezados por los cuatro que forman el grupo de Visegrado. Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia han organizado una entente reaccionaria en el seno de la UE que se opone a todo lo que no tenga relación con la recepción de fondos para esas naciones. Sus decisiones obstaculizan sin cesar el proceso de integración y, en el caso de la inmigración, su boicoteo es total, dejando claro que no van a admitir a ningún migrante en su territorio, sea cual sea el origen de su marcha de su nación originaria. A estos cuatro países les ha salido un grupo de naciones de apoyo, más tibias pero con idénticos sesgos, encabezadas por Austria y la mencionada Italia, cuyos nuevos gobiernos son nacionalistas propios a ultranza, y los referidos bávaros de la CSU alemana del principio, que ni son nación ni nada, pero poseen el poder para tumbar el gobierno de Alemania. El acuerdo de esta noche hace que, en general, no se vean implicados con el problema de la inmigración, les siga pareciendo algo lejano, y subcontratan en el sur del Europa el trabajo de gestión, acogida y auxilio de los inmigrantes. Ellos, por su parte, se dedicarán a blindar aún más sus fronteras y, en la medida de lo posible, hacerlo con fondos comunitarios, para no gastar muchos euros de su propio presupuesto. Son otros de los ganadores de esta noche. Al respecto de estos países del este surge cada vez más en la UE clásica una sensación de hartazgo, tristeza y rabia al ver cómo la gran ampliación de la Unión hacia un este que salía de una atroz dictadura comunista se ha convertido en la inserción ene l club de unas naciones que, sin que esté muy claro el por qué, se comportan de una manera egoísta y cicatera hasta el extremo. Nunca esos países, que han pasado un siglo XX atroz y cruel hasta el extremo, han tenido ante sí una mayor oportunidad de prosperidad y desarrollo. Y su comportamiento, profundamente exigente y desagradecido, resulta impropio, por ser generoso.

El titular del artículo de hoy hace referencia a Víctor Orban, presidente de Hungría, y adalid de las reformas reaccionarias en su país y en los de su entorno. Con un discurso populista y lleno de falsedades, revalida mayorías absolutas en cada elección y lleva a su nación, y a Europa en su conjunto, hacia unas posiciones cada vez más extremas no ya en materia de inmigración, sino en algo tan básico como los derechos y libertades civiles, que son la esencia de nuestra democracia. Orban representa un movimiento retrógrado que, no olvidemos, cosecha votos y apoyo popular, por lo que no podemos simplificar sus efectos y hacer como que no existen. Orban es la muestra de un problema, grave, que anida en el fondo de nuestras sociedades, y que cada vez aflora con más fuerza. ¿Cómo responder ante eso? ¿Cómo ganarle la partida?

jueves, junio 28, 2018

¿Cuántos afiliados tiene el PP?


En la era del big data hacerse una pregunta que empieza por “cuántos” debiera tener una rápida y precisa respuesta, pero no es así, ni mucho menos, para un montón de cuestiones. Algunas, por su propia complejidad, otras, por el oscurantismo con el que son tratadas, y ahora mismo estamos entrando en un caso de estos últimos, porque el censo de afiliados del PP, como muestra de la rigurosidad con la que se gestionan estas cosas por parte de los partidos y entidades similares en España, ha demostrado ser un agujero negro de difusas proporciones, bastante más lleno de vacíos que de correosos, vivos y, sobre todo, cotizantes militantes.

Poco más de sesenta mil personas se han inscrito de manera efectiva para votar en el proceso de primarias abiertas en el PP, cuya votación tendrá lugar, en primera vuelta a principios de julio. Sobre las míticas cifras de ochocientos mil militantes de las que tanto se ha hablado, el porcentaje de inscritos es ridículo, lo cual hace pensar en dos alternativas, ambas malas. O bien hay una desmovilización descomunal en las bases del partido ante el proceso, muy importante, que se está desarrollando o bien esa cifra de cientos de miles no tiene nada que ver con la realidad y los inscritos sí representan un porcentaje relevante de los afiliados reales que posee el PP ¿cuál es la respuesta cierta? Ni idea, pero ambas enfrentan a los populares a escenarios negativos. Quizás lo menos malo para el partido sea pensar lo segundo, y asumir que su censo de militantes es una lista de personas que, o bien se apuntaron alguna vez y nunca más han tenido relación con el partido o que muchos de ellos lo fueron y ya no están en este mundo de los vivos. Tiene el PP en este proceso una oportunidad de oro para depurar sus datos, realizar un ejercicio de transparencia y honestidad hacia sí mismo y hacia los militantes reales, y saber de verdad con quiénes cuenta. Y de paso, en el plano financiero, hacer un trabajo de depuración y cobro de pagos atrasados, o regularizar las deudas mediante una tarifa plana, ya ofertada a un coste de 20 euros, para que el concepto de censo sirva también como fuente tributaria. Para hacernos una idea, el PSOE, que ya ha realizado algunos ejercicios de primarias, supera por poco los ciento ochenta mil militantes reales, y Podemos logró en la consulta alucinante del chalet del líder supremo un registro de casi ciento noventa mil inscritos. Por lo tanto, sospecho que la cifra real de militantes del PP no andará muy lejos de esas cifras. Dado que tiene una amplia y veterana implantación territorial puede que las supere, pero me sorprendería que por mucho. A partir de ahí, el porcentaje de inscritos para las primarias se situaría en un 30% de esa estimación e iría bajando a medida que el censo real subiera. Comparar eso con el poco más de 7% que resulta de dividir los sesenta y cuatro mil inscritos entre los teóricos ochocientos mil hace que el porcentaje supuesto de participación sea más presentable, sí, pero igualmente bajo. Esto se puede explicar porque ser militante del PP y participar son dos conceptos antagónicos que hasta ahora no se han dado nunca. En usos y costumbres de democracia interna el PP se parece a un enfermo que lleva postrado en la cama varios años en coma y que, al despertarse de manera brusca, pretende hacer ejercicio. Le va a doler todo, se va a tropezar y tendrá la sensación, lógica, de incapacidad y de constante error. Eso es normal y está el PP en el proceso de aprendizaje de lo que es la democracia en un partido, un sistema mucho más complejo y susceptible de producir errores de cara al público que la dedocracia cesarista, que es sencillísimo, aparentemente monolítico y que genera errores que son imposibles de corregir por definición.

Nos quejamos de que la información de los tiempos antiguos era errónea e incompleta, pero puede que sepamos más de los censos romanos y de lo precisos que eran a la hora de contabilizar quién estaba en Belén o en Nazaret en torno al año cero que cuántos militantes tiene el PP en Murcia. Quizás en Génova podrían ahorrarse el trabajo de criba y preguntarle directamente a Google, que se lo sabe todo, que le diga quiénes son realmente sus afiliados. Seguro que el buscador, que nos tiene a todos fichados, conoce los nombres de los que acuden a los mítines, pegan carteles y aplauden a rabiar a los líderes. Y desde luego sabrá quienes pagan, quienes no lo hacen y quiénes dicen que sí pero no pasan por caja.

miércoles, junio 27, 2018

Pedro Sánchez y la imagen


Es un peligro jugar con las imágenes de uno en este país, tan aficionado a los memes y chistes de todo tipo. La viralidad se busca hoy de cualquier manera y a veces pude salir mal, aunque siempre están los que tiran de ese dicho que dice que lo mejor es que hablen de uno aunque sea mal, que no hay nada peor que ser ignorado. La presidencia de Pedro Sánchez, por lo que vemos, va a estar condicionada por la imagen, su uso y gestión, y eso, sea bueno o malo, es algo a lo que nos vamos a tener que acostumbrar, y más viniendo de las antípodas comunicativas, que han sido los años de Rajoy.

Las escenas de Sánchez corriendo en Moncloa no tienen nada de originales, aunque se les ha dado más bombo de lo habitual por ser las primeras de este presidente en su nuevo entorno. Hemos visto a los anteriores presidentes practicando deporte en ese y otros entornos y no hay nada nuevo en este caso (eso sí, por favor, usen corredor en vez de la gilipollez esa de runner). Las primeras polémicas y disputas en internet se han dado con la imagen de Sánchez en el avión rumbo a la cumbre de Bruselas, y su buscada pose con gafas de sol. A mi la escena no me dice mucha cosa, más allá de la relativa incongruencia de querer ver unos documentos con unas gafas de sol puestas, pero quien hizo la imagen y la distribuyó buscaba el efecto de la notoriedad, de señalar al presidente como un líder atractivo y moderno, de ensalzar su imagen y de aprovecharse de ella. ¿Lo ha conseguido? Discutirán mucho al respecto los expertos, pero sí ha logrado que se hable de él, por lo que el impacto se ha conseguido, a falta de saber la dimensión y, sobre todo, sentido del mismo. Sánchez es joven, atractivo y da una imagen muy buena. Lo sabe, y sus asesores lo van a explotar hasta el infinito, y es lógico que lo hagan. Vamos a asistir a la creación de una imagen de poder asociada al cargo con un candidato presidente que es una perita en dulce para los que se dedican a estos temas, tanto por la planta que posee como por su disposición a ello. ¿Es esto algo extravagante? No, nada de eso. Está plenamente inventado, primero en EEYY, para variar, y luego en el resto del mundo. La gestión de la imagen presidencial es un arte que trata de sacar todo el partido posible de la figura del presidente y de su actividad diaria, dar la sensación de constante actividad y de estar pegado a la realidad, y de paso encumbrar el liderazgo. Lo que sucede es que en España venimos de unos años de presidencia en los que, de manera anormal, se ha actuado justo a la contra de este principio. Rajoy ofrecía una imagen seria, de señor mayor y algo demodé, por decirlo de una manera. Y aborrecía todo lo relacionado con la imagen y su gestión. Huía de los focos, literalmente, y se exponía lo justo y nada más. En este sentido su comportamiento mediático era extraño justo por lo contrario de lo que se le empieza a acusar a Sánchez. Parecía querer esconderse, ocultarse tras la gestión. Y eso, como la sobreexposición, es un error. Se puede jugar la baza de la gestión rigurosa y seria junto a la imagen anodina de tal manera que se pueda sacar partido a ambas, y quizás el mejor ejemplo sea Merkel. Sus trajes clónicos y su gesto de manos abiertas unidas por el pulgar y un dedo sobre el vientre se han convertido en auténtica imagen de marca. Merkel se ha sobreexpuesto mediáticamente por el poder que detenta y por la actividad que desarrolla, pero no ha cultivado una imagen de estadista, sino de eficiente y gris trabajadora. Y su “marca” se ha consolidado. ¿Pudo Rajoy haber hecho algo similar? Sí, pero parece que él y su entorno se negaron a ello en redondo, y durante años hemos vivido en el mundo de la opacidad.

Por eso ahora el contraste con la actitud mediática de Sánchez parece tan enorme como lo es realmente. De todas maneras, deben tener muy claro Sánchez y los suyos que el abuso de imágenes se queda en nada si no hay detrás una gestión solvente. Es un puntal importante, pero no es capaz de cubrir errores de bulto. Corre el riesgo Sánchez de convertirse en Justin Trudeau II, primer ministro de Canadá, devorado por su obsesión mediática que no está a la altura de sus medidas de gobierno. Deberá encontrar el presidente su sitio entre el espectáculo y la gestión, y tener cuidado de que no se le vaya de las manos la propaganda, como sucedió ayer en unas imágenes de “determinación” que eran más propias de una campaña de Mr Wonderful que otra cosa.

martes, junio 26, 2018

Las Harley ya sufren la guerra comercial


Cuando uno toma medidas debe analizar hasta qué punto controla sus consecuencias, no vaya a ser que sea perjudicado por ellas. Muchas veces este análisis es imposible en su totalidad, pero otras es sencillo, y por eso es disculpable cometer errores en el primero de los casos y carece de excusas el segundo. Una guerra comercial es uno de estos segundos supuestos, dado que pese a la complejidad de todas las cuestiones relacionadas con el comercio, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que hacerse daño unos a otros también provoca lesiones a uno mismo, y que es un mal negocio conjunto. ¿Entender algo así es pedir mucho a Trump? Eso parece.

Ayer mismo Harley Davidson anunció que traslada parte de su producción fuera de EEUU para escapar de las sanciones comerciales que ha impuesto la UE como respuesta a las medidas proteccionistas de Tump. Pocas marcas son tan asociadas a la cultura norteamericana como las Harley, que no son las mejores motos se mire el parámetro que se mire, pero que ofrecen una imagen de marca asociada al espíritu libre ya cierto macarrismo de edad que ha seducido a generaciones desde hace muchísimos años. Las Harley se producen en unos EEUU que han visto como la industria nacional ha ido perdiendo peso a favor de los servicios, y cómo muchas de sus fábricas son ahora ruinas o, en todo caso, un pálido reflejo de lo que fueron hace décadas. Muchos de los antiguos trabajadores fabriles, que ahora ocupan lo que se llama el “rust belt” o cinturón del óxido, por el estado en el que se encuentran muchas de esas industrias, son el principal grueso de votantes que lograron llevar a Trump a la presidencia. Desmoralizados, mayores, creyendo haber vivido lo mejor de su vida y asistiendo con tristeza a la decadencia de lo que fueron sus empleos y paisajes, escucharon los cantos de sirena de un Trump que les mintió miserablemente, sí, pero que al menos les habló, fue a ellos, cosa que no ha hecho ningún otro. Y le votaron. Dentro de su extraño imaginario mental, Trump también ve el pasado como una época dorada, añora esos ochenta de industrias desaforadas, como la acería de Springfield que aparecía en varios capítulos de los Simpson (serie que seguro no soporta) y cree que esos negocios que se fueron pueden volver por la mera imposición de aranceles a la importación. Es un enorme error, es no entender nada sobre cómo funciona la economía global y es hacer daño a un sistema internacional que permite, entre otras cosas, que EEUU sobreviva a pesar de su descomunal déficit exterior. Levantar aranceles lleva a una guerra de contramedidas que suele acabar en un nuevo equilibrio en el que todas las partes están mucho peor que al principio. Todas ellas se han puesto barreras, encarecido los intercambios y han salido perdiendo, pero no quieren admitirlo. Desmontar una escalada de tarifas e impuestos a la exportación e importación es mucho más lento y complicado que levantarlas, y sus beneficiosos efectos tardan más en surgir que los daños creados de forma rapidísima al instaurarlas. Por eso creo que el mal que Trump ya ha sembrado en el comercio internacional puede ser más duradero que su presidencia, dure esta lo que dure, porque el recelo y la desconfianza ya se ha instalado en lo que antes eran socios y amigos. Y sí, todos vamos a salir perdiendo con este juego. Como sucede con el Brexit en la escala europea, no hay solución buena ante rupturas unilaterales, sólo escenarios malos o peores, en los que las pérdidas serán muchas o pocas, pero serán.

De momento las medidas de Trump vana a crear una nueva ruina industrial en el corazón de EEUU, y alguna de las plantas de Harley cerrará, tratando de salvar la marca, que bastante dañada está en una época de millenials que no se sienten parte de la cultura de “Easy rider” y de los motores eléctricos. ¿Cuántos empleos se perderán por este cierre? Es imposible saberlo, quizás no muchos, menos a buen seguro de los que en California crea la tecnología al mismo tiempo, pero sean los que sean, ahondarán la herida en la regiones industriales ya decadentes. Y esos nuevos parados, ya propiamente de Trump, seguro que se sienten plenamente estafados por todos, y no entienden nada. Triste panorama el que les espera, y a nosotros como esto vaya a más.

viernes, junio 22, 2018

Ya es verano


Ayer, a las 12:07 del mediodía, se produjo el solsticio de verano en el hemisferio occidental, el momento en el que La Tierra, en su órbita a lo largo del Sol, sitúa al Polo Norte lo más cerca posible del Sol, y con ello los rayos solares inciden en la línea del trópico, en este caso el del cáncer, de manera perpendicular. Es el día más largo del año y, a partir de ahí, las jornadas empiezan a decrecer y las noches a alargar. Curiosamente no es el punto de la órbita en el que nos encontramos más cerca del Sol, sino todo lo contrario. Eso hace que los veranos duren un poco más que los inviernos, que es donde estamos más cerca, dada la excentricidad, leve pero real, de nuestra órbita.

La gran pregunta sobre cómo será el verano, qué tiempo hará, no tiene respuesta, y es una manera de ver todo lo que sabemos sobre ciencia y nuestro mundo y lo mucho que nos queda por aprender. Venimos de una serie de veranos largos, duros, muy intensos, que en gran parte de nuestro hemisferio han servido para batir récords de todo tipo y dejarnos medio asfixiados. En España los últimos años han sido especialmente duros, con temperaturas que dejaban atrás los cuarenta con gran facilidad y azotaban sin descanso resecas planicies. La sequía que hemos vivido hasta hace apenas unos meses vino provocada, entre otras cosas, por eternos y duros veranos que empezaban pronto y no querían irse nunca. ¿Fueron estos veranos de récord pronosticados por los modelos meteorológicos? La respuesta honesta es no. Los modelos actuales estiman tendencias trimestrales en las que prevén desviaciones respecto a la media, en temperatura y precipitación, con un gran margen de error. Trabajan con todo el planeta como escenario de trabajo y, por ello, la precisión que tienen sus observaciones es escasa. Para que nos hagamos a la idea, España se divide en cuatro zonas, con centro en Madrid. Noreste, noroestes, sureste y suroeste, y se trata de ver la tendencia que tendrá cada una de ellas. Suena muy esquemático, y lo es, pero a día de hoy es lo mejor que tenemos. Hay intentos para mejorar esto, y uno de ellos es el modelo europeo de predicción, conocido por las siglas ECMWF. En esta web pueden ver las salidas que ofrece para Europa, donde pueden escoger el mes presente y los siguientes, la zona del continente que prefieran y la variable que el modelo estima, ofreciendo unos mapas en los que se mide al anomalía esperada de dicha variable para el momento y lugar estimado. Debemos ser cautos con estos modelos y saber interpretarlos. Es obvio que, por ejemplo, la estimación para el sur de Europa en agosto de temperaturas es de ausencia de desviación, es decir, normal, debemos esperar mucho calor, porque es lo normal en la zona y el momento. Si les sirve de consuelo, los pasados meses que hemos vivido en España, de lluvias intensas (y benditas) y temperaturas por debajo de lo normal, no fueron previstos ni por este modelo ni por otros hasta que prácticamente el régimen de mal tiempo se estabilizó y se hizo permanente. El calentamiento súbito estratosférico, que tuvo lugar en el inicio de febrero, que ha generado una primavera atípicamente seca y cálida en el norte y centro de Europa, y nos ha mandado para aquí todos sus frentes, no fue visto por los modelos antes de que sucediera, aunque una vez instalado el cambio sí fueron capaces de incorporarlo y ver los efectos que podría tener. Debemos entender que la dinámica atmosférica es de una complejidad bestial, caracterizada por fenómenos caóticos, muchos de los cuales aún desconocemos, y que, por definición, son impredecibles y que por muy bueno que sea el modelo no podrá prever evoluciones temporales muy largas. Seamos por tanto, comprensivos con los expertos que trabajan en esto, que saben muchísimo y, también, son conscientes de lo que desconocen.

Quizás sea el verano la estación en la que más expectativas ponemos. La asociamos con disfrute, relax, vacaciones y alejamiento de los problemas, en una especie de fuga mental que durante meses larvamos bajo nubes y trabajos pendientes. Ese exceso de expectativas puede ser el mejor camino para frustrar una estación, sea cual sea su tiempo y lo que en él hagamos. No se lo que pasará en los próximos meses, pero en todo caso, en el tiempo de ocio que tengan, no se agobien si el Sol les aplasta o no sale como es debido. Habrá días serenos, de cielos azules que nada turbará, otros tormentosos, de grandes nubes y tardes oscuras y ruidosas, y otros intermedios, que ni fu ni fa. Y en todos ellos viviremos y pasaremos el tiempo. Ojalá que de la mejor manera posible.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo el lunes festivo. Incluso parece que en el norte, por fin, estos días saldrá el Sol!! Veremos a ver.

jueves, junio 21, 2018

Soraya vs Cospedal y el anillo de poder


Curiosamente se cumplió lo previsto y, a lo largo de la mañana de ayer, no se presentó un candidato sorpresa de renombre a la carrera por la presidencia del PP. Sí lo hizo un concejal de un pueblo valenciano, que junto con otros dos de los aspirantes forman el trío de desnocidos. García Margallo juega por libre, y Pablo Casado, Cospedal y Sáenz de Santamaría son el trío de ases en esta disputa que enfrenta a siete aspirantes. Entre ellos estará la disputa por el trono de hierro, o el anillo de poder que se diría en El Señor de los Anillos. Por lo que hemos visto en estos últimos años, la metáfora de Tolkien me parece más acertada que la de Martin.

Hay que reconocer que al PP le ha surgido, casi de la nada, un proceso sucesorio de lo más democrático, abierto y moderno, justo en un partido que, literalmente hasta ayer, se caracterizaba por entronizar a los líderes que eran señalados como tales por el que en ese momento era el regente del poder. Aquellos años en los que el sucesor estaba escrito en un cuaderno azul y Aznar presumía de ello, y enseñaba las tapas para dar morbillo a la prensa (y miedo a los suyos) afortunadamente son pasado. Los militantes del PP se enfrentan, por primera vez, a una sucesión en la que pueden elegir, en la que van a ser escuchados y preguntados, cosa que nunca antes sucedió, y eso deja abierto el escenario sobre lo que puede llegar a suceder. Todas las quinielas disputan la elección entre las dos grandes exjefas que han existido hasta hace unos días. Descartando el tío desconocido, a Margallo, y a sabiendas de que a Pablo casado le esperan aún bastantes noticias sobre sus másteres y demás estudios convalidados, es lógico pensar que la lucha se dispute entre Cospedal, la jefa del partido, que controla el poder interno del mismo, y Sáenz de Santamaría, hasta hace nada vicejefa del gobierno, que controla los resortes de lo que era el poder efectivo. Lo ideal para el partido sería un candidato que combinase ambos factores (¿Feijóo?) pero no es así, por lo que la elección se presenta disputada. Y como en toda elección que busca un candidato electoral, los miembros del PP debieran preguntarse no sólo cuál es el rostro que prefieren, sino también cuál es el rostro que cuenta con más posibilidades de cosechar votos en unos futuros comicios. Quizás, si les preguntamos a los militantes, sea Cospedal su favorita, crecida dentro del partido y defensora de una postura más clásica y rígida, y si les preguntamos a los votantes de centro derecha la favorita sería Sáenz de Santamaría, que ofrece una imagen más moderna, abierta, dialogante y con el conocimiento de lo que es gobernar de facto. Como dijo Keynes, para acertar quién gana en un concurso de belleza (entonces estaban mucho más de moda que ahora) no debes votar a la que te parezca más guapa a ti, sino a la que crees que al resto se lo va a parecer. Me da que Soraya sería un cartel electoral mucho más potente de cara a unas futuras elecciones, y los rivales del PP también lo saben. Probablemente prefieran una victoria de Cospedal, mucho más asociada a los casos de corrupción de la época recién terminada, y a la que se puede también atacar por su papel al frente de la Junta de Castilla la Mancha. Para los nuevos partidos (ya no tan nuevos) Soraya también resulta más difícil de ser atacada porque ofrece un perfil de gestión mucho más técnico y menos político. Ese, precisamente, es, curiosamente, el mayor obstáculo de Soraya para ganar estas primarias y cualquier elección. Su falta de emoción, la ausencia total de sentimiento en su discurso, que sigue todavía lleno de tics de opositor que recita temas. En un mitin en un pueblo Soraya se puede encontrar con auténticos problemas para conectar con la audiencia. En eso Cospedal es una política muy superior. Gane quien gane de las dos (si no lo hace un tercero) accederá al control de un partido que ya no será tan rígido como antaño y que tendrá que “recoser” tras el proceso electoral y el trauma de la pérdida de gobierno.

Y el poder y el anillo… quien se presenta a estos cargos es porque, sobre todo, ansía el poder, que es una de las drogas más duras y efectivas. Dejar el poder supone un trauma por el que todo el que lo alcanza debe pasar, antes o temprano, lo admita o no. En este sentido la imagen de Rajoy entrando ayer en su despacho de registrador de la propiedad de Santa Pola es, así lo siento, admirable. Rajoy, tras su derrota en la moción, se ha ido del todo, se ha retirado, porque ha considerado que es lo más honesto que podía hacer. “Ni tutela ni tutía” que dijo Fraga, pero de verdad. La democracia es esto, que alguien que hace dos semanas lo fuera todo ahora ya sea una persona normal, sin cargo ni responsabilidad. A Rajoy le quitaron el poder y ha sabido renunciar a él. Y eso le honra.

miércoles, junio 20, 2018

Importante acuerdo Merkel Macron para la Eurozona


Quizás no sean conscientes de ello, pero la Europa que vivimos es una entidad cada vez más amenazada e irrelevante en el contexto global. Asia crece de manera desaforada, en población y en PIB, y la economía global orbita cada vez más hacia allí, y el vínculo trasatlántico que nos une con EEUU, el país más poderoso del mundo, se rompe día a día entre exabruptos y demás irracionalidades que emanan de la Casa Blanca de Trump, que no deja de ensuciar a cada momento la imagen de su gran nación. Con una población en retroceso y un PIB que crece débilmente tras la pasada crisis, Europa cada vez es menos en el contexto global.

Por eso es fundamental que los europeos actuemos de manera conjunta, nos coordinemos y complementemos para cubrir nuestras particulares carencias y ser más fuertes en el contexto global. Sigue siendo Europa un lugar asociado a una idea de libertad, también de prosperidad económica, sí, pero con la seguridad, el respeto al individuo y la libertad por bandera, y eso nos hace distintos a casi todas las demás zonas del mundo. Esos bienes que defendemos como europeos no caen del cielo, ni nos los otorga alguien con su gracia, sino que deben ser cultivados y defendidos por quienes creemos en ellos, dado que los que no creen o, directamente, se oponen, no descansan día a día en su trabajo de derribo. Por eso, casi más por el mensaje de unidad que por las decisiones tomadas, es muy importante el acuerdo al que llegaron ayer Merkel y Macron, que establece una primera reforma seria de las normas del euro, dotando entre otras cosas al grupo de países que utilizamos la moneda única, de un presupuesto destinado a la inversión y la reducción de disparidades. En el acuerdo se mencionan la mayor parte de instituciones financieras creadas como respuesta a la crisis económica, y se plantea su reformulación, para que extiendan su influencia, alcance, permanencia y tamaño, y sean elementos decisivos para aportar estabilidad ante futuras crisis, sean puramente financieras o no. Muchos de estos detalles se dejan para el año 2021, que parece estar cerca, pero que a la velocidad a la que transcurren los acontecimientos se antoja muy lejano, pero lo decisivo, como antes señalaba, es que de cara a las próximas cumbres europeas, que serán determinantes respecto a las reformas del euro, existe un pacto entre los dos grandes países, sin los que es imposible realizar nada, que marca una estrategia de futuro. Como todo consenso, es un punto intermedio, en este caso entre las amplias aspiraciones de Macron y los recelos de Merkel, pero es un avance respecto a la situación actual. España debiera sumarse de manera entusiasta a este acuerdo y trabajar para que otras naciones también lo hagan, y así lograr que los plazos que en él se recogen no se dilaten en exceso y no caigamos, nuevamente, en marasmos típicos de la Unión que se eternizan en forma de burocrática reuniones en Bruselas que sólo sirven para desesperar a la mayoría de los que en ellas participan, y ni les cuento al resto. Este acuerdo tiene otra derivada muy importante, en este caso sobre el tema de la inmigración, que ahora tanto nos preocupa, y es que probablemente Alemania consiga así que Francia apoye sus propuestas para implantar controles más exhaustivos en las fronteras comunes y llevar a cabo los planes de los que se habla, consistentes en la creación de campos de acogida y clasificación de inmigrantes en territorio fuera de la UE. Sería una extensión de lo que ahora ya funciona en Turquía, para lo cual los europeos pagamos dinero, y que podría tener su réplica en naciones como Túnez o Marruecos, aunque aún es pronto para asegurarlo. El gobierno alemán vive una grave crisis interna debido a este tema, y los socios bávaros de la CSU, que siempre han estado coaligados con la CDU, el partido de Merkel, exigen mano dura y controles, contagiados por el discurso que los países de Visegrado empiezan a imponer en parte de la Unión.

La imagen de Merkel y Macron juntos, dándose la mano y ofreciendo unas guías y orientaciones de futuro llegan, como agua de mayo en este ardiente final de junio, tras lamentables declaraciones que, día tras día, nos asustan y hacen dudar del futuro de Europa. Es el impresentable de Mateo Salvini el que esta semana ha copado titulares con sus racistas declaraciones sobre los gitanos, pero si uno escarba verá que lo que ahora dice no es sino una réplica de sus manifestaciones de toda la vida, referidas a todos aquellos a los que no considera como propios. Así son los racistas, y Salvini lo es. Como ven, no sobran enemigos en casa, y fuera los tenemos para dar y regalar, así que todo lo que avancemos en unirnos será poco, y debe ser celebrado como se merece.

martes, junio 19, 2018

Feijóo no luchará por la presidencia del PP


Ayer, tras casi dos semanas de total oscurantismo, concedió Pedro Sánchez su primera entrevista en televisión tras la llegada a la Moncloa, a una TVE que, como es habitual, fue indulgente con el jefe. Lo más novedoso que aportó, a parte de un escenario muy distinto a los acostumbrados, fue su intención de aguantar en el cargo hasta cuando pueda, verano de 2020 como plazo máximo para convocar elecciones. Si la intención de Sánchez era la de acaparar hoy los titulares y portadas, en parte no lo ha conseguido gracias a que, desde Galicia, se los robaron hora y media antes.

Y es que, si a las 22:00 empezaba la entrevista al presidente, a las 20:30 terminaba una comparecencia de Núñez Feijóo con aire de mitin de campaña en la que todo el mundo daba por sentado que haría su oficial su aspiración a la presidencia del PP y que se saldó con la enorme sorpresa de su renuncia a intentarlo. Escudado en su obligación con los gallegos, estando como está a mitad de mandato, y entre lágrimas, Feijóo fue muy gallego para decir que no se presentaba sin ser explícito, pero lanzando el mensaje de su renuncia de manera señalada. Sorpresa total. Otra vuelta inesperada de guion que vuelve a descolocar a analistas y opinadores de todo tipo que, en estos tiempos, están demostrando saber más o menos lo mismo que el resto de mortales. Es decir, nada. La candidatura de Feijóo era la más segura y dad por arrolladora ganadora en el congreso del PP. Se hablaba incluso de que fuera necesario que alguno más apareciera para dar imagen de batalla frente al líder gallego que concitaba todos los apoyos posibles. Ese esquema se derrumbó ayer por completo en medio de un sol que relucía en Galicia como no lo ha hecho durante meses, según dicen las crónicas meteorológicas del largo invierno y primavera que hemos vivido. A los pocos minutos del suceso era obligado escuchar comentarios y análisis, y aquí, otra vez, asistimos a uno de esos ejercicios de travestismo intelectual a los que nos tienen acostumbrados periodistas y expertos a la hora de coger todos sus pasados argumentos y olvidarlos en segundos ante la nueva realidad. Los que hasta las 20:20 daban por seguro que Feijóo sería el nuevo presidente del PP argumentaban, ni un par de horas después, que era lógico que Feijóo no se presentase dado el convulso estado en el que se encuentra el partido, la lucha soterrada que se vive en él y el oscuro horizonte electoral que le espera en las seguras municipales del año que viene y en las, quién sabe cuándo, generales próximas. Yo seguía instalado en mi sorpresa ante lo que había anunciado el político gallego cuando mi asombro fue sustituido por esa capacidad reversible que dota al tertuliano y opinólogo de argumentos para vadear todo tipo de situaciones de la actualidad y poder pontificar sobre ellas con plena autoridad, al menos durante unos instantes, hasta que el viento sople por otro lado y la autoridad la otorguen otros apellidos y figuras. ¿Es el miedo a la futura derrota en las urnas lo que ha hecho que Feijóo no quiera presentarse? ¿Aspira a liderar un PP triunfador pero no quiere comandar la travesía en el desierto? ¿Cree que el liderazgo que surja el mes que viene será débil, provisional y sometido a la dureza de unas votaciones nefastas para el partido? ¿Se ha acobardado? No tengo ni idea. Pero lo cierto es que el panorama difícil para el PP, el escenario muy complicado, ya estaba sobre la mesa a las 20:20 de la tarde, antes de que Feijóo se pronunciase, no apareció de la nada como si fuera el sol en el Cantábrico. ¿El no de Feijóo materializó todos esos fantasmas que se conocían pero, pensaban los pelotas de turno, que él borraría? Más misterios y dudas sobre la mesa.

¿Y ahora, qué? Excelente pregunta. La conclusión obvia es que ya nada frena el esperado y debido duelo entre Cospedal y Sáenz de Santamaría, aunque de momento ninguna de las dos se ha presentado oficialmente, y visto lo visto ayer sería conveniente que lo hicieran para dar por sentado que así será. Hay cuatro candidatos de momento, dos desconocidos y otros dos, Margallo y Pablo Casado, famosos y con pocas posibilidades de ser líderes del partido. Si las dos jefas se presentan, la batalla será dura, el liderazgo disputado, y las dagas voladoras se oirán en todas las sedes del partido. Y todo ello será visto con silencio y distancia desde Galicia. ¿Esperará Feijóo a que este tiempo pase y, en unos años, volver a intentarlo? Pregunten a los sabios opinadores que, a posteriori, todo lo aciertan. Yo no tengo ni la más remota idea.

lunes, junio 18, 2018

Inmigrantes sin periodistas


Ayer se produjo la esperada llegada de la flotilla del Aquarius al puerto de Valencia, y sin duda fue un hecho memorable, que dudo que puedan olvidar, para los algo más de seiscientos emigrantes que viajaban en las tres embarcaciones en las que fueron repartidos para garantizar, en la medida de lo posible, un viaje confortable. En el puerto, esperándoles, se agolpaba personal de auxilio y socorro, funcionarios encargados de la tramitación de su entrada en España y la determinación del régimen bajo el que acceden y, si se da el caso, permanecen, y cientos y cientos de periodistas, casi tantos como inmigrantes, que retransmitían el acontecimiento y aumentaban aún más la dimensión del mismo.

Casi a la vez que se producían estas escenas, el panorama era muy distinto en las costas andaluzas, en las que no se cesaba de contar la arribada de inmigrantes, el balance de fallecidos y la estimación de los que han podido desaparecer en las aguas del Mediterráneo. Más de mil personas, dos aquiarius si lo queremos decir así, han llegado a las costas andaluzas este fin de semana. No en una flotilla organizada y con cuidados paliativos, no, sino en un goteo de pateras, balsas y otro tipo de embarcaciones, que han dejado de ser flotilla para convertirse en enjambre. A su llegada no los esperaba nadie, salvo la policía y algunos servicios de emergencia, y eso en los casos en los que, mediante el servicio de observación y vigilancia, se detectó a tiempo la proximidad de las embarcaciones y sus pobres ocupantes. En muchos casos esas llegadas se produjeron en sobresalto, por abordaje a la playa, en medio de lo desconocido. Los inmigrantes, exhaustos y derrotados tras periplos que no somos capaces de imaginar, tocaban la tierra prometida de la orilla norte del mare nostrum a sabiendas de que dejaban atrás lo peor de sus vidas y de que nada puede igualar el horror de lo vivido. Sí, la misma sensación que anida en cada uno de los que iban en el Aquiarius y barco anexos. Sin embargo, esta inmigración de pateras apenas ha recibido cobertura mediática. Nos hemos enterado de ella como suplemento a los boletines y especiales informativos que nos detallaban lo que sucedía en Valencia y, de paso, nos contaban que cientos y cientos de inmigrantes eran rescatados en las playas andaluzas. Y que afortunadamente todos los que han llegado a Valencia lo han hecho sanos y salvos, pero que se teme que sean decenas los que se han ahogado este fin de semana en el estrecho mar que dista entre Marruecos y España. ¿Tiene alguna causa especial este repunte de ápteras procedente de Marruecos? Algunos ya hablan de efecto llamada ante hechos que son recurrentes y que no necesitan llamadas de ningún tipo para producirse. Me inclino a pensar que esta oleada viene a ser una especie de mensaje de bienvenida que las autoridades de Marruecos le dan al nuevo gobierno español, recordándole, por si no lo tenía claro, quién es el que controla el estrecho, quién se encarga de garantizar que los inmigrantes no desborden Ceuta, Melilla o las costas andaluzas y, por su puesto, actualizando el precio que cobra por esos “servicios”. Gobierno nuevo, tarifa nueva, por así decirlo. Manteniendo una tradición de anteriores presidentes, que tiene bastante lógica, el primer viaje internacional de Pedro Sánchez será a Marruecos, supongo que para renegociar “precios y cantidades” tras lo cual, a buen seguro, se reducirá el flujo de pateras que salgan de las costas alauís rumbo a España. No es cinismo lo que llena estas líneas, no, es la cruda y dura realidad.

Pero eso sí, una realidad oculta. A día de hoy, lunes, cientos de inmigrantes despiertan, como pueden, alojados de manera improvisada en colegios, barracones y otras infraestructuras en las que habitan provisionalmente, fruto del total colapso de las instalaciones destinada al efecto en gran parte de la costa andaluza por la avalancha de este fin de semana. Voluntarios y profesionales son incapaces de afrontar a tanta gente de golpe, y no cuentan, desde luego, con la presencia de periodista alguno que narre sus vicisitudes, angustias y problemas, enormes en días como estos. Frente al espectáculo de Valencia, la sombra sobre Andalucía, y en ambos casos seres humanos desvalidos, un enorme problema de largo plazo y nuestra falta de respuestas son los protagonistas.

viernes, junio 15, 2018

Aceleración


Comentaba en el viaje de vuelta a Madrid de la boda del pasado sábado a una de las acompañantes que iba en el coche que ya tenía ganas de vivir una semana tranquila, sin exceso de noticias, sin sobresaltos ni bombazos informativos que nos dejasen tan asombrados como agotados. Unos días aburridos, en los que no pasase nada, o diera esa apariencia. Pensaba entonces, ingenuo de mi, con la puesta sol reflejada en las torres de Madrid a nuestra llegada, que la reunión de Trump con Kim sería el gran acontecimiento semanal, y que tras los envites de la pasada, esta sería más serena. Sí, no dejo de equivocarme, y cada vez en mayor grado.

No creo que estemos viviendo hechos excepcionales, salvo miren por donde, la reunión entre Trump y Kim, pero si resulta asombrosa la velocidad a la que se suceden, solapan y se desarrollan. Dimisiones de ministros, órdenes de cárcel para famosos, líos en eso que se llama fútbol y cosas por el estilo han sucedido siempre, pero es cierto que esta semana se han producido episodios en todos los ámbitos de la sociedad y la política como precipitados por una cascada, amarrados unos a otros, en una secuencia imposible de digerir, menos analizar y ni soñar en asimilarlo. Quizás sea eso, la creciente velocidad, la aceleración, lo que caracteriza a este tiempo que vivimos, la sensación de que todo va muy rápido, cada vez más, y que el control de las situaciones se escapa de nuestras manos como arena en la playa. Es indudable que la invasión de las tecnologías de la comunicación y su omnipresencia nos ha cambiado la vida, y eso, entre otras muchas consecuencias, algunas aún por descubrir, ha provocado que las noticias y sus impactos corran a una velocidad inusitada. No pasaron ni doce horas desde que una web nos hizo saber de los chanchullos fiscales del ministro de cultura hasta su forzada renuncia por unos hechos que, a primera hora de la mañana, consideraba pasados e inocentes. El proceso de adquisición de una novedad, digestión, reacción, generación de consecuencias, respuesta de las partes implicadas, novedades, etc, se dio a una velocidad tal que era imposible de ser asimilado como es debido. Vivimos en una sociedad en la que este comportamiento veloz y antireflexivo se ha convertido en norma. Cierto es que mejor que antireflexivo debiera usar la expresión de imposibilidad, porque esa es la cuestión. La velocidad impide tener el tiempo necesario para informarse, reflexionar, sopesar y poseer una opinión fundada ante algo. Problemas complejos se muestran en tuits de decenas de caracteres y al instante uno debe poseer una opinión acertada, plena, inamovible y sin fisuras al respecto. Debe posicionarse, optar por un sí o un no ante cosas de las que, antes, quizás ni hubiera sido capaz de responder. Si no se tiene posición, uno se ve criticado por ello, por propios, ajenos y extraños, y el único consuelo es que la propia velocidad de los hechos hace viejos en días, horas, debates sesudos que son suplantados por la última hora producida en otro aspecto de la actualidad a veces tan distante como opuesto, y vuelta a empezar con el proceso del sí y el no, estos o aquellos, la elección de la posición y la defensa a ultranza de la verdad verdadera frente a la malvada falsedad, aunque uno a veces no sepa ni de qué habla. Debates y posturas falces las ha habido siempre, pero lo novedoso hoy es esa velocidad. ¿Cómo sortearla? Una opción muy socorrida es tirar de argumentarios. Uno trata de identificar en la noticia o tema de debate diversos conceptos que están ideológicamente marcados, sin que se tenga muy claro el por qué, y agarrándose a ellos se replica el argumento que dirían “los míos” ante ello frente a “los otros” y así se logra acertar muchas veces y no salirse de bando. No exige pensar y proporciona confort.

Es una actitud que, la verdad, me repugna. No se quiénes son los míos ni quienes los otros, y cada vez más lo que requiero es tiempo, instantes aunque sea, para digerir lo que sucede, y no acabar como una bulímica, empachado y vomitado tras una ingestión masiva y no digerida de actualidad frente a la que muchas veces no poseo una opinión plenamente formada, y desde luego ni mucho menos argumentada. En tiempos de creciente aceleración y complejidad, cuando más debieran crecer las dudas y menores parecen las certezas, más se polariza y simplifica el debate social. Justo al revés de lo que debiera. Ojalá la semana que viene tenga una actualidad más sosegada y nos deje reposar y pensar. Casi seguro que me equivoco.

jueves, junio 14, 2018

Máxim, el mínimo


Pensábamos que con el cese de Román Escolano tras poco más de ochenta días de ministro habíamos asistido a la brevedad personificada de la estancia en el poder, y que su marca se estudiaría en los libros de historia, pero qué equivocados estábamos. Si Escolano fue “el breve” Máxim Huerta ha sido “el efímero” con seis días en el cargo que le han dado para ver la victoria de Nadal en Roland Garrós y pasear en loor de multitudes por una feria del libro en la que le tocaba firmar ejemplares y recibió elogios y adulaciones inesperadas. Su paso por el ministerio ha sido un visto y no visto. Apenas un guiño.

Se va Máxim porque se ha descubierto que, como a casi todos, a él tampoco le gustaba pagar impuestos pero, como no todos, él sí podía evadirlos. Como muchos de los profesionales que cobran sin estar sujetos a una nómina, Máxim dio de alta un sociedad pantalla para depositar en ella sus ingresos, sin el engorro de la tributación de autónomos y pudiendo cargar sobre la misma costes personales, como los derivados de la compra y reforma de un apartamento en la playa, logrando como fin último una más que sustanciosa rebaja de los impuestos pagados. Era de los muchos, muchísimos, que pregonan día a día en los medios las bondades de la tributación y denuncian a los corruptos que no pagan pero que, por detrás, eluden las obligaciones derivadas de los ingresos que reciben. Un comportamiento tan hipócrita como extendido, tal y como vino a reconocer ayer su exjefa, Ana Rosa Quintana, que no se escandalizaba en lo más mínimo de que la mayoría de los profesionales que trabajan con ella actuaran fiscalmente de esa forma, mientras que en sus discursos la moralidad y el respeto a la Hacienda Pública estaban en todo momento en su boca. Hacienda sabía desde hace tiempo que estas prácticas escondían una gran bolsa de fraude, pero hizo la vista gorda en los años en los que la burbuja hinchaba los ingresos vía ladrillo y no era necesario mover un dedo para conseguir ingresos. Cuando todo se derrumbó hacía falta encontrar euros hasta debajo de las piedras, y el equipo de Montoro puso sus ojos en todos estos profesionales que hablaban mucho, cobraban muchísimo pero apenas pagaban. Supimos hace no muchos años del caso de Monedero, o el del escritor Ildefonso Falcones, que eran idénticos a este, con su sociedad interpuesta y sus ingresos eludidos, y muchos contribuyentes de a pie empezaron a descubrir el pastel que se escondía detrás del famoseo diario y de gremios como el de artistas y periodistas, por nombrar a los conocidos públicos, y en general, profesionales liberales que no están sujetos a nómina y retención. Estas figuras explican que si uno analiza los datos de Hacienda (hablo de memoria, perdón por los posibles errores) apenas haya unas pocas decenas de miles de contribuyentes que tributen al tipo máximo de IRPF, dado que a partir de unos ingresos de 70.000 – 80.000 euros compensa empezar a crear figuras societarias que alivien la carga fiscal. Por eso, también, cada vez que un político dice que va a subir los tipos máximos de IRPF para recaudar más, lo que está haciendo es un discurso electoralista y tramposo, y a sabiendas, porque esa subida afectará a muy pocas personas, las que posean nóminas altas, pero no a los cientos y cientos de miles que eluden el IRPF vía sociedades. Declaraciones de ese estilo quizás den votos en la parroquia de los indignados, pero ni aumentan la recaudación ni son efectivas. El que las hace lo sabe, y como sólo le importa lo primero, las dice. Y de paso, casi seguro, pula su sociedad para seguir apurando las obligaciones con el fisco.

Un apunte, Máxim, sobre tu despedida de ayer. Fue incorrecta. No es adecuado describir como jauría a aquellos que levantan las alfombras propias y considerarlos como portavoces de la libertas y del pueblo cuando lo hacen con los de enfrente. Ese mismo término, jauría, lo emplean el PP, el PSOE, Podemos, o cualquier otro, cuando son ellos los investigados y descubiertos en fraude y es, además de incorrecto, sumamente infantil. Si hubieras tributado lo debido quizás hubieras sido y seguido como Ministro, quién sabe, y los medios no hubieran encontrado nada oscuro en tu pasado. Eso sí, serías mucho menos rico de lo que eres ahora. Y la verdad, ahora que no nos lee nadie, eso es lo único que importa, ¿verdad?

miércoles, junio 13, 2018

El Aquarius es sólo una muestra del problema


Es infame dejar morir a los náufragos. En todos los mares y épocas los barcos han rescatado a aquellos que yacen en el agua o sobre embarcaciones improvisadas y no tienen manera de fijar un rumbo ni alcanzar destino. La decisión del gobierno español de acoger a los cerca de 600 migrantes que yacen en el Aquarius es humanitaria, lógica, y salvará probablemente las vidas de todos ellos, pero que nadie piense que este gesto, que es lo que es, un gesto, sirva para frenar el creciente e imparable proceso migratorio que desde áfrica se dirige a Europa. Como gotas de agua en el Mediterráneo, el Aquarius apenas es una muestra del drama que se vive en la orilla sur y del que apenas sabemos nada.

Tres son las causas principales que determinan la presión migratoria, y las tres tienen difícil solución, si entendemos como solución las vías que impidan que los habitantes de África quieran venir a nuestras naciones. La demografía, la economía y la violencia. Las tasas de natalidad en África son elevadísimas, bastante mayores que ese mítico 2,1 que garantiza el mantenimiento de la población, y desorbitadas si las comparamos con las tasas europeas, que por poco superan en 1 en países como Italia o España. Son los países africanos naciones de explosivo crecimiento demográfico, algunas camino de los cientos de millones de habitantes, y con ratio de juventud en sus poblaciones enorme. Y el futuro que afronta esa juventud es sombrío. Poca gente querría dejar su país y los suyos si las oportunidades económicas les permitirían crecer y desarrollarse. Las economías africanas crecen, sí, pero ni mucho menos lo que sería necesario para abastecer las ilusiones y demandas de esas enormes poblaciones jóvenes, que ven la emigración como única salida. Observábamos con naturalidad como, en los años más duros de nuestra crisis, jóvenes españoles salieran de aquí en busca de futuro hacia otras naciones europeas, y vemos con recelo que habitantes de países con PIBs per cápita que pueden ser ocho o diez veces inferiores a los nuestros quieran viajar a nuestras naciones. Es un movimiento lleno de lógica, y que muy probablemente usted y yo haríamos en su caso. Y el tercer factor es la violencia, la guerra y el terrorismo, que se abate con intensidad en varias de esas naciones. Mali, Congo, Libia, Nigeria… países en los que algunas de sus regiones viven guerras larvadas y actuaciones de ramas de Al Queda o DAESH que poseen la intensidad de un conflicto bélico. Poblaciones enteras obligadas a desplazarse simplemente para salvar el pellejo, que huyen de una muerte casi segura o de un sometimiento a califatos y otras pesadillas que nos harían poner los pelos de punta sólo de oírlas relatar en detalle. Todas estas razones son suficientes para que miles de personas intenten cruzar el Mediterráneo, pagando sus últimos y escasos ahorros a mafias que les estafan y sangran hasta el límite, sabiendo que en muchos casos la travesía puede acabar en tragedia. Y aun así lo intentan. ¿Cómo será de dura y horrible la vida que dejan atrás para arriesgarse a una salida tan peligrosa y llena de trampas? ¿Qué desesperada tiene que estar una persona para jugarse la vida en la ruleta rusa del Mediterráneo libio a cambio de no volver a su hogar? Miles, miles de personas cruzan desiertos, tierras baldías, zonas de guerra y parajes oscuros para acabar al borde de unas costas, marroquíes, libias o de cualquier otro lugar, al frente de las cuales, tras un horizonte de agua, se encuentra el paraíso, un lugar en el que poder trabajar, vivir y saber que no vas a ser asesinado. Piensen en la masiva emigración de europeos del siglo XIX a América en busca de una vida mejor, que llenaba barcos de irlandeses, italianos, y de otros muchos países rumbo al nuevo mundo. Y en ese caso no se encontraba como espoleta la violencia de origen, Europa no vivía grandes guerras civiles ni violencias desatadas, como las que sí hubo en el XVIII o el XX. Era pura huida económica. Y crearon un imperio allí donde fueron, sin saberlo ni esperarlo.

España, Italia Grecia, somos la frontera sur de una Europa rica, decrépita, envejecida y temerosa, que no quiere ver el drama que tiene delante de sí y trata de eludirlo como sea. Pero el problema de la inmigración irá a más. Cerraremos acuerdos como los que ya tenemos con Marruecos o Turquía, pagándoles mucho dinero para que hagan de policía de fronteras y frenen, sin respetar derecho alguno, las oleadas que tratan de cruzar sus países rumbo a los nuestros, pero en Libia, por ejemplo, no hay país al que pagar, no hay estado con el que negociar. Y en Europa el miedo al extranjero crece y se transforma en votos a partidos extremistas como el del nuevo hombre fuerte de Italia, Mateo Salvini, que clama victoria cuando consigue deshacerse de quienes, quizás, en el futuro, puedan pagar sus pensiones. El problema es enorme y no lo queremos afrontar.

martes, junio 12, 2018

Kim, Trump y el caos


Es una de las reuniones más extrañas que imaginarse uno pueda entre líderes mundiales, usando esa acepción con mucha generosidad. Nunca en la historia se ha dado un encuentro entre los mandatarios de EEUU y Corea del Norte. Cuando se anunció esta cumbre hubo incredulidad y risas, que fueron sustituidas poco a poco por la gravedad del tema de fondo. Hace menos de un mes la cumbre peligraba por los mensajes cruzados de ambas diplomacias y, finalmente, ha tenido lugar esta madrugada, hora nuestra, en Singapur, demostrando nuevamente que el centro del mundo se está desplazando hacia Asia. A los europeos ya no nos hacen caso ni como peligro.

La imagen de Trump y Kim sonrientes es de lo más exótica, y sinceramente se me hace difícil de analizar. Juntar a esos dos sujetos uno frente al otro es arriesgarse a una especie de ruleta rusa en la que en cualquier momento uno de ellos puede saltar iracundo y mandar todo a la porra. Ambos poseen un comportamiento poco predecible, basado en rabietas personales, no se dejan aconsejar por nadie y creen mandar el mundo en su integridad, siendo esto último cierto en el caso del norcoreano, dado que su país es una prisión y sus habitantes viven separados del mundo. Se me escapa, para que vean hasta qué punto estoy perdido en esta cumbre, el motivo de la misma, dado que Corea del Norte no tiene aliciente alguno para eliminar su programa nuclear. Es más, la existencia del mismo es lo que le ha permitido meter tanto miedo al mundo como para que Trump y los demás le hagamos caso. Si renuncia a esa arma perderá el seguro que le mantiene aferrado al poder absoluto, y su régimen puede caer. ¿Tanta inversión y esfuerzo en desarrollo nuclear para ofrecer el desmantelamiento a cambio de nada? Busca Corea del Norte la garantía internacional de la pervivencia de su régimen a cambio de la renuncia al arma, y se encuentra el dictador en frente a un sujeto, Trump, al que nada le importa que la dictadura norcoreana se mantenga o no, y menos aún los derechos humanos, pero que se caracteriza por su voluble comportamiento y su falta de compromiso. La palabra de Trump no vale mucho, y sus tuits muestran a un sujeto inestable, volátil, airado y que cambia de criterio en cada pausa publicitaria de los debates basura que ve en su habitación. ¿Se fía Kim de lo que le pueda prometer Trump? Si el norcoreano ha seguido la actualidad de estos días se habrá dado cuenta de hasta qué punto la cumbre canadiense del G7 ha sido un fiasco por culpa de Trump, y la forma con la que el presidente norteamericano ha tratado al resto de socios occidentales. De alguien que se dedica a insultar a los presuntos aliados, que firma un compromiso de mínimos acordado por todos y que, a los pocos minutos, ya subido en el avión presidencial, lejos de la cumbre, se carga ese acurdo con unos tuits, lo último que se puede esperar es fiabilidad y respeto a la palabra dada. Los iraníes ya tienen la experiencia de lo que es que Trump se salte acuerdos multilaterales, por lo que las expectativas que pueda tener el dictador norcoreano en su encuentro pueden estar bien poco fundadas. Si el sátrapa de Pyongyang buscaba una foto, un reconocimiento internacional a su obsceno régimen y una presencia global, eso lo ha logrado con creces. A partir de ahí, todo son incógnitas. ¿Se acabará firmando un tratado de paz entre las dos Coreas, que técnicamente siguen en guerra desde los años 50? ¿Reducirá EEUU su presencia militar en el Pacífico y el apoyo a sus aliados tradicionales, Corea del Sur y Japón? ¿Cuál es el papel de China en este encuentro? ¿Cede EEUU el liderazgo regional a Beijing y se desentiende de la zona? ¿Alguien se cree las promesas de Trump?

Dice el presidente norteamericano, en su habitual y grandilocuente lenguaje, que la reunión ha ido mejor de lo imaginable, lo que es avalar con un éxito una iniciativa personal suya que podría ser un enorme fracaso y ridículo global de salir mal. Consejo, créanse poco las declaraciones de ambas partes, esperemos a ver qué queda tras disiparse el humo de los fuegos de artificio y tengan en mente que, si el norcoreano va en serio, desmantelar un programa nuclear activo con, se estima, de veinte a cuarenta cabezas nucleares e incontables componentes y fábricas asociadas supone un reto de años y años para el que apenas hay experiencia. Eso sí, sería de coña (o no, que diría Rajoy) que Trump al final se llevase mejor con este apestoso dictador que con los líderes de las democracias occidentales.

lunes, junio 11, 2018

Boda y tradición (para CPS y JRM)


Suelo decir muchas veces que hay un país dentro de la M40 de Madrid y otro muy distinto fuera, dos realidades que conviven en un mismo territorio que casi nada tienen que ver una con otra. Quiero hacer referencia con esa expresión al contraste entre la España urbana, moderna, rápida, tecnológica y abierta frente a la España rural, que vive muchas veces en la soledad el hastío, la falta de recursos, de conectividad y que mantiene costumbres y tradiciones que parecen sacadas a veces de reportajes antropológicos de documentalistas de prestigio. En el verano esa España atávica vuelve a tomar protagonismo con el éxodo de las ciudades a los pueblos, pero el resto del año parece marchitar.

Este sábado tuve la oportunidad de vivir una experiencia de inmersión en algunas de esas costumbres, completamente desconocidas para mi, sacadas de no se qué baúl, que te asombran al verlas y te retrotraen a épocas pasadas. Acudí, con otros compañeros de trabajo y a la vez amigos, a la boda de CSP y JRM, que tuvo lugar en Navalcán, de donde es parte de la familia de CSP. Un pueblo de la provincia de Toledo, cercano a Talavera de la Reina, en una zona que ya es cercana a Cáceres y que, en aspecto y amiente, es más Extremadura que Castilla la Mancha. El pueblo, en medio de un paisaje de encinas y prados que lucen un verdor esplendoroso tras esta atípica, y regalada, primavera lluviosa, es una acumulación de casas con poco orden y concierto entre ellas, sin que se pueda decir que es bonito. La iglesia, modesta y apropiada, sigue siendo el edificio más alto de la localidad y en su torre, con aspecto de castillo almenado, unas cigüeñas lo observaban todo desde sus nidos. Acudimos al pueblo con unas indicaciones precisas de CPS de cómo se iba a desarrollar no ya la ceremonia de boda, sino un fin de semana de festejos en los que todo el pueblo se vuelca en la decoración y agasajo a los novios. El programa de la boda, como si se tratase del de unas fiestas populares, se extendía desde la tarde del viernes a casi la mañana del domingo, aunque yo y gran parte de mis compañeros sólo estuvimos el sábado. No vimos, por tanto, el proceso de decoración de la iglesia y aledaños que la tarde del día anterior era efectuado por familiares y amigos de los contrayentes, pero llegamos a tiempo para asistir a los cortejos y previos al enlace, actos que están presididos por la presencia del novio que, en compañía de sus familiares y agrupaciones folclóricas, acude a la casa de la novia un rato antes de que tenga lugar la ceremonia para presentarse ante ella, recogerá y acompañarla al altar. Frente a la casa de CPS se agolpaba una multitud que esperaba ansiosa el momento, y llegamos nosotros pocos minutos antes de que, por un extremo de la callejuela, asomara la comitiva del novio, en medio del sonido de guitarras, bandurrias y castañuelas. La casa de la novia era un ir y venir de gente, agolpada en la entradilla de la misma, que poseía un pequeño porche elevado sobre el nivel de la calle, y que era visible a través de las ventanas del edificio, desde las que se intuían coloristas vestidos, prisas e ilusiones. El novio se plantó frente al porche y esperó, con la calle atestada de invitados y curiosos, mientras de la casa de la novia salían familiares en goteo, precediendo a la protagonista, que tan emocionada como él, le dio el primero beso de la jornada en medio de nuestro aplauso. Ya juntos, ambos encabezaban una especie de procesión laica en la que todos los presentes, fuéramos invitados o no, recorríamos las calles del pueblo para llegar a la explanada elevada sita en frente a la iglesia, donde se congregaba aún más gente de la localidad, para ver, admirar, aplaudir, comentar y acompañar el cortejo. La iglesia se llenó con los invitados, pero era una continuación del ambiente de la calle. Las puertas permanecieron abiertas y no había separación entre el jolgorio popular y la imaginería religiosa, decoración de unas tradiciones tan arraigadas como la fe.

La salida de la iglesia, el cortejo y bailes posteriores, el nuevo procesionar hasta la modesta plaza del pueblo en la que los novios bailaron algunas danzas locales junto a miembros de los grupos de danzas, el atavío y trajes típicos que vestían muchos de los presentes, la presencia de los lugareños que en todo momento nos acompañaban, sintiéndose tan invitados al evento como nosotros… cuando volvía en coche hacia Madrid y empezaron a divisarse, al fondo, los rascacielos de la ciudad, volví a tener la sensación de que no es la distancia en kilómetros, sino el tiempo y la costumbre, lo que separa ambos mundos, que parecen enfrentados, pero que se necesitan y complementan. CPS organizó este sábado una de las bodas más curiosas en las que he estado en toda mi vida.

viernes, junio 08, 2018

Iván Redondo en el Ala Oeste de Moncloa


¿Les suena el nombre de Iván Redondo? Debiera, créanme. Gran parte de las cosas que han pasado en España en estas últimas semanas de vértigo han sucedido por su voluntad, por sus ideas y los pálpitos que le ha transmitido a su jefe, Pedro Sánchez. Él vio la oportunidad de hacer caer al gobierno de Rajoy cuando pocos lo esperaban, él supo que la sentencia de la Gürtel era la gota necesaria para desmoronar los apoyos en torno a la figura del ya expresidente y, sobre todo, él supo ver en Sánchez un caballo ganador y lo entrenó, si se me permite la expresión, sin muchos más apoyos, hasta que la carrera de su vida comenzó. Y la ganó.

Iván redondo es un consultor político, una de esas figuras que trabajan en la sombra y que modelan las luces del poder que nos deslumbran, admiran y horrorizan. De treinta y muchos años, está bregado en la política española desde hace mucho tiempo y ha trabajado tanto para el PP como para el PSOE. Primero con los populares, a los que llevó a la victoria en territorios hostiles, imposibles, como Extremadura u Hospitalet de Llobregat, ocn candidatos tan diferentes entre sí como Alfonso Monago o Xabier García Albiol, que no son sólo antítesis estética, sino también ideológica. Redondo supo ver en ellos cualidades ganadoras y, sobre todo, supo ver en cada uno de los mercados electorales la llave que les permitiría conquistarlos. Adaptó discursos, formas, mensajes y campañas de tal manera que sólo el logo del PP fuera común, nada más. Tras esos triunfos Redondo quiso entrar en la política nacional, en la primera división, y se ofreció al PP de Génova, que lo rechazó, en una decisión que sin duda ahora lamentan tantos por los pasillos de la sede popular y por las habitaciones de sus casas particulares, a donde han retornado tras dejar el poder. Miedo a lo nuevo, descreimiento ante tácticas arriesgadas, comodidad, sentido de la superioridad de una visión antigua que fue efectiva pero que no era capaz de ver que hacía aguas… no lo se, supongo que un poco de todo. El Pp no quiso a Iván, pero Iván quería llegar al poder, y vio a un candidato desahuciado por los suyos, dejado en la cuneta, que se resistía a perder, que quería seguir en la brecha, llamado Pedro Sánchez. E Iván vio allí un diamante, un candidato perfecto para modelar, un hombre que tras la derrota total podía reconstruirse desde cero, sin ataduras ni compromisos. Iván se ofreció a Pedro, Pedro lo fichó y se dejó asesorar por Iván. Y el tándem empezó a funcionar desde la nada hasta la reconstrucción del poder interno de Sánchez en un PSOE en el que su retorno a la Secretaría General fue visto por muchos como algo milagroso, impensable. Iván logró crear el relato del hijo pródigo, del derrotado que renace de sus cenizas, que se reconstruye, una idea llena de épica que las películas explotan sin cesar y que los espectadores devoran una y otra vez, y no cesan de aplaudir cunado ese héroe destruido, que a mitad de metraje es la imagen de la derrota y el abandono, se rehace en medio de acordes épicos y logra una victoria soñada al final, justo antes de los títulos de crédito. Historia una y mil veces contada, pero efectiva todas ellas. Lo que se ha producido en la política española en estas dos últimas semanas es, además de inédito, la culminación de ese relato de héroe que renace, de un Sánchez que de la nada llega a lo más alto que uno pueda imaginar, y con Iván de su lado. Por eso no tiene nada de raro que le haya nombrado su jefe de gabinete, un cargo que no tiene el relumbrón de Ministro, pero que es más poderoso que muchos de ellos. Iván tendrá acceso a toda la información de que disponga el gobierno, y será el que pueda hablar con Sánchez sin cortapisa alguna. Coordinará todo y será su consejero de referencia. Y si Sánchez se deja, podrá determinar políticas y estrategias.

Iván es muy listo y ha trabajado mucho y bien, y es confeso admirador de esa grandiosa serie que es “El Ala Oeste de la Casa blanca” que, en siete temporadas, enseña plenamente cómo funciona la política, sus luces y sombras, y cómo se gestiona el día a día del poder en una entidad en la que el trabajo desborda a los brillantes genios que la habitan y desviven. Soñó Iván algún día con ser como Toby Ziegler o Josh Lyman, personajes de esa trama y ayudantes de primera de sus jefes, pero ha acabado siendo Leo Mcgarry, el jefe de gabinete de las primeras temporadas, sustituido después por CJ Cregg. Si quieren un consejo, vean el “Ala Oeste”, déjense deslumbrar por los diálogos imposiblemente perfectos de Aaron Sorkin, disfruten y aprendan. Iván lo hizo y no le ha ido nada nada mal.

jueves, junio 07, 2018

Pedro Duque, del espacio al Ministerio


De entre todos los nombramientos del nuevo gobierno de Sánchez, el más sonado y mediático, hasta la elección de Maxím Huerta como responsable de Cultura, es sin duda el de Pedro Duque, como gestor de Ciencia, Investigación y Universidades. Duque es un símbolo de este país, un lugar en el que la ciencia no destaca y los que se dedican a ella malviven tantas veces entre la indiferencia. Si la cultura en España no da mucho dinero, me atrevo a decir que la ciencia casi menos. Por eso es aún más relevante su presencia al frente de un cargo de tan alta responsabilidad y lo que pueda hacer, impulsar y mover desde ese puesto.

¿Qué va a ser capaz de hace Duque como ministro? Lo primero y más recomendable, como casi siempre, es rebajar las expectativas y no esperar revolucione ni cambios trascendentes. Se pone Duque al frente de una enorme maquinaria en la que un montón de organismos oficiales y privados desarrollan su actividad y miles de personas, funcionarios y no, trabajan cada día. Eso implica, sobre todo, inercia. Y contra esa inercia poco podrá hacer la voluntad de una sola persona. El diagnóstico de los males de la investigación en España es ya clásico y muy acordado entre los responsables del gremio, y afecta tanto a la parte pública como a la privada. ¿La elección de un personaje mediático puede ser un revulsivo? Sí, pero no garantiza nada. Ya tuvimos dos ministros con fama en áreas similares en el gobierno de ZP: Bernat Soria en Sanidad y Cristina Garmedia en Ciencia e Innovación, y su desempeño no fue memorable. Posee Duque características especiales que pueden ayudar en labor. No sólo el hecho de que sea un genio, que lo es, ni que concite todo el respeto posible por parte de todo el país, que lo tiene, sino, sobre todo, su experiencia internacional y de trabajo en equipo. Uno no llega al espacio subido en una montaña de soberbia y autoconfianza, sino en toneladas de esfuerzo, combustible y trabajo en equipos inmensos, de miles de personas que desempeñan las más inimaginables labores. Duque domina toda la técnica que podamos esperar, pero también sabe negociar, ceder, colaborar, compartir y, una vez logrado el éxito, no dejarse obnubilar por él, saber bajar de la borrachera de los elogios para volver a la vida discreta y entregada. Ha trabajado con las tres principales agencias espaciales (EEUU, Rusia y ESA europea) y ha desempeñado labores en empresas privadas como Deimos, por lo que sabe lo que es ciencia y lo que significa un presupuesto, y que este último puede ser una restricción para los viajes espaciales miles de veces más fuerte que cualquier campo gravitatorio o de radiación cósmica. El 23 de febrero les conté en este mismo blog mis impresiones tras una charla en la que le pude ver, en la que el tema principal era el de un posible viaje a Marte y el estado actual de la exploración espacial. Divulgativo, sencillo, directo, claro y con un toque socarrón, Duque habló mucho de la tecnología de los viajes, de los retos científicos y de los problemas que aún no hemos sabido resolver para desarrollar esa aventura, pero también se explayó en la necesidad de la cooperación internacional, en la simbiosis entre lo público y lo privado, en que si los europeos no dotamos de presupuesto a la investigación no rendirá y los que sí lo hacen (China sin ir más lejos) nos adelantarán y que estudiar carreras de ciencias y motivar a los chavales para ello es trascendente para que la sociedad tenga capital humano formado. Trató de sembrar vocaciones ante un auditorio diverso, con personas de todas las edades y, seguro, inquietudes. Y lo hizo muy bien.

Un aspecto de Duque muy importante, y no menor en estos tiempos, es su lucha constante contra los escépticos y los que defienden las pseudociencias, que lamentablemente tan en boga están hoy en día. Terraplanistas, homeaopáticos, creacionistas, antivacunas y demás especies de este aberrante zoo son atacadas sin piedad, pero a la vez con gracia y estilo, por Duque cada vez que tiene oportunidad para ello. El contraste con Italia, donde han escogido una ministra de sanidad que flirtea con los antivacunas no puede ser mayor. En fin, a expensas de lo que pueda durar el gobierno y de lo que sea capaz de hacer en él, es seguro que Duque trabajará sin descanso para mejorar el área que le ha tocado. Ojalá acierte y todos le ayudemos a ello. Qué emocionante va a ser verle como ministro

miércoles, junio 06, 2018

El nuevo gobierno de Sánchez


Como si fuera el sorteo de la lotería de Navidad, los nombres de los nuevos ministros del gobierno de Sánchez han ido saliendo poco a poco, pero de manera constante, en el lapso de un par de días, fruto de la premura de tiempo que el traspaso de poderes fruto de una moción obliga a tomar. Algunos ministerios son como los quintos premios, que dan alegrías y son noticiosos pero que en seguida se diluyen. Otros, sin embargo, son premios gordos. Para mis gustos, las joyas del gobierno son Exteriores y, sobre todo, las carteras económicas. En estas hay algunas de rango medio, como pueden ser empleo o industria (o ciencia e innovación, como se acabe denominando) y luego está el premio gordo. Economía y Hacienda.

Ha sido tradición del PSOE unir estos dos ministerios y del PP separarlos, sin que tenga muy claro a qué responden ambas ideas, que pueden ser correctas o no desde distintos puntos de vista. Las seleccionadas para estos cargos marcan, como en el caso de Borrell en exteriores, un mensaje claro de seriedad, de rigor y europeísmo. Nombrar en los grandes ministerios económicos a personas de perfil bajo, o que pudieran tener veleidades populistas sería un mensaje nefasto a los agentes económicos y a una Europa en la que las finanzas cada vez pesan más, vistos los problemas globales que pueden generar. Para Hacienda ha elegido Sánchez a Maria José Montero, que apenas difiere una letra en un apellido de su antecesor. Cirujana de formación, ha ejercido como consejera de la materia en la Junta de Andalucía durante muchos años y tiene experiencia a la hora de conformar un presupuesto. De hecho Andalucía es una de las CCAA que cumple desde el principio con los objetivos de déficit y eso ya es un aval. Los últimos presupuestos los ha elaborado en virtud del pacto que el PSOE tiene con Ciudadanos, por lo que sabe lo que es negociar con otras formaciones. Carezco de referencias más detalladas, pero la música suena bien. Para Economía la elegida ha sido una de las candidatas que ya era mencionada en las webs este mismo lunes, Nadia Calviño. Comparte algunas características con el breve Román Escolano, que apenas ha sido ministros ochenta y tantos días. Ambos son Técnicos Comerciales del Estado, funcionarios de carrera de primer rango por lo tanto, y proceden de puestos europeos mucho mejor valorados, pagados y relajados del que acogen como destino. En el caso de Nadia, deja la Dirección de Presupuestos de la UE, donde ha trabajado durante bastantes años, y dejado una buena imagen. No la conozco, pero muchos jefes míos y conocidos del trabajo sí, y hablan bien de ella, de su seriedad y del rigor con el que desempeña el puesto, cosa que también comentaban algunos que conocían a Escolano “el breve”. El precedente del desastre financiero personal que ha sufrido el exministro con el cambio de gobierno podía ser un gran freno para que, con la inestabilidad que vivimos, Nadia renunciara a ese puesto, pero no lo ha hecho, cosa que le honra. Ambos nombramientos, Maria José y Nadia, lanzan un mensaje rigorista y europeísta, y sobre todo, de seriedad. Creo que la única estrategia que le puede funcionar a Sánchez en el tiempo, imposible de determinar, que dure su gobierno, de cara a las elecciones, es la de mostrarse serio, solvente, riguroso, profesional y con aire de estado. Su baza es que se le vea como un valor seguro, sin cometer veleidades, dejando que Podemos se suma en sus contradicciones y demandas disparatadas y siendo un referente de la izquierda seria, quitando también votos reformistas a Ciudadanos. Si de paso el PP no logra recomponerse, plan perfecto para el líder socialista. A priori Sánchez está acertando con el perfil de sus nombramientos, y eso es muy bueno para todos

El contraste con estos nombramientos no puede ser mayor viendo lo que sucede en Italia. Allí será hoy ratificado definitivamente por las cámaras un gobierno lleno de oscuros personajes que parece una galería de los horrores ideológicos. El gobierno, fruto de una alianza entre un macro VOX PDCat con un símil de Podemos, posee ministras de sanidad que son antivacunas, ministros de familia que opinan que los gays no existen, responsables de economía que no creen en el Euro, titulares de carteras de Europa que son antieuropeos y prorusos, un primer ministro que carece de cualquier peso político y un ministro de interior, Salvini, que es un supremacista que no para de lanzar mensajes excluyentes. Italia es el infierno del que debemos huir.

martes, junio 05, 2018

Curar el cáncer


Se que es una decisión arriesgada, imprudente, el titular un artículo con dos palabras antitéticas, “cáncer” y “curación” y que pueden llamar a engaño, o lo que es peor aún, suscitar falsas ilusiones. Sin embargo creo que las tres palabras que componen el título del artículo de hoy son precisas, al menos en el caso que se acaba de conocer, y suponen la confirmación de que otro concepto, la inmunoterapia, puede ser la puerta para revolucionar nuestra imagen del cáncer y de otras muchas dolencias. En todo caso, aviso, nada de triunfalismos. Nada. El caso que se ha hecho público es exitoso y abre una vía, pero no quiere decir que todo el mundo pueda transitar por ella. Las expectativas, por favor, deben ser moderadas.

Es innegable que en el cáncer hemos pasado del tiempo de la resignación ante la muerte al de la gestión de la supervivencia. Siguen existiendo tumores virulentos inabordables, como el de páncreas, que se ven como sentencias inapelables del destino, pero en muchos otros procesos cancerosos como el de próstata, colon, mama o leucemia, por citar algunos, la detección precoz, los buenos hábitos de vida y la mejora médica han contribuido notablemente a rebajar las tasas de mortalidad, convirtiéndolos en enfermedades crónicas de las que se sale. Se obliga al paciente, de por vida, a realizarse análisis y estudios para estar seguros de que la enfermedad no rebrota, pero el enfermo saber que ya no lo es del todo. En estos casos la curación no es plena, porque el riesgo permanece y, normalmente, los tratamientos se cobran parte de la salud del paciente por su agresividad, aunque la variabilidad de la respuesta del cuerpo ante ellos es de lo más asombrosa. La ciencia médica, que no deja de avanzar, ha ido poco a poco pasando del tratamiento bruto, el bombardeo por saturación del tumor vía quimio y radioterapia, a técnicas menos invasivas y más personalizadas, tanto usando herramientas clásicas como otras más modernas. La inmunoterapia lleva tiempo en boca de todos como una de las mayores esperanzas en el campo de la medicina personalizada y como vía para atacar a los tumores. Se basa en una idea tan simple como genial, que es usar el propio sistema inmunitario del paciente, el que nos protege día a día de infecciones y enfermedades, para que ataque al tumor. Se preguntarán ustedes cómo es posible que el sistema inmune, por defecto, no haga esa labor, y la respuesta a esa pregunta nos abre las puertas a la carrera armamentística que se produce en el interior de nuestros cuerpos. Los tumores, que se componen de células del propio cuerpo, desarrollan estrategias defensivas de camuflaje para no ser detectados por los linfocitos, los glóbulos blancos, y así sobrevivir. Se camuflan, y la “policía” del cuerpo no los ve y no puede actuar. A medida que pasa el tiempo y el tumor crece su capacidad de camuflaje disminuye, pero su fuerza bruta aumenta y los daños que genera al cuerpo ya no pueden ser evitados por un sistema inmune que no está diseñado para ello. Por eso actuar preventivamente o en las fases iniciales del tumor es básico, para evitar su extensión, atacarlo cunado es más pequeño y débil y lograr así que no haya destrozos adicionales. Piense usted, con Parque Jurásico en su mente, que es más fácil acabar con un tiranosaurio cuando es una cría en su huevo que cuando yergue sus muchas toneladas y afiladas mandíbulas sobre sus dos enormes patas traseras. Las técnicas de inmunoterapia buscan enseñar, permítaseme el término, a los linfocitos del cuerpo a identificar el tumor que se ha detectado, lograr que burlen el camuflaje y, tras ello, el ejército de defensa del cuerpo lanzará una orden automática de ataque para acabar con el maligno como lo hace con el virus de la gripe. Y en esa batalla, con un tumor en sus primeras fases, el cuerpo tiene muchísimas posibilidades de ganar.

El caso que ha sido noticia es un referente de este tipo de técnicas, y revela la curación plena de una paciente de cáncer de mama con metástasis extendidas, es decir, un escenario más avanzado y peligroso del que les había descrito. Y la inmunoterapia ha funcionado con una eficacia y extensión tremenda, devastadora para el cáncer, hasta lograr eliminarlo por completo de todos los puntos en los que se encontraba, y lograr curar a la paciente por completo. ¿Milagros? Sí, sobre todo por parte de médicos y científicos que llevan años trabajando e invirtiendo dinero en desarrollar técnicas así. El artículo enlazado explica muy bien el proceso seguido, y debe ser leído con esperanza y, reitero una y mil veces, prudencia. Esta técnica requiere personalización en el tratamiento, cada caso tiene problemas específicos, y una intensa inversión. Pero sí, estamos ante una revolución que, poco a poco, empieza a dar frutos.