Como
si fuera el sorteo de la lotería de Navidad, los nombres de los nuevos
ministros del gobierno de Sánchez han ido saliendo poco a poco, pero de manera
constante, en el lapso de un par de días, fruto de la premura de tiempo que el
traspaso de poderes fruto de una moción obliga a tomar. Algunos ministerios son
como los quintos premios, que dan alegrías y son noticiosos pero que en seguida
se diluyen. Otros, sin embargo, son premios gordos. Para mis gustos, las joyas
del gobierno son Exteriores y, sobre todo, las carteras económicas. En estas
hay algunas de rango medio, como pueden ser empleo o industria (o ciencia e
innovación, como se acabe denominando) y luego está el premio gordo. Economía y
Hacienda.
Ha
sido tradición del PSOE unir estos dos ministerios y del PP separarlos, sin que
tenga muy claro a qué responden ambas ideas, que pueden ser correctas o no
desde distintos puntos de vista. Las
seleccionadas para estos cargos marcan, como en el caso de Borrell en
exteriores, un mensaje claro de seriedad, de rigor y europeísmo. Nombrar en
los grandes ministerios económicos a personas de perfil bajo, o que pudieran
tener veleidades populistas sería un mensaje nefasto a los agentes económicos y
a una Europa en la que las finanzas cada vez pesan más, vistos los problemas
globales que pueden generar. Para Hacienda ha elegido Sánchez a Maria José Montero,
que apenas difiere una letra en un apellido de su antecesor. Cirujana de
formación, ha ejercido como consejera de la materia en la Junta de Andalucía
durante muchos años y tiene experiencia a la hora de conformar un presupuesto.
De hecho Andalucía es una de las CCAA que cumple desde el principio con los
objetivos de déficit y eso ya es un aval. Los últimos presupuestos los ha
elaborado en virtud del pacto que el PSOE tiene con Ciudadanos, por lo que sabe
lo que es negociar con otras formaciones. Carezco de referencias más
detalladas, pero la música suena bien. Para Economía la elegida ha sido una de
las candidatas que ya era mencionada en las webs este mismo lunes, Nadia
Calviño. Comparte algunas características con el breve Román Escolano, que
apenas ha sido ministros ochenta y tantos días. Ambos son Técnicos Comerciales
del Estado, funcionarios de carrera de primer rango por lo tanto, y proceden de
puestos europeos mucho mejor valorados, pagados y relajados del que acogen como
destino. En el caso de Nadia, deja la Dirección de Presupuestos de la UE, donde
ha trabajado durante bastantes años, y dejado una buena imagen. No la conozco,
pero muchos jefes míos y conocidos del trabajo sí, y hablan bien de ella, de su
seriedad y del rigor con el que desempeña el puesto, cosa que también
comentaban algunos que conocían a Escolano “el breve”. El precedente del desastre
financiero personal que ha sufrido el exministro con el cambio de gobierno podía
ser un gran freno para que, con la inestabilidad que vivimos, Nadia renunciara
a ese puesto, pero no lo ha hecho, cosa que le honra. Ambos nombramientos, Maria
José y Nadia, lanzan un mensaje rigorista y europeísta, y sobre todo, de
seriedad. Creo que la única estrategia que le puede funcionar a Sánchez en el
tiempo, imposible de determinar, que dure su gobierno, de cara a las
elecciones, es la de mostrarse serio, solvente, riguroso, profesional y con
aire de estado. Su baza es que se le vea como un valor seguro, sin cometer veleidades,
dejando que Podemos se suma en sus contradicciones y demandas disparatadas y
siendo un referente de la izquierda seria, quitando también votos reformistas a
Ciudadanos. Si de paso el PP no logra recomponerse, plan perfecto para el líder
socialista. A priori Sánchez está acertando con el perfil de sus nombramientos,
y eso es muy bueno para todos
El
contraste con estos nombramientos no puede ser mayor viendo lo que sucede en
Italia. Allí será hoy ratificado definitivamente por las cámaras un
gobierno lleno de oscuros personajes que parece una galería de los horrores
ideológicos. El gobierno, fruto de una alianza entre un macro VOX PDCat con
un símil de Podemos, posee ministras de sanidad que son antivacunas, ministros
de familia que opinan que los gays no existen, responsables de economía que no
creen en el Euro, titulares de carteras de Europa que son antieuropeos y
prorusos, un primer ministro que carece de cualquier peso político y un
ministro de interior, Salvini, que es un supremacista que no para de lanzar
mensajes excluyentes. Italia es el infierno del que debemos huir.
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