viernes, junio 22, 2018

Ya es verano


Ayer, a las 12:07 del mediodía, se produjo el solsticio de verano en el hemisferio occidental, el momento en el que La Tierra, en su órbita a lo largo del Sol, sitúa al Polo Norte lo más cerca posible del Sol, y con ello los rayos solares inciden en la línea del trópico, en este caso el del cáncer, de manera perpendicular. Es el día más largo del año y, a partir de ahí, las jornadas empiezan a decrecer y las noches a alargar. Curiosamente no es el punto de la órbita en el que nos encontramos más cerca del Sol, sino todo lo contrario. Eso hace que los veranos duren un poco más que los inviernos, que es donde estamos más cerca, dada la excentricidad, leve pero real, de nuestra órbita.

La gran pregunta sobre cómo será el verano, qué tiempo hará, no tiene respuesta, y es una manera de ver todo lo que sabemos sobre ciencia y nuestro mundo y lo mucho que nos queda por aprender. Venimos de una serie de veranos largos, duros, muy intensos, que en gran parte de nuestro hemisferio han servido para batir récords de todo tipo y dejarnos medio asfixiados. En España los últimos años han sido especialmente duros, con temperaturas que dejaban atrás los cuarenta con gran facilidad y azotaban sin descanso resecas planicies. La sequía que hemos vivido hasta hace apenas unos meses vino provocada, entre otras cosas, por eternos y duros veranos que empezaban pronto y no querían irse nunca. ¿Fueron estos veranos de récord pronosticados por los modelos meteorológicos? La respuesta honesta es no. Los modelos actuales estiman tendencias trimestrales en las que prevén desviaciones respecto a la media, en temperatura y precipitación, con un gran margen de error. Trabajan con todo el planeta como escenario de trabajo y, por ello, la precisión que tienen sus observaciones es escasa. Para que nos hagamos a la idea, España se divide en cuatro zonas, con centro en Madrid. Noreste, noroestes, sureste y suroeste, y se trata de ver la tendencia que tendrá cada una de ellas. Suena muy esquemático, y lo es, pero a día de hoy es lo mejor que tenemos. Hay intentos para mejorar esto, y uno de ellos es el modelo europeo de predicción, conocido por las siglas ECMWF. En esta web pueden ver las salidas que ofrece para Europa, donde pueden escoger el mes presente y los siguientes, la zona del continente que prefieran y la variable que el modelo estima, ofreciendo unos mapas en los que se mide al anomalía esperada de dicha variable para el momento y lugar estimado. Debemos ser cautos con estos modelos y saber interpretarlos. Es obvio que, por ejemplo, la estimación para el sur de Europa en agosto de temperaturas es de ausencia de desviación, es decir, normal, debemos esperar mucho calor, porque es lo normal en la zona y el momento. Si les sirve de consuelo, los pasados meses que hemos vivido en España, de lluvias intensas (y benditas) y temperaturas por debajo de lo normal, no fueron previstos ni por este modelo ni por otros hasta que prácticamente el régimen de mal tiempo se estabilizó y se hizo permanente. El calentamiento súbito estratosférico, que tuvo lugar en el inicio de febrero, que ha generado una primavera atípicamente seca y cálida en el norte y centro de Europa, y nos ha mandado para aquí todos sus frentes, no fue visto por los modelos antes de que sucediera, aunque una vez instalado el cambio sí fueron capaces de incorporarlo y ver los efectos que podría tener. Debemos entender que la dinámica atmosférica es de una complejidad bestial, caracterizada por fenómenos caóticos, muchos de los cuales aún desconocemos, y que, por definición, son impredecibles y que por muy bueno que sea el modelo no podrá prever evoluciones temporales muy largas. Seamos por tanto, comprensivos con los expertos que trabajan en esto, que saben muchísimo y, también, son conscientes de lo que desconocen.

Quizás sea el verano la estación en la que más expectativas ponemos. La asociamos con disfrute, relax, vacaciones y alejamiento de los problemas, en una especie de fuga mental que durante meses larvamos bajo nubes y trabajos pendientes. Ese exceso de expectativas puede ser el mejor camino para frustrar una estación, sea cual sea su tiempo y lo que en él hagamos. No se lo que pasará en los próximos meses, pero en todo caso, en el tiempo de ocio que tengan, no se agobien si el Sol les aplasta o no sale como es debido. Habrá días serenos, de cielos azules que nada turbará, otros tormentosos, de grandes nubes y tardes oscuras y ruidosas, y otros intermedios, que ni fu ni fa. Y en todos ellos viviremos y pasaremos el tiempo. Ojalá que de la mejor manera posible.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo el lunes festivo. Incluso parece que en el norte, por fin, estos días saldrá el Sol!! Veremos a ver.

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