lunes, enero 31, 2011

Momias por el suelo

Lo de Egipto es muy importante. Todo el mundo lo dice, pero es que además es cierto. El único régimen de la zona aliado de Israel y Estados Unidos (y de Europa, dicho sea de paso) puede caer en cualquier momento por la revuelta popular que llena sus calles y plazas. Hay muchos y buenos artículos en prensa que exponen el porqué de la importancia de lo que sucede en El Cairo y Suez, y de los múltiples e inciertos escenarios que se abren, así que yo, que no soy un experto en la zona, ni mucho menos, no voy a poder añadir nada sobre todo eso.

Pero sí quiero fijarme en un detalle que ví de pasada el Viernes por la noche y que no ha tenido mucha más cobertura. Como en todas las revueltas, el orden establecido se relaja, luego puede caer o no, y se crea el caldo de cultivo para que aparezcan los aprovechados, asaltantes, ladrones, y demás buitres, que se ceban sobre tiendas, casas y todo lo que pueda estar a su alcance. El Viernes fue el Museo Egipcio de El Cairo el que sufrió el intento de asalto de estos energúmenos. Este museo conserva la mayor muestra del patrimonio de Egipto, y supongo que allí están todos los restos que no se encuentran en el British Museum. Pues bien, ladrones y saqueadores lograron entrar en el interior y trataron de robar y de paso destrozar un poco las salas del museo, por el simple hecho de destruir, expoliar o forrarse con la venta y tráfico de lo que de allí pudieran sacar, qué más da. Contaban las crónicas que al enterarse de lo sucedido muchos ciudadanos acudieron al museo para perseguir a los intrusos y montar improvisadas guardias que, ante la ausencia de vigilancia oficial, defendieran el tesoro. Algo así como “Atentos, nos roban lo más importante!!” se extendió por las calles, y un movimiento en cierto modo espontáneo logró contener el saqueo. Al oírlo lo primero que me vino a la cabeza fueron las historias que se cuentan en España sobre como algunos voluntarios empezaron a sacar los cuadros del Museo del Prado en la época de la Guerra Civil para evitar su destrucción en los bombardeos que sufría Madrid. Ellos entonces, y los egipcios ahora, sabían que esos cuadros eran lo más valioso que poseían, no por el valor monetario, no, sino por el patrimonial, porque en ellos estaba escrita la historia del país, decenas de generaciones, miles de personas a través de los siglos los han contemplado. El testimonio de lo que es su país estaba en esos cuadros, y en el caso de los egipcios están en los restos de los faraones, sus tesoros, ajuares, escritos, grabados, relieves y todo los demás enseres que nos han llegado como resto de la impresionante cultura que se desarrolló en aquellas tierras hace cuatro mil años. Las pirámides parecen indestructibles por su dimensión, inhumana para cualquier época que uno se plantee, pero un sarcófago, una tablilla, un fresco, son algo frágil, misterioso, y hasta cierto punto es un milagro que algunos hayan llegado hasta nuestros días, con todos los avatares que han debido sufrir, incluyendo esta última revolución, que se transmite en directo por la tele e Internet.

Según parece los daños, aunque menores, existen. Dos
son las momias que han sido destruidas y habrá que hacer balance de cuantas figuras y enseres se han visto afectados, pero al menos parece que no se va a repetir un desastre como el que se vivió en el museo de Bagdad hace algunos años. Se que no me va a oír nadie de los interesados, pero desde aquí quiero dar las gracias a los valientes que, en la noche oscura de El Cairo, se lanzaron a la calle a defender su patrimonio, su historia. En el fondo salvaron parte de la historia de todos y cada uno de nosotros, de la humanidad en su conjunto. Es un acto de heroísmo, y como tal merece ser reconocido.

viernes, enero 28, 2011

Yo también estoy con Alex de la Iglesia

No se photoshop, Alex, así que no puedo pintarme una nariz, pero me la pongo roja por ti. Tienes todo mi apoyo. Animo!!!!!!!!

Las pensiones del futuro

Empecé a trabajar legalmente, y por tanto a cotizar a finales de Junio de 2001, el día de San Pedro, con 29 años y tres meses. He tenido mucha suerte y, desde entonces he tenido trabajo de manera ininterrumpida hasta el día de hoy. Con el cambio de normativa sobre pensiones aprobado ayer, necesitando 37 años cotizados para poder optar a la jubilación completa, me podría retirar de la vida laboral al inicio del verano de 2038, con 66 años y tres meses, siempre que no me quedase nunca en paro y que la norma no volviera a cambiar dentro de x años, o meses.

El acuerdo sobre las pensiones alcanzado a última hora entre gobierno y sindicatos, y sólo entre ellos, es complejo como el sólo. De primeras no se conoce en su integridad, y de segundas hay decenas, cientos de casos particulares de cotizaciones “raras” que están por ver como se tratarán. Lo que más ha trascendido es el retraso medio en la edad de jubilación, derivado del aumento del número de años obligados a cotizar, y el incremento de la base de cálculo para estimar la cuantía que se percibe. Hasta ahora se utilizaban los últimos quince años y se pasa a computar los últimos veinticinco. Este es el grueso del acuerdo y la solución es que, en mayor o menor importe, las pensiones bajan. Cada caso particular puede ser más o menos complejo para calcular, pero al final se cobrará menos de lo que se cobraría aplicando la norma que está ahora en vigor. Era lo que se esperaba, y ya está aquí, y pocas alternativas había. En contra del sistema de reparto juega una natalidad menguante y una longevidad creciente, que hacer que la población envejezca más deprisa de lo previsto, y el coste de pensiones siga la misma senda. A favor del sistema juega la productividad y la innovación tecnológica, que hacen que el ingreso por hora trabajada aumente de manera constante, como lo ha hecho en los últimos años. Sin embargo han bastado tres de crisis demoledora para enfrentarnos a unas cifras de desempleo que hacen inviable sostener un sistema de reparto como el actual. La solución adoptada consiste en adelgazarlo. Seguirá habiendo pensiones públicas, pero más reducidas. Y no se lleven a engaño, todos los cambios que habrá en el futuro sobre este asunto llevarán la misma dirección. Creo que se tiende a una pensión de subsistencia, en la que el estado garantiza un ingreso mínimo para que toda la población pueda sobrevivir, pero que aquellos que quieran salir de ese estadio de vida lo hagan única y exclusivamente por sus propios medios, bien porque trabajen más años i porque a lo largo de su vida laboral hayan ahorrado o invertido con fortuna y se hayan fabricado su plan de pensiones alternativo. Quienes deben estar observando este debate sobre las pensiones con cara de asombro son los que están en la veintena. Abocados a vivir una frustrante sociedad que les exige gastar como locos para estar en la (estúpida) onda, pero que ven como el trabajo en España empieza a ser una especie en peligro de extinción, hacen algunas cuentas y ven como con al nueva norma no se van a jubilar en la vida. Y es que si no hay trabajo da igual la ley, no cobrarán ni los actuales perceptores ni los futuros.

¿Qué hacer entonces? El futuro no está escrito y en unos años pueden pasar muchas cosas, y sino vean todo lo que ha sucedido en los últimos tres. Mi consejo es único. Trabajen. Todo lo que puedan. Es la única manera de garantizarse rentas presentes y futuras. Tener inversiones, acciones, piso en propiedad y otros activos ayudan, mucho, pero si no tienen trabajo difícilmente accederán a esos productos. Y si no lo encuentran aquí, den un portazo al ingrato país que es España en ese aspecto y lárguense. El futuro de cada persona depende de sus propias acciones, y no se fíen de lo que el estado les promete, porque con la misma alegría se lo puede quitar.

jueves, enero 27, 2011

¿Por qué no estamos en Davos?

Ayer se inició en Davos una nueva edición del Foro Económico Mundial. Se ha convertido en tradición que en pleno invierno, esa localidad suiza acoja a multitud de dirigentes políticos, financieros, empresarios, gurús y demás jafazos para, reunidos en una teórico ambiente de distensión y fuera de las rigideces de las cumbres, debatir a cara descubierta sobre el devenir económico de cada año, los problemas de estrategia mundiales y, de paso, hacer negocios. Es una cumbre de poder que se realiza en la cumbre montañosa europea, pero sin el protocolo de una cumbre.

Hay quién dice que sólo sirve para que algunos se pavoneen y hagan exhibición de su particular ego, pero lo cierto es que es una cita fija y de enorme relevancia. Dime si vas a Davos y te diré si pintas algo, podría decirse,
y viendo la lista de algunos asistentes parece que esa frase tiene bastante razón. Por lo que se ha hablado hasta el momento hay un país que parece estar en boca de todos ¿Lo adivinan? Sí, es España. Parece que hay un consenso en que somos demasiado demasiado, me explico, demasiado grandes para caer (si eso se produjese el euro entraría en barrena y a saber si se acaba la UE) y demasiado grandes para ser rescatados (la dimensión de nuestra economía deja a Portugal o Grecia en mantillas). Seguro que muchos analistas dedican discursos, cuadros y debates a qué hacer con España, cómo crear empleo en el país con más paro de la OCDE, en el que la juventud se aboca al fracaso o la emigración, como innovar con el escaso tejido productivo tecnológico que los informes muestran que existe en España, etc. Todo ello muy interesante, pero me apuesto lo que quieran a que va a haber un denominador común a prácticamente todos los analistas que expongan en Davos. No son españoles. Seguro que muchos políticos en España no tienen ni idea de qué es eso de Davos, y desde luego no se van a pasar por allí para decir nada, ni siquiera para oír y aprender. Por ese escaparate de la economía ay el poder mundial ni se ve ni se espera a ninguna autoridad española. Estamos en el disparadero y ni siquiera somos capaces de acudir para exponer nuestra visión, defender un poco nuestro país, sacar la cabeza, en un noble ejercicio de “vale, la hemos cagado, pero nos esforzaremos en salir como lo hicimos en el pasado”. Nada. Cero. Habrá españoles en Davos, desde luego. Ayer salió un instante en televisión Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, que allí estaba, y otros más seguro que han acudido, pero no se prevé su participación en ninguna de las reuniones estelares del encuentro. Tampoco tengo referencias de economistas, estudiosos e intelectuales españoles que se vayan a dejar caer por allí. Sí parece que la Vicepresidenta Salgado acudirá el fin de semana, pero lo hará a una reunión a puerta cerrada, sin cámaras, entrevistas ni titulares, lo que es como ir a una fiesta y quedarse escondido tras el florero cuando todo el mundo baila. Para eso mejor no acudir. La amarga experiencia del año pasado, en la que ZP acudió y mostró al mundo entero las grandes carencias del político español en estos encuentros haya servido para tachar este evento de la agenda de todos los dirigentes nacionales para siempre. Una pena.

Y además, un síntoma de dos graves problemas nacionales, uno menor y otro más grave. El menor, o menos malo, es la cada vez mayor irrelevancia de España como actor internacional. Es cierto que los demás crecen y eso, relativamente nos achica, pero si nos escondemos esa sensación de que cada vez pintamos menos irá a más. El otro, fundamental, es que no sabemos vendernos en el exterior, ni parece importarnos. En un mercado y mundo global debiéramos estar dando codazos por conseguir algunos minutos de relevancia en estas plataformas, donde se fraguan acuerdos comerciales y grandes negocios. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por qué ni si quiera parece importarnos?.

miércoles, enero 26, 2011

Alex de la Iglesia dimite

Alex de la Iglesia hizo ayer público un comunicado en el que anunció que tras la próxima gala de los Goya, dimitirá como presidente de la Academia del Cines de España por el acuerdo alcanzado en torno a la llamada ley Sinde. Leyendo el comunicado de Alex no me queda muy claro el porqué dimite. Quizás porque la ley le parece corta, o excesivamente intervencionista, o porque ha visto el jardín lleno de zarzas que es este asunto y, con toda lógica, se ha asustado y ha decidido dejarlo a un lado, dedicándose a hacer películas y abandonando el terreno de los políticos, negociantes y trileros. La verdad es que no lo se.

Lo que sí se es que en todo este asunto de la mal llamada Ley Sinde y el tema de Internet y los derechos de autor se ha producido el desmadre en su grado más absurdo. Es un tema muy complejo, más de lo que parece incluso, y desde un principio en España se ha optado por una vía reduccionista y simplona. Algunas autoridades y elementos de presión que se hacen llamar artistas han emprendido una cruzada en pro de la mera criminalización de Internet, sus usuarios y todo lo que les suene a eso. El canon digital es, de hecho, un atraco consentido por parte de las autoridades, una multa preventiva, domo nunca se había visto en ninguna parte. Un robo organizado. Ante este abuso han proliferado opiniones de “cuanto más descargue, mejor” y así el debate se ha polarizado en exceso. Si a ello sumamos la presencia al frente del Ministerio de Cultura de una representante del cine oficial, carente de todo sentido de negociación, conocimiento de la realidad y carisma, la señora Sinde, tenemos los ingredientes perfectos para el caos. La primera versión de la Ley Sinde era, sencillamente, una violación de la libertad de expresión propia de dictaduras, que se colaba escondida dentro del mamotreto de la Ley de Economía Sostenible para que no se notase mucho. Esta segunda versión añade garantías judiciales al proceso de cierre de webs que violen los derechos de autor, por lo que la cosa mejora, pero es de ilusos pensar que así se va a acabar con el fenómeno de las descargas. Basta con que el portal web esté fuera de España para que la ley sea incapaz de actuar. No, el problema, mejor dicho la novedad, es Internet en sí mismo. No se nos mete en la cabeza que Internet es la mayor revolución que hemos vivido en el mundo en los últimos treinta años, que lo ha cambiado todo y lo va a hacer aún más. El mundo de las creaciones artísticas jamás volverá a ser lo que fue antes de Internet. Jamás. El papel de los derechos de autor, el copyright, las licencias y todos esos conceptos se han desbordado por la realidad. No hay ley ni orden que sea capaz de impedir el desarrollo de la red y de sus consecuencias. Pretender como hacen algunos artistas (si Miguel Bosé es artista yo soy premio Nóbel) que aquí no ha pasado nada y van a seguir cobrando como antes no es de ilusos, es de ciegos. Todos los negocios se han visto afectados por Internet, en mayor o menor medida, y han exigido reconversiones. Pasó antes con otras industrias y ahora pasará con estas. Las productoras discográficas han sido barridas por la web, y ahora mismo el mayor vendedor de música no es Universal, ni Virgin ni la FNAC ni la EMI, no. Es Apple, es su portal
Itunes. Así de complejo es este asunto.

¿Cuál es la solución? No lo se. En el caso de la música portales como spotify triunfan basándose en pequeñas cuotas que cobran a sus miembros, ofreciendo un acceso ilimitado a infinitas canciones basándose en lo que se llama el “cloud computing”, que la red sea tu disco duro. Seguro que en el caso del cine la solución serán portales similares, amparados por las propias distribuidoras de películas, que ofrezcan allí sus títulos a cambio de una pequeña cuota de abono (algo oí al respecto hace unas semanas en un informativo). Desde luego no será una ley, más o menos represiva, al que solucione este asunto, y sospecho que de la Iglesia se ha dado cuenta de todo esto.

martes, enero 25, 2011

Las cajas de Pandora

Ya les señalaba en mi columna (qué orgullo poder escribir algo así, qué feliz me hace :-)) del pasado Viernes que el patio financiero nacional estaba revuelto y que todos los medios anunciaban cosas en las autonomías y las cajas de ahorro. El fin de semana Rubalcaba, Presidente de facto, anunció que una nueva norma sobre las cajas estaba en estudio y se presentaría en breve. Y tanto. Ayer, en inesperada rueda de prensa, la ministra Salgado anunció el plan del gobierno para recapitalizar las, hasta hace un par de días, inmaculadas cajas.

El plan es sencillo pero de inmensas consecuencias. Obliga, sí, obliga a estas entidades a alcanzar un 8% de recursos propios sobre el capital, el llamado “core capital” según la normativa de Basilea III. En pocas y malas palabras, el dinero que las cajas tienen en lo más profundo de su corazón, su principal reserva. Aumentarlo las dota de seguridad ante imprevistos. Para ello deberán captar dinero en el mercado privado o podrán optar a que el gobierno se lo preste, con la condición de que las que demanden dinero público dejen de ser cajas y se conviertan en bancos, pudiendo así el gobierno tomar un control efectivo sobre las mismas. Las que en septiembre no se hayan recapitalizado, por una u otra vía, serán nacionalizadas. ¿Les suena esto a ustedes? ¿Sí? No me extraña, porque es lo mismo que se hizo en Holanda con ING o Alemania con Hypo Real State o Inglaterra con Lloyds o Royal Bank of Scotland, por poner unos pocos casos, todos ellos hace dos o tres años, cuando cayó Lehman Brothers. ¿Y por qué se hizo esto? Por lo mismo que se va a hacer ahora con las cajas, porque esas entidades eran insolventes. Sus balances estaban llenos de activos depreciados (pisos, suelos) y deudas incobrables (hipotecas) y como no podían captar recursos en el mercado financiero, al sospechar todo el mundo que estaban podridos, sus únicas alternativas eran la quiebra o la nacionalización, más o menos encubierta. En todos los casos se optó por la intervención pública, y de mientras en Europa se sufría de lo lindo en España todo el mundo se reía de ellos y pregonaba a quién quisiera oírlo que el sistema financiero español era solvente, sólido y seguro. ¿Qué ha pasado, entonces? Que como lleva siendo habitual desde hace algunos años, no dejamos de mentirnos al espejo y recibir bofetadas con retraso. Algunas cajas y bancos españoles están tan quebrados como los europeos antes citados, y otros americanos. Sí, quebrados. Son insolventes porque siguen acumulando pisos que valoran a precios infinitos y créditos de promotor que no van a cobrar, y se niegan a hacer realidad el valor de esos activos porque eso supondría su final. No todas, pero muchas cajas (y algunos bancos) han estado mal gestionados, con influencias políticas nefastas, ejerciendo el papel de banco de la autonomía correspondiente, financiando promociones imposibles, adosados en el desierto,
aeropuertos en medio de la nada y otras caras tonterías. Poco a poco se acerca el momento de ajustar las cuentas, porque al final siempre se ajustan, y va a resultar doloroso.

¿Funcionará el plan del gobierno? Lo dudo. Ofrece 20.000 millones de euros a las entidades, que es una cifra monstruosa (poco menos de lo que España se gasta en prestaciones por desempleo al año) pero que no da ni para la mitad de la deuda estimada. Sólo Bancaja quiere emitir deuda por 15.000 millones, lo que es un completo disparate. Sospecho que, como en otras cosas, llegamos tarde, y que el sector se enfrenta, más que a una dura reconversión, a un proceso de derribo y saldo, en el que los cascotes van a romper muchas crismas, y sino, al tiempo. Espero equivocarme.

lunes, enero 24, 2011

-6 grados a la entrada del trabajo

No me gusta el frío. Conozco gente a la que le encanta, motiva y revitaliza. Algunos siempre duermen sin pijama y los abrigos y jerseys gordos no están hechos para ellos. Sulfuran cuando se pasa de los veinte grados y en todo momento echan de menos las mañanas heladas del invierno, el rocío escarchado en las hojas y el vapor que sale de la boca cuando hablas. El frío es su ambiente preferido y puede que la mejor manera de sobrellevar el calor corporal y anémico en el que viven. Deben estar disfrutándolo mucho.

Yo no. Soy friolero, y me incomoda mucho la sensación que provoca el frío. Casi prefiero la lluvia. Estos días de invierno duro son muy desagradables. Pasas mucho tiempo en casa porque abres la ventana y, al entrar un golpe de aire que parece propinarte un puñetazo en la mandíbula, corres espantado a cerrarlo todo y refugiarte en el hogar. Pones la calefacción, pero aún así no renuncias a echarte una manta cuando estás tumbado en el sofá, viendo la tele, leyendo o haciendo alguna otra cosa. Te echas un ejército de mantas en la cama, que compensan un poco el hecho de dormir sólo, y aún así evitas en todo momento sacar las manos de la capa protectora, porque sabes que ahí fuera el aire trata de comerte como te descuides. Antes de estar agazapado en la cama has pasado por el incómodo momento de penetrar en ella, y descubrir que siempre, siempre, el final de la cama conserva una capa de aire frío que tus pies penetran cada noche y que provoca una mala sensación que sólo se combate con unos iniciales movimientos de las piernas. Poco a poco te aposentas en una postura cómoda, resguardada y completamente sepultada, y duermes, más o menos. Llega el momento de levantarse y salir de esa capa protectora, y es en estas noches de invierno cuando menos te apetece, porque sabes que el exterior es un ambiente hostil. Un invisible ejército de corrientes, trazas de aire y sombras te espera para pillarte desprevenido y hacerte saber, a cada torpe movimiento mañanero, que hae un frío de mil demonios hay fuera. Te toca cambiarte de ropa, desnudarte para vestirte otra vez, dejar el caliente pijama que ha batallado contigo toda la noche para coger una camisa que está en la silla, esperándote con los brazos abiertos y mas mangas heladas, y al ponértela te despiertas casi del todo, acordándote del edredón, las mantas y todo lo que dejas atrás. Poco a poco te pones capas y capas de ropa, a cada cual más gorda, que te generan una enorme sensación de torpeza. Pareces una cutre recreación del Bibendum, el muñeco de Michelin. Te resulta incómodo moverte con todo eso encima, agacharte para coger cosas del suelo, abrir y cerrar los brazos, mover el cuello… todos los gestos se atrofian, envueltos como están tus miembros de guantes, jerseys, chaquetas, bufandas, abrigos, camisetas, fulares, cubremangas, verduguillos y cualquier otra cosa. Pesas mucho más de lo habitual, y enfundado en esa especie de traje espacial cierras la puerta de casa y, mirando a la escalera, en la que la temperatura nocturna ha hecho estragos, te dices a ti mismo “Venga, a por ello”.

Y sales a la calle, y no aflojas el paso hasta encontrar un refugio,
porque sí, hace mucho mucho frío. Ves a más personas en la misma actitud que la tuya, recubiertos como si fuesen bolas de algodón con patas, con rumbo fijo y sin detenerse en lo más mínimo, escapando del mismo frío que a ti te está empezando a penetrar por los poros que dejaste abiertos en tu particular escafandra, y anhelas llegar al metro, al coche, a la oficina o a tu destino, donde en medio de la calefacción, resguardado en tus ocupaciones, seguro que la frase más comentada de la mañana será “uff, qué frío hace, verdad?”

viernes, enero 21, 2011

¿Me prestas un poco de suelto, ZP?

Poco a poco la realidad se impone. Esta crisis, que se nos vendió como breve y que nos pillaría de refilón va a conseguir sumirnos en el caos más absoluto. Si hace uno o dos años había algunos ensayistas que alertaban que España podía encaminarse a lo que se llamaba “la década perdida” en recuerdo de lo sucedido en Japón en los noventa casi todo el mundo los tomaba por cenizos, ilusos o simplemente mentirosos. Pues bien, ese maldito pronóstico amenaza con ser la descripción de lo que nos queda de década. Salvo que cambiemos mucho.

Esta semana ha eclosionado el problema de las Comunidades Autónomas. Se ha instalado el debate sobre cómo repensamos el modelo autonómico, con voces que van desde un aumento de la coordinación (eso que no existe) hasta una recentralización (algo inviable por nuestros propios medios) pasando por los que dicen que no hace falta tocar nada. La voz de alerta la ha dado el nuevo gobierno de la Generalitat Catalana, que al abrir los libros se ha encontrado con un panorama muy griego, sólo que las ruinas no eran arqueológicas sino financieras. Cataluña no tiene liquidez para pagar sueldos de funcionarios más allá de Marzo, según se ha dicho. El gobierno central ya ha dicho que las comunidades no pueden endeudarse más y
Mas, el presidente catalán, ha montado en cólera y habla de punto de no retorno en las relaciones Cataluña España. Sentado desde mi silla no puedo más que sentirme perplejo ante todo esto. Vamos a ser serios y a decir algunas cosas más o menos claras. Tanto la Administración Central como las Autonómicas y las Locales están bordeando la quiebra de manera peligrosa. Su financiación se encarece a marchas forzadas y no son capaces de generar nuevos recursos. El punto de no retorno se lo marcó Europa a España en Mayo de 2010, y desde entonces el que un Ministerio haga algo o no, o que una Comunidad se endeude o no puede seguir pareciendo una decisión autónoma de dicho organismo, pero no es así. Mas puede ponerse como quiera, y no me extraña que esté enfadado viendo la herencia nefasta que le ha dejado Montilla, que no asumirá responsabilidad alguna, por supuesto, pero lo que pueda endeudarse Cataluña o no lo va a decidir Alemania. Pese a ello, el gobierno central y el del resto de comunidades siguen haciendo como que ni oyen ni ven lo que se les viene encima. Y el tiempo sigue corriendo, inexorable. Me produce mucho enojo y vergüenza comprobar como algo que estaba anunciado desde hace tiempo se va a cumplir después de que se hayan perdido numerosas oportunidades, sino para enderezar el rumbo, si para amortiguar el golpe. El futuro del estado autonómico no va a depender de lo que diga tal o cual artículo de la constitución o de las ansias más o menos nacionalistas de unos o de otros, no. Esos son juegos florales que eran posibles cuando había recursos. Se acabó. La fiesta terminó y las autonomías existirán o no si son capaces de cubrir sus costes. Sino, tendrán que cerrar, aunque inventen sucedáneos para disimular lo que no es sino una quiebra. Y eso implicará dejar de prestar servicios a los ciudadanos, que no son tontos y ya se huelen, olemos, que esto va mal.

Algo parecido a lo de las autonomías sucede con las cajas de ahorros (y los bancos, pese a que no se diga) Siguen haciendo trampas y presentando resultados que son falsos, porque los pisos valen la mitad de lo que dicen o menos.
Ahora se van a intervenir, según parece, para recapitalizar, es decir, lo que se hizo en Irlanda y otros países hace ya dos años, aportando dinero público para su saneamiento, cosa que aquí no era necesaria porque no teníamos problemas de esos….. No se que les parece, pero esto es el cuento de nunca acabar, y en esta versión al final no habrá ni boda real ni perdices al horno.

jueves, enero 20, 2011

Estados Unidos y China, en la cumbre

Bandas, desfiles, agasajos sin fin…. La imagen que ofreció ayer la recepción que dispensó Obama al presidente chino Hu Jintao era propia de las ocasiones excepcionales. El trato recibido por el mandatario chino es excepcional, como se han encargado de destacar todos los medios de comunicación que nos lo han contado, y es que esta reunión es excepcional en sí misma. Se la compara con la mantenida entre Mao y Nixon en los años setenta, pero en mi opinión es más importante. Y el contexto no tiene nada que ver entre aquel momento y el presente.

Lo que ayer vimos fue la puesta de largo ante la opinión pública del nuevo mundo bipolar. Tras veinte años de hegemonía norteamericana, vuelve a haber dos superpotencias. El tándem EEUU – URSS, que monopolizó la gobernanza del mundo durante la segunda mitad del siglo veinte ha sido sustituido por el dúo EEUU – China. Si aquel sabemos como acabó de este no tenemos claro ni como comienza. Los intereses económicos cruzados entre ambas naciones son tan intensos y peligrosos para ambas que les obligan a establecer una cierta cooperación para garantizar su supervivencia mutua. Ver las cifras de deuda norteamericana que están en manso chinas, comprobar el peso de los dólares en las reservas de Pekín o contabilizar los flujos comerciales en los que EEUU compra de todo a China le recuerda a uno a aquellas cuentas sobre los misiles balísticos que aparecían en los periódicos en los ochenta. Cada bando enseñaba los dientes y amenazaba, pero todos sabíamos en nuestro interior que, salvo la acción de un pirado o un terrible error, era imposible que ese arsenal se pusiera en marcha. Algo parecido sucede hoy. Las presiones a China para que devalúe su moneda y deje de inundar los mercados mundiales chocan con el uso que haga el gobierno chino de su acaparación de divisas y de títulos de deuda. Así, parece que se pretende alcanzar un equilibrio de compromiso entre ambos países antes que permita ir tirando. Pero no nos engañemos. Los roces entre los dos irán en aumento a medida que China empiece a ejercer su papel de superpotencia, que lo hará, como todo el que ha podido lo ha hecho.
Su gigantesco crecimiento anual, del 10% en 2010, se va a ir traduciendo en influencia exterior, exportación cultural y presencia dominante en los foros internacionales. Es cierto que en lo militar EEUU conserva aún una ventaja decisiva sobre China, y actualmente sigue siendo un ejército sin parangón en el mundo, pero los chinos poco a poco invierten cada vez más en armamento sofisticado, tecnología espacial y otros sectores donde pretenden disputar la supremacía a los norteamericanos. De cómo se desarrolle esta carrera y de qué decisiones tomen estos dos actores dependerá en gran parte el destino de muchos conflictos mundiales (Palestina, Irán, las dos Coreas, Afganistán, etc) y de cómo nos vaya a los países pequeños, que antes éramos espectadores del choque Este – Oeste y ahora veremos el partido Occidente – Oriente desde la misma y perdida grada.

Un detalle colateral del recibimiento de ayer es que las comparaciones son odiosas. Frente al despliegue que vimos ante el presidente chino contrasta cruelmente el desprecio, olvido, o lo que prefieran, con la que Obama ha tratado en los últimos tiempos a la Unión Europea. Cancelación de la cumbre que iba a ser en Madrid, paso de trámite en la cumbre de la OTAN en Lisboa y una breve reunión de cortesía para calmar las ansias europeas de hacerse una foto con Obama… en fin. Europa poco a poco ve como el centro del mundo se aleja de ella, y corremos el riesgo de dejar de ser el ombligo del mundo para convertirnos en un simple lunar.

miércoles, enero 19, 2011

¿Cuánto vale la salud de Steve Jobs?

Puede que hoy alguno de mis lectores esté postrado en la cama con un catarro o gripe, o incluso de baja por una rotura o similar. Espero que no sea así en ningún caso, pero todos podemos ponernos enfermos y causar baja en nuestro trabajo. Eso implica molestias para nosotros y perjuicios en la labor diaria que desempeñamos, y nos hace ver, dándonos de paso un duro baño de realidad, hasta que punto somos realmente prescindibles, porque todo parece funcionar igual cuando no estamos. Sin embargo no siempre es así, o al menos no con una persona en este mundo.

Steve Jobs es el fundador, junto con Steve Wonziack, de Apple, cosa que hicieron, como manda la tradición, en un garaje en Cupertino, California. Su imagen, de hombre enjuto, con gafas redondas, jerseys negros y aspecto de predicador ha trascendido al gran público, y su salud ha sido un gran problema a lo largo de toda su vida. Tras varios años dirigiendo la compañía lo dejo, por presiones del consejo de administración, y Apple se encamino hacia un declive lento pero, aparentemente, irremediable. Cuando la situación financiera de la empresa era casi terminal el consejo volvió a llamar a Jobs, que regresó, y fue capaz de volver a poner la compañía en pie. Y no sólo eso. Convertido en un gurú, un visionario, Jobs transformó la empresa de un gigante de la informática a otro del ocio y el consumo. La creación de productos bellos, elegantes, prácticos y de características futuristas lo catapultó a él y a su empresa al cielo. Ipod, Iphone, Itunes, Ipad son nombres conocidos en todo el mundo, con millones de fieles seguidores que adoran los productos de la manzanita mordisqueada y que veneran una especie de fe infinita en su creador, Jobs. Cada año Jobs realiza alguna que otra presentación de uno de estos juguetitos en los que muestra un dominio de la escenografía y la comunicación realmente prodigioso. Jobs y Apple han logrado que los consumidores deseen sus productos, los amen, y traten de captar adeptos a su particular religión. Es el triunfo total. Ahora mismo Apple es ls segunda empresa por valor en la bolsa de Nueva York y su cotización allí supera los 200.000 millones de dólares, una quinta parte del PIB de España. Sí, alucinante pero cierto. Pues bien, el genio de Jobs se encierra en un cuerpo muy frágil. Hace ya algunos años tuvo que retirarse debido a un cáncer de páncreas, del que salió tras un duro tratamiento y una más que evidente fuerza de voluntad. Sin embargo siempre ha habido rumores sobre su salud real,
derivados de sus idas y venidas hospitalarias, rumores que han cotizado en los mercados, porque se ha llegado a un punto de identificación entre la figura de Jobs y su empresa que parecen ser una misma cosa, de tal manera que comparten éxito y destino. Muchas veces se ha llegado a especular con qué impacto tendría el fallecimiento de Jobs (larga sea su vida pero, lamentablemente, algún día terminará) en la compañía, en sus líneas de productos y en el valor de la acción. Es lógico suponer que un gigante como Apple posee unas estrategias de productos y diseños a largo plazo que van más allá de sus directivos, pero el impacto sería intenso, al menos a corto y medio plazo, no lo duden.

Una prueba de ello la hemos tenido esta semana.
El Lunes Jobs anunciaba que nuevamente se coge una baja médica, y al instante los rumores se desatan y las acciones de la manzana caen un 7% en la bolsa alemana (Nueva York estaba cerrado, buen día para anunciarlo….) Pero lo que parece intratable es la salud financiera de la compañía, que ayer presentó resultados trimestrales fantásticos, ganando 6.000 millones de dólares en, repito, tres meses. Por cierto, el que debe estar un poco nervioso es Tim Cook, quien temporalmente sucede a Jobs al frente, viendo lo mucho que valoran al ahora de baja y la poca consideración que le tienen a él.

martes, enero 18, 2011

Echo de – a CNN+

Allí estaba yo, frente al televisor, al filo de la media noche del pasado 28 de Diciembre, en lo que se anunciaba como el fin de las emisiones del canal de noticias CNN+. A escasos cinco minutos de las 24 horas apareció el locutor de continuidad de aquel momento en la mesa del plató rodeado de decenas de personas, técnicos y trabajadores del canal, supongo, que hacían coro a su espalda. De mientras el locutor hablaba y emitía un pequeño editorial de queja ante lo que sucedía, el coro se iba disgregando poco a poco y abandonaba el estudio. Llegaron las 24 horas, y se acabó.

Días, semanas antes, al conocer la noticia, algunos, creo que incluso yo dije algo así, hacíamos chistes sobre lo que haría Mierdacinco con el canal de Prisa, y alguien llegó a pensar que podían poner una Gran Marrano continuo, o una edición sin descanso de Operación Truño, o cosas similares. Yo sonreía y decía “no serán capaces” expresando más un deseo que una convicción, casi rezando en alto. En Navidades se hizo público que, en efecto, sería una dosis continuada de basura y zafiedad de alto voltaje en el formato de telerrealidad de Gran Marrano lo que nos iban a meter por ese canal. No, no, pensaba, y decía al leerlo, no puede ser, es demasiado cruel…. Sustituir un digno y elegante canal de noticias que, cierto, no veíamos demasiada gente, por semejante basura es hiriente, insultante, despreciable, y me venían a la cabeza otros adjetivos que mejor no los pongo porque me mandarían una querella. Cuando a las 24, en la oscuridad del salón de Elorrio, se acabó la señal de CNN+ crucé los dedos como en las películas, esperando que al final no fuese cierto, que el héroe de turno cortase el cable rojo, no el azul, y que la bomba de basura que se anunciaba finalmente no se emitiera, pero mis plegarias fueron en vano. Al instante empezó una monótona y mareante carátula que anunciaba el canal de 24 horas de los sinvergüenzas encerrados en la casa. Y con una enorme tristeza, me fui a la cama, como si ese día de los inocentes hubiera acabado un poco con la inocencia televisiva de un servidor. A todo el mundo con el que he hablado le he expresado mi queja, congoja, pena y rabia por lo que ha sucedido, por la pérdida de pluralidad y calidad que supone que un canal así se vaya y esa cutrería infecta llegue nuestras pantallas. Supongo que he logrado aburrir a muchos de mis interlocutores, y en algunos casos he conseguido muestras de comprensión, pero pocas de pena. Muchos han repetido el argumento de que CNN no era rentable, y que eso es lo que tiene la economía de mercado. Es difícil rebatirlo, teniendo en cuenta que, en efecto, el canal de noticias perdía en torno a los catorce millones de euros al año, pero sigo pensando que rentable no es sinónimo de bueno. Telahinco es, sin duda, la cadena de televisión más rentable de España, pero no es sino la mayor muestra de porquería audiovisual que uno pueda imaginarse. Digna hija de un sujeto como Berlusconni, muestra todas las indecencias humanas, morales y personales posibles, llena de gritos, insultos, incultura chulesca y demagogia de alcantarilla la pantalla mientras su dueño, presidente de Italia, alterna entre amantes, prostitutas y demás ralea. Bien pensado quizás algún día puedan poner un 24 de Berlusconni en Villa Certosa, con sus Belllinas. Eso sí que sería rentable.

Comentaba Elvira Lindo en un gran artículo, de los no muchos que ha habido dedicados a este triste asunto, que algunos amigos le acusaban de ser elitista por defender un canal como CNN+ y ella respondía que, dado el nivel cultural que se respira en nuestros días su actitud no es de elitismo, no, sino de pura rebeldía. Y es totalmente cierto. Hoy el rebelde parece que es el que lee, razona, piensa (y se equivoca, cómo no) y el integrado social debe ser seguidor de esas basuras que no dejan de vomitar nuestras cada vez más grandes y potentes y planas pantallas. Es antisocial quejarse porque la mierda nos ha invadido…….. Vivan los antisociales!!!!!!

lunes, enero 17, 2011

Primera revuelta del año

Empieza con fuerza 2011. Apenas han pasado las dos primeras semanas del año y ya hemos tenido la primera revuelta popular que ha tumbado, aparentemente, un régimen dictatorial. Y no ha sido en el otro lado del mundo, no, aunque lo parezca. Ha pasado en Túnez, un pequeño país separado por una estrecha franja del Mediterráneo de Italia, y encajonado entre dos inmensos yacimientos de petróleo y gas que comúnmente llamamos Argelia y Libia. Aquí al lado, vamos. 23 años de gobierno de Ben Alí destruidos en dos semanas de disturbios. No está mal.

Hay muchas cosas que llaman la atención de lo sucedido en Túnez, empezando por lo poco que, pese a su proximidad, conocemos de ese país, salvo en lo referente a algunos complejos turísticos. Su pequeñez física y escasa posesión de recursos energéticos le ha hecho ocultarse ante los ojos de Europa, y así durante años el régimen, el menos islámico de la zona, ha sido visto con buenos ojos desde París, la metrópoli, y el resto de cancillerías de la Unión. Quizás provenga de ahí la tardanza, sorpresa y falta de respuesta de la Unión ante lo sucedido en las calles de Túnez. Parta cuando Obama ya había celebrado la victoria de la revuelta aún se esperaba algún comunicado desde Bruselas. En días previos al triunfo de la revuelta, cuando las noticias sólo hacían referencia a disturbios, los llamamientos de las capitales europeas eran de vuelta a la calma y que todo siguiese como hasta entonces, poniendo en primer lugar los acuerdos comerciales de Túnez con la UE en primer lugar, como se suele hacer habitualmente. También el desarrollo de los acontecimientos ha pillado a todo el mundo con el paso cambiado, porque lo que empezó con la autoinmolación de un vendedor de verduras se ha convertido en un levantamiento general.
Fíjense que la noticia de la muerte de Mohamed Bouazizi, la mecha de la revuelta, está fechada el 5 de enero. Y en poco más de una semana, 12 de enero, las noticias hacen referencia a decenas de muertes y levantamientos por todo el país. Se habla de los motivos habituales (paro, pobreza, desesperación) y de los novedosos, especialmente el uso por parte de la población de internet como plataforma de comunicación, protesta e instrumento de coordinación. Las redes sociales han jugado un papel determinante y, por primera vez, el facebook se ha convertido en una herramienta utilizada por la población para derrocar al gobierno. Los panfletos en las calles se han sustituido por protestas en el muro, y los comunicados y rostros de los protestantes estaban en sus perfiles personales. Curioso, pero un país en principio pobre y atrasado como Túnez ha sido revolucionario no sólo en el estricto sentido callejero, sino también en el uso de las nuevas tecnologías. Algo similar pudimos ver hace más de un año en Irán con la, tristemente, fracasada revolución verde, pero en ese caso el poder del régimen era mucho mayor y fue capaz de controlar la red antes de que los bits le desbordasen. En Túnez eso no ha sucedido, y parece que en las cancillerías europeas aún ni se lo creen ni, lo que es peor, lo entienden. Otra muestra de la profundidad y velocidad a la que cambia el mundo en el que vivimos.

Y otro de los lugares comunes al analizar lo sucedido es el llamado efecto contagio en el Magreb, ese conjunto de países de norte de África que conforman Marruecos, Argelia, Libia, Egipto y la citada Túnez. Más allá de sus diferencias, que algunas hay, todas son sociedades pobres, jóvenes, desesperanzadas, sin futuro, y sometidas por regímenes autoritarios, decrépitos, atrasados y con intereses muy importantes para occidente (piense en el gas argelino cuando se duche o cocine) ¿Se extenderá en ellos la revuelta? ¿Será Egipto el siguiente? ¿O no? Quizás la respuesta no esté en el viento, ni en las arenas del desierto, sino en facebook. Atentos a su muro....

viernes, enero 14, 2011

Cuando llega el final

Creo que la mayor obviedad de nuestra existencia es lo que pasa más desapercibido y oculto en nuestro día a día. Como seres vivos que somos, nos tenemos que morir. No se a que edad nos damos cuenta de esto, al menos yo no lo recuerdo en mi caso, pero lo cierto es que durante el resto de nuestra vida tratamos de obviarlo, ocultarlo, esconderlo como algo vergonzoso. Y en una sociedad como la nuestra, infantil y centrada en lo material, ese esfuerzo es mayor aún si cabe.

Estas vacaciones navideñas se me han alargado más de lo previsto porque, por primera vez en mi vida, he tenido la desgracia de sufrir la muerte de alguien directo, mi padre. No un famoso o un conocido, una celebridad o alguien que me sonase de cara de mi pueblo o similar. A mis treinta y muchos años puedo considerarme afortunado de haber tenido tantos inviernos de tregua, y de no haber padecido accidentes que, en muchos casos, son la causa que trunca vidas y esperanzas entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo todo llega, y pese a que nos lo esperábamos de un momento a otro, ha sido sorpresivo en la forma y la velocidad. Quizás porque siempre es sorpresivo, y en el fondo uno espera que el último achaque será el penúltimo, que ya habrá otro más. Cuando uno ve a un enfermo recuperarse de un trago automáticamente lo asocia a una mejoría, pero es una ilusión, una especie de autoengaño para seguir tirando. Nunca es pronto para irse, y la manera en la que uno se va siempre es mala, porque al final te mueres. En este caso no ha habido ni agonías, comas ni sufrimientos prolongados, pero al final el resultado es el mismo. Se dulcifica el paso, con la enorme ventaja que ello supone para los familiares y allegados que nos quedamos aquí, pero el cese del latir del corazón, el fin de la respiración, todos esos signos que asociamos a la vida y que se detienen lo hacen igualmente. El silencio y el vacío que queda es el mismo, inmenso. Y la pena también. No voy a añadir ninguna página lustrosa al mundo del obituario porque, entre otras cosas, después de lo que escribió Jorge Manrique a la muerte de su padre, hace ya muchos siglos, pocas mejoras se pueden hacer. Queda el consuelo de saberse acompañado por familiares, amigos….. miles de amigos, parece a veces, que no cesan de llamar, mandar mensajes, aparecer por un funeral en un pueblo perdido de Vizcaya en medio de una noche de Enero… sirvan también estas líneas para agradecer a todos esa compañía, sacrificada, que siempre está ahí, y que a veces, así de miopes vivimos, por lo menos yo, sólo percibimos en contadas ocasiones, por ejemplo cuando llegan estos momentos.

En una entrevista que le hicieron al genio de Woody Allen le preguntaron que cómo quería ser recordado cuando falleciera. Agudo y mordaz, contestó que prefería que se olvidasen de él y seguir vivo. Seguramente mi padre hubiese firmado ese aforismo sin dudarlo. Al menos no pensó nunca en la posteridad, ni en el recuerdo, ni en la enfermedad ni en la muerte. Y le fue útil para llevar su carga. Y por cierto, pese a que mi personalidad es muy distinta, al igual que mi padre, yo también firmaría esa frase.

jueves, enero 06, 2011

Retrasos

Donde dije digo..... Feliz año a todos!!!!! pero por motivos personales no podré acudir a esta cita de
escritor opinador hasta más tarde de lo previsto. Concretamente hasta el Viernes 14 de Enero.

Saludos y espero que hayáis pasado unas fiestas lo más bellas y felices posibles.