viernes, agosto 29, 2008

Obama, a las puertas del estadio

Esta noche Barac Obama ha sido proclamado oficialmente candidato demócrata a la presidencia de los EE.UU. Con el estadio de los Broncos de Denver como escenario, y ante miles de personas rendidas, Obama enfila el último tramo de la maratoniana carrera que es el aspirar a presidente norteamericano. Tras meses de primarias, caucus y elecciones parciales, y una vez que McCain siga sus mismos pasos en la convención republicana, sólo quedará la campaña electoral propiamente dicha para saber quién será el nuevo presidente, el nuevo hombre más poderoso del planeta, el nuevo emperador.

¿
Qué es una convención? Aparentemente no deja de parecer una especie de macromitin de tres días de duración, diseñado para el lucimiento y la glorificación del líder del partido de cara a sus electores y, sobre todo, a las televisiones. A diferencia de las campañas electorales españolas, y en este caso europeas en general, en estos encuentros juega un papel muy relevante la familia del candidato. Todos hemos conocido ya a Michelle Obama, su mujer, que ha hecho un discurso interesante, y la mujer y alguno de los hijos de Joe Biden, candidato a la vicepresidencia, también han hablado en el escenario del Pepsi Center de Denver. En esta ocasión el principal morbo del encuentro estaba en al reacción del matrimonio Clinton, con una Hillary herida, que esperaba actuar el último día, y ser ella la candidata, pero que finalmente no pudo ganar al huracán Obama, que con su mensaje emocional, fresco y renovador se ha convertido ya en un fenómeno, trascendiendo la figura del mero candidato. Los Clintos, Hilalry y Bill, estuvieron en su papel profesional de demócratas. Hicieron serios discursos abogando por la unidad el partido, y prestando todo su apoyo a Obama, por lo que los demócratas salen de este encuentro con la división de las primarias aparentemente cerrada. Todos a una plantando cara a un partido republicano que ahora está presionado para que sus filas se unan de igual manera entorno a McCain, un hombre no muy respetado por algunos sectores conservadores del partido. En lo que respecta a los discursos de esta convención, todos ellos disponibles en la web, destacan especialmente sus apelaciones al patriotismo y al optimismo. Los EE.UU. son una nación curiosa, extraña a los ojos de un descreído y cansado europeo. Mantienen una vitalidad y una creencia en la superación personal y nacional que a muchos nos parece casi ilusoria, pero es una creencia cierta. El no rendirse, el seguir batallando, el esforzarse por esa nación que imaginan justa y que es su madre, ese optimismo profundo que destila el americano es cierto, lo lleva grabado en el fondo de su alma, y quizá eso contribuya a que el país se reinvente cada cierto tiempo, que mantenga ese tono de innovador en tantas y tantas facetas de la vida que no deja de asombrarme. No pretendo con esto ocultar los graves y enormes problemas, internos y externos, que afligen a EE.UU., no, pero no es menos cierto que en estos discursos demócratas se reconocen muchos de ellos, especialmente la crisis económica del país y la desastrosa imagen internacional obtenida tras ocho años de política de Bush hijo, pero frente a ello prevalece ese mensaje mesiánico de “¡¡¡América, levántate, tú puedes, podemos!!!”

Y aunque es un aspecto menor, quiero destacar, por contraste con nuestra cutre casta política nacional, la oratoria de unos señores norteamericanos que hablan mirando a quien les escucha, que no balbucean, no leen torpemente, se emocionan y logran emocionar a su auditorio, elogian al rival antes de denunciar sus posturas, y que no producen vergüenza ajena cuando suben a un estrado, cosa que aquí sucede muy a menudo. Tendrán no cientos, sino miles de asesores, pero desde luego allí se ganan el sueldo, ellos y el señor que sube a la tribuna... y es que, en el fondo, la convención ha sido como una especie de episodio largo de “El ala oeste de la Casa Blanca”, igual de pulcro, profesional y emocionante, verdad??

jueves, agosto 28, 2008

Otra despedida

Si no me equivoco mucho, y creo que no es así, hoy jueves 28 de agosto, a eso de las 22:00, será el último día en el que José Antonio Maldonado de la información meteorológica en Televisión Española. Tras muchos años al frente de ese espacio, visto por muchos más de lo que lo afirman, y que cuenta con devotos como es mi caso, Maldonado se va al acogerse “voluntariamente” al Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que ha contribuido a jubilar y retirar a muchos de los nombres más conocidos del mundo de la televisión. Casos como los de Paco Montesdeoca, Cristina García Ramos, Juan Manuel Gonzalo, o José Ángel de la Casa son conocidos por todos

En algunas de sus últimas declaraciones Maldonado se ha mostrado molesto, no tanto por el hecho de irse, que también, sino por las formas, la sensación de que llegado el día el despido te despiden, así de simple, sin demasiados agradecimientos por el trabajo prestado y sin miramiento alguno. Pese a ser duro, no es su caso el más sangrante. Hay dos personas en el ente de RTVE que para mi ejemplifican la profesionalidad, el ejemplo y la dedicación, y que han sido tratados de una manera ruin y vergonzosa. El primero de ellos es el de Rosa María Calaf, la corresponsal en Asia Pacífico, una mujer valiente, fuerte y compleja, culta como pocas y con una capacidad de explicación y sacrificio enorme. Sus crónicas son ricas en matices, informan y opinan de una manera consciente y con argumentos. De pertenecer “la Calaf” a una cadena de televisión norteamericana estaría trabajando hasta los ochenta años en medio de constantes y merecidos homenajes de los suyos, y se le estudiaría en todas las facultades, pero aquí sólo se le ha prorrogado el contrato unas semanas, hasta el final de los juegos olímpicos. Ahora ya puede ser despedida, olvidada por los directivos (???) y sustituida por una atractiva joven, receptora de un sueldo ridículo, con escasos conocimientos y
una capacidad de expresión y dicción que probablemente roce el mero balbuceo, como bien refleja Forges aquí. Un desastre. El otro profesional mancillado, humillado, es Fernando Argenta, director durante muchos años de ese “Clásicos Populares” de Radio Nacional de España que a muchos, me incluyo entre ellos, hizo conocer, disfrutar y amar la música clásica. Hijo de un director de orquesta fallecido prematuramente, Argenta ha realizado un trabajo de divulgación, enseñanza y, sobre todo, de amor hacia la música como quizás nadie lo haya hecho nunca en España. Seguro que alguien piensa que estoy exagerando, pero Argenta se merece todos los homenajes que se le puedan hacer, y alguno más, y el primero de ellos debiera ser permitirle seguir en las ondas, radiando su cariño y pasión hacia lo clásico, y no despedirle, prescindir de él como un artículo viejo y agotado. Hace pocas semanas se publico en el confidencial un precioso artículo de elogio hacia su persona, trabajo y dedicación, que explica de una manera mucho mas precisa y bella de lo que yo pueda ser capaz de escribir el trabajo que ha hecho Argenta durante estos años, y sobre la estupidez que supone tomar este tipo de decisiones por parte de unas corporaciones, sean públicas o privadas, que parecen no tener ni idea de cómo gestionar un negocio, salvo que este sea el de hacer crecer de la manera más rápida la caja registradora.

Aunque bien pensado todo esto no debiera extrañarnos. En España se prejubila todos los días a muchísimas personas a los 55 años, o poco más. Se prescinde de una experiencia muy valiosa, y más en tiempos de crisis como estos, para contratar a recién titulados que cobran poquísimo y saben menos aún. Es un desperdicio de talento, a largo plazo es una pérdida de dinero y, sobre todo, es cruel. Consecuencias?? Fernando Argenta está en su casa limpiando e polvo del aparador y ayer, a las 22:00, en horario estelar en TVE, Carlos Sobera presentaba “Canta single star” o algo así. La única vía que encuentro para evitar el cabreo o la depresión es demasiado violenta para reflejarla aquí, pero me sale un ramalazo a lo Pérez Reverte que me asusta......

miércoles, agosto 27, 2008

Esto se complica

Los informativos en España siguen centrados en todo lo relacionado con el accidente de Spanair en Barajas de hoy hace una semana. Esto nos está sirviendo para hacer un cursillo acelerado de lo que consideran nuestros medios de comunicación, especialmente las televisiones, como honesto, íntegro, y no morboso. El espectáculo está siendo tan triste como era de esperar. De mientras, fuera de nuestras fronteras, la crisis georgiana empieza a adquirir unas dimensiones y una gravedad alarmantes, y seguimos mirando desde la barrera como si no nos fuese nada en ello.

Recapitulemos acontecimientos. Amparado por la ceremonia de inauguración de las olimpiadas, el presidente georgiano Mijail Saaklashvili lanzó una incursión militar en la provincia de Osetia del norte, lindante con Rusia, y de población mayoritariamente pro rusa. El efecto sorpresa del momento del ataque y la confianza en que occidente, su aliado, le defendiese de las intenciones rusas envalentonó a Georgia, pero no supuso reparo alguno para que el ejército ruso reaccionase rápidamente, y aprovechando la coyuntura, declarase una guerra sobre todo el país. La breve incursión de osetia se transformó en dos días en una maniobra de defensa del país frente al imparable avance de la maquinaria rusa, implacable ante todo lo que se pusiera en su camino. La comunidad internacional, como es habitual, dijo buenas palabras y no le quedó más remedio que cruzarse de brazos y esperar. Poco a poco los rusos empezaron a retirarse de Georgia, pero ahora está claro que esa retirada no será ya nunca ni completa ni permanente. Lanzado en su envite, Rusia alentó las anexiones independentistas no ya sólo de Osetia del Sur, sino tambien de Abjasia, otro territorio georgiano lindante con el eximperio y con acceso a la costa del Mar Negro. Así, hace pocos días los prorusos de estas regiones declararon su independencia de Georgia, y antes de ayer el Parlamento ruso, la Duma, las reconoció como entidades soberanas, una declaración provocadora pero de pocos efectos prácticos,
hasta que ayer mismo el presidente ruso Dimitri Medvédev rubricó ese reconocimiento y lo hizo “oficial”. Todo ello en una aparición pública de corte imperial y de aspecto algo siniestro, rodeado de banderas como un fantoche que, reconozcámoslo, imponía lo suyo. ¿Qué significa la declaración rusa de ayer? Esencialmente que Rusia aboga por la partición de un estado soberano, partición provocada por una previa intervención militar de su ejército, lo que es un comportamiento imperial clásico, y que muestra un criterio tan hipócrita como oportunista a la hora de valorar las secesiones de los territorios. Recordemos su profunda oposición al (gran error) reconocimiento de la independencia de Kosovo, simplemente porque no era algo partidario para sus intereses. En la actual situación el gran perdedor es Georgia, que ha visto como casi la mitad de su territorio ha sido devorado por su poderoso vecino, cuyas aspiraciones de control sobre el país van mucho más allá de los recursos naturales y conducciones estratégicas de gas y petróleo que por allí pasan. Hágase, amable lector, con este plano que aquí adjunto y entenderá algo más todo este complejo problemas.

Por tanto, Rusia parece haber entrado en una escalada de comportamiento irresponsable que ataca seriamente a la llamada legalidad internacional. Fortalecida financieramente por el alto precio del petróleo, y sabiendo que la mayor parte de Europa depende de sus recursos energéticos de cara a un invierno que se acerca, sabe Rusia que pocos serán los intentos disuasorios que tanto Europa como EE.UU., enfangado este último en el largo proceso electoral, puedan llevar a cabo para defender los intereses georgianos. Sin embargo, la tensión crece día a día, y el polvorín del Caúcaso corre el riesgo de estallarnos en las manos un día de estos. Habrá que seguir lo que allí ocurra con mucha atención.

martes, agosto 26, 2008

El futuro es de ellos

En medio de un agosto tan lleno de malas noticias, quiero hoy fijarme en dos muy buenas, preciosas, y protagonizadas por niños, esos enanos que no soporto, y que en este caso sí se merecen todo nuestro elogio y admiración. El primero, protagonistas involuntario, se llama Roberto, y ayer fue dado de alta de las heridas que sufrió en el accidente de Spanair del pasado Miércoles 20. Cuando le visitó la semana pasad, el Príncipe Felipe le calificó como héroe. Ahora empieza para Roberto lo más difícil, asimilar lo que ha ocurrido, y es donde va a necesitar más apoyo y comprensión.

De la otra heroína no se su nombre, pero esta lo es por voluntad propia. Es una niña iraquí de trece años, una edad maravillosa, en la que el juego infantil empieza a mezclarse con la juventud en medio de un cóctel físico y emocional maravilloso y, a veces, peligroso. Pues esta niña de trece años llevaba el cóctel mortal consigo misma.
Ayer se entregó a la policía y evitó que el cinturón explosivo que portaba estallase, lo que a buen seguro hubiese provocado una matanza, otra más, de las que sacuden día sí y día también a aquella zona. Además, la niña condujo a la policía a un escondite en el que se preparaban más explosivos, con lo que ella sola ha contribuido a desarticular toda una célula terrorista. Pero lo que es más importante, esa niña ha roto el corsé mental que algún fanático le había impuesto en su cabeza. Desconozco quién es, aunque me encantaría conocerla, no se nada de su más que probablemente triste historia personal, que siente, que reza o que piensa, pero me apuesto lo que sea a que durante años esa niña ha asistido a un curso intensivo de odio, de estupefacción mental, de lavado de cerebro, hasta convertirla en bomba humana, hasta que aceptase su propio sacrificio y la muerte de otras personas, provocada por ella, por la causa de Alá, la liberación de Irak u otra historia similar. Habrá visto varios vídeos de valerosos yihadistas que se han entregado por la causa, que se despiden de sus familiares y amigos antes de explotarse (el término inmolación usado en estas ocasiones me parece moralmente incorrecto) y habrá conocido historias sobre como las familias de esas bombas humanas han recibido un premio económico y un reconocimiento social por parte de aquellos que les han instigado a hacer semejante brutalidad. Esa niña seguramente sabía que traicionar a su causa, a los suyos, era traicionar sus ideales, su fe, y le ponía a ella en el objetivo de los terroristas. Estaba seguramente al tanto de que si fallaba, si no lograba hacerse estallar, sería eliminada por aquellos que le han “instruido” y su vida ya no valdría nada, ni a ojos de los suyos ni de aquellos a los que pretendía matar. Esa niña no tenía escapatoria a su cruel destino, la muerte estaba allí, en medio de su camino, inexorable, y parecía que nada de lo que pudiera hacer iba a evitar su final y, con él, la extensión del sufrimiento mortífero que llevaba adosado a su frágil y aún en desarrollo cuerpo.

Pero, contra todo pronóstico, esa niña se ha liberado, ha roto sus cadenas físicas y mentales, ha dicho NO a la muerte y SÍ a la vida, a la suya y a la de los demás. Su acto es noble, valiente, heroico, y digno de reconocimiento por parte de todo el mundo. La película “Syriana”, muy interesante para ver de forma dramatizada que ocurre en eso que llamamos Oriente Medio y Próximo, muestra de manera acertada el proceso de adoctrinamiento de los fanáticos sobre unos niños indefensos, convertidos finalmente en carne de cañón. Por una vez la realidad tiene un final feliz, cosa que no ocurre en la película. Esa niña, y no Phelps, Bolt, Nadal o cualquier otro deportista, es para mi la heroína de agosto, la auténtica merecedora de una medalla de oro.

lunes, agosto 25, 2008

Un viaje en el tiempo (para ZCC y JMCC)

Aprovechando la generosidad de unos buenos amigos, he pasado el fin de semana en Extremadura, en un pequeño pueblo cercano a Trujillo llamado Santa Cruz de la Sierra, no de esos de 50 habitantes, pero sí de los de trescientos, lleno de desplazados en verano, provenientes de Madrid, Barcelona o Elorrio, las tres grandes metrópolis nacionales. Es un pueblo sencillo, tranquilo a más no poder, que cuenta con unas ruinas de un antiguo convento que, como la sierra sobre la que se aposenta y da nombre al lugar, son propiedad privada, y se pudren poco a poco en medio de la desidia privada y pública.

Extremadura es un sitio curioso. Enorme y vacío, es lo primero que me viene a la cabeza, ideal para pasar un tiempo de relax, eso que se dice ahora de desconectar, olvidarse de los problemas y despreocuparse, pero no creo que fuese un lugar en el que viviría todo el año. Viajando de excursión a Cáceres el Sábado no podía evitar una sensación angustiosa al ver las proximidades de esa ciudad, un lugar en el que el término páramo se queda corto. Extensiones enormes campos calcinados por el sol, en una preciosa y certera definición de lo que es agostarse, con solitarios, valientes y quijotescos árboles que se atrevían a desafiar el páramo. De vez en cuando se distinguían cortijos sueltos, como islas en medio del mar amarillo. Es un paisaje muy duro, agreste en su más profunda definición. En este caso la ciudad es el oasis, justo al contrario de lo que sucede en muchas ocasiones, y en Cáceres se da nuevamente ese contraste, porque es la piedra con la que se ha edificado su soberbio casco antiguo la que está viva. Allí, sentado en las escalinatas de una iglesia, con una bella vista sobre la concatedral y algunos palacios anexos, y cuando digo bella es de verdad, se respiraba una tranquilidad y un sosiego que contrastaba enormemente con el páramo que rodea a la ciudad. Descubrí el casco medieval de Cáceres hace ya algunos años, y es realmente precioso, y encima esta vez lo hemos podido disfrutar sin agobios, porque había pocos turistas y unos agradables y escasos treinta grados que te permitían andar sin asperezas ni sudores. Y gracias al poco turismo se podía estar allí, rodeado de piedras casi en silencio. Por momentos, bodas aparte, parecíamos los únicos que deambulábamos por esas calles, y era como si, formando parte de una comitiva VIP, nos hubieran abierto las puertas de la ciudad para contemplarla como es debido. La sensación de tranquilidad que allí se respiraba era enorme, y si es ese relax y descanso lo que uno busca para sus vacaciones, es en esas piedras, entre esas calles y en ese decorado en uno de los lugres donde seguro que la va a encontrar. Quizás fuese la crisis la culpable de que, siendo Sábado, no hubiera demasiada gente por allí, pero para nosotros, y los pocos que nos acompañaban, esa ocasión os permitió disfrutar de la ciudad en estado puro, casi virginal. Y por si esto no fuera poco, el Sábado por la noche hice una de esas cosas que me encantan y que no se puede encontrar en casi ninguna parte, desde luego no en Madrid ni en el País Vasco, que es ver las estrellas.

Salimos paseando hasta dejar la luz de las farolas del pueblo y, en medio de la oscuridad, y con la vigía de mis amigos ante el escaso tráfico, me tumbé en al carretera que lleva a Madroñeras y vi las estrellas sobre un cielo oscuro, en toda su plenitud. Mirándolas uno realiza un viaje en el tiempo, observa luces que viene del pasado, quizás ya extinguidas, pero que siguen viajando hacia nosotros. Pensaba que quizá eso sigue siendo gran parte de esa España interior, un lugar frecuentemente olvidado, de una belleza y rotundidad tan dura que a veces asusta, y en el que uno puede redescubrir parte de sus orígenes, de una vida que, poco a poco, desaparece subsumida por la prisa y el agobio, una de las lacras de nuestra vida.

viernes, agosto 22, 2008

Sin tetas hay paraíso

Seguro que con este título logro aumentar la audiencia del blog, y de hecho si así fuese me daría la razón en el argumentario que voy a defender, triste razón, pero me temo que cierta. La cosa es que nunca he visto esa serie de televisión en la que se inspira el título a la crónica de hoy, descrita creo que muy certeramente por muchos como una especie de cuento de la “puticienta” Sin embargo, vistas algunas buenas críticas, me leí la semana pasada el libro del colombiano Augusto Bolivar, en el que está basada originalmente. El libro es serio, crudo, y me ha gustado, y refleja un ambiente de sordidez y decrepitud moral extendido a toda la sociedad colombiana.

Y en el fondo, abajo del todo, está el aspecto físico. Sí, el físico. Resulta que si una chica está lo que llamamos habitualmente “buena” va a tener un futuro espléndido. Con los chicos pasa algo similar, y no hay más que ver el caso del protagonista masculino de la citada serie, pero conozco mejor (es un decir) el mercado femenino, más que nada por ser chico. Esto, que casi nadie discute, es algo que en público no se dice, pero en las entrevistas de trabajo, en las citas y demás hay armas de mujer que se usan con el mismo y escaso recato con el que el ejército ruso mueve sus tanques por Georgia. Esté tranquilo el lector, porque no voy a adoptar aquí la postura moralizante e hipócrita de decir que a mi eso no me afecta, que no me dejo guiar por las apariencias externas, y que soy inmune ante la belleza de una chica. Pues no, claro que no lo soy, me dejo arrebatar como cualquiera, pero en el fondo es una tontería, y una tontería injusta, porque la belleza sólo es una fachada, que oculta lo que hay dentro (a veces nada, otras tesoros) y genera enormes injusticias. La última que he visto, burda, vasta y cruel, como casi todas las políticas de un régimen dictatorial como el chino, ha sido la trampa con la que nos engañaron en la ceremonia de inauguración de las olimpiadas. Seguro que recuerdan que salió una niña preciosa a cantar, menuda pero con recia y bella voz, y a muchos se les escapo un suspiro de emoción al verla y oírla.
Luego nos enteramos que la niña en cuestión no cantaba, era otra la que ponía la voz, y a ver quién le hace entender a esa niña que su voz, su don, ha sido utilizado por otra niña que da mejor a la cámara, y que la debe conformarse con estar escondida, porque no es lo suficientemente guapa. ¿Es o no es esto una crueldad? ¿Qué pensará la niña cuando se mire al espejo? ¿evitará maldecirse por el aspecto que tiene, y seguramente a sus padres por haberla “hecho” así? Los que, como ella, no cumplimos con los cánones de belleza y no somos consideraos guapos muchas veces miramos ese espejo como algo cruel, que devuelve un reflejo que no nos gusta, y nos consolamos pensando que la belleza está en el interior, Y ES CIERTO, pero en una sociedad tan mediatizada por la imagen y la apariencia, es duro llevar esa carga, y me resulta insufrible ver casos como el de esa niña, o el de tantas adolescentes, alegres y preciosas, que luchan contra su cuerpo para meterse dos tallas menos de un estúpido e inútil pantalón. Estamos creando un mundo de frustrados, estafados y deprimidos a cuenta de su presunta gordura o su pecho no crecido, cuando eso, en verdad, no es tan importante. El título ese de “sin tetas..” me parece de una falsedad y crueldad realmente insoportables.

En “Dejad de quererme” una muy buena película que vi ayer gracias a la recomendación de una aún mejor amiga, el personaje principal le dice a una amiga guapa, que intenta insinuársele, que no olvide que la belleza, su físico, es una lotería, un regalo de la naturaleza, que acabará marchitándose y se perderá con el tiempo, y que por haber sido agraciada por ese don puede creerse mejor que nadie, ni peor, y que no olvide eso nunca. Pese a no ser el mensaje ni argumento principal de la película me pareció que era una buena idea para relacionarla con el caso de la pobre niña china, de su ostracismo, y de su ocultación “por no tener tetas”.

jueves, agosto 21, 2008

153

Las catástrofes se parecen cada vez más entre sí. Sean causadas por la desgraciada mano del hombre, o por sucesos fortuitos, o por errores, siguen un guión que cada vez es más previsible y programado. En Madrid tenemos demasiada experiencia en la gestión de desastres. Se está convirtiendo en una peligrosa rutina, en lago que periódicamente vuelve, en un protocolo de actuación eficiente, limpio y aséptico, que ojala nunca se hubiese tenido que organizar, ni hace cuatro años en el maldito día de los trenes ni ayer, cuando fue otro medio de transporte, y otro origen, el detonante de esa rutina de muerte.

Ayer subí de comer a mi despacho a eso de las 15:20. En Internet los periódicos señalaban como flash de urgencia un aparatoso accidente en Barajas, y se rumoreaba que podía haber víctimas, y que una columna de humo se elevaba sobre las pistas de la T4. Rápidamente me levanté de mi asiento y me fui a otro lateral de mi planta, que en este caso apunta hacia el aeropuerto, y allí se veía un manchón de humo blanco, el típico que se ve en la tele cuando un incendio se está apagando, y una pesada manta oscura o fea sobre al zona de Barajas, restos de la nube de humo original. “Pues aparatoso si que es”, pensé, pero me da que también algo grave. Al volver a sentarme ya había confirmados dos muertos. En pocos minutos la cifra subió a siete y se estancó. Rápidamente llame a AIR, buena amiga mía y futura madre, casada con un empleado de AENA y fanático del mundo de la aviación, y le conté lo que sucedía. Ella esperaba que la cosa no fuese a más, aunque en ese momento
el mundo se tiraba a una piscina sangrienta y apuntaba ya los veinte muertos. Así quedó nuestra conversación, entre esperanzada porque las cifras no crecían y preocupada, porque era un accidente de verdad, no un susto o una salida de pista. A la media hora la cifra de veinte muertos se consolidaba, y nuevamente el mundo se lanzaba llegando al centenar. Veinte muertos ya es un desastre, un completo desastre, pero cien.... Dando vueltas por las webs, y leyendo algunos testimonios empezaba a pensar que cien serían los primeros. Un motor ardiendo al poco del despegue, el sistema mecánico a pleno rendimiento, todo el combustible encima del aparato... aquello pintaba mal. Volví a llamar a AIR varias veces esa tarde, a medida que la catástrofe empezaba a adquirir unas dimensiones difíciles de imaginar. Pese a que las cifras oficiales se estancaron durante unas horas en torno a los cincuenta muertos, cada vez eran más las fuentes que, sin decir víctimas, señalaban que poco más de veinte eran los heridos trasladados a los hospitales de Madrid. Si en el avión iban más de 160 personas, resultaba obvio que las matemáticas nos ponían de frente a la realidad más angustiosa sin bálsamos ni alivios posibles. Al poco de llegar a casa, a eso de las 19:20, ya se hizo oficial una cifra de 146 muertos, cifra que por goteo de heridos graves que no pudieron ser salvados ha ascendido desde entonces hasta alcanzar esos malditos 153 que, por ahora, perece ser el balance del desastre.

153 vidas, ilusiones, esperanzas, anhelos y proyectos que se han volatilizado, esfumado, desaparecido, y 153 familias, grupos de amigos, allegados, conocidos y relacionados, que se enfrentan a la peor de las noticias posibles, a la muerte de sus seres queridos en algo tan absurdo, inútil y carente de sentido como un accidente de avión en el despegue. Tiempo habrá de aclarar porque ha sucedido esto, y si hay alguien con más o menos culpa en ello, pero de momento sólo se puede dar consuelo a esas víctimas, a esas personas vivas, que nunca serán capaces de olvidar por si mismas el reguero de campos chamuscados donde ayer, en una tarde de agosto, las vidas de sus seres queridos despegaron rumbo al cielo para ya nunca volver.

miércoles, agosto 20, 2008

Mal resultado

Recordarán algunos fieles seguidores de este ventana personal al mundo que es mi blog, y no dejaré de admirarles por seguirme cada día, o una vez al año o como deseen, que el pasado 22 de julio hice el primer examen de la Oposición para lograr ser estadístico facultativo, un cuerpo que es gestionado por el INE. Era este el primero de una serie de tres exámenes, que es necesario aprobar en su totalidad y con buena nota para poder acceder a las plazas. Pues ayer, algo antes de lo previsto salió la nota y, qué pena, se cumplieron mis previsiones y he suspendido, por lo que no paso el corto y esta carrera se acaba justo al principio.

Como ya comenté en su momento, hacía mucho tiempo que no me enfrentaba a un examen y, lógicamente, tampoco a un aprobado o a un suspenso. Supongo que la digestión del aprobado es sencilla, pero la del suspenso, pese a su previsibilidad, no deja de ser algo amarga. Motivos para consolarse no faltan, ya que antes de hacer el examen no tenía nada, y nada tengo ahora, y pese a haber realizado u considerable esfuerzo de tiempo y de sacrificio, dado mi estilo de vida tampoco me ha supuesto restricciones muy elevadas. Sin embargo no deja de ser frustrante el presentarse a algo y fracasar en el intento. Ahora en las olimpiadas estamos viendo como, con relativas excepciones, la participación de la delegación española es un absoluto fracaso. Eliminaciones, descalificaciones, alguna injusticia arbitral y errores de bulto están llevando a que el medallero acumulado presente un balance muy pobre, lo que es duro de soportar cuando fue artificialmente inflado por la prensa y las autoridades deportivas, ansiosas ellas las que más de colgarse medallas. ¿Qué excusas ponen los deportistas ante la falta de resultados? Pues las de siempre. Lesiones de última hora, no haberse encontrado bien, desfallecimientos incomprensibles, la mala suerte de siempre, etc. Hay un muy escaso reconocimiento de que uno no ha podido, o que ha fallado. En este aspecto quiero destacar a Marta Domínguez. La palentina corrió el 3.000 obstáculos con ganas, esfuerzo, y en la última valla tropezó y cayó. Se fue al suelo, y sus escasas probabilidades de medalla se esfumaron. Entrevistada al poco, a la pobre le dio un ataque de risa al ver las imágenes de su debacle, quizás por no llorar, asumió que se había equivocado, e intentó quitar hierro al asunto. Pero es una excepción. El resto de los competidores se están mostrando del montón, con un nivel bastante mediocre, y resulta que es Rafael Nadal, la mayor figura deportiva de España en estas olimpiadas (con permiso de Llaneras) la que ha exhibido más modestia, madurez y alegría por el triunfo conseguido. Como antítesis están los jugadores de baloncesto. Encumbrados a lo más salto por toda la prensa y medios del país, se dejaron subir a la ola del elogio y se encontraron allí muy a gusto, hasta que llegaron los americanos y nos dieron un baño de realidad y acabaron con la soberbia barata y de cartón del equipo y de la tropa de mariachis que se lleva los cuartos retransmitiendo sus crónicas o haciendo anuncios publicitarios. Toda una lección moral, que dudo que sea aprendida por la mayor parte de los componentes del circo deportivo nacional, que sólo van a lo suyo.

Bien, se preguntará el lector, y todo esto a que viene, ¿no estábamos hablando de oposiciones y exámenes? Pues sí, pero lo de las olimpiadas se le parece bastante. Quizás con menos entrenamiento del debido y con poca moral, me presenté al examen, y lo vi asequible, y sentía el apoyo de “la grada”, todo ese montón de buenas personas que me han apoyado de una u otra manera durante este tiempo. Y como buen prototipo de español, no he pasado de cuartos, eliminado a la primera ronda, pero como extraño español, reconozco que la culpa y responsabilidad es sólo mía. Yo estaba sólo allí, y yo sólo era el responsable de lo que hiciese, y yo sólo fallé. Así de simple y sencillo. Es duro, pero admitirlo me parece lo más justo y sincero, y buscarse excusas baratas es algo que no me va.

martes, agosto 19, 2008

De compras por el híper

Dado que tenía las existencias caseras bajo mínimos, ayer me fui al hipermercado de compras, y eso es algo de lo que no disfruto. Hay que llevarse el carrito desde casa, porque no tengo brazos para cargar con, por ejemplo, los cartones de leche de vuelta, subir el carrito densamente cargado por las escaleras del tercero sin ascensor en el que vivo, y pasearse con el carro y carrito del centro comercial por unos pasillos donde las normas de tráfico son inexistentes y la posibilidad de ser atropellado o golpeado crecen exponencialmente a medida que el número de familias con hijos se incorpora al proceso de compra.

En pocos sitios tengo la sensación tan acentuada de que los humanos somos una panda de borregos amaestrados como en un centro comercial, y jamás lo había visto tan bien reflejado con el la que podríamos denominar segunda parte de Wall-E. Llenando los carros hasta arriba de productos, en su mayor parte inservibles, produciendo una cantidad de desperdicios e inmundicias gigantesca, mirando con avidez unas estanterías repletas de coloristas envoltorios que habitualmente esconden anodinos productos, los humanos participamos en un enorme experimento sociológico organizado por el centro comercial de turno, las marcas y los distribuidores de estantes. No es difícil percatarse que todos estos elementos, y algún otro, sacan una gran tajada de la manada de incautos, voraces, caprichosos y casi todos, borregos, que paseamos por allí. Nunca he entendido el aliciente que puede tener eso de “pasar la tarde en el centro comercial”, invento puramente americano que, como casi todos, ha tenido en España uno de los lugares de mayor predicamento. En invierno, con lluvia, frío y viento, puedo entender que si tienes niños el resguardo de un lugar como ese te siente bien, pero el resto de situaciones, sinceramente, no las entiendo. Son sitios fríos, clónicos (¿son capaces de distinguir ustedes unos de otos, de distintas cadenas y ciudades?) ruidosos y, a mi parecer, bastante violentos y degradantes. Y sólo poseen el único objetivo para el que han sido creados. Hacer dinero. Bueno, gastarlo visto desde mi óptica, claro. Además, hay muchos aspectos de la compra en el “híper” que me estresan profundamente. Aparte del agobio habitual de gente en todos los pasillos, y la tendencia al desvío de los carros (si ya sabemos todos para que es, porqué siguen haciéndolos así?) llega el momento de pagar en caja, y aquí se produce una de las situaciones más cómicas, absurdas e inútiles que conozco. Te presentas con tu carro repleto ante la cajera y descargas el carro en la cinta, después del trabajo que te ha llevado “recolectar” todo el género. La cajera, un 95% de veces mujer, joven y maltratada por sus jefes y por todos los clientes que pasan ante ella como si fuese un mueble del decorado, va pasando los productos por el escáner a una velocidad endiablada, y en medio de un “pii” “piii” continuo suelo ser incapaz de ir recogiéndolos y poniéndolos nuevamente en el carro a medida que salen vomitados. Para cuando su habitualmente amable y dulce voz dice XX con nosecuantos euros, yo me encuentro en medio del proceso de recarga del carro, y acudo con la tarjeta dejando productos dentro, fuera y en medio de la cinta, cosa que hace que el siguiente cliente empiece a preguntarse si ya se ha topado con el obstáculo que impedirá que salga rápidamente de la caja que, incauto de él, ha escogido como la más rápida.

Tras bastante trabajo vuelvo a cargar el carro con los productos, esta vez mucho más desordenado respecto a su distribución original, y me encamino a la salida, donde nuevamente procedo a vaciar el carro del supermercado y empiezo a llenar el carrito par partir a casa, o el coche de tenerlo. En todo este proceso he cargado y descargado los productos dos veces, todo ha hecho dos viajes completos de ida y vuelta. Es ineficiente hasta decir basta. Y puede que no se pueda hacer mejor, pero con el carro vacío y el carrito lleno, mirando a la salida, y echando al vista atrás a las cajeras, cobrando como posesas, no puedo dejar de pensar en la manada de borregos, o mejor, en la nave espacial de Wall-E. Toda una experiencia.

lunes, agosto 18, 2008

Clásicos de verano

Que si el mundo digital, la globalización y la crisis. Todo lo que ustedes quieran, pero no pueden negarme que no hay cosa que se parezca más a otra que un agosto de sol y playa. Hasta que llegue una ola de frío polar y acabe con los chiringuitos costeros, estos y las masas de toallas y sombrilla seguirán siendo los reyes de la imagen estival, independientemente de que en años como estos el del chiringuito esté tan tranquilo en su puesto como los veraneantes en las toallas, víctima de eso que en la tele laman “estrecheces de liquidez de los mercados internacionales de crédito”.

Lo sitios a donde al gente se va se llenan, y de donde salen... se vacían. Pasar el puente de agosto en una localidad antiturística, pongamos por ejemplo Elorrio, es una experiencia curiosa. En vacaciones la gente huye buscando el relajo, el silencio , el ocio y olvidarse de las preocupaciones. Uno llega a ese pueblo citado, o a otros, estos días, y no se va a encontrar a nadie. Pero cuando digo nadie tampoco es que exagere mucho. Todo estaba desierto. El Viernes 15 a las 12:30, en la zona de abajo (es lo que tienen los pueblos pequeños, que tienen la plaza, la zona de arriba y la zona de abajo) no había casi nadie. De los seis o siete bares que hay allí estaba abierto uno sólo, y el que haya bares cerrados ya es un claro síntoma de desalojo. Con tres mesas en al terraza, dos de ellas ocupadas y otra abandonada, la imagen de la calle era surrealista. Ni voces, apenas coches, y una tranquilidad que se respiraba. El viernes por la noche me percaté de una filtración de agua que se escapaba de una lonja que hace esquina en esa calle, y el sábado por la noche allí seguía la filtración, síntoma de que en el edifico en cuestión no había nadie, y que los cuatro gatos que habíamos visto el fuga no hicimos nada. En mi propio barrio, aderezado habitualmente por el ruido de las fábricas cercanas, estando como estaban apagadas se podía oír el silencio, palparlo. Ligeras ráfagas de viento frío que azotaban las hojas de los árboles eran la única fuente de sonido que allí se encontraba. No voy a negar que el aspecto general era desolador, casi deprimente, salvo que uno fuese a hacer una cura de relax, que en ese caso el triunfo estaba garantizado. Lo malo de esto es que se genera una especie de círculo vicioso (para que me voy a quedar en el pueblo si no hay nadie y todo está cerrado) y así el desalojo es mayor. Y siempre ha sido así, desde que yo recuerde. Pensaba hace años, sumido en mi candorosa ingenuidad, que llegaría un día en el que los turistas suplirían a los locales, y podríamos explotar nuestros atractivos paisajísticos, culturales y monumentales. En fin, entre la desidia local y el campaña de promoción turística emprendida por los de siempre (
véase Málaga ayer) sueños de iluso, porque se veía a algún turista perdido, sí, pero que no podía preguntar a casi nadie, porque a pocos se cruzaban, que se encontraba con todo cerrado (Ayuntamiento, iglesia, etc) y que espero al menos disfrutase del paseo, porque poco más pudieron llegar a descubrir, cuales intrépidos exploradores de un mundo abandonado.

Y en el otro lado, lo de siempre. La omnipresente conexión del telediario con alguna playa abarrotada, mostrando eso de que puede llegar a ser noticia ver bañistas en agosto. Con una crisis galopante, que se ha cargado los atascos de al operación salida y entrada del puente de agosto y ha hecho que los fabricantes de neveras y bolsas térmicas palien su escasez de ventas, por eso de llevarse la comida a la arena y no pagarla fuera. Pero sombrillas, manguitos, ahogos, arena, borracheras y sol, por todas partes. Haya olimpiadas o no, o sea donde sea la guerra de todos los veranos, parece que agosto no cambia nunca.

jueves, agosto 14, 2008

Historia de un valiente

¿Hay alguien hay? Hoy es la antesala del puente del 15 de agosto, uno de los días más festivos y tontos del año, donde todos los pueblos celebran verbenas y romerías con motivo de la patrona del pueblo, que permanece escondida y a buen recaudo el resto del año. Durante estos tres días, lo poco que queda abierto en España se cierra, y dudo que haya alguien leyendo esto al otro lado de la web, porque entre las fechas y la competencia olímpica el consumo de red se centra en la colapsada página de RTVE y poco más. Pese a ello, voy a comentar algo serio.

Hace una semana, Jesús Neira, profesor universitario, presenció la agresión que propinaba un hombre a una mujer en plena calle, en el municipio madrileño de Mahadaonda. Al contrario de lo que haríamos muchos (me duele decirlo, pero soy cobarde y seguramente huirá) Jesús se enfrentó al agresor y le hizo huir. Pero al poco fue él la víctima de una brutal agresión, cobarde y por al espalda, que le causó graves heridas Tras un deambular de algunas jornadas por distintos hospitales madrileños, y sin que en alguno de ellos le hiciesen escáneres o resonancias cerebrales, Jesús empeoró, fue ingresado de urgencia y lleva ya algunos días en coma, debatiéndose entre al vida y la muerte. Existe el evidente riesgo de que su noble actitud le cueste la vida. Pero es que en este caso se han vuelto a dar, otra vez...., numerosas circunstancias que demuestran lo mal que funcionan el sistema judicial y los mecanismos de protección a la víctima de este país, en todos los delitos, pero especialmente, y dado el caso en el que estamos, el de las agresiones machistas. Resulta que el agresor, pese a que su fechoría le hizo pasar por comisaría, ni fue detenido ni nada. Sólo la presión mediática sobe el caso ha propiciado que Antonio Puerta, que así se llama el sujeto en cuestión,
fuese detenido y metido provisionalmente en prisión. Pásmense ustedes, pero el tal Puerta estaba de vacaciones en Alicante, seguramente satisfecho del trabajo realizado. Para completar este sangrante vodevil, la novia de Puerta (cómo puede tener novia un individuo así, no lo entiendo...) afirma ahora que su novio no la estaba maltratando, que era una discusión, y ha llegado a afirmar que Antonio es una bellísima persona y que el resto den su familia también lo es. Este comportamiento negacionista es muy típico de la víctima, por miedo, temor o complejos, pero entre otras negativas conclusiones contribuye a que el caso se enmarañe, porque es muy probable que la agredida no presente cargos contra el agresor. Afortunadamente en este caso existe una grabación de un hotel en el que se ve la acción violenta de Antonio sobre el profesor, por lo que es probable que, si bien no pueda ser por el primer acto, si pueda ser enjuiciado y acusado por el segundo. De momento ya está acusado de tentativa de homicidio, y esperemos que se quede en tentativa, y no en homicidio consumado, porque el fallecimiento de Jesús Neira sería una desastrosa noticia.

No sólo por la muerte en sí, sino porque, permítaseme la frivolidad, en las películas el héroe sobrevive, y Neira ha actuado como tal. Sí, seguramente tuvo miedo cuando se inmiscuyó en esa pelea, pero como los héroes, lo sintió cinco minutos más tarde que el resto de mortales. Su actuación es admirable, digna de todo aplauso y reconocimiento, y poco habitual en
una sociedad enferma, desquiciada y profundamente egoísta y violenta como la nuestra. El Ministerio de Igualdad debiera ensalzar la figura de Neira (¿cuesta tanto poner una referencia en su web? ah, es verdad, que estamos en Agosto y no hay nadie) y de todos aquellos, pocos, pero de enorme coraje, que se enfrentan al maltrato desde la primera fila. Desde aquí mi apoyo y admiración a él y a su familia.

miércoles, agosto 13, 2008

Olimpiadas de sillón

Sea por lo que fuere este año estoy siguiendo menos que nunca las olimpiadas. Entre que se celebran a unas horas intempestivas (curioso, Pekín está a la misma distancia horaria de España que Nueva York, pero a la inversa, vivimos en medio de dos gigantes) y que estoy trabajando y estudiando preventivamente en Agosto de cara al posible segundo examen de la oposición, que aún no se si podré hacer o no, la cuestión es que no me pego panzadas televisivas de deporte, porque es algo raro, pero para la mayoría de la gente el deporte se ha transformado en “ver deporte”, no “hacer deporte”.

En esta ocasión TVE ha tirado la casa por la ventana, como suele decirse, y ha mandado a un montón de gente a cubrir los juegos. Es probable que dado como funciona últimamente el ente, y su querencia por las prejubilaciones, muchos de los desplazados serán invitados a no volver, y se sustituirán por rollizos y rosados bebes de pocos meses de edad, que apenas podrán decir palabra, pero qué importancia tiene eso si pegan bien con la cámara. La gente está expectante por saber si España superará el límite de las 22 medallas logradas en Barcelona 92. Puede que sí, puede que no, la verdad es que no me importa demasiado. Podíamos contratar a Michael Phelps y con él nos asegurábamos un porrón de oros para el bolsillo. Suena a raro eso de contratar, pero si se han fijado últimamente el mercado de “fichajes” está en alza, y España, como el resto de países, se ha subido al carro para lograr captar para sus equipos a aquellos atletas provenientes de países paupérrimos, que corren como locos o saltan un montón. Se les da la nacionalidad sin problemas, se les unta de dinero para que salten mucho, y si hay premio y medalla, perfecto. Sino, se buscan otros y ya está. Así, hasta hace unos años era normal que en las carreras de atletismo, países con pasado colonial como, por ejemplo, Francia o Inglaterra, poseyeran atletas provenientes de sus ex-colonias, pero eso hoy en día ocurre por todas partes, especialmente en los equipos de los países árabes, léase del Golfo Pérsico, donde el dinero para contratar de todo sobra. Además esto permite lograr eso que tanto ansían los políticos, los de aquí y los de todas partes, que es colgarse las medallas conseguidas por otros, y en este caso colgárselas de verdad. Si un, pongamos, remero de banco móvil, gana un oro en los 1.500 metros (no se si existe la prueba, pero da igual) al poco aparecerá por allí algún mandatario para sacarse la foto, y luego será recibido en Moncloa, ahora por ZP, en el pasado por otros, y por el presidente de su Comunidad Autónoma, y su alcalde, y su presidente de la comunidad de vecinos y por el tenedor de su hipoteca. Y el “formidable e histórico” éxito del remero será un logro del país, una clara muestra del buen hacer del gobierno, de la singularidad histórica inapelable de la Comunidad Autónoma de que se trate, del orgullo de la villa natal del deportista (nombrado hijo predilecto a alta velocidad) y, sobre todo, supondrá una gran satisfacción para la entidad financiera dueña de la hipoteca, cuyo jefe de la sucursal local puede que sea, al final, el único que acabe con la medalla en la mano, si al fornido deportista se le sube el éxito a la cabeza, protagoniza saraos y demás eventos lúdicos de alto voltaje y acaba subsumido en la LXXVII edición de Gran Marrano para recuperar el dinero perdido, y de paso la medalla

De todas maneras algo hemos mejorado con los años, aunque se ha eliminado un componente divertido del olimpismo de los ochenta. Que competiciones aquellas de gimnasia o atletismo, en las que las representantes de Bulgaria, la RDA o Rusia era un saco de hormonas masculinas en un cuerpo de mujer (???) y así corrían, o volaban en asimétricas (una vez afeitadas las barbas). Allí no había doping, claro, no fuera a ser que el laboratorio analizante sufriera un accidente a manos de la KGB o un positivo desencadenase una guerra. Ahora los únicos que miran de reojo a la cámara son los chinos, sabiendo que como no ganen todo les van a poner seguiditos a todos en la plaza de Tian an Men y les van a pasar los tanques por encima.

martes, agosto 12, 2008

El matón de la clase

Parece que los ciclos de la historia siguen repitiéndose sin que nada ni nadie pueda evitarlos. En 1992, mientras Fermín Cacho corría a por la gloria olímpica y Greg Luganis asombraba al mundo tirándose desde el trampolín de las piscinas Bernat Picornell de Barcelona, en Bosnia se libraban cruentos combates, y un individuo extraño llamado Radoban Karazic (¿les suena?) planificaba con sus generales lo que sería el posterior asedio a Sarajevo y el exterminio Bosnio. Las imágenes olímpicas se mezclaban con escenas de muerte y guerra. Hoy, dieciséis años después, poco parecen haber cambiado las cosas, salvo los escenarios de los “eventos”.

El Caúcaso, nombre que da miedo. En el se juntan rusos, armenios, azerbayanos, georgianos, osetios, ingusetios, chechenios, abjasianos, y seguro que me dejo varios de los tipos de residentes, y encima mezclados en un revoltijo montañosos, inestable y peligroso. La guerra actual entre Rusia y Georgia parece un chiste malo. Veámoslo resumidamente. Para aplacar las ansias secesionistas de la provincia de Osetia del Norte, de mayoría rusa, el presidente georgiano, Mihail Saakashvili envió la semana pasada un contingente de tropas para ocupar la provincia y atajar una posible revuelta. Rusia, de cuyo pasaporte hacen ostentación los osetios, afirmó que defendería esa población de las ingerencias de Georgia, y tras un posicionamiento de tropas en la frontera de Osetia, decidió a finales de la semana pasada atacar al ejército georgiano. La desproporción entre las fuerzas rusas y las georgianas es enorme, y la capital de Osetia del Norte, Tsijinvali, cayó bajo el control ruso este fin de semana. Eso parecía el fin del conflicto, pero Rusia, que ha visto quizás la oportunidad de vengarse de la independencia de Georgia de su control en los noventa, ha decidido darse un paseo por el país. Pese a que la información que llega desde allí es muy confusa, y encima las olimpiadas y agosto contribuyen a ocultarla aún más, parece claro que Rusia está tomando posiciones dentro de Georgia, y se acerca peligrosamente a Tiflis, capital del país. Si a esto sumamos que se están empezando a producir ataques contra Georgia por parte de tropas sitas en Abjasia, otra provincia del país apoyada por Rusia, podemos afirmar que Rusia parece que está llevando a cabo una invasión en toda regla de Georgia, que no podemos olvidar que es un país independiente, reconocido internacionalmente. La posición actual del presidente georgiano Mihail Saakashvili bordea la catástrofe, y su país corre el riesgo de ser engullido por las fuerzas rusas sin que nadie parezca querer o poder hacer nada por evitarlo. La ONU, en la que Rusia cuenta con derecho de veto, está inutilizada. Sarkozy, al mando de la UE durante este semestre, se reúne hoy con Putin para tratar de aplacar la situación, pero es de esperar gestos vacíos y palabras huecas como respuesta, y como quien invade es Rusia y no los americanos, la población civil, la calle y los intelectuales de Occidente callan, asintiendo entre complacientes y acobardados a este nuevo ejercicio de matonismo por parte de Rusia, país que parece incapaz de abandonar su estilo agresivo e imperialista proveniente de la época comunista.

Y por si fuera poco, y no son muchos los que lo mencionan, está el petróleo y el gas. El Caúcaso nada en hidrocarburos, y Georgia es uno de los pasos obligados de los oleoductos que llevan los recursos petrolíferos de la zona a la rica y estrangulada Europa. Si se hace con la provincia Putin controlará aún más la gestión de esos recursos, y es probable que los europeos se acobarden ante la intimidación que supondría un recorte de los mismos por parte de papá Rusia. Vamos, que el matón de clase zurra a otro pringado y le quita la llave del armario de las golosinas, y el resto de alumno se calla.... les suena????

lunes, agosto 11, 2008

¿Y cómo titulo hoy esto?

El pasado 6 de agosto de 2007 titule la entrada de este blog, referida a la película de Rataouille, como “Pixar es Dios”. Lo malo de ser algo grandilocuente y tendente al exceso adjetivador como yo es que te puedes quedar rápidamente sin provisiones de nombres y de calificativos. Porque claro, si Rataouille, que es una magnífica película, hacía que Pixar fuese Dios, a qué altar le elevo después de haber visto Wall-E?? Cuál es el pedestal que me queda para poder situar sobre él a los genios, artistas y creadores de esa maravilla? Al menos hay que aprender la lección de ser comedido con el uso de los adjetivos.

Pero eso será a partir de mañana, en todo caso, porque hoy es todo para Wall-E. Había visto las críticas, todas ellas elogiosas, e incluso recuerdo que el año pasado, antes de ver Rataouille, en el cine donde estaba, dos personas charlaban en sus butacas detrás de mí diciendo que la de la rata era buena, sí, pero que lo que estaban montan do con el robot ese era arte. Y sí, es arte. Arte visual, con una técnica e imagen, escenarios y colores insuperable pero, y sobre todo, es arte cinematográfico. Porque Walll-E no es nada más, y nada menos, que una preciosa historia de amor. Es una película que cuenta una historia de amor, de esas de chico encuentra chica y la conquista, pero sin que haya ni chico ni chica, ni falta que hacen. Así de simple... y complejo. Y la cuenta como hace años no he visto, partiendo de un personaje abandonado, sólo, lo más sólo que uno pueda imaginarse en el mundo más solitario y repulsivo que se ha creado en años, y en ese páramo, proveniente del exterior, llega el amor. Amor que todo lo puede, que todo lo llena. Wall-E reinterpreta esa famosa (y manida) carta de San Pablo a los Corintios, en la que reitera que sin amor no soy nada, que el amor es lo que me llena. Y una vez que Wall-E siente el amor ya nada será igual en su vida. Corre tras él, lo deja todo y lo sigue, a riesgo de su vida, que ya no vale nada si no es en compañía de su amada. Y cuando la encuentra aparecemos nosotros, las personas, unos repulsivos entes biológicos, unas fofas y estúpidas bolas de grasa, carentes de emociones e ilusión, adictos al consumismo desenfrenado, aborregados en torno a unas necesidades ilusas, encadenados en un repulsivo jardín de infancia dulce y meloso, en el que las pajitas de los refrescos son las sondas que nos alimentan y unen a la vida. Pocas veces he vito retratada a al humanidad de una manera más cruel, cruda y certera que en esa nave espacial donde residen los humanos, o el residuo que queda de ellos. Y frente a esa imagen de zafiedad, junto a un montón de máquinas despiadadas que son quienes gobiernan el destino de ese patético rebaño de ovejas amaestradas, los “ojos” de Wall-E contienen toda la poesía que uno pueda imaginar. Su expresión, sus balbuceos, sus ruidos (no habla) comunican, dicen más que la palabrería vacua y chabacana que sueltan esos humanos por doquier. Porque Wall-E, es duro decirlo, pero es innegable, es un personaje que tiene más humanidad y personalidad que, no sólo la mayor parte de actores que podemos ver hoy en día, sino de las personas que conocemos. Ese maldito robot es mucho más humano que yo, y que muchos de los que día a día vemos y nos cruzamos por nuestras guiadas y edulcoradas vidas.

No me avergüenza decir que lloro a veces viendo películas, y en esta he llorado, y mucho. Casi lo hago de congoja en esa primera media hora fascinante, oscura y desoladaza, hasta que llega EVA, al borde cuando el pobre Wall-E no puede ni siquiera llamar la atención de ella, por mucho que lo intente, irrefrenablemente en esa danza, que podíamos denominar del extintor, alrededor de la nave, pura poesía, e intermitentemente hasta el final. En serio, a lo mejor me estoy dejando llevar por la exageración, pero es algo increíble. Por favor, ir a verla, y si alguien tiene reparos “porque son dibujos” se le pasarán al minuto de empezar la proyección, y su perspectiva cambiará para siempre. Seguro.

viernes, agosto 08, 2008

88888

Hoy, a las ocho y ocho minutos hora en Pekín, del día ocho del mes ocho del año 2008 se inauguran los Juegos Olímpicos con una ceremonia que se promete faustuosa como pocas. En una ciudad gigantesca, crecida por las obras durante estos últimos años hasta alcanzar dimensiones difíciles de imaginar, y bajo un más que probable manto de contaminación, los atletas y demás deportistas tratarán de batir sus marcas, y el gobierno chino, al igual que sucede en cada país anfitrión, intentará sacar músculo, recolectar todas las medallas posibles y hacerse notar en cada momento.

Los Juegos son un escaparate magnífico para un gobierno, y así son usados. China trata de tenerlo todo bajo control, lo cual es relativamente sencillo tratándose como es el caso de una dictadura. Sin embargo las autoridades se las ven y las desean para controlar esa marea de protestas desarrolladas por activistas venidos de todo el mundo, especialmente centradas en la actitud represiva de China en el Tíbet, pero que también podrían fijarse en al persecución religiosa que se vive en el país, o en las condiciones de semiesclavitud que rigen en las empresas y complejos industriales, o en los destrozos medioambientales que ejecutan las autoridades o, mismamente, en la dictadura comunista que somete al país. Conviene no olvidar que, efectivamente, China es una dictadura. Pero eso sí, bajo el manto del poder absoluto se esconde el mayor mercado del mundo, 1.300 millones de personas con un nivel de renta creciente, cuyo desarrollo económico durante estos últimos diez o quince años está provocando el cambio de todas las estructuras comerciales, financieras y de producción y demanda de recursos que se han mantenido fijas durante decenios. Parece que China se ah despertado de una vez, y eso puede implicar problemas serios para países pequeños como España, con una población que equivale a, más o menos , media provincia China de las normalitas. Ese mercado, esa avidez comercial, cierra los ojos a la violación de los derechos humanos. Si en marzo, en medio del auge de las protestas antichinas por el Tíbet, algunos dirigentes anunciaron que pensaban no acudir a la ceremonia de apertura de los Juegos, hoy será el día en el que los veamos a todos en la tribuna de invitados, aplaudiendo a rabiar, y haciendo mentalmente caja de los ingresos que les depara este país. Por ahora sólo George Bush se ha atrevido a mostrar en alto críticas serias contra el régimen chino, al que no le han hecho mucha gracia, todo sea dicho, pero es Bush un presidente en retirada, al que le quedan poco más de tres meses en el cargo, y su prestigio internacional está de capa caída. Veremos a ver si Sarkozy se atreve a decir lo que prometió, o se lo piensa al acordarse del contrato firmado para construir centrales nucleares con tecnología francesa en suelo chino, y se limita a hacerle carantoñas a carla Bruni durante toda la ceremonia. Apuesten por lo segundo.

Y es que el deporte, al que tanto veneramos, y del que rendimos pleitesía a sus estrellas cuando realmente no son nada especial (
qué bien lo define el tío de Rafael Nadal en esta entrevista) en el fondo es un escaparate y un “arma” de un país. Los “ejércitos” de cada nación han desembarcado en Pekín, y se van a enfrentar en un combate en el que poco importa la gloria deportiva, el espíritu olímpico y el afán de superación. Es el medallero, el que mi país esté por encima del resto lo significativo, como por cierto ha sido desde el principio de los tiempos. En todo caso, disfrútenlo, que habrá cosas bonitas para ver.

jueves, agosto 07, 2008

El fenómeno Obama

Este agosto tendrán lugar en Estados Unidos las convenciones de los partidos demócrata y republicano. Son estas unas fiestas de aclamación al líder elegido en el proceso de primaria de principios de año, y los principales beneficiarios de las mismas son los fabricantes de propaganda, globos y confetis, dado el poco interés electivo que poseen las convenciones. Los republicanos, algunos de ellos poco convencidos, entronizarán al senador de Arizona John McCain, y los demócratas consagrarán a Barac Obama como candidato a presidente, después de que lo haya nombrado como tal ya más de medio mundo.

Y es que Obama se ha convertido en sí mismo en un fenómeno político, y ha trascendido ese ámbito para instalarse en lo social. Hace dos semanas dio un mitin en Berlín, y congregó a más de 200.000 personas, muchas de ellas seguramente sin saber inglés, que llenaron los alrededores de la columna de la victoria no para ver un concierto ni para reeditar la love parade en verano, no, sino para oír a un político, lo cual puede hacernos pensar que estamos ante la mayor concentración de gente enferma de los últimos años..... o no. Como mi nivel de inglés es lamentable no puedo seguir los discursos de Obama, y me tengo que conformar con lo que la prensa nacional cuenta de ellos. Al parecer hay mucho mensaje de cambio, esperanza e ilusión, cosas de las que anda muy necesitada la sociedad norteamericana (y cual no, verdad?) después de la nefasta presidencia de Bush hijo y estando como se encuentra en medio de la actual crisis económica. Se acusa a Obama de ser un producto de marketing, estudiado, y que sus mensajes están vacíos, sin contenido. Lo segundo puede ser, pero lo primero es seguro, porque, vamos a ver, qué candidato a presidente del gobierno no es un producto de marketing??? Aquí tenemos a ZP, un almibarado envoltorio de brillantina y celofán con poca sustancia y, por lo que se ve, menos contenido aún. En el bando contrario, Rajoy es un candidato muy difícil para ser vendido, parece provenir de una época decimonónica, ya pasada, y claro, pierde las elecciones. Antes de criticar a los americanos y sus campañas recordemos lo que fueron los amañados debates de la nuestra, celebrados en marzo, y las discusiones que había sobre la altura de la silla y el tamaño de al mesa, y sandeces similares. Creo que aunque Obama no fuera buen candidato ganaría las elecciones, porque la crisis económica, salvo sorpresa, es la que va a tumbar a los republicanos, como ya le sucedió a Bush padre. El principal riesgo que tiene Obama como presidente, a aparte de su bisoñez, es que ha levantado tantas expectativas que el nivel de decepción que puede causar su mandato sería insuperable. Queda pro saber quienes van a ser los candidatos a vicepresidente (John Edwars por los demócratas?, ¿uno muy joven, preparado para sustituir a McCain si le pasa algo?) pero lo cierto es que los aires de cambio que soplan en la sociedad americana parecen ser lo suficientemente intensos como para llevar a Obama a la Casa Balnca.

Eso si no se presenta, y arrasa, una candidata “virgen”. Tras el video de McCain en el que acusaba a Obama de ser meramente una celebridad sin contenido como Bart Simpson o Paris Hilton,
la rica, casquivana y siempre provocadora Paris ha sacado un vídeo en el que se ríe de McCain, afirma que ella es simplemente una tía buena, y dice que de ganar las elecciones pintaría la Casa Blanca de rosa porque le da un aire mucho más gay. Muy en su papel de millonaria pija al borde de la piscina, Paris borda la comedia, se ríe del método de financiación de las campañas norteamericanas y sigue ascendiendo con fuerza, camino al reinado de la primera provocadora mundial. Si se propusiera llegar al 1600 de la Avenida de Pensylvania, en el DC, seguro que lo conseguía.

miércoles, agosto 06, 2008

Santuchu no es Bilbao

Una de las clásicas políticas de ahorro por parte de los gobiernos es fomentar el uso del transporte público. Yo defiendo este transporte por encima de todo, y soy un ferviente usuario del mismo... quizás porque no tengo coche. Pese a ello, vemos todos los días ineficiencias de diseño y de uso de dicho transporte por parte de las autoridades encargadas de gestionarlo que son difíciles de explicar. Un caso muy calor ha sido lo sucedido este pasado fin de semana en Bilbao con motivo de la suspensión del servicio de metro en parte de la ciudad por obras durante unos cinco días.

Estas suspensiones en Madrid son típicas en verano. Días antes de producirse, el metro informa a los pasajeros de la incidencia futura y dispone un servicio gratuito de autobuses para reemplazar el servicio cortado. En Bilbao ha sido así, pero no en todas partes. Se cortaron dos tramos del suburbano, pero mientras los residentes en la margen izquierda y derecha sí disponían de alternativa gratutia, los vecinos de Santuchu, populoso barrio de clase media de Bilbao enclavado en una montaña a la que cuesta subir andando, fueron desatendidos por el metro. Se supone que algún responsable del mismo consideró que “no necesitaban” alternativa, y que se podían apañar con el transporte de autobuses urbanos, de pago, de siempre, el Bilbobús. En medio de la incredulidad general, el Jueves 31 de Julio, primer día del corte, las líneas 40 y 48 de Bilbobús, que unen el barrio con el metro de la plaza circular (antes España) se colapsaron.
Se vivieron escenas de agobios, aplastamientos y malos modos, en medio de un cabreo generalizado y de un calor típico de agosto. El Ayuntamiento, asustado ante lo que se había organizado por la improvisación y desfachatez de los responsables del metro, y en parte por su propia indolencia, reaccionó, y el Sábado puso lanzaderas gratuitas. Pero durante un día entero los vecinos de Santuchu fueron unos marginados, no para pagar facturas e impuestos, pero sí para recibir un servicio básico como es el transporte. Y no es novedoso. Cuando estaba en la universidad tuve la fortuna de conocer a algunas de las mejores personas que se han cruzado en mi vida, y me enorgullezco de ser amigos suyos, y algunos de ellos son residentes en el mítico Santuchu, y en aquellos años noventa, antes de la apertura del metro, era la batalla del “13” lo que les obsesionaba para poder llegar desde sus casas hasta la facultad de Sarriko. Tenías varios autobuses que te dejaban en Indauchu o El Arenal, zonas nobles de la ciudad, pero para subir a Santuchu tenías que abigarrarte con la masa en el 13, que nunca sabías exactamente cuando iba a pasar. La apertura del metro supuso para ese barrio una revolución en transporte, accesibilidad, y les “bajo” a Bilbao de golpe, pero parece ser que algunos de los (i)responsables del metro no lo ven así, y consideran que sigue habiendo usuarios de primera y de segunda, ciudadanos con más derechos que otros, y residentes que deben ser mejor tratados, independientemente de que todos estén obligados a pagar los (muy) caros precios del transporte público en Vizcaya, tarifa elevadas que no sólo se estilan en el metro, sino que son la tónica general en el servicio de Bizkaibus, que es el que más usan los residentes de localidades como, por ejemplo..... Elorrio.

Y ya puestos, hagámonos algunas preguntas sobre Bizkaibus. ¿Por qué desde que, hace ya algunos meses, los proetarras quemaron la caseta de Bizkaibús en Elorrio el creditrans (la tarjeta de pago) sólo se puede adquirir en el cajero de la BBK? Si eres vecino de Elorrio pero no eres cliente de la BBK, ¿no tienes derecho a tarjeta? ¿por qué en Garellano, provisional y chapucera, pero eterna y cutre estación de autobuses de Bilbao, y destino de muchos bizkaibuses, tampoco puedes adquirir dicha tarjeta, y sólo bajando al metro se puede conseguir? ¿por qué hay más semáforos para acceder y salir de Garellano que para entrar al mismo Bilbao por, por ejemplo, Juan de Garay? Y no pongo más porqué sería excesivo..... Gora Santuchu!!!!

martes, agosto 05, 2008

Con el agua al cuello

Ayer fue un día de datos económicos, aunque mejor hubiese sido que las estadísticas se hubieran ocultado en un armario. El paro registrado en el INEM subió en Julio y se situó cerca de los dos millones y medio de personas, y esto no hace más que minar la confianza del consumidor, que cayó nuevamente a un mínimo histórico. Si ves que hay gente en tu entorno que se queda en paro te entra la angustia, aplazas tus decisiones de consumo, gastas menos, y realimentas un círculo negativo que no deja de crecer desde hace ahora un año, cuando estalló ese extraño caso de las “subprime” que se dijo que nunca iba a llegar a España.

Ante esta situación el ciudadano de a pie mira asustado sobre su cabeza, buscando respuesta en los dirigentes políticos, porque para eso están. ¿Y qué se encuentra? A una oposición de vacaciones, con portavoces de guardia pero sin un mensaje claro, y a un gobierno que no hace otra cosa más que huir de la realidad. Al respecto de esta crisis que ya es recesión, el gobierno ha adoptado la táctica del avestruz, negando el problema, hasta donde ha podido, que ha sido mucho, por cierto. Es “comprensible” que así actuase antes de las elecciones, porque todos los políticos mienten y engañan para obtener votos, estos de ahora, los del pasado y los que vendrán. El problema es mantener el engaño cuando ya nadie te cree, y salir a un escenario actuando de teatrero cuando no haces ninguna gracia. El resultado es que, a día de hoy, casi toda la población española coincide en creer que el gobierno no sabe que hacer ante la crisis. Se ha producido un fenómeno muy grave, que lo expresaba muy bien el editorial del suplemento Negocios de este Domingo de El País,
al quebrarse la confianza de loas agentes económicos en el gobierno. Continuas declaraciones minimizando el problema, huyendo de la realidad o apelando a esa incapacidad de crear empleo por parte del pesimismo han hecho que lo que diga el gobierno al respecto de la crisis sea tomado más a burla que a acción efectiva. Ayer Solbes analizaba las cifras de desempleo, las calificaba de malas (faltaría más) pero las relativizaba al afirmar que nunca ha habido tanta gente trabajando. En eso tenía razón, pero es lógico que haya mucha gente empleada si nunca ha habido tanta gente en España como la hay ahora, por lo que el argumento de disculpa era falaz. ¿Por qué Solbes, reputado economista y funcionario de carrera, y poseedor de un sólido prestigio dentro y fuera de España, se ha entregado como el primero a esta labor de despiste y ocultamiento? Es algo que se me escapa. Quiero pensar bien en él y suponer que habrá sido cumpliendo órdenes de su jefe, o de otros miembros del partido, pero no logro comprender cómo el gobierno permite la quema pública de uno de sus principales valores y referentes. Si esperaba el PSOE que la figura de Solbes actuase de cortafuegos ante la marea económica las últimas encuestas le han debido dar un disgusto. La intención de voto entre el PSOE y el PP se iguala, la imagen pública de ZP se hunde, y ha derrochado en unos seis meses el enorme capital que amansó tras su rotunda victoria electoral en Marzo. Y de paso los datos son cada vez peores, y ojo a partir de septiembre, que de ahí a navidades es cuando nos vamos a dar el gran batacazo, ya verán.

Pese a ser un simple laboral temporal del Ministerio, sin estabilidad y con un horizonte complicado, me permito darle desde aquí un consejo a Solbes. Debe irse. Sí, sí, abandonar el barco. No puede seguir enfangado en este lodazal en el que se ha convertido la gestión económica del gobierno. Además, una dimisión daría a la opinión pública la imagen de que se está agarrando la crisis por los cuernos, y reconciliaría a votantes y gobierno. La mayor pega de esa postura es que dejaría al Ministerio en manos de un personaje como Miguel Sebastián, el hombre bombilla, amigo del intervencionismo y de la política de imagen, pero sin contenido ni calado, pero ya se sabe, las crisis es lo que tienen, que nos complican la vida a todos.

lunes, agosto 04, 2008

La playa

Este pasado Sábado estuve en la playa. Sí, es cierto que como inicio de la temporada de escribiente tras una semana de vacaciones de verano no parece una revelación muy grandiosa, y quizás no lo sea, pero es que el pasado 2007 fui solamente una vez a la playa, y en este 2008 parece que tampoco se van a prodigar mis visitas a los arenales, sean estos del Cantábrico o de cualquier otro mar. Es probable que si Madrid tuviera playa la visitaría más a menudo, y sería un espectáculo digno de verse, pero ya se sabe lo que dice la canción, vaya, vaya.....

Por que la playa es uno de los lugares más curiosos que conozco, en el que se producen cosas extrañas, inimaginables. En este mundo lleno de pudor, seriedad y costumbrismo es en la playa donde uno puede ver las mayores afrentas a todos esos códigos, y consentidas por todos los allí presentes. Los jubilados pasan de vestirse encebollados bajo ropas habitualmente horribles a ir semidesnudos, enseñando todas sus virtudes sin pudor alguno. Que yo sepa es el único lugar en el que uno puede ver libremente pechos de mujer sin pagar a cambio, en el que los niños mean alegremente sin mirar a donde apuntan y en el que las barrigas se caen con más gracia y volumen, pese a la tan cacareada operación bikini, que por lo visto la practican mucho más ellas que nosotros (claro, nosotros siempre vamos en “top less”). Tarde o temprano se hace ese clásico paseo anterior a meterse en el agua, y menos mal que las playas del norte son cortas, sino la caminata se puede convertir en un ejercicio de senderismo de varios kilómetros de duración. Pues bien, en ese paseo se puede ver de todo, principalmente mujeres, pero no deja de asombrarme la estampa de cientos, miles de cuerpos semidesnudos al sol, junto al agua. Me parece una imagen completamente irreal, ajena a lo que estoy acostumbrado, casi diría que falsa. Es cierto que desnudos desnudos no del todo, porque algunos están rebozados por completo en arena, esa deliciosa arena que, condenada ella, se te mete por todas partes, impregna tus ropas y enseres con una fuerza pegamentosa inimaginable, y te acompañará hasta las navidades, momento en el que abrirás los bolsillos de algún pantalón y, como confeti, caerán esos granos que te recuerdan a la playa del verano, los ligues, frustrados o no, y el insoportable calor al que retozaste hace unos pocos meses, pero que parecen perdidos en el oscuro fondo del túnel del tiempo.

Y eso de la playa día tras día..... ¿Cómo es una quincena de vacaciones de sol y playa? ¿Todos los días así? Creo que sólo he tenido una vez en mi vida esa experiencia, pero debía de tener unos diez años y no recuerdo casi nada. Si lo hago hoy en día seguro que me aburro como una ostra (marina), aunque en buena compañía todo el aburrimiento lo es menos. Sin embargo día tras día en este agosto las playas se llenarán de casi idénticos visitantes en cada quincena. ¿Cuánta arena se llevarán en sus bolsillos? ¿Cuál será el último día en el que terminen de quitársela de encima? ¿Ligarán (o no)?