miércoles, agosto 13, 2008

Olimpiadas de sillón

Sea por lo que fuere este año estoy siguiendo menos que nunca las olimpiadas. Entre que se celebran a unas horas intempestivas (curioso, Pekín está a la misma distancia horaria de España que Nueva York, pero a la inversa, vivimos en medio de dos gigantes) y que estoy trabajando y estudiando preventivamente en Agosto de cara al posible segundo examen de la oposición, que aún no se si podré hacer o no, la cuestión es que no me pego panzadas televisivas de deporte, porque es algo raro, pero para la mayoría de la gente el deporte se ha transformado en “ver deporte”, no “hacer deporte”.

En esta ocasión TVE ha tirado la casa por la ventana, como suele decirse, y ha mandado a un montón de gente a cubrir los juegos. Es probable que dado como funciona últimamente el ente, y su querencia por las prejubilaciones, muchos de los desplazados serán invitados a no volver, y se sustituirán por rollizos y rosados bebes de pocos meses de edad, que apenas podrán decir palabra, pero qué importancia tiene eso si pegan bien con la cámara. La gente está expectante por saber si España superará el límite de las 22 medallas logradas en Barcelona 92. Puede que sí, puede que no, la verdad es que no me importa demasiado. Podíamos contratar a Michael Phelps y con él nos asegurábamos un porrón de oros para el bolsillo. Suena a raro eso de contratar, pero si se han fijado últimamente el mercado de “fichajes” está en alza, y España, como el resto de países, se ha subido al carro para lograr captar para sus equipos a aquellos atletas provenientes de países paupérrimos, que corren como locos o saltan un montón. Se les da la nacionalidad sin problemas, se les unta de dinero para que salten mucho, y si hay premio y medalla, perfecto. Sino, se buscan otros y ya está. Así, hasta hace unos años era normal que en las carreras de atletismo, países con pasado colonial como, por ejemplo, Francia o Inglaterra, poseyeran atletas provenientes de sus ex-colonias, pero eso hoy en día ocurre por todas partes, especialmente en los equipos de los países árabes, léase del Golfo Pérsico, donde el dinero para contratar de todo sobra. Además esto permite lograr eso que tanto ansían los políticos, los de aquí y los de todas partes, que es colgarse las medallas conseguidas por otros, y en este caso colgárselas de verdad. Si un, pongamos, remero de banco móvil, gana un oro en los 1.500 metros (no se si existe la prueba, pero da igual) al poco aparecerá por allí algún mandatario para sacarse la foto, y luego será recibido en Moncloa, ahora por ZP, en el pasado por otros, y por el presidente de su Comunidad Autónoma, y su alcalde, y su presidente de la comunidad de vecinos y por el tenedor de su hipoteca. Y el “formidable e histórico” éxito del remero será un logro del país, una clara muestra del buen hacer del gobierno, de la singularidad histórica inapelable de la Comunidad Autónoma de que se trate, del orgullo de la villa natal del deportista (nombrado hijo predilecto a alta velocidad) y, sobre todo, supondrá una gran satisfacción para la entidad financiera dueña de la hipoteca, cuyo jefe de la sucursal local puede que sea, al final, el único que acabe con la medalla en la mano, si al fornido deportista se le sube el éxito a la cabeza, protagoniza saraos y demás eventos lúdicos de alto voltaje y acaba subsumido en la LXXVII edición de Gran Marrano para recuperar el dinero perdido, y de paso la medalla

De todas maneras algo hemos mejorado con los años, aunque se ha eliminado un componente divertido del olimpismo de los ochenta. Que competiciones aquellas de gimnasia o atletismo, en las que las representantes de Bulgaria, la RDA o Rusia era un saco de hormonas masculinas en un cuerpo de mujer (???) y así corrían, o volaban en asimétricas (una vez afeitadas las barbas). Allí no había doping, claro, no fuera a ser que el laboratorio analizante sufriera un accidente a manos de la KGB o un positivo desencadenase una guerra. Ahora los únicos que miran de reojo a la cámara son los chinos, sabiendo que como no ganen todo les van a poner seguiditos a todos en la plaza de Tian an Men y les van a pasar los tanques por encima.

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