martes, octubre 31, 2023

Leonor de Borbón, 18 años

Hoy Leonor, la hija mayor de los reyes Felipe VI y Letizia, cumple 18 años. Alcanza la mayoría de edad y, como reza la Constitución, debe jurar cumplirla y hacerla cumplir en sesión extraordinaria ante las Cortes. A partir de hoy la heredera será directamente reina si Felipe VI es incapacitado, fallece o abdica, sin que haya regencia de ningún tipo. Es un paso trascendente para ella y un ritual del estado en el que se da mucho boato a una ceremonia importante, en la que los poderes de la nación se reúnen ante quien realmente debe mandar, que no es el Rey ni el presidente del gobierno, sino la propia Constitución y el parlamento.

Hay muchos que han criticado esta ceremonia porque supone una exaltación de la monarquía cuando, realmente, es todo lo contrario, es la representación más clara posible de la subordinación de la monarquía al texto legal supremo y ante los representantes de la soberanía nacional, los diputados y senadores elegidos en cortes. Felipe VI lo hizo y ahora lo hace su hija en una ceremonia que a todos los que sean funcionarios del estado les sonará un poco porque ellos también la han hecho, sin tanta cámara de televisión, pero con el mismo significado. El funcionario jura cumplir la constitución y las leyes que de ella se emanan, como también lo hace el presidente del gobierno y sus ministros. El cargo político es, por definición, temporal (a cuántos les gustaría que no fuera así) y el de funcionario resulta vitalicio, por lo que se puede decir que el Rey es una especie de funcionario, un empleado del estado. Cierto es que con características muy especiales, pero no tanto. Quienes hoy no asisten a la ceremonia de jura de Leonor lo hacen, dicen, para expresar sus convicciones republicanas, pero no deja de ser un absurdo que, cobrando de la institución en la que trabajan, no acudan a un acto que se celebra en dicha institución y que supone que el Rey, y hoy su heredera, se postran de manera legal ante los parlamentarios que allí se encuentren. Para un republicano convencido, que un Rey jure la norma legal de su nación ante él es lo más parecido al triunfo, que no puede lograr porque sociológicamente España no está por la labor de volver a una república. Vivir en la realidad que a uno le ha tocado vivir es una de las condenas que todos tenemos que sobrellevar en nuestro día a día, y cuanto más se tarda en aceptarlo más deprimente resulta la existencia. En España la monarquía fue refrendada en el referéndum constitucional, y una mayoría de la sociedad ve a la institución como útil, alejada del cada vez más enfangado ruido político, lo que le garantiza de momento la pervivencia en el tiempo. Es ese sentido de utilidad lo que permitirá a Felipe VI y, en el futuro a Leonor, mantenerse y alcanzar el trono respectivamente, y ellos son los que mejor lo saben. Han aprendido de los aciertos y errores cometidos por Juan Carlos, a quien probablemente la historia absuelva en el futuro, pero que ahora el día a día lastra por una actitud financiera y personal reprobable. En este sentido Felipe VI ha sido muy tajante en sus manifestaciones y comportamientos, y sabe que el listón de ejemplaridad que se le exige está muy por encima del que rige para los demás, y no digamos para los que más aceradamente le critican, que en tantas ocasiones muestran su falta absoluta de dignidad. Leonor también tiene esto bien aprendido, y conoce los riesgos de caer en tentaciones de todo tipo, especialmente las económicas, que nublan la mente de cualquiera. El caso Noos fue una prueba de fuego para la institución y la actual familia real optó por una decisión dura, que salvaguardase la institución por encima de otras consideraciones personales. Sabe el Rey y su heredera que tienen pocos amigos de verdad, que deben huir de los interesados que les puedan causar problemas, y que serán sus hechos los que les permitan mantenerse al frente de una institución que ha remontado en popularidad estos años y cuya vigencia se mantendrá si siguen, como hasta ahora, trabajando para el bien común de la nación.

¿Soy monárquico? Flojo, y por utilidad, como antes mencionaba. Los experimentos republicanos en España han salido fatal porque un poder republicano (y hay muchos tipos de repúblicas) exige un consenso social establecido sobre unos mínimos que en nuestro país no existen. Me gusta mucho el sistema norteamericano, pero uno ve cómo funcionan las copias a su imagen y semejanza en los países de América Latina y acaba espantado, o contempla los intentos de Trump por degenerarlo y sufre el miedo al poder desenfrenado. Leonor puede ser reina, el futuro es incierto en todo, y dependerá mucho más de ella misma y de Felipe VI que lo sea de lo que opinen quienes hoy no acuden a la ceremonia.

lunes, octubre 30, 2023

No a la amnistía

Es un fastidio tener que hablar de la mezquina actualidad política nacional teniendo en cuenta la que está liada ahí fuera, y notarán que hago esfuerzos expresos para eludir nuestra particular miseria, pero bueno, dado que se ha hecho oficial lo que todo el mundo sabía, y que hasta que el portador de la verdad sanchista lo hizo era anatema pronunciarse en contra de lo que no existía, según rezaban las fuentes adyacentes al poder, pongamos ahora unas palabras negras sobre blanco para expresar mi rotunda oposición a una vergonzante amnistía cuyo único objetivo es conseguir los siete votos necesarios para la investidura. Sólo eso. Nada más que eso

En cierto modo la escena del sábado en el comité federal del PSOE tuvo algo de rubialesco ante la RFEF, eso sí, con mejores formar por parte del compareciente. En el nivel de zafiedad de la expresión Rubiales puso el listón tan alto que no es fácil llegar. Habló Sánchez, dijo lo que todo el mundo sabía, que la amnistía estaba hecha y la aprueba sin rechistar, porque de ella depende que siga siendo presidente, y el público que abarrotaba el salón donde se producía el acto se levantó y prorrumpió en aplausos instantáneos. Lo que hasta ayer se negaba sin cesar era una realidad ilusionante. Como en el caso rubialesco, todos los que que aplaudían dependían de quien hablaba. Sus cargos, sus egos, sus sueldos, sus privilegios, dependen de quien estaba subido en el estrado. Si le apoyan mantendrán su posición de privilegio y la opción de seguir ganando dinero sin trabajar, lo que es un aliciente importante a la hora de tomar cualquier decisión. A la vez que Sánchez hablaba, la sala de máquinas de propaganda de Moncloa estaba ya redactando los argumentarios que, a partir de ayer, todo cargo disciplinado que quiera seguir siéndolo, y cobrando por ello, debe repetir como un loro para justificar lo que hasta hace unos días no existía y hasta el 23 de julio por la tarde era impensable, ilegal e inconstitucional. Como yo soy de los pringados que piensan que esa amnistía sigue siendo impensable, ilegal e inconstitucional me seguiré oponiendo a ello como lo hacía el PSOE hasta el 23 de julio por la tarde, con la misma firmeza y los mismos argumentos. Son absolutamente válidos y no es necesario modificarlos en los más mínimo. Lo más patético del acto del sábado fue cuando Sánchez, de una manera virtual, se envolvió en patriotismo para justificar “por España” lo que no era sino una decisión de puro egoísmo personal. En esto poco se diferencia de los iluminados de Vox, que se envuelven en banderas rojigualdas para mantener un tinglado falaz que les permita seguir viviendo del cuento. No es cierto que la alternativa de un gobierno de progreso pase por la amnistía, de primeras porque ejecutarlo será propio de un gobierno reaccionario, sea cual sea el signo político en el que se quiera envolver. Lo único cierto es sólo un gobierno de Sánchez, en las condiciones actuales, es posible mediante la aprobación de una amnistía que rinda al estado y a todos sus ciudadanos frente a aquellos que cometieron las ilegalidades que precedieron y culminaron en el 1 de octubre de 2017. Y Sánchez sabe perfectamente que esto es así, y los que con él gobiernan también lo saben. Quizás sean capaces de engañar a algunos con la propaganda que van a empezar a desplegar a partir de hoy en todos los medios que tienen a su servicio (el poder es buen pagador) envolviendo en “concordia” lo que no es sino sumisión para alcanzar el poder. Y no será la amnistía lo único que Sánchez tenga que entregar para mantenerse en el gobierno, dado que su mayoría depende de la unanimidad de una montaña de partidos enfrentados unos con otros y con intereses contrapuestos. No se preocupen, todo lo ofrecerá, todo será capaz de dar con tal de mantenerse en el cargo. El coste lo pagará el conjunto de la nación, lo pagaremos todos, pero eso a Sánchez no le preocupa en lo más mínimo.

Que los políticos mienten es una obviedad, casi un silogismo. Pero el grado de mentira al que hemos llegado en estos tiempos es tan inmenso como repulsivo. Puigdemont representa a la derecha catalana más carca y es un golpista en comisión de servicios, con una idea supremacista de lo que representan los catalanes, los buenos, los suyos, los que a él le apoyan, frente al resto de catalanes y resto de españoles, personajes de segunda que sólo merecen su desprecio. Eso es lo que se nos venderá como progresismo, eso, por parte de un partido y unos medios que se dicen de izquierda. La vergüenza es tan alta como la infamia. Así son las cosas.

viernes, octubre 27, 2023

Las bolsas están bajando

Desde hace unas semanas las bolsas han iniciado un camino de descensos que amenaza con convertir lo que hasta ahora era un año excelente en otro bastante distinto. El Ibex español ha perdido esta semana los 9.000 puntos y el SP 500 de Nueva York el 4.200. Ambos siguen en ganancias desde inicios de año, porque tras un enero marzo que fue de subida y bajada, a partir de abril se inició un ascenso sostenido que llevó a los máximos de finales de julio. Estas bajadas se han comido parte de esa gran ganancia acumulada, pero aún dejan 2023 como un año bursátil muy rentable. Está por ver si irán a más o no

¿Por qué bajan? Ya saben que a veces justificamos los movimientos de la bolsa en hechos que creemos que tienen relación con las cotizaciones pero que, la verdad, pueden serles totalmente ajenos. A priori tener dos guerras declaradas en las que occidente es atacado no es bueno, y seguro que asienten, pero la de Ucrania ya había sido más que digerida por los mercados, quizás falte por asimilar las consecuencias que pueda tener la de Gaza. Los movimientos de los bancos centrales han entrado en pausa, tras subir mucho los tipos de interés. Durante casi dos años las bolsas han estado jugando a encontrar el pivote, el momento en el que, para ellas, la FED o el BCE anunciarían que se acaban las subidas de tipos y empiezan los recortes. En cada decisión monetaria se ha dado una frustración, porque todas han sido de subidas, hasta ahora, donde hemos entrado en una pausa, una meseta de tipos altos que pueden permanecer ahí más de lo esperado. El daño que esos tipos hacen a la financiación de la economía, encareciendo el crédito, empieza a notarse en distintos sectores, y es un factor que apunta también a una contracción económica, que mermaría beneficios y dañaría las cotizaciones. Otro factor que está poniendo muy nervioso a todo el mundo es el comportamiento de los títulos de deuda pública. Las rentabilidades de todos ellos están claramente al alza, con el bono estadounidense a diez años, la referencia global de este tipo de activos, rozando día sí y día también el 5%, un nivel altísimo. Ya saben que los tipos de los bonos se mueven en sentido inverso al del valor de ellos, por lo que una subida de tipos quiere decir que los bonos cotizan por debajo de su valor de emisión, y quienes los han comprado están en pérdidas. Que el Treasury americano dispare su cotización implica que el valor de los bonos está cayendo sin cesar en las carteras de medio mundo, que los tiene acumulados en fondos de inversión, pensiones, soberanos y de todo tipo. Esto implica pérdidas latentes en la valoración de esas carteras, que se si realizan supondrán pérdidas reales de capital invertido. No sólo el americano se devalúa, también lo hacen los europeos. El español a 10 años está en el 4%, nivel alto, menor que el del americano por cómo el BCE manipula el mercado para contenerlo, pero alto. Todo esto también implica que las nuevas emisiones de deuda que realizan los estados para financiar sus constantes déficits públicos cada vez son más caras. Se acabó el tiempo de los intereses casi nulos o negativos, en los que endeudarse era un chollo. Ahora la deuda sale cara, muy cara, y eso se irá notando en los presupuestos de todas las naciones, donde la partida de pagos de intereses de la deuda, que llevaba unos años contenida gracias a esos tipos anormalmente bajos, va a ir creciendo poco a poco, pero sin cesar. Nuestra amiga la prima de riesgo, escondida ella, se mantiene sin mucho movimiento en unos 110 puntos básicos, lo que quiere decir que si nuestro bono a 10 años renta un 4% el alemán lo hace al 2,9%, pero sin que esa prima se dispare el coste de la financiación ya ha crecido mucho por el incremento de los tipos nominales. Alemania ha pasado de ganar dinero endeudándose a pagar al 2,9%, lo que es una situación radicalmente distinta. Si el mercado de bonos se desestabiliza, y el ritmo al que está emitiendo EEUU contribuye a ello, es imposible que bolsas y el resto de mercados financieros no sufran vaivenes.

La gran pregunta es si, esta vez sí, la recesión llega. Hace un otoño, en el 2022, todos creíamos que sí, y nos equivocamos por completo, sin que las causas estén aún muy claras. Esta vez todo apunta a que esa recesión sí que puede presentarse, pero debemos ser cautos. EEUU sigue creciendo por encima de toda previsión mientras que en la UE países como el nuestro aguantan por el tirón turístico mientras que Alemania lleva un año entre recesivo y paralizado. Sí que parece que las fuerzas que frenan la economía empiezan a pesar más que las que empujan, con una China que no carbura, y globalmente podemos ir a un escenario de bajo crecimiento, en el que las recesiones en distintas economías sean factibles. ¿Cotiza eso ahora en las bolsas? Puede ser

jueves, octubre 26, 2023

La imagen derrotada de Israel en el mundo

Lo expresó hace unas semanas un dirigente político israelí cuyo nombre no recuerdo. Vino a decir que para la seguridad de Israel no son necesarios los mensajes y gestos de cariño de sus aliados, sino el miedo que son capaces de causar a sus enemigos. Se sabe Israel rodeado de naciones y grupos paramilitares que buscan su destrucción, y sobre ese supuesto ha erigido toda su estructura nacional, con la seguridad militar como baluarte inexpugnable y la necesidad de golpear con fiereza ante cualquier ataque que pueda sufrir. Eso ha funcionado de una manera precisa hasta que el 7 de octubre Hamas desbarató la sensación de control de la nación hebrea.

No hay que ser un lince para darse cuenta de que la imagen de Israel en el mundo se deteriora a cada día que pasa con la ración de muerte que los medios vuelcan en sus opiniones públicas a cuenta de la respuesta militar en Gaza. La masacre perpetrada por Hamas en territorio hebreo es sepultada a diario por nuevos cadáveres que suscitan toda la atención y solidaridad del mundo. Las víctimas del ataque terrorista y los familiares de los cientos de secuestrados alzan su voz en medio de bombardeos en los que el ejército israelí ha acabado con la vida de militantes de Hamas, pero también con civiles inocentes a paladas, en una secuencia de reacción que las opiniones públicas, que contemplan los informativos desde sus cómodos salones, no son capaces de valorar desde la perspectiva del estado acorralado y en peligro que se vive desde las casas de Jerusalén o Tel Aviv. Cierto es que a la nación hebrea le da igual la opinión pública global, sabe que sobre ella no puede edificar su seguridad en ningún caso, porque el antiisraelismo ha calado profundamente en grandes capas de las sociedades occidentales desde hace mucho tiempo, por no hablar de lo vivido en siglos pasados, pero es verdad que ahora se vive un repunte de crítica a Israel en el momento en el que, cruel es la vida, más solidaridad debiera suscitar. Es probable que la estrategia de Hamas, que dedicó meses y meses a planificar el ataque del sábado 7, tuviera esto en mente. Sabía que el daño que iba a causar a la población israelí era excesivo, el suficiente como para desquiciarla y obligarla a responder de manera masiva, alocada, salvaje. Parapetada en Gaza, con millones de civiles como rehenes, Hamas desprecia la vida de los palestinos casi tanto como la de los israelíes, pero para una opinión pública global que tiene claro desde hace tiempo quién es el “malo” en esta cruel historia en la que no hay buenos, la respuesta de un Israel herido es la mejor de las gasolinas para propulsar el mensaje ideológico del radicalismo islámico. Cada decena, centenar de palestinos muertos por los bombazos de Israel son mártires que Hamas ha creado y que explota con eficiencia abrumadora ante los suyos, las naciones árabes y el mundo entero. La buscada violenta respuesta de Israel es un éxito para los terroristas, que trataban de equipar a dos bandos que no son iguales. Frente a un movimiento yihadista totalitario, una nación democrática con una sociedad compleja y enfrentada en múltiples cuestiones, una de ellas cómo lidiar con el problema palestino. Frente a la teocracia de Hamas y el militarismo asesino de sus hordas, una nación que tiene un ejército legitimado para ejercer la fuerza y que se ve obligado a utilizar reglas de enfrentamiento. ¿Cómo hacer que ambas fuerzas parezcan equivalentes a ojos del mundo? Forzando a la nación legal y reglada a saltarse las normas, golpeándola de una manera tan dura y cruel que le sea inevitable no responder de una forma devastadora, indiscriminada, y así ofrecer al mundo la imagen del sacrificio de Gaza por parte de Israel como muestra del comportamiento de una nación occidental ante el drama palestino. Una genial jugada de imagen en la que Israel no podrá vencer jamás y que será el caldo de cultivo para movimientos de resistencia y terrorismo en muchas de las naciones musulmanas que contemplan lo que allí sucede.

Hamas, chicos listos, riegan con sangre inocente palestina, servida por el ejército israelí, el campo en el que siembran nuevas voluntades terroristas que suplan a los fanáticos que, ahora, junto a los inocentes, mueren en las ruinas de la franja. Obsesionados como estamos los occidentales por eso que llamamos “el relato” el yihadismo nos está dando una lección de cómo construir uno que satisfaga plenamente sus intereses. Que sea a costa de miles de inocentes es algo que a un terrorista le da igual, porque para él no hay víctimas, ni inocentes, sólo piezas con las que jugar y, llegado el caso, sacrificar, para lograr sus objetivos. Todo sea por su causa.

miércoles, octubre 25, 2023

Argentina, o el desastre

Muchos repiten sin cesar esa frase que dice que Argentina es uno de los países más ricos del mundo, confundiendo la posesión de recursos naturales con el sacarles el partido correcto. Sí, es un país enorme dotado de yacimientos y cualidades agropecuarias envidiables, pero desde hace tiempo está claro que los países ricos son los que gestionan bien sus economías, tengan recursos propios o no. De hecho está demostrada la teoría de que, al contrario de lo que pueda parecer, el tener abundancia de recursos se puede convertir en una especie de maldición para el desarrollo económico, porque alienta la mala gestión de la economía.

En las presidenciales argentinas de este domingo, primera vuelta, se presentaron tres candidatos, y uno de ellos, la conservadora clásica Bullrich, quedó descartado, por lo que los otros dos pasan a la segunda vuelta que tendrá lugar dentro de un mes. Las encuestas también han fallado allí, porque el candidato al que otorgaban la victoria de estos comicios quedó segundo, y el que iba a perder los ganó. Ambos, a mi entender, son un desastre por motivos distintos y ninguno, a mi entender, será capaz de sacar al país del pozo económico en el que se encuentra. Si la inflación en España es desastrosa, piense usted lo que pasa allí, con tasas anuales que superan el 100%, lo que quiere decir que los precios más que se duplican en un año. Los ingresos, evidentemente, no, y la pobreza crece como la espuma. Las estadísticas muestran cómo más allá de la M30 de Buenos Aires, para entendernos, la miseria se ha hecho fuerte y un cuarenta por ciento de los argentinos viven por debajo del umbral de la pobreza. La gestión económica del peronismo versión kichnerista de estos últimos años ha sido un desastre, como no podía ser de otra manera en un recetario caduco y equivocado, y ha contribuido aún más al desplome. El peso como moneda ha perdido casi todo su valor frente al dólar, que reina en la economía local a través del mercado negro, y el trueque ha sustituido en parte a la economía formal. Las opciones vitales de los argentinos se han reducido muchísimo y les obligan a una subsistencia que no somos capaces de imaginar. Los disturbios han proliferado, especialmente en los arrabales depauperados de Buenos Aires, que se extienden sin fin. Con este panorama los dos candidatos que se enfrentarán en segunda vuelta tienen a la economía como tema principal de batalla. Uno, el inesperado ganador de la primera vuelta, es Sergio Massa, el hasta ahora ministro de economía, cuyo balance al frente de la cartera es bastante evidente. Representa al peronismo de toda la vida, que quiere deshacerse del influjo de Cristina Fernández de Kichner y su camarilla, pero que no ofrece solución alguna más allá de subsidios, aranceles y el manual proteccionista de una especie de izquierda mezclada con el populismo autárquico que aquí suena a franquista. En frente, la revolución de la campaña, Javier Milei, un economista que se define como libertario, de comportamiento y tono anarquista, bronco e insultante. Convertido en una especie de caricatura de la escuela de Chicago, propugna la liberalización radical de una economía que carece de capacidades de reforma y soporte. Apuesta por la eliminación del peso y la dolarización de la economía, medida imposible dado que, vaya vaya, Argentina no emite dólares, lo hace la FED de EEUU, y por tanto no tiene los billetes y divisas que necesita para ello. Su campaña, muy agresiva, ha subido como la espuma al expresar el hartazgo de la sociedad contra sus políticos, a los que ha insultado sin desmayo en todos sus mítines, pero de su discurso, por llamarlo así, no se deduce ninguna solución real a los males que aquejan a la economía del país. Más allá de pegar un volantazo y mandarlo todo al carajo por pura rabia, Milei no tiene recetas aplicables ni soluciones.

Gane quien gane, las perspectivas del país son sombrías. La inflación sólo se va a poder controlar con medidas monetarias duras y un gobierno que actúe con credibilidad ante unos mercados financieros que deben poder volver a creer en ese país para prestarle la liquidez que necesita. Sostener el peso en las condiciones actuales es una tarea hercúlea, y no veo a ninguno de los candidatos capacitado para ello. Si Milei gana, las posibilidades de un derrumbe rápido del país son altas, si lo hace Massa, puede darse el mismo derrumbe pero a velocidad algo más lenta. Si estuviera en Buenos Aires, votaría en blanco y dedicaría mi tiempo a pensar en cómo sobrevivir.

viernes, octubre 20, 2023

Nunca llovió tanto en Madrid como ayer

La previsión indicaba lluvia para ayer en Madrid, con posibilidad de chubascos fuertes y significativos acumulados de precipitación a lo largo de toda la jornada. Ya por la noche, antes de levantarme, escuchaba al agua golpeando las persianas de la habitación, con cierta saña en algunos momentos, en lo que era el preludio de un día de inmensa lluvia, sostenida, continuada, que apenas dio tregua y acumuló algo más de 100 litros por metro cuadrado en la centenaria estación del Retiro, batiendo su récord absoluto. Nunca, desde que hay registros, ha llovido tanto en Madrid en un día. Ayer fue un día histórico en la ciudad.

La ventaja de estar todo el día trabajando es que uno contempla las inclemencias del tiempo a resguardo y no las sufre, porque estar agazapado aquí, delante del ordenador, haciendo tareas, permite mirar de vez en cuando por la ventana y ver el paisaje desde la privilegiada atalaya que me ha tocado en suerte. Ayer, la verdad, una miraba pero no veía. Las nubes estaban más o menos pegadas al suelo, pero perennes. En ocasiones levantaban un poco y, aunque seguía todo oscuro, se podían distinguir los edificios vecinos y las calles, pero cuando se ponía en formato niebla, con todas las nubes pegadas, nada se distinguía, solo que la lluvia seguía con una intensidad variable, pero que no aflojaba. Tratando de ver las grandes calles y rotondas del barrio en el que está la oficina uno contemplaba filas enormes de coches que, aunque fuese muy de día, iban con todas las luces puestas y ofrecían una imagen de noche perpetua, porque el blanco y rojo de sus pilotos era lo que más se distinguía sobre un asfalto negro y constantemente rociado por la lluvia. El atasco era considerable, y si uno se fijaba en él una hora después pareciera como que la escena fuese idéntica. Se suponía que los sufridos atrapados ahí abajo eran otros, pero la estética, la acumulación de vehículos, la sensación de que estaban atrapados sin solución era constante. A partir del mediodía la intensidad de la lluvia fue a más, y lo cierto es que, aunque ya por la mañana soplaba viento, el golpe de fuerza que cogió al superar las dos o tres de la tarde fue realmente espectacular, y lo de mirar por la ventana se convirtió directamente en algo imposible. Bueno, uno podía acercarse al cristal, pero nada veía. La sensación me recordaba a eso de mirar el tambor de una lavadora mientras gira, con el agua golpeando con fuerza por todas partes y salpicando sin cesar, todo unido a la seguridad de que es la tapa del tambor la que nos separa de ser inundados. Ayer eran las ventanas de la oficina las que jugaban ese papel, con unos cristales totalmente rociados, sin desmayo, sin pausa alguna. A las 16 o 17 horas estar en mi puesto de trabajo era similar a vivir en alta mar, en lo alto del palo mayor. El vendaval era incesante, ululaba pese que las ventanas del trabajo son relativamente nuevas y muy estancas, el agua golpeaba sin cesar, como si todo el edificio o la ciudad hubieran entrado en un tren de lavado. El suelo apenas se atisbaba entre cortinas de agua que caían como si no hubiera fin. Poco, pero mediante un giro en su parte central, se pueden abrir nuestras ventanas, de tal manera que en la parte de abajo puede abrirse un hueco poco más ancho que el grosor de un brazo. Un par de veces intenté abrirlas con el único objeto de comprobar la sensación que se vivía en la calle, el ruido del temporal escuchado sin el filtro del doble acristalamiento que me aislaba de la realidad, y cuando se liberaba el perno que cierra la ventana y empujaba bastaba apenas una mínima rendija de espacio abierto para que el ruido y la furia del agua arremolinada dieran miedo. No pasé de la rendija en mis dos intentos, y me conformé con mirar de vez en cuando el centrifugado, sin ser consciente de mucho más.

A medida que avanzaba la tarde veía en noticias y redes como las incidencias por la lluvia crecían, en forma de balsas de agua, atascos, carreteras cortadas, calles con charcos o geiseres, estaciones de metro cerradas en las que había penetrado el agua, árboles caídos, choques de chapa…. El rosario de problemas fue enorme, y causó incomodidades hasta hartar, aunque por fortuna sin que se produjera nada grave. Pensé por un momento la suerte que tuvimos de que ese centenar de litros cayeran en un día, y no en un par de horas como pudo suceder con la DANA que nos rozó en septiembre pero que, afortunadamente, no hizo diana en la capital. Miles de anécdotas habrá hoy para contar de un histórico día de lluvia en Madrid.

Subo el fin de semana a Elorrio y me cojo dos días festivos. Nos leemos el miércoles 25, si todo va bien.

jueves, octubre 19, 2023

Guerra, verdad y propaganda

Es manido el dicho que reza que la verdad es una de las primeras víctimas de la guerra. En tiempos como los actuales, de bulos que se difunden sin freno y de estulticia sesgada ante la realidad no hacen falta combates para que la verdad muera en la oscuridad de la sinrazón. Uno ya parte de creencias que considera inmutables y todo lo demás no es sino propaganda sembrada por el enemigo para intoxicar. Miren el nivel de fango en el que se desarrolla nuestra política, con amnistías impensables hasta que se vuelven obvias, y tantos casos que no merece la pena ni reseñar. En caso de guerra, a la infamia que suponen esas posturas, se le suma la propia crueldad del conflicto, que lo llena todo.

¿Quién es causante de la matanza del hospital de Gaza? Lo mejor que puedo decirles es que no lo se. A priori, en una zona en la que Israel ataca con frecuencia, la probabilidad juega a favor de que sea consecuencia de un misil de las IDF, pero las pruebas presentadas por las fuerzas israelíes y las pocas imágenes que se tienen del lugar del impacto parecen defender la idea de un fallo en un cohete lanzado desde la propia franja hacia territorio israelí, que cayó donde no debía. Ambas hipótesis son posibles, son verosímiles, y no hay pruebas ni análisis concluyentes que, a día de hoy, nos permitan decir si fue uno u otro. Es así de simple y cruel. Sin embargo, la noche del miércoles, consultando información en X, tal y como bautizó a Twitter su extravagante dueño, uno contemplaba un fenómeno curioso y triste. Desde el sofá de mi casa, a miles de kilómetros de Gaza, con mis escasos (siendo generoso) conocimientos de metralla y restos de impactos generados por distintos tipos de cohetes, no sabía a qué carta quedarme. Los perfiles que sigo de profesionales, tanto militares como expertos en estos temas, tenían dudas razonables y apuntaban tanto a Israel como a Yihad islámica, pero afirmaban no tener pruebas claras. Y otros muchos perfiles, desde los salones de sus casas, pregonaban a voz en grito, bueno, tecla pulsada, la fechoría cometida por los salvajes sionistas o la cruel matanza perpetrada por los yihadistas contra la población civil que sostienen en Gaza. Los perfiles ideológicos de muchos de los tuiteros te permitían adivinar, con un grado de acierto casi absoluto, si se decantaban por una opción o por otra, y lo más asombroso no era ese grado de correlación entre el sesgo y la opinión, no, sino la vehemencia, la fe inquebrantable, la total ausencia de dudas que había en sus juicios sobre la culpabilidad de lo sucedido. El manual del fiel a la causa funcionaba de una manera tan exacta como estremecedora. Fueras periodista, politólogo, opinador, político o lo que sea, no había fisura alguna a la hora de asignar culpabilidades y exigir condenas. Dado el sesgo ideológico que predomina en la sociedad española, y que se ve acentuada en ruidosas cámaras de eco como Twitter, predominaba la solidaridad con palestina y la condena a la pérfida Israel. Unos pocos eran el espejo opuesto, y muchos menos eran los prudentes que decían que había dudas sobre la autoría. Ya en el caso de la guerra de Ucrania, donde todo está bastante más claro, donde hay un agresor imperialista xenófobo y una nación atacada, ha habido dudas en alguno de los ataques que ha sufrido la población civil, y hace algo más de un mes se produjo una matanza en un mercado en una ciudad cercana al frente que tenía toda la pinta de haber sido por un bombardeo ruso pero que, unos pocos días después, se pudo confirmar que se debió a un fallo de un misil de defensa antiaérea ucraniana. Las víctimas civiles lo fueron por fuego amigo, no del invasor. Si en un caso de estos, que es más fácil, donde la presencia de los medios es constante y se puede investigar por parte de las autoridades del país agredido, suceden equívocos de estos, qué no pasará en el infierno que es Gaza desde hace tantos y tantos años.

El conflicto Israel Palestina es uno de los más viejos que existen, rebrota constantemente y lleva décadas sin acuerdo práctico que permita encauzarlo. Ambos bandos han hecho perrerías mutuas y los odios están enconados en esas sociedades, tanto como la necesidad de compartir territorio o la creencia de que su Dios, el de cada uno, es el que le da la razón absoluta. Es una de las disputas en las que la opinión pública global más posicionada está desde hace décadas y donde la ideología sesga gran parte de los argumentos que se exhiben desde las tribunas occidentales. A pocos les importan los muertos sobre el terreno. Todo es sucio y desagradable.

miércoles, octubre 18, 2023

La masacre en Gaza arruina el viaje de Biden

La idea de Biden era la de hacer hoy un viaje de apoyo a Israel y, de paso, contactar con dirigentes de naciones vecinas, especialmente Jordania, para intentar apaciguar los ánimos y así mantener posibilidades no tanto de acuerdo pero sí de freno a la escalada. La reunión de Tel Aviv es relevante pero estará muy escenificada, la diplomáticamente relevante es la que iba a tener lugar en Aman con, entre otros, el representante de la autoridad palestina, ofreciendo así una sensación si no de equidistancia, que evidentemente no existe, si de amparo. En la frase he empleado el verbo “iba” porque ese encuentro ya no va a tener lugar, se suspendió ayer por la noche.

El motivo no fue otro que la masacre que a última hora de la tarde tuvo lugar en un hospital de Gaza, donde impactó un proyectil que ha causado cientos de muertos entre los que eran atendidos por el personal del centro sanitario y los que acudieron allí a buscar refugio. El causante del ataque no está claro, porque las fuentes palestinas acusan al ejército de Israel y las IDF israelitas acusan a la yihad islámica y al fallo en uno de los proyectiles que disparó desde la franja rumo a territorio israelí. Hay algunas imágenes de lo sucedido antes que, a mi escaso entender, no me permiten ser concluyente, y ambas versiones pueden ser reales en un escenario de completo enfrentamiento mutuo, pero lo único seguro es que la matanza ha tenido lugar y que los ánimos palestinos y, en general, musulmanes, se han exacerbado. Ayer por la noche Ramala, capital de Cisjordania, era escenario de graves altercados entre palestinos y miembros de la seguridad del gobierno de la OLP y fuerzas israelíes, y escenas de violencia se daban en varias capitales de naciones del entorno alrededor de las embajadas judías, donde cientos de personas se manifestaban con intentos de asalto incluido, como pasó en Aman, capital de Jordania. Para cuando se sepa con algún grado de certeza quién ha sido el causante del ataque no serán pocos los que ya hayan muerto en las protestas y tumultos que se van a dar en medio mundo. En este escenario de tensión creciente y de guerra abierta la visita de Biden pierde gran parte de su sentido. Planificada, como antes señalaba, no sólo como muestra de solidaridad con Israel, sino como un ejercicio de diplomacia global por parte de la mayor potencia del mundo, la jornada se va a quedar en un apoyo al gobierno de unidad nacional israelí y poco más, con el resto de la agenda deslavazada. Desde que Hamas lanzó su ataque el sábado 7 todos los planes que esbozaba Washington para la región se han deshecho, en medio de la guerra. La idea de ir trenzando alianzas gubernamentales entre naciones árabes y el estado de Israel de reconocimiento mutuo para estabilizar la región y quitar carga violenta al conflicto palestino, dejando de paso a los propios palestinos en un muy segundo plano, era una estrategia posible que iba dando frutos y, que de funcionar, permitiría a EEUU apartar su atención de esa zona del mundo para centrarse en lo que realmente le agobia, que es China, con Ucrania de fondo. La guinda de ese plan, tras varios acuerdos ya estampados, era la firma de un reconocimiento mutuo y el establecimiento de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, el más rico entre los ricos de la zona, y custodio de dos de los tres lugares santos del Islam (sí, el tercero es la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén). De haberse dado, y ha estado cerca, hubiera supuesto un antes y un después en la región, porque sin el apoyo de los saudíes no sólo ya la causa palestina, sino gran parte de los movimientos arabistas antisionistas quedarían desangelados, y sólo Irán permanecería como enemigo irreconciliable, pero encapsulado entre naciones que no atacarían a Israel. No son pocos los que dicen que destruir ese posible acuerdo era una de las causas profundas que motivaron el ataque de Hamas, y no se puede negar que ha tenido éxito si ese era su objetivo. Y tras la masacre de ayer, no queda puente alguno entre Israel y su vecindario.

Un detalle no menor sobre el viaje de Biden. Desde que se anunció me parece una imprudencia, porque el riesgo de que sufra algún tipo de ataque es altísimo. Solamente el saber que el presidente de EEUU, su avión y su séquito están al alcance de los cohetes de Hamas y demás grupos es tan tentador que quién no intentará hacer algo. Con las ruinas del hospital de Gaza aún calientes y los cadáveres sin terminar de ser recontados, la seguridad de esa visita se convierte en algo tan comprometido como difícil de garantizar. De momento, las cosas en aquella región siguen empeorando sin freno alguno.

martes, octubre 17, 2023

Habrá más atentados en Europa

A los pocos días del ataque de Hamas sobre Israel, y a medida que se disparaba la tensión internacional, muchos pensamos en que una de las derivadas más obvias de todo lo que estaba sucediendo era la de que el riesgo de atentados terroristas en Europa de corte yihadista se iba a disparar. Llevábamos un tiempo con esa amenaza medio olvidada, arrinconada, y sólo cuando alguna célula durmiente era desarticulada lograr escalar como noticia en la escaleta de los medios, pero hechos como el 11M, el ataque en las Ramblas o lo sucedido en Bataclan siguen en la memoria de muchos como hitos de un horror que era inimaginable entre nosotros.

Tristemente la realidad se ha encargado de convertir en exitosa esa agorera previsión, y fue en Francia, uno de los candidatos claros, el primer lugar en el que el terrorismo golpeo, con un ataque con cuchillos en el que un radical checheno asesinó a un profesor de instituto en Arras, al norte del país, e hirió a otras personas del colegio en el que tuvieron lugar los hechos, que es también donde estudió el autor del atentado. Este sábado se cerraron el Louvre y Versalles por amenazas de bomba que resultaron ser falsas, pero que lograron que la intranquilidad que existía en París se materializase en escenas de nerviosismo durante el desalojo del gran museo de la ciudad. El coste económico para el turismo galo aún será insignificante, pero empieza a surgir una sombra en este sentido, y no sólo allí. Ayer, en Bruselas, otro de los lugares donde el islamismo encuentra un refugio de difícil comprensión pero muy efectivo, un terrorista mató con una escopeta a dos aficionados suecos que, junto a varios miles, estaban en la ciudad para contemplar una cosa de esas de pegar patadas al balón que se celebraba entre las selecciones de ambas naciones. El atacante logró huir del lugar del crimen, no sin antes haber sembrado de alabanzas a Alá la escena macabra que había generado y grabarse en un vídeo diciendo que la defensa de la fe es lo que el creyente debe hacer sobre todo, y demás parafernalia integrista. Desde anoche Bruselas está en alerta terrorista máxima, entre otras cosas porque el asesino aún no ha sido detenido, y Francia también ha elevado notablemente la alerta de su personal de seguridad. Es el país galo el que ha sido objeto de los mayores atentados de este tipo, y es la nación europea que concentra la mayor comunidad judía y musulmana, por lo que las opciones de que se produzcan incidentes y ataques hacia los intereses israelíes es, a priori, más alta. Pero lo cierto es que toda Europa está ahora mismo empezando a entender que la amenaza yihadista puede volver a golpearla al calor de lo que está pasando en la franja de Gaza y la efectiva propaganda con la que Hamas e Irán explotan la actuación desatada de Israel, y eso antes de que se haya producido una entrada militar como tal sobre el territorio. En las calles y parque de nuestras ciudades permanecen los objetos que, como obstáculos, fueron colocados por parte de los ayuntamientos para impedir que suicidas con vehículos pudieran lanzarse contra la población. El horror que se vivió en el paseo de los ingleses de Niza hace algunos veranos, cuando un islamista con un camión asesinó a más de ochenta personas hizo imprescindible tomar medidas, y ahora las zonas peatonales tienen grandes macetas o similares, decorativas o no, que permiten el paso de vehículos si fueran necesarios, pero les obligan a realizar un incómodo zigzag, por lo que no se pueden lanzar a la carrera en ningún caso. Son medidas de seguridad pasiva pensadas para minimizar los daños que pueda cometer algún suicida, pero que no los eliminan por completo. Dificultan su acción, disuaden parcialmente.

A lo largo de este fin de semana, paseando por el centro de un Madrid abarrotado, me ha dado la sensación de que he visto más policía de lo normal, pero eso puede ser eso, una sensación de un testigo que no tiene valor alguno. Sí imagino a los responsables de seguridad de nuestro país y al del resto de naciones europeas empezando a movilizar recursos, a extremar las precauciones ya volver a ponerse en un estado de alerta vigilante como no se veía desde hace algunos años, porque la amenaza vuelve, y es de esperar que sea más intensa cuanto más dure y más cruel se vuelva la guerra entre Israel y Hamas. Crucemos los dedos, pero me temo que tendremos desgracias por delante que narrar.

lunes, octubre 16, 2023

Israel tras su Pearl Harbour

Muchos han denominado a los atentados del 7 de octubre el 11S de Israel, y aunque es una comparación manida, tiene algo de cierto. En todo caso, la proporción de víctimas de los atentados de NY sobre la población norteamericana es mucho más baja que la que supusieron casi el millar de asesinados sobre los nueve millones que viven en Israel. Es erróneo el símil por el atacante, porque si en Manhattan lo que sucedió lo llevó a cabo una organización medio fantasmal a la que pocos conocían lo de Israel lo ejecutó Hamas, enemigo fiel con el que son ya varias las guerras sostenidas. Tarde o temprano iba a volver a atacar.

Por eso a mi me gusta más el símil con Pearl Harbour, donde se mezcla la intensidad y el shock del ataque con el hecho de que haya sido realizado por un enemigo previsible, pero bueno, pueden quedarse con la comparación que quieran. Sí es verdad que varias de las consecuencias que ahora vive la población israelí son similares a las que experimentaron los norteamericanos: el miedo, la sensación de fragilidad, la vulnerabilidad, la desconfianza, la psicosis…. Todo eso se canaliza de diversas maneras y la rabia es una de ellas. Golpeados de manera despiadada e inesperada, las sociedades buscan catarsis y la venganza es una de las vías más efectivas para ello, y así uno puede esperar respuestas violentas que surgen de las entrañas, tan comprensibles como despiadadas. En su momento EEUU planificó una operación de ataque contra Afganistán, estado que, en poder de los talibanes, amparó y sirvió de lugar de entrenamiento a las fuerzas de Bin Laden. Si esa respuesta pudo tener lógica, lo que siguió en Irak ya no, y de ahí a las dos décadas de empantanamiento de las tropas de EEUU en oriente medio no hay nada, culminadas con la cutre huida de hace dos veranos de un Kabul retomado por las hordas integristas. El balance de estos años es amargo para muchos norteamericanos, y no ha servido para fortalecer la imagen del país en el exterior, sino más bien lo contrario. De Ahí que se sucedan los artículos en la prensa por parte de expertos norteamericanos que recomiendan a Israel que sea mucho más inteligente de lo que ellos fueron en su momento para responder de la manera más adecuada posible. La necesidad de venganza, de hacer algo, puede llevar a las IDF, ejército israelí, a arrasar Gaza y causar una debacle con la población civil de la franja como gran perjudicada, siendo como es un rehén más del yihadismo de Hamas. Si así actúa, además, empezará a perder la solidaridad internacional que han suscitado los atentados islamistas, dado el arraigo que la causa palestina tiene, de manera hipócrita pero sostenida, en las opiniones públicas de muchas de las sociedades occidentales. Este movimiento internacional de viraje desde el respaldo a Israel a criticarlo ya ha comenzado, y en las calles se ven muchas más manifestaciones con la bandera palestina que con la israelí (bueno, y luego estamos nosotros, donde hay directamente alguna manifestación a favor de Hamas). Los gobiernos occidentales, que se empiezan a asustar, viran sus mensajes desde el respaldo sin fisuras a Israel a pedir proporcionalidad y respeto a las reglas de la guerra, lo que deja las opciones de una intervención militar en la franja reducidas a muy poco, y eso choca completamente con los deseos de una parte de la sociedad israelí. A todo esto debemos sumar que toda la vecindad de Israel, desde la fundación del estado, aspira a eliminarlo, por lo que sólo la actuación militar de Israel le ha permitido mantenerse como entidad desde 1947, con numerosos desmanes en una historia de violencia colectiva cruzada que hace mucho que eliminó la frontera entre bondad y maldad y convirtió a este conflicto en una pesadilla llena de horrores. ¿Tendrá en cuenta Israel todo este tipo de advertencias?

Probablemente no. La historia demuestra que e Israel no se hacen las cosas para quedar bien con la opinión pública global, sino para mantener el miedo a aquellos que amenazan su existencia, problema que ninguno padecemos y que lo condiciona todo (Ucrania ahora sí, por ejemplo) así que lo que tenga pensado hacer el ejército en la franja es algo que, a buen seguro, estará planificado de antemano. Pero, y luego ¿Cuál es el plan? ¿Qué sucede si se conquista la franja? ¿Qué se hace con ella? ¿Cómo distinguir a los de Hamas de los que no lo son? ¿Eliminará Israel más terroristas con su acción de los que creará en otras naciones musulmanas como respuesta? ¿Y si se desata, definitivamente, el frente norte con Hezbola? No tengo respuestas ni a estas ni a otro montón de preguntas que no dejan de surgirme.

viernes, octubre 13, 2023

Ultimátum en la franja de Gaza

Ayer la Knesett, el parlamento israelí, convalidó el gobierno de unidad nacional que fue pactado entre Netanyahu y Benni Ganz, uno de los principales líderes opositores. El propio Ganz, junto con algunos de los suyos, entran a formar parte de un gabinete en el que no ostentan carteras pero sí voz y voto, y acceso pleno a la información de la guerra y, por ello, a la toma de decisiones. Otro de los líderes opositores no ha querido entrar porque, como ministros, permanecen en el gobierno líderes ultrareligiosos y de extrema derecha. En todo caso, la unidad de acción de la sociedad israelí está garantizada mientras dure la guerra y apoyará las decisiones que salgan de ese ejecutivo.

Y, de momento, la más trascendente es la de decretar el bloqueo a toda la franja, cortar el suministro de luz, agua y energía y establecer una posición con cerca de 300.000 reservistas a sus puertas, en lo que parece el obvio preludio a una intervención terrestre de toma del territorio. Vía artillería convencional y aviación la franja está siendo bombardeada con intensidad variable pero continua desde principios de semana, y el paisaje de edificios derruidos empieza a ser la tónica en ciertos barrios. La electricidad en la zona se obtiene a través de una central que funciona con gasóleo, y dado que se ha establecido el corte de suministro de combustible cesó su actividad el miércoles, creo, por lo que las únicas fuentes de energía que se mantienen son las de los grupos electrógenos que particulares o entidades puedan tener. Los hospitales sobreviven a duras penas con sus instalaciones más que saturadas y el flujo de energía dependiente de los medios propios, que es probable que se acaben en pocas horas, a lo sumo un par de días. La táctica de Israel frente a la franja es la de establecer un asedio medieval que “ablande” a los que allí residen, de tal manera que la posible resistencia que pueda darse una vez que las tropas penetren sobre el terreno sea la menor posible. Es probable que los milicianos de Hamas tuvieran entre sus opciones la de verse sometidos a algo así, por lo que no hay que descartar que en los mismos lugares en los que esconden los cohetes que disparan a Israel acumulen también agua y provisiones para autoabastecerse y resistir el asedio. Quienes no van a tener demasiadas opciones son los civiles que viven en la franja. Con los pasos a territorio israelí completamente bloqueados y con la alternativa de Rafá hacia Egipto que no se abre, las opciones de los residentes son buscar el refugio que parezca más sólido y rezar todo lo posible para que una bomba no les piel. ¿Cuántos de los dos millones de habitantes de la franja son de Hamas y cuántos viven sometidos a su dictadura? No hace falta ser un lince para suponer que la mayor parte de la población pertenece a esta segunda franja, pero dada la densidad de población del lugar y la manera sibilina con la que el grupo yihadista ha hecho simbiosis con la sociedad y sus infraestructuras resulta imposible, si uno quiere bombardear un edificio, que no mate a civiles inocentes cuando sabe que algún terrorista se aloja ahí. Esto lo sabemos todos, también los israelíes, pero ahora, conmocionados como están por el ataque que han sufrido, no van a andarse con contemplaciones. Desde los países occidentales se están lanzando tres mensajes muy claros a este respecto; condena absoluta por las acciones sádicas de Hamas, derecho pleno de Israel a defenderse ante ellas y necesidad de uso de la contención y las reglas de la guerra. Hay pocas discusiones sobre las dos primeras (sí, en nuestro país sí hay discusión, pero paso de ello) pero sobre la tercera las declaraciones que están saliendo en boca de los portavoces y dirigentes de Israel no hacen presagiar que esa contención y reglas sean lo que determinen las acciones que se van a dar los próximos días. Un ataque desatado, sin freno, de Israel sobre la franja causaría un número de muertos civiles inocentes entre la población palestina difícil de soportar e imposible de justificar, y sería la espoleta perfecta para que terceros, como Hezbola, sin ir muy lejos, abran un nuevo frente en las hostilidades, o que haya una reacción global en el mundo musulmán que suponga una situación internacionalmente muy peligrosa.

¿Ha calculado Hamas algo así y lo busca? Los palestinos de Gaza son un incordio para los milicianos de Hamas, un coste y, en todo caso, rehenes que pueden ser utilizados para causar pena global y servir a los oscuros propósitos de la organización. Imágenes de palestinos masacrados por la rabia israelí son oro propagandístico para los que quieren utilizarlo, y la acción de Hamas ha enrabietado a Israel de una manera descontrolada. ¿Busca su embestida para ganar respetabilidad global? ¿Sacrificará a la población palestina de Gaza en una orgía de sangre para que sus salvajes acciones queden ocultas? En el juego macabro en el que estamos las vidas inocentes sólo parecen servir para ser acumuladas en morgues y luego contabilizarlas.

miércoles, octubre 11, 2023

Como abordar Gaza

A medida que se descubren nuevas atrocidades ejecutadas por Hamas durante su incursión del sábado en el sur de Israel, surgen cada vez más voces en aquel país para acabar de una vez con todas con Hamas, como sea, donde sea, de la manera que sea, en una aplicación práctica de la ley de Talión que se ve justificada por no pocos ante los hechos horrendos que conocemos. Hechos, por cierto, que se califican de inhumanos cuando realmente sólo pueden ser perpetrados por humanos, que conscientemente los llevan a cabo. Ninguna otra especie conocida actúa de esa manera, ninguna usa su inteligencia, nuestro superpoder, para semejantes muestras del mal.

Hamas no es Gaza, pero como la red de túneles que la perfora, a ella está adherida desde hace décadas. El movimiento yihadista ganó unas elecciones en aquel territorio en 2006 y desde entonces desarrolla un régimen dictatorial y teocrático en el que los derechos de los palestinos no existen, siendo esa población mera coartada para llevar a cabo sus planes, que pasan por el único objetivo de eliminar al estado de Israel y a sus habitantes. Financiada generosamente por Irán, Hamas ha establecido un estado del bienestar local que tiene muchas similitudes con las estructuras mafiosas del sur de Italia, en las que la organización lo controla todo, ofrece servicios, paga costes, sufraga instalaciones y proporciona trabajo y forma de vida, a cambio de que los residentes dejen hacer y se callen. Años y años así han sumido a los gazadíes en un mundo de chantaje. La decisión israelí de cercar la franja, permitiendo sólo tres pasos autorizados (uno de ellos en Egipto, que nadie cuenta) con el objeto de protegerse ha beneficiado aún más a los secuestradores de los palestinos en aquel territorio. Dependientes por completo de la ayuda exterior, de tipo humanitario, y la que proporciona Irán como aliento a la milicia, la simbiosis entre terroristas y civiles en ese lugar es tan intensa como difícil de disociar, y resulta algo iluso pensar que una operación, de cualquier tipo, logre romper ese vínculo. La única opción buena posible sería que los palestinos se levantasen contra sus captores, pero eso no va a suceder, porque los que tienen las armas en la franja, muchas, y no dudan en usarlas, son los de Hamas. Israel está presionado por su población y el trauma que ha adquirido para realizar una operación terrestre en la franja, penetrando y atacando por tierra a los moradores, buscando a los de Hamas e intentando hacer una “limpieza” para extraer los miembros de ese movimiento del tejido de Gaza, pero me da la impresión de que es un intento condenado al fracaso, y a un balance de muertos elevado por ambos bandos. En Gaza residen unos dos millones de personas en un área densamente poblada, ni mucho menos la más densa del mundo como repiten tantos medios ignorantes. Una incursión de tropas y blindados por las calles de esa ciudad puede suponer que Israel tome el control de la franja, pero ¿cómo va a distinguir a los miembros de Hamas de los que no lo son? Si en ese movimiento empieza a haber matanzas de civiles que no son terroristas la opinión pública global empezará a criticar el movimiento de Israel, y eso, que a aquella sociedad puede no importarle, y menos en momentos de shock como el presente, es más relevante de lo que parece. Israel debe ser contundente pero frío, inteligente, y medir mucho sus pasos. Debe aprender de lo que EEUU hizo mal tras el 11S, de cómo sí actuó correctamente al tomar un Afganistán dominado por la teocracia sádica de los talibanes, pero cómo a partir de ahí el rumbo de sus decisiones fue totalmente equivocado y se saldó, dos décadas después, con el abandono de Kabul y un reguero de muertos propios y ajenos en todo oriente medio.

El estado mayor de Israel sabe que una incursión terrestre también causará muchas bajas propias, porque no serán pocos los de Hamas que estén esperando su llegada con trampas por todas partes, así que el escenario de la guerra urbana en Gaza puede ser desolador. ¿Qué alternativas hay? ¿Cómo evitar que la desgracia que ya se ha producido no se incremente? ¿Cómo buscar y castigar a los culpables? No tengo respuestas para estas preguntas, ni para muchas otras, sólo temo que los feos días que llevamos viviendo sean sucedidos por jornadas igualmente feas, en la esperanza de que la guerra no se extienda a terceras naciones y que el horror quede confinado, si una expresión tan boba como esa tiene sentido alguno.

Mañana, 12 de octubre, es fiesta, pero no cojo puente, por lo que nos leeremos el viernes 13.

martes, octubre 10, 2023

Festival del terror en Israel

La orden con la que entraron el sábado los milicianos de Hamas en Gaza era sencilla; capturar algunos rehenes y matar a todos los demás que pudieran que encontrasen a su paso. La logística para mantener a los capturados es más complicada que la que hace falta para ejecutar, por lo que es de suponer que una vez que se alcanzó un número de capturados relevante, más de la centena que se supone están en sus manos, el exterminio es lo que predominó. Hay aldeas cercanas a Gaza donde el reguero de cadáveres que las cubren supone bastante más del diezmo de su población. Hombres, mujeres, niños, da igual, la idea era matar al mayor número posible.

Y fue en el festival musical por la paz, cruel ironía, que se celebraba en una zona desértica no muy lejos de allí, donde el empeño asesino de Hamas encontró su expresión más vasta y cruel. No se cuál era el motivo exacto de la organización del festival, ni si aprovechaba las fiestas judías de esos días para celebrarse, pero lo cierto es que en el desierto, cerca de la zona sur de la frontera con Gaza, se celebraba algo parecido a una rave de esas que se dan en la zona mediterránea de nuestro país, con una gran concentración de jóvenes de todas procedencias, muchos de ellos extranjeros, que estaban disfrutando de un festival musical con carpas, DJs, bebidas y toda la parafernalia habitual en estos casos. El lugar de encuentro carecía de infraestructuras propias, por lo que he visto en las imágenes, más allá de algunos arbolados, por lo que la organización debía trasladar allí todos los tinglados portátiles y los fiesteros debían acudir en coche por carreteras que atraviesan zonas desérticas. Aunque ya desde el sábado se sabía que algo grave había sucedido en el festival, no fue hasta ayer por la tarde cuando se pudo concretar la magnitud de la tragedia. Han empezado a verse vídeos de algunos de los supervivientes que estremecen, tanto por lo que se ve como por lo que no, y por lo profundamente absurdo de la situación. Casi todos ellos comienzan con escenas de amistad etílica y chunda chunda de fondo, en la habitual situación de juerga diaria de estos encuentros. De repente, empiezan a aparecer sujetos altos, grandes, vestidos con ropas de camuflaje, que empiezan a ordenar a algunos de los bailantes para que se aparten o dirijan a un lateral. Por un momento es como si se tratase de personas de la organización del evento que intentan poner un poco de orden en el caos. Uno ve las escenas y sabe que esos terroristas ya están cazando presas, seleccionando a aquellos que van a secuestrar, y se han encontrado con un festín de posibles rehenes, el paraíso del islamista depravado. Las grabaciones se empiezan a volver nerviosas, a dar saltos, seguramente porque los que las realizan perciben que algo no es normal, que esos que han aparecido no son de organización alguna, y en un momento dado se empiezan a escuchar tiros, la imagen salta y los que graban lo hacen mientras corren, buscando donde esconderse de lo que no entienden pero que ya les genera pánico. Los gritos se suceden, las tomas se convierten en forzadas, oblicuas desde posiciones de resguardo en las que se escuchan sollozos, gritos desgarradores y se intuye que el mal ya actúa sin freno. En algunos vídeos se ve a amigos de los que graban que ya muestran heridas de disparos, piernas llenas de sangre, intentos de torniquete en coches o junto a árboles mientras se perciben carreras de fondo y la psicosis desatada. Y disparos, y más disparos. Y el que ve el vídeo sabe que por cada disparo al menos muere uno de los que estaban en el festival, y más y más disparos, como una incesante banda sonora que sólo los chillidos ocultan de cuando en cuando, cada vez menores, más lejanos.

Muchos de los que huyeron trataron de llegar a los coches en los que habían venido para largarse, pero algunos terroristas de Hamas les esperaban, y allí, en sus vehículos, los ejecutaron. Lunas perforadas, algunos coches quemados, cadáveres esparcidos en las cunetas, cientos de muertos, 260 según los últimos balances, un Bataclan al aire libre ejecutado con el sadismo más absoluto frente a la inocencia e indefensión. Una matanza sin nombre, un crimen monstruoso, desarrollado con la frialdad del asesino absoluto que no ve ante sí semejantes, sino objetos a eliminar. El sábado 7 de octubre se produjo una carnicería difícil de imaginar en el desierto israelí, cerca de la frontera de Gaza, que pasará a los anales de la infamia de nuestra historia humana.

lunes, octubre 09, 2023

Guerra Israel Hamas

De una manera imprevista, intensa, planificada y cruel, el grupo terrorista Hamas, dominante en la franja de Gaza, lanzó el sábado a primera hora de la mañana un ataque coordinado por tierra, mar y aire contra Israel, lanzando miles de cohetes, derribando parte de la alambrada que separa la franja del territorio israelí y logrando que cientos de sus combatientes penetrasen en el país. También se produjo una infiltración vía marítima con lanchas que partieron de las costas gazadíes hasta alcanzar las israelitas, e incluso guerrilleros montados en parapentes despegaron en el suelo de la franja para alcanzar territorio del país vecino y sembrar allí el terror.

Está es, sin duda, la mayor operación de ataque lanzada por Hamas en su historia, tanto en medios como en intensidad y, tristemente, en víctimas causadas. A mediodía del sábado, en medio del estupor absoluto, algunas localidades del sur de Israel cercanas a la franja estaban tomadas por milicianos de Hamas, que tenían dos objetivos principales; secuestrar a ciudadanos para utilizarlos como futuros rehenes y asesinar a todos los demás que pudieran encontrar. El balance de víctimas causado por el ataque es provisional, pero las bajas israelíes superan los 700 fallecidos en el peor episodio desde la guerra de Yon Kippur, que comenzó, curiosamente, o no, cincuenta años y un día antes del ataque del sábado. La festividad sagrada israelí, unida a que en Sabbath muchos de los servicios del país no funcionan, dejó más expedito el camino de lo normal para un ataque que ha llevado a Israel a un estado de guerra declarada frente a Hamas y lo ha puesto contra las cuerdas como no sucedía desde ese hace medio siglo. El primer ministro, Netanyahu, que ha estado estos meses muy ocupado en dividir a la nación con una reforma judicial que busca exonerarle de los posibles delitos que pudiera haber cometido (sí, en otras partes también se cuecen infames amnistías desde el poder) compareció ante la nación declarando la guerra de manera oficial y pidiendo unidad para lo que parece que serán bastantes días de lucha y dolor. Son un montón las reflexiones que se generan tras lo que ya ha sucedido este fin de semana, pero la de la sorpresa es, quizás, la más llamativa. Una operación como esta de Hamas no se organiza en un fin de semana de alocado yihadismo, sino que requiere tiempo, medios, entrenamiento y planificación. Ayer por la noche el WS Journal afirmaba que, desde agosto, fuerzas iraníes están detrás de la planificación de este ataque, lo que cuadraría con la intensidad de la operación, pero la pregunta obvia que surge es cómo la inteligencia de Israel, una de las más capaces del mundo, no se ha enterado en lo más mínimo de lo que se estaba organizando al otro lado de su frontera. La ausencia de información también parece ser la tónica de las agencias norteamericanas, que trabajan muy estrechamente con las israelíes, y que tampoco han emitido alerta alguna ni estaban sobre aviso de que pudiera suceder algo de semejante magnitud. El ejército de Israel, las IDF, ha sido pillado completamente por sorpresa, con reservistas diseminados por todas partes que ahora están siendo llamados a la movilización con toda la urgencia del mundo y con el estado mayor desubicado. Es posible que la situación de protestas que comentaba que se ha vivido en Israel durante meses a cuenta de la involución judicial del gobierno de Netanyahu haya servido para que, entre otras cosas, se hayan relajado vigilancias, controles y rutinas de seguridad. El propio ejército se ha dividido políticamente y muchos de los reservistas afirmaron públicamente en algunas manifestaciones que no estaban dispuestos a movilizarse para colaborar con un gobierno corrupto como el de Netanyahu si llegaba el caso. ¿Ha visto Hamas en este desmadre una ventana de oportunidad para lanar su ataque? ¿Ha percibido la debilidad necesaria para que la efectividad de su ofensiva fuera la mayor posible? No lo se, pero a buen seguro la división interna no ha ayudado nada a Israel, y la culpa de esas divisiones es de un gobierno radical, en manos de extremistas (¿les suena?) ofuscado en sus paranoias y luchando contra su propia sociedad. Tarde o temprano los responsables de seguridad e inteligencia de Israel deberán de dar explicaciones por su fracaso y, sospecho, dimitir de manera irrevocable.

Una de las causas que los analistas apuntan para que sea precisamente ahora el momento escogido por Hamas para atacar es el sostenido rumor de que las conversaciones que estaban auspiciadas por EEUU entre Arabia Saudí e Israel para otorgarse reconocimiento mutuo estaban muy avanzadas. Eso hubiera supuesto que Israel encontrase otro socio en el mundo árabe, tras los casos de Marruecos o de otras monarquías del golfo, y Hamas (léase Irán) no podía permitirlo, pese al principio de acuerdo firmado entre los saudíes e Irán. Es como pegar una patada en la mesa diciendo “aquí estoy” por parte del yihadismo. Y es patada se mide en cientos, miles de muertos.

viernes, octubre 06, 2023

Zelensky en Granada

Hay que reconocer que, para la organización de encuentros internacionales, nuestro país ofrece marcos naturales y culturales que son realmente difíciles de superar. Ya se vio el año pasado con motivo de la cumbre de la OTAN, donde el Prado, la catedral de Madrid, fue el perfecto escenario para un encuentro de líderes ante la historia presente, con el recuerdo del pasado en todo momento. Lo mismo se puede decir de la reunión del Espacio Político Europeo celebrada ayer en Granada, en una Alhambra que fascina por su mezcla perfecta de arte, poderío, piedra y vegetación. Todos los que vinieron pudieron contemplar la grandeza y el gusto que caracteriza al palacio nazarí, la joya que es, la historia que atesora.

En ese marco, la presencia de Zelensky, duda hasta el último momento, fue el momento cumbre del encuentro, marcado también por la ausencia de los mandatarios de Turquía y Azerbaiyán. Acudía el presidente de Ucrania al foro demandando unidad frente a Rusia y el mantenimiento del apoyo económico y militar a las fuerzas ucranianas en su cruel batalla de defensa de la nación. Ahora que en EEUU las cosas se tuercen y parte de los apoyos que suministra el gran aliado del oeste peligran por el populismo trumpista, el papel de la UE como suministrador a Ucrania se convierte en decisivo, y sabe Zelensky que la industria armamentística europea no es capaz de ofrecer el flujo de munición que quema el ejército de Kiev ante los ataques rusos. Sólo EEUU tiene potencial, y a duras penas, para suministrar artillería que, en niveles de miles de proyectiles cada día, es quemada con saña en el este del país. Si ese flujo se frena las opciones de supervivencia de la milicia ucraniana son escasas ante el nauseabundo ejército ruso, que cuenta con el infinito de su país como retaguardia y una dictadura que no deja de desviar recursos para la industria militar, buscando abastecer a sus tropas. Por eso, aunque los medios destaquen mucho el mensaje de unidad que sale de la cumbre y las posibilidades de ampliación de la UE hacia el este, lo cierto es que en el ambiente de la guerra se respira un aire sombrío. Tras la victoria de un prorruso en las elecciones de Eslovaquia es posible que Hungría ya no esté sola en su labor de zapa en la UE a favor de la postura del kremlin, y a partir de ahí sembrar la disensión es más fácil. El agotamiento de las opiniones públicas occidentales ante la reiteración de una guerra que no se acaba empieza a detectarse en las encuestas de opinión, y todos sabemos que si EEUU flaquea los europeos somos unos maestros en dar palmaditas en la espalda y en pronunciar bellos discursos, pero balas, proyectiles y morteros los fabricamos en cantidades minúsculas, y nuestros propios stocks de reserva están bajo mínimos. A las puertas de un nuevo invierno, tras un verano de contraofensiva ucraniana que ha causado daños significativos a grandes emblemas del poderío militar ruso, pero que no ha logrado romper el frente, la situación de batalla muestra un estancamiento que, a priori, beneficia a un obseso Moscú frente a un débil Kiev. La idea de alargar la guerra todo lo posible una vez que la operación relámpago fracaso es una estrategia rusa que produce daños enormes entre sus propias filas y las del oponente, pero que cuenta con la ventaja de que no hace mella en la población de Rusia, principalmente porque la población de Rusia está sometida a una dictadura que no le deja expresarse. Sabe Putin que una posible llegada de Trump a la presidencia norteamericana en noviembre del año que viene (escenario bastante probable a día de hoy) sería para él la apertura del cielo, porque una de las primeras medidas que contemplaría el oligarca de vuelta a la Casa Blanca sería la suspensión de toda ayuda a Ucrania, y sin ella Kiev sería incapaz de sostener ofensiva alguna. ¿Va a durar la guerra de Ucrania hasta entonces? Nada indica que no pueda ser así, los combates se sostendrán mientras ambos bandos tengan recursos para ello, y a priori parece el ucraniano el lado más débil de la ecuación.

Cuando el frío llegue al este de Europa, que lo hará, los combates entrarán en letargo, y serán meses de pausa en los que ambos lados lamerán sus heridas y reevaluarán posiciones. Y en el caso ucraniano todo esfuerzo hecho para mantener el impulso occidental será lo más efectivo que pueda hacer para mantener en pie su nación y ejército. Las vidas de los ucranianos sí le importan a su gobierno, las vidas de los rusos le dan igual al suyo. Debemos tener en cuenta esto para hacernos una idea de quién está dispuesto a matar más y más para mantenerse en el poder. En esto Putin ha demostrado ser un cruel maestro y occidente, especialmente Europa, un dechado de ingenuidad. Hablar de ampliaciones en la UE cuando decenas de ucranianos mueren al día en el frente y la retaguardia es absurdo.

jueves, octubre 05, 2023

El bono español supera el 4%

Al igual que las temperaturas en este veranazo de octubre, la cotización de los bonos soberanos no deja de subir hasta límites peligrosos tras varias semanas de inestabilidad financiera. El nuestro de referencia, el español a diez años, ha roto la marca del 4% y eleva el coste de la financiación de la deuda de una manera muy dolorosa. Si se preguntan por nuestra vieja y cruel amiga, la prima de riesgo, está bastante estable, supera por poco los cien puntos básicos respecto al bono alemán. Eso quiere decir que la deuda alemana también se ha encarecido mucho, muchísimo para lo que es habitual en ella. Su bono a diez años cotiza al 2,96%.

¿Qué significa todo esto? Que parece que ahora sí que viene una tormenta económica en los mercados financieros, y que puede ser el reflejo de la recesión en la macro en la que se pueden estar adentrando EEUU y el resto de economías occidentales. ¿Fiabilidad total para este pronóstico? No, pero sí alta. Hace un año, a la vuelta del verano de 2022, las perspectivas eran muy feas, y casi todos descontábamos una recesión más o menos intensa, pero la sorpresa fue general cuando ese hecho negativo no se produjo. A posteriori se han barajado varias explicaciones para saber el porqué, entre las que se encuentra la bajada de los precios de la energía, el ahorro que aún seguía acumulado desde los tiempos de la pandemia, las ganas de gastar del consumidor tras dejar atrás el bache de la Covid… ideas que vistas después tienen bastante lógica pero que antes eran difíciles de asumir. El consenso de los pronosticadores fracasó, y yo, que soy un pringadillo en esto, también. No hubo recesión, sino más bien lo contrario, pero es cierto que algunos países sí se adentraron en problemas serios en los que aún persisten. Alemania es el principal ejemplo de una economía que no crece realmente desde hace un año, sometida a precios energéticos altos, desglobalización y competencia brutal de terceras naciones ante su industria clásica, que no logra defenderse. España y otras naciones en las que el turismo y los servicios son determinantes hemos marcado cotas de crecimiento desde septiembre de 2022 hasta ahora que son excelentes, y los EEUU, el motor económico del mundo, se ha mantenido gracias al gasto desatado de su administración y sus consumidores, que gastan como si no hubiera mañana. Desde septiembre de este año las bolsas han empezado a coger un tono más bien gris, como si ese mañana que nunca llega empezase a estar realmente aquí, y los índices han empezado a caer de una manera sostenida, con altibajos, pero perdiendo soportes desde niveles casi de máximos, sobre todo en EEUU. En paralelo se ha producido un disparo del precio del petróleo, sobre todo por las políticas de recorte de la producción de países como Rusia y Arabia Saudí, y el mercado de bonos se ha desmadrado, cotizando todos a niveles muy altos. El que los bonos en el mercado secundario paguen mucho interés, siendo como son activos de renta fija, significa que hay sobreabundancia, que el precio de los mismos baja, que se están vendiendo a lo loco, y ese alto tipo de interés supone una señal de que las condiciones de financiación de la economía se endurecen. Los tipos de la FED y BCE son altos y van a serlo bastante tiempo, el euríbor sigue por encima del 4% en media mensual, las líneas de crédito de los bancos a las PYMEs se estrechan y endurecen sus condiciones, la concesión de hipotecas cae por los altos precios de los pisos y, sobre todo, por lo caras que se han puesto a la hora de poder pagarlas, el volumen de impagos en las tarjetas de crédito en EEUU crece y los intereses de demora son enormes, las carteras de deuda soberana acumulada en los balances de bancos y otras entidades, compradas en tiempos de alto valor nominal y baja remuneración, se devalúan rápidamente… hay un montón de variables financieras que ofrecen señales preocupantes, y todas ellas indican la proximidad de una recesión, cuya dimensión y duración son prácticamente imposibles de atisbar.

Sin que se hayan dado noticias financieras de esas que abren los telediarios, como lo fue la quiebra del Silicon Valley Bank en primavera, la sensación de que se puede producir un accidente en cualquier momento en alguno de los mercados o en determinada entidad es creciente, y ese puede ser el inicio oficial de los problemas económicos que se están agudizando. En naciones como EEUU o la nuestra, con una inestabilidad política manifiesta, que entremos en crisis puede ser un grave problema ante el que las autoridades no podrían actuar con la velocidad y diligencia debida al carecer de respaldo en los legislativos. Lo que pase en estos próximos meses puede ser muy relevante, más de lo que muchos creen. Atentos y cuidado.

miércoles, octubre 04, 2023

Los trumpistas bloquean el Congreso de EEUU

La peste del populismo es, quizás, la mayor enfermedad que viven nuestras democracias. Un narcisismo exacerbado por parte de los que se creen en posesión de la verdad lleva a la ruptura de los consensos, a la división irreconciliable y a la decadencia. En España estamos sobrados de este tipo de sujetos, que se visten de distintas ideologías y marcas, pero que no son sino expresión de sus fobias y paranoias. Unos y otros condicionan las opciones de gobierno real, y entre medias, la mayoría de la población, asiste harta a un agotador ruido del que no se quién puede disfrutar. Como consuelo, muy triste, en muchas otras naciones están igual.

Ayer, en EEUU, el país más poderoso del mundo, el que sostiene el entramado global que conocemos y, a cambio de ser sumisos a sus designios, nos permite vivir como lo hacemos, se produjo un hecho que es dañino para ellos, que supone un dolor autoinflingido de manera absurda, estúpida, y que sólo beneficia a naciones como Rusia o China, que aspiran a que EEUU abandone el poder que detenta. El presidente de la Cámara de Representantes es algo parecido a nuestro presidente del Congreso, pero con muchas más atribuciones, y con un papel determinante a la hora de impulsar proyectos y que se aprueben. Suele ser elegido por el partido mayoritario en la Cámara y, en caso de no coincidir con el presidente, como sucede ahora, se convierte en un líder político nacional en aquel país y en la voz real de la oposición. El actual ocupante del cargo, Kevin McCarthy, trumpista por conveniencia pero no por convicción, logró ser elegido en enero tras quince votaciones en las que el sector más trumpista de los congresistas republicanos, una facción de un radicalismo ideológico y social digno de estudio, no dejaba de rechazarle por considerarlo demasiado blando. Al final McCarthy logró el cargo tras prometer cesiones a esa ala populista que, en su mayor parte, no ha cumplido, entre otras cosas porque son imposibles y porque no está de acuerdo con ellas. Si ha alentado la apertura de un juicio político contra Biden a cuenta de los delitos presuntamente cometidos por su hijo, pero en otros aspectos se ha mostrado conciliador con los demócratas. Lograron conjuntamente alcanzar un acuerdo para levantar el techo de deuda a principios del verano y, el pasado sábado, casi fuera de plazo, una prórroga presupuestaria para impedir el cierre del gobierno federal. Esto ha exaltado por completo a los populistas, hartos de lo que consideran un pusilánime negociador, y ayer presentaron una moción para destituirle. Los demócratas, que no tienen posibilidad de alcanzar el cargo con sus votos, vieron con asombro cómo el ala trumpista de los republicanos les otorgaba la oportunidad de quitar poder al partido rival y, obviamente, no desaprovecharon la oportunidad. En la votación de ayer tarde, noche en España, creo que fueron siete u ocho los congresistas populistas que votaron en contra del representante de su partido, lo que sumado a los votos demócratas supuso que, por primera vez en la historia de los EEUU, el Congreso de aquel país destituye a su presidente. Es un hecho sin precedentes en la historia política de la nación y supone un nuevo golpe a otra institución clave para la gobernanza de la nación, que ahora queda en funciones y sin capacidad de poner en marcha iniciativas (no exactamente, pero como si fuera la Diputación permanente de nuestro Congreso entre procesos electorales). Ha sido mucho más fácil echar a McCarthy de lo que fue nombrarlo, lo que hace suponer que lograr un consenso entre las facciones republicanas para que un nuevo candidato sea reelegido se antoja difícil. El tiempo en el que la cámara esté en funciones es perdido, de bloqueo, de inacción, de desgaste, de daño creado y que se extiende. EEUU se ha propinado a sí mismo un golpe bajo que no hubiera sido capaz de propinarle ninguna otra nación. Patético, sí, pero cierto.

Una de las muchas derivadas de este bloqueo es que medidas como las ayudas financieras y militares a Ucrania que no deja de aprobar EEUU se pueden meter en problemas, porque algunas de ellas requieren ser tramitadas por el Congreso en plenitud de funciones. De hecho, una de las obsesiones de los populistas trumpistas es bloquear estas ayudas para que esos fondos no salgan del país, en un trabajo de colaboración con los deseos del kremlin digno de un vulgar traidor. Así, lo de ayer también debilita la posición de los aliados en nuestro frente común ante la Rusia de Putin, y complica más las opciones de resistencia de Kiev. Un desastre en toda regla, se mire por donde se mire.

martes, octubre 03, 2023

Nobel de medicina a las vacunas de ARN

Si recuerdan, durante el encierro del Covid, se decía por parte de no pocos que el mundo sería muy distinto tras aquello, que la sociedad y las ciudades cambiarían radicalmente, y bla bla bla. Superada la pandemia, apenas nadie recuerda a los fallecidos y los únicos restos visibles de aquello son algo de teletrabajo, la sobreabundancia de mochilas en el metro que golpean sin cesar a los que no las llevamos y más pagos con tarjeta que antes. Un impulso a la digitalización social que ya venía con fuerza y poco más, la verdad. Bueno, y la tecnología de ARN mensajero, el gran logro que permitió derrotar al Covid en tiempo récord y ha venido para quedarse.

Ayer, en un acto de justicia rápida, el comité Nobel otorgó el premio de medicina a Katalin Karikó y Drew Weissman, creadores de la tecnología que permite editar cadenas de ARN mensajero que pueden incorporarse a las células humanas para ser utilizadas con fines prediseñados. Esta tecnología, que es bastante reciente, no fue valorada en su momento ni por la comunidad científica ni por las empresas farmacéuticas, que la veían como una rareza. Para sus descubridores, en especial para Katalin, supuso un grave problema en su carrera profesional, que a punto estuvo de descarrilar al no contar con apoyos para desarrollar estas investigaciones, pero en un sorprendente giro del destino, apareció una nueva enfermedad, la Covid 19, y entonces se vio que lo que estos científicos habían desarrollado era una posible vía para combatir el virus. Creando la cadena de ARN a medida para replicar la espícula del virus y un envoltorio graseoso que fuera capaz de transportarla hasta el interior de las células humanas, era posible que estas células pudieran fabricar espículas en su interior, sin carga viral alguna, y así permitieran al sistema inmunitario detectarlas como anómalas y combatirlas sin la enfermedad asociada al virus del Covid. Se podía hacer que el cuerpo aprendiera a luchar contra la clave que permitía al virus acceder a nuestras células y atacarlas. ¿Y qué es eso? Sí, una vacuna. Las clásicas se basan en versiones atenuadas de los virus, que nos hacen pasarlo mal pero sin exageraciones, y sirven para que el sistema inmunitaria desarrolle defensas para cuando la versión libre del virus, más peligrosa, nos aborde y podamos hacerle frente. En este caso la técnica es muy distinta, revolucionaria, pero el efecto es el mismo, mostrar a nuestro sistema inmune lo que es un enemigo y entrenarlo para que lo ataque y así nos defienda. La simpleza del virus del Covid, frente a otros como el del SIDA, permitió a los laboratorios realizar la secuenciación de sus bases de ADN y proteínas a alta velocidad, y con esa información, laboratorios de todo el mundo se pusieron a trabajar a toda velocidad buscando el fármaco que nos salvase. Las empresas Moderna y Pfizer apostaron, con mucho riesgo, por esta tecnología de ARN de Karikó y Weissman sin tener nada claro cómo iba a funcionar, porque era la primera vez que se intentaba usarla ante una enfermedad real. Los resultados preliminares de las vacunas de este tipo, publicados en otoño del año 2020, cuando ya se elevaba la segunda ola de contagios en occidente, eran fabulosos, con efectividades del 95% en las pruebas realizadas, un grado de éxito muy superior al que se había alcanzado en cualquier otro tipo de experimento vacunal en sus primeros estadios. Tras conocerse esa noticia las bolsas de todo el mundo rebotaron con mucha fuerza, y ese día fue el del principio del final de la pandemia, porque por primera vez sí existía un remedio. Recordemos, no una fuente de inmunización, no, pero sí una manera de convertir lo que era un asesino con un porcentaje de letalidad elevado y sin cura en un proceso gripal de tasas de mortalidad muchísimo más reducidas. Esta vacuna disparaba las posibilidades de supervivencia, hundía los casos graves y permitía descongestionar los hospitales. Era casi un milagro…. Bueno, no, era ciencia básica aplicada con un resultado exitoso.

La tecnología de Karikó y Weismann ha salvado millones de vidas, imposible saber exactamente cuántas, ha permitido que la pesadilla del Covid se pasase en un par de años, logró devolver las economías a la vida y a nuestras sociedades a la normalidad normal, no a la tontería esa que se decía de la nueva normalidad. Gracias a ellos la pesadilla pandémica quedó atrás, y los que nos hemos inmunizado con sus vacunas, en mi caso triple Pfizer, les debemos mucho, y mucho más por el hecho de que nuestros mayores, pongo aquí a mi madre, se inmunizasen antes y fueran los primeros en pasar del miedo a la esperanza. Esa tecnología de ARN puede ofrecernos vacunas para males que ahora nos afligen a diario, pero ya nos ha salvado de un horror real. Millones de gracias a los premiados y a todos los que han hecho posible ese logro.

lunes, octubre 02, 2023

Muerte en Murcia

Apenas tengo recuerdos de cuándo me he quedado hasta las seis de la mañana de fiesta. Debió ser hace mucho tiempo, y en contadas ocasiones, seguramente. Vivo una vida en la que los sábados por la noche trato de alcanzar el reto de “Oli”, un compañero de trabajo, que afirmaba que un sábado en el que uno se acuesta antes de las 24 horas lo es perdido. Muchas semanas lucho para aguantar hasta esa hora, a sabiendas de que el desenfreno existe ahí fuera, pero ya no participo en él. Será la edad dirán algunos, o como soy, que nunca me ha llamado esa juerga descontrolada.

Lo cierto es que a esas horas cualquiera está en un estado algo comatoso, por lo que si se produce un accidente las consecuencias pueden ser dramáticas. A estas horas de la mañana no se ha cerrado aún el balance de la tragedia que acaeció ayer en un polígono de discotecas de Murcia ciudad. Son trece las víctimas mortales confirmadas y cinco, al parecer, los que permanecen desaparecidos sin que se tenga constancia segura de que estén entre los restos de los complejos de ocio. El incendio que se desató en uno de ellos ha arruinado por completo varios locales de grandes dimensiones, de esos que se alojan en naves industriales, aunque parece que todas las víctimas estaban en un mismo local, llamado “Teatro” y más concretamente en la planta superior del mismo. Quizás el incendio comenzase allí, o la salida de esa planta fuera más complicada que la de otros lugares de esa instalación, a saber. Lo cierto es que testigos que se han salvado pudieron escapar por la salida de la planta baja y cuentan que los de la alta no lo lograron. Las imágenes de los bomberos muestran la estructura del edificio convertida en un cascarón hueco, porque el fuego ha logrado derrumbar los forjados y ya no hay plantas separadas en el interior de lo que fue la discoteca. El trabajo de los servicios de emergencia y extinción de incendios está siendo duro y peligroso, las llamas fueron voraces y el destrozo interior tiene un enorme peligro para los que en él penetran. La recuperación de cuerpos de los fallecidos está siendo penosa, por las condiciones en las que han debido quedar, y las labores de identificación son muy lentas, siendo hasta el momento sólo tres las personas a las que se les puede poner nombre, rostro, historia. Familiares de los muchos que en la madrugada del sábado estaban de fiesta en la zona lleva un día entero de angustia, tratando de saber si los suyos están entre el listado macabro de víctimas de la tragedia. A medida que pasan las horas y los que pudieron salir indemnes del desastre han vuelto a casa son los que echan en falta a los suyos los que se temen las peores noticas, los que intuyen que la tarde del sábado pudo ser la última en la que vieron a hijos, amigos, primos…. Ponga usted aquí el parentesco o afiliación que desee. Una noche de juerga en un fin de semana de otoño de trazas veraniegas, que para muchos pasaría sin pena ni gloria, y para otros quizás llegase a tener un vínculo especial con su futura historia personal se ha convertido, para todos, en un momento que nunca podrán olvidad en sus vidas, en una tragedia absurda, sin ningún sentido, que ha llenado de horror a todos los que han tenido alguna relación con ese lugar. A lo largo de la semana iremos viendo rostros, me temo que juveniles, de los que ya no están, conoceremos algunos de sus planes, ideas de futuro, relaciones, qué querían hacer con sus vidas, y qué habían logrado. Una retahíla de proyectos, truncados de la manera más cruel y carente de sentido. Decenas, cientos de “por qué” se alzan ahora entre todos los murcianos sin que se pueda dar respuesta alguna. No la hay.

Hace ya una década, cuando se produjo la tragedia del Madrid Arena, que costó la vida a cinco chavales, resultaba insoportable la acumulación de vidas que se abrían a la madurez segadas, en aquel caso, por una sucesión de incompetencias e ilegalidades que pudieron ser previstas. Aquí está por ver qué papel ha jugado el azar, la ley, la negligencia o la mala suerte, pero el resultado es el mismo, futuros truncados que son muy crueles. Supongo que todos esos locales, ahora ruinas, serán demolidos en un futuro no muy lejano, y que quedará algún recuerdo memorial de lo sucedido. Pero el hueco para las preguntas sin respuesta seguirá dejando marca.