viernes, mayo 31, 2013

La guerra en Siria se desmadra


Definitivamente la peor de las hipótesis se ha cumplido, y la guerra en Siria, que empezó como una revuelta al estilo de anteriores episodios de la llamada primavera árabe, y que poco después se transformó en una cruenta guerra civil al estilo libio, ya se ha convertido en un conflicto internacional, sucio, muy sucio, en el que agentes exteriores al país juegan sus bazas y matan en nombre de ellas, y en el que potencias exteriores muestran su apoyo más o menos descarado a alguna de las facciones. La confirmación por parte del régimen de Asad de que Moscú ya le ha entregado las primeras remesas de misiles ha sido el paso definitivo para la total internacionalización.

Veamos quienes se enfrentan allí. Por un lado está el régimen de los Asad, la dictadura gobernante, que desde el inicio de la guerra vio como Irán y Rusia le mostraban un decidido apoyo diplomático y mediático, aunque que se sepa, hasta esta semana, sin suministrarle ni armamento ni cualquier otro tipo de apoyo logístico. También la guerrilla chií de Hezbola, armada y entrenada por Irán, y que desde los ochenta, con el total apoyo de Siria, interviene en el norte del Líbano como un títere al servicio de Damasco, mostró su entusiasmo y apoyo al régimen de los Asad y, muy importante, desde hace unas semanas combate en la zona fronteriza entre Siria y Líbano para tratar de acabar con las guerrillas opositoras, habiéndose convertido de facto en una fuerza militar integrada en la órbita del ejército sirio. Frente a ellos se encuentra una amalgama mucho más compleja y confusa de grupúsculos que, en apariencia, sólo comparten la idea de un cambio de régimen en Damasco, pero poco más. Capas de población siria, y muchos otros residentes del país, que iniciaron las protestas y revueltas y que, poco a poco, se han ido convirtiendo en una improvisada fuerza militar inconexa y mal entrenada. Junto a ellos combaten gentes procedentes de diversas naciones musulmanas, radicalizadas o directamente fanáticas, que han encontrado en la guerra de Siria el campo de la yihad que en su día fue Afganistán o Irak. Se sospecha que grupos afines a Al Queda están muy presentes en la zona y que, en el fragor de la batalla, logran entrenamiento y acceso a armamento militar pesado que, si no es usado allí, será desviado para otros fines. Más o menos todo el mundo sospecha que Qatar, la potencia económica y diplomática emergente en la zona, financia a estos rebeldes, e incluso les dota de armamento a través de redes clandestina de contrabando, pero no hay pruebas de ello y asegurarlo de manera escrita es algo arriesgado. El otro actor regional que se opone al régimen de Asad y, que se sepa, sólo ha intervenido diplomáticamente, es Israel, que tiene varios frentes abiertos en la zona. Por una parte no le viene bien que gane la contienda un régimen que, desde hace décadas, es enemigo jurado del estado judío y con el que ha tenido varios enfrentamientos y guerras no declaradas, especialmente en el escenario libanés y los Altos del Golán. Por otro la presencia de Hezbolá, que cuando puede actúa contra Israel, es un nuevo acicate para que desde Jerusalén se planteen una intervención directa en la batalla, dado que si mis enemigos atacan a alguien ese alguien puede ser mi amigo. Por el lado contrario a la intervención Israel sopesa los costes de la misma, la incertidumbre de la situación actual y el saber que hay islamistas que, en caso de caída del régimen, podrían hacerse con un enorme poder en un país con el que comparte frontera. Sin embargo, la entrega de los misiles rusos puede decantar la posición del gobierno Netanyahu hacia la intervención, porque el riesgo de que armamento de ese tipo acabe en manos de la guerrilla de Hezbolá es, quizás, excesivo, y por ello se está planteando la intervención.

¿Y el resto? Miramos asombrados y asustados pero, en la práctica, no hacemos nada. Turquía intervino cuando el ejército Siria llegó a golpear su territorio, y no esconde su animadversión hacia Asad y sus secuaces, pero no le interesa embarcarse en una guerra, al menos por el momento, y las potencias occidentales no se deciden ni a apoyar a unos rebeldes en los que no confían ni a atacar a un régimen que cuenta con apoyos muy serios en Moscú y, no lo olvidemos, Pekín. Y de mientras la guerra, sigue, el país se desangra, los ataques químicos se suceden, los corazones se arrancan y mastican, recordando alguna escena de Juego de Tronos que pensábamos, ingenuos, que era fruto de una imaginación exacerbada, y el caos se extiende sin freno por la región. Si pase lo que pase Siria ya es un desastre, la cosa tiene pinta de acabar a un peor. ¿Intervenimos de una vez o no? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer?

jueves, mayo 30, 2013

Algún día llegará el verano


Y entonces, tras unas jornadas de disfrute, todo serán quejas. Que si qué calor, qué agobio, si es que esto del calentamiento global es insoportable, claro, después del corto invierno que ha hecho ahora ya llegan los calores para quedarse mucho tiempo, y toda la típica retahíla de peroratas que se suelen decir en estos casos. Lo más probable es que a mediados de Julio el número de hartos por el calor supere ampliamente a los que lo llevan (llevamos) bien y las quejas dominen a la ilusión derivada de las temperaturas gozosas y la manga corta. Tiempo al tiempo, nunca mejor dicho.

Hasta entonces, sin embargo, la primavera de 2013 sigue dejándonos un regusto amargo y esquivo, con algunos días soleados y tranquilos, de temperaturas no muy altas, y otros, bastantes, inestables, plomizos y lluviosos. Ayer mismo Madrid fue un ejemplo de todo esto combinado. Durante la mayor parte del día las nubes fueron escasas, poco más que unos borreguitos decorativos en el cielo, puestos como si de atrezo se tratase para que la imagen fuera lo más bucólica posible, y un sol que dominaba sin que esos pocos obstáculos le impidieran brillar, eso sí, sin dar mucho calor, porque el viento, de intensidad moderada, hacía que la sensación térmica fuera muy inferior a los no muchos grados que había en la calle. Por la tarde la cosa empezó a cambiar, nubes cada vez más gruesas provenientes de la sierra alcanzaron el llano y cubrieron la ciudad, y a eso de las 20, cuando llegué a casa, el cielo estaba completamente encapotado y la sensación de que acabaría lloviendo era inevitable. Y así sucedió poco después. Gotas dispersas inicialmente, que a eso de las 22 horas se transformaron en una serie de chubascos intensos, racheados, acompañados de viento fuerte y frío, que golpeaban los cristales y persianas con mucha intensidad, y que dejaron una noche ideal para pasarla en torno a la chimenea cantando villancicos y envolviendo regalos. El 29 de Mayo se despedía como un día cualquiera de Febrero. Y no se queje mucho si usted me lee desde la capital o alrededores, porque los residentes en el norte de España están más que hartos de una primavera que lo es porque lo dice la hoja del calendario, pero que día tras día muestra una cara invernal que no cesa ni en la cantidad de lluvia que cae ni en las temperaturas, que también caen día tras día. A grandes males grandes remedios, como no podía ser de otra manera, y es el humor la única manera de luchar contra esta monotonía de nubes, días grises y fríos y lluvia más o menos persistente. Los chistes en internet proliferan como setas en otoño o musgo en laderas de umbría, y esta web de el correo que refleja algunos de ellos demuestra que, a veces, el tiempo no es algo de lo que sólo se habla en los ascensores o cuando no se tiene otra cosa que decir. Sumida media España por tanto en una primavera de corte pseudoinvernal, o al menos dominados por esa sensación, no es de extrañar que a lo largo de la semana hayan tenido un éxito fulgurante las noticias que relataban cómo algunas webs de predicción meteorológica, concretamente francesas, señalaban que 2013 puede llegar a ser un año sin verano en los países de la fachada atlántica europea, y especialmente España, en el que las temperaturas se sitúen unos tres grados de media por debajo de lo normal para la época y las precipitaciones sean continuadas o, en todo caso, superiores a lo habitual en nuestra estación seca. Deseosa la población de remangarse y pasar calor (para recuerden, abjurar del mismo a las dos semanas) estos pronósticos han caído como un mazazo, como si fueran nuevas recomendaciones del comisario de economía Olli Rehn, siempre agradable y divertido en sus presentaciones, y el clamor en la calle es unánime ¿Habrá verano? ¿Nos lo recortarán también? ¿La crisis se lo ha llevado?

La respuesta es sencilla, habrá verano, por supuesto, y nada fiable se puede decir sobre cómo se va a comportar dada la tecnología y conocimiento que tenemos hoy en día sobre el funcionamiento de la atmósfera a medio plazo. De hecho hay varios organismos que realizan previsiones estacionales y a día de hoy se recogen escenarios para todos los gustos, como bien se han encargado de comentar los profesionales del tiempo de TVE. Habrá que esperar y ver para saber finalmente cuáles eran las predicciones correctas, que seguro muy pocos recordarán cuando a finales de septiembre el verano sea un recuerdo de algo que sucedió en un pasado muy lejano e idílico, aunque sólo hayan pasado unos días desde entonces. Hasta entonces, y como siempre, disfruten de cada día y den la bienvenida al verano emocional en sus vidas, libérense de nubes que les oscurezcan y hagan brillar su sol interior que, frente al que luce en el cielo, depende mucho más de ustedes mismos que de los modelos meteorológicos.

miércoles, mayo 29, 2013

Contando lo que quiera obtendré lo que me de la gana


Hoy es un día importante para España, y no solo por el cumpleaños de ABG, una amiga mía (que también). Esta mañana Bruselas, la Comisión Europea, se pronunciará sobre el programa nacional de reformas que se remitió hace un par de meses desde Madrid, le dará su visto bueno (o no) pondrá observaciones, pagas, comentarios, y determinará, como todo el mundo descuenta, que tendremos dos años más de plazo para alcanzar el objetivo de déficit del 3%, poniéndonos como fecha límite el 2015. Aun así no lo lograremos, pero es una medida esperada y será bendecida. También nos modificarán el techo de déficit de este año, que puede quedarse en el 6,5% del PIB. Tranquilos, lo superaremos….

En el día de ayer, conscientes de la decisión que se tomará hoy y de la cumbre de verano de la UE de dentro de unas semanas, Rajoy y Hollande en su encuentro en París trataron de meter presión a las instituciones comunitarias (Alemania) para que ponga en marcha de una vez lo acuerdos a los que se ha ido llegando desde el verano pasado y movilice recursos financieros para fomentar la contratación de jóvenes y luchar contra el paro juvenil. En este contexto Rajoy hizo suya una frase que ya utilizó el PSOE hace unos meses y que cada vez se oye más, y es la de excluir de las partidas que computan para el déficit público los ayudas destinadas a la contratación de los jóvenes, y al oírlo me sentí un poco estafado, porque recordé lo mucho que hubiera mejorado mi existencia si, a lo largo de la misma, me hubieran dejado escoger de qué cosas me podría haber librado. Si en la nota de selectividad no me hubieran contado mis cincos raspados en inglés y euskera a lo largo del COU habría obtenido algo mucho mejor que el 6,44 con el que me quedé finalmente, y si en la EGB o en el Instituto, como pedía incesantemente, me hubiera librado de las clases de deporte no lo habría pasado tan mal como lo hacía cada vez que había que dar una vuelta corriendo a un inútil campo, o botar un balón que siempre se iba para otra parte o hacer un ejercicio de gimnasia que se acercaba mucho a la acrobacia, comparado con mi habitual torpeza física. Seguro que muchos de los que han sido despedidos por errores laborales de uno u otro tipo, o que fueron expulsados de carreras universitarias o abandonaron determinados estudios podrían haber evitado ese trance si no les hubieran contado la asignatura maldita que fue su cruz durante los años de estudio, o ese cliente pesado, que nos hizo la vida imposible en un momento dado y que, ante su insistencia, flaqueamos y fallamos. Y así miles y miles de ejemplos, y no quiero meterme en las parejas que, si no tuvieran en cuenta ciertos deslices extraconyugales, seguirían juntas como si no hubiera pasado nada (qué gran chiste de forges… Mariano a Concha.. “sí, me acosté con esa sueca voluptuosa, pero exclúyelo a la hora de valorar nuestra gloriosa unión”… sospecho que el rodillo de amasar tendría un destino muy claro). En fin, que no. Si quiere el gobierno, y la oposición, y la UE, pueden llevar una contabilidad B, cosa que parece ser muy común en el mundo de la política, pero eso es trampa. Si se empiezan a hacer cosas por el estilo se pueden llegar a absurdos como presentar cada año una cifra de déficit del 1%, maravillosa, pero de la que se excluyan las ayudas a jóvenes, el desfase de la Seguridad Social, los incentivos a la exportación, las noches de hotel de asesores y acompañantes, el gasto en viandas y refrigerios varios y, como no, las ayudas al fútbol…. Siendo así que todos los años cuadramos el presupuesto aunque nos desfasemos decenas de puntos en el gasto respecto a lo previsto inicialmente. Lo preocupante es que algo así ya se empieza a hacer, porque en el dato de déficit de 2012, el 6,9%, no se incluye el préstamo del rescate a la banca, tres puntos más, que elevan la cifra real al 10%. Como empecemos así la contabilidad creativa puede ser tal que nos podemos ahorrar el sistema de doble entrada y dejar que un Bárcenas de turno nos apañe el saldo.

En fin, ¿Y qué hay de lo que vaya a decir Bruselas hoy? Supongo que no habrá sorpresas….hoy. Es decir, nos aumentarán el plazo y el montante total, echarán algún pescozón sobre reformas pendientes y poco más, y seguro que en mitad del verano o en otoño nos caen medidas de recorte adicionales impuestas por sorpresa, a requerimiento de una acusada UE por parte de un gobierno que no es capaz de controlar las cuentas. Los datos publicados ayer por Hacienda de ejecución de saldo presupuestaria hasta Abril son desoladores, con aumento de gastos y desplome de ingresos. Por eso sospecho que hoy asistiremos a una representación teatral muy formal, pero por detrás del escenario se planean nuevos ajustes, que tendrán que ser contabilizados como deben serlo, por supuesto.

martes, mayo 28, 2013

El PP embarranca en el déficit autonómico


Hay reuniones cuyo resultado es, por definición, asimétrico. Si se logra un acuerdo valen poco, pero si se sale de ellas enfadado y sin acercar posturas el fracaso es enorme. Quizás se deba a que se presupone que los que se reúnen, bien por afinidad o intereses previos, son proclives a alcanzar acuerdos, o es lo natural. De ahí que el logro de algo natural se vea como poco meritorio y el no alcanzarlo como un hecho grave y preocupante. Corresponda esta percepción con la realidad o no, lo cierto es que es la imagen que funciona y sirve para valorar este tipo de encuentros. Ayer los dirigentes del PP tuvieron una de esas reuniones destinadas a alcanzar acuerdos “naturales” y que acabó en medio del fracaso más absoluto.

Al inicio del párrafo he usado el término asimétrico con toda la intención del mundo, y es que lo que ayer se debatía en Génova, la sede del PP, era la postura común de las CCAA gobernadas por los populares respecto a la posible relajación de los objetivos de déficit para 2013 en función de la prórroga que nos va a dar Bruselas y cómo repartir ese relax financiero. Aunque el problema de Cataluña, su declaración soberanista, y su exigencia de que le sea concedido un techo de déficit del 2%, muy por encima de lo acordado actualmente, está en el fondo de toda esta polémica, no es menos cierto que existe una disensión muy profunda entre las CCAA gobernadas en exclusiva por el PP. Por un lado se encuentran las, llamémosles manirrotas por no decir quebradas, CCAA que no pueden lograr el objetivo de ninguna manera, que son la Comunidad Valenciana, Baleares y Murcia. Por otro están aquellas que han hecho un gran sacrificio y temen verse perjudicadas si a las que no lo han hecho se les permite más holgura, que son casi todas las demás. Y entre esas está Extremadura, gobernada por el PP con el apoyo de IU, que se muestra como la más beligerante contra la idea del objetivo de déficit a la carta. Sospecho que en el encuentro de ayer, como relatan algunas crónicas, se dijeron palabras gruesas, y unos a otros se tiraron los trastos a la cabeza, acusándose de ser mejor o peor tratadas por el vigente régimen de financiación, echándose en cara viejos agravios personales y de baronías orgullosas de sí mismas y envidiosas del resto, etc. En definitiva, un espectáculo de lo más edificante. Rajoy, impasible e incapaz de decidir en nada, parece haber optado por dar una patada adelante al asunto y posponer el acuerdo un mes, hasta el próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera, órgano oficial colegiado en el que se reúnen todas las CCAA, para ver si el tiempo y los calores del verano que no llegan aplacan resistencias. Sin embargo mi impresión es que la marejada que ayer se vivió en la sede de los populares es de fondo, y responde a causas económicas y políticas. Por el lado económico es evidente que la asfixia financiera de las CCAA se ha vuelto crónica, ya que con el estallido de la burbuja se fueron pingües ingresos que ya jamás volverán, y la situación de quiebra no admitida en la que se encuentran varias regiones no tiene solución sencilla. De momento se ha optado por una refinanciación de la deuda impagable de las CCAA por parte de un cada vez más endeudado gobierno central, y por recortar servicios básicos a la población, pero tarde o temprano, y cuanto más tarde peor, habrá que replantearse el diseño y funcionamiento de un estado autonómico que es inviable. Creo que no basta ya con suprimir cargos políticos y estructuras, no. Hay CCAA que no son viables, que sólo engendran gasto de gestión, y que deben ser disueltas, que se crearon por imitación en una época de recursos crecientes y que ahora se ven ahogadas en un mar de deuda en el que no son capaces de mantenerse a flote. La revisión, muy necesaria, del sistema de financiación, no paliará este problema de fondo.

El otro asunto es el político. Ningún barón, término horrendo, quiere perder poder frente al resto, y todos ellos saben que se enfrentan a sus elecciones regionales antes que el propio Rajoy, y que con una población soliviantada por la crisis ellos serán los primeros en recibir en su frente la pedrada que va contra Mariano, así que el “sálvese quien pueda” empieza a cundir entre las filas de unos dirigentes obsesionados por su carrera personal y no por arreglar los problemas de sus CCAA y, mucho menos, los del país. En definitiva, lío gordo para el PP, que ayer vio cómo el problema de la fragmentación territorial que está destruyendo al PSOE echó profundas raíces en su seno.

lunes, mayo 27, 2013

Las consecuencias del Abenomics


Tras unos días sin hablar de asuntos económicos me temo que hoy voy a empezar la semana con economía de la dura, que aunque no lo parezca puede ser mucho más emocionante que otros temas que llenan las portadas, como el nombre del último nuño mimado fichado por decenas de millones de euros por una entidad deportiva, por llamarla de alguna manera. No, voy a hablar de millones, sí, pero de muchos, de miles de ellos, concretamente de yenes japoneses, y es que desde hace unos meses en Japón está en marcha un experimento que no se si dispone de precedentes comparables en las economías occidentales, y que de su resultado puede depender nuestra recuperación económica o la prolongación ad eternum de la situación actual.

Japón, en los ochenta segunda potencia económica mundial y competidora de EEUU en muchos aspectos al mismo nivel, sufrió el reventón de una burbuja inmobiliaria desaforada y, desde hace décadas, se encuentra en estado de crisis permanente. Sólo por la frase anterior su atención ha debido de sufrir un respingo y se ha puesto en alerta al encontrarse con algo muy familiar. Desde entonces Japón lo ha intentado casi todo: planes de estímulo fiscal, recapitalización bancaria, quiebras controladas… medidas que, aplicadas por distintos gobiernos, no han logrado evitar que la economía nipona se separara de una senda de crecimiento prácticamente nulo, con pequeños altibajos al alza y a la baja, y una inflación casi inexistente, que presenta recurrentes procesos deflacionarios de mayor o menor intensidad, claro síntoma de la gravedad de la enfermedad que sufre la economía del país. Todo esto era sabido por muchos expertos, pero nadie se fijó realmente en lo que allí estaba sucediendo hasta que en 2008 la crisis estalló y muchos países nos fuimos por el sumidero que se abrió tras el reventón de nuestra particular burbuja. Así discurrían las cosas, como usted tan bien conoce gracias al curso intensivo de economía que recibimos día a día, hasta que a finales de 2012, en las enésimas elecciones japonesas, ganó el Shinzo Abe, presidente del Partido Liberal Democrático, el que más ha gobernado en aquel país desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y anunció que, re resultar victorioso, llevaría a cabo un profundo plan de estímulo financiero para sacar al país de la postración, y que el Banco de Japón, BoJ, se implicaría a fondo para lograrlo. Aquellas declaraciones fueron vistas en principio con indiferencia, otro primer ministro japonés que dice mucho y no es capaz de hacer nada, pero la alusión al BoJ fue otra cosa, porque por primera vez en décadas un gobernante occidental se saltaba la norma, instaurada como ley en muchos países, de la independencia del Banco Central respecto al gobierno. ¿Sacrilegio? ¿Blasfemia? ¿Impostura? Las dudas sobre esas palabras se despejaron muy pronto tras la victoria de ABE, y es que a las pocas semanas de la misma, Haruhico Kuroda, el gobernador del BoJ, anunció la puesta en marcha de una agresiva, inédita y rompedora política monetaria cuyo objetivo era doblar la base monetaria del país para 2015, comprando para ello cantidades ingentes de deuda pública y emitiendo moneda hasta donde fuera necesario. Tres eran los objetivos perseguidos por esta inyección salvaje: Estimular el crecimiento económico, elevar el nivel de inflación del país para reducir el importe de la deuda y atajar el fantasma de la deflación, y devaluar el yen para hacer más competitiva a la economía japonesa, que ve como Corea del Sur le roba mercados sin parar, y así vía exportaciones incrementar aún más el crecimiento. De paso, Kuroda llegó a decir que esperaba que el Nikkei, índice de la bolsa de Tokyo, subiera apreciablemente y así el llamado efecto riqueza asociado al ascenso de las cotizaciones contribuyera a todo lo anterior. Y dicho y hecho, empezó la expansión monetaria y la bolsa japonesa se disparó y el yen se hundió.

Pero no sólo eso. Sumados esos estímulos monetarios a los de la FED de EEUU, sus famosos, QE, el mercado internacional se ha inundado de una liquidez sin rumbo que ha disparado las bolsas y relajado las primas de riesgo soberanas de Europa y gran parte del mundo, despertando un desmedido afán comprado y creando las condiciones para que se forme una burbuja en determinados mercados, empezando por el de la propia bolsa nipona, que lleva ganados más de un 60% en lo que va de año. El “abenomics” es esta política económica, monetaria sobre todo, que ha revolucionado el mercado financiero mundial. La bajada de un 7% del Nikkei la semana pasada ha sido el primer revés serio sufrido en casi seis meses, pero el debate entre los expertos sobre si lo que hace Japón es lo correcto o es un suicidio no deja de crecer. Hablaremos más sobre este asunto en días venideros, no lo duden.

viernes, mayo 24, 2013

Cuando predecir es imposible


Contemplar las imágenes de la destrucción causada por el tornado que ha atravesado la localidad de Moore, en Oklahoma, por ejemplo a través de esta web, impone. Manzanas enteras de casas arrasadas, de estructuras arrancadas del suelo y deshechas, de zonas en las que no ha quedado un árbol e incluso, como han comentado los corresponsales, fragmentos de césped han sido arrancados del suelo. Una destrucción que asociamos a la guerra, a la explosión de una bomba atómica, pero que ha sido causada por un fenómeno natural, una tormenta desatada que ha generado un vórtice capaz de tocar suelo, con la fuerza de un huracán concentrada en ese pequeño apéndice. Imposible hacer frente a su poder.

Pero, ¿es predecible su formación? Cuando observamos sucesos como estos siempre surge la gran pregunta ¿Por qué no se han predicho? ¿Por qué “los del tiempo” con todos sus medios, no han sido capaces de avisar a la población de que la tormenta se dirigía hacia sus casas? La respuesta es muy sencilla pero esconde una sensación de devastación profunda, al menos para quien les habla. Porque no es posible. La tecnología actual, y es fácil suponer que la futura, no permite predecir la formación y trayectoria de sucesos que, por su comportamiento, entran dentro de lo que se denominan dinámicas caóticas. La meteorología, la economía, la vulcanología, la teoría de estructuras, la dinámica de fluidos…. Muchas de las ramas del conocimiento científico que asociamos a predictibilidad y exactitud son un oscuro agujero del que no se puede sacar mucho más que la evidencia de que los sucesos que se han dado se volverán a dar en el futuro. Todos sabemos que en las zonas donde es frecuente que se produzcan terremotos los habrá en el futuro, y cuanto más tarden en darse más intensos serán, pero ¿cuándo será el momento exacto y cuánta la intensidad del fenómeno? Eso ya no se puede decir. En el caso de la meteorología, los avances en los modelos predictivos han sido espectaculares en las últimas décadas. La aplicación generalizada de los modelos informáticos y el uso cada vez más intensivo de ordenadores con capacidades de cálculo (y dimensiones y costes) difíciles de imaginar ha permitido que la previsión hoy día tenga un grado de fiabilidad en el plazo de 48 – 72 horas muy elevada, casi del 100%. Cuando vemos en televisión esos modelos de manchas de colores, bien de temperaturas o de precipitación, que evolucionan en el tiempo sobre el país de que se trate cuando el presentador le da a la animación, lo que contemplamos es el fruto de miles de millones de operaciones efectuadas por esos superordenadores que generan esas manchas de colores en movimiento. En ocasiones como el verano castellano, la previsión es relativamente más sencilla se puede alargar a varios días al saber que un anticiclón de bloqueo puede mantener los cielos despejados mucho tiempo, pero en ocasiones como las de la semana pasada, de inestabilidad, de grandes núcleos convectivos de nubes y de formación de tormentas, la predicción se complica de una manera extraordinaria, hasta el punto que determinar si en una tarde dada va a llover o no sobre una localidad y cuándo lo va a hacer es un ejercicio muy difícil, si no imposible, de contestar. Y desde luego estimar dónde se pueden producir fenómenos puntuales de la intensidad de un tornado se escapa a cualquier posibilidad de los modelos existentes. Pero es que por su propia naturaleza caótica, ni el modelo más perfecto podría determinar dónde y cuándo se desarrollará el tornado, porque ese es un concepto indeterminable. La investigación y la tecnología serán capaces, cada vez más, de afinar el grado de probabilidad de que ese fenómeno se de, y de acotar las zonas y momentos en los que puede llegar a presentarse, lo que aumentaría el margen de seguridad para alertar a la población y realizar evacuaciones, pero la certeza… no, en este campo la certeza no existirá nunca.

Vinculando un poco estos fenómenos a la reflexión de ayer, resulta que el mundo moderno, que nació entre otras cosas de la física newtoniana regida por ecuaciones universales y de la imagen el del reloj como esquema de funcionamiento de un mundo regular, ha derivado en un universo complejo, probabilístico, donde los electrones no orbitan como satélites sino que se rigen por los a veces muy absurdos principios de la mecánica cuántica, las nubes de tarde siguen creciendo en forma de cumulonimbos pero no sabemos dónde van a descargar y la economía y sus mercados muestran día a día que no siguen distribuciones estadísticas normales de colas estrechas. Cuando más sabemos más complejo parece todo y más difícil es ofrecer soluciones sencillas, reglas o pautas. Así es el apasionante mundo en el que vivimos y que, día a día, luchamos por conocer. Nunca dejaremos de aprender.

jueves, mayo 23, 2013

Contra las etiquetas (para Javier Gomá y Antonio San José)


Ayer tuve la oportunidad de asistir a una charla de carácter bastante íntimo entre el filósofo Javier Gomá y el periodista Antonio San José. Celebrada en la librería Rafael Alberti, rodeados de volúmenes por todas partes y ante un pequeño y entregado auditorio, San José realizaba preguntas que Gomá, utilizaba para explayarse en su concepto de filosofía, de vida, de impulso literario, para relatar su visión de las cosas, de los conceptos y de cómo ha llegado a desarrollarlos a través de una vida dedicada de manera obsesiva a la generación de textos que, en torno a la idea de la ejemplaridad, le han llevado a un involuntario estrellato mediático.

Pero no es de filosofía de lo que hoy quiero hablarles, no, sino de política, o mejor aún, de su exceso. Comentó ayer Gomá que vivimos en una sociedad y en un país donde el posicionamiento ante las realidades que observamos es una dicotomía de blanco y negro, de unos y otros, de un simplismo aterrador, de un maniqueísmo absurdo, y que se llega al absurdo de que etiquetamos a las personas en función de una opinión que den y esa etiqueta nos sirve para extrapolar lo que van a opinar de todo lo humano y divino imaginable. A él esto le aburre, asusta y, en cierto modo, indigna, y reclama para sí lo que llama el derecho a escaquearse, a huir de esta batalla de posiciones enfrentadas, a renunciar a opinar sobre temas que están tan polarizados en la sociedad que el mero hecho de afrontarlos desde una óptica o desde otra ya impide desarrollar el discurso complejo que se requiere para analizarlos. Dicha la primera frase sobre algo, la mayoría de la audiencia intuye que partido o postura apoya el opinador y ya no escucha el resto, dedicando el resto del tiempo a alabarlo con grandes loas o a criticarlo tachándolo de cualquier cosa. Es una situación infantil, absurda, que cada vez detecto más en los medios de comunicación, en mi entorno y allá donde vaya. Personalmente me gusta opinar de los temas, tengo posturas más o menos formadas sobre muchos de ellos y sobre otros me debato entre dudas y angustias propias del que no lo sabe todo, pero no rehúyo los debates (de hecho trato de fomentarlos cada mañana desde este pequeño hueco de la red) pero en muchas ocasiones me encuentro con que mi postura o la de mis contertulios, por usar un término popular en nuestros tiempos, es criticada desde el principio, al poco de haber sido expuesta, sin ni siquiera desarrollarla. Y no nos engañemos, muchas de las situaciones de las que discutimos día a día, y emitimos opiniones con una ligereza impropia, son de una complejidad que nos desborda por completo. Miles, millones de páginas se han escrito y se escribirán sobre la crisis económica que vivimos y padecemos, que lo primero que demuestran es que su dimensión y complejidad es enorme, y que ante semejante problema las recetas fáciles, de manual y de aplicación instantánea no son útiles. Es necesario, en este y otros muchos casos, estar informado de lo que sucede, haber estudiado bien el problema y tras ello, emitir una opinión que, en todo caso, debe estar marcada por la duda razonable de que se puede estar equivocado en muchas de las cosas que se digan, que la experiencia personal ante el tema del que se habla puede ser un sesgo a la hora de emitir juicios generales, y que pontificar acusando a todo el mundo de todo y proclamándose mensajero de la verdad es muy sencillo, pero en demasiadas ocasiones es sólo ejemplo de demagogia y populismo. Y en épocas como las actuales, donde la complejidad de los problemas no deja de crecer, y la interrelación entre todos ellos se vuelve cada vez más y más intensa, cuando más necesario debiera ser el debate sereno, sosegado, experto y dubitativo, más dogmatismo, etiquetas y voces se escuchan en los medios, en los bares y en los pasillos de las oficinas. Paradójico, pero así es.

Por eso, además de los contenidos que se trataron ayer en el encuentro, la mera observación y escucha de dos personas sabias, Javier y Antonio, que huyen de esas etiquetas, que tratan de llegar a la raíz de los problemas sin estar sesgados por una ideología o ideas preconcebidas, y que cuando no saben algo dicen que no lo saben, supone un rayo de esperanza, la constatación de que todavía quedan librepensadores, personas a las que el conocimiento, la duda y la curiosidad son los que dictan sus palabras y actos, y no la militancia en un partido o sigla, que renuncian a infantiles argumentarios repletos de sesgos para pensar por sí mismos. Y ya sólo por eso la charla de ayer fue fructífera para los que allí estuvimos, y teniendo en cuenta que hubo mucho más ni les cuento lo bien que nos lo pasamos. Gracias a los dos.

miércoles, mayo 22, 2013

El tornado Aznar golpea La Moncloa


Un tornado imprevisto, no cartografiado, que no salía en los modelos, se abatió ayer por la noche en forma de expresidente del gobierno sobre La Moncloa y su actual inquilino, Rajoy, que debía estar preparándose para la cumbre europea de hoy sobre los paraísos fiscales cuando el servicio de seguridad entró bruscamente en su despacho, le rodeó y se lo llevó al búnker seguro, a prueba de bombas de todo tipo. ¿Qué sucede, preguntaría Rajoy absorto y asustado? ¿Nos atacan?... ¡Sí!, contestaría en coro el grupo de policía de élite… el tornado Aznar nos quiere destruir!!! Y entonces Rajoy, lívido, perdería el conocimiento.

La verdad es que la entrevista de ayer fue todo un espectáculo que, en primer lugar, hay que agradecer a Antena3, que se apuntó un buen tanto y, supongo, una gran audiencia, y en segundo lugar al entrevistado, que si por momentos se quedaba sin voz la elevaba alta y muy clarita cuando quería dejar su mensaje. Aznar se presentó fiel a su estilo. Serio, muy serio, sin apenas expresar sonrisa alguna, adusto, sin bigote, y con muchas ganas de dar guerra. Gloria Lomana, la entrevistadora principal, empezó muy fuerte, preguntándole una y otra vez sobre los papeles de Bárcenas, los sobresueldos, los pagos en mano y la presunta financiación ilegal antes, durante y después de su mandato al frente del partido. En este aspecto Aznar se mostró serio y convincente en un principio, pero luego su argumentación flojeó mucho, teniendo que recurrir al ataque al grupo Prisa, que por mucha inquina y odio que le tenga al expresidente no es una causa que sirva para demostrar la falsedad o no de las acusaciones, y se equivocó por completo en todas las excusas referidas a los pagos de la boda de El Escorial, el primer gran fracaso de su carrera política, el día en el que Aznar abandonó el mundo de los mortales y se convirtió al mesianismo del que aún es fervoroso militante. Sus comentarios respecto a los regalos de los invitados eran más bien cómicos, siendo generosos. A partir de ahí llegó lo más sustancioso de la entrevista, en la que los dos periodistas que acompañaban a Lomana, una nerviosa pero incisiva Victoria Prego y un tranquilo y comparsero Paco Marhuenda jugaron un papel determinante. Y durante ese tramo del interrogatorio Aznar dejó claro el mensaje que, quizás, era la causa última por la que concedía la entrevista, que no es otro que su decepción y hartazgo con el actual gobierno de Rajoy. A cada pregunta sus respuestas lanzaban dardos, flechas y pedradas a la cabeza del actual presidente del gobierno, de su equipo económico y del rumbo global que mantiene el actual ejecutivo. Acusado de lánguido, soltando pullas sobre antiguos miembros de su pasado gobierno que entonces bajaban impuestos y ahora parecen disfrutar subiéndolos, y demandando una actuación decidida, liberal en el discurso y de defensa de las clases medias, Aznar ejerció ayer el papel de líder de la oposición que sigue vacante dado el ostracismo en el que vive el PSOE y sus supuesto líder, Rubalcaba. Por momentos parecía que Aznar no pertenecía al partido en el que milita y comparte junto con Mariano. No quiso entrar en el proceso sucesorio que él lideró con mano de hierro y dedo seleccionador y que concluyó con la elección de Rajoy como su sucesor, pero eran evidentes sus ganas de decir que se arrepentía de la decisión tomada. Como señaló un tuitero muy listo de mientras la cascada de declaraciones no dejaba de caer, a Aznar sólo le faltaba pronunciar un “váyase, señor Rajoy” para dejar claro cuál era su mensaje. En mi opinión, aferrado a su papel a lo largo de los gobiernos que dirigió, Aznar ha perdido parte del sentido de la realidad y, pese a que tiene razón cuando acusa al actual gobierno de no tener rumbo ni mensaje, yerra por completo al pretender renovar unas políticas que en los noventa tuvieron éxito pero que, ahora, y en este contexto, son inaplicables.

Y por si todo esto fuera poco, lo que más titulares ha generado fue justo su declaración final, en la que todo el mundo ha visto unas ganas de volver, un deseo de ser nuevamente candidato a la presidencia y así desbancar a los que, a su juicio, malversan la herencia que él les dejó. Puede ser, pero tengo mis dudas de que así sea. Ungido de ese mesianismo que antes mencionaba, Aznar estaría dispuesto a volver si el partido y la sociedad se lo reclamase, le llamara buscando al líder que les salve del actual desastre, pero ni un PP que se hunde poco a poco en el fango de las luchas intestinas ni una sociedad que se marchita en plena depresión económica reclamaría su vuelta. Por ello, y pese a la jugosa carnaza con la que los periodistas tienen diversión para rato, sospecho que ese regreso no se producirá. Lo noticioso de ayer es el aldabonazo, el castañazo que recibió Rajoy. Eso es lo más importante.

martes, mayo 21, 2013

A favor del contrato único


La semana pasada tuvo lugar un episodio que ejemplifica cómo (de mal) nos enfrentamos como sociedad a los problemas y el dogmatismo que impera en los debates en este país, y en un asunto algo más técnico como es el de la economía. Todo comenzó cuando el comisario europeo de empleo, llamado László Ándor, sugirió que España debiera adoptar el contrato único como remedio ante el inaceptable nivel de paro. Y obró el milagro de la unidad, porque todos los partidos, sindicatos, empresarios y medios de comunicación bramaron contra su persona, currículum, experiencia e incluso puede que sobre su gusto a la hora de escoger corbatas. Sospechosa unanimidad.

Vaya por delante que yo estoy a favor de implantar ese tipo de contrato en España, y con él eliminar la maraña de contratos existentes en la actualidad. Como no soy un experto en derecho, ni laboral ni de otro tipo, he leído varios artículos al respecto y, sinceramente, me han convencido mucho más los que lo defienden que los que lo critican. La idea surgió del grupo de los 100 economistas reunidos en torno a FEDEA, y ha sido explicada en detalle en varios artículos, como por ejemplo este y sus aspectos jurídicos en este otro post. Se trata esencialmente de eliminar casi todos los tipos de contratos existentes (quitando algunos específicos por motivo de baja) y crear un contrato único indefinido de indemnización creciente en el tiempo. Los términos y cuantías se pueden determinar, pero la idea es que se empiece con una indemnización de entorno a los 10 días por año trabajado y que de ahí en adelante cada año de permanencia en la empresa suponga dos o tres días más, de tal manera que el trabajador va consolidando su estabilidad en el empleo y el empresario no se ve en la tesitura de escoger entre tener un contratado temporal desmotivado o un fijo de elevado coste de despido. Con ello se pretende atajar uno de los males más profundos de nuestro mercado laboral, que es la llamada dualidad. Y es que en este país hay dos tipos de trabajadores. Unos, entre los que me incluyo, tenemos contratos indefinidos de máxima protección, susceptibles de ser rescindidos, sí, pero que son lo más caro que se pueda definir por la ley para que ese despido sea lo menos probable posible. Frente a ellos, nosotros, se encuentran millones de personas con contratos temporales, de baja indemnización, en torno a esos 10 días, algunos de cuyos contratos tienen sentido por el carácter estacional del empleo (turismo, recolección, etc) pero que en la mayor parte de los casos suponen un abuso de ley dado que la empresa hace un flagrante uso de esa figura para disminuir los costes de despido y mantener una plantilla rodante lo más grande posible. Más allá de la desmotivación que supone mantenerse mucho tiempo en esa situación, que es un factor de insatisfacción grave en sí mismo, resulta obvio que el ajuste de plantilla en caso de crisis recaerá sobre manera en los temporales baratos, mientras que los fijos caros permanecerán en sus puestos. Simplificándolo mucho, los que estamos a este lado del castillo vemos como fuera de las murallas caen sin cesar valientes soldados temporales, y por cada uno de ellos que cae uno de nosotros se salva de hacerlo. La muralla que el temporal no puede ascender es el salto de indemnización que se da desde los diez a los treinta y tres, y el contrato único ofrece la posibilidad de convertir esa muralla en una rampa, con lo que muchos de esos empleados usados como colchón de ajuste y que saltan sin fin de un lugar a otro podrían conseguir una estabilidad mayor en el futuro, y no verse abocados a la desesperante situación actual, muy injusta para ellos pero, no lo olvidemos, que permite que nuestra posición indefinida esté mucho más asegurada.

Y es que ¿quién sería el principal beneficiario como contratante de esta figura? No lo duden, pequeñas y medianas empresas, nuevos negocios, innovadores o no, que están surgiendo ahora o lo harán en el futuro, y los perjudicados a largo plazo serían los empleados fijos de toda la vida, que ahora detentan el poder en las empresas y, por edad, en los partidos, sindicatos y organizaciones patronales. No se llamen a engaño, las reformas laborales no crean empleo si no hay crecimiento, pero en su presencia pueden multiplicar o dividir los efectos sobre el mismo según como estén planteadas. En el destruido mercado laboral español hay que experimentar, probar y atreverse al cambio, y el que todo el mundo salga en tromba oponiéndose a me recuerda mucho a ese grandioso libro de John Kennedy Toole, La conjura de los necios.

lunes, mayo 20, 2013

Tormenta inesperada


Ayer por la tarde, tras despedir a un amigo mío que había venido a pasar el fin de semana en Madrid y sentir, viniendo del norte, como la primavera de la meseta es muy parecida al invierno, me quedé en casa revisando la prensa del fin de semana, que no había podido leer al estar casi todo él fuera, paseando, viendo exposiciones y charlando. Tenía bastante papel por delante así que, tras una buena duha y ver las noticia, apagué al tele y me puse a revisarlo todo, notando como poco a poco el mediodía luminoso se iba poniendo oscuro.

Artículos más o menos interesantes, reportajes variados, y así avanzaban las horas hasta que a eso de las 19, no se exactamente los minutos, un rumor proveniente de la calle se elevó ligeramente por encima de la música que estaba escuchando (el arte de la fuga de Bach, BWV 1080 en la versión del conjunto de cuerda Freetwork, maravillosa) y en lo primero que pensé fue en una tormenta, aunque luego me desmentí a mi mismo porque, pese a que la previsión anunciaba riesgo de chubascos por la tarde, me parecía demasiada casualidad que cayeran tantas tormentas en días seguidos, dado que el sábado nos libramos de una por los pelos. Cuando el segundo “rumor” se elevó más claro y contundente que el anterior dejé atrás mis dudas y, apagando el equipo de música, acudí a la ventana a contemplar el cada vez más limitado paisaje del que dispongo gracias a la política de no poda de los árboles del barrio. Y allí entre el follaje, las ramas y las hojas que todo lo cubrían, tenía sobre mi cabeza un cielo negro, oscuro, amenazador, sin formas definidas, continuo como una tela o dosel, del que empezaban a caer tímidas gotas, no muy gordas, pero que en el silencio de la tarde se oían perfectamente. Y tras lo que parecía un fogonazo, un nuevo trueno, esta vez inconfundible, sonoro y grave, que parecía estar bastante cerca. Con la ventana del salón abierta contemplaba las nubes y, refugiando mi cabeza bajo el extractor del aire acondicionado del vecino, veía como las tímidas gotas del principio habían reclutado a una tropa de fornidas seguidoras que, animadas, caían con mayor estrépito y volumen, empezando a empapar el suelo, mientras que nuevas descargas se oían, de manera consecutiva y cada vez más cercana. Y todo ello en medio de un frío espantoso, impropio de un mes de Mayo, que provocaba que saliera el vaho de mi boca como si estuviéramos en el invierno que parece que nunca vayamos a abandonar. En unos minutos, junto a las gotas, empezaron a caer bolas de granizo, pequeñas, como guisantitos o granos de maíz, livianas, que rebotaban contra los tejados, ramas y postes, y adoptaban todo tipo de trayectorias antes de llegar al suelo. Su impacto contra el patio de mi casa generaba un ruido como de muchas canicas cayendo sobre el suelo, pero era más la sensación que el tamaño de los objetos que se precipitaban. Pese a que por unos instantes lo intentó, el granizo duró poco tiempo y la lluvia fue la que, intensa, racheada y zarandeada por el viento, se hizo dueña de la situación, desbordando rápidamente las canaletas de agua sitas junto a las aceras y convirtiendo a las alcantarillas en improvisados surtidores de agua, barro y hojas. Mientras, los rayos seguían cayendo con ganas y lo que se presumía una apacible y fresca tarde de Domingo se había convertido en apenas unos minutos en una desapacible noche invernal de tormenta y agua.

Al poco, mirando por internet, pude comprobar que por mi barrio había pasado no lo que yo creía que era el núcleo de la tormenta, no, sino una mera esquina de la misma, ya que más al norte, por la zona de Ventas por ejemplo, el granizo se había adueñado completamente del paisaje y había teñido de blanco calles, coches, árboles y todo lo que sobresaliera del suelo. También fue el granizo lo que, tristemente, ocasionó un aparatoso accidente de tráfico a 140 kilómetros más al norte, en la A1, en el que se vieron envueltos unos cincuenta vehículos, incluyendo un autobús de línea y varios camiones. La fuerza de las tormentas siempre resulta imponente. Ayer, desde luego, lo fue.

viernes, mayo 17, 2013

Hay otras Tierras hay fuera


Ayer hablé de como la ciencia está cambiando de manera acelerada lo que entendemos por vida en la tierra, o al menos cómo funciona y se reproduce. Las grandes preguntas sobre la vida son cómo surge y si la hay fuera de nuestro planeta. La primera de ellas es la más compleja, la segunda, condicionada a la primera, requiere además que encontrar planetas “habitables” en el espacio exterior. Hasta hace unos años esta pregunta era una mera conjetura, hipótesis científica. Desde hace pocos la búsqueda de exoplanetas se enfrenta al problema de la catalogación, porque aparecen por todas partes. Es una de las mayores resoluciones de la astronomía en siglos, y está sucediendo ahora mismo.

Los sistemas de detección de planetas son complejos y sujetos a amplios márgenes de error. Por definición, un planeta no brilla, en todo caso refleja la luz que recibe de su estrella, y no puede ser “visto” de la manera tradicional. Simplificando mucho hay dos maneras de encontrarlos. Una es por la disminución de la intensidad de la luz que emite la estrella en torno a la que orbita cuando pasa entre ella y nosotros. Comparemos la estrella con una bombilla y el planeta con una mosca. Cuando la mosca pasa delante de la bombilla la luz que recibimos de ésta disminuye, muy poco, al interponerse un objeto opaco entre medias. Dado que aquí no existe una pared en la que proyectar la sombra de la bombilla, si detectamos que periódicamente la intensidad sufre altibajos podemos suponer que “algo está dando vueltas en torno a la estrella. Otro método, similar en su carácter deductivo, pero más refinado, es el de detectar las oscilaciones gravitatorias que genera el supuesto planeta en la estrella. Si observamos el astro y detectamos fluctuaciones en su posición podemos deducir que se debe a que un objeto pesado gira en torno a ella y como resultado del juego gravitatorio el sistema estrella – cuerpo tiene un centro de gravedad en torno al que oscila. Esto puede parecerles fantasioso, pero es lo que sucede sin ir más lejos, entre la Tierra y la Luna. La marea terrestre es influjo de la atracción lunar, y el sistema Tierra Luna gira en torno a un punto que, dada la diferencia de peso de nuestro planeta frente a la luna, cae dentro de nuestra corteza, pero no es el centro de la tierra. A medida que los instrumentos de detección se han ido refinando la posibilidad de detectar objetos ha crecido, y como era de esperar los primeros planetas descubiertos fueron los llamados tipo Júpiter, grandes bolas de gas que generan intensos efectos gravitatorios y lumínicos. Poco a poco la lista de planetas ha ido creciendo, y la siguiente categoría descubierta fueron las llamadas Supertierras, planetas sólidos de grandes dimensiones que en ningún caso eran asimilables a nuestro hogar, pero ya indicaban que los objetos rocosos, o al menos sólidos, no eran una excepción en el espacio exterior. Además en muchos casos se repetía el patrón del sistema solar, con grandes planetas gaseosos en órbitas alejadas y planetas sólidos de menor tamaño en órbitas interiores. ¿Un modelo generalizable? No tanto, pero sí presente en varios de los sistemas detectados. El descubrimiento del sistema Gliese 581 en 2009 supuso la primera ocasión en la que se encontraron objetos “similares” a la Tierra en la llamada zona de habitabilidad de la estrella, el espacio en el que, para entendernos, no hace demasiado frío ni demasiado calor, que para nuestro sol comprende las órbitas situadas un poco más lejos de venus y un poco más cerca que Marte. Pero la bomba en esta apasionante materia se produjo hace pocas semanas, cuando la misión Kepler de la Nasa, destinada a detectar este tipo de objetos, hizo público el descubrimiento del sistema 62, en la constelación de Lira, lejos, a algo más de 1.000 años luz de distancia, pero dotado de un montón de planetas. Y de entre ellos destacan dos joyas, denominadas Kepler 62e y 62f (sí, nombres fríos y faltos de poética para un asunto tan caliente) que, esta vez sí, son lo más parecido que hemos encontrado a nuestro hogar ahí arriba.

Kepler 62f es 1,4 veces más grande que la Tierra y está en la mitad de la zona habitable de su estrella, tiene un “año” o periodo de traslación en torno a su estrella de 267 días y lo hace en torno a un astro más viejo y desgastado que nuestro sol. Sin poder saber mucho más sobre qué atmósfera (se supone que al tiene) y temperaturas se registran sobre su (supongamos) superficie sólida) los modelos indican que Kepler 62f, por primera vez, sería un planeta candidato a albergar sistemas biológicos tal y como los conocemos. ¿Esto es soñar? Sí, porque démonos cuenta de que apenas sabemos nada más que la existencia de este cuerpo, pero por primera vez tenemos un planeta exterior sobre el que soñar. Fascinante.

jueves, mayo 16, 2013

Llega la clonación humana


Y fíjense que hoy hay temas económicos a patadas, como los datos de Eurostat sobre lo mal o muy mal que se ha comportado Europa en el primer trimestre de 2013, o la rebelión autonómica de los barones del PP por el déficit asimétrico, otro eufemismo más para aprenderse, o la polémica del contrato único, que tarde o temprano defenderé desde esta tribuna, pero no. Hoy quiero hablarles de ciencia, cosa que hago menos de lo que debiera y me gustaría, y es que no siempre en los informativos aparecen descubrimientos científicos en los titulares, y hoy es un día de esos, para analizar y celebrar.

Vaya por delante que no soy un experto en biología, por lo que seguro que incurro en muchos errores formales y de uso de palabras erróneas, pero la noticia así, en bruto, es que se ha logrado practicar con éxito un proceso de clonación celular en la especie humana, como el que acabó desencadenando en el parto de la oveja Dolly hace ya varios años. Científicos de la Universidad de Oregón, entre los que se encuentra una española que fue despedida del centro Príncipe Felipe de Valencia (se recorta en donde no se debe y pasa lo que pasa) han logrado implantar el genoma de una célula de un ser humano vivo y adulto en un óvulo no fecundado. Dado que la célula adulta posee el juego completo de genes de un individuo, el óvulo modificado, originalmente poseedor sólo de la mitad de la carga genética de un individuo, se comporta como si hubiera sido fecundado por el espermatozoide, portador de la otra mitad de la carga en un proceso sexual común, y empieza de proceso de división que da lugar a un embrión humano, y por tanto la creación de células madre embrionarias, dotadas obviamente de la carga genética del donante. Recordemos que las células madre son aquellas que aún no se han diferenciado, es decir, convertido en células especializadas que forman órganos concretos, como riñones, huesos, músculo o tejido nervioso. Una célula madre puede ser cualquier tipo de célula del cuerpo, y por tanto permitir regenerar cualquier tipo de órgano en caso de pérdida o deterioro del mismo. ¿Milagros? Sí en nuestra especie, pero no en otras, como en el caso de las estrellas de mar, que pueden regenerar brazos si los han perdido, por ejemplo. Una vez que el embrión llega a una etapa de desarrollo suficiente en la que se conforma un cuerpo complejo las células madre se han diferenciado por completo y desaparecen, quedando un único “residuo” de las mismas en el cordón umbilical, que hoy en día previo pago es posible conservar tras el parto, y que permite regenerar tejidos de la médula espinal, pero sólo de ese órgano. Obviamente cuando se descubrieron las propiedades de estas células madres, “stem cell” en terminología anglosajona, hubo una carrera por tratar de conseguirlas, y se abordaron dos caminos. El primero fue el logrado ayer, que tras la creación de Dolly parecía el más sencillo y prometedor, así como el más complejo desde el punto de vista ético al sacrificar al embrión creado, clon de una persona existente. En 2004 se produjo el anunció de que se había logrado lo que ayer se hizo público, anuncio efectuado por el doctor coreano Woo Suk Hwang. La réplica y estudio de aquel experimento demostró que era un fraude, se organizó un gran escándalo y la carrera de Woo y la vía clonación entraron en barrena. Tras años de silencio se empezó a estudiar una segunda vía de ataque al problema, que es la llamada reprogramación celular, basada en la modificación de las células de un tejido dado para que vuelvan a convertirse en madres, revertiendo el proceso de diferenciación que tuvo lugar en ellas al inicio de su vida, de donde surgen las células IPS. Este camino, complejo técnicamente pero ausente de problemas éticos, tuvo éxito hace un año, y el científico que lo logró, Yamasaka, obtuvo el Nobel el año pasado. Pese a ello, estas células IPS no son la panacea y recientes estudios demuestran que siguen habiendo algunos problemas en su desarrollo.

Por tanto, lo que ha logrado el equipo de Oregón, ahora sí, es la clonación humana con fines terapéuticos, produciendo así células madre embrionarias idénticas a las que dieron lugar al individuo donante, que nunca generarán rechazo en el sujeto original y que abren la puerta a que, en el futuro, sea factible poder cultivar o recrear órganos de ese sujeto que deban ser extirpados por la causa que fuera. Si el embrión resultante no hubiera sido destruido y su gestación habría terminado, cosa que la ley prohíbe expresamente en todo el mundo, el resultado sería el de la creación de un clon del sujeto original, una réplica genética del donante, con su mismo cuerpo, cara, distinta personalidad e iguales derechos como ser humano. Un gemelo creado artificialmente. Impresionante.

martes, mayo 14, 2013

Chris Hadfield, el divulgador en el espacio


No somos muy conscientes de ello, pero apenas a 400 kilómetros sobre nuestras cabezas, una distancia casi idéntica a la que hay entre Madrid y Elorrio, menos de la que dista desde el edificio desde el que escribo hasta Sevilla, hay una base permanentemente habitada por humanos desde hace años, es la Estación Espacial Internacional, uno de los mayores frutos de la colaboración internacional en el avance de la ciencia, y que día tras día orbita varias veces sobre nuestras cabezas. Allí, astronautas de varias nacionalidades se turnan para mantener el complejo en buen estado, realizar experimentos e investigar. Un proyecto apasionante.

Y ha sido Chris Hadfield, canadiense, perteneciente al último relevo que ha terminado ya su misión, el que ha conseguido darle la relevancia mediática que se merecía. Hadfield ha pasado seis meses allá arriba, en compañía del resto de la tripulación, pero a diferencia de los que le precedieron, sus dotes para la comunicación y su ansia por contar qué es lo que pasa allí y cómo se ve el mundo desde allí han logrado que se convierta en un fenómeno en las redes sociales y, finalmente, en los medios de comunicación. Desde su privilegiada atalaya Chris empezó hace meses a colgar en twitter las fotos que iba tomando de la Tierra, en las que figuraban ciudades, accidentes geográficos y huellas de la intervención humana en la superficie. A veces jugaba con los internautas retándoles a que descubrieran qué era eso que había fotografiado, de qué ciudad se trataba o qué región era. Poco a poco, y sin dejar la fotografía, se propuso contar en pequeños vídeos cómo es el día a día en la estación, aunque esa expresión carezca de sentido allá arriba, ya que a pesar de regirse por el horario terrestre, los habitantes del complejo espacial ven salir y ponerse el sol varias veces a lo largo de las 24 horas de duración del día terrestre, pero esa di igual. Vimos al bueno de Chris desayunar, lavarse, cortarse el pelo, afeitarse, dormir, y hacer un montón de cosas que a nosotros nos parecen triviales, naturales, pero que arriba, sin gravedad, se convierten en un asunto muy complicado. El hecho de que las cosas no caigan hace que, por ejemplo, cortarse las uñas o el pelo exija tener aspiradores al lado en todo momento para recoger los fragmentos desprendidos, que corren el riesgo de dispersarse por el habitáculo y acabar en cualquier parte no deseada. El uso del agua también es complejo, dado que flota y tiende a agruparse formando bolas que se adhieren a las superficies, de donde deben ser recogidas. Uno de los vídeos que más éxito tuvo fue en el que enseñó que sucede si uno llora en el espacio. Para generar lágrimas no hizo falta que se diera un castañazo o se pusiera a ver la programación televisiva, no. Presionando un tubo, empezó a depositar pequeñas gotas de agua junto a sus párpados, como si fueran lágrimas naturales, y poco a poco las gotas se iban agregando formando una masa voluble y muy agitada, que seguía pegada al párpado y cara del astronauta, y que no descendía. Unas gotas más y allí estaba, sobre la cara de Hadfield, una especie de bolsa plástica, similar en su aspecto a las prótesis mamarias, que no era sino agua, que parecía formar parte de su rostro, y que se movía cuando él lo hacía. Por lo tanto, en ausencia de gravedad se puede llorar, sí, pero no derramar lágrimas, por lo que el lenguaje poético no funciona del todo bien en el espacio. Y así, vídeo a vídeo, foto a foto, Hadfield se ha convertido en el mejor divulgador del espacio que ha existido en los últimos años, con el añadido de que él lo ha hecho desde allí mismo. Su simpatía, sencillez a la hora de explicar asuntos tan complejos, empatía con el espectador y capacidad de asombro han permitido que muchas personas a las que la carrera espacial les importa poco hayan disfrutado con ella. Sólo por eso se merece todos los premios y elogios posibles.

Y para rematar, la apoteosis. Antes de volver a la tierra, en pocos días, Hadfield ha grabado un último vídeo en el que homenajea a la famosa canción Space Oddity de David Bowie. Acompañado de una guitarra, que también toca en algunos momentos, el genio de Chris canta la canción en un video musical con el espacio de fondo, y la ingravidez como compañera, que no usa efecto especial alguno porque todo lo que vemos es asombrosamente natural, y que logra emocionar a cualquiera que lo vea y escuche. Es una maravilla. Como amante de la carrera espacial no puedo hacer otra cosa desde aquí que darle las gracias, señor Hadfield, usted ha logrado que muchísima gente se vuelva a enamorar del espacio, y ha demostrado que, con audacia, valor y coraje, el hombre está llamado a hacer grandes, inmensas cosas. Qué ejemplo, qué maravilla!!!!

Mañana es fiesta en Madrid, por lo que no habrá artículo. Ojo a las tormentas y al descenso de temperatura, dará que hablar.

lunes, mayo 13, 2013

Sayonara, Constantino Romero


Es duro escribir sobre la crisis, más aún cuando la actualidad se tiñe de sangre por guerras ya tentados, pero los obituarios son de lo peor, porque en el fondo de nada sirve homenajear a una persona admirada una vez que ya no está entre nosotros, que no va a oír nuestras palabras ni poder sentirlas o agradecerlas.. Si yo le hubiera dedicado la semana pasada una columna a Constantino Romero por lo mucho y bien que hizo a lo largo de su vida puede, remotamente, que alguna letra llegara a su oído y, con su voz perfecta, hubiera dicho unas palabras como respuesta. Ahora ya no podrá decir nada ni leer alabanzas o elogios.

Debiera haberle escrito a Constantino, no hace una semana, sino muchos años, para darle las gracias por todo lo que ha hecho por nosotros, tanto en su faceta televisiva como en su impagable labor de doblaje. Como presentador lo fue durante muchos años de un concurso titulado “el tiempo es oro” que, en las tardes de los sábados, recibía a participantes expertos en un tema, que eran bombardeados a preguntas largas y difíciles, y que finalmente debían terminar el programa respondiendo a un complejo acertijo para el que contaban como ayuda toda una biblioteca llena de enciclopedias. Un concurso maravilloso, impensable hoy en día en el reino de la zafiedad televisiva, donde quizás en vez de tiempo y oro lo próximo que veamos sea un concurso para ver quién es más putilla a la salida de un “after”, con muchos candidatos, eliminatorias y nominaciones. Ese programa fue un referente para muchos, pero en televisión Constantino hizo muchas cosas. De hecho, de todo menos presentar informativos, creo. Debates, espectáculos musicales, como presentador y cantante, anuncios… era un hombre orquesta, que tenía la sinfónica en la garganta. Porque más allá de su porte y talento Constantino era una voz. Quizás era LA voz, un tono, un registro portentoso que durante décadas puso el alma en castellano a personajes del cine inolvidables, que ya nunca vivirán separados de Constantino. Para los españolitos de a pie, eternos desconocedores del inglés y consumidores de películas dobladas, muchos iconos de la pantalla nos hablaban a través de su voz, de su expresión, y así será para siempre. Clint Eastwood nos miraba, apuntaba o echaba la bronca a través de las palabras que salían de su garganta, “Terminator” era lacónico hasta el límite, pero él supo ponerle una voz que le dotaba de personalidad. Al final de Blade Runner, antología de la ciencia ficción, nadie como Constantino podría haber dicho esas palabras con tanta fuerza y convicción, léanlas, imagínense una cortina de lluvia y Vangelis sonando de fondo suavemente…. “Yo he visto cosas que vosotros jamás creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Y sobre todo, esto es una elección personal, Constantino Romero era Lord Darth VAder. Vader encumbró a La Guerra de las Galaxias al olimpo de la gloria cinematográfica y al sumun de los sueños. Si como dicen muchos la grandeza de una trama se deriva de lo imponentes y “buenos” que son los personajes malvados, los protagonistas de la saga de George Lucas, líderes de la rebelión rebelde, palidecen ante la inmensa figura, en todos los sentidos, de Darth Vader, que llena la pantalla, impone con la sola mirada de sus inexistentes ojos, se hace con el dominio de la escena gracias a su respiración entrecortada… y habla, truena por boca de Constantino Romero, en uno de los trabajos de doblaje más alucinantes que imaginarse uno pueda. No hace falta recordar la película, ni escena alguna. La voz de Vader está con nosotros, como la fuerza, y recordarla estremece. Por siempre, para siempre.

Oírle a Constantino en una entrevista riéndose mosqueaba, porque en cualquier momento te lo imaginabas poniéndose serio, utilizando la fuerza y estrangulando a distancia al entrevistador, alegando que “Su carencia de fe resulta molesta” y, tras ello, le intuías abandonando el estudio con grandes zancadas y respirando con dificultad. Todo eso ya se ha terminado. A la jovencísima edad de 65 años, recién jubilado legalmente, Constantino Romero se ha muerto, su voz se ha apagado y las nuestras, desde luego la mía, no son capaces de expresar la pena que esa noticia me genera. Que allá donde estés tu voz resuene alta y clara!!!!

viernes, mayo 10, 2013

Alfredo Landa era mucho más que el landismo


Puede que sea una sensación personal, pero llevamos un año en el que las muertes se ceban en personajes famosos, o al menos muy relevantes en la vida social y cultural española, quizás porque llega un momento en el que la salud de una generación es tan débil que empiezan a caer como las hojas muy ocres en otoño, en bloque ante el más mínimo vendaval. Alfredo Landa, que murió ayer a los ochenta años, llevaba un par de años retirado del mundo con una salud muy endeble, con la mente perdida y siendo una figura muy distinta de como se le recuerda mediante sus películas, las serias y las otras.

Ver las películas de Landa me pone siempre ante un brete, porque presentan mundos opuestos en función del título que se trate. O son bodrios infumables de la época del destape, en la que el actor encarnó mejor que nadie la figura del españolito reprimido y cortado que descubre el mundo del placer tras los años de la dictadura o son grande películas en las que Landa es el representante de la clase media nacional, con sus angustias, problemas y cabreos, pero también ilusiones, esperanzas y sueños. Landa era, por así decirlo, la versión cachonda de López Vázquez, otro inmenso actor, que daba más el tipo de señor de una generación anterior. Y como él, demostró ser un gran actor capaz de interpretar los papeles que se le demandaran, y no quedarse encasillado en un género o un personaje. Por mi edad, nacido a principios de los setenta, no vi las películas del destape y creo que la primera vez de la que tengo recuerdo de la presencia de Alfredo landa fue en la serie de televisión de los ochenta que versionaba “Ninette y un señor de Murcia” del gran Miguel Mihura, con aquella Victoria Vera interpretando a una Ninette que enamoraba a todo el mundo (incluido a mi, un crío tonto embelesado ante sus bucles pelirrojos) un Juanjo Menéndez que interpretaba el papel de señor murciano con elegancia y porte y un Alfredo Landa que hacía de Amando, residente desde hace tiempo en la capital parisina, que mandaba cartas a sus paisanos murcianos contando las excelencias de la vida parisina y los placeres que otorgaban las carnales y desinhibidas mujeres locales, pero que en la realidad era un pobre hombre que trabajaba mucho en la ciudad para ganarse unos francos y que no era capaz de rascar nada con las chicas francesas, con las que era incapaz de entablar relación alguna. El papel de Landa era triste, mostraba una cara alegre, vivaracha y desenfadada, pero por debajo el personaje sufría y llevaba una vida arrastrada, decepcionada respecto a los sueños que se había forjado en su marcha, y guardando para sí un rencor que, de vez en cuando, explotaba en forma de bronca o perorata desatada contra alguno de los demás personajes que compartían escena con él, en la honda del “Vente para Alemania, Pepe” que tan bien encarnó.. Es esa combinación de grandes sueños y frustraciones la que mejor supo encarnar Alfredo, la que le llevó a la gloria, y la que estuvo a punto de convertir su carrera en un mero conjunto de banales películas de destape, sexo barato y magreo, con las que Landa hizo su dinero en los setenta y se elevó al olimpo del macho hispánico, pero que ocultaban toda su potencia como actor. El Crack, los Santos Inocentes, El Quijote y otras muchas vinieron después, y permitieron a muchos darse cuenta de que bajo la piel de ese pequeño y cachondo hombre se escondía lo que siempre había estado allí, un enorme actor, un intérprete capaz de lograr los registros más complejos, llenos de matices, especialista en dotar a sus personajes de una ternura como sólo él, desde su físico corriente y menudo, podía darles. Desde su figura totalmente opuesta a la del galán, Landa fue capaz de serlo, y los que creyeron en él tras los años del destape demostraron ser sus mejores amigos, los más fervientes creyentes en el auténtico landismo que se escondía detrás de la figura de Landa.

El landismo… una de las muestras del inmenso éxito al que llegó Landa es que su apellido ha adquirido el valor de convertirse en la denominación, la marca de todo un género y estilo, una enseña que, al ser nombrada, ya nos trae a la memoria imágenes, recuerdos y experiencias de toda una época. Quizás haya sido con Berlanga el único de los cineastas españoles dotado de semejante honor, y eso da muestras de la grandeza y fama que llegó a adquirir. Hoy muchos le lloran y recuerdan, y miles de españolitos, jóvenes y mayores, sienten que el actor que mejor llegó a representarles a ellos mismos ya se ha ido, y deja un hueco imposible de cubrir. Que lo disfrute en el cielo, rodeado de suecas macizas, una partida de mus y un buen monólogo para deleitarlas a todas.

jueves, mayo 09, 2013

Europa, desunida ante la adversidad


Como todos los 9 de Mayo, hoy se celebra el día de Europa, fiesta de la Unión que trata de recordar los valores que fueron emanados en la declaración de Robert Schuman de 1950, que supuso el pistoletazo de salida y el marco conceptual del que surgiría el Tratado de Roma de 1957, y desde ahí hasta nuestros días. Como en nuestro trabajo gestionamos fondos europeos haremos un acto oficial a media mañana, con discursos protocolarios frente a nuestras oficinas, el izado de la bandera de las doce estrellas y la audición del fragmento de la Oda a la Alegría de la novena de Beethoven, que es el himno de la UE:

El lema oficial de la UE es “unidos en la diversidad” pero he titulado mi artículo de hoy justo a la inversa porque, año tras año, la crisis económica que padece el continente va degenerando en una crisis política y de identidad. Si cada aniversario de la UE se convertía en años pasados una cita para hacer chistes sobre si será el último o no en función de lo que pasara con el euro, a esa preocupación ya se le pueden sumar todas las referidas a la crisis del sueño europeo en sí mismo, a la sensación de que la Unión empieza a ser cada vez menos unida. Pocas veces se llegará a esta fecha con un sentimiento europeísta tan débil como el que ahora reina en el conjunto de los países que conformamos este club, ya que si era hasta cierto punto tradicional que naciones como el Reino Unido o las nórdicas mostraran un cierto desapego al proyecto, las altas tasas que reflejaban un sincero deseo de unidad europea que reinaban en los países del sur se han convertido en minoría, y siguen decreciendo a medida que las instituciones europeas se ven cada vez más como irritantes madrastras que no dejan de castigar e imponer. Una de las principales muestras de que esa sensación de unidad se desvanece es que retorna con fuerza el fantasma del nacionalismo, uno de los mayores males que ha afligido al continente a lo largo de su historia, y cada vez se escuchan en más discursos y declaraciones epítetos referidos a nacionalidades europeas con objeto de ser arrojados en la cabeza de sus destinatarios. Los griegos gandules, españoles perezosos, franceses orgullosos, mafiosos italianos, rígidos alemanes, intransigentes holandeses, dictatoriales finlandeses… y así indefinidamente, en una carrera por ver quién dice el tópico más bruto y desconsiderado. Estas alusiones nacionales demuestran la raíz del problema, la causa original por la que se fundó en su momento la Comunidad Económica Europea, que no fue otra que lograr de una vez por todas la paz en un continente arrasado por guerras civiles, las últimas de las cuales, I y II Guerra Mundial, implicaron al mundo entero. Millones de muertos, destrozos sin fin y un horror como no nos podemos imaginar llevaron a que un grupo de intelectuales y estadistas, de esos de los que tanta falta nos harían hoy en día, diseñaran un proyecto de unión económica entre países, una vía para crear lazos de solidaridad e intereses que, con el tiempo, fructificasen en acuerdos de integración política y social. La economía fue en aquel momento la excusa, la herramienta para lograr la unión, no el objetivo de la misma. Esto es un mensaje crucial que hemos olvidado por completo, y que es la base de la Europa unida. El objetivo final era integrar a los europeos en una comunidad de intereses, en una sociedad lo más cohesionada posible, que comparte unos valores muy profundos sobre lo que es el derecho, las libertades civiles y económicas, la tradición productiva y la seguridad jurídica, que posee un enorme acervo histórico que la une y que le permite hablar del concepto de Europa como una entidad en sí misma, dotada de personalidad y rasgos específicos. Por eso surge el proyecto europeo, para dar forma a esa entidad y que sirva para exorcizar los demonios de la guerra y del enfrentamiento entre las naciones.

Hoy, sesenta y tres años después de la declaración de Schuman, sus palabras adquieren una mayor relevancia si cabe porque el proyecto que en ellas se basa sufre su mayor crisis desde su nacimiento. Palabras de unidad, destino común y esfuerzo colectivo que se ahogan en un mar de deuda, incomprensión, desgobierno y recelos mutuos acrecentados por la corteza de miras y el egoísmo local. Y el resto del mundo, que crece a gran velocidad y nos deja atrás, observa como Europa, tantas veces faro y luz entre las sombras, vuelve a proyectar una imagen preocupante que, en ocasiones pasadas, ha terminado siendo reflejo de enfrentamientos, guerras y destrucción. Venzamos a nuestro miedos y trabajemos para que este proyecto europeo acabe en buen puerto.

miércoles, mayo 08, 2013

Para las PYMES no hay brotes verdes


¿Estamos en el inicio de una primavera económica? Viendo los indicadores financieros podría uno sospechar que es así. La prima de riesgo lleva una semana por debajo de los 300 puntos, con el bono a 10 años oscilando en torno al 4% de interés, la bolsa sube a trancas y barrancas, pero lo hace, y al otro lado del charco Wall Street está en máximos absolutos nunca registrados, tanto en el Dow Jones como en el SP 500. Diríase que el panorama financiero se despeja, pero no se confíen, soy de los que creen que esto es tan artificioso como temporal, y que responde a estímulos monetarios de los Bancos Centrales, pero espero equivocarme.

Donde sigue el invierno en su más cruda expresión es en el mundo de la PYME y su financiación. Se repite tantas veces que ya se ha convertido en tópico, pero es verdad que España es un país de PYMEs. Tenemos algunas grandes empresas, sobre todo de servicios, pero el tejido nacional se basa fundamentalmente en empresas de pequeño tamaño, a veces muy pequeño. Para esas empresas el acceso a la financiación es como el respirar para las personas, un pequeño corte de la misma puede ocasionar la muerte sin remedio. Se puede prescindir de algunos clientes, pedidos y reducir facturación, adelgazar y pasar hambre durante un tiempo, pero sin respirar, sin líneas de crédito que mantengan fresca la tesorería, no hay nada que hacer. Y desde que empezó esta condenada crisis una de las cosas que se ha mantenido invariable ha sido el cerrojazo del crédito por parte de las entidades financieras, tras una época de exceso. Tradicionalmente la empresa española vivía casi en exclusiva de la financiación bancaria, contando con líneas de crédito preferenciales o productos similares, pero sin salirse de la sucursal de turno. Su escaso tamaño le ha impedido dotarse de una capacidad de generación de caja que le permitiera afrontar inversiones y, viviendo bastante al día, era el “tío del banco” el que permitía seguir en el negocio. Llegó la crisis, y al” tío de banco” o le echaron o le pusieron un bozal, y ya no se supo más de él. Sin acceso a ese crédito, el cierre de muchas PYMEs era inevitable, y empezaron a caer aquellas que tenían mayor debilidad financiera o que, en los años de exceso, afrontaron inversiones desmesuradas que la bajada de demanda ha convertido en inútiles derroches. Muchas de ellas estaban mal planificadas y crecieron en un ambiente de liquidez excesiva, por lo que su caída era, hasta cierto punto, natural, pero a medida que la crisis se ha transformado en depresión y la duración de la misma se extiende ya la friolera de cinco años cada vez son más las empresas que, simplemente, ya no pueden aguantar más y se caen, víctimas de la fuga de clientes, bajada de pedidos, impagos de administraciones y demás. En muchos casos la renovación de los créditos que tenían concedidos les hubiera podido dar un margen, más tiempo para poder replantearse la situación y tratar, aunque fuera a la desesperada, buscar una salida, una alternativa de negocio o nuevos clientes donde nunca antes lo hubieran intentado. Pero no. Se han encontrado con las puertas de los bancos cerrados, obsesionados como están por lograr cumplir los requisitos de capital y deshacerse del muerto inmobiliario que destroza sus cuentas Y por parte de las administraciones y gobiernos no han encontrado ni comprensión ni apoyo, sino más bien todo lo contrario. Las autoridades locales siguen sin pagarles lo debido y les sablan a impuestos, mientras que desde el gobierno del PP, como antes el del PSOE, se les sigue exigiendo pagar un IVA de facturas que no han cobrado y, si es posible, se les grava aún más. El plan de pago a proveedores de Hacienda ha sido la única medida de apoyo efectivo a las PYMEs que se ha llevado a cabo, pero por lo demás todo sigue igual o peros que siempre.

¿Consecuencias? La desertización. Leer artículos como este, en el que se relata cómo los tipos de interés de los créditos a las empresas se sitúan en diferenciales de hasta 9 puntos sobre el euríbor producen sonrojo y deprimen. El tejido empresarial, como un bosque en verano, arde sin control y no se ven visos de que las llamas bajen de intensidad ni de que los bomberos se movilicen. Cuando acabe el incendio nos encontraremos con un territorio arrasado, desprovisto de la mayor parte de las industrias y negocios que, como los campos y montes, costará décadas de esfuerzo y trabajo volver a repoblar de empresas y empleo. Ese drama, que no ocupa portadas, es quizás el problema de fondo de nuestra economía, y aun así nadie parece darle la importancia debida.

martes, mayo 07, 2013

Disparando en 3D


La escena es curiosa y parece un juego, aunque no lo es y esconde mucha miga en su interior. En ella vemos a un joven en un descampado semidesértico sujetando lo que parece una pistola, que así se nos hace ver por la forma en la que el personaje la coge y apunta con ella, pero que tiene formas y colores extraños. En un momento dado se produce un disparo procedente de esa extraña arma y, ya sin duda, sabemos que el hombre sujeta una pistola, que puede disparar y lo ha hecho. Es el primer caso de un arma producida individualmente mediante impresión 3D cuya exhibición es hecha pública por su autor.

Leído así de golpe parece que la frase no tiene sentido, ¿impresión 3D? ¿arma? Un no iniciado en el asunto llegaría a entender que ese joven se ha fabricado el arma, sí, pero no entendería como ni las implicaciones que eso tiene. Y es la impresión 3D lo más revolucionario de este asunto, aunque el ejemplo muestre como esa tecnología puede dejar obsoleta la ley que regula la posesión de armas en breve plazo, al igual que otras muchas. La impresión 3D es una tecnología novedosa, aún en pruebas, pero que empieza a asomar la cabeza. Se basa en máquinas que consiguen imprimir objetos con volumen mediante la apilación de capas plásticas. Uno introduce un bloque de plástico a modo de tinta en la impresora, carga en ella el programa en el que se indica el objeto que se desea imprimir, por ejemplo, un tornillo, y la máquina empieza a coger partes de ese plástico inicial, lo funde y genera capas que, puestas una encima de otra con la forma adecuada, van generando el volumen del objeto que se trata de reproducir. A medida que la impresión avanza las capas plásticas se funden entre ellas y finalmente el objeto posee la consistencia del material del que fue construido, pero adoptando la forma desea. Esto es una impresora 3D explicado de manera burda pero sencilla. Así, uno si tiene este dispositivo a mano puede “crear” objetos en casa sin necesidad de adquirirlos. Supongamos que soy un fanático de los LEGOS, como es mi caso, pero las piezas son tan caras que me retrae comprarlas. Podría conseguir un software en el que vienen especificados los ladrillos que me interesan y darle a la máquina para que construya decenas, cientos de ellos, partiendo de ese bloque plástico sólido inicial. Las posibilidades son inmensas, dado que hay diferentes modelos que pueden trabajar con distintas sustancias iniciales, plásticas y no, que generan objetos sólidos de muy distintos tipos. Y al igual que pasa con todo, uno se puede ir a internet a buscar el software en el que vienen diseñados esos objetos, bajárselo y añadirlo a la impresora para replicarlos. Esto, que puede parecer un juguete muy sofisticado pero diseñado en exclusiva para frikys, es una tecnología emergente que empieza a dar mucho que hablar y que, en función de cómo evolucione, puede llegar a cambiar muchas de las pautas de consumo y estilo de vida que ahora consideramos naturales. Y es que poseer estos aparatos puede hacer que sea superflua la compra de muchas de las cosas que actualmente adquirimos en nuestro día a día, ya que podríamos fabricarlas en casa a un coste menor y una comodidad absoluta. Como en toda nueva tecnología, está por ver hasta qué punto las expectativas se cumplen, las previsiones son certeras y si las cosas se van a desarrollar como se prevé, pero es indudable que tendrá un impacto en el desarrollo de procesos industriales y de fabricación que se puede suponer muy elevado. Y abre la puerta a escenarios difíciles de tratar o, siquiera, imaginar, y un ejemplo es el caso de la pistola, bautizada por su autor como “liberator” que es la excusa en la que me he basado para hablarles de este asunto.

La pistola consta de dieciséis piezas “imprimibles” y un mango rígido para sujetarla, como se puede ver en esta web, diseñadas por un software de CAD que uno puede bajarse e instalarlo en su casa, y replicar exactamente disponiendo de la impresora 3D y el cartucho plástico, de tal manera que si quieres tener una pistola en casa no necesitas comprarla, te la puedes hacer tú mismo!! Impactante, verdad? Como sucede siempre, una nueva tecnología abre un nuevo mundo de posibilidades, experiencias y problemas. Alucinaremos con las primeras, disfrutaremos con las segundas y nos tendremos que enfrentar a los terceros, así que vayan poniendo el concepto de impresión 3D en su agenda, oirán mucho hablar de él.

lunes, mayo 06, 2013

Luces y sombras de la arquitectura española


La burbuja inmobiliaria que nos ha conducido hasta el fondo de esta crisis no sólo ha generado la quiebra económica del país, sino que también ha arrasado la industria de la construcción y todo lo relacionado con ella. La profesión de arquitecto se ha convertido en un destino maldito en el que recalan jóvenes para juntarse con mayores que ven como sus carreras se han frustrado. Los restos de la burbuja, visibles en miles de urbanizaciones abandonadas, son la viva imagen e al decadencia de un sector para el que serán necesarias muchas décadas de purga tras los excesos cometidos.

Por ello, resulta muy recomendable asistir a la exposición que se presenta en el museo del ICO en Madrid, exposición bipolar, que muestra por un lado la orgía que degeneró en burbuja y el trabajo profesional y concienzudo de los arquitectos que buscaban crear edificios y espacios, no simplemente espacios urbanizables de especulativo valor. Por un lado se muestra una galería de fotos y planos de proyectos urbanísticos que han embarrancado, principalmente en costa, pero ni mucho menos en exclusiva, que son el fiel reflejo de lo que nos ha pasado. Pequeños pueblos en los que, en sus afueras, se proyectaban enormes complejos de viviendas, campos de golf, estanques y toda la parafernalia que uno pueda imaginar, siempre con un nombre ostentoso, en inglés, y de grandes dimensiones, y que inevitablemente se vendían como el paraíso del residencial para las clases medias y acomodadas. Las fotos, tomadas por la arquitecta alemana Julia Schulz-Dornburg, muestran inevitablemente la decadencia, construcciones a medio empezar en las que la vegetación está empezando a tomar nuevamente posesión de un terreno que nunca debió serle arrebatado, campos de golf convertidos en charcas y pozas en las que la arena de los banker se mezcla con la de las obras a medio empezar, y la sensación común de que todo era un castillo en el aire, fruto de la codicia de unos pocos y el ansia de poseer de casi todos, y de que detrás de esas imágenes deprimentes se encuentran comisiones, pelotazos, recalificaciones y corrupción de todo tipo. Para depurar el cuerpo y alma uno sigue la exposición y pasa a otra sala en la que se muestran unas fotografías de edificios construidos en torno a la misma épcoa, algunos son anteriores, por prestigiosos estudios de arquitectura españoles tales como Francisco Mangado, Mansilla + Tuñón, Nieto Sobejano, Paredes Pedrosa y RCR, y que muestran como de mientras la locura crecía sin freno algunos seguían creando arquitectura al servicio de un proyecto, de una idea, de un fin social o cultural, sin pensar tanto en la rentabilidad del proyecto o del dinero que de allí se iba a obtener, sino reflexionando sobre cómo integrar el edificio en el entorno, como dotarlo de un volumen acorde a la función prevista, cómo diseñarlo para que fuera lo más operativos posible, lo más práctico, y que permitiera que el usuario del mismo se sintiera integrado, acogido por el edificio, y lo hiciera suyo. Se muestran edificios de todo tipo, desde el MUSAC de León hasta una biblioteca y centro de jubilados en Barcelona, desde unas pistas de atletismo en Olot hasta la cubierta de la villa romana de La Olmeda en Saldaña. Todos ellos ejemplos, grandes ejemplos, de la calidad de la arquitectura española, de la gran imaginación de los creadores y, sobre todo, de su profesionalidad, porque en una sociedad en la que la figura del arquitecto estrella, tanto por su relumbrón como por sus honorarios, ha contaminado la imagen que tenemos del ramo, los proyectos muestran a grandes arquitectos que ponen su obra, su destino, su entorno y sus posibles usuarios, por encima del prestigio, la fama y el reconocimiento. Vuelven a realizar arquitectura en el más noble y profundo sentido del término, y acaban dándole al visitante una luz que permite salir de la exposición no agobiado por la decadencia vista al principio, sino esperanzado por la honesta creatividad del final.

Un detalle que no puedo dejar de mencionar es que, en la segunda exposición, un grupo de estudiantes de arquitectura se encuentra a disposición del público para, maquetas de los edificios fotografiados en mano, explicar cómo son, porqué se hicieron así y entender plenamente que es lo que estamos viendo. Simpáticos, con un gran conocimiento de la materia y con ganas de explicártelo, tuve la oportunidad de que una pareja me explicase en persona durante más de una hora toda la exposición, tiempo en el que estuvimos comentando todo lo que veíamos y en el que aprendí un montón. Desde aquí quiero dar las gracias a mis cicerones particulares y un ánimo a todos los que estudian esa bella y compleja profesión. Lograréis edificar vuestros sueños, seguro que sí.