Hoy es un día importante para
España, y no solo por el cumpleaños de ABG, una amiga mía (que también). Esta
mañana Bruselas, la Comisión Europea, se pronunciará sobre el programa nacional
de reformas que se remitió hace un par de meses desde Madrid, le dará su visto
bueno (o no) pondrá observaciones, pagas, comentarios, y determinará, como todo
el mundo descuenta, que tendremos dos años más de plazo para alcanzar el
objetivo de déficit del 3%, poniéndonos como fecha límite el 2015. Aun así no
lo lograremos, pero es una medida esperada y será bendecida. También nos
modificarán el techo de déficit de este año, que puede quedarse en el 6,5% del
PIB. Tranquilos, lo superaremos….
En el día de ayer, conscientes de
la decisión que se tomará hoy y de la cumbre de verano de la UE de dentro de
unas semanas, Rajoy y Hollande en su encuentro en París trataron de meter
presión a las instituciones comunitarias (Alemania) para que ponga en marcha de
una vez lo acuerdos a los que se ha ido llegando desde el verano pasado y
movilice recursos financieros para fomentar la contratación de jóvenes y luchar
contra el paro juvenil. En este contexto Rajoy hizo suya una frase que ya
utilizó el PSOE hace unos meses y que cada vez se oye más, y es la de excluir
de las partidas que computan para el déficit público los ayudas destinadas a la
contratación de los jóvenes, y al oírlo me sentí un poco estafado, porque
recordé lo mucho que hubiera mejorado mi existencia si, a lo largo de la misma,
me hubieran dejado escoger de qué cosas me podría haber librado. Si en la nota
de selectividad no me hubieran contado mis cincos raspados en inglés y euskera
a lo largo del COU habría obtenido algo mucho mejor que el 6,44 con el que me
quedé finalmente, y si en la EGB o en el Instituto, como pedía incesantemente,
me hubiera librado de las clases de deporte no lo habría pasado tan mal como lo
hacía cada vez que había que dar una vuelta corriendo a un inútil campo, o botar
un balón que siempre se iba para otra parte o hacer un ejercicio de gimnasia que
se acercaba mucho a la acrobacia, comparado con mi habitual torpeza física.
Seguro que muchos de los que han sido despedidos por errores laborales de uno u
otro tipo, o que fueron expulsados de carreras universitarias o abandonaron determinados
estudios podrían haber evitado ese trance si no les hubieran contado la
asignatura maldita que fue su cruz durante los años de estudio, o ese cliente pesado,
que nos hizo la vida imposible en un momento dado y que, ante su insistencia,
flaqueamos y fallamos. Y así miles y miles de ejemplos, y no quiero meterme en
las parejas que, si no tuvieran en cuenta ciertos deslices extraconyugales, seguirían
juntas como si no hubiera pasado nada (qué gran chiste de forges… Mariano a Concha..
“sí, me acosté con esa sueca voluptuosa, pero exclúyelo a la hora de valorar
nuestra gloriosa unión”… sospecho que el rodillo de amasar tendría un destino
muy claro). En fin, que no. Si quiere el gobierno, y la oposición, y la UE,
pueden llevar una contabilidad B, cosa que parece ser muy común en el mundo de
la política, pero eso es trampa. Si se empiezan a hacer cosas por el estilo se
pueden llegar a absurdos como presentar cada año una cifra de déficit del 1%,
maravillosa, pero de la que se excluyan las ayudas a jóvenes, el desfase de la
Seguridad Social, los incentivos a la exportación, las noches de hotel de
asesores y acompañantes, el gasto en viandas y refrigerios varios y, como no,
las ayudas al fútbol…. Siendo así que todos los años cuadramos el presupuesto
aunque nos desfasemos decenas de puntos en el gasto respecto a lo previsto inicialmente.
Lo preocupante es que algo así ya se empieza a hacer, porque en el dato de
déficit de 2012, el 6,9%, no se incluye el préstamo del rescate a la banca,
tres puntos más, que elevan la cifra real al 10%. Como empecemos así la
contabilidad creativa puede ser tal que nos podemos ahorrar el sistema de doble
entrada y dejar que un Bárcenas de turno nos apañe el saldo.
En fin, ¿Y qué hay de lo que vaya
a decir Bruselas hoy? Supongo que no habrá sorpresas….hoy. Es decir, nos
aumentarán el plazo y el montante total, echarán algún pescozón sobre reformas
pendientes y poco más, y seguro que en mitad del verano o en otoño nos caen
medidas de recorte adicionales impuestas por sorpresa, a requerimiento de una
acusada UE por parte de un gobierno que no es capaz de controlar las cuentas. Los
datos publicados ayer por Hacienda de ejecución de saldo presupuestaria hasta
Abril son desoladores, con aumento de gastos y desplome de ingresos. Por
eso sospecho que hoy asistiremos a una representación teatral muy formal, pero
por detrás del escenario se planean nuevos ajustes, que tendrán que ser contabilizados
como deben serlo, por supuesto.
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