martes, abril 30, 2019

El ruido de las redes puede aturdirnos


Pablo Rodríguez Suanzes, corresponsal de El Mundo en Bruselas es un gran periodista, devorador de libros, hombre sabio y divulgador de cultura como pocos. Se conoce al dedillo las instituciones comunitarias y a todos los que por ellas han pasado o ejercen labores, y posee una cultura vastísima en tantos otros campos de la cultura y vida que, sinceramente, nada puedo aportar desde esta esquinita del mundo que él no sepa o sea capaz de puntualizar, rebatir o desmontar. Pues bien, comentaba este domingo, en medio del avance del escrutinio electoral, que el uso de las redes sociales, donde es un referente en Twitter con su usuario @Suanzes le había convencido de que Vox sumaría muchos más escaños de los que llevaba. A mi me pasó lo mismo.

¿Hasta qué punto las redes sociales distorsionan nuestra visión de la realidad? El caso de Suanzes no es único. Otros tuiteros interesantes esgrimían que el volumen de seguidores de Twitter o Instagram de los adolescentes que estaban encandilados con Vox hacía presagiar un voto mucho más alto para esa formación del que detectaban las encuestas, basadas en parámetros y formas de trabajo más arcaicas, no pegadas al día a día, más bien segundo a segundo, de las redes. Las conclusiones de esos tuiteros fueron, afortunadamente, desmentidas por la realidad, que otorgó a Vox un potente grupo parlamentario, pero muy lejos de sus sueños, de lo que han hecho otros correligionarios extremistas en Europa y, sobre todo, muy muy lejos de lo que el ruido de internet hacía presagiar. La conclusión obvia es que en las redes se miente mucho, y es algo cierto, pero resulta una afirmación simplista y que no lleva a ninguna parte. La conclusión interesante es que, como todos los submundos, las redes sociales ofrecen una visión parcial, sesgada, no completa de la realidad, y creo que debemos usar esos tres adjetivos como puramente calificativos, no despectivos. Parcial e incompleta porque ni mucho menos toda la sociedad tiene redes, hace uso de ellas y las utiliza como herramienta de trabajo, diversión, propaganda o vaya usted a saber qué fin. Sesgada, derivada justo de lo anterior, porque mientras que el voto es un derecho universal para mayores de edad, el grupo de usuarios de la red que sea supondrá una selección muestral de la población que, por edad, localización, estudios, educación, gustos, actitudes… lo que sea, no responderá al conjunto de la población votante. Las redes pueden ser sumamente útiles para captar tendencias y el surgimiento y desarrollo de procesos virales, que exacerban y magnifican, o servir como geniales herramientas de marketing dado que permiten posicionar productos en segmentos de población muy específicos (por no hablar de la publicidad personalizada, el sueño de todo vendedor, que el big data ya hace posible) pero pueden fracasar estrepitosamente como fuente de información en situaciones, como las electorales, en las que es vital realizar un estudio muestral lo menos sesgado posible que busque tendencias firmes entre los votantes, sin tener en cuenta su origen, renta, estrato social, educación, sexo, residencia urbana o rural…. Por todo eso, y otras muchas cuestiones, es caro y costoso realizar sondeos electorales, y más si pretenden ser precisos y ajustados a la realidad. El trabajo que en este sentido realiza Kiko Llaneras y su equipo es, en este sentido, encomiable. Mezclan técnicas modernas de muestreo y análisis probabilístico con sistemas de trabajo estadístico clásicos y consolidados para tratar de realizar fotos lo más parecidas a la realidad, y en situaciones como las de este domingo, donde la incertidumbre era muy alta, Llaneras no se cortaba al decir que las dudas le poseían, y que era una jornada infernal para los analistas por el riesgo que existía a equivocarse. El sondeo de GAD3 para RTVE o la última encuesta del CIS de Tezanos, la que sí llevaba cocina, ajustaron mucho los resultados y se parecen tanto a la realidad que sombra. ¿Qué esconden? Mucho trabajo, análisis y estudio. Y algunos, porque son inevitables, pero tratados de minimizar, sesgos.

¿Significa esto que hay que despreciar a las redes sociales como fuente de información? No, no, pero debemos ser fríos y cautos a la hora de analizar qué tendencias que en ellas se mueven corresponden a movimientos artificiales, provocados a la búsqueda de una respuesta, y cuales son espontáneos. Y en ambos casos tratar de averiguar si todo es ruido de tuiteros que viven al margen del mundo o reflejo de algo que existe en la realidad, se exprese por internet o no. ¿Cómo se hacen ambas cosas? ¿Cómo se logra? Ni idea. Supongo que relativizando, teniendo cuidado y siendo quizás algo desconfiado, pero no lo se. Y es difícil hasta el extremo. Suanzes cayó el domingo, como todos, víctima de ese ruido y furia internetero, y si él, que tiene conocimientos para cribar, sucumbió, ¿Cómo nos salvamos el resto?

Mañana es 1 de mayo, festivo en toda España, y el jueves 2 lo es en Madrid. No subo a Elorrio por lo que el viernes trabajo y nos leeremos nuevamente.

lunes, abril 29, 2019

Ganadores y perdedores de las elecciones


Nunca iba a llegar, pero ya es lunes 29 de abril y han tenido lugar las elecciones generales. El sábado por la tarde, con un tiempo que susurraba verano en los oídos, leía en una cafetería sin dejar de pensar en lo que sucedería al día siguiente, ayer, sumido en la confusión. Muchos artículos, gráficos, estudios, sondeos, tuits, rumores, etc, llenaban mi mente y la confundían por completo. Me agarraba a dos certezas, que eran la victoria del PSOE y la muy escasa probabilidad de que las tres agrupaciones de derechas sumasen hasta alcanzar los 176 escaños de la mayoría absoluta. Lo primero lo daba por seguro, lo segundo casi, pero todo lo demás era sombra. ¿Cuántos escaños sacaría cada uno? ¿Qué papel haría esa derecha psicótica de Vox?

Bien, respecto al sábado, ya estamos en el futuro, y podría decirle a mi perdido yo que acertó en esas dos cosas en las que suponía y que nunca jamás hubiera acertado en nada más de lo que ha acabado pasando. El PSOE ha ganado las elecciones, y es el gran triunfante de la pasada noche, con un resultado que, no exento de problemas, le da la sensación de haber acertado de pleno no sólo en la gestión de los meses de gobierno sino, sobre todo, en la convocatoria y la campaña. Sus 123 diputados son escasos respecto a los 176 de la soñada tranquilidad, pero son más que suficientes como para convertir a Sánchez en el único candidato investible y darle la legitimidad del triunfo. Frente a él, en el ámbito nacional, sólo Rivera y los naranjas pueden alardear de haber conseguido un gran resultado. Sus 57 diputados superan ampliamente los treinta y algo con los que salía al ruedo y le otorgan una visibilidad y potencia de cara a la sociología del centro derecha español que puede ser determinante para sus aspiraciones de liderazgo. Los otros ganadores son los nacionalistas, especialmente ERC, que por fin consigue liderar unas elecciones generales, y con quince diputados logra barrer a los restos de la antigua Convergencia, luego PdCat, ahora Junts per Puigdemont, tradicionalmente victoriosa en todos los comicios generales, y que ahora con siete escaños se queda en una mala posición. En sus ámbitos, el PNV con seis escaños y Bildu con cuatro también pueden sentirse satisfechos, porque han arrasado en sus feudos y alcanzado las cifras que les otorgaban las encuestas. En el caso vasco parece obvio que parte del voto que hace pocos años llevó a Podemos a liderar los sufragios ha vuelto a las casas nacionalistas, especialmente a Bildu, de donde surgió en parte, y eso explica el buen resultado del grupo de Otegui y los suyos. Es Podemos uno de los derrotados de la noche. El que Iglesias votase ayer en Galapagar y no en Vallecas dice mucho de la evolución del líder supremo de ese partido y de la cosecha recibida. Cuarenta y dos escaños son los que reúne su marca y confluencias, que saben a mucho para lo que se estimaba y a poco vistos los setenta y uno desde donde partía. Le pueden ser suficientes para entrar en el gobierno y tocar poder si el PSOE opta por una coalición de izquierdas, pero lo que decida Sánchez sólo lo sabe él e Iván Redondo, que ayer se doctoró como gurú. Si hablamos de derrotas en la noche pasada, hay una estrepitosa, absoluta, dolorosa y, no se si, irreparable, que es la del PP. Obtienen los de Génova sesenta y seis escaños, pierden más del doble de los que poseían, y alcanzan un resultado que les deja al borde de la indigencia y sumidos en el ridículo. El fracaso de la estrategia de Casado ha sido memorable. Tomó decisiones erróneas, ha tratado de virar el partido hacia un extremo que le ha restado todo el voto posible en busca de unos socios de verde tóxico y su debacle puede tener consecuencias profundas para un partido en el que la gestión del poder es su único oficio (algunos dirán que también beneficio). Ahora muchos pensarán sobre la elección de Casado como líder frente a Soraya, y qué hubiera pasado si en aquel momento se hubiese optado por, quizás, no la más pepera del barrio, pero sí la mejor candidata de entre las posibles. Tarde para lamentarse.

Y vox. Los machos vociferantes han obtenido un excelente resultado, veinticuatro escaños, partiendo de la nada. Habiendo vendido que iban a sacar cuarenta o sesenta puede que estén decepcionados, pero el logro es enorme. También el alivio de muchos al comprobar que, aunque es cierto que ya existe en el parlamento, la extrema derecha está confinada, dentro de unos límites electorales que son ínfimos en comparación a otros países como Francia o Italia. Pero están ahí. Su voto sólo ha servido para destrozar al PP y dar escaño a unos vociferantes que nos harán pasar vergüenza y sonrojo cuando intervengan. Eso, su presencia, el crecimiento de los independentistas y la persistencia de la extrema izquierda son, para mi, las sombras de las elecciones de ayer, pero el recuento muestra un país mucho más deseoso de la tranquilidad y el sosiego de lo que muchos medios y webs vendían. Y eso ya es, en sí mismo, un alivio.

viernes, abril 26, 2019

Fin de la primera campaña electoral


Hoy se acaba, en principio, la eterna campaña electoral que, desde hace un tiempo incontable, vivimos en España a la búsqueda de unas elecciones generales, que tendrán lugar este domingo. Ha sido una campaña atípica, sucia, con líderes nuevos y ya conocidos, dominada por el patético sainete de los debates electorales y sus consecuencias, y en la que la indecisión parece ser una de las bazas para que todos los partidos se consideren con opciones, si no a ganar, a ser decisivos, que para el caso es lo mismo. Asentada la idea de que ganar no es gobernar, los pactos a posteriori y la creación de bloques de gobierno domina todos los debates y escenarios.

Aunque lo son mucho, no tiene por qué ser estas las elecciones más reñidas de la democracia, dado lo que sucedió en las de diciembre de 2015, que tuvieron que volver a celebrarse ante la imposibilidad de formar un acuerdo de investidura. En estas lo único que parece claro es que el PSOE va a ser el ganador, el que quede primero, pero todo lo demás está en el aire. Se da por sentado que serán cinco los partidos que obtengan representación en el conjunto del país, los cuatro ya veteranos y el quinto elemento de tono verde y lenguaje sin complejos, pero lleno de tonterías. Verán apuestas de todo tipo sobre cuántos diputados va a sacar cada uno de ellos y las opciones que existen de coaliciones, que antes del resultado electoral, parecen ser sólo dos. Una formada por el PP y Ciudadanos, apoyada por los machos muy machos de verde, que sólo tendría sentido si la suma de esos tres partidos superase los 176 escaños del Congreso, y otra, con PSOE y Podemos y quién sabe si alguna de sus confluencias nada confluyentes, con apoyo de ERC y otros grupos nacionalistas y / o independentistas, que se crearía si la opción primera no sale. Si los números dieran, mucha gente tiene en mente una tercera opción, que es una alianza entre PSOE y Ciudadanos, que a priori tiene sentido, pero que a día de hoy está muy lastrada por la mala relación personal que existe entre Sánchez y Rivera, aunque ya se ha demostrado innumerables veces que nada une tanto como el poder y la posibilidad de ejercerlo. Sobre los resultados en sí, todo el mundo da por sentado que PSOE, Ciudadanos y los machos muy machos subirán en su número de congresistas, siendo todos nuevos, y no pocos, los que consiga el quinto partido, y que PP y Podemos caerán, sumidos ambos en problemas internos y disputas, algunas propias de patio de colegio, otras de calado. La crisis en la que pueden entrar estas dos formaciones dependerá mucho de la cantidad de escaños que pierdan y del rendimiento que les puedan sacar a los que obtengan. Tiene el PP la experiencia andaluza de un resultado desastroso maquillado por el logro de conseguir el gobierno de la Junta, lo que es una manera de triunfar que admite pocas discusiones. Ambos se pueden encontrar con esa paradoja o con la cruel realidad de una pérdida de escaños y la incapacidad de tocar poder. Y para un partido, que es una organización creada para alcanzar y gestionar el poder, no lograrlo es un fracaso sin paliativos. Ciudadanos y PSOE van a tener más escaños, pero está por ver si logran convertir esos ascensos en victoria o no. Las apelaciones de voto de todos los partidos se basan en el miedo, en lo que hará el supuesto bloque contrario, y razones hay para tener miedo. No tengo muchas dudas de que Sánchez, si los números le dan, procederá a indultar a los ahora enjuiciados por el procés en caso de que sean condenados a cambio de los escaños de una ERC que parece subir como la espuma mientras que el fantasma de Puigdemont sigue destrozando lo que era CiU, PdCat o como quiera llamarse ahora. En el otro lado del espectro, la influencia de los machos verdosos suscita lógica inquietud, y está por ver si sin domesticables o no. Podemos es un ejemplo de que, en parte, el populismo puede atemperarse, pero las rupturas en el reino familiar de los Iglesias Montero demuestran que estos movimientos extremistas son, en esencia, volátiles y de difícil asimilación.

Y claro, mala noticia para todos, una vez terminada la noche electoral, el lunes mismo comenzará una nueva campaña electoral de cuatro semanas hasta el domingo 26 de mayo, fecha de las elecciones municipales en todo el país y autonómicas en gran parte. Por ello es casi seguro que no habrá movimientos de pactos o acuerdos serios hasta después de esos segundos comicios, en espera de un zoco en el que puedan intercambiarse quizás Ministerios a cambio de ayuntamientos o Comunidades en un proceso de negociación mucho más rico y complejo. Todo vendrá determinado por lo que suceda el domingo, y créaselo o no, depende de usted. Vote, como siempre, vaya a votar, cote lo que le de la gana, es su derecho y deber. Ejerza la libertad de voto y sea juez y parte. Esto es la democracia, por la que tanto, cada día, debemos luchar.

jueves, abril 25, 2019

Atroces atentados en Sri Lanka


Qué injusto es el tratamiento de la actualidad que realizan los medios, y qué injusta es la percepción de la realidad que tenemos como personas, valorando en extremo lo cercano y devaluando lo que se nos antoja lejano. El domingo de resurrección se produjo en Sri Lanka un ataque terrorista, en forma de suicidas coordinados cargados de explosivos, que atacó centros religiosos cristianos y hoteles de lujo, con un balance que aún no se ha cerrado, pero que supera ampliamente los trescientos muertos. Sí, sí, trescientos asesinados en una sola jornada, mediante el uso de un comando no formado por más de siete u ocho atacantes suicidas, que detonaron los explosivos que portaban con una frialdad y eficiencia tan pasmosa como escalofriante.

Una de las imágenes icónicas de los atentados la ofrece una de las iglesias arrasadas, en la que las cámaras muestran unos momentos de oración en la misa de Pascua. El templo, no muy grande, aparece repleto de gente y en el vídeo se señala al que, con posterioridad, se ha identificado como el asesino que perpetró la matanza, que entra y sale del recinto, cargado con una mochila portadora de muerte, en una escena que parece trivial y que nada hace presagiar que pudiera ser el preludio del horror. Cerca de cien personas murieron en el interior de esa iglesia, que quedó devastada por el efecto de la explosión. Que algo así se produjera precisamente en la celebración de la resurrección del Señor es aún más nauseabundo si cabe. La comunidad cristiana de aquel país es escasa, entorno al 7% de la población, casi la misma proporción que musulmanes en una nación donde el dominio religioso es claramente budista. A estos ataques religiosos se sumaron asaltos a hoteles de lujo en la capital, Colombo, y otras ciudades, con decenas de muertos en ellos, entre los que se encuentra la pareja española que ha tenido la desgraciada suerte de verse involucrada en medio de esta carnicería. Si los atentados contra los cristianos pudieran tener un origen de lucha religiosa, los dirigidos a los hoteles buscan, en apariencia, dañar al turismo, una de las principales industrias del país, y en conjunto, unos y otros, tratan de desestabilizar la sociedad de la antigua Ceilán, mosaico de culturas y orígenes, que lleva unos pocos años tranquila tras décadas de luchas entre el gobierno nacional y la guerrilla de los tamiles, un grupo separatista de, creo recordar, la zona norte de la isla. En parte el objetivo de ponerlo todo patas arriba buscado por los terroristas se ha logrado, dado que algunas informaciones señalaban que fuentes del gobierno e inteligencia poseían información sobre posibles atentados, pero esa información ni circuló por todos los estamentos del poder ni supuso adoptar medidas de ningún tipo. El gobierno está procediendo a una purga en los servicios de seguridad y defensa, por lo que parece un gravísimo fallo a la hora de gestionar la información. Queda la duda, siempre presente en estos casos, de si algo tan horrendo pudiera haber sido evitado, duda que en este caso resulta algo más que razonable ante esas informaciones no atendidas y esa falta de diligencia en la seguridad. Las autoridades del país deberán dar explicaciones muy serias sobre lo que ha pasado, que se hizo y qué no, que se sabía y qué no, y hasta qué punto la seguridad falló o carecía de certezas para haber actuado. Cientos, miles de familiares de las víctimas requieren una explicación clara de lo que ha pasado, y de lo que pudo hacerse. De nada sirve ya lamentarse, porque nada devolverá la vida a los asesinados y consuelos a sus allegados, pero quedan muchas preguntas por contestarse y el gobierno de Sri Lanka debe respuestas, una deuda que no se puede condonar bajo ningún pretexto.

Poco a poco se van conociendo los perfiles de los atacantes, de las personas como usted y como yo, que llevaron a cabo semejante salvajada, y nos encontramos ante individuos acomodados, de alto nivel cultural y de renta, no ante parias desesperados captados en medio de sus angustiosas necesidades. La implicación de un grupo yihadista local parece clara, y empiezan a estudiarse más que probables relaciones con DAESH, dada la complejidad de unos atentados donde la simultaneidad y precisión ha sido digna de un ataque coordinado por un grupo fuertemente entrenado. La décima parte de lo sucedido en Sri Lanka llenaría las portadas de todo el mundo de haber pasado en nuestro entorno mediático y emocional. Pero no dejemos que la lejanía de aquellas tierras nos haga olvidar que más de trescientas personas, más de trescientas personas, fueron asesinadas el Domingo de Pascua de 2019.

miércoles, abril 24, 2019

Los debates como síntoma de un mal


No voy a comentar el par de debates electorales vividos en estos dos días, uno de ellos digerible, el de TVE, y otro bronco e indigesto, el de AtresMedia. Si quieren saber quién ganó pueden leer las crónicas forofas de la prensa que, antes de que se celebrasen, ya tenía escritos muchos de sus artículos. Para los pro Sánchez su líder es invencible, para los pro Casado su victoria es incontestable, y así hasta el hartazgo, reproduciendo en las páginas impresas el conato de malas formas, sesgos y audacias pueriles que, sobre todo ayer, se vieron en las televisiones. Si el destino del país está en manos de estos señores, y de los extremistas de todo pelaje que ayer no estaban en los atriles pero sí en las acusaciones, vamos apañados.

Lo que quiero comentar es el vergonzoso espectáculo ofrecido por los partidos y los grupos de comunicación durante los días previos, que ha llevado a la realización de dos debates consecutivos a cuatro que casi nadie quería hacer. Los cuatro candidatos, entrevistados por Carlos Franganillo en TVE, se comprometieron a un debate a cuatro propuesto por la televisión pública, que se debe ceñir escrupulosamente a la (antigua y restrictiva) ley electoral. Cuando AtresMedia propone un debate a cinco, con la presencia de Vox, faltan pocos segundos para que Sánchez anuncie su presencia y desbarate los planes de la pública. Convocado para el día 23, la reunión a cinco era el perfecto escenario que el PSOE buscaba para escenificar la imagen de las tres derechas y su peligroso contubernio. Sabiendo que la polémica y bronca estarían aseguradas, AtresMedia se frotaba las manos con el enorme negocio que iba a hacer. La decisión de la junta electoral, a respuesta de una impugnación presentada por grupos nacionalistas con representación parlamentaria, desmontó el debate a cinco y arruinó las expectativas de la cadena privada. Tras ello TVE, ninguneada por todos, vuelve a la carga y propone un debate a cuatro el lunes 22. Dimes, diretes, acusaciones y desplantes se empiezan a producir entre los partidos y los medios. En una jugada absurda, y como muestra de hasta qué punto los gobiernos manipulan a los medios, Sánchez fuerza a TVE a cambiar su fecha de debate del lunes al martes, haciéndolo coincidir con el privado, y anunciando que acudirá a la televisión pública, la de todos, porque es lo debido, y sin asomo de vergüenza alguna al decir cosas por el estilo. El caos es total, y una derivada que nadie esperaba es el pie en pared que ponen los profesionales de los servicios informativos de TVE, que ven hasta qué punto no es que sean ninguneados, sino que son usados como le da la gana al poder con tal de mantenerse en él. Al contrario que con el PP, no hacen uso de prendas oscuras ni de días luctuosos, pero publican un comunicado mostrando su enfado, hartazgo y oposición al cambio orquestado entre el PSOE y la administración de TVE. Durante más de un día existe la posibilidad, cierta, de que no haya debates, porque Sánchez se mantiene en sus trece de ir el 23 a TVE y los otros tres de ir el mismo día a la privada. Finalmente el viernes por la mañana Sánchez se rinde, deja que sus comisarios políticos cedan en TVE y acepta que la cadena pública organice un debate a cuatro el lunes 22, como era su intención inicial, y anuncia que acudirá a los dos. El sainete, que borda el patetismo, se salva en el último minuto con una solución extraña, que duplica los debates entre los mismos candidatos con un día de diferencia y, en parte, los descafeína, al dar la sensación de ser todo una repetición improvisada. A partir de entonces las cadenas empiezan a vender su producto, su debate, como decisivo, impactante y determinante. Mientras que TVE se muestra, como siempre, sobria y con escaso sentido del marketing, AtresMedia pone en marcha toda su maquinaria de propaganda que, también, ataca a la pública. Menosprecia sin cesar el que será el primer debate, entre veladas acusaciones de incompetencia y manipulación de los profesionales de TVE, y organiza el show de su reunión a cuatro a mayor gloria de la audiencia y la caja.

El resto, ya lo saben. Queda por conocer la audiencia que registró el encuentro de ayer, que seguramente será enorme. TVE logró unos registros impactantes en la noche del lunes y, con cifras similares, los ingresos de AtresMedia en el corte publicitario del debate de ayer pudieron ser estratosféricos, por no hablar de lo recaudado en el las previas y en todo un fin de semana de promociones que, amparadas en el mensaje del interés político y la eficacia profesional, han sido sobre todo un conjunto de descalificaciones de una serie de presuntos periodistas hacia otros. El espectáculo que ha rodeado a estos debates, su génesis y el comportamiento de los profesionales de los medios ejemplifican muy bien el grado de inmadurez, sectarismo y zozobra en el que vivimos, alentado por todos, para sacar unos euros de más. Poco más puedo añadir.

martes, abril 23, 2019

Manuel Alcántara, un maestro


El miércoles santo, 17 de abril, mientras algunas procesiones empezaban a salir y las borrascas se encaminaban directas contra los cofrades y las playas levantinas, falleció Manuel Alcántara, a los muy respetables 91 años de edad, en su malagueña casa del Rincón de la Victoria, con el mar de fondo, ese mar que le encantaba ver horas y horas sin descanso, que mostraba perfiles cambiantes a cada momento y que era, para él, relajo y dicha. Aunque desarrolló gran parte de su carrera en el mesetario Madrid, Alcántara no entendía la vida sin Málaga y el mar, y en sus disipados hábitos de vida no podía faltar más de un gin tonic con vistas a las olas, al pliegue de aguas que lo arrullaba, inspiraba y mecía.

Alcántara era el más veterano de los columnistas españoles, el más fiel a la cita con sus lectores, que sabíamos que siempre le íbamos a encontrar ahí, pasara lo que pasase. Para los lectores de El Correo de Bilbao, la última página tenía una entrevista de relleno, la tira de Don Celes y la columna de Alcántara. Sobre todo, la columna. Le leía desde pequeño, quedándome al principio con la gracia de su estilo y los numerosos juegos de palabras, graciosos y llenos de humor, que aderezaban sus escritos. Poco a poco fui descubriendo que bajo esa capa de sorna y gracieta se escondían reflexiones de enorme nivel y profundidad. Muchas veces Alcántara era capaz de dar en el clavo, en la reflexión certera, de manera mucho más atinada que los columnistas que escribían en las páginas de opinión del periódico, las centrales, las serias. En esa columna de salida se encontraban siempre agudezas que a veces escaseaban en otras páginas. Era una joya escondida que siempre brillaba. Se ceñía a la actualidad, no eludía la política ni tema alguno, pero frente al columnista habitual, que trata de sonsacar una idea, defenderla y convencer al lector de la misma, Alcántara acompañaba al ciudadano dueño del periódico a un breve paseó por una esquina de la noticia de la jornada, le enseñaba un requiebro desconocido, le hacía ver que la gravedad de lo tratado muchas veces no era tanta y le dejaba ahí, consolado, mientras que él se iba otra vez a ver su mar. Fuera el que fuese el tema tratado era imposible no sonreír con el estilo de un escritor que conocía la vida mucho mejor de la que uno es capaz de imaginar. Bregado desde pequeño en faena, superviviente de guerras y desgracias, conocedor de escritores de talla comparable a la suya, poeta, novelista, amante del deporte, fiel seguidor del boxeo y de otras lides, Alcántara lo ha sido todo en el mundo del artículo, aunque es difícil afirmar que haya creado una escuela, porque su estilo es inimitable. Creía que el principal error de un columnista era el de aburrir (ahí, cuántas veces caeré yo en él) y por eso aconsejaba no escribir desde la ira, el rencor, la altivez ni la desolación. Conviene esperar un poco, parece decir el maestro, no dejarse llevar por el impulso. Nada de madrugar, sino levantarse tarde, cuando muchos de los posos de la actualidad de la jornada ya están asentados, y entonces sentarse a escribir, habiendo echado un vistazo a la jornada y sus protagonistas. Su estilo de vida, bohemio y dejado, era poco habitual para un señor de su edad, pero plenamente lógica para alguien que bebía y vivía la vida en sorbos largos y profundos, y que sabía extraer de su máquina de escribir el jugo de un buen combinado, con su mezcla necesaria de alcohol y serenidad.

Hoy, día del libro, se entrega el premio Cervantes, y lo recoge la poetisa Ida Vitale, a sus 95 años tan bien llevados. En el acto del paraninfo de la Universidad de Alcalá Vitale será la protagonista absoluta, y bien merecido que se lo tiene, pero en lo alto, poco más allá del artesonado del techo, estará Alcántara, aún dormido, porque a las horas que se otorga el galardón no son adecuadas para estar despierto, pero sí se levantará cuando empiecen las copas y el ágape, y seguro que sonríe al ver a todos congregados para festejar y celebrará la trayectoria de una poeta, de una orfebre de palabras, creadora de versos cortos de profundo sentido. Así eran sus columnas, pequeñas, pero poderosas, rocosas muestras de belleza creada con palabras, en las que la rima la ponía el lector que se dejaba mecer por el mar, que Alcántara convocaba cada mañana.

miércoles, abril 17, 2019

Notre Dame, años y años de obras por delante


Uno nace sin saber nada, estudia a lo largo de la vida y, al menos es mi experiencia, cada vez tiene la sensación de conocer menos de lo que le rodea, porque como en la paradoja griega, la realidad corre siempre más de lo que uno es capaz de aprenderla (aquí también valdría escribirlo sin la a inicial). En sucesos como el incendio de Notre Dame esa percepción se dispara. Algo se sobre arquitectura medieval, pero no soy experto. Sin embargo entraba uno en las redes en los momentos del desastre y todo se llenaba de medievalistas doctorado, que hace media hora eran politólogos, y que de paso se habían sacado el título de bombero honorífico para juzgar lo que estaban haciendo los apagafuegos en París. Y todo desde el cómodo sofá de casa.

Las redes sociales, en estas ocasiones, sacan a relucir lo mejor y lo peor, y ambos suelen ser tan extremos que chocan. Sin hacer comentario alguno a las imbecilidades escritas por no pocos, algunos conocidos, alegrándose de lo que estaba sucediendo, al poco rato había ya discusiones sobre cuál era la mejor manera de contener el incendio, y entre el bosque de opiniones, poco a poco, iban surgiendo expertos de verdad que advertían que el agua es tan peligrosa para la integridad del edificio como el fuego, y que quizás lo mejor sería tratar de contener el incendio con los medios justos y no sobrecargar estructuras a las que la humedad podría resultar más lesiva que las llamas. Con el incendio apagado llega la hora de hacer los primeros balances de daños, de momento provisionales, que suman destrozos, pérdidas irreparables, salvamentos milagrosos y mucha incertidumbre. Lo principal, y curiosamente una de las cosas que más dudas ofrece, es que la estructura del edificio sigue en pie. No ha habido desplomes en las torres ni en los vanos ni pilares, tanto exteriores como interiores. Si se han caído algunos tramos de bóveda, especialmente en la zona del crucero, la más afectada. Sin embargo hay dudas profundas sobre el efecto del agua, la humedad y la descompensación de fuerzas que se ha producido tras el incendio sobre el conjunto del edificio. Como toda construcción, una catedral trata de mantenerse en pie venciendo a la gravedad y las fuerzas laterales, que luchan para que todo vaya al suelo. Las estructuras góticas son resistentes pero, como todas, tienen límites. La misma piedra que sirve para edificarlas puede reaccionar al incendio y al agua de maneras muy diversas, ya la corrección de fuerzas que provoca la pérdida de la bóveda y de los tensores que poseía afectan a todo el conjunto, y aún es muy pronto para saber de qué manera, con qué intensidad y dónde se encuentran ahora mismo los puntos débiles de la tocada estructura. Es probable que haya que cimbrar, andamiar, todo el interior del edificio y monitorizarlo palmo a palmo para ver qué hay que reforzar o sustituir antes de proceder a la reconstrucción física de las bóvedas dañadas, algo que no es demasiado complicado en sí mismo, pero que requiere de mucha delicadeza y tiempo para que sea lo más preciso posible. Si hay que cambiar arbotantes, pilares, reforzar contrafuertes o demás serán tareas que los expertos determinarán en su momento, y que de llevarse a cabo requerirán tiempo y esfuerzos laboriosos. Y todo ello antes de proceder a la reconstrucción de las cubiertas, que son inexistentes. El cómo rehacerlas, con qué materiales, es una discusión técnica de primer orden que tendrá que ser dirimida por los expertos, pero antes de afrontar eso hay que asegurar una estructura, la obra de fábrica del edificio, que ya tenía serios achaques antes de lo sucedido esta semana y que ahora mismo requiere, como un accidentado con politraumatismo, sobredosis de escayola, muletas y revisiones. En una serie de tuits ayer, una persona experta que sabe de estas cosas, no uno como yo, comentaba que había cerca de Versalles un bosque de robles plantado desde hace mucho tiempo, sembrado por los responsables de la catedral, cuyo fin sería el de proporcionar madera para rehacer las cubiertas si, como ha sucedido, estas se perdían. Es una muestra de previsión y lucidez que me dejó asombrado. Pensamos que ahora vivimos en la época en la que lo sabemos todo, y cada vez parece más obvio que cierto es que nos lo creemos, pero no parece que lo sea.

Macron, en un discurso a la nación, ha dicho que se reconstruirá la catedral en cinco años, quizás buscando una fecha corta que de aliento y moral, y de paso, si es reelegido, caiga dentro de su próximo mandato, pero sospecho que la realidad será mucho más compleja, lenta y cara. Las donaciones para la obra se están disparando, y bueno es que así sea, pero a buen seguro el tiempo y los presupuestos se dispararán mucho más allá de lo imaginable. De momento, y también es urgente, hay que hacer algo para tapar el techo para que, si llueve, no se afecten más las bóvedas y no penetre agua en su interior. Ahora mismo las goteras de la catedral son enormes, porque en parte es el mismo cielo el que, por primera vez desde hace siglos, se pude ver desde su interior al mirar hacia arriba.

Semana Santa.., subo a Elorrio y me cojo el lunes festivo. Descansen, cuidado en la carretera y ánimo ante una previsión meteorológica muy inestable, tormentosa y primaveral.

martes, abril 16, 2019

Notre Dame de París, del mundo


Hay días, semanas, que como poseídas por un anticiclón de verano, resultan serenas, tranquilas, sosas, en las que apenas pasa nada relevante. Y tardes tormentosas, como la que ayer se abatió en forma de rayos, truenos y granizo sobre el norte de España, en las que la actualidad se acelera y parece estar poseída de una furia descontrolada. De mientras la tormenta se abatía sobre mi pueblo y otras muchas zonas, una chispa prendía en el tejado de la catedral de Notre Dame de París, y cuando la lluvia dejaba de caer tras el paso del chubasco las llamas ya eran incontrolables en unas cubiertas que empezaban a dejar de ser tales. La caída de la aguja fue el símbolo de la debacle que todos veíamos, atónitos, en directo.

El incendio de Notre Dame deja a uno de los edificios más bellos y valiosos del mundo convertido en poco más que una carcasa que se mantiene en pie a duras penas. Hoy se sabrá mejor en qué estado ha quedado la estructura, de la que ayer por la noche se tenían serias dudas sobre su completa estabilidad, pero es evidente que los daños son inmensos, letales para el conjunto artístico que atesoraba la catedral, uno de los más ricos, densos y completos del mundo. Como todo edificio gótico, impone por su volumen y altura, por la grandiosidad de sus torres y por esos arbotantes que la rodean por completo, que como un costillar externo, como un exoesqueleto, la mantienen recta y firme en su deseo de alcanzar los cielos. Y como todo edificio gótico, deslumbra en su interior, porque es esa estructura exterior y el diseño ojival de sus bóvedas lo que permite que las paredes dejen de ser lienzos de sustentación y se puedan convertir en lo que se desee. Y sus vidrieras y rosetones bañan así de luz el interior de un edificio en el que uno se siente empequeñecer hasta ser nada, y al mismo tiempo se llena de la grandeza de pertenecer a algo inmenso que lo rodea por completo. Como lugar de culto y centro espiritual, la catedral gótica es la obra absoluta de devoción hacia lo alto, de sumisión del hombre a Dios y de ofrenda de lo más complejo que se puede crear hacia el altísimo. Edificios mucho más delicados de lo que parecen, las catedrales góticas estuvieron a punto de ser derruidas en muchas ciudades europeas cuando la modernidad, mal entendida, las veía como restos de una época remota, olvidada en forma y fondo. La catedral parisina sufrió varios expolios y abandonos y riesgos severos de derrumbe, y, cosas de la vida, fue otra obra de arte, la novela de Víctor Hugo, al que hizo que el edificio entrara para siempre en el corazón de los parisinos, y que estos la salvaran y cuidasen. Convertida en una joya turística con poca competencia en una ciudad que rebosa de atractivos, entrar en ella era visita obligada para todo turista, y para el amante del arte resultaba un deleite quedarse quieto allí, sentirse rodeado, abstraerse de las multitudes que en todo momento deambulaban por su interior, y dejarse llevar por la luz y el sonido que se engarzaban en ese fondo infinito al que parecían llegar sus bóvedas. Notre Dame se comenzó a levantar en el siglo XII, una fecha absurdamente antigua vista desde nuestros días, pero el fuego que la ha devorado era igual de letal entonces que hoy, y las tecnologías de las que tan orgullosos estamos hoy en día han servido, espero, para salvar parte de la obra de fábrica, pero no han evitado su destrucción interior. Eso sí, lo hemos visto todo en un riguroso, estremecedor y doliente directo. Esa parece ser la principal diferencia entre un incendio en un edifico catedralicio con el paso de los siglos.

En septiembre de 2017 visité esa catedral por segunda vez. Los domingos había una misa temprana cantada en gregoriano y luego una sesión de liturgia cantada con coro, órgano y pueblo. Fueron varias horas de la mañana de un domingo las que pasé allí, emocionado ante el sonido, la pureza de su enfoque, el poder y sensibilidad del órgano y el arrullo de la voz humana en esa soberbia caja de resonancia. Se dice que allí Perotín inventó la polifonía con el “Viderunt homnes”, en torno a 1198. Y es muy posible que así fuera. Esta noche los cantos de vigilia de penitentes se han escuchado en la calle, con las llamas sobre Notre Dame de fondo, sin resonancia, pero con profundo sentimiento de angustia y pena. Cuánto dolor, cuánta pérdida.

lunes, abril 15, 2019

Maite Pagazaurtundua


Ayer, en uno de los actos de la campaña electoral, Ciudadanos se fue a Rentería, una de las localidades de Guipúzcoa en la que más intensamente actuó no ya el terrorismo etarra, que también, sino todo el submundo radical que le otorgó cobijo, excusa y defensa durante décadas. Hoy en día los terroristas no existen, y parte de ese entramado social se ha deshecho, pero aún persiste en muchos de los residentes, que en hostil actitud recibieron a la comitiva de Rivera. La Ertzaina mantuvo en todo momento un cordón policial denso en torno al acto e impidió que los insultos y amenazas de los violentos fueran a más, pero sus gritos y cacerolada no cesaron en ningún momento. Sin esa seguridad, el acto no hubiera sido posible. Y frente a ellos, una mujer valiente, Maite Pagazaurtundua.

En esto del valor, como se decía en la época de la mili, se le da por supuesto a muchos y realmente anida en muy pocos. Pareciera que hay que tenerlos bien puestos por defecto, como se diría a lo bruto, para hacer actos de este tipo, y es cierto, pero resulta que los valientes, casi siempre, son pocos, porque el arrojo se muestra fácilmente cuando no existe el peligro real, y escasea cuando la amenaza es palpable. Dignos y estoicos como Savater, presente ayer también en el acto, los hay pocos, y por su actitud, de enfrentamiento a la dictadura pasada franquista y a la semipasada etarra, serán recordados. Pero las Pagaza están en otra dimensión. En una sociedad como la vasca, matriarcal de puertas para adentro, pero tan machista como todas hacia afuera, ellas demostraron tener un arrojo y valor que casi nadie fue capaz de expresar. Joseba, hermano de Maite, policía local en Andoain, llevaba tiempo siendo seguido por los pistoleros etarras y por varios cómplices del pueblo, que sin disparar tiros, ayudaban a que estos dieran en el blanco. Se sabía perseguido, amenazado, y desprotegido. Ninguna institución le amparaba, porque todas ellas eran silenciosas o directamente serviles ante la mafia etarra. Llegó el día que tanto temía, y un comando terrorista le asesinó en una cafetería de su pueblo, en medio de un silencio cobarde que hizo aún mayor el eco que desataron aquellos disparos. El funeral de Joseba fue un duelo familiar, un dolor de clan, que se arropaba entre los suyos ante el odio de muchos convecinos, que secretamente celebraban aquel asesinato, o se limitaban a acallar. Constitucionalistas devotos arroparon a la familia en aquellos días, pero fueron demasiado obvios los silencios y desprecios como para ignorarlos. Maite, su hermana, y Pilar Ruiz, su madre, se erigieron entonces como baluartes de la dignidad. Dos mujeres menudas, de voz firme pero suave, mostraron el arrojo que decenas no fueron capaces ni de disimular. Arremetieron contra un gobierno vasco que era, de entre los silenciosos, el mayor de los culpables, por ser el que más podía haber hecho para evitar aquel asesinato, y clamaron contra el PNV que, vendido ante el terror, se atiborraba de nueces y conseguía que, de momento, las nucas de los suyos apenas fueran rozadas. El mandamás del PNV el recientemente fallecido Arzalluz, racista y misógino como pocos, encontró en Pilar Ruiz, la madre, la encarnación de todo lo que odiaba, y arremetió con ella con toda su saña, intentando acallarla, ejerciendo un papel de capo mafioso que ni Coppola hubiera sido capaz de narrar con mayor precisión. Pero, oh sorpresa, a Pilar Ruiz no le daba miedo la mafia y sus pistolas, los capos y sus mentiras. Pilar Ruiz se enfrentó, desde su menudencia, al todopoderoso Arzalluz, y le hizo callar. Con el cadáver aún caliente de su hijo recién enterrado, gritó sin alzar la voz, y dijo lo que casi nadie se atrevía a decir. Denunció la complicidad del nacionalismo en el poder con el terrorismo, la ley del silencio que reinaba en los pueblos y ciudades vascas, y con su actitud y testimonio levantó un monumento a la dignidad que no hay granito en el mundo que pueda igualar en solidez y tamaño. Pilar Ruiz y Maite Pagazaurtundua se convirtieron, ya lo eran para muchos, en estandartes de libertad frente al autoritarismo. Y devolvieron la dignidad a muchos.

Ayer, años después, en un País Vasco en el que el terrorismo no actúa pero la política sigue estando dominada por el silencio, Maite volvió a alzar su voz frente a aquellos que sólo quieren oír un discurso único, el que emana de sus ruidosas gargantas y mentes totalitarias. En tiempos de extremismo político, de sectarismos y extremistas, la voz de Maite Pagazaurtundua es un oasis en el que encontrar refugio. La democracia y la libertad significan que todos podemos expresar nuestras ideas, sean acertadas o no, buenas o malas, legítimas o desvariadas, y que la violencia debe quedar siempre, siempre, siempre, erradicada. Maite volvió ayer a ser un símbolo vivo, un ejemplo, y a no pocos les debió doler la claridad de su voz, y su demanda de libertad.

viernes, abril 12, 2019

SpaceX lo consigue, Israel no


Semana curiosa esta, llena de enormes acontecimientos en la aventura espacial. Ha querido la casualidad que la imagen del agujero negro se haya hecho pública apenas horas antes de dos misiones espaciales bastante más pedestres, pero de gran trascendencia. Una de ellas, israelita, buscaba alunizar por primera vez, convirtiendo a Israel en el cuarto país que ha llegado a la Luna tras EEUU, URSS (Rusia) y China. La otra era la primera misión comercial del Falcon Heavy, colocando en órbita geoestacionaria un satélite de comunicaciones saudí, tras el vuelo demostración de hace unos meses con aquel Tesla Roadster que fue puesto rumbo a Marte, en uno de los actos publicitarios más caros y extravagantes de la historia.

El balance conjunto de ambas misiones es agridulce, porque los israelitas no han logrado su objetivo y la empresa norteamericana así. La misión más difícil era la lunar. El objetivo de la sonda Beresheet, que creo que significa génesis, aunque no estoy seguro, era posarse en la Luna y mantener comunicaciones con la Tierra durante unas pocas jornadas. Carecía de mecanismos de defensa ante las temperaturas que se alcanzan en las horas en las que el Sol golpea con fuerza y el objetivo fundamental era el hecho mismo de poder llegar hasta allí. Era además una sonda privada, siendo en este caso el primer intento no nacional de alcanzar el satélite. La retransmisión web en directo del momento de la llegada, con una sala de control modesta y la presencia del recién reelegido primer ministro Benjamín Netanyahu entre el público asistente, mostraba una infografía del proceso de descenso, que debía frenar la velocidad de la sonda hasta detenerla por completo apenas a unos pocos metros de la superficie lunar, y de ahí, por la poca gravedad existente, caer ligeramente. Se pudo ver un selfie hecho por la sonda mientras orbitaba la Luna en el que se veía la bandera de Israel dorada, y el lema “pequeña nación, grandes sueños”. Poco antes del momento final empezó a haber problemas de comunicación con la sonda y, a los pocos minutos, portavoces de la sala confirmaron que, sí, la sonda había llegado a la luna, pero que se había estrellado en ella. Algún fallo en el propulsor que debía frenarla en los últimos instantes había hecho que la velocidad de caída fuera muy superior a la prevista y que, finalmente, no se había podido evitar un impacto. Es una forma de llegar, sí, pero no la más adecuada. ¿Ha fracasado la misión? En parte sí, pero al menos ha demostrado la capacidad de las empresas involucradas en ella de alcanzar muchas de las metas necesarias para lograr el objetivo, dado que numerosas fases críticas, como el despegue y todas las trayectorias de inserción orbital y correcciones se han llevado a la perfección, y esas son también tareas muy complejas y que requieren un éxito absoluto para que el proceso se mantenga. Un fallo en cualquiera de ellas hubiera dado al traste con toda la misión. Sin lugar a dudas se ha aprendido mucho y todos los que han participado en el proyecto pueden, a pesar del amargo final, sentirse razonablemente orgullosos de lo logrado. Por su parte, SpaceX ha conseguido un éxito absoluto. Su Falcon Heavy despegó a la hora prevista, colocó el satélite en órbita y logró que los tres cuerpos del cohete fueran recuperados sin problema, dos de ellos de manera simultánea (y distópica, hipnóticamente si me lo permiten) en la proximidades de la plataforma de lanzamiento y el central en la barcaza que lo esperaba en el Atlántico. En el vuelo simulado del año pasado falló el proceso de recuperación de este tercer cuerpo, por lo que puede decirse que esta vez los chicos de Musk han realizado un pleno absoluto. Son ya muchas las recuperaciones de propulsores de Falcon realizadas, convirtiéndose algo que era absolutamente revolucionario en, cada vez más, una rutina. Esto abarata notablemente sus lanzamientos, hace la empresa muy competitiva en el mercado espacial y la pone, ahora mismo, a la cabeza de todas las que, estatales y no, se dedican a este arriesgado pero apasionante negocio.

Todo esto se produce en un año muy especial, en el cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la Luna. El próximo 20 de julio, apenas dentro de tres meses, celebraremos el medio siglo de una de las mayores hazañas de la historia, que se revaloriza sin cesar con cada misión que realizamos hoy en día con toda nuestra tecnología puntera. El mérito que tuvieron los que se embarcaron en semejante proeza, los que en ella trabajaron y el límite al que llegaron, en medios y tecnología, resulta desde nuestros días casi suicida, pero encierra una lección de superación tan inmensa que nos debe llenar de espíritu de superación, y de paso, de ganas de volver a pisar el satélite, y esta vez para quedarnos en él. Ojalá sea así.

jueves, abril 11, 2019

La máscara del agujero negro


Ayer se alcanzó un hito en la exploración espacial, en la física y en la divulgación. Por primera vez pudimos contemplar la imagen de un agujero negro, una de las estructuras más enigmáticas que imaginarse uno pueda, concretamente uno situado en la M87, a varios millones de años luz de nosotros. Internet está repleto de referencias a una imagen que recuerda mucho al ojo de Sauron, que es más misteriosa de lo que parece, que realmente no es una foto de algo que, por definición, es invisible, y que vuelve a poner a Albert Einstein en lo más alto de la ciencia de la sabiduría humana porque él ya lo vio antes que nadie.

No es una foto, porque el objeto en cuestión está a una distancia a la que los telescopios ópticos nada pueden captar, y tampoco lo podría ser porque el agujero negro es, en efecto, una zona de negrura absoluta, dado que la luz no puede escapar de ahí. Realmente es una imagen recreada a través de la información recogida por radiotelescopios de todo el mundo, coordinados para lograr que la tierra, en su conjunto, sea un enorme radiotelescopio, teniendo así la potencia y alcance necesario para medir la radiación que la materia que se encuentra en el borde del agujero emite. La imagen del ese anillo es como las de las cámaras termográficas, que miden el calor de un cuerpo, y que artificialmente generan una secuencia de colores para que distingamos algo que con la luz no se puede ver. La materia que se encuentra al borde del horizonte de sucesos se calienta mucho y emite radiación antes de desaparecer, y es esa radiación la que vemos en la imagen en forma de disco dorado, de anillo luminoso que rodea lo que es realmente el agujero negro, la sima infinita de la que nada puede escapar. Más allá de ese horizonte de sucesos no hay nada, porque nada puede escapar del agujero. Tampoco la luz, de ahí su nombre, y eso los convierte en uno de los objetos más extraños del universo. Se escapan a nuestro sentido de la lógica, pero son uno de los resultados de la teoría de la relatividad de Einstein. Se suele usar como analogía de la gravedad la imagen de una cama elástica sobre la que se arroja un objeto en su centro. La cama se hunde, y si ahora dejamos una canica en el borde veremos cómo cae hacía el objeto que está en el centro. El objeto ha distorsionado el espacio tiempo a su alrededor (la maca elástica) y crea una “atracción” en torno a sí, y la canica, dejada libre, no puede eludir llegar hasta él. Si aumentamos el peso del objeto en la cama la deformación será mayor y el “pozo” que se genera cada vez más profundo. Imagine un peso de dimensiones tales que genere un pozo infinito del que nada pueda escapar, ni la luz. Eso es un agujero negro. Aún con analogías resulta absurdo imaginar algo semejante, pensar que la luz puede ser absorbida por la gravedad, pero eso lo que sucede. En el horizonte de sucesos y sus proximidades, además, se producen enormes distorsiones temporales, fruto también de esa fuerza gravitatoria fuera de todo control. Los investigadores buscaban, de entre todos los candidatos a posible agujero, uno que fuera muy masivo, grande, para facilitar la detección y observación. Muchos de estos objetos son, por su forma de crearse, muy pequeños, algunos no más allá de escasos kilómetros de diámetro. Opacos en medio de la negrura del espacio, son indetectables, y sólo el comportamiento de la materia que se encuentra a su alrededor puede dar pistas de por dónde está un objeto semejante. Encontrar, observar y medir el agujero negro que vimos ayer ha sido un trabajo delicadísimo por parte de un enorme conjunto de investigadores de todo el mundo, que han dedicado tiempo y recursos para trabajar de forma coordinada, logrando finalmente un éxito que todos podemos disfrutar y compartir. Como siempre, para saberlo todo en detalle, con precisión y amenidad, lean al gran Daniel Marín, que lo cuenta mil veces mejor que yo.

Y Einstein, Einstein por encima de todo. Después de su descubrimiento de la relatividad espacial, su genio sigue trabajando y desarrolla la teoría de la relatividad general, en 1915, que es la base de toda la cosmología que conocemos hoy en día, y que entre otras muchas cosas, predice la existencia de estas cosas tan extrañas e inimaginables, e invisibles. Sentado en una mesa, con papel y lápiz, y nada más, Einstein vio un mundo completamente distinto no sólo al que veían los demás, sino irracional y absurdo desde cualquier perspectiva ajena a su imaginación. Pero lo que él vio era verdad. Día tras día su teoría se refuerza y se comprueba, y ayer, poco más de un siglo después de ser postulada, una nueva prueba la reforzó. Qué inmensa brillantez la de Einstein, que vio la negrura absoluta sin moverse de su silla, sólo con su mente. Qué maravilla.

miércoles, abril 10, 2019

Páncreas y sarampión


Fue ayer un día de contrastes en lo que respecta a la medicina y los avances científicos, de luces y de sombras, que demuestra cómo la tanta veces silenciosa (y silenciada) investigación es capaz de encontrar vías para atacar enfermedades que nos torturan y matan, peor también muestra de que uno de los mayores males que nos afligen se encuentra en el interior de nosotros mismos, en nuestra estupidez, soberbia, o como quieran llamarlo. De anda sirve que avancemos en el conocimiento si negamos a la vez esa vía como la correcta para encontrar soluciones y remedios. Que en estos tiempos la superchería crezca resulta cada vez más deprimente y, dada las dimensiones de la población mundial, peligroso.

El equipo del investigador Mariano Barbacid presentó ayer las conclusiones de un trabajo en el que han logrado curar el cáncer de páncreas a unas ratas genéticamente modificadas. Resaltó Barbacid una y mil veces en su comparecencia lo experimental que se trataba todo el trabajo, y las especiales condiciones en las que se encontraban las ratas que se habían curado, pero el hecho trascendental es que, por primera vez, se logra la curación de uno de los cánceres más devastadores que existen, cuyo diagnóstico supone algo similar a una pena de muerte. El cáncer de páncreas no se puede curar, nada de lo que se conoce logra vencerlo, y l apura quimioterapia es la única arma conocida para tratar de frenar su extensión y hacer que la supervivencia de los pacientes se alargue, pero es un proceso de compra de tiempo para extender la fecha en la que la enfermedad, inevitablemente, vencerá. Por eso, y lo repitió Barbacid una y otra vez, la noticia de ayer no supone una esperanza para los actuales pacientes de esta enfermedad, ni para los que sean diagnosticados hoy o en los próximos tres o cinco años, pero sí puede suponer un cambio espectacular para los que dentro de ocho o diez años se enfrenten a esa enfermedad. Queda un enorme trabajo por delante para asentar los conocimientos adquiridos y transformarlos en medicamentos y terapias que sean útiles para los humanos, pero el paso de ayer de Barbacid y su equipo del CNIO es enorme, y como tal debe ser celebrado. Hubiera sido justo que ayer los telediarios y resto de informativos hubieran abierto con esta noticia, porque es de las trascendentes. Reitero, sin caer en el sensacionalismo de haber encontrado la cura de nada, pero sí con la certeza de que el paso es importante y va en el camino correcto hacia una posible curación. Frente a un avance de estas dimensiones, otra noticia ponía el reverso negativo, también en el mundo médico. En la ciudad de Nueva York, en el primer y avanzado mundo, las autoridades han decretado la emergencia por una epidemia de sarampión, una enfermedad erradicada desde hace tiempo y para la que hay remedio , testado y seguro, una vacuna desarrollada hace ya años, que protege plenamente al ser humano de ese mal. Varios han sido los casos detectados en Brooklyn, uno de los grandes barrios de la ciudad, y el ayuntamiento de la urbe se ha visto obligado a tomar esta medida de emergencia para afrontar el brote. Pero, si hay cura médica, ¿por qué surge la enfermedad? Pues por algo absurdo. Los movimientos antivacunas se han hecho fuertes en algunas zonas, especialmente entre grupos de judíos ultraortodoxos, que han empezado a no vacunar a sus hijos porque ”las vacunas no son seguras”, “las vacunas provocan autismo”, “las vacunas son un invento de las farmacéuticas para sacar dinero” y otra serie de tonterías que uno puede leer si acude a sitios antivacunas, o incluso en medios serios, asediados por conspiranoicos y otros grupos de indocumentados. No vacunar a un hijo de una enfermedad potencialmente letal es un atentado contra la salud del niño, una conducta suicida, pero es que además supone poner en riesgo al resto de la población, que se protege de la enfermedad porque la tasa de vacunación es tan alta que el virus, simplemente, no puede expandirse pese a que exista en el ambiente. Es la llamada inmunidad de grupo, que se alcanza con tasas de vacunación del 95%. Debajo de ese rango empieza a surgir el peligro de epidemia.

El sarampión ha surgido en Brooklyn no por una desgracia ambiental o un cataclismo que haya condenado a la población, o algo ajeno a nosotros, no, sino por una decisión consciente de un grupo de personas que ha decidido renunciar a un arma, el arma, que puede salvarles de la enfermedad. La medida del ayuntamiento le permite legalmente hacer la vacunación obligatoria y sancionar económicamente a los que se niegan a ello, que a buen seguro serán más de uno. Con el tiempo la ciencia avanza y cada vez sabemos más y curamos más enfermedades, pero no logramos adivinar cómo combatir los miedos e irracionalidades que nos dominan y, como en Brooklyn, a veces nos condenan a las lóbregas cavernas de las que provenimos y no dejamos de huir.

martes, abril 09, 2019

Se recrudece la guerra de Libia


La orilla sur del Mediterráneo está en efervescencia. Nuestro vecindario, el mundo al otro lado del mar que, como un lago, compartimos, se encuentra sometido a grandes convulsiones en dos de los más grandes e importantes países que lo conforman. Hay que hablar de Argelia, cuyo proceso de transición está en marcha, y cuyo destino, incierto, de momento se desarrolla sin incidentes violentos. Pero también hay que hablar de Libia, el otro gran país, que ocupa una enorme franja de mar que lleva hasta Egipto, que lleva años sumido en el caos y la guerra y que, ahora, parece encontrase ante una de las ofensivas que puede cambiar el signo de los combates y la jefatura el país.

Vayan aprendiéndose este nombre, Khalifa Hafter, aunque también lo he leído escrito como Haftar, no se cuál será el correcto. Mariscal del ejército libio, formado en aquellas arenas y en países occidentales, es desde hace tiempo el hombre fuerte del centro y este de la costa de Libia, en un país en el que la población vive junto al mar y el interior es un desierto inmenso y ardiente, en el que sólo algunos oasis y los campos petrolíferos alteran el paisaje eterno de dunas. Desde hace tiempo ciudades como Tobruk o Sirte están en sus manos, pero ya son varios los meses de ofensiva de Hafter hacia el oeste, tratando de capturar Misrata y, sobre todo, Trípoli, la capital del país, en la que reside el gobierno provisional de una nación que no es capaz de gobernar casi nada. Reconocido por la comunidad internacional como el gobierno legítimo, la autoridad que reside en Trípoli es poco más que una ficción, y los constantes avances de las tropas de Hafter lo demuestran cada día. Tras la revolución que derrocó al cruel Gadafi no ha habido estabilidad en aquel país, pese a los esfuerzos, apoyados desde el exterior, para construir un gobierno de consenso. Milicias rivales, señores de la guerra, deseos de poder locales, tribalismos muy extendidos en un país que se mantiene unido por el poder del ejército… Libia ha sido un caso todos estos años del que ha huido el que ha podido, muchos de manera regular a naciones vecinas, incontables arrojados al Mediterráneo, donde no pocos se han ahogado, creando las crisis de refugiados que han espoleado el populismo en la vecina y antaño metrópoli Italia. Ahora parece, todo está en manos de los combates, que es Hafter el que puede acabar llevándose el gato al agua y convertirse en el hombre fuerte del país, tras haber ganado el pulso militar. Si eso se produce Libia volvería a una situación dictatorial de facto, en una especie de segunda parte del régimen de Gadafi, algo que casi nadie quiere pero que empieza a ser visto como lo más probable por muchos. Poco se sabe de las intenciones de Hafter en caso de que llegue al poder, más allá de controlarlo y perpetuarse en él. Es probable que el país entrase en una etapa de estabilización, tras los convulsos años de revueltas y guerras, pero ya saben ustedes que estabilidad y paz no tienen por qué ser sinónimos, ni mucho menos. El acceso de los militares a los recursos petrolíferos de la nación les pueden otorgar las finanzas que necesiten para comprar voluntades, firmar acuerdos comerciales y lograr mantenerse en el poder de manera estable, además de, como sucede en estos casos, robar todo lo que deseen, descapitalizar al país y mantener muy bajo el nivel de vida de los ciudadanos libios, que son los que menos importan en esta ecuación. A los países occidentales nos vendría bien una Libia estable, segura, quieta y que se autocontrole, y aunque ahora mismo el mensaje de nuestras cancillerías es demandar el fin de los combates y la retirada de las milicias de Hafter, a buen seguro hay equipos de analistas estudiando su figura y diseñando posibles futuras vías de entendimiento con su régimen, si finalmente eso se da. Ya saben, pragmatismo ante todo.

Tras la llegada del poder a Egipto de Al Sisi, militar que frustró la revuelta que acabó con Mubarak y el posterior interregno islamista de los Hermanos Musulmanes, la vecina Libia se puede encaminar hacia una solución similar. En ambos países, y en general en toda la zona, el ejército es la institución más poderosa, en lo que hace a la fuerza y también al presupuesto y la gestión económica, y el estado es visto por muchos como un apéndice de las fuerzas armadas, que son las únicas que poseen autoridad y forma de mantenerla en esas naciones. Los combates en torno a Trípoli se intensifican y habrá que seguir atentamente lo que allí suceda, pero todo parece indicar que el destino del país se dirige hacia una nueva dictadura miliar. En la zona sólo el pequeño Túnez aguanta con su experimento democrático. ¿Qué hará Argelia?

lunes, abril 08, 2019

La infinita (pre)campaña electoral


El jueves que viene, a las 12 de la noche, con el cambio de día, comenzará de manera oficial la campaña electoral de las próximas elecciones generales, las del domingo 28 de abril. Como afortunadamente no hemos visto ningún acto ni movimiento por parte de los partidos políticos durante los días pasados y presentes la campaña se hará corta y no logrará saturar al elector con soflamas, promesas y discursos huecos. Se esperan interesantes debates y un cruce de propuestas que resulten interesantes, sensatas y centradas en los muchos problemas reales que agobian a la sociedad española. La incertidumbre sobe el resultado es muestra del atractivo de las múltiples ofertas electorales y redundará en acuerdos entre las fuerzas tras la votación.


Si ha leído hasta aquí pensará usted que algo de lo que me he tomado el fin de semana me ha afectado o, simplemente, que le estoy tomando el pelo. Dentro de mis limitaciones, trataba de ser irónico, para así sobrellevar el escenario que se nos presenta por delante, de todavía, al menos, tres duras semanas de campaña por tierra mar y aire, sin descanso ni alivio. Y digo al menos porque el que en apenas un mes tengan lugar las municipales y gran parte de las autonómicas nos garantiza un mes más de bombardeo electoral, de griterío incesante y de agobio subido. Ya lo siento, pero queda bastante para que esto termine, y no tiene visos de mejorar. ¿Desde cuándo llevamos en campaña? Al menos, si no antes, desde que triunfó la moción de censura del PSOE, de lo que se cumplirá un año a finales del mayo que viene. Desde entonces el gobierno de Sánchez ha utilizado las instituciones y su labor de gobierno como el mejor de los altavoces posibles para pregonar sus ideales y políticas futuras, que haría si pudiera y tuviera la mayoría necesaria, sin cortarse mucho a la hora de distinguir entre qué es institución y qué es partido, qué es labor de gobierno y qué interés electoral. En frente, el PP, inicialmente desarbolado tras la pérdida del poder, y parcialmente recompuesto tras la llegada de Casado a la dirección, ha subido el diapasón día tras día, movilizando una campaña permanente, con la convocatoria electoral anticipada como bandera y, una vez conseguida, con la apelación al voto desde el minuto uno, sin respetar tampoco plazos ni tiempos. Ciudadanos y Podemos, más los primeros que los sometidos a los designios personales de la pareja Iglesias Montero, también se han movilizado en una campaña permanente, de tono menos crudo que la del PP, pero con igual insistencia en sus mensajes y machaqueo constante de lemas y consignas. En esto la llamada nueva política, si es que alguien cree que eso aún existe, es demasiado parecida a la vieja. Y qué decir de formaciones como Vox, a los que por su mera forma de ser les va la marcha castrense, no les gusta el “rompan filas” y se mantienen perennemente en vanguardia de la propaganda y la soflama. No son muy distintos a Torra y sus secuaces (de hecho son su reverso nacional, el mismo síntoma de una idéntica enfermedad identitaria que todo lo corroe). En fin, entre unos y otros llevamos muchos meses de mítines electorales, que no se llaman así porque la norma no lo permite, pero que día sí y día también, especialmente los fines de semana, abren los informativos con unas ruedas de partido que en nada se diferencian a lo que veremos a partir del viernes, ya de manera oficial y reglada. Actos de presentación, visitas a agrupaciones, encuentros ciudadanos, da igual el nombre que se les ponga, son mítines de toda la vida, quizás con menos jubilados, bocadillos gratis y plazas de toros porque los medios de las formaciones políticas no están sobrados y si es abundante el hartazgo de los electores. Sólo los muy convencidos, justo los que no necesitan que el líder de turno les diga algo para ir a votar a pie juntillas, parecen ser los que se juntan en estos actos, que si siempre han sido destinados al goce de los “muy cafeteros” de cada marca, ahora son sin duda reuniones de fans, poco más.

Esta campaña, también, tiene pinta de que va a ser más sucia que otras anteriores. Ya tuvimos los tristes episodios del fanático Torra y sus lacitos amarillos, violentando la ley y usurpando el espacio público, como todo fanático que se precie no deja de hacer, y el sábado tuvimos otro ejemplo similar, en forma de proyección tecnológica, de Podemos contra el PP, PSOE y Ciudadanos, utilizando un edificio del ayuntamiento de Madrid como telón en el que proyectar imágenes contra los tres partidos antes citados. Actos de este tipo demuestran, sobre todo, la debilidad de quienes los desarrollan, que tienen que recurrir a transgresiones e ilegalidades para tratar de recuperar una notoriedad que pierden a chorros y corregir unos sondeos que les dan malas expectativas. La de tonterías que nos quedan por ver. Ánimo y paciencia nos sean dadas en abundancia, las vamos a necesitar.

viernes, abril 05, 2019

Ángel Hernández, o cuando llega el final


Ya por la noche salía Ángel Fernández en libertad con cargo y sin medidas cautelares de los juzgados de Plaza de Castilla. Horas antes había colaborado activamente para acabar con la vida de su mujer, Maria José Carrasco, que llevaba varias décadas enferma de esclerosis múltiple y que, reiteradamente, había solicitado ayuda para morir, dado que su estado le impedía ejercer acción alguna, sobre ese respecto y sobre cualquier otro. Ángel ha documentado las peticiones de su mujer al respecto y el proceso final en el que acerca un vaso con barbitúricos diluidos en agua y una pajita a la boca de Maria José, y ella bebe, siendo ese su último acto en este mundo.

Es fácil pontificar y opinar sobre cosas que suceden a miles de kilómetros de distancia, trivial hacerlo sobre realidades que uno no vive o conoce, qué fácil es hablar y escribir. Lo difícil es vivir. Durante décadas Ángel ha visto la descomposición de su mujer y el mantenimiento de la firme voluntad de ser asistida en el final cuando ella, sabedora de la evolución de la enfermedad, ya no podrá hacer nada. Años y años de descenso en las condiciones de vida, en las expectativas, en la luminosidad de las tardes para convertirse en angustiosas noches eternas, de jornadas de reclusión, de abandono de todo. En cuerpo y alma se ha dedicado Ángel a cuidar a Maria José, negándose a acabar con la persona que más quería, aún a sabiendas de que era el deseo de ella y que tarde o temprano se iba a enfrentar al dilema moral de si ejercerlo o no. Qué fácil es, desde la distancia, emitir un veredicto, juzgar en pocas palabras hechos tan profundos  y complejos, y aún es más sencillo volcarlo en las redes y ajusticiar o alabar la conducta de Ángel, siempre que uno no pase por un trago similar. ¿Cuántos, en la situación de Ángel, hubieran huido? En un mundo en el que las parejas se rompen por cuestiones cada vez más triviales, tontas y banales, en el que prometemos amor perpetuo a otro semejante, pero rompemos nuestro encariñamiento por auténticas bobadas, en una época de nula paciencia, escaso compromiso y casi ninguna entrega personal, Ángel ha dado su vida por Maria José durante unos años que nadie, excepto él, será capaz de recordar hasta qué punto han sido de entrega y dolor. Su decisión, el acto de ofrecer ese vaso, quizás haya sido el más duro de su vida, aquel que nunca pensó que llegaría, el que deseó con todas sus fuerzas que no tuviera lugar. Y paradójicamente, puede que haya sido su último acto de amor, de entrega, su postrera inmolación ante Maria José, a la que se entregó en vida y ahora, una vez ella muerta, sigue ofreciendo su existencia en forma de proceso judicial y de dolor personal. Durante el resto de su existencia Ángel no podrá olvidar nunca ese momento del vaso, momento en el que su amor cruzó el Rubicón que separa la esperanza del vacío, y sabrá para siempre que sus manos, que con cariño infinito cuidaron a la persona que más quería, fueron las mimas que ayudaron a acabar con esa vida que para él era todo. ¿Es esto un enorme, inmenso acto de amor? Creo que sí, y creo que también lo es de dolor. Sólo a quien se quiere con pasión y locura se le puede acatar hasta la orden más loca, la que permite acabar con su propia vida. Tantos son los casos de maltrato y violencia, fruto de celos y deseos de posesión que son perversos, y frente a ellos, el ejemplo de Ángel y Maria José nos muestran hasta qué punto el amor, palabra desgastada hasta el extremo, posee un sentido y significado tan poderoso que nos puede enfrentar a dilemas como estos sin que haya manera racional de abordarlos, sin que podamos discernir con razones. Qué fácil es juzgar desde fuera, pero con qué instintivo pavor deseamos que situaciones como estas no se den en nuestro entorno, que no nos pase nunca nada así.

Hace unos años Michael Haneke realizó una película llamada “Amor” tan seria y amarga como casi todas las suyas, en la que se plantea un dilema similar en una pareja de ancianos. La película es excelente y de visión obligada, pero comprobé asombrado que muchas personas, de mi entorno y de medios de comunicación, decían preferir no verla porque era triste, porque te hacía pasar un mal rato. En nuestro mundo, de gomaespuma vital y aparente vacío emocional, en el que disfrutar lo es todo, ni ver una película que aborda un tema crudo resulta aceptable para muchos. Como para imaginar cómo responderán, responderemos, ante dilemas como estos si se dan en nuestras vidas. Qué sencillo es opinar, qué trivial juzgar, nada se tarda en olvidar.

jueves, abril 04, 2019

Setenta años de la OTAN


La edad no pasa en balde y deja achaques que pueden convertirse en dolencias crónicas. Setenta es un número de años elevado que trae consigo dolores y memorias. Para las organizaciones el tiempo no discurre como para los humanos, y a veces un año puede ser tan intenso como varias décadas y muchos otros plácidos como semanas. Sin embargo, en el caso de la OTAN, parece encontrarse un curioso paralelismo entre la cronología humana y la de la historia de la organización, ya que se mostró sumamente poderosa en su juventud y cuarentena, sufrió una seria crisis en la madurez de sus cincuenta y llega a septuagenaria bastante achacosa.

Lo más paradójico de la OTAN es que lleva inmersa en una crisis existencial desde que triunfó y alcanzó el objetivo para el que fue creada. Fundada un 4 de abril de 1949, ahora hace setenta años, suponía la reafirmación del vínculo trasatlántico entre la Europa occidental, que en ese momento era un solar a medio desescombrar y los EEUU, los grandes triunfadores de la II Guerra Mundial, que pasaron de ser una gran nación tras la derrota europea de la I Guerra Mundial a convertirse en superpotencia global. Ese vínculo entre las orillas del charco se imponía como respuesta a la actitud del otro ganador de la Guerra Mundial, la URSS, el imperio soviético, que en su avance hacia Berlín había conquistado lo que se conoce como el este de Europa, y ya empezaba a dejar claro que su dominación sobre lo que antes era un conjunto de naciones soberanas y regiones de etnia diversa iba a ser intensa y permanente. La imagen del mapa en la que se muestra una URSS enorme que se extiende por el apéndice que supone Europa para su concepción geográfica ha condicionado la historia militar continental durante siglos. De ser un campo de batallas y exterminio, Europa pasó a ser un campo de amenaza global, en el que EEUU y la URSS expusieron, frente a frente, sus mayores capacidades destructivas. La OTAN,y su respuesta en el este, el Pacto de Varsovia, eran maquinarias entrenadas para enfrentarse en una guerra que pocos deseaban y casi todos sabían que nadie sería capaz de ganar. El derrumbe del imperio soviético tras la caída del muro y la implosión rusa dejó, sin que nadie lo hubiera advertido antes, a la OTAN sin adversario, emulando la triste imagen de un boxeador que se sube al ring y se mueve con presteza, pero que carece de rival. Fue el ataque contra EEUU del 11 de septiembre la primera acción en décadas que supuso la activación del artículo cinco del tratado de la organización, ese que reclama a los demás países acudir al socorro de uno de ellos si resulta atacado. El artículo se pensó creyendo que alguna nación europea sería víctima de las ansias soviéticas, y esa respuesta automática actuaría de freno para los jerarcas de Moscú, pero nadie imaginó nunca que supusiera una guerra que se iba a desarrollar en las montañas afganas. Durante los últimos años la OTAN se ha centrado en la seguridad antiterrorista y en la manera de esconder la realidad que supone la pérdida de poder e influencia de Europa, la causa de su nacimiento, frente a la emergencia de fuerzas globales como China, que suponen ahora mismo para EEUU su principal foco de atención. La organización ha servido para que las naciones europeas “subcontraten” su seguridad a EEUU, pudiéndose así ahorrar los costes que supone la defensa para destinarlos a otros fines, sociales por ejemplo, pero eso tiene visos de acabarse, a medida que Washington se preocupa menos de lo que nos sucede en esta orilla del Atlántico. Trump muestra ese desinterés de manera descarnada, pero ya Obama dejó claro, con otras formas, que la organización le empezaba a sobrar.

¿Está preparada Europa para afrontar su propia defensa y seguridad sin el paraguas de la OTAN? Resulta obvio que no. Las discusiones que existen sobre la necesidad de incrementar los presupuestos en defensa de la UE y las inversiones en esa materia pueden acabar fructificando en algo, pero hoy en día no son más que presentaciones llenas de colores y vacíos. Con una Rusia encabezada por Putin que no deja de trastear en el este (la guerra de Ucrania sigue ahí) y perturbar en todo el continente, y una China que aumenta cada vez más su poder, en todas las acepciones del término, vuelve a ser Europa la más interesada en que la OTAN siga existiendo, y en que EEUU no abandone su papel fundamental como financiador y fuerza intimidante. Está por ver que lo consigamos.

miércoles, abril 03, 2019

Siguen bajando las ventas de coches


Las ventas de coches en España siguen cayendo mes a mes en una espiral decreciente que empieza a tener tintes de depresión en el sector. Con el dato de marzo recién publicado son ya siete los meses en los que la reducción se produce, dejando en el limbo a concesionarios y en la preocupación más absoluta a fabricantes e industrias auxiliares de uno de nuestros principales sectores industriales. España es el segundo productor de coches de Europa, después de Alemania. La gran parte de nuestra producción se exporta, y eso hace que el peso del mercado nacional sea pequeño para nuestras fábricas, pero cifras de este tipo impactan en la industria sin ninguna posibilidad ni de disimulo. Las cosas no ruedan nada bien.

¿Qué sucede? Hay varios factores que pueden explicar estos datos. Unos se asocian al enfriamiento económico que vivimos, que es menos intenso en España que en otros países europeos, pero que empieza a ser palpable. Comprarse un coche supone un importante desembolso de dinero y, una vez estrenado, una fuente de gastos de todo tipo, por lo que lanzarse a por él exige necesidad perentoria o capacidad clara. Si el futuro laboral o de ingresos se ensombrece, cambiar de vehículo deja de ser prioritario y se empieza a alargar la vida de los que existen. Otros factores, cada vez más importantes, tienen que ver con el problema de la contaminación y las (distintas) medidas tomadas por las (distintas) autoridades que han contribuido a caotizar el mercado. Una pregunta que hace apenas dos o tres años era inexistente a la hora de comprar un coche abre ahora todos los procesos de adquisición. ¿Qué me compro?. Los eléctricos, híbridos y demás motorizaciones alternativas son aún un porcentaje muy pequeño en el conjunto total de ventas, y su utilidad es muy escasa para conductores que operen intensivamente y fuera de los cascos urbanos, pero el tema tecnológico se ha introducido como una cuña en el mercado y amenaza con partirlo por completo. Noticias alarmistas y decisiones precipitadas, como las tomadas por el gobierno de las Baleares, han alterado por completo el panorama de ventas, hundiendo la venta del diésel y otorgando a la gasolina una preminencia que esconde la falta de seguridad del comprador ante el futuro, no un afán ecológico. Los modernos vehículos diésel contaminan menos que los modernos vehículos de gasolina, por lo que la discusión no está entre uno y otro combustible, sino entre parque viejo o nuevo. El disparo de ventas de la gasolina en los últimos tiempos ha permitido que, paradojas de la vida, las emisiones de CO2 del parque automovilístico español crezca, porque un vehículo de gasolina nuevo emite más CO2 que un diésel nuevo. En este sentido es de elogiar el plan renove que ha puesto en marcha el gobierno vasco. En él se busca la lógica, que es reducir las emisiones, y le da igual si lo que se compren el usuario sea un gasolina o diésel, mientras sea nuevo y de emisiones reducidas. Con esta medida se lanzan dos mensajes claros, uno de fomento de la movilidad ecológica, primando la compra de vehículos sin emisiones o, en la medida de lo posible, las menores, y otro mensaje de tranquilidad al comprador, que no se ve en la disyuntiva de optar por uno u otro modelo en función de la arbitrariedad administrativa. En Baleares el comprador de diésel sabe que su vehículo es más eficiente y ecológico que el gasolina, pero tiene claro que con la norma que han aprobado el mercado de segunda mano de su coche queda extinguido, y que el valor de su compra será cero cuando hayan pasado unos años, y por ello optará por comprar un gasolina, para proteger su inversión de una medida administrativa que juega a ir de verde por la vida pero que, en sus primeros impactos, hará que la emisión media de CO2 del parque balear crezca. Con un panorama de incertidumbres como este es normal que las ventas se resientan, y eso, desde luego, genera efectos negativos en una rama de actividad que supone más o menos el 10% de nuestro PIB, que genera miles de empleos y que es de las pocas industrias que, como tales, existe en el país.

A esta tormenta del tipo de motorizaciones se le juntan otros factores que, quizás ahora mismo no, cada vez más condicionarán el mercado. Al pérdida de estatus del coche como objeto aspiracional por parte de la juventud, la cada vez más reducida cohorte de jóvenes que se sacan el carnet, el número creciente de ellos que retrasan ese proceso, las opciones de renting particulares en vez de la compra directa, la búsqueda de la movilidad más allá del coche privado… decenas y decenas de nuevas variables en un sector que se enfrenta a un dilema tecnológico y de uso sin que aún estén claras las alternativas y respuestas. Habrá que ver si los meses de verano revierten la tendencia, pero de momento, pocos cuatro ruedas salen a nuestras calles a estrenarse.

martes, abril 02, 2019

Adiós a Sánchez Ferlosio


Con la llegada de Abril, el frío y la inestabilidad que no han existido en el invierno, se ha ido Rafael Sánchez Ferlosio, a la muy alta edad de noventa y un años, dejando tras de sí una obra enorme y una doctrina con pocos discípulos. Convertido en personaje con el paso de los años, en el mejor sentido del término, Ferlosio adquirió a cada minuto que pasaba la categoría de mito, y sus esporádicos artículos en la prensa eran recibidos con tanta alabanza como, muchas veces, incomprensión. Su obra crecía y crecía en medio de unas ventas que, como bien decía, nunca eran buenas, y pocos son los que pueden decir que han leído sus volúmenes de ensayos, que tan diligentemente ha compilado Ignacio Echevarría a lo largo de estos años.

No soy yo el adecuado para escribir sobre Ferlosio, porque también me encuentro entre los que han leído una muy pequeña parte de su obra. Sí las dos novelas por las que alcanzó fama imperecedera, “El Jarama”, y “Las andanzas e historias de Alfanhuí”, pero las leí hace mucho, y tengo un débil recuerdo de las mismas. De su producción más reciente he recalado en algún pequeño volumen en el que se recogen lo que el él llamaba pecios, aforismos y dichos que le dictaba su conciencia, y que expresaba en palabras y frases de gran complejidad y hondo significado. No hacía fáciles las cosas Ferlosio para el lector, pero es que su mente así se lo exigía. Su nivel intelectual estaba mucho más allá de lo que un lector y pensador medio como es mi caso pueda describir, y de ahí que fuera absoluta la admiración que suscitaba entre los de mente preclara. Alejado de la fama desde que esta le llamó tras la publicación de sus primeras novelas, recurrió al ostracismo, pero no el del divo que se hace el escondido para aumentar su aura y alimentar el ego, sino el recogimiento del pensador, de aquel que sabe que el tiempo es volátil y fugaz, que aquí estamos una pequeña temporada, con suerte de verano, y que no se puede perder el tiempo en menudencias cuando hay tanto por saber y analizar. Rehuyó los focos, que durante mucho tiempo le buscaron, hasta conseguir que lo dejasen en paz, que le vieran como un ser distinto, incomprensible, centrado en lo suyo, del que no podrían sacar rédito comercial. Frente a su obra, su vida personal es también la del siglo que le tocó vivir, con luces y sombras Hijo de Rafael Sánchez Mazas, uno de los fundadores de la falange, el que fuera personaje central del “Soldados de Salamina” de Javier Cercas, mama las letras desde su infancia romana y no se separa nunca de ellas. Casado con Carmen Martín Gaite, otra de las cumbres de la literatura española del siglo XX, tienen una hija que muere joven. Su segundo matrimonio le aportó estabilidad, escasa pero longeva descendencia y la posibilidad de conocer a su nieta. ¿Cómo sería Ferlosio como abuelo? Seguramente alguien distinto a sus textos, pero de una manera, también, un reflejo de los mismos. Sus carantoñas acabarían siendo complejas y llenaría la felicidad de aquella niña con historias y andanzas de su propia vida que ha sido larga y fructífera. Colmado con todos los premios literarios que existen en castellano, su tala es enorme, y se agiganta a medida que el enanismo cutre y cortoplacista en el que vivimos lo domina todo. Su tiempo de reflexión no era el de este volátil y veleta mundo. Ni se dejó arrastrar por intereses políticos ni se plegó a ellos, ni se dejó utilizar. Siempre estuvo muy por encima de ese mundano escenario de la refriega.

Hoy son muchos, en la literatura y pensamiento, los que lloran su ausencia, y quizás otros aprovechen para releer su obra o acercarse a la misma. Uno de mis propósitos desde hace algún tiempo era afrontar sus ensayos completos, cosa que ya haré en un tiempo en el que son una obra póstuma. Hoy puede llover en Madrid, en un año de gran sequedad, y eso quizás alegre el caudal de ese modesto río llamado Jarama, que en tiempos de Ferlosio joven era sinónimo para los urbanitas de campo lejano. Hoy, convertido en cauce que vive entre circunvalaciones que rodean la urbe, el Jarama discurre ajeno al bullicio de coches que lo surcan sin descanso, sin saber que el que glosó su flujo y los que en torno a él crecían ya no podrá oír nunca el arrullo de sus aguas.