Pablo Rodríguez Suanzes,
corresponsal de El Mundo en Bruselas es un gran periodista, devorador de
libros, hombre sabio y divulgador de cultura como pocos. Se conoce al dedillo
las instituciones comunitarias y a todos los que por ellas han pasado o ejercen
labores, y posee una cultura vastísima en tantos otros campos de la cultura y
vida que, sinceramente, nada puedo aportar desde esta esquinita del mundo que
él no sepa o sea capaz de puntualizar, rebatir o desmontar. Pues bien,
comentaba este domingo, en medio del avance del escrutinio electoral, que el
uso de las redes sociales, donde es un referente en Twitter con su usuario
@Suanzes le había convencido de que Vox sumaría muchos más escaños de los que
llevaba. A mi me pasó lo mismo.
¿Hasta
qué punto las redes sociales distorsionan nuestra visión de la realidad? El
caso de Suanzes no es único. Otros tuiteros interesantes esgrimían que el
volumen de seguidores de Twitter o Instagram de los adolescentes que estaban
encandilados con Vox hacía presagiar un voto mucho más alto para esa formación
del que detectaban las encuestas, basadas en parámetros y formas de trabajo más
arcaicas, no pegadas al día a día, más bien segundo a segundo, de las redes.
Las conclusiones de esos tuiteros fueron, afortunadamente, desmentidas por la
realidad, que otorgó a Vox un potente grupo parlamentario, pero muy lejos de
sus sueños, de lo que han hecho otros correligionarios extremistas en Europa y,
sobre todo, muy muy lejos de lo que el ruido de internet hacía presagiar. La
conclusión obvia es que en las redes se miente mucho, y es algo cierto, pero
resulta una afirmación simplista y que no lleva a ninguna parte. La conclusión
interesante es que, como todos los submundos, las redes sociales ofrecen una
visión parcial, sesgada, no completa de la realidad, y creo que debemos usar
esos tres adjetivos como puramente calificativos, no despectivos. Parcial e
incompleta porque ni mucho menos toda la sociedad tiene redes, hace uso de
ellas y las utiliza como herramienta de trabajo, diversión, propaganda o vaya
usted a saber qué fin. Sesgada, derivada justo de lo anterior, porque mientras
que el voto es un derecho universal para mayores de edad, el grupo de usuarios
de la red que sea supondrá una selección muestral de la población que, por
edad, localización, estudios, educación, gustos, actitudes… lo que sea, no
responderá al conjunto de la población votante. Las redes pueden ser sumamente
útiles para captar tendencias y el surgimiento y desarrollo de procesos
virales, que exacerban y magnifican, o servir como geniales herramientas de
marketing dado que permiten posicionar productos en segmentos de población muy
específicos (por no hablar de la publicidad personalizada, el sueño de todo
vendedor, que el big data ya hace posible) pero pueden fracasar
estrepitosamente como fuente de información en situaciones, como las
electorales, en las que es vital realizar un estudio muestral lo menos sesgado
posible que busque tendencias firmes entre los votantes, sin tener en cuenta su
origen, renta, estrato social, educación, sexo, residencia urbana o rural…. Por
todo eso, y otras muchas cuestiones, es caro y costoso realizar sondeos
electorales, y más si pretenden ser precisos y ajustados a la realidad. El trabajo que en
este sentido realiza Kiko Llaneras y su equipo es, en este sentido,
encomiable. Mezclan técnicas modernas de muestreo y análisis probabilístico con
sistemas de trabajo estadístico clásicos y consolidados para tratar de realizar
fotos lo más parecidas a la realidad, y en situaciones como las de este
domingo, donde la incertidumbre era muy alta, Llaneras no se cortaba al decir
que las dudas le poseían, y que era una jornada infernal para los analistas por
el riesgo que existía a equivocarse. El sondeo de GAD3 para RTVE o la última
encuesta del CIS de Tezanos, la que sí llevaba cocina, ajustaron mucho los
resultados y se parecen tanto a la realidad que sombra. ¿Qué esconden? Mucho
trabajo, análisis y estudio. Y algunos, porque son inevitables, pero tratados
de minimizar, sesgos.
¿Significa
esto que hay que despreciar a las redes sociales como fuente de información?
No, no, pero debemos ser fríos y cautos a la hora de analizar qué tendencias
que en ellas se mueven corresponden a movimientos artificiales, provocados a la
búsqueda de una respuesta, y cuales son espontáneos. Y en ambos casos tratar de
averiguar si todo es ruido de tuiteros que viven al margen del mundo o reflejo
de algo que existe en la realidad, se exprese por internet o no. ¿Cómo se hacen
ambas cosas? ¿Cómo se logra? Ni idea. Supongo que relativizando, teniendo
cuidado y siendo quizás algo desconfiado, pero no lo se. Y es difícil hasta el
extremo. Suanzes cayó el domingo, como todos, víctima de ese ruido y furia
internetero, y si él, que tiene conocimientos para cribar, sucumbió, ¿Cómo nos
salvamos el resto?
Mañana
es 1 de mayo, festivo en toda España, y el jueves 2 lo es en Madrid. No subo a
Elorrio por lo que el viernes trabajo y nos leeremos nuevamente.
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