viernes, junio 28, 2013

Bárcenas no va a pasar calor en la cárcel


Hay escenas, imágenes, que definen una época o estado de situación. Muchas novelas y artículos son capaces de hacerlo, pero la fuerza explicativa de una imagen a veces es devastadora. Tanto se ha escrito sobre la gran depresión norteamericana que uno puede conocer todos sus detalles, pero basta con ver las sufridas imágenes de Dorothea Lange para sentirse angustiado por la pobreza y desesperación que caracterizó aquella época. En nuestro imaginario colectivo y personal hay imágenes que sirven para que, en torno a ellas, broten decenas, cientos de recuerdos, como perchas de las que colgase nuestra memoria.

La imagen de ayer, con el furgón de la policía entrando en la cárcel de Soto del Real, portando en su interior la figura de Luis Bárcenas, es una de esas que inevitablemente pasarán a los anales de esta época, y que servirá para caracterizarla, describirla y juzgarla. Más allá de lo higiénico que resulta socialmente que un personaje como Bárcenas esté entre rejas, sean preventivas o no, su orden de ingreso en prisión es una de las decisiones judiciales más esperadas, aplaudidas y, seguramente, celebradas, de la historia judicial española, porque en una época de privación como la que vivimos la imagen del sujeto encarcelado, paseándose como un chulapo, haciendo ostentación de su riqueza, obtenida mediante artimañas que como mínimo pueden calificarse de fraudulentas, haciendo peinetas al respetable desde terminales internacionales y jactándose en su pose y estilo de ser invulnerable, era, como señalaba, una imagen insoportable para casi todo el mundo. Sea de la ideología que fuere la persona con la que uno hablara, Bárcenas era para él un delincuente, un estafador y un capullo merecedor de los peores males del mundo, y quizás quien mejor lo definió fue Arantxa Quiroga recientemente elegida presidenta del PP en el País Vasco como sustituta del no menos claro Antonio Basagoiti, cuando hace una semana, en un desayuno en Madrid, comparaba los temblores de piernas y el miedo en el cuerpo con el que muchos de los miembros del PP (yd e otras formaciones políticas) se levantaban cada mañana en el País vasco ante la amenaza etarra mientras que otros, en la sede del partido, se lo “levantaban” crudo, calificando esa actitud como vomitiva. Ese concepto de vómito ha estado muy presente a lo largo de todo este caso, tanto desde el lado de la prensa, que cada mañana vomitaba datos, cifras y documentos a cada cual más escandaloso sobre los apaños y manejos que se han desarrollado a lo largo de las últimas décadas en la sede del PP mientras que la dirigencia pública del partido callaba o miraba hacia otro lado, y la contemplación de todo esto sólo producía unas constantes arcadas, unas ganas de ir al baño y arrojar por él toda esa mierda, y que al dar la cadena se fuera por el agujero, llevándose con ella a los sujetos que impunemente han actuado de una manera tan infame con sus compañeros de partido y, sobre todo, con el conjunto de la sociedad, a la que han defraudado, robado, atracado, a veces a escondidas, y otras por lo visto a plena luz del día. Entre todos los personajes siniestros, patéticos hasta el límite, que han poblado las exclusivas relacionados con la trama Gürtel, Bárcenas es la joya de la corona, el malo por excelencia, el que además tiene el aspecto requerido para salir en las fotos con pinta de malo, vestido como si fuera una parodia de un gánster de altos vuelos, creyéndose invulnerable y actuando en todo momento como si así lo fuera, acostumbrado a mandar y a que sus órdenes se obedezcan. Una joya de personaje para los medios y para los autores de teatro y novela, que ni en sueños hubieran creado un malo tan arquetípico sin caer en la parodia o la chanza. Para un sujeto de este estilo haber pasado su primera noche en prisión y, desde hoy, estar en una celda compartida con otro preso común debe ser una pesadilla inimaginable.

Tras lo de ayer me tengo que quedar con dos lecciones positivas para encarar este asunto. Una es que, como vivimos en una democracia, la podredumbre no se queda oculta bajo los focos y aflora, y al final sabremos todos los detalles de esa trama corrupta. La otra es que lenta, dubitativa y aparentemente sin resuello, la justicia avanza y, una vez puesta en marcha, nada ni nadie puede pararla, y los jueces y demás profesionales que allí trabajan son profesionales que no ceden ante presiones, ni de gobiernos ni de chantajistas. A partir de hoy Bárcenas y sus compinches debieran empezar a reflexionar sobre lo que han hecho y, les aconsejo, confesar poco a poco todas sus fechorías ante el juez. Socialmente ya están condenados, para que así sea judicialmente basta esperar un tiempo, pero lo serán.

El Lunes me lo cojo festivo. Hasta el Martes 2 de julio, disfruten y ojo con el calor, que será intenso la semana que viene

jueves, junio 27, 2013

Bruselas, otra vez Bruselas


Decir que Europa encara su futuro en una nueva y trascendental cumbre de jefes de estado y gobierno en Bruselas se ha convertido en una de las frases más tópicas y repetidas de los últimos años, no por ello carente de verdad, pero desvirtuada de lo mucho que ha sido repetida y manoseada. Cada una de esas cumbres decisivas se ha saldado con acuerdos in extremis que luego no se han llevado a la práctica, por lo que en el fondo han sido una sofisticada obra de teatro que ha emocionado el público en el transcurso de la representación pero que, tras abandonar el patio de butacas, apenas deja un auditorio vacío y a unos actores orgullosos de su trabajo, y con ganas de repetirlo nuevamente.

En este caso hay una diferencia sustancial respecto a anteriores encuentros, muy relevante para nosotros, me temo que inocua para el resultado final, y es que la posición española que será defendida por Rajoy cuenta con el aval de casi todo el Congreso de los Diputados. Por fin ha habido un pacto, un acuerdo entre PP y PSOE para consensuar la postura de la cumbre, y que finalmente ha contado con el apoyo de CiU, PNV y UPD, lo que en sí mismo es bueno y alcanza el grado de rareza en la política nacional. ¿Por qué digo que puede ser irrelevante en la práctica? De primeras porque el texto consensuado es muy bonito, tanto que parece una carta a los Reyes Magos solicitándoles largos veranos y cortos y suaves inviernos. El catálogo de demandas que se hace a las instituciones europeas es tan amplio como voluntarioso, y desde luego no está en manos del gobierno español el que esas peticiones puedan llegar a cumplirse, ni siquiera escucharse. Y es que, de segundas, y como a las anteriores cumbres, España acude como país rescatado, financieramente, sí, pero rescatado igualmente. Estamos en el club de los estigmatizados, que parece que poco a poco vamos formando una especie de asociación para plantar cara al rico norte, pidiendo que nos ayude a salir de la depresión, usando en público el argumento pomposo de la solidaridad europea, y en privado, fuera del alcance de las cámaras, la amenaza de que los prestamistas del norte que metieron tanto dinero en las burbujas del sur no recuperarán nunca sus inversiones si seguimos en un estado de depresión. En este tira y afloja pudiera parecer que la unión de países rescatados tiene un poder de presión equivalente al de los países ricos prestamistas, pero esa sensación es muy errónea, y los hechos lo demuestran cumbre tras cumbre, encuentro tras encuentro. La dinámica de la gobernanza de la UE ha cambiado mucho estos años, y de una Comisión ejecutiva, que utilizaba el Consejo Europeo para ver ratificadas sus decisiones se ha pasado a una Comisión débil, desposeída de poder real, que actúa en gran medida como secretariado técnico, como administrativos de muy alto rango, pero administrativos, acatando y desarrollando las decisiones que se toman en el Consejo Europeo por parte de los jefes de estado, siendo ahora este lugar de donde emana el poder, y podemos pasarnos media vida diciendo que en una Europa de veintitantos países cada uno cuenta, pero en la práctica todos sabemos que es Alemania, la potencia indiscutible, al que rige los destinos de la Unión, con una Francia cada vez más menguante, incapaz de asumir el papel que le corresponde, y mucho menos el que aspira ingenuamente a desempeñar, un grupo de países del norte asociados a Alemania que, en el fondo, son su zona natural de desarrollo económico (algo así como su área metropolitana), un grupo de países en depresión, entre los que estamos nosotros, que hemos perdido nuestra soberanía a manos de nuestros acreedores al encontrarnos en situación de quiebra más o menos declarada, y el Reino Unido, que pase lo que pase va a su bola decidiendo justo lo contrario y equidistante al resto de naciones. Ese, y no otro, es el campo de juego de las cumbres europeas. A partir de ahí deduzcan las opciones, perspectivas y posibilidades que adquieren las posturas de cada una de las naciones.

Por tanto, más allá de palabras rimbombantes, discursos laudatorios y flores de encargo, no espero mucho del encuentro que empieza hoy. Es probable que se apruebe la concesión del fondo de empleo juvenil de 6.000 millones de euros, de los cuales un tercio puede ser para nosotros, pero eso no es nada (más o menos lo que emitimos de deuda cada cuatro días en las subastas) y poco más. Como asuntos previos está el ecofin, que esta noche ha alcanzado un acuerdo para el orden de prelación de los sufridores de las quiebras bancarias, el preacuerdo de la PAC de ayer mismo y la discusión sobre el presupuesto comunitario 2014 – 2020, acordado hace meses y que el parlamento amenaza con rechazar.

miércoles, junio 26, 2013

Wert no deja de meterse en charcos


El Ministro de Educación, Jose Ignacio Wert es un chollo para los periodistas. Su apellido se puede escribir de corrido, dado que sus caracteres forman parte de la secuencia de la fila superior que define a los teclados occidentales, ese famoso qWERTty, y cada vez que habla ofrece declaraciones jugosas que, sin duda, alimentarán feroces polémicas, batallas políticas y nuevas declaraciones de otros partidos y componentes del sistema educativo, que llenarán columnas de opinión (como esta, pero remuneradas) páginas de articulistas y horas y horas de tertulia. Sí, este hombre es una joya para los medios, como lo fue Mourinho para la prensa deportiva, que seguro es la única que le echa de menos.

El caso de la nota de corte para las becas, el famoso 6,5, ha sido el más reciente, pero sólo el último de una serie de polémicas que han acabado por enfangar el campo de la educación, que ya de por sí es bastante farragoso, convirtiéndolo en lo que nunca debiera ser, un lugar de enfrentamiento partidista en el que la demagogia, el simplismo y la palabrería dominen frente a la visión de estado, el largo plazo y la consecución de objetivos globales. En este sentido Wert ha fracasado por completo. La educación es un asunto muy complejo, y que en España funciona mal, se mire como se mire. Tanto en los tramos de la ESO como el Bachillerato o la Universidad, los resultados que ofrece el sistema educativo nacional son, como mínimo, vulgares, cuando no directamente sonrojantes. Se podrá criticar mucho la metodología con la que se elaboran rankings como el de PISA para educación primaria y secundaria o el de la Universidad de Shanghái para centros universitarios, pero el que año tras año, desde hace muchísimos, ambos sitúen a España en un lugar tercermundista es como para hacérselo mirar, y muy bien. Se podrá objetar que ambas clasificaciones miden cosas muy distintas y que los remedios que se deben aplicar en distintos tramos escolares deben ser diferentes porque también son los problemas, y estaré completamente de acuerdo, pero lo cierto es que no se aplica remedio alguno. Es más, cada vez que se mencionan las carencias de cualquiera de los tramos escolares surgen al instante voces que se rasgan las vestiduras, afirman que su centro o región es la más puntera y que esas listas internacionales sesgan y no son capaces de medir adecuadamente al infinita calidad de la educación que ofrecen. Cada vez que oigo cosas así me enervo, se lo confieso. Y así, día tras día, la discusión eterna en este país es si los niños deben o no estudiar religión en las aulas, debate solucionado hace décadas en nuestro entorno, o si deben pasar de cuso independientemente de que hayan aprobado o no, asunto que en otros países también han conseguido acordar hace mucho tiempo, mientras que los problema serios no se abordan. La calidad del profesorado y su proceso de formación, los medios con los que se cuenta, la valoración social de la educación, la introducción de competencia real entre las universidades, el premio al esfuerzo, el diseño de unos contenidos pedagógicos y que sean capaces de transmitir lo complejo que es el mundo actual, la necesaria presencia de la filosofía, lectura y otras asignaturas de letras, despreciadas por completo, la inclusión de la música o el ajedrez como asignaturas complementarias durante ciertos tramos del currículum, la estabilidad de las normas educativas en el tiempo, la necesidad de despolitizar los temarios y alejarlos del paleto nacionalismo localista que ahora los inunda tanto en el País Vasco como en Murcia o Madrid… nada de eso parece importar ni a los rectores de las universidades ni a los gestores de los centros ni, sobre todo, a los políticos de todo signo que, sospecho, ven a la educación como el gran problema, la única de las materias capaces de hacer ver a la población lo inepta y cutre que es su clase dirigente y que puede, a largo plazo, desestabilizar las estructuras de poder anquilosadas en este país. Por eso creo que el objetivo último de todo político en España, sea cual sea su presunta ideología, es cargarse la educación para mantenerse en el poder el mayor tiempo posible.

El caso concreto de Wert no parece ser ajeno a esta idea. Cuando fue nombrado su procedencia del mundo de la investigación social y el que no fuera un miembro del aparato de los partidos me hizo verle con buenos ojos. Sangre fresca, aires renovados, pensé, a ver qué tal sale… Me preocupaba su promiscuidad tertuliana, que como en casi todos los casos es dada a la frase fácil, el titular simplón y la bronca, y esa preocupación ha ido mutando con los meses en tristeza al comprobar como Wert se comporta como tertuliano cada vez que habla, haciendo ver que sique teniendo la sensación de estar en un estudio de televisión y de ingresar en nómina según la audiencia que generen sus declaraciones. Así no se pueden hacer las cosas, y en el campo de la educación, aún menos.

martes, junio 25, 2013

Dónde está Snowden, matarile-rile-rile


No deja de ser sorprendente que estemos asistiendo a la fuga retransmitida en directo de un analista de la inteligencia norteamericana, que ha vendido secretos inmensos y de enorme calado, y que trata de huir del poder de los Estados Unidos mediante una rocambolesca pirueta de vuelos a lo largo de medio mundo. Un guion propio de una de las mejores películas de espías de la guerra fría que imaginarse uno pueda se está desarrollando ante nuestros ojos y se administra por entregas en cada uno de los telediarios, con Snowden como protagonista principal y un montón de desconocidos secundarios que pululan por la escena.

De momento lo único que parece seguro es que Snowden abandonó su refugio de Hong Kong, contando con el asesoramiento de Wiki Leaks, en busca de un destino permanente y más seguro, ya que una vez que EEUU había dictado una orden de extradición sobre él las autoridades locales estaban obligadas a buscarlo y entregarlo a los norteamericanos. De hecho esa orden suponía un serio problema para China ya que, aunque Hong Kong tiene un estatuto internacional propio, en el fono es China quien debía detenerlo y deportarlo, y a buen seguro que de pillarlo se lo pensaría dos veces el hacerlo o no, sospechando lo mucho que Snowden sabe sobre el espionaje al que ha sido sometido el gobierno y las empresas y universidades chinas. En el caso de no entregarlo Snowden sería la espoleta de una bomba diplomática de inciertas pero peligrosas consecuencias. Por ello la marcha del protagonista de su refugio asiático ha supuesto para el gobierno de Pekín el librarse de un potencial marrón de mucho cuidado. Haciendo la vista gorda del pasaporte de nuestro amigo, que hubiera sido validado aunque fuera falso o llevara impreso el DNI de la infanta en su solapa, Snowden despegó del moderno aeropuerto de Hong Kong para escapar del gobierno de Obama y, de paso, acumular muchos puntos en su tarjeta de cliente de la compañía aérea. Lo primero que se nos dijo es que el vuelo era con destino Moscú, a donde se supone que llegó en la tarde del Domingo 23, y luego se contó una historia en la que Snowden volaría desde allí hasta Cuba, con destino final Venezuela o Ecuador. El gobierno ecuatoriano ha confirmado que Snowden ha pedido asilo político en ese país y está estudiando admitirlo o no. De hacerlo ya serías dos los confidentes soplones que acogería el gobierno de Quito, uno de ellos el propio Snowden en el país y otro el famoso Assange, que ya ha pasado más de un año encerrado en la embajada de Ecuador en Londre. Según el plan que se relató, Snowden no pasaría ni doce horas en Moscú, sin tiempo apenas de disfrutar de los mullidos sofás de la zona vip del aeropuerto y con las horas justitas para aprovisionarse de provisiones de vodka local con el que empañar sus penas y dolores actuales. Sin embargo las cosas se empezaron a complicar ayer, ya que se confirmó que el espía no subió a ningún avión y, por lo tanto, se supone que permanece en la zona de tránsito del aeropuerto de Sheremétievo, que es donde aterrizó el domingo. Así, en la mañana de hoy se cumple el tercer día de estancia informal de Snowden en territorio ruso (técnicamente, si está en zona de tránsito, no es ruso, sino internacional) y el marrón que antes comentaba que había rozado al gobierno chino le ha caído de golpe y porrazo al gobierno ruso, con un Putin al frente que en los últimos tiempos no ha hecho sino continuados gestos que han aumentado la tensión entre Rusia y Estados Unidos en muy diversos frentes. Ahora Putin se puede estar haciendo las mismas preguntas que en su momento pudieron plantearse en Pekín. ¿Lo dejo marchar y me libro de un enfrentamiento con Obama que no me conviene? ¿O lo retengo y le conmino a que se refugie aquí y me cuente todo lo que sabe? La mente de Snowden y lo que en ella se esconde lo convierte en una presa muy apetecible para cualquier gobierno, que estaría dispuesto a hacer lo que fuera por descubrir los secretos que, en pequeñas dosis, apenas ha empezado a desvelar el informático escurridizo.

¿Está Putin planteándose algo así? ¿Por qué Snowden no ha abandonado aún el aeropuerto? ¿Algo ha salido mal en el plan de fuga y ahora mismo resulta que el escapista se encuentra retenido en contra de su voluntad? Sinceramente, ni la menor idea. Afirma Assange que el filtrador está en lugar seguro, pero parece evidente que el plan inicial de saltar a Ecuador en un par de días se ha complicado mucho, o que algo ha salido mal. Islandia empieza a sonar como un destino alternativo en el momento en el que el personaje logre salir de la zona de tránsito del aeropuerto, donde se supone que permanece, pero lo cierto es que ahora mismo nadie sabe con certeza dónde se encuentra Snowden, en qué estado y en qué compañía. Hollywood, menuda historia te estás perdiendo…..

lunes, junio 24, 2013

Mucho mucho mucho Beethoven


Este sábado, un grupo de locos, organizados en torno al Centro Nacional de Difusión Cultural, y encabezados por la figura de Jesús López Cobos, tomaron al asalto el Auditorio Nacional y, al grito de guerra de Mucho Beeethoven, programaron una jornada de actuaciones de una intensidad brutal, en la que, en las distintas salas del Auditorio, se iban a escuchar una gran selección de las obras de cámara del maestro, todas sus sonatas de piano y las nueve sinfonías enteras, una tras otra, en bloques de dos, con una hora descanso de intermedio entre ellas aproximadamente, y con la novena como broche final. Una locura.

Como suele ser habitual me pillé los dedos con el tiempo y, pese a que sabía de la existencia del acto, no cogí entradas para el mismo, así que entre una cosa y otra me pase oyendo las sinfonías y alguna de las sonatas a través del programa especial de Radio Clásica que, desde las diez de la mañana, se encargó de seguir el evento de la manera más completa posible, sabiendo en todo momento que la magnitud y simultaneidad de los conciertos impedían la audición de todos ellos. A las 12 del mediodía López Cobos subió al atril del Auditorio, o así al menos imaginaba la escena desde el sofá de mi casa, y la primera sinfonía empezó a brotar de los altavoces de mi salón con fuerza y ritmo vivo. Frente a las versiones a las que estoy acostumbrado, López Cobos realizó unas interpretaciones más rápidas, veloces y nerviosas, pero llenas de fuerza, ímpetu podría decirse. El primero de los platos fuertes llegó a las dos de la tarde, que es cuando el doble golpe de inicio de la tercera sinfonía tuvo lugar. Esa tercera, junto con la tocata y fuga de Bach, fue mi iniciación al mundo de la música clásica. La oí un día en casa en una cinta cutre, y ese primer movimiento me pareció tan fascinante como me lo sigue resultando hoy en día. Era total. Y no podía seguir oyéndolo en un formato tan cutre, así que un día en Bilbao encontré un vinilo de la Deutsche Gramophon que anunciaba una grabación digitalizada de esa tercera, y lo compré sin dudarlo, e hice la vida de mis padres mucho más dura y ruidosa a base de ponerlo cuando ellos me lo permitían, o cuando no había nadie en casa. Poco a poco me compré los vinilos de esa misma edición que contenían el resto de sinfonías del genio de Bonn, pero esa tercera fue la primera, y eso mismo volvía a sentir cuando los acordes de la orquesta se desataron a primera hora de la tarde, y sospecho que mis vecinos, imposible que no oyesen nada, tendrían la misma expresión de hartazgo que mis padres al oír de manera tan estruendosa ese movimiento marcial, impetuosos, arrebatador, que en sí mismo es una nueva forma de música para orquesta, que deja todo lo que se escribió antes de él convertido en pasado y alumbra un futuro que llega hasta nuestros días. La “heroica” quiso ser el homenaje de Beethoven a un héroe militar, un Napoleón libertador e ilustrado, pero acabó siendo la expresión de la decepción del compositor ante un emperador soberbio, dictatorial y absolutista. Nada en la música anteriormente compuesta servía a Beethoven para canalizar su enojo, su frustración, y para ello tuvo que inventar un nuevo lenguaje musical, y gracias a él la orquesta se elevó al olimpo de la música. Y a medida que los compases avanzan la maestría del genio se desata y ya no conocerá fin hasta su muerte. A las cuatro de la tarde llegó la quinta y luego la sexta, monumentos absolutos del genio humano, que todo el mundo ha tarareado alguna vez, le guste la música o no, y cuando se acabó la emisión de la octava salí de casa rumbo al Auditorio, en frente al cual, en la explanada sita junto a su puerta principal, en las gradas pequeñas que allí existen, se habían instalado multitud de sillas para que los que quisieran se acercasen y, a través de una pantalla gigantes, siguieran la interpretación de la novena sinfonía, que iba a tener lugar a las diez de la noche.

Y algo antes de esa hora el graderío, las sillas y todos los huecos estaban ocupados por cientos de personas que habíamos acudido a la llamada de Beethoven, y a la de los locos que por él se habían sacrificado. La interpretación de la novena fue excelente, el ambiente en el exterior acompañaba con recogimiento y emoción a las notas que no dejaban de romper el silencio de la noche de verano y los aplausos que atronaron tras el final del cuatro movimiento expresaban la alegría del público, que ya había sido glosada por el texto del coral de Schiller, y que, me atrevo a decir, se entona con la melodía más famosa de la historia. Unas piezas del coro de RTVE y un espectáculo de fuegos artificiales pusieron el broche de oro a una noche preciosa, colofón de un día maravilloso, lleno de mucha mucha mucha mucha… música.

viernes, junio 21, 2013

Verano en el cielo, invierno en los mercados


Desde las 7:04 de la mañana de hoy estamos en verano, mi estación favorita, la de los grandes calores y la luz infinita, que justo hoy alcanza su máximo esplendor. A partir de mañana los días empezarán a acortar, muy muy despacio primero, pero de manera tozuda las horas de luz irán disminuyendo para caminar hacia el solsticio de invierno. Hoy es el día con más horas de luz del año, el mayor entre todos los que, genéricamente, se hacen llamar así. En el hemisferio sur ya saben que todo es al revés, así que desde hace poco han entrado en invierno, y curiosamente los mercados internacionales parecen haberse trasladado a ese hemisferio, dadas las pérdidas que registraron ayer.

Las bolsas europeas y norteamericanas vivieron ayer un día rojo, con caídas intensas, superiores al 3% en Madrid y al 2% en Nueva York, las primas de riesgo se dieron un festín y escalaron veinte puntos básicos en una sola jornada y el bono español a 10 años se volvió a acercar nuevamente a la barrera del 5%. Mal día, desde luego. ¿Por qué? Como siempre tendrán ustedes cientos de analistas de guardia que les explicarán perfectamente porque era obvio que sucediera ayer por la tarde lo que nadie había intuido que fuera a pasar a primera hora de la mañana. Viendo cómo se desarrolló la jornada en los mercados asiáticos era previsible que el día viniera torcido en Europa, pero se torció bastante más de lo que esperaba todo el mundo. Más allá de explicaciones coyunturales creo que hay tres factores que, en parte, explican lo sucedido ayer y que, sobre todo, condicionan lo que va a pasar los próximos meses en bolsas, primas, divisas, demás mercados y el conjunto de la economía, financiera, real o imaginada. El primero es que, poco a poco, el efecto sorpresa del estímulo financiero japonés, el famoso Abenomics, se está diluyendo, y lo que se prometía una gran palanca de reactivación económica en el país nipón se empieza a ver como la fuente de una burbuja financiera que ha afectado a los activos japoneses y parte de los del resto del mundo que, como todas las burbujas, se ha pinchado y empieza a retroceder. Parte del muchísimo dinero que Japón puso en circulación empieza a volver al origen, y abandona activos como el bono español y, por tanto, se deshace el efecto positivo que eso había tenido en las primas periféricas. El segundo factor, mucho más importante que el japonés, es lo que vaya a hacer el amigo Bernanke desde la FED con la retirada (o no) de sus paquetes e estímulo financiero, lo que se conoce en el mundillo como el QE. Todo el mundo sabe, aunque nadie quiere reconocerlo, que la mayor parte de las subidas experimentadas estos últimos meses en las bolsas de medio mundo se deben a la manipulación (fea palabra, sí, pero acertada) que ha hecho la FED de los mercados con sus continuas inyecciones de liquidez vía compra de bonos norteamericanos, a un ritmo de 85.000 millones de dólares al mes. El objetivo de al FED ha sido en todo momento que ese estímulo contrarrestase la tendencia negativa de la economía en EEUU y que, con un efecto riqueza derivado del aumento de las cotizaciones bursátiles, los consumidores se animasen, el crédito fluyera y la economía arrancase por si sola. Este objetivo se ha cumplido en parte, dado que la economía en EEUU crea empleo y crece, a tasas bajas, sí, pero crece. Pero lo que nunca ocultó el amigo Ben es que una vez que la economía alcanzase una velocidad de crucero, estas medidas de ayuda, estas muletas extraordinarias, se retirarían, la FED volvería a sus cuarteles, a practicar la aburrida política monetaria de siempre, y las bolsas y mercados dejarían de depender de ella. Lo que sucede es que Bernanke ya ha anunciado, el miércoles lo hizo, que se dispone a empezar la retirada, progresiva, y se ha encontrado con unas bolsas adictas, yonkis del estímulo monetario, que a mi entender han transformado gran cantidad de ese flujo de dinero en inflación de activos, monetarios y reales, y que ahora pueden revertir todo el camino. ¿Ha creado Ben una burbuja que no es desmontable sin dolor? Pudiera ser.

Y el tercer factor, que emrege poco a poco como un problema de dimensiones difíciles de calibrar, es China. Los últimos datos de PMI manufacturero y de servicios (una encuesta que mide la tendencia de esos sectores a corto plazo) muestran que la economía china se frena más de lo esperado. Además el miércoles por la noche el mercado interbancario en Pekín sufrió una especie de infarto con el disparo de los tipos de los repos (préstamos a muy corto plazo que se hacen los bancos entre sí) y que puede indicar la existencia de problemas de fondo en el oscuro mundo de las finanzas chinas, de las que nada se sabe a ciencia cierta. Así, esta semana acaba con nervios en el parqué y sombras en el horizonte, que sólo los próximos días de verano podrán ayudarnos a calibrar en su justo término.

jueves, junio 20, 2013

Todos espían a todos


Me gustó mucho un titular que vi en la web hace un par de días, que ahora no soy capaz de encontrar, que afirmaba que los casos de espionaje revelados durante estos últimos días, que sobre todo afectan al gobierno norteamericano y británico, habían envenenado las relaciones internacionales de estas naciones con el resto del mundo y, en el fondo, las de todos entre sí, porque la sospecha de que el espionaje es masivo, multidireccional y que no se frena ante nada ahora tiene certezas que la avalan. Así, reuniones como las del G8 de inicios de semana son un escaparate de fotos que, tras lo conocido, se demuestran aún más huecas y falsas.

Ya comenté la semana pasada que uno puede escandalizarse mucho ante el asunto del espionaje, pero lo que no puede es mostrarse sorprendido. La idea que se difundió en los noventa de que, tras la caída del muro, los espías se habían quedado viejos y buscaban su reciclaje profesional o indemnización por despido era, obviamente, falsa. En un principio el espionaje se derivó hacia fines privados, y muchos agentes seguro que fueron contactados por empresas industriales que ansiaban hacerse con las patentes y desarrollos de sus rivales, pero tras unos años de relativa calma, sospecho que el mercado de espionaje público, por parte de los estados, volvió a resurgir con fuerza, alentado por dos factores muy interesantes. Uno es la complejidad del mundo en el que vivimos, complejidad que no hace sino aumentar día a día, y que tiene a todo el mundo perplejo y perdido, también a los gobiernos, lo que hace que la necesidad de información sea creciente. El otro factor es el desarrollo tecnológico, disparatado, que ha permitido que sueños de control, manipulación y tratamiento de la información que estaban en las mentes de los visionarios se hayan plasmado en sistemas de escucha, rastreo y vigilancia que funcionan 24 por 7 a lo largo de todo el mundo. La tecnología ha abarato mucho el espionaje y, pese a que aún sigue siendo necesaria la existencia de agentes muy profesionales sobre el terreno en el caso de misiones especiales, el trabajo de un espía de hoy es muy similar al de cualquier oficinista, como yo o puede que usted, que llega por las mañanas a su mesa, quizás con el café de la máquina en la mano y, casi seguro, bastante sueño, arranca su ordenador y en vez de abrir el Excel o el Word inicia aplicaciones informáticas desarrolladas por el gobierno para la escucha telefónica, el rastreo de correos electrónicos o la interceptación de envíos cifrados. Y cada vez más empresas privadas, consultoras y similares, realizan esta labor como si de una contrata de asistencia técnica se tratase. De hecho creo que, dado el acceso infinito a la información de que disponen los gobiernos, el principal trabajo que se desarrolla en el día a día es el filtrado, el tratamiento de los datos, la búsqueda de patrones, el extraer de toda esa inmensa montaña de información algo valioso, entendiendo como valioso lo que el gobierno de turno así lo vea, pudiendo ser información para evitar atentados terroristas, datos de solvencia de entidades bancarias, movimientos de rivales políticos o secretos prototipos creados por las empresas del país. Todo lo que pueda ser de interés está, cada vez más, al alcance de la mano del espionaje, que ya no viste gabardina a lo Bogart  ni necesita gafas de sol o periódicos extra grandes para camuflarse, no. Ahora el espía tiene, en su mayor parte, un aspecto de “nerd” de colgado por las tecnologías, como es el caso de Snowden, y seguro que se baja canciones o capítulos de Juego de Tronos de mientras rastrea las llamadas, y queda algunas noches para echar partidas de World of Warcraft con sus amigos rodeado de pizzas y miles de cables enroscados. Así es el mundo de los secretos de hoy, y todos los gobiernos lo saben, y utilizan.

Y es que además, la propia tecnología ha hecho que sea barato, hasta cierto punto. En esta web se puede ver un análisis en el que se trata de estimar cuánto costaría en dólares y cuanto ocuparía en recursos el guardar todas las llamadas telefónicas que se realizan en un año en EEUU, y las cifras asustan por su relativa modestia. La estimación cifra en 27 millones de dólares el coste de la infraestructura más dos millones en electricidad consumida al año, y en 272 Petabytes (recuerden la secuencia, Mega, Giga, Tera, Peta, cada uno 1.024 veces el anterior) el volumen de la información que puede alcanzar ese objetivo, valores que, todos ellos, están al alcance de los presupuestos de cualquier estado (y muchísimas empresas privadas, si me apuran). No muy caro y técnicamente posible… tentador, muy tentador, demasiado como para que un gobierno se resista, verdad?

miércoles, junio 19, 2013

La AEAT y el DNI 14Z


En mi trabajo me paso casi todo el día rodeado de números, creándolos y usándolos para fines de lo más variado. Muchos de ellos se generan o definen informáticamente, mediante sumas, algoritmos, secuencias y operaciones variadas, pero muchos otros, evidentemente, hay que teclearlos a mano, cosa que les aviso es tediosa y muy dada a cometer errores. Sí, errores, obviamente todos nos equivocamos, y también, y a veces no poco. Pasan días sin falló alguno y, de repente, PUM, unas cifras que no cuadran, un comprobante que salta y a la porra lo que llevo hecho desde hace un rato, y a descubrir dónde está el fallo.

Mi experiencia me ha hecho ir fabricando comprobantes a lo largo de los cálculos que realizo para verificar que las cifras, en el camino, están siguiendo los pasos que deben. Son como testigos de alerta que, al menos, te indican que esas operaciones están bien hechas. El error, de existir, no estará allí, y eso acota las posibilidades de fallar y, en caso de hacerlo, limita los sitios en los que rastrear el entuerto, haciendo que sea más fácil y rápido encontrar la fuente de problemas. Por ello, entiendo en parte que el revuelo que se ha formado en relación al error de Hacienda respecto a la asignación de fincas a la Infanta Cristina pueda tener, hasta cierto punto, una base de error informático o contable. Las aplicaciones de gestión que utilizamos en el trabajo empiezan a tener unas dimensione que desbordan a muchos programadores. La extensión de sus códigos y los múltiples condicionantes y algoritmos que en ellos se encierran pueden enmascarar fallos “bugs” que salten sólo en ocasiones muy concretas y ante situaciones raras. ¿Ha sido el curioso DNI de la infanta, 14Z, el causante de este problema? Pudiera ser, aunque lo dudo. El que los miembros de la familia real tengan DNIs de dos dígitos, en vez de los ocho que tenemos todos, con letra de control en todo caso, quizás sea un factor que no estaba contemplado en el programa de Hacienda que recoge sus datos de las bases de los registradores, quizás siempre preguntaba por campos DNI de ocho dígitos más letras y, al hacer una consulta y encontrarse con un DNI de dos cifras se volvió tonto y generó un volcado erróneo. Extraño, sí, pero pudiera ser, ya les digo que el día a día del uso de números y aplicaciones puede generar resultados muy raros, pero en todo caso esto, si ha sido un problema técnico, es muy fácil de solucionar. Hoy por la mañana comparece la jefa de la AEAT, la Agencia que gestiona el IRPF y resto de impuestos junto con responsables del colegio de registradores y notarios, y un grupo de informáticos de todas estas entidades, y explican cómo funciona el trasvase de datos, qué aparece en la fuente original, cómo se vuelcan los datos a la AEAT, cómo los trata y almacena Hacienda, y cómo genera consultas y listados como el que nos está ocupando, para así determinar en qué punto se ha producido el error informático. Como el fallo ha sido muy serio, en esa rueda de prensa se ofrecen algunas cabezas, dimisiones y disculpas, en primer lugar a la Infanta, que es la primera perjudicada por este asunto, y después al resto de ciudadanos y contribuyentes, tanto por el malestar que está generando todo este asunto como por la sensación de inseguridad que produce que el lugar en el que reside nuestra información fiscal (la de los que declaramos, al menos) pueda ser origen de errores tan graves que, en caso de producirse sobre una persona anónima, pueden acarrearle grave problemas judiciales y de otro tipo. Si la cuestión es técnica, técnica debe ser su explicación y respuesta, y técnicas sobre todo deben ser las cabezas que se ofrezcan en bandeja para apaciguar los ánimos de una sociedad, nuevamente, perpleja ante una caso que no entiende en lo más mínimo.

Pero, ¿y si la cuestión no es técnica? La probabilidad de que un fallo de volcado, procedente de distintas fuentes notariales, o de programación genere trece asignaciones a un mismo titular tan distinguido es prácticamente nula. Si esto es así a lo mejor el problema no es técnico sino de pura mala fe, incompetencia o algo peor, y el oscurantismo practicado por Montoro a la hora de eludir explicaciones alimenta toda clase de prejuicios, dudas y maledicencias. Nuevamente, la solución en este caso es sencilla. Antes de las doce del mediodía de hoy Montoro acepta la dimisión de la responsable de la AEAT por el daño causado a la imagen de la administración tributaria, pide perdón púbicamente al Rey, su hija, resto de familia y sociedad española, y anuncia una investigación profunda y transparente para saber qué ha pasado y quiénes han estado detrás. Eso sería actuar de manera transparente al usuario. ¿Lo harán?

martes, junio 18, 2013

Elecciones esperanzadoras en Irán


Hace unos pocos días tuvieron lugar en Irán las elecciones presidenciales cuyo resultado más visible es, de momento, la jubilación de Mahmud Ahmadineyad, nuestro querido “Ajma”, uno de los personajes que frecuentemente han visitado este blog durante los años que lleva en marcha. “Ajma” para quien el apelativo de querido también requeriría numerosas comillas, se va dejando a su país sumido en una grave crisis económica, un conjunto de sanciones internacionales que mantienen a Irán prácticamente aislado del resto del mundo y un historial de declaraciones y actos que lo único que han hecho ha sido elevar al tensión allá donde ese señor ponía los pies. Su marcha es, en sí misma, una buena noticia.

Como Irán es una dictadura teocrática extraña, las elecciones no son como en todas partes. Allí sólo pueden presentarse los candidatos que previamente hayan obtenido el visto bueno por parte del consejo de la revolución, que así creo que se llama el comité de clérigos que manda realmente en el país, al frente del cual se encuentra el imperturbable y todopoderoso Alí Jamenei, el hombre fuerte, muy fuerte del país. Por ello estas elecciones son un poco de cara a la galería, tanto por la criba previa de candidatos como por el hecho de que el ganador, quiera o no, debe plegarse a las exigencias clericales. Diseñadas en formato de doble vuelta, al sorpresa saltó el fin de semana cuando uno de los candidatos obtuvo, por los pelos, más del 50% de los votos, consiguiendo así la victoria directamente y sin necesidad de un segundo comicios. Y el ganador ha resultado ser el moderado Hasán Rohaní, el menos extremista de todos los candidatos, que ha vapuleado a los miembros de la ortodoxia que pujaban contra él y que aparentemente ha recibido el apoyo de toda la disidencia y los descontentos con el actual régimen. Rohaní no es un desconocido para occidente, ya que ha presidido durante bastante tiempo la delegación iraní encargada de negociar la continuidad del programa de enriquecimiento de uranio, uno de los graves problemas que ahora mismo está en manos del ya nuevo presidente, y causa principal de las sanciones que el resto de países a impuesto a la nación persa. En general, la reacción ante el resultado de las elecciones ha sido en parte de sorpresa y un cierto alivio. Sorpresa por el hecho de la incontestable victoria, que al parecer nadie había pronosticado, y menos aún los adictos al régimen de Teherán, que se han visto humillados en su propia casa, y alivio por el hecho de que el sucesor de “Ajma” tiene un perfil diferente, bastante más reservado, introvertido, moderado en el tono y las formas, y probablemente más sensato (bueno, esto es fácil). Salvo Israel, reticente a todo lo que pase en Irán, y con motivos, el resto de líderes internacionales han respirado al saber el resultado electoral y prevén que haya cierta distensión en el contencioso nuclear, uno de los grandes problemas que siguen sobre la mesa y que avanza hacia no se sabe muy bien dónde. De todas maneras habrá que esperar para ver cuál es el rumbo que toma el nuevo gobierno que designe Rohaní, y cómo va a ser su relación con Jamenei. Cuanto más tensa sea ésta más se puede confiar en el presumible aperturismo del nuevo presidente y en la creación de oportunidades para su país. Los retos a los que se enfrenta son inmensos. Internamente, Irán es un país con una enorme población joven, empobrecida, ansiosa de conocer mundo y sometida al yugo del chiísmo más retrógrado y oscurantista. Las variables macro del país muestran un comportamiento deprimente y la economía nacional no puede soportar durante mucho más tiempo las sanciones, las restricciones al comercio de petróleo y la ausencia de divisas. Mejor económica y aperturismo exterior pueden ir de la mano, y Rohaní sabe mejor que nadie lo necesarias que son ambas variables para la estabilidad y futuro de su gobierno y, sobre todo, la sociedad iraní.

En el plano exterior, y además del contencioso nuclear, a Rohaní se le presenta un asunto novedoso que está explotando en cadena, que es la guerra de Siria. El inequívoco apoyo de irán al presidente sirio Asad, directamente mediante la cesión de armamento, personal y dinero, indirectamente a través del apoyo a Hezbolá, ha hecho que, de facto, Irán se haya involucrado en la guerra. La posible presencia de ayuda norteamericana a la oposición a Asad, como anunció Obama la semana pasada, puede hacer de Siria un terreno de enfrentamiento soterrado entre EEUU e Irán, haciendo que la ya compleja situación actual derive en a saber qué. Habrá que estar muy atentos a lo que pase en los alrededores de Damasco y Teherán.

lunes, junio 17, 2013

La fiesta de los libros en El Retiro


Suele decirse, de manera ampulosa y tópica, que las elecciones son la fiesta de la democracia, supongo que porque es el día en el que ejercemos el derecho al voto y participamos de manera efectiva. Usando el mismo símil, me atrevería a decir que la feria del libro de Madrid es la fiesta de los libros, y es que allí, durante dos semanas, autores, lectores y curiosos, se juntan, conocen, ponen rostro, intercambian expresiones y obtienen firmas con las que poner un bello colofón, aunque se estampen al inicio, a la novela que tanto les gustó cuando la leyeron. Esa comunión que se da entre las dos partes que forman el libro es la magia de la feria.

Parece que este año las ventas han subido respecto a la edición precedente, y todo ello en medio de la depresión económica que vivimos, por lo que al menos tenemos una buena noticia que celebrar, y hagámoslo, porque sobran noticias malas y no hay manera de encontrar buenas. Parte de esa subida de ventas se ha logrado gracias a mi ruina personal, que en forma de libro ha esquilmado mi cuenta corriente y dejado a mi tarjeta de crédito más blandita que un helado puesto al achicharrante sol de este madrileño fin de semana. El sábado, tras haber comprado algunos ejemplares, estaba muy cansado, y decidí sentarme en el parque, muy cerca de la fuente y de donde el brazo principal de casetas se ramifica en dos lenguas, y allí, a la sombra de un inmenso árbol, me quede largo tiempo mientras el sol empezaba a ponerse y la luz del día declinaba. Empecé a leer un pequeño libro que había comprado hacía pocos minutos, de impresiones de escritores ilustres sobre su estancia en Roma. Montaigne, James, Hemingway, Shelly y otros cuantos pasaban delante de mí cantando las excelencias, incomodidades o sorpresas que les producía la visita al centro del antiguo imperio, que de todo había, mientras que, de vez en cuando, veía como las multitudes pasaban junto a las casetas, en las que un grupo numeroso, que parecía relevarse de manera natural, ocupaba casi todo el espacio disponible y preguntaba a los expositores sobre novedades o pedidos que llevaban escritos desde casa. En el mismo fragmento de césped en el que me encontraba unos padres jugaban con una niña pequeña, a la que leían unos cuentos que, seguramente, también acababan de comprar, y algo más al fondo unas crías jugaban con sus móviles y cantaban lo que supongo es la canción de moda de hoy mismo. Arriba y abajo, la multitud se movía despacio, cargada de bolsas de la feria, en las que viajaban las adquisiciones, las novedades, los sueños e historias que van a hacerles pasar un mejor verano, y que esperarán ansiosos en casa a que sean abiertos, sus páginas pasadas y so contenido descifrado. Pensaba mientras leía y veía esas escenas, que no todo está perdido, que la cultura de la imagen puede ser avasalladora, invasiva y totalitaria, pero que las letras aún no han dado su última batalla. Que en formato papel, mi preferido, o electrónico, como deseen, los libros siguen siendo una vía maravillosa para el ocio, el conocimiento y el disfrute, y ver a tantos críos en torno a las casetas, en compañía de mayores o solos, me alegraba el alma. Cuando hace un par de semanas compré algunos cómics y novelas juveniles para mi, la caseta bullía con grupos de adolescentes que rebuscaban ejemplares codiciados, y asaetaban al librero con preguntas de examen sobre tal o cual personaje y dónde poder encontrar el último álbum. Yo entendía muy poco de lo que decían, me sonaban algunos nombres, pero me encantaba ver esa pasión en sus ojos, ese deseo por encontrar la novela o el cómic soñado y, una vez alcanzado, sentarse en el primer sitio que se les ocurra, y ponerse a realizar uno de los actos más mágicos posibles. Leer.

En esta feria he conseguido varias firmas de autores, y a ellos debo darles las gracias tanto por el tiempo que me han dedicado como, sobre todo, por lo feliz que me han hecho con sus obras y escritos. Creadores como Aleix Saló, Moderna de Pueblo, Peridis, Leontxo García, Daniel de la Calle, Javier Cercas, José Carlos Díez, Antonio Muñoz Molina….. que me han firmado sus obras y dedicado unas palabras, gestos, sonrisas y saludos, pero que, sobre todo, han creado historias, mundos, ensayos, textos en los que aprender, recrearse y disfrutar, y ese disfrute es el que se comparte durante un par de semanas en las casetas que se instalan en el Retiro, en La feria, en el evento que más me gustan de todos los que se hacen en Madrid.

viernes, junio 14, 2013

El cierre de la televisión pública griega


Grecia sigue actuando como alumno aventajado, o mejor, como aventurado sherpa, que va delante nuestro en el camino al desastre y nos indica cuáles pueden ser los siguientes pasos en los que nos partamos la crisma. La súbita y radical decisión de suprimir la televisión pública, tomada en la tarde del Miércoles y ejecutada a las 12 de la noche de ese mismo día muestra hasta qué punto el actual gobierno griego es incapaz de controlar la situación y toma las medidas en función exclusivamente de la prisa que le imponen los acreedores, lo que es el camino más seguro para acabar impagando y ser apaleado por ellos.

Sobre el asunto de la televisión pública hay muchas cosas que se pueden decir, empezando porque se debe huir de la demagogia que llena el debate desde ambos extremos en España. Mi postura es que sí es necesaria una televisión pública, pero que emita contenidos que, por su propia naturaleza, no pueden ser emitidos por los canales privados, que cuente por ello con una financiación clara y pública, bien sea vía impuestos o canon de emisión a pagar por el televidente, y que no sea objeto de manipulación o uso por parte del gobierno de turno. Cumpliendo estas tres condiciones la televisión pública no sólo es útil, sino también necesaria. Canales como el 24 horas o despliegues informativos como los que realiza TVE sólo tienen sentido en el marco de una entidad pública, porque lo que da dinero es “Gran Marrano 14”, el fútbol o “enmiérdame deluxe”, y eso no es servicio público (en todo caso lo será púbico). Sin embargo en España vivimos en una mezcal confusa de mundos respecto a la televisión que hace que el problema sea complejo. A nivel nacional tenemos a RTVE, una enorme empresa pública que registra pérdidas y que cumple en gran parte los estándares de calidad y objetividad que antes mencionaba, pero que aún debe pulir algunos aspectos, y que se financia de una manera confusa, compleja, discutida y nada clara, y que sigue queriendo competir de igual a igual con los canales privados a la hora de producir series, concursos o magacines. Y luego tenemos el desastre autonómico, decenas de canales de televisión que emiten en cada CCAA con unas plantillas completamente sobredimensionadas, programaciones de baja audiencia, escaso servicio público y, de manera casi unánime, al servicio del gobierno de turno, siendo en gran parte meros altavoces de propaganda de las bondades del gobernante que, desde su palacio despótico, vela por el interés de los súbditos de la región. Teleespe en Madrid, Telebatzoki en el País Vasco, o Telegriñán en Andalucía pueden ser casos de denominaciones gratuitas y cachondas, pero que reflejan muy bien qué es lo que se emite en esos canales y cómo se trata la información. Si en momentos de bonanza económica no tenía sentido gastar dinero en plataformas de este tipo, pero se hacía, ahora que nos hemos estampado contra el suelo y vamos a reptar por él durante muchos muchos años el dispendio que suponen estas empresas autonómica es, simplemente, insultante. No tiene sentido que se cierren consultas hospitalarias, se recorte en becas y en asistencia a dependientes y que los entes de televisión regional no sufran el más mínimo recorte, aunque, mal pensado que es uno, tiene todo el sentido del mundo. Y es que es ahora, en medio del desastre, cuando el gobernante más necesita el altavoz, la caja tonta, la propaganda con trompetería digital, para convencer al votante de que todo es por su bien. Esa, y no otra, es la única causa por la que entes subrrealistas como Canal 9, de la Comunidad valenciana, con más de mil empleados (más que la suma de Tele5 y Antena3 juntas) sigue en pie en medio del erial en el que se ha convertido la región levantina. No puede haber otra explicación.

Por lo tanto, la solución al problema de los medios de comunicación públicos es, oh sorpresa, el modelo BBC. Honestidad, integridad, profesionalidad, independencia, financiación clara y tamaño compacto. Lo que se escape de ese concepto debe ser reformado y, en su caso, cerrado, pero siempre de una manera organizada y lógica. Ni una televisión ni ninguna otra empresa se puede cerrar en tres horas sin aviso ni nada por el estilo. Las formas, en esto y en otras tantas cuestiones, son muy importantes, y en este caso concreto ha habido una total falta de las mismas por parte del “gobierno” heleno, quien, por cierto, es el que menos pinta y decide en todo este asunto.

jueves, junio 13, 2013

Fútbol, delincuencia e impunidad


No es raro el día en el que todos los medios de comunicación abren sus portadas o informativos con una noticia de fútbol. Ese deporte, convertido en un fabuloso negocio, se ha hecho con el control de las mentes y balances de los medios de una manera absoluta y los domina de manera dictatorial, plegándolos a su servicio a la mayor gloria de unas supuestas estrellas y equipos. Sin embargo, hoy los titulares mezclan deporte y delito, gracias a la querella que la fiscalía de Barcelona ha interpuesto contra Leo Messi por fraude fiscal, con unas cifras evadidas que rondan los cuatro millones. Qué interesante.

No nos engañemos, aunque lo hagamos constantemente. El fútbol es uno de los mayores nichos de corrupción, delincuencia e ilegalidad de España, y probablemente suceda lo mismo en el resto de los países. Clubes privados, dueños de sí mismos, que gastan dinero de una manera desaforada, insultante, obscena, sin rendir cuentas a nadie, que fichan a personajes narcisistas y egocéntricos por fortunas que superan los sueldos de los banqueros, incluso los emolumentos de Juan Luis Cebrián, y que no dejan de cosechar aplausos y admiración allá donde vayan. La presidencia de los clubes es, desde hace décadas, el destino de personajes siniestros, algunos con una pinta de mafioso tan arquetípica que podrían actuar de extras en las películas del género, y desde sus despachos y palcos hacen y deshacen, entretejen acuerdos con los ayuntamientos de turno para recalificar terrenos, conseguir permutas, evitar pagar impuestos, eludir responsabilidades, y vivir a cuenta del erario público amparados únicamente en “los colores del club”. Y las instituciones públicas, encantadas, no dejan de regar con dinero de los contribuyentes los lujos obscenos de todo este tinglado. Sin ir más lejos ayer se supo que la Diputación Foral de Vizcaya va a aportar 7,6 millones de euros del presupuesto público para las obras del nuevo campo de fútbol del Athletic, que contará con sustanciosas aportaciones de todas las administraciones públicas que uno pueda imaginar, que día a día recortan servicios sociales de primera necesidad, dejan de atender a enfermos y dependientes, abandonan la educación a su suerte, pero no tardan ni un minuto en sacar millones de euros para destinarlos a una entidad privada, que eso es un club de fútbol, para que pueda dotarse de instalaciones que sólo los dueños de esa entidad puedan usar. Sí, señores, el fútbol es intocable, como decía Vázquez Montalbán, es una religión en busca de un Dios, y a él se le permiten todos los excesos posibles sin que haya pena alguna. Las deudas de los equipos superan los 3.600 millones de euros, unos 700 de los cuales con Hacienda y la Seguridad Social. Si usted posee un negocio o es un particular y tiene deudas con Hacienda verá su empresa embargada y sus bienes confiscados a la primera de cambio, pero no sucede lo mismo en el caso de regentar un equipo de fútbol no. En ese caso verá como las administraciones le tratan con cariño y paciencia, le aumentan los plazos disponibles, hacen la vista gorda a los entramados societarios que ha organizado en torno a la entidad y los jugadores para eludir al fisco, y pasado un tiempo, pelillos a la mar, palmadita en la espalada y olvidemos las deudas por un palco en el campo que permita al político o concejal de turno ver el partido cerca de sus anheladas estrellas. La burbuja en la que vive el fútbol es insostenible, y se debe pinchar, pero en este caso existe un acuerdo social entre todo el mundo para que eso no suceda, para que estos comportamientos se mantengan y la ley, que tanto exprime a unos, pase rozando, apenas sin tocar, a quienes son los auténticos privilegiados de este país, los que sí se saben intocables, que no son los políticos el Rey y demás, no, sino los que pegan patadas a un balón sobre el césped.

Por eso el caso Messi es especial, pero ni mucho menos único. Si la fiscalía fuera honesta y valiente, y los jueces tuvieran lo que hay que tener, empezarían a revisar las cuentas del Barça, Madrid, Atlético, Valencia, etc…. Y sacarían suficientes delitos y fianzas como para cubrir medio rescate de la troika. Dudo que se atrevan. Y para Leo, me gustaría que el trato fuera el mismo que el habido con, por ejemplo Miguel Blesa, es decir, misma presunción de inocencia y garantías judiciales, pero idéntica condena social y escarnio por su actitud y presunto delito en medio de la actual depresión. Ya verán como en este caso nadie hace escraches delante de su casa y todo son mensajes de defensa y manifestaciones de apoyo. Ojalá me equivoque, no se imaginan cuánto lo deseo.

miércoles, junio 12, 2013

The Big Bang Theory hecha realidad


No se si ustedes son amantes de las series televisivas, o si conocen la comedia Te Big bang Theory, BBT, una divertida serie cuyos protagonistas son un par de genios científicos, el físico teórico Sheldom Cooper y el experimental Leonard Hoffstadaer, que se vuelven locos cuando Penny, despampanante rubia de Nebraska sin afanes culturales y de vida desatada, se convierte en su vecina de apartamento. El asexual Sheldom ve como su ordenado mundo se desbarata y el ansioso Leonard, dotado de un gran corazón y experimentadas manos, ve la salida a su infierno sexual justo en frente a la puerta de su casa. La serie es magnífica.

Siempre he tenido la sensación de que yo podría escribir casi todos los guiones de esa serie, si tuviera la gracia y el estilo necesario, claro, y esa misma sensación me entró ayer al conocer algunos detalles personales de la vida de Edward Snowden, el ex agente de la CIA que se fue de la lengua sobre el que hablé ayer, y que ha puesto al gobierno de Obama en uno de sus mayores bretes, y a las editoriales ante un chollo al revitalizar las ventas de 1984, la novela de Orwell. Bien, resulta que Snowden, pillín, tenía novia, cosa que no es tan rara, pero sí si observamos los perfiles de ambos que, por lo menos, se puede afirmar que conformaban un dueto singular. Él era lo que parece ser, un genio de los ordenadores, encantado de dedicar horas sin fin a su profesión, y de pasarse las tardes del domingo viendo fútbol en el salón, se supone que del americano, no la versión patria. Ella era, digámoslo así, diferente. No sólo diferente a él, cosa que pasa en muchas parejas, sino diferente a la mayoría de las personas a las que conocemos, al menos yo, hombre discreto y normalito, que conozco a muchas personas y más mujeres aún. Lindsay Mills, que así se denomina la Penny de nuestra serie, de 28 años, luce en las imágenes que de ella inundan la red, un físico y un aspecto sumamente atractivo, empezando por el hecho de que enseña mucho físico, casi todo. Bailarina, que algunos asocian al striptease por el hecho de aparecer muy ligera de ropa, Mills es una mujer sumamente extrovertida, que le gusta pasearse desnuda allá donde sea posible, que da clases de circo, y que en su vida y trabajo se rodea de bohemios excéntricos, donde ustedes pueden rellenar ese concepto de excentricidad bohemia con lo que les plazca porque la verdad es que no se indica en ningún lado qué personajes son los que merecen ese calificativo, aunque suene interesante. Así que piensen por un momento en las tardes de domingo de esta pareja. El en el sofá, absorto ente el fútbol, derrengado tras pasar decenas de hora delante del ordenador creando programas espía y manejando información confidencial para el gobierno mientras que su novia desnuda se acurruca a su lado agitando las piernas como en ejercicios de barra imaginarios y con un par de bohemios rondando por la cocina (porque, excéntricos o no, los bohemios también comerán algo, o al menos seguro que beben) Ella acaricia a su querido Nerd (friky informático en argot) sin saber que ese hombre deshecho que yace a su lado es un poderoso espía que posee los secretos de miles de personas, bohemias, sibaritas, sosas o apasionadas. Ella vive una vida alocada, desenfrenada y fuera de todo tipo de patrón social considerada como habitual mientras que él, que parece ser justo lo contrario, con su existencia anodina y supeditada a un trabajo esclavista, resulta llevar una doble vida, ser una tapadera andante, aparenta vivir en el ostracismo mientras que en el fondo late el desenfrenado espíritu de un James Bond que, sin saber si es adicto a los Vodka Martini agitados, seguro que zampa hamburguesas y cocacolas en grandes cantidades, mientras sueña con la copa de tallo alto y forma triangular, el smoking y el Aston Martin en la puerta. Y ella que se creía alternativa…..

Ahora Snowden se ha ido, ha huido del país con sus secretos, y Mills, con sus gafas de pasta, braguitas rosa y libro estratégicamente situado, se ha quedado sola, triste y engañada. Las frases que han sido extraídas de su blog muestran tristeza, amargura y sorpresa, al saberse engañada no tanto por la marcha de su amante como por la doble vida que éste llevaba, en la que ella no participaba en lo más mínimo. Penny se ha quedado sola, y el divertido científico de enfrente ha demostrado tener un reverso tenebroso muy propio del lado oscuro de la fuerza. Seguro que la lista de bohemios que ansían consolar a Mills y hacer que deje de leer es muy amplia.

martes, junio 11, 2013

Aunque no lo quieras, Obama te sigue en Twitter


Seguro que todos ustedes se acuerdan del asunto Wikileaks, las filtraciones de documentos secretos de las embajadas de EEUU que una web suministró a unos periódicos hace un par de años y que provocó un escándalo monumental. Tras aquel memorable ruido, magnificado como era lógico por los medios que contaban con la exclusiva, las consecuencias han sido escasas, excepto para los protagonistas personales del asunto, el filtrador Manning, cuyo juicio empieza ahora, y el mediático Assange, que sigue residiendo en la embajada ecuatoriana en Londres para evitar ser extraditado a EEUU, donde todavía se acuerdan de él, y mucho.

Pues bien, pareciera que nos encontramos ante un caso similar tras las revelaciones de Edward Snowden, un informático de 29 años, empleado de la CIA hasta hace bien poco, que ha decidido desvelar cómo funcionan y hasta qué punto son extensivos y profundos los sistemas de espionaje del gobierno de Washington en el ámbito de internet y las telecomunicaciones. Mucho más listo que sus predecesores, Snowden concedió una entrevista a medios de comunicación una vez que se encontraba en Hong Kong, fuera del alcance de las leyes federales norteamericanas, y al mismo tiempo revelaba enormes cantidades de información sobre métodos de espionaje, alcance de las escuchas, y detalles precisos sobre cómo las redes sociales y los servidores de internet son rastreados y escuchados en busca de información sospechosa, o que así se lo parezca a las agencias federales encargadas de rastrear. Así, Snowden ha puesto negro sobre blanco la realidad en la que nos movemos en el mundo moderno, controlado por la información, y dominado por quienes tienen acceso a la misma. Y uno puede sentir indignación, pena, rabia y frustración ante revelaciones de este tipo, reacciones comprensibles todas ellas, pero no se puede expresar sorpresa alguna, porque todos somos conscientes de que nuestra vida en la red está siendo controlada, monitorizada y escrutada en sus más mínimos detalles. Y los primeros que así lo hacen son las empresas de internet ¿No se ha preguntado nunca por qué Google parece adivinar lo que le voy a pedir para buscar, o Youtube me muestra vídeos de temáticas que me interesan? No es magia, es información, inmensas bases de datos que generan perfiles de los usuarios, históricos de búsqueda y permiten establecer patrones para así poder posicionar mensajes, publicidad o contenidos lo más personalizados posibles, de cara a aumentar las ventas hasta el máximo punto posible, en el que el objeto que se oferta es distinto para cada persona, siendo siempre el preferido por ella. El sueño de todo director de ventas empieza a ser posible, agotar el excedente dl consumidor de manera personalizada. Bien, si toda esta información existe, y está almacenada, ¿quién es tan ingenuo para pensar que, tarde o temprano, no caerá en manos del gobierno? Eso evidentemente ha sucedido siempre, y a medida que los medios, canales y contenidos se han multiplicado las posibilidades de acceder a la información, y las tentaciones, crecen exponencialmente. Ante una situación así son cuatro, al menos, las cuestiones que debemos tener claras. Una es si ese acceso por parte del gobierno a los datos privados tiene cobertura legal. Dos, es saber cómo se discrimina entre personas sospechosas y, por tanto, susceptibles de ser espiadas, y personas no sospechosas. Tres, hasta qué punto se profundiza en la información controlada, es decir, se hace por ejemplo u registro de llamadas efectuadas por el individuo o también se accede al contenido de las mismas, y cuatro, qué se hace con la información obtenida: Se guarda, se almacena durante un tiempo, se destruye al poco, se comercia con ella, etc. A todas estas cuestiones EEUU sólo ofrece respuestas clara a la primera, y es que tras la instauración de la Patriot Act contra el terrorismo, muchas de estas prácticas oscuras son completamente legales.

El resto de asuntos, y todos los que ustedes puedan llegarse a plantear, permanecen en un limbo confuso y que inspira mucha desconfianza. Me da la impresión de que las revelaciones de Snowden son mucho más potentes, comprometedoras y serias que las que realizó wikileaks, y que sólo el doble rasero con el que es tratado Obama le puede evitar el ser condenado internacionalmente por unas prácticas que, de desvelarse con otro presidente en la Casa Blanca, desatarían manifestaciones de protesta en medio mundo. En todo caso Obama se ha encontrado de frente con un problema muy serio, difícil de manejar y que puede enturbiar su segundo mandato de una manera quizás imposible de superar. Al menos, viéndolo por el lado divertido, es cachondo pensar que Obama nos sigue en Twitter o es nuestro amigo en Facebook, aunque no aparezca en el listado de contactos.

lunes, junio 10, 2013

La lluvia que no cesa


Ver llover relaja. El ruido continuo y monótono de las gotas cayendo, de los hilillos que conforman sobre el asfalto y acera, incluso el sonido que producen los coches al pasar sobre el pavimento mojado. Los sonidos que asociamos a la lluvia son refrescantes, ayudan a concentrarse, tienen una cadencia repetitiva que sirve como pauta o guía de meditación, y que muchas personas necesitan oír de vez en cuando, que echan de menos, más incluso que el agua en sí, necesaria para la vida y el entorno. Aunque pueda ser un fastidio, la lluvia es buena.

Que no deje de llover puede ser agobiante, duro y motivo de depresión. Día tras día, noche tras noche, una película de agua que cae sobre el suelo desde un cielo gris y encapotado, que nunca deja ver el sol, hace que muchas personas caigan en la melancolía, se agobien y entristezcan. La actividad en las calles se reduce y los comercios y terrazas, que viven del trajín de los viandantes, tengan estos intenciones de compra o no, se quedan solos y con sus mesas y sillas convertidas en tristes estampas de soledad cubiertas por la lluvia. Una terraza, con su mesa goteando y sillas empapadas, es sinónimo de tristeza, de plan frustrado, de oportunidad perdida, de momento de ocio que, por causa del azar y el clima, se ha pospuesto. El goteo de las sillas se asemeja a las lágrimas del dueño del establecimiento, que ve como su oportunidad de hacer caja se ha frustrado por, otra vez, la lluvia que no deja de caer. Las aceras, llenas de charcos, reflejan el vacío de unas calles que, de lucir el sol, estarían repletas de gente, haciendo sus compras, paseando, viendo escaparates, ejercitándose, yendo de un lugar a otro sin destino fijo… quién sabe, pero en todo caso dotando a la calle de vida, bullicio, animación y colorido. Las calles tristes y lluviosas recuerdan al otoño o al invierno, que asociamos a farolas encendidas, paraguas en mano y un cierto aire de melancolía, con el tapizado de hojas que cubren el suelo y las prendas de abrigo que van ganando posiciones sobre nuestro cuerpo. A medida que avanza el año el sol gana un espacio en el cielo cada vez mayor, y las temperaturas suben, el ánimo crece, la luz avanza y el calor aumenta. La imagen del verano va calando poco a poco en nuestras mentes, y cada uno tiene su escena favorita, con forma de playa de olas bravas, o de monte verdoso, o de camino eterno siempre postergado por el trabajo, o de la charla con los amigos, o de estancias junto al borde de la piscina viendo a las guapas vecinas que enseñan parte de su cuerpo y nos enamoran con sus miradas discretas… Cuando se mira el calendario y llega el verano el cuerpo se prepara y la mente cambia, se relaja y deja llevar, a veces en exceso, en busca del ocio perdido y soñado, del vendido y falseado, del deseado, del mítico, y siempre nuestra mente lo asocia todo a un sol que domina la escena, a una luz que lo baña todo y a un calor que nos induce al refresco, a quitarnos la ropa y a experimentar el placer del cuerpo y del aire libre. Cuando llegan las tormentas veraniegas el sueño se detiene por un instante, se crea un paréntesis de carreras, prisas y huida al refugio para que el agua traicionera no nos pille de sorpresa, pero con la idea de que el chubasco pasará, que las nubes son algo accesorio, necesario sí, pero que sólo van  a estar el tiempo necesario para remojar el ambiente, limpiar el aire y otorgarnos, nuevamente, unas horas de sol antes del anochecer que indique que otro día de verano ha terminado. La tormenta se porta como ese niño caprichoso, que tanto nos hace reír pero que, en un momento dado, rompe a llorar porque se ha caído, o ha tirado algo y se ha roto, y los lloros rompen la monotonía del silencio, la tranquilidad de la tarde. Y como la tormenta, con la misma presteza con la que llegaron, se van.

No ha dejado de llover ni un solo minuto en todo el fin de semana en el que he estado en Elorrio, mi pueblo. Llegué el viernes por la tarde, que era noche oscura, con las últimas gotas de una tormenta que golpeó con violencia Bilbao y alrededores, al levantarme el sábado llovía, igual que cuando me acosté y me levanté el Domingo, y no cesó hasta que el autobús que me traía de vuelta a Madrid llegó a las inmediaciones de Miranda de Ebro. Y en el camino nos cruzamos con dos tormentas, a la altura de Aranda de Duero y al llegar a Madrid que sirvieron de recordatorio de las inundaciones de Pamplona y de aviso, sobre un verano ansiado como pocos que no se acaba de asentar.

viernes, junio 07, 2013

¿Qué está pasando en Francia?


Francia, el espejo en el que todo el mundo quiere mirarse por su afán libertario, defensor de los derechos civiles y adalid del progreso, lleva tiempo emitiendo una imagen turbia, zafia y que no se corresponde mucho con la que asociamos a dicho país. No hay celebración que no acabe como el rosario de la aurora, como la última celebración de la victoria del campeonato de liga, que acabó con disturbios muy serios en las calles de París, que dejan las escenas de violencia callejera vividas en España en auténticos juegos florares entre compañías de teatro vestidas de policías y manifestantes.

Pero es que no sólo se trata de violencia asociada a eventos deportivos donde, que quieren que les diga, la masa acude bastante alcoholizada y decidida, en gran parte, a montarla. No, la cadena de manifestaciones que se han celebrado en el país vecino con motivo de la aprobación de la ley del matrimonio homosexual acababan, de manera casi inevitable, en batallas campales con un alto grado de violencia, que también se ha expresado a través de agresiones infames a homosexuales que eran golpeados, vejados y en algunos casos puestos al borde de la muerte por parte de una turba de descerebrados. A medida que esas escenas se repetían en cada protesta mi asombro al velas no dejaba de crecer, y recordaba como hace pocos años, en la pacata y atrasada España, se había aprobado una ley similar, que había contado con la oposición de amplios sectores sociales, pero que en ningún caso había generado las olas de crispación, violencia y matonismo que presenciaba en mi televisión con la torre Eiffel de turístico fondo. Que haya partidarios y detractores de la medida tiene su lógica, ante todo se abren dos bandos en la vida, pero me resultaba chocante comprobar la madurez con la que la sociedad española había asumido ese debate, y lo había zanjado con un acuerdo, mientras que la sociedad francesa, que muchos suponen más avanzada y progresista en estos aspectos, se enfangaba en disputas callejeras de bajos fondos, proclamas mesiánicas y matonismo de barrio. Esto parece haber creado un peligroso caldo de cultivo en el que la agresión al contrario toma cuerpo y forma, amparada en ideologías violentas que parecen resurgir y en la incapacidad, o quizás sea estupefacción, de un gobierno y sociedad que parecen estar perdiendo un poco el control de la situación. Y es que sólo esa situación de violencia larvada y continua puede explicar el hecho de que esta semana haya sido asesinado un joven militante de izquierda por parte de un grupo de cabezas rapadas, esos sujetos que, como decía el gran Manolo Alcántara, se cortaron tanto el pelo de la cabeza que empezaron a rasurarse el cerebro y así de idiotas se han quedado. La víctima, de sólo diecinueve años, se vio envuelta en un incidente con un grupo de estos descerebrados que acabó en pelea, y finalmente con un cadáver sobre las calles de París que los médicos del hospital al que le trasladaron no pudieron hacer nada por devolver a la vida. Este acto, en el que uno de los principales protagonistas parece ser un español, ha hecho saltar todas las alarmas en Francia ante lo que está sucediendo. Todos los partidos, incluso la extrema derecha de Marinne LePen, han mostrado su repulsa ante este crimen, y han hecho una llamada a la calma, pero parece que calma es lo que más escasea en un país en el que el radicalismo parece haber prendido en significativas capas de la población. Si hace unos años asistimos a las revueltas de lso inmigrantes argelinos de tercera generación, que viven arracimados en condiciones míseras en los degradados suburbios de un París de ensueño, ahora el problema es más profundo, y parece que afecta de manera más homogénea a una sociedad que empieza a estar algo asustada ante lo que sucede y su futuro.

Y es que a Francia está llegando el viento de la crisis que ha arrasado el sur de Europa, el mismo que ha derrumbado nuestra sociedad y nos mantiene postrados. Rica desde siempre y orgullosa como la que más, la sociedad francesa asiste atónita a la pérdida de competitividad de sus marcas más famosas, y a unos datos macroeconómicos que la abogan a realizar serias reformas en su hipertrofiado y gigantesco estado. Poco a poco los problemas se suman en la mesa del presidente Hollande, claramente desbordado por la situación y, en apariencia, incapaz de tomar medidas drásticas que eviten que el deterioro continúe. Francia y su grandeza se enfrentan a una de sus mayores crisis, y no parece que lo hagan en la mejor de las condiciones posibles.

jueves, junio 06, 2013

Lo que Antonio Muñoz Molina cuenta Miguel Blesa lo protagonizó


Ayer, por segunda vez en tres semanas, Miguel Blesa, anterior y último presidente de Caja Madrid, salió de los juzgados de Plaza Castilla en un furgón policial rumbo a la prisión de Soto del Real, donde le esperaba la noche oscura, una afectada por las preferentes que le deseó una eterna y putrefacta estancia entre rejas y un futuro lleno de trámites judiciales, vistas y más que probables sentencias condenatorias firmes e inapelables. De momento, y sin el recurso a la fianza, es muy probable que su boda, prevista para este sábado 8 de junio, no tenga lugar.

Blesa es, sin usar nombres, uno de los muchos personajes que transitan por “Todo lo que era sólido” el último libro de Antonio Muñoz Molina, un descarnado ensayo, género poco frecuentado por el autor, que describe como la locura se adueñó de un país, de una sociedad, de unos individuos, que creyeron que el futuro era algo que estaba al alcance de la mano y que bastaba subirse a un fajo de billetes para tomar algo de altura y extender la mano para cogerlo, hacerlo propia, y quedárselo para siempre. Si las novelas de Muñoz Molina enternecen el alma por su sensibilidad y precisión, en este ensayo la sensación física que te entra es de congoja, repulsión y ciertas ganas de vomitar, porque la palabra precisa, el término perfecto, al frase sencilla pero profunda que utiliza el autor en cada una de sus páginas es un golpe seco al estómago de un iluso país obeso de crecimiento artificioso, de soberbia, de chabacanería y estulticia, que la burbuja contribuyó a que alcanzara cotas surrealistas, pero que tenía en su interior, desde hace mucho tiempo, instalado el mal de la incultura, el pasotismo y el afán de medrar a base del chanchullo, amiguismo y el compadreo. En cada una de sus páginas este libro toca todos los problemas que han conducido a España al agujero en el que se encuentra, muchos debidos a un contexto internacional, o alimentados por dinero procedente de otros países, sí, pero que encuentran su raíz y causa más profunda en nosotros mismos, y sólo nosotros seremos capaces de extirpar esa raíz si nos proponemos, de lo contrario volverá a crecer nuevamente una planta retorcida, oscura y espinosa que nos hará daño nuevamente. Fue imprudente alimentar con gasolina monetaria los sueños de grandeza de miles de politicuchos de tres al cuarto que, desde los salones de sus ayuntamientos, algunos con menos vecinos que las personas que trabajan en mi planta de oficina, soñaron con levantar obras grandiosas, rotondas mareantes y monumentos abyectos a la mayor gloria de su yo y estirpe legendaria. O banqueros, como Blesa, sí, por ejemplo, que se ahogaron en un mar de dinero y tipos de interés ridículos y, a horcajadas del desatado caballo de la locura lo dilapidaron, conduciendo a las entidades por las que debían velar al precipicio por el que hace tiempo han caído, dejando tras de sí un rastro de polvos, ruinas y deshechos en forma de ahorradores estafados, proyectos baldíos y miles, miles de viviendas que se pudren y deterioran a cada chubasco que cae sobre sus abandonados tejados. Es tan honesto Muñoz Molina que se critica así mismo, por estar inmerso en la masa que gozaba de los beneficios de la burbuja y que no vio lo que se venía encima, que oyó a algunos profetizar el desastre pero, absorto en el presente, olvidó el posible futuro que se cernía tras los días de vino y rosas. Y cuando se dio cuenta, era demasiado tarde para rectificar, para que el país cambiara de rumbo, y su ánimo y espíritu se derrumbó a la par que lo hacía la inflada y artificiosa economía que muchos siguen añorando con que vuelva y que, desengáñense, no regresará.

En el mismo día en el que Blesa va de nuevo a la cárcel, a Antonio Muñoz Molina le han concedido el Premio Príncipe de Asturias de las letras por el conjunto de su obra, un trabajo ingente, de libros y artículos, que constituyen uno de los mayores referentes (si no el que más) de la literatura contemporánea en castellano. En mi humilde opinión, Molina es el mejor escritor vivo que utiliza nuestra lengua, un genio de la palabra que, además, mantiene un hondo, profundo e inviolable sentido moral, marcado por la independencia, el sentido común y una honestidad a prueba de cargos, sueldos y prebendas. Para muchos, entre los que me incluyo, Muñoz Molina no es sólo un escritor, también es un referente vital, como lo fue Delibes en su momento. Ambos, genios de la palabra, muestran una vida ejemplar, digna de ser vivida y seguida. Felicidades por el premio, y gracias por todo lo que nos das en cada uno de tus textos.

miércoles, junio 05, 2013

Antonio Muñoz Molina, premio Príncipe de Asturias de las Letras

Qué maravillosa noticia, qué premio más merecido…. La prosa de Muñoz Molina es fresca, bella, compleja, dramática, siempre medida, siempre acertada. Uno de los mejores escritores vivos y para mi gusto, el que mejor lo hace en castellano. Felicidades!!! y gracias por todo lo que nos das en cada uno de tus textos.

El difícil futuro del coche eléctrico


Cuando salgo de la parada de metro de mi trabajo todas las mañanas veo, junto al paso de cebra que conecta la boca con el edificio de las oficinas, un poste de recarga de vehículos eléctricos plantado en la mitad de la nada, solitario, indiferente al paso de las miles de personas que cada día transitarán junto a él. Pocos metros más abajo hay un poste de expedición de tickets del aparcamiento regulado, que sospecho, me temo, tiene una vida mucho más activa e intensa que su “achispado” vecino. Ese poste medio abandonado es una muestra del difícil camino que le espera al coche eléctrico para su implantación.

En estos días se ha hecho pública la noticia de la quiebra de Better Place, una empresa israelí fabricante de baterías que tenía un contrato con marcas como Renault Nissan para el suministro y mantenimiento de baterías de sus modelos eléctricos. Cuando se fundó, hace no muchos años, la empresa nació con el objeto de hacer del coche eléctrico el medio de movilidad por excelencia en Israel, llegando a afirmar que en un plazo de no muchos años todos los vehículos que circulasen por el estado hebreo serían alimentados por sus baterías, y la red que ella instalaría de cambio y sustitución de las mismas sería capaz de cubrir todo el país. Unos años y varios cientos de millones de dólares después Better Place quiebra ahogada en las deudas, habiendo sido incapaz de cumplir las promesas soñadas, no habiendo desarrollado red alguna de suministro de baterías y con las ventas de los modelos eléctricos de sus marcas de referencia en niveles casi anecdóticos. Es la historia, otra más, de un sueño convertido en pesadilla, que lo tenía casi todo para poder ser exitoso pero que ha fracasado por un problema tecnológico de fondo y uno de logística asociado. El tecnológico es la escasa duración de las actuales baterías, un problema que afecta a los vehículos pero que usted y yo sufrimos en el día a día de nuestros móviles, pequeños ordenadores llenos de prestaciones que apenas son capaces de resistir un día entero con la batería cargada si se les da un uso normal. En caso de que aprieten mucho el dedo sobre su pantalla deberán ir provistos de cargadores para, cada pocas horas, enchufarlos allá donde encuentren una clavija libre. Si en el caso de los móviles esto es engorroso, se convierte en un problema colosal para el concepto de transporte, porque aunque las actuales baterías aguantan distancias de entorno a los cien kilómetros, menos del uso diario para el trabajo de la mayor parte de los conductores occidentales, no es menos cierto que uno no se compra un coche para ir al trabajo y otro para hacer desplazamientos largos, sino que usa el mismo para todo, y esas limitaciones hacen que comprarse un coche eléctrico sea una apuesta muy elitista y peligros, porque como se agote al batería por la razón que sea te quedas colgado en a saber dónde. Ahí llega el problema logístico, que se retroalimenta de las escasas ventas derivadas del fallo anterior. ¿Qué sentido tiene establecer una costosa y enorme red de “electrolineras” o cambiadores de baterías si apenas hay vehículos que puedan utilizarlas? El despliegue de la red de gasolineras que ahora cubren nuestros países ha sido un proceso de décadas, a medida que el coche de gasolina se ha ido adueñando del territorio. No en EEUU, pero en España muchos recordarán los tiempos en los que la gasolinera del pueblo era la única que había en kilómetros a la redonda, y las leyes establecían limitaciones claras respecto a dónde podían ubicarse y donde no. Crear de la nada una red de abastecimiento eléctrico es posible, sí, pero muy muy caro, y requiere que haya una demanda enorme para espolear su desarrollo. Si no hay demanda no hay red, y el problema se retroalimenta nuevamente.

¿Cuáles son las opciones, por tanto, del coche eléctrico? Con la tecnología actual el futuro es el híbrido, que sigue dependiendo de la gasolina y usa un motor eléctrico auxiliar para reducir emisiones y costes, sobre todo en desplazamientos urbanos. Sólo una revolución en las baterías, quizás la que puede alumbrar el descubrimiento de esta chica de 20 años, o los desarrollos que lleva a cabo Tesla Motors en California, serían capaces de dotar de la autonomía necesaria a los vehículos como para plantearse el cambio de concepto en la movilidad. Ojalá, porque el motor eléctrico es mucho más eficiente, silencioso y limpio que el de gasolina, pero de momento la cosa está así de cruda, y el poste de recarga de mi plaza va a seguir bastante tiempo sirviendo como pequeño reloj de sol y no como punto de abastecimiento de energía.

martes, junio 04, 2013

¿Qué pasa en Turquía?


Turquía es un inmenso país situado a caballo entre el continente europeo y el asiático, y entre la cultura occidental y la islámica. Presente en la historia de Europa desde el derrumbe del imperio bizantino, su influencia ha ido decayendo con los siglos y hoy en día resulta curioso que un país de semejante dimensión y potencial aparezca muy poco en las crónicas y periódicos, salvo en situaciones de violencia y disturbios como las que actualmente suceden en Estambul y otras ciudades. Tenemos a ese país más olvidado de lo que es debido y hacemos mal.

Quizás por ese olvido, empezando por mí mismo, surja mi sorpresa al ver la magnitud y prolongación en el tiempo de los incidentes que, iniciados el Miércoles de la semana pasada como protesta ante la construcción de un centro comercial en un parque de Estambul, se han convertido en la revuelta más seria que sufre el gobierno proislamista de Erdogan desde que llegó al poder hace más de una década. Noche tras noche, cada vez son más numerosas las concentraciones que se enfrentan a la policía y otras fuerzas de seguridad del gobierno turco, formaciones en las que parece haber poco acuerdo más allá de la protesta contra el régimen. ¿Estamos ante una primavera turca como se ha mencionado en algunos medios? Lo dudo, y en todo caso aplicar ese calificativo a Turquía me parece un error, porque más allá de las distancias que pueda haber con las democracias europeas, que las hay, Turquía se rige por un régimen que para sí quisieran la mayor parte de los habitantes del Magreb o de Oriente Medio. Con amplios sectores de la población occidentalizados, altas tasas de alfabetización y una economía pujante que crece a tasas del 8%, Turquía forma parte de un grupo de países que podríamos considerar emergentes de segundo nivel, tras los BRIC. Junto a ella se encuentran naciones como Vietnam, Bangladesh o Filipinas, que empiezan a ser focos de crecimiento económico intenso y que, con esfuerzo y dificultad, empiezan a sacar de la miseria a amplias capas de población que llevan viviendo en la más absoluta subsistencia desde tiempos inmemoriales. En el caso turco además se vive una tensión derivada del problema religioso que supone uno de los principales escollos para la vigencia del régimen y su futuro como nación, y es que la constitución turca, legado del Ataturk, proclama la laicidad extrema del país, defendida como bandera y seña por el ejército, mientras que las fuerzas proislámicas, de las que el actual primer Ministro Erdogan, de tendencia moderada, es su principal abanderado, luchan incesantemente por devolver el estado turco a una situación en la que la sharia tenga un peso legislativo y las costumbres sean más similares a las que se viven en países como los de Oriente Medio. La eterna lucha que se lleva gestando en el país desde hace siglos entre la fascinación que produce occidente, reflejada en una ciudad, Estambul, a caballo entre dos mundos, y el peso del islam, que es mayor a medida que el país se acerca a sus fronteras en el este. En los últimos años las decisiones de Erdogan, cada vez más proclives a dar poder a los islamistas, y el desarrollo económico, que ha propiciado el auge de una clase media laica y que demanda cada vez mayores libertades, ha sido fuente de tensiones crecientes, que apenas han trascendido entre nosotros. Controvertidas decisiones de los tribunales recurridas por el gobierno, medidas a favor del uso del nihab y otros tocados entre la población femenina y muchas otras por el estilo han creado un caldo de cultivo propicio al enfrentamiento que, de manera inesperada (desde luego para mi) y con una violencia sorprendente, ha prendido en las calles de Estambul en estos días.

¿Qué es lo que va a pasar de aquí en adelante? No lo se. Erdogan parece fuerte y aparenta controlar de manera segura los resortes del poder, pero las imágenes de estos días, de cargas policiales duras, carreras y la existencia ya de algunos muertos empañan su imagen y, cuidado, pueden hacer mucho daño a la economía local, ahuyentando un turismo que en la zona del Bósforo es una de las más importantes fuentes de riqueza. La propia amalgama de opositores que protestan, carentes al parecer de liderazgo y voz que los aúne, complica mucho el análisis de la situación, y saber realmente cuáles son las fuerzas que se están manifestando en al calle y qué es lo que piden. Habrá que estar muy atentos a lo que vaya sucediendo.