jueves, junio 13, 2013

Fútbol, delincuencia e impunidad


No es raro el día en el que todos los medios de comunicación abren sus portadas o informativos con una noticia de fútbol. Ese deporte, convertido en un fabuloso negocio, se ha hecho con el control de las mentes y balances de los medios de una manera absoluta y los domina de manera dictatorial, plegándolos a su servicio a la mayor gloria de unas supuestas estrellas y equipos. Sin embargo, hoy los titulares mezclan deporte y delito, gracias a la querella que la fiscalía de Barcelona ha interpuesto contra Leo Messi por fraude fiscal, con unas cifras evadidas que rondan los cuatro millones. Qué interesante.

No nos engañemos, aunque lo hagamos constantemente. El fútbol es uno de los mayores nichos de corrupción, delincuencia e ilegalidad de España, y probablemente suceda lo mismo en el resto de los países. Clubes privados, dueños de sí mismos, que gastan dinero de una manera desaforada, insultante, obscena, sin rendir cuentas a nadie, que fichan a personajes narcisistas y egocéntricos por fortunas que superan los sueldos de los banqueros, incluso los emolumentos de Juan Luis Cebrián, y que no dejan de cosechar aplausos y admiración allá donde vayan. La presidencia de los clubes es, desde hace décadas, el destino de personajes siniestros, algunos con una pinta de mafioso tan arquetípica que podrían actuar de extras en las películas del género, y desde sus despachos y palcos hacen y deshacen, entretejen acuerdos con los ayuntamientos de turno para recalificar terrenos, conseguir permutas, evitar pagar impuestos, eludir responsabilidades, y vivir a cuenta del erario público amparados únicamente en “los colores del club”. Y las instituciones públicas, encantadas, no dejan de regar con dinero de los contribuyentes los lujos obscenos de todo este tinglado. Sin ir más lejos ayer se supo que la Diputación Foral de Vizcaya va a aportar 7,6 millones de euros del presupuesto público para las obras del nuevo campo de fútbol del Athletic, que contará con sustanciosas aportaciones de todas las administraciones públicas que uno pueda imaginar, que día a día recortan servicios sociales de primera necesidad, dejan de atender a enfermos y dependientes, abandonan la educación a su suerte, pero no tardan ni un minuto en sacar millones de euros para destinarlos a una entidad privada, que eso es un club de fútbol, para que pueda dotarse de instalaciones que sólo los dueños de esa entidad puedan usar. Sí, señores, el fútbol es intocable, como decía Vázquez Montalbán, es una religión en busca de un Dios, y a él se le permiten todos los excesos posibles sin que haya pena alguna. Las deudas de los equipos superan los 3.600 millones de euros, unos 700 de los cuales con Hacienda y la Seguridad Social. Si usted posee un negocio o es un particular y tiene deudas con Hacienda verá su empresa embargada y sus bienes confiscados a la primera de cambio, pero no sucede lo mismo en el caso de regentar un equipo de fútbol no. En ese caso verá como las administraciones le tratan con cariño y paciencia, le aumentan los plazos disponibles, hacen la vista gorda a los entramados societarios que ha organizado en torno a la entidad y los jugadores para eludir al fisco, y pasado un tiempo, pelillos a la mar, palmadita en la espalada y olvidemos las deudas por un palco en el campo que permita al político o concejal de turno ver el partido cerca de sus anheladas estrellas. La burbuja en la que vive el fútbol es insostenible, y se debe pinchar, pero en este caso existe un acuerdo social entre todo el mundo para que eso no suceda, para que estos comportamientos se mantengan y la ley, que tanto exprime a unos, pase rozando, apenas sin tocar, a quienes son los auténticos privilegiados de este país, los que sí se saben intocables, que no son los políticos el Rey y demás, no, sino los que pegan patadas a un balón sobre el césped.

Por eso el caso Messi es especial, pero ni mucho menos único. Si la fiscalía fuera honesta y valiente, y los jueces tuvieran lo que hay que tener, empezarían a revisar las cuentas del Barça, Madrid, Atlético, Valencia, etc…. Y sacarían suficientes delitos y fianzas como para cubrir medio rescate de la troika. Dudo que se atrevan. Y para Leo, me gustaría que el trato fuera el mismo que el habido con, por ejemplo Miguel Blesa, es decir, misma presunción de inocencia y garantías judiciales, pero idéntica condena social y escarnio por su actitud y presunto delito en medio de la actual depresión. Ya verán como en este caso nadie hace escraches delante de su casa y todo son mensajes de defensa y manifestaciones de apoyo. Ojalá me equivoque, no se imaginan cuánto lo deseo.

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