viernes, febrero 27, 2015

Destruir arte, signo de los bárbaros

Armados con mazas, martillos, radiales y taladros, un grupo de barbudos enturbantados entran en las salas de un museo, en el que las piezas, esculturas de diversos tamaños, se encuentran en lo alto de sus pedestales o directamente sobre el suelo. Poco a poco, empezando por las más pequeñas, las arrojan, las tiran desde su posición, causándoles graves daños en la caída, pero eso es sólo el principio. Usando sus instrumentos con la mayor de las sañas posibles, aporrean con fuerza desatada a las figuras, ya en el suelo o aún erguidas, y no paran hasta destruirlas. Y se regocijan en su barbarie mientras el suelo se llena de escombros.

Dije hace tiempo que el islamismo fanático de DAESH, que es como debe denominarse a esa basura autoproclamada como Estado islámico, es el nazismo de nuestro tiempo. Su obsesión por la violencia, su afán destructivo, su cosmovisión fanática, iluminada y absoluta, tiene muchos puntos en común con la ideología que espoleó Hitler y que llevó a Europa a su destrucción. Y en ambos casos, porque en este mundo todo está inventado, los métodos son muy similares. Exterminio de los enemigos, campos de concentración, violación, abuso y trata de mujeres, asesinatos crueles, y también, como no, la destrucción del arte. En aquel caso se acusaba a los artistas modernos de ser degenerados, y sus obras se insultaban, y a los escritores que no eran consentidos por el régimen se les perseguía y los libros por ellos escritos se acumulaban en pilas que eran quemadas en medio de la orgía de satisfacción de los energúmenos que se congregaban ante actos de tal vileza. Pues bien, ochenta años después de aquello, observamos las mismas escenas. Esta vez no nos enteramos directamente por las páginas impresas de un periódico, o por una emisión de radio con interferencias, sino por internet, por una grabación en vídeo, producida como todas las suyas con esmero, a través de la más alta tecnología, pero el mensaje es el mismo que el de hace décadas, siglos o milenios. La barbarie, que anida en todos nosotros, siempre está dispuesta a ser amaestrada por quien mejor la sepa utilizar, y una vez desatada es imparable. Esos destructores de arte, esos asesinos de personas, no tienen como dicen muchos las cabezas huecas, vacías, no. Es mucho peor, las tienen llenas de odio, de fanatismo, de ideas basura, de infamias, de mentiras, en las que un supuesto Dios, vejado hasta el absurdo, les pide que cometan lo que todas las religiones califican de pecados absolutos y los que todos los no religiosos entenderían como tales. Su odio les ciega, y nada les frenará en su afán de destrucción si no es algo que se les enfrente, algo que impida que sigan, sala en sala del museo, pueblo en pueblo de la llanura iraquí, destrozando, matando, persiguiendo y arrasando lo que encuentren a su paso. Ayer fueron estatuas en Mosul, hoy quizás los aldeanos de una localidad, mañana los recursos naturales de una comunidad, y así hasta que su fanatismo agote todo lo que encuentre a su paso o alguien les pare, como sucedió con los nazis en el pasado o con hordas similares que, a lo largo de los siglos, han utilizado las mismas y aborrecibles prácticas. Y es que en el campo del salvajismo casi todo está inventado. La moderna tecnología sólo refina las tácticas y permite conocer sus resultados con mayor velocidad.

En 2013 visité Berlín, y un lugar obligado en el que estar, y más tratándose de un “letraherido” como yo, era la Bebelplatz, sita muy cerca del Teatro de la Ópera y de Unter den Linden, en lo que fue el este de la ciudad. Allí en 1933 tuvieron lugar esas escenas que todos recordamos de libros ardientes, multitudes enfervorizadas arrojándolos con pasión, y jerarcas nazis, organizadores de aquel acto, regodeándose ante el monstruo que estaban creando. En aquel entonces nada hicimos para impedir que ese monstruo se frenase, y no lo entendía, y cuando lo intentamos fue demasiado tarde, y la II Guerra Mundial comenzó. Hoy, en otro contexto, la historia, cruel, parece repetirse, y el nuevo monstruo que quema libros y mata personas tampoco encuentra a quien le frene. Y no lo entiendo.


Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo dos días de vacaciones. Si no hay problemas, el siguiente artículo será el miércoles 4 de marzo.

jueves, febrero 26, 2015

El acuerdo de Grecia con la UE y la soberanía

Si se acuerdan, Grecia era un tema recurrente la pasada semana. Las negociaciones con la UE y el tira y afloja depararon momentos de gran incertidumbre y tensión. Finalmente, como muchos esperábamos, se alcanzó un acuerdo que prorrogaba cuatro meses más la situación actual, tiempo en principio suficiente para renegociar un nuevo rescate con renovadas condiciones y compromisos. Lo importante de este acuerdo no es sólo el hecho en sí de alcanzarlo, sino lo que ha supuesto de cara a las iniciales aspiraciones griegas, llenas de promesas que, al final, se han convertido en frustración.

Sí, Syriza trató de jugar sus cartas hasta el límite de lo posible, que era muy poco. Con una economía arruinada, necesitada del dinero de la UE como lo es un enfermo terminal de las máquinas que lo mantienen en vida, las amenazas de Varoufakys y demás miembros del nuevo gobierno resultaban ser poco más que faroles, y todos los jugadores de la mesa así lo veían. Al final el acuerdo supone mandar a la basura gran parte de las promesas, irresponsables, que se hicieron durante la campaña electoral, en la que se dijo a los votantes lo que querían oír en sus hastiados y apáticos oídos, a sabiendas, seguramente, de que no se podría cumplir nada. Tras llegar al gobierno la táctica de Syriza ha sido muy clara. Dado que prometí imposibles voy a tratar de que la población se crea que es la UE la que me impone no cumplirlos, y así yo quedo descargado de responsabilidad. El pulso mantenido durante días otorgaba al imaginario colectivo la sensación de que Syriza era la reencarnación de los 300 soldados que, comandados por Leónidas, se enfrentaban en las Termópilas a los persas. Su final, sangriento, los elevó a héroes inmortales, cosa que no parece que vaya a suceder con el gobierno de Atenas, al menos no entre los suyos, que empiezan a discrepar seriamente sobre qué es lo que ha pasado, si han traicionado a sus votantes y si todo esto no ha sido una gran estafa. La principal conclusión que se puede sacar de todo esto es que, cuantos más fragmentos de la Luna proponga un candidato, más duro será su golpe contra la Tierra en caso de que llegue al poder. La soberanía, esa palabra tan redonda y que tanto inflama las mentes de muchos, y que es manipulada por todos, resulta ser un concepto cada vez más relativo, y tenemos que tener muy claro, todos, que desde el momento en el que, como países, nos adentramos en un club llamado UE, vamos a perder parte de la misma. Es una consecuencia directa. Y mucha más perderemos cuanto más arruinados estemos, más dependamos de lo que nos presten otros o pidamos por ahí. El más soberano es el más independiente, el que está sólo. Y eso no es posible. Grecia no dispone de soberanía plena como miembro de la UE en lo que a la UE le compete, que no es poco, pero es que en su situación de quiebra y rescate, su “soberanía” es una falacia, un imposible. Ahora mismo se parece más a un niño muy pequeño, completamente dependiente de los padres, contra los que podrá patalear, rabiar y llorar, pero no puede alimentarse ni vestirse ni moverse sin que esos mismos padres lo hagan. Es duro asumir esto, lo se, como ciudadanos y como colectivo social, pero la realidad es así. Podríamos preguntarnos hasta qué punto la situación española es comparable. Y en parte lo es, y más que lo será si el nivel de nuestra deuda sigue creciendo como lo ha hecho durante todos estos años. El tamaño de nuestra economía, que para esto sí es importante, nos ofrece ventajas, pero hemos comprobado en nuestras carnes y cuentas financieras que en estos años también hemos perdido soberanía a chorros. Y más que lo haremos si la UE avanza, deseable, y nuestra economía no lo hace (indeseable).

Por eso discursos populistas como el de Podemos y otras formaciones por el estilo, llenos de retórica vacía y palabras redondas como soberanía, son imposibles. Aciertan a enganchar a una población ansiosa de oír esas palabras, y que le encanta que alguien se las diga, pero que se arriesga a sufrir la frustración definitiva si esos populistas llegan al poder. En el fondo, estoy seguro que el populismo de Iglesias, Le Pen, Syriza o UKIP; muy distintas formaciones pero con un discursos asombrosamente similar, sabe que miente, que falsea, que cuenta una historia que no es cierta, pero no le importa de mientras le sirva para alcanzar el poder. Vamos, como la política de siempre pero muy a lo bestia. Bendita renovación, dónde te hallarás!!!

miércoles, febrero 25, 2015

Debate sobre el malestar nacional

Seguro que al ver el título del artículo de hoy los pocos lectores potenciales que por este blog se pasen saldrán disparados hacia cualquier otro sitio. Esto ya sería, en sí mismo, un indicador del sentimiento del estado de una nación doliente, la nuestra, que se lame sus heridas y que trata de buscar una salida a los largos años de la postración. Como todavía no hemos asimilado que la culpa de lo sucedido nos corresponde a todos, volcamos nuestra frustración en los políticos, que también son culpables, por su puestos, pero ni de todo ni sólo ellos. En este sentido el debate de ayer no contribuyó a arreglar nada y supuso otro ejercicio de “culpismo” arrojadizo.

Fue el primer cara a cara en este tipo de debates entre Rajoy y Sánchez, y como ya señaló un fino periodista el Lunes, probablemente el último, dado que tras las elecciones uno de los dos es muy probable que pierda su puesto y ya no esté ahí. Para los aficionados a estos debates la presencia de un nuevo contrincante, en un día de doble estreno (el propio Sánchez y Alberto Garzón por IU) otorgaba a la cita un morbo especial. El nuevo, débil ante las fuerzas de su partido, con la losa de la desastrosa gestión económica del PSOE durante el pasado mandato, y sin tener un argumentario de propuestas definido ni conocido, realizó un discurso que, a mi modo de ver, fue peor pero más efectivo de lo previsto. Me explico. No tenía un hilo argumental definido, iba saltando de tema en tema sin que un nexo común engarzara su exposición, carecía de fuerza dialéctica y oratoria expresiva, pero logró reflejar parte de la ira social y, sobre todo, sacó a Rajoy de sus casillas, cosa que hasta ahora sólo había logrado Rosa Díez. Tras el debate de ayer Sánchez es, ante los suyos, más líder, y dado el revuelo que tiene dentro y su necesidad imperiosa de sostenerse al menos en lo que queda de año electoral, puede dar el resultado del debate como positivo. Rajoy hizo de Rajoy excepto cuando le faltaron las formas, cosa poco habitual, pero que ayer se produjo. Amparado por unos datos económicos que no son muy buenos, pero que viniendo de donde venimos saben a gloria, su discurso principal y réplicas fueron similares a la lectura de un estado de situación de una empresa por parte de un CEO que no tiene engarce alguno con los empleados a los que habla. Es esa falta de empatía, que el propio Rajoy considera como una virtud, el principal de sus defectos de cara a poder conectar con una ciudadanía que no le ve creíble en su discurso ni promesas. Tirando de chequera, dio por inaugurada la campaña electoral con un desglose de promesas y ayudas que bien pudieron aprobarse hace tres años, pero que sólo pueden otorgar votos en estos meses. En la réplica a Sánchez empezó mordaz y en su estilo, pero acabó perdiendo los papeles y ofreciendo una increpación sobre el patetismo que no era precisamente alusiva a su conocimiento de la música de Chaikovski. Valoradas en conjunto, ambas intervenciones convencieron a los propios y les otorgaron una posición desde la que lanzarse al primer envite electoral, el de Andalucía de dentro de cuatro semanas, en el que el PSOE parte con ventaja y el PP espera poder minimizar los daños, en lo que será el primer test serio, aunque no tan fidedigno como pudiera pensarse, de las dos grandes citas de este año, las municipales y las generales.


Al debate de ayer algunos lo han llamado “el de los ausentes” porque dos formaciones que están disparadas en las encuestas, Podemos y Ciudadanos, no tienen representación en el Congreso, y no pueden intervenir. Pero estuvieron presentes en forma de alusiones veladas, puyazos y referencias. Todos saben que el Congreso que existe hoy va a ser muy distinto a finales de año, aunque nadie sabe en qué proporciones ni pesos políticos. Eso también es indicativo de que el estado de la nación ha cambiado en estos años, y es muy probable que ni Rajoy ni Sánchez sean capaces ni de modular ese cambio ni, veremos a ver, resistir su empuje. Por eso el debate de ayer, tan valioso en sí mismo, para muchos de nada vale.

martes, febrero 24, 2015

Terremoto en Madrid

Normalmente, y por fortuna, usamos el concepto de terremoto en el sentido más metafórico para referirnos a rupturas o grandes cambios, especialmente políticos o económicos, causados por nuevas o antiguas fuerzas. Podemos provoca un terremoto en la política española, o el temblor causado por Grecia se expande, como una onda sísmica, por toda la UE. Símiles más o menos afortunados que tienen su raíz en la sensación, difícil de expresar, que supone el haber vivido un temblor de tierra, que por ser algo antinatural (el suelo no se mueve) supone una experiencia que siempre se recuerda con sabor amargo, cuando no asociada a destrozos y muerte.

Ayer por la tarde, a las 17:16, un terremoto que tuvo lugar en Ossa de Montiel, Albacete, a unos 10 kilómetros de profundidad, y con una magnitud estimada de 5,2 en la escala de Richter, se pudo sentir perfectamente en todo el centro de España, y desde luego en Madrid, y eso ya saben que otorga relevancia mediática a todo lo que sea. Yo estaba en la oficina a esa hora, en mi piso, uno de los más altos de una de las torres del Paseo de la Castellana, a unos 85 metros del suelo más o menos, desde la que disfruto de unas vistas hacia el sur que me alimentan para poder seguir día a día haciendo mi trabajo, que no se crean que es maravilloso. Lo cierto es que estaba enfrascado en el ordenador con varias ventanas de Excel abiertas mirando unos datos, cuando sentí un movimiento raro que empujaba todo hacia un sentido, seguido después de otro bandazo, más intenso aún, en el sentido contrario. En mi edificio estamos de obras, transformando las plantas de su actual y horrendo diseño y panelación setentero a un nuevo espacio diáfano y más moderno, por lo que llevamos una temporada sintiendo golpes y vibraciones fruto de los trabajos, pero ese movimiento de ayer no tenía nada que ver con eso. A mi me pareció desde un principio que se trataba de un terremoto, pero siempre hay una duda razonable, dado que eso es lo menos probable que puede llegar a pasar. Sin embargo otros compañeros de trabajo, que también se pusieron de pie y movieron en busca de explicaciones, llegaron a la misma conclusión. “Eso” no ha sido provocado por las obras, ha sido un terremoto. Me metí en twitter y escribí que la sensación era la de haber sufrido un terremoto en pleno Madrid, aún con cierta extrañeza, pero a los pocos minutos de colgar esa expresión vi como las referencias de muchos usuarios a un temblor que había sucedido hacía pocos minutos inundaban la red, en medio de mucho asombro, incredulidad y cierto respeto. A medida que pasaba el tiempo se iba confirmando que ese movimiento era, en efecto, un terremoto, el tercero que he vivido en mi vida, al menos que yo haya sido consciente de ello, y la información sobre el epicentro e intensidad se iba concretando. El paso del tiempo y, afortunadamente, la nula incidencia en lo que hace a víctimas y destrozos, hizo que el temor inicial derivase al cachondeo, no se si terapéutico o no, y lo que hasta hace pocos minutos era un continuo de mensajes de sorpresa y alivio porque no había pasado nada se transformó en una catarata de chistes, memes, imágenes y bromas, algunas ingeniosas, muchas subidas de tono, que se propagaban por la red a una velocidad mucho mayor a la que lo habían hecho las propias ondas sísmicas, convirtiendo al seísmo en algo viral, en lo que no deja de ser un hecho reseñable y bastante absurdo, aunque dado que, ya confirmado, no ha causado ni víctimas ni daños, se puede entender.

¿Cómo es vivir un terremoto en primera persona? Sobre todo, extraño. Mis tres experiencias, dos de ellas en Madrid, la primera la más intensa de todas las experimentadas, me dejaron la sensación de vivir algo sin sentido, sobre todo porque el que el suelo se mueva convierte a uno de esos supuestos que permiten anclar la vida en algo que, de repente, se suelta, y genera mucha inseguridad, física desde luego, pero luego, con el tiempo, emocional. Las cosas que suponemos fijas y eternas no tienen por qué serlo, y un temblor nos lo recuerda de una manera sorpresiva, brusca y sin capacidad de respuesta. No es una experiencia agradable, la verdad.

lunes, febrero 23, 2015

Birdman, y no Varoufakys, se lleva el Oscar

No consta que hayan otorgado a Varoufakys, el ministro griego de economía, el Oscar al mejor actor principal por su amenazadora interpretación en el Eurogrupo, ni que Grecia se haya llevado el premio a los mejores efectos especiales, por simular una explosión tan potente como hueca. Parece que Draghi tampoco se ha llevado el galardón al mejor actor secundario, ese que roba planos a todos los demás y que al final resulta ser el más importante de la película. Parece que “Eurogrupo” no estaba entre las nominadas y que, salvo el acuerdo, no se ha llevado premio alguno. Una pena, creo que los merecía casi todos.

La ganadora de esta noche en Hollywood ha sido Birdman, una película arrolladora dirigida por el siempre personal Alejandro González Iñárritu, y se que calificar a alguien de personal es, en el fondo una memez, pero no me negarán que las pelis de Iñárritu son diferentes a las de los demás. 21 gramos, Babel, Amores perros, son ejemplos de una filmografía diferente, trabajada con gusto, en la que el espectador no está completamente seguro de nada de lo que ve y que sale de la sala con más dudas de las que entró, cosa que también pasa con Birdman. Es un película compleja, que a mi me gustó, pero que a mucha gente no le hará gracia, en la que se habla mucho, atropelladamente, de manera compulsiva, a gritos en muchas ocasiones, corriendo por los pasillos, entre portazos, camerinos y habitaciones sitas detrás del escenario de un teatro, centro de la función. Michael Keaton, en un papel que de tanto negarlo reafirma que es una descripción de su vida, encarna a un actor venido a menos tras el éxito del superhéroe que ha encarnado y le ha hecho mundialmente famoso, y busca en los escenarios de Broadway una tabla de salvación para su carrera, honra y vida. Escoge un texto de Raymond Carver y lo lleva a la escena, y durante todo el rodaje vemos cómo se organiza tanto el último ensayo de la obra como la función de estreno, que por motivos que no desvelaré acaba convirtiéndose en un éxito arrollador, pese a que pocos lo esperaban. Keaton está secundado por un reparto de lujo, en el que figuras como Edward Norton, Emma Watson o Emma Stone dan vida a papeles complejos, atormentados, furiosos, que se increpan mutuamente entre ellos mientras se acuestan en un desorden bastante desorganizado. Cada uno ofrece interpretaciones enormes, que podrían darles tanto premios como películas propias, llegando en ocasiones a suplantar al propio Keaton, que es en torno a quien gira la obra, pero que no oculta en ningún momento al resto de los personajes. Con una visión muy amarga de la realidad del teatro y la interpretación, poniendo muy mal a los críticos de la prensa (impagables secuencias en el bar con la periodista del NY Times) el filme es un homenaje sentido pero con mucha mala leche al mundo de las bambalinas, los escenarios y, sobre todo, lo que pasa detrás de ellos, donde muchas veces los nervios, la tensión, el miedo y la ira son los motores que hacen que los actores salgan a escena para liberarse delante del público, el único que por un momento parece comprenderles y otorgarles un cierto alivio a sus pesares. Con una banda sonora de batería machacona y constante (El ritmo la demanda, hace gracia al principio y puede acabar siendo muy pesada) la película avanza de manera apabullante hasta un final desconcertante, abierto, que llena de dudas al espectador y le hace estar inseguro de casi todo lo que ha visto con anterioridad. Un trabajo impresionante.

No he visto su gran rival, Boyhood, de la que he oído comentarios en mi entorno que van desde la fascinación hasta el aburrimiento. Si vi las dos películas de científicos que competían, “Imitation Game” sobre la vida de Turing y “La teoría del todo” sobre Stephen Hawking. A mi modo de ver la primera era muy superior a la segunda, y el trabajo actoral de Cumberbatch también me gustó más que el de Redmayne. Y me alegro mucho que la gran y bella Julianne Moore haya ganado, por fin, tras varias nominaciones, su más que merecido premio.

viernes, febrero 20, 2015

La conferencia y el espontáneo

Decía Ortega en sus tiempos que llega una hora de la tarde en Madrid en la que, si no das una conferencia, te la dan. Con los años esto ha dio a más, aún si cabe, y la oferta de actos, charlas, coloquios y debates puede llegar a abrumar. Ayer por la tarde estuve en uno de ellos, organizado por ECFR y El País, que versaba sobre el riesgo que corre Europa ante el mal llamado Estado Islámico, mucho mejor denominarlo Daesh, y el papel de todos los países y actores que están implicados en las guerras de oriente medio en las que Daesh actúa sin piedad ni freno. La sala en la que tuvo lugar el evento se llenó por completo.

Las intervenciones, varias, breves y directas, fueron muy interesantes, pero no quiero hablarles hoy sobre ese tema en concreto, sino sobre una figura que suele ser muy habitual en toda charla o presentación, que es la del espontáneo que vive de ser el protagonista allá donde vaya. Con complejo de niño en el bautizo, marido en la boda y cadáver en el funeral, este personaje lucha por alcanzar el micrófono en cuanto se pone a tiro y, una vez atrapado, no lo suelta, aprovechando para pegar un discurso que viene a ser, resumidamente “yo lo se todo y vosotros sois unos inútiles”. Ayer tuvimos un espécimen de este tipo de los que podrían catalogarse de primera división, de la élite. Acabadas las intervenciones, el turno de preguntas se llevaba a cabo mediante unas tarjetas que estaban sitas en cada silla, en las que los interesados podían escribir sus peticiones y pasárselas al personal de la sala, que las llevaba todas a la mesa. El moderador leyó cinco o seis de esas preguntas, bastante interesantes, la verdad, y fueron respondidas cada una por uno de los participantes en la charla. Tras la quinta respuesta, levantó la voz una persona que se encontraba sentada en torno a la mitad del aforo (yo estaba bastante atrás) con una voz potente, quejándose de que él era musulmán y que no habían leído su pregunta, y que no le extrañaba. El señor, mayor, delgado, de ojos azules, escasa barba y poco pelo, vió como el moderador enseñaba un amplio fajo de tarjetas, que contenían muchas más preguntas de las que el tiempo del acto permitía contestar, pero el espontáneo no se rindió, ni mucho menos, pese a que alguien del personal del local se acercó para que se comportara de una manera más tranquila. Amparado en su voz y en el murmullo desconcertado del resto de asistentes, soltó un discurso de un par de minutos sobre Argelia en los años noventa, la victoria democrática del FIS y la represión de los militares argelinos tras el golpe de estado que impidió a los islamistas hacerse con el poder, y el apoyo occidental a esa postura, y acusó a los ponentes de defender esa actitud y de saber muy bien porqué occidente y el capitalismo tienen miedo a un islam poderoso, todo ello en medio de una soflama de cada vez mayor intensidad gutural y peores modales. El moderador pidió a uno de los ponentes que le contestase e hizo lo que pudo, sin que en ningún momento el espontáneo dejara de interrumpirle y “argumentar” que el desconocimiento de los expertos y su hipocresía eran ambos de grandes dimensiones. Finalmente, con el tiempo pasado, era evidente que la única manera de acallar al protagonista era dar por terminado el acto, y eso es lo que sucedió, con un aplauso final de todos los presentes salvo, intuyo, el valiente charlatán.

Supongo que en su fuero interno ese señor se sentiría muy satisfecho por haber logrado hacerse oír, por acaparar un protagonismo que no le correspondía, por exponer su tesis, y hacerlo de una manera que era la antítesis de lo que entendemos como un debate formal y educado. En casa, por la noche, estaría feliz, realizado, orgulloso y, me temo, consultaría la agenda para ver qué conferencias se celebran hoy y a cual le apetece ir para alterarla, para demostrar que él es el mejor y que los demás no saben nada de nada. Y así de felices en la vida hay no unos pocos. Cuídense de ellos la próxima vez que acudan a un acto similar.

jueves, febrero 19, 2015

La tregua en Ucrania es una filfa

Las imágenes parecen sacadas de un documental de la Segunda Guerra Mundial. En ellas se ve a varios carros de combate, camiones y tropas que avanzan pesadamente por carreteras de tierra, rodeadas de nieves congeladas, todos ellos saliendo de una localidad que aparenta estar en ruinas, en medio de la inmensa planicie del este. El nombre de ese pueblo, al parecer estratégico cruce ferroviario, es Debáltsevo, y si lo buscan en los libros de historia aparece en el fragor de los combates entre nazis y rusos de hace setenta años, pero si dejan atrás lo libros y miran en la prensa o internet lo encontrarán nuevamente. Porque hoy ahí vuelve a haber guerra.

Minsk 2 es el nombre que se le ha dado al acuerdo de paz alcanzado el pasado 12 de Febrero en la capital bielorrusa entre Rusia y Ucrania, con el auspicio de Francia y Alemania. Su entrada en vigor a partir de este pasado Domingo 15 ha dado una cierta tranquilidad a las zonas más golpeadas por la guerra, como las ciudades de Donetsk y Lugansk, pero en Debáltsevo los combates continuaron hasta ayer, cuando rodeados, vencidos y sin posibilidad alguna de recuperarse, las tropas ucranianas se rindieron ente los separatistas rusos, y abandonaron la ciudad con sus pertrechos, dejándola en manos de los aliados de Putin. De esta manera, y a la espera de que la calma vuelva, quien sabe por cuánto tiempo a ese lugar, el balance de la ofensiva prorusa es muy satisfactorio para sus intereses. En unos pocos meses de dura ofensiva han movido sus líneas de influencia mucho más al oeste de lo que hubieran imaginado, consolidando sus posiciones y conquistando nuevos territorios, que en la lógica de lo sucedido con Crimea, es probable que jamás vuelvan a contar con influencia ucraniana. Minsk 2 establece muchas cosas más además del alto el fuego, con compromisos por parte de Kiev y Moscú sobre la integridad territorial de Ucrania, la federalización del país y la asistencia a la población civil, pero sospecho que todas esas palabras se van a quedar en nada. La sensación que me da cada vez que me asomo al conflicto del este es que, pese a que no tiene lógica alguna, Putin sigue presionando y obteniendo victorias militares que le desangran en lo económico, pero le elevan a los cielos en poder y popularidad interna. Si por cada ruptura de la tregua que se produzca en la zona los prorusos van a conquistar un montón de ciudades y terrenos antes de llegar a una nueva tregua es fácil suponer que este proceso se repita, a manera de un fuelle que se expande y contrae, de manera periódica, una vez que las bajas y prorusas se hayan cubierto y armamento fresco les haya sido suministrado. Ante eso Kiev poco puede hacer. Con una economía quebrada, una sociedad asustada y un ejército potente en apariencia, pero dotado de armamento viejo y nula moral de combate, cada batalla en el este supone una nueva prueba de que el armamento y las “tropas rusas” (pongo comillas porque en teoría no existen, y me río por no llorar) son mucho más efectivas y, de momento, imparables. Algún artículo de este fin de semana apuntaba a que Putin seguirá con esta táctica de guerra intermitente hasta que consiga unir Crimea por tierra con los territorios conquistados y estos lleguen hasta las orillas del Dniépr, el río que puede hacer de frontera natural entre las dos almas, rusa y ucraniana, que viven en su entorno. Con este terreno de colchón, a modo de Marca medieval, Putin tendría una zona bajo su dominio en la que no habría nunca presencia de tropas OTAN ni nada por el estilo, y dejaría a Ucrania hecha una piltrafa, dándole ya igual si se une a la UE o se va por su cuenta, convertida en un país desmadejado y sin expectativa alguna.

¿Es ese el futuro que le espera a la zona? No lo se. Desde luego no me creo en lo más mínimo que la guerra se haya acabado, y se fehacientemente que las demandas ucranianas de recibir armamento y auxilio militar occidental no van a ser respondidas, porque nadie quiere una guerra contra Rusia. Así, Kiev recibirá buenas palabras en todo momento, y abrazos que traten de calmar el dolor que le produzcan las dentelladas del oso ruso, pero nada más. El riesgo de que el conflicto se generalice es alto, pero también el de que, con una baja intensidad, se enquiste y convierta a la zona en foco de inestabilidad sostenida durante mucho más tiempo del que pueden aguantar los periodistas, convirtiéndolo así en otro conflicto olvidado. Y ambos escenarios son nefastos para los que allí residen y, desde luego, para Europa.

miércoles, febrero 18, 2015

Cientos de ciudadanos esperando

Ayer se produjo un suceso extraño, que viví en primera persona, y que es digno de ser relatado y estudiado, y no porque yo me encontrase por allí, desde luego. Se presentaba el programa económico de Ciudadanos en el Círculo de Bellas Artes, de la mano de dos grandes economistas, Luis Garicano y Manuel Conthe. El acto comenzaba a las 19:00 y me escapé un poco antes del trabajo de lo que suele ser habitual para, atravesando Madrid en el socorrido autobús 27, llegar hasta Cibeles y desde ahí ir andando al Círculo. Cuando llegué, unos veinte minutos antes de que empezara el acto, la cola de asistentes era enorme.

Sí, sí, cola para estar presente en un acto económico y político. No para ver a un famoso, o para un concierto de una estrella extranjera o algo así. Cola para una charla técnica y con mensaje ideológico. Asombroso. Ocupé mi sitio en la calle, como el último en ese instante, siendo seguido por nuevas personas que acudían sin cesar. Me encontraba más o menos a la altura de las puertas de acceso al Ministerio de Educación, a algunos cientos de metros de la puerta de entrada al Círculo, y empezaba a intuir que no iba a ser capaz de acudir al acto en cuestión porque a ver dónde se podía alojar semejante cantidad de gente. Finalmente así fue y me lo perdí. En una tarde en la que el sol se ponía y el viento frío soplaba desatado, dejando una sensación muy desapacible, resultaba curioso, estimulante, y hasta cierto punto provocador, pensar en la causa que a todos los allí reunidos nos había congregado. En un país descreído, apático, que considera un fracaso casi todo lo que viene procedente de la política y la economía, una reunión como la de ayer era una especie de anatema, una provocación que encontraría el rechazo social, el desprecio o, en el mejor caso, la indiferencia de los hastiados. Pero no, justo lo contrario. La figura de Garicano, respetada por muchos por su labor pedagógica, su currículum intachable y su espíritu crítico es la imagen de una España distinta a la que tenemos, basada en cosas tan elementales como el mérito, la responsabilidad, el trabajo bien hecho, el premio a quien lo consigue y el castigo a quien pretende engañar, y otra serie de valores e ideas que son tan obvias como despreciadas entre nosotros. En medio del vendaval que azotaba Alcalá soplaba un espíritu, unas ganas de regeneración que, al menos para mi, son nuevas, o no las había visto con anterioridad en todos estos años que llevamos de crisis. No quiero ser iluso ni ingenuo. No creo que Garicano y su equipo sean la salvación a todos nuestros males, que por su complejidad, profundidad y enquistamiento requieren mucha dosis de paciencia, profesionalidad y tiempo para ser corregidos, pero es indudable el atractivo de su propuesta, sobre todo en medio del vacío de las propuestas de los demás. Los partidos clásicos viven de unas rentas cada vez más exiguas y que parecen no tener futuro, y el voto protesta, que ha crecido con una enorme fuerza, enmienda a la totalidad el pasado pero sin ofrecer solución alguna, salvo que entendamos los experimentos venezolanos como alternativa. En ese panorama, la propuesta de Ciudadanos es nueva, alternativa y transgresora, y lo es porque se distancia de todos los demás.

Lo cierto es que, tras lo visto ayer, sólo Ciudadanos y Podemos son capaces de convocar a muchas personas ilusionadas en un acto con mensaje político. Ambas formaciones, de corte radicalmente distinto, han surgido del mismo magma de desencanto que se vive en nuestro país, y son dos respuestas, una de propuesta cívica y otra de protesta social, que responden a la lógica de una sociedad que ansía encontrar salidas al atolladero en el que se encuentra. De cara al crucial año electoral en el que nos encontramos, ambas formaciones se juegan el todo por el todo. Hasta ahora ha sido Iglesias el que ha despuntado en las encuestas. Su declive puede ser la oportunidad de Rivera. Está todo por ver.

martes, febrero 17, 2015

Grecia fractura el Eurogrupo

Normalmente las reuniones del Eurogrupo, los ministros de economía de los países que tenemos el euro como moneda, son largas y, ante asuntos complejos, acaban de noche, a altas horas de la madrugada, siendo la imagen de los periodistas, dormidos y tirados por los pasillos, tan habituales como los acuerdos alcanzados in extremis. Creo que nos dirigimos nuevamente a un desenlace de este tipo, pero antes veremos muchos fracasos, como el de la reunión de ayer, brusco, aliñado con declaraciones previas de grueso tono que invitaban a lo peor, como así sucedió finalmente.

Más allá de esa tensión y falta de acuerdo, las posturas son claras y las posiciones, aunque aparenten ser inamovibles, acabarán variando, y más en el caso de la parte débil, que es Grecia. Varoufakys, la estrella mediática de todo este asunto, sabe perfectamente que la UE no va a ceder en los grandes asuntos que están debatiéndose (devolución del principal, impagos parciales o quitas, relajamiento de las condiciones financieras, renuncias a las reformas estructurales, etc) Y la UE no va a ceder no tanto porque crea que Grecia puede merecerse un respiro, sino por la señal que enviaría al resto de socios, sometidos a programas de rescate o no, que verían como una revuelta política les daría el poder como para renunciar a los pagos y compromisos escritos. Todo lo que consiga Grecia lo pedirá Irlanda, Portugal, España… y el que venga después, y así el sistema de rescates condicionados se iría al garete. A lo más que pueda aspirar el gobierno griego es a un cambio de lenguaje, que elimine el concepto “Troika” por las figuras individuales de las instituciones que la componen, con otras más si es necesario, transformar los “hombres de negro” en “asesores sociales” o algo así, y alargar los plazos de devolución de una deuda cuyo principal, como el de todas las deudas públicas, jamás será devuelto, como saben todos los gobernantes. Es decir, este tira y afloja sobre todo es útil para el gobierno griego cuando, a la hora de obtener unos resultados muy por debajo de sus aspiraciones de campaña electoral, pueda presentarse ante sus electores esgrimiendo el mensaje de “lo intentamos, pero no pudo ser” y de esta manera, lograr que la sociedad griega asuma el fracaso. Ese, creo, es el juego de fondo. Y hasta el último momento posible Atenas forzará la cuerda para ofrecer una imagen de resistencia que, en el fondo, las alarmantes cifras de su economía desmienten a cada minuto que pasa. El gran problema de esta estrategia es que tensar la cuerda hace que todo el mundo se sienta incómodo, que se generen rencillas, rechazos, desconfianzas cuando no odios, y que el club del euro empiece a adoptar una atmósfera enrarecida en la que las malas caras y las declaraciones sin sentido sean las predominantes, rompiendo una confianza que es muy necesaria, y en momentos como estos, más. El alemán Schäuble y la prensa griega han protagonizado episodios chuscos en estas últimas horas que no ayudan en nada a apaciguar unas aguas en las que unos y otros deben bañarse y tratar de no ahogarse. Todos estos destrozos deberán ser curados en un futuro, a riesgo de enquistar unas heridas que puedan ser dolorosas mucho más allá en el tiempo. Sobre el resultado de las conversaciones, las otras alternativas de las que se habla en los medios me parecen descartables. Ni se va dar un “Grexit” demoledor para la UE, desastre total para Grecia, ni los chinos ni los rusos van a colonizar Atenas dándole la liquidez que necesita. Quizás veamos aún sorpresas y cartas nuevas, pero no lo creo.

La importancia de lo que se está negociando y el momento político en el que sucede es enorme. Quizás por ello se produjo ayer una muy buena entrada en un acto organizado para debatir la situación griega por CC Europa, un colectivo de jóvenes europeístas críticos, que organizaron un debate en un bar de Madrid centro, al que acudí, y en el que se expresaron opiniones variadas, muchas de ellas lúcidas, y en todo caso interesantes. En un momento de crisis de la UE, y esto que vivimos no es sino un síntoma claro de crisis, en todos los sentidos, del proyecto común, la reflexión, el debate y el interés por lo que sucede en la UE son fundamentales, y las soluciones quizás surjan de un Eurogrupo, sí, pero también de charlas como las de ayer. Así se construye Europa, entre todos.

lunes, febrero 16, 2015

Adictos a las fotos

El Sábado por la tarde noche, mientras el islamismo fanático convertía la apacible Copenhague en el escenario de su última fechoría criminal, gran parte de medio mundo celebraba con la otra parte el día de San Valentín. El centro de Madrid, en sus calles comerciales, estaba atestado de gente haciendo compras, mirando, paseando, en un entorno decorado de roza, con globos, banderolas y muchos alicientes de todo tipo para consumir. Buscaban los tenderos lanzar sus flechas a la cartera de los consumidores y, quizás de paso, llenarles de amor con sus productos. Desde luego parecía que lo habían logrado, a juzgar por el gentío.

Ya de noche, en la calle Fuencarral, donde se encuentran un montón de tiendas de ropa moderna, algunas similares a discotecas de diseño, que para mi son tan exóticas en su contenido y exposición como una exposición de lepidópteros, me encontré con una escena curiosa. La revista HOLA había plantado en una placita de la zona un pequeño escenario color rojo intenso con una gran pantalla LED en la que se mostraban muchos corazones pequeñitos adoptando la forma de uno grande. Junto a la proyección se extendía un decorado color rojo igualmente contra el que las parejas que lo deseasen podían ser fotografiadas por un técnico que allí estaba, y entonces esa imagen era proyectada unos segundos en la gran pantalla, llenando todos los corazones y pudiendo ser vista por todos, y con el sello del infinito y arrebatador Glamour que aporta HOLA a todo lo que hace. Había cola para subirse al escenario, y unos cuantos curiosos que observaban aquello entre sorpresa y risas. Las parejas que subían lo hacían alegres y tomándoselo a cachondeo, y luego trataban de posar para la cámara, a veces de manera jovial, otras seria, otras imitando el tedio y abulia con el que se pasean ante los focos las modelos de pasarela (pura imagen de fealdad, si me permiten el comentario) y se quedaban arrebatados al verse reflejados en esa gran pantalla. No se si luego tenían la posibilidad de obtener el archivo de la foto, si se ha guardado en alguna web o si la imagen se perdía para siempre en la tarjeta de memoria de la cámara, pero desde luego fotos se estaban haciendo, y unas cuantas. En la era del dominio del selfie, de la pose, del postureo, del tratar de salir siempre en la foto, en todo momento y lugar, con la mejor de las sonrisas posibles, ese escenario de Fuencarral era un altar, y los que allí subían eran los fieles a la religión del posado. Vaya uno a la zona turística que sea, empieza a ser habitual ver que las personas no fotografían los monumentos o paisajes, sino que se fotografían a ellos con esos monumentos y paisajes de fondo. La idea ha dejado de ser “estar en” pasando al “yo en”. Antes era habitual que unos se hicieran las fotos a otros o que se pidiera a alguien que pasaba por ahí que te la hiciese, lo cual podía dar lugar a un encuentro interesante, y quién sabe si a algo más. Ahora no. La tecnología permite autofotografiarse de una manera compulsiva, infinita, desde todos los ángulos posibles y con todas las tomas del mundo. Uno sólo, incluso con un buen palo, de la manera más onanística posible, puede darse el gusto de verse de las maneras más insospechadas posibles sin requerir ayuda alguna. Y así los recuerdos y tomas de las vacaciones o de cualquier otro momento se convierten en una sucesión de infinitos rostros sonrientes, siempre llenos de dicha, que permiten atisbar, a veces no, lo que se encuentra detrás, porque lo importante no es el fondo, sino la cara que dice “yo estuve allí”.


En este sentido, la idea de HOLA es muy buena, porque no hay mejor noche que la de San Valentín para explotar a ese pequeño dictador omnipresente que se esconde en nosotros, y hacerlo aparecer con la pareja de turno. Y si se tienta a ambos con darles la imagen de estilo que adorna a los famosos (falsa como ella sola) mejor que mejor, éxito asegurado y campaña publicitaria coronada por el triunfo. En el fondo qué bien nos conocen las marcas, como saben captarnos, lograr que nos sintamos atraídos por su “encantos” y que, ahora más que nunca, les cedamos nuestra imagen cuando posamos para ellas, pensando que es para nosotros mismos.

viernes, febrero 13, 2015

¿Qué he hecho desde que se quemó el Windsor?

Esta semana, cuando vi por primera vez en la web las noticias que recordaban la década transcurrida desde el incendio del Windsor, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Diez años desde aquello, diez!!! Si me dicen que fue hace tres, cinco o seis hubiera dicho que sí a cualquiera que me lo hubiese propuesto. Recuerdo que era un sábado y yo ese fin de semana estaba en Elorrio. Al levantarme mi madre me dio que había un gran incendio en Madrid, y lo primero que pensé fue en la zona antigua, en esos edificios colindantes, viejos, con mucha madera. Al poner la radio y oír lo del Windsor, la torre, la sorpresa me venció.

Pero el escalofrío al que me refería antes no tienen relación con el recuerdo de cómo me enteré del incendio, no, sino con el hecho del tiempo transcurrido y lo que ha pasado (y no) desde entonces. Escribo hoy este artículo desde la misma mesa que ocupaba el Lunes después del incendio, y donde entonces podía divisar los restos chamuscados del edificio, parcialmente cubiertos por la mole de Torre Picasso, hoy veo la nueva torre Titania, igualmente cubierta por el blanco vertical picassiano. Sobre mi mesa hay papeles distintos a los de entonces, el ordenador es diferente, la pantalla es mucho más grande y menos pesada, planísima, y el software que me proyecta es más estilizado, pero me sirve para realizar lo mismo. El trabajo que desarrollo es esencialmente igual y por el cobro menos de lo que lo hacía entonces. El mundo a mi alrededor ha cambiado mucho. El país se ha transformado por completo, desde esa fecha en la que aún seguíamos hinchando nuestra falaz burbuja y nos poseía la creencia de ser mejores, más guapos y mucho más ricos de lo que realmente éramos hasta ahora, cuando parece que queremos empezar a levantarnos y quitarnos los restos de la ruina que sobre nos otros se ha abatido durante los años en los que nuestras mentiras ardieron como el propio Windsor y nos mostraron, al igual que el edificio ya apagado, una realidad de negra ceniza y escombro. En la vida de los que me rodean han pasado muchas cosas. Matrimonios, hijos, carreras profesionales, avatares, despidos, nuevos empleos, divorcios (afortunadamente pocos) fallecimientos… un poco de todo, pero en la mía no ha sucedido nada que me haga pensar en unos años ganados, sino más bien lo contrario. Mi padre ha fallecido en este tiempo, en lo que es el hecho personal más trascendente de estos años, pero el trabajo, que he logrado consolidar, o eso dicen, sigue siendo igual. El piso en el que vivo es el mismo que hace diez años, empequeñecido por la constante acumulación de libros, más de mil en esta década, que llenan sus paredes, reclaman su espacio y rodean de manera confortable pero agobiante a su poseedor. No he conocido el amor en todos estos años, ni nada que se le parezca. Si la aspiración, la ilusión de creer que ahí estaba, pero como el Windsor, hay ocasiones en las que las llamas más poderosas no son las que más iluminan, sino las que arrasan con más virulencia el lugar con el que se ensañan. Me tocó despertar también de esa burbuja, artificial, creada por mi mismo, quizás imbuido por marcha del país, de la que tenía serias dudas, pero que con su fuerza me arrastraba a creer que podía alcanzar algunas cimas que parecían estar a mi alcance, y que se demostraron, como esas paredes de granito que en las cordilleras atraen a los escaladores, absorbentes pero inaccesibles. Queda el consuelo de que, si no he alcanzado esa felicidad supuesta, tampoco he causado pena ni tristeza a nadie, pero creo que eso no maquilla el balance. No puedo utilizar una contabilidad estilo Bankia para autoengañarme.

He hecho varios viajes, muy poco tiempo en total si se compara con esa década inmensa, en los que he disfrutado mucho y aprendido más. He leído grandes libros, visto buenas y malas películas, disfrutado de soberbias puestas de sol, escuchado grandiosa música, el mayor bálsamo junto con la palabra escrita para los que tenemos un corazón letraherido, en cursi quizás, pero créanme que acertada expresión, pero mantengo la sensación de que en estos diez años no he hecho nada que tenga un gran valor, ni he hecho feliz a nadie, ni he creado algo que merezca la pena por sí mismo. Ese es el poso que me deja esta década convulsa.

jueves, febrero 12, 2015

Guerra abierta en el PSOE madrileño

Hoy se cumplen diez años del incendio de la torre Windsor, un rascacielos de 106 metros sito en el complejo madrileño de AZCA, que en una noche de sábado ardió como una tea y quedó completamente destruido. Como para celebrarlo, o teniendo en la retina la imagen del edificio rodeado de llamas, el PSOE se ha prendido fuego en Madrid, tras la decisión tomada ayer, de manera sorpresiva, por el Secretario general Pedro Sánchez, de destituir a Tomás Gómez como secretario del partido en la comunidad, disolver el partido y montar una gestora que elija a un nuevo candidato a las elecciones autonómicas de mayo y dirija las riendas de la federación.

Tras esta decisión, la actitud de Tomás Gómez ha sido la que le ha caracterizado durante todos estos años al frente del partido y, en parte, la que ha llevado a su fracaso como candidato. La no asunción de la realidad, el adoptar un pose chulesco y retador, y presentarse como una víctima conspirativa que es traicionada por los suyos y todos los demás, cuando es inocente de todo. La rueda de prensa que convocó ayer, retadora, desafiante, fue un acto de insubordinación a la dirección de su partido, y el primer acto de lo que parece ser una nueva guerra del partido en Madrid que, aunque sea sofocada en breve, lo condena a un más que probable resultado nefasto en las elecciones de Mayo, que son dentro de tres meses, vamos, ya. Es curioso que el PSOE, el partido más sólido y con mayor recorrido histórico del país, fundado en Casa Labra, muy cerquita de la Puerta del Sol, siempre ha tenido un grave problema con su estructura en Madrid. La entonces llamada FSM logró aupar a Leguina a la presidencia de la Comunidad de Madrid, creación artificiosa de principios de los ochenta, y a Juan Barranco a la alcaldía de la capital, pero eso no impidió que las guerras internas que existían en el partido cesasen. Durante esos años fueron famosos dos clanes, los “Balbases” los “Acostas” que tomaban su denominación de los apellidos de sus líderes, que por supuesto siempre negaban la existencia de esas corrientes, como lo hacía Guerra con el “guerrismo”. Esas luchas, despiadadas y crueles como sólo las son entre compañeros de partido, acabaron dinamitando el gobierno de Leguina que, sospecho que harto, decidió dedicarse a otra cosa. Ahí vio el PP una oportunidad de oro para hacerse con el feudo madrileño, y empezó su reinado sobre las instituciones locales, con un joven Alberto Ruiz Gallardón al frente de la Comunidad y un veterano Jose María Álvarez del Manzano en el Ayuntamiento. Desde entonces han cambiado los nombres, pero no el signo ni logotipo del partido gobernante y el opositor. Desangrado por las luchas, el PSOE optó en su momento por disolver la FSM y crear una gestora (mira, lo mismo que ayer) labor que fue encomendada a Rafael Simancas (mira, el mismo que ayer) que como candidato a la Comunidad logró resultados meritorios, e incluso estuvo a punto de alcanzar el gobierno regional, arrebatándoselo a una Esperanza Aguirre a la que ya pocos tomaban por tonta, pero llegó el “Tamayazo” la huida de dos diputados regionales, Tamayo y Sáez, y Simancas perdió su oportunidad de alcanzar el poder. De ahí en adelante su figura fue la de la derrota, y acabó siendo sustituido por Tomás Gómez, un joven socialista que había arrasado en las elecciones de Parla varias veces, y que ofrecía una imagen renovada y de victoria. Su estrategia política, basada en el efecto, la declaración gruesa, el tono altanero y una pose chulesca bastante agresiva pronto mostraron su debilidad como candidato, y los resultados electorales que ha cosechado hasta el momento habían sido, como poco, decepcionantes. Ayer, con casi toda probabilidad, terminó su carrera política.

Ahora, a cien días de unas elecciones trascendentes, el PSOE se convierte, con el PP e IU, en otro partido que no posee candidato al gobierno de la Comunidad, aunque suena para el puesto el exministro de Educación Ángel Gabilondo. Sánchez, que veía como Gómez le buscaba la ruina y sacaba desastrosos resultados en los sondeos, ha decidido dar un golpe encima de la mesa y ejercer su liderazgo con una muestra de poder duro, necesario muchas veces para recordar quién y cómo se manda. Sin embargo, y esto es cierto, un mal resultado electoral en mayo también será cosecha suya, y como tal deberá asumirlo. Y de fondo, Pablo Iglesias y Tania, su candidata al cargo regional, observan el espectáculo encantados, frotándose las manos ante una victoria que, ellos creen, está al alcance de su mano.

miércoles, febrero 11, 2015

Nuestra energía puede provenir de las bacterias

La bajada del precio del petróleo nos devuelve, por una temporada, a un mundo ficticio de energía abundante y barata, pero es evidente que vivir de quemar combustibles fósiles es algo que tiene poco futuro. Tarde o temprano tenemos que conseguir transforma nuestra sociedad hacia un modelo que pueda vivir de fuentes limpias y seguras, como la electricidad, o el mismo sol, nuestra principal vía de obtención energética. Pero ¿cómo lograrlo? La respuesta es complicada. Hasta ahora hemos usado la energía solar como fuente térmica y eléctrica, pero con resultados bastante discretos, la verdad.

Además, como es bien sabido, el enorme problema de la electricidad es que resulta muy difícil almacenarla. Nuestras baterías no duran casi nada y hacen que los aparatos móviles o portátiles lo sean muy poco, colgando de ellos el perenne cargador cada poco rato. Se está investigando mucho en la creación de nuevas baterías en base a materiales como el grafeno, que podrían disparar su capacidad y rendimiento, pero eso aún está muy verde. Precisamente en el mundo verde tenemos el ejemplo, en todo momento, de que se puede obtener energía directamente del sol. Las plantas, mediante esa maravilla llamada fotosíntesis, logran sintetizar azúcares y compuestos necesarios para sobrevivir gracias a la luz solar. La biología ha encontrado la manera de producir energía directamente del sol ¿por qué no recurrir, por tanto, a la biología, replicándola, para hacer nosotros lo mismo? Esta idea está detrás de múltiples trabajos en todo el mundo que, jugando con bacterias manipuladas de una u otra manera, tratan de convertirlas en “máquinas” que hagan trabajos que actualmente no son posibles. El plástico que utilizamos en todo momento no es biodegradable, es eterno arrojado en un vertedero. Si logramos crear una bacteria que se lo “coma” podemos construir una planta de reciclaje de plásticos. Y así se abre la posibilidad a que muchos problemas, actualmente insolubles, puedan realizarse. Ayer se supo que un laboratorio de EEUU ha logrado, usando esta tecnología de la modificación bacteriana, transformar la energía solar en un biocombustible. Supongo que el proceso será complejo, pero la base es que mediante energía solar se consigue separar las moléculas de agua en sus partes de hidrógeno y de oxígeno, y mediante nuestra herramienta biológica, una bacteria alterada, ese hidrógeno se convierte en isopropanol, un alcohol que puede ser utilizado como combustible y que, en condiciones normales, se presenta en forma líquida, pudiendo ser por tanto transportado y almacenado utilizando toda la infraestructura logística de la que disponemos en la actualidad (tanques, tuberías, camiones, conducciones, etc). En el fondo, más allá de las reacciones, pasos intermedios y demás productos que sean necesarios para realizar este proceso, lo que han conseguido los investigadores norteamericanos es desarrollar una fotosíntesis artificial. No olvidemos que las plantas también necesitan apoyo externo para crecer, especialmente nitrógeno, que es la base de todos los fertilizantes, y que a igualdad de condiciones de luz, temperatura y agua, más nitrógeno implica más crecimiento. Aquí el nitrógeno será sustituido por otros materiales, según cuentan los investigadores más baratos que otras técnicas anteriores basadas en el uso de metales pesados o preciosos, pero el resultado global del experimento, en su conjunto, suena muy bien. Ahora se trataría de ir viendo cuáles son en detalle sus fases, sus costes, su grado de eficiencia energética, y demás cuestiones, pero la posibilidad de fabricar combustible utilizando la luz solar, algo que pudiera parecer un absurdo, es desde ayer nueva, atractiva y, potencialmente, revolucionaria posibilidad.

En general, y pese a que no se le de mucho bombo, la bilogía puede ser una de las ciencias que revolucione por completo el siglo en el que nos encontramos. A medida que avanzamos, a una velocidad pasmosa, en el conocimiento de cómo funcionan y se pueden utilizar los mecanismos genéticos, las posibilidades de construir organismos biológicos que hagan tareas insospechadas se convierte en una posibilidad fascinante. Si el siglo XIX fue el de la mecánica y el XX el de la electrónica, no duden de que este XXI también lo será el de la biomecánica, o el de la biología a secas, con todas las variantes que ustedes puedan imaginarse. Sí, la noticia de ayer fue realmente buena, y esperanzadora. Ese el camino que debemos seguir.

martes, febrero 10, 2015

Europa, con dos frentes abiertos, se la juega

Me parece asombroso, o fruto de una decisión que tiene mucho de sarcástica, el que mañana sea el día en el que tengan lugar dos de las reuniones más importantes, que pueden llegar a ser decisivas, para tratar de solucionar los dos problemas más graves que tiene ahora mismo Europa sobre la mesa, que son la crisis griega y la ucraniana. El Eurogrupo será el foro en el que el ministro griego de economía, el ya archifamoso Varoufakis, se enfrente al resto de socios del euro, y Minsk, capital de Bielorrusia, la sede del encuentro entre Rusia, Ucrania y las potencias europeas.

Las dos crisis son muy distintas, de origen y consecuencias diferentes, pero ambas ocurren en nuestro territorio, en nuestro ámbito de decisión, y son por ello una prueba de fuego para la capacidad de Europa para, en el caso griego, autogestionarse, y en lo que hace a Ucrania, defenderse. Y a partir de ahí involucran a gran parte del mundo, que desde hace ya algún tiempo vuelve a ver a Europa más como una fuente de conflictos y problemas que como un continente referencial, como una idea de éxito. La crisis económica, enquistada entre nosotros debido entre otros factores a la arquitectura con la que se ha diseñado la Unión y el Euro, ha mostrado las debilidades de ambos conceptos. Las naciones de la UE, en este momento de crisis, se vuelven hacia sí mismas, haciendo resurgir en ellas demonios de un pasado que se creía olvidado, exaltando nacionalismos identitarios o populismos demagógicos que sólo conducen al desastre, todo ello aliñado con la típica lista de agravios entre nacionalidades, con una proliferación de insultos despectivos hacia los alemanes, griegos, daneses, españoles, etc que sólo contribuye a enrarecer aún más las cosas. En este ambiente de debilidad interna, la guerra de Ucrania, que se produce en el este del continente, en el corazón de Europa, desgarra familias, pueblos y vidas. Destruye bienes y siembra de cizaña separatista a poblaciones rusófonas y ucranianas que, durante décadas, han convivido sin enfrentamiento alguno. Cada día decenas de ellos mueren en manos de otros con los que hasta hace poco se hablaban, y como sucedió en la extinta Yugoslavia, y en las guerras de los Balcanes de los noventa, se están generando unas heridas que, si cicatrizan, lo harán tras muchos muchos años. En este conflicto la implicación europea ha ido de más a menos, desde la ilusión cooperadora con Kiev a medida que se desplomaba el régimen proruso y triunfaba la revolución del Maidan hasta el recelo y el miedo que recorre buena parte de Europa cada vez que la sospecha de que Rusia se está involucrando en la guerra se convierte, día a día, en una realidad palpable. Hubo un intento de reacción internacional tras el derribo, al inicio del verano pasado, del avión de Malaysia Airlines por parte de los separatistas prorusos, que dejo centenares de muertos esparcidos a las afueras de Donetsk, muchos de ellos holandeses, pero de las palabras iniciales de condena se pasó al silencio a medida que la posición rusa se mostraba inflexible. En ambos conflictos el papel de terceros los internacionaliza del todo. En el caso griego son las instituciones financieras, sobre todo el FMI, las que sirven de altavoz global y, hasta cierto punto, correa de transmisión de mensaje e inestabilidad. En la guerra ucraniana, el papel de EEUU, en segundo plano, y sus relaciones con Rusia, son la piedra angular que puede permitir desatascar este conflicto o enquistarlo, llevándolo incluso a un punto en el que la guerra que ahora se localiza en el este del país se extienda mucho más allá, y con ella se caliente demasiado lo que empieza a conocerse como una nueva guerra fría.

Ante estos dos frentes, la UE se juega gran parte de su futuro y prestigio. No siendo un país, sino una asociación de ellos, las tensiones externas e internas que pueden fortalecer los acuerdos también los pueden tensar hasta extremos peligrosos. Confío en que en ambos casos se lleguen a acuerdos que, al menos, impidan que los problemas sigan creciendo, sería la solución más racional, pero a medida que pasa el tiempo y la presión crece, lo hace el riesgo de accidentes más o menos imprevistos, que nunca se pueden descartar, y que sean muy difíciles de corregir en el futuro. Muy atentos a lo que pase mañana en ambos frentes. Confiemos en que impere la cordura y sensatez en todos ellos y que, al menos, contengamos los daños existentes, que ya son demasiados.

lunes, febrero 09, 2015

El libro de Thomas Piketty

Piketty es el nombre de un economista francés que se ha hecho muy popular a lo largo del último año, lo que tiene su mérito, no tanto por ser economista, como por no serlo anglosajón, en un mundo en el que todo lo escrito en inglés tiene preminencia, sea lo mejor o no. Ensalzado desde la izquierda como un nuevo profeta, catalogado por la derecha como un extremista, su gran libro “El capital en el siglo XXI” genera controversia allá donde se publica, se vende como si fuera un best seller, y por su dimensión asusta al lector que, teme perderse entre tanto texto y gráfica. Yo soy uno de los muchos que se lo han comprado y, sorpresa, leído.

Cierto es que no es un libro muy sencillo para leer, empezando porque la edición española, hecha en Méjico por Fondo de Cultura Económica, tiene una traducción llamémosla peculiar. Pero yendo al fondo del asunto, el libro es sencillo de entender. Defiende Piketty que el capitalismo genera, de manera necesaria, un grado de desigualdad elevado, pese a que en su seno haya fuerzas que la favorecen o la frenan. Además, y dado que la tasa de rendimiento del capital ( r) es mayor que la del crecimiento de la economía, (g) l atendencia a acumular capitales será imparable, y eso generará una sociedad de rentistas, como la que existía en gran parte de occidente en el siglo XIX. Para él las dos guerras mundiales, que destruyeron inmensas cantidades de capital y desvirtuaron las propiedades, y los años dorados de la postguerra, con grandes crecimientos económicos y consolidación de las clases medias, son un periodo extraño en la historia, que desde hace unos años, y cada vez de manera más acelerada, vuelve por donde solía, incrementado la desigualdad y, gracias a esa ley enunciada de r > g, generando una nueva clase de superricos que cada vez poseen más frente a una menguante clase media y a una cada vez mayor masa de personas que poseen menor proporción de la riqueza a medida que avanza el tiempo. La mayor parte del libro consiste en un análisis histórico de países y zonas mundiales para ver si ese patrón que él comenta se cumple, para lo cual ha realizado el complejo (y supongo que extenuante) trabajo de reconstrucción de series históricas de PIB, riqueza, renta y otras variables, dado que para algunas naciones esos datos son consistentes y muy penetrantes en el tiempo (Francia por ejemplo) pero no es lo habitual en el resto de casos. Una vez que el estudio histórico está terminado, y le da la razón, Piketty termina su obra proponiendo remedios para luchar contra esa desigualdad creciente, remedios que basa en dos pilares. Uno es la educación, que es el mayor de los ascensores sociales, de calidad y acceso universal, que permita que personas de todas las clases puedan adquirir conocimientos y contactos, y otra es la de imponer impuestos muy altos para gravar el rendimiento de la riqueza y que hagan que esa inecuación de r > g se convierta en igualdad. La lectura del libro, en su conjunto, no es aburrida pero tampoco resulta ágil, y hay pasajes comparativos entre estadísticas históricas que son realmente densos y aburridos. Sin embargo, y pese a que no comparto de fondo la teoría que expone Piketty, el libro tiene el mérito de poner sobre la mesa el complejo tema de la desigualdad, que resulta de por sí muy difícil de medir e interpretar, y comparto su postura, que es la más aceptada, de que el igualitarismo puro es absurdo, que una desigualdad moderada, que reconoce los méritos que se puedan alcanzar entre personas que son diferentes es correcta, y que una desigualdad abusiva es contraproducente. Cómo medir ese grado de desigualdad es lo difícil.

La principal crítica que le hago a Piketty tiene dos argumentos. Uno es su intención de generalizar un problema y, mediante la extracción de algo similar a una ley (r > g) lograr la explicación de un asunto que, como todos los económicos, es de enorme complejidad y producto de numerosos factores, en los que sí están r y g, pero también otras muchas variables. El otro es que, mientras que la educación sí es una solución para este (y otros) problemas, la solución impositiva no lo es, y acaba generando fraudes, evasión, competencia fiscal y efectos perniciosos de muy hondo calado. En este sentido el libro falla en sus recomendaciones, que no están a la altura del resto. En su conjunto es una obra que merece la pena ser leída, no sólo comprada.

viernes, febrero 06, 2015

Tania Sánchez y la voladura de IU

Me gustan las películas y series políticas. Como sigo mucho ese tipo de actualidad, sus ficciones me llaman, y ha querido la casualidad que los guionistas que a ellas se dedican elaboren argumento, tramas y personajes de una complejidad y riqueza que apenas es alcanzada por otras producciones. El Ala Oeste de la Casa Blanca, la reina de todas, o la más reciente House of Cards, son un buen ejemplo. Sin embargo, la realidad también supera a la ficción en estos casos, y lo que sucede en IU en Madrid es un buen, y triste, ejemplo.

Tania Sánchez, famosa en medio país por ser la novia de Pablo Iglesias y por ejercer de combativa tertuliana en televisión, logró hacerse en una votación de primarias con la candidatura de IU para la asamblea de Madrid, presentándose como un aire nuevo en un partido que estaba anquilosado y con pocas perspectivas de futuro. Su emergencia suscitó muchas dudas entre los miembros de IU, que no dejaban de verla como una, hasta cierto punto, usurpadora, que podría convertirse en el caballo de Troya de Podemos en la formación, y por lo que se contó en su momento, no se lo pusieron fácil. La llegada de Alberto Garzón, de la misma generación y tendencia ideológica, a la secretaría general de IU facilitó las cosas. Su victoria en las primarias fue indiscutible y su nombramiento como candidata, instantáneo. Al poco empezaron a aparecer muchas noticas sobre cómo los Sánchez se habían presuntamente lucrado en Rivas, el municipio donde viven y han hecho carrera política, y la respuesta de Tania fue igual que la de Ana Mato o la Infanta Cristina. Negarlo todo y ampararse en el desconocimiento. Hace dos días, Tania anunció que abandona IU, que deja su acta de diputada regional (y por tanto su aforamiento, lo que paradójicamente le viene bien en su escenario judicial, buena jugada) y que va a formar un nuevo partido político, una agrupación popular, para renovar la izquierda y presentarse a las elecciones de Mayo. Esta decisión, que muchos veíamos venir desde hace tiempo, no es sino una traición de las gordas a una IU que, por su propio peso, se derrumba, y que recibe desde fuera pedradas inmisericordes, como las de Tania, para que no quede una solo resto de la formación en pie. Podemos, la fuerza emergente en la izquierda, posee candidatos, altavoces, propagandistas y seguidores, pero carece de cuadros medios, infraestructura, organización territorial, etc, y ha decidido que se va a quedar con la de IU, le guste a la formación o no. Para ello la estrategia es doble. Por un lado, mostrarse como la formación de vanguardia, la que en las encuestas rompe todos los techos posibles y se erige como la más fuerte. Por otro, en aquellos lugares donde IU tiene mucho peso (o simplemente sale en la tele, como en Madrid) convertirla en un guiñapo que no tenga más remedio que unirse a Podemos o asumir su desaparición. Tania ha dado un golpe durísimo, puede que mortal, a IU en Madrid, y deja al partido en toda España hecho unos zorros. La nueva formación que va a crear Tania se asociará con las candidaturas populares que, aunque no se llamen así, están organizadas por Podemos, y sin necesidad de integrarse en la formación, concurrirá a las elecciones bajo su paraguas. E IU tendrá que decidir si pliega velas, se arrodilla ante Pablo y sus compinches o se convierte en un residuo sin voz ni voto que será laminado en las elecciones. Triste final para una Izquierda que, ahora sí, como el chiste que ha circulado durante muchos años, está Hundida.

¿Qué hará Alberto Garzón, el por ahora líder de IU? Sospecho que lo mismo que ha hecho Tania, solo que a él no le hace falta dejar IU para integrarse en Podemos, sólo le basta esperar a que IU madure su agonía para entregarla en bandeja a su amigo Pablo, y así consumar el plan que entre todos ellos trazaron en su momento para hacerse con la formación y toda su estructura. Una jugada maestra, sibilina como pocas, cruel para los tradicionales simpatizantes de IU, y que muestra a las claras que los dirigentes de Podemos, como todos aquellos que se presentan a las elecciones, tienen un ansia por el poder que les lleva a hacer cualquier cosa por conseguirlo. Aviso a navegantes de cara al futuro. Este fin de semana se entonarán muchos Réquiem por IU, y en la casa de Iglesias se brindará con champán.

jueves, febrero 05, 2015

Aumentan las apuestas en el póker griego

No se han cumplido ni dos semanas desde las elecciones griegas y las acciones del fulgurante nuevo gobierno llenan titulares y artículos de todo el mundo, poniendo nuevamente el foco de la actualidad global en las tribulaciones del país y el conjunto de la UE. El nuevo ministro de economía heleno, Yanis Varoufakis, se ha convertido en una estrella del rock mediático en apenas siete días, tanto por sus declaraciones como por su aspecto. Conocido por muchos por su blog y artículos, que no he leído en profundidad, lo admito, rige los destinos de una economía que, todo apunta a ello, no deja de sortear icebergs en su rumbo al arrecife.

Lo que vivimos estos días en relación a Grecia es, dicho de manera bruta, una pose de gallos ante la pelea. Las partes, el gobierno griego y los acreedores, marcan muy fijadas sus posturas con objeto de meterse miedo mutuamente, para tener ambas la sensación de que se sientan a la mesa cargadas de razones y argumentos, y sobre todo poder, aunque a la hora de la verdad esto no sea exactamente así. Es como un juego de farol en una partida de cartas, en la que se aumenta la apuesta poco a poco para tratar de intimidar al adversario, que sienta vértigo y se retire, o al menos acepte unas tablas que salven su honra y, de paso, la camisa del fiero apostante. Evidentemente estos juegos, que algunos llaman “chicken run” por lo que quién es último que se raja como un gallina, tienen sus riesgos, y pueden acabar provocando accidentes inesperados que destrocen la partida y a los contrincantes (en las películas de Regreso al Futuro este tipo de retos tienen un papel muy importante, porque Marty McFly nunca es un gallina, recuerdan?) A la hora de la verdad Grecia no tiene, ni mucho menos, tanto poder como el que aparenta, pero tampoco la UE es inmune a las decisiones que adopte el gobierno de Atenas. El escenario más previsible es que, sin llegar a una quita del principal, la deuda griega se eternice, en forma de nuevos bonos pagaderos a la fecha en la que el Partenón vuelva a lucir sus frisos y colores originales, lo que en cierta manera no es sino una quita en plazo. A cambio el gobierno griego debiera mantener una disciplina presupuestaria y económica que permitiese que las reformas que se han implantado mejoren y que otras, que puedan ser regresivas se suavicen o alteren, pero sin entrar en ningún caso en espirales de subidas de sueldos o medidas populistas, como las ya anticipadas, para las que Atenas no tiene euro alguno con que pagarlas. Un acuerdo de quita, o una renuncia unilateral al pago, es ahora mismo imposible, porque sentaría un peligroso precedente que enseguida sería imitado por otros países. Si Grecia no paga sus deudas, ¿por qué íbamos a hacerlo nosotros? ¿O los irlandeses? ¿o Portugal? Se iniciaría una carrera de impagos y renegociaciones que destrozarían el ya precario equilibrio existente entre acreedores y deudores, y las consecuencias serían terribles para ambos. No, lo lógico es un acuerdo que de aire a Grecia y su gobierno, pero que no suponga perdón o renuncia al cobro, aunque sí a los plazos establecidos. Pero antes de ese acuerdo veremos muchas presiones, declaraciones a la galería, muestras de fortaleza y actos de exhibición para calentar las opiniones y los medios. Repito que es algo normal, pero peligroso, y a medida que el tiempo avanza y las apuestas suben, los riesgos crecen, y el accidente está más cerca. Grecia y sus acreedores deben tener en todo momento la mente muy fría y actuar de manera racional. Nos jugamos todos mucho en este asunto, y no sólo los 26.000 millones que, como españoles, les hemos prestado.

La decisión de ayer noche del BCE de no permitir que la deuda griega sirva como garantía (colateral) de los préstamos que la banca helena pide ante el BCE, trascendental, es el primer órdago que se lanza en esta mesa por parte de los acreedores, y es muy serio. El BCE con esta medida, que empieza a funcionar a partir del día 11 de febrero, amenaza con extinguir la liquidez de los bancos griegos y forzar la renovación de un rescate que vence a finales de mes. Hoy será, probablemente, un día muy revuelto en los mercados tras esta decisión, o puñetazo en la mesa, y habrá que ver cómo reacciona el gobierno griego. Y todo en el marco de la reunión que se celebra en Berlín entre Varoufakys y el ministro de finanza alemán Schauble. Allí no hará frío, seguro…

miércoles, febrero 04, 2015

El horror del Estado Islámico no tiene límites

Aún no lo he visto, aunque supongo que acabaré haciéndolo, no por interés periodístico ni por afán morboso, sino por la necesidad de hacerle frente a la realidad, por cruel que esta sea. No es necesario para convencerse del juicio que se merecen sus actores, y por ello creo que no se debe emitir en los medios, pero el último asesinato público perpetrado por el EI supone, si ello era posible, una escalada en los grados del horror que pueden ser alcanzados por el ser humano. Hemos pasado de las degollaciones a la quema en vivo de las personas. Esto no parece tener fin, y si no los detenemos, quizás no sea posible pararlos.

Jordania está de luto y, sobre todo, indignada, por la infame, absurda y sádica forma con la que el EI ha asesinado al militar que mantenía secuestrado desde hacía varios meses, tras caerse en territorio hostil el avión militar que pilotaba después de ser alcanzado por proyectiles del EI. En este caso, además, se produce el hecho, aún más repugnante si cabe, de que el EI se ha burlado de Jordania de una manera rayana en la psicopatía. Si recuerdan la semana pasada, de mientras se producía el asesinato de los dos rehenes japoneses, se establecían negociaciones entre el EI y el gobierno de Amán para liberar, a cambio de la vida del piloto, a una componente del EI que estaba encarcelada por actos terroristas en Jordania, y sobre al que pendía una condena a muerte. La familia del piloto, al parecer poderosa en Jordania tanto por influencias como por medios económicos, presionó al gobierno para que cediese, e incluso se llegó a hablar de un posible acuerdo de canje de personas, con lo que parecía que el gobierno había aceptado el chantaje. El vídeo de ayer destruye esa posibilidad, obviamente, pero es que también se supo ayer que ese infame asesinato fue cometido y grabado hace un mes, el 3 de enero, por lo que cuando el EI chantajea a Jordania hacía muchos días que el piloto estaba más que muerto. ¿Por qué entonces ese teatro, esa petición, esa oferta, si el rehén ya es un cadáver? Es absurdo. La única explicación que se me ocurre es que, como pasa a veces con los matones de colegio en sus tretas a los débiles, al EI no le bastaba con ejecutar vilmente a su presa, sino que quería también humillar a Jordania, verla suplicar, verla ceder ante su poder, y en el momento en el que considerase que había cedido lo suficiente, golpearle en lo más profundo con la difusión del vídeo, en lo que me parece una táctica muy retorcida pero que deja en evidencia la sensación de poder que poseen los iluminados rectores del EI y la desfachatez con la que se mueven. Jordania, que ahora está sumida en la cólera, también lo estará en lo más profundo en una vergüenza inevitable, porque se ha puesto de rodillas ante los asesinos y estos, además de despreciar su gesto, le han golpeado de la manera más inmisericorde posible. Humillación absoluta. La respuesta jordana ha sido la inmediata ejecución de la prisionera islamista que, junto a otro miembro de la banda, ha sido ahorcada esta noche en una cárcel del país. Ojo por ojo, diente por diente, sangre más sangre. Eso es lo único que ha obtenido el EI.

Y esta ejecución quizás sirva para aplacar la cólera que se vive en Amán y enjuagar esa vergüenza colectiva a la que me refería, pero no tengo duda alguna que le da absolutamente igual a las huestes del EI, que siguen con sus ofensivas y actos (iba a escribir inhumanos, pero sólo los humanos hacemos las cosas que hacen ellos) y que sólo entienden el lenguaje de la guerra. ¿Cuántos vídeos más tendremos que ver o censurar para entender que sólo batallando sobre el terreno acabaremos con esta pesadilla? ¿Cuánto horror, que cada día se vive en las zonas conquistada por el EI, es el necesario para obligarnos a actuar? Los nazis de nuestra era son ellos, y como pasó en los años treinta, no nos decidimos a intervenir. Y así nos va.

martes, febrero 03, 2015

La muerte de Lara, el genio de los medios

Este sábado comentaba con mi madre algunas cuestiones respecto a las tertulias televisivas, el panorama mediático, el sectarismo y el ruido que impera en todas ellas, y ante canales que son más o menos sesgados hacia un extremo, le señalaba que Lara, el dueño del conglomerado Atresmedia, era el personaje más listo de España en ese sentido, a lo que ella decía que le vio muy mal hace unos días en la televisión, con motivo de un acto que no recordaba, y que no le daba mucho más de vida. Quiso la casualidad que fuera justo la tarde de ese sábado el momento en el que se conociera la noticia de su muerte, causada por un cáncer de páncreas que nada conocido es capaz de frenar.

Lara, hijo del gran Lara, que creó el imperio Planeta desde la venta de enciclopedias puerta a puerta, no fue un hijo derrochón y de vida fácil, sino que empequeñeció la imagen de su padre, llevando Planeta mucho más lejos de lo que nunca nadie hubiera imaginado. No sólo en el campo de la edición, donde se hizo con numerosos sellos independientes (Lumen, Tusquets, Crítica, Paidós, etc) sino en el complejo mundo de los medios de comunicación, donde ha triunfado. Mientras PRISA, empresa originaria de ese mundo, se embarcaba en una aventura mediática que le ha llevado al borde de la quiebra y el cierre, Planeta se hacía poco a poco a poco con medios de comunicación, empezando con Antena 3 de radio, germen de la cadena homónima de televisión. Pero lo distintivo para mi gusto de Lara, y lo que le hacía ser el más listo, como le comentaba a mi madre, es que logró triunfar sin fijarse en el color ideológico del usuario del medio. ¿Cómo? Abarcando todo el espectro posible. El único objetivo de alguien que crea un negocio o trabaja es ganar dinero (les cuenten lo que les cuenten es ese, y nada más) y Lara se dio cuenta de que si cultivaba la mitad del espectro podía ganar la mitad, así que para ganarlo todo, debía tener en cuenta todas las ideologías. Y así surge el emporio Atresmedia, con cuatro extremidades a cada una más extraña. Una cadena genera generalista, Antena3, de imagne blanca y escasa orientación política, tendiendo en general a ser amable con el gobierno. Otra cadena de televisión, La Sexta, comprada tras su venta por derribo, tras una concesión directa del gobierno de ZP a unos amigos suyos, que ahora cosecha grandes audiencias, de ideología marcadamente de izquierdas, altavoz de Podemos día y noche, y martillo pilón contra el gobierno del PP. Y dos periódicos completamente opuestos. Por un lado La Razón, medio escorado a la derecha mucho más que el votante mediano del PP, dirigido por el ubicuo Marhuenda, que es capaz de componer portadas tan psicodélicas como engañosas, y en la otra mano el “Avui” un clásico de la prensa catalana, editado en catalán, más independentista que Artur Mas cuando se va a la cama, y con un discurso de izquierdas muy marcado y a veces visceral. Es curioso, sí, pero esos cuatro medios de comunicación, completamente opuestos entre ellos, pertenecían a la misma empresa, la que dirigía con tino Lara, y cada uno de ellos, en un nicho de mercado muy concreto, le otorgaba rédito, clientes e ingresos. Un asiduo de la sexta dudo mucho que se compre alguna vez la razón, y viceversa respecto a los lectores de ese periódico y el número seis de su mando a distancia. Y sin embargo ambos, quizás sin saberlo, daban parte de sus ingresos a la misma casa matriz. Es una jugada maestra, asombrosa, muy valiente y, hasta donde se, inédita. Y no lo neguemos, ha triunfado.

Cada vez que en el debate (por llamarlo así) de la sexta de los sábados se enzarza en una agria discusión yo siempre suelo recordar que a todos los que allí se gritan y atacan les paga el mismo, por lo que no deja de ser un teatro muy bien representado. La muerte de Lara puede que altere este escenario de medios de comunicación, y se produce en un momento muy importante en lo que hace a la relación de esos medios con el gobierno y los aspirantes a sucederlo, en un año muy electoral. Supongo que la sucesión familiar estará encauzada y no generará traumas, pero es casi seguro que tardaremos mucho tiempo en ver en nuestro panorama mediático y empresarial a una figura tan lista, brillante y osada como Lara.