lunes, septiembre 30, 2013

Auge y caída de Beatriz de Guindos


El viernes tuvo lugar un episodio acelerado, confuso y chusco, que deja muy a las claras como funcionan (de mal) muchos de los aspectos de la sociedad que hemos creado los españoles. Al falta de controles, la querencia por ascender y llevarse consigo a los allegados, los juicios rápidos y precipitados, la crueldad y saña de los medios y del respetable ante la herida sangrante, objeto de la más despiadada mordida, el ruido incesante y, en medio del marasmo, un ejemplo de ética profesional, aislado, como un libre de pecado en la Sodoma bíblica, en este caso una, pero que es la excepción a un cuadro de situación que se destiñe con sólo mirarlo en detalle.

Ese viernes se supo que, dentro de la concesión de cargos en la nueva Comisión Nacional para los Mercados y la Competencia, CNMC, macroorganismo regulador surgido de la fusión de varios anteriormente existentes, se iba a nombrar a Beatriz de Guindos como Directora General, uno de los cargos ejecutivos más importantes en el nuevo organigrama. Beatriz es funcionaria del estado, sacó una oposición en un cuerpo denominados Técnicos Comerciales y economistas, conocido en el argot como “los tecos” y lleva un montón de años trabajando en asuntos de competencia, desde que esa área estaba física y orgánicamente enclavada en el Ministerio de Economía, hasta la actualidad, en la ya extinta Comisión Nacional de la Competencia. No la conozco, aunque si me cruzaba con ella por los pasillos del Ministerio cuando yo llegué aquí y ella aquí estaba, pero compañeros y jefes míos, todos ellos buenas personas y competentes profesionales, me han asegurado que ella es ambas cosas, y que estaba plenamente capacitada para ese puesto. El problema surge en su apellido, Guindos, que no es muy común, pero resulta ser el del Ministro de Economía, que es familiar suyo, concretamente tío. Esta ascendencia directa por parte de un alto cargo del gobierno, responsable de un área que, además, tiene frecuentes choques y asuntos relativos a la competencia, era la excusa perfecta para que a media mañana del viernes las acusaciones de nepotismo, enchufe, amiguismo y demás corrieran como la pólvora por los medios e internet. La idea adicional de que el cargo que Beatriz dejaba vacante lo supliera la hija del Ministro de Agricultura, Micaela Arias, daba toda la imagen de estar ante un pasteleo impresentable, en el que el gobierno creaba un supervisor único y poderoso, pero que era una mera carcasa, dado que en los puestos relevantes de gestión colocaba a enchufadas al servicio de la causa del poder establecido. Todo olía mal, muy mal. El escándalo iba creciendo y en la rueda de prensa del Consejo de Ministros Luis de Guindos afirmó que él se había enterado por los medios del nombramiento, lo cual de repetido se ha convertido en una muletilla de los políticos cuando les pillan en renuncios o en decisiones insostenibles. Y esta era una de ellas. La bronca siguió toda la tarde y, en un gesto sorprendente, en la noche del Viernes al Sábado Beatriz de Guindos presentó la dimisión irrevocable de un cargo para el que lleva toda la vida trabajando y preparándose, pero del que sólo ha sido titular un día escaso. Su renuncia acalló las críticas, y desinfló un suflé que amenazaba con volverse complicado de controlar por parte de un gobierno que, en este asunto, ha mostrado una impericia absoluta y una total falta de lógica a la hora de realizar nombramientos, partiendo desde el momento que un regulador independiente debe posee un equipo directivo nombrado de forma independiente, como señalan Garicano y Fernández-Villaverde.


El culpable de todo esto inmenso error es el que nombró a Beatriz para el cargo. Me da pena decirlo, pero siendo la sobrina del Ministro no debió ser nombrada porque iba a ser imposible que la sensación de amaño no calase en la sociedad. Pero la gran víctima de todo este asunto es Beatriz. Su carrera profesional, impecable, ha quedado destrozada por este episodio, que la marcará, de manera injusta pero inevitable, durante mucho tiempo. Su imagen, profesional y privada hasta el viernes, queda ahora enturbiada por artículos de opinión de gusto dudoso en los que no se habla de su trabajo y empeño, sino del hecho de “ser familia de”. Con su renuncia Beatriz ha dado una lección a todos, y ha sido la más, quizá única, honesta de todo esta historia. Políticos, periodistas, financieros, banqueros, magistrados.. todos ellos han quedado retratados por el compromiso ético de Beatriz, que ha marcado un listón al que muchos de ellos no lograrán llegar.

viernes, septiembre 27, 2013

A favor de cambiar la hora en España


Una de las propuestas que ha votado, y aprobado el Ocngreso esta semana, es de lo más curiosa, y está llamada a generar un encendido debate en todo el país. Hablo de esa medida consistente en cambiar el uso horario en el que ahora mismo se encuentra España, retrasándolo una hora, hasta hacerlo coincidir con el inglés, abandonando el horario centroeuropeo. Técnicamente, pasaríamos de vivir en GMT+1 a GMT, por lo que nuestra hora sería la misma que la de las islas británicas, Irlanda, Portugal o Marruecos, y viviríamos a una hora de distancia de Parías, Roma o Berlín, cuyos relojes ahora marcan lo mismo que los nuestros.

La idea, curiosa pero muy interesante, se enmarca en una ponencia que busca racionalizar los horarios de trabajo y vida en España, con el fin de aumentar la productividad laboral del país y mejorar las condiciones de vida que permitan una mayor conciliación laboral y familiar. Quizás la medida de la hora sea la más impactante pero, desde luego, ni es la más difícil de tomar ni la que más costaría llevar a la práctica. Es necesario cambiar hábitos y costumbres que pensamos que están aquí desde hace mucho tiempo, que son de toda la vida, y que apenas tienen unas décadas de existencia. Lo cierto es que hasta los años treinta del siglo pasado los horarios españoles no divergían demasiado de los del resto de Europa. Se madrugaba más, se iba a la cama antes (cierto, no había televisión… afortunados eran) y se comía a horas más tempranas…. Y la hora era la del meridiano de Greenwich, la británica, que es la que le corresponde de manera natural por la posición que ocupa España en el continente. “¿Cómo?” dirán ustedes, “¿que la hora estaba retardada?” Pues sí, lo estaba. La decisión del cambio la tomo Franco en 1940. Tras la guerra civil y el arrollador inicio de la segunda guerra mundial por parte de Hitler, Franco determinó que los relojes de España no podían marcar la hora de la enemiga Inglaterra, sino que debían caminar al mismo tiempo que lo hacían los de Berlín, y de golpe y porrazo el reloj se adelantó. Luego la guerra mundial acabó como acabó, pero Franco siguió bastante tiempo en el poder y, como es sabido, era poco partidario de admitir errores y mucho menos corregirlo, por lo que no se volvió a hablar de la hora y no se tocó, hasta que en los años setenta, con motivo de la crisis del petróleo, toda Europa, la paria España incluida, se apuntó al cambio horario de invierno y verano para ahorrar energía aprovechando las diferencias de luz solar entre las estaciones, pero manteniendo cada país el desfase o acople existente. La cuestión es que ahora mismo, que son las 8:06 de la mañana en Madrid, amanece de una manera preciosa en Madrid, mientras que en Berlín, que son las 8:06, llevan ya algo más de una hora de pleno día, y en Londres o Lisboa, donde son las 7:06, amanece como lo hace en Madrid. Este desfase provoca que los amaneceres en España sean más tardíos y los atardeceres mucho más prolongados, especialmente en verano, donde pasadas las 22 horas siguen siendo casi de día. Esto no tiene mucho sentido, y lo lógico sería volver al horario natural, retardando la hora, de tal manera que el cuerpo se acostumbre a una cadencia de luz y de sombra que sería más acorde con lo que marcan las manecillas o el display del reloj. Al principio habría protestas, porque el acortar las tardes restaría algo de gracia a las terrazas de verano, pero con el tiempo, literalmente, nos acostumbraríamos y notaríamos sus ventajas. De hecho no veo yo que en Lisboa, a pocos cientos de kilómetros de Madrid y a una hora menos, les vaya la vida muy mal por tener una hora menos.

Pero, y esto es muy importante, amoldarse al nuevo horario requeriría, como antes he comentado, alterar costumbres nefastas que están muy arraigadas, ya que sin ello los objetivos productivos y de conciliación serían una utopía, y nos quedaríamos en la anécdota. Hay que cambiar la forma de trabajo, entrando mucho antes, saliendo mucho antes y comiendo en un breve espacio de tiempo, habrá que alterar los horarios escolares, las parrillas de programación televisiva, adelantando los programas de máxima audiencia y los informativos… en definitiva, ir al modelo de horarios europeo, mucho más racional, lógico y beneficioso que el nuestro. Y los de Canarias que no se preocupen, ellos también retardarían el reloj, por lo que seguiríamos oyendo la frase “una hora menos en Canarias” todos los días y a todas…. horas.

jueves, septiembre 26, 2013

El Rey, de baja


Tras haber sido sometido a la operación de cadera, primera de las dos que finalmente tendrán lugar, y una vez pasado el efecto de anestesias y medicamentos variados Juan Carlos habrá empezado a echar un vistazo, entre otras cosas, a lo que dicen los medios sobre su persona, la operación, la sucesión, el príncipe, la sanidad pública o privada o cualquiera de los infinitos asuntos de debate, algunos sustanciosos, otros pueriles, todos ellos polémicos, que se han abierto tras el anuncio de la operación real y, sobre todo, la larga convalecencia que se prevé.

El hecho de que la Monarquía sea, por definición, una institución encarnada en una persona, hace necesaria una regulación muy completa y estricta de los supuestos que pueden surgir si a esa persona le pasa cualquier cosa. Obsérvese que esto no sucede con el resto de cargos institucionales, porque por definición, la persona que los ocupa está, digámoslo, de alquiler en ellos, su estancia tiene una fecha de caducidad y, en caso de que le pase algún tipo de desgracia, la institución persiste, y siempre tiene vías para perpetuarse. La monarquía es, en este sentido, especial, pero debemos ser justos con la figura del Rey en este asunto, porque el hecho de que no se haya legislado nada para prever todo esto no es culpa suya, sino de los parlamentarios, que son los que tienen que diseñar y aprobar esa Ley orgánica a la que hace referencia el Título II de la Constitución. En una forma de trabajar muy hispánica, lo más alejada posible del estilo germano, la idea ha sido “bueno, ya lo hará otro” y se ha dejado el asunto abandonado. Ahora, con la nueva operación y, sobre todo, larga baja, vuelve a surgir la necesidad de regular el proceso sucesorio y todo tipo de cuestiones adyacentes. Afortunadamente nos encontramos ante un problema de salud menor, si se puede usar este concepto, que no afecta ni a las posibilidades vitales del Rey ni a su estado mental, por lo que el hecho de que no pueda andar bien es un asunto menor de cara a que pueda desarrollar su trabajo. Pero es indudable que Juan Carlos es cada vez mayor, lógico, y la biología corre en su contra, como nos pasa a todos. Tarde o temprano habrá un problema serio y tendremos que tener regulado qué hacer entonces. La salida más elegante, creo, sería que una vez que la baja de esta operación termine y el Rey se reincorpore a sus funciones con normalidad, parta de la propia casa del Rey la petición al Congreso para que se aborde este asunto, y que en el próximo 2014 se diseñe y apruebe la norma para tenerlo todo preparado. Nos curaríamos en salud, nunca mejor dicho, ante indeseables pero siempre probables avatares, y de paso sería un punto en el que PP y PSOE debieran estar de acuerdo, lo que introduciría algo de serenidad en el alocado y demagógico debate partidista en el que estamos instalados desde hace meses. El hecho de que la idea surgiera de Zarzuela también tendría ventajas mediáticas porque, aún sin conceder la abdicación que se reclama desde varios foros e instancias, que tiene ventajas e inconvenientes, el Rey mostraría como algo natural el hecho de asumir que tarde o temprano dejará de serlo, y que no habrá problemas formales o legales para llevar a cabo los trámites necesarios. Promover la fórmula que te permita abandonar tu puesto no deja de ser un acto de generosidad, sobre todo cuando el puesto es tuyo y nadie te lo puede quitar.

El resto de polémicas son, a mi entender, asuntos menores, aunque permiten debates apasionados, demagógicos y vocingleros, que lo único que demuestran es que en España se grita mucho y se sabe poco de lo que se habla, y ponen de manifiesto, y esto sí me parece relevante, que el péndulo de la opinión social respecto a la monarquía ha pasado de la indulgencia absoluta ante cualquier actividad, fuera lícita o no, a la crítica constante ante todo lo que haga el Rey y su familia, tenga fundamento o no. O lacayos o jacobinos, como siempre el español no tiene punto medio, lo que hace que el debate antaño fuera imposible y ahora sea ininteligible. Así somos.

miércoles, septiembre 25, 2013

El arte de escribir y emocionar (para Loka dark)


Pese a que la actualidad de hoy es densa, voy a escribirles sobre un aspecto genérico y, a la vez, personal, alejado de los titulares de los periódicos y de la bronca diaria. Si suelen leerme habitualmente habrán comprobado que la proporción de escritos en los que relato aspectos personales de mi vida es muy pequeña, dado que casi siempre escribo sobre economía, política o asuntos sociales. Los motivos para ello son, básicamente, dos. Por un lado mi vida personal no es nada del otro mundo, ni creo que sea atrayente (eso me dice la experiencia). Por otro lado, escribir sobre experiencias, novelar historias y sentimientos, es mucho más difícil.

O al menos eso es lo que me sucede. En la práctica le dedico muy poco tiempo a este blog, poco más de un cuarto de hora al día. Llego a la oficina antes de las ocho de la mañana y trato de que para y cuarto el artículo esté terminado. La mayor parte de las veces no tengo claro ni cuál va a ser el tema antes de empezar a escribirlo, pero me siento ante el teclado, escojo, y las palabras fluyen, se encadenan y forman poco a poco un texto coherente en el que mi postura ante el asunto que se trate queda más o menos clara, o eso intento (y si no lo consigo lo he hecho mal). Y la práctica me demuestra que, cuando me pongo a contar anécdotas personales, cosas que me han sucedido a mi o a allegados, las palabras no surgen con la fluidez habitual, las frases se muestran rebeldes, y aunque no se note, ha habido correcciones sobre la marcha de una intensidad muy superior a lo normal. Sí, escribir es difícil, y novelar, relatar, contar, lo es aún más. Leo mucho, muchísimo, tanto novela como ensayo, y cuanto más lo hago más meritorio me parece lo que logran los buenos escritores, que consiguen realizar ese milagro que se basa en que unas palabras, escogidas con tino y cuidado, transmiten sentimientos, ideas y percepciones al lector con una intensidad que atrapa, que impide abandonar el texto. A veces al leerlo me queda una sensación extraña, que se puede resumir en la frase que muchas veces oímos y repetimos “pero si esto podía haberlo escrito yo” pero cuando me enfrento a la hoja en blanco y a la historia personal me doy plena cuenta del abismo infinito que se abre entre lo “fácil” que resultó la lectura del día anterior y lo difícil que es ponerme a relatar un episodio aparentemente trivial. Avanzo en el texto, y me doy cuenta de que esa naturalidad que poseía la novela de la noche anterior era realmente la imagen de un jardín inglés, aparentemente caótico, desordenado y libre, pero trabajado hasta el último de sus huecos, luchado palmo a palmo, sin que en ningún momento el escritor se haya permitido el relajo. Las frases simples y llenas de contenido esconden horas de trabajo y años de experiencia a la hora de contar, de narrar. Los hay que, como me comentó una vez Javier Cercas, sufren mucho, les cuesta una barbaridad lograr que sus escritos sean tan fantásticos como lo son (eso es apreciación mía, pero seguro que compartida por su muchos y fieles lectores). Otros como Javier Gomá, que se consideran juntapalabras profesionales, logran producir textos de una manera más ordenada, organizada y concienzuda, pero también se enfrentan a las dificultades de que su discurso sea bello, claro y, al ser un ensayo, transmita la idea que bulle en su cabeza. Supongo que cada autor tendrá sus técnicas, trucos y maneras de trabajar, pero no olvidemos que, cuando un texto nos emociona, hay un esfuerzo enorme del creador por debajo, y una capacidad de crear, de dar forma escrita a ese sentimiento, que excede con mucho las capacidades de, al menos, este humilde escribiente de diario.

Si quieren un breve y bello ejemplo de lo que les cuento, vayan a la web de los minlatos, en la que Loka dark, en twitter @Darky_xD, relata pequeños cuentos de carácter personal, dotados de gran profundidad y sentimiento, pero en una forma pequeña. En apenas unas frases y pocos párrafos, estos relatos mínimos poseen la capacidad de emocionar a quien quiera que los lea, porque logra crear ese milagro que antes les comentaba, esa magia que se alcanza con palabras, sin recurrir a trucos de hechicería ni nada por el estilo. Inspirada en mi historia berlinesa de hace unas semanas, Loka dark, ha compuesto su último minlato y, en pocas palabras, ofrece una perspectiva completamente distinta, innovadora y genial de la historia que yo les narré. Lean ese y todos sus textos, y dejen maximizar sus emociones gracias a ellos.

martes, septiembre 24, 2013

Terror islamista en el centro comercial


Tiros, disparos, explosiones, carreras locas en busca de la seguridad perdida, nervios, ojos desorbitados por la presencia del terror, angustia, llanto, pánico… y todo ello con un escenario de fondo bastante vulgar, las interminables estanterías de un centro comercial de lujo. Anaqueles de productos idénticos, organizados y diseñados para una venta rápida, cómoda y satisfactoria, que de repente se convertían en barreras de protección, en lugares donde esconderse de un horror que, aparecido de la nada, se había hecho dueño y señor de todo.

Cuatro días después del inicio de semejante pesadilla, el ejército de Kenia asegura que ha tomado el control del lujoso centro comercial de Nairobi en el que un grupo de terroristas islamistas se hicieron fuertes el fin de semana y, tras asesinar a sangre fría a decenas de clientes que pasaban por allí, se atrincheraron en el interior del complejo con un número indeterminado de rehenes. Sin embargo, parece ser que aún se escuchan disparos provenientes del emporio comercial, y el humo y fuego siguen presentes en diversas zonas del edificio. Por lo tanto, la situación sobre el terreno no está nada clara, y parece que aún pasarán varios días para que se pueda dar por terminado este horrible episodio terrorista, sepamos la identidad concreta y nacionalidades de origen de los asaltantes y detengamos el siniestro cómputo de víctimas, que parece situarse con total seguridad por encima de las sesenta, pero a partir de ahí se adentra en la niebla de los rumores. Lo único seguro es que el grupo autor de la matanza es la organización islamista denominada Al Shabab, que en árabe quiere decir La juventud, un grupo islamista radical que opera en la guerra de Somalia, y que afirma haber atacado Kenia como represalia por el apoyo del ejército keniata a las tropas que luchan en Mogadiscio y demás zonas del país somalí en contra de las milicias islamistas que quieren instaurar allí un califato rigorista de corte wahabí. Esto ha hecho volver la atención tanto a la oscura y cruel guerra que, de manera intermitente, no cesa en el cuerno de África como al terrorismo islamista internacional, que de vez en cuando sigue mostrando sus garras y ofreciéndonos salvajes ejemplos de hasta qué punto puede llegar la crueldad humana y el fanatismo religioso. Hace no demasiados años que Al Shabab emitió un comunicado en el que mostraba su adhesión a la red de Al Queda, convirtiéndose en la franquicia local en Somalia, uniéndose de esta manera a la constelación de subgrupos que operan, de manera autónoma e irregular, desde el Magreb hasta oriente Medio, en nombre de la organización fundada en su momento por Bin Laden, organización muy debilitada, pero que persiste, y que ha mutado claramente en una estructura multiforme, degenerada y difícil de analizar, en la que múltiples grupúsculos de nombres complejos, localizaciones exóticas y razonamientos iluminados conforman una constelación de “ejércitos” que orbitan en torno a una Al Queda convertida más en una idea o referencia mental que en una auténtica organización estructurada. Así, los servicios de inteligencia occidentales hoy estudian directamente a esos grupúsculos, algunos de ellos muy activos, como AQMI, o Al Queda en el Magreb islámico, responsable de ataques frecuentes en esa zona, como el sufrido por la planta regasificadora argelina a principios de año, y que acabaron por provocar la intervención francesa en Malí para recuperar Tombuctú, hechos que seguramente recuerdan, o la rama de la península arábiga, que mantiene una guerra sin cuartel en Yemen para hacerse con el control del país. Son estos grupos la actual vanguardia del terrorismo internacional, y durante estos días Al Shabab se ha convertido en su estandarte.

Seríamos muy ingenuos si, analizando los atentados islamistas producidos en los últimos años, nos relajáramos al comprobar que casi todos ellos han tenido lugar en las zonas de implantación de estas franquicias, y apenas se han producido ataques en occidente, o desde luego nada comparable en intensidad y balance de fallecidos. Haríamos mal, muy mal en relajarnos. Ahora mismo Siria es un hervidero de islamistas, una llamada internacional a la Yihad, y un campo de entrenamiento perfecto para todos aquellos que quieren luchar y que, el día en el que la guerra termine, volverán a sus países de origen y, como sucedió tras Chechenia, habrán aprendido a ser soldados letales y actuarán “en casa”. No olvidemos esto nunca, no existe la guardia baja frente al permanente peligro del terrorismo islamista.

lunes, septiembre 23, 2013

Ángela Merkel arrasa en las elecciones alemanas


Terminaba mi artículo del viernes dando por sentada, como lo hacían otros muchos, la victoria de Merkel en las elecciones del domingo, pero pocos hubiéramos sido capaces de imaginar que esa victoria se lograría de una manera tan aplastante. Con el 41,6% de los votos, la CDU, el partido de Merkel, se ha quedado a un par de escaños de la mayoría absoluta, ha subido un montón de puntos respecto a los anteriores comicios y, en su tercera elección, ha sacado el mejor de los resultados de su historia, convirtiendo así la ligerísima subida en porcentaje de voto del SPD en una conquista inútil, y llevándose casi todos los votos de unos liberales que han desaparecido del parlamento. Merkel no ha ganado, ha arrasado.

Y no nos engañemos, esta victoria no es la de su partido, su ideología o sus siglas. No. Muy por encima de todo esto, es la victoria personal de Ángela Merkel, una mujer que ha sabido llegar al poder, mantenerse en él y usar sus resortes para conseguir sus objetivos, a veces pareciendo que no era así, otras dejando bien claro quién es la que manda. La prensa de ayer estaba llena de perfiles y análisis de la personalidad de Merkel, como por ejemplo este, pero tras leerlos lo único que me quedaba claro es que Merkel es un personaje muy desconcertante para el analista político, dado que incumple muchas de las reglas que debieran ser seguidas de manera estricta para llegar y conservar el poder. Se la ha llamado la canciller de hierro, en homenaje y recuerdo (y velada crítica) a Margarte Tatcher, pero la personalidad de ambas es diametralmente opuestas, coincidiendo sólo en dos aspectos, importantes eso sí. Ser mujer y mandar por encima de todos los demás. Ángela tiene una imagen sobria, repetitiva, conocida en todo el mundo, estandarizada en forma de chaquetas de colores y gestos con las manos que son inconfundibles, y que ayer mantenía en la celebración de su triunfo. Es metódica, obsesiva con los problemas, exigente con sus equipos de trabajo, y muy profesional, como se le supone a un alemán, pero a la vez descuida completamente todo lo relacionado con la mercadotecnia política. Sus pilladas haciendo la compra u otro tipo de labores no relacionadas con la política, como la escena que tuvo lugar este pasado fin de semana en un supermercado berlinés y presenció el corresponsal de El País, parecen demostrar que no vive desvelada por el poder, que mantiene los pies en la tierra, que será ambiciosa, porque si no no hubiera llegado hasta ese cargo, pero que no ha olvidado de donde viene y que parece tener muy claro a donde va a acabar volviendo, rasgo este que le distingue radicalmente de los políticos españoles, que poseen un aura de autosuficiencia, engreimiento y ostentación inversamente proporcional al poder del que disponen, que siempre será infinitamente menor que el de Ángela (afortunadamente, por cierto). Es una mujer que puede ser rígida en algunos aspectos pero en otros se muestra flexible, indecisa en apariencia, alejada de todo dogma o credo, y eso la hace parecer a veces voluble, desnortada, pero sospecho que en todo momento sabe bien a donde va. Esta sensación que puede transmitir desnorta a los comentaristas y rivales, tanto los de fuera como dentro de su partido, que en general le han subestimado durante los primeros años de carrera política, tratándola como una advenediza o pipiola, fácil de controlar. Imperdonable error, ya que si algo ha demostrado Merkel es que no ha dudado en sembrar de cadáveres su camino hacia el poder, dejando en la cuneta los restos de aquellos que le estorbaban, inquietaban o, simplemente, se pasaron de listos con ella. Es un enorme animal político, pero con un perfil desmadejado, difícil de interpretar y analizar desde fuera y, puede que también, desde dentro de Alemania.

Lo que está claro es que el ciudadano medio alemán ha visto en Merkel el reflejo de sí mismo, la imagen que le reconcilia con el tradicional espíritu de trabajo y austeridad germánica, todo ello envuelto en un ropaje sobrio, discreto, sin estridencias, pero también sin altanerías, sin falsedades ni oropeles pomposos que le hagan suponer que Merkel es, como otros tantos políticos, un producto de laboratorio, algo artificial. Y se han lanzado en tromba a votarla, convencidos de que ella encarna su prosperidad y futuro. Y si hay algo que no sea Merkel es artificial. Hecha a sí misma, curtida durante años al otro lado del muro, Ángela ha dejado nuevamente sin palabras a los analistas, consultores y encuestadores, que no vieron el tsunami que se venía encima, en forma de votos que, con sus manos, ha recogido a millones.

viernes, septiembre 20, 2013

Elecciones alemanas para definir Europa


Suele decirse, con razón, que las elecciones de EEUU son las del mundo entero. Todos asistimos a esa campaña electoral en primera línea, muchas veces con mayor pasión e información que como vivimos las campañas de nuestros propios países, conocemos a los candidatos casi perfectamente y, pena, lo único que no podemos hacer es votar. A nivel europeo el ejemplo más parecido es lo que sucede en Alemania, país principal de la Unión que, con el paso de los años y al crisis, se ha convertido en la auténtica superpotencia del continente, aunque no ejerza abiertamente como tal. Por ello sus elecciones son importantes.

Y tendrán lugar este Domingo. Por un lado se enfrenta la CDU, como estandarte conservador, con Ángela Merkel a la cabeza, en una situación curiosa en la que un partido bastante antiguo y consolidado como la CDU se ha convertido en apenas una carcasa que sirve poco más que para envolver a Ángela, el estandarte del poder, la fuerza natural que se ha hecho con las riendas del partido y el país. En frente se encuentra el SPD, los socialistas, partido de tradición centenaria, que no gobierna en la cancillería federal desde hace dos años, cuando Gergard Schroeder abandonó su puesto, encabezado por un político más bien desconocido fuera de Alemania, llamado Peer Steinbrück, pero que dentro del país germano es muy popular, tanto por su dilatada carrera política como por los numerosos cargos que ha ocupado como por sus frecuentes meteduras de pata a la hora de hacer declaraciones sobre temas espinosos. En torno a estas dos fuerzas políticas se agrupan los bandos de la derecha y la izquierda (recuerden que estas simplificaciones no me gustan, inducen a errores graves y distorsionan la realidad) que las encuestas sitúan cercanas al empate técnico. Durante el primer mandato de Merkel el resultado electoral impuso la necesidad de la llamada “gran coalición” una alianza CDU SPD que diera estabilidad al gobierno y prolongase en el camino reformista que emprendió Schroeder, que fue su tumba electoral, pero la fuente de la que proviene, en parte, el milagro económico alemán en medio de la catastrófica crisis internacional y, especialmente, europea. Tras aquel gobierno y las siguientes elecciones, Merkel ganó muchos votos, el SPD los perdió, y al canciller ha podido gobernar en coalición con los liberales del FDP, pequeño partido que las encuestas sitúan ahora mismo al borde de la desaparición electoral al llegar apenas al 5% de sufragios necesarios para conseguir representación en el Bundestag, el Congreso de allí, que se reúne en el edificio del Reichstag, bajo la cúpula de cristal que diseñó Norman Foster. De cara al Domingo aumentan nuevamente las probabilidades de que, si sale lo que las encuestas señalen, Merkel vuelva a gobernar al mando de una amplia coalición CDU SPD, dado que es muy poco probable que el SPD pueda alcanzar mayoría mediante la unión con pequeños partidos de izquierda y verdes, mientras que la victoria de la CDU Merkel es indudable. Toda Europa espera el resultado del Domingo con expectativas de cambio, pero se equivocan, a mi entender, si creen que la política alemana va a experimentar un giro brusco en sus posiciones. Sea en coalición con el SPD, en solitario o con partidos pequeños próximos a su ideología natural, Merkel gana en todas las encuestas de popularidad, su estilo de gobierno es muy apreciado y da la sensación de que los votos respaldarán las políticas y actitudes que se han venido desarrollando en la UE y en la propia Alemania durante estos últimos años. El parón europeo de estos meses, generado por las elecciones, busca una tranquilidad que garantice la reelección de Angela, pero no preludio cambios de fondo, así que no se decepcionen si no los ven.

Durante mi estancia la semana pasada en Berlín me hubiera gustado mucho tratar de palpar el ambiente electoral, saber lo que se opina en la calle sobre los candidatos y programas, comprobar hasta qué punto, como señalan los sondeos, al desafección con los políticos allí también es muy elevada. Pero lamentablemente no se nada de alemán, y no podía entender lo que se decía ni sobre esto ni sobre cualquier otro asunto. Si me llamó mucho la atención un poster electoral enorme de la CDU que cubría la fachada de un edificio en obras cerca de la estación central de tren de Berlín, en la que un mosaico de miles de fotos conformaba la imagen de las manos de Ángela en esa posición tan suya de juntar los dedos a partir de los pulgares. Sólo sus manos, inconfundibles, inimitables. Ese parece ser el mejor reflejo de la imagen que “Angie” tiene en su país, y que le va a proporcionar la tercera victoria de su vida.

jueves, septiembre 19, 2013

Bernanke y la FED sorprenden a todo el mundo


Ayer tuvo lugar al muy esperada reunión de la Reserva Federal norteamericana, la FED, su banco central, entre rumores insistentes, con confirmaciones previas, de que con este encuentro se daría el pistoletazo de salida a lo que se ha denominado “tapering” o retirada de los estímulos monetarios que, dentro de sus políticas no convencionales, lleva a cabo la FED desde hace años, comprando 85.000 millones de dólares de bonos y cédulas hipotecarias al mes para insuflar liquidez y bajar los tipos a niveles negativos, los oficiales siguen a 0. Se anunció que estos estímulos se eliminarían de manera progresiva cuando la economía USA se recuperase, y ayer todo el mundo esperaba ese calendario de retirada.

Y Bernanke habló y dejó a todo el mundo atónito. En la que puede ser una de sus últimas comparecencias en el cargo de presidente, Ben anunció que nada de nada sobre la retirada de estímulos, porque sigue sin ver claro el fortalecimiento de la economía. Sí, es cierto, EEUU crece a unas tasas porcentuales que para sí las quisiéramos, crea empleo, y muestra signos de actividad en mercados como el hipotecario y, desde luego, el bursátil, pero opina la FED que aún es pronto para considerar que esta recuperación es sólida. Intuyen sus miembros que las muletas de los estímulos aún son necesarias, y que retirarlos ya puede conducir a un deterioro de la actividad prematuro, que ya pueden estar señalando algunas estadísticas conocidas este verano. En fin, que Bernanke y sus chicos no se fían, no lo ven claro, y ante la duda, no cambian de estrategia. Bombazo. Todos los analistas, expertos, medios… había unanimidad en que el mensaje sería distinto, y las medidas tomadas muy diferentes, tanto por el hecho de que los estímulos que lleva inyectados la FED ya son considerados excesivos para muchos analistas como porque los últimos mensajes del organismo dejaban intuir que, en efecto, había llegado la hora de retirar esa gasolina que, mes a mes, se lanza a unas brasas económicas que se calientan pero, parece, no acaban de arder con fuerza. La reacción de los mercados no se hizo esperar, y la bolsa norteamericana, que bajaba ligeramente, cambió su rumbo de manera drástica y acabó subiendo más del 1%, conquistando nuevos máximos históricos en índices como el Dow. Para los mercados financieros la noticia de Bernanke es muy buena, porque mes a mes ese estímulo monetario se cuela en su sistema y alimenta compras y ventas de activos, derivados y demás productos. Sin embargo mi idea, leyendo un poco las reacciones de analistas tras la decisión de ayer y basándome en mi propio criterio, es que Bernanke se ha equivocado. Tras los batacazos habidos en la bolsa y resto de mercados cuando la FED insinuó que el estímulo se acababa, la puesta en marcha de la reducción del programa de ayudas no hubiera tenido un efecto muy significativo en la bolsa, era algo descontado, y hubiera permitido afrontar un escenario de retirada gradual, progresiva, poco a poco, susceptible de ser corregido en plazos y cuantías en caso de necesidad, pero que dejaría en todo momento a la FED las manos libres para llevarlo a cabo. Tras su decisión de ayer, el sucesor de Bernanke, muy probablemente su segunda, Janet Yellen tras la retirada de Larry Summers en la carrera sucesoria, se va a ver presionada por unos mercados ávidos de dinero barato, adictos a él desde hace tiempo, y que han visto como las dosis se mantienen invariables. Como en el tratamiento de los “yonkis”, el proceso de retirada de la droga debe ser progresivo y lento, para que vaya asimilando el efecto de la falta de estupefaciente. Tras la decisión de ayer ese proceso de desenganche va a ser mucho más lento y costoso.

La única posibilidad por la que creo que bernanke haya podido tomar esa decisión, más allá de los maliciosos que le agradecen haber proporcionado a Wall Street el mejor bonus navideño como regalo de despedida, es que vea cifras que desconocemos, que le indiquen que esta recuperación que vive EEUU no lo es tal, sino una ilusión basada en algunos datos que no están reflejando realmente lo que sucede en la economía. La crisis financiera ha destrozado gran parte de la clase media a ambos lados del Atlántico y los patrones de consumo y demanda que existían en el pasado ya no valen. Si es por eso, la decisión de Bernanke puede indicar que el futuro es más sombrío de lo que se esperaba… Dudas, muchas dudas surgen tras el discurso de ayer, más allá de la borrachera rápida y fácil de bolsas y activos.

miércoles, septiembre 18, 2013

El fracaso de Obama en Siria


Cuando me fui de minivacaciones a Elorrio Siria dominaba la actualidad y titulares de los medios. Apenas cuatro días después para encontrar noticias sobre esa guerra uno debe rebuscar entre las páginas, esperar a los momentos muertos del telediario o rastrear las webs de los periódicos para encontrar enlaces al respecto, sepultados bajo toneladas de urgencias que, en apariencia, son mucho más nimias y que, igualmente, caducarán en breve plazo. Lo que ha sucedido para que la tensión se relaje en Siria (casi me dan ganas de reír al escribir esto) es que ha habido un acuerdo entre la diplomacia de EEUU y Rusia para eliminar las armas químicas de Assad.

Tras unos minutos de carcajadas por el acuerdo y el relajamiento, vuelve con fuerza mi asombro ante el ridículo en el que ha quedado EEUU en todo este asunto, el fracaso de Obama como líder internacional (y nacional) y la constatación de que Putin es un gran capullo que sabe lo que quiere y hará todo lo necesario para conseguirlo. Esa determinación le ha llevado al centro de la crisis siria y ha sido, junto con su aliado Assad, el gran triunfador de todo este rifi rafe mediático y diplomático, que ha expuesto demasiado las vergüenzas de algunos. La retirada en primera instancia del posible ataque del Reino Unido tras la votación en su parlamento ha impedido que los súbditos de su graciosa majestad sean escrutados por los ojos del mundo y su actitud fuera juzgada. Curiosa miniguerra la que empieza cuando uno de los clásicos contendientes abandona. Aparentemente no influido por este resultado, y con el apoyo de una Francia que veía nuevamente como el ardor guerrero le puede llevar a una posición de liderazgo internacional que ya no ostenta ni en sueños, EEUU con Obama y su Secretario de Estado, John Kerry, a la cabeza, se pasó días repitiendo un discurso bélico que ponía a Assad en el disparadero y se llenaba de argumentos humanitarios y de seguridad global. Impecable y cierto, sí, los cuatro días que duró, porque poco a poco las dudas surgieron en el despacho oval, y en un finta que suponía el primer requiebro, Obama decidió que esa intervención, pese a que podía ser llevada a cabo por su cuenta y riesgo, como sucedió con la caza de Bin Laden, iba a ser sometida a voto en las cámaras para otorgarle mayor legitimidad. Y fue abrir ese melón y empezar a desinflarse el ardor guerrero, bien porque Obama no quería intervenir e iba a usar la oposición de las cámaras como excusa, o porque deseando atacar cometió el error de plantear esa intervención ante un Senado y Cámara de Representantes que deseaban, por encima de todo, dar un revolcón al presidente. Un voto en contra hubiera supuesto, de facto, el final de la presidencia de Obama, deslegitimado como comandante en jefe de los EEUU, algo que aquí nos puede sonar muy peliculero pero que allí tiene un peso y una relevancia enormes. La cuestión es que de mientras en EEUU la posición se embrollaba, en Rusia todo era mucho más sencillo. El objetivo era único, defender a su aliado Assad, y para ello se haría todo lo necesario. Así de fácil. Si tienes una estrategia marcada y no cambias el rumbo poco te importan los acontecimientos que se sucedan, y ante la negativa de unos, la empanada mental de otros y el silencio general, Rusia acabó por dominar unas reuniones diplomáticas en la que los enviados de Putin eran los únicos que tenían poder, influencia y determinación en la mesa. Cierto es que Francia seguía queriendo intervenir, pero, no nos engañemos, el poder de París influye mucho a la hora de negociar las cuotas agrarias y lácteas de la PAC, pero no sirve para nada más.

Por ello, el acuerdo entre EEUU y Rusia para supervisar internacionalmente el desmantelamiento del arsenal químico sirio (jojojojojo) fue alabado por los medios afines a Moscú, recibido con alborozo en medio mundo y admitido como un fracaso por los medios norteamericanos. Seamos sinceros. Ese acuerdo es una gran mentira que va a permitir a Assad seguir en el poder, mantener sus armas, de todo tipo, usarlas cuando quiera y, probablemente, ganar la guerra. Y permite a EEUU salir por patas de un atolladero en el que se metió sin saber cómo salir, con una ingenuidad digna de estudio, que ha dañado su prestigio internacional, capacidad de influencia e imagen. ¿Y la guerra en Siria? Ahí sigue, con cientos de muertos al día, pero, otra vez, no le vuelve a importar a casi nadie…..

viernes, septiembre 13, 2013

Spain is different, todavía….


Cuando uno viaja al extranjero es inevitable hacer comparaciones con lo que conoce de su país de origen y, en general, éste sale siempre perdiendo, porque el hacer turismo implica conocer la parte más agradable y placentera de un sitio, mientras que en nuestro lugar de residencia conocemos la parte buena y la mala, y la valoración conjunta siempre será más equilibrada y, lógicamente, baja. Por ello, estas comparaciones, pese a ser inevitables, son sesgadas y pueden inducir a errores de apreciación. Pese a ello voy a destacar dos diferencias sustanciales que encuentro en la forma de vida europea respecto a la nuestra que, creo, debiéramos imitar.

Una es el mayor grado de educación y civismo que se respira en el resto del continente. Sí, hay de todo, personas educadísimas junto a impresentables de todo tipo, pero en general uno percibe un grado de educación mayor, unas formas más suaves y una tendencia a la parsimonia y al silencio que aquí, directamente, no existe. El uso de la bicicleta, por ejemplo, es una muestra de todo eso. Es increíble la cantidad de gente que va a trabajar en bici en Berlín y, en general, usa la bici como un medio de transporte más, a veces el principal. Pero lo más curioso es cómo el usuario del coche permite la integración de la bici en la calle y no la ve como un obstáculo, sino como un usuario más del carril. No he visto en ningún momento pitar a un ciclista para que se apartase o porque fuera obstaculizando un carril. Iba por su carril, y eso era lo importante. Contemplar desde lo más alto de un autobús de dos pisos como se sigue la estela de una frágil bicicleta durante algunas manzanas hasta que cambia en un cruce y ni se le atosiga ni presiona es un espectáculo impactante, sospecho que imposible de ver en España. Se me dirá que es más fácil usar la bici en una ciudad plana como Berlín, frente a la orografía de las ciudades españolas, llenas de cuestas y pendientes, y es cierto, pero el clima del norte es un enorme obstáculo que no parece ser impedimento para su uso y el civismo en el tráfico es la condición imprescindible para que los pedales puedan equipararse a los cilindros. El otro aspecto a imitar, más de fondo e importante, es la sensación de que en el resto de Europa el sentido del ridículo es mucho menor por parte de los ciudadanos, y la burla a la que someten a los diferentes es menor que la que aquí se practica. Uno pasea por Berlín, Londres u otras capitales y ve escenas que en España serían propias de circos ambulantes. La misma imagen de una señora mayor, ataviada con un vestido, pedaleando por una acera berlinesa parecía sacada de un cómic, pero no es así, es algo natural, y si eso en España genera burlas constantes allí no llama la atención. De hecho parece como si la gente no fuera buscando imperfecciones, cosas distintivas o absurdas en los demás para reírse, porque cada uno de los demás es libre de hacer lo que desee. El excesivo respeto a la tradición, a las formas, a hacer las cosas como Dios manda… todo eso ha generado a mi entender que en España se haya conformado una sociedad encorsetada, donde salirse del redil está muy mal visto, donde no se hacen miles de cosas por el “qué dirán” aquellos que nos vean. En definitiva, una mentalidad muy de pueblo, lo que vulgarmente se ha llamado provinciana, pero que también se da en urbes como Madrid, de una manera más atenuada, cierto, pero existe. Quizás no tanto en las calles, pero sí en los entornos privados de cada uno, donde ciertos comportamientos son tachados de extravagantes a las primeras de cambio y mirados con cara de rechazo o, como mínimo, incomprensión. Esa diferencia es fundamental y, creo, un enorme hándicap para nosotros.

De hecho me parece que es una de las principales causas por las que el conocimiento de idiomas sigue siendo muy bajo, porque nos da vergüenza hablar y que se rían de nosotros (lo de Ana Botella y el café con leche da mucho que pensar) o que no nos lancemos a emprender un negocio por nuestra cuenta y sigamos sometidos a la dictadura del trabajo por cuenta ajena porque piensen que si nos arriesgamos vamos a fracasar, y el fracaso en España no se perdona jamás… en fin, desde mi experiencia personal, lastrada completamente por ese hispánico miedo a la diferencia que ha contribuido a que no me arriesgue a casi nada en el mundo, creo que esta es una de las mayores diferencias que tenemos con el resto de Europa, y debiéramos trabajar intensamente en corregirla.

El Lunes y Martes me lo cojo festivo: Subo a Elorrio para descansar un poco. Sean felices y hasta el Miércoles

jueves, septiembre 12, 2013

Trazos sobre Berlín


Sábado, 7 de Septiembre. Tras haber visitado Leipzig, rezado frente a la tumba de Johan Sebastian Bach y haber escuchado un oficio religioso con cantatas bachianas y de Vivaldi en la iglesia de Santo Tomás, en el que los turistas formábamos la mayor parte de la congregación, volví a Berlín y acabé. Agotado, en un pequeño parque que se ubica en el triángulo formado por el río Spree y el anillo ferroviario que transita cerca del centro de la ciudad. La zona verde no es muy extensa, apenas unos miles de metros cuadrados y una decena de árboles, pero se encuentra concurrida, dado que, otra vez, el día ha sido radiante y soleado.

Me siento en la hierba y ante mi se extiende una escena más propia de Malasaña, Debod o de cualquier otra zona de ambiente de Madrid. Mucha gente, sobre todo jóvenes, se encuentran sobre la hierba, en corros, o parejas, y beben, algunos con moderación, y otros con un estilo mucho más cercano al botellón mediterráneo. Las parejas, que son bastantes, se muestran íntimas y, en general, la escena parece desubicada de lo que uno pudiera imaginar propio de una ciudad alemana, o del tópico que de ellas tengamos. Pocos somos los que estamos solos, pero no es mi caso el único. Me fijo en el paisanaje y a pocos metros de mi veo la espalda de una chica morena, de pelo largo que le cae por la espalda, sobre uno de los costados en exclusiva dado lo forzada de su posición. Con las piernas cruzadas sobre el suelo, escribe afanosamente en un libro en blanco, como si el tiempo se le acabara, con un bolígrafo o pluma, no logro distinguirlo, generando un trazo firme, compulsivo, unido y de color negro. Apenas mira al frente, concentrada en su papel y texto, y eso que la vista merece la pena, dado que es la isla de os museos lo que puedo contemplar si elevo un poco la vista, y a la izquierda, a penas a un par de cientos de metros, la cúpula de la catedral se erige sobre el cielo, con su tono de bronce verdoso. Al sol no le queda más de un cuarto de hora para meterse y al tarde empieza a oscurecerse poco a poco. Vuelvo a fijarme en mi chica escritora, que ahí sigue afanosamente juntando letras, cuando en un momento dado se para. Hace un punto y aparte en el texto y la postura, y levanta la cabeza y dirige su mirada a la cúpula de la catedral. Se queda con el, pongamos, bolígrafo en el aire, suspendida, pensando en no sé que, y vuelve a posarlo en el papel, empezando a realizar trazos firmes y largos, dibujando unas formas curvas que, poco a poco, empiezan a recrear la escena de la catedral junto al río. En apenas un par de minutos, con una destreza que me parece inaudita, la hoja recoge un esquema preciso y muy bello de la imagen de la iglesia, el río y un puente adyacente que, visible para ella, se encuentra oculto para mi tras un frondoso árbol. En otro par de minutos el dibujo parce estar completado con trazas que representan el río, y los estratos que, en lo alto, se atreven a rayar el inmaculado azul del cielo que ya ha adquirido el inevitable toque que preludia el anochecer. La luz se va y, dando por bueno su relato y dibujo, la chica se levanta, recoge sus cosas y se marcha rumbo al puente con destino desconocido, tras lo que supongo ha sido el relato de su día y la ilustración del momento que más le ha interesado.

Y durante un rato, me quedo allí, mirando el hueco que ha dejado la chica, y al poco me levanto, avanzo unos pasos y tras superar el parque, llego a la orilla del río y me apoyo en la barandilla para contemplarlo con más detalle, pudiendo apreciar plenamente el puente que remataba el dibujo de la chica. Sospecho que había visto realizar el diario de una jornada de viaje, el relato de un día que para ella había sido intenso, lleno de momentos para recordar que merecían ser plasmados en un papel. Para mi el día también había sido completo, lleno. Saciado por el recuerdo de Leipzig, y añorando la capacidad de escribiente y dibujante de la chica que había visto, caminé hacia el puente poniendo rumbo a mi hotel, donde aún tardaría un buen rato en llegar, tras deambular por Berlín tras la puesta del sol.

miércoles, septiembre 04, 2013

¿Debe albergar Madrid los juegos olímpicos de 2020?


El próximo sábado 7 de septiembre, se hará pública la elección de la ciudad que albergará las olimpiadas del año 2020, honor al que optan tres candidatos muy distintos. Estambul, como representante de los países emergentes, léase mercados y consumidores a conquistar por la mercadotecnia olímpica, Tokio, como estandarte de los países ricos, con abundante dinero y sombras radiactivas de fondo, y en medio de la nada Madrid que, por tercera vez consecutiva, aspira a llevarse el trofeo, a riesgo de acabar consiguiendo el de la regularidad porque insiste continuamente en llevárselo. El escaso número de competidores y la reiteración de la candidatura hacen que esta vez haya muchas probabilidades de llevársela.

¿Y quiero que le den los juegos a Madrid? No les voy a engañar, no tengo una opinión clara, y veo argumentos a favor y en contra, todos ellos bastante sólidos, que no me hacen apostar ni por el sí ni por el no. Por el sí, me parece que Madrid se merece tener un evento de ese alcance, que supone una inmensa campaña de promoción para la ciudad organizadora y para todo el país en su conjunto, y que necesitados como estamos de fortalecer la marca España y revitalizar una ciudad que vive una época triste los juegos serían una excusa perfecta para hacer lo necesario para devolverle el esplendor a Madrid. La construcción de las infraestructuras olímpicas no deja de ser una política de gasto público que fortalecería la creación de empleos durante el proceso de edificación y daría algo de vidilla al lánguido sector de la construcción, que permanece en el fondo de un pozo del que no se ve salida alguna. Y a gran parte de la población, madrileña y del resto de España, le supondría un chute de alegría y optimismo, recordando que, como ayer señalaba, parece que en este país el fútbol en particular, y el deporte en general, son lo único que nos llama la atención. Es probable que de haber unas olimpiadas de Investigación e Innovación no nos las diesen nunca, sobre todo porque nadie pensaría si quiera en presentarse. Por el lado del no, las olimpiadas no dejan de ser un enorme castillo de fuegos artificiales, vinito, sí, pero breve y caro. Suponen un coste financiero y de inversión en infraestructura de muy escaso rédito posterior que, sinceramente, no creo que este país pueda permitirse llevar a cabo pasando el momento de penuria que vivimos. Afrontar esos nuevos gastos sería, no lo duden, profundizar en nuestro endeudamiento, que parece no tener fin. Además, los grandes contratos de obra serían terreno abonado para el surgimiento de corruptelas, amiguismos y demás prácticas que podemos leer detalladas en los múltiples sumarios que se publican día a día en los periódicos. Y sinceramente no veo ni a los políticos ni a ningún cargo público o privado con propósito de enmienda respecto a lo ya pasado, sino más bien rezando a todos los santos posibles para que nos den los juegos y así conseguir el pelotazo olímpico. Los costes y la situación de crisis fueron los argumentos esgrimidos por Mario Monti cuando fue primer ministro italiano para retirar la candidatura de Roma, que inicialmente también optaba a la sede 2020. Varios artículos han recalcado estos días que los más interesados en la concesión serían autoridades y demás, que usarían los juegos como pantalla para ocultar recortes y mantenerse en un poder que ven cómo se tambalea en medio del desastre nacional que vivimos. Y dada la importancia financiera del evento y el largo plazo en el que se atisba la inauguración del mismo, este es un factor que importa tanto a la dirigencia actual como a posibles alternativas, a PP y PSOE, vamos. Por ello su interés común como clase extractiva, el concepto de moda, les lleva a desear que los juegos caigan no tanto por la ganancia de la ciudad y el país, sino como maquinaria de fortalecimiento, enriquecimiento y logro privado.

Lo curioso es que me enteraré de la decisión del 7 probablemente con retraso, porque esta tarde cojo una semana de vacaciones y vuelo a Berlín, a conocer la ciudad, empaparme de su historia y quizás cruzarme con Ángela Merkel en algún supermercado. Por ello es seguro que desde mañana y hasta el Miércoles 11 inclusive no haya entradas en el blog. Probablemente sí pueda escribir el Jueves 12 de septiembre, pero aún no está claro. Pasen unos buenos días y lean mucho, de otras webs y textos, libros y cabeceras, dado que esta no se va a actualizar mucho. En estos días la actualidad no cesará, y Bárcenas, el 2020, Siria y el otoño que llega el viernes a la península serán temas muy comentados.

martes, septiembre 03, 2013

En este país sólo importa el fútbol


Dicen hoy los medios que ayer tuvo lugar en un campo de fútbol muy cercano a mi oficina, que puedo divisar desde la misma, la presentación de un nuevo jugador que ha costado decena, puede que cientos de millones de euros, y que decenas de miles de personas abarrotaban las gradas sólo para oír como ese millonario saludaba y dedicaba unas sonrisas a la directiva que de una manera tan generosa le va a pagar en los próximos años, haga mucho o poco. Sinceramente nunca entenderé esa pleitesía de la masa empobrecida ante un millonario que alardea de su poder y dinero, obtenido de algo tan improductivo e inútil como pegar patadas a un balón.

Como no me gusta el fútbol estos espectáculos me dan la ocasión de criticar ese obsceno negocio que algunos llaman deporte pero que, si alguna vez lo fue, hace tiempo que se convirtió en otra cosa muy distinta. Los que siguen con pasión el mundo del balón, creyentes de lo que una vez Vázquez Montalbán denomino, con acierto, una religión en busca de un Dios, me rebaten mi postura con muchos argumentos, y uno de ellos, muy cierto, es que esto de la pasión balompédica se da en muchos otros países. En Italia, Francia, Alemania.. incontables naciones siguen como locas los devenires de sus equipos de toda clase y condición, y muestran un fanatismo idéntico al de los merengues, culés o los de la selección nacional, rebautizada como “la roja”. Sí, es verdad, nosotros no somos los únicos locos, lo que no nos exime de locura, pero contemplar ciertos acontecimientos de estos días me hace pensar que en el resto de países TAMBIÉN hay otras cosas que son importantes, además del fútbol, mientras que en España parece que SÓLO el fútbol lo es. Y voy a poner dos ejemplos de regiones españolas, las que más defienden su independencia, pero que demuestran día a día que cumplen con todos los tópicos hispánicos. La semana pasada hubo un partido en Barcelona entre semana, de la final de no se que tontería, que empezaba a las 11 de la noche, una hora infame para que lo vean los críos en casa y criminal para ir y volver al campo. Para solucionarlo, el Barcelona acordó con el Ayuntamiento ampliar el horario del metro y correr con los cargos extra de funcionamiento de la instalación más allá de la hora habitual. Grandioso. La solución es muy buena, de acuerdo, pero ¿se imaginan qué otro acontecimiento, social, cultural o de cualquier otro tipo hubiera conseguido modificar el horario del metro de una ciudad?. A simple vista no se me ocurre ninguno. Pero el fútbol todo lo puede, y contra él nada es posible. Otro ejemplo, aún más sangrante. Hace un par de Domingos volví a la termibús de Bilbao a coger el autobús rumbo a Madrid, en una de las estaciones de autobuses más cutres del mundo, que por no tener no tiene ni paredes. La cuestión es que muy cerca se está edificando el nuevo San Mamés, ejemplo sumario de bilbainada consistente en trasladar el estadio antiguo un par de cientos de metros respecto a su emplazamiento original. Bien, esas obras avanzan a todo trapo, día y noche, sin descanso, a turnos de ocho horas, como las plantas de coches y fábricas de alta capacidad, y van a cumplir sus plazos a rajatabla, sin un solo día de retraso. De mientras, a lo largo de Vizcaya, varias son las obras públicas paradas, o que se encuentran al ralentí, por falta de presupuesto. Variantes de pueblos, carreteras locales deterioradas, o proyectos que siguen sólo en el papel, como el muy necesario túnel de Campázar entre Elorrio y Mondragón, por ejemplo, mientras que parece que para el San Mamés Barria no falta un euro, proveniente del dinero privado y, como no, de todas las instituciones públicas habidas y por haber, y que el riego de millones que allí se destina sólo es comparable al del agua que se destinará a que se asiente el césped, recién plantado. Curioso y lamentable, pero cierto.

Esto sólo ya sería sangrante, pero es que además la construcción de lo que un titular de periódico llamó, de manera pomposa y absurda “la casa de nuestros padres” se desarrolla en fines de semana y festivos en una comunidad en la que está completamente prohibido trabajar en esas fechas. Abrir una tienda o un centro comercial un Domingo en el País Vasco es pecado, sancionado con multa, oprobio público y pintada o escaparate roto, pero currar a destajo en festivo en San Mamés Barria es honroso, digno, y sacrificado, por los colores del equipo. Así, lo que años de reivindicación de comercios y demás establecimientos jamás ha conseguido por parte de las autoridades y sindicalistas vascos lo ha logrado... el fútbol!!, como no, que todo lo puede y a todo sentido común vence.

lunes, septiembre 02, 2013

Obama, encerrado en el laberinto sirio


Resulta cuando menos paradójica la evolución de los acontecimientos de la crisis siria. Sin haber lanzado aún un solo misil por parte de las fuerzas occidentales, las bajas son numerosas y de gran calibre en nuestro bando, mientras que Assad sigue riéndose a carcajadas. David Cameron sigue en la unidad de achicharrados tras perder una votación en el parlamento británico en la que solicitaba permiso para acompañar a EEUU, y para algunos, el primer fallecido en esta escaramuza ha sido la relación “especial” que mantiene el Reino Unido y los EEUU. Veremos a ver si es cierto, dado que hay mucho enterrador prematuro de relaciones, expresidentes y gente mayor en general, pero es cierto que, como mínimo, esa relación está ingresada con serios politraumatismos.

Y Obama, el presidente de los EEUU, se encuentra cada vez más chamuscado por la sucesión de los hechos, que en principio debiera controlar, y que parecen haberle sobrepasado. Tras la comparecencia del Jerry del viernes, dando detalles sobre la información de que disponía Washington, haciendo hincapié en el número de fallecidos y cuántos de ellos eran niños, es decir, mostrando un “casus beli” de libro todos dimos por sentado que el ataque norteamericano, breve, externo y conciso, sería en horas, a lo sumo en un par de días. Sin embargo el Sábado Obama compareció para afirmar que, pese a que podía lanzar el ataque sin requerirlo, iba a someterlo a votación en la Cámara de Representantes y el Senado, para otorgarle legitimidad nacional. Y a partir de ahí todo se va a la porra. Las cámaras están de vacaciones y reanudan su trabajo regular el Lunes 9 de Septiembre, hoy es festivo nacional en EEUU, el día del trabajo, y se supone que no se podrá adelantar votación alguna antes de ese día 9 tanto por la ausencia de congresistas como, sobre todo, por la incertidumbre que existe sobre cuál será el sentido de su voto, dado que las encuestas revelan que no existe unanimidad, más bien animadversión, entre la población norteamericana al respecto del ataque a Siria. Tremendo. Así, lo que en principio se suponía iba a ser una reacción rápida, quirúrgica y de demostración de fuerza por parte de la comunidad internacional ante la satrapía imparable de un Assad acorralado se ha convertido en un tema de negociación interna de la política de Estados Unidos, para el que se tomarán decisiones en función de los intereses particulares de los congresistas, los más que posibles apoyos financieros o de recortes impositivos que reclamen para sus estados y demás zarandajas locales de valor muy importante para los votantes del estado en el que fueron elegidos los representantes, sí, pero que poco o nada tienen que ver con este asunto. Además, hay dos derivadas muy peligrosas para Obama, su administración y su prestigio en este asunto. Una, relacionada con lo anterior, es qué pedirán a cambio algunos congresistas para otorgar su voto a favor. ¿Parálisis en los programas sanitarios o en otras políticas de Washington? ¿Decisión a la hora del relevo en instituciones como la FED? Obama se arriesga a destrozar parte de su segunda y última legislatura con este asunto, al verse obligado a asumir intercambios (léase coacciones, chantajes) que destrocen su agenda. Y eso en el caso de que la votación salga adelante, porque el escenario de pesadilla para Obama es que el resultado sea como en el parlamento británico, con un NO que resuene en todo el mundo. ¿Qué pasa si sale que no? ¿Se verá obligado Obama a retractarse y dar marcha atrás en su compromiso de intervenir? ¿Sería sostenible una posición tan débil como la que mostraría un presidente que no es capaz de llevar a cabo una actuación como comandante en jefe de su ejército? Esto, que visto desde aquí no parece ser muy importante, es de enorme significatividad para los estadounidenses. El ridículo de Obama en caso de un resultado negativo sería, muy probablemente, el fin de la operación en Siria, pero más aún, sería el fin de su presidencia de facto, tocado por unas cámaras que no le respetan y habiendo perdido legitimidad a espuertas. Un desastre en toda regla para él, fruto en gran parte de su ingenuidad.

Y es que es muy ingenuo llevar una medida de este tipo a votación cuando ni es necesario hacerlo ni se disponen de los votos que garanticen la aprobación. Obama debía actuar en este asunto como lo hizo con la caza y captura de Bin Laden. En secreto, con sus asesores, tomando las medidas oportunas en base a la información disponible y, después, contar los resultados de sus actos. No se si es el miedo escénico a actuar o la ingenuidad de pensar que estando en su situación se iba a librar de gestionar muertes y sangre, pero su error es, potencialmente, catastrófico, en primer lugar para él mismo. Debió hacer caso a esa sentencia que Obi Wan-Kenobi en La Guerra de las Galaxias a un joven e inexperto Luke: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.”