viernes, septiembre 27, 2013

A favor de cambiar la hora en España


Una de las propuestas que ha votado, y aprobado el Ocngreso esta semana, es de lo más curiosa, y está llamada a generar un encendido debate en todo el país. Hablo de esa medida consistente en cambiar el uso horario en el que ahora mismo se encuentra España, retrasándolo una hora, hasta hacerlo coincidir con el inglés, abandonando el horario centroeuropeo. Técnicamente, pasaríamos de vivir en GMT+1 a GMT, por lo que nuestra hora sería la misma que la de las islas británicas, Irlanda, Portugal o Marruecos, y viviríamos a una hora de distancia de Parías, Roma o Berlín, cuyos relojes ahora marcan lo mismo que los nuestros.

La idea, curiosa pero muy interesante, se enmarca en una ponencia que busca racionalizar los horarios de trabajo y vida en España, con el fin de aumentar la productividad laboral del país y mejorar las condiciones de vida que permitan una mayor conciliación laboral y familiar. Quizás la medida de la hora sea la más impactante pero, desde luego, ni es la más difícil de tomar ni la que más costaría llevar a la práctica. Es necesario cambiar hábitos y costumbres que pensamos que están aquí desde hace mucho tiempo, que son de toda la vida, y que apenas tienen unas décadas de existencia. Lo cierto es que hasta los años treinta del siglo pasado los horarios españoles no divergían demasiado de los del resto de Europa. Se madrugaba más, se iba a la cama antes (cierto, no había televisión… afortunados eran) y se comía a horas más tempranas…. Y la hora era la del meridiano de Greenwich, la británica, que es la que le corresponde de manera natural por la posición que ocupa España en el continente. “¿Cómo?” dirán ustedes, “¿que la hora estaba retardada?” Pues sí, lo estaba. La decisión del cambio la tomo Franco en 1940. Tras la guerra civil y el arrollador inicio de la segunda guerra mundial por parte de Hitler, Franco determinó que los relojes de España no podían marcar la hora de la enemiga Inglaterra, sino que debían caminar al mismo tiempo que lo hacían los de Berlín, y de golpe y porrazo el reloj se adelantó. Luego la guerra mundial acabó como acabó, pero Franco siguió bastante tiempo en el poder y, como es sabido, era poco partidario de admitir errores y mucho menos corregirlo, por lo que no se volvió a hablar de la hora y no se tocó, hasta que en los años setenta, con motivo de la crisis del petróleo, toda Europa, la paria España incluida, se apuntó al cambio horario de invierno y verano para ahorrar energía aprovechando las diferencias de luz solar entre las estaciones, pero manteniendo cada país el desfase o acople existente. La cuestión es que ahora mismo, que son las 8:06 de la mañana en Madrid, amanece de una manera preciosa en Madrid, mientras que en Berlín, que son las 8:06, llevan ya algo más de una hora de pleno día, y en Londres o Lisboa, donde son las 7:06, amanece como lo hace en Madrid. Este desfase provoca que los amaneceres en España sean más tardíos y los atardeceres mucho más prolongados, especialmente en verano, donde pasadas las 22 horas siguen siendo casi de día. Esto no tiene mucho sentido, y lo lógico sería volver al horario natural, retardando la hora, de tal manera que el cuerpo se acostumbre a una cadencia de luz y de sombra que sería más acorde con lo que marcan las manecillas o el display del reloj. Al principio habría protestas, porque el acortar las tardes restaría algo de gracia a las terrazas de verano, pero con el tiempo, literalmente, nos acostumbraríamos y notaríamos sus ventajas. De hecho no veo yo que en Lisboa, a pocos cientos de kilómetros de Madrid y a una hora menos, les vaya la vida muy mal por tener una hora menos.

Pero, y esto es muy importante, amoldarse al nuevo horario requeriría, como antes he comentado, alterar costumbres nefastas que están muy arraigadas, ya que sin ello los objetivos productivos y de conciliación serían una utopía, y nos quedaríamos en la anécdota. Hay que cambiar la forma de trabajo, entrando mucho antes, saliendo mucho antes y comiendo en un breve espacio de tiempo, habrá que alterar los horarios escolares, las parrillas de programación televisiva, adelantando los programas de máxima audiencia y los informativos… en definitiva, ir al modelo de horarios europeo, mucho más racional, lógico y beneficioso que el nuestro. Y los de Canarias que no se preocupen, ellos también retardarían el reloj, por lo que seguiríamos oyendo la frase “una hora menos en Canarias” todos los días y a todas…. horas.

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