Cuando me fui de minivacaciones a
Elorrio Siria dominaba la actualidad y titulares de los medios. Apenas cuatro
días después para encontrar noticias sobre esa guerra uno debe rebuscar entre
las páginas, esperar a los momentos muertos del telediario o rastrear las webs
de los periódicos para encontrar enlaces al respecto, sepultados bajo toneladas
de urgencias que, en apariencia, son mucho más nimias y que, igualmente,
caducarán en breve plazo. Lo que ha sucedido para que la tensión se relaje en
Siria (casi me dan ganas de reír al escribir esto) es que ha habido un acuerdo
entre la diplomacia de EEUU y Rusia para eliminar las armas químicas de Assad.
Tras unos minutos de carcajadas
por el acuerdo y el relajamiento, vuelve con fuerza mi asombro ante el ridículo
en el que ha quedado EEUU en todo este asunto, el fracaso de Obama como líder
internacional (y nacional) y la constatación de que Putin es un gran capullo
que sabe lo que quiere y hará todo lo necesario para conseguirlo. Esa
determinación le ha llevado al centro de la crisis siria y ha sido, junto con
su aliado Assad, el gran triunfador de todo este rifi rafe mediático y
diplomático, que ha expuesto demasiado las vergüenzas de algunos. La retirada
en primera instancia del posible ataque del Reino Unido tras la votación en su
parlamento ha impedido que los súbditos de su graciosa majestad sean escrutados
por los ojos del mundo y su actitud fuera juzgada. Curiosa miniguerra la que
empieza cuando uno de los clásicos contendientes abandona. Aparentemente no
influido por este resultado, y con el apoyo de una Francia que veía nuevamente
como el ardor guerrero le puede llevar a una posición de liderazgo
internacional que ya no ostenta ni en sueños, EEUU con Obama y su Secretario de
Estado, John Kerry, a la cabeza, se pasó días repitiendo un discurso bélico que
ponía a Assad en el disparadero y se llenaba de argumentos humanitarios y de
seguridad global. Impecable y cierto, sí, los cuatro días que duró, porque poco
a poco las dudas surgieron en el despacho oval, y en un finta que suponía el
primer requiebro, Obama decidió que esa intervención, pese a que podía ser llevada
a cabo por su cuenta y riesgo, como sucedió con la caza de Bin Laden, iba a ser
sometida a voto en las cámaras para otorgarle mayor legitimidad. Y fue abrir
ese melón y empezar a desinflarse el ardor guerrero, bien porque Obama no quería
intervenir e iba a usar la oposición de las cámaras como excusa, o porque
deseando atacar cometió el error de plantear esa intervención ante un Senado y
Cámara de Representantes que deseaban, por encima de todo, dar un revolcón al
presidente. Un voto en contra hubiera supuesto, de facto, el final de la
presidencia de Obama, deslegitimado como comandante en jefe de los EEUU, algo que
aquí nos puede sonar muy peliculero pero que allí tiene un peso y una
relevancia enormes. La cuestión es que de mientras en EEUU la posición se
embrollaba, en Rusia todo era mucho más sencillo. El objetivo era único,
defender a su aliado Assad, y para ello se haría todo lo necesario. Así de fácil.
Si tienes una estrategia marcada y no cambias el rumbo poco te importan los
acontecimientos que se sucedan, y ante la negativa de unos, la empanada mental
de otros y el silencio general, Rusia acabó por dominar unas reuniones diplomáticas
en la que los enviados de Putin eran los únicos que tenían poder, influencia y
determinación en la mesa. Cierto es que Francia seguía queriendo intervenir,
pero, no nos engañemos, el poder de París influye mucho a la hora de negociar
las cuotas agrarias y lácteas de la PAC, pero no sirve para nada más.
Por ello, el acuerdo entre EEUU y Rusia para
supervisar internacionalmente el desmantelamiento del arsenal químico sirio
(jojojojojo) fue alabado por los medios afines a Moscú, recibido con alborozo
en medio mundo y admitido como un fracaso por los medios norteamericanos.
Seamos sinceros. Ese acuerdo es una gran mentira que va a permitir a Assad
seguir en el poder, mantener sus armas, de todo tipo, usarlas cuando quiera y,
probablemente, ganar la guerra. Y permite a EEUU salir por patas de un
atolladero en el que se metió sin saber cómo salir, con una ingenuidad digna de
estudio, que ha dañado su prestigio internacional, capacidad de influencia e
imagen. ¿Y la guerra en Siria? Ahí sigue, con cientos de muertos al día, pero,
otra vez, no le vuelve a importar a casi nadie…..
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