jueves, noviembre 30, 2023

Carlos Alsina, premio Cerecedo, y el periodismo

Seguramente será Carlos Alsina el presentador de radio más interesante que hay en España. Polifacético a la hora de diseñar sus programas, se considera más creador de radio que periodista a secas, aunque sea un esclavo de la actualidad y su narración, tanto por convicción como por necesidad. Ficciones sonoras, espacios alternativos de calidad como La Cultureta, colaboradores de prestigio, entrevistas con un estilo muy propio… Alsina hace una radio que es similar a la que se hace en todas las cadenas, pero con unos matices muy interesantes. Pero sobre todo, Alsina no te deja claro a quién votaría en unas elecciones, y sólo por eso merece la pena escucharle.

Reconocido múltiples veces por su profesión, y por muchos fuera de ella, ha sido galardonado con la última edición del premio Enrique Cerecedo, y en su discurso, que les aconsejo fervientemente que contemplen, disecciona en unos veinte minutos los males que acechan al periodismo actual, especialmente ese proceso que ha convertido a los periodistas políticos en copia barata de lo que ya eran los deportivos, un vulgar grupo de hinchas del equipo al que, carentes de rubor, defienden sin complejo alguno, acierte o se equivoque. Alsina es amigo de ironías y cinismos, que dicen que en la radio no se entienden bien, pero que usadas con esmero son tan comprensibles como efectivas. Sin una palabra más alta que otra, sin faltar en lo más mínimo, pero con la gracia del que se ríe de todo, su discurso es una disección de unos medios que hace tiempo se han convertido en apéndices de los partidos, con la complicidad, cuando no aplauso, de los profesionales que los integran. Siempre ha habido periódicos y cadenas de partido, eso no es novedad. Como decía el clásico, si fuera un objeto sería objetivo, pero como soy un sujeto soy subjetivo, y eso nos pasa a todos, pero desde unos años, a medida que el populismo “sin complejos” ha ido conquistando cada vez más peso en la política normal y que las redes sociales se han convertido en el altavoz único de la opinión, la deriva hacia el partidismo de medios, columnistas, editorialistas y demás ha sido total, y con ello la pérdida de credibilidad de unas opiniones que, expresadas con convencimiento radical, son forzadas a cambiar de rumbo por completo en apenas horas en función de la conveniencia del líder al que se aplaude, que por su puesto carece de convicciones y escrúpulos, porque no los necesita. Cuando acudo a un periódico o a un medio informativo, sea cual sea su soporte, quiero que me cuente lo que ha pasado y me de algunas claves del por qué. Se que va a haber un cierto sesgo en su interpretación de los hechos y, conociendo la tendencia del medio, lo tamizaré. Consultando más de uno podré contrastar y, en definitiva, tratarme de hacer una idea de lo que ha pasado, en temas de los que puedo saber mucho o no, que me tocan cerca o lejos, de los que tengo una opinión formada o no. Esta estrategia, que requiere trabajo, fracasa desde el principio si el medio se convierte en el portavoz de un partido, si lo que me cuentan es mera propaganda, redifusión del argumentario del día fabricado en las mazmorras de ciertas sedes de partidos o de instituciones rectoras del poder. Distinguir información de propaganda empieza a ser imposible, y si uno no puede llevar a cabo ese trabajo de tamiz y contraste que antes les señalaba, la opción más sencilla es la de la renuncia. De qué sirve estar viendo o escuchando una tertulia en la que uno sabe, a priori, perfectamente lo que va a opinar cada uno de los presentes sobre todo lo que se diga, y en la que se no dejan de reiterar los mismos argumentos, a veces incluso las mismas frases, palabra por palabra, que se llevan escuchando desde primera hora del día por parte de los portavoces de los partidos o gobiernos. Uno descubre que eso que se vende como periodismo no lo es, y para escuchar a loros reiteradores de eslóganes renuncia, apaga el medio y busca otra cosa. Y entonces eso que se llamaba periodismo se adentra en la peor de las crisis posibles, la de la credibilidad.

Entre las muchas anécdotas que cuenta Alsina en su discurso la última, referida al entierro de Concha Piquer, es genial, y reitera la necesidad de que el periodista tenga, respecto a la actualidad y el poder, una actitud prudente y distante, sino puede acabar muy mal. Puede incluso llegar a ser censor, mandar callar a otros, no sólo elogiar sin freno al líder propio, sino directamente exigir a los demás silencio y pleitesía. De censores está el mundo lleno, que desean ejercer sin freno para extender su sectarismo. Ahora no llevan sotanas ni alzacuellos, pero se valen de la misma intransigencia. Alsina, al menos, es de los que los denuncia y consigue enfadar, que no es poco en estos tiempos. Enhorabuena por el premio y muchas gracias.

miércoles, noviembre 29, 2023

Crisis en el PNV

El PNV es uno de los partidos más especiales de entre los que pululan por la vida política española. Amante de tradiciones que denominan ancestrales, y que son de lo más carca que uno pudiera imaginar, ha logrado aunar el ejercicio del poder con el blanqueo de su ideario de una manera pasmosa, consiguiendo ser visto como progresista en ciertos ámbitos de la sociedad, aunque represente la derecha clásica en lo económico y una extraña mezcla de arcaísmo y necesidad de aparentar ser moderno en lo social. Su sentido del poder, de lo que supone tenerlo y lo que representa, es profundo, mucho más que el de los partidos nacionales.

Y no es amante de las sorpresas. Una de las bazas que explota el PNV es la de la seriedad, la de la previsibilidad. El humor no es lo que más destaca entre los peneuvistas, más bien lo contrario. El gesto serio, triste, la sensación de estar recogido en una especie de ejercicio espiritual permanente, como buen heredero del clerical orden en el que se funda, caracteriza a los cuadros del partido. Ellos son de fiar, no como otros, que improvisan y van a lo loco. Por eso la decisión conocida el viernes de que Urkullu no repetiría como candidato a Lehendakari fue toda una sorpresa entre propios y extraños. Algún rumor había de disputa en la mítica bicefalia nacionalista entre un Urkullu más pragmático, con supuestas ganas de seguir, y enfadado con Puigdemont desde la traición del sedicioso de 2017 y los burukides, los cargos orgánicos que detentan el poder de la formación, que se habían reunido un par de veces en Bruselas con el fugado a cuenta del nuevo pacto de gobierno que sostiene el ejecutivo sanchista. Un ruido de fondo que no parecía que fuese a más. Tras tres legislaturas de mayoría de Urkullu, y con el miedo a las próximas elecciones y el posible sorpasso en votos de Bildu, el nacionalismo vasco podía tirar de sabiduría de casa y usar la expresión ignaciana de no hacer mudanza en medio de la tribulación. Pero no. Huno sorpresa en Sabin Etxea, la sede del partido en Bilbao, y se decidió descabalgar al actual Lehendakari sin dar muchas explicaciones, más bien ninguna. El sábado la sorpresa entre los periodistas era total pero, por lo que se comentaba, pequeña frente a lo que se decía entre los círculos de la militancia nacionalista, que veían cómo se quedaban sin cartel a pocos meses de unas elecciones decisivas. La presión para que la cúpula designase a un candidato a toda velocidad para cubrir el imprevisto hueco era alta, y ya el domingo se produjo el designio. El elegido fue Iñigo Pradales, un señor que no llega a los cincuenta por poco, alto cargo de la Diputación Foral de Bizkaia, un señor gris, desconocido por casi todo el mundo, de aspecto tecnócrata y sin trayectoria política relevante. Las fuentes del partido se dedicaron con ahínco el sábado a crear un relato del escogido, señalando que fue alumno de Urkullu, que se dedica al remo en la trainera y eso le da grandes dotes de trabajo en equipo y perlas similares que, en algunos casos, provocaban el sonrojo al ser leídas, pareciendo provenir más del departamento de celebraciones de la norcoreana familia Kim que de un partido occidental. Eso sí, ni palabra sobre las causas que habían determinado el cambio de cabeza de cartel y el relevo imprevisto. Mucha publicidad propia sobre el nuevo elegido y mantenidos elogios al que ya es personaje en retirada, pero ni pío sobre lo que sucedió el viernes y precipitó las cosas. Algunas vagas referencias a eso del cambio de ciclo, a que hay que relevar a las personas y frases de esas que se usan como comodines en las jubilaciones de empresa, pero poco más. Certezas nulas, la sorpresa sigue siendo un misterio y el desempeño del partido a la hora de gestionar su relevo un acto cuasi suicida impropio de un ente serio, solvente, de esos que se dicen de fiar.

En las próximas elecciones vascas, que serán en julio de 2024 como muy tarde, corre el riesgo el PNV de, por primera vez ser ganado en votos por un Bildu ascendente que, de la mano del PSOE, tonto útil, se ha convertido en la bandera de la izquierda en el País Vasco, blanqueando su negro pasado y oscuro presente. Hay mucho miedo en Sabin Etxea ante el resultado de unos comicios que pudieran hacerles perder el poder y dárselo a poderosos enemigos, que no dudarían en usarlo para atacar las fuertes redes clientelares que el PNV ha ido forjando a lo largo de décadas en lo más alto de la administración. ¿Es Pradales la solución para ellos? ¿Ni idea?

viernes, noviembre 24, 2023

¿Qué ha pasado en OpenAI?

La respuesta rápida al culebrón de esta semana es ni idea. OpenAI es una entidad, llamémosla así, que agrupa a un montón de investigadores de inteligencia artificial y es la creadora de modelos como ChatGPT. Es una entidad sin ánimo de lucro, pero que posee una organización que le permite financiarse, que es la que ha recaudado los miles de millones de dólares que cuesta el crear monstruos tecnológicos como los que de ahí salen, y es a través de esa organización instrumental por donde entró Microsoft en el capital de la empresa, entre otros inversores, y es la que permite dar a OpenAI una valoración de mercado de en torno a 85.000 millones de dólares. Como verán, sin ánimo de lucro, pero con un enorme lucro potencial.

La cara visible de OpenAI es Sam Altman, un joven de pelo rizado y ojos algo saltones, que no lleva las habituales sudaderas de los ejecutivos a lo Facebook pero que comparte varios de sus valores y formas de actuación. Se ha hecho famoso como portavoz y emblema de la empresa y ha acudido a un montón de reuniones institucionales en las que se ha codeado con mandatarios de todo el mundo, como fue, por ejemplo, la celebrada en Betchley Park hace unas semanas. Altman siempre ha abogado por las ventajas de la IA y que, pese a asumir que puede suponer grandes transformaciones en nuestro mundo, será una fuente de prosperidad y beneficio, tanto en lo económico como en lo social. Evidentemente habla como parte interesada, pero ese tono mesiánico sobre las bondades de la tecnología es algo que se da mucho entre los desarrolladores de Silicon Valley, conscientes como son de algunas de las potencialidades de los productos que generan (desconociendo por completo otras derivadas). El viernes pasado, sin previo aviso, en una reunión telemática celebrada por el consejo de gobierno de OpenAI, formado por seis miembros, cuatro de ellos votaron para despedir, de manera fulminante, a Altman y a su segundo de abordo. No trascendieron las causas del despido pero la noticia fue una bomba, porque el foco de la actualidad está puesto de manera obsesiva sobre el sector. La fama universal de Altman fue la espoleta de una bomba mediática que llenó titulares en todo el mundo, y que dio inicio a toda una revuelta en la empresa. De los cerca de setecientos empleados de OpenAI más de quinientos publicaron un escrito en el que se solidarizaban con su exjefe, desconocían lo que había pasado, afirmaban que el consejo de administración se había extralimitado en sus funciones y amenazaban con dejar la empresa. Dado el sector, no hay activo más valioso que ese grupo de genios que trabajan en él, y empresas tecnológicas de primer nivel como Salesforce o Microsoft empezaron a lanzar ofertas a aquellos que abandonasen la nave de OpenAI. La compañía de Redmont ofertó directamente un puesto al propio Altman, que lo rechazó. El revuelo empezó a ser escándalo y algunos de los inversores que habían colocado su dinero en OpenAI a través de la entidad financiadora empezaron a temer que lo se prometía como un colosal negocio terminase en bancarrota total con la disolución de todas las corporaciones implicadas en el AI. A lo largo de esta semana ese miedo del dinero se ha traducido en todo un golpe de estado interno en el que el consejo de administración, los cuatro que quedaban, ha sido directamente cesado, supongo que “convencido” para que se largue, y el propio Altman ha sido readmitido por un nuevo consejo en el que todos sus miembros han sido cambiados, y al que han accedido personas como Larry Summers, ex secretario del tesoro del gobierno de Bill Clinton, economista de muy reconocido prestigio pero alguien totalmente ajeno al mundo de la IA. La empresa matriz, la de sin lucro, vuelve a estar con Altman al mando y el vehículo inversor asegurado, tras una tormenta muy peligrosa para todo el sistema.

¿Por qué se despidió a Altman? Se alegó falta de confianza, lo que quiere decir que no se saben las causas reales. La rumorología se ha desatado y hay fuentes que hablan de desarrollos tecnológicos de última hora potencialmente peligrosos, que Altman no habría valorado en su justa medida. También las mareantes cifras de inversión que se están dando en la empresa han generado probables celos y deseos de ponerse al mando de una nave que puede ser un pelotazo financiero si algún día sale a bolsa… de todo. Este artículo es bastante interesante y analiza todos estos avatares, pero realmente se sabe muy poco. Y puede que en toda esta historia haya mucha inteligencia artificial y poca humana.

Subo el finde a Elorrio y me cojo dos días. Nos leemos el miércoles 29.

jueves, noviembre 23, 2023

Gaza divide al mundo

Es una tradición asentada que España se mantenga al margen de los debates globales, ensimismada en los daños que puede infringirse a sí misma. Mientras seguimos asustados por lo que supondrá el gobierno sedicioso que acaba de nacer en nuestro país, y la propaganda monclovita se obsesiona por anestesiarnos, en el resto del mundo el gran tema de debate es Gaza, las consecuencias de la invasión israelí sobre aquel territorio tras los atentados del 7 de octubre y la respuesta social a las imágenes de horror que se producen sin cesar provenientes de la zona.

En muchos de los frentes, y desde luego en el mediático, Israel ha perdido la batalla global de la imagen. La inmensa mayoría de las protestas que se dan por todo el mundo son de solidaridad con los palestinos, cuyas víctimas civiles aumentan día a día, y pocas son las concentraciones de repulsa a los atentados y de solidaridad con la población civil israelí. Naciones árabes, las más hipócritas de todas, muestran su indignación en las calles contra Israel y sus gobiernos proclaman quejas y amenazas, pero nada han hecho en el pasado ni se espera que lo hagan en el futuro a favor de los palestinos. Es en los países occidentales donde se está viendo un giro interesante de la opinión pública. Sus gobiernos, tradicionales aliados de Israel, bien por convicción o por interés, ven como las opiniones públicas se manifiestan a favor de Palestina como nunca antes se había visto, y es de destacar esas protestas en naciones como Reino Unido o EEUU, donde hasta ahora eran algo de lo más anecdótica. Marchas a favor de la causa palestina y en contra de Israel reúnen a miles de manifestantes que llenan calles céntricas de ciudades como Nueva York o Washington. La polarización social sobre este tema crece sin cesar y fractura entidades que, hasta el momento, eran partidarias inequívocas de Israel. No es sólo la división que se ve en los campus universitarios norteamericanos, donde los movimientos propalestinos han aflorado con una fuerza desconocida. Es en la política donde la fractura resulta más novedosa y e interesante. Los demócratas norteamericanos o los laboristas británicos se están dividiendo seriamente a medida que la guerra avanza. En EEUU Biden representa la posición clásica demócrata, siempre al lado de Israel, pero el ala radical de su partido está claramente en contra, y en las bases muchos de los votantes también, y eso de cara a las elecciones de dentro de un año resulta muy importante. Una fuga de voto de electores demócratas que consideren que los suyos son tan pro Israel como los republicanos puede resultar muy grave para las cada vez más complicadas expectativas electorales de Biden. Quizás por eso la Casa Blanca ha ido poco a poco virando su discurso desde el respaldo sin fisuras a todo lo que Israel hiciera para responder a los atentados del 7 de octubre a una posición cada vez más tibia, reclamando diálogo y moderación, a medida que las IDF laminan Gaza. A Biden le importa Gaza, y le importa Israel, pero sobre todo, lo que más le importa es ser reelegido en noviembre de 2024, y cada imagen de un hospital gazadí lleno de sangre y cadáveres en los informativos de máxima audiencia son votos que se le escapan. Y eso sí que le asusta. El interés de EEUU era, inicialmente, la contención del conflicto y que no se extendiera a los estados vecinos, especialmente al Líbano vía Hebolla. Una vez que eso parece haberse conseguido, su máxima aspiración es que todo acabe cuanto antes y las escenas de la guerra despiadada desaparezcan de la mente de los votantes. Por eso la presión para lograr acuerdos de intercambios de rehenes y altos el fuego, como el que puede producirse hoy o mañana (hay algo de confusión al respecto) son iniciativas en las que la diplomacia de Washington está trabajando sin descanso, para tratar de reconducir las cosas. Es poco probable que pueda lograrlo dada la determinación de Israel y la presión de los grupos extremistas en su gobierno, el trauma social causado por el ataque y, obviamente, el deseo intrínseco de Hamas y el resto de yihadistas de acabar con la nación hebrea.

En paralelo a todo esto, se han multiplicado los actos de antisemitismo en naciones de todo el mundo, con ataques y señalamientos a personas, bienes e intereses relacionados con lo israelí. Los sujetos que cometen estos actos, como los payasos que se manifiestan con banderas españolas a las que recortan el escudo, estaban entre nosotros, pero ha sido la guerra de Gaza la que les ha permitido aparecer y actuar con impunidad. Ver calles europeas en las que una estrella de David se pinta sobre el portal en el que vive un judío estremece, recuerda a hechos sucedidos hace muchas décadas, preludio de atrocidades infinitas que son irreparables. Denunciar la situación de los palestinos es legítimo, llevar a cabo actos antisemitas no. Nuevamente, la separación entre lo que sí es protesta y lo que no debe ser clara y rotunda.

miércoles, noviembre 22, 2023

Adiós, Irene, adiós

Reconozco que lo único que me genera una sensación positiva del nuevo gobierno prosedicioso de Sánchez es que Ione Belarra e Irene Montero han sido despedidas, algo que tenía que haber sucedido hace mucho y que, de manera inexplicable, no se había producido. El número de desplantes cometidos por ambas es suficiente como para que llevasen años cesadas, pero eso es lo de menos frente a las desgraciadas consecuencias de normas aprobadas por su iniciativa, como la nefasta ley del sólo sí es sí, que ha rebajado las condenas a más de mil agresores sexuales, una buena cantidad de indignos que se han beneficiado de la necedad al mando de un ministerio devaluado hasta el extremo.

Pero bueno, ya se sabe, es frustrante esperar un arrepentimiento de quien, en su infinita vanidad, se considera fuente de verdad y ve al resto como meras motas de polvo que tratan de opacarle. Cuando uno deja un cargo, bien porque se va a otro sitio de manera voluntaria, bien porque es despedido en el campo de la empresa privada o porque es relevado de un puesto por otro en el mundo de lo público, su último acto debe ser una muestra de agradecimiento a lo que ha aprendido y vivido en ese tiempo. En parte, no lo niego, hay cierta hipocresía en esos agradecimientos generalizados, porque todos hemos vivido etapas de trabajo en las que los penares y amarguras superan a lo positivo. Hay gente que tiene mucha suerte en su desempeño y la gente que le ha tocado en la vida como compañeros y jefes, pero sabemos que hay de todo. Pese a ello hay que mantener unas ciertas formas, callar lo debido y agradecer lo que haya, que siempre habrá algo, y cuanto peor haya sido el trato, intentar dejar una mejor imagen entre los que se quedan para que, de una manera quizás absurda, quede claro que el que se va no es como los que le maltrataban. En todo caso, irse es un arte y expresa mucho sobre la forma de ser de alguien. Un cargo público es, por definición, un ocupante temporal de un puesto, que sustituye a alguien y que, desde el primer día de su ejercicio, sabe que será sustituido en el puesto. Nadie es imprescindible en la función pública, lo mismo en la empresa. Son los padres, pareja e hijos los que, cuando se marchan, dejan huecos irrellenables, el resto sólo es trabajo. Importantísimo, sí, pero sólo trabajo. En las despedidas los hay efusivos, los que cuentan historias del pasado, los que son tímidos y les puede la sensación del adiós y apenas son capaces de decir nada, los que conocen a muchos y convierten su despedida en un acto social a la altura de una boda, los que gustan de la intimidad y trocean su adiós con reuniones previas y pequeñas. Normalmente, en las organizaciones, donde se establecen protocolos para todo, la despedida requiere una ceremonia, no pomposa, pero sí con sus rituales, y el que se marcha muchas veces es forzado a ella. Es fácil ver quién está cómodo en esas situaciones y quien no, pero lo normal es que el acto se desarrolle con normalidad. Como es lógico habrá compañeros más o menos afectados, porque las afinidades personales son así y uno desarrolla vínculos más fuertes con unos y con otros por causas de lo más diverso, y si se va a alguien con quien te llevas bien te dolerá mucho, mientras que si el que lo deja es uno con el que apenas tratabas lo justo y necesario la pena de la marcha será menor. Es inevitable. Muchos de los que acuden a las despedidas será la última vez que vean al que se va, cosa que pasa bastante en el momento de las jubilaciones, cuando algunos cambian de residencia tras años de vida laboral y, por decisión propia, renuncian a aparecer nuevamente por el lugar de trabajo, al que a buen seguro no tenían en su corazoncito como un espacio agradable. En todo caso, son ceremonias con cierto sentimentalismo, en las que las formas se guardan y las rencillas que pudiera haber, en todas las agrupaciones humanas existen, se ocultan en el momento del adiós. Es parte del protocolo social en el que nos desenvolvemos cada día, guste o no, porque convivimos, vivimos con, y las cosas no son como a cada uno nos gustaría que fueran.

El impresentable mitin de despedida que se marcó ayer Irene Montero, como colofón a su desastre de gestión, es el perfecto ejemplo de lo que no hay que hacer cuando uno se marcha y, en general, en cualquier otra situación pública. Una pataleta lamentable propia de una malcriada que se cree el centro del mundo, egocéntrica hasta el extremo, que se supone poseedora de derechos de propiedad sobre cargos públicos porque sí, que ve a los demás como enemigos y que no duda en utilizar hasta el último minuto que dispone en su privilegiada atalaya para insultar, acusar, lanzar proclamas y comportarse de una manera impropia. Muy pocos lamentarán su marcha, y eso es de lo peor que le puede pasar a uno.

martes, noviembre 21, 2023

Gaza, arrasada

Día a día contemplamos imágenes que nos llegan de la guerra entre Israel y Hamas que resultan difícilmente digeribles. Violentas escenas no tanto de combates, como de sus consecuencias. Uno sabe que en toda guerra hay propaganda y manipulación, y más en estos tiempos de tecnologías de perverso uso, pero lo cierto es que ver un hospital destrozado, sangrante, con pacientes desde bebes a ancianos tirados por el suelo, muertos o heridos, en medio del caos, es indigerible, resulta insostenible. Puede que bajo ese complejo se encuentren infraestructuras de Hamas, y sabiendo como son los yihadistas es más que probable, pero lo que contemplamos es otra cosa.

El avance israelí en Gaza es completo, al menos en la zona norte, donde se encontraba la capital de la franja, de igual nombre. El número de edificios destruidos es inmenso y la situación de muchos otros resulta imposible de revertir, por lo que si las cosas siguen como hasta ahora dentro de poco la ciudad será un recuerdo, un lugar devastado donde volver a vivir sea imposible. La gran mayoría del medio millón de habitantes que antes residía en la urbe huyeron al sur de la franja para tratar de salvar sus vidas, pero empieza a ser obvio que no van a tener a donde volver, porque lo que un día fueron sus hogares están dejando de existir. El objetivo del ejército israelí, por ahora, es el de laminar la zona norte de la franja tanto en superficie como, sobre todo, en profundidad, destruyendo la red de túneles que la recubren por debajo y permiten a los yihadistas atacar a su vecina nación, esconderse y almacenar munición. Al ritmo que avanzan las operaciones es probable que para antes de las navidades todo el norte de la franja esté bajo el control de las IDF, por lo que el núcleo de Hamas en el norte puede darse por liquidado. El balance de bajas civiles de la guerra por el lado palestino supera ya las 13.000 según varias fuentes, mientras que son unos 400 soldados israelíes los fallecidos en combate desde que estos se iniciaron, a los que se deben sumar los 1.200 aproximadamente que fueron asesinados por las milicias yihadistas en los atentados del 7 de octubre. Más allá de las cifras frías, el saldo provisional de la guerra ofrece la imagen de una región, Gaza, en la que la vida era ya muy precaria y donde nada va a poder volver a ser como lo era, porque muchos de esos territorios serán inhabitables. ¿Es ese el objetivo buscado? No lo descarto. Una manera de garantizar la seguridad de Israel es arrasar las zonas limítrofes desde las que actúan los islamistas que buscan destruirla. Si eso es así, surge al instante otra pregunta. ¿Dónde van a residir los cientos de miles de gazadíes que ya no podrán volver a sus ciudades? La dimensión de la franja se reduce día a día a medida que las IDF conquista territorio y Egipto, que no quiere saber nada del tema, elude por completo la posibilidad de que la marea humana que se acumula al sur de la franja pueda cruzar el paso de Rafah y asentarse en el Sinaí, en lo que sería un inmenso campo de refugiados en territorio egipcio, de muy difícil control y mantenimiento. No tengo respuesta a esas dos preguntas, y sospecho que nadie las tiene. De hecho, uno de los temores que circulan en Washington desde que empezó la guerra es que Israel tampoco tiene respuesta alguna ante esas preguntas. Si logran hacerse con el control total, o de una amplia zona de la franja, ¿quién va a regirla después? ¿Cómo se va a garantizar el retorno de una población desplazada a un lugar arrasado en el que sólo hay escombros? Puede que los milicianos de Hamas sean eliminados, como desea Israel y dice ser el objeto principal de su ofensiva, pero ¿cuántos de los miles, cientos de miles de refugiados palestinos que huyen de sus barrios para salvar el pellejo no decidirán en el futuro apuntarse a una causa yihadista como venganza ante lo que está pasando? ¿Siembra Israel, con su ofensiva, la semilla de un nuevo terrorismo en el futuro? Comentaba el otro día un experto anglosajón que, en parte, Al Queda surge como respuesta a la guerra del Líbano y que el ISIS se ve muy alimentado por la guerra de Irak. ¿imágenes como las que vemos alimentan la creación de otra criatura yihadista que buscará cruel venganza?

De momento la guerra no se extiende a otros frentes, lo que era uno de los temores que todos teníamos, y creo que en parte se debe a la propia brutalidad con la que está actuando el ejército israelí. Hezbolla y demás milicias observan cómo Hamas es arrasada sin piedad y, pese a la retórica belicista, ni les ayudan ni empiezan una ofensiva por su cuenta. Quizás estén esperando al momento adecuado, o tengan miedo real a ser destruidos y acabar en ruinas como Gaza, o estén esperando un futuro en el que la posición israelí se debilite y les dé un margen de oportunidad. De momento, usados por los yihadistas, asediados por las IDF y abandonados por sus compatriotas de fe, los palestinos de Gaza se enfrentan a un no futuro, a la inexistencia.

lunes, noviembre 20, 2023

Milei gana en Argentina

Las encuestas pronosticaban un resultado muy ajustado en las presidenciales argentinas, la segunda vuelta en la que se enfrentaban el candidato peronista y el histriónico de Milei. En la primera vuelta, hace un mes, la sorpresa fue que Masa, el candidato peronista, quedó primero, algo que casi nadie esperaba, y desinfló parte de las expectativas que se habían creado en torno a la extraña figura de Javier Milei, al que algunos ya daban como ganador por mayoría absoluta en esa primera votación. Ayer la expectación era máxima y se esperaba una noche ajustada en Buenos Aires, pero siguiendo la racha de desacierto de la demoscopia, no ha habido mucha intriga.

Con una diferencia muy clara, Javier Milei se ha hecho con la presidencia de Argentina y tiene el mandado popular para llevar a cabo algunas de sus controvertidas políticas, que veremos a ver en qué se quedan. El país, sumido en una profunda crisis económica tras años de desastrosa gestió0n peronista kichnerista, ha tirado por la borda y ha decidido darle el poder a un personaje exagerado, chillón, amigo del exabrupto, un fiel reflejo de los populismos que vivimos en Europa o EEUU, alentado por la rabia y la pobreza, y la sensación de estafa que el ciudadano tiene en la política convencional. Mieli se erigió en un salvador, y eso es lo que buscan los argentinos con su elección. Lamentándolo mucho, tengo que confesarles que los salvadores no existen, los milagros tampoco, y la ruina en la que se vive en la nación porteña va a requerir mucho trabajo serio y tiempo, y no gritos y ocurrencias, para ser revertida. Con una inflación que supera de largo el100% anual y un PIB que cae, la pobreza se ha convertido en el horizonte vital de una enorme cantidad de argentinos. Los millonarios de las torres de apartamentos que flanquean el estuario del Río de la Plata y que contemplan Buenos Aires desde las alturas son la excepción en un país de bajos sueldos, carestía insoportable, trapicheo y cambio ilegal, con una moneda, el peso, que cada día vale menos. La idea de Milei de, directamente, dolarizar la economía, no es posible, empezando por el simple hecho de que no tiene dólares, ya que los emite la FED de EEUU, y el stock de dólares que posee el Banco Nacional de Argentina es escasísimo, fruto de todo lo que se ha dilapidado y del propio mal comportamiento de la economía nacional. El ciudadano argentino de a pie usa los pesos en su día a día para comprar (pocos) y vender (menos) cosas, pero sabe que sus ahorros no pueden estar en una moneda que se devalúa a toda velocidad, por lo que acude al mercado negro, donde el dólar “blue” cotiza a un nivel mucho más alto que el falso oficial, que no se usa para nada. Desde hace décadas Argentina tiene un sistema monetario legal y otro irregular, por la debilidad intrínseca de su moneda, y eso no se va a arreglar si la economía nacional no funciona, sea cual sea la moneda en la que ese desarrollo se contabilice. El experimento de la paridad, en el que el gobierno garantizaba la conversión de un peso por un dólar, acabó en un desastre total, el corralito, la caída del gobierno y unos disturbios de aúpa por parte de la ciudadanía, que vio evaporarse sus ahorros de la noche a la mañana. Es lógico que un mensaje anitmonetario nacional como el que ha lanzado Milei haya sido visto con atractivo por parte de muchos que ya no tienen nada que perder, porque nada les queda, pero sinceramente, no veo a este personaje capaz de desarrollar política alguna de una manera mínimamente seria. O se transforma radicalmente y se deja asesorar por gente fría y que sepa o el riesgo de que Argentina profundice en su espiral de decadencia económica es muy cierta. Hoy el peso cotizará el resultado electoral, y dado que Milei decía que debe desaparecer, a lo mejor eso sí que se produce en los mercados de cambio, empezando así un proceso de transición a lo desconocido que puede salir bien, mal o peor, pero para lo que no hay garantía alguna. De momento, el personaje Milei promete muchas tardes de gloria y memes pero, me temo, bastante menos fuste y capacidad de gestión.

Tras muchos años, el peronismo ha sido derrotado y abandona la casa rosada. Las últimas versiones de esa extraña y populista ideología han estado dominada por el clan Kichner, un grupo de personajes estrafalarios, derrochones e incompetentes, preocupados por mantener sus fortunas y porque la justicia no les atrapase en sus múltiples tramas corruptas. Nula pena por su merecida derrota, pero escasísima esperanza en que un personaje como Milei pueda enderezar el rumbo de aquel país. Para el ciudadano de a pie, estas elecciones presentaban la disyuntiva entre el desastre conocido y el desastre por conocer. Pues vamos a ver qué desastre nuevo nos espera. 

viernes, noviembre 17, 2023

Los hijos de Putin en España

Junto a la mayoría de ciudadanos que está en contra de la amnistía que va a desarrollar el nuevo desgobierno de Sánchez, que se manifiestan respetuosamente o callan avergonzados, y suponen el grueso de la población del país, sigue estando una masa de exaltados gilipollas que, de manera muy visible, se apostan por la tarde noche cerca de la sede madrileña del PSOE de Ferraz y exhiben un muestrario de simbologías deplorables, al nivel de sus proclamas, y que no cesan de generar disturbios, molestias, inconveniencias a los vecinos, heridas a policías y, de paso, favores no pedidos al gobierno sedicioso contra el que dicen manifestarse.

Lo más curioso de todo esto es que esos extremistas que se manifiestan en Ferraz son prácticamente indistinguibles de los extremistas que quemaban las calles de Barcelona en 2017 y 2019, o de los que, bajo la enseña de Pablemos, pedían rodear el Congreso en los últimos años del gobierno de Rajoy, y en parte eso se debe a que reciben apoyos, mediáticos y financieros, desde el mismo lugar. El Kremlin. Sí, sí, la trama Volhos en la que se investigan las conexiones financieras y de soporte que el El Kremlin dio a los separatistas catalanes durante su golpe de estado es una de las que Puchi quiere que quede cubierta por la amnistía, y no por casualidad, porque de ese hilo tiran personajes oscuros y dinero a espuertas. Y en frente, en el otro extremo de la idiotez, también aparece Putin, porque esos tarados neofranquistas que arrancan el escudo de la bandera de España reciben apoyos de un partido, Vox, que tiene afinidades profundas con el sátrapa de Moscú, que no se ha manifestado en ningún momento en contra de la invasión de Ucrania y que, como su adorado socio Orban en Hungría, sueña con estrechar la mano del tirano ruso. De hecho, esta semana hemos tenidos la presencia de un sujeto en Madrid que debiera haber hecho saltar no ya las alarmas, sino todo sentido del ridículo. Tucker Carlson, norteamericano, periodista, porque él así se denomina, no porque lo sea, estrella de la cadena derechista Fox hasta hace unos meses, cuando fue despedido alegando chanchullos económicos y las pérdidas que las demandas contra la entidad fruto de las diatribas del sujeto estaban causando. Carlson es un extremista que deja convertido a Federico Jiménez Losantos en liberal izquierdista. Antivacunas, conspiranoico, trumpista hasta ser más de Trump que muchos de los seguidores del magnate, y confesado admirador de Putin. La Fox ha tenido un discurso bastante claro en el caso de la guerra de Ucrania en apoyo a Kiev, pero en su programa Carlson fue cada vez más decantándose por el tirano, hasta realizar declaraciones que eran pura propaganda dictada por el Kremlin. Finalmente los ejecutivos de la cadena optaron por echar mano de las causas económicas para quitarse de encima a un sujeto que se les estaba descontrolando. Puid bien, ahí estaba ese personaje a principios de la semana, en Madrid, junto a Abascal, en Ferraz. Dos presuntos patriotas, en el fondo un par de patéticos fracasados, que se envuelven en la bandera, en este caso la nuestra, para esconder su inutilidad, que ingresan dinero del Kremlin, y que alientan la quema de contenedores y el destrozo diciendo que luchan contra el puigdemoníaco, que a buen seguro recibe ingresos girados desde idénticas sedes financieras moscovitas de las que parten los euros, no rublos, que engrasan el apoyo de Carlson y Abascal. No descarten que algún día toda esta banda de sinvergüenzas sean llamados a consultas a Moscú, o a un hotel en las afueras de Bruselas, que tanto da, para rendir cuentas ante el capo que les controla, al que a buen seguro todos ellos temen, porque él si asesina cuando lo considera conveniente con la frialdad propia del dictador que es. Sería una escena divertida. Cuanta necedad junta al servicio del mismo mal.

De darse ese encuentro es casi seguro que en una sala anexa se encontrase algún representante pablemita, porque ellos, que tan fieles han sido al avance del ejército ruso mientras asesina sin piedad en Ucrania, también tienen claro de qué parte están. Se visten de ideología radical opuesta, comunista se llaman, frente a la extrema derecha de Abascal o Puigdemont, pero a un mismo amo sirven. Es como si todos ellos fueran Nazgül, espectros del anillo, sometidos a la voluntad del maestro que, desde las torres oscuras del Kremlin, maquina cómo someter a una Europa desnortada a sus designios. Seguro que en esa reunión no faltan franceses, polacos, italianos, húngaros… muchos son los peones que trabajan para el dictador ruso.

jueves, noviembre 16, 2023

Chantaje permanente

Ayer fue un día denso en el trabajo, largo, de esos que te dejan cansados. Los hay de vez en cuando, aunque últimamente abundan. Tantas cosas por hacer me sirvieron de excusa para no seguir el debate de investidura. Cuando llegué a casa y salí de la ducha puse la tele y estaba Miriam Nogueras, la portavoz de Junts, soltando amenazas a su nuevo socio de gobierno, el futuro presidente Sánchez, y apenas verlo un minuto fue suficiente para considerar que la dosis de bilis se acercaba a lo desaconsejado. Cambié de canal y ya no presencié nada de la sesión, a la que no le quedaba demasiado para finalizar.

Es probable que no haya sorpresas a lo largo del día y que la sesión de hoy concluya con una votación en la que, por mayoría absoluta, Sánchez resulte investido, aunque no es descartable que los sediciosos de Junts planteen un órdago y fuercen una segunda votación dentro de 48 para dejar bien claro quién es el que manda aquí y quién es el que obedece. Supongo que el tono que nos espera para el resto de legislatura será ese, el de la amenaza de los secesionistas, el intento de engaño de un presidente indigno y el bochorno absoluto de gran parte del país ante la estulticia dirigente y la necedad de los cuatro gilipollas que hacen ruido frente a la sede de Ferraz. El juego de apuestas al que se ha subido Sánchez es demasiado intenso para llegar lejos, aunque vaya usted a saber lo que es capaz el trilero mayor de sostener su gobierno una vez que logre componerlo. Los odios mutuos de todos los socios que sostienen esa mayoría parlamentaria son tales que las puñaladas entre ellos serán constantes. Bildu vs PNV, Podemos vs Sumar, Junts vs Esquerra… todos se odian sin cesar, compiten por semejantes espacios de radicalidad ideológica desde posturas que, aparentemente, son diferentes, pero sólo exhalan totalitarismo rancio, y frente a ellos, o mejor, aupado gracias a ellos, un personaje carente de moral, palabra y criterio, que se cree capaz de dominarlos, a base de entregar cosas que no son suyas, dilapidar recursos de todos y endeudar más al país a cambio de comprar una presunta paz social que se sostiene en montañas incesantes de déficit. Sánchez es un jugador al que le gusta el riesgo extremo, que adora al poder tanto como a sí mismo y que desprecia absolutamente a todos los que no estén dispuestos a hacerle la coba necesaria que requiere su presencia y porte. La gran mayoría de la sociedad española está en contra del indigno acuerdo firmado en Bruselas entre el PSOE y Junts, una mayoría que, en parte, está representada por el PP, pero que es mucho más amplia, entre la que se encuentran millones de personas que se sienten de izquierdas y que no ven nada progresista pactar un acuerdo injusto con una derecha cavernaria independentista. Esa mayoría social es totalmente opuesta a la banda de subnormales que se manifiesta por las noches en Ferraz, alentada entre otros por ese fracaso intelectual y político que es Abascal y su núcleo duro falangista. Esa mayoría no quema cosas, no insulta, no exhibe banderas con escudos recortados, muestras claras del vacío mental que llena las cabezas de quienes las ondean. A esa mayoría social, que vota muy distinto en las elecciones, Sánchez la desprecia con todas sus fuerzas, porque para ellos él es un personaje mediocre, un manipulados, un vulgar mentiroso que hará lo que sea por mantenerse en el poder, y él, que es vil pero no tonto, conoce hasta qué punto crece el número de personas a las que no es capaz de engañar. Poco le importa de mientras pueda mantenerse en el poder y, gracias al erario público, comprar el suficiente número de voluntades y propagandistas para que le canten alabanzas. Cada día que en la Moncloa permanezca, los adoradores cobrarán, y no lo harán quienes no le loen, y hace mucho frío fuera del abrigo del seguro sueldo público.

¿Es política esto que observamos en nuestro país? Sí y no. Lo es en el sentido de que asistimos a luchas y peleas por alcanzar el poder y mantenerse en él, que es la esencia de la política. Se confunden aquellos que el objetivo del político es lograr el bien para su sociedad, aciertan cuando a ese concepto de sociedad le añaden el acrónimo “SA”. Y como relató Shakespeare, no hay política sin traiciones, asesinatos, muerte, destrucción y vileza a raudales. Pero la necedad de los personajes que nos rodean, su bajeza moral unida a una indigencia intelectual absoluta, su incapacidad siquiera de leer el par de consignas de propaganda que les hacen recitar como loros, muestra hasta qué punto la degradación es extensa y profunda. Esta basura será política, supongo. Pobres los que deben seguir su evolución a diario.

miércoles, noviembre 15, 2023

Xi y Biden en San Francisco

Hoy empieza el debate de investidura de Pedro Sánchez, en el que su indigna transacción de inmunidad por votos le otorgará una investidura legal, legítima, pero insultante. No voy a seguir este debate durante estos días, no tengo ganas, me genera la tristeza que les comenté hace unos pocos escritos, así que iré con otras cosas que son algo más lejanas, pero, también, importantes, y una reunión al más alto nivel entre Biden y Xi Jinping es un hecho que, en sí mismo, requiere toda la atención, y más tal y como está la situación internacional y las relaciones entre las dos potencias, cada vez más tensas.

El hecho mismo de que la reunión se de tras un montón de citas frustradas da una idea de lo excepcional del evento. Hace seis meses las relaciones Washingon Beijing tocaron fondo, por así decirlo. Era la época de los globos espía y de constantes acusaciones mutuas sobre lo que podría suceder en Taiwán. Desde entonces no es que las cosas hayan mejorado mucho, pero sí ha habido un esfuerzo mutuo al menos en rebajar el ruido de la disputa, los decibelios en los mensajes cruzados. El viaje de Pelosi a Taiwán y los globos frustraron algunas reuniones diplomáticas de muy alto nivel cuyo fin, entre otros, era el de organizar un encuentro entre los dos mandatarios. Sin posibilidad de una cumbre oficial como tal, la alternativa pasaba por aprovechar encuentros globales a los que acudieran los dos jefazos para, en ese marco, organizar una reunión. No ha sido fácil, y varias citas, como la asamblea general de la ONU, o reuniones tipo G20 n o han servido para este propósito. Finalmente, la cumbre de la asociación económica del Pacífico, la APEC, que se celebra estos días en San Francisco es el marco en el que, por fin, se verán las caras ambos. Ambos acuden algo debilitados. Biden, a un año de las presidenciales en EEUU, se despeña en las encuestas y ve como las posibilidades de ser sucedido por Trump crecen. El ruido en su partido sobre la conveniencia de que de paso a otro candidato más joven no es intenso, pero sí notorio, y la división demócrata sobre lo que sucede en Gaza puede hacer bastante daño en algunas de las bases más izquierdistas del partido. La economía de EEUU sigue fuerte, mejor de lo que nadie esperaría, y la bolsa sube, aunque más lo hace la deuda y las dudas sobre la sostenibilidad fiscal. Xi encabeza un régimen que se ha vuelto más oscurantista que nunca, en el que no se filtra información alguna que pueda ser tratada como fiable sobre posibles purgas y disputas en su seno. La economía china renquea, no se ha recuperado del cierre Covid y cada vez es más frustrante su comportamiento tras la reapertura forzosa de hace un año. Todo indica que se vive en el país la explosión de una burbuja inmobiliaria, con un gran volumen de crédito promotor fallido que arrastra a constructoras y demás empresas del sector, y que se puede expandir en el sistema financiero local de algunas regiones. El estímulo contante del banco central chino no logra que el consumo de los hogares crezca, asustados por la pérdida de valor de sus propiedades inmobiliarias, conscientes del escaso músculo del estado de bienestar local y de la creciente precariedad laboral en un mercado de trabajo que, para los más jóvenes, se muestra mucho menos dinámico que antaño. Desde que el gobierno decidió dejar de publicar las estadísticas sobre paro juvenil, antes del verano, sólo podemos intuir que es alto, pero dado que no es posible protestar en China y que el gobierno no dice la verdad cuando se le pregunta (en eso se parece al de aquí) es imposible saber la magnitud de los problemas de los jóvenes de esa nación.

Sobre la mesa de los dos líderes, cuatro asuntos, por lo menos, de especial trascendencia. Las dos guerras vigentes, Ucrania y Gaza, en la que ambos actúan como aliados de uno de los dos bandos, de manera abierta o disimulada, por lo que no dejan de ser rivales en el tablero. Un tercer asunto son las relaciones comerciales, con la guerra de los chips y todo lo relacionado con el proteccionismo mutuo y el sistema financiero global, que China busca desdolarizar, y un cuarto asunto, que es Taiwán, como probable gran punto futuro de colisión. Cada una de las dos naciones encabeza un bloque global, y ambos se separan cada vez más sobre la visión del mundo, haciendo que las instituciones internacionales no funcionen en absoluto. A ver si sale algo en claro del encuentro.

martes, noviembre 14, 2023

Cameron, un inútil, repescado

Es un hecho constatado que el liderazgo político en los países occidentales se encuentra en constante y profundo declive. Una de las causas apuntadas es que el cada vez mayor éxito de la empresa y de sus ingresos asociados hace que los más brillantes acudan a ella y, por descarte, lo peor acabe formando parte de la carrera política, en la que el compadreo es mucho más importante que la capacidad. En España, desde el, me temo, presidente reelegido hacia abajo, uno puede comprobar que no son muchos los políticos que son capaces de leer algo y entenderlo, y sólo sobreviven por su instinto depredador y el miedo que les produce perder poder, cargo y prebendas.

David Cameron es uno de los peores primeros ministros que han pasado por el cargo en el Reino Unido a lo largo de la historia presente. Quizás sólo Liz Truss la breve y Borish Johnson el loco se puedan equiparar a su nivel de estulticia. Miembro de la clase alta británica, pasó por todos los colegios y universidades a los que obliga el pedigrí en aquel país para poder elaborar los contactos que te harán rico y te protegerán el resto de tus días. Es conocida su presencia en varias hermandades en su etapa docente, más interesadas en el alcohol y las novatadas que en el conocimiento. En su trayectoria al frente del partido conservador y el gobierno demostró un extraño empeño en destruir el Reino Unido, cosa que los enemigos de la Gran Bretaña seguro agradecerán con generosidad. Convocó un referéndum suicida sobre la posible segregación de Escocia de la nación, referéndum que allí es posible porque no hay constitución que lo prohíba y Escocia fue independiente antes de firmar una adhesión a una entidad llamada Reino Unido. Estuvo a punto de perderlo y, si lo salvó, fue por la activa participación del ex primer ministro Gordon Brown, laborista, escoces, economista brillante y personaje gris, que se movilizó como nunca para salvar a su nación. Después de semejante ejercicio de irresponsabilidad, Cameron debió pensar que si había fallado a la primera podía acertar a la segunda. Tras unos consejos de la UE en los que se mostró chantajista hasta un punto desconocido, y con la presión constante del nacionalista UKIP, encabezado por el psicótico Nigell Farage y adulado, entre otros, por un personaje de melena rubia descontrolada que empezaba a ser conocido por la opinión pública, Cameron organizó un segundo referéndum, en este caso para determinar si UK seguía o no en la UE. Optó por hacer campaña por la permanencia, pero con la indolencia propia de un señorito british que lo hace todo con desgana, salvo beber y perseguir chicas en las campiñas de Eton. El referéndum salió como todos sabemos, Cameron dimitió, se generó una enorme crisis en la UE y otra, mucho peor, en un Reino Unido fracturado, traumatizado, sometido al control por parte del ala más radical de un conservadurismo que lo es de nombre, pero que tiene una pulsión caótica en su interior digna de estudio psiquiátrico. Nadie echó de menos a Cameron tras su despedida, y un reguero de primeros ministros se han ido sucediendo al frente de Downing Street, todos ellos conservadores, ejecutando cada vez peor unas presuntas políticas en las que la improvisación, la total falta de rumbo y la inutilidad han estado por encima de todo. La pulsión entre el ala más dura de los conservadores, obsesionada por la inmigración y el control de fronteras, y las más posibilista, ha ido oscilando entre ocupante y ocupante del cargo, hasta llegar al presente, donde Rishi Sunak, de origen hindú y de alma conservadora partida es muy nacionalista en los días pares y aperturista en los impares, demostrando carecer de brújula. Frente a sus predecesores, ha aportado algo de sosiego institucional, cosa que era sencilla, pero no logra remontar en las encuestas, dirige una economía que apenas crece y está llena de graves problemas, y en lo social no cuenta con respaldo para sus decisiones. Es probable que en las próximas elecciones generales, si no cambia nada, los laboristas arrasen.

Ayer Shunak remodeló su gobierno, cesando a la polémica ministra de interior, que había hecho varias declaraciones muy agresivas al calor de la crisis de la guerra de Gaza, y sorprendió a todos repescando al incompetente de Cameron para el cargo de ministro de asuntos exteriores, un puestazo. La sensación que le queda a uno es de desolación, porque tras su catastrófica gestión pasada resulta que Cameron sigue recogiendo frutos, y sueldos públicos. Seguro que hay cientos y cientos de diplomáticos británicos infinitamente más competentes que él para ocupar ese puesto, pero no. Allí también los necios ascienden al poder y saben mantenerse. Así nos va.

lunes, noviembre 13, 2023

Manifestaciones

Ayer el PP logró concentrar a cientos de miles de personas, millones según sus fuentes, en las capitales de provincia de España para protestar contra la amnistía que va a presentar hoy el gobierno en las Cortes y el pacto de investidura que ha suscrito con Sánchez con el infame Puigdemont. Fueron concentraciones concurridas, a plena luz del día, en lugares abiertos, no frente a sedes de partidos. Se escucharon consignas de todo tipo, pero sin insultos, y no se produjo bronca alguna ni con la policía ni con nadie. Fueron lo que tiene que ser una manifestación, una protesta cívica. Lo que se organiza por las noches por parte de unos imbéciles frente a la sede del PSOE es otra cosa muy distinta

No estuve en la de Madrid, soy poco amigo de acudir a manifestaciones numerosas, en las que, al final, el grueso de los asistentes son muy muy cafeteros de lo que allí se pregona, y tiene uno la sensación de acudir a una comunión colectiva en la que todos están de acuerdo en todo. Desde que estoy en Madrid he acudido a un par de convocatorias grandes, la mayor de todas ellas la que tuvo lugar después del 11M. Fue enorme, lluviosa, triste e inútil, pero creo que hice bien en ir. Luego acudí a alguna de las que se convocaron contra la negociación que tuvo ZP con ETA, que acabó con el atentado de la T4, y aunque compartía idea y causa, vi en la manifestación cosas que no me gustaron, muestras de un excesivo convencimiento en el ideario del partido convocante, y aquello no iba del todo conmigo. Si he acudido, puntualmente, a las concentraciones que se han hecho en el trabajo tras atentados serios, como los de Bataclan o las Ramblas, por ejemplo. Ese par de minutos en silencio junto a la entrada del edificio en el que están las oficinas. Me recuerda a cuando me tocaba acudir casi a diario a concentraciones similares como miembro de Gesto por la Paz en la facultad y en mi pueblo, en la época en la que ETA y sus amigos extendían el terror mafioso. Éramos pocos, salíamos casis más para darnos ánimos a nosotros mismos que para denunciar la última atrocidad cometida por los terroristas. Nos juntábamos más en la universidad, en un entorno seguro, muchos menos en mi pueblo, a sabiendas de que era peligroso, pero en la confianza de que si unas pocas decenas de personas estábamos en la plaza no iban a ir a por nosotros en ese momento. Te señalaban, te anotaban, y sentías que la vida se complicaba para nada, porque sabías que esa, y otras tantas manifestaciones, no sirven para nada. Muchos, infinitos, estuvimos en la marcha pidiendo la liberación de Miguel Ángel Blanco, y de nada sirvió, porque pocas horas después de aquella concentración resultó ejecutado. La mayoría de los asistentes, en un soleado día de julio en Bilbao, sabíamos de la inutilidad de aquella marcha, de que en frente había un fanatismo ciego, un ideario al que le daba igual lo que se protestase en la calle. Tristemente la realidad no tardó mucho en confirmar nuestros presagios, pero había que estar allí. En el caso de las concentraciones de este fin de semana, su utilidad será también escasa. Sánchez se ha subido al carro secesionista porque es su única opción de conservar el poder, por lo que no cambiará por mucha concentración que se haga en calles y plazas. Llevará adelante la indignidad prevista y sólo la evolución de la legislatura y las probables traiciones que se den entre todos los grupos que conforman su mayoría, unidos sólo por el afán de poder del que los lidera, serán capaces de derrumbar el armazón que ha construido el antaño partido socialista. Seguirá habiendo manifestaciones, sólo serán relevantes las legales y pacíficas, la presión de la calle hará que la legislatura sea convulsa y ruidosa, y los distintos estamentos, especialmente el judicial, tendrán que luchar para mantener su independencia y librarse de las garras del poder que trata de atenazarlos. Pero Sánchez hará lo que sea por seguir en el poder, y le dar igual cuántos se manifestasen ayer. Para él esos no cuentan.

La última manifestación a la que he ido fue improvisada, y tuvo lugar a finales de febrero de 2022. Tras el cruel inicio de la invasión de Ucrania por Putin, grupos de ucranianos afincados en Madrid convocaron el domingo una concentración en Colón para protestar. Allí acudí. Nos juntamos muchas más personas de las que la plaza podía albergar y, finalmente, el encuentro se convirtió en una marcha por el paseo de Recoletos hasta Cibeles. Otra vez, como en el caso de Miguel Ángel Blanco, tenía la sensación de estar donde debía y haciendo algo completamente inútil, porque otro fanatismo, que en el fondo es el mismo, iba a segar vidas inocentes por mucho que miles, millones, infinitos, saliéramos a manifestarnos en contra. Muy injusta eres cuando te lo propones, vida.

viernes, noviembre 10, 2023

Un acuerdo para la infamia

Dado que Puigdemont es un traidor, cualquier posible acuerdo con él supone asomarse al abismo que representa su indigna forma de comportamiento. Más allá de su ideología supremacista y derechosa, de un trumpismo que emocionaría al maestro de la mentira que aspira a volver al poder en EEYY, Puchi traicionó también a los independentistas catalanes, huyó como el cobarde que es y les dejó en la estacada. Mientras varios de ellos eran procesados, juzgados y condenados, él seguía viviendo como un marajá sin dar cuenta alguna de sus actos y con una pose de desprecio chulesco a todo lo que le rodea que define perfectamente la calaña de personaje que es.

Por eso, que el PSOE hubiera llegado a un pacto que semejante individuo es fuente obvia de preocupación para cualquiera, pero lo que supimos ayer que estaba refrendado en las cuatro páginas que pasarán a la historia, y que no voy a enlazar aquí, va mucho más allá de cualquiera de las posibles concesiones que imaginarse uno pueda. Junts da los siete votos de su investidura a Sánchez, y a cambio no es ya que Sánchez se comprometa a darle cosas ilegales como la amnistía o el relator, o incluya en mesas de negociación asuntos tales como la cesión completa de los tributos a Cataluña o el referéndum de autodeterminación, ilegales bajo cualquier punto de vista. No. Aun siendo todo esto muy grave, que lo es, lo peor es que el PSOE compra el relato independentista sobre lo sucedido durante el “procés” y considera, por tanto, ilegítimo el estado que pretende gobernar y las actuaciones que, bajo la ley, se llevaron a cabo durante ese periodo. Todo lo que pasó durante esos años fue una progresiva violación de la ley y del marco constitucional, y los poderes del estado actuaron para defenderlo desde el principio de la ley. El movimiento sedicioso independentista no incurrió en delitos hasta que lo hizo, y fueron esos delitos los juzgados, no la ideología ni el pensamiento de los que, movidos por ella, actuaron. Por eso los partidos independentistas siguen siendo legales, porque es legal pretender alcanzar ese objetivo, y sólo fueron juzgados los que violaron alguna ley. Por eso el que el PSOE acuerde con el golpista Puigdemont que lo que sucedió durante esos años se enmarca en una persecución política por parte de los jueces, que es como se puede traducir ese aberrante término de “lawfare” es lo más desolador de todo el texto. Si se admite eso, que es mentira, la derivada obvia es que las leyes no sirven y que es la política la que determina quién es culpable de algo o quién no, no los tribunales de justicia. De ahí a la imposición de un régimen dictatorial no hay nada, y seguro que más de uno me pondrá a parir por esa frase, pero es que el hecho de que la ley no rija es una de las principales características de una dictadura. En ella el que manda y los suyos están por encima de la ley, que es usada de manera arbitraria para perseguir a quienes el poder considera que no son de los suyos. Puigdemont estaría encantado de imponer un régimen totalitario en la Cataluña que él imagina, donde todos se sometieran a su voluntad, y los que no, serían los malos catalanes que quedarían a merced del poder para ser expulsados, vilipendiados o cosas aún peores. Los que ayer quemaban contenedores frente a Ferraz piensan lo mismo que Puigdemont, porque también buscan un régimen en el que la ley no exista y sea la fuerza, o la política si está bajo su tutela, la que imponga lo que es justo y lo que no, lo que es sancionable y lo que no. Los CRD se visten de diferentes banderas, en el fondo les da igual el color que tiñe la enseña, sólo buscan dominar y aplastar. Frente a ellos, la democracia, la ley, es débil y lucha como puede para sostenerse. En el pacto conocido ayer una parte del PSOE, está por ver su dimensión, abandonó parcialmente el régimen de libertades que tenemos en España.

¿Saben? Lo que más me produce todo esto no es indignación, cólera o miedo. Sí, tengo un poco de todo eso, pero lo que me domina es la tristeza. Profunda tristeza por el fracaso colectivo que supone el acuerdo de ayer, por el enorme fracaso social en el que hemos incurrido durante décadas para generar una clase dirigente, que es nuestra, que mercadea con las libertades que tanto nos costó conseguir a costa de un par de sillones, unos sueldos seguros y unos cargos desde los que pavonearse sin freno. Es pura desolación lo que genera un documento como el de ayer, que ya es parte de lo peor de la historia moderna de España.

miércoles, noviembre 08, 2023

Un mes de guerra en Gaza

Ayer se cumplió el primer mes desde el salvaje atentado terrorista de Hamas en suelo israelí, y el posterior inicio de la guerra total en la franja entre el ejército hebreo y la milicia islamista. Desde entonces lo único seguro es que el balance global de muertos no deja de crecer, así como la destrucción en la franja y el enrarecimiento hasta niveles tóxicos de las relaciones internacionales con motivo de las crueles imágenes que, día tras día, llegan desde aquella zona. Nada es seguro sobre los más de doscientos ciudadanos secuestrados por Hamas y que permanecen en la franja, sin que se sepa su estado real a día de hoy, y la inquietud en Israel aumenta cada día.

La franja resulta irreconocible para quien al conociera tras un mes de ofensiva. Más allá de las zonas arrasadas por los bombardeos israelíes, se ha dado una transferencia de población de la zona norte a la sur, siendo las localidades más cercanas al paso fronterizo egipcio de Rafá donde se apiña la gran mayoría de la población civil, tras los llamamientos efectuados por las tropas israelíes y el pánico generado por sus bombardeos. La ofensiva terrestre penetró primero de manera tentativa, y luego ya con intensidad, y carros de combate y bulldozers pesados han logrado abrir una brecha en el costado norte que llega desde la frontera hasta la costa mediterránea, por lo que aproximadamente una quinta parte de la franja se ha desgajado. Es lo necesario para cercar Gaza ciudad, la que antes de la ofensiva era la urbe más poblada de todo el territorio, con cerca de medio millón de habitantes. Ahora esa ciudad, donde se supone que están los principales cuarteles de Hamas, es el objetivo de la batalla terrestre, en la que los equipos y blindados israelíes comienzan a entrar. Casa por casa, bloque por bloque, la idea es conquistar la ciudad, y no sólo lo que de ella se ve, sino sobre todo lo que bajo ella se oculta, tratando de arrasar la red de túneles que Hamas ha construido a lo largo de los años y le sirve de abastecimiento y refugio. Es probable que en algunos de esos túneles estén varios de los secuestrados, junto con provisiones de armamento y milicianos en abundancia, por lo que conseguir salvar a los rehenes y acabar con Hamas se antoja un doble objetivo incompatible. Aunque hay elementos de bombardeo destinados a penetrar en el suelo y pueden ser capaces de destruir búnqueres situados a gran profundidad es evidente que los daños que causan en el entorno de su impacto son devastadores, y eso hace que el balance de bajas civiles sea tremendo. Así mismo, una cosa es destruir un búnker, un silo, un lugar protegido, y otra muy distinta es hacerse con el control de galerías que recorren muchos kilómetros, que no pueden ser destruidas a bombazos desde arriba salvo que se decida que Gaza ciudad pase a la historia. Tomar esas infraestructuras exige una presencia militar de soldados en el terreno muy elevada, y las bajas israelíes que pueden producirse una batalla como esta se antojan numerosas. Si a esto le añadimos que los milicianos de Hamas juegan sobre terreno conocido y que, como buenos islamistas, no tienen miedo a morir porque el paraíso les espera, el escenario está dispuesto para generar un enfrentamiento cruel y mortífero. La superioridad militar israelí, en equipos y efectivos, y el no reabastecimiento de los yihadistas, garantiza que la ciudad será tomada finalmente por las IDF, pero el coste que ello suponga puede ser alto o altísimo, y eso condicionará notablemente la percepción que la sociedad israelí tenga de lo que se ha ganado y perdido en la batalla. ¿Cuántos soldados está dispuesta a sacrificar para lograr la victoria total? ¿Cuántas bajas propias? En Israel, por ahora, las bajas civiles en el bando palestino no se cuentan ni suponen coste, pero creciendo como lo hace, pudiéndose contar ya por miles, ¿Cuántas son digeribles por aquella sociedad, o por el mundo en su conjunto? Es un poco obsceno hacerse estas preguntas, pero creo que es necesario, sobre todo para no engañarse ante lo que estamos, la muerte provocada de manera industrializada a causa de una guerra moderna.

No sólo Gaza está irreconocible. Cisjordania, la otra pata de los territorios palestinos, vive desde el ataque del 7 de octubre en un estado de tensión muy elevado, con constantes ataques de colonos judíos extremistas a palestinos que residen en la zona o se desplazan desde ella a territorio israelí para trabajar. La tensión allí es creciente, las tomas de justicia por la mano por parte de algunos sectores de la población israelí van a más y la ira palestina en un territorio normalmente ajeno a Hamas crece sin cesar. Todo ha empeorado en todas partes desde hace un mes. Si ese era el objetivo de los ataques yihadistas, prueba conseguida. El balance de daños de todo tipo es inmenso y descorazonador.

Mañana es fiesta en Madrid ciudad, la Almudena. Nos leemos el jueves 9

martes, noviembre 07, 2023

No a la violencia política

Ayer tuvo lugar una nueva manifestación frente a la sede socialista de Ferraz. En este caso sí estaba comunicada a la delegación del gobierno, no como las de días pasados, y Vox era uno de los convocantes oficiales de la misma. Por ahí andaban Abascal y otros de los dirigentes de esa formación. La cosa acabó en tangana, con lanzamiento de bengalas contra la policía, que protegía los accesos a la sede, un par de cargas y algunas detenciones de exaltados. También se vieron actos de intimidación a periodistas que cubrían lo que allí pasaba por parte de algunos de los manifestantes, varios a cada descubierta, otros ocultos. Un espectáculo, en fin, patético.

Manifestarse delante de la sede de un partido o un juzgado es un acto que busca amedrentar la libertad de expresión, lo haga quien lo haga, y se haga por la causa que se haga. Es sencillo. Está mal. Vox, como buen grupúsculo agitador carente de idea alguna, actúa como un movimiento carente de escrúpulos morales a la hora de atacar a sus adversarios y, en este, resulta ser el perfecto heredero de las tácticas podemitas que Iglesias y los suyos desarrollaron cuando llegaron al estrellato político. Si recuerdan, los escraches, esa sucia forma de acoso personal al político siguiendo hasta su residencia privada y amenazándole allí, fueron puestos de moda por la formación podemita, a la vez que convocatorias con lemas tan infames como “rodea el Congreso”. Los que en aquel momento nos manifestamos en contra de actitudes semejantes fuimos tachados de fascistas (curioso lo de Podemos, ve fascistas imaginarios por todas partes menos cuando son de verdad, como los putinistas o los puigdemoníamos) y de no admitir que acosar a un político era “jarabe democrático”. Esas tácticas eran vulgar matonismo propio de personajes apolíticos. En el País Vasco conocíamos perfectamente la graduación de todas las posibles formas de acoso que se pueden ejercitar, por parte de una mafia organizada, contra un dirigente o partido político, que iban desde las pintadas hasta el vil asesinato, pasando por todo tipo de comportamientos dignos de una película de Scorsese. Ver que Podemos empezaba a hacer cosas así era nefasto, y ahí estuvimos algunos, pocos, protestando. Podemos se ha ido consumiendo fruto de su propia indigencia intelectual y necedad desde las posiciones de gobierno que ha mancillado ocupándolas, y ahora parece que es Vox, su reflejo en el otro extremo ideológico el que, al calor de las infames cesiones que Sánchez hace a los sediciosos para alcanzar la presidencia, empieza a usar tácticas similares. Pues nada, se tira del manual de demócrata que cada vez está más devaluado en nuestro país y se condena sin paliativos el acoso que ayer los voxeros, sus patéticos dirigentes y los engañados que pudieron reunir realizaron en la calle Ferraz ante la sede del PSOE. Se muestra, como cuando eran los podemitas los atacantes, la total solidaridad con las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado que ayer tuvieron que actuar para controlar a los exaltados, unos funcionarios que trabajan para garantizar la seguridad de todos, y se recalca que, por muy repugnante que sea lo que el PSOE está tejiendo para lograr la investidura de Sánchez, que lo es, nada justifica la violencia, el acoso, la intimidación, el amedrentamiento. De hecho resulta absurdo manifestarse en contra de la injusta amnistía que quiere aprobar Sánchez adoptando unas tácticas que son de lo más similares a las puigdemniacas que se acabaron convirtiendo en delito. Actuar como lo haría Puigdemont es una manera de darle la razón en sus formas, y Puigdemont es el ejemplo perfecto del comportamiento no democrático, del supremacismo, catalanista en este caso, desarrollado contra una parte de la población catalana que, el fugado, considera inferior. En esto, las pulsiones identitarias de Vox no son muy distintas que las de los sediciosos catalanes.

Parafraseando el prólogo de Ana Karenina, de León Tolstoi, todos los movimientos populistas se parecen unos a otros, pero cada familia democrática lo es a su manera. Trump, Bolsonaro, Orban, Putin, Abascal, Puigdemont, Iglesias, Otegui… cada uno de ellos tira de un presunto recetario ideológico que se califica por algunos de izquierda o derecha, pero en el fondo son lo mismo, personajes totalitarios, nacionalistas, que aspiran a llegar al poder como sea, bien si es por las urnas, pero sin hacer ascos a la violencia si resulta necesario, y desde allí mandar de manera absoluta, sin cortapisas, en nombre de un pueblo al que dicen defender, pero que utilizan para su único beneficio, causando siempre dolor, aflicción y daños. Que estos sujetos basura tengan seguidores es uno de los grandes males de nuestro tiempo.

lunes, noviembre 06, 2023

Un amor en la FNAC

A veces, por fortuna, en medio de la deprimente actualidad que se vuelve insoportable, la vida ofrecer ventanas de oportunidad, espacios en los que poder respirar y conseguir fuerzas, ver que hay esperanzas más allá de la mentira política y el sectarismo. No me pasó a mi, pero sí fui testigo de excepción de un hecho romántico este pasado viernes por la tarde en la FNAC de Callao, en pleno centro de Madrid, que me pareció muy bonito y que, sin saber cómo acabará, espero que sea una oportunidad para los que lo protagonizaron, aunque desconozco si mutuamente llegaron a saber quiénes eran.

Fui a pagar un libro que había comprado, me tocó la caja 5, la última de las abiertas. En la 1 estaba trabajando una chica joven, guapa, con estética moderna, en la mía una señora algo mayor. Cuando llegué a mi caja a pagar me apareció un chico alto, de gran envergadura, un potencial jugador de baloncesto, que empezó a insistir a mi cajera para que le pasase una nota a la cajera del uno, y llevaba, en efecto, en su mano, un papel doblado que trataba de dejar a la cajera. Ella se negaba y decía que no podía, pero el chico, con formas suaves, insistía. En un momento dado la cajera le preguntó. “Pero, vamos a ver, ¿eres familia de ella o qué? ¿Te conoce?” a lo que él, entre serio y sonriente, dijo, “no, no me conoce de nada, lo que pasa es que me he enamorado completamente de ella y quiero que lo sepa”. El semblante de la cajera cambió completamente y empezó a reírse, pero no cambió en su idea de que no podía darle la nota. Tras unos segundos, y viendo el chico que no iba a tener opciones de convencerla, se rindió, pero dejando la nota, el papel doblado, junto al datafono de la cajera. Tras esto ella empezó mi proceso de cobro sin tocar el papel. Le comenté que se animase y le diera la nota, que era un asunto bonito y que, la verdad, es que la chica sí era guapa, y probablemente no esté sola, añadí. Añadió la cajera que lo era, sí, y buena chica y trabajadora. Terminé mi pago y salí, y allí fuera, cerca del escaparate, estaba el chico grandote con un par de amigos y otra chica, y no pude evitar acercarme para saludarle y desearle suerte. Le añadí que había apoyado su empeño de que la cajera entregase la nota, pero que no estaba por la labor, a lo que ellos me agradecieron mi gesto. El me reiteró que la chica era guapísima y se había quedado encandilado por completo. El di ánimos, aunque señalé que, siendo como era ella, es raro que las joyas así estén libres, pero que era valiente por intentarlo. Nos despedimos y seguí mi rumbo hacia otra librería cercana donde quería mirar una cosa. Entré y curioseé entre los estantes, pero no dejaba de dar vueltas a lo que había sucedido. Admiraba al chaval, yo había hecho cosas similares en el pasado, que habían fracasado estrepitosamente, y deseaba que él tuviera un poco más de suerte. Sin quitarme lo sucedido de la cabeza, no compré nada en ese establecimiento y, al salir, me decidí a acudir nuevamente a la FANC, que estaba cerca, para curiosear si en el tiempo transcurrido los acontecimientos habían evolucionado de alguna manera. Al llegar a la tienda vi que, donde me encontré a la salida al protagonista y sus amigos, no había nadie, por lo que mi primera táctica para enterarme de lo que había sucedido se complicó. Miré por el escaparate, desde donde se pueden ver las cajas de cobro desde que han remodelado parcialmente la tienda, y allí seguía la cajera atractiva en el 1 y la que me había cobrado a mi en el 5, pero ni rastro del enamoradizo ni de sus acompañantes. ¿Qué hacer? Decidí echarle un poco de morro y entré nuevamente en la tienda. Pasee por el vestíbulo y me cercioré de que, en efecto, él y su grupo no estaban, por lo que podía haberse rendido y marchado o logrado que ella se hubiera enterado de su enamoramiento y haberla saludado… se me empezaron a ocurrir un montón de posibilidades, y necesitaba algunas certezas, por lo que me acerqué a la caja 5, la que me había cobrado a mi, que en ese momento ordenaba papeles y no atendía a ningún cliente, y le pregunté por la nota, por si finalmente la había entregado y qué había sucedido.

La cajera me informó de que había llamado a la encargada y dado la nota, y que la encargada sería la que se la pasaría a la cajera del 1, por lo que supongo que la información fue entregada a la anhelada destinataria, pero a partir de ahí no se nada más. Salí de la tienda y vi a la cajera de la 1, que estaba atendiendo a otro comprador. Sí, era guapa, seguro que no es la primera vez en su vida que se ha visto en situaciones similares. Comencé el paseo de vuelta a casa pensando en, si la nota llegó a sus manos, las múltiples opciones que se abrían en su vida y en la del que la redactó. Muchas de ellas, seguro, frustradas a partir del momento en el que ella no hiciera caso al mensaje de amor, pero, ¿y sí respondió a ese mensaje? ¿y sí en la nota había un número de móvil y ella escribió a ese número un mensaje con un “hola? ¿Surgió algo allí ese viernes?

viernes, noviembre 03, 2023

Empieza la batalla en Gaza ciudad

Tras unos días de incursiones de prueba, a lo largo de esta semana las tropas terrestres israelíes, apoyadas por carros de combate y otro tipo de material pesado, han penetrado en profundidad en la franja de Gaza, logrando ayer controlar un pasillo que va desde la frontera hasta el mar, de tal manera que la parte superior de la franja, donde se encuentra la ciudad de Gaza, está cercada por las tropas del IDF en todo su perímetro. Es la urbe más poblada de todo el territorio y, antes del inicio de la guerra contaba con medio millón de habitantes. Es difícil saber cuántos han huido al sur desde el inicio de la guerra.

El combate urbano es uno de los escenarios clásicos de la guerra desde que las ciudades adquirieron las dimensiones que ahora conocemos, aproximadamente algo que empieza a suceder en la IGM. En ese entorno el ejército atacante tiene menos ventaja que en campo abierto, porque las calles, incluso si están despejadas, no son el terreno apropiado para que tanques y todo tipo de vehículos acorazados puedan ser plenamente efectivos. Si se da una situación de bombardeo previo en el que las ruinas llena las calles el escenario está predispuesto para que la resistencia a la invasión pueda ser muy efectiva. Lo habitual es que este tipo de batallas acaben con la urbe rendida a los atacantes, pero a un precio altísimo para ellos. Los episodios de guerra urbana del pasado muestran las peores atrocidades posibles en un escenario de desolación máxima. La versión moderna de este tipo de batallas, en este siglo, la vimos en Irak, donde Faluya se convirtió en el exponente claro de lo que supone la toma de una ciudad moderna por parte de un ejército de primer nivel como el norteamericano. Algunos expertos están también hablando del caso de Mariupol en la guerra de Ucrania, pero no lo considero totalmente equivalente porque la táctica del ejecito ruso se basaba en el exterminio de la urbe y sus habitantes. Bloque a bloque, las tropas de Putin iban laminando la ciudad y todo lo que en ella hubiera, no generando exactamente una batalla urbana sino un exterminio. Es lo mismo que ese ejército llevó a cabo en la chechena Grozni. En el caso de Faluya las tropas norteamericanas buscaban conseguir una ciudad que, tras la conquista, fuera utilizable, sirviera para algo, mantuviera su entidad e infraestructuras, y por eso la conquista no fue al estilo ruso. Por capacidad, los EEUU podrían haber aplanado Faluya en un par o tres de días, exterminando a todos, pero no era eso lo que buscaban. En el caso de Israel, sin que se tengan claros cuáles son sus planes una vez que la guerra termine (este punto es muy importante y poco se habla de él) tampoco le interesa una táctica de arrase absoluto, y eso le expone a sufrir bajas propias crecientes en el entorno hostil al que antes me refería. En el caso de Gaza se añade a todos los problemas que se puedan ver en superficie la red de túneles construidos por Hamas bajo tierra, a una profundidad superior a los cincuenta metros, que le sirven para comunicarse, almacenar municiones, escapar, planear ataques, etc. La única manera de tomar una red semejante es entrar en ellos y someterse a un combate cruel en el que la artillería mecanizada es poco útil, En definitiva, conquistar Gaza va a costar muchas bajas al ejército israelí, y aumentará la presión de la sociedad del país ante la angustia de la guerra. En ese combate es prácticamente imposible que los rehenes que mantenga Hamas en esa parte del territorio puedan sobrevivir, por lo que la angustia de los familiares que les esperan en casa debe ser máxima. Los civiles que permanezcan en la ciudad y no hayan podido huir se enfrentan a una situación desesperada, donde tienen una probabilidad muy alta de morir por causa de unos y de otros, con escasas posibilidades de esconderse. El escenario es de pesadilla.

Para los milicianos de Hamas, las posibilidades de que puedan alcanzar el paraíso lleno de vírgenes que tienen prometido si se inmolan en la yihad son, también, muy elevadas. Su intención es morir matando, y sabiéndolo, es de esperar poca piedad por parte de las IDF. Se calcula que eran veinte o treinta mil los componentes de la milicia antes del inicio de esta guerra, y no espero que de su resolución surjan miles de prisioneros capturados, sólo miles y miles de muertos. La imagen e Israel se deteriora día a día en el mundo a medida que el fragor de la batalla sigue y el escenario empeora. La posición de Hezbolla, la milicia proiraní del Líbano, será determinante para conocer el desenlace de la guerra, pero no alterará lo que vaya a suceder en la batalla de Gaza ciudad.

jueves, noviembre 02, 2023

La IA en Bechley Park

Bechley park es una pequeña localidad situada al noroeste de Londres, siguiendo el camino que lleva de la capital británica al aeropuerto de Luton. Allí se localizó, durante los año de la IIGM, un importante centro de la inteligencia en el que un equipo, liderado por AlanTuring, fue capaz de descifrar las transmisiones en clave que los nazis mandaban desde sus cuarteles a submarinos, barcos y otro tipo de elementos militares. Esas comunicaciones estaban encriptadas por la máquina Enigma, un sistema ideado por los nazis que requirió, para ser vencida, la brillantez de Turing y el desarrollo de lo que hoy llamamos informática. Fue una proeza.

Que el gobierno británico haya escogido este lugar para celebrar una primera cumbre mundial sobre la IA es un detalle de agradecer y vuelve a dar justicia a lo que allí pasó , reivindicando nuevamente al figura de Turing, que tuvo un final de vida y muerte cruel por su homosexualidad en una época en la que eso estaba tan mal visto en nuestras sociedades como lo es ahora en las sociedades musulmanas. Sobre la IA, en el año de la explosión definitiva de aplicaciones como ChatGPT, existen dos principales visiones generales que, homenajeando a Umberto Eco, pueden ser calificadas como apocalípticos e integrados. Los primeros destacan los riesgos existenciales que supone una tecnología que nos puede superar en lo intelectual, la única barrera que nos permite sobrevivir en un mundo en el que nuestra naturaleza es bastante mediocre, y que su disparo puede acabar con nosotros como nosotros lo hacemos a diario con otras especies que no poseen intelecto para defenderse. Frente a ellos están los que ven a la IA como una enorme oportunidad de desarrollo en distintas áreas y la vía para que muchas de las aspiraciones humanas se hagan posibles, liberándonos de trabajos, incluso del mismo concepto de trabajo. Probablemente, como suele suceder, ambos tengan una parte de la razón. Desde la óptica del desarrollo de la IA, existen dos naciones y un tercer ente que poseen, también, visiones opuestas. EEUU ha dado rienda libre a sus empresas, que son las que han creado los programas que nos han deslumbrado a todos, en un salto de escala que se incorpira al desarrollo empresarial y de I+D+i que acogen ecosistemas como Silicon Valley o el MIT. Si primero vino internet, luego los buscadores y tras ellos las redes sociales, ahora viene la IA, con nuevas aplicaciones, negocios y beneficios. Frente a esta visión, China desarrolla una IA con fuerte presencia del estado, como no puede ser de otra manera en aquel régimen autoritario. Las empresas que desarrollan la tecnología lo hacen de una manera relativamente privada, pero bajo supervisión estatal en todo momento, porque es el gobierno el principal interesado e implantar estos desarrollos en sus políticas de control social. En China, además, el entrenamiento de la IA se produce con datos privados de los ciudadanos sin que ellos puedan decir nada, porque allí la privacidad y los derechos no existen, lo que da a sus sistemas cierta ventaja frente a los occidentales. En medio de esta nueva carrera entre las dos superpotencias vuelve a estar ese ente llamado UE, que no es capaz de poseer tecnología comparable, está muy lejos, pero tiene la obsesión por regular los efectos que está, y otras, puedan causar en áreas como la privacidad, el desarrollo económico, el empleo o la desinformación. El papel de la UE en este juego es, como en casi todos los que se desarrollan hoy en día, secundario, es un actor relevante por su presencia mediática y el poder económico de su mercado, pero no es capaz de tener tecnología propia que le permita hablar de tú a tú con las dos naciones que avanzan en la carrera. Todos están interesados sobre las consecuencias que esta tecnología va a tener en el futuro, pero mientras que en EEUU domina la visión comercial, el tema estratégico manda en China. Los gobiernos de todas las naciones quieren que la IA esté a su servicio, por lo que hay intereses compartidos y, sí, también ciertos temores que se expresan a veces en voz baja, pero sin cesar, por parte de muchos dirigentes.

La declaración de Bechley, fruto de esta cumbre, es una primera puesta sobre el papel de un conjunto de intenciones globales sobre los riesgos que la IA puede llegar a causar y el compromiso de todos para no incurrir en ellos, pero es un texto de recomendaciones, de buenos propósitos. No es una directiva ni una norma ni nada por el estilo, sino una especie de mínimo consenso global sobre dónde estamos y qué es lo que queremos evitar. La cumbre se ha denominado “de seguridad” porque más allá de los usos que se puedan hacer con esta tecnología, la prioridad es que ella no se vuelva contra nosotros de una manera descontrolada. El principio de precaución ante lo desconocido por encima de todo, y de lo que puede ser capaz de hacer la IA, la verdad, es que sabemos muy muy poco.