miércoles, agosto 31, 2022

La muerte de Gorbachov

Ayer, poco antes de las 23 horas, cuando el día ya estaba finiquitado, se conoció la noticia de la muerte de Mijail Gorbachov, a los 91 años de edad. Gorbachov fue el último presidente de la URSS, del mundo soviético, una estructura de poder dictatorial que marcó gran parte del siglo XX y sin la que no es posible entender nada de lo que pasó en tantas décadas. Su papel a la hora de gestionar el imperio soviético y su caída es determinante, y sólo por ello pasará a la historia con grandes letras. Agraciado con el Nobel de la paz, y en esta ocasión muy merecedor de ello, el hombre de la mancha roja en la cabeza marcó una época y, sin quererlo, cambió el mundo.

Acostumbrados como estábamos a la gerontocracia que regía la URSS, en la que se sucedían secretarios generales comunistas cada vez más decrépitos, la llegada del cincuentón Gorbachov supuso ya, desde el inicio, una revolución en lo estético. Criado en el partido desde sus inicios, era miembro destacado de la nomenkaltura, con k, y creyente fiel de la doctrina comunista. Creía en el estado al que pertenecía y la dictadura que lo regía, pero era de los que veían como su nación era adelantada por todas en aspectos económicos y tecnológicos. Occidente hacía tiempo que llevaba una enorme ventaja en desarrollo, bienestar y tecnología mientras que la URSS seguía infundiendo miedo y respeto como enorme potencia militar que era, pero la cuota de productos que exportaba dentro del comercio mundial se había ido reduciendo año a año. Su PIB estaba estancado y la pobreza de sus habitantes crecía sin cesar dentro de la cárcel en la que vivían, vendida en todo el mundo como el paraíso de los trabajadores. Gorbachov sabía que la reforma era el precio que había que pagar para tratar de salvar el imperio, el partido y todo aquello a lo que había dedicado su vida. Al poco de llegar al poder conocimos dos palabras rusas que fueron las que marcaron su mandato; perestroika, o reformas, y glasnot, o apertura, transparencia. Ambas fueron testadas al año siguiente, cuando se produjo el desastre nuclear de Chernóbil, y tras intentar ocultarlo, el propio Gorbachov acabó compareciendo en la televisión para contar lo que había pasado. Era algo inaudito. El intento de remover las estructuras de poder soviético para lograr dinamismo y el de aumentar las libertades y posibilidades de los ciudadanos para dinamizar la economía se topó con enormes resistencias internas. Mientras en el exterior la imagen de Gorbachov no dejaba de ascender a medida que firmaba tratados de no proliferación nuclear, en el interior su figura empezaba a ser cuestionada por aquellos que, detentando el poder desde hace décadas, podían empezar a perderlo. Quería reformar un régimen, pero el estado de podredumbre en el que se encontraba hacía que tocar cualquier cosa sería supusiera acercarse demasiado a un riesgo de derrumbe. En 1989 el muro de Berlín cae, las naciones del este de Europa, que llevaban décadas sometidas al yugo soviético, se independizan, y el imperio empieza a resquebrajarse por completo. Gorbachov ve como parte de la esencia soviética colapsa ante sus ojos, seguramente sin pretenderlo, pero debido en gran parte a los movimientos que ha propiciado. El propio concepto de URSS empieza a ser ajeno a una realidad que lo supera, y el tinglado comunista se cae. Gorbachov sufre un golpe de estado interno por parte de fuerzas, principalmente militares, pero también de los servicios de seguridad, el KGB, que trata de revertir el derrumbe para volver a los tiempos pasados, pero eso ya no es posible. El golpe fracasa, pero Gorbachov, aislado, no puede hacerle frente. Será el alcalde de Moscú, Boris Yeltsin, el que capitalice el hartazgo popular y se enfrente a los golpistas en las calles. Tras el fracaso de la intentona el poder del partido se ha evaporado, y el secretario general del mismo, Gorbachov, pierde toda la capacidad de mando que pudiera tener. Yeltsin se hace con el poder de una nueva nación, Rusia, que arría la bandera comunista del kremlin y eleva la tricolor blanca azul y roja. Un imperio dotado de miles de cabezas nucleares se deshace ante el mundo sin que un solo misil sea disparado. Historia con H tan mayúscula como sorprendente.

Gorbachov es “prejubilado” y se convierte en un héroe para el mundo y, para muchos rusos, con el tiempo, en el causante de su decadencia. El mandato de Yeltsin comienza con esperanzas de libertad y crecimiento económico pero acaba sumido en el caos, la corrupción, el enriquecimiento desaforado de los oligarcas que se quedan con los restos del mundo soviético y el empobrecimiento generalizado de una población que achaca a Gorbachov su infortunio. “Antes éramos pobres pero imperiales, ahora sólo pobres” parecen pensar muchos. Ese será el caldo de cultivo en el que prosperarán los antiguos jerarcas del KGB para hacerse con el país, con un tal Vladimir Putin a la cabeza. Veremos como el actual dictador reacciona a las exequias de quien fue su jefe en un pasado tan cercano y, a la vez, remoto.

martes, agosto 30, 2022

Gas descontrolado

Desde hace más de un año el precio del gas natural es el principal causante del descontrol de la tarifa eléctrica, donde descontrol es una manera de disimular el sablazo de precios que no dejan de sucederse día tras día. Ya antes de la guerra la cotización del gas, el más caro de los componentes que entran cada día en el mix energético, empezó a subir desde cotas en el entorno de los 10 euros. Cada megavatio de electricidad producido por gas necesita dos megavatios gaseosos para ser fabricado, (ese rendimiento del 50% es bastante bueno) por lo que multipliquen por dos el precio del gas y, a falta de añadir algunos componentes menores, ya tienen la mejor aproximación posible al precio del megavatio hora final de mercado.

España y Portugal consiguieron hace unos meses la llamada excepción ibérica. Alegando, que es cierto, que la península es una isla en lo que hace al gas debido a la falta de interconexiones, o al menos a lo insuficientes que son, se permitió a nuestros gobiernos poner un límite al precio del gas por debajo del de mercado, diferencia que luego será cubierta en el futuro por los consumidores que ahora no la pagan, y eso ha hecho que los precios de la luz en España, desatados, lo estén algo menos que en los países centrales. Pero claro, ahora que el gas ha superado cotas como las de los 300 euros megavatio y que, además, la sequía se ceba en naciones como Alemania y Francia, reduciendo su potencial hidroeléctrico, y las nucleares francesas están en un proceso de renovación que ha hecho parar más reactores de los previstos, la cosa se ha ideo de madre. Precios de 700 u 800 euros megavatio se ven ya en las cotizaciones de Europa, con futuros que apuntan a los 1.000 para inicios del año que viene. Esos valores son completamente insostenibles. No es que ya destruyan demanda, que también, sino simplemente son impagables por las empresas que necesitan consumirlos, por lo que también destruyen oferta. A esos precios muchas empresas ven cómo les compensa más cerrar que seguir abiertas y produciendo a unos costes que no son capaces de cubrir. La fuerza recesiva de una subida tan disparatada de los precios de la energía es enorme, y ya tiene contra las cuerdas a toda la economía alemana, que vive en una pesadilla. No hace falta que les indique el efecto inflacionario que esto supone. De momento muchas empresas y negocios no han trasladado en su totalidad esas subidas de costes, ni siquiera en gran parte, a la espera de que sean fenómenos puntuales, que les destrocen la caja unas semanas o meses y luego las cosas vuelvan a su cauce, pero es evidente que los precios elevadísimos llevan ya bastante más tiempo de lo que pueden aguantar las cuentas de resultados de muchos negocios. Piense no tanto en la gran empresa, que también, sino en los negocios de calle de su barrio. Cámaras frigoríficas, horneadores de pan, secadores de peluquería, cajas registradoras, iluminación, máquinas de café…. La electricidad está por todas partes y su subida de precio ahoga a todos. Ante esta situación la Comisión Europea salió ayer a la palestra para decir que va a reformar el mercado eléctrico e intervenirlo, aún más, para que los precios dejen de subir. Declaraciones llenas de buenas intenciones por parte de la presidenta Von der Layen y que luego fueron seguidas por intervenciones del mismo estilo por parte de ministros de energía de distintos países de la Unión, pero que se enfrentan a una misma realidad, la de no ser capaces de asumir los costes de las facturas que se generan en cada una de sus naciones, y a la posible insumisión de los clientes. En Reino Unido los movimientos propugnan no pagar unos recibos que se han más que duplicado crecen sin cesar en medio de huelgas provocadas por la inflación de costes, que se cuela en segunda ronda ya en todos los sectores, y destruye capacidad adquisitiva.

Las intenciones de los gobiernos y la Comisión son buenas, eso es innegable, pero desde esta esquinita en la que estoy veo un problema de fondo. El principal motivo del disparo del precio del gas es el chantaje al que Putin nos somete a cuenta de la guerra de Ucrania, y su extorsión va a ir a más. Si corta del todo el flujo y llega un momento en el que, directamente, el suministro no cubra la demanda, el precio dará igual, esté limitado o no. Simplemente no habrá y se deberá proceder a cortes de energía. Algunas naciones pueden tener más o menos reservas, más o menos plantas de gas licuado, pero si Putin rompe el mercado, dispara los precios más allá de cualquier límite y genera escasez, ¿cómo utilizar un gas que tendrá el aspecto de mascarillas inexistentes al inicio de la pandemia? No se la respuesta, miedo me da la pregunta.

lunes, agosto 29, 2022

Artemisa I, volvemos a la Luna

Este año he cumplido cincuenta. Sí, muchos. Hace medio siglo, a finales de 1972, partió de Cabo Cañaveral el Apollo XVII, que alunizó en el diciembre de lo que sería mi primera Navidad. La misión, comandada por Eugene Cernan, fue la última del programa, que murió de éxito. Ganador de la carrera emprendida entre norteamericanos y rusos en medio de la guerra fría, el alunizaje de Armstrong dio el tanto a EEUU y, a partir de ahí, la sociedad y el gobierno miraron para otro lado, dejando de sufragar los inmensos costes del programa. El trabajo científico de aquella aventura, que siempre fue lo de menos, se cortó abruptamente, y nadie más ha vuelto a nuestro satélite desde entonces. Nadie.

Por eso el día de hoy están especial. La NASA, sumida en constantes agobios presupuestarios y de objetivos desde hace bastante tiempo, se dispone hoy a iniciar lo que puede ser el segundo intento real de llevar a la humanidad a la Luna. El programa Artemisa, sustituto del Constellation, que fue revocado por Obama, tiene como objetivo volver al satélite, que esta vez una mujer forme parte de la tripulación que alunice, y que esa llegada no sea un mero hecho puntual, sino el principio de un programa de asentamientos, construyendo una base permanente en nuestro satélite. Como mínimo un programa ambicioso, lleno de riesgos y que requiere un presupuesto sostenido y una visión de largo plazo en todas las decisiones que puedan ser tomadas tanto por parte de los administradores de NASA como, sobre todo, por los dirigentes políticos norteamericanos, que son quienes dotan de presupuesto a la entidad. Como todo camino empieza por un paso, hoy se dará uno, y muy relevante. La misión Artemisa I despegará, en el primer intento de los posibles, a eso de las 14:33 hora española desde Florida, seis horas antes en el horario de la costa este de EEUU. Ya les aviso que es tanto una misión de prueba como un viaje no tripulado. No hay persona alguna a bordo del enorme cohete que despunta en la rampa de lanzamiento. La arquitectura de la nave y de la misión es heredera tanto del programa Apollo como del antiguo de los transbordadores, por lo que veremos una estética que es una fusión de ambos, con un gran segmento central con la espuma naranja y los cohetes auxiliares que se parecen mucho a los que usaba el shuttle, pero en grande, mucho más grande, y luego, sin tener nada adosado, una segunda fase sobre la que se eleva el pico del cohete, en el que se encuentra el módulo de mando, la nave propiamente dicha, y el módulo de servicio, que es el que le proporciona energía, suministros y demás. Capaz de albergar hasta un máximo de cinco tripulantes, la nave despegará hoy con tres maniquíes completamente monitorizados, que harán de pasajeros, en un vuelo programado para una duración superior al mes, en el que se tratará de alcanzar la órbita terrestre, escapar rumbo a la Luan, llegar allí y realizar varios vuelos en torno al satélite, muy excéntricos, en los que tras aproximaciones cercanas la órbita se alejará notablemente del satélite. En todo ese tiempo la nave y los equipos de tierra recibirán información muy valiosa tanto de las zonas posibles de aterrizaje como del funcionamiento de todos los sistemas de abordo. Tras los pasos lunares, Artemisa abandonará el satélite y se dirigirá de vuelta a la Tierra, en una reentrada que pondrá a prueba su escudo térmico y la integridad de la cápsula más que el propio despegue, cayendo en el Pacífico como lo hacían las Apollo. En cada momento de la misión existen un montón de pasos, pruebas programadas, test y verificaciones que deben ser superadas, y que también pueden dar fallos de todo tipo, por lo que este vuelo al que nos enfrentamos es una gran prueba, un demostrador real de la tecnología de ascensión, orbitaje, y demás necesidades de vuelos futuros. Si sale todo bien, Artemisa II ya contará con tripulación humana, y la misión III ya puede plantearse como “alunizable”.

Los riesgos de que algo falle son enormes, desde luego, y la tensión máxima. El despegue va a forzar a un cohete inédito en su diseño, que ha sido testado por partes pero nunca en su integridad, y que dadas sus dimensiones, es en conjunto más potente que los Apollo, pone sobre la plataforma de lanzamiento toneladas, energía y salvajismo en su grado sumo. Millones de ojos estarán puestos hoy en Florida ante un test en el que la tecnología norteamericana se la juega mucho, y la ilusión de tantos toma forma nuevamente. Ojalá todo vaya bien y, en medio de tantas incertidumbres y crisis como nos rodean, el espacio nos vuelva a proporcionar esperanza

viernes, agosto 26, 2022

Sanna Marin y el doble rasero

La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, es una joven de treinta y tantos años y, no puedo evitar escribirlo, un bellezón. Probablemente más por lo primero que por lo segundo ha sido minusvalorada por muchos, empezando por todos aquellos que no han llegado a ese cargo. Nos pueden gustar nuestros dirigentes o los de otras naciones, o no, pero pruebe usted a conseguir alcanzar ese puesto y me dice si lo logra, y los problemas que tiene para ello. Defectos miles, sí, pero algunas virtudes también les adornan cuando han conseguido algo a lo que, por definición, es muy difícil alcanzar. Ni niñatas ni vejestorios, no caigamos en tópicos basura.

Marin ha tenido que salir a disculparse varias veces en estas semanas de agosto por imágenes y vídeos en los que se la ve participando en unas fiestas, en compañía de sus amigas. Esos documentos han circulado por las redes como la pólvora y, junto a ellos, acusaciones de todo tipo contra la primera ministra, que se ha visto obligada a hacer un test para determinar si consumió sustancias consideradas como ilegales. El resultado ha sido negativo. Hay muchos que han comparado las fiestas de Marin con las de Johnson, y no tiene nada que ver, empezando porque, que yo sepa, nadie ha pedido a Johnson que se someta a esos mismos test antidrogas. El premier británico organizaba fiestas en su residencia oficial, por lo que, en parte, sino totalmente, eran pagadas por el erario público, y en una época en la que las normas Covid impedían reuniones sociales. Johnson transgredía la ley que imponía al resto de los británicos, algo que en él es muy habitual. Marin estaba en una fiesta privada con amigos, por lo que no consta que se utilizaran fondos públicos para el evento. Esa sería la única causa que vería como criticable en todo este asunto, el desvío de recursos públicos para actos privados, cosa a la que en España estamos más que acostumbrados, lamentablemente. Las hordas tuiteras, muchas de ellas sentadas en terrazas y barras de bar, copa en ristre, han puesto a parir a Marin por algo que casi todo el mundo hace cuando puede, que es estar de fiesta con sus amigos. No sabía yo que los cargos públicos llevan aparejados los votos de pobreza, obediencia, castidad, abstemia y nulo consumo de estupefacientes, suponía que bastaba la dedicación al trabajo, la no prevaricación y no defraudación de dinero público. Si ustedes quieren dirigentes políticos que sean santos iba a decirles que vayan a una iglesia a por ellos, pero creo que allí tampoco los encontrarán. El consumo de alcohol y de otro tipo de sustancias está tan extendido en nuestra sociedad que es realmente escaso el número de personas abstemias o que, como es mi caso, no se han emborrachado nunca. ¿Me convierte eso a mi en mejor candidato a presidente? No, ni mucho menos. No tiene nada que ver. Lo que se le debe exigir a Marin es responsabilidad en el ejercicio de su cargo, dedicación y que no cometa errores de tipo corrupto. Es decir, lo mismo que se le debe exigir a todo cargo público, sea cual sea su sexo, puesto y edad. Lo que esa persona que ostenta el cargo haga en su vida privada es asunto suyo, no nuestro. Podrá gustarnos más o menos, pero es su vida, y como la de cada uno, resulta inviolable. Usted, yo, cualquier persona, desarrolla una actividad diaria, tiene un trabajo, posee responsabilidades familiares, etc, pero no se dedica en exclusiva veinticuatro por siete a ello, ¿verdad?. Sabemos por los análisis que se hacen de las aguas residuales que el consumo de cocaína en nuestras ciudades y pueblos es muy elevado, por lo que la probabilidad de que usted sea consumidor y no lo reconozca, o que conozca a alguien que lo sea y no lo reconozca, es muy alta. En los cuadros directivos de las empresas se darán consumos de varios tipos, y sí, también en las jefaturas de los gobiernos. ¿Vamos a empezar, en el estilo talibán, a lapidar a los que tomen esas sustancias?

Se ha dicho que parte de los ataques contra Marin se han dado por el hecho de ser mujer y joven, algo de eso hay, por ser socialdemócrata, no lo veo, y también por sus decisiones políticas. Resulta desde luego interesante ver la actividad de cuentas prorrusas retuiteando sin cesar esos vídeos y las acusaciones de parte de la izquierda trasnochada contra ella, acusándola por la adhesión de Finlandia a la OTAN y viendo en estas imágenes carnaza para golpearla. En fin, que Marin es un objetivo más asequible que otros dirigentes que poseen más poder (Finlandia es un país pequeño, poco más de cinco millones de habitantes) y es más fácil meterse contra ella. Marin, preocúpate de gobernar, pasa de rancios y jaurías, y vete de fiesta cuando el trabajo te lo permita.

jueves, agosto 25, 2022

Salman Rushdie sigue vivo

Durante mis dos semanas de vacaciones, la noticia más relevante que ha sucedido fue el atentado contra Salman Rushdie. Mientras yo estaba en la playa, en el que probablemente sea el único día del año que la pise, el escritor estaba en un encuentro literario que se celebraba en un pequeño pueblo en las afueras de Nueva york, cuyo nombre no recuerdo pero que remite al pasado indiano de toda aquella zona. En un momento, uno de los asistentes al evento sube al estrato en el que se encuentra Rushdie junto con otras personas, y lo apuñala, hiriéndole de gravedad. El asaltante es inmovilizado y Rushdie evacuado a un hospital, donde aún sigue.

Como comentó más de uno en las redes sociales en los días posteriores al ataque, es deprimente comprobar la ligereza con la que en occidente afrontamos los debates, que duran horas de tuits cruzados y se olvidan casi al instante, frente a la persistente memoria que demuestran los fanáticos islamistas, que muchas décadas después siguen manteniendo el odio irracional hacia el escritor anglosajón. El atacante de Rushdie, cuyo nombre, Heidi Matar, parecía ya predestinarle a cosas no muy bonitas, tiene poco más de veinte años, y cuando nació el sátrapa de Jomeini, que dictó la condena a muerte contra el escritor, llevaba ya bastante tiempo muerto, y sospecho que muy lejos de cualquier versión imaginada de paraíso. Eso no ha impedido que el odio sembrado desde el rigorismo chií iraní se haya mantenido vivo años y años, y pasado por generaciones que, ni antes ni ahora, han leído al escritor condenado. Cuando un fundamentalista decreta algo parece que escribe sus maldiciones sobre piedra, destinadas a permanecer perpetuamente en el horizonte, mientras que lo que escribimos los occidentales referido a nuestras convicciones y pensamientos se queda en el papel, que el viento se lo lleva, o en los ordenadores, que cuando se va la luz de nada sirven, tampoco cuando es tan cara como estos días. Descubre uno nuevamente que las semillas del odio logran arraigar con fuerza en los corazones de la gente y resultan muy difíciles de ser exterminadas. Tras el atentado a Rushdie se ha visto como la prensa rigorista iraní se congratulaba de lo sucedido, con un entusiasmo digno del mayor de los forofismos deportivos, y el gobierno de esa república islámica, siguiendo la tradición que ya uso en el pasado y que tan bien conocemos en nuestros lares gracias a su empleo por parte de Bildu y todo el entorno etarra, echó toda la culpa de lo sucedido al propio Rushdie, a la víctima. Por ser, por existir, por no doblegarse, por seguir ahí molestando, por no haberse muerto por sí mismo. La víctima es la culpable a los ojos del fanático, sea un escritor o un constitucionalista. Para el que odia el objeto del odio es culpable y debe ser exterminado, y todo lo que no sea eso es un desastre que debe ser corregido por el tiempo y los hechos. Nada hay de culpa en sus actos y ataques, sólo defensa ante la ignominia de que el objeto que focaliza su odio siga ahí. Rushdie lleva na vida de mierda desde que fue condenado por el nazi Jomeini, y en los últimos años, con su residencia definitivamente asentad en Nueva York, ha ido relajando sus costumbres y dejando de vivir de una manera completamente oculta, encerrada y protegida. Roberto Saviano, otro escritor amenazado por intolerantes, en este caso mafiosos italianos, ha descrito muy bien como la víctima que se oculta para protegerse acaba desarrollando un complejo de culpa que le desborda, y le sirve para justificar la vida de renuncia que lleva. Y en ese círculo de opresión y justificación el perseguido se puede derrumbar, llegando a veces a clamar para que la sentencia de muerte contra él dictada se cumpla y le libere del todo. Rushdie habrá vivido momentos similares, sin duda, pero parece haberlos superado. Su buen humor, que es algo que le caracteriza según los que le conocen, le habrá ayudado sobremanera. Y quizás, también, el agotamiento, el olvido occidental de lo trascendente.

Un aspecto interesante de este atentado ha sido no ya las condenas escuchadas por todo el mundo contra él, sino varios y clamorosos silencios que no han movido un dedo para pulsar teclas de repulsa. Gente que en redes sociales y grupos políticos denuncia la corrupción de todo y el peligro en el que se encuentra la democracia, tal y como ellos la entienden, desde que se levanta el Sol hasta que se pone, en un ejercicio de infatigable dogmatismo, no han dicho nada de nada. Obsesos que ven fascistas por todos lados pero que no los denuncian cuando los tienen realmente delante, armados y peligrosos. Nada nuevo en esos personajes, que siguen engañando a muchos, afortunadamente cada vez a menos. Por sus hechos les conoceréis.

miércoles, agosto 24, 2022

Un atentado en Moscú

El lunes a primera hora nos enteramos de la noticia de un atentado en Moscú. A la manera de la odiada ETA, una bomba había hecho explosión en los bajos de un coche y, en una carretera del extrarradio de la urbe, había matado a Daria Duguina, cuyo nombre no sonaba a casi nadie, pero su apellido sí. Esa “a” del final parece querer decir “hija de” por lo que he visto en otros casos, y sí, se trataba de la hija de Alexander Duguin, uno de los cerebros en la sombra de las teorías que sostienen la invasión rusa y, en general, el supremacismo “rsiky” que emana del Kremlin. Al parecer, a última hora, padre e hija intercambiaron coches, por lo que puede que el objetivo del atentado fuera el propio Alexander. Probable, pero difícil de demostrar.

Duguin, con su pinta de Dostoievsky renacido, ha sido considerado por muchos como el ideólogo de cabecera de Putin, el que le ofrece un sustrato de ideas para asentar, justificar o, si así lo quieren, excusar el asesinato masivo que realizan sus tropas en Ucrania desde hace seis meses. Sus escritos rezuman un sabor conocido, ya transitado por Sabino Arana en el caso del vasquismo o de los supremacistas arios que precedieron al régimen nazi. Su obsesión por el mundo euroasiático, por su pureza de valores y, frente a ello, la corrupción moral que proviene de ese occidente pecador que todo lo aniquila resulta tan cargante como útil, a ojos de unos cuantos, para ordenar sus vidas y criterios morales. Duguin no tiene poder en el Kremlin, pero sí influencia, y eso a veces resulta ser incluso más útil. Por eso el atentado se ha visto como un golpe en el corazón del putinismo, en su núcleo más personal, y de ahí la relevancia del atentado. Obviamente la gran pregunta que surge es quien es el autor de este acto y, a partir de ella, surge otra más interesante. ¿Qué se busca? Los servicios secretos rusos, el FSB, ha tardado horas en atribuir a la inteligencia ucraniana la planificación y ejecución del ataque, acusando a una mujer que llegó a Moscú desde Ucrania con su hija de doce años hace pocas semanas de ser la autora. Esa mujer parece que ahora se encuentra en Estonia, a donde viajó hace también un par de días. El que Ucrania esté detrás el atentado parece una de las soluciones más obvias a este asunto, pero no creo que sea la más creíble, porque realmente poco gana el régimen de Kiev matando a un pensador afín a Putin, o en caso de error a su hija. Sí es cierto que sería como pegar una puñalada al propio Putin y, dado que, la seguridad en su entorno será máxima, una opción es buscar una víctima que le duela a Vladimiro pero que no esté tan resguardada. Junto a la opción ucraniana aparecen algunas posibilidades de que el atentado sea obra de fuerzas internas rusas y ahí son tres las posibilidades; que sea obra de un grupo de opositores al régimen y a la guerra, que buscan crear una especie de resistencia rusa; que sea obra de personas sitas en el entorno del poder del Kremlin que buscan desestabilizar al régimen actual, Putin, para acceder ellos al poder, con lo que estaríamos ante un comportamiento típico dentro de las estructuras mafiosas, que en la jerarquía rusa es la manera de comportarse; y una tercera opción, disparatada pero factible, que señala a sectores rusos enfadados por la incompetencia con la que se desarrolla la guerra y frustrados por la incapacidad del kremlin para ganarla, y que con esta acción piden un golpe sobre la mesa, una ofensiva devastadora, una guerra total y la desaparición del gobierno ucraniano de una vez por todas. ¿Con qué alternativa se quedan ustedes? Es difícil decirlo, pero de estas tres opciones internas la que más débil me parece a mi es la primera, la del movimiento opositor interno, porque entre otras razones los servicios de seguridad rusos son bastante expeditivos cuando encuentran tramas opositoras, y no dudan en cargarse a quien las está organizando. Duguina se había mostrado como ferviente partidaria de la guerra y, como periodista, sus escritos respaldaban por completo las ideas de su padre. Me resulta sugerente la idea del enfrentamiento mafioso entre los jerarcas del régimen, porque esta forma de eliminar a personajes de la trama es de un estilo muy conocido en el mundo en el que se mueve Putin. Y me da mucha curiosidad la hipótesis extremista, a la que veo poco probable, pero no tan descabellada como pudiera pensarse en un principio.

En el funeral de Duguina su padre, obviamente conmocionado, era el reflejo del dolo, pero también de la sed de venganza, que exige en forma de victoria rusa. Las declaraciones de los prebostes del régimen, de Putin para abajo, son duras, reiterando que no habrá clemencia alguna ante los autores del atentado, y los que lo hayan inspirado, y que lo pagarán caro. Moscú es, como siempre, una sombra en la que es imposible saber lo que sucede, en la que todo se desarrolla en la trastienda y vivimos sin certeza alguna sobre cómo se maneja el poder. A saber cuándo, si llega el día, sabremos lo que ha sucedido. En todo caso, la guerra sigue.

martes, agosto 23, 2022

Seis meses de guerra en Ucrania

Esta semana se van a cumplir los seis meses del inicio de la maldita guerra de Ucrania, que ha cambiado el panorama global de una manera radical y ni les cuento las perspectivas económicas. En esta semana se celebra también, creo que es mañana, el día de la independencia de Ucrania que, para variar, tiene que ver con su emancipación del imperio soviético, del que ahora un nuevo espectro le amenaza. Para conmemorarlo, entre otras cosas, el gobierno de Zelensky ha instalado en las calles céntricas de Kiev una parte de la enorme cantidad de chatarra que ha ido recopilando en cada una de las fallidas incursiones rusas. Mastodontes destrozados se exhiben.

Tenía pensado Zelesnky conmemorar este día de una manera señalada, pública, y con gente en la calle, pero desde hace unos días los mensajes que llegan desde su gobierno son de alerta ante la posibilidad de que los rusos aprovechen precisamente esa fecha señalada para realizar ataques indiscriminados, o relevantes, que sirvan de humillación adicional a la población ucraniana. Si algo han demostrado estos seis meses de crueldad es que Rusia no necesita de aniversarios ni de fechas especiales para destruir y matar en masa allá donde invade, es su manera de actuar sea cual sea el día en el que nos encontremos, pero quizás sí preparen algo que les haga ver a los ucranianos que sus esperanzas son vanas. En la situación actual de los frentes se puede hablar de estancamiento en tierra y de audacia ucraniana en el aire. Los combates siguen siendo duelos de artillería en torno a la frontera del Donbás, casi totalmente controlada por las tropas rusas, y las líneas de encuentro entre uno y otro ejército se mueven muy poco desde hace semanas, en lo que más parece una guerra de desgaste al estilo de la I Guerra Mundial que otra cosa, con la ausencia de aquellas horrendas trincheras. En el aire los ucranianos han realizado golpes espectaculares, quizás no muy relevantes para el desarrollo de las batallas, por sí significativos para la moral del pueblo ocupado y para la de los ocupantes. Vía drones, una de las armas que se ha revelado como vital en este conflicto, las tropas ucranianas se han permitido atacar la península de Crimea, anexionada por Putin desde 2014, y que sirve como puerto de retaguardia para tropas terrestres y anfibias rusas, además de como centro de veraneo de miles de rusos que, gracias al puente construido por el gobierno de Putin sobre el estrecho de Kerks, pueden acceder a esa península por lo que antes de los combates era el territorio ruso. Los ataques han dañado infraestructuras de comunicaciones, algunos almacenes de comunicaciones y, sobre todo, una base aérea en la que varios aviones rusos, tanto cazas como bombarderos y de aprovisionamiento, han sido reducidos a chatarra por parte de audaces ataques con los citados drones. Rusia, sorprendida, ha ido variando las versiones de lo sucedido desde el “accidente” al “sabotaje” llegando a reconocer que los daños son significativos y, sobre todo, humillantes. La falta de control del espacio aéreo del país invadido por parte de las fuerzas rusas es uno de los aspectos más destacados por parte de cualquier analista que sigue los combates, que siguen asombrados al comprobar como los cielos ucranianos no son dominados, ni de manera física, ni en las comunicaciones, por parte de un ejército teóricamente capaz de hacerlo en muy poco tiempo dada su superioridad. ¿Es que no es tan superior y no pude? ¿Es que no quiere? ¿A qué se debe esta anomalía? Mientras esperamos respuestas Ucrania aprovecha y, a falta de aviones de verdad, está usando drones de una manera espectacularmente efectiva. Reitero que estos ataques no tienen la magnitud necesaria para cambiar el curso de los acontecimientos, pero es indudable que suponen un goteo de pérdidas para la maquinaria militar rusa que es muy dañino, que merma su capacidad y, sobre todo, la exhibe como incompetente ante el resto del mundo.

En unas semanas de playas atestadas en todo el hemisferio norte, hemos visto riadas de turistas rusos huyendo despavoridos de las costas de Crimea a la vez que las trazas de los drones y las consecuencias de sus ataques se percibían en el horizonte. Si el sátrapa de Putin pensaba que Ucrania iba a ser un paseo, los días y meses transcurridos le estarán demostrando el error de sus cálculos. Lo malo es que a semejante individuo sus propias pérdidas apenas le importan, con tal de lograr sus objetivos. Medio año después, Ucrania es el horror y no se percibe un fin a corto plazo de las hostilidades. Y agosto se acaba y las temperaturas empezarán a caer con rapidez allí. Se acerca un aliado de Vladimiro, el invierno.

viernes, agosto 05, 2022

Juegos de guerra

Empezábamos el año comentando que había, al menos, dos zonas calientes en el mundo que nos iban a poder causar problemas globales, con la esperanza de que nada sucediera en ellas, pero con el temor de que todo era posible. Una era la frontera entre Ucrania y Rusia, tensionada desde hace meses, y vemos todos los días como esa frontera dejó de existir desde el momento en el que la cruel guerra de Putin se desató y lo desbarató todo. Decenas, cientos, militares y civiles, vuelven a morir en las eternas llanuras de la Europa del este, en un recuerdo macabro de los peores días de la II Guerra Mundial, con tácticas de ataque sucias, ausencia de piedad y una saña destructiva que demuestra que la obsesión rusa no es sólo el control del territorio, sino también el exterminio de sus actuales residentes.

El otro punto era el estrecho de Taiwán, frente a las costas de China, en la isla que se autoproclama independiente y que lo es de facto aunque viva bajo el eterno temor de las aspiraciones unificadoras de su cada vez más poderoso vecino. La vivista de Nancy Pelosi de esta semana a Taipéi ha desencadenado una agresiva respuesta verbal por parte de las autoridades chinas, que por ahora se traduce en declaraciones grandilocuentes y unos ejercicios militares con fuego real que, en la práctica, van a mantener Taiwán aislada durante varios días, al menos hasta el domingo. Buques, aviones, misiles de crucero, proyectiles balísticos…. El PLA muestra sin cesar lo mejorcito de sus arsenales en un ejercicio propio de un machote que quiere presumir de músculo, aunque no esté claro si va a pegar el golpe o no. La exhibición de fuerza tiene un destinatario claro, que es EEUU, algo así como “mira lo que podemos hacer en horas, y tú estás lejos” dirigido a la superpotencia occidental, único garante de la estabilidad e independencia del régimen de Taipéi. ¿Va a haber una invasión china de la isla en toda regla? Si quieren fiarse de mi corren graves riesgos, porque acierto poco. Me parecía poco probable un ataque ruso a Ucrania y miren donde estamos. Ahora mismo también me parece poco probable una operación militar china a gran escala que se lance a por Taiwán. Es un ataque que, sin duda, Beijing lleva tiempo planificando, pero bien sabemos todos, más los rusos desde febrero, que los planes de guerra soportan muy bien el PowerPoint pero bastante mal la realidad. Seguramente los mandamases del PLA siguen con gran entusiasmo las evoluciones del ejército ruso en Ucrania, los errores que ha cometido y el papel que poseen los aportes de armamento tecnológico por parte de occidente de cara al desarrollo de las hostilidades. No, no creo que esta sea la vez en la que China lance su invasión, pero sí creo que va a haber un momento en el que lo intentará. Lo que sí es verdad es que, con los ejercicios de fuerza que está haciendo estos días, Beijing enseña músculo, y dice a propios y extraños que sus capacidades militares, como todos suponíamos, no dejan de incrementarse día a día, lo que cada vez le otorga un poder mayor en la zona y en el mundo. Es probable que un ataque a Taiwán se produzca cuando los chinos consigan que la porción de población que reside en la isla que es favorable al régimen de Beijín, ahora minoría, se movilice y actúe como quintacolumnista apoyando un asalto anfibio que sería, en todo caso, costoso, complejo, dañino y peligroso para las tropas atacantes. No es lanzar unas divisiones en campo abierto como en Ucrania, sino toda una flota de desembarco. Para cuando eso se produzca Taiwán espera tener más y más reservas de armamento occidental del que ahora le llega a Ucrania en cuentagotas, y ser capaz de organizar una defensa que pare el ataque, pero sus opciones son escasas si los chinos asumen una parte de la táctica rusa y priorizan el éxito de la misión por encima del coste de las bajas propias. Y en ese momento quizás, como ahora sobre las tierras negras del Dombás, veríamos una guerra a distancia entre China y EEUU, la primera desde la de Corea, si no recuerdo mal, con el enorme potencial desestabilizador para el mundo que eso tendría y con unos efectos inmensos para la cadena de producción y distribución de microchips, de la que Taiwán es el primer fabricante del mundo.

Como pueden observar, este 2022 que nos está tocando vivir viene marcado por factores geopolíticos globales que nos impactan plenamente en nuestra vida diaria, en forma de incertidumbre, inflación desatada, crisis de suministro energético y otro montón de derivadas, frente a las que apenas podemos hacer otra cosa que no sea lamentarnos y tratar de ajustarse como se pueda. Lo que podía ser un año triunfal tras la victoria de la ciencia sobre el coronavirus se ha transformado en un entorno bastante hostil, lleno de retos y problemas ante los que uno apenas puede emitir comentarios más o menos atinados, pero no encontrar soluciones de ningún tipo. Las playas y chiringuitos llenos, a pesar de los precios, puede ser la respuesta que la mayoría ha encontrado para eludir toda esta locura que nos rodea. Quizás sea la adecuada.

Subo a Elorrio dos semanas de vacaciones, el siguiente artículo debiera ser el martes 23 de agosto. Cuídense, descansen mucho y ojo al calor, que no dará mucha tregua.

jueves, agosto 04, 2022

Medidas de ahorro

Para variar, nuestro desgobierno pasa de la negación de los problemas a la sobreactuación, todo ello sin que ni antes ni después tenga pensado nada consistente sobre el problema que primero negaba y luego considera urgente. Vimos este comportamiento en el momento de la eclosión del Covid y es un patrón que se da en todos los casos en los que uno analiza las políticas del sanchismo. Lo más importante es la imagen, el gesto, el dar la sensación de actuar, el que parezca que se hace algo aunque luego realmente todos sea improvisación y ausencia de pensamiento. Mucho Real Decreto Ley que luego deben aplicar otros y que nadie entiende, y que debe ser complementado y corregido hasta la saciedad.

En esto del ahorro las medidas que ha propuesto el gobierno son las más obvias y, en general, las apruebo. Como pertenezco a esa extraña especie que no ama el aire acondicionado y no soporta el frío que se puede llegar a pasar en algunos espacios en verano, con un chorro de aire polar directo al pescuezo, me parece comprensible que se limite la temperatura de la refrigeración a unos niveles razonables, dado que el refrigerio se basa sobre todo en el contraste, y frente a los desatados cuarenta grados de los que no nos libramos este verano temperaturas de veinte y tantos son más que refrescantes. Lo que pasa es que luego la fiesta va por barrios, y la sensibilidad térmica de cada uno es distinto, y no es lo mismo la capacidad que tiene un centro comercial para ajustar sus temperaturas, y el reclamo que ellas son en sí mismas para atraer clientela en veranos, que un pequeño comercio o tienda cuyos equipamientos son más modestos, no tan regulables y suponen un coste proporcionalmente mucho más elevado. La obligatoriedad de tener puertas cerradas en los locales comerciales es algo que tiene sentido, porque expulsar aire acondicionado a la calle resulta absurdo, pero el coste de una puerta automática puede ser la puntilla para algunos negocios, en los que el estar abiertos es su mayor reclamo para exponer productos y hacer que el consumidor entre. Sin tiempo de moratorias, con multas elevadas ya tasadas y obligación de supervisión a unas CCAA que de esto se han enterado a la vez que usted y yo, la norma de ahorro contiene aciertos, errores y, sobre todo, vacíos. No dice nada de la gestión del alumbrado público nocturno, cuyo coste se puede reducir directamente a la mitad si optamos por el viejo sistema de apagar la mitad de las farolas. No se habla de subvenciones ni planes para incentivar los LEDs, y resulta curioso que aún hoy la iluminación de las carreteras nacionales, competencia exclusiva del estado, se basa en lámparas de sodio o similares que consumen mucho más que las de LED. Si se aprovechase el verano para sustituirlas en masa el consumo eléctrico de esa iluminación se reduciría notablemente de cara al temido invierno. No se si se comenta algo del teletrabajo, pero ampliarlo en las administraciones públicas es una vía para reducir costes de mantenimiento de los edificios gubernamentales y reducir notablemente el consumo de gasolina, haciendo así, de manera indirecta pero efectiva, un trasvase de recursos del surtidor al bolsillo del usuario, por lo que el ahorro se convierte automáticamente en ingreso personal. Hay bastantes medidas que se deben poner en marcha, y rápido, y pensando con cabeza, teniendo en mente que las restricciones energéticas que tenemos van a durar mucho y, sospecho, irán a peor a medida que el otoño invierno avance y Putin aumente su chantaje con el gas a una Europa occidental que carece de recursos propios. Como en el Kremlin se pongan serios en su estrategia de sometimiento para que abandonemos a Ucrania, el ahorro previsto del 7% del gobierno o del 15% de la UE va a ser sólo la introducción de lo que nos espera.

Y, sobre todo, el gobierno debe tener muy claro que si pretende establecer restricciones al consumo de hogares y empresas no puede hacerlo sin, él mismo, dar ejemplo y ofrecer a la ciudadanía una imagen de recorte. Que para cualquier acto del presidente se prepare un despliegue de medios de transporte terrestres y aéreos dignos de una flota estelar no sólo es absurdo, y hasta ridículo, sino totalmente contraproducente para lograr un objetivo de ahorro. La austeridad bien entendida empieza por uno mismo, y eso se lo debe grabar a fuego el gobernante que pretenda recortar, tanto ahora que hace calor como, sobre todo, cuando llegue el frío.

miércoles, agosto 03, 2022

EEUU sube la apuesta en Taiwan

En el juego de órdagos que se están lanzando las dos grandes potencias, EEUU ha respondido a las amenazas chinas no dejándose amedrentar, y ha hecho que Nancy Pelosi finalmente sí visite Taiwán, donde ha sido recibida con honores y con el deseo, por parte de muchos, de que esto suponga el espaldarazo definitivo a las ambiciones independentistas de la isla respecto a China. Todo eso está por ver. De momento, en el juego de la gallina, EEUU no se ha achantado, y eso ya es noticia, tanto como lo hubiera sido una no visita, que hubiera dejado a China como gran ganador de la contienda política. Ahora es Beijing quien debe responder y dejar ver que sus bravatas de palabra son algo más que gritos en agosto.

Seamos sinceros. Taiwán está demasiado cerca de la poderosa China y demasiado lejos de unos ensimismados EEUU como para que, con el tiempo, su buscada independencia sea abortada desde las costas del gigante vecino. Se cumple en este agosto el primer aniversario de la huida de EEUU de Afganistán, con aquel Kabul convertido en ratonera del que ya nadie se acuerda, pero en el que no pocos murieron intentado subir a los aviones que evacuaban a los occidentales. El mensaje que el mundo vio durante aquellos días es que el compromiso de los EEUU en sus misiones exteriores es volátil, está sujeto a que sigan sirviendo a sus propios intereses y puede dar bandazos en función del cambio de gobierno. Para una nación que tiene a un enemigo constante y fiero como China, allí donde el tiempo no es una variable como lo es en occidente, EEUU se muestra como un aliado menos sólido de lo que pudiera pensarse. Y eso lo saben los taiwaneses y los chinos. El reloj corre a favor de la dictadura de Beijing, y pulsos más o menos aparatosos difícilmente podrán impedir un futuro de anexión. Sólo un movimiento militar desarrollado sin pretextos por parte de China, en un proceso de conquista paralelo al que se ve ahora en Ucrania, serviría para que EEUU encontrase una excusa realista para enfrentarse al PLA, siglas anglosajonas del ejército de liberación del pueblo, que es como se denominan las fuerzas armadas chinas. Y aún en ese caso podríamos llegar a una situación como la que se vive en la mencionada Ucrania, de total beligerancia entre EEUU y el invasor, en este caso Rusia, pero máximo cuidado para que no sea una guerra convencional lo que se acaba desarrollando entre ambos. EEUU apoya a Ucrania de diversas e intensas maneras, pero no existe enfrentamiento alguno entre tropas norteamericanas y rusas, y eso es lo que les sirve a ambos para odiarse hasta el extremo pero no caer en una declaración de guerra, pudiendo contener el conflicto en una escala, en este caso, europea. ¿Un ataque chino sobre Taiwán podría derivar en algo así? Si el caso ucraniano no fue estudiado por los analistas militares hasta hace muy poco, el de Taiwán sí que lleva tiempo en el radar de estudiosos de todo tipo, por su capacidad para convertirse en el campo de batalla entre las dos superpotencias. El hecho de que sea una isla dificulta el asalto por parte del invasor y el aprovisionamiento para el que apoya a los residentes en ella, y resulta complicado saber cómo se desarrollaría un enfrentamiento real. Los aliados norteamericanos en la zona, empezando por Japón, carecen de fuerza militar significativa como para intervenir en un conflicto y las flotas del imperio que patrullan por el mar de China son grandes, con varios portaviones y sus escoltas, pero no con capacidad de aportar tropas de cara a la defensa en caso de una invasión anfibia masiva. Por el lado chino, sus capacidades militares no dejan de crecer, pero aún no está claro que sea capaz de trasladar miles y miles de soldados desde el continente a la isla, por lo que planificar una invasión desde ese lado es complicada. Es seguro que Beijing sigue día a día los movimientos rusos en Ucrania y está tomando notas de los errores que están cometiendo los generales de Putin.

En todo caso, Taiwán va a ser un punto clave en el mundo al que nos dirigimos, un mundo centrado en el marco Asia Pacífico, donde se concentra la mayor parte de la población del mundo y del PIB que se crea. Además, y esto no se puede olvidad nunca, Taiwán es el mayor productor de semiconductores del mundo, con el gigante TCSM como fabricante de cerca de un tercio del total global. Cualquier interrupción de ese suministro, no pensemos en la destrucción de fábricas o infraestructuras de exportación, sería un golpe brutal a las economías de todo el mundo, sobre todo las desarrolladas. Los planes de inversión occidentales para dotarse de autonomía estratégica en la fabricación de chips también están basados en el riesgo futuro de lo que pueda pasar en Taiwán. Créanme, haremos bastante caso a esa zona del mundo.

martes, agosto 02, 2022

Pulso entre China y EEUU en Taiwán

Nancy Pelosi es la “speaker” presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, una de las dos que conforma, junto al Senado, las cortes de aquel país. Ocupa una de las principales posiciones del poder político en Washington y es, a su muy elevada edad, en torno a los ochenta, la veteranía demócrata encarnada, y el reflejo de que la gerontocracia se ha hecho con el poder de la nación. Allí donde va representa a EEUU y todo su poder, y por ello, la gira que estos días desarrolla por Asia Pacífico se ve desde todas partes como un claro mensaje de refuerzo a los aliados de esa zona frente a las aspiraciones del gigante chino, el vecino que ya no es una amenaza difusa, sino toda una sombra de realidad.

Hasta aquí no hay muchas novedades respecto a visitas y mensajes que desde la administración norteamericana se han lanzado en este tipo de viajes. La novedad, importante, surge en la posibilidad de que hoy Pelosi haga una escala en su viaje y visite Taiwán, ese país que China no reconoce, considera parte de sí misma y que aspira a reunificar de manera íntegra en un futuro cercano. La relación de EEUU con Taiwán es ambigua. La reconoce como nación y mantiene un gran intercambio comercial, pero no opina sobre su rumbo político y se cuida mucho de aparecer como socio protector, manteniendo una postura comedida, una especie de “contigo pero sin ti” para no despertar las iras de Beijing. Por eso, desde hace décadas, no se producen visitas de altos mandatarios norteamericanos a la isla, y el que Pelosi pueda hacerlo es muy novedoso. China lo ha visto como un reto, una afrenta, y ha hecho algo bastante inaudito. Su portavoz gubernamental ha declarado el profundo enfado del gobierno chino a las intenciones del viaje de Pelosi y, directamente, ha amenazado a EEUU con consecuencias graves si se llega a producir. La agenda del viaje de Pelosi se ha difuminado en parte y, pese a que la mayor parte de las fuentes aseguran que sí visitará la isla, no hay ninguna comunicación oficial que lo afirme. Más allá de las aspiraciones chinas sobre Taiwán, y la tensión sostenida que hay existe desde hace tiempo, y que no deja de crecer. Este episodio tiene un aspecto muy novedoso para mi, y es que, por primera vez, veo a China tratando a EEUU como a un igual, desde una posición de firmeza que no la había visto antes. La superpotencia norteamericana se encuentra, de repente, con otro tío grandote que le amenaza en caso de que quiera hacer algo, poniendo límites claros a la capacidad de actuación del imperio. Es una muestra de fortaleza de una China sumida en el caos de los cierres Covid, pero que detecta que EEUU es más débil de lo que parece, y optando nuevamente por la diplomacia del megáfono, avisa a diestro y siniestro que no consentirá que los EEUU se pasen de la raya, y será China quien determine dónde se pone dicha raya. Así, no se si pretendiéndolo o no, el viaje de Pelosi se ha convertido en un pulso directo entre los dos países más poderosos del mundo, en el que ambos se juegan prestigio, imagen y poder. Como una especie de juego de la gallina, los dos están chuleando sobre lo que van a hacer y dejar de hacer en función de la presión mutua, y como mínimo, resulta inquietante. Si EEUU se echa finalmente atrás y Pelosi no vista la isla, China habrá dado un golpe sobre la mesa en la región, dejando claro quien manda, y en el mundo, haciendo ver que es capaz de doblar el brazo del gigante estadunidense. Si Pelosi visita la isla, EEUU acepta el pulso y lo ejecuta, y deja a China la responsabilidad de traducir sus palabras amenazantes en hechos, con la posibilidad de que quede como un fanfarrón que amenaza y amaga pero que no golpea.

Es casi imposible de que este pulso, pase lo que pase, ambos queden indemnes. Las declaraciones de Biden en las que admite que la CIA y el Pentágono no ven con buenos ojos la visita son una muestra de que EEUU no las tiene todas consigo en la zona y que no posee la estrategia o la capacidad para responder a una China envalentonada. Más de una hora hablaron el presidente Chino Xi y Biden, y el mandatario oriental reiteró que quien juega con fuego se quema, lo cual es una amenaza nada velada. De lo que pase hoy y mañana en ese viaje dependerá mucho de la relación futura de ambas naciones y del destino de la propia Taiwán. Xi será entronizado a perpetuidad en otoño en Beijing, si no pasa nada raro, y la isla está entre sus objetivos claros. Seguro que está aprendiendo de Rusia y su campaña ucraniana.

lunes, agosto 01, 2022

Ucrania evacúa Donetsk

1 de agosto, empieza el mes vacacional por excelencia. Se mantiene un calor desatado e imagino las playas llenas de nacionales y extranjeros buscando consuelo en aguas que no están nada frescas. La guerra en Ucrania prosigue, no entiende de vacaciones. Las batallas suspenden el ciclo del tiempo al que estamos acostumbrados, y como si fuesen pandemia, transforman a todos los días en semejantes, rompen las fronteras entre lo que es festivo y laboral. Se combate, mata y muere sin cesar, a veces con frío, a veces con calor, pero se hace lo mismo todos los días. La lucha por la supervivencia que mantiene en guardia a unos y otros, para lograr una victoria y, sobre todo, para no ser eliminado.

La decisión del presidente ucraniano Zelensky de ordenar la evacuación de la población civil que permanece en la región de Donetsk es lo más parecido a una capitulación en el Dombás de lo que hemos visto hasta ahora. Hace algo más de un mes que los rusos se hicieron con el control de la provincia de Lugansk, y desde entonces los combates más duros han estado centrados en la otra provincia, oblast es como se denominan allí. Las confusas noticias sobre avances y retrocesos no parecen ser capaces de ocultar que, en esas zonas, la capacidad de las fuerzas ucranianas no era la suficiente como para impedir avances rusos, sostenidos por un constante machaque de la artillería, que lamina todo previo al paso de la infantería rusa. Las tropas de Putin conquistan localidades que no son sino ruinas, destrozos absolutos provocados por sus mismas milicias desde la retaguardia, y en las que va a ser difícil, cuando no imposible, que algo parecido a la vida normal pueda desarrollarse en un horizonte de tiempo cercano. Si la retirada ucraniana es cierta Rusia se habrá hecho con toda la región del Dombas, que es lo que los amigos del kremlin, que siguen también entre nosotros, exponían como territorio necesario para la seguridad de Moscú y condición necesaria para que las hostilidades se frenasen por parte del Kremlin, pero me da a mi que esos amigos prorrusos saben tanto de las intenciones de Putin como el resto del mundo, más bien poco. Las fuerzas rusas siguen lanzando ataques descoordinados, con misiles de crucero y de aviación, a otras zonas de Ucrania, y aunque son acciones que no permiten lograr el control de poblaciones lejanas a las zonas de combate, resulta evidente que impiden la vida normal en el resto del país, y destruyen poco a poco la confianza de los ucranianos, y su economía. La economía del país debe estar en un estado calamitoso, y ahora mismo sólo las transferencias y apoyo que el gobierno de Zelesnky logra por parte de las naciones occidentales es la que mantiene en pie l entramado de un estado carcomido por la guerra. No se si el plan auspiciado por Turquía de sacar el trigo ucraniano por el mar negro será finalmente viable, pero lo que es seguro es que las cosechas del año que viene, que debieran ser plantadas a la vuelta de este verano, no existirán, o al menos lo harán de una manera muy muy reducida frente a lo normal. En las zonas conquistadas el terreno está arrasado, y en las que aún no lo están la mano de obra agraria está movilizada en el esfuerzo de la guerra, por lo que el grano de hoy será de los últimos que veamos de procedencia ucraniana. ¿Está en la estrategia del Kremlin rendir a Ucrania en un próximo invierno de bombardeos y privaciones? Es obvio que a medida que lleguen los próximos fríos la capacidad de las viviendas ucraniana de tener calefacción será muy escasa, con infraestructuras dañadas por todas partes. La escasez de víveres puede ser angustiosa, y las tropas rusas, acostumbradas a ser maltratadas por sus superiores, comerán mal pero al menos tendrán abrigo y realizarán pillajes sin reparos. El nivel de desprecio que Rusia está mostrando frente a su vecino lleva a que veamos escenas de violencia desatada y cruel que nos recuerdan a los peores episodios de la II Guerra Mundial desarrollados en escenarios no muy lejanos a los de la actual contienda. Si la idea de Putin es la de exterminar a cuantos más ucranianos pueda la verdad es que mal no lo está haciendo el muy capullo.

No he mencionado en este artículo el papel del chantaje al que Putin nos va a someter a los europeos a medida que ese frío invernal se acerque. Si su plan funciona y la unidad europea se rompe en medio de calefacciones apagadas y ciudadanos, votantes, enfurecidos, el gobierno de Kiev apenas podrá aguantar semanas si el apoyo occidental se frena. Vladimiro lo sabe, y será una carta que use, cuando más daño y más efectiva pueda llegar a ser. Zelensky lo sabe, y lo teme. Replegar sus fuerzas es una opción que crece si busca sostenerse en un territorio que sea capaz de controlar por completo. La guerra sigue, cientos mueren al día. Y nuestras playas, llenas de turistas.