viernes, agosto 05, 2022

Juegos de guerra

Empezábamos el año comentando que había, al menos, dos zonas calientes en el mundo que nos iban a poder causar problemas globales, con la esperanza de que nada sucediera en ellas, pero con el temor de que todo era posible. Una era la frontera entre Ucrania y Rusia, tensionada desde hace meses, y vemos todos los días como esa frontera dejó de existir desde el momento en el que la cruel guerra de Putin se desató y lo desbarató todo. Decenas, cientos, militares y civiles, vuelven a morir en las eternas llanuras de la Europa del este, en un recuerdo macabro de los peores días de la II Guerra Mundial, con tácticas de ataque sucias, ausencia de piedad y una saña destructiva que demuestra que la obsesión rusa no es sólo el control del territorio, sino también el exterminio de sus actuales residentes.

El otro punto era el estrecho de Taiwán, frente a las costas de China, en la isla que se autoproclama independiente y que lo es de facto aunque viva bajo el eterno temor de las aspiraciones unificadoras de su cada vez más poderoso vecino. La vivista de Nancy Pelosi de esta semana a Taipéi ha desencadenado una agresiva respuesta verbal por parte de las autoridades chinas, que por ahora se traduce en declaraciones grandilocuentes y unos ejercicios militares con fuego real que, en la práctica, van a mantener Taiwán aislada durante varios días, al menos hasta el domingo. Buques, aviones, misiles de crucero, proyectiles balísticos…. El PLA muestra sin cesar lo mejorcito de sus arsenales en un ejercicio propio de un machote que quiere presumir de músculo, aunque no esté claro si va a pegar el golpe o no. La exhibición de fuerza tiene un destinatario claro, que es EEUU, algo así como “mira lo que podemos hacer en horas, y tú estás lejos” dirigido a la superpotencia occidental, único garante de la estabilidad e independencia del régimen de Taipéi. ¿Va a haber una invasión china de la isla en toda regla? Si quieren fiarse de mi corren graves riesgos, porque acierto poco. Me parecía poco probable un ataque ruso a Ucrania y miren donde estamos. Ahora mismo también me parece poco probable una operación militar china a gran escala que se lance a por Taiwán. Es un ataque que, sin duda, Beijing lleva tiempo planificando, pero bien sabemos todos, más los rusos desde febrero, que los planes de guerra soportan muy bien el PowerPoint pero bastante mal la realidad. Seguramente los mandamases del PLA siguen con gran entusiasmo las evoluciones del ejército ruso en Ucrania, los errores que ha cometido y el papel que poseen los aportes de armamento tecnológico por parte de occidente de cara al desarrollo de las hostilidades. No, no creo que esta sea la vez en la que China lance su invasión, pero sí creo que va a haber un momento en el que lo intentará. Lo que sí es verdad es que, con los ejercicios de fuerza que está haciendo estos días, Beijing enseña músculo, y dice a propios y extraños que sus capacidades militares, como todos suponíamos, no dejan de incrementarse día a día, lo que cada vez le otorga un poder mayor en la zona y en el mundo. Es probable que un ataque a Taiwán se produzca cuando los chinos consigan que la porción de población que reside en la isla que es favorable al régimen de Beijín, ahora minoría, se movilice y actúe como quintacolumnista apoyando un asalto anfibio que sería, en todo caso, costoso, complejo, dañino y peligroso para las tropas atacantes. No es lanzar unas divisiones en campo abierto como en Ucrania, sino toda una flota de desembarco. Para cuando eso se produzca Taiwán espera tener más y más reservas de armamento occidental del que ahora le llega a Ucrania en cuentagotas, y ser capaz de organizar una defensa que pare el ataque, pero sus opciones son escasas si los chinos asumen una parte de la táctica rusa y priorizan el éxito de la misión por encima del coste de las bajas propias. Y en ese momento quizás, como ahora sobre las tierras negras del Dombás, veríamos una guerra a distancia entre China y EEUU, la primera desde la de Corea, si no recuerdo mal, con el enorme potencial desestabilizador para el mundo que eso tendría y con unos efectos inmensos para la cadena de producción y distribución de microchips, de la que Taiwán es el primer fabricante del mundo.

Como pueden observar, este 2022 que nos está tocando vivir viene marcado por factores geopolíticos globales que nos impactan plenamente en nuestra vida diaria, en forma de incertidumbre, inflación desatada, crisis de suministro energético y otro montón de derivadas, frente a las que apenas podemos hacer otra cosa que no sea lamentarnos y tratar de ajustarse como se pueda. Lo que podía ser un año triunfal tras la victoria de la ciencia sobre el coronavirus se ha transformado en un entorno bastante hostil, lleno de retos y problemas ante los que uno apenas puede emitir comentarios más o menos atinados, pero no encontrar soluciones de ningún tipo. Las playas y chiringuitos llenos, a pesar de los precios, puede ser la respuesta que la mayoría ha encontrado para eludir toda esta locura que nos rodea. Quizás sea la adecuada.

Subo a Elorrio dos semanas de vacaciones, el siguiente artículo debiera ser el martes 23 de agosto. Cuídense, descansen mucho y ojo al calor, que no dará mucha tregua.

No hay comentarios: