lunes, abril 30, 2012

Yo y la televisión


Disculpen este inicio tan onanista, pero es que últimamente mantengo una extraña relación con el mundo de la tele, precisamente yo, que no soy lo que se dice un ávido consumidor de los programas que habitualmente inundan la parrilla. Lo cierto es que desde hace un tiempo tengo la suerte de que algunas de las fotos que saco desde el trabajo aparecen publicadas en el espacio de El Tiempo de TVE, cosa que aprovecho para agradecérselo tanto como no son capaces de imaginar. Publican mis fotos, rotulan mi nombre pero, afortunadamente, no se me ve. Sin embargo, el Viernes, sin pretenderlo, crucé una nueva frontera.

Y es que fui entrevistado para la televisión por primera vez en toda mi vida. Había salido por la tarde del trabajo y, antes de pasarme por casa de unos amigos, decidí acudir a la exposición que en el centro cultural de Moncloa reúne las imágenes premiadas en el año 2001 por World Press Photo, que habitualmente nos muestran un impactante resumen de lo acontecido en cada año y la visión que los reporteros gráficos nos ofrecen de lo que sucede a su alrededor. Además este año hay un añadido especial, y es que la imagen seleccionada como “foto del año 2011” ha sido tomada por un español, Samuel Aranda. Es una bella composición en al que se muestra a una mujer cubierta con el velo de arriba abajo que ofrece consuelo a su hijo, herido en las revueltas acaecidas en Yemen, concretamente en octubre de 2011. La composición se enmarca muy bien en la clásica imagen de la piedad, en este caso con una “María” islámica y oculta, pero con un “Jesús” tan sufriente, dolido, destrozado y arropado en los brazos de María como en el original. Un premio merecido. La cuestión es que allí estaba yo mirando esa y muchas otras fotos, magníficas todas ellas, cuando me di cuenta de que un equipo de TVE estaba por allí filmando y entrevistando a un joven que luego supuse era Samuel, el autor de la foto premiada. En un momento dado empezaron a grabarle andando por la sala y pasaron junto a mi, y traté de retirarme para no salir en la imagen (no lo conseguí del todo, como luego he podido comprobar). Pasados unos minutos seguía mirando las escenas cuando uno de los periodistas me vino, micrófono en ristre, y me dijo si quería decir algunas palabras a la cámara y al autor como comentario de la imagen. Atribulado, pillado a contrapié, no supe decir que no, aunque avisé que nunca había hablado a una cámara de televisión y no sabía si el resultado sería bueno o no. En fin, que allí nos pusieron, a Sebastián y a mi, uno en frente del otro, con al imagen premiada a mi derecha y la cámara y los focos a la izquierda. El periodista me hizo la típica pregunta de cual era mi opinión sobre la imagen y hablé unos pocos minutos sobre ella, sobre la belleza que transmitía en medio de lo que, suponía, era un gran dolor, de cómo el fotógrafo había conseguido captar la ternura entre la guerra, la referencia a la piedad clásica, y luego hice algunos comentarios sobre el papel del reportero gráfico en los conflictos, de cómo es capaz de hacer que día a día podamos enterarnos de lo que pasa más allá de nuestras narices gracias a su esfuerzo, su valentía y, porqué no decirlo, cierto grado de locura. Tras acabar la toma, según el cámara a plena satisfacción, estuve unos cuantos minutos charlando con el propio Sebastián de todos estos asuntos y alguno más, de la situación de crisis que vive el medio periodístico, de las revueltas árabes de 2011 y de su prometedor o preocupante aspecto en muchos casos que ofrecen en este 2012, de la sensación de cómo debe sentirse un periodista que vive la guerra de frente, o situaciones límite de cualquier otro tipo, como él, cuando aterriza de vuelta en Madrid y ve que la gente se irrita porque el taxi del aeropuerto no acaba de llegar…. Una pequeña charla muy interesante que tuve la oportunidad de tener.

Por si les pica la curiosidad, el video fue emitido ayer por la tarde en el “Gente” de la primera, y puede consultarse en este enlace, a partir del minuto 19:53, Afortunadamente mi intervención ha sido recortada y apenas se me ve unos pocos segundos comentando la escena, en el minuto 20:52. Si continúan viendo la toma pillarán un instante en el que mi calva se inmiscuye en la escena, lo que antes comenté que trataba de evitar y, sobre todo, oirán los interesantes comentarios del propio Samuel sobre la imagen, el momento de su toma y la apasionante (y dura) profesión que el tan bien encarna.

Esta semana es rara. Mañana y pasado es fiesta en Madrid, y me cojo vacaciones jueves, Viernes y Lunes, por lo que no habrá entradas hasta el Martes 8 de Mayo. Mantengan un ojo puesto en la reunión del BCE del Jueves en Barcelona y las elecciones francesas y griegas del Domingo 6, y el resto destínenlo al disfrute.

viernes, abril 27, 2012

Noruega juzga al monstruo


Ha comenzado en Oslo el juicio a Ander Breivick, el ultraderechista autor de la matanza que conmocionó a ese país y a todo el mundo el verano pasado. Y pese a que es algo secundario no deja de llamar la atención que basten apenas nueve meses para juzgar hechos semejantes, sobre todo dada la insoportable tardanza con la que en España juzgamos actos así y de cualquier otro tipo y grado. Se dice que la justicia tardía no es tal justicia, y en esto, como en otras tantas cosas, Noruega demuestra que sabe hacer las cosas bien. Aprendamos también de ellos en cómo funciona su sistema judicial.

De hecho el que se produzca el juicio ya es una gran noticia, porque la táctica de los abogados ha sido durante las últimas semanas tratar de convencer al tribunal de que Breivick no está cuerdo, que su desviación psicológica le impide ser juzgado como culpable de unos actos que no controlaba, y que su estancia en una institución médica era lo más adecuado. Afortunadamente el tribunal desestimó estos argumentos, tras realizar pruebas y peritajes a Breivick y escuchar la opinión de expertos en la materia. E hizo muy bien, porque Breivick no sólo se merece juicio, y una condena que, sea cual sea la que se le imponga, se quedará corta, sino que ese juicio es la mejor manera para exorcizar el miedo que la sociedad noruega ha vivido en primera persona tras asistir, asombrada, a la matanza del verano. Y es que lo más aterrador de la historia es que Breivick no está loco, ni mucho menos. Si lo estuviera todos respiraríamos aliviados, porque habríamos encontrado la causa, la justificación, la excusa a su infame comportamiento. Pero no lo está. En las sesiones del juicio celebradas hasta ahora, que conocemos a posteriori, sin que sus declaraciones sean emitidas para no darle propaganda extra, Breivick se muestra sereno, serio y confiado de sí mismo en todo momento. Aduce una lógica siniestra pero razonada a todo lo que hizo, y su discurso (falso y de nula validez) se muestra con la misma serenidad y aplomo con el que se podría argumentar el contrario. No, Breivick no oyó voces que le impulsaron a hacer lo que hizo, no. Se pasó mucho tiempo planificándolo, pensando como ejecutarlo y, sobre todo, convencido de que eso era lo mejor que podía hacer para salvaguardar las raíces de una Noruega que el amaba como el que más. Y eso es lo que da miedo de este caso, no la frialdad o el recuento de muertos, sino la aparente sensación de “racionalidad” que se esconde bajo la cara de Breivick. Su aspecto de noruego común va más allá y alcanza a rozar el pensamiento de muchos europeos, solo que él se atrevió a cruzar el límite de la ley, y se muestra orgulloso de ello. El pasado Domingo el partido de Marine Le pen obtuvo cerca de un 19% de los sufragios en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. ¿Cuántos de esos votantes verán con simpatía la fiugara de Breivick? Seguro que más de uno y dos, y fíjense que no me he preguntado cuántos simpatizarán con el ideario de ese sujeto, porque en ese caso estoy casi seguro que el porcentaje será altísimo. Sin adoctrinamiento, sin emires que coman el coco a los niños, sin escenas como esas que vemos en Afganistán, donde los críos se fanatizan desde pequeños y son lavadas sus mentes para que maten en nombre de Alá… nada de eso. Educado en la selecta y elitista sociedad noruega, con todos los medios que la tecnología y la globalización ofrecen en estos momentos, Breivick es el reverso tenebroso de nosotros mismos, la expresión física del mal que anida en cada uno, en usted y en mi, y en todas las personas con las que nos cruzamos. Afortunadamente la educación y los buenos sentimientos vencen habitualmente a ese mal e impiden que se muestre como tal. Por eso hechos como los de Noruega, o el nazismo alemán del siglo XX, nos aterran tanto, porque sabemos que Breivick no es un loco, sino alguien como nosotros, idéntico, malditamente idéntico…..

Para luchar contra esta sensación de descontrol que supone asistir a un juicio semejante, el pueblo noruego está tratando de unirse, en actos que parecen extraños vistos desde nuestra óptica, pero que seguro les son útiles y beneficiosos. Ayer, por ejemplo, cerca de cuarenta mil personas se reunieron en Oslo para…. cantar. Ante manifestaciones del asesino en las que ridiculizaba una canción infantil, miles de personas convocadas por Internet se juntaron y, bajo la lluvia, cantaron esa canción que odiaba el asesino, y con sus notas trataron de acallar su voz, buscando que vuelva al pozo oscuro de la memoria de donde nunca debió salir. La imagen de los noruegos cantando es conmovedora y, sin superhéroes de por medio, muestra que a veces el bien puede ganar al mal. No pudo ser en verano, pero sí ayer.

jueves, abril 26, 2012

Quo vadis, Europa (II/II)


Si, seguro que lo han adivinado. Es Alemania el país que está ganando en este juego del euro y la austeridad, y puede verse desde dos ópticas muy distintas, pero el resultado es el mismo. Por un lado Alemania fue el alumno aplicado de la clase, que hizo las reformas en los tiempos de bonanza y ahora, en medio de la zozobra, resiste como ningún otro. Por otro lado puede verse a Alemania como el país que usa el euro como arma para someter al resto de naciones y hacer que orbiten en torno a ellas, en una monetaria versión del poema de Tolkien: “Un euro para gobernarlos a todos. Un euro para encontrarlos, un euro para atraerlos a todos y atarlos a Alemania”.

Y así volvemos al problema de la arquitectura institucional de eso que llamamos Europa. Alemania ha pertenecido desde su fundación en 1957 a lo que entonces se llamaba Comunidad Económica Europea, fundada en aquel año por seis países económicamente similares, tres de ellos (Alemania, Francia e Italia) de similar peso. Pero no nos engañemos, en aquel entonces era la República Federal Alemana lo que firmaba los tratados, un país tutelado por el resto de potencias occidentales, resultado de una partición traumática fruto de una horrible guerra y que no era ni la sombra de lo que Alemania llegó a ser. La reunificación alemana de 1989, hecho tan maravilloso como complejo, y la ampliación europea al este, abrió numerosos interrogantes sobre cual sería el papel que jugaría una Alemania unificada en el futuro. El principal temor, tranquilos, no era el militar, sino el económico, ya que era de esperar que un país reunificado se convirtiera en el de mayor peso de la Unión. Era en Francia donde se veía con mayor preocupación este escenario, porque obviamente era Francia el país que, de facto, perdería su posición de liderazgo en el proyecto europeo, y puede que fuese en París donde con menos alegría se brindase al caer el muro. Ya decía De Gaulle, chauvinista hasta la médula, que le “gustaba” tanto Alemania que prefería que hubiese dos en vez de una    En fin, con ochenta millones de habitantes y una potencia industrial y tecnológica sin parangón en el continente era cuestión de tiempo que Alemania se convirtiera en un país “normal”, es decir, soberano de sí mismo y poseedor de intereses propios, que fueran más allá del “buenismo” europeísta que enarbolaba, más como tabla de salvación para olvidar su desgarro interior que como otra cosa. Había miedo, larvado pero patente, de que la Alemania Europea de los ochenta se transformara en una Europa Alemana en algún momento, y parece que es esta crisis la que ha acelerado ese proceso. Ya en la creación del Euro fue Alemania la que dictó las directrices del funcionamiento de la moneda y, sobre todo, el Banco Central Europeo, a imagen y semejanza del Bundesbank, dándole un rigor monetarista, un sesgo antiinflacionario y un carácter de duro en el control de la masa monetaria y los tipos que se ha mantenido a lo largo de su por ahora no muy larga historia, y fijando su sede en Frankfurt, no por casualidad. La realidad es que a medida que se profundiza la crisis esa desproporción Alemania y el resto de Europa no hace sino crecer, ya que las economías de la periferia, ahí es donde vivimos nosotros, no dejan de caer mientras que las cifras que Berlín y sus empresas publican de ventas, facturación y ganancias son cada vez más impresionantes. Parece un efecto de la gravedad, como si el planeta alemán no dejara de creer, atrayendo materia del resto de países europeos que no hacen más que perderla. Se dice, con razón, que nuestro hundimiento restará mercados de exportación a los productos alemanes, pero no se dice que la venta de, por ejemplo, Mercedes o Audis a China no deja de crecer, y que dentro de poco el sur de Europa puede no ser un mercado de exportación de bienes para Alemania, sino un mercado de aprovisionamiento de mano de obra y componentes.

Hay dos noticias de estos días que no hacen más que corroborar esta sensación. La semana pasada Audi compro Ducati, la empresa motociclista italiana, lo que es una muestra de que aún siendo competitivas, y Ducati lo es, las empresas de la periferia poco pueden hacer frente al gigante alemán, cuyo principal competidor europeo en este mercado ahora mismo es…. BMW, también alemán. La otra es de ayer, de esa reunión de jóvenes españoles con la ministra de trabajo alemana, que muestra como el talento (y los que, poseyéndolo, son valientes) huyen de España y acuden a la llamada germana de la prosperidad. Triste para nosotros, bonito para ellos. Con noticias así no esperen un cambio de actitud en la política europea. Respondiendo a la pregunta del título, Europa cada vez es más Alemania, somos “de” Alemania, y ese es el presente y el futuro inmediato.

miércoles, abril 25, 2012

Quo vadis, Europa (I/II)


Absortos con la depresión económica en la que vivimos sumidos los españoles, resulta difícil darse cuenta de lo importante que son estos momentos para ese proyecto conjunto que llamamos Europa. Blogeros, articulistas y pensadores de todo el mundo están escribiendo día sí y día también posibles recetas para tratar de sacar al continente del atolladero en el que se encuentra sumido y que amenaza su propia existencia. Básicamente hay dos posturas, una encarnada en la austeridad, defendida por Alemania, y otra que busca el crecimiento, defendida por EEUU. Y aunque pueda parecerles una afirmación sin sentido, ambas son correctas y erróneas.

Y la clave para afirmar eso está en un factor que me parece tan obvio que no entiendo como nadie lo recalca, y es que lo que llamamos Europa NO existe. Frente a EEUU, que es un país, con un gobierno, un idioma, una constitución y una historia, Europa no es sino un tratado internacional por el que una serie de países con legislaciones, lenguas e historias particulares, se ponen de acuerdo para gestionar ciertos asuntos de manera común. Y de la misma manera que se han acordado ciertas cosas resulta casi imposible hacerlo en otros aspectos fundamentales, porque cada país es soberano, autónomo, y posee intereses particulares, en los que a veces prevalece el interés común, y en otras ocasiones, no. El caso del euro es un ejemplo magnífico de hasta dónde pueden llegar esos acuerdos y hasta donde no y, por tanto, mostrar sus debilidades. La introducción de la moneda única fue el logro de toda una generación de dirigentes y técnicos europeos, y fue un éxito del que podemos sentirnos plenamente orgullosos. Sin embargo ya entonces abundaban artículos, anglosajones muchos, tachados de saboteadores, que avisaban de que una moneda única con Banco Central único, el BCE, necesitaba un tesoro único, que emitiera deuda común para todos los países, y un sistema fiscal común que ejerciera un papel de estabilizador y que permitiera transferir rentas entre países. Lo cierto es que nada de esto se llevó a cabo, principalmente por la enorme pérdida de soberanía (léase poder) que eso puede suponer para los países, y desde hace tiempo mantengo la idea de que el Euro fue diseñado como moneda, sí, pero también como instrumento que forzase esa integración real de Europa en una especie de federación de estados. Lo que nadie pudo prever es que los primeros años del euro, tras la breve crisis de las puntocom, se desarrollasen en medio de un auge económico sin parangón en las décadas pasadas. Las monedas empezaron a circular en 2002 y desde entonces su valor creció, y lo que ahora conocemos como la burbuja del crédito (inmobiliario, soberano, privado) se infló. Los países lograban así unos ingresos discales maravillosos y no existía tensión alguna que hiciera peligrar los objetivos de convergencia. El Euro “funcionaba” sólo, y el viejo debate sobre las estructura paralelas se abandonó en el cajón. Sin embargo, el fin de la burbuja en 2007 y su explosión en 2008 cambió radicalmente el panorama. El final de los ingresos ratifícales volvió a poner sobre el tapete las enormes desigualdades que existen entre las economías de los países europeos, nuevamente sin al existencia de esas estructuras de gobierno y fiscalidad que las compensen, pero ahora con el factor diferencial de una moneda única y una política monetaria unificada, que puede ser buena para unos, mala para otros, y todo eso al revés en breve plazo de tiempo. Poco a poco las tensiones han ido creciendo y nos hemos plantado hoy ante un panorama incierto ante el que sólo se puede optar, es mi opinión, por dos salidas. Unión o ruptura.

La ruptura, parcial con la salida de un país del Euro, sin que nadie sepa como se puede hacer eso, llevará a la completa por las tensiones que sufrirán el resto de naciones, y se producirá si no se actúa en la otra dirección. La Unión, la salida menos mala, pasaría por la definición de una nueva estructura de gobierno de la UE que fuera tal, un gobierno efectivo, en el que cada país se comportase como una región de un estado federado llamado Europa, cediéndole la mayor parte de la recaudación de los impuestos nacionales y otorgándole el poder para decidir cómo gestionar los asuntos económicos en todo el territorio. Ahora mismo hay un pulso entre esas dos tendencias, y seguro que sospecha qué país es el más interesado en que gane la solución integradora… si es posible, mañana más.

martes, abril 24, 2012

Merkozy o Merkollande


El resultado de la primera vuelta de las elecciones francesas del Domingo 22 ha sido de lo más abierto y sugerente. Las encuestas auguraban una clara victoria del candidato socialista, François Hollande, frente al aspirante a la reelección, el inquieto Sarkozy. Finalmente sí ganó Hollande, pero por poco más de un punto, por lo que lo que se suponía una clara derrota de “Sarko” se ha transformado en una dulce segunda posición. El resultado del resto de partidos podría, a primera impresión, dar una pista de lo que va a suceder en dos semanas, pero la cosa es más complicada de lo que parece.

Tercera ha quedado Marine Le Pen, hija de Le Pen, con casi un 20% de los sufragios. Los analistas se han mostrado sorprendidos por este resultado, pero esas afirmaciones sólo me demuestran que los analistas son tontos, porque hace ya algunos años fue Le Pen padre el que logró pasar a la segunda vuelta de las presidenciales, creo que sucedió en la reelección de Chirac, por lo que la fidelidad del voto ultra se ha mantenido estos años prácticamente sin variaciones. Sumémosle un voto desencantado y protestón que se decanta por una alternativa que, sí, es repugnante, pero que cosecha partidarios, y tenemos un guarismo como el que se ha dado. Las otras formaciones han rondado el 10% de los votos, tanto para los partidarios de la extrema izquierda como para los centristas. Haciendo cuentas a groso modo puede uno suponer que si el 10% de los centristas se divide, el 10% de la extrema izquierda se suma a Hollande y el 20% de al extrema derecha a Sarkozy, este ganaría la segunda vuelta con una clara ventaja, de entorno a diez puntos. Sin embargo las cosas no son tan simples. Es cierto que los votos de la extrema izquierda se sumarán al socialismo, pero el reparto en los otros dos casos no es tan claro. En los centristas es muy probable que más votantes se decanten por la alternativa socialista que por la gaullista, haciendo así un voto más de protesta contra el gobierno que ahora termina su mandato que un ejercicio de cambio hacia el futuro. Y de lo que vaya a hacer el votante del frente Nacional nadie puede afirmar nada a ciencia cierta. Hay de todo, desde extremistas que jamás votarán a Sarkozy por considerarle un payasete blando, hasta algunos que le apoyarán, pasando por voto antisistema que puede quedarse en casa y agrupaciones, entre las que puede encontrarse la propia líder del partido, que no verían mal una derrota de Sarkozy para de esta manera tratar de hacerse con el control de la derecha francesa, acudiendo a rapiñar los restos de un partido que el presidente habría llevado hasta el fracaso. Por tanto, la incógnita es muy elevada, y creo que lo más seguro que puede afirmarse es que, gane quien gane, lo hará por poca diferencia. Lo que sí puede desprenderse de estos resultados y escenarios es que la estrella de Sarkozy se ha difuminado a lo largo de estos cinco años de mandato. Más allá de su discutido papel ante la crisis, y el efecto demoledor que esta tiene sobre los gobiernos, el último en caer, ayer mismo en Holanda, Sarkozy ha protagonizado un mandato en el que los gestos y el efectismo han estado por encima de todo. Ha gobernado más para los medios que para la nación francesa, su matrimonio con Carla Bruni, su paternidad, su imagen de señor bajito que no deja a su mujer ponerse tacones para que no le haga parecer aún menor, su hiperactivismo, lleno de grandes gestos y palabras, habitualmente saldado con la nada… todo ello ha desdibujado la imagen de un gobernante que llegó con mucho ímpetu al Elíseo y que ha acabado con su imagen tocada, con la triple A perdida y con la sensación, cierta, de que París está al dictado de lo que Berlín diga tanto en la crisis como en el devenir de la desunión europea.

Y este es el factor primordial de cara al resultado de las elecciones que se está olvidando. Todo el mundo dice que una victoria de Hollande sería buena porque ayudaría a rebajar la presión de los mercados sobre España y la rigidez del objetivo de déficit impuesto por parte de Bruselas (Berlín). Es una idea con lógica, pero me temo que, de conseguir la victoria el PSF, se demostrará falsa. Francia y su economía no están en condiciones de imponer a Alemania la forma de gestionar la crisis, y puede que el relevo en el Elíseo sea, para Merkel, un mero cambio de pareja de baile, pero no de música ni de ritmo. En todo caso la partida está ahñi, y un nuevo actor le daría otro estilo de juego. A ver que sucede.

lunes, abril 23, 2012

El día del libro

Hoy se celebra, como todos los años, el día del libro, una de las festividades que más me gustan de todo el año. Como ya es tradición miles de personas se agolparán ante los puestos en busca del título que tanto tiempo llevan buscando, el que se encuentre más de moda, o aquel que van a regalar a alguien en quien piensan o, como no, se aprovecharán del descuento sobre el precio fijado que se puede ejercer hoy en todas las librerías, descuento que algunas han adelantado los pasados días con objeto de animar las ventas.

Y es que la crisis, como todo, también golpea al mundo editorial. Durante los primeros años del desplome parecía que el libro aguantaba. Sus ventas se mantenían en un entorno de derrumbe, pero la profundidad y duración de la caída económica han acabado por afectarle también. Se reducen las tiradas, no sólo las que lo necesitaban por su desproporción, sino todas las existentes, las devoluciones aumentan y el margen y el volumen mismo del negocio se han reducido. Además de la crisis en sí el libro está lidiando con la adaptación que supone la llegada del libro digital, que en algunos ámbitos está muy extendido. Hoy mismo, sin ir más lejos, en mi vagón de metro éramos tantos los que leíamos en papel como en electrónico. Esto va a cambiar el mundo editorial de una manera radical, querámoslo o no. El precio del libro electrónico es menor que el editado y el formato abre la puerta al pirateo en el papel, que hasta ahora estaba sólo circunscrito al mundo musical. El negocio por tanto se enfrenta a un doble reto, de tipo particular y global, y está por ver cómo quedará cuando salga de ambos. De todas maneras, y dado que no soy un experto en esto, prefiero quedarme con la idea de que, en tiempos de crisis, e independientemente de su formato, el libro es probablemente el ocio más barato y rentable del que disponemos, si tenemos en cuenta lo que supone su compra y el tiempo que normalmente lleva leerlo. Salvo algunos lectores compulsivos, como es mi caso, que supeditan todo lo demás al ritmo de paso de las páginas, leer es una actividad que la mayoría de las personas logran hacer cuando el resto de cosas no les reclaman, sean laborales o no. Llega ese momento en la noche en el que has terminado con todo, si hay niños, duermen, la casa está en silencio, la maldita cocina no demanda hacer nada en ella, en la tele no hacen más que emitir la misma porquería de siempre, y en ese momento coges el libro que está en la mesita de al lado y, tras el fragor del día acabado, te vuelves a sumergir en sus páginas, sus historias, su sabiduría, su intriga….. y durante ese tiempo no hay problemas ni preocupaciones, salvo las que les puedan complicar la vida a los protagonistas de la historia. Puede que, otra vez, suene el teléfono, te llegue algún pesado mensaje de móvil o washapp, o cualquier otra interrupción imaginable, pero al poco, vuelta a la pasión que sale de las páginas impresas. Al ritmo de vida habitual se tardan varios días en leer un libro de medianas dimensiones, por lo que pruebe cuando acabe a hacer algunas cuentas, coja el precio del libro y divídalo entre la suma de horas empleadas para leerlo, y probablemente le salga una cifra ridícula en comparación con una entrada de cine, o de cualquier otro tipo de espectáculo. También puede luchar contra su entorno, apalancarse en el sofá y leer de manera compulsiva esa historia que le apasiona si coger ni el teléfono ni nada más. Le mirarán raro, porque como dice el gran Fernando Savater, leer por placer está mal visto, pero le aseguro que se lo pasará en grande, y disfrutará como hace tiempo que no lo ha hecho.

Hoy hay muchos actos previstos para celebrar este día. Mas allá de los institucionales, con la entrega del Cervantes como cita principal, está el deambular por las tiendas, el comprar y el disfrutar de los libros en compañía de otros amantes de ese mundo. En Madrid, como otros años, se organiza la noche de los libros, con presentaciones, charlas y horarios extendidos en muchas de las librerías de la ciudad. A ver si puedo pasarme un rato y, como en ocasiones precedentes, destruir mi tarjeta de crédito y mis brazos, comprando mucho, en la espera de que sea bueno. Disfruten y, sobre todo, lean, que viene a ser más o menos lo mismo.

viernes, abril 20, 2012

El Discovery ya está en Washington

Visité Washington en Septiembre de 2004. En compañía de un amigo, y de visita a una amiga común, fue mi tercer y, hasta el momento último, viaje a Estados Unidos, en un septiembre que olía a campaña electoral y que se saldó con la reelección de George W Bush dos meses después. Me gustó la ciudad más de lo que esperaba, y el conjunto de museos Smitshonian, que flanquean ambos lados del Mall, supuso toda una revelación, tanto por su dimensión como por la densidad y variedad de los mismos. Uno de los que más ansiaba visitar era el Museo Nacional del Aire y del Espacio. Y lo hice.

Ese museo tiene dos sedes, una en el propio Mall, donde se muestra la historia de la aviación y la carrera espacial norteamericana, con piezas de tamaño medio, y otro, sito en las cercanías del aeropuerto Dulles, el internacional, donde se exhiben aviones de gran tamaño y otros elementos que, por su dimensión, no tienen cabida en WDC. Ese otro museo, el hangar, no pude verlo, cosa que lamenté en su momento, pero el día que pueda enmendar ese error lo haré con un regalo extra, porque
desde ayer mismo se encuentra expuesto en ese lugar el Discovery el transbordador espacial que más viajes ha hecho en la historia del proyecto Shuttle. Es una nave que tiene unas marcas fascinantes. Ha hecho decenas de vuelos, siendo la que más astronautas ha transportado nunca, y se ha pasado en su conjunto la friolera de un año en órbita, sumando todas sus misiones. No es la más antigua de todas, pero sí de las que quedan, y será la joya de una exposición que muestra desde pequeños aeroplanos hasta modelos de los futuristas cazas antirradar que ahora comandan la fuerza aérea norteamericana. Su traslado al museo ha sido un espectáculo en sí mismo, dado que para llevarla desde el hangar en el que se encontraba en Florida ha sido necesario recurrir a uno de los aviones 747 que posee la NASA transformados para estas labores. Este modelo de Jumbo posee varias modificaciones, siendo la más llamativa el refuerzo del timón de cola con esas planchas laterales, que buscan dotar de estabilidad a una nave que, en vuelo, cargando en su lomo al transbordador, posee un comportamiento dinámico que nada tiene que ver con el de vuelo en carga convencional. Como homenaje a la nave y a la ciudad que lo va a acoger, el avión que portaba al Discovery realizó algunas pasadas sobre el centro de Washington, de tal manera que los habitantes de la ciudad pudieron contemplar como sobre ellos volaba algo así como un avión doble o, si quieren verlo con un poco de fantasía, por primera vez una nave espacial surcaba los cielos de la capital de EEUU, y en esta ocasión no era ni para bombardearla ni destruirla. En esta web de flickr se pueden ver varias imágenes de ese vuelo de homenaje, todas ellas realmente impactantes. En la que podrán ver si pulsan el enlace directamente se observa el 747 con el Discovery a sus espaldas y, en el suelo, el enorme hangar en el que se sitúa el museo en el que va a residir para siempre la nave. Las imágenes de la galería muestran las secuencias del despegue desde Cabo cañaveral, en Florida, junto al enorme edificio del VAB, ese cubo inmenso en el que se montan las naves espaciales, incluida por supuesto la propia Discovery en su momento, y se puede apreciar la impactante silueta del conjunto sobre barrios residenciales de WDC, o en perspectiva junto a emblemáticos monumentos como el Capitolio o el obelisco homenaje a George Washington, el fundador. No deja de ser un bonito homenaje tanto a la nave como a los que en ella y para ella han trabajado durante estos años, y a la propia ciudad de Washington, que la va a acoger.

En cierta manera este es el punto final definitivo al mundo de los transbordadores. Hace algo menos de un año vivimos el último lanzamiento y, desde hoy, estas joyas de la técnica son piezas de museo, al alcance de todos los que quieran ir a verlas y conocerlas. Junto a la emoción que, al menos para mi, supone contemplar este homenaje a toda una época de la carrera espacial, surge el temor de qué será lo siguiente, cómo serán las nuevas naves y, sobre todo, cuándo podremos verlas nuevamente en acción, surcando el cielo camino a las estrellas, con valientes astronautas a bordo, rumbo a lo desconocido…..

jueves, abril 19, 2012

Una real disculpa Real

Cada día se menos, no puedo evitar confesárselo. La realidad no deja de sorprenderme y hacer que dude sobre mis opiniones. En el confuso y feo asunto de la metedura de pata real el Martes por la noche, en las numerosas tertulias que trataban de emitirse más allá del fútbol, muchos expertos decían que, frente a la (lógica) demanda por parte de la sociedad de explicaciones y disculpas por lo que había sucedido ni el Rey ni su casa iban a realizar declaraciones. Como mucho alguna nota de prensa, de las del mal estilo comunicativo del gobierno, pero que no era imaginable que el Rey hablara de esto, al menos tan rápido.

Supongo que muchos de esos expertos se la estarán haciendo mirar, porque
el Rey habló. Poco, pero algo dijo. 11 palabras con las cumplió con la obligación debida y salvó los muebles. Hubiera sido impensable que nada hubiera dicho sobre todo lo que se ha organizado a cuenta de su ausencia, motivos de la misma y consecuencias. Las palabras son ambiguas, y pueden entenderse de muchas maneras. Reconoce el Rey que se ha equivocado, cierto, pero no hace referencia a la equivocación en sí. ¿A cual se refiere? Puede que al asunto cinegético, mal visto por mucha gente, o a la imagen del elefante muerto, que ha puesto de los nervios a los ecologistas, o al viaje de alto lujo en medio de un país semiarruinado, o a la ausencia de su puesto de responsabilidad ante la debacle económica que vive el país, o a la falta de información sobre su actividad privada, o a la sensación de cohecho que se desprende de la fuente de financiación de la estancia africana, o a la preocupante situación en la que ha dejado a la familia real, dada la presencia de la princesa Corinna en todo este asunto, o a la sensación de que el matrimonio real español se encuentra en un estado similar al del abatido elefante…. En fin, hay muchas cosas de las que disculparse y cada uno puede quedarse con la que desee. Lo cierto es que ayer, como en tantas ocasiones en el pasado, el Rey sí hizo lo que tenía que hacer, sólo que esta ha sido la primera vez que lo ha hecho forzado por la sociedad, motivado por la presión de unos medios y una opinión pública que no han entendió nada de lo que ha pasado estos días, y que han visto como quizá la única institución que sobrevive en España a salvo de acusaciones y trifulcas políticas ha empezado a entrar en decadencia. El cómo el Rey gestione de ahora en adelante su vida privada, sus actividades a contraluz, será decisivo para que su papel en la vida pública pueda seguir siendo respetado y apoyado por la sociedad. Digamos que la relación entre la monarquía y la población ha superado la fase de enamoramiento y ha entrado en la de la convivencia diaria, en la que ya no se está todo el día uno mirando admirado al otro, sino que es necesario remangarse y trabajar duro para mantener el grado de unión que se ha alcanzado. El servicio que le ha prestado Juan Carlos a España es inmenso a lo largo de estos 35 años de reinado, y pasará a la historia con letras doradas por su gestión, por haber sabido reconciliar a la sociedad en su figura y por todo el trabajo que ha realizado para consolidar una democracia que muchos suponen de toda la vida pero que apenas es un brote verde en la historia española. Sin embargo muchas nuevas generaciones no conocen los años de la transición, ni han vivido esas experiencias, y la monarquía debe conquistar a esas nuevas hornadas de españoles no desde la tradición y el recuerdo, sino desde el servicio diario y abnegado por España. Debe serle útil al país, y que este así la sienta. Si eso se produce la monarquía pervivirá, y en un futuro Juan Carlos I será sucedido por Felipe VI. Y para eso debe trabajar sin descanso desde hoy mismo. Si el país percibe que eso no se da, que la monarquía no es útil, no pervivirá mucho tiempo.

Un pequeño apunte sobre el tono en sí de las palabras pronunciadas por el Rey. En su forma de mirar a la cámara y decir “lo siento” se aprecia un cierto tono infantil, como de niño al que los padres han pillado haciendo una trastada, y que hace propósito de enmienda entre unos pucheritos más o menos evidentes. La imagen dice mucho, y es convincente. Frente a la altanería chulesca de los políticos y dirigentes españoles, que nunca piden perdona aunque hayan arruinado a sus empresas, ayuntamientos o regiones, el Rey aparece débil y casi solicitando el perdón. Puede que en el futuro recordemos más las imágenes y palabras de ayer que el famoso “por qué no te callas”.

miércoles, abril 18, 2012

España, Argentina, Estados Unidos….. y China

Según discurren los acontecimientos cada vez está más claro que la nacionalización de YPF no es sólo una medida populista de cara al fortalecimiento político del régimen de CFK y su banda de acompañantes (se autodenominan “la cámpora”) y el aumento de su riqueza, sino que también es una burda pero efectiva manera de cambiar de socio explotador de los recursos petrolíferos argentinos. Ayer Antonio Brufau, presidente de Repsol, incidía mucho en el reciente descubrimiento del yacimiento de vaca muerta como una de las causas que están detrás de la decisión. ¿Cómo encajan estas piezas?

Argentina, como muchas otras naciones, posee enormes reservas de recursos, en este caso petróleo, pero por su atraso económico y tecnológico es incapaz de explotarlos por sí misma. YPF, la empresa pública que se dedicaba a la extracción, comercialización y refino del crudo era deficitaria, importaba mucha tecnología y tenía graves problemas de funcionamiento. La privatización de los noventa, a parte de suponer un ingreso para las arcas del gobierno de Buenos Aires, era una manera de encontrar un socio tecnológico que capitalizara la empresa y le diera un nuevo rumbo. Es un caso muy similar al que se produjo en España con SEAT, que fabricaba coches, sí, pero incapaces de competir con la tecnología extranjera, y acabó en manos de Volkswagen. En el caso bonaerense fue la española Repsol la que se quedó con la empresa y la ha desarrollado estos años, mediante la explotación mejora de en los yacimientos ya conocidos sitos en el país como a través de nuevos descubrimientos, como es el caso de vaca muerta. La cosa es que cuando el gobierno de CFK ha visto como los números de su economía empiezan a fallar ha empezado a buscar culpables, en el exterior, y se le ha ocurrido la idea de que un cambio de socio explotador puede ser beneficioso para el bolsillo de los que gobiernan y, bien manipulado, para su posición política. Dicho y hecho. La campaña de hostigamiento contra YPF no es nueva, lleva ya varios meses en marcha, y el rumor de la expropiación ya corría con fuerza semanas atrás. Todo esto, unido a la desastrosa situación que atraviesa España, ha contribuido a rebajar mucho el valor de las acciones del conglomerado Repsol YPF y así “abaratar” el proceso de expropiación. Ahora surgirán una serie de informes que acusarán a la empresa de todo lo imaginable, puede que incluso colaboracionismo con los británicos en las Malvinas, con objeto de pagar lo menos posible por las indemnizaciones, y luego, vuelta a buscar el socio exterior, que será convenientemente vendido ante la opinión pública argentina como un “amigo leal y fiel” que acude al rescate “desinteresado” de la patria argentina, en contraposición al imperialista español que ha estado rapiñando los recursos de la madre tierra, etc, etc. En fin, la misma historia de siempre, en la que esta vez nos ha tocado pagar los platos y salir huyendo por patas. ¿Y quiénes pueden ser los beneficiados? Más allá de la cuenta corriente de CFK, su querido Kicillof y demás personajes locales, hay dos países que parecen estar interesados en todo lo que sucede. Uno es Estados Unidos, donde empresas perforadoras serán, hagan sus apuestas, las que se lleven los principales (y sustanciosos) contratos en lo que hace al sondeo de ese gran yacimiento de vaca muerta.
El que el gobierno español no logre ningún apoyo por parte del norteamericano refuerza la idea de que algo ganará EEUU con todo lo que está pasando. De paso este flanco deshace parte del esfuerzo diplomático que sería necesario para parar el golpe, así que nos viene mal por partida doble.

El otro beneficiado obvio que aparece en escena es China, que ya se ha convertido en el principal comprador de productos argentinos, especialmente soja y carne. Ávida de petróleo, la economía china puede ahora hacerse con la explotación de los recursos argentinos a un precio de saldo, y con la complacencia del gobierno local.
De hecho ya se ha comentado varias veces que la propia Repsol habría estado negociando con la petrolera estatal china al respecto, antes de la nacionalización. Ahora el socio negociador de los chinos ha cambiado y el precio de compra se ha abaratado sustancialmente. ¿Encajan las piezas? Sí, por lo que puede ser una solución factible. Los perdedores, que siempre los hay, somos España, en primera instancia, y en última y mayor, el pueblo de Argentina.

martes, abril 17, 2012

El gran error de Argentina

Seria, solemne, con el gesto propio de las grandes ocasiones, imbuida en el papel de madre protectora de la patria, recordando el espíritu de su fallecido marido y mentor, creyéndose una evita Perón reencarnada, rodeada por efigies de la señora, entre ellas la que de fondo le acompañó en toda su comparecencia, Cristina Fernández de Kitchner, CFK, hizo público ayer el proyecto de ley por el que el gobierno argentino nacionaliza YPF y pega una grave estocada a Repsol, a los intereses inversores españoles en Argentina y, por encima de todo, a los propios argentinos, que van a ser los principales perjudicados por esta decisión infantil y sin sentido.

El gobierno español reaccionó por la noche con contundencia verbal pero falto de hechos, entre otras cosas porque poco hay que se pueda hacer en la práctica. Las llamadas a los embajadores a consultas, o la ruptura de relaciones son hechos serios que son tomados como tales por gobernantes serios, pero el populismo que llena la boca y mente de CFK y todos su gobierno no les va a prestar demasiada importancia. De momento le toca a España, y a Repsol la primera, sufrir el golpe, inesperado en la forma y momento, pero no en el fono, y el resto de empresas españolas deberán ver que actitud toman. Lo más prudente sería no hacer nada de golpe y, poco a poco, ir saliendo de un país que vuelve a demostrar que posee una clase dirigente que no sabe gobernar. Argentina lleva décadas dando tumbos, sometido a un populismo radical, allí llamado peronismo, que es más una religión que una ideología, y que hace caso a sus dogmas y no a la realidad. Esa ha sido la causa principal por la que ese país, rico, culto y con enormes posibilidades, no ha logrado despegar económicamente en las últimas décadas. Sus bandazos, decisiones arbitrarias, histrionismos y demás actos propios de opereta le han granjeado una imagen de nación poco seria, insegura y con la que uno se debe andar con cuidado. Algunos de sus vecinos han aprendido de esos errores, y desde hace unos años son Chile, Perú, Colombia y, sobre todo, Brasil, los que acaparan las inversiones exteriores y el desarrollo en la zona, logrando unas fantásticas tasas de crecimiento que poco a poco están logrando sacar a esos países del pozo en el que se han encontrado durante tantas décadas. Argentina no. Sumida en el caos tras el corralito de principios de siglo, su expansión de estos años se ha debido a la masiva exportación de productos primarios, especialmente soja y carne, a una China que lo compra todo, y que todo lo demanda. Eso le ha generado una entrada de divisas que tapó en parte el agujero dejado por el desplome financiero, pero la política económica de los Kitchner ha consistido básicamente en un proteccionismo de lo más rancio, y de unas escenas como las vividas ayer, que han sufrido empresas de toda condición y origen. Así, poco a poco Argentina ha sido expulsada del sistema de crédito internacional, nadie le presta nada, visto lo visto, y tras lo de ayer, aún menos. Su declive económico está muy ligado a lo que ayer sucedió, y es que la creciente inflación, algo superior al 20% según los analistas, está agudizando el descontento de la población y, ante una crítica cada vez más aguda por parte de todos los sectores sociales, el gobierno de CFK ha tirado de manual de república bananera y arremete contra el enemigo exterior, causante de todos los males. Primero fue el señuelo de las Malvinas, hasta que pasó el aniversario de la guerra y el efecto se apagó. Ayer fue la pérfida España, la satánica Repsol, y la beatífica YPF, y mañana puede ser cualquier otra. Sin embargo es sólo cuestión de tiempo que Argentina vuelva a revivir el fantasma de la devaluación y la crisis financiera. Sus variables económicas así lo reflejan, y en ese caso se le echará nuevamente la culpa a otro país, otra empresa, pero nunca al incompetente gobierno que rige el país.

A todo esto hay que sumarle el mesiánico comportamiento de una CFK que mira constantemente a lo alto, buscando el guiño (desviado) de su difunto marido,
y también a lo bajo, encontrando la complacencia en su nuevo gurú de cabecera (y quizás de otro mueble de habitación), de nombre Axel Kicillof. La comparecencia de la presidenta argentina que ayer pudimos ver, si uno se abstrae de la gravedad de lo que estaba pasando, era una representación tan cómica que invitaba a reírse a carcajadas. Parecía más la interpretación de un teatro, de un vodevil que el mensaje de un mandatario internacional. Ese es el nivel que deben sufrir los argentinos, y ese es el camino por el que les llevan, el de una comedia que acabará, como en ocasiones anteriores, en drama.

lunes, abril 16, 2012

El Rey y el tiro por la culata

2012 no será un año muy bien recordado por la monarquía española. Hasta ahora “sólo” Urdangarín empañaba la imagen de una familia e institución que es vital en el devenir del país, pese a que parezca algo meramente decorativo, que también, pero no solo. Hace unos días conocimos un accidente de caza de uno de los nietos del Rey, el mayor, Froilán, en casa de su padre, Jaime de Marichalar. La cosa era tan cómica su uno la analizaba un poco que decidí no dedicarle línea alguna, dados los muy buenos chistes que por ahí ya circulan.

Sin embargo este fin de semana se ha producido otro accidente de peores consecuencias, se mire por donde se mire.
El Sábado el Rey era operado de la cadera por una rotura producida mientras cazaba en una reserva de Botswana, cerca de Sudáfrica. Se había desplazado allí en visita privada y el viaje y el motivo se conocieron a raíz de lo que se ha comunicado como un accidente fortuito. Sanitariamente, romperse la cadera teniendo más de setenta años acarrea problemas variados, dada la lentitud de al recuperación y las más que probables secuelas que queden, tanto físicas como derivadas de la inseguridad de saberse ya muy tocado. Pero ese no es el plano importante en este caso, no, sino la imagen que da el viaje en sí, y más en la situación en la que nos encontramos. Y es que parece que aún no somos conscientes de lo que estamos viviendo. Lo insisto en mi enrono cada vez que me preguntan, y quizás por eso la gente considere que soy un pesado, pero hasta que no nos demos cuenta de la gravedad de la crisis que estamos viviendo no haremos nada en serio para solucionarla. Y los que parecen seguir más ajenos a todo esto son los responsables políticos y, que pena, el Rey. ¿Tiene derecho el Rey a cogerse días libres? Por supuesto ¿y puede irse a donde y como le de la gana? En principio sí, pero aquí es donde está mi crítica, a la imagen que se ofrece de cierta irresponsabilidad ante la situación que vivimos. La semana pasada fue horrorosa para la economía y la imagen de España. Nos estamos convirtiendo en un apestado del que todo el mundo quiere separarse, para que no le salpique o infecte, como una nueva Grecia. Y en esta coyuntura resulta que el Jefe del Estado aparece en todas las portadas ingresado en una clínica por motivo de una cacería privada en África. Como mínimo la imagen que se transmite es de falta de seriedad, de cierta despreocupación y ausencia de responsabilidades. ¿Qué opinará el inversor internacional, el que nos financia la sanidad, la deuda y las cacerías, de este episodio? ¿Qué impresión sacara? ¿Seremos más fiables o menos después de este fin de semana? Dirán algunos que de no haber sucedido el accidente no nos hubiéramos enterado y tan felices, pero ese argumento no me vale, porque el que no se produzcan consecuencias no es motivo para evitar asumir riesgos. Afortunadamente la lesión no es peligrosa para la vida de Don Juan Carlos, pero ¿y si hubiera sido algo más grave? ¿Y si el Viernes hubiera sido necesario que el Rey compareciera en televisión ante una posible debacle financiera del país? Hace unos meses esa idea era una tontería, pero hoy es cada vez más consistente. Estuviera informado o no el gobierno de este viaje, se supone que sí, debiera haberlo impedido tanto por la seguridad física del monarca como por la posible necesidad de contar con él en estos momentos tan convulsos. Todo esto ha sido un enorme error estratégico y de gestión, y ha acabado bastante mal. Tiste consuelo el pensar que aun podía haber sido peor.

Pero hay otra derivada más compleja y, si se me permite, peligrosa, de este suceso, y es la imagen de cara a la ciudadanía. En una época de recortes, de austeridad, de recesión económica y depresión moral, las cacerías en África, se paguen como se paguen, no están bien vistas, y generan rechazo aunque sea simplemente por comparación. No son estéticas, no son bonitas. No venden. Hasta ahora la crisis ha destrozado la imagen de casi todas las instituciones, dejando a la monarquía bastante a salvo. Cometer imprudencias como estas puede hacer que esa tregua en las encuestas se acabe. Toca corregir todo este error.

viernes, abril 13, 2012

Cien años del Titanic

Este fin de semana se cumple uno de los aniversarios más esperados por los curiosos, fetichistas y seguidores de las causalidades. Se trata del centenario del hundimiento del Titanic, acaecido en las aguas de Terranova entre la noche del 14 al 15 de Abril de 1912, hora local, la madrugada avanzada del 15 en España. Así, cuando usted se levante el Domingo por aquí el Titanic ya se habrá hundido, y si está de juerga esa noche, aunque va a hacer muy malo, sepa que mientras se toma unas copas los pasajeros corren por cubierta sin whisky, pero asustados por el hielo

Se ah escrito tanto sobre el Titanic que poco les puedo contar que no sepan. De hecho la red está llena de suplementos, especiales y recopilatorios de información sobre datos y características del barco, viaje y hundimiento,
y como muestra, este magnífico enlace. La historia del barco se ha convertido en un mito, y la verdad es que tiene todos los elementos necesarios para ello. El primer viaje del barco más lujoso del mundo, de la mayor máquina jamás construida por el hombre, en el que miles de personas, rodeadas de lujo, miseria y ambición, sólo esto último bien repartido, se encaminaban a un nuevo mundo, y que en esa primera travesía sucediera lo más inesperado, lo más imprevisto, y que al final todo se hundiera, literalmente, no deja de ser impactante. En su momento la noticia fue tremenda. Se trataba del mayor hundimiento de la historia, pero además supuso un mazazo moral a un mundo que llevaba años de prosperidad y crecimiento, que había visto como en apenas un par de décadas el progreso tecnológico había hecho dar un salto a la calidad de vida como jamás había sucedido en la historia, haciendo que, por ejemplo, las ciudades se iluminasen con algo llamado electricidad, que también servía para que el telégrafo, otra maravilla, permitiera la comunicación instantánea de las noticias, etc. Y desde la crisis de finales del XIX la economía global crecía sin parar, a un lado y otro del Atlántico, aumentado la riqueza de una Europa que poseía colonias en todo el mundo y de unos Estados Unidos que, si se usase el término en aquel momento, era toda una potencia emergente. Las mesas de occidente se llenaban de productos llegados de todo el mundo gracias a una red de transporte que empezaba a ser global, y que le permitía a uno viajar hasta donde su dinero le dejase, porque las rutas alcanzaban todos los puntos del globo. En medio de esta sensación de éxito colectivo, de superación continua y de progreso sin fin, el viaje del Titanic era otro paso hacia el más allá, y la felicidad y orgullo con el que se afrontaba el viaje resultaban, hasta cierto punto, lógicas. Por ello el hundimiento, además de la tragedia en sí, supuso todo un golpe a ese sueño de eterna y confiada mejora. La técnica, aparentemente milagrosa, no era infalible, y de hecho los riesgos que se corrían al depender de ella podían ser mayores que los previstos hasta entonces. El orgullo de medio mundo tardó menos de tres horas en hundirse en las frías aguas del Atlántico, y pese a que la revisión de la lista de supervivientes muestra que los pasajeros de las clases bajas fallecieron en mucha mayor proporción que las adineradas, cuando empezó a subir de verdad el dinero ya no compraba la salvación. Fue el primer desastre global.

Y en cierto modo anticipo de lo que vendría luego. Tras el desastre se investigó el porqué había sucedido algo así, y se mejoraron las medidas de seguridad en los barcos y rutas marítimas, pero muchos consideraron el Titanic poco más que un tropezón en el camino hacia la gloria. Dos años después, en 1914, Europa comenzó a luchar entre sí en un verano que se suponía tan plácido y seguro como el Atlántico de años atrás y que acabó convirtiendo a medio mundo en el escenario de esa carnicería que llamamos Primera Guerra Mundial, que como el iceberg marino, desgarro al mundo y lo hundió en la amargura de una guerra tan cruel y violenta como jamás habías sido imaginada. Piense en todo esto mientras este sábado noche toma su copa o, al menos, mire con otros ojos los hielos que la aderezan….

jueves, abril 12, 2012

La (des)unión europea

A medida que la crisis avanza no sólo hace mella en los ciudadanos y descompone el tejido de los países que azota, sino que corroe poco a poco, pero sin pausa, la estructura internacional que hemos construido trabajosamente durante las últimas décadas. En el caso europeo, auténtica zona cero de la crisis internacional, es esa Unión que llevamos desarrollando desde mediados del siglo pasado la que cada vez es, paradojas de la vida, menos unión y más presión. Como dijo un comentarista de radio en vacaciones, los países europeos empiezan a comportarse cada vez más como primos de riesgo.

Y es que la sensación de que esto se descompone y tonto el último se extiende por todas partes. Ya no es el lema ese de “X no soy Grecia” donde X es cualquier país, cosa que a los griegos seguro que no les hace mucha gracia, sino que entramos en una fase directa de acusaciones sobre el pasado, algunas de ellas ciertas, otras no, que lo único que hacen es ahondar la profundidad del pozo en el que nos sumergimos. Desde hace unas semanas la moda parece ser la de “caña a España”. Es cierto que ofrecemos un flanco fácil, porque nuestra economía está en estado de coma, las tasas de paro son vergonzosas y lo que parecía un futuro próspero de manos de un crecimiento imparable se ha tornado en amargura tras los restos de la burbuja inmobiliaria. Olemos mal, empezamos a parecer a un apestado, un leproso de la antigüedad, y la gente se aparta y nos mira mal. El problema es que yo puedo decir estas cosas y mi opinión, válida como cualquier otra, carece de relevancia, y no es capaz ni de perjudicar ni de beneficiar al conjunto del país, pero caso distinto es si un presidente de otro país europeo se dedica a criticar el pasado de España o ponernos como ejemplo del peligro. Eso sí nos hace daño económicamente, y es lesivo, pero no sólo para nosotros, sino para el conjunto de Europa, y es que la economía española tiene unas dimensiones tan grandes que pueden hacer inabordable un rescate, tal y como se encuentra hoy en día diseñado ese mecanismo. Por lo tanto, un poco de precaución no vendría mal. Sin embargo pedir eso en campaña electoral es como aspirar a procesionar sin que llueva. Francia, que celebra primera vuelta de sus elecciones presidenciales en dos fines de semana se ha convertido en un combate de candidatos en el que España es un arma arrojadiza en ellos. El primero y más insistente ha sido Sarkozy, que busca una reelección avisando de que, si gana el socialismo, Francia seguirá el camino de la ruina trazado por España.
Poco a poco el resto de candidatos también se han unido a este discurso, tanto desde filas centristas, Bayrou, como desde la extrema derecha de Le Pen hija. El último que se ha sumado a esta moda es el candidato socialista, Hollande, al que esta mañana he visto en unas declaraciones que realizó ayer por la noche en las que afirmaba que la crisis del euro no había golpeado a Francia, pero sí a España, comentarios que así, en suelto, son un elogio a la política llevada a cabo por…. Sarkozy. En fin, visto lo visto el tema va a seguir en la campaña y nos va a tocar aguantarnos, pero no deja de ser algo infantil y peligroso, porque reitero que la caída de España arrastrará a Francia y al conjunto del euro, en aplicación de esa teoría anglosajona que nos califica como “too big to fail” o demasiado grandes para caer. Esta es la teoría a la que ayer se agarró, por ejemplo, Felipe González, al descartar el rescate español porque eso supondría el fin del euro. Es un argumento verosímil y que Sarkozy, Hollande y el resto de candidatos no debieran olvidar tan fácilmente. La frescura de los brioches franceses depende mucho de lo que suceda con nuestra prima de riesgo, aunque no se lo crean.

Lo que es del todo impresentable es la actitud que está teniendo Mario Monti, primer ministro temporal de Italia, que también se ha lanzado al ruedo de las acusaciones contra España, y en este caso su falta es más grave por dos motivos muy serios. El primero es que, frente a Rajoy, Sarkozy o el resto de candidatos franceses, Monti no ha sido votado por ninguno de sus ciudadanos, sino impuesto por la Unión Europea, y carece de legitimidad moral en muchos aspectos. El otro es que su actitud es cobarde, porque trata de salvar a la también maltrecha Italia haciendo que sea España la devorada por los leoninos mercados, y actúe así de cortafuegos. Eso ni es leal ni justo ni presentable, y tiene tanto de “Unión” como este que les escribe de sex symbol.

miércoles, abril 11, 2012

Españic / Spainic

Preferiría hablarles hoy de mis experiencias en las vacaciones de Semana Santa, que por otra parte no han sido nada del otro mundo, o de cómo ha llovido casi todos los días menos el veraniego lunes 9, que lució radiante a más no poder, o de cómo esta vez opté por hacer el viaje en avión, al poder comprar unos billetes que salían muy baratos, y que a la ida todo funcionó perfectamente y que ayer, a la vuelta, tuve un retraso de tres horas y llegué a casa cerca de la una de la mañana, o de otras tantas cosas que son más relajadas.

Pero no puedo. Y es que la situación que vivimos es de tal gravedad, y la aparente incapacidad de nuestros gobernantes tan inmensa que no logro dejar de pensar no tanto en cómo hemos llegado hasta aquí, que lo tengo muy claro, sino en simplemente si no hay otra manera de salir que no sea mediante la temida intervención. Este fin de semana se cumple el centenario del hundimiento del Titanic, y por lo visto en Europa hemos decidido que lo vamos a celebrar hundiendo España, con la absoluta y total colaboración de la dirigencia de este país. Ayer fue un día horrible, otro más, en el que las finanzas públicas sufrieron un grave castigo, las privadas fueron vapuleadas, y la imagen del país sufrió de una manera insoportable.
La imagen de Rajoy, desarbolado, superado, huyendo ante la prensa en los pasillos del Senado ante la avalancha de periodistas que trataban de que al menos dijera una sola palabra era un fiel y triste reflejo de cómo estamos. Si yo fuera un inverso, viendo la imagen de ayer, mi sensación sería clara, y mi orden tajante. Vende todo lo que tengas de ese país de pacotilla. Y así actuaron muchos ayer en esos llamados mercados, de los que, nos guste o no, dependemos para la supervivencia del día a día. Este episodio se parece mucho al vivido en Noviembre Diciembre, al poco de las elecciones generales en el que ante al ausencia del gobierno la prima subió incluso más que ayer. El mensaje de aquellos días era una especie de bienvenida al nuevo equipo del país “visto lo mal que lo han hecho los anteriores, a ver de que sois capaces vosotros”. Aquella vez nos salvó el BCE, y vuelve a ser el único que nos puede salvar hoy. Transcurridos cerca de cuatro meses desde aquel momento la sensación es que el nuevo equipo de gobierno ya está desarbolado por la situación. Descompuesto, sin brújula, a mercede de los elementos, sin un plan claro de lucha contra el déficit ni de estímulos al crecimiento, con los socios europeos mosqueados por la negociación sobre el objetivo de déficit, y con unas entidades, las Comunidades Autónomas, que nadie sabe muy bien lo que son pero que parecen ser un eterno problema, la imagen de Rajoy y su ejecutivo pierde fuerza a chorros, se desangra en la plaza pública de los mercados y la comunidad internacional. La idea de recortar 10.000 millones en educación y sanidad, sin decir cómo, cuándo, de que manera, improvisada corriendo en una tarde, anunciada en una escueta nota de prensa y apenas cuatro días después de presentar los presupuestos es, simplemente, una insensatez. Algo que me recuerda mucho a Grecia, sí, a esa Grecia que dicen que no somos, y que como yo repito insistentemente nos parecemos mucho. La principal diferencia es que la quiebra griega, que se produjo hace ya más de un año pese a que nadie lo reconozca, es soportable, y la quiebra española, a la que avanzamos día a día sin que nadie haga nada para evitarlo, sería letal. La gravedad de lo que tenemos delante es inmensa. ¿Alguien en el gobierno y en la oposición se ha dado cuenta al fin de ellos?

Publica hoy Antonio Monago, presidente de Extremadura, un artículo en El País en el que defiende la necesidad de alcanzar unos nuevos pactos de la Moncloa. Tarde, es tarde, pero al menos una imagen de unidad de los dos grandes partidos ante la situación daría un respiro. El gobierno debe dar un giro radical en su política y empezar a actuar en serio, de verdad, con luz y taquígrafos, con comparecencias de prensa diarias explicando su hoja de ruta y con Rajoy a las 21 horas en todas las cadenas de televisión, con la bandera y el himno, lanzando un mensaje de tranquilidad a la población. Hace tiempo que vivimos en una guerra económica, y la estamos perdiendo. Si no se hace algo en breve el gobierno caerá, no lo duden, y su sucesor no será Rubalcaba, no, sino alguien impuesto por Alemania.

miércoles, abril 04, 2012

Adiós a Antonio Mingote

¿A dónde van los genios del humor cuando fallecen? Esa forma de vivir, entregada a hacer reír a los demás, a hacerles pasar un buen rato y, en muchos casos, pensar de la manera más lúcida posible me hace pensar que, si hay un cielo, debieran tener un hueco preeminente reservado. En las pasadas navidades un anuncio reunía a lo más selecto del humor televisivo ante la tumba de Gila, uno de los maestros, para pedir ayuda y encontrar la risa que a este país parece habérsele ido entere tanta crisis, económica y existencial.

Pues bien, si existe el hueco citado, desde ayer Gila y otros tienen compañía porque
ha fallecido Antonio Mingote, el decano de la viñeta española, dibujante incansable, entregado con alma a una profesión que para él era un divertimento obligatorio, que durante sesenta años cumplió como un rito diario, sin falta, en las páginas de un periódico, el ABC, que era más suyo que de nadie. Durante muchos años simultaneó su viñeta diaria con la participación en otros medios, como fue el caso de La Codorniz, úniva ventana abierta al humor en una España gris y dictatorial en la que reír estaba tan mal visto como pensar y disentir. Aquella revista fue al cantera de muchos de los caricaturistas que hoy pueblan medios de comunicación en todo el país, y que desde siempre tuvieron en Mingote una referencia, el maestro que había iniciado los caminos antes que él, que ya los había trillado y se los había enseñado. Curiosamente el último Mingote que me ha tocado conocer ha sido el viñetista, porque acceder al ABC en Elorrio era y es un acto de valientes o incautos. Durante muchos años, cuando era un adolescente, y luego en la universidad, el Mingote que conocí fue el de la radio, el que se sentaba junto a un grupo de maravillosos locos en aquello que Luis del Olmo bautizó como “el estado de la nación” y que reunió a lo mejor del humor español de entonces. Junto a Mingote estaban Tip, Coll, Chumy Chumez,, Summers, y luego se añadirían Forges, Jordi Estadella, Ussia, etc. Viendo los nombres se da cuenta uno de que la mayor parte ya no están con nosotros. Fue Luis Sánchez Pollock, Tip, otro genio tan brillante como incomprendido, el primero en dejar este mundo, y ha sido Mingote el último de ese grupo de maestros en abandonarnos. En medio Coll, o Chumy, otro gran viñetista, también se fueron. Una vez que vine a trabajar a Madrid pude acceder al Mingote de las caricaturas, que junto a su gran discípulo Forges, eran y seguían siendo hasta ayer las dos referencias obligadas cada vez que abría sus periódicos respectivos. Pero Mingote era mucho más, sobre todo en esta ciudad de Madrid, que le acogió como propio, como a tantos que aquí residen y son de cualquier otra parte. Los dibujos de Mingote han llegado a formar parte de la descripción del paisaje madrileño, y se pueden encontrar por muchas partes. Nombrado alcalde honorario del parque del retiro, la misma estación de metro que da acceso a ese pulmón de la ciudad está decorada con un azulejado que describe una escena de Domingo por la mañana en el parque, dibujada por el genio, en el que junto a una fuente de formas caprichosas pasean los barquilleros chulapos, mujeronas de carnes voluptuosas y ojos atrayentes, niños revoltosos, patos que tratan de salpicar a los incautos que se atreven con las barcas del estanque, y muchos otros personajes que describen de maravilla el paisaje y paisanaje de esta villa que el elevó a rango de corte.

Decía ayer por la noche
Ignacio Camacho, el mejor articulista que escribe hoy en este país, que estaba en la capilla ardiente de Mingote como compañero y casi como familiar, que la viñeta que el más recuerda es una en la que aparece dibujado Velázquez junto al caballete y entran las meninas y el resto de la familia real por la puerta, y el pintor, asustado, dice en pensamientos “hay días en los que a uno no se le ocurre nada…” Mingote siempre tenía una idea para cada día, y hasta el final de sus 93 años deslumbró. Su sillón r minúscula de la real Academia Española luce desde hoy vacío, su viñeta también, y su recuerdo será tan grande que tardaremos mucho en llenarlo. Qué más se puede decir a parte de ¡¡Gracias!!…..

Me cojo vacaciones el Lunes y Martes, así que hasta el Miércoles 11. Descansen y sean felices.

martes, abril 03, 2012

Las amnistías fiscales son malas

Vamos con el presupuesto. Hoy se presenta en el Congreso para su tramitación, tras hacerse público el pasado viernes. Es duro y austero, como debía ser dada la situación de emergencia en la que nos encontramos, pero los incomprensibles y lamentables errores de comunicación de este gobierno han logrado que la imagen que de él se obtenga no esté ligada al mayor aumento del impuesto de sociedades a las grandes empresas jamás llevado a cabo, sino a una amnistía fiscal encubierta, llamada regularización, que ha escandalizado a muchos. Y con razón.

Esta medida es un error en todos los sentidos, tanto económico como fiscal, hacendístico, político y de imagen. El plan consiste en abrir un plazo de unos meses para que los capitales sitos en el extranjero o en España y que no hayan tributado nunca puedan aflorar, a cambio sólo se les penalizará con un recargo del 10%. El objetivo de esta medida es doble. Por un lado un ingreso directo derivado de ese tipo de impuesto, que según el gobierno reportaría algo más de 2.000 millones de euros, y por otro los ingresos derivados de la mayor existencia de capital en el país, que o bien se depositaría o circularía, siendo gravado por tributos en un caso o en otro. Al ciudadano de a pie, muchos asalariados atados a una nómina de la que no pueden escapar, como es mi caso, esta medida les suena a broma de mal gusto, porque frente a las obligaciones de pago que nos asolan día a día, a tipos muy superiores al 10%, uno descubre que podía haber evadido impuestos si se hubiera juntado con una serie de amiguetes para crear el capital necesario, y luego retornarlo con una tributación mucho más laxa, ahorrándose bastantes puntos porcentuales de gravamen en el camino. A esta sensación de estafa deben estar muy unidos los que se encargan de perseguirla, sean funcionarios de la hacienda pública o no, que ven como sus esfuerzos de lucha contra el fraude, que habitualmente chocan con una sociedad como la española, orgullosa de evadir impuestos, se ven aún más frustrados desde las altas instancias del gobierno al abrir la puerta a una manera limpia de eludir el pago de impuestos.
Decía ayer Fátima Báñez, ministra de empleo, que se va a llevar a cabo un plan de lucha contra el fraude en el cobro del desempleo y otras prestaciones sociales. Bienvenido sea, pero no deja de ser triste que, como en el caso de la nómina, el fraude pequeño que es fácil de perseguir lo sea y el grande, que parece más complejo y lleno de intereses, se tolere y, de vez en cuando, se perdone. Se escuda el gobierno en que anteriormente medidas similares fueron desarrolladas tanto en España, por gobiernos del PSOE y el PP, como en otros países, en especial Reino Unido e Italia, pero repetir los errores de otros no hace que sea mejor cometerlos. Recuerdo que cuando hace tres años viajé a Roma (tres años ya, qué horror!!!!) esta amnistía del gobierno Belusconni era el tema central de debate en los medios, y como ahora aquí me pareció la típica medida desesperada e inútil, además de injusta. No dispongo de los datos exactos de la supuesta efectividad de estas políticas a la hora de generar ingresos extra, pero viendo el estado de las arcas públicas italianas sospecho que no debió de ser muy significativo. No, este no es el camino. Es cierto que el fraude en la evasión de capitales es mucho más fácil de llevar a cabo hoy en día y muy difícil de perseguir, pero esto es una manera de arrojar la toalla por parte del gobierno, y mandar un mensaje muy claro y pernicioso a la población. Si puede defraudar poco le pillaremos, pero si es capaz de hacerlo mucho, hágalo, porque acabará saliéndole rentable.

A todos estos males hay que añadirle que si por una medida tan nociva se van a ingresas 2.000 tristes millones de euros, más o menos lo que colocamos en deuda cada semana, no es ni siquiera rentable. El coste en imagen y popularidad para el ejecutivo de esta medida es mucho mayor que esa cifra, infinitamente mayor. ¿En qué estaban pensando los asesores de Moncloa cuando alumbraron esta feliz idea? Espero que a lo largo de la tramitación parlamentaria que empieza hoy la desestimen. Que renuncien a ella y propongan un recorte equivalente. Total, el presupuesto es incumplible y las cifras de déficit anunciadas jamás se alcanzarán…

lunes, abril 02, 2012

¿Se puede publicar cómo construir un arma de destrucción masiva?

Hoy voy a hablarles de un asunto espinoso, que trataré de explicar de la mejor manera que pueda, que tiene tantas ramificaciones y tan complejas como quieran ustedes imaginar y que ayer cubrió una nueva etapa en su apasionante periplo. Tras un apasionante debate que, salvo el país, no está siendo seguido por los medios españoles, el comité de bioseguridad de los EEUU permitió que se publicara el estudio que dos científicos han realizado sobre el virus de la gripe aviar, H5N1, estudio que dota a este virus de todas las características necesarias para ser uno de los mayores peligros contra la humanidad.

Simplificando mucho las cosas, el virus de la gripe aviar, el H5N1, posee una tasa de mortalidad muy superior al de las variantes de la gripe humana común, mata mucho más para entendernos, pero su capacidad de propagación es mucho menos, por lo que los brotes que se dan de este tipo de gripe, pese a su alta mortalidad, suelen estar muy confinados en espacios reducidos. Frente a ello la gripe que cada año nos perturba suele ser, variantes aparte, muy poco mortífera, pero es muy eficiente transmitiéndose, logrando su extensión por medio mundo y afectando a grandes porcentajes de la población. Tratando de investigar lo que diferencia ambas cepas, con el objeto de atacarlas de manera más efectiva, lo que han logrado los científicos Ron Fouchier y Yoshihiro Kawaoka es combinarlos de tal manera que existe en el laboratorio un virus de la gripe aviar con una capacidad de extensión como el de la gripe común. Evidentemente esto es muy peligroso, porque si ese virus sale del laboratorio los riesgos a los que se enfrentaría la población mundial serían inmensos. Sin embargo este trabajo ha permitido conocer en profundidad como funcionan estos virus y promete ser la vía más efectiva para encontrar un antiviral que funcione en el caso de la aviar y, por tanto, en todas sus posibles recombinaciones, tal y como ya existe ahora con la gripe común. Los científicos enviaron hace ya varios meses el artículo en el que explicaban su trabajo a la revista Science, y aquí empezó la polémica, porque era obvio que publicar cómo se manipula en la práctica un virus aviar para convertirlo en esa bomba era una puerta abierta a que otra persona o laboratorio reprodujera el experimento, quizás con fines científicos, o puede que malignos. Era algo así como publicar las instrucciones para construir un arma muy peligrosa, en una época llena de entidades con recursos y fines no muy claros, habría quien denunciaba que era el primer paso para una especie de carrera armamentística biológica, en la que los descubrimientos cada vez serían más peligrosos y sería necesaria llegar a plantearse una especie de moratoria en la investigación, similar a la que existe en el caso del armamento nuclear. Así, las voces contra la publicación del estudio crecieron y Science, en una decisión sin precedentes, optó por no publicar el estudio, lo que avivó aún más el debate, saltando del plano científico al ético, dado que era un caso evidente en el que la libertad de expresión se veía restringida por una actitud preventiva ante un riesgo que aún no se había dado, siquiera imaginado. De mientras en España seguíamos sacándonos pelotillas del ombligo el mundo se dividió, entre los partidarios de publicar y defensores de la libertad de expresión a cualquier costa y los detractores del estudio y defensores de la no publicación para evitar riesgos. Hace cuatro meses el Comité Nacional Científico Asesor sobre bioterrorismo aconsejó no publicarlo, ante el riesgo que, argüía, podía darse al conocer el proceso de manipulación de los virus. Sin embargo
este fin de semana ha emitido un nuevo veredicto, opuesto al anterior, que afirma que se puede publicar, al considerar tras una relectura que los riesgos son menores que los previsto inicialmente.

Como verán, una polémica enorme que atañe tanto al mundo de la investigación como el de la prensa y los derechos civiles, y que en este caso no está mezclada con la religión, como suele ser habitual en ocasiones similares. En el fondo el problema que se planeta es el llamado “uso dual” de los descubrimientos, que siempre son inocentes de por sí, pero que pueden usarse bien o mal. Quizás el de la nuclear sea el caso que más cercano se nos antoja, aunque con un martillo nos enfrentamos a un problema muy básico del mismo tipo (¿clavo clavos o la cara del vecino?) Si hubiera estado usted en el pellejo del director de Science, ¿qué hubiera hecho? ¿Hubiese publicado? ¿Se lo habría pensado un par de veces?