Hoy se celebra, como todos los años, el día del libro, una de las festividades que más me gustan de todo el año. Como ya es tradición miles de personas se agolparán ante los puestos en busca del título que tanto tiempo llevan buscando, el que se encuentre más de moda, o aquel que van a regalar a alguien en quien piensan o, como no, se aprovecharán del descuento sobre el precio fijado que se puede ejercer hoy en todas las librerías, descuento que algunas han adelantado los pasados días con objeto de animar las ventas.
Y es que la crisis, como todo, también golpea al mundo editorial. Durante los primeros años del desplome parecía que el libro aguantaba. Sus ventas se mantenían en un entorno de derrumbe, pero la profundidad y duración de la caída económica han acabado por afectarle también. Se reducen las tiradas, no sólo las que lo necesitaban por su desproporción, sino todas las existentes, las devoluciones aumentan y el margen y el volumen mismo del negocio se han reducido. Además de la crisis en sí el libro está lidiando con la adaptación que supone la llegada del libro digital, que en algunos ámbitos está muy extendido. Hoy mismo, sin ir más lejos, en mi vagón de metro éramos tantos los que leíamos en papel como en electrónico. Esto va a cambiar el mundo editorial de una manera radical, querámoslo o no. El precio del libro electrónico es menor que el editado y el formato abre la puerta al pirateo en el papel, que hasta ahora estaba sólo circunscrito al mundo musical. El negocio por tanto se enfrenta a un doble reto, de tipo particular y global, y está por ver cómo quedará cuando salga de ambos. De todas maneras, y dado que no soy un experto en esto, prefiero quedarme con la idea de que, en tiempos de crisis, e independientemente de su formato, el libro es probablemente el ocio más barato y rentable del que disponemos, si tenemos en cuenta lo que supone su compra y el tiempo que normalmente lleva leerlo. Salvo algunos lectores compulsivos, como es mi caso, que supeditan todo lo demás al ritmo de paso de las páginas, leer es una actividad que la mayoría de las personas logran hacer cuando el resto de cosas no les reclaman, sean laborales o no. Llega ese momento en la noche en el que has terminado con todo, si hay niños, duermen, la casa está en silencio, la maldita cocina no demanda hacer nada en ella, en la tele no hacen más que emitir la misma porquería de siempre, y en ese momento coges el libro que está en la mesita de al lado y, tras el fragor del día acabado, te vuelves a sumergir en sus páginas, sus historias, su sabiduría, su intriga….. y durante ese tiempo no hay problemas ni preocupaciones, salvo las que les puedan complicar la vida a los protagonistas de la historia. Puede que, otra vez, suene el teléfono, te llegue algún pesado mensaje de móvil o washapp, o cualquier otra interrupción imaginable, pero al poco, vuelta a la pasión que sale de las páginas impresas. Al ritmo de vida habitual se tardan varios días en leer un libro de medianas dimensiones, por lo que pruebe cuando acabe a hacer algunas cuentas, coja el precio del libro y divídalo entre la suma de horas empleadas para leerlo, y probablemente le salga una cifra ridícula en comparación con una entrada de cine, o de cualquier otro tipo de espectáculo. También puede luchar contra su entorno, apalancarse en el sofá y leer de manera compulsiva esa historia que le apasiona si coger ni el teléfono ni nada más. Le mirarán raro, porque como dice el gran Fernando Savater, leer por placer está mal visto, pero le aseguro que se lo pasará en grande, y disfrutará como hace tiempo que no lo ha hecho.
Hoy hay muchos actos previstos para celebrar este día. Mas allá de los institucionales, con la entrega del Cervantes como cita principal, está el deambular por las tiendas, el comprar y el disfrutar de los libros en compañía de otros amantes de ese mundo. En Madrid, como otros años, se organiza la noche de los libros, con presentaciones, charlas y horarios extendidos en muchas de las librerías de la ciudad. A ver si puedo pasarme un rato y, como en ocasiones precedentes, destruir mi tarjeta de crédito y mis brazos, comprando mucho, en la espera de que sea bueno. Disfruten y, sobre todo, lean, que viene a ser más o menos lo mismo.
2 comentarios:
¡¡ Feliz día del Libro, empedernido lector ¡¡
¡¡ Feliz día del Libro, empedernido lector ¡¡
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