lunes, abril 30, 2012

Yo y la televisión


Disculpen este inicio tan onanista, pero es que últimamente mantengo una extraña relación con el mundo de la tele, precisamente yo, que no soy lo que se dice un ávido consumidor de los programas que habitualmente inundan la parrilla. Lo cierto es que desde hace un tiempo tengo la suerte de que algunas de las fotos que saco desde el trabajo aparecen publicadas en el espacio de El Tiempo de TVE, cosa que aprovecho para agradecérselo tanto como no son capaces de imaginar. Publican mis fotos, rotulan mi nombre pero, afortunadamente, no se me ve. Sin embargo, el Viernes, sin pretenderlo, crucé una nueva frontera.

Y es que fui entrevistado para la televisión por primera vez en toda mi vida. Había salido por la tarde del trabajo y, antes de pasarme por casa de unos amigos, decidí acudir a la exposición que en el centro cultural de Moncloa reúne las imágenes premiadas en el año 2001 por World Press Photo, que habitualmente nos muestran un impactante resumen de lo acontecido en cada año y la visión que los reporteros gráficos nos ofrecen de lo que sucede a su alrededor. Además este año hay un añadido especial, y es que la imagen seleccionada como “foto del año 2011” ha sido tomada por un español, Samuel Aranda. Es una bella composición en al que se muestra a una mujer cubierta con el velo de arriba abajo que ofrece consuelo a su hijo, herido en las revueltas acaecidas en Yemen, concretamente en octubre de 2011. La composición se enmarca muy bien en la clásica imagen de la piedad, en este caso con una “María” islámica y oculta, pero con un “Jesús” tan sufriente, dolido, destrozado y arropado en los brazos de María como en el original. Un premio merecido. La cuestión es que allí estaba yo mirando esa y muchas otras fotos, magníficas todas ellas, cuando me di cuenta de que un equipo de TVE estaba por allí filmando y entrevistando a un joven que luego supuse era Samuel, el autor de la foto premiada. En un momento dado empezaron a grabarle andando por la sala y pasaron junto a mi, y traté de retirarme para no salir en la imagen (no lo conseguí del todo, como luego he podido comprobar). Pasados unos minutos seguía mirando las escenas cuando uno de los periodistas me vino, micrófono en ristre, y me dijo si quería decir algunas palabras a la cámara y al autor como comentario de la imagen. Atribulado, pillado a contrapié, no supe decir que no, aunque avisé que nunca había hablado a una cámara de televisión y no sabía si el resultado sería bueno o no. En fin, que allí nos pusieron, a Sebastián y a mi, uno en frente del otro, con al imagen premiada a mi derecha y la cámara y los focos a la izquierda. El periodista me hizo la típica pregunta de cual era mi opinión sobre la imagen y hablé unos pocos minutos sobre ella, sobre la belleza que transmitía en medio de lo que, suponía, era un gran dolor, de cómo el fotógrafo había conseguido captar la ternura entre la guerra, la referencia a la piedad clásica, y luego hice algunos comentarios sobre el papel del reportero gráfico en los conflictos, de cómo es capaz de hacer que día a día podamos enterarnos de lo que pasa más allá de nuestras narices gracias a su esfuerzo, su valentía y, porqué no decirlo, cierto grado de locura. Tras acabar la toma, según el cámara a plena satisfacción, estuve unos cuantos minutos charlando con el propio Sebastián de todos estos asuntos y alguno más, de la situación de crisis que vive el medio periodístico, de las revueltas árabes de 2011 y de su prometedor o preocupante aspecto en muchos casos que ofrecen en este 2012, de la sensación de cómo debe sentirse un periodista que vive la guerra de frente, o situaciones límite de cualquier otro tipo, como él, cuando aterriza de vuelta en Madrid y ve que la gente se irrita porque el taxi del aeropuerto no acaba de llegar…. Una pequeña charla muy interesante que tuve la oportunidad de tener.

Por si les pica la curiosidad, el video fue emitido ayer por la tarde en el “Gente” de la primera, y puede consultarse en este enlace, a partir del minuto 19:53, Afortunadamente mi intervención ha sido recortada y apenas se me ve unos pocos segundos comentando la escena, en el minuto 20:52. Si continúan viendo la toma pillarán un instante en el que mi calva se inmiscuye en la escena, lo que antes comenté que trataba de evitar y, sobre todo, oirán los interesantes comentarios del propio Samuel sobre la imagen, el momento de su toma y la apasionante (y dura) profesión que el tan bien encarna.

Esta semana es rara. Mañana y pasado es fiesta en Madrid, y me cojo vacaciones jueves, Viernes y Lunes, por lo que no habrá entradas hasta el Martes 8 de Mayo. Mantengan un ojo puesto en la reunión del BCE del Jueves en Barcelona y las elecciones francesas y griegas del Domingo 6, y el resto destínenlo al disfrute.

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