viernes, abril 26, 2024

Civil War, la película

El fin de semana pasado vi Civil War, película del director británico Alex Garland. Precedida de buenos comentarios, acudí a la sala con ganas de que me gustase y expectativas elevadas. Eso es peligroso, en casi todos los aspectos de la vida, pero en este caso no supuso problema alguno, porque el producto que me encontré superó, en prácticamente todos los aspectos, lo que me esperaba. Enclavada en un tiempo equivalente al nuestro, pero en una realidad alternativa, nos presenta a unos EEUU sumidos en una guerra civil en la que Texas y California, junto con parte de Florida, se han alzado contra un presidente que, en su tercer mandato, vive atrincherado en la Casa Blanca.

La acción se desarrolla en la costa este del país, tras lo que parece ser un tiempo largo de combates, en el que la sociedad que conocemos ya ha sucumbido en gran parte y la violencia armada, organizada o simplemente gansteril, se ha adueñado del paisaje. No queda nada claro cuáles son las motivaciones de los contendientes ni las ideologías que los respaldan, siendo en este sentido una guerra abstracta, en la que los bandos no generan empatía a un espectador que es lanzado a una moderna visión del infierno con el decorado de la opulencia norteamericana. En los barrios de extrarradio donde habitualmente se desarrollan tramas de comedia o vida de cualquiera de las series que conocemos a miles se vive una situación bastante afgana, de anarquía, de violencia. Los protagonistas de la historia no son los combatientes, sino un grupo de fotoperiodistas, dos veteranos, uno ya jubilado que persiste en su profesión y una muy joven que admira a los que al género se dedican y se cuela en el grupo. En su viaje de Nueva York a Washington, para tratar de cubrir el posible asalto de las tropas rebeldes a la capital, se suceden episodios en las carreteras secundarias que deben tomar al estar destruidas, o tomadas, gran parte de las autovías del país. Los periodistas buscan la noticia por encima de todo, la foto y se juegan la vida, en ocasiones de manera absurda, para lograrla, sin que les parezca importar demasiado lo que ocurre a su alrededor, o, desde luego, menos de lo que vale para ellos una instantánea. La sensación que da el filme no es, ni mucho menos, de idealización de la profesión de reportero, y el personaje principal, excelentemente encarnado por Kirsten Dunst, ofrece sin cesar el agotamiento de haber vivido demasiada crueldad, demasiado horror sin sentido, repetido una y otra vez a lo largo de su carrera en naciones que ella consideraba lejanas a su mundo. El contemplar esa realidad en los escenarios de su vida, de su nación, la destruye por dentro, y tiene el espectador la sensación de que la película también trata de la descomposición del personaje, de una vocación que se va corroyendo por una realidad que la supera con creces. En algunos de esos episodios el grupo de protagonistas es sometido a choque brutales con una realidad para la que no están preparados, y por momentos se les ve como meros peleles, superados por los acontecimientos. El muy veterano de entre ellos parece ser el único consciente desde un principio del desastre en el que viven, y de lo poco que sus vidas valen allí. Hay una escena en una granja, donde se ven obligados a parar por cuestiones que no adelantaré, que el director enfoca desde el más puro terror, donde todos serán sometidos a un examen vital. Quizás sea el momento más duro de toda la película, el que más te clava en el asiento y, curiosamente, está dominado por el silencio de un idílico entorno campestre, un paisaje de hierba y flores que encandila. Las voces de los protagonistas y de quienes están en la granja son las únicas que se oyen, pero el terror puro, de una manera que recuerda a cómo Stephen King va elevando el diapasón en sus relatos, se hace por completo con la escena y se desata de una manera imprevista y desoladora. Desde ese momento ya nada será igual para los componentes de la expedición y, me atrevo a decir, para el espectador.

Con escenas de cine bélico de enorme intensidad, la producción de la obra es excelente y el uso del sonido en la misma resulta perturbador. Pocas veces se han escuchado en una película los disparos como en esta ocasión, detonaciones sueltas o ráfagas que te penetran y llenan de dolor. Apenas hay momentos de relajo en la trama y la tensión se mantiene hasta el final. El uso de la violencia es explícito y sin remilgos, por lo que es recomendable acudir a verla a sabiendas de que, como pasaba en obras memorables como “Salvar al soldado Ryan” o “Hijos de los hombres” la pantalla nos va a golpear sin contemplaciones. Es una excelente película, recomendable en todos los sentidos. Y muy perturbadora por la realidad, factible, que plantea.

jueves, abril 25, 2024

Debiera, pero no creo que dimita

Hay un montón de cosas interesantes sobre las que debiera escribir, pero se ve que el circo en el que lleva metido demasiado tiempo la política española reclama su cuota de protagonismo, y Sánchez, el gran prestidigitador, vuelve a lograr sorprender a propios y extraños con sus decisiones. Es innegable su capacidad para lanzar órdagos y tomar decisiones anómalas, imprevisibles. La carta de ayer, con una presunta dimisión en diferido es una de las gordas a lo largo de su trayectoria, y deja demasiadas preguntas en el aire para las que nadie, yo menos, tiene respuestas.

Sánchez debiera dimitir, sí, pero no por presuntas investigaciones judiciales sobre su entorno, que ya veremos si se sustancian en algo o no. De eso se encargan los juzgados y sus enrevesados y lentos procedimientos. Debiera irse por haber engañado a todo el país y decir que nunca aprobaría una amnistía a los sediciosos del Procés que ha impulsado por el mero hecho de seguir en el poder. Ese es el mayor de los engaños políticos que ha llevado a cabo. La corrupción que pueda rodear su gobierno, las ramificaciones de casos como el de Koldo Ábalos y demás son cuestiones convencionales dentro de la política de este país, donde la ausencia de corruptelas sólo es segura en la ausencia del poder. En su carta Sánchez se muestra como el perseguido, el herido, el acusado injustamente, y proclama la necesidad de ser querido por el pueblo frente a las horda que le persiguen, al conspiración que lucha contra él, cosa que no deja de ser una excusa bastante cutre una vez que en la trayectoria política española todos los partidos han tenido casos de corrupción, con juicios y condenas que han llevado a dirigentes del PP, PSOE, PNV, CiU y lo que usted desee a prisión con condenas relacionadas con la malversación, fraude y todas las figuras asociadas a la corrupción. Ahora, que empiezan unas investigaciones en el entorno de la familia del presidente, que pueden concluir en algo o no, se muestra herido el prócer y redacta un escrito de escaso nivel literario en el que el populismo se destila en cada uno de sus párrafos. Me resulta del todo absurda la idea de que se sienta acosado por algo, el que lleva situado muy por encima de todos los demás desde hace años y se encarga de dictaminar qué comportamientos son los que se pueden considerar democráticos y cuáles no. El fangal en el que se ha convertido la política española es responsabilidad de todos sus miembros y, por nivel de importancia, desde el que más manda al que menos, por lo que las excusas propuestas por Sánchez para darse los cinco días de reflexión resultan difíciles de tragar, y hacen pensar a casi todo el mundo que estamos ante otra cosa. ¿Una pirueta de doble salto mortal para movilizar a los suyos? ¿Un golpe de efecto para, en el inicio de la campaña catalana, logra acaparar todos los focos y quitárselos a Puigemont para que su partido logre un resultado suficiente para sus intereses? ¿Un “prietas las filas” para que las elecciones catalanas y europeas no sean un calvario que suponga el fin efectivo del gobierno? Supongo que desde ayer por la tarde todo el mundo se hace preguntas de este tipo, a decenas, sin encontrar una respuesta, y que muchos dan por sentado que, detrás de este extraño arrebato, hay una táctica calculada, porque si uno quiere dimitir dimite, si no quiere hacerlo no lo hace (como bien demostró el impresentable de Rubiales hace un tiempo) pero no realiza un ejercicio de disuasión dilatada en el tiempo dejando que las especulaciones se disparen en todos los sentidos. Además de anómalo, es una manera de que las teorías conspirativas, Pegasus mediante y demás, se crezcan en el sucio mundo de las redes sociales, a las que habrá que prestar poco caso hasta que se acabe el plazo dictado por Sánchez, ya que ayer por la noche no eran sino un campo de batalla entre rendidos admiradores del mártir presidencial y sus opuestos. Una charca llena de depredadores. Algunos de ellos incluso se hacen llamar periodistas.

Mi apuesta es que, al 99%, Sánchez no dimite, que está montado un espectáculo para recibir un baño de masas de lo que considera el votante progresista (que destrucción de sentido la que ha sufrido ese término) y así movilizarlo para que vote unificado en las catalanas y europeas, que es lo que puede garantizarle una cierta estabilidad más allá del verano. Lo cierto es que ahora todo el mundo está sorprendido, alguno se hace el listo haciendo creer ahora que vio detalles ayer que ni él ni nadie vislumbró, y todos estamos a la expectativa. Como destructor de tramas y creador de giros de guion Sánchez no tiene precio. Netflix debiera contratarle si, ya lo dudo, se va.

miércoles, abril 24, 2024

Equilibro entre Israel e Irán

El viernes pasado se produjo una salva de disparos por parte de Israel para responder al ataque que Teherán ejecutó la noche del sábado 13 sobre territorio israelí. Fueron pocos cohetes y quizás algún dron. La acción tuvo tres objetivos principales. Uno, el de responder y no dar sensación de debilidad, dos, respetar los deseos de los aliados de Jerusalén de que la cosa no se descontrole y, sobre todo, tercero, decirle a Irán que su territorio no es invulnerable, y que tienen capacidad de golpear en cualquier momento no sólo a lugares poblados, sino aquellos de elevado interés. El que la respuesta no fuera sobre Teherán no fue nada casual.

Como bien dijo Ignacio Camacho en su columna del domingo, esto no se ha acabado, y lo que se ha iniciado es una nueva partida de ajedrez entre ambas naciones con un movimiento de apertura en la que se mueven los peones u otras piezas de escaso valor, como en las partidas clásicas. Los dos países han roto el tabú de atacarse mutuamente, desde sus propios gobiernos, y contra el territorio nacional del otro, pasando de una situación estancada de ataques vía proxy de Irán y de acciones encubierta de Israel. De momento la cosa no ha ido a más y la sensación de guerra cercana mutua se ha enfriado, cosa que es de agradecer, pero ni mucho menos los problemas se han diluido, sino todo lo contrario. En lo que hace a lanzamientos y salvas, hay un cierto equilibrio entre los contendientes, por el tema que comentaba la semana pasada respecto al coste de la defensa israelí y la posibilidad de un barato lanzamiento masivo por parte de Irán, pero lo que trasciende en el fondo es que la rivalidad ya es total y no hay freno. Les comentaba antes que no era casualidad que, mientras Irán hubiera lanzado ataques tanto contra bases como ciudades israelíes, Israel ha disparado poco sobre Isfahán, bella ciudad del suroeste del país, lejos de la capital. En su entorno está Nathan, que es donde se encuentra el complejo nuclear iraní, donde el régimen desarrolla su programa de enriquecimiento de uranio. El mensaje de Netanhayu a los líderes iraníes ha sido claro. Sabemos que, si buscáis la bomba, lo hacéis ahí, y que llegado el caso somos capaces de atacar las instalaciones y arrasarlas. La bomba es el gran escalón estratégico que separa las capacidades de ambas naciones. Israel la tiene, aunque nunca lo haya hecho oficial, e Irán la busca, aunque siempre haya vendido que sus instalaciones tienen por objeto la creación de combustible para reactores civiles. El acuerdo internacional que se suscribió al final de la presidencia de Obama buscaba ralentizar el programa iraní a cambio de incentivos económicos y de levantar muchas de las sanciones que pesan sobre el régimen, todo para lograr que la nación chií no se uniera al club nuclear, pero la decisión unilateral de Trump de romper aquel pacto lo hizo descarrilar y, pese a que aún no está derogado de manera oficial, en la práctica no rige. La lección que los ayatolás han podido extraer con el paso del tiempo es que el acceso al club de los poseedores de la bomba te otorga un plus de respetabilidad internacional, asociado al miedo que da que tengas, de verdad, el arma de destrucción masiva. Corea del Norte es el ejemplo perfecto de esta regla, y desde que el régimen de Pyongyang hizo la prueba y mostró su capacidad Kim se ha transformado en un señor al que el mundo hace caso. Es un peligro global, da miedo, y el miedo da respetabilidad. Irán sabe que si logra hacerse con la bomba, si la prueba y, de esta manera, anuncia al mundo que la tiene, elevará su estatus internacional de paria a estado con el que el resto querrán sentarse a hablar, y eliminará parte de la ventaja estratégica que ahora mismo le lleva Israel. En el contexto actual, de hostilidades abiertas, la tentación iraní para acelerar su programa y conseguir la bomba se ha incrementado notablemente.

Cierto, tener una bomba es una cosa e integrarla en una cabeza de un vector de lanzamiento otra. Corea del Norte ya ha conseguido todo el proceso, pero hacer una primera versión y detonarla en una prueba es lo básico, y nos llevaría a un escenario desconocido, mucho más peligroso. Israel siempre ha dicho que no consentirá que Irán lo logue, y que actuará de acuerdo con otros o por iniciativa propia para ello. Si posee información de que el proceso se acerca a su conclusión no dudará en atacar Nathan o lo que sea para impedirlo, y eso sí que sería una declaración de guerra abierta. El tablero está puesto, los peones han avanzado y la partida continúa. El juego serio no ha hecho nada más que empezar.

martes, abril 23, 2024

Libros y la estafa de la autoayuda

Hoy es 23 de abril, el día del libro, una jornada de descuentos en las librerías y de celebración del mutuo placer de leer y recomendar. Las rosas de Sant Jordi, bella costumbre catalana, estarán por todas partes y autores y lectores compartirán ideas sobre los textos que han sostenido juntos, unos creándolos y otros dándole vida. En el paraninfo de la Universidad de Alcalá recibirá el premio Cervantes Luís García Montero, a quien he leído menos de lo debido. Es un bonito día para los que amamos los libros, que tratamos de extenderlo a lo largo de todo el año. Los aniversarios sirven de recordatorio, pero son inútiles como islas en el mar del tiempo.

Pero, ay, tampoco podemos ser ingenuos. No todo lo que se publica es maravilloso. El libro es un formato ideal que perdura desde hace siglos y lo que le queda, pero lo que en él se escribe puede tener mayor o menor valor, o ser incluso contraproducente. Por ejemplo, de un tiempo a esta parte la sección de las librerías que más crece es esa que se ha bautizado como Autoayuda o Crecimiento personal, o cosas por el estilo. No se si por moda o porque realmente ahora sucede más, pero es casi imposible pasar por la entrevista de alguien conocido que no confiese que ha acudido a terapia, que ha necesitado tratamiento psicológico o algo por el estilo. De la estigmatización del sufrimiento mental y emocional hemos pasado a un cierto alardeo del mismo, cosa que sucede con todos los fenómenos sociales, hasta que se banalizan por completo y, pasada la resaca, suele quedar lo realmente valioso de ellos. Pues bien, subidos a esta moda se han disparado los títulos que tratan de ayudar a aquellos que lo necesitan, o al menos así se venden. Personajes que se hacen llamar doctores, expertos en psicología, conferenciantes de prestigio y una fauna de lo más diversa llena muestrarios con volúmenes no muy grandes pero nada baratos sobre los trescientos catorce consejos para llevar una vida mejor, la manera más adecuada de ser uno mismo, las vías para conocerte y llegar a los demás, las proteínas que en forma de persona servirán para construirte y un montón de lemas por el estilo, a cada uno más vacío y pomposo, que no hacen sino girar y girar en torno al concepto de “si crees, puedes” lema de una peligrosidad enorme, porque hace creer a quien se ha convencido del mismo que la vida no es sino el resultado de lo que tu pienses de ella y de cómo la afrontes, cosa que es completamente falsa. Si, como suele suceder, la vida te pega varios palos y muchas de las cosas que deseas no las logras, aunque creas mucho en ello, el corolario del lema es que no has creído lo suficiente y, por tanto, la culpa de lo que te pasa es tuya. Eso te hunde aún más en un pozo depresivo, pero nada, ahí aparecerán una nueva hornada de publicaciones que te dirán que la culpa es tuya, pero que debes de creer aún con más fuerza, y levantarte, porque el mundo está hecho para ti, y los demás son tuyos, y si te autoconvences de verdad de verdad de la buena vas a salir del hoyo y triunfar en todo lo que te propongas. Y así una y otra vez, un bucle constante de mentiras destinadas a personas que han sido golpeadas por las circunstancias de la vida. Como todos hemos sufrido porrazos de más o menos importancia, porque eso es vivir, el comprador potencial de estos libros de autoayuda es todo el mundo, lo que es fantástico. No estamos ante una literatura de género que a unos gusta, pero a otros no. A todos se nos han muerto allegados, hemos tenido crisis en el trabajo, desastres en las relaciones de pareja, sueños frustrados, etc, y todos tenemos heridas en nuestro interior causadas por lo que nos ha sucedido, o lo que hemos presenciado en nuestro entorno. Así, el potencial comprador es el mundo entero, y claro, entre tantos no serán pocos los necesitados de ayuda que acudirán ahí a la búsqueda de un remedio, como lo harán ante cualquier opción donde crean que puedan encontrarlo. Ya lo siento, pero esos libros son una estafa que no va a ayudar a nadie.

Bueno, a alguien sí, al autor y editor, porque se van a quedar con algo del dinero del sufrido comprador, que va a seguir tan mal como antes, pero con unos cuantos euros de menos en el bolsillo. No hay recetas mágicas para afrontar la vida, como tampoco para hacerse millonario ni para seducir ni nada de nada. Quien eso vende es un poco más listo que la media, eso es verdad, sabe detectar las carencias de los que les rodean y encuentra la manera de, a través de ellas, hacer negocio. Es un engaño, sí, pero que no deja de repetirse. Sinceramente, cada vez que veo una montaña de libros de ese tipo me dan ganas de denunciarlos. No compren nada de eso.

lunes, abril 22, 2024

Bildu casi gana, el PNV resiste

Lo primero, visto el resultado, es que de entre lo malo y lo peor que podía haber pasado, nos hemos quedado con lo malo. La resistencia del PNV es asombrosa, y tras cuatro décadas ganando elecciones autonómicas, vuelve a hacerlo, por la mínima, en el agregado de votos, pero en un empate a escaños que le deja con un sabor agridulce. Pese a ello, con la expectativa de una derrota que muchos vendían, y con el conocimiento de que, por ahora, mantendrá el Gobierno Vasco, su euforia de ayer por la noche está justificada. El feudo nacionalista sigue en pie, aunque asediado como nunca. Han sobrevivido y el poder seguirá en sus manos.

El resultado de Bildu es excelente, sin paliativos, y para este que les escribe, una noticia desoladora. Segundo en votos en el agregado de la Comunidad, a poco más de veinte mil de los peneuvistas, es la primera fuerza en Guipúzcoa, en todo, y por primera vez en la historia, gana en votos en Álava, donde empata en escaños con el PNV. El resultado alavés da para todo tipo de análisis e interpretaciones, y se convierte en un misterio en sí mismo. Los de Otegui han sacado oro de cada voto y lo han rentabilizado en escaños mejor que el PNV, que tiene en Vizcaya a su alma y la cosecha de sufragios necesaria para mantenerse como la formación más votada. En el duelo generacional es muy probable que Bildu haya ganado de calle a los jeltzles, siendo el voto nacionalista mucho mayor en edad, y eso le otorga a Otegui y compañía la opción de ser, en las próximas elecciones, los más votados. Nada de su infame comportamiento sobre la cuestión terrorista y el desprecio a las víctimas ha sido penalizado por un electorado amnésico, que olvida el pasado y desprecia sus lecciones a una velocidad que genera escalofríos. No hay consuelo moral para las víctimas de una época, que fueron asesinadas y despreciadas por todos, y que hoy son olvidadas por casi todos, y ven como el que fuera brazo político de aquellos que les mataron está a un paso de ser la principal formación electoral de su tierra. El mensaje ético y moral que se traduce de estos resultados es, simplemente, horrible, para llorar y no dejar de hacerlo. El resto de partidos, a la sombra, se reparten los restos. El PSE saca dos diputados más y se lleva algo de lo que fuera Pablemos, y puede darse por satisfecho. Mantendrá en principio la coalición con los nacionalistas y la correlación de fuerzas le dará algo más de peso en ellas. Además, la presencia de un Bildu en igualdad de escaños hace que el PNV sea consciente, aunque no lo reflejara ayer, de su debilidad parlamentaria. El PP sube un escaño, y supera sus anteriores resultados, los peores, y venderá como un éxito lo logrado, pero la verdad es que el botín es escaso. Además, no ha conseguido que Vox desaparezca, dado que han mantenido el escaño de Álava, por lo que los populares van a seguir siendo una fuerza accesoria y sin capacidad de decisión alguna. Sólo un cambio de fuerzas a nivel nacional le daría el revulsivo necesario para ganar peso en el País Vasco, pero eso, de momento, no se dará a corto plazo. Los grandes perdedores de la noche son el espacio a la izquierda del PSOE, donde se presentaban por separado Pablemos y Sumar. Los representantes de la familia del ex líder supremo han sacado cero escaños y los de la marca de Yolanda Díaz uno. Partían de los seis que tenía Elkarrekin Podemos, por lo que no hay que ser muy espabilado para comprobar que lo cosechado es una profunda derrota. El escaño de consolación lo han logrado por Álava, donde es mucho más barato en votos que en el resto de provincias. Ellos y Vox se han visto beneficiados por este aspecto y, aunque psicológicamente no han desaparecido, han conseguido escasamente cinco mil votos cada uno de ellos, superando por poco el 3,5% de todos los depositados. La coalición de Yolanda Díaz naufraga en cada elección que se realiza y sus expectativas nacionales son, cada vez, peores. Sobre la secta de Iglesias y familia, poco más que añadir. Su desaparición es una excelente noticia.

Decía antes que, por ahora, el PNV mantendrá el poder porque el PSE le apoyará, pero saben los “jeltzales” que no pueden descartar un escenario como el de Pamplona, una traición ordenada desde Moncloa, que otorgue a Bildu el poder con un apoyo del PSOE, total o parcial. A corto plazo ese movimiento no se va a dar, pero la idea de que pueda suceder, visto lo visto, está en la mente de todos, también en la del PNV, y eso le obligará a ser cauto. Es probable que la continuidad del gobierno vasco se mantenga durante un tiempo, pero todo está sujeto a la volatilidad extrema de lo que sucede en la política nacional, donde el resultado de las catalanas de dentro de tres semanas determinará muchas cosas. Salvado por la campana, el PNV suspira de alivio, pero con el susto ya instalado en el cuerpo.

viernes, abril 19, 2024

Bildu puede ganar

Este próximo domingo se celebran las elecciones autonómicas en el País Vasco, las segundas de las, de momento, cuatro previstas para este año políticamente desquiciante. Van a ser los primeros comicios regionales en los que no voy a poder votar allí, cosa que me fastidia muchísimo y que, internamente, me hace soltar algunos tacos, en una de las pocas venas vascas autóctonas que surgen en ocasiones de mi interior, hecho como estoy para romper todos los tópicos imaginables. Veré, por tanto, el recuento desde la distancia geográfica y la sensación cierta de que, pase lo que pase, no he hecho nada para alterarlo. Es un pensamiento estúpido, ya lo se, dado el peso de un sufragio, pero no puedo evitar caer en él.

Bildu puede ganar las elecciones, más probablemente en votos que en escaños, pero es posible que incluso en ambos. El sistema de reparto de escaños del parlamento vasco, probablemente uno de los más injustos de occidente, le otorga una prima en Guipúzcoa que puede rentabilizar notablemente. El mero hecho de la posibilidad de que los herederos de Batasuna ETA puedan ganar unas elecciones autonómicas y que, por primera vez en la historia, desbanquen al sacrosanto PNV es algo que nos debiera llevar a todos a una reflexión sobre la podredumbre que ha anidado en parte de esa sociedad, de toda nuestra sociedad. En este final de campaña se ha visto, de manera suave, como el candidato de Bildu no condena el terrorismo etarra, y no es algo que se pueda entender como un error estratégico ni nada por el estilo por su parte o por la de la formación. Para ellos ETA no era un grupo terrorista, sino una banda que defendía su idea de un estado totalitario, étnicamente puro y sometido a su dictadura, eliminando los obstáculos que se interponían en el camino. Peio Otxandiano, el desconocido candidato de Bildu, seguramente optó en su momento por pedir a ETA que dejara de matar no por el hecho de que eso fueran acciones criminales despreciables, no, sino porque no rentaban como antaño. El coste social de los asesinatos empezaba a superar a los beneficios, y el mundo mafioso de la mal llamada izquierda abertzale decidió amortizar a uno de sus brazos, el de las pistolas, para que el resto sacasen el mayor beneficio posible. Peio y los suyos no ven terrorismo en el asesinato, secuestro, amenazas y demás infamias realizadas por ETA. No, para ellos todo eso estuvo bien. Si me apuran, se quedaron cortos, dejaron demasiados vivos, no hicieron la limpieza necesaria, no contaron con los medios para ello. Por eso, el revuelo montado estos días en torno a sus declaraciones me parece de una hipocresía rayana en el insulto. Otxandiano no miente, cree en lo que dice, sigue orgulloso del pasado terrorista de su banda. Son otros, los que pactan con Bildu, los que le han blanqueado, los que firman acuerdos con ellos y se sacan fotos sonrientes, los que los venden como una formación progresista y hacen que a muchos nos entren ganas de vomitar al escucharlo, los que deben dar explicaciones. Falsas rasgadas de vestidura las que hemos visto en este final de campaña, poses teatrales forzadas, mentirosas, viles hasta el asco por parte de muchos que, una vez que pasen las elecciones europeas, no tendrán muchas dudas en volver a pactar con Bildu cualquier norma en el Congreso y, desde luego, sopesar la posibilidad de otorgarle el gobierno vasco si llega la ocasión. ¿Cuál es la diferencia entre el ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno Vasco? No veo muchas, más allá de la mayor sequedad del clima en la comarca navarra frente a la llanada alavesa. El PNV sabe que su alianza con el PSOE, que es la que ha gobernado el País Vaso durante varias legislaturas, depende del cinismo absoluto con el que se maneja Sánchez a la hora de elegir alianzas. Durante unos pocos días la máquina de propaganda de Moncloa ha permitido que sea políticamente correcto llamar a Bildu lo que es y arrojarles en la cara su connivencia con el terrorismo, pero puede que a partir del lunes mismamente la orden que salga del palacete madrileño y vuelvan a repicar los portavoces subvencionados sea la que se leía hasta hace un par de semanas, la de un Bildu socialdemócrata cuasi equivalente a una formación nórdica.

Más allá de la de política y sus nauseabundeces, quizás sea el País Vasco uno de los lugares de Europa donde más se sigue despreciando la memoria de las víctimas del terrorismo. En casi todas las localidades la mafia etarra, con el apoyo bastantes de sus habitantes, ejecutó asesinatos y crueldades incontables. En esos pueblos hoy sigue sin haber recuerdo alguno a los muertos, y en casi todos ellos se mantienen homenajes a los asesinos y sus colaboracionistas, en una inversión macabra de la historia perfectamente engrasada con dinero público y consentida desde todas las autoridades. Esa profunda podredumbre moral puede alcanzar cotas inéditas a partir del lunes que viene.

jueves, abril 18, 2024

Raúl del Pozo y la amistad de un periodista

En La2 de TVE, la cadena que casi nadie ve que sí tiene programas propios de una televisión pública, se ha estrenado una serie de diez capítulos, titulada “En Primicia” en los que Lara Síscar, flanqueada por amigos y conocedores del personaje, recorre la vida y obra de periodistas fundamentales de nuestra historia. El primer capítulo, dedicado a Raúl del Pozo, es un ejemplo de buena producción, guion y testimonios, tanto del homenajeado como de aquellos que le han conocido y glosan su figura. Es muy recomendable su visión y creo que, en conjunto, la serie merecerá mucho la pena. Enhorabuena a Lara y el resto del equipo por su trabajo.

Entre las muchas cosas valiosas que suelta del Pozo en la hora que dura el programa, hay una que creo merece ser enmarcada en la mente de todos aquellos que, ahora o en el futuro, se dedican a la profesión, y es que un periodista no debe hacerse amigo de un político, nunca, porque el político le utilizará para sus intereses, y el periodista acabará siendo una herramienta más del poder. Es curioso que alguien que tiene más de ochenta años, y que ejerce aún su profesión de manera tan brillante, sea capaz de dar un consejo tan lúcido a tantos y tantos que, menores a él, por cuestiones biológicas, no dejan de ser ejemplo de compadreo con los políticos en el día a día de su ejercicio periodístico. Si algo de eso ha habido siempre, la situación actual llega unos límites de obscenidad que, sin duda, son una de las causas de que la percepción social de la figura del periodista se encuentre en uno de sus niveles más bajos. La pregunta “de qué partido es” que casi todos nos hacemos cuando nos mencionan el nombre de tal o cuál profesional es un síntoma inequívoco de decadencia. Lo peor se da entre aquellos entregados a la causa del partido de turno, que llegan hasta el punto de ser meros propagandistas de unas siglas, pervirtiendo por completo su profesionalidad en aras de prebendas, ingresos a cuenta o, quizás, un simple canapé más que el resto. La destrucción financiera de las empresas periodísticas que ha provocado la llegada de internet y las redes sociales ha hecho que muchos vean en el partido de turno la manera de garantizarse unos euros que les permitan vivir por encima de los salarios rácanos que ahora mismo se pagan en precarias redacciones donde la eventualidad es una de las únicas cosas no sujeta a cambios. El periódico con medios, profesionales bien pagados y equipos robustos hace tiempo que desapareció, y ahora las cabeceras subsisten dentro de estructuras empresariales carcomidas, con deudas, algunas de ellas cotizadas en bolsa a valores de derribo, con una relevancia social menor que la de cualquier influyente de esos que se creen la monda y arrastran multitudes. Convertirse en empleados a sueldo de unas siglas es caer lo más bajo posible, pero es algo que vemos y leemos a diario, sin que haya mucho pudor en quienes actúan así. Siempre ha habido pelotas del poder, nunca faltarán, pero es verdad que en los tiempos en los que Raúl del Pozo creció, no en los jóvenes, donde ir en contra del poder era meterse en un lío bastante feo, el periodista podía jugar a arrimarse a todas las bandas posibles y mantener siempre una distancia prudencial. Compadrear con el poderoso es algo que, al final, sólo acarreará ventajas al que mantiene el poder, no al que se ha utilizado como portavoz. Y si el poder se pierde, ambos acaban dando vueltas en el Linkedin, suplicando oportunidades y blanqueando un perfil que, hasta entonces, era de una militancia exacerbada. Recuerdo la película “los papeles del Pentágono” de Spielberg, muy recomendable, adorada por los periodistas, en la que en más de una escena se observa una camaradería absoluta de los protagonistas, periodistas y ejecutiva del Washington Post, con los políticos demócratas, la oposición en aquel momento, y cómo hay voces que les recuerdan que la principal diferencia entre el Nixon presidente y el demócrata opositor es que uno es el que manda ahora y otro el que lo hizo y desea volver. No es el tema fundamental de la película, pero se nota que, por momentos, alguno de los protagonistas se ve como un elemento con el que los que detentan el poder juegan, y “los suyos” también lo hacen, y eso le repele.

Supongo que desde la posición y edad de Raúl del Pozo es más fácil resistirse a estas presiones que desde un contrato precario y unos años en los que es casi imposible conseguir una hipoteca, y pactar con el diablo político puede ser la vía para acceder al salón con Netflix con el que sueñan tantos y tantos. Cada época es distinta, y las oportunidades y sueños también, pero lo que no cambiará nunca es el hecho de que, como dijo Lord Palmerston refiriéndose a Inglaterra, el poder no tiene amigos ni enemigos permanentes, sólo sus intereses son permanentes. Recuérdenlo todos los que se dedican a ese noble y necesario oficio del periodista.

miércoles, abril 17, 2024

El dron en la guerra

Se suele decir, y es cierto, que las guerras son grandes aceleradores. Provocan que la historia corra, la sociedad se transforme y que la tecnología avance como en pocos momentos del tiempo se da. La necesidad de una victoria por parte de cada uno de los contendientes, ante el riesgo de que la derrota suponga el fin de su existencia, hace que los esfuerzos sean los mayores y que la inventiva se fuerce al máximo. Un proyecto como el Manhattan, liderado por Openheimer que se desarrolle en poco más de un par de años sólo es posible en el contexto de una Guerra Mundial como la que se vivió en los años cuarenta.

La de Ucrania, la guerra más importante de las que ahora mismo tienen lugar, ha supuesto la llegada masiva del dron como elemento de ataque. En ese conflicto se juntan escenas propias de hace más de un siglo, con esas nauseabundas trincheras atestadas de ratas y cadáveres, junto con el empleo de tecnología digital de última generación que permite ser precisos en el disparo y la observación del enemigo. Pero es el dron el gran elemento de esta guerra, que se está extendiendo a otros conflictos por el mundo, y que empieza a poner en cuestión la pervivencia de lo que se denominan grandes plataformas, como pueden ser tanques y aviones. Drones los hay de muchos tipos, y EEUU ya los había empleado en el campo militar, pero limitados a dos tareas fundamentales; la observación y la ejecución de operaciones de castigo muy puntuales. El dron servía como satélite baratísimo para ver, repetir señales, actuar como espía, a un coste bajo y con una maniobrabilidad elevada. Una vez fijados los objetivos, pongamos el escondite de unos milicianos de Al Queda, otro dron podía ser el encargado de acabar con ellos, bien mediante disparo o por impacto suicida. En Ucrania este tipo de misiones se dan, sobre todo la primera, pero el dron es usado, principalmente, y de manera masiva, como arma de ataque, como elemento con el que tropas que están a mucha distancia del frente, guarecidas, ajenas al riesgo, pueden conseguir destruir fuerzas enemigas mediante su uso. Los rusos comenzaron su ataque con una táctica ochentera, siendo generosos, de invasión mediante blindados, pero el principal oponente a los TXX de orugas que usaban los esbirros de Putin no eran otros tanques, sino drones que impactaban contra ellos. Las torretas de los tanques son uno de los puntos débiles del vehículo y contra ellas impactaban pequeños vehículos autónomos teledirigidos cargados de explosivo. Incluso hemos visto como no pocos tanques eran inutilizados de una manera tan cutre como efectiva, mediante un dron que, colocado en la vertical del tanque, simplemente, dejaba caer un explosivo sobre ellos. Israel, que como todo el mundo sigue la guerra y aprende de ella, dotó a sus tanques Merkava de una estructura superior adosada a la torre de tal manera que, en caso de ataque mediante dron, fuera ese el punto de impacto y que el vehículo y sistema de armamento quedasen intacto. De ese uso improvisado del dron se ha pasado a un empleo masivo de elementos desde los que se pueden comprar en las tiendas de juguete hasta sistemas como los fabricados por Turquía e Irán, capaces de suplir de manera muy efectiva a los misiles balísticos. Con un coste ridículo por unidad, se pueden fabricar cientos de ellos y planificar oleadas de ataques en los que se emplean, cargados de explosivo, a modo de proyectil, causado destrozos y víctimas en gran cantidad, saturando las defensas aéreas y logrando así que, aunque el número de eliminados sea alto en cada oleada, no pocos de ellos lleguen a sus objetivos. Ucrania los ha empleado incluso para destruir infraestructuras rusas situadas muy al interior del país, como refinerías, a cientos y cientos de kilómetros Rusia adentro. El ataque iraní del sábado tuvo más drones como elementos de impacto que misiles, en otra muestra de que el uso de este tipo de elementos ya es uno de los principales en el campo de batalla.

Y como dicen los expertos, de momento, la lanza va por delante del escudo. La capacidad de infringir daños por parte de una escuadrilla de drones está bastante por encima de las posibilidades de evitarlos, y es probable que en poco tiempo veamos cazas, de precio desorbitado, derribados por enjambres de este tipo de elementos, actuando de manera coordinada. En el análisis coste beneficio uno puede tener cientos de drones de alta tecnología y capacidad por el precio de un F35, el que seguramente sea el mejor avión de combate del mercado, carísimo. ¿Cuánto compensa en invertir en la compra de estos aviones caza frente al desarrollo de drones? ¿Va a sobrevivir el tanque como plataforma de ataque sin defensas ante ellos? Ahora mismo no hay respuesta a preguntas de este tipo, y todo el mundo se las hace sin cesar.

martes, abril 16, 2024

Ataques, defensas y costes

El ataque iraní a Israel abre muchas dudas y, potencialmente, escenarios muy peligrosos, pero en lo real nos ha dejado una montaña de información sobre las capacidades de ataque del agresor y las defensivas del agredido, y ambas naciones, y sus aliados, están tomando nota de ello. De una manera muy resumida, cierta a corto plazo, pero puede que con un error de fondo, la conclusión fundamental es que Irán carece de capacidad militar para ser un rival para Israel, y que el escudo defensivo hebreo es capaz de proteger a la nación y hacerla invulnerable a un intento de agresión militar persa. Israel ha ganado por KO este asalto.

Vamos con los matices y las dudas. Viendo el balance de proyectiles disparados e interceptados la discusión es poca, el Iron Dome israelí, junto con la aportación de cazas de EEUU y Reino Unido, y la colaboración de otros países como Jordania, Arabia Saudí y probablemente Francia, se ha mostrado como invulnerable, como la joya de la tecnología que es, ofreciendo un rendimiento propio del guion de una teleserie futurista. Aproximadamente trescientos fueron los elementos utilizados por Irán, destruidos en su inmensa mayoría. El test ha dado un resultado claro, pero hay cosas que no podemos obviar. Tecnológica y económicamente los costes de un sistema defensivo como el israelí son muchísimos más elevados que los de una forma de ataque como la empleada por Irán. Por pura balística, se requiere una precisión tecnológica enorme para calcular la trayectoria de interceptación de un cohete que se acerca y la velocidad del interceptor debe superar a la del atacante, y cuanto más mejor, para que el cálculo de trayectorias sea lo más afinado posible y la posibilidad de error mínima. Se estima que el coste de un misil Patriot, herramienta fundamental de disparo del sistema defensivo desde tierra, es de unos cinco millones de euros. Estos misiles se alojan en las baterías móviles que se encuentran en tierra, dotadas de la tecnología más alta imaginable, para realizar el trabajo de interceptación, coordinadas con el resto de elementos del mismo tipo y todos los sistemas aéreos y demás. La producción de lanzaderas, misiles y aparejo tecnológico se realiza en EEUU y es costosa y lenta, no se producen Patriots como churros, y viendo el coste de cada uno de ellos se puede imaginar la cantidad y calidad de componentes que portan. Frente a ellos, como elemento ofensivo, Irán ha utilizado misiles de distinto tipo, de tecnología bastante más antigua, de gran poder destructivo aún con defensas aéreas convencionales, pero poco útiles ante tecnologías como las que vemos, y drones, que son más esquivos que los misiles, al poder adoptar trayectorias más erráticas. Lo fundamental es que esos misiles viejos y, sobre todo, los drones, tienen un coste muy bajo, ridículo, en comparación a los Patriot. Hagamos cuentas. Si de los trescientos elementos disparados por irán al menos la mitad han sido destruidos por baterías Patriot eso nos pone en un coste defensivo en la noche del sábado de 150*5 igual a 750 millones de dólares, a lo que hay que sumar los costes del despliegue de cazas y de todos los sistemas militares en alerta, etc. Las informaciones que circulan desde el domingo que el coste de la operación para Israel ha estado en torno a los mil millones de dólares suenan razonables, aunque no creo que haya manera real de precisar las cifras. Para Irán el ataque ha resultado ser mucho más barato, porque un dron Sahel de los que fabrica ronda los 20.000 dólares. Por cada misil Patriot defensivo Irán puede hacerse con 250 drones, por lo que, económicamente, el ataque le renta a Teherán bastante más de lo que le cuesta a Israel. Y lo más importante, hagamos números, con una ratio de coste de, bajemos, un par de centenares de drones por misil Patriot, resulta evidente que una manera de violar el escudo defensivo es mediante la saturación. Si en vez de un ataque con trescientos elementos Irán realiza uno con tres mil es imposible que las baterías antimisiles y los cazas aliados pudieran detener la mayoría de ellos, simplemente por falta de proyectiles antiaéreos. Saturar el escudo es una manera de franquearlo, y eso lo saben muy bien en Israel y Teherán.

De hecho, es lo que vemos cada día en las nuevas ofensivas rusas sobre Ucrania, donde la creciente escasez de munición de Kiev, por nuestra culpa, se agota en oleadas de ataques de drones iraníes, que ya fabrica Rusia, que esquilman las opciones de defensa antiaérea de Kiev, hasta que llegue el momento en el que se agoten y nada impida el ataque a discreción. Esto quiere decir que la sensación de fracaso iraní, real, no es tan obvia, y que la seguridad israelí, que se ha mostrado tan eficaz, no es sostenible económica ni productivamente en caso de intento masivo de respuesta. Me da que hay una especie de equilibrio entre ambas fuerzas, lo que alienta a que el conflicto no vaya a más, pero eso puede ser más un deseo que la realidad. Los drones están cambiando la guerra y arrasando con las plataformas caras.

lunes, abril 15, 2024

Irán cumple y ataca a Israel

Dado lo anunciado que estaba el ataque hubiera sido una frustración que no se hubiese producido. La expectativa general era que iba a ser después del martes, final del ramadán, y así ha sido, pero con un retardo prolongado. Al parecer Irán advirtió a países vecinos dos o tres días antes de que era la noche del sábado la escogida para llevarlo a cabo, y de ahí que el proceso de cierre del espacio aéreo en naciones como Jordania, Siria y demás fuera tan sincronizado. En unas pocas horas del sábado era imposible volar por Oriente Medio, zona que ya registraba un descenso en el tráfico por la suspensión decretada por varias aerolíneas comerciales occidentales desde hacía ya casi una semana.

El ataque ha consistido en el lanzamiento combinado de misiles y drones, en una cifra conjunta que supera por poco las trescientas unidades, disparados tanto desde el territorio iraní como de algunas de las bases que Teherán posee en Siria y territorios cercanos. El objetivo principal eran infraestructuras militares israelíes, bases y aeropuertos sobre todo, pero fueron varios los que sobrevolaron las ciudades hebreas, con Jerusalén como principal escenario, donde se vieron trazas de motor cohete en abundancia en lo alto de sus cielos. Por el número de elementos empleados, el ataque es significativo, y para ser el primero de la historia lanzado oficialmente desde y por Irán contra Israel, es llamativo. Llama la atención que han sido los drones los elementos más utilizados para el ataque, por encima del recurso clásico de misiles, sean cuales sean sus características. La capacidad iraní de producir drones de ataque se ha relevado como amplia, y lamentablemente, vemos en Urania casi a diario como los que origen y diseño persa se emplean al servicio de las fuerzas rusas, golpeando de manera efectiva a las poblaciones civiles y matando gente. Para repeler el ataque Israel ha vuelto a hacer uso de la “iron dome” la cúpula de hierro, un sistema de antimisiles que busca interceptar los proyectiles que se lanzan contra su territorio. Compuesto por baterías Patriot, entre otro tipo de elementos, es una muestra de lo más sofisticado que existe en tecnología de defensa, y la noche del sábado mostró lo eficaz que puede llegar a ser. A penas unos pocos de los lanzamientos iraníes llegaron a impactar contra objetivos en tierra, causando daños menores y apenas un par de heridos. El susto ha sido enorme, pero el resultado conseguido, casi nulo. Afirma Israel que el 99% de los proyectiles han sido abatidos, y viendo las imágenes que circulan por las redes puede uno comprobar como más de uno y dos de ellos logra impactar contra el suelo y explotar, por lo que ese porcentaje parece exagerado, pero no creo que esté muy alejado de la realidad. La demostración de eficacia del escudo protector de Israel ha sido evidente, y deja claro que el país posee un sistema como casi ninguna otra nación en el mundo. Si uno de los objetivos del ataque era testar las capacidades de la cúpula de hierro ante una situación de guerra real, se puede decir que el examen ha sido superado con éxito por parte de la tecnología. Las escasas consecuencias sobre el terreno del ataque pueden hacer pensar que estamos ante un bluf, una pantomima, pero no es tanto eso como la eficacia de un sistema que impide al agresor alcanzar sus objetivos. La presencia del airbag puede salvar al conductor, pero no reduce la intensidad del accidente, sólo la de sus consecuencias, que es lo que se busca. En la noche del sábado la tecnología norteamericana de defensa triunfó frente a la persa de ataque, en el formato en el que se desencadenaron las hostilidades. No siempre tiene por qué ser así, pero afortunadamente es lo que pasó.

Un breve apunte sobre las opciones de escalada de esta crisis. Creo que son escasas. Ni a Israel ni a Irán les interesa lanzarse a una guerra abierta entre sus naciones. Tel Aviv no contaría con el apoyo norteamericano para ello y el régimen de Teherán no está para embarcarse en guerras de grandes dimensiones. La posible respuesta que realice Israel ante lo sucedido el sábado nos puede llevar a una espiral de acciones y reacciones peligrosas, pero creo que no conducentes a una guerra total. Irán está más cómodo actuando en la retaguardia con sus grupos proxy, e Israel tiene varios frentes abiertos, empezando por Gaza, que debe controlar ante de lanzarse a por otros. Sustos, sí, serios, sí, pero no veo aquí potencial desestabilizador global. Espero no equivocarme.

viernes, abril 12, 2024

Kahneman nos bajó del pedestal

Una de las teorías más importantes en el mundo de la economía es la de las expectativas racionales. Tiene mucho aparejo técnico, pero se basa en una idea sencilla y lógica. Los agentes económicos, sean consumidores, empresas o lo que sea, actúan de manera racional y maximizan su satisfacción ante las distintas alternativas que les ofrece el mercado o la realidad. Valoran sus preferencias y escoge lo que les genera una utilidad superior. Cada agente actúa, en todo momento, como una especie de ordenador, ahora diríamos IA, que busca optimizar a cada paso que da para salir ganando.

Esta idea, aplicada en agregado o a problemas particulares, revolucionó gran parte de la teoría económica moderna y sirvió, entre otras cosas, para que uno de sus creadores, Robert Lucas, recibiera el premio Nobel. Una de las grandes críticas que surgieron frente a ella es la de que los agentes no son máquinas y actúan muchas veces de manera inconsistente, irracional, sin sentido, como vemos casi a diario en nuestro entorno. Lo cierto es que en algunas ocasiones sí se observan comportamientos racionales, maximizadores, pero en otras no, y eso llenó de dudas a los expertos. Para salvarnos a los economistas y, de paso, hundirnos el prestigio, llegó a nuestras vidas Daniel Kahneman, psicólogo israelí que ha desarrollado un enorme trabajo de investigación y experimentación para fundar no una corriente de pensamiento, sino una idea profunda sobre cómo actuamos realmente los humanos en la vida real, tanto en situaciones convencionales como bajo estrés, incertidumbre o factores variados. El resultado es, por así decirlo, llamativo, y para la idea de expectativas racionales de Lucas supone un golpe bajo. Entre sus muchos trabajos, el compendio más accesible de sus estudios se encuentra en el libro “Pensar deprisa, pensar despacio” que es de lectura obligada, sea uno economista o se dedique a cualquier otra cosa. La teoría de Kahneman tiene cinco ideas fuerza fundamentales. Una es que tenemos dos sistemas de pensamiento, por así llamarlo, uno instintivo, de origen animal, que responde muy rápido a los estímulos, y otro racional, fruto de la evolución, que es bastante más lento y reflexivo. Normalmente ambos trabajan de manera conjunta y, para nosotros, resulta muy difícil distinguirlos. Dos; es el sistema de pensamiento instintivo, el rápido, el que toma la mayor parte de las decisiones que ejecutamos ante dudas y dilemas, especialmente en cosas que nos produzcan satisfacciones rápidas, como por ejemplo comprar chucherías en la cola del supermercado, o darse un atracón de series en la tarde previa a entregar un trabajo o cosas así. Tres; que este sistema instintivo posee una serie de sesgos, no de fallos, pero sí de errores sistémicos a la hora de valorar la realidad, basados en nuestras experiencias, la información que recibimos, las sugerencias que nos llegan, etc, y que esos sesgos nos llevan a adoptar muchas decisiones que no son ni racionales ni óptimas para nosotros ni nada por el estilo. Cuatro; que, aun conociendo esos sesgos, estamos casi condenados a recaer en ellos una y otra vez porque se encuentran tan insertos en nuestro sistema cerebral que es muy difícil evitarlos. Quinto, que el pensamiento reflexivo, que a veces sí es el que toma decisiones, gasta la mayor parte del tiempo en encontrar justificaciones que nos hagan creer que las decisiones tomadas por el sistema instintivo eran, en efecto, las mejores que podíamos haber elegido, aunque no haya nada que, realmente, de soporte a esa sensación. Actúa como una máquina de excusas para dejarnos satisfechos ante la elección por la que hemos optado, evitando remordimientos y similares. Armado con esta cadena de ideas, Kahneman desarrolla experimentos, pruebas y tests en las que grupos de personas de muy distinta extracción social y bagaje caen de manera reiterada en una serie de sesgos que él ha identificado y catalogado, de tal manera que las elecciones se alejan de lo que sería lo más probable. Esto introduce enormes posibilidades de engaño a quienes plantean esas elecciones, por ejemplo, los vendedores, de tal manera que se puedan forzar o dirigir ventas y lograr que uno que no quería comprar nada al final salga de la tienda con las bolsas llenas, la cartera vacía y, encima, satisfecho.

Kahneman también recibió el premio Nobel de economía, en una muestra de lo apasionante pero gris que resulta esa ciencia, donde lo uno y su contrario pueden ser ciertos en días alternos. Su vida personal es casi tan apasionante como el fruto de sus estudios, y realmente todo estudiante de económicas, y de otras muchas disciplinas, debiera tenerle en el programa de su carrera como un autor fundamental. Como Copérnico o Darwin, que derrumbaron pedestales eternos que nos elevaban a los cielos de la exclusividad, Kahneman derrumbó gran parte de la montaña de ego sobre la que se asientan muchas de nuestras convicciones. Falleció en Semana Santa. Sea reconocido por siempre su trabajo.

jueves, abril 11, 2024

Bronca por Broncano

En este extraño país nuestro se da por sentado que los medios de comunicación públicos, pagados por los impuestos de todos, deben de estar al servicio del gobierno de turno, sea cual sea el medio y gobierno. El caso más obsceno es el de las televisiones autonómicas, auténticos NO DOs de sus creídos dirigentes, que cuando no retransmiten la boda del alcalde de la ciudad, como este sábado en Telemadrid con el enlace de Almeida, se dedican directamente al proselitismo sedicioso e independentista, como bien saben hacer en TV3 o EiTB. No entiendo, ironía, como alguien puede ver eso y cómo esas televisiones no son, directamente, privatizadas.

La joya de la corona, decadente, es TVE, sometida al más cutre de los mangoneos cada vez que cambia el equipo directivo de Moncloa, que inmediatamente empieza a escoger a candidatos afines para sentarlos en el Consejo de Administración con el único fin de que conviertan a los informativos de la empresa en portavoces oficiales de la verdad, es decir, de lo que al gobierno le interesa decir. Dentro del ente hay grupos de personas de afinidad más que descarada a cada uno de los partidos y bien que se encargan de pregonarlo y sacarle rédito, en forma de sustanciosos sueldos, cuando los suyos mandad, retirándose a los cuarteles de invierno cuando el viento sopla en otro sentido y conviene mantenerse a cubierto. Así, son muchos los empleados del ente que viven, y muy bien, en un escenario de politiqueo, sin importarles lo más mínimo la veracidad de la información, o el mero ejercicio de una profesión, el periodismo, que se está hundiendo en el lodazal del servilismo al partido de manera generalizada. La última gran polémica de la casa ha sido el intento, varias veces frustrado, finalmente logrado, de fichar al cómico David Broncano para que lleve su programa, La Resistencia, de Movistar al horario estrella de la noche. La idea, directamente ordenada desde Moncloa, busca hacerle la competencia al líder de las noches en España, El Hormiguero, en Antena3, considerada como cadena el averno por parte de los especialistas en propaganda sanchista. Pablo Motos, el presentador y creador del hormiguero, y Broncano, realizan un programa que no es muy distinto en el fondo, siendo ambas variaciones del formato de “Late Show” creado por las televisiones norteamericanas hace ya varios años, con enfoques diferentes en cada caso. Si quieren mi opinión particular, ambos programas me parecen un truño, son notablemente insoportables y no me hacen gracia, por lo que no los veo. En el caso de Antena3, financiada por la interminable retahíla de anuncios con la que llena su programación, es libre de hacer las producciones que le de la gana siempre que sean legales, allá ella con su dinero, como el resto de televisiones privadas, pero TVE, que se financia con el presupuesto del estado, con el dinero de todos los ciudadanos, la vean o no, tiene unas servidumbres de programación, estilos y contenidos que sí desarrolla en La2, canal que apenas se ve, pero que viola flagrantemente en La1 a todas horas. Gastar veintiocho millones de euros en un contrato con una productora ajena a la empresa pública, de la que van a sacar notable beneficio empresas amigas del gobierno como el Terrat o Prisa, para hacer un programa de entretenimiento con el que Moncloa quiere hacer la competencia a cadenas privadas y, de paso, recibir coba, es, me parece, malversación, derroche de dinero público, desvío de fondos que tendrían cientos, miles de prioridades antes que esa, algunas en TVE, otras muchas fuera de ella. La idea adiciona, plasmada en el contrato, de reducir el tiempo de emisión del Telediario de las 21:00 para que el programa de Broncano empiece antes es, además de una absoluta traición al departamento de informativos de la casa, una descripción de lo más precisa de para qué quiere el gobierno, en este caso este que padecemos, la tele pública.

Lo más probable, aviso que me suelo equivocar mucho, es que Broncano no triunfe porque el perfil de espectadores que tiene no se acerca nada al público que suele ver TVE, aunque pueda hacerle daño al Intermedio de Wyoming, una versión aún más sanchista de este tipo de espacios, que se emite en La Sexta (del grupo Antena3). Todo este asunto ha dinamitado el consejo de administración de TVE, presidido ahora por una militante socialista orgullosa de serlo, como no podía ser de otra manera, y hará un daño tremendo a la imagen de los informativos de la cadena, que debieran de ser lo más importante, pero que, por contrato, son considerados como meros teloneros de Broncano. Al final sí hay algo en lo que se parecen TVE y BBC. Ambas tienen tres letras en sus siglas.

miércoles, abril 10, 2024

Biden, Gaza e Irán

Parece que Biden se empieza a asustar seriamente por el desarrollo de la guerra de Gaza. Entendámonos, no lo hace por las consecuencias para los palestinos y la seguridad global del actual conflicto o de una extensión del mismo, no, sino por las encuestas internas que le muestran como día a día la opinión de sus votantes es cada vez más contraria a la postura israelí. A seis meses de las presidenciales el anciano presidente no puede permitirse perder un solo voto por culpa de una guerra que comenzó sin que EEUU estuviera al tanto de los preparativos de Hamas y que se ha convertido en una carnicería parcialmente televisada gracias a la furia con la que actúa su socio, Israel, descontrolado.

Ayer, en una entrevista, dijo por primera vez en público que la estrategia que está siguiendo Netanyahu en Gaza es un error, lo que supone la primera declaración claramente en contra por parte de la Casa Blanca, de desautorización de la actitud de su aliado. Ruega EEUU que las conversaciones que están teniendo lugar en Egipto lleguen a algún tipo de acuerdo, para que una tregua se abra paso y que las escenas de escombros y cadáveres provenientes de la franja desaparezcan de las televisiones norteamericanas, pero todo parece indicar que Washington ya no tiene el control absoluto de lo que hace su socio israelí, y que Netanyahu va por libre. La presión que se ha dado en estos días, tras el asesinato de los cooperantes de la ONG de José Andrés parece haber hecho frenar el ímpetu militar hebreo, pero sin que los planes principales que emanan del gabinete israelí hayan cambiado en el fondo. La retirada de las tropas de Jan Jounis ha sido acogida con sorpresa y recelo, porque no está claro el por qué de ese movimiento, pero hay dos hipótesis principales. Una, la de liberar algunas de esas fuerzas para tenerlas preparadas en caso de que Irán o Hezbollá, tanto monta monta tanto, lanzan una ofensiva en el norte, en la frontera con el Líbano. La otra es que dejando las ruinas de esa ciudad gazatí sin cobertura militar muchos de los habitantes de la franja pueden dirigirse a ella dejando Rafah, que es donde ahora se concentra la inmensa mayoría de los que aún viven en aquella zona, lo que permitiría al ejército israelí lanzar su anunciada ofensiva sobre esa ciudad alegando que ahora sí hay un destino al que los palestinos que no sean de Hamás pueden acudir para refugiarse, las ruinas de Jan Jounis. Sea cual sea la causa de la retirada, no parece ser debida a un deseo de apaciguar o a resultados de las negociaciones egipcias, por lo que no sería síntoma de una próxima tregua. Y claro, desde Washington se contempla con horror la posibilidad de que el asalto de Rafah suponga miles de nuevas víctimas y semanas de exposición mediática a un horror que el votante de Biden ya no va a soportar. A cada día que pasa es más urgente separar lo que sucede en Gaza de la campaña, o eso al menos es lo que busca Biden, por lo que cada día que la guerra sigue es un destrozo electoral que aumenta. En algunos estados de los llamados bisagra, donde la elección entre Trump y Biden se dio por unos pocos votos, y van a volver a ser escenario de un recuento de foto finish, el peso de minorías como la de los votantes musulmanes se convierte en oro para los demócratas. En el pasado no se movilizaron demasiado, pero en todo caso la inmensa mayoría de sus sufragios cayó para el bando demócrata. Desde hace meses los portavoces de estos votantes llevan clamando por un voto de castigo a ambos candidatos, que no ven que tengan una posición muy distinta en su apoyo a Israel, y si es cierto que Trump no contaba con ellos, Biden sí, por lo que es él el que puede salir perdiendo por todos estos movimientos. De ahí las declaraciones de ayer y los posicionamientos cada vez más rotundos de los portavoces de la Casa Blanca abogando por un acuerdo y, en todo caso, separándose sin cesar de las posiciones del gobierno Netanyahu.

¿E Irán? ¿Qué prefiere Irán que suceda en este contexto? Es una señora pregunta. Terminado ayer el ramadán, a partir de hoy se puede producir en cualquier momento la anunciada respuesta por parte de Irán al ataque de su consulado en Siria. La dimensión de ese ataque y si eso se puede convertir en un nuevo frente de guerra o en una seria escaramuza diluida en un par de semanas es algo que resulta casi imposible de predecir. Supongo que en Teherán sopesan todas las alternativas, saben de sus propias debilidades, y buscarán ser lo más efectistas posibles. Y también conocen, como todos, la evolución de las encuestas en EEUU. ¿A quién prefieren de presidente allí? ¿Les vendría bien prolongar el conflicto, alimentando la ira de Netanyahu, hasta el otoño, a las puertas de las elecciones?

martes, abril 09, 2024

Ardanza y el PNV pactista

Ha querido la casualidad de que Jose Antonio Ardanza, ex Lehendakari del gobierno vasco, haya fallecido en plena campaña electoral de las autonómicas vascas. Ayer, a los 82 años, murió sin que tuviera noticia alguna sobre cuál era su estado o si padecía una enfermedad prolongada. Un poco de manera sorpresiva, su marcha hizo que volvieran a televisión imágenes de épocas pasadas, de relativa unidad ante el terror, y de los crueles efectos del mismo, ejecutado por ETA y su entorno, en una sociedad amedrentada, oscura, de escenas televisivas en color, pero de permanente negrura.

Ardanza representó durante muchos años la cara racional, la posibilista, del nacionalismo vasco. Allí, al contrario que en Cataluña, ya se había producido una escisión desde los sesenta entre el sentimiento nacionalista moderado y el radical, casi de manera perfecta coincidente con la división ideológica entre derecha e izquierda. Con el apoyo de los extremistas y el silencio de los moderados nació ETA y la violencia que de su mano se adueñó de décadas de historia vasca, que no terminó con el final del franquismo y la llegada de la democracia, sino que siguió con más saña si cabe en los tiempos de la libertad reconquistada. En el PNV convivieron siempre dos filosofías ante el terror, una de oposición y de cierta incredulidad ante lo que sucedía, que era la que representaba gente como Ardanza, y otra de comprensión a la causa, de discrepancia en las formas, pero de cierto apoyo en el fondo, que muchos identificaron con los discursos de Arzallus, pero era más evidente en otros dirigentes nacionalistas como Eguibar. El PNV, partido de poder, poseedor de una cultura marcada por el catolicismo a ultranza, el carlismo decimonónico y la constante sensación de superioridad frente a todos los demás, veía a ETA como un estorbo para sus planes, pero también, como un elemento que le hacía el trabajo sucio y le permitía obtener réditos, las famosas nueces del árbol caído que dijo una vez Arzallus. Desde su posición de gestor de la Comunidad Autónoma, Ardanza veía como ETA se iba convirtiendo poco a poco en un cáncer totalitario que, alentado por una parte no pequeña de la sociedad, iría atentando cada vez contra más instituciones en su afán por hacerse con el poder y sembrar el miedo como herramienta perfecta para lograr sus objetivos. Por encima del nacionalismo estaban las personas, y es probable que, en su fuero interno, Ardanza siguiera pensando que los que no tienen los apellidos vascos son menos que los que sí los lucen, pero su repugnancia ante la violencia fue creciendo a medida que pasaban sus años como Lehendakari y la vileza etarra se acrecentaba. Con una Herri Batasuna que cambiaba de nombre con frecuencia y servía como soporte, defensa y milicia popular a la aristocracia de las pistolas, Ardanza supo ver que el PNV debía comprometerse en la lucha contra el terrorismo, aunque el precio a pagar fuera poner a los suyos, a los que si consideraban como suyos, en la lista de objetivos de los asesinos. No estuvo sólo en esta posición política, algunos de los dirigentes de su partido le apoyaron, pero justo es decir que no estuvo arropado por todo el partido. A medida que el pacto de Ajuria Enea, impulsado por él y los dirigentes de otras formaciones políticas, se convertía en un baluarte ante el ataque terrorista, parte del PNV empezó a inquietarse tanto por el mero hecho de que los etarras empezaran a amenazarles a ellos como por la incomodidad que les suponía tener que enfrentarse a unos desalmados que, en el fondo, eran creyentes de la misma fe nacionalista que ellos, desde los batozkis, defendía. Eran los radicales, los ultras, sí, pero los etarras eran de los suyos. Este desgarro en el partido fue creciendo, y también la campaña de atentados etarras, que ya no dudaba en tocar instituciones que el PNV creía que eran suyas (y lo sigue pensando) como la ertzaina, EITB y, en general, todo lo que tenga que ver con el poder establecido. Llegó un momento en el que Ardanza, tras demasiados años al frente del ejecutivo vasco, no quiso o no pudo seguir, y dejó de ser candidato. Su relevo sería Ibarretxe, el pupilo de aquellos peneuvistas que deseaban pactar con ETA para que les dejase en paz, dejara de matar al resto o no.

Ardanza, al contrario que Garaikoetxea, su predecesor, desapareció de la política vasca, en un movimiento que desde fuera se ve como anómalo, pero que no lo es tanto en un partido, el PNV, donde el poder de las siglas y la formación excede, por mucho, al que pueda llegar a proporcionar un cargo institucional. La extraña defenestración de Urkullu de hace unos meses es una nueva muestra de esa forma rara de ejercer que tienen los de Sabin Etxea. Con Bildu pisándoles los talones y amenazando con ganar, la muerte de Ardanza es el recordatorio de que existió, aún lo hay, un nacionalismo posibilista, con el que se puede hablar y pactar, aunque en el fondo de él rabie la misma intolerancia hacia el otro que caracteriza esa ideología, por encima del toponímico con el que se asocie. Fue mejor que muchos de los que le rodearon, no es poco elogio.

lunes, abril 08, 2024

Bodas e hipocresía estética

Este fin de semana se casó Martínez Almeida, y por primera vez en la historia de la ciudad un alcalde, en el ejercicio de su cargo, no sólo ha oficiado bodas sino que ha sido él misso el contrayente. Sobre ciertos aspectos de la relación y enlace, como la diferencia de edad o la velocidad del noviazgo, tengo opiniones que no valen más allá del perímetro de mi boca, por lo que no sirve de nada que las exprese. Como en todas las bodas, espero que sean felices, se lo pasen bien y su relación de pareja eche raíces y se fortalezca. En estos tiempos mantener en pie una pareja empieza a ser casi heroico dada la tasa de rupturas y divorcios.

Lo que sí me parece reseñable es la reacción, especialmente en las redes sociales, ante el enlace. No me refiero a las bromas, memes y demás, que son normales ante casi todas las situaciones y que uno debe aguantar, sea el contrayente o invitado al evento, sino directamente a los insultos que Almeida ha recibido por tener esa forma suya de comportarse y ese aspecto, en ambos casos dotados de poca gracia natural. Era interesante, y muy hipócrita, comprobar el linchamiento que se producía a lo largo del sábado por parte de tuiteros anónimos a la figura del alcalde, pero era bastante peor leer comentarios directamente insultantes por parte de usuarios de las redes que, día sí y día también, tienen la palabra empatía en la boca, que no dejan de reiterar la necesidad de que todos nos apoyemos y seamos mejores los unos con los otros, y demás cosas que llenan los manuales de autoayuda basura con los que se nos inunda en estos tiempos. Personas que, en no pocos casos, hacen negocio de las necesidades afectivas, que denuncian la crueldad de la sociedad en la que vivimos, que demonizan el capitalismo como fuente de todos los males (también de gran parte de sus ingresos, ante eso callan) y que reclaman que no juzguemos a los demás por lo que aparentan ser sino por su interior, que no nos quedemos en la dictadura de la moda, de la imagen, de la estética impuesta como canon por muchos que dominan las redes, esos que son influyentes, y que debemos rebelarnos ante la dictadura de lo bello. Pues bien, este sábado tenían la perfecta oportunidad para poner en práctica su discurso comprensivo y benefactor, porque será lo que se quiera, pero Almeida no es guapo. ¿Y qué ha recibido? Sobre todo insultos, provenientes como antes decía de anónimos y de esos que reclaman la huida de la belleza dictada. Uno veía de refilón algunos de esos comentarios y no podía dejar de pensar en la rabia con la que estaban escritos, en el deseo de hacer daño que llevaban y la ira con la que quienes los colgaban realizaban sus actos. Y al ver eso me surgía una pregunta obvia que no encontraba respuesta. ¿Por qué? ¿Qué lleva a alguien a insultar a otra persona, en este caso, por su aspecto estético? ¿Qué gana alguien comportándose de esa manera? Como sucede por las redes sociales, en muchos casos es el anonimato lo que exacerba la pulsión destructiva que anima en cada uno de nosotros, en mayor o menor grado, pero los había que no se cortaban mucho desde perfiles no recónditos. El tema del acoso en redes sociales es de los más importantes que hay hoy en día, especialmente en el mundo de la adolescencia, y el que un grupo de imbéciles se dediquen a meterse contra alguien, cosa que en los institutos se ve casi a diario, suele ser fuente de grave frustraciones, y se relaciona en no pocas ocasiones con tentativas de suicidio, tristemente consumadas en muchos casos. Pues bien, en el mundo de los adultos hemos visto este fin de semana un comportamiento bastante similar al de una panda de gilipollas adolescentes contra otro adulto, por el mero aspecto que tiene y sus formas, y es cierto que a estas edades el efecto de este tipo de acciones es menor ante personalidades ya formadas, pero no por ello es menos desagradable e hiriente. Y sigo sin saber el por qué de estos linchamientos públicos

En el fondo, más allá de cuestiones políticas, Almeida me cae bien porque es feo, torpe y un fracasado en temas sentimentales, tres aspectos en los que coincido plenamente. Se lo que es que a uno las chicas le manden a la mierda varias veces por ser feo, pesado, incapaz y cosas por el estilo, y si a mi me tocase dar patadas a un balón en saques inaugurales lo haría como él, lesionando a alguien, o tropezándome yo mismo, que sigo sin saber botar un balón de baloncesto o darle con una raqueta a una pelota de tenis. Por las razones que sean, Almeida ya no está solo, y deja de pertenecer a mi club de colgados, en el que cada vez quedamos menos, por el mero hecho del paso del tiempo. Espero que sea feliz y que la gente que va por ahí insultando se pudra.

viernes, abril 05, 2024

Israel, en la trampa tendida por Irán

No soy muy amigo de las teorías retorcidas, pero a veces suelen ser efectivas. No es lo habitual, pero la realidad nos enseña que casi todo puede ser posible. Hay una que me ronda desde hace tiempo referida a la guerra de Israel contra Hamas que, a medida que los combates avanzan, adquiere un significado más profundo y parece autoconfirmarse. Resumidamente ¿Y si la salvajada que está haciendo Israel en Gaza fuera precisamente lo que buscaba provocar el ataque del 7 de octubre? Al poco de empezar esa guerra, la legitimidad de Israel en combate se ha ido evaporando y su imagen en el mundo se ha destruido en una gran parte.

Pensemos. Pongámonos en la mente de uno de los líderes de Hamas, que no viven en la franja de Gaza, sino en Qatar o Irán, a resguardo de todo. Contempla como la sociedad israelí se manifiesta día tras día contra el gobierno del corrupto Netanyahu, obseso por aprobar una reforma judicial que le permita librarse de los delitos de corrupción que le acosan, una especie de autoamnistia, que seguro que lo entenderemos mejor. Bibi preside el gobierno gracias a una coalición con ultraortodoxos, extremistas en todas sus posiciones, también en lo belicista respecto a la relación con los vecinos. El gobierno está asediado por la sociedad y es débil. Los de Hamas, desde la distancia, saben que, en estas condiciones, si lanzan un ataque serio contra Israel nadie frenará a los halcones a la hora de desatar una guerra cruel contra los palestinos de Gaza, y el primero que la alentará será el propio Netanyahu, que vería en esa guerra la excusa ideal para aferrarse al poder y no responder por sus presuntos delitos. Los movimientos del gobierno israelí con Arabia Saudí de cara a firmar pactos de cooperación y reconocimiento también les inquietan, y creen que eso debe ser cortado de raíz. ¿Cómo? Si jugamos al toreo, podemos encabritar al astado para que, cuando le pongamos el capote como señuelo, embista con toda la rabia y se estrelle contra el estoque, o lo que le pongamos por el camino. A los líderes de Hamas no les importan los palestinos de Gaza, y de hecho consideran un beneficio creciente para su causa que el número de fallecidos en la franja como consecuencia de la respuesta israelí sea el más alto posible. Cuantos más mueran mejor, porque peor se rebelará el comportamiento de Israel ante propios y extraños. ¿Puede suponer eso perder la franja? ¿La propia Hamas quedaría muy dañada por una respuesta militar masiva? Sí, pero como en una partida de ajedrez diabólica, se puede soportar el sacrificio de algunas de las piezas si el objetivo final es alcanzado, y peones y alfiles se pueden perder si se da caza a la dama y al Rey. Además, una guerra desatada en el sur debilitará a las fuerzas israelíes y a su economía, y la puede dejar mucho más vulnerable ante posibles represalias por parte de Hezbolá en el norte, milicia pro iraní de una entidad militar mucho más potente que Hamás. Los estrategas, desde su cómodo refugio, aprueban el plan, y diseñan una acción contra Israel lo más intensa, cruel y despiadada posible, que sea imposible que la ira desatada se contenga, que fuerce a las IDF a una guerra total, que sea imposible que el animal herido no se encabrite y caiga en la trampa. Se movilizan comandos, milicianos, todo tipo de elementos de ataque y se fragua una operación salvaje, en la que, además del ataque contra la población israelí fronteriza con Gaza, se produzcan evidentes ensañamientos, tipo violaciones, degollamientos y destrucción de cadáveres, que sean vistos como lo que son, una afrenta absoluta. Si todo va como está planeado, el gobierno extremista de Israel arrasará la franja y sus aliados lo abandonarán ante la carnicería de venganza desatada, y ese momento será el ideal para una estocada mayor.

¿Retorcido? ¿absurdo? En parte sí, pero tiene una cierta verosimilitud, y la evolución de los combates está dejando, además de una franja de Gaza arrasada y miles de palestinos muertos, la destrucción de Israel como socio y aliado para las potencias occidentales, que tratan de salir como pueden de una guerra cada vez más sucia. El descontrolado Netanyahu parece estar cumpliendo a rajatabla ese guion en el que su actitud suicida y xenófoba pone en bandeja a los líderes yihadistas el objetivo de tener a Israel a punto de caramelo para lanzar contra él una ofensiva total. Hay paranoia en la sociedad hebrea por una posible respuesta desde el norte.

jueves, abril 04, 2024

Israel pasa de víctima a culpable

Es un tópico decir que un determinado incidente provoca que un proceso, en este caso, una guerra, cambie de fase y se diferencia completamente de lo que sucedía antes de lo que se ha convenido en señalar como relevante. A veces sucede, pero en otras ocasiones no son sino las ganas de los que relatan lo sucedido lo que hace que determinados hechos adquieran relevancia. Sólo a posteriori, con el tiempo, se podrá decir con certeza que eso que se señaló como crucial lo fue o se quedó en mera nota al pie de un relato mucho más largo y complicado. En el caso de una guerra, que es un fenómeno sujeto a inercias muy poderosas, señalar sobre la marcha pivotes de este tipo resulta muy aventurado.

Sea así o no, desde luego es muy relevante lo que ha sucedido con la muerte de los siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen que ha tenido lugar a principios de esta semana en Gaza. Los cooperantes murieron a manos del ejército israelí que, con saña, bombardeó los vehículos en los que se desplazaban por la franja. Pudieron huir de un primer ataque, parece que también de un segundo, pero no del tercero que los mató. En cifras absolutas siete muertos es muy poco en comparación con las decenas, o centenares, que fallecen a diario en la franja fruto de la incursión militar israelí, pero ya se sabe que, como dijo el gran Orwell, todos somos iguales, pero unos son más iguales que otros. Esos siete cooperantes eran occidentales, con pasaportes de primera división; reino Unido, Australia, Canadá… nacionalidades que valoran la vida de cada uno de los suyos como la de algunos cientos de palestinos, por poner una medida aproximada pero no alejada de la realidad. Eran empleados de una ONG mundialmente conocida, liderada por el cocinero español José Andrés, famoso en todo el mundo y una auténtica celebridad en EEUU, a un nivel como no somos capaces de imaginar. Por ello, la relevancia global que tienen estas muertes es enorme, y golpea de lleno a naciones que apoyan sin fisuras a Israel, y que empiezan a despegarse a toda velocidad de la gestión de la guerra que realiza el gobierno de Netanyahu. El clamor que ha surgido de los portavoces de estos países exigiendo explicaciones al primer ministro israelí ha sido bastante más potente del escuchado a lo largo de todos estos meses sobre muchas de las acciones militares desarrolladas en la franja que son difíciles de entender desde una óptica militar, menos desde la humana. El balance de muertos de la incursión al hospital Al-Shifa se puede enumerar en varios centenares, sin que las ruinas del edificio tras el paso del ejército israelí pueden decir nada sobre las atrocidades allí cometidas y la justificación de una acción que no tiene nada que ver con una guerra y sí, mucho lo parece, con una mera venganza. Pero un cooperante internacional vale más que cientos de palestinos, recuerden la crueldad de la vida en la que vivimos, y ha sido el ataque a los occidentales lo que sí ha obligado a Netanyahu a dar la cara, a decir que ha sido un error de información por parte del ejército israelí y de que estas son cosas que pasan en la guerra. Desde las cancillerías europeas, y también la de EEUU, estas explicaciones ni han gustado ni han servido para aplacar unos ánimos que empiezan a estar muy enfadados ante la deriva de una guerra por parte del gobierno israelí que empieza a ser del todo punto injustificable ante las opiniones públicas nacionales. Si muchas de las víctimas que deja esta batalla no tienen rostro ni nombre, esos siete cooperantes tienen fabulosos pasaportes con escudos de naciones poderosas, en los que figuran detalladas fotos a color de los fallecidos, códigos de seguridad emitidos por instituciones de las naciones emisoras de los documentos y demás parafernalia que les hace ver a los occidentales, nos hace ver, a uno de nosotros en ellos. Esos muertos sí nos generan empatía, y su asesinato, dolor. Y por eso el desastre que para Israel supone esta acción de guerra puede resultar tan importante, si provoca que el apoyo de sus aliados flaquee. Que la guerra vaya a ser distinta a partir de ahora, o que incluso se acorte por ello, es algo que está por ver y sólo el tiempo lo dirá.

El 7 de octubre, tras los atentados salvajes de Hamas, la solidaridad global se volcó con Israel ante el reguero de víctimas inocentes con las que el fanatismo islamista llenó los campos y pueblos hebreos cercanos a la franja. A casi siete meses de esos ataques, la actuación del gobierno de Netanyahu ha destrozado gran parte de ese capital emocional que se generó tras el ataque y convertido a Israel en el culpable de lo que sucede en la franja, en el responsable de convertir ese territorio en una escombrera invivible llena de cadáveres de palestinos inocentes. En pocas ocasiones la nefasta gestión de unos pocos creo tales destrozos y males. Israel ya ha perdido esta guerra a los ojos de la opinión pública global, sea cual sea su resultado militar.

miércoles, abril 03, 2024

Milagros de Semana Santa

Era revuelta la previsión para los días festivos de Semana Santa, ya desde varios días antes. El fin de semana del domingo de Ramos tuvimos un anticipo de la primavera muy avanzada, con calor agradable y una estabilidad que animaba a salir de casa al más pintado. Casi todo el país disfrutó de un sábado y domingo pletórico, aderezado por un ambiente de floración espectacular gracias a las lluvias caídas a finales de febrero y finales de marzo. Pocos años en Madrid el arranque de la primavera ha sido tan pródigo en flores y frutos, con casi todo brotado.

A partir del lunes los cielos empezaron a hacer caso a los modelos, y era evidente que el temor de muchos se iba a confirmar. Cofrades, artistas y demás miembros del folclore asociado a la época de Pasión empezaron a temer que, realmente, la cosa se fuera a torcer, pero creo que ni en la peor de sus pesadillas se imaginaban lo que estaba por venir. Durante los primeros días el tiempo fue empeorando de manera progresiva, con bajada de temperaturas, vientos crecientes y chubascos que iban cogiendo forma y consistencia en todo el país, pero, especialmente, en la zona sur y occidental, la más necesitada de lluvia y la que tiene mayor actividad cofrade. El miércoles era evidente que la suspensión de pasos al aire iba a ser la tónica de los dos siguientes días, los grandes, pero más allá de los festejos, todo el sector turístico que depende del sol y playa empezaba a asustarse al ver como los arenales andaluces eran una imitación de la costa noruega, con vendavales y lluvia incesante. El flujo de visitantes empezó a rotar a un Mediterráneo en el que las precipitaciones eran más escasas, pero donde el viento no soplaba poco, con una sensación desapacible en la que la terraza era el lugar más desagradable para pasar la mañana. El proceso de cancelaciones iba a más a medida que el temporal arreciaba. Nelson, que así se bautizó la borrasca madre de todos los frentes asociados, se hizo fuerte al norte del Reino Unido y, desde ahí, se encargaba de generar líneas de inestabilidad que, arrastradas por sus vientos, barrían día tras otro nuestro país y gran parte de la fachada atlántica francesa. El jueves, el gran día para los sevillanos, amaneció con una cobertura nubosa intensa que no fue sino el preludio de un día y noche lluvioso que, por primera vez en décadas, iba a ser una “madrugá” totalmente suspendida, con todas las procesiones canceladas, la carrera oficial llena de sillas vacías empapadas y abandonadas, templos abiertos con concurrencia de fieles y turistas que trataban de ver las imágenes de los santos que iban a deambular por la ciudad encerradas, protegidas del inmenso temporal que se desataba un paso más allá del dintel de la puerta. El panorama era similar en el resto de ciudades, donde apenas unas pocas procesiones pudieron salir en Málaga o Valladolid, las más tempraneras, con una cascada de cancelaciones que iba a ser histórica. En Pirineos y el centro peninsular el temporal derivó en nevada en las cotas de montaña, y los que escogieron las estaciones de esquí para disfrutar de los días de ocio descubrieron un panorama casi como no se había dado en todo el invierno, de ventisca, copos gruesos, centímetros acumulados y valles atestados de nieve. Dos semanas antes cayó la mayor nevada de la temporada, tras un invierno de altas temperaturas y apenas un par de copos mal puestos en todas las cordilleras del norte. La nevada marciana salvó las perspectivas de Semana Santa, y la generada por Nelson ha permitido que toda la infraestructura de invierno del norte esté a pleno rendimiento en los días de más demanda. Eso no permitirá cubrir el déficit de una temporada frustrante en su mayor parte, pero algo es algo.

Lo que ha caído de lluvia en Semana Santa es extraordinario y, también, un auténtico milagro. A pesar de los lloros de los cofrades y hosteleros, las consecuencias de estas lluvias son maravillosas, con ríos y embalses rebosantes en zonas que necesitaban el agua por encima de todo. Campos de cultivo de todo tipo, arbolados, masas forestales y cualquier cosa que se levante por encima del suelo y crezca se ha visto beneficiada por el regalo de unas lluvias que, en Andalucía y Extremadura, han podido ser la salvación de todo el año. Cataluña no se ha visto tan beneficiada, aunque algo también ha caído allí. No ha habido procesiones, pero las rogativas pasadas se han visto cumplidas. El cielo agua nos ha regalado.

miércoles, marzo 27, 2024

El puente de Baltimore

Lo que sucedió ayer en Baltimore fue asombroso, increíble, digno de película, de esos tiempos en los que las películas eran más imaginativas que en la realidad. Las imágenes nocturnas en las que se ve el puente sobre la bahía son curiosas, con el negro de la celosía sobre el fondo de luces de la ciudad y el mar. Es difícil apreciar, si no te lo cuentan, que un enorme portacontenedores se aproxima por la parte inferior izquierda, desde el fondo, hacia uno de los pilares del puente. De repente, se percibe el impacto y la estructura empieza a desmoronarse desde el lado izquierdo de la imagen, sin esperanza alguna. En segundos, todo se ha volatilizado.

Va a haber que investigar mucho para saber por qué se ha producido un accidente tan grave, y serán varias, seguramente, sus causas. El enorme barco pudo avisar al puerto en su breve singladura que tenía problemas de abastecimiento energético, que se le estaba yendo la luz si quieren decirlo así, y que eso le hacía perder el control y gobierno de la nave. Si uno vuelve a ver las imágenes nocturnas, identificando dónde está el buque, sí que se aprecia que en un momento dado la fila de luces de una de sus cubiertas se apaga por completo, para volver a encenderse y apagarse ya de manera definitiva. ¿Qué fallo técnico se dio? ¿Por qué el barco tomó un rumbo directo de colisión contra el puente? Si la falta de electricidad se hubiera producido en un rumbo convencional de salida bajo el vano del puente las consecuencias habían sido nulas. Como es habitual en estas maniobras, en el barco se encontraba un práctico, personal del puerto que conoce sus detalles y guía a la tripulación en las maniobras de entrada y salida. Sus declaraciones, las de toda la tripulación y los registros de la “caja negra” que tienen estas embarcaciones serán determinantes para saber qué es lo que ha fallado. Por la parte del puente, nada que objetar. El buque era un portacontenedores de más de doscientos metros de largo, cargado hasta los topes, decenas de miles de toneladas de fuerza bruta con una inercia gigantesca, ante la que no hay pilar o estructura de soporte que pueda hacer nada. Inaugurado a principios de los setenta, lo único que se le puede achacar al puente, por lo que he leído, es que no contase con estructuras defensivas llamadas “duques de Alba” que rodean los pilares para que, en caso de que un barco se desvié se choque contra ellos y el impacto, si llega a las pilas principales, sea el menor posible. Tampoco tenía una estructura que rodease a los pilares en su asentamiento, algo así como una especie de islita artificial, que muchas veces se utiliza para los trabajos de cimentación y construcción, y que se queda con valor algo decorativo, pero, también, protector contra la corrosión del agua y posibles impactos. Una vez que la masa inercial del buque impacta contra la estructura el puente está condenado. El arco de celosía soportaba la carretera de tres carriles por sentido con tirantes que colgaban desde la arquería a la plataforma, y todo el voladizo se sustentaba en dos enormes puntos de apoyo, desde donde se extendía una plataforma de carretera en celosía sin arco hasta llegar al tramo de puente convencional de pilares con vigas de hormigón prefabricadas. Al vencerse uno de los apoyos del arco éste ya no puede realizar su trabajo de soporte y se cae por su propio peso sobre el buque causante del impacto. El equilibrio de cargas de la estructura desaparece y el segundo gran soporte se convierte en un pivote sobre el que los restos de celosía, desequilibrados, se vencen por el lado contrario al del impacto. En apenas segundos todo el enorme entramado de vigas se desmorona y acaba cayendo, fragmentado, sobre las aguas, dejando una imagen en la que parte de las estructuras se ven sobre el mar mientras que otros restos quedan sumergidos, en función del tamaño de los fragmentos en los que, finalmente, ha quedado partido lo que era un puente. El canal de navegación queda bloqueado por los restos de la estructura metálica derrumbada, el barco que impacta permanece dañado, algo escorado por la brecha del impacto, clavado a lo que queda de los soportes contra los que se ha estrellado y el destrozo es absoluto.

Además de los fallecidos, casi todos ellos miembros de una contrata de construcción que reparaban una parte del firme del puente, este desastre bloquea por completo el puerto de Baltimore, el primero del país por comercio de coches y camiones ligeros, y uno de los relevantes en otras cargas como gas natural licuado, contenedores o graneles. Los daños económicos para la ciudad van a ser enormes dado el cierre indefinido de la instalación, y se van a prolongar mucho tiempo. Los efectos para la economía de EEUU, leves, no serán nulos, y el coste de eliminación de los restos del viejo puente y diseño construcción de uno nuevo, significativos y prolongados en el tiempo. Menudo desastre.

Subo a Elorrio por Semana Santa y me cojo dos días. Pásenlo muy bien, parece que va a hacer mal tiempo en todas partes, aunque bueno es que llueva. Si no pasa nada a lo Baltimore nos leemos el miércoles 3 de abril

martes, marzo 26, 2024

Putin utilizará el atentado

Es duro ver las imágenes de los presuntos terroristas detenidos por los cuerpos de seguridad rusos, presentados ante los medios ante el tribunal que ha decretado su ingreso en prisión preventiva durante un par de meses. Amoratados, con evidentes síntomas de tortura, uno de ellos con una oreja cortada a semejanza del pasaje evangélico que se leerá en estas fechas, todo muestra la pulcritud con la que las autoridades rusas se conducen por el mundo, y el “escrupuloso” respeto a los derechos humanos que ejercitan. No he visto a ningún propagandista, de los pagados por el Krmelin, que se rasga las vestiduras por todo lo que pasa en occidente, señalar a las autoridades de Moscú por estas crueles escenas.

Putin ayer compareció nuevamente para retorcer su teoría del atentado. Ante las absolutas evidencias de la ejecución yihadista del mismo no le quedó más remedio que admitir que, en efecto, han sido islamistas del ISIS-K los causantes de la matanza, pero a continuación se mantuvo en sus trece y dejó caer que si bien los ejecutores podían ser esos los organizadores y quienes realmente estaban detrás del mismo eran los ucranianos, los autores intelectuales, en una expresión que a muchos se les hará familiar. La masacre del viernes es culpa de sus ejecutores y ejemplo de fallo en la prevención de la seguridad del estado, que desatendió las advertencias occidentales al respecto y que ha permitido que se le cuele un gol en forma de atentado despiadado, pero, una vez sucedido, la maquinaria de propaganda del Kremlin está más que dispuesta a aprovechar cada una de las víctimas causadas en el ataque como munición para sus propios intereses militares en Ucrania. Si ya desde hace semanas se venía sospechando de una posible nueva orden de reclutación para llevar más hombres al frente, las escenas del Crocus que vivimos el viernes serán bien utilizadas para alentar el deseo de venganza de la población, aún en shock, y canalizar la ira hacia los ucranianos, los que para el kremlin se esconden detrás de la fachada islamista. Es burdo, absurdo, carente de sentido, pero no descarten que funcione. A escala también en España tenemos un gobierno que no deja de mentir y utilizar la propaganda para vender falsedades, que son compradas por no pocos. En Rusia la ventaja para el gobierno es que, al contrario que en España, ejerce su poder en el marco de una dictadura que reprime sin cuartel. Por ello, aunque veamos imágenes de un apenado Putin vela en mano en un memorial dedicado a las víctimas, en el fondo está feliz porque la casualidad le ha brindado una oportunidad no prevista para enardecer el espíritu patriótico y dirigirlo a favor de sus objetivos. Al conocerse la noticia, sin que se hubiera producido aún reivindicación alguna, la teoría de un atentado de falsa bandera organizado por el propio aparato del kremlin no se descartaba, porque no sería la primera vez que sucesos de semejante nivel de depravación y retorcimiento han llegado a suceder en Rusia. Cuando Putin llega al poder se producen en Moscú una serie de atentados sobre edificios residenciales que causan decenas de muertos. El gobierno ruso los vincula rápidamente con comandos terroristas chechenos, que ya habían realizado acciones en el pasado en la capital, y a partir de ahí lanza una movilización que desatará la segunda guerra de Chchenia, la que laminará Gorzny, y servirá para elevar a Putin al nivel de poderoso y eficaz mandatario, a lomos de un ejército triunfante sobre las hordas separatistas. Varios son los analistas que sospechan que algunos de esos atentados no fueron tales, sino acciones organizadas desde el poder ruso que buscaban crear la excusa para desarrollar una guerra en Chechenia que pusiera fin a ese problema y otorgara al desconocido Putin la vitola de líder victorioso. Es uno de los temas más oscuros de aquellos años, y la sombra de la sospecha no ha llegado a disiparse. Dado el comportamiento mafioso del poder del Kremlin, la teoría del autoatentado, aunque suene horrenda, no era del todo descartable, pero al poco se vio que no era así. En todo caso Putin quiere que le sea útil para sus depravados fines, sin importarle demasiado la autoría real del ataque y lo que ha permitido que se pueda llevar a cabo.

Mientras en Europa crece el temor, uno más en la lista, a que ISIS-K se sume al grupo de dolores de cabeza de seguridad que nos amenazan, en Rusia el luto por la matanza va a ser sustituido en breve por olas de propaganda antiucraniana que reforzarán el mensaje de guerra mesiánica entre la verdad de Moscú y la infamia de Kiev, cuando es justo al revés. La memoria de los inocentes asesinados el viernes será mancillada por las autoridades de su país, que ven en ellos piezas que sirven para construir nuevas mentiras en su imperio de terror y sometimiento. Muchos, rusos y ucranianos, seguirán muriendo en los campos del este por deseo del dictador que no cesa en su afán de odiar a todo lo que pueda hacer sombra a su megalomanía.