viernes, noviembre 28, 2014

Cisne negro, negro de color petróleo


Como la mañana de hoy en Madrid, sometida a un fuerte vendaval de lluvia y hojas arrancadas de los árboles, así fue de violento el desplome de los precios del petróleo registrado ayer en los mercados tras el anuncio de la falta de acuerdo para recortar la producción que se debatía en la reunión de la OPEP de Viena. Había varias opiniones que decían que, aunque modesto, ese recorte se podría acordar, pero finalmente no fue así, y la OPEP, que ya sólo controla un tercio de la producción mundial, se levantó de la mesa mucho más pobre que cuando se sentó, aunque sospecho que las sensaciones serían muy distintas entre todos sus miembros.

Ya les comenté hace unos días que Juego de Tronos es una serie de corte infantil y desenfadado en comparación a la batalla campal que se vive en el mercado mundial de petróleo. A medida que pasan los días y que los precios, lejos de remontar, encaran una espiral bajista, que los hace perder ya un tercio de su valor desde los máximos de este año, las consecuencias no dejan de producirse. Al nivel de entorno a los 70$ a los que cerró el barril ayer parte de las explotaciones de fracking norteamericanas, que son las que han inyectado más petróleo nuevo en el mercado en estos últimos años, empiezan a no ser rentables, por lo que el golpe bajo que, presuntamente, los países del Golfo quieren asestar a las nuevas tecnologías norteamericanas empieza a dar en donde más le duele a Washington. Como la economía norteamericana crece, de manera envidiable para nosotros, posee suficiente músculo para aguantar este envite durante un tiempo, pero no es ese el caso de otros países productores, sean de la OPEP o no. Nigeria, Rusia, Irán o Venezuela, por poner los casos más claros, observan con terror como sus presupuestos nacionales, dependientes como yonkis compulsivos del precio del crudo, se hacen añicos, y sus déficits exteriores escalan a cifras insostenibles. Esos países no pueden aguantar mucho tiempo con estos precios y, de consolidarse a los niveles de ayer, no pasara mucho antes de que sus gobiernos se vean obligados a aplicar duros recortes de gasto y, en paralelo, se produzcan disturbios sociales, revueltas y otro tipo de escenarios similares. En el plano internacional estos países evidentemente van a perder poder, tanto de influencia indirecta como de ejercicio puro del mismo. El conflicto Rusia Europa al respecto de Ucrania, o las negociaciones de Irán con las potencias occidentales sobre su programa nuclear van a verse afectadas muy directamente, por poner dos ejemplos de gran importancia, porque en ambos casos el actor díscolo, por así llamarlo, pierde poder a cada dólar que baja el barril de crudo. Tensar la cuerda en la mesa y dilatar las negociaciones es ahora mismo una buena táctica por parte de occidente para hacer que la quiebra del oponente se vaya cociendo a un fuego cada vez más vivo. En esta partida también hay actores que tienen un corazón “partío” como decía la canción. Un caso obvio es el de EEUU. El bajo precio le hace mucho daño a su industria nacional de fracking, como hemos visto, pero beneficia al conjunto de sus ciudadanos al reducir la factura energética que pagan y debilita, como vemos, a algunos actores regionales con los que se encuentra enemistado. ¿Qué es mejor para los norteamericanos? Pues depende. Las empresas petroleras, muchas de ellas afincadas en aquel país, van a ver cómo sus cuentas de resultados se deterioran a marchas forzadas a medida que el valor de lo que venden y de lo que mantienen almacenado cae con ganas, y muchas inversiones futuras de exploración se frenarán al no ser ni rentables ni necesarias, en un mercado saturado de producto.

Dos aparentes ganadores de este juego, y por vía indirecta, son Europa y China. Ambos consumen mucho, producen muy poco y tienen que comprarlo casi todo, por lo que pueden aprovechar para reducir sus facturas y aumentar sus provisiones, hecho este último que China está llevando a cabo sin perder tiempo alguno. En Europa, sin embargo, hay un reverso negativo, porque este fenómeno agudiza la espiral deflacionista en la que algunas economías, como la nuestra, parecen haberse instalado, y puede tener consecuencias no deseadas, que Draghi observa asombrado desde su torre del BCE. Y miles de derivadas más de un fenómeno que empieza a adquirir dimensiones de cisne negro y que, por definición, tendrá grandes y profundas consecuencias.

jueves, noviembre 27, 2014

El final de Ana Mato


Y ayer Ana Mato dimitió. Pocas personas en España han concitado tantos deseos de verse dimitidas como el caso de la ya exministra de Sanidad. Sin ningún respaldo social, asediada por todos, asaetado por medios propios ajenos, carente de defensas, su permanencia en el puesto era fruto de una obcecación propia respaldada por el inane comportamiento de su jefe, Rajoy, que debió cesarla hace mucho tiempo, cuando cualquiera de los escándalos que han surcado su nombre y familia ya eran mucho más que problemas emergentes. Su marcha, ahora, es una renuncia carente de valor, amortizada desde hace mucho tiempo, demasiado.

Lo cierto es que Rajoy ya cometió un error con su nombramiento, que nunca ha quedado demasiado justificado. Presente en la ejecutiva del PP desde hace mucho tiempo, y rostro de renovación durante la década de los noventa, Mato ocupó varios cargos internos en el organigrama de Génova y, creo recordar, un escaño en el Parlamento Europeo. Su trayectoria como gestora pública no es conocida, y sí las responsabilidades en el partido, coordinando varias campañas electorales, entre ellas la que llevó a Rajoy a la Moncloa en 2011. Ya por aquel entonces su nombre se asociaba a la trama gürtel, dadas las vinculaciones de su exmarido, Jesús Sepúlveda, anterior alcalde de Pozuelo de Alarcón (municipio riquísimo sito al lado oeste de la casa de campo) con los cabecillas de la red corrupta. Rajoy llega al gobierno y en su lista misteriosa de ministros pone a Ana Mato al frente de la sanidad, un departamento muy vaciado de competencias por las Comunidades Autónomas, pero que tiene su importancia ante posibles crisis de gravedad (como se demostró en el caso del Ébola) y que debe coordinar la política sanitaria en toda la nación, en este caso imponiendo recortes de prestaciones dada la situación de quiebra financiera del país. Desde un primer momento Mato muestra una total falta de empatía con la población e incapacidad para enarbolar un discurso, no sólo de manera figurada, sino literalmente, hablando. Sufre algo parecido a ataques de pánico cuando ve a la prensa, la elude en todo momento y, cuando está forzada a comparecer, no logra superar la elocuencia que tendría un alumno de ESO. La gürtel le persigue, y las noticias referidas a las fiestas en su casa, los globos, el confeti y el jaguar le hacen ser el hazmerreír de media España, que se mofa de su pijerío manifiesto o de su ceguera selectiva, o de ambas cuestiones. Su situación en el gobierno se vuelve permanentemente inestable y es un flanco muy fácil para atacar a Rajoy que, sin sentido alguno, la mantiene en el cargo. En este camino de continuado descenso la crisis del Ëbola de hace un par de meses supone, o eso creíamos muchos, su picota. Incapaz de reaccionar, desbordada, asustada por la magnitud del problema me atrevería a decir, Mato es relevada de facto por Rajoy y es escondida de cara a la opinión pública, asumiendo la Vicepresidenta del Gobierno sus competencias y la gestión y comunicación de la crisis, tras unos primeros días de absoluto caos y descontrol. Si no hubiera sido por todo lo anterior, y aunque sólo fuera por la desautorización que este hecho supuso, Mato debió irse por vergüenza propia. Pero no lo hizo, ni se le cesó. Pasaron los días, el Ébola siguió matando en África, pero aquí perdió las portadas, y Mato continuó en su puesto fantasma, sin que se supiera qué hacía ni para qué estaba. El auto del juez Ruz de ayer, que no la imputa, pero la acusa de haberse beneficiado de la red corrupta, era demasiado. Pero aun así no quería irse. Rajoy, que hoy comparece en el Congreso para hablar de corrupción, la destituyó ayer para evitar hoy una imagen bochornosa. Qué final más triste.

Y la verdad es que la menos culpable de toda esta historia, a mi modo de ver, es la propia Mato. Evidentemente incapacitada para ejercer ese cargo, quien allí le puso y mantuvo, Rajoy, es quien carga con la responsabilidad de su ineficacia. Por qué lo hizo y por qué la ha tenido tanto tiempo, en un aparente gesto de obcecación infantil y carente de lógica, sólo él podrá explicarlo. Nuevamente la táctica Rajoy de dejar que los problemas se solucionen por inacción le ha estallado en la cara, mostrando que ni es una manera eficaz de arreglar los problemas ni sirve para controlarlos. Si espera Rajoy ganar las elecciones del año que viene de esta manera ayer tuvo un nuevo ejemplo de lo que le puede estar esperando a la vuelta de la urna.

miércoles, noviembre 26, 2014

La iglesia, el Papa Francisco y la pederastia


Son de momento tres los sacerdotes, junto a un laico, los detenidos en el marco de la operación policial por el supuesto caso de pederastia que se ha descubierto en Granada. El aparentemente líder de la trama, un tal Román, creo una estructura sustentada en el poder y el culto a la personalidad, que se hacía llamar los “Romanes” y que, con tácticas muy próximas a lo sectario, ha tenido sometidos a varios jóvenes durante años, habiendo practicado presuntamente abusos sexuales continuados y de todo tipo. Hay muchos puntos aún por desvelar en este caso, pero esa parece ser, en esencia, la estructura delictiva desmantelada.

Estamos ante otro caso, uno sería demasiado, de abusos sexuales en el seno de la iglesia católica. Cierto es que delitos de abuso sexual se cometen, triste e incomprensiblemente, en muchos otros ámbitos, tanto por parte de criminales que buscan víctimas ocasionales, como el del violador de ciudad lineal, detenido hace pocas semanas, como por depravados que realizan actos viles y continuados amparados en estructuras sociales, colegios e instituciones deportivas, por ejemplo. En el caso de la iglesia el delito es el mismo pero el pecado es, si me permiten, doble, dados los votos consagrados y la pátina de limpieza y pureza que se le supone a los que en ella viven y consagran su existencia. Sin embargo, este caso de Granada puede marcar, afortunadamente, un antes y un después en lo que hace a este tipo de situaciones, y ello debido principalmente a la implicación del Papa Francisco. Sabido es que una de las víctimas de los abusos escribió directamente al Papa para explicarle lo que pasaba, dado que no confiaba en la jerarquía de la Diócesis (punto fundamental en todo este asunto). Y el Papa ordenó a esa jerarquía, al obispo, que actuase para que esto no volviera a suceder. Como las órdenes de Roma no acabaron cumpliéndose y las denuncias seguían, Francisco hizo que la historia saliera a la luz, animó a la víctima a que lo denunciara ante la justicia y el caso estalló para la opinión pública. Esto equivaldría, más o menos, a que fuera Rajoy el que, ante denuncias de un militante, hubiera denunciado a Bárcenas o a Granados, provocando su caída. Inimaginable, ¿verdad? Pues en el caso de la iglesia hasta ahora también era impensable que algo así sucediera. El papado de Juan pablo II, elogioso por tantos aspectos, tiene sombras, y quizás la más oscura fuera la permisividad con la que estos asuntos fueron tratados, tapándolos y buscando que no salieran a la luz, incluso con escándalos tan sonados como el de Marcial Maciel, fundador de los muy rígidos y estrictos Legionarios de Cristo, cuya vida era la de un absoluto delincuente sexual. La llegada de Ratzinger al papado supuso un giro en esta situación. El Papa alemán aborrecía estos comportamientos, pero fue incapaz de hacer virar al trasatlántico eclesial, quizás por su carencia de fuerzas físicas y de apoyos. Se ha especulado mucho con que esta fue una de las razones fundamentales que provocaron su histórica renuncia a la silla de San Pedro. Francisco, cargado de fuerza y respaldo social, consideró la batalla contra la pederastia (y los abusos sexuales en general) como un deber imperioso, una necesidad inexcusable. No basta con pedir perdón ante el delito, aunque sea necesario, no es suficiente implorar un “lo siento” en público. Parafraseando el evangelio, a Dios lo que es de Dios, el perdón, y al César lo que es del César, el juicio y la prisión si se demuestra el delito. Esta es la única manera de luchar para que estas repugnantes conductas no se repitan. Luz, taquígrafos, policía y jueces.

Por eso señalaba que un punto fundamental es la desconfianza de la víctima ante su jerarquía, en este caso el Obispo de Granda, porque esa jerarquía es la que ha amparado, ocultado, comprendido o simplemente silenciado estos casos durante años. Bien está que el Obispo y todos los implicados se postren ante el altar implorando perdón, pero mejor estará que testifiquen ante el juez sobre qué sabían sobre todo esto. Desde esta semana se ha terminado la impunidad sobre el delito sexual en la iglesia, y el causante de ello es el propio Papa. Una decisión, que en verdad es justa y necesaria, y que le honra a él tanto como vergüenza debiera causar a tantos otros.

martes, noviembre 25, 2014

De “el pequeño Nicolás” al “gran Fran”


Llegué a casa el sábado por la noche a la hora a la que casi todo el mundo sale de juerga, lo que ya dice mucho del estado de mi vida social, tras una tarde larga fuera. Me cambié y, de mientras cenaba muy poca cosa, puse la tele, y observé como en Tele5 se emitía la ansiada entrevista al llamado “pequeño Nicolás”, que a sus veinte años de edad, mofletes hinchados y melena leonina no aparenta ser tan pequeño. Con unos ojos con aspecto lloroso pero de mirada fija, y ante un grupo de personas que simulaban ser periodistas, Nicolás iba desgranando bombas con una claridad pasmosa. No aguanté mucho delante de la tele.

Tras el plantón que le dio Pablo Iglesias a Tele5 el jueves, y su propuesta de plasma estilo Rajoy, rechazada por la cadena, los directivos de Fuencarral se buscaron un as bajo la manga para derrotar al debate de la Sexta, y se encontraron con una baraja completa. A cada pregunta que le realizaban, Nicolás contestaba con una afirmación aún más gruesa que la que había soltado cinco minutos antes, y al poco tiempo daba la sensación de que él era, como en esas ilustraciones orientales que muestran quién rige el mundo, el que sito en su centro, y con múltiples brazos, movía los hilos y voluntades de toda España. Por un momento me entró la risa, pero a medida que la entrevista seguía y las afirmaciones de Nicolás no dejaban de crecer me empecé a sentir un poco tonto, con la sensación de estar asistiendo a un magnífico teatro, una absurda broma interpretada por un genio del humor, un personaje, el tal Nicolás, que se merece varios premios por su interpretación, que aguató el tipo, que fue capaz de demostrar que en los programas de sábado noche en la tele española hay de todo menos periodistas, y que necesita tanto tratamiento psiquiátrico como sesión de peluquería para mantener las ondas de su pelo (tiembla Paula Echevarría, el próximo pelo Panten es el de Nicolás!!!) era tal el cúmulo de despropósitos y la supuesta gravedad de lo que allí se estaba afirmando que, de ser cierto sólo el 1%, sería motivo suficiente para salir corriendo rumbo a Barajas. Como comentaban muchos en twitter, el espíritu de Orson Welles se estaba levantando, cual cilindro invasor marciano, asombrado y orgulloso de su sucesor, que mantenía a un país enganchado a la pantalla contando una sarta de bulas que tenían un aspecto muy creíble, dado lo que ya sabemos de la cutre vida y sociedad que hemos compuesto entre todos. Un país hastiado y descreído prestaba atención a un jovenzuelo muy bien posicionado, que le contaba a la audiencia todo lo que se quisiera creer sobre las cloacas de un estado, de un país, en el que la mierda hace mucho tiempo que nos anestesió a todos con su olor. De ese deseo de creer en la conspiración surge el éxito de Nicolás ante la audiencia, y de la corrupción que todo lo enfanga su ascenso entre la camarilla de pelotas y sobornadores que tratan de medrar comisionando a quien fuere con tal de llevarse contratos y mucha más pasta de la que le cuestan los sobornos. Es así de simple y obtuso. Surgido al calor de la burbuja, inflado con el dinero fácil, listo para colarse por los huecos disponibles, y megalómano hasta el extremo, Nicolás, en parte como Pablo Iglesias, ha aprovechado la coyuntura y las oportunidades para subir hasta lo más alto, hacer creer a todos su discurso y llevarse la fama y gloria. En su melena no hay u pelo de tonto, y sí muchos de iluminado, y el espectáculo del pasado sábado fue de los antológicos. Vacío y falso, sí, pero espectáculo a fin de cuentas.

Imagino a los directivos de Tele5 abriendo botellas de champán y disfrutando de una noche de juerga y desenfreno, justo la que yo no tuve, a medida que la audiencia de su desahuciado programa se disparaba y derrotaba a todos sus rivales, marcando un máximo absoluto. Muchas veces reiteró Nicolás que no cobraba nada por asistir al plató, como si eso fuera un aval de la sinceridad de sus declaraciones, pero a cada segundo que pasaba la cadena facturaba miles y miles de euros, y los espectadores, asombrados, gozaban con el espectáculo. Y España, en su conjunto, descendía otro peldaño en el camino del sainete cómico a la farsa patética, eso sí, esta vez no vestida de flamenca o torero, sino luciendo la moda de FAES y con una onda en el pelo que para mi quisiera.

lunes, noviembre 24, 2014

El desahucio de Carmen, o nuestro fracaso


Todas las historias de desahucio contienen un inmenso drama del que apenas logramos ver el acto inicial. La pérdida del hogar, la marcha, el dejarlo todo atrás, el abandono del lugar en el que se ha vivido, y con los enseres y recuerdos que nos han acompañado a lo largo de algunos años, muchos, todos quizás. A Carmen, de 85 años, vivir esta experiencia le ha llegado a una edad a la que muchos ni aspiran alcanzar, y donde el descanso y la tranquilidad son la base de una buena existencia. Su hogar, sito en el barrio madrileño de Puente de Vallecas, fue puesto como aval por su hijo para un préstamo que contrató con un particular y, al no pagar, lo perdió.

Madre e hijo cometieron dos errores, graves. El hijo, que no obtuvo préstamo por parte de ninguna entidad bancaria, acudió a canales más informales, como el de los prestamistas privados, o personales, que en caso de problemas están mucho menos regulados y no suelen atender a negociaciones, y la madre, sin duda ilusionada, admitió ser avalista, término que mucha gente no entiende, y que quiere decir que es el piso que pongo como garantía el que pierdo si el crédito no se paga. El avalista pierde su casa si el que tiene que pagar el crédito no lo hace. Errores, excesos de confianza, creencia en un futuro ilusorio… muchas historias como esta son las que llenan las páginas de sucesos y han alimentado la burbuja que hemos vivido en España, y que ahora nos lleva arrastras por el camino de la indigencia. Sin embargo, una vez que todos lo que podía salir mal salió mal, como le gustaría al capullo de Murphy, la sociedad, nosotros, hemos inventado instituciones y sistemas para evitar que una mujer de 85 años acabe en la indigencia de un día para otro. Sobre la casa de Carmen hay un montón de instituciones competentes, como el elefantiásico Ayuntamiento de Madrid, o la no menos crecida en competencias y gastos Comunidad de Madrid, e incluso el cada vez más hueco Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales. Todos ellos cuentan con grandes departamentos, llenos de personal, medios y estructuras generadoras de costes, que muchas veces se solapan unos sobre otros, y que entre sus funciones está, supongo que en un puesto muy elevado, el impedir que una persona de 85 años se vaya a la calle en caso de un desahucio. Nos enteramos de lo que le pasa a Carmen un Viernes 21, hace tres días, y junto a la congoja que da la noticia, uno espera que a las pocas horas haya un respuesta de alguna de esas instituciones que, entre otras cosas, se financian con los impuestos de todos, también los míos. Y llega el Sábado, Carmen ya está en todos los medios de comunicación, y de esos organismos sigue sin saberse nada. Ni palabra. Ni una nota, ni una persona, ninguna institución de las muchas que uno pueda imaginarse mueve un dedo, levanta la voz, emite un comunicado, muestra signos de respuesta. Nada, el vacío. Toda una inmensa estructura legal, burocrática, funcionarial, social, asistencia, como ustedes quieran llamarla, absolutamente inerte ante un problema acuciante. Y entonces es cuando, al menos yo, empiezo a sentir un vacío enorme, una sensación de que vivimos en una sociedad enferma, no sólo porque cosas como las de Carmen puedan suceder, sino porque no funcionan los instrumentos con los que nos hemos dotado para evitar que pasen, o paliar sus consecuencias. Porque “lo de Carmen” demuestra que algo no funciona, algo muy grave y serio.

Llega el domingo, y Carmen da una rueda de prensa en la que, entre lágrimas, recibe el apoyo de los vecinos de su barrio y el compromiso de ayuda financiera por parte de un equipo de fútbol, el Rayo Vallecano, que se compromete a buscarle un hogar y pagare el alquiler y sus necesidades básicas durante el resto de su vida. En equipo de fútbol sale al rescate de un ciudadano, y de todas las instituciones en las que uno pueda pensar, lo único que surge es el más absoluto silencio, cargado no se si de indiferencia, desprecio, indolencia o desgana. Hoy Lunes Carmen, afortunadamente, se levantará más tranquila que el Viernes, y usted y yo mucho más nerviosos, al saber cómo (no) funciona la red de protección con la que nos hemos dotado y que, obligatoriamente, financiamos.

viernes, noviembre 21, 2014

Obama y la reforma migratoria


Tras la derrota en las elecciones parciales de hace unas semanas, Obama afronta el tramo final de su mandato con unas cámaras en contra y un electorado propio muy desmotivado. Los años del “pato cojo” como se conocen a este último tramo del mandato, amenazan con ser para él devastadores, sobre todo dada la ilusión con la que fue recibida su llegada al cargo y los réditos, escasos, que a día de hoy se perciben de su ejercicio. Por ello, y dado que haga lo que haga ya no se volverá a presentar, tiene ante sí dos opciones claras. Rendirse y dejar pasar el rato o enfrentarse y hacer algo de lo que prometió. Parce que opta por lo segundo.

Si la sanidad fue el tema estrella de su primera legislatura, la inmigración parece serlo el de este final de mandato, con permiso de lo que suceda en el escenario internacional. El asunto de la inmigración, que se ve de manera diferente en una nación como la norteamericana, creada por sucesivas olas de inmigrantes, es ahora mismo un campo de batalla política entre demócratas y republicanos, y que tiene a millones de personas, se estiman en más de diez, pendientes de lo que se acabe decidiendo. En su discurso de ayer, muy esperado, Obama anunció que se salta los vetos de las cámaras y propondrá un decreto presidencial para evitar la expulsión de unos cinco millones de indocumentados, en lo que puede ser el primer paso para un proceso de regularización que consiga que todos los inmigrantes ilegales que ahora residen en el país pasen a ser ciudadanos de ley. Muchos de ellos trabajan, pagan impuestos, compran y venden, pero carecen de papeles que, en caso de ser detenidos o parados por la policía, les impidan acabar al otro lado de la valla, en un Méjico que es la puerta de entrada para casi todos ellos. Hay cientos de miles de niños que han cruzado la frontera, cuyos padres y demás familia se han quedado al otro lado, y que viven como pueden en EEUU, suministrando divisas muchos de ellos a sus familias. A muchos de estos inmigrantes se les conoce como los “dreamers”, soñadores, porque saben que EEUU es el país en el que quizás sea posible alcanzar una vida que, por los motivos que fuera, se les niega en su nación de origen. Huyen de la desesperación, sí, pero acuden atraídos por la llamada del sueño americano, que conocen de primera mano porque parientes suyos o conocidos lo lograron en el pasado. Y esa ola imparable, aunque parezca un problema de fondo para los norteamericanos, es, en mi opinión, una de sus mayores fortalezas, porque sigue siendo un lugar visto por gran parte del mundo como el más propicio para poder desarrollarse, ejercer una vida y alcanzar el bienestar. Por eso creo que las medidas que logren regularizar a esas personas, además de solucionar un grave problema legal y social que existe ahora mismo en el país, lograrán a largo plazo que la nación en su conjunto crezca mucho más, siendo fiel a su propio espíritu de integración, mucho mayor del que existe en Europa, donde el cantonalismo nacionalista siempre ve al otro como un invasor, un usurpador, alguien que viene a robarnos, y no como quien, con nosotros, puede crear, construir y crecer.

Y claro, además de toda esta bella filosofía de fondo, están los intereses políticos. Obama sabe que millones de regularizados serán muchos votos futuros para un partido demócrata, y que un republicanismo cerril que les niegue la legalidad verá como la demografía de sus votantes se estanca, y no será rejuvenecida por la savia nueva del latino, que supera ya los cincuenta millones de personas en el conjunto de la unión. Con su discurso de ayer, emitido por internet y no por las cadenas nacionales, ojo, Obama declara la guerra a unas cámaras que le van a hacer la vida imposible, y espera ganar el enfrentamiento no tanto con votos electorales sino con la política de los hechos consumados. Será muy interesante ver cómo se desarrolla este asunto.

jueves, noviembre 20, 2014

El éxito de Philae


Cuando estaba en Elorrio, el módulo de descenso Philae se quedó sin baterías en la superficie del cometa 67P, entró en modo hibernación para garantizar su futura supervivencia y emitió sus últimos datos. Lo que se presumía iba a ser una misión de varios meses se convirtió en un fin de semana de contrarreloj para poder saber lo más posible sobre el cometa y sus propiedades, y algunos  medios, que pusieron mucha atención en todo lo que tenía que ver con la misión, empezaron a criticarla por su supuesto fracaso o, en el mejor de los casos, ignorarla. Años de trabajo y esfuerzo sólo para “eso”, decían muchos.

Y “eso” tan poco importante, en apariencia, es haber logrado alcanzar, en medio de la nada, un objetivo de un tamaño ridículo para lo que es el espacio, y haberse posado sobre él. A la cerca de media hora luz de distancia que nos separa de 67P es imposible, incluso para un tertuliano sabelotodo, poder maniobrar en directo cualquier nave y corregir trayectorias o hacer frente a imprevistos. El aterrizaje, si se puede usar la expresión, de Philae sobre el cometa fue bastante más accidentado de lo que se preveía y, al parecer, fueron tres los rebotes que experimentó, causados principalmente por la prácticamente nula gravedad que existe en la superficie de ese pedrusco. El primer punto en el que se pudo tomar tierra era muy bueno, pero en cada uno de los rebotes la sonda se fue alejando cada vez más de él y acabó en un lugar en el que apenas podía recibir luz solar, poco más de una hora, insuficiente para recargar sus baterías con los paneles que porta y, por tanto, estaba condenada a quedarse sin energía en un plazo de decenas de horas. Las beterías estaban diseñadas para dar soporte a la maniobra de aterrizaje y los primeros momentos de estancia sobre la superficie, y algunas rutinas esenciales, pero en ningún caso se pensaron ni construyeron para aguantar semanas, o meses (mire a su precioso Smartphone y piense lo que le dura la batería, de una tecnología mucho mejor a la que lleva Philae, antes de sacar conclusiones precipitadas) En esa carrera contra el tiempo la sonda desplegó todos sus instrumentos, midió lo que pudo y envió lo que fue capaz a Roseta, que sigue orbitando en torno a 67P, y es nuestro nexo de unión con él. Los resultados son muy interesantes. 67P es mucho más denso de lo que se pensaba en un momento, cuando muchos lo suponían como una agregación de polvo, puede contener agua en forma de hielo en su interior, y existen trazas de sustancias orgánicas, lo que refuerza la teoría de que los cometas pueden ser capaces de transportar elementos capaces de sustentar vida y llevarlos a lugares donde no existan. La sonda porta un taladro que estaba diseñado para penetrar en la superficie, que se ha activado, pero que aún no está claro si fue capaz de horadarla como se preveía o no. Lo que sí ha podido estudiarse más en detalle es la atmósfera o, mejor dicho, la traza gaseosa que existe justo en la superficie del cometa. Muchos son los datos que en estos pocos días de angustia Philae ha podido remitir al control de misión, y que sin duda son tan valiosos como complejos de analizar. En este sentido la misión ha sido un éxito, y todos los que en ella han trabajado durante años, décadas, pueden y deben sentirse muy orgullosos, y los europeos, que la hemos financiado con nuestros impuestos, también.

Existe una pequeña posibilidad, pero no nula, de que Philae vuelva a ponerse en marcha. En su trayectoria orbital 67P se acerca al Sol (la P del nombre indica que es periódico en su órbita solar, que va y viene con regularidad) y cuanto más cerca esté mayor será la intensidad de la luz y, pese a su escasez, quizás sea capaz de recargar las baterías para un rearranque. También es verdad que la superficie del cometa se inestabilizará con el calor y viento solar y que, al empezar a generar una cola, acabará por destruir la sonda por completo, pero hay una pequeña ventana de oportunidad para que Philae pueda volver a contactar con nosotros, quizás dentro de un año, o algo más. Ojalá pueda!!!!!

miércoles, noviembre 19, 2014

Resolución palestina en Madrid, atentado en Jerusalén


No ha tenido mucha suerte el Congreso de los Diputados al aprobar, por una enorme mayoría, una resolución que insta al reconocimiento del estado palestino justo el día en el que un sangriento atentado terrorista ha causado varias víctimas en una sinagoga de Jerusalén. La declaración votada, que busca, a través de esa llamada al reconocimiento, tatar de presionar a ambas partes para que traten de alcanzar acuerdos, llega en uno de los peores momentos (es difícil decir si los ha habido buenos) entre ambas comunidades, y probablemente sólo sea un texto ceremonioso y no sirva para mucho.

Y es que 2014 marca un nuevo hito en la escalada de violencia que se vive en oriente próximo, escalda que no deja de aumentar peldaños en lo que parece un infinito ascenso a la montaña del odio. La guerra que, durante el verano, Israel desarrolló en la franja de Gaza y los atentados que desde hace semanas, de manera improvisada pero efectiva, se llevan a cabo en Jerusalén, han elevado mucho el número de víctimas y los destrozos, y la sensación de que es imposible alcanzar ningún tipo de acuerdo en la zona. Toda esta violencia sólo está sirviendo para que los moderados de ambos bandos se vean relegados al ostracismo por los radicales, que se alimentan del odio. Por el lado israelí, que mantiene un estado sobre el territorio, y que debe seguir allí, su seguridad cada vez es menor. Sometido a una intensa presión por todos los flancos, su tendencia a reaccionar como un toro rabioso cada vez que es espoleado le ha hecho perder una gran parte de su credibilidad y prestigio internacional. Los laicos y liberales del país se ven arrinconados por los ortodoxos, que reclaman nuevas tierras, ampliando los asentamientos, en contra de muchas de las normas internacionales, y la soledad del país aumenta a la vez que su sensación de inseguridad. Por el lado palestino, en un territorio desmembrado, que tiene que convertirse en un estado viable, la situación aún es más compleja. Dividida completamente su sociedad entre en los moderados y los islamistas radicales, el auge de estos últimos, encarnados en Hamas, amenaza con secuestrar a todo el movimiento, haciéndose con la visibilidad de la causa y convirtiendo la bandera palestina en un apéndice de la nueva guerra islamista que se vive en otras partes del mundo, algunas de ellas muy próximas. Hamas y sus secuaces no reconocen al estado de Israel y no tienen intención alguna de hacerlo, y cada vez que un ataque del ejército israelí se abate sobre ellos las víctimas civiles que deja son la mejor de las gasolinas para incendiar a la población a la que someten en las zonas que controlan, principalmente Gaza. Poco a poco los interlocutores de la Autoridad Nacional Palestina parecen estar siendo arrinconados por la nueva vanguardia islamista, y esto es una receta casi segura para nuevos enfrentamientos, ataques y réplicas, que sólo van a causar muerte y dolor en una población palestina que, como la de gran parte de Israel, se encuentra a merced de movimientos violentos que no puede controlar pero que sufre en el día a día. El panorama no puede ser más deprimente y, con cada nuevo atentado, se entierra más una posible solución de paz, basada en la premisa de los dos estados, que nadie sobre el terreno parece querer ni, sobre todo, imponer.

La llamada comunidad internacional, esa expresión tan vacía, mira a este problema cada vez con más hastío e indiferencia. Parece que nada de lo que se intente va a lograr frenarlo, y sólo una intervención decidida que obligase a ambas partes a acordar y respetar lo acordado, algo imposible siquiera de imaginar, podría servir para forzar un acuerdo. La táctica de aprobar las resoluciones de reconocimiento, como la española de ayer, es una estrategia de la UE para hacerse oír en una zona donde carece en la práctica de la relevancia debida. Está por ver si será útil o no, pero dado que parece que todo lo que se haga no sirve para nada, probemos esto a ver qué tal sale.

viernes, noviembre 14, 2014

Lágrimas en el metro


Ayer, durante en el viaje en metro de camino al trabajo, temprano, una chica se puso a llorar en el vagón en el que yo me encontraba, a escasos metros de mi. Se subió en una de las paradas que hay desde el tramo en el que yo lo cojo hasta el intercambiador en el que efectúo el primer cambio de línea rumbo a mi destino. No es de las chicas habituales que usan el metro a esas horas, dado que, como yo, otras personas mantienen sus rutinas de horarios y al final, entre semana, no somos pocos los que coincidimos, especialmente por la mañana, dado que la flexibilidad a la hora de la salida sueles ser mucho mayor.

La chica subió con un semblante serio, que es el que domina a unas horas en las que casi todo el mundo desearía seguir estando arropado por las mantas. Es una seriedad impuesta, que significa cansancio y sueño, pocas veces auténtica adustez. No había sitio para sentarse, yo iba de pie junto a una de las puertas de salida y ella se fue a apoyarse al extremo del vagón más cercano a la puerta en la que yo me encontraba. Altura mediana, gesto común, pelo largo liso, gafas grandes, vestimenta más bien deportiva y ojos amplios y brillantes, y una mochila que situó en el suelo entre las piernas. Como casi todo el mundo se sacó el móvil y empezó a trastear en él, moviendo los dedos, inicialmente rápido, luego de manera más pausada. A medida que se ralentizaba el gesto de sus manos su cara se iba poniendo más y más seria, su gesto forzado, tenso. Me pareció intuir por un momento un atisbo de lloro, pero creí que no sería tal. Sin embargo, en unos pocos segundos, esa sospecha se transformó en un llanto verdadero, en un gesto de auténtica tristeza, de dolor, en el que las lágrimas salían de los ojos y todo el cuerpo trataba de contenerlas. Ella intentaba controlarse, pero apenas podía. Seguía de pie, pero se le notaba que cada vez le costaba más estarlo. Emanaba impotencia y pena. De vez en cuando movía los dedos sobre la pantalla, a impulsos, ráfagas, quizás contestando algún mensaje, escribiendo notas, no lose. Alguno de los pasajeros del vagón que estaban cerca de mi también se apercibieron de lo que le estaba sucediendo a esa chica, pero en medio del silencio de un viaje matutino, roto por el ruido del tren en sus maniobras y alguna conversación que se desarrollaba en el otro extremo del vagón, ni una palabra salió de nuestras bocas. La chica se agacho sobre su mochila, la abrió y sacó un paquete de pañuelos de papel, del que extrajo varios para secarse las lágrimas que sus ojos seguían emanando. Se quitó las gafas y se pasó la cara con delicadeza pero muchas ganas. Por un momento parecía que las lágrimas se contenían, pero al poco elevó la vista al cercano techo y, como queriendo mirar al cielo, volvió a prorrumpir en llanto, siempre silencioso, sin aspaviento, sin gestos, seria y doliente, pero no trágica. En ese momento el tren llegó a la parada en la que me tenía que bajar. Abrí la puerta e hice el gesto de salir, no sin antes mirar hacia el lateral y comprobar que allí seguía la chica, mirando a un techo infinito, a un cielo metálico, marrón y artificial, no se si demandando justicia, buscando consuelo o queriendo despedirse de alguien. Hoy, en el mismo viaje, a la misma hora, no se ha subido a mi vagón.

No hay soledad mayor de la que se siente cuando, rodeado de personas, todas ellas te son ajenas. La ciudad, su multitud, esconde en sí misma una de las soledades más crueles y paradójicas imaginables, dado que en medio de la nada la mente entiende el vacío, pero no lo asume rodeado de personas. Esa chica, en un vagón bastante lleno, estaba completamente sola. Si hubiera sufrido un desvanecimiento o problema físico algunos le habríamos ayudado, casi seguro, pero su desgarro, emocional, sentimental, personal, de la naturaleza que fuese, era más profundo que muchos dolores físicos y, rodeada de personas, no recibió consuelo de ninguna de ellas. Entre todos, rodeada por todos, estaba sola.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo festivo el Lunes y Martes de la semana que viene. Si todo va bien, el siguiente artículo será el Miércoles 19. Disfruten y descansen.

jueves, noviembre 13, 2014

Lecciones del éxito de la sonda Philae


Ayer, finalmente, Philae logró alcanzar su objetivo y, pese a que hay serias dudas sobre la estabilidad que tiene sobre la superficie de 67P, dado que los sistemas de enganche no han funcionado como debían y apenas son unos tornillos lo que la mantienen anclada, lo cierto es que ha logrado emitir datos desde el suelo del cometa, y el éxito de la misión, de momento, es total. Años de trabajo, el esfuerzo de miles de personas y una inversión en tecnología punta coronadas por el éxito de una maniobra de una complejidad difícil de asimilar y que tiene lugar entre las órbitas de Marte y Júpiter, a una distancia asombrosa, en medio de la nada.

Hay algunas lecciones que nos otorga la carrera espacial que vienen muy bien para la vida diaria, en todos los sentidos, y que debiéramos utilizar mucho más de lo que lo hacemos. Una de ellas es la de la cooperación. La ESA es un consorcio formado por un montón de países europeos, que aportan fondos, especialistas, contratistas y tecnología para poder llevar a cabo sus proyectos. A medida que los retos espaciales se complican la necesidad de cooperar es mayor, y se convierte en una condición necesaria si se quieren abordar objetivos como una estación espacial o un viaje interplanetario. La estación, precisamente, es uno de los mayores exponentes de lo que la cooperación internacional puede llegar a alcanzar, y nos emite un mensaje que no necesita de antenas ni de otros dispositivos para ser captado. Juntos somos más. Los humanos somos capaces de lograr maravillas asombrosas e infamias incalificables, pero juntos nuestras capacidades crecen y podemos afrontar retos que serían imposibles de manera aislada. Otro de los mensajes profundos es el del pensamiento a largo plazo. La misión Rosetta fue aprobada por la ESA en el año 1993, y despegó de la Tierra en 2004, y ha alcanzado su objetivo en 2014. Casi veinte años han transcurrido desde que se dio el pistoletazo de salida al diseño y construcción de las naves hasta que estas han alcanzado su objetivo, incluyendo un periodo de diez años, diez, dos legislaturas y media, de viaje espacial a lo largo de los planetas interiores del sistema solar para poder alcanzar su objetivo, sito en el exterior, más allá de Marte. Es obvio que tantos años de trabajo exigen una dedicación enorme, pero sobre todo un pensamiento profundo y con una dimensión temporal igualmente larga. En tiempos como los que vivimos en los que los plazos se acortan, en los que todo es para ya y sino no tiene sentido, pensar en objetivos a diez, veinte años se nos antoja ilusorio, una fantasía, pero la exploración espacial es una carrera de muy muy largo fondo, no es un sprint que sucede en apenas unos segundos. Como en otros proyectos científicos, como el caso del acelerador LHC, se requiere una mentalidad de trabajo muy alejada del frenético ritmo de vida actual, tanto por la complejidad de lo que se está realizando como por las dificultades técnicas que se abordan. Simplemente, viajar en el espacio es muy complicado, soñamos con naves que vayan a velocidades fascinantes de un planeta a otro, pero eso sólo pasa en las películas. De hecho nuestras naves “vuelan” a asombrosas velocidades de decenas de kilómetros por segundo, pero la inmensidad del espacio es tal, inimaginable aún en las dimensiones de nuestro barrio planetario, que se requieren años para cualquier misión que trate de acercarse a un cuerpo “cercano”. Ir a Marte es un proceso de viaje cercano al año y en los momentos de máxima aproximación. Sólo nuevas tecnologías, aún experimentales, y que parecen ser prometedoras, pero en futuros algo lejanos, podrían acortar estos plazos, pero manteniéndolos en un orden de dimensión muy grande. Pensar en “ahí fuera” implica pensar en años.

Y claro, requiere invertir dinero. Mucho o poco, pero invertirlo, en el antiguo sentido de la inversión, el de arriesgar unos fondos durante bastante tiempo para acabar consiguiendo un rendimiento sujeto a mucha incertidumbre. La carrera espacial es rentable, sí, a largo plazo lo es, pero nada puede hacer frente a ganancias instantáneas en operaciones financieras de cortísimo plazo. Por ello muchos ingenieros ahora no están en la NASA o la ESA, sino en bancos o entidades financieras, diseñando productos complejos para operar en los mercados. Ojalá Philae vuelva a despertar vocaciones perdidas y logre que los ojos que, una vez miraron a las estrellas, y ahora sólo ven oficinas, retornen a esos mundos del espacio.

miércoles, noviembre 12, 2014

Hoy vamos a aterrizar en un cometa!!!! (misión Rosetta Philae)


Agárrense bien a sus asientos, sujeten todas sus pertenencias y mucho cuidado con las turbulencias. Si todo va bien hoy, 12 de noviembre de 2014, la ciencia conseguirá que, por primera vez en la historia, un artilugio fabricado por nosotros se pose en la superficie de un cometa. El objeto afortunado que va a escribir este bello capítulo de la exploración espacial se llama Philae, una sonda robótica llena de instrumental que, dada la bajísima gravedad que tiene su destino, el cometa de nombre impronunciable 67P/Churyumov-Gerasimenko, deberá anclarse a él con unos pernos, para no salir despedisa.

Philae es la joya de la corona de misión Rosetta de la ESA, lanzada hace ya un montón de años, y que hoy va a vivir sus momentos decisivos. El viaje desde la Tierra al cometa 67P, para darle un diminutivo asumible, ha sido arduo y extenuante, y tras años de vagar por el espacio, usando sus propios motores para efectuar correcciones orbitales y, sobre todo, carambolas de gravedad entre planetas para alcanzar mayor velocidad, la sonda se encuentra orbitando en torno a ese cometa, de aspecto extravagante, como si fuesen dos piedras unidas por una pasillo, y de dimensiones respetables para La Tierra, pero ínfimas en el espacio exterior. En esta imagen pueden ver una simulación del tamaño del cometa respecto a la ciudad de Los Ángeles, para apreciar un poco el lugar de destino. Todo, cometa y nave, se encuentra ahora mismo en una órbita intermedia entre Marte y Júpiter, en medio de la nada, a algo más de veinte minutos luz de La Tierra. El objeto de la misión es, esencialmente, cuádruple. Por un lado estaba el reto de poder alcanzar un cuerpo que, dadas sus dimensiones, tiene un comportamiento mucho más inestable que un planeta y, por ello, mucho más difícil de alcanzar (apuntamos por así decirlo a un blanco muy móvil). El segundo, que tiene lugar hoy, es conseguir posarse sobre él. En este caso no se deben vencer las resistencias atmosféricas que complican el aterrizaje en la Tierra o Marte, de las que hemos oído hablar en muchas ocasiones, sino más bien lo contrario, la casi inexistente gravedad impide efectuar maniobras de “entrada” como suele ser habitual y el reto es tanto conseguir frenar antes de que un exceso de velocidad provoque un impacto contra la superficie como, una vez alcanzada ésta, engancharse a la misma para no salir despedidos. Por eso la maniobra de hoy es importantísima. Además determinará si se puede llevar a cabo el resto de la misión, que básicamente es de análisis de la composición del cometa. Philae lleva instrumentos para tomar imágenes y medir distintos posibles componentes químicos que puedan existir en 67P, tanto de carácter orgánico como de otro tipo. Y esto es muy importante para determinar si, como se sospecha, los cometas son capaces de albergar componentes orgánicos, o precursores, pese a carecer de atmósfera y otras condiciones planetarias. Pero es que además Philae, anclada al cometa, va a iniciar un fabuloso viaje que le va a volver a acercar a nosotros. Sí, 67P orbita en torno al Sol, con una órbita muy excéntrica, pero que le acerca a nuestra estrella. A medida que se aproxime a la misma la radiación solar le afectará y provocará que empiece a desprender gases y otras partículas, generando lo que en la Tierra llamamos una cola. Esas emanaciones acabarán por destruir a Philae, pero de mientras la sonda permanezca activa podrá, por primera vez, medir y enviarnos información de los cambios que se produzcan en la composición de su huésped, y sabremos cosas del interior del cometa. Por ello Philae está destinada a ser destruida, sacrificada, pero de una manera noble, dando su “vida” por la ciencia, lo que no deja de ser un final bastante romántico.

Toda la información del proceso de aterrizaje, contada de la manera más profesional, didáctica y rigurosa posible, pueden ustedes consultarla en este enlace del grandioso Daniel Marín. Así mismo la ESA, en un día de triunfo para la carrera espacial y, en lo que nos toca, la tecnología europea, tiene previsto retransmitir vía web este apasionante episodio de ciencia no ficción a través de su web. En la estimación de horario, Philae se debiera separar de Rosetta a las 8:46s UTC de la mañana, una hora más tarde en horario español, y si todo va bien debiera posarse en 67P en torno a las 17 horas de España. Lo dicho, crucen los dedos, aguanten la respiración y prepárense para ver algo que no ha sucedido nunca. Animo Philae!!!!!

martes, noviembre 11, 2014

Votos en Cataluña, un problema en España


La imagen de Oriol Junqueras posando delante de la cámara, serio pero satisfecho, recontando votos, resume bastante bien a mi entender el sentido de lo que pasó el Domingo 9 en Cataluña, hasta qué punto la votación que se llevó a cabo tenía, o más bien carecía, de rigor, y las fuerzas que se movilizaron para propiciarla. En un ambiente sereno, sin apenas incidentes y con imágenes de colas abundantes, el día transcurrió sin algaradas ni escenas violentas, que es lo mejor que se puede decir en estos casos. El resto de las conclusiones son, como poco, preocupantes e invitan a una profunda reflexión en todas partes.

Lo cierto es que cerca de dos millones de personas acudieron a esta consulta no legal, sin control alguno de edades, censos ni demás, por lo que habrá votos repetidos e inválidos que ninguna junta electoral de tipo alguno va a censurar, pero la movilización fue amplia, y se dio. Si nos agarramos a las cifras de participación y las usamos en ambos lados, un tercio de los catalanes acudieron a votar y de ellos una inmensa mayoría se declaró independentista. Lo trascendente de esto, creo yo, no es el número, que representa una minoría sobre el conjunto del censo catalán, sino que realmente existe un sentimiento independentista anidado en una porción pequeña, pero muy importante, de la sociedad catalán. Y eso es un hecho objetivo que hace que haya que tratarlo de alguna manera. El nacionalismo, esa ideología perversa que ha sometido a la guerra y ruina España y el conjunto de Europa durante gran parte del siglo XX, vuelve con fuerza en el XXI, y como sentimiento que es apenas apela a razones prácticas de tipo económico, todas ellas claramente decantadas hacia los procesos de unidad. El rancio nacionalismo español que dominó la vida de este país durante cuatro décadas no sirvió de vacuna para aprender la maldad que supone envolverse en banderas ya tizar a otros con ellas, sino más bien de acicate para extender ese virus por otras partes. Hoy en día Cataluña, y otras regiones europeas, muestran un resurgir nacionalista que clama por salirse de los estados en los que se encuentran enclavados desde hace siglos, muchos en algunos casos. ¿Cómo lidiar con este problema? ¿Cómo lograr una convivencia tranquila y el bienestar común? No lo tengo nada claro. Cuestiones identitarias de este tipo provocan fracturas sociales, de mayor o menor grado, pero que pueden acabar desgarrando el tejido de una sociedad, y esas grietas, esas heridas, puedan curarse o no, dejan cicatrices que están ahí mucho tiempo. Es evidente que ha llegado el momento de que Rajoy y Mas, por poner dos nombres, se reúnan y empiecen a hablar en serio, y se proceda de una manera ordenada a la reorganización de una España que posee demasiada descentralización en unos casos en los que no hace falta. La idea del café para todos que se estipuló en los setenta y ochenta como vía de acceso al autonomismo se ha demostrado fallida en varios aspectos, pero es muy complejo y polémico determinar en dónde se pueden hacer reformar, qué es lo que hay que tocar, y las implicaciones sobre la desigualdad de los españoles, que ya existe en demasía, y que toda modificación que se haga irá en el sentido de ampliarla, no reducirla. Hace falta tranquilidad, altura de miras, sosiego y ganas. Creo que no se dan ninguno de estos factores, por lo que el resultado lo veo muy incierto, pero frente a la táctica de esconderse ante los problemas, típica de Rajoy, este es de los que empiezan a reclamar una solución ya. Seguir perdiendo tiempo y esfuerzos sólo agravará la situación.

Se ha utilizado mucho la metáfora del muro de Berlín en este puente referida a cómo unos crean barreras y otros las derriban. Comparto esa idea, pero no sólo a nivel España, sino en el conjunto de Europa. Lo que nos enseña el siglo XX es que uniendo naciones y gobiernos Europa puede ser un lugar de encuentro, prosperidad y paz, mientras que las divisiones han acarreado las más terribles guerras imaginadas. La UE se crea, en el fondo, para evitar una nueva guerra entre europeos. Ahora mismo Ucrania, hace veinte años Yugoslavia, el terrorismo de ETA…. muchas son las nos muestras de que entre nosotros sigue larvado el espíritu guerrero en torno a una bandera y tierra. Hablemos, escuchemos, unámonos y desterremos esos muros que sólo sirven para aprisionarnos cada vez más. Está en nuestras manos.

viernes, noviembre 07, 2014

Veinticinco años de la caída del Muro de Berlín


Este fin de semana se cumple uno de los aniversarios más redondos e importantes de la reciente historia de Europa. El 9 de noviembre de 1989, la rueda de prensa que ofrecía uno de los dirigentes de la RDA se transformó en un murmullo atónito cuando, ante preguntas de los periodistas, el alto cargo afirmó que ya era posible viajar al oeste sin restricciones. Al oír esto, miles de berlineses del este y del resto de la RDA se agolparon en las fronteras para salir de allí, saltaron las alambradas, escalaron las vallas y franquearon el muro que, desde los años sesenta, les había tenido encarcelados. Ese día se reunificó Europa.

La mera idea de que un muro divida una ciudad nos parece inaudita, incomprensible, pero Berlín ha sufrido esa cicatriz durante décadas, como símbolo de ese telón de acero, que tan lúcidamente bautizó Churchill, que separaba el oeste del este, términos geográficos que hoy en día han perdido mucho de su significado, pero que desde los años cincuenta a los ochenta estaba muy claro para todo el mundo a lo que se referían. La caída del muro dejó expuestos a ojos de todo el mundo el fracaso del sistema soviético, la ineficiencia de una dictadura que, diseñada en principio bajo parámetros racionales y científicos, y buscando satisfacer a las clases trabajadoras, hacía mucho tiempo que se había convertido en un régimen militarista y represivo, que coartaba todas las libertades de los ciudadanos y que, empeñado en llevar la contraria a la lógica del mercado, había convertido las economías de aquellos países en sistemas obsoletos, ineficientes y muy contaminantes. Aun habiendo grandes diferencias entre la industria achatarrable de una RDA y el atraso rural casi medieval de Rumanía, en todas partes las imágenes que llegaban eran de pobreza, de sociedades coartadas que habían estado sometidas y engañadas durante mucho, demasiado tiempo. Quizás los españoles, aunque suene paradójico por situarse en el extremo geográfico del continente, que durante cuarenta años sufrieron en sus carnes una dictadura, eran los europeos que mejor podían entender esas imágenes de privación, miedo y temor al régimen que llegaban a nuestros hogares. El derrumbe de un mito, el de la eficiencia soviética, el de la alternativa a la economía de mercado, fue mucho más profundo y sonoro que el de la caída física del muro, aunque no posea imágenes de fuerza y emotividad comparables a las de esas familias que se reencontraban tras décadas de separación, que convivían en la misma ciudad y que por fin podían volver a abrazarse. La Unión Europea encontró en el este su sentido más profundo, y la ampliación hacia esos países, hecha de manera ilusionada pero muy precipitada, fue el objeto fundamental de empeño a lo largo de la siguiente década. Hoy Europa, sumida en una grave crisis económica y existencial, está para pocos festejos, y algunos incluso miran con añoranza la seguridad y tranquilidad que emanaba de esos regímenes (nostálgicos del paso militar los hay en todas partes, aquí también, y todos se equivocan) y lo que para muchos se veía como un sueño de progreso y crecimiento económico parece haberse convertido en una pesadilla de desempleo, aumento de la pobreza y sensación de desgobierno, con la eclosión de nuevos y diversos populismos en muchas naciones del continente, no sólo del este, como síntoma de esa enfermedad que parece querer corroer nuevamente a la Unión. No nos dejemos llevar por el pesimismo, es mucho lo que hemos logrado en este cuarto de siglo, y mucho más es lo que nos queda por construir. Y juntos, y libres, podremos hacerlo. Divididos y enfrentados volveremos a caer en la maldición europea de la guerra.

Hace un año visité Berlín, una ciudad impactante en la que el exceso de historia aflora en cada una de sus esquinas, construcciones y ruinas. Símbolo de lo bueno, lo malo y lo peor del continente, el muro ya no existe salvo en lugares conservados para turistas, y la ciudad se presenta ante el visitante como única y coherente, pero sigue habiendo diferencias, sutiles y gruesas, que revelan un tortuoso pasado. Fuera de las zonas de turisteo quedan restos no sólo del muro, sino de la tierra de nadie en la que muchos murieron asesinados por los vigías de la valla, tratando de pasar al oeste. Nunca, nunca, debe repetirse algo así. Debemos trabajar día a día, sin descanso, por la memoria de los que lucharon por la libertad del este, para que nunca vuelvan años oscuros como aquellos.

El Lunes es fiesta en Madrid, no habrá artículo. Pasen un buen fin de semana y hasta el Martes!!!

jueves, noviembre 06, 2014

China tiene la Luna a tiro de piedra


La imagen es realmente espectacular, y dice mucho de nosotros. En un primer plano se observa un cuerpo rocoso esférico, lleno de cráteres, surcos y cicatrices, con un aspecto ligeramente familiar peor un rostro, por así llamarlo, que no se nos hace conocido. El cuerpo que se sitúa al fondo, a la izquierda, sí que nos suena. Una pequeña canica azul y blanca, parcialmente oculta, que aún a esa distancia reconocemos perfectamente como nuestro hogar, La Tierra, el planeta en el que vivimos y así hemos bautizado. Ahora encajamos todas las piezas y comprendemos que ese cuerpo inicial tan familiar no es otro que nuestra Luna.

La toma está realizada por una cápsula china de nombre complicado, la Chang’e 5-T1, que este pasado 31 de octubre volvió a la Tierra tras darse un paseo por ahí arriba, y es una nueva muestra de las ambiciones cada vez mayores que muestra el programa espacial chino. En principio la idea del gobierno de Beijing es la de llevar a cabo una misión a corto plazo que, depositando una sonda en la superficie lunar, recoja muestras de la misma y sea capaz de despegar y reentrar en la órbita terrestre, para traerlas a casa. Sería una evolución de la misión desarrollada por esta sonda, pero lo que la 5-T1 ha demostrado es que China ya es capaz de poner objetos en la órbita lunar y que vuelvan. Esa foto tomada desde la cara oculta de la Luna así lo atestigua. Y a poco que uno le eche imaginación podrá pensar en cuándo va a tener lugar la misión tripulada china que ponga los pies sobre el satélite, tomando el relevo de los norteamericanos y sus misiones de 1969 – 1972. Es difícil dar fechas, pero algunos rumores apuntan que no van a pasar más de cuatro o cinco años para que tenga lugar ese proyecto, si todo va bien, no se producen accidentes técnico, ni políticos ni económicos. En todo caso la misión 5-T1 ha dejado asombrado a medio mundo porque ha revelado hasta qué punto China es, actualmente, no sólo una potencia espacial, sino la que con más empeño y esfuerzo está desarrollando una estrategia, carrera podríamos llamarla, para liderar ese campo. Con la tecnología rusa de disparo tan eficiente como siempre pero sin desarrollo alguno, carente de lanzadores pesados, con los americanos sumidos en el desconcierto tras el primer accidente privado y con el proyecto oficial del STS en un estado embrionario, China es actualmente la única nación que se puede plantear el reto de la vuelta a la Luna. Para poder llegar hasta allí no sólo hacen falte cohetes enormes, que también, sino recuperar la tecnología y técnica de acoplamientos en órbita terrestre y lunar que ya fue ensayada en los sesenta, concretamente en las misiones Apollo I a X, que sirvieron de entrenamiento y ensayo para un viaje que es mucho más complejo de lo que aún pueda parecer. Y la 5-T1 ha logrado, de manera automatizada, el primero de esos retos, que es despegar desde la Tierra, salir de su gravedad local y poner rumbo al satélite, llegar a la Luna, orbitarla, escapar de su atracción y retornar a casa sin desperfectos. Asombroso. Alcanzar este éxito tan inmenso requiere mucha tecnología, precisión y trabajo, y es una muestra de que, en ciertos campos, China se empieza a equiparar tecnológicamente a occidente, recortando la ventaja que teníamos en ese campo, uno de los pocos en los que aún despuntamos. Este viaje no deja de ser, por lo tanto, otro golpe sobre la mesa de la potencia china, que cada vez reclama más papel en un mundo nuevo, donde los tradicionales dominadores, nosotros, entramos no se si en una fase de declive, pero desde luego sí en una de compartir el poder con nuevos actores, Beijing el primero, que pesan y pisan fuerte.

La foto, además de toda la tecnología y geopolítica que encierra, es fascinantemente bella, y vuelve a poner sobre el tapete el pequeño mundo en el que habitamos, padecemos, reímos y sufrimos. Una de las transformaciones más profundas que significaron los viajes lunares del Apollo fue la posibilidad de poder contemplar la Tierra en su totalidad, en su inmensa pequeñez, dando lugar a esa expresión del maestro Carl Sagan, que la definió como “un pequeño punto azul y pálido” en medio de la infinitud del cosmos. La imagen de la sonda china vuelve a recordarnos lo importantes y, a la vez, insignificantes que somos, nosotros y nuestros problemas, y da para muchas reflexiones, pensamientos y noches de filosofía, a la luz de las estrellas.

miércoles, noviembre 05, 2014

Teresa Romero, curada del Ébola, recibe el alta


Creo que está ya analizado el proceso por el que una noticia logra ascender desde la nada a lo más alto de los titulares para, desde ese punto, ir decayendo y perdiendo espacio frente a otras que experimentan ese mismo proceso de crecimiento viral, como enfermedades que se solapasen unas sobre otras. Sin embargo, la realidad a la que suelen hacer referencia esas noticias no sigue ese ritmo. El ébola mata hoy en África lo mismo que hace tres semanas, sin que podamos leer crónicas al respecto, cuando días atrás no dejábamos de hablar de esa enfermedad. Hoy habrá un repunte con la salida del hospital de Teresa Romero, y luego, probablemente, la nada.

La curación de Teresa, su salud recobrada, su liberación del obligado encierro al que ha sido sometida desde hace meses, es lo único que me parece positivo de toda esta desgraciada historia de enfermedad, hipocresía, politiquero barato, alarmismo y demagogia en la que, como sociedad, hemos mostrado lo peor de nosotros mismos. Desde unos políticos que, con el contagio, lo primero que trataron fue de eludir sus responsabilidades y tratar de que el muerto, expresión poco afortunada en este caso, recayera sólo en la enferma, hasta unos medios de comunicación que, con excepciones, no prestaron atención alguna a lo que pasaba en África hasta que el caso llegó aquí, momento en el que hicieron todo lo posible por conseguir exclusivas morbosas y fotos denigrantes, y una sociedad alarmada y alarmista, que ha mostrado un grado de irracionalidad extremo con una enfermedad que no es ni de lejos tan grave como se la pinta… todo lo relacionado con el ébola en España ha sido deprimente y, como en los casos de corrupción, nos ha retratado fielmente. La táctica común a casi todos los implicados en esta historia ha sido la de eludir sus responsabilidades, tratar de escaquearse, colgarse medallas cuando fuera posible y declarar que de nada eran responsables cuando llegaban los auténticos problemas, estrategias zafias que, por otra parte, vemos cada día en todos los asuntos públicos que nos atañen, sean de la gravedad que sean, en los que la asunción de responsabilidades brilla por su ausencia, el cuelgue de medallas es más o menos constante y las desgracias, como las nubes, las trae el viento de las borrascas atlánticas. Sin embargo, como en el caso de las tarjetas negras de CajaMAdrid, donde hubo cuatro inocentes frente a ochenta y dos culpables, aquí también hay honrosas excepciones que deben señalarse. Teresa ni es culpable ni es inocente. Es simplemente una enferma, que se contagió de un virus y ya está. Es así de simple. Culpables de su contagio serían quienes no vigilaron el cumplimiento de esos protocolos fantasmas a los que todo el mundo se agarra, y que una prometida investigación (que nunca se hará, esto es España) debiera aclarar. Los héroes principales de esta historia, y casi únicos, son los que han trabajado día a día en el Carlos III atendiendo a Teresa, a los dos misioneros que fallecieron y a las decenas de posibles casos que han pasado por ese complejo durante las semanas de la histeria. Personas anónimas, profesionales de lo suyo, trabajadores de fichaje o no, que día tras día acuden a su puesto de trabajo, en este caso un hospital, y cumplen con su labor. Esos son los héroes de esta historia, los responsables de que haya acabado bien, a quienes Teresa debe la vida (y a sus genes), a los que seguramente nunca conoceremos. Hoy por la mañana, antes del alta de Teresa, darán una rueda de prensa conjunta, en la que veremos muchos rostros anónimos, que seguramente nunca más volvamos a contemplar, y que, ojalá me equivoque, ninguna autoridad pública reconocerá como los que han trabajado sin descanso para derrotar a la enfermedad. Tras esa rueda de prensa volverán a sus batas, habitaciones y pasillos, algunos permanecerán, otros serán despedidos (así de ingratos somos) y nadie se acordará de ellos.

El otro héroe nacional de esta historia es Fernando Simón, el profesional al que, tras días de inepto comportamiento del gobierno nacional y autonómico, se le encargó la labor de comunicar a la sociedad qué era el Ébola y que pasaba con la salud de Teresa y el resto de enfermos. Y sobre todo, los héroes del Ëbola son los misioneros y cooperantes que día tras día están en Äfrica, jugándose la vida y dándola por entero para salvar a los pobres que sufren esa enfermedad, y otras tantas. Tras el fin de la noticia nadie volverá allí a entrevistarles, es algo que no vende, y salvo que otro enfermo llegue a nuestro país, no creo que vuelvan a oír nada sobre el ébola y sus pacientes. Volverá a ser un asunto de pobres, y de héroes que les ayudan en la soledad

martes, noviembre 04, 2014

Llega el invierno a la presidencia de Obama


Hoy es el primer martes después del primer lunes de noviembre y eso, cada dos años, en Estados Unidos, significa jornada electoral. La que nos toca hoy no es la de elección del presidente, que tendrá lugar en 2016, sino las llamadas “mid term” elecciones a mitad de mandato, en la que se renueva por completo la cámara de representantes (casi 500 escaños, proporcionales a la población) y un tercio del senado, compuesto en su totalidad  por 100 escaños, dos para cada estado. Además estas elecciones sirven para renovar gobernadores estatales, otros puestos públicos y decenas de referéndums locales de todo tipo.

Normalmente estas elecciones suelen usarse para castigar o, como mínimo, dar un toque de atención al presidente. Se plantean de distinta manera si se trata de las que tienen lugar en el primer mandato o en el segundo. Las que suceden en el primer gobierno son vistas por el presidente como un ensayo general de las futuras presidenciales, le sirven para probar estrategias de campaña y sondear muy bien el terreno de cara a la futura renovación. Las del segundo mandato, como las de hoy, suelen tener una lectura más de castigo (o refrendo) a la labor presidencial en su conjunto, y sirven también como escaparate inicial para aquellos que se sienten tentados a probar suerte en las futuras presidenciales, dado que el inquilino de la Casa Blanca ya no puede presentarse. Tras ellas empieza el periodo llamado de “el pato cojo2 en el que el presidente pierde poder a chorros a medida que se acerca el día de su renuncia y la batalla entre los llamados a sucederle se recrudece. De cara a las presentes elecciones, la situación de Obama y, en general, el Partido Demócrata, es mala, y con elevada probabilidad, empeorará tras el recuento. La cámara de representantes, que se elige entera nueva, ya estaba en poder de los republicanos, y todas las encuestas indican que así seguirá tras el escrutinio. El senado, ahora en manos demócrata, tiene mucha papeletas de caer también del lado republicano, por lo que con unas cámaras completamente enfrentadas a Obama no le quedaría más remedio que tirar de decretos presidenciales para sacar adelante sus iniciativas, y siempre que éstas no sean demasiado ambiciosas, no vaya a superar el ámbito de sus poderes y competencias. Con una popularidad a la baja y frustración creciente por parte de los que le votaron en su momento, la imagen de Obama empieza a ser la de un espectro de sí mismo, arrinconado en su despacho, con numerosas promesas incumplidas (sobre todo dentro de su país, que son las que a ellos les importan, obviamente) y se ha convertido en una especie de apestado en esta campaña política (¿les suena?) en la que los candidatos demócratas suspiraban porque el avión presidencial no hiciera parada en la localidad en la que ellos celebraban su mitin o, por causas de fuerza mayor, se retrasase lo suficiente como para que fuera imposible su asistencia al acto. El voto de castigo a Obama va a ser la principal excusa que va a mover a un votante republicano parcialmente movilizado y que dejará en casa a un votante demócrata cansado y, en todo caso, decepcionado. Así, es de esperar un mal resultado para el equipo presidencial, que probablemente se traduzca en cambios en el gabinete de cara al último tramo de la presidencia que, por lo que he comentado, puede ser bastante amargo para su actual titular.

Y todo esto se produce en un contexto interno en EEUU extraño, por así decirlo. Con una economía recuperada de la crisis, que crece a más del 3% y crea empleos, con el precio de la gasolina en mínimos tras convertirse en el primer productor mundial de crudo, pero con la sensación de la población de que la riqueza del pasado ya no volverá, con unas clases medias que se ven agotadas, una imagen del país debilitada frente al ascenso chino, y una sensación de hartazgo frente a los políticos y Washington, vistos como la esencia de todos los males y el lugar desde el que todo se corrompe (también les suena, ¿verdad?). Muchas nubes y claros en el sueño americano que hoy, otra vez, vota y escoge su futuro.

lunes, noviembre 03, 2014

Podemos empieza a poder


Hoy se publica la encuesta de intención de voto del CIS, la oficial por así llamarla. Desde hace muchos días se viene insistiendo que otorgará unos resultados sorprendentes, con un PP y PSOE a la baja y un Podemos elevado a los altares, quizás en primera posición por intención directa de voto. El momento del sondeo tuvo lugar cuando estaba en plena efervescencia el caso de las tarjetas opacas de Bankia, y señalaron muchos analistas que el CIS ofrecía una magnífica oportunidad para volcar la frustración y el cabreo del electorado. A falta de lo que haya hecho la “cocina” los resultados prometen ser muy interesantes.

Como para romperle la exclusiva, publicaba ayer El País una encuesta propia, de Metroscopia, que también coloca a Podemos a la cabeza de unas teóricas generales. Con un 27,7% de los voto supera por poco a un PSOE que, con un 26,2%, no logra remontar desde sus mínimos y a un PP que marca un 20,7%, mínimo absoluto desde que llegó al gobierno, con más del doble de los votos, y que dibuja una trayectoria de descenso abrupto y aparentemente sin fin. Ya saben que hay que tener mucho cuidado con las encuestas, que no son sino la foto de un instante, y que a la hora de votar de verdad la gente se lo piensa dos veces y no hace exactamente lo que ha dicho que va a hacer, y luego viene ese obtuso proceso de transformar votos en escaños, que puede ofrecer sorpresas de todo tipo, pero es evidente que el cabreo nacional ha encontrado en Podemos la tabla en la que agarrarse y, de paso, bien sujeta, el instrumento contundente con el que golpear a las cabezas de los partidos tradicionales, encarnados en el binomio PP PSOE, que ven como su credibilidad cae día tras días a medida que conocemos la podredumbre de un pasado que ahora se nos revela en toda su corrupta crudeza. Hastiados, hartos, cansados de los reproches mutuos, de ese “y tú más” que no sirve para nada, millones de ciudadanos contemplan a Pablo Iglesias y a su tropa como una corriente de aire fresco, algo nuevo, algo diferente., algo aún inmaculado, no corrupto (porque nada ha gobernado) y se lanzan en sus brazos desesperados, reitero que más por rechazo a lo conocido que por creencia en lo nuevo prometido. Podemos se erige así, de momento, como el ganador absoluto de la presente carrera electoral, una formación surgida hace pocas semanas, creada a base de tertulias televisivas y de un intenso proceso de márketing viral a través de internet, mostrando una enorme destreza a la hora de manejar las modernas formas de comunicación, con un mensaje ambiguo, marcadamente populista, de una extrema izquierda caduca que suena a caricatura de sí misma, con una imagen bolivariana como referente social y económico, que promete castigar a los culpables de la crisis, acabar con las prebendas de la banca y la política, y que espera otorgar a la población pensiones a los 60 años, subsidios de desempleo indefinidos y una serie de fantásticas prestaciones sociales, imposibles de cumplir, pero que suenan a cielo prometido a gran parte de un país empobrecido por la crisis, angustiado por la falta de recursos, agobiado por llegar a un fin de mes que parece que se alarga a cada día que pasa, y que no deja de ver cómo a su alrededor quienes debían gestionar la cosa pública no han hecho otra cosa que robar. En este caldo social es imposible que Podemos no pesque un numero inmenso de votos, y por tanto el resultado de los sondeos, aun siendo espectacular, no debiera sorprendernos.

Lo realmente sorprendente es la ceguera de los dirigentes políticos clásicos, por así llamarlos, que son en gran parte responsables, por sus acciones y omisiones, de esta situación. La demanda de cambio, de regeneración, de ejemplaridad, que surge de una sociedad hastiada (y por cierto, muy comprensiva con la corrupción aunque lo niegue) ha sido escuchada por todos los dirigentes. Y es tremendo que sólo el Rey, el único que precisamente no se presenta a unas elecciones, haya convertido a la ética y la regeneración en parte constante de su discurso, lo que hace que, junto a la Reina y Pablo Iglesias sean los únicos tres que aprueben en valoración pública (curioso trío, la verdad). El resto suspenden, y si quieren aprobar y salvarse deben cambiar mucho, y muy rápido. El tiempo se les acaba.