Agárrense bien a sus asientos,
sujeten todas sus pertenencias y mucho cuidado con las turbulencias. Si todo va
bien hoy, 12 de noviembre de 2014, la ciencia conseguirá que, por primera vez
en la historia, un artilugio fabricado por nosotros se pose en la superficie de
un cometa. El objeto afortunado que va a escribir este bello capítulo de la
exploración espacial se llama Philae,
una sonda robótica llena de instrumental que, dada la bajísima gravedad que
tiene su destino, el cometa de nombre impronunciable 67P/Churyumov-Gerasimenko,
deberá anclarse a él con unos pernos, para no salir despedisa.
Philae es la joya de la corona de
misión Rosetta de la ESA, lanzada hace ya un montón de años, y que hoy va a
vivir sus momentos decisivos. El viaje desde la Tierra al cometa 67P, para
darle un diminutivo asumible, ha sido arduo y extenuante, y tras años de vagar
por el espacio, usando sus propios motores para efectuar correcciones orbitales
y, sobre todo, carambolas de gravedad entre planetas para alcanzar mayor
velocidad, la sonda se encuentra orbitando en torno a ese cometa, de aspecto
extravagante, como si fuesen dos piedras unidas por una pasillo, y de
dimensiones respetables para La Tierra, pero ínfimas en el espacio exterior. En
esta imagen pueden ver una simulación del tamaño del cometa respecto a la
ciudad de Los Ángeles, para apreciar un poco el lugar de destino. Todo,
cometa y nave, se encuentra ahora mismo en una órbita intermedia entre Marte y
Júpiter, en medio de la nada, a algo más de veinte minutos luz de La Tierra. El
objeto de la misión es, esencialmente, cuádruple. Por un lado estaba el reto de
poder alcanzar un cuerpo que, dadas sus dimensiones, tiene un comportamiento
mucho más inestable que un planeta y, por ello, mucho más difícil de alcanzar
(apuntamos por así decirlo a un blanco muy móvil). El segundo, que tiene lugar
hoy, es conseguir posarse sobre él. En este caso no se deben vencer las
resistencias atmosféricas que complican el aterrizaje en la Tierra o Marte, de
las que hemos oído hablar en muchas ocasiones, sino más bien lo contrario, la
casi inexistente gravedad impide efectuar maniobras de “entrada” como suele ser
habitual y el reto es tanto conseguir frenar antes de que un exceso de
velocidad provoque un impacto contra la superficie como, una vez alcanzada ésta,
engancharse a la misma para no salir despedidos. Por eso la maniobra de hoy es
importantísima. Además determinará si se puede llevar a cabo el resto de la
misión, que básicamente es de análisis de la composición del cometa. Philae
lleva instrumentos para tomar imágenes y medir distintos posibles componentes
químicos que puedan existir en 67P, tanto de carácter orgánico como de otro
tipo. Y esto es muy importante para determinar si, como se sospecha, los
cometas son capaces de albergar componentes orgánicos, o precursores, pese a
carecer de atmósfera y otras condiciones planetarias. Pero es que además
Philae, anclada al cometa, va a iniciar un fabuloso viaje que le va a volver a
acercar a nosotros. Sí, 67P orbita en torno al Sol, con una órbita muy excéntrica,
pero que le acerca a nuestra estrella. A medida que se aproxime a la misma la
radiación solar le afectará y provocará que empiece a desprender gases y otras
partículas, generando lo que en la Tierra llamamos una cola. Esas emanaciones
acabarán por destruir a Philae, pero de mientras la sonda permanezca activa
podrá, por primera vez, medir y enviarnos información de los cambios que se produzcan
en la composición de su huésped, y sabremos cosas del interior del cometa. Por ello
Philae está destinada a ser destruida, sacrificada, pero de una manera noble,
dando su “vida” por la ciencia, lo que no deja de ser un final bastante romántico.
Toda
la información del proceso de aterrizaje, contada de la manera más profesional,
didáctica y rigurosa posible, pueden ustedes consultarla en este enlace del
grandioso Daniel Marín. Así mismo la ESA, en un día de triunfo para la
carrera espacial y, en lo que nos toca, la tecnología europea, tiene previsto retransmitir vía web este
apasionante episodio de ciencia no ficción a través de su web. En la
estimación de horario, Philae se debiera separar de Rosetta a las 8:46s UTC de
la mañana, una hora más tarde en horario español, y si todo va bien debiera
posarse en 67P en torno a las 17 horas de España. Lo dicho, crucen los dedos,
aguanten la respiración y prepárense para ver algo que no ha sucedido nunca. Animo
Philae!!!!!
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