viernes, abril 27, 2018

La histórica cumbre de Corea del Norte


El abuso con el que utilizamos el término de histórico provoca que cada vez que lo empleamos devaluemos su sentido y el acontecimiento al que nos referimos. Es una pena. Sobre todo cuando realmente nos encontramos ante algo que sí tiene relevancia histórica real, por su trascendencia y por el paso que supone en un conflicto que lleva estancado desde mediados del siglo XX. El encuentro entre Moon Jae-In, presidente de la democrática y pujante Corea del Sur, y Kim Jong Un, dictador absoluto de la paranoica y pobrísima Corea del Norte, celebrado esta madrugada hora española, es el primer encuentro entre líderes de las dos Coreas desde la firma del armisticio, que no paz, que puso fin a la guerra civil en 1953, que provocó la partición del país.

Las imágenes de esta reunión muestran escenas alegres, distendidas, de los dos líderes caminando hasta encontrarse en el borde de la frontera, en la zona desmilitarizada, una peligrosa tierra de nadie, y ambos cruzan la marca de piedra que señala el límite con desparpajo. Muchas sonrisas y apretones de manos que dan una sensación de encuentro triunfante, positivo y prometedor. Hasta ahí lo bueno, ahora vienen mis dudas, relacionadas con la postura de Corea del Norte. Y es que no acabo de entender la estrategia de Kim de cara a este encuentro y al próximo, explosivo, con Donald Trump. En medio de todas estas reuniones está, omnipresente, el triunfante programa nuclear norcoreano, que ha adquirido suficiente tamaño como para ser respetado y temido en todo el mundo. Cierto es que eso eleva al loco de Kim al estatus de “líder respetable” pero precisamente por ello no me resulta nada creíble su presunta promesa de renunciar a ese programa para conseguir acuerdos exteriores. ¿Cómo va a renunciar a la única baza que le permite seguir siendo líder indiscutido y temido, dentro y fuera? Todo lo que sea distensión entre las dos Coreas y entre el régimen psicótico norcoreano y el resto del mundo será bien recibido, y esperemos que sirva para mejorar la situación de la pobre gente que vive en la cárcel que regenta Kim, pero más allá de gestos y fotos, aquí hay algo que no me cuadra. Sabe muy bien el tercero de la dinastía norcoreana el final que tuvieron dictadores como Gadafi o Sadam, bien porque acordaron no desarrollar sus programas nucleares o porque se les impidió conseguirlo. Ahora ellos están muertos y sobre sus países, o restos, se erigen nuevos hombres fuertes. La lección que tan bien aprendió el gordito fue clara. Corre, corre, corre, desarrolla tus bombas y misiles lo más rápido posible y hazlo saber al mundo entero, pregona a los cuatro vientos, presentadora marcial de la televisión mediante, los misiles y las bombas que tienes, pruébalas, sube la tensión y mete miedo, no demasiado, pero sí el suficiente como para ser respetado. Eso es lo que ha conseguido Kim en estos últimos años, y es un éxito evidente de su régimen. Ahora, como diría algún miembro de la directiva del PP de Madrid, Kim es “uno de los nuestros” y cuando solicita cumbres se asiste a las mismas. Por ello, ¿es creíble la oferta de que renunciará a esa baza a cambio de algo? No me lo parece. Algunas opiniones afirman que Kim ha lanzado estos señuelos presionado por China, angustiado porque el bloqueo económico empieza a ser efectivo y trata de buscar una salida que permita alimentar a su gente y sacarla de la miseria, lo que pudiera ser cierto, aunque eso exige suponer que a Kim y los suyos les importa algo su gente, lo que es mucho suponer. A partir de la cumbre de hoy es probable que se puedan establecer algunos canales entre las dos Coreas y una cierta cooperación económica, lo que redundará en ventajas para la más pobre de las dos. Y, también es cierto, eleva algo al imagen de Kim en el mundo, tan sonriente y afable.

Todo esto es un previo de la gran, y peligrosa, cumbre entre Kim y Trump, dos sujetos viscerales que poseen botones grandes y parecen ser poco proclives a la reflexión. Si esa cumbre se desarrolla bien podemos estar ante un deshielo en la península de Corea que sería muy positivo para la región y todo el mundo, pero no descarten que los egos de esos dos personajes tan extraños choquen y el encuentro acabe realmente mal. Es un encuentro ante el que hay notables dudas y cautelas, porque cada uno de los presentes es más raro que el otro. Lo cierto es que, en apariencia, Kim se está mostrando como un habilidoso jugador del póker de la imagen global. El encuentro de hoy es un triunfo para ambos mandatarios, y nos lleva a aguas no cartografiadas. Crucemos los dedos para que todo siga saliendo bien.

Me cojo el lunes 30 de ocio y el1 y 2 es festivo en Madrid, así que nos leemos otra vez el jueves 3. Descansen y ojo al bajón de temperaturas, la primavera retrocede otra vez al final del invierno.

jueves, abril 26, 2018

Cifuentes, humillada, dimite


Debió dimitir Cifuentes de su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid, por el caso máster, el día en el que el rector de la Universidad Rey Juan Carlos dijo que no constaban registros del mítico trabajo final en los archivos de la Universidad. Desde entonces Cifuentes era un zombi, un cadáver andante que no podía llegar muy lejos. Ayer dio su brazo a torcer y presentó la renuncia, en medio de un escándalo, por denominarlo de alguna manera, que iba dirigido contra su persona para humillarla de la manera más cruel y vengativa posible. Yéndose hace unas semanas hubiera salvado un poco de su honra. Dejándolo ayer, tras la puñalada que le asestaron en forma de vídeo cutre, nada queda de su imagen y futuro.

Una vez que el caso político Cifuentes se ha terminado, con el cobro de una importante pieza de caza mayor que deja al PP gravemente herido en el que, quizás, sea su último gran feudo, quedan dos casos que requieren investigación, actuación judicial y depuración de responsabilidades. Uno es el relacionado con la negligente gestión, seamos diplomáticos, de la Universidad rey Juan Carlos, institución que ha quedado arrasada por la actuación de Cifuentes y, sobre todo, su rector y todos los miembros de esta trama, que han mostrado en cada comparecencia o entrevista la sordidez de lo que allí pasa. ¿Se cumple alguna ley en esa institución? ¿Hay normas que se respetan y custodia documental como es debido? El otro caso es la flagrante violación de la ley que hace que las grabaciones de las cámaras sean borradas al cabo de un mes, salvo que un juez indique lo contrario. La escena en la parte interior del Eroski de Vallecas, cercano a la sede de la asamblea de Madrid, tuvo lugar en 2011, hace siete años, y debiera estar borrada desde poco más o menos el mismo plazo temporal. Pero no, alguien la guardó, comerció con ella, la atesoró y esperó al momento preciso para vendérsela a una web de dudoso prestigio (otra vez la diplomacia) que hizo ayer el negocio de su vida, con una trama que deja la “Primera Plana” de Billy Wilder convertida en una inocente telecomedia. ¿Quién se quedó con esa grabación y no la borró, como era debido? ¿Atesora esa persona más grabaciones de la propia Cifuentes o de otros políticos? ¿Cómo llegó a los medio la grabación? ¿Se ha pagado? ¿Cuánto? Si desde el principio el llamado “fuego amigo” ha estado en el centro de la polémica sobre Cifuentes, y se ha señalado como el instigador de muchos de sus problemas, lo sucedido ayer refuerza claramente esa teoría y apunta a un comportamiento pseudomafiso por parte de personajes que han estado en la vida pública y ocupado cargos de responsabilidad. Los cruces de acusaciones de espionaje que se han lanzado presuntos delincuentes como Granados, Ignacio González o Esperanza Aguirre, la contratación de seguidores y la elaboración de dosieres dan consistencia a la idea de que existen redes de chantaje dentro del PP de Madrid que, en el caso de ayer, actuaron con la discreción y delicadeza que caracteriza al FSB ruso en Londres. Cifuentes murió, políticamente hablando, con un envenenamiento organizado desde sus propias filas y ejecutado por un medio útil que ayer hizo caja con la desgracias ajena. ¿Era Cifuentes demasiado peligrosa para esa trama? ¿Quería acabar con ella? ¿No colaborar? ¿Se negó y fue chantajeada para que cambiara de actitud? ¿Son todas las informaciones que comentamos desde hace meses munición lanzada contra ella, aprovechando sus propios errores? Se nos acumulan las preguntas encima de la mesa y, sospecho, seguiremos mucho tiempo sin respuesta. Además, ahora que el foco mediático abandonará el caso, cobrada la pieza política, ¿a quién le va a interesar saber la verdad?

Más allá de las tramas, Cifuentes ha caído por sus propios errores, especialmente por un máster que, aparentemente regalado, nunca debió aceptar porque para nada necesitaba. Lo de los botes de crema es una niñería que puede reflejar más un trastorno de comportamiento que un problema político. Pero por encima de todo, lo de Cifuentes vuelve a demostrarnos que la política puede convertirse, a veces, en el más sucio y embarrado escenario de las pasiones humanas, desatadas por la obtención y mantenimiento del poder, que de eso se trata. En siglos pasados estos casos se solucionaban con asesinatos y bellos versos de Shakespeare o Cicerón. Hoy tenemos intrigas, cutres grabaciones y mensajeros que se las dan de periodistas. Algo hemos mejorado, pero el fondo del asunto sigue siendo igual de repugnante

miércoles, abril 25, 2018

Macron y Trump, la extraña pareja


Han llamado mucho la atención los gestos de extremada complicidad que se han propinado Macron y Trump, especialmente impulsados por un adulador presidente francés que, en todo momento, ha ofrecido una imagen fraterna y cercana no muy habitual, y menos respecto a las vistas en las visitas que se realizan en la Casa Blanca desde que la ocupa su actual inquilino. Hemos visto escenas frías, gélidas, protagonizadas por Merkel, Peña Nieto, Trudeau y otros mandatarios internacionales, frente a las que las imágenes de guiños y palmadas de Macron son, cuanto menos, llamativas. Es imposible más contraste. ¿A qué es debido este dispar comportamiento?

Mucho pueden decir los psicólogos sobre lo que vemos, pero en mi modesta y, casi seguramente errónea, interpretación, dos me parecen las alternativas posibles. Que lo que vemos es la realidad, es decir, que ambos personajes se llevan bien y comparten más de lo que parece, o que no es así, y asistimos a unas escenas fingidas en las que Macron quiere llevarse al huerto al volátil Trump. Se me hace difícil suponer lo primero, dado que los dos proceden de ambientes y mundos completamente diferentes. El iletrado, faltón, mujeriego y farolero jugador Trump frente al joven, culto, refinado, enarca y fiel esposo Macron. Si hay algo que comparten plenamente es la ambición, que por otro lado se encuentra en todos aquellos que aspiran u ocupan despachos de gobierno en el mundo. ¿Se han visto el uno al otro y, en cierto modo, se han reconocido? ¿han descubierto lo que el joven desea para su futuro y lo que el mayor ansiaba ser de joven? Quizás. La otra teoría, más sugestiva y llena de imaginación, se basa en las ardides del listo Macron frente al impulsivo Trump. Conocedor el francés de los puntos débiles de su inestable aliado, de su carácter infantil, necesitado de adulación y peloteo, despliega el galo todo el repertorio disponible de gestos y frases para tratar de ganárselo, y así conseguir ventajas propias en muchos de los múltiples frentes que tiene abiertos ambas naciones y continentes. ¿Cómo hago para que Trump relaje sus amenazas de aranceles contra la industria francesa y, por extensión, europea? Me lo camelo, lo engatuso, lo adulo, le peloteo hasta el extremo y, cuando esté encantado de haberme conocido, le hago firmar una declaración de retirada o suspensión de aranceles que, sin duda, rubricará sin apenas mirar. Una estrategia similar a la de dar golosinas a un niño para que actúe como queremos, sin que el crío se entere de nada y sea, en el fondo, manipulado. ¿Es eso lo que estamos viendo? Admito que es una teoría muy retorcida, típica de tertulia de bajo nivel, pero resulta extremadamente seductora. También es una vía para espantar la imagen de complicidad que se ve entre dos personajes respecto a los que muchos, yo también, tenemos imágenes preconcebidas muy opuestas y que escenas como las de ayer nos hacen pone mala cara. Sólo por los malos modales que despliega Trump, más allá de su catálogo de ocurrencias, el comportamiento de los dignatarios que lo visitan no debiera pasar más allá del estricto cumplimiento del protocolo y respeto a la institución que él encarna y, día a día, con su actitud, mancilla. Si Macron y Trump se entienden, en el fondo, será bueno para ambos, pero como la historia de las manzanas sanas y la podrida en el texto, será la imagen futura del presidente francés la que pueda verse resentida por su proximidad a la del americano, y es poco probable que Trump y su corte aprendan algo de las enseñanzas de un rey parisino que no posee corona pero que, como todos los presidentes de la república gala, actúa como si la portase.

¿Frutos concretos del encuentro? Veremos. La prensa se ha volcado mucho en esas imágenes y en todo lo relacionado con el sombrero que lucía Melania, pero más allá de eso Irán y el actual acuerdo nuclear han estado muy presentes sobre la mesa. Macron ha llegado a apoyar la renegociación del mismo, lo que es una evidente cesión a los postualdos de Trump sin que esté nada clara cuál es la fuerza que puede motivar actualmente a una victoriosa Irán a reabrir un tratado que costó tanto firmar, cuando su poder regional era mucho menor que el actual. Este frente, el iraní, sigue creciendo en dimensión a medida que, de momento, se aplaca el norcoreano, y amenaza con convertirse en uno de los grandes problemas globales. LA extraña pareja tiene mucho que decir en este y otros temas de interés.

martes, abril 24, 2018

Nicaragua se desangra


En pocas ocasiones un acto tan solemne y académico como es el de la concesión de un gran premio literario ha estado tan pegado a la actualidad. Ayer Sergio Ramírez, escritor nicaragüense del que poco puedo contarles porque nada he leído de su obra, recibía el Cervantes en el paraninfo de la Universidad de Alcalá y se lo dedicaba a sus compatriotas fallecidos en los disturbios que, desde hace unos días, se suceden en Managua y otras ciudades del aquel país centroamericano. Ramírez, que ocupó puestos en el poder tras el triunfo de la revolución, los dejó pronto, decepcionado por lo que veía y la traición a sus ideas. Ayer su discurso fue de una enorme talla política y humanística, amén de buena literatura.

Nicaragua es una de esas naciones que se encuentran en el ideario del “progre” occidental desde el nacimiento de ese concepto. Junto con Cuba, constituye el conjunto de paraísos latinoamericanos, al que en estos últimos tiempos se le ha unido Venezuela. Curiosos paraísos estos, llenos de pobreza y miseria, de los que todos quieren escapar, y de los que tan bien hablan esos “progres” pero que se niegan a vivir en ellos. Los admiran desde la distancia, siempre varios miles de kilómetros de por miedo, no vaya a ser que se acerquen demasiado a la utopía. La historia de las últimas décadas de Nicaragua es la de un país torturado por la guerra y la violencia, externa e interna. Tras años de dictadura, la revolución sandinista, que encarnaba el mensaje de liberación del tercer mundo tan en boga en los setenta, triunfó y derrocó al régimen de Somoza, que robó y explotó a la población del país hasta el hartazgo. Los sandinistas eran uno de los brazos armados de la izquierda comunista en latinoámerica, y su llegada al poder fue vista por EEUU como un peligro, y más por la cercanía geográfica, y no dudó en armar a una guerrilla para que combatiera a los nuevos dirigentes revolucionarios. La llamada “contra” de Eden Pastora sirvió para extender una especie de guerra civil sobre el país y asolarlo aún más en la pobreza, y de paso legitimar al régimen sandinista. Operaciones conocidas con posterioridad, como la “Irán contra gate” de Oliver North dejaron al descubierto las sucias artes norteamericanas y el mal que estas habían generado. La derrota de la contra dejó vía libre al sandinismo, encarnado en su líder Daniel Ortega, para regir los destinos del país y, poco a poco, dejó de ser un foco de atención mediática internacional. Con los años lo único que era seguro de las noticias de Nicaragua era la omnipresencia de Ortgea, que empezaba a adoptar poses y actitudes familiarmente dictatoriales. El de Ramírez fue de los primeros abandonos, pero a él le sucedieron otros muchos, asqueados ante el rumbo de una revolución que cada vez se parecía más a la dictadura castrista. Ortega en estos años ha ido acumulando poder, autosucediéndose mediante elecciones y plebiscitos más o menos amañados y poniendo a su núcleo cercano al frente de los resortes de la nación, empezando por su mujer, a la que ha nombrado vicepresidente, en un movimiento de nepotismo familiar bastante ajeno a la clásica dictadura comunista. Cierto es que en estos regímenes se crean dinastías que se suceden en el poder, como los Castro en Cuba o, la perfección, los Kim en Corea del Norte, pero darle poder a la mujer de uno es menos habitual: ortega también ha sido acusado de abuso de menores y otros delitos poco habituales en estos casos, donde la corrupción suele estar en el centro de todas las acusaciones. La entrada de capitales chinos en los últimos años, con el anuncio de faraónicos proyectos como el del ese canal alternativo al de Panamá por el lago Managua, no ha impedido el empobrecimiento generalizado de la población nicaragüense y el control del régimen de Ortega sobre sus súbditos, dado que así los trata, ha ido a más a medida que las condiciones sociales se han deteriorado.

Un proyecto de reforma de las cotizaciones sociales, que disimula una subida de esos impuestos a todos los ciudadanos y empresas del país, ha sido la gota que ha colmado el vaso del hartazgo social, y ha desencadenado protestas ante las que Ortega ha ordenado actuar, al ejército y al policía, con fiereza desmedida, para acallarlas con balas y miedo. Más de una veintena son los muertos contabilizados en este, que ya es el mayor desafío al régimen desde que liquidó la amenaza de la contra, y no está nada claro si las cesiones que ha prometido Ortega lograrán salvarlo de la revuelta. Con la economía en estado comatoso, Nicaragua enfrenta jornadas muy difíciles por delante. Ojalá sus ciudadanos puedan alcanzar una democracia plena y una recuperación que les saque de su pobreza.

lunes, abril 23, 2018

Un día del libro con Muñoz Molina


Hoy se celebra el día del libro, esa jornada anual de homenaje a las letras que, en Cataluña, maridan con las rosas bajo la vigilancia de Sant Jordi, costumbre que se va copiando en otros sitios, y es bueno que así sea. Copiemos de todas partes aquello que nos mejora. A la hora de comprar libros antes, como en casi todo, las cosas resultaban más sencillas. Las novelas eran novelas, los ensayos, ensayos, las biografías no eran nada ajeno a la vida de quien se relataba y los géneros, en definitiva, eran bastante estancos. Había experimentos curiosos, pero que no pasaban de ahí. La situación, creo que también para bien, y un paseo por una librería nos obliga a pensar, ante muchos títulos, en que género encuadrarlos, y las respuestas son múltiples.

De entre los últimos libros que he leído, uno que ejemplifica este dilema antes señalado es el último de Antonio Muñoz Molina, titulado “Un andar solitario entre la gente”. Ya en sus últimas obras Muñoz Molina solía intercalar pasajes vitales propios que mezclaba con el argumento principal del texto, pero ante este último trabajo del escritor podríamos debatir horas y horas sobre cuál es realmente ese argumento principal, qué es lo que cuenta el libro. Alguno podría estar tentado a decir que, literalmente, no cuenta nada, porque en su gran parte las más de cuatrocientas páginas del texto son una detallada descripción del vagabundeo del autor, de sus paseos, de su deambular por una ciudad, tres en concreto, Madrid, París y Nueva York, y su asombro ante lo que ve. No estamos ante un texto de viajero, o las impresiones de un residente en esas urbes. No es una actualización de “Ventanas de Manhattan” en el que el jienense relató sus primeras experiencias vitales en el Nueva York que le acogió hace ya algunos años. No, es algo completamente distinto. Perdido entre la marabunta, perdido en sus ensoñaciones, perdido vitalmente en medio de la bruma de una depresión que no se nombra como tal pero que se describe con acierto, Muñoz Molina se mueve por la ciudad como un elemento ajeno, se ve bombardeado por todo lo que le rodea, la inmensidad de anuncios, el ruido constante del tráfico, las voces y los chillidos, la constante publicidad que todo lo llena, en las calles, escaparates y medios de comunicación, y ante ese bombardeo, esa invasión del espacio en el que se mueve, el autor opta por diseccionarlo, trocearlo, recortarlo, reorganizarlo. Como si de un vagabundo se tratase, acumula objetos y papeles que encuentra en su paseo diario y forma con ellos collages en su casa, donde encuentra sosiego y trata así de organizar el caos que le rodea. A medida que el texto avanza se siente el lector más comprensivo con el alama de un escritor que se encuentra ausente del bullicio y que observa todo con ojos no de extranjero, sino de extraterrestre. Nada le es ajeno, que diría Montaigne, pero todo le resulta absurdo y distante. La sucesión de escenas y sonidos a las que le somete la realidad acaba formando un relato en el texto que puede llegar a hacerse absurdo al lector, o muy adictivo, según se trate. En mi caso ha sido lo segundo, sobre todo porque Muñoz Molina ha puesto negro sobre blanco impresiones que yo también he sentido varias veces, situaciones en las que todo el mundo a mi alrededor parecía actuar con total naturalidad en medio del bullicio y yo, sólo, rodeado de todos ellos, no entendía nada de lo que veía. Decenas y decenas de las páginas de este libro me resultan mucho más familiares que historias de relaciones de pareja o de otros sentimientos compartidos, porque nuestra vida ya no es tanto de robinsones urbanos, como tan bien nos definió el maestro hace años, sino de náufragos innombrados, directamente, sin apelativo ni título otorgado, navegando sin fin en medio de la urbe sin encontrar isla siquiera en la que poder poner pie.

En su tramo final, el libro cuenta un viaje iniciático, una de las últimas aventuras en las que se embarcó el autor, en Nueva York, que le supuso hacer una caminara de muchos kilómetros hasta la casa de Edgar Allan Poe, al final del Bronx. La obra en su conjunto es una búsqueda del sentido de la vida del autor, una llamada a la luz para escapar de la mencionada depresión vital y, también, un hermoso canto de amor a su mujer, Elvira, que en decenas de veces, creo que sin nombrarla, es citada como el puerto seguro al que ese náufrago aspira a llegar, a sabiendas de que allí podrá tener nombre, descanso, alegría y sentido su existencia. El texto es excelente, y el lugar en el que situarlo en las estanterías, un debate sin fin.

viernes, abril 20, 2018

El poder de la fuerza intrauterina


¿Sabían ustedes que las fuerzas intrauterinas son las responsables de que las huellas dactilares de los gemelos sean diferentes, pese a poseer idéntico ADN? Resulta que diversos procesos que suceden a lo largo del embarazo en el interior del útero son capaces de generar distorsiones en aspectos nimios de los bebes, que por definición serán distintas en uno y otro en caso de gemelos, y una de las características que se ve afectada es la formación de esa forma que caracteriza nuestros dedos. Así, no hay ningún ser humano que tenga la huella dactilar igual a otro, y esa marca física nos distingue de manera absoluta entre todos las personas que en el mundo ha existido y existirán.

Esta historia viene a cuento de que ayer, en la sobremesa de la comida, antes de subir otra vez a la oficina para hacer algunas horas de trabajo, estuvimos hablando, entre otras cosas, sobre los sistemas biométricos de identificación que ahora empiezan a extenderse en dispositivos como los smartphones, y una de las componentes de la tertulia comentó el debate que tuvieron hace unos días en su familia sobre si existen personas con igual huella o no. Yo me lancé a la piscina y afirmé que los gemelos, que comparten el mismo ADN, debieran tener la misma, porque sus cuerpos son clones perfectos. Argumento irrebatible, tertulia ganada, incremento de sueldo en cualquier cutre programa de radio o televisión. Pero eso era antes de que San Google llegase a nuestras vidas de forma omnipresente. La compañera que había sacado el tema e puso a rebuscar en internet y encontró un artículo, como el que les he enlazado al principio, sobre el efecto de las fuerzas intrauterinas, y la inexistencia de dos huellas iguales. Chasco, mi teoría derrumbada y lo que creía saber, puesto en duda. Si en un componente físico que nos determina, donde el papel del ADN es tan fundamental como definitorio, existen variaciones, ¿qué es lo cierto y lo falso? Podría derivar el artículo hacia el debate de las noticias falsas sobre áreas en las que la verdad es, por definición, gris, pero quiero quedarme con el tema del error propio. Muchas veces, demasiadas, opinamos sobre cosas que sabemos, a veces con conocimiento de causa, a veces de manera teórica, otras de oídas, las más sin tener claro que pensar al respecto y con falta de información. El que esto les escribe es experto en opinar sobre casi todo, y en general trato de hacerlo de manera precavida, porque uno descubre cosas nuevas cada día y personas que saben mucho más de lo que uno cree sobre cualquier tema. Pero opinar es inevitable, y hay veces en las que afirmo las cosas con más autoridad porque, habiendo leído al respecto, creo saber de lo que estoy hablando. Sobre el tema de las huellas y la igualdad de gemelos me lancé con muy pocas dudas (la verdad, ninguna) por considerarlo un factor tan determinado en origen como imposible de alterar. Viene de serie en el genotipo, no es una consecuencia de que la vida real y sus influencias hagan que unos determinados genes se expresen o no, lo que se denomina fenotipo, que provoca que incluso personas genéticamente clónicas tengan enfermedades de origen genético diferentes. Pues bien, no tenía razón. ¿Fastidia eso? No les negaré que un poco. A medida mañana, en otro debate, había acertado al señalar que España era el segundo país del mundo en consumo de pescado per cápita detrás de Japón, y las dudas de uno de los que estaban allí invocaron a San Google y acudió a mi auxilio. ¿Compensa un acierto con un error? Pues sí y no, pero resulta obvio que al hablar de genética afirmé algo que no era cierto con una rotundidad con la que, en ningún caso, debía haber utilizado, por lo que el fallo no sólo está en la respuesta, sino en el criterio.

Como dicen los responsables del programa “Longitud de onda” de las mañanas de Radio Clásica, la ciencia nos enseña a mirar lo que otros han visto pero con otros ojos, a preguntarnos cosas distintas al respecto, a curiosear y a no dar por sentado nada, porque todo es cierto hasta que alguien demuestra que no lo es. Cada día se pueden aprender un montón de cosas, descubrir a personas, en los medios de comunicación o en la silla de al lado del trabajo o la cafetería, que saben mucho más de uno mismo sobre cosas de las que ni podríamos imaginar, y ese aprendizaje constante debe ser una fuente de placer y, también, humildad, porque nunca llegaremos a saberlo todo. Así que ya ven cuán grande puede ser el poder de la fuerza intrauterina.

jueves, abril 19, 2018

Podemos y Vistatriste


Ay ay ay, el poder, cuántas tonterías se hacen para conseguirte y retenerte. Los partidos, estructuras creadas para alcanzar el poder, son la forma más civilizada que hemos encontrado en los tiempos modernos de gestionar el acceso y renuncia al mismo, pero en su seno laten las oscuras pulsiones que, desde siempre, han creado los liderazgos, destronado jerarcas, ajusticiado cabezas y encumbrado hombres fuertes. La historia, en este sentido, cambia de ropajes pero se repite una y otra vez. En todas las formaciones, sea cual sea su ideología declarada o real, se mantienen, como en el manto terrestre, fuerzas que pueden erupcionar en un momento dado, y casi siempre con consecuencias serias.

Lo sucedido ayer en Podemos es un ejemplo clarísimo de todo esto y la muestra de que, vestidos de ropajes morados, y presuntamente alejados de las castas políticas, los dirigentes actuales y los aspirantes a serlo son, obviamente, políticos que buscan el poder por encima de todo. La estructura de gobierno de Podemos se diseñó a la carrera, pero basada en el mesianismo de su líder, que por formación es más que partidario de los regímenes de hombre fuerte donde él, cómo no, sea el que ordene y mande. Sabe bien Pablo Iglesias que compartir poder y decisiones es perderlo, y que sólo se puede mostrar uno generoso cuando, alcanzado el poder institucional, se tienen cargos para repartir y, como en los parques, alimentar de migajas a los que le rodean para garantizarse su quietud. Las dos asambleas habidas en el partido, bautizadas como Vistalegre I y II se han mostrado, cuando menos, poco afortunadas por el nombre escogido, y han dado muestras de la profesionalidad purgante de Iglesias de los suyos a la hora de laminar a los críticos. Tres son las corrientes que, en apariencia, viven en Podemos. Están los anticapitalistas, anarquistas más o menos de postín, que tienen peso y cargo en varias instituciones. Su líder es el actual europarlamentario Miguel Urbán. Están los moderados, encabezados por Errejón, que han ido perdiendo fuelle y presencia con el paso del tiempo, y están los comunistas clásicos de toda la vida, encabezados por Iglesias. Él ha sido desde el primer momento el líder supremo de la formación y, como manifestó hace una semana, no iba a permitir “ni media tontería” sobre la gestión del partido de cara a las próximas elecciones. Sabe perfectamente Iglesias que la ventana de oportunidad de Podemos para asaltar los cielos (además de marxistas son cursis) se acaba a medida que pasa el tiempo y que si no logra algo en las elecciones de 2019 – 2020 el proyecto corre serio riesgo de naufragio. Eso lo sabe él tan bien como todos los demás de su formación, y por eso los moderados, que ven como el clima social actual es más liviano que el que generó el surgimiento del partido, buscan un discurso más suave, abierto y, de verdad, transversal. Para ello necesitan tener un cierto control a la hora de elaborar listas y candidaturas, que permita a los suyos acceder a puestos de representatividad institucional y poder interno en el partido. Como todas las corrientes, busca conseguir cargos que la refuercen. El que ayer se supiera que uno de los objetivos de la corriente era desbancar al propio Iglesias poco tiene de sorprendente, más allá de la postmoderna forma mediante la que lo hemos conocido. El guerrismo en sus buenos tiempos siempre negaba que quisiera controlar el PSOE pero hacía todo lo posible para lograrlo. Conocida la idea de algunos errejonistas sobre su particular asalto al poder, descubierta la trama y conociendo la airada respuesta del líder supremo y los suyos, los líderes de la moderación, Errejón y Bescansa, corren a negar que fuera una idea suya, cuales Pedros en vísperas de la crucifixión, mientras que Iglesias (nombre adecuado para la metáfora) recuenta los judas que bailan a su alrededor, a buen seguro no frenará las espadas de sus soldados.

Como vivimos en democracia, estas cosas pasan en todos los partidos casi todos los días y son de lo más normal. Lo único que las apacigua son las épocas en las que el partido controla el gobierno, que ya se sabe que el poder une tanto como disgrega su pérdida. En las dictaduras eso no es así, allí no hay discusión. China o Cuba, que hoy elige (es una forma de hablar) al sucesor de Castro son, quizás, los referentes más queridos para un Pablo Iglesias que sueña día tras día con ser presidente del gobierno y poder extender su autoritarismo, que no esconde nunca, a todos los ámbitos de la vida. Ese sueño, esos cielos, se alejan cada vez más, y la tierra en la que se enfanga Podemos es la ya muy conocida, la de las divisiones, corrientes y disputas de quienes no han ganado elecciones.

miércoles, abril 18, 2018

Rebelo de Sousa y Macron defienden Europa


Necesitados estamos de defensores del europeísmo, de la libertad, de la unión del continente, de la democracia como forma superior de gobierno y del progreso económico y social, frente a tanto voceras que desde los extremos no cesa en sus ataques autoritarios a los conceptos e ideas que han forjado nuestra prosperidad. Nacionalistas, populistas, extremistas, aislacionistas, xenófobos… son muchos los trajes que portan los que buscan el repliegue, y en cada nación adoptan el que les es más cómodo y eficaz. Como si fuesen los antivacunas de las políticas, enarbolan discursos falsos y peligrosos que, glups, calan en amplios sectores y consiguen votos.

Ayer tuvieron lugar dos intervenciones políticas de altura que contrarrestan esos cantos de sirena que lleva, como en la mitología, a la perdición. Desde la tribuna del Parlamento de Estrasburgo, ante un auditorio de electos que debieran sentir como casi ninguna otra persona la necesidad de construir Europa, el presidente francés Macron lanzó un aguerrido discurso con el que buscaba tanto exponen su conocido ideario ante uno de los foros que, en teoría, debiera ser muy receptivo, como movilizar fuerzas para que ese espíritu reformista sea capaz de mover a otras naciones y fuerzas políticas para generar consensos y reformas. Su apelación a la autoridad de la democracia frente a la democracia autoritaria era una velada crítica a dirigentes de la UE como Orbán, recientemente reelegido presidente de Hungría, y a los que forman parte de ese grupo de países llamado de Visegrado, que frenan constantemente las iniciativas de la Unión. Buscaba también Macron movilizar a Merkel, a Alemania, y a otras grandes países para que apoyen su proyecto. Ojalá lo consiga. Casi a la vez, desde el Parlamento español, y con motivo de la visita de estado que realiza desde hace un par de días, el presidente portugués Rebelo de Sousa usaba palabras parecidas, más claras si cabe, para señalar a los enemigos del europeísmo y la democracia, para desenmascararlos y advertir del enorme peligro que representan sus propuestas. Los dos dirigentes son muy distintos en casi todos los planos posibles, pero coinciden en su espíritu abierto, ganas de modernización y defensa a ultranza de la libertas. Macron es joven, liberal, creador de una fuerza política casi sin historia y dirigente de una de las grandes y ricas naciones sita en el corazón geográfico de Europa. Rebelo de Sousa, veterano, de amplia carrera política en partidos de la derecha clásica (una de las derrotadas en Francia por el vendaval Macron) preside uno de los pequeños y económicamente débiles países de la periferia del oeste europeo, que mira al Atlántico y geográficamente da la espalda a una Europa que, en España, se encarna en demasiadas ocasiones más como espacio de incomprensión que de colaboración. Su visión del continente, de su historia y sus posibilidades apenas coincidirá con la de un enarca francés para el que la construcción europea y la democracia son algo con lo que ha convivido desde su nacimiento, pero ambos tienen claros los peligros, y los señalan con arrojo. Portugal pasó, como España, un siglo XX muy duro, en el que la dictadura militar y la pobreza marcaron a generaciones de lusos, que veían en Europa un destino de prosperidad y libertad. La Francia del siglo XX ejemplifica el desastre que supone la guerra en Europa, el auge del extremismo y la posibilidad de la destrucción del continente, así como la esperanza de la reconstrucción y del proyecto compartido, todo ello en un marco general en el que el peso de Europa en el mundo decrece sin cesar y en el que potencias de pasado colonial y aspiraciones imperiales como la gala se ven cada vez más limitadas y convertidas en países de segunda. Europa es, para ambos, la salvación.

Frente a ellos, la victoria citad de Orbán en Hungría, y en general el alarmante comportamiento que registran los países del este del continente respecto al proyecto común suponen, entre otros, muestras de que la Unión sigue con una crisis en su seno. El Brexit nos debilita, Italia vive en el marasmo desde las elecciones de marzo y España no acaba de arrancar, sometida al dolor nacionalista en todo momento. Y el trabajo de difusión de la mentira de esos nacionalistas y, en general, extremistas de todo tipo, no cesa, y a veces, como en algunos juzgados alemanes, logra triunfos. Cuánto necesitamos a líderes como Macron y Rebelo de Sousa, qué esperanza producen sus palabras y actitudes, qué ejemplo más valioso ofrecen a otros mandatarios.

martes, abril 17, 2018

Paradojas de la contaminación y los coches nuevos


Una de las cosas que enseña la economía es que hay que estudiar muy bien cuáles son los efectos finales de una política o medida. Cuando se toma una decisión se calibran y estudian los efectos de la misma pero, como si fuese una partida de billar, el golpe inicial de las bolas puede provocar rebotes, inesperados, deseables o no, y acabar generando consecuencias no esperadas. Estos efectos, conocidos a veces como de segunda ronda, son trascendentales a la hora de las medidas impositivas o del estudio de los incentivos, una de las ramas más perversas y divertidas de la economía.

Un ejemplo de todo esto lo tenemos en los datos de emisiones de los vehículos en España. Hemos comentado varias veces que estamos ante un mercado cambiante en el que la movilidad empieza a pesar algo frente a la omnipresencia de la propiedad del coche y la motorización eléctrica se abre paso. Todo esto además con la polémica de los diésel y la mala imagen de estos motores, y los cada vez más frecuentes anuncios de que diversas ciudades van a restringir el acceso de este tipo de motores a sus cascos urbanos con vistas a su prohibición. ¿Qué ha sucedido? Lo obvio, las ventas de diésel, que eran mayoritarias en España, y en general en toda Europa, se han derrumbado, mientras que las motorizaciones de gasolina copan la mayoría de las ventas y los híbridos y eléctricos empiezan a representar porcentajes significativos, muy reducidos aún, pero que ya son un nicho de negocio. ¿Deseábamos conseguir esto? Sí, por lo que el efecto de los anuncios y restricciones ha sido el esperado. ¿Y qué  ha pasado con las emisiones contaminantes? ¿Se han reducido? La respuesta obvia sería que sí, pero resulta que es todo lo contrario. En motores modernos, a igualdad de consumo, el diésel emite menos CO2 que el gasolina, que por su parte no emite NOX ni partículas, que son lo más nocivo de los motores diésel. Los datos muestran que, por primera vez en una década, el balance de emisiones de CO2 del parque automovilístico crece, situándose en 116 gramos por kilómetro. Este hecho viene derivado de lo antes comentado, la mayor presencia de los motores gasolina en las ventas y de dos factores coyunturales. Uno es el incremento general de las ventas, derivado de la recuperación económica, que hace que el volumen total de emisiones crezca al aumentar el parque. Y el segundo hecho relevante, no tengo claro si coyuntural o no, es la moda de los SUV, esos coches grandes, formato “todocaminos” que ahora lideran todas las listas de ventas y que, por su mayor peso y motorización, consumen más que un utilitario medio. Llenar las ciudades de Atecas, Qashqais, 3008 y modelos de ese tipo (que, todo sea dicho, no me gustan y me parecen lo menos práctico posible para el tráfico urbano) ha hecho que las emisiones que son más perjudiciales e invisibles, las de NOX y partículas, disminuyan (bueno) pero las emisiones contaminantes mayoritarias y muy visibles, el CO”, aumenten. ¿Es esto lo que deseábamos? Es una excelente pregunta que nos pone ante una realidad inesperada. Lo cierto es que los datos no mienten y ahora mismo el tráfico en nuestras ciudades emite más contaminantes que hace un año, lo que pone patas arriba todas las políticas públicas que buscan reducir las emisiones y limpiar el aire de las urbes. Tanto los ayuntamientos como los gobiernos nacionales y la Unión europea tienen ambiciosos objetivos de descontaminación del tráfico urbano y reducción de emisiones. Supongo que estos datos les habrán dejado tan asombrados como a mi.

¿Qué hacemos, entonces? Si se quieren reducir las emisiones de verdad sólo se conseguirá a medida que el peso de motores no emisores sea creciente, y para eso aún queda mucho. Comprar vehículos más pequeños, con menores emisiones, sería también lo ideal, pero eso creo que sólo será posible si vuelve un periodo de crisis que haga recular las ventas de los SUV. Recuerden que antes del estallido de la burbuja se vendían coches enormes, herederos de los Hummer, como el Cayenne o el X5, muy contaminantes, pero reflejo de un gasto desatado fruto del dinero que todo lo inundaba. En general, aumentos de renta parecen ir acompañados de incrementos en la cilindrada y tamaño de los vehículos. Queda mucho para conseguir ciudades limpias.

lunes, abril 16, 2018

Ataque quirúrgico en Siria


Tras anunciarlo durante varios días, y buscando el Pentágono modular la verborrea tuitera del Presidente, en la noche del viernes al sábado se produjo el ataque contra objetivos militares sirios encabezado por EEUU, acompañado esta vez por Francia y Reino Unido. Fue un golpe militar más intenso que el ejecutado hace un año, con más de cien misiles de crucero Tomahawk y la presencia de aviones de combate, que no actuaron en la ocasión anterior, pero el alcance de la operación y las intenciones han sido los mismos. Un golpe sobre la mesa para mostrar indignación por el uso de armas prohibidas pero nada más allá, que altere el curso de la guerra o la posición de los combatientes.

Como la vez pasada, parece que esta vez también ha habido una comunicación previa entre los mandos militares norteamericanos y los rusos para evitar incidentes que pudieran degenerar en algo mucho más grave. Los objetivos atacados eran en exclusiva operados por el ejército sirio y ninguna de las posiciones en las que se encuentran los rusos ha sido golpeada o, ni siquiera, rozada. De todas maneras resulta obvio que, a medida que la guerra avanza, la relación entre Rusia y los países occidentales se deteriora y que el riesgo de que las cosas empeoren existe y es visible para todos los actores. En el primer ataque, hace un año, ese riesgo se contaba como una posibilidad cierta, pero no se le atribuía la gravedad con la que se ha tratado en esta ocasión, y eso se debe a esas relaciones que van a peor, y que puede que hayan llegado ya a un punto de no retorno. Con la guerra siria entrando en su tramo final (o eso parece) y el país convertido en un protectorado de facto del poder ruso, Putin ve cada vez con menos derecho al resto de países para inmiscuirse en un terreno y conflicto que lo considera suyo, y ganado por él. La localidad de Duma, que fue donde se produjo el ataque químico de la semana pasada, ya conquistada para el régimen de Asad, ha sido tomada por tropas que, directamente, enarbolaban banderas rusas, lo que muestra hasta qué punto Siria ha dejado de ser un país independiente como tal y va camino de ser una nueva Checoslovaquia o, más precisamente, una nueva república islámica tipo Kazajistán en la época de la URSS. Por eso la actuación aliada de este pasado fin de semana no va a tener consecuencia alguna en la evolución de la guerra ni en lo que allí acontezca. Su valor es testimonial, aunque sirve como toque de atención, aviso a navegantes amantes de las armas de destrucción masiva. Algo así como “no necesitamos ni a la ONU ni a nadie para intervenir” en caso de que se demuestre el uso de ese armamento. ¿Es una advertencia a Rusia? Quizás también, aunque no me atrevería a tanto. Se multiplican los artículos que hablan de una nueva guerra fría y, frente a ellos, otros muchos que señalan las diferencias entre lo que vivimos en la actualidad y lo que sucedió entonces, idea que comparto, pero sí hay un factor de los años del telón de acero que vuelve con fuerza, y es el recelo creciente, absoluto, incompatible, entre occidente y Rusia, entre las democracias y el autoritarismo. Ver el ataque del viernes como un aviso, en forma de golpe militar, destinado a un personaje como Putin que sólo hace caso a señales de fuerza quizás sea demasiado retorcido, pero es indudable que la capacidad tecnológica y de poderío del ejército ruso poco puede hacer frente a las fuerzas norteamericanas, más allá de las bravatas que Vladimir lance en campañas electorales amañadas. En este clima de tensión, en el que se incluye también la cada vez más deteriorada relación entre Rusia y Reino Unido, envenenamiento de Skripal de por medio, el ataque del viernes es otro paso más en el proceso de división, de separación de ambos mundos, yd e rotura de puentes y enlaces. Ese es el gran riesgo, que lleguemos a un punto de no retorno.

En los años de la guerra fría, por debajo de la mesa, existían canales de comunicación establecidos, seguros y de confianza entre las dos superpotencias con el objeto de amansar las crisis que se desataban cada dos por tres en todos aquellos conflictos terceros en los que actuaban de parte. ¿Existen hoy esos canales? Es una excelente pregunta, y suponer que sí sin certezas no da tranquilidad alguna. La errática y caótica política de Trump añade un factor de inestabilidad muy grande a la situación presente, aunque de lo visto en esta minicrisis parece deducirse que las tuiteras soflamas infantiles del presidente son encauzadas por la inteligencia del Pentágono, quizás uno de los últimos lugares que quedan sin ser corrompidos por el “trumpismo”. En todo caso, la guerra siria sigue. Y a los que allí mueren a nadie importan, ni antes ni ahora.

viernes, abril 13, 2018

MBS en España


Ayer estuvo en España Mohamed Bin Salman, conocido como MBS, heredero al trono de Arabia Saudí y, en la práctica, hombre (muy) fuerte del reino que controla tanto desde la sombra como de cara a la galería. El objetivo del viaje era involucrar a España en el proceso de reformas económicas que tiene previsto desarrollar en el país, contando para ello con las empresas nuestras. Se firmaron varios acuerdos para la construcción de buques militares, que supondrán carga de trabajo para los astilleros, y se habló de concesiones, privatizaciones y de otras inversiones estratégicas en aquella nación, tan dotada de recursos como carente de libertades. La economía a veces obliga a taparse la nariz.

MBS tiene poco más de treinta años, aunque aparente más, y desde que ha accedido a lo más alto del poder efectivo en Riad (enormes purgas principescas mediante) nada ha sido lo mismo. Actúa de manera impulsiva, tanto en política interior como en la exterior, y no parece seguir la tradición familiar de apoyarse sibilinamente en EEUU para, desde la discreción, jugar un papel relevante, pero secundario, en la zona. Nada de eso. Huelga decir que MBS no va a renunciar al acuerdo histórico con EEUU que, en la práctica, supuso el nacimiento y definición del país como un cortijo de su muy extensa familia, pero quiere actuar por libre, con dos frentes muy definidos. Por un lado, el liderazgo regional. MBS quiere hacer de Arabia Saudí la potencia regional suní que plante cara a la expansión del Irán chií, y para ello ha implicado a su país en varios conflictos en los que, de momento, el balance que obtiene es malo. Sus tropas luchan en Yemen contra los locales chiíes en una guerra de enorme crueldad de la que apenas tenemos imágenes ni espacio dedicado en los medios, y pese al esfuerzo militar desplegado la victoria saudí no llega, pero sí el exterminio y destrozo del país yemení, que ya antes de este conflicto era, con diferencia, el más pobre de la región. Ha propiciado el aislamiento de Qatar, aliado iraní y referente mediático e inversor en medio mundo, sin que por ahora los cataríes se hayan plegado a sus exigencias, y en la maldita guerra de Siria ha apoyado a facciones sunís para luchar contra los iraníes, entre sospechas generalizadas de haber apoyado el crecimiento y actuación de DAESH. En este flanco, el balance para MBS es nefasto, porque nunca Irán h tenido tanto poder y capacidad de influencia como hoy en día, siendo Irak y Siria, en la práctica, estados sometidos a su tutela. La creciente inversión en armamento por parte de los saudíes y el tono creciente de amenazas a uno y otro lado del estrecho de Ormuz hace temer que la actual situación de guerra fría entre ambas potencias regionales pueda acabar degenerando en algo peor. ¿Será capaz el impulsivo MBS de dominar este escenario y no pasarse con su agresividad? Está por ver. El otro gran frente de sus reformas es el económico. Sabe MBS que los ingresos por el petróleo son algo que, quizás, haya tocado ya techo en el ciclo histórico. Cada torre eólica y coche eléctrico supone una reducción del pastel petrolero, y aunque eso sea un hecho que va a ser muy lento en el tiempo, probablemente también sea imparable. Fronterizo con el reino del desierto, EAU con Dubai como estandarte, muestra a Riad una manera obscena, pero rentable, de hacer dinero, muchísimo, sin extraer petróleo. Busca MBS diversificar la economía, a sabiendas de lo anterior y de que su población, muy joven, vive gracias a los subsidios de un reino que se sostiene por el crudo, comprando de esta manera paz social y sometimiento. La deuda pública saudí crece a medida que el barril se estanca de precio y el IVA, algo desconocido, se paga en aquellos lares desde que empezó este año. ¿Podrá MBS dar la vuelta a la economía de monocultivo de su nación? Otra vez, la respuesta es muy difícil de atisbar.

El retraso de la OPV de Aramco, el monopolio estatal (de la familia real) de explotación de los recursos petrolíferos del país, prevista para este año pero que ya no será hasta, al menos, 2019, es una nueva muestra de que esos esfuerzos de modernización económica van a ser difíciles de llevar a cabo. Junto a ellos plantea MBS alguna apertura social, en un reino de carácter medieval, dominado por la sharia y en el que la mujer apenas si llega a la categoría de objeto decorativo. Este año se podrán ver películas de cine en Riad y las mujeres quizás, puedan conducir. Estos hechos son noticiosos y demuestran lo cruel y absurdo que es el régimen de los Saúd. Pero, en todo caso, no pierdan de vista a este personaje, MBS. Tiene poder como para aspirar a cambiar su mundo y, de paso, parte del nuestro.

jueves, abril 12, 2018

Invierno en primavera


Amanece despejado en Madrid, con un viento frío que, al salir de casa o de las bocas de metro, despierta de manera brusca a los que puedan estar somnolientos, y zarandea a todos aquellos que pilla por la calle a estas horas. Indica la previsión que los cielos se irán cubriendo y que por la tarde lloverá, no tanto como la manta de agua que cayó el martes, pero sí lo suficiente como para mojarlo todo y volver a lavar un suelo que, en la ciudad, está empapado tras semanas de tiempo adverso. Desde la oficina, mirando al infinito sur, se destaca al fondo un mar de nubes cerradas, que pudieran ser las que lleguen hasta nosotros en las próximas horas. Ya veremos

Desde que el patrón atmosférico cambió por completo, allá por inicios de febrero, estamos asistiendo en España a una secuencia de entrada de borrascas que no se si se puede calificar de histórica, porque se abusa tanto de ese calificativo que no quiero contribuir a ello, pero que está dejando registros excepcionales en muchos puntos del país. Grazalema ha batido récords de lluvia acumulada en estos dos últimos meses con importes que superan los mil litros, y lo mismo se puede decir de observatorios sitos en la zona de Gredos o en localizaciones de Galicia y Cordillera Cantábrica. Las acumulaciones de nieve que permanecen en las montañas son enormes, con espesores de varios metros en casi todas ellas, y eso también se va a convertir en reservas que alimentarán ríos, lagos, acuíferos y pantanos cuando se produzca el deshielo masivo. Veníamos de un año extremadamente seco y cruel, con nada de agua y heladas tardías. La situación de las reservas era crítica en la mayor parte de las cuencas y, en contra de lo que suele ser habitual, era un problema extremadamente grave en la zona centro y norte. En levante es habitual que se vivan periodos de sequía y, a la fuerza ahorcan, la población y los cultivos se han ido acostumbrando a un permanente estrés hídrico, pero eso no es lo que sucede en el norte. Galicia, la cornisa cantábrica y castilla y León se encontraban, en su casi totalidad, ante un panorama completamente desolador, con embalses casi vacíos, ríos convertidos en meros lechos de piedra y superficies de cultivo abandonadas tras un ejercicio en el que sembrar era sinónimo de no recoger. La Navidad y el inicio del año se llenaban de noticias sobre restricciones al consumo humano ante las perspectivas oscuras y daba miedo pronunciar palabras como verano, cargadas de dolor y sequedad. Y así fue hasta que el calentamiento súbito estratosférico se produjo. Un fenómeno extraño, no habitual, consistente en el desalojo del aire frío del Polo Norte por una masa cálida, que obliga a ese aire más frío a bajar de latitud y afecta a zonas como la nuestra, generando la inestabilidad necesaria para que las borrascas crezcan en intensidad y bajen de latitud, y nos golpeen de nuevo. Alguien dijo que fue poner nombres a las borrascas intensas y empezaron a pasar en carrusel, con sus vendavales, alertas, lluvias, nieves y todo el despliegue de actividad que uno pudiera imaginar. Los efectos, casi mágicos. Si uno acude a la web en la que se recogen los datos de agua acumulada en los embalses, observa un gráfico maravilloso, en el que la línea negra de 2017 muestra un declive y distancia creciente respecto a la media de los últimos 10 años y la línea roja de 2018 presenta un arranque igualmente tibio hasta la semana 8 o 9 del años, en la que parece haberse metido una sobredosis de viagra y se dispara de una manera casi antinatural, rebasando por completo el registro equivalente de 2017 para la semana 12 (finales de marzo más o menos) y sigue creciendo camino de alcanzar la media perdida de la pasada década. Ese gráfico, que casi es el de un milagro, es una bendición.

¿Trae problemas el exceso de agua? Sí, como todo lo que se pasa de la raya, aunque afortunadamente los problemas que está causando son de escasa relevancia. En el País Vasco están hartos de que no deje de llover, y los chistes al respecto no cesan, para sobrellevar el perpetuo gris, y en Zaragoza vigilan la crecida de un Ebro que hace un año apenas pasaba por la ciudad y hoy vuelve a ser el gran río entorno al que viven los maños y obtienen gran parte de sus recursos agrarios. Las temperaturas bajas permanecen en todo el país cuando estamos ya casi a mediados de abril y, pese a que parece que la semana que viene será estable y con Sol, el recuerdo de este invierno que no termina permanecerá mucho tiempo.

miércoles, abril 11, 2018

Zuckerberg y los datos de Facebook


Quizás lo que más fastidió a Mark Zuckerberg de su comparecencia ayer ante el Congreso de EEUU fuera el tener que vestirse con traje y corbata. Abonado a los pantalones vaqueros, camisetas y sudaderas, el disfraz de ejecutivo clásico se le antojaría al genio californiano como una prisión, una pose o una mentira. ¿Qué hago yo así? Seguro que se preguntó más de una vez, antes durante y después de una comparecencia que fue una de las noticias del día y muestra la relevancia que el caso Facebook y el comercio con los datos ha alcanzado. Zuckerber entonó un mea culpa y pidió perdón, pero a sabiendas de que no va a renunciar a ese negocio.

Y es que ese, el comercio y uso de los datos de los usuarios, es el negocio de Facebook, el valor de la plataforma para los anunciantes que en ella cuelgan su publicidad, que es la que le genera ingresos. Compartiendo información de manera gratuita y libre por parte de los usuarios, y explotándola de forma inteligente por parte de la red social, el publicista obtiene el objetivo soñado por todos los que ha ese negocio se han dedicado desde el inicio de los tiempos: la segmentación perfecta e individualizada. Una campaña de publicidad convencional en un medio convencional tendrá mayor o menor éxito si logra enganchar a más o menos gente, pero siempre habrá un grupo de destinatarios de la campaña que no se verán afectados por ella, y el anunciante no podía saber quiénes eran o no. Se tenía que dirigir a toda la población. Encuestas y estadísticas empezaron a jugar un papel importante para segmentar la población y poder clasificarla para aumentar la precisión de las campañas, orientadas específicamente a un grupo dado, empezando a reducir la cuantía de esas personas que no se verían afectadas por el esfuerzo publicitario. ¿Cuál sería el escenario perfecto? Nos lo enseñó la película Minority Report, genial por tantos aspectos. En ella cada sujeto recibía una publicidad personalizada al extremo, los anuncios se dirigían a él y no a otro, y eran distintos para cada uno de los ciudadanos, tanto en estética como en contenido. El anunciante sabía a quién le gustaba cada cosa, conocía perfectamente las aficiones, querencias, filias y fobias de cada persona y las explotaba al extremo. Era el paraíso para las marcas. De una manera más artesanal pero no menos efectiva, eso es lo que hace Facebook. Con la información que hemos depositado allí, con nuestros “me gustas” y contactos, vamos creando perfiles que pueden ser analizados y distinguidos hasta el extremo, gracias al uso de técnicas de IA y Big Data. Y así el anunciante nos conoce e inserta banners de publicidad mientras navegamos que son completamente distintos para cada uno de nosotros. Esta segmentación puede llegar al extremo de ofrecernos precios personalizados, más altos para aquellos productos que el vendedor sabe que nos encantan y que estamos dispuestos a sacrificarnos por ello. Facebook, como plataforma, vende el espacio al publicista, y dado el excelente producto que le ofrece (cada uno de nosotros) puede cobrar un precio más alto que otros soportes clásicos como la prensa, radio o televisión, que no pueden segmentar de esa manera. Y esa es la principal vía de ingresos de la compañía, de la red social. Es gratis para nosotros a cambio de que nosotros le paguemos con información, y que ellos exploten esa información y la vendan. Es así, nos guste o no. La única manera de que esto deje de ser así es abandonar esa red, y todas las demás, para mantener nuestra privacidad, y Zuckerberg lo sabe perfectamente. Es más, es el que más sabe de este negocio profundo. Por eso su petición de perdón puede ser sincera, pero su idea de que eso no se va a volver a repetir es, sencillamente, increíble, porque de eso vive su empresa.

Un pequeño detalle de estética sobre la comparecencia de ayer, que no es menor. Si se han fijado, en EEUU, el compareciente ante una de las Cámaras se sitúa frente al Tribunal sentado en un estrado inferior, teniendo delante a los que le preguntan, sitos en una posición elevada, dejando claro en todo momento quién manda ahí. En España, en las comparecencias ante el Congreso, el que habla se dirige al resto desde una tribuna que se encuentra por encima de los parlamentarios, que le observan como espectadores de un acto o conferencia, ofreciendo una imagen de poder inversa a la que se da en EEUU. Aquí parece que el compareciente domina a los parlamentarios que han solicitado su presencia. Quizás, en más de un caso, así sea.

martes, abril 10, 2018

Nuevo riesgo de escalada en Siria


Llevamos ocho años de guerra en Siria, y la sensación de que este horrible conflicto se acabe de una vez no acaba de llegar. Desde el principio ha sido una guerra sucia y cruel, que ha ido escalando en intensidad y alcance, hasta implicar a todas las potencias regionales, de manera directa, y a las superpotencias, directamente a Rusia, no de manera tan clara a EEUU, en lo que desde hace tiempo se parece a una guerra mundial a escala. El número de contendientes, las distintas alianzas y los riesgos son tales que su complejidad se escapa al análisis básico, y varios han sido los momentos en los que el conflicto ha amenazado con extenderse hasta un grado global. El de ahora es uno de ellos.

Pocas dudas hay sobre el uso de armas químicas este pasado fin de semana por parte de las fuerzas leales a Asad en su ataque contra posiciones enemigas en Duma, una de las pocas ciudades, por llamar de alguna manera a esos enjambres de escombros que muestran las televisiones, que aún no se encuentran en manos de régimen de Damasco. Asad, gracias a la ayuda rusa, va a conseguir ganar una guerra que se le había puesto muy difícil, aunque su gobierno se extenderá sobre las ruinas de un país arrasado y despoblado. En ocasiones anteriores su régimen ya ha usado armamento químico, tres veces según aseguran fuentes internacionales, sin que realmente sea muy necesario recurrir a armas tan destructivas, sobre todo desde que el ejército ruso entró a formar parte de los refuerzos de su régimen. El primero de los usos de este armamento, que fue señalado por Obama como línea roja que no se debía traspasar, no supuso castigo para el régimen, y sí la puesta en marcha de un programa internacional para quitarle todo el armamento de este tipo que pudiera tener y destruirlo. ¿Fue eso un error? Creo que sí, dado que parece obvio que pese a las promesas Asad no se deshizo de todas sus letales provisiones. Además, el incumplimiento de la promesa ultimátum de Obama, dejó sobre la mesa un claro mensaje de no injerencia por parte de EEUU y, a su vez, la puerta abierta para que otras naciones, como Rusia, Irán o Turquía, actuasen sin disimulo y dando rienda suelta a sus planes e instintos. El último de los ataques químicos hasta la fecha, sucedido ya bajo la presidencia de Trump, fue respondido por EEUU con el lanzamiento de varios misiles Tomahawk desde barcos del Mediterráneo que destruyeron instalaciones aéreas de Asad y, probablemente, algunos aviones rusos que en ellas se encontraban. Fue un momento muy tenso, pero la ausencia de respuesta militar siria y rusa hizo que se quedara en un hecho aislado. Ante el ataque de esta semana, la respuesta tuitera y mediática de Trump ha sido airada, similar a la de la vez pasada, y ha dado un plazo de uno o dos días para decidir cómo responder, manteniendo de mientras contactos con algunos países aliados, especialmente Francia, buscando quizás no colaboración militar (EEUU no necesita a nadie para ello) pero sí respaldo diplomático ante la posible respuesta que se ejecute sobre suelo sirio. ¿Optará Trump por una respuesta similar a la de la vez anterior? Lo lógico sería que sí, que se limitara a un ataque puntual contra algunos objetivos señalados, habrá cientos de posibilidades sitas sobre su mesa para escoger. Y pese a las airadas respuestas diplomáticas de Rusia y el régimen, que niegan la mayor del ataque y aluden a los riesgos de una respuesta de este tipo, si se produce es probable que, como pasó en la vez anterior, sus palabras se queden en eso y poco más. El régimen ve el final de la contienda y su victoria, EEUU ha anunciado el deseo de sacar cuanto antes del terreno a los pocos militares que allí tiene y Rusia e Irán han logrado un dominio regional en la zona que no entraba ni en sus mejores sueños. Para qué complicarse con una respuesta.

Esto indica la lógica, pero también existe la posibilidad, escasa, de que no todo suceda de esta manera. La mera presencia de tropas y armamento ruso y estadounidense sobre el terreno, actuando cada uno de ellos en bandos opuestos, abre la posibilidad de que, por error o cualquier otra causa, uno cause bajas al otro, generando una posible situación de crisis de graves consecuencias. En el contexto actual de deterioro acelerado de las relaciones diplomáticas entre Rusia y occidente cualquier suceso no previsto puede escalar la situación y ponernos ante escenarios realmente graves. Siria, en todos estos años, ha sido un escenario muy arriesgado para la paz global, y una tumba para sus ciudadanos, que no importan a nadie. Muy atentos a lo que pase en los próximos días, y al alcance de las respuestas mutuas.

lunes, abril 09, 2018

Auschwitz, siempre presente


Cuando el viernes comenté en el trabajo que iba este fin de semana a visitar la exposición sobre Auschwitz que se exhibe en el Canal de Isabel II hubo varios comentarios de desaprobación por parte de algunos compañeros, sobre el mal rollo que genera algo así y sus nulas ganas de visitarlo. No comparto su idea, creo que es una exposición a la que todos debemos ir, pero sí pensé, en mi interior, que ellos no la necesitan, porque el nombre de ese lugar permanece asociado al horror en su dimensión más profunda y horrible. Mientras esa asociación perviva, será difícil que vuelva a repetirse algo así. Mis compañeros se horrorizan al escuchar Auschwitz. Y eso es bueno. Ojalá pasase lo mismo con toda la humanidad.

La exposición es enorme, densa e intensa, no cae en el dramatismo fácil ni en la sensiblería, y supone un viaje por la historia de Europa desde el inicio de las teorías eugenésicas y nacionalistas hasta el auge del régimen nazi, pasando por épocas decisivas como la Primera Guerra Mundial o los turbulentos años de Weimar, marcados por la hiperinflación, la inestabilidad y el desorden. La documentación que se exhibe es abundante y los textos, muy bien trabajados, explican al visitante no experto el desarrollo de unas ideas que, como se anunciaron desde sus inicios por parte de los jerarcas nazis, sólo podían acabar en algo similar a la Solución Final, aunque nadie pudiera creérselo entonces (cuesta incluso asimilarlo ahora). Al principio hay una breve introducción a la imagen del campo de exterminio, a la sensación de los presos y a elementos icónicos de ese lugar, como son los trenes, los zapatos o los pijamas de rayas que llevaban los desdichados que moraban tras sus alambradas, pero rápidamente el visitante se sumerge en el devenir histórico que le va relatando años y años de la historia más cruel y absurda de Europa, de una Europa de la que somos hijos. El desarrollo de la II Guerra Mundial se explica de manera breve haciendo más hincapié en la evolución de los métodos genocidas nazis, basados inicialmente en los fusilamientos masivos que desarrollaban los grupos de las SS en las localidades conquistadas y en la experimentación de formas más “eficientes” de eliminación. Los campos de concentración que existieron desde el principio del régimen, inicialmente en suelo alemán, pero luego ya extendidos en todas las zonas ocupadas, fueron lugares en los que venenos, gases tóxicos y otro tipo de sustancias fueron testadas en los sujetos retenidos y eliminables, primero aquellos considerados infrahumanos, como deficientes mentales, incapaces, o pacientes psiquiátricos, y luego todos aquellos que el régimen considerase como susceptibles de ser exterminados. Auschwitz tiene una historia ideológica, sí, que es la fundamental, pero también una técnica y científica, que es la que acaba generando el inmenso complejo de campos de concentración en el este de Europa y su eficacia a la hora de lograr la eliminación de los allí recluidos. El papel que en este sentido jugaron las industrias alemanas, con IG Farben a la cabeza en el caso del complejo polaco, es innegable, y se muestra en la exposición de manera muy clara. Esa empresa montó una enorme planta de fabricación de goma sintética en los alrededores del campo, en la que empleaba como esclavos a algunos de los que no eran directamente seleccionados para el exterminio, de tal manera que el Auschwitz no es sólo una prisión, o un campo de exterminio, sino un complejo de instalaciones destinadas a la eliminación de personas y a la obtención de beneficio a mayor gloria del Reich. Allí se junta la locura asesina más refinada con la explotación laboral y el genocidio con la cuenta de resultados y la I+D+i aplicada. Un escenario de pesadilla, inmenso en todos los sentidos, que muestra como la tecnología y planificación más desarrollada de su época se destinan, en su integridad, al puro horror. No hay consuelo alguno en aquel lugar.

El último punto de la exposición se titula “el mundo perdido” y es un video de unos pocos minutos en los que se ven distintas escenas de personas europeas, de distintos orígenes, procedencias y credos, todas ellas a lo largo de los años treinta. Se ven bailes, celebraciones familiares, paseos por las calles, compras en tiendas, cosechas en el campo…. Esas personas son iguales que usted y yo. La tecnología que usan es distinta, pero lo que viven y sienten es lo mismo. Ellas habitaban un mundo que, en apenas unos años, se convertiría en lo más parecido al infierno que uno es capaz de imaginar, y eran incapaces siquiera de preverlo. Acongoja ver sus caras, gestos, sonrisas, miradas a cámara, llenas de ingenua normalidad. El lema de la exposición “No hace mucho. No muy lejos” se refleja en cada uno de esos rostros y nos recuerda que de nosotros depende que nunca nada como eso se vuelva a repetir.

viernes, abril 06, 2018

50 años de 2001


Esta semana se ha cumplido el 50 aniversario del estreno de “2001, una odisea en el espacio” una de las películas más famosas de Stanley Kubrick y, sin duda, de las más impactantes que jamás se hayan rodado. Por tal motivo, o no, La Cultureta de Onda Cero dedicó gran parte de su último programa a la figura de ese controvertido director, perfeccionista hasta el extremo y creador de títulos que son historia eterna del cine. Su calidad, exigencia, potencia visual y capacidad de turbar al espectador se citan casi en cada escena de sus obras. Rechazado por algunos, amado por muchísimos, comprendido por pocos, Kubrick creó una marca propia y su muerte nos privó de su genial visión. 2001 es todo eso y mucho más.

No recuerdo haber visto 2001 en cine, aunque me suena que alguna vez mi madre me ha comentado que sí fuimos a la sala a verla cuando era muy pequeño. Mi mala memoria se llena de huecos cuando viajo al pasado y los vacíos no hacen sino crecer. Sí la he visto en televisión, varias veces, y mantengo el recuerdo fascinado que me embargó cuando la contemplé por primera vez, cierto que sin entender gran parte de lo que veía, cautivado por unas imágenes que eran, simplemente, atrapadoras. Cada uno de los cuatro episodios de la película, que en un momento inicial me parecieron aislados, se presenta como capítulos integrados en un proceso de crecimiento de la inteligencia humana pastoreada por esas mentes superiores, que van colocando balizas a lo largo de nuestra historia, balizas en forma de monolito negro, oscuro, cual tótem en manos de chamán. El uso de la imagen es tan prodigioso como el de la música, en la que se utilizan fragmentos de composiciones clásicas como los valses de Strauss o el inolvidable “Así hablo Zaratustra” de Richard Strauss, que despierta hasta atronar cuando el primer homínido descubre el uso de la herramienta como extensión de su cuerpo y mente. La película, que anticipa tecnologías que hoy son habituales como las tabletas o algo parecido a internet, y que plantea el reto de la Inteligencia Artificial en su tercera parte como quizás nadie haya logrado desarrollar, es tan profunda e intensa que muchos son los que se han inspirado en ella para desarrollar sus historias. Quizás sea Chritopher Nolan el director actual que trata de ser el Kubrick moderno, haciendo que cada una de sus películas sea la referencia en el tema que trata. Y en el caso de la ciencia ficción dura, Interstellar, otro monumento cinematográfico, bebe mucho de 2001, le homenajea, sigue y replica, y se erige como la mejor de las réplicas, si se me permite la expresión, u homenaje si queremos verlo desde otra óptica. Ambas tienen por detrás un amplio estudio científico para dar verosimilitud a la historia, y una profunda carga emocional y filosófica sobre el destino de la humanidad, el papel de los hombres en el universo y lo que denominamos “creación”. Pero es evidente que 2001, además del mérito de adelantar muchos de estos conceptos y dilemas, va más allá que la obra de Nolan. En todo momento lo que vemos es pura reflexión, que a veces podemos disfrazar de emoción y aventuras, pero que, como las grandes olas que azotan el primer planeta que visitan los personajes de Interstelllar al atravesar el “gargantúa”, se ven barridas por una carga de profundidad intelectual y de pensamiento que arrolla. En 2001 los actores, que lo hacen bien, poseen muy poco protagonismo, no son estrellas, la historia se los come y los conceptos que tras ella se desarrollan absorben todo el estrellato interpretativo. Resulta significativo que sea HAL 9000, el ordenador de la tercera parte, el personaje más creíble, el más humano, el que nos genera más empatía. Desde luego para mi mucha más que cualquiera de las personas humanas que se ven retratadas en todo el filme. Hasta los monos del principio pueden resultar más humanos que los individuos.

2001 no podría haber sido como es sin la presencia de Arthur C Clarke, autor de un pequeño relato “El Centinela” en el que se basa la historia. Clarke, científico, escritor y visionario, fue un genio absoluto que creó excelentes novelas de ciencia ficción y supo intuir el futuro de una sociedad interconectada mediante el uso de satélites y radiofrecuencias. Era tan visionario como el propio Kubrick, y la genialidad de ambos logró alumbrar una película que no deja de ser discutida, rebatida, admirada, criticada, incomprendida, alabada y sometida a todo tipo de debates, dudas y exégesis. La literatura entorno a la película es enorme y su actualidad, ayer y hoy, plena. Verla de vez en cuando es tanto un reto como un regalo. Háganlo y, a la salida, debatan sobre lo que han visto y les parece. Seguro que la conversación no acabará nunca.

jueves, abril 05, 2018

El caso Cifuentes y el prestigio universitario


¿Le convencieron las explicaciones de ayer de Cristina Cifuentes? La vehemencia con la que las expuso dejó al descubierto fallos graves en su estrategia y la sensación de que algo erróneo hay en el fondo de esta historia. El famoso TFM sigue sin aparecer y eso alienta todo tipo de dudas. No se si su carrera política está terminada, pero está cerca de ello. La moción de censura planteada por el PSOE y la huida hacia delante de Ciudadanos solicitando una comisión de investigación alargarán una interinidad que, dentro de un año, se resolverá en elecciones.

De quien no se está hablando mucho, y es quizás el mayor damnificado de toda esta historia, es la propia Universidad Rey Juan Carlos (estás en racha, Rey emérito) y por extensión, del sistema universitario español. Sea cual sea el papel desempeñado por Cifuentes en todo este asunto, la Universidad tiene que dar muchas explicaciones sobre el desarrollo del máster, responder a acusaciones tan graves como la presunta falsedad de algunas de las firmas que se recogen en los certificados expedidos por la entidad y, en general, la sensación de cachondeo que parece derivarse de todo el caso. ¿Se regalan los master si uno es autoridad o posee enchufe? Esa, en crudo, es la gran pregunta, y en este caso la interpelada no es una universidad privada, o un centro de estudios, o academia o chiringuito, no, sino una universidad pública financiada con los impuestos de todos los ciudadanos, cuyo prestigio se debe a su presenta excelencia educativa y que debe tratar por igual a todos los alumnos, pudiendo permitirles compatibilizar el trabajo con los estudios de postgrado, sí, pero en ningún caso otorgando ventajas en función de cómo se llame alguien, cuál sea su responsabilidad pública o la formación política en la que milite. Los alumnos que hoy mismo acudan a sus clases en la universidad Rey Juan Carlos tienen derecho a preguntarse si su esfuerzo sirve para algo o es una simple pérdida de tiempo. ¿Son los títulos expedidos por esta institución válidos? ¿Cuál es el prestigio que los respalda? ¿Es creíble la formación que imparte? El mero hecho de llegar a plantear preguntas así muestra hasta qué punto es grave la crisis que afronta esa Universidad. Cuya única causa de existencia es la de otorgar formación de primer nivel y de calidad reconocida. Si eso no existe, o tiene falas evidentes, el mero hecho de la persistencia del centro universitario se pone en entredicho. Podíamos ir un poco más allá, y hacer un examen de conciencia, sincero, sobre la universidad española en su conjunto, sobre su excesiva proliferación y, con ello, devaluación de la calidad otorgada. ¿Sobran universidades? ¿Tiene sentido que todas las ciudades las tengan? ¿Hemos convertido a la universidad en una mera extensión de los antiguos institutos de bachillerato? La ausencia de los centros españoles en los ránquines de excelencia globales muestra lo poco que, en general, contribuye nuestra Universidad al desarrollo científico, tecnológico y social del país. Hay excepciones, por supuesto, y profesionales de enorme valía que día a día, en la docencia e investigación, dan lo mejor de sí, pero es obvio que el sistema universitario español, en su conjunto, es algo que no funciona. Si a eso le sumamos la implantación de reformas como la de Bolonia, que ha hecho obligatorio el curso de masters de pago (se supone que bien realizados y con TFM) para dar algo de fuste a un título que la reforma ha devaluado, nos encontramos con un panorama muy complicado, en el que los alumnos son, al final del todo, los principales perjudicados por una formación que se les promete de calidad y con opciones de futuro laboral, y que al paso que vamos no se va a dar ni lo otro (ya se veía) ni siquiera lo uno.

Y junten a todo esto un factor global, con dos vertientes. Por un lado el exponencial desarrollo de los centros universitarios asiáticos, que forman a miles de prestigiosos profesionales con una velocidad, calidad y cuantía que es insuperable y, por otro, el desarrollo tecnológico que, a decir de algunos, pone en entredicho el mismo concepto de clase profesoral y la universidad como centro de estudios avanzados. Hacer frente a estos retos ya es, para cualquier centro, una pesadilla, y a eso los responsables de la Rey Juan Carlos deben añadir la tarea de explicar lo que ha sucedido y encontrar, en sus bibliotecas o departamentos, un TFM que, cada día que pasa, pierde prueba como valor probatorio. No envidio para nada su situación.

miércoles, abril 04, 2018

El master de Cifuentes


No se si tengo en casa justificantes de todo lo que he estudiado en mi vida, que es menos de lo que debiera. Sí creo recordar dónde guardo los certificados de la carrera (Económicas) y el postgrado con el que se reconocía la realización de los cursos de Doctorado y la tesina correspondiente, que no tesis. No soy Doctor, pena me da, ni creo que lo vaya a ser nunca, pero al menos de esos dos estudios tengo diplomas acreditativos. No miento en los currículos, salvo ese “nivel medio de inglés” para decir que algo sabemos pero, por favor, no nos lo hagan demostrar, ni le encuentro sentido a inventarse reconocimientos académicos que no se poseen, hecho que sólo demuestra incultura absoluta.

¿Se ha inventado Cristina Cifuentes su master en la Universidad Rey Juan Carlos? ¿Se lo regaló la Universidad sin que ella hiciera nada a cambio? Estas son las preguntas básicas que hoy debiera aclarar la presidenta de la Comunidad de Madrid si no quiere meterse en un serio aprieto político que, si no espabila, puede hacer embarrancar su carrera política. Son muchos los enemigos que Cifuentes ha hecho a lo largo de los años, especialmente en el entorno de su propio partido, donde la corruptela y los años de mandato de la lideresa Esperanza y su corte de sapos han dejado la imagen del PP regional convertida en un erial. Como azote de los corruptos y poseedora de una imagen nueva, Cifuentes logró erigirse sobre los restos calcinados del “esperancismo” para forjar un nuevo liderazgo regional y salvar al PP del desastre total, logrando retener el gobierno de la Comunidad de Madrid, gracias a su pacto con Ciudadanos, frente a la pérdida del ayuntamiento capitalino. Por ello, cada vez que Cifuentes se ha metido en problemas ha sido inevitable recurrir a la expresión de “fuego amigo” queriendo decir que los más interesados en destronarla son precisamente aquellos que o vienen de la época de Esperanza o la consideran como una de las culpables de que aquellas corruptelas salieran a la luz. La afición a los dosieres secretos y el espionaje interno mostrada por personajes tan turbios como Granados o Ignacio González han contribuido, y no poco, a alentar esta teoría. Pero más allá de todo ello, y de los muchos que quieran aprovecharse de su desgracia, el flanco abierto que ofrece Cifuentes a sus rivales es, en su gran parte, fruto de su propia actitud. Cuando se originó esta polémica, hace ya unas semanas, Cifuentes podía haberla acallado de un plumazo mostrando el famoso TFM y todo se habría quedado en ruido mediático, acusaciones falsas y una nueva muestra de lo que no es periodismo de investigación, pero Cifuentes no hizo nada de eso. Decidió contraatacar usando el argumento de la persecución, de la ojeriza de unos y otros contra ella, su gestión y sus valores. Y poco más. A medida que ha ido pasando el tiempo las noticias han evolucionado, poniendo cada vez más en precaria las explicaciones de Cifuentes, y extendiendo una sombra de dudas sobre la propia Universidad, que puede ser una de las grandes perjudicadas en toda esta historia si se acaba demostrando que hay algo irregular. Testimonios de alumnos que no la vieron en su momento, docentes que hablan de prácticas extrañas, aparente ausencia del trabajo en los propios repositorios de la Universidad… un cúmulo de noticias que no hacen sino aumentar las sospechas sobre lo que allí ha pasado. Por ello es muy elevada la necesidad de que las explicaciones de hoy sean claras y las pruebas aportadas contundentes. En caso contrario, como han señalado algunos medios, a Cifuentes se le puede empezar a poner cara de Pedro Antonio Sánchez, EXpresidente de la Comunidad de Murcia.

Cifuentes me cae bien, me parece una política poco habitual para los usos que acostumbran en nuestro panorama. Superviviente de un grave accidente de moto, sería absurdo que hubiera puesto en riesgo su carrera política por una tontería como un master que ni le aporta ni le da votos ni prestigio alguno, pero cada caso de corruptela que hemos vivido nos muestra hasta qué punto la naturaleza humana puede hacer caer a los individuos por el pozo de la ambición a cambio de auténticas tonterías (relojes, trajes, implantes capilares, rayas de coca…) A un año de las elecciones autonómicas, y con Ciudadanos en la cresta de las encuestas, la prometedora carrera de Cifuentes se enfrenta hoy a uno de sus mayores retos. Si no lo salva, puede entrar en franca decadencia.