Hoy voy a hablarles de un asunto espinoso, que trataré de explicar de la mejor manera que pueda, que tiene tantas ramificaciones y tan complejas como quieran ustedes imaginar y que ayer cubrió una nueva etapa en su apasionante periplo. Tras un apasionante debate que, salvo el país, no está siendo seguido por los medios españoles, el comité de bioseguridad de los EEUU permitió que se publicara el estudio que dos científicos han realizado sobre el virus de la gripe aviar, H5N1, estudio que dota a este virus de todas las características necesarias para ser uno de los mayores peligros contra la humanidad.
Simplificando mucho las cosas, el virus de la gripe aviar, el H5N1, posee una tasa de mortalidad muy superior al de las variantes de la gripe humana común, mata mucho más para entendernos, pero su capacidad de propagación es mucho menos, por lo que los brotes que se dan de este tipo de gripe, pese a su alta mortalidad, suelen estar muy confinados en espacios reducidos. Frente a ello la gripe que cada año nos perturba suele ser, variantes aparte, muy poco mortífera, pero es muy eficiente transmitiéndose, logrando su extensión por medio mundo y afectando a grandes porcentajes de la población. Tratando de investigar lo que diferencia ambas cepas, con el objeto de atacarlas de manera más efectiva, lo que han logrado los científicos Ron Fouchier y Yoshihiro Kawaoka es combinarlos de tal manera que existe en el laboratorio un virus de la gripe aviar con una capacidad de extensión como el de la gripe común. Evidentemente esto es muy peligroso, porque si ese virus sale del laboratorio los riesgos a los que se enfrentaría la población mundial serían inmensos. Sin embargo este trabajo ha permitido conocer en profundidad como funcionan estos virus y promete ser la vía más efectiva para encontrar un antiviral que funcione en el caso de la aviar y, por tanto, en todas sus posibles recombinaciones, tal y como ya existe ahora con la gripe común. Los científicos enviaron hace ya varios meses el artículo en el que explicaban su trabajo a la revista Science, y aquí empezó la polémica, porque era obvio que publicar cómo se manipula en la práctica un virus aviar para convertirlo en esa bomba era una puerta abierta a que otra persona o laboratorio reprodujera el experimento, quizás con fines científicos, o puede que malignos. Era algo así como publicar las instrucciones para construir un arma muy peligrosa, en una época llena de entidades con recursos y fines no muy claros, habría quien denunciaba que era el primer paso para una especie de carrera armamentística biológica, en la que los descubrimientos cada vez serían más peligrosos y sería necesaria llegar a plantearse una especie de moratoria en la investigación, similar a la que existe en el caso del armamento nuclear. Así, las voces contra la publicación del estudio crecieron y Science, en una decisión sin precedentes, optó por no publicar el estudio, lo que avivó aún más el debate, saltando del plano científico al ético, dado que era un caso evidente en el que la libertad de expresión se veía restringida por una actitud preventiva ante un riesgo que aún no se había dado, siquiera imaginado. De mientras en España seguíamos sacándonos pelotillas del ombligo el mundo se dividió, entre los partidarios de publicar y defensores de la libertad de expresión a cualquier costa y los detractores del estudio y defensores de la no publicación para evitar riesgos. Hace cuatro meses el Comité Nacional Científico Asesor sobre bioterrorismo aconsejó no publicarlo, ante el riesgo que, argüía, podía darse al conocer el proceso de manipulación de los virus. Sin embargo este fin de semana ha emitido un nuevo veredicto, opuesto al anterior, que afirma que se puede publicar, al considerar tras una relectura que los riesgos son menores que los previsto inicialmente.
Como verán, una polémica enorme que atañe tanto al mundo de la investigación como el de la prensa y los derechos civiles, y que en este caso no está mezclada con la religión, como suele ser habitual en ocasiones similares. En el fondo el problema que se planeta es el llamado “uso dual” de los descubrimientos, que siempre son inocentes de por sí, pero que pueden usarse bien o mal. Quizás el de la nuclear sea el caso que más cercano se nos antoja, aunque con un martillo nos enfrentamos a un problema muy básico del mismo tipo (¿clavo clavos o la cara del vecino?) Si hubiera estado usted en el pellejo del director de Science, ¿qué hubiera hecho? ¿Hubiese publicado? ¿Se lo habría pensado un par de veces?
2 comentarios:
Se supone que la gente que tiene acceso a ese material: nuclear, biológoco, está preparada para manipularlo en espacios y está controlado. Vamos, que debería ser seguro informarse y saberlo, por conocimiento, que te enseñen cómo lo han conseguido paso a paso. La gente "normal" no tiene acceso a ese tipo de materiales.
Se supone, claro.
No se habrán perdido ni nada maletines por el camino....
Tener conocimiento de eso no hace daño, lo que hace daño son algunas personas que utilizan esa información para hacer el mal (suena super Tolkiniano esto).
Cierto, pero el mundo está lleno de gente no muy normal. Es cuestión de tiempo que, como pasó con la proliferación nuclear, las “armas” basadas en la tecnología genética se expandan por el mundo, y no tardemos en encontrarnos en una situación en la que no sepamos como controlarlo (de hecho lo de Irán demuestra que aún no sabemos como gestionar el problema del armamento nuclear). Y es que ya Tolkien describió que hasta la más noble de las voluntades puede sucumbir al maligno influjo del anillo de poder, y entonces….. Gracias por el comentario.
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