martes, febrero 03, 2015

La muerte de Lara, el genio de los medios

Este sábado comentaba con mi madre algunas cuestiones respecto a las tertulias televisivas, el panorama mediático, el sectarismo y el ruido que impera en todas ellas, y ante canales que son más o menos sesgados hacia un extremo, le señalaba que Lara, el dueño del conglomerado Atresmedia, era el personaje más listo de España en ese sentido, a lo que ella decía que le vio muy mal hace unos días en la televisión, con motivo de un acto que no recordaba, y que no le daba mucho más de vida. Quiso la casualidad que fuera justo la tarde de ese sábado el momento en el que se conociera la noticia de su muerte, causada por un cáncer de páncreas que nada conocido es capaz de frenar.

Lara, hijo del gran Lara, que creó el imperio Planeta desde la venta de enciclopedias puerta a puerta, no fue un hijo derrochón y de vida fácil, sino que empequeñeció la imagen de su padre, llevando Planeta mucho más lejos de lo que nunca nadie hubiera imaginado. No sólo en el campo de la edición, donde se hizo con numerosos sellos independientes (Lumen, Tusquets, Crítica, Paidós, etc) sino en el complejo mundo de los medios de comunicación, donde ha triunfado. Mientras PRISA, empresa originaria de ese mundo, se embarcaba en una aventura mediática que le ha llevado al borde de la quiebra y el cierre, Planeta se hacía poco a poco a poco con medios de comunicación, empezando con Antena 3 de radio, germen de la cadena homónima de televisión. Pero lo distintivo para mi gusto de Lara, y lo que le hacía ser el más listo, como le comentaba a mi madre, es que logró triunfar sin fijarse en el color ideológico del usuario del medio. ¿Cómo? Abarcando todo el espectro posible. El único objetivo de alguien que crea un negocio o trabaja es ganar dinero (les cuenten lo que les cuenten es ese, y nada más) y Lara se dio cuenta de que si cultivaba la mitad del espectro podía ganar la mitad, así que para ganarlo todo, debía tener en cuenta todas las ideologías. Y así surge el emporio Atresmedia, con cuatro extremidades a cada una más extraña. Una cadena genera generalista, Antena3, de imagne blanca y escasa orientación política, tendiendo en general a ser amable con el gobierno. Otra cadena de televisión, La Sexta, comprada tras su venta por derribo, tras una concesión directa del gobierno de ZP a unos amigos suyos, que ahora cosecha grandes audiencias, de ideología marcadamente de izquierdas, altavoz de Podemos día y noche, y martillo pilón contra el gobierno del PP. Y dos periódicos completamente opuestos. Por un lado La Razón, medio escorado a la derecha mucho más que el votante mediano del PP, dirigido por el ubicuo Marhuenda, que es capaz de componer portadas tan psicodélicas como engañosas, y en la otra mano el “Avui” un clásico de la prensa catalana, editado en catalán, más independentista que Artur Mas cuando se va a la cama, y con un discurso de izquierdas muy marcado y a veces visceral. Es curioso, sí, pero esos cuatro medios de comunicación, completamente opuestos entre ellos, pertenecían a la misma empresa, la que dirigía con tino Lara, y cada uno de ellos, en un nicho de mercado muy concreto, le otorgaba rédito, clientes e ingresos. Un asiduo de la sexta dudo mucho que se compre alguna vez la razón, y viceversa respecto a los lectores de ese periódico y el número seis de su mando a distancia. Y sin embargo ambos, quizás sin saberlo, daban parte de sus ingresos a la misma casa matriz. Es una jugada maestra, asombrosa, muy valiente y, hasta donde se, inédita. Y no lo neguemos, ha triunfado.

Cada vez que en el debate (por llamarlo así) de la sexta de los sábados se enzarza en una agria discusión yo siempre suelo recordar que a todos los que allí se gritan y atacan les paga el mismo, por lo que no deja de ser un teatro muy bien representado. La muerte de Lara puede que altere este escenario de medios de comunicación, y se produce en un momento muy importante en lo que hace a la relación de esos medios con el gobierno y los aspirantes a sucederlo, en un año muy electoral. Supongo que la sucesión familiar estará encauzada y no generará traumas, pero es casi seguro que tardaremos mucho tiempo en ver en nuestro panorama mediático y empresarial a una figura tan lista, brillante y osada como Lara.

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