Este sábado comentaba con mi
madre algunas cuestiones respecto a las tertulias televisivas, el panorama mediático,
el sectarismo y el ruido que impera en todas ellas, y ante canales que son más
o menos sesgados hacia un extremo, le señalaba que Lara, el dueño del conglomerado
Atresmedia, era el personaje más listo de España en ese sentido, a lo que ella
decía que le vio muy mal hace unos días en la televisión, con motivo de un acto
que no recordaba, y que no le daba mucho más de vida. Quiso
la casualidad que fuera justo la tarde de ese sábado el momento en el que se
conociera la noticia de su muerte, causada por un cáncer de páncreas que
nada conocido es capaz de frenar.
Lara, hijo del gran Lara, que creó
el imperio Planeta desde la venta de enciclopedias puerta a puerta, no fue un
hijo derrochón y de vida fácil, sino que empequeñeció la imagen de su padre,
llevando Planeta mucho más lejos de lo que nunca nadie hubiera imaginado. No sólo
en el campo de la edición, donde se hizo con numerosos sellos independientes
(Lumen, Tusquets, Crítica, Paidós, etc) sino en el complejo mundo de los medios
de comunicación, donde ha triunfado. Mientras PRISA, empresa originaria de ese
mundo, se embarcaba en una aventura mediática que le ha llevado al borde de la
quiebra y el cierre, Planeta se hacía poco a poco a poco con medios de
comunicación, empezando con Antena 3 de radio, germen de la cadena homónima de
televisión. Pero lo distintivo para mi gusto de Lara, y lo que le hacía ser el
más listo, como le comentaba a mi madre, es que logró triunfar sin fijarse en
el color ideológico del usuario del medio. ¿Cómo? Abarcando todo el espectro
posible. El único objetivo de alguien que crea un negocio o trabaja es ganar
dinero (les cuenten lo que les cuenten es ese, y nada más) y Lara se dio cuenta
de que si cultivaba la mitad del espectro podía ganar la mitad, así que para
ganarlo todo, debía tener en cuenta todas las ideologías. Y así surge el
emporio Atresmedia, con cuatro extremidades a cada una más extraña. Una cadena
genera generalista, Antena3, de imagne blanca y escasa orientación política,
tendiendo en general a ser amable con el gobierno. Otra cadena de televisión,
La Sexta, comprada tras su venta por derribo, tras una concesión directa del gobierno
de ZP a unos amigos suyos, que ahora cosecha grandes audiencias, de ideología
marcadamente de izquierdas, altavoz de Podemos día y noche, y martillo pilón
contra el gobierno del PP. Y dos periódicos completamente opuestos. Por un lado
La Razón, medio escorado a la derecha mucho más que el votante mediano del PP,
dirigido por el ubicuo Marhuenda, que es capaz de componer portadas tan psicodélicas
como engañosas, y en la otra mano el “Avui” un clásico de la prensa catalana,
editado en catalán, más independentista que Artur Mas cuando se va a la cama, y
con un discurso de izquierdas muy marcado y a veces visceral. Es curioso, sí,
pero esos cuatro medios de comunicación, completamente opuestos entre ellos,
pertenecían a la misma empresa, la que dirigía con tino Lara, y cada uno de
ellos, en un nicho de mercado muy concreto, le otorgaba rédito, clientes e
ingresos. Un asiduo de la sexta dudo mucho que se compre alguna vez la razón, y
viceversa respecto a los lectores de ese periódico y el número seis de su mando
a distancia. Y sin embargo ambos, quizás sin saberlo, daban parte de sus
ingresos a la misma casa matriz. Es una jugada maestra, asombrosa, muy valiente
y, hasta donde se, inédita. Y no lo neguemos, ha triunfado.
Cada vez que en el debate (por llamarlo así) de
la sexta de los sábados se enzarza en una agria discusión yo siempre suelo
recordar que a todos los que allí se gritan y atacan les paga el mismo, por lo
que no deja de ser un teatro muy bien representado. La muerte de Lara puede que
altere este escenario de medios de comunicación, y se produce en un momento muy
importante en lo que hace a la relación de esos medios con el gobierno y los
aspirantes a sucederlo, en un año muy electoral. Supongo que la sucesión
familiar estará encauzada y no generará traumas, pero es casi seguro que tardaremos
mucho tiempo en ver en nuestro panorama mediático y empresarial a una figura
tan lista, brillante y osada como Lara.
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