viernes, enero 30, 2015

Podemos alcanza su techo y empieza a bajar

Para mañana Sábado, y con una previsión de chubascos ocasionales, viento y descenso de temperaturas, tiene convocada el movimiento Podemos una gran manifestación en el centro de Madrid, como primera prueba de fuerza y demostración de convocatoria de cara al ciclo electoral que está a punto de empezar. Seguramente será miles, y no pocas, las personas que se reúnan en torno a la figura del mesiánico Pablo Iglesias y sus correligionarios, y más allá de las cifras, mostrarán que el movimiento, surgido de las tertulias televisivas, es una realidad política con la que, guste o no, hay que contar.

Y a mi no me gusta Podemos. Como he dicho a cada uno que me ha preguntado, abonado en el fértil terreno de la crisis, la corrupción y el hastío, Podemos ha surgido con fuerza casi imparable, pero responde a un cabreo global, general, contra todo. Es una fuerza de rabia, “anti”, como la fiebre que golpea al cuerpo enfermo de gripe, que lo revuelve pero no cura. Podemos denuncia cosas que son ciertas, pone el dedo en muchas llagas (no en todas, por cierto) pero no aporta soluciones, y lo que así denominan ellos son un recetario que hace muchas décadas, y en un contexto muy distinto y favorable, ya fracasó en otros países. Pero como antes decía, Podemos está ahí, existe, es la mayor revolución política, al menos en el campo de las encuestas, que se ha dado en España desde el desplome de la UCD, y en un par de meses, empezando por Andalucía, veremos a ver cómo esos sondeos se traducen en votos reales y escaños. Creo, y es una afirmación arriesgada, que la formación ha alcanzado una especie de máximo en lo que hace a su valoración social, y está empezando a transitar un camino de descenso, que será suave o no en función tanto de lo que ellos mismos hagan como del bombardeo al que le sometan sus adversarios. En el adanismo de la formación entraba la idea de que su castidad, ajena a la podredumbre de la casta, les iba a inmunizar de ataques por parte de unos rivales que se quedarían sentados mientras recibían estopa sin fin por parte de Iglesias y compañía. Eso, obviamente, no iba a ser así. Cada día tenemos una nueva denuncia, magnificada o no, que pone de relieve que, hasta donde han podido llegar, la ética no ha sido precisamente la guía o pauta de actuación que ha marcado el norte de sus dirigentes. La familia de Tania Sánchez quizás no haya cometido delitos administrativos en el Ayuntamiento de Rivas, pero lo que han hecho es tan parecido…. Y Monedro ha dejado claro que su apellido le guía en todo lo relativo a su propio bolsillo, de manera inversamente proporcional a lo que opina que debe existir en los bolsillos de los demás. Pero más allá de estas denuncias, que tendrán que ser probadas en todo caso, la actitud de Iglesias muestra el flanco más débil de la formación. Esa verborrea continua, fácil y demagógica ha degenerado en un comportamiento chulesco e impresentable, que este pasado sábado alcanzó cotas vergonzosas en una presunta entrevista que tuvo lugar en la sexta, llamada por algunos telepodemos, que se frotaba las manos viendo como la audiencia se disparaba contemplando a un Iglesias que despreciaba a los periodistas que trataban de preguntarle, y sólo obtenían epítetos presuntamente graciosos, desplantes y gestos soberbios de un señor despatarrado en un sofá. Lo poco que vi me bastó para sentir vergüenza ajena, y creo que su asesores debieron pasar por el mismo trago.

No tengo duda alguna de que, en las siguientes elecciones, Podemos sacará buenos resultados, y que su emergencia no va a dejar de causar consecuencias (la más obvia, la destrucción de IU, tomada al asalto por los “podemistas” como si de su cielo se tratase). Pero reitero, Podemos no es la solución a nuestros problemas. Su discurso, vació de contenido, inteligencia y razonamiento, servirá sólo para derrumbar cosas e instituciones, funcionen bien o mal, pero no sirve para construir nada. Su voto canaliza una rabia y malestar social, pero de esa ira no puede salir una solución. “Cambiemos” sería un buen nombre para un movimiento regeneracionista sólido, intelectual y con peso, que se atreviera a remover todo lo que hay de malo, y es mucho, en nuestro país. Podemos no es la vía, créanme.

Subo el fin de semana y lunes a Elorrio con la ilusión de que el temporal deje nieve en el norte y pueda verla. Si todo va bien, hasta el martes 3 de febrero.

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